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La senda

del Derecho

Oliver Wendell Holmes, Jr.

\sco ¿t Vitoria

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t¡£SALítMmi£a

Marcial
Pons
La senda del Derecho es una de las principales y más
populares obras de la literatura jurídica estadouniden-
se. Con esta conferencia, pronunciada en 1897 ante un
grupo de estudiantes de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Boston, el juez Holmes sentará los ci-
mientos para los nuevos desarrollos de la ciencia jurídi-
ca norteamericana en las siguientes décadas.
En el contexto de una sociedad en rápida transforma-
ción, en el que las fórmulas jurídicas individualistas
tradicionales se mostraban incapaces de ofrecer res-
puestas eficientes a los acuciantes problemas sociales
del país, esta obra esbozará, bajo la influencia del prag-
matismo filosófico, una concepción instrumental del
Derecho en la que las normas y las instituciones jurí-
dicas serán evaluadas en función de sus consecuencias.
En el marco de estas coordenadas intelectuales, La sen-
da del Derecho ofrecerá aportaciones seminales para el
análisis jurídico. Aportaciones tales como la elección
del punto de vista del bad man como perspectiva fun-
damental de aproximación a la experiencia jurídica o
el enfoque decisional y predictivo del Derecho que será
explotado posteriormente por el realismo jurídico ame-
ricano. Asimismo, someterá a revisión la concepción
tradicional de la función judicial, p o - " ~ " J ~ ~7 J ~ —
bierto los juicios de valor que subyaí
aparentemente impecables operación^ $¿S(iat¿ca
cación del Derecho.

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ISBN: 978-84-9768-951-9
Marcial
Pons
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OLIVER WENDELL HOLMES, JR.

LA SENDA
DEL DERECHO
Traducción y estudio preliminar de
José Ignacio Solar Cayón

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Marcial Pons
MADRID | BARCELONA | BUENOS AIRES
2012
Este trabajo se enmarca dentro del PROYECTO CONSOLIDER-
INGENIO «El tiempo de los derechos», CSD 2008-00007.

ÍNDICE
pág.

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de ESTUDIO PRELIMINAR


los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las le-
yes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o HOLMES: EL INICIO DE UNA NUEVA SENDA JURÍDICA
procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informáti-
(José Ignacio SOLAR CAYÓN) 11
co, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo
públicos.
I. SITUACIÓN DEL PANORAMA JURÍDICO ESTA-
DOUNIDENSE A FINALES DEL SIGLO XIX 11
II. LA «REVUELTA CONTRA EL FORMALISMO»: LA IN-
FLUENCIA DEL PRAGMATISMO 19
III. HACIA UNA CONCEPCIÓN PRAGMÁTICA DEL DE-
Título original: «The Path of the Law», Harvard Law Review, vol. 10, RECHO 24
núm. 8, 1897, pp. 457-478.
© De la traducción y estudio preliminar: José Ignacio Solar Cayón IV LA MIRADA REVOLUCIONARIA DEL BAD MAN 32
© MARCIAL PONS V. SOBRE LA FUNCIÓN JUDICIAL Y EL PAPEL DE LOS
EDICIONES JURÍDICAS Y SOCIALES, S. A.
San Sotero, 6 - 28037 MADRID TRIBUNALES 36
^ (91) 304 33 03
www.marcialpons.es
BIOGRAFÍA DE OLIVER WENDELL HOLMES 49
r- ISBN: 978-84-9768-951-9
Depósito legal: M-2401-2012 SOBRE ESTA EDICIÓN 51
Diseño de la cubierta: ene estudio gráfico
Fotocomposición: MEDIANIL COMPOSICIÓN, S. L. LA SENDA DEL DERECHO (Oliver WENDELL HOLMES, JR.).. 53
Impresión: ELECÉ, INDUSTRIA GRÁFICA, S. L.
Polígono El Nogal - Río Tiétar, 24 - 28110 Algete (Madrid)
MADRID, 2012
ESTUDIO PRELIMINAR

l
HOLMES:
EL INICIO DE UNA NUEVA
SENDA JURÍDICA

José Ignacio SOLAR CAYÓN

í
I. SITUACIÓN DEL PANORAMA JURÍDICO
ESTADOUNIDENSE A FINALES DEL SIGLO XIX

A lo largo de las últimas décadas del siglo xix y de las


primeras del siglo XX se desarrolló e impuso en los Estados
Unidos una determinada concepción del fenómeno jurídi-
co que, hundiendo sus raíces en los mismos orígenes del
orden constitucional americano, ambicionaba ofrecer una
visión global y armónica —al tiempo que una justificación
coherente— de todo un conjunto de creencias, valores,
doctrinas, instituciones y métodos jurídicos aceptados
como válidos. Concepción que ha dado en denominarse
Classical Legal Thought y que ha servido para identificar
una etapa histórica fundamental en el desarrollo del pen-
samiento jurídico norteamericano 1 .

