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Introducción:
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Eclesiología: Es el estudio de la Iglesia como algo en sí mismo, y del auto-conocimiento de la misión y papel de la Iglesia.
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Ecumenismo: La labor ecuménica se refiere a todos los que viven en esta casa (la Iglesia), y fomenta su unidad, “de acuerdo con las
diversas necesidades... y las posibilidades de los tiempos.”
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I. El misterio de la Iglesia.
Vemos como Jesucristo, una vez consumada la obra que el Padre le encomendó,
nos dejó para consuelo, fortificación y santificación al Espíritu Santo, que con sus dones y
carismas entregados generosamente a aquellos dispuestos a ejercerlos, se constituye en el
corazón del Cuerpo de Cristo. Es el fundamento de la unidad de la Iglesia y el que la guía
constantemente hacia la verdad.
Pude entender también aquellos párrafos en los que la lectura menciona que Dios
ama a la Iglesia como si fuera su esposa, a la que <<amó y se entregó para santificarla>>.
Según lo explica Muller: “La iglesia como es la esposa de Cristo, que sale al encuentro de
su esposo, Cristo, hacia la eterna unión esponsorial con Él, con Dios, y nos hace exclamar
con las fuerzas del espíritu: << Ven, Señor Jesús>>” 3. Cristo se convierte en un ejemplo de
marido, que ama a su esposa como a su propio cuerpo.
3
Pedro Rodríguez, 30 años después del Lumen Gentium (Madrid: Ediciones RIALP, 1994) ,30-31.
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II. El pueblo de Dios.
En este capítulo se puede entender, primeramente, como Dios eligió a Israel como
pueblo suyo y pactó con él una alianza. Lo que entiendo es que la Iglesia tiene un génesis
en este pueblo de Israel y ésta alcanzó la universalidad cuando se abrió a todo el mundo.
El presente capítulo, nos hace entender también que todos estamos llamados a
participar en la salvación activamente. Sabemos que Dios nos creó por un gesto de su
infinito amor. Pero también sabemos que él no nos salvará si nosotros no nos esforzamos
por alcanzar dicha salvación. Me parece muy agradable el mensaje que transmite al
mencionar que nosotros también nos salvaremos juntos, es decir, orando los unos por los
otros.
En los puntos 10 y 11 se nos enseña sobre la función sacerdotal del pueblo de Dios
y como se ordena un sacerdocio al otro y en que consiste cada uno. Menciona que la
diferencia entre estos es esencial y no solo gradual.
Luego nos habla de que debemos tener cuidado con tentar a Dios y pedir dones
extraordinarios temerariamente. El Espíritu Santo “distribuye sus dones a cada uno según
quiere”, y reparte entre los fieles de cualquier condición incluso gracias especiales.
Entiendo que el <<temor>> que tengamos hacia Dios no se refiere a miedo o algo así. Se
refiere al respeto que debemos tener hacia Dios en todo momento.
Este capítulo comienza con una introducción y define en los puntos al inicio que la
Iglesia visible se encuentra fuertemente unida por el Espíritu que la nutre y la guía. Esa guía
se produce por intermedio de los diversos ministerios que instituidos por Cristo están
ordenados al bien de todo el Cuerpo místico.
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Se habla sobre la jerarquía que existe dentro de la Iglesia. O sea, la estructura
interna que tiene. Dios quiso que los sucesores de los Apóstoles fuesen los Obispos y que la
Iglesia tenga una cabeza, la cual, es representada por el Papa. Así, pues, los Obispos, junto
con los presbíteros y diáconos, recibieron el ministerio de la comunidad para presidir sobre
la grey en nombre de Dios como pastores, como maestros de doctrina, sacerdotes del culto
sagrado y ministros dotados de autoridad.
