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Que nadie piense que no reconozco el valor que pueda tener una innovación
culinaria. No hay nada en el mundo que esté canonizado para siempre. Lo que
ocurre es que el hecho de romper una costumbre no significa, automáticamente,
que la ruptura suponga una mejora atractiva. En coctelería hay algunas bebidas
perfectamente diseñadas, como el martini seco o el rusty neil. Hay muchos otros
cócteles inventados a lo largo de la historia, cada uno con sus ingredientes y (esto
es decisivo) en la proporción precisa.
¿Que el problema no es nuevo? En ninguna otra parte como aquí se puede decir
más propiamente que en el mundo no es nuevo sino lo que se ha olvidado.
En todos los tiempos, desde Las Casas hasta nuestros días, las civilizaciones
indígenas han prestado cuestionarios harto complejos al estudio de las diversas
ramas del saber humano. Hombres de reconocido mérito científico se dedicaron a
especular en este campo, antes y hoy todavía inexplorado, y no alcanzarían
muchos meses para hojear los volúmenes escritos, los más de los cuales de oídas
sabemos que existen en museos y bibliotecas de las ciudades europeas.
Historiadores, religiosos, militares, doctores, filósofos, economistas y, ¿a qué
mencionar más?, dedicaron su laborioso entusiasmo: ora a vestir de nuevo las
huesas de Incas y caciques, caudillos y princesas, las ruinas de templos y
ciudades, fortalezas y palacios, preparándonos los bellísimos relatos que con tanto
gusto saboreamos, de las fiestas religiosas que, en el decir de algunos cronistas,
revestían caracteres de hecatombes, de las guerras entre los imperios, del fasto
de las casas reales, de todo lo que dio en tierra cuando llegaron a estas playas, un
poder y una civilización distintos, en tres carabelas miserables. Ora a enseñar a
los pueblos una nueva doctrina y un nuevo arte de la guerra; ora a elaborar leyes y
consejos en defensa del aborigen, que, con verdad puede decirse, envidia la
suerte de las bestias.
El asunto no es nuevo, pero es innegable que después de todo lo que se ha dicho,
el indio sigue, como antes, olvidado por parte de aquellos a quienes la nación
confió sus destinos y por parte de los gobernados que formamos la minoría
semicivilizada de Guatemala (profesionales, estudiantes, comerciantes,
periodistas, etc) Prueba de lo primero es nuestra legislación. Veamos y, parece
mentira, entre el gran número de leyes vigentes dadas para la minoría
semicivilizada, pasan desapercibidas las que conciernen a los indios que
constituyen la mayoría de la población de Guatemala. Y es natural, las asambleas
(este es el hecho) están formadas únicamente por representantes de esa minoría,
a esa minoría están unidas por afectos e intereses y a esa minoría responden de
sus actos.
No se me diga que éste es un concepto falso, que a las mesas electorales
concurren todos, porque sí aquel es falso, éste es ridículo. Ninguno ignora
nuestras farsas eleccionarias. Puede también argüirse que las leyes tienen
carácter general, que abarcan a todos sin distinción alguna que en tal caso el indio
participa de ellas. Pero lo que parece un argumento irrefutable no vale más que un
discurso de los muchos que se dicen entre nosotros sobre las leyes, el derecho, la
moral y la justicia. Cuestión 6 de decir palabras, porque la realidad es otra, el
hecho es diferente la mayoría indígena vive fuera de la ley. [ CITATION Ast23 \l
4106 ]
•Tecnologías duras. Aquellas que utilizan elementos de las ciencias duras como la
ingeniería, la mecánica, la matemática, la física, química y otras. De esta forma se
puede poner como ejemplo de tecnología dura, la aplicada al ámbito de la
informática, de la bioquímica, de la electrónica, etc. Otra característica de estas es
que el producto que se obtiene es no sólo visible sino también tangible; es decir,
que se trata de la producción de bienes materiales.
•Tecnologías blandas. Aquellas que se apoyan sobre las ciencias humanísticas o
blandas, como ser la sociología, la psicología, la economía, etc. Por lo general, se
las utiliza con el fin de lograr mejorías dentro de instituciones o empresas que les
permitan conseguir sus objetivos de una forma más eficaz. En este caso el
producto que se obtiene no es visible ni tangible, dado que consiste en la
elaboración de servicios, estrategias, teorías y otros.
En definitiva, las tecnologías duras nos brindan bienes tangibles, como por
ejemplo una cuchara de madera, y las tecnologías blandas nos aportan bienes
intangibles, como lo es la creación y desarrollo de un software. Es usual relacionar
las tecnologías blandas con el campo de la economía, de la gestión y
administración mientras que, por el contrario, las tecnologías duras se ven
estrechamente relacionadas con el área de la física y la química. [ CITATION
Raf19 \l 4106 ]
CITA LIBRO AUTORES
La Maldad Liquida
El mal es Donald Trump, por supuesto, pero también lo es esa inocente aplicación
de tu móvil que, con la excusa de permitirte usar el flash como linterna, te exige
que le des acceso a tu lista de contactos y a conocer dónde te encuentras en cada
momento. También lo es taza de café en la que un animal fantástico te comenta
cada mañana en tipografía pizpireta que no hay nada imposible y que al mal
tiempo tienes que ponerle una cara maravillosa, una especie de evolución de la
resignación cristiana y su “pon la otra mejilla”. Y, como no, también lo es esa
amable propuesta de tu jefe de que empieces a teletrabajar para que puedas
conciliar mejor tu vida laboral y personal, aunque eso signifique que pases a estar
aislado y al margen, por tanto, de cualquier tipo de reivindicación colectiva.
[ CITATION Bau19 \l 4106 ]
Escena primera (unos minutos antes del inicio de la primera clase del curso en
una academia de lenguas) Las personas llegan a la sala de aulas y miran
rápidamente para escoger dónde se sentarán, casi siempre en la exacta mitad del
espacio existente entre otras dos personas desconocidas. Miradas ansiosas, con
muchas expectativas y temores de por medio ante el nuevo curso mientras los
pensamientos se agolpan en sus mentes ¿Cómo será el profesor? ¿Me llevaré
bien con mis compañeros? ¿Conseguiré de esta vez aprender de verdad?
Juguetean nerviosos con los "instrumentos" traídos a la clase: lápiz, bolígrafo,
goma, cuaderno, etc. mientras observan el rostro de las personas presentes o que
entran en la sala, en cuanto algunos pocos entablan una tímida presentación en
voz baja, para "no molestar a los otros".
Escena segunda
El profesor o profesora entra y después de organizar los papeles y libros que trae
consigo, con gestos de quien ya tiene experiencia en el asunto, escribe
cuidadosamente en la pizarra la fecha, para comenzar, acto seguido, con su clase
dando la bienvenida y los buenos días o según corresponda, presentándose
(muchas veces en la lengua que enseña) para pasar después, con la mejor de su
sonrisas, a preguntar el nombre de cada uno de los presentes en la sala o pedir
que se presenten ellos mismos. En ese momento, el corazón del alumno late a un
ritmo frenético y la presión arterial se dispara, como se puede notar en las mejillas
súbitamente rojas y los ademanes de muchos de esos alumnos, siendo común
que algunos de ellos no atinen a decir algo a pesar del profesor y alumnos repetir
la frase varias veces.