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Las emociones en los perros

Durante mucho tiempo se creía que los animales no tenían emociones. Se


consideraba que los perros estaban influenciados ú nicamente por una estructura
bá sica orientada a la mera supervivencia.

Gracias a los estudios científicos recientes, podemos mejorar la comprensió n del


cerebro del perro y descubrir que el mundo de las emociones caninas no dista tanto
con el de los humanos.

¿Cómo afectan los estados emocionales al perro?

Las emociones caninas juegan un importante papel en el comportamiento del perro.


El comportamiento está influenciado por procesos fisioló gicos que incluyen la
actividad de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que se encargan
de trasmitir mensajes químicos en el cerebro.

Las emociones primarias (ira, tristeza, miedo, amor, asco…) son estados afectivos
automá ticos y complejos de adaptació n del organismo, y que favorecen la reacció n
frente a un estímulo.

El có mo reacciona el perro, el tipo de estrategias que utiliza frente a este tipo de


emociones, producirá un tipo de respuesta u otra.

Por ejemplo: Ante la emoció n del miedo, un perro puede huir o atacar. En funció n de
sus experiencias previas, el cará cter, situació n y si existe un trauma anterior,
determinará su comportamiento, y por tanto su respuesta.

De tal forma que, es muy importante dedicarnos a desarrollar y potenciar la gestió n


emocional en los perros para evitar problemas futuros.
Emociones Caninas VS Emociones en Humanos ¿son lo mismo?

En los ú ltimos añ os, se ha realizado numerosos avances científicos en lo que


respecta al conocimiento y funcionamiento del cerebro tanto en humanos como en
perros.

En cuanto a las emociones se refiere, aunque la forma física del cerebro es parecida,
la manera en las que se procesan estas emociones es diferente. Es decir, teniendo en
cuenta las diferencias del tamañ o de la corteza cerebral, en el humano es cinco veces
mayor que en el perro, esto podría significar que la forma de procesar las emociones
de los perros es má s simple y pura que la de los humanos.

Es decir, cuando un perro se pone contento, vive esa emoción plenamente, mientras
que el humano, está muy condicionado por pensamientos complejos, preocupaciones y
creencias limitantes que el perro no tiene (y si tiene, serían de menor grado).

El efecto del adiestramiento o educación sobre la emoción

Segú n los métodos de adiestramiento y/o educació n utilizados, los perros


desarrollará n má s o menos sus capacidades emocionales.

El claro ejemplo lo tenemos en formas de adiestramiento basadas en imposició n,


fuerza y dolor. Este tipo de adiestramiento genera estrés negativo en los perros o
distrés, así como respuestas relacionadas con ansiedad como la indefensió n
aprendida. Aquellos que trabajan desde una perspectiva puramente conductista
fomentando el refuerzo positivo, si aplican un buen programa, pese a no tener en
cuenta las emociones, indirectamente van moldeá ndolas, al ser una forma de
entrenamiento de bajo estrés negativo, y desarrollo cognitivo.

En la actualidad, existe una nueva forma de educación/adiestramiento, que má s


allá del refuerzo positivo y el positivo. Se trata del trabajo amable y respetuoso,
teniendo en cuenta un entorno de estrés controlado, altamente motivacional y
enfocado a potenciar las habilidades cognitivas y emocionales del perro.

Aú n existen personas que trabajan con técnicas anticuadas, ampará ndose a que son
técnicas basadas en la etología de hace 50 añ os. Cabe destacar que la etología y
estudio del perro se ha desarrollado mucho en los ú ltimos añ os, aportando nuevas
teorías y conclusiones que debemos incorporar en nuestras modernas formas de
trabajo.

En estos estudios má s actualizados, se ha demostrado que, por ejemplo, utilizar


técnicas basadas en la imposició n o “alfa roll” en la que se somete y se tumba al
perro, se libera cortisol en el cuerpo durante la contenció n. Esta hormona es
responsable de preparar el cuerpo para el peligro. Una persona puede pensar que
su perro se está sometiendo o que se está calmando mientras está siendo retenido,
cuando lo que en realidad sucede es má s bien todo lo contrario.

El estrés causado por la amenaza hace que el perro se «bloquee» y se mantenga en


este estado hasta que desaparezca la amenaza. En este estado de ansiedad, no hay
aprendizaje, solo evitació n.

¿Cómo criar a un perro emocionalmente equilibrado?

Cuando se educa a un perro, ya sea para enseñ arle nuevos trucos o ayudarle en su
habituació n a un nuevo entorno, debe tenerse en cuenta su sistema emocional. El
sistema emocional es el motor de la mayoría de las conductas de nuestros perros.
La confianza, la resistencia a la frustració n, la resiliencia , está n relacionadas con su
capacidad de gestió n emocional, lo que equivale a tener un verdadero éxito en su
educació n, adiestramiento y bienestar.

En este tipo de trabajo, como indico anteriormente, no se trata de reforzar


ú nicamente lo que hace bien, ni tampoco presuponer que el perro tiene todas las
respuestas, y dejarle hacer lo que quiera. Se trata de diseñ ar un programa adaptado
al perro, teniendo en cuenta su estado actual, y fijando como objetivo el desarrollo
de sus habilidades cognitivas y emocionales.

De igual modo que ocurre en la educació n de un niñ o, educar a través de un


programa asentado ú nicamente en reforzar aquello que hace bien el perro, sin
propiciar espacios y estrategias que ayuden a su gestió n emocional, suele resultar
altamente negativo a la larga. Esta forma de trabajo, en la que el perro obtiene todo
lo que se le antoja, provoca baja tolerancia en la frustració n. Esto dará lugar a
conductas como la hiperactividad, hiper-excitació n, falta de auto-control,
destrucció n de objetos, ladridos excesivos, e incluso respuestas de agresió n.
Con lo que sabemos en la actualidad sobre los perros y su vida emocional, nos queda
claro que no es justo ni correcto, dejar de lado este aspecto y no desarrollarlo como
se merece.

El bienestar emocional, influye ya desde las primeras etapas de vida, de tal forma
que nuestro programa de gestió n emocional, debería contemplarse desde el
momento en el que el perro llega a nuestras vidas. Un entorno altamente estéril o
por el contrario, un entorno excesivamente estimulante puede resultar perjudicial a
nivel del desarrollo emocional. Los castigos duros en forma de manejo brusco,
gritos, enfados o golpes suelen dejar secuelas y deformar negativamente el
desarrollo emocional. Entre otras cosas, porque generan una alta respuesta de
estrés negativo, y éste es causante del mal desarrollo de ciertas partes del cerebro,
dando lugar como consecuencia a problemas sociales y de convivencia futuros.

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