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CAMINANDO CON…
Jueves, 09 Julio, 2020
XIV Semana del Tiempo ordinario
Vamos caminando con Cristo en la Iglesia. Ese caminar debe hacerse sembrando, no ideas humanas ni defendiendo
ideologías humanas, es caminar llevando la vida, mensaje, cercanía de Dios, al hombre que convive con nosotros.
Caminando con ello en su realidad concreta para exaltar su dignidad y conseguir juntos la paz, que solo unidos a Dios
se consigue. Por ello, en el caminar con Cristo en la Iglesia debemos ser cristianos que trabajan por la paz.
Animador o coordinador de la celebración: En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden: Amén.
ANTÍFONA DE ENTRADA Hb 7, 24
Juró el Señor y no ha de retractarse: "Tú eres sacerdote para siempre, como Melquisedec".
Bendigamos al Señor, que ha querido reunir en su Hijo a todos los hijos dispersos, que se ha dignado habitar en toda
casa consagrada a la oración, hacer de nosotros, con la ayuda constante de su gracia, templo suyo y morada del
Espíritu Santo, y con su acción constante santificar a la Iglesia, esposa de Cristo, representada en edificios visibles,
y, en estos tiempos de dificultades sanitarias, quiere que nuestras casas, nuestras residencias, sean templos, donde
nos invita bondadosamente a la oración y a la mesa de la Palabra, como Cuerpo de Cristo, como Iglesia, que somos y
también como familia, Iglesia doméstica, y ser resplandecientes por la santidad de vida.
TODOS: Bendito sea Dios por siempre.
ACTO PENITENCIAL
Animador o coordinador de la celebración: invita a los participantes al arrepentimiento:
Hermanos: El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos,
pues, que somos pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Después de unos momentos de silencio, prosigue:
- Tú, que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad: Señor, ten piedad.
- Tú, que enviaste a tus apóstoles a anunciar el mensaje del Evangelio a todo el mundo: Cristo, ten piedad.
- Tú, que haces de nosotros testigos de tu amor: Señor, ten piedad.
Animador o coordinador de la celebración dice la siguiente plegaria Dios es un Padre misericordioso que, a pesar
de que nosotros nos alejamos de Él, siempre nos espera para darnos el abrazo del perdón, perdone nuestros pecados
y nos lleva a la vida eterna.
TODOS: Amén
ORACIÓN COLECTA
Dios y Padre nuestro, que para gloria tuya y salvación del género humano constituiste a Cristo sumo y eterno
sacerdote, y por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, nos conceda al pueblo redimido
con su sangre, por la participación en el memorial de la redención, experimentar el poder de la cruz y la resurrección
de tu Hijo, y la verdadera alegría, para que, quienes han sido librados de la esclavitud del pecado, alcancemos
también la felicidad eterna. Tú nos envías a todos en misión; la misión formidable de dar a conocer tu reino por la
forma cómo vivimos el evangelio de Jesucristo tu Hijo, y a través de tu Palabra nos invitas a descubrir el mensaje, el
contenido de la misión. Haz que descubramos vivencialmente que “el reino de Dios está cerca”. Tan cerca que está
dentro de cada uno de tus fieles y, sin embargo, no le reconocemos. Haz que percibamos lo bonito que es vivir a tu
lado, sentir como Juan los latidos de tu corazón, y descubrir ahí mismo la ternura y la bondad hacia todos los
hombres y mujeres de este mundo. También te rogamos que nos des un profundo sentido de misión y no permitas
que los afanes de cada día o el peso pegajoso de nuestras posesiones nos alejen de dar testimonio de que tú eres
nuestro Dios y de que Jesús es el Señor que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
EVANGELIO
Escuchemos la lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 7-15
Jesús dijo a sus apóstoles:
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos,
purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.
No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque
el que trabaja merece su sustento.
Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el
momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz
descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes.
Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de
sus pies. Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa
ciudad. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXIÓN
Terminadas las lecturas el Animador o coordinador de la celebración entabla un diálogo con reflexión y respuesta a
esa Palabra proclamada y meditada para provecho de todos. Para ello, leamos personalmente los textos que se nos
proclamado. Y preguntarnos ¿Qué dice el texto? ¿Qué nos motiva hacer?
Animador o coordinador de la celebración: Elevando nuestros corazones al cielo y guiados por el Espíritu Santo,
digamos: Padre nuestro…
COMUNIÓN ESPIRITUAL
Hagamos nuestra oración de comunión:
Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el santísimo sacramento de altar. Te amo sobre todas las
cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como no puedo recibirte sacramentalmente, te pido vengas a mí
espiritualmente a mi corazón. Y, como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a vos. No
permitas, Señor, que jamás me separe e ti. Amén
Luego de un momento de silencio, durante los cuales vamos a comprometernos en el caminar con Cristo en la Iglesia
a empeñarnos individualmente en este día en hacer un poco más feliz a las personas con quienes te encuentres.
Y ahora, como hijos confiados dirijámonos a María santísima, Madre de Dios, diciendo:
Te damos gracias, Jesús misericordioso,
por habernos dado a María
como Madre y te damos gracias a ti, María,
por haber dado a la humanidad al Maestro divino,
Camino Verdad y Vida, y habernos aceptado a todos,
en el Calvario, como hijos tuyos.
Tu misión está unida a la de Jesús,
que “vino a buscar a quien estaba perdido.”
Por esto nosotros, agobiados por nuestros pecados, nuestras ofensas
y nuestras negligencias, acudimos a ti, Madre, como esperanza suprema.
Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos;
tus cuidados maternales sean para estos hijos enfermos.
Todo lo esperamos de ti:
perdón, conversión, santidad.
Realiza un gran milagro,
cambiando un gran pecador en apóstol.
Será un motivo de gloria para ti, que eres Madre suya y nuestra.
Todo lo esperamos de tu corazón, Madre,
Maestra y Reina de los apóstoles.
Amén.
Después de un momento conveniente de oración en silencio, concluye diciendo, con las manos juntas:
OREMOS
Señor, qué maravilloso eres, qué bueno, qué grande, qué cercano, qué condescendiente. Con un Dios así da gusto
trabajar. Por eso te pedimos que cada día nos empapes del rocío mañanero, que disfrutemos contigo en la oración,
que saquemos fuerzas para no cansarnos nunca de hacer el bien a nuestros hermanos y quitar de ellos todo lo que les
haga sufrir. Que estando conmigo, la vida se les haga un poco más fácil y placentera.
También te rogamos, Señor, que nos concedas vivir para ti en justicia y santidad.
Amado Jesús, tú que nos has enseñado que el amor debe reinar entre los hombres, concédenos la fuerza y la gracia
de aceptar tu llamado y ser instrumentos en tu proyecto de salvación.
Padre amado y eterno, envía trabajadores a tu mies, que es mucha y pocos son los obreros, te lo suplicamos en el
dulcísimo nombre de tu amado Hijo Jesucristo.
Santísima Trinidad: bendice, protege y guía a los sacerdotes y consagrados, para que sigan anunciando tu reino con
alegría y con el amor que tú nos transmites.
Madre Santísima, Madre de la Iglesia, protege a todos los que, dejando su vida personal, abandonan todo por seguir
a tu amado Hijo Jesús en consagración total y absoluta.
Madre Santísima, Madre de la Iglesia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
CONCLUSIÓN
Finalmente, signándose de la frente al pecho y del hombro izquierdo al derecho, dice:
El Señor nos bendiga para la misión, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
TODOS: Amén.
CANTAR Ave María o canto a la virgen.
¡Oh Dios Sebaot, vuélvete,
desde los cielos mira y ve,
visita a esta viña, cuídala,
la cepa que plantó tu diestra! (Sal 80,15-16)