1
Esta expresión fue utilizada por primera vez en D. KENNEDY, «Toward
an Historical Understanding of Legal Consciousness: The Case of Classical
Legal Thought in America, 1850-1940», Research in Law and Sociology, vol. 3

M.
12 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 13

El Classical Legal Thought se presentaba como un es- Así, la escuela iusnaturalista, bajo la influencia de cu-
quema o una estructura global de pensamiento que pre- yos presupuestos se forjó y cristalizó el cuerpo general del
tendía ofrecer «una ordenación racionalista de todo el common law estadounidense en los siglos xvn y xvm —así
universo jurídico» 2 . En este sentido bien puede hablarse como el propio modelo constitucional americano y el Bill
de él como de un auténtico paradigma jurídico, en cuanto of Rights—, había pretendido fundar en la propia natura-
se ofrecía como un modelo global de conocimiento jurídi- leza del hombre la existencia de unos criterios racionales
co integrado por un conjunto de métodos y de premisas de justicia que habrían de constituir la base del orden ju-
generalmente aceptados por la comunidad jurídica y úni- rídico positivo. Criterios racionales de justicia que vinie-
camente en el marco de los cuales tenía sentido para el ron a hacerse corresponder en la práctica con los princi-
jurista plantear interrogantes y ensayar soluciones. Repre- pios de carácter individualista en los que se sustentaba la
sentaba así, fundamentalmente, la conformación de una filosofía de los derechos naturales y los conexos plantea-
particular consciencia o mentalidad jurídica que impreg- mientos económicos liberales del laissez faire. De este
naba completamente la propia percepción del jurista acer- modo tales postulados individualistas, sustentados por el
ca de su función y de su quehacer profesional cotidiano 3 . aura que les proporcionaba su supuesta conformidad con
las exigencias de la razón, se convirtieron en las indiscuti-
Una de las pretensiones centrales, tal vez la fundamen- das premisas sobre las que se fraguó el contenido del com-
tal, que alentó la configuración del paradigma del Classical mon law. Por ello Blackstone, en sus celebérrimos Com-
Legal Thought fue la afirmación de la autonomía del domi- mentaries on the Laws of England (1765), había afirmado
nio jurídico frente a posibles interferencias procedentes sin ningún rubor que el common law, no siendo sino un
de otros órdenes y, especialmente, su separación respecto reflejo del derecho natural racionalista, «es la perfección
del dominio de la política. La defensa del carácter ideoló- de la razón». Un sistema de postulados racionales al mar-
gicamente neutral o imparcial del razonamiento jurídico gen, y por encima, de las coyunturas históricas y los vaive-
frente al debate político partidista había sido histórica- nes políticos. Y, aunque el influjo directo de esta corriente
mente una aspiración central del pensamiento jurídico iusnaturalista era ya muy escaso en el momento de apogeo
americano estrechamente ligada al ideal del rule oflaw. E del Classical Legal Thought, ésta es todavía en buena medi-
inmediatamente dicha aspiración se tradujo en los reitera- da la concepción que recibe el jurista del siglo xix de un
dos intentos de las diversas escuelas por configurar el do- common law cuyo contenido permanecía intacto en sus
minio jurídico como un sistema racional y autónomo, in- fundamentos.
mune frente a las cambiantes vicisitudes y exigencias de lo
político. No muy diferente fue la posición mantenida a este res-
pecto por la corriente historicista, que se encontraba en su
apogeo en el momento en que Holmes escribe La senda del
(1980), pp. 3-24. Y ha sido asumida por los principales autores que se han Derecho4. Esta escuela histórica, si bien preservó el méto-
ocupado de este asunto, tales como M. J. HORWITZ, The Transformation of do deductivo propio del iusnaturalismo, buscó las premi-
American Law 1870-1960. The Crisis of Legal Ortodoxy, Oxford University
Press, 1992, y W. M. WIECEK, The Lost World of Classical Legal Thought. Law sas del razonamiento jurídico en un lugar distinto. Para
and Ideology in America, 1886-1937, Oxford University Press, 1998.
2
D. KENNEDY, «Toward an Historical Understanding of Legal Conscious- 4
ness: The Case of Classical Legal Thought in America, 1850-1940», op. cit., En este sentido afirma R. POUND, «Fifty Years of Jurisprudence», Har-
p.3. vard Law Review, vol. 50, núm. 4 (February 1937), cuyos escritos proporcio-
3
Sobre la conformación del Classical Legal Thought y su articulación ju- nan una de las mejores visiones panorámicas del universo jurídico americano
risprudencial cfr. J. I. SOLAR CAYÓN, Política y derecho en la era del New Deal. en aquel momento, que la jurisprudencia histórica «tuvo el dominio casi in-
Del formalismo al pragmatismo jurídico, Madrid, Dykinson, 2002, pp. 15-88. contestado en el último cuarto del siglo xix» (p. 582).
14 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 15

sus seguidores el Derecho constituía una entidad que ha- decisiva en las primeras décadas del siglo xx para la con-
bía de ser descubierta en el proceso de desarrollo histórico solidación definitiva del Classical Legal Thought, tampoco
de las instituciones jurídicas. El estudio de éstas haría po- escapó a la pretensión de configurar un sistema jurídico
sible desvelar los principios subyacentes que rigen el des- racional y autónomo, tajantemente separado de la arena
envolvimiento y la progresiva realización de la idea de li- política. Antes al contrario, su desarrollo supondría la cul-
bertad que encarna el Derecho. De modo que el sistema minación de tal pretensión, aunque en este caso el objetivo
jurídico aparece como el orden inmanente, no ya a una fuera perseguido por un camino sensiblemente distinto a
supuesta naturaleza humana, sino a una realidad histórica los de las escuelas precedentes. El jurista analítico intentó
dada y que el jurista, igualmente, ha de limitarse a desen- trasladar al ámbito jurídico el método propio de las cien-
trañar. Una realidad que era también, por tanto, indepen- cias naturales. Y sus esfuerzos estuvieron dirigidos a des-
diente de toda voluntad y coyuntura política particular. cubrir las líneas fundamentales del sistema jurídico induc-
tivamente, esto es, procediendo a partir de la observación,
A pesar de tales diferencias de partida en sus presu-
análisis y clasificación del material jurídico positivo.
puestos teóricos, sin embargo, en los Estados Unidos los
planteamientos de ambas escuelas vinieron a solaparse en Del mismo modo que la tarea del científico de la natu-
la práctica debido a la decisiva influencia que, como se ha raleza era la clasificación de los datos empíricos y la for-
señalado anteriormente, los postulados iusnaturalistas mulación de hipótesis generales que hicieran inteligibles
habían tenido en la conformación consuetudinaria del sus conexiones, el jurista de este momento se afanó en la
common law. Como se lamentaba Pound, tanto para los adecuada clasificación de la experiencia jurídica —funda-
juristas de una escuela como para los de otra, «la base de mentalmente los precedentes judiciales— y la extracción
toda deducción es el Common Law clásico —las decisiones lógica de los principios que regían la misma 6 . Los «he-
inglesas y los precedentes de los siglos xvn, xvm y primera chos» a tener en cuenta por el científico del Derecho eran
mitad del xix»—. De modo que este corpus jurisprudencial por tanto las normas jurídicas y su medio de trabajo la
alcanzó así la condición de «un auténtico Naturrecht», de atmósfera incontaminada de la biblioteca, donde se en-
un Derecho natural decantado y cristalizado histórica- cuentra depositado todo el material de la experiencia jurí-
mente 5 . En consecuencia, los conceptos básicos y los prin- dica en las recopilaciones jurisprudenciales. Como afir-
cipios rectores del common law tradicional fueron asumi- maba Christopher Columbus Langdell, decano de la
dos tanto por el jurista histórico como por el partidario Facultad de Derecho de Harvard a partir de 1870, en una
del Derecho natural como categorías y principios funda- conferencia dirigida a la Harvard Law School Association
mentales y necesarios de todo orden jurídico, a partir de en 1886, «la biblioteca es para los abogados lo mismo que
los cuales se hacía posible desarrollar de manera lógico- los laboratorios de la Universidad para IQS físicos y los quí-
deductiva un sistema jurídico de carácter racional. micos, lo que el museo de historia natural para los zoólo-
gos o el jardín botánico para los botánicos» 7 .
Incluso la metodología positivista, representada por la
jurisprudencia analítica, cuya influencia habría de resultar Así, pues, a finales del siglo xix el pensamiento jurídico
norteamericano se hallaba dominado por una concepción
5
R. POUND, «The Scope and Purpose of Sociological Jurisprudence (1)»,
6
Harvard Law Review, vol. 24, núm. 8 (June 1911), p. 601. En este mismo sen- Cfr. M. B. W. SINCLAIR, «The Semantics of Common Law Predicates»,
tido afirma H. G. REUSCHLEIN, Jurisprudence. Its American Prophets, Westport, Indiana Law Journal, vol. 61 (1986), pp. 382-383.
7
Greenwood Press, 1971, que «en la jurisprudencia angloamericana fue Recogido en W. E. NELSON, «The Impact of the Antislavery Movement
Blackstone quien dijo al jurista histórico lo que se había desarrollado consue- upon Styles of Judicial Reasoning in Nineteenth Century América», Harvard
tudinariamente» (p. 36). Law Review, vol. 87, núm. 3 (January 1974), p. 565.
16 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 17

marcadamente estática del common law, el cual era enten- nales de apelación —frecuentemente viejas sentencias del
dido como un cuerpo sistemático de principios y de nor- common law inglés— que se consideraban la solución co-
mas jurídicas que funcionaban como axiomas fijos e in- rrecta para cada tipo de problema planteado. Estos prece-
cuestionados a partir de los cuales se hacía posible, dentes, seleccionados en Case Books para su estudio por
mediante procesos de deducción conceptual, solventar su carácter paradigmático, habrían de operar como nor-
todo problema jurídico. Se generó así una percepción cua- mas jurídicas a ser aplicadas automáticamente a cada
simística del Derecho. Como habría de señalar apenas caso de la misma clase en cuanto se consideraban porta-
unos años más tarde Joseph H. Beale —expresando el sen- dores de una lógica inmanente al common law que debía
tir común del jurista en aquel momento— el common law regir toda nueva situación, al margen de las cambiantes
no era simplemente una colección de leyes, precedentes y condiciones históricas, sociales, económicas, etc. De esta
costumbres sino «un homogéneo, científico y completo manera, el entrenamiento del abogado se limitó al estudio
cuerpo de principios»; no una serie de materiales jurídicos de una serie acotada de antiguas sentencias típicas en
positivos sino «un sistema de pensamiento basado en cuanto expresivas de los principios fundamentales e in-
principios que cubren todo posible acontecimiento» 8 . Y mutables del common law. El éxito del nuevo sistema pe-
estos principios que conforman la arquitectura del siste- dagógico fue tal que a principios del siglo xx se había
ma jurídico eran percibidos como el auténtico Derecho implantado ya en todas las Facultades de Derecho impor-
aun cuando ningún tribunal hubiera prestado explícita- tantes del país.
mente su sanción a los mismos. Pero esta concepción no sólo influyó en los métodos de
Esta concepción del Derecho tuvo su reflejo en los nue- enseñanza jurídica sino también en la manera en que los
vos métodos de enseñanza jurídica. Brevemente, cabe propios juristas percibían su actividad profesional, y es-
decir que, tradicionalmente, el futuro abogado se incor- pecialmente en su visión de la función judicial. La noción
poraba como aprendiz a un despacho, donde estudiaba de sistema jurídico como un cuerpo científico de princi-
Derecho al tiempo que lo practicaba bajo la dirección de pios inmutables, capaces de ofrecer una solución cohe-
un abogado experimentado. A finales del siglo xvm se fun- rente a cualquier caso que se plantease en la práctica,
daron diversas escuelas jurídicas en las que se seguía este generó un tipo peculiar de razonamiento jurídico estric-
sistema de aprendizaje, si bien ya aplicado a un grupo de tamente formalista o conceptual. Se consideraba que es-
aprendices. Y es ya casi a mitad del siglo xix cuando, bajo tos principios, que constituían el armazón de la arquitec-
la creciente aspiración de construir una ciencia jurídica, tura jurídica, suministraban al juez puntos de partida
se impone la enseñanza en la Facultad de Derecho sobre fijos desde los cuales la argumentación jurídica podía
la base de lecciones teóricas y manuales generales com- desenvolverse maquinalmente mediantq procesos deduc-
pletamente alejados de la práctica forense. Pero la conso- tivos impecables desde un punto de vista lógico. La labor
lidación de una enseñanza «científica» y puramente «li- del juez se limitaría por tanto a ubicar el problema con-
bresca» del Derecho habría de ser obra del ya citado creto en la categoría jurídica adecuada —recurriendo a la
Langdell, quien a partir de 1870 introduce en Harvard el analogía como método para la ubicación de cualquier
case-method. Éste se basaba en la recopilación, dentro de nuevo supuesto—, y esta posición dentro del sistema es la
cada sector jurídico, de aquellas decisiones de los tribu- que determinaría los principios aplicables al caso. A par-
tir de aquí, la deducción desde tales principios generales
8
se configuraba como la operación característica de la ac-
J. H. BEALE, A Treatise on the Conflict ofLaws, New York, Baker, Voorhis tividad judicial, operación cuya realización era suscepti-
& Co., 1935 (la edición original es de 1916), pp. 25 y 48.
18 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 19

ble teóricamente de la precisión predicable de los cálculos La idea de ciencia jurídica se halla por tanto en con-
matemáticos 9 . En definitiva, este tipo formalista de argu- sonancia con, y alienta, una concepción meramente de-
mentación «aspiraba a importar a los procesos de razona- clarativa de la función judicial. De acuerdo con esta teo-
miento jurídico las cualidades de certeza e inexorabilidad ría declarativa, cuya formulación tradicional se debía a
lógica»10. Blackstone, el juez no crea derecho sino que simplemente
El resultado es una concepción «mecánica» de la fun- lo declara. La tarea del juez es la de descubrir esa norma
ción judicial en la que el Derecho se ve reducido a un con- que el sistema jurídico necesariamente contiene en su
junto de fórmulas establecidas a ser aplicadas automática- seno para la solución de cualquier caso que se presente.
mente mediante inferencias lógicas a cualquier situación 11 . Esta norma puede estar enunciada expresamente o puede
El objetivo perseguido en la decisión judicial no es tanto la hallarse implícita en el desenvolvimiento lógico de los pos-
búsqueda de una solución justa del conflicto planteado, a tulados básicos del sistema, pero en todo caso se conside-
la luz de los méritos sustantivos de las posiciones enfren- raba preexistente al supuesto planteado. De manera que
tadas, cuanto «la preservación de la estructura lógica de «el juez no tenía supuestamente más discreción para in-
las normas y los principios fundamentales del Derecho» 12 . ventar una norma jurídica sobre fundamentos instrumen-
No se exige, por tanto, de la argumentación judicial una talistas o preferencias de política jurídica que la que tenía
ponderación de los intereses jurídicos en conflicto o una un químico para dictar el resultado de un experimento».
evaluación de las normas a la luz de sus consecuencias En ambos casos «los científicos descubrían los resultados;
prácticas, sino una aplicación matemática de las premisas se suponía que no los controlaban o manipulaban» 13 . Esta
establecidas a fin de preservar la simetría lógica de la ar- concepción científica del Derecho propició, de esta mane-
quitectura conceptual jurídica. De este modo, el ideal de ra, una concepción de la tarea judicial como una tarea de
una administración científica del Derecho se oponía fron- desenvolvimiento lógico de unas categorías conceptuales
talmente a cualquier tipo de razonamiento jurídico conse- y de unos principios básicos, preestablecidos, mediante la
cuencialista o ideológicamente orientado. realización de una serie de inferencias deductivas.

9
En este sentido afirma W. M. WIECEK, The Lost World of Classical Legal
Thought. Law and Ideology in America, 1886-1937, op. cit.: «El razonamiento II. LA «REVUELTA CONTRA EL FORMALISMO»:
del clasicismo jurídico era categórico, manteniendo que si los problemas LA INFLUENCIA DEL PRAGMATISMO
podían ser asignados a sus casillas conceptuales apropiadas, las soluciones se
seguirían de manera predecible. Las mismas categorías eran productos de un
razonamiento abstracto. Las categorías jurídicas conducían a procesos de Con los últimos estertores del siglo xix y el inicio del xx
pensamiento que eran jerárquicos y deductivos» (p. 90). empieza a vislumbrarse en el panorama jurídico estado-
10
M. J. HORWITZ, The Transformation of American Law 1870-1960, op. cit.,
p. 16.
unidense la tímida pero progresiva emergencia de una se-
11
La peyorativa expresión «jurisprudencia mecánica» se deberá a R. rie de planteamientos jurídicos críticos y alternativos que,
POUND, «Mechanical Jurisprudence», Columbia Law Review, vol. 8 (1908), pp. si bien resultaban bastante heterogéneos entre sí, compar-
605-623. Con relación a esta concepción de la función judicial afirma L. R E - tían básicamente una actitud relativista, un método empi-
CASÉNS SICHES, Nueva filosofía de la interpretación del derecho, Porrúa, México,
1980, que «en aquel ambiente del Common Law en el siglo xix la concepción rista y un enfoque funcional. En pleno apogeo del paradig-
mecánica de la función judicial fue la misma que la dominante en los países ma clásico, por tanto, se estaba incubando el inicio de una
latinos, donde regía un derecho codificado y legislado: la subsunción de los reacción que habría de alcanzar su cénit con la virulenta
hechos que originaron el proceso bajo la norma general, para extraer de ésta,
por vía de silogismo, la conclusión que debe formular la sentencia» (p. 208).
12 13
W. E. NELSON, «The Impact of the Antislavery Movement upon Styles of W. M. WIECEK, The Lost World of Classical Legal Thought. Law and Ideo-
Judicial Reasoning in Nineteenth Century America», op. cit., p. 515. logy in America, 1886-1937, op. cit., p. 7.
20 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 21

explosión del realismo jurídico americano en la década de mera relación estática de correspondencia entre nuestras
los treinta. representaciones mentales y una realidad exterior acaba-
da e independiente del sujeto cognoscente. Conocer impli-
Esta incipiente reacción en el ámbito jurídico consti-
ca ineludiblemente tomar en cuenta la realidad, pero no
tuía, en buena medida, una traslación al dominio jurídico
consiste en un mero descubrimiento o en una pasiva apre-
de una serie de desarrollos epistemológicos que en aquel
momento se estaban produciendo en otros ámbitos del hensión de lo ya existente. Lo subjetivo se funde inextrica-
conocimiento, como denotaba la revolución científica que blemente con lo objetivo en el proceso cognitivo, de mane-
estaba poniendo en cuestión el paradigma newtoniano y ra que todo acto de conocimiento implica participar
euclidiano clásico o la irrupción del pragmatismo en el activamente en la configuración del objeto. La realidad se
ámbito filosófico. Desde esta perspectiva, aquella reacción presenta, por tanto, ante nuestros ojos como algo resisten-
puede enmarcarse en el contexto más amplio de un am- te —que no puede ser ignorado o esquivado— pero tam-
biente intelectual generalizado de desafío frente a lo que bién en cierto modo maleable —susceptible de interpreta-
hasta entonces había sido una incuestionada concepción ciones y tratamientos diversos—.
del conocimiento científico. Este clima intelectual, que ha
Frente al ideal contemplativo del científico como un
sido definido como de «revuelta contra el formalismo» 14 ,
observador que busca aprehender o «descubrir» supuestas
implicaba una decidida voluntad de pasar «de las formas
naturalezas objetivas, la tarea de conocer —subraya el
a la función, de los conceptos a las actividades, de la está-
pragmatismo— supone aventurarse en una relación diná-
tica a la dinámica, de fines individuales a fines sociales, de
la satisfacción de ideales intelectuales a la satisfacción de mica «de rico y activo comercio» entre ideas y experien-
necesidades humanas» 15 . cias. Las teorías, las leyes, los principios, los mismos con-
ceptos, «llegan a ser instrumentos», «cosas con que
En este contexto general, un elemento decisivo para la penetrar en la experiencia», en definitiva, «modos menta-
conformación de un pensamiento jurídico alternativo fue les de adaptación a la realidad más que revelaciones o
la influencia del pragmatismo filosófico. El talante antime- respuestas gnósticas a los enigmas del mundo» 16 . Pensar
tafísico y radicalmente empirista y funcional del pragma- no consiste ya en poner al descubierto fuerzas o regulari-
tismo conectó inmediatamente con la necesidad, social- dades ocultas sino en idear esquemas operativos que nos
mente sentida por determinados sectores políticos y permitan manejar la realidad.
jurídicos, de articular un pensamiento enraizado en la rea-
lidad concreta del país y capaz de plantear nuevas pro- Desde esta nueva perspectiva, el criterio metodológico
puestas para la superación de los graves problemas a los con arreglo al cual pasan a ser evaluadas nuestras concep-
que éste se enfrentaba. ciones de la realidad es un criterio eminentemente funcio-
nal. El significado de una idea vendrá determinado única-
Para el nuevo movimiento filosófico, iniciado por Char- mente por sus consecuencias prácticas, había afirmado
les S. Peirce en la década de 1870 y cuyos principios ha- Peirce como leitmotiv fundamental del método pragmáti-
brían de ser sistematizados años más tarde por William co17. Y es en relación con ellas como debe juzgarse acerca
James, el conocimiento ya no podía resolverse en una de la validez o no de toda elaboración intelectual. El prag-
14 16
M. G. WHITE, Social Thought in America. The Revolt Against Formalism, W. JAMES, Pragmatismo, trad. de L. RODRÍGUEZ ARANDA, Barcelona, Or-
New York, Beacon Press, 1949. bis, 1985, pp. 58, 50, 73 y 126.
15 17
J. PAUL, The Legal Realism of Jeróme N. Frank, The Hague, Martinus Cfr. C. S. PEIRCE, «Cómo esclarecer nuestras ideas», en id., Un hombre,
Nijhoff, 1959, p. 17. un signo, trad. de J. VERICAT, Barcelona, Crítica, 1988, p. 210.
22 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 23

matismo responde así a una declarada «actitud de apar- un proceso evolutivo y abierto en el que continuamente se
tarse de las primeras cosas, principios, categorías, supues- están transformando los supuestos y las conclusiones. Y,
tas necesidades, y de mirar hacia las cosas últimas, frutos, desde esta concepción, reclamará una lógica «instrumen-
consecuencias, hechos» 18 . Ello, sin embargo, no supone tal» o «experimental» en la que la propia noción de «ver-
un rechazo frontal y apriorístico de las abstracciones. dad» resulta desplazada por la más dinámica de «indaga-
Nada obsta a su aceptación en la medida en que se de- ción» (inquiry) como concepto fundamental expresivo de
muestren herramientas útiles, expedientes que nos ayuden ese constante y tentativo proceso de ajuste mutuo entre el
a desenvolvernos en el manejo de la experiencia y a resol- sujeto y su entorno 22 .
ver problemas reales.
Desde estos presupuestos epistemológicos, todo esque-
Ideas verdaderas son, conforme al nuevo paradigma ma o elaboración intelectual representa, no tanto una afir-
pragmatista, aquéllas que «nos conducen a regiones ver- mación o una hipótesis acerca de lo que es o ha sido, sino
bales y conceptuales útiles a la vez que nos relacionan di- fundamentalmente un programa de acción proyectado
rectamente con términos sensibles útiles»19. Y esta utilidad hacia el futuro 23 . Para la filosofía pragmatista conocimien-
que se constituye en el criterio definitivo de evaluación de
to y acción, teoría y práctica, dejan de ser dos universos
nuestras creencias consiste en «posibilitar el estableci-
separados. La constatación de la interacción entre los pro-
miento de interacciones que conduzcan a resultados que
cesos cognitivos del sujeto y la realidad objeto de conoci-
sirvan para controlar experiencias reales de objetos ob-
miento, así como la adopción del mencionado criterio
servados» 20 . La verdad de una idea no es, por tanto, una
propiedad estática e inherente a ella sino que se presenta funcional para determinar la validez o no de una idea
como el resultado de un proceso de verificación de aquella —afirma Dewey—, «cancela esta separación entre conocer
utilidad u operatividad en el manejo de la experiencia 21 . y hacer». Antes al contrario, «posibilita y demanda una
Esto es, la verdad se hace. O, por mejor decir, se está ha- teoría en la que el conocimiento y la acción estén ínti-
ciendo, en la medida en que aquel proceso de verificación mamente conectados entre sí»24. Se trata, en palabras de
ha de ser continuo. W. James, de «hallar una teoría que actúe» 25 .

En este sentido nadie llegaría tan lejos como John Para el pragmatismo la realidad es esencialmente plás-
Dewey, probablemente el filósofo pragmatista que mayor tica y el mero desarrollo de los procesos cognitivos implica
influencia tuvo en el ámbito jurídico, especialmente en la una participación activa del sujeto en la configuración de
obra de algunos realistas. Frente al tradicional modelo aquélla. El mundo está continuamente rehaciéndose en
matemático del pensamiento como una tarea puramente un proceso abierto de facturación, esperando siempre «re-
deductiva, de desarrollo lógico a partir de unas premisas cibir su toque final de nuestras manos» 2 ! En este universo
fijas, Dewey propone un modelo biológico del mismo como abierto las hipótesis, las posibilidades, las incertidumbres,
lo contingente, lo relativo —en definitiva, lo humano—,
18
W. JAMES, Pragmatismo, op. cit., p. 51.
19 22
Ibid.,p. 138. Cfr. B. RUSSELL, Historia de la filosofía occidental, trad. de J. GÓMEZ DE
20
J. DEWEY, The Quest for Certainty, New York, Capricorn Books, G. P. LA SERNA y A. DORTA, Madrid, Espasa Calpe, 1994, vol. 2, pp. 437 y ss.
23
Putnam's Sons, 1960, p. 129. J. DEWEY, The Quest for Certainty, op. cit.: «Las ideas no tienen valor
21
W. JAMES, Pragmatismo, op. cit.: «La verdad acontece a una idea. Llega excepto en la medida en que conducen a acciones que reordenan y reconstru-
a ser cierta, se hace cierta por los acontecimientos. Su verdad es, en efecto, u n yen de algún modo, sea poco o mucho, el mundo en que vivimos» (p. 138).
24
proceso, un suceso, a saber: el proceso de verificarse, su veri-ficación. Su va- Ibid.,p. 214.
25
lidez es el proceso de su valid-aczdm> (p. 131). Las cursivas son del propio W. JAMES, Pragmatismo, op. cit., p. 139.
26
autor citado. Ibid.,p. 162.
24 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 25

