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MANEJO DE LA ANSIEDAD Y

DEPRESIÓN EN TIEMPOS DE
COVID-19
Psic. Pedro Jesús Ponce Caballero
Docente de IPSICOC en Psicoterapia Cognitivo
Conductual y Esquemas Maladaptativos.

AUSPICIA

INSTITUTO PERUANO DE
PSICOTERAPIA COGNITIVA
CONDUCTUAL
Procedimiento de exposición interoceptiva

Entre los objetivos de la terapia cognitivo - conductual aplicada a los trastornos de angustia se encuentra
el desensibilizar al paciente de los síntomas fisiológicos que acompañan a los ataques de pánico que
caracterizan estos trastornos, y reestructurar las interpretaciones catastrofistas sobre las sensaciones
fisiológicas asociadas a las crisis de angustia. Uno de los procedimientos más útiles para estos fines es el
procedimiento de exposición interoceptiva. Considerada un componente básico de los programas de
intervención cognitivo conductuales para el pánico, ha mostrado mayor efectividad que otros
procedimientos, tanto de forma aislada, como en combinación con otras técnicas (Craske y Barloe, 2008).
La exposición interoceptiva simula los síntomas de ataque de pánico para que el paciente pueda
experimentarlos en un contexto controlado. La inducción controlada y repetida de las sensaciones físicas
debilita la respuesta emocional ante ellas (condicionamiento interoceptivo). El propósito es, al igual que
en el caso de la exposición a los estímulos fóbicos externos, el romper las asociaciones entre las señales
somáticas específicas y las reacciones de pánico, se trata de que el paciente pierda el miedo a dichos
síntomas experimentando como se pueden generar de una forma normal y cómo, además, su aparición
no implica consecuencias catastróficas.

En general, el procedimiento consiste en generar síntomas durante aproximadamente un minuto,


mediante ejercicios que tratan de mimetizar los síntomas más comunes y temidos de las crisis de angustia
que padece el paciente. Para ello se utiliza alguna de las siguientes estrategias:

• Hiperventilación intencional: Provoca sensación de aturdimiento, des-realización, visión borrosa


y mareo.
• Dar vueltas en una silla giratoria: Provoca mareo y desorientación.
• Respirar a través de una cánula: Provoca disnea y restricción de aire.
• Contener la respiración: Provoca sensación de estar sin aire.
• Correr en el lugar de la exposición: Provoca incremento de la frecuencia cardiaca, de la
respiración, sudoración.
• Tensión de zonas musculares: Provoca la sensación de estar tenso e hipervigilante.
• Mover la cabeza de lado a lado: provoca mareo y tensión en el cuello.

Para el entrenamiento, en primer lugar, se introduce el concepto de condicionamiento interoceptivo,


indicando al paciente que va a realizar una serie de ejercicios que persiguen la inducción de diversas
sensaciones somáticas, y que después él deberá practicar entre las sesiones. La inducción de síntomas se
debe realizar entre tres y cinco veces al día hasta que el paciente no sienta apenas ansiedad en relación a
dichos síntomas. Con la repetición de estos ensayos el paciente va aprendiendo que estas señales internas
no deben ser temidas pues ni señalan, ni están asociadas a ningún tipo de amenaza. De esta forma se va
produciendo un proceso de desensibilización que se espera se generalice a todos los síntomas somáticos.

Se comienza practicando varios ejercicios diferentes con el paciente, y se le solicita que después de cada
ejercicio evalúe el tipo de sensaciones experimentadas, su intensidad y su similitud con los síntomas que
experimenta cuando está ansioso. Para realizar la exposición interoceptiva habrá que seleccionar los
ejercicios que han sido evaluados con puntuación mayor que 3, en la escala de 0 a 8, comenzando con el
menos ansiógeno. Una vez el paciente empieza a experimentar sensaciones debe levantar el brazo y
continuar el ejercicio 30 segundos más (o 10 segundos en el caso del movimiento de cabeza o el de
aguantar la respiración) se le recomienda, después, que aplique la técnica de control respiratorio, así
como las estrategias cognitivas para manejar su ansiedad. Al final, el paciente, tiene que valorar la
intensidad de la sensación, así como la intensidad de la ansiedad en una escala de 0 a 8. Ningún ejercicio
debería tardar más de 3 minutos. Si el paciente no reproduce las sensaciones esperadas, se le instruye
para que imagine las situaciones externas en las que puede ocurrir.

En una fase más avanzada del tratamiento, después de la exposición interoceptiva, pero siguiendo el
mismo principio, se practicarán actividades más naturales para provocar las mismas sensaciones, ejercicio
físico, andar deprisa, subir escaleras, entrar en una sauna, etc.

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