En este capítulo se habla sobre los laicos, los cuáles, conforman la mayoría del
pueblo de Dios. Están en el mundo asumiendo en su momento y según su competencia la
misión salvífica de la Iglesia, cerca del mundo. De hecho se espera de los fieles laicos, que
todos, a su modo, cooperen unánimemente en la obra común de toda la Iglesia.
Esto se entiende desde el punto de vista que, todos nosotros, los laicos,
incluyéndome, debemos en todo momento esforzarnos por transmitir el mensaje de Dios
reflejar sus enseñanzas en nuestro actuar.
Y es que nosotros, los laicos, vivimos el día a día, rodeados de circunstancias de
este mundo material, que nos pone a prueba constantemente, y en todo momento debemos
transmitir las cosas de Dios.
Somos laicos todos los fieles cristianos, a excepción de los miembros que han
recibido un orden sagrado y los que están en estado religioso reconocido por la Iglesia.
El carácter secular4 es propio y peculiar de nosotros y debemos luchar en la búsqueda del
reino de Dios además en todo momento debemos estar tratando y ordenando, según Dios,
los asuntos temporales.
Este capítulo nos hace recordar que todos los miembros de la Iglesia estamos
llamados a la Santidad y en particular a la práctica de los consejos evangélicos. Nos dice
que, la Iglesia es Santa por que Cristo su modelo y guía es Santo, y porque el mismo nos
indicó: "Sed, pues, vosotros perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto".
También, recomienda vivamente a los que están entregados al duro trabajo humano
“que busquen su perfección, ayuden a sus conciudadanos, y traten de mejorar la sociedad
entera y la creación, pero traten también de imitar, en su laboriosa caridad, a Cristo, cuyas
4
Secularismo: El secularismo (de secular) es aquel pensamiento o actuación que es perteneciente o relativo a la vida, estado o costumbre
del siglo o mundo y, por tanto, que no tiene órdenes clericales y es ajeno a las prácticas y usos religiosos.
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manos se ejercitaron en el trabajo manual, y que continúa trabajando por la salvación de
todos en unión con el Padre”.
VI. Los religiosos.
Los religiosos son aquellos miembros de la Iglesia que han hecho un voto
(compromiso) con la misma; por ello, llevan un distintivo como es un hábito o una sotana.
Ellos tienen el deber de hacernos recordar a todos los miembros de la Iglesia que estamos
llamados a la Santidad.
Este capítulo nos menciona, además, los consejos religiosos que Dios nos ha hecho
llegar mediante sus palabras y su ejemplo. Los cuáles tienen por finalidad actuar como
símbolo que puede y debe atraer eficazmente a todos los miembros de la Iglesia a cumplir
sin desfallecimiento los deberes de la vida cristiana.
Cabe resaltar que son consejos, y no mandamientos. Lo que trato de decir con esto
es que ya depende de cada uno si quiere hacer caso de ellos o no.
Este capítulo, personalmente, me agradó mucho. Nos dice que nuestra vocación en
la Iglesia tiene su origen en el mismo fin de nuestra fe, cual es, llegar algún día y después
de nuestra peregrinación en la tierra, a la casa del Padre a morar eternamente en medio de la
Iglesia celestial.
Esta tierra material en la que nos encontramos es temporal nada más, es una prueba
que todos afrontamos, y que sólo aquellos que se entreguen a Cristo y vivan
adecuadamente, en base a sus enseñanzas y su mensaje podrán, al final de los tiempos,
alcanzar entrar en el Reino de los Cielos.
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VIII. La Santísima Virgen María, madre de Dios, en el misterio de Cristo y
de la iglesia.
Conclusión:
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Gerhard Muller, ¿Qué significa María para nosotros los cristianos? (Madrid: Ediciones PALABRA, 2001) ,27.
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Bibliografía:
Muller, Gerhard. ¿Qué significa Maria para nosotros los cristianos?. Madrid: Ediciones
PALABRA,2001.
Rodríguez, Pedro. 30 años después del Lumen Gentium. Madrid: Ediciones RIALP, 1994.
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