sustituyen a las demostraciones, las certidumbres de leyes pero de una gran intuición intelectual que se refleja estilís-
inquebrantables, lo necesario, lo absoluto y lo natural. Se ticamente en una sucesión de penetrantes aforismos,
quiere afirmar así la existencia de intersticios, de espacios constituye el germen crítico del que arrancará la renova-
abiertos a la acción inteligente y reformadora. El pragma- ción del pensamiento jurídico norteamericano, permane-
tismo alienta así en el panorama convulso del cambio de ciendo como una fuente permanente de inspiración para
siglo una renovada confianza en las posibilidades del indi- las siguientes generaciones, especialmente para los jóve-
viduo para regir su destino, así como una llamada a su nes realistas, quienes nunca dejaron de reconocerle auto-
responsabilidad. Como afirma Richard Hofstadter, si «el ridad. En palabras de uno de sus más destacados repre-
spencerianismo había sido la filosofía de la inevitabilidad, sentantes, Jerome N. Frank, Holmes representaba para
el pragmatismo llegó a ser la filosofía de la posibilidad» 27 . ellos la figura del «jurista completamente adulto», del
hombre que con «su inquebrantable celo por afrontar ho-
nestamente los hechos y su extraordinaria flexibilidad
mental» había logrado mirar de frente, sin temor, a las
realidades jurídicas y señalar nuevos rumbos en busca de
III. HACIA UNA CONCEPCIÓN PRAGMÁTICA respuestas más eficientes a los problemas sociales29.
DEL DERECHO
Holmes fue el primero, incluso antes de la aparición en
Como se señaló anteriormente, bajo la influencia del la escena pública de las obras de William James y de John
nuevo movimiento filosófico, desde diversos sectores jurí- Dewey, en trasladar al ámbito de la reflexión jurídica mu-
dicos se empezaron a alzar ya a finales del siglo xix voces chas de las aportaciones de la filosofía pragmática. En este
críticas con el formalismo imperante que reclamaban la sentido, resultó decisiva su participación en el Metaphysi-
elaboración de un pensamiento jurídico de carácter prag- cal Club, que se constituyó en Cambridge (Massachussets)
mático basado en una concepción funcional o instrumen- en 1872 con la presencia de estudiantes y docentes (filóso-
tal del Derecho. En este sentido habla Robert S. Summers fos, historiadores, teólogos, juristas, matemáticos, lógicos,
de la irrupción ya en este momento de un «instrumenta- etc.) de la Universidad de Harvard, agrupados bajo los si-
lismo pragmático» que se expandiría a lo largo de las si- guientes presupuestos intelectuales: empirismo pluralista,
guientes décadas y en el que, prescindiendo de sus marca- que suponía la aceptación de la complejidad de la expe-
das diferencias doctrinales e incluso generacionales, riencia y la necesidad de adoptar diversos puntos de vista
podrían confluir y alinearse conjuntamente figuras como para aprehenderla; relativismo, derivado de la interdepen-
Holmes, Pound, Gray, Cardozo, F. Cohén y el grueso de los dencia entre los objetos de conocimiento y los modos de
realistas, entre otros 28 . aproximarse a ellos; y contingentismo, influenciado por el
evolucionismo, que implicaba la consciencia de la preca-
En este contexto, es especialmente la portentosa perso- riedad de la interacción entre la mente humana y el am-
nalidad de Oliver Wendell Holmes la que marca histórica- biente físico y social. Entre los asistentes a estas reuniones,
mente el punto de inflexión entre la vieja y la nueva teoría además del propio Holmes, se encontraban figuras tan
jurídica estadounidense. Su pensamiento, asistemático relevantes como Charles Peirce, William James, Nicholas
St. John Green, John Fiske, Francis E. Abbot y Chauncey
27
R. HOFSTADTER, Social Darwinism in American Thought, Boston, Beacon
Press, 1992, p. 123.
28 29
Cfr. R. S. SUMMERS, Instrumentalism and American Legal Theory, Cor- J. FRANK, Law and the Modern Mind, Gloucester, Peter Smith, 1970, pp.
nell University Press, 1982. 270 y 275.
26 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 27

Wright30. El contacto con estos personajes le permitió tituye el objeto de esta presentación. Podríamos decir que
avanzar en el campo jurídico los nuevos planteamientos este breve ensayo, que recoge una conferencia pronuncia-
que se estaban fraguando en el panorama científico y filo- da en 1897 ante estudiantes de primer curso con ocasión
sófico. de la inauguración de un nuevo edificio para la Facultad
Ya en 1881 había abierto The Common Law, una de las de Derecho de la Universidad de Boston, supone también
obras más importantes de la literatura jurídica norteame- metafóricamente la colocación de la piedra angular de la
ricana, con uno de esos imperecederos aforismos en los nueva ciencia jurídica estadounidense. Su contenido se
revelará seminal, constituyendo fuente de inspiración y
que se irá condensando todo el potencial crítico de su pen-
cantera inagotable de ideas para las siguientes generacio-
samiento: «la vida del Derecho no ha sido lógica: ha sido
nes de juristas.
experiencia». Difícilmente