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10 Reglas para un Inversor Inteligente

1.- Invierte.

Mantener tu dinero en liquidez te convierte en más pobre.


Simplemente para compensar la inflación necesitas algún tipo de
inversión (depósitos, cuentas de ahorro, etc.). A la larga, la renta fija
es buena, y las acciones, mejor.

El valor de 1997 (ajustado a la inflación) de un dolar de 1802 si se


hubiese invertido en los siguientes medios (excluyendo impuestos y
comisiones):

• Efectivo: $0.07 (-1,35% anual)


• Oro: $0.84 (-0.09% anual)
• Renta Fija: $803 (3,5% anual)
• Renta Variable: $558,945 (7% anual).

2.- Métete sólo en lo que entiendas.

Tienes que saber qué estás haciendo si quieres tener éxito. Para
gestionar bien cualquier actividad tienes que saber de ella. No se
puede saber de todo, por tanto debemos mantenernos con cosas que
sí entendemos.

Por lo menos debes de aprender lo más básico, sino, acabarás


pagándolo caro. La inversión se convierte entonces en una forma de
juego de azar. Deberías ser capaz de valorar los riesgos y beneficios
de una inversión antes de poner tu dinero en juego.

Por tanto, establécete unas fronteras: países, divisas, tipos de


inversiones… y estudia bien aquello que elijas.

3.- Conócete a ti mismo, tus necesidades y cuánto riesgo


puedes asumir.

No hay “buenas” inversiones, simplemente inversiones que se


adaptan a tus necesidades. Algunos se preparan para la jubilación,
otros quieren ganar dinero rápido - y todo tiene sus sacrificios.

Invertir es un asunto personal. Hazte la siguiente pregunta: ¿Cuándo


necesitaré el dinero, y qué cantidad? ¿Puedo soportar y permitirme el
atravesar periodos de pérdidas? ¿Qué cosas inesperadas podrían
suceder? ¿Tengo un “plan B”?

Una sugerencia:

• Horizonte temporal de un año: Cuenta ahorro o depósito.


• Horizonte temporal de entre 3 a 10 años: Renta fija
• Horizonte temporal de más de 10 años: Renta variable

4.- Las emociones son malas consejeras

Las emociones son el enemigo: correrás con los cerdos al matadero.


Si estás comprando cuando todos están comprando, estarás
comprando caro. Si no estás comprando porque nadie más está
comprando, estás dejando pasar una oportunidad.

Es difícil ir a contracorriente (por cierto, lo cuál no lleva implícito el


éxito). Pero si que te evitará perder tu dinero en momentos
turbulentos, y te permitirá comprar acciones a precios acertados.

5.- Las comisiones pueden convertir el éxito en fracaso

¡Precaución con las comisiones! Las comisiones pueden disminuir tu


patrimonio sin que siquiera te des cuenta. Es de gran ayuda el
planear y el echar las cuentas con antelación.

Muchas instituciones financieras se esfuerzan en ocultar las


comisiones: dedicar un tiempo a comparar, acabará compensando
mucho a la larga.

Calcula el coste de los impuestos y de la inflación.

6.- No tomes riesgos en renta fija, no vale la pena.

Tu rentabilidad máxima está limitada en este tipo de inversiones. Lo


que importa es la capacidad del emisor de repagar la deuda con el
interés correspondiente. Contempla el peor de los casos.

Deberías seguir los siguientes criterios de exclusión y tests


cuantitativos a la hora de invertir:

• Países donde haya una economía de mercado y un estado de


derecho.
• Sólo grandes empresas en sectores que no estén en proceso de
reestructuración, cíclico o impredecible.
• Los beneficios = 3 veces el pago de interés, o más.
• El valor en mercado de las acciones debería ser superior al
valor de mercado de su deuda
• Debería tener suficiente liquidez; Tiene que haber un balance
entre su activo a corto plazo y su deuda a corto plazo.
• El Capital de los accionistas debería ser equivalente al menos al
40% del activo (exceptuando bancos y aseguradoras).
7.- Compra sólo buenas empresas.

Una empresa es una buena empresa si hay una alta probabilidad de


que necesite poco capital, que genere unos amplios flujos de caja
libres y si ello beneficia a los accionistas.

Lo básico:

• La directiva debe ser de fiar a la hora de designar el uso de


recursos y en la contabilidad
• El área de negocio, la empresa en sí y su contabilidad deben ser
de fácil comprensión
• El ROE debe ser lo suficientemente elevado.
• La posición en el mercado debe ser excelente.
• Los beneficios deben estar al alza.
• Sus resultados deben de ser recurrentes.

El análisis:

- Hazte una visión general: Mira las propiedades y el potencial de la


empresa, el sector, y la posición de la empresa en el mismo:

• El contexto de la empresa (el sector): los productos, los


márgenes, el requerimiento de capital, la regulación existente,
los riesgos, la expansión, la ciclicidad y la estabilidad.
• La empresa en si: su posición de mercado, su modelo de
negocio, la comunicación, sus ventajas competitivas, los
productos, las cosas en proceso de desarrollo, los riesgos y las
dependencias, la capitalización, la contabilidad, las
adquisiciones, los dividendos.

A continuación, analiza la cuenta de resultados y el balance. No


olvides tampoco el estado de flujos de efectivo.

Resultados:

• EBITDA, el márgen de EBITDA (EBITDA / ventas)


• EBIT, el márgen EBIT (EBIT / ventas)
• El márgen de Beneficio (Beneficios / ventas)
• La relación entre Activo y Deuda

El ROE es lo único que importa para el dueño. El ROE es la


rentabilidad que obtiene por sus activos.
8.- Compra a un buen precio

El valor de tu inversión tiene que ser mayor que el precio. El precio lo


marca el mercado de valores, el valor debe ser determinado por ti.

La renta fija te proporciona seguridad y se puede calcular su retorno


fácilmente. La renta variable puede rentar más, pero es más difícil
estimar el retorno. Por tanto el retorno esperado de renta variable
debe ser superior al de renta fija.

9.- Carpe Diem

En tiempos buenos, los precios son altos. En tiempos malos, la


confianza se esfuma. Si nunca inviertes por que el momento no es el
adecuado, nunca llegarás a ningún sitio. Toda situación, política,
económica, social, tiene sus riesgos - ¡y oportunidades!

10.- Confía en nadie más que en tu propio juicio.

Piensa por ti mismo. De lo contrario, estarás a merced de las


intenciones de los demás. Necesitas tu propio marco de referencia.
No confíes ciegamente en los demás. Creer en tus fuentes implica
legitimizarlas. ¡Debes de saber bastante para poder decidir quien
sabe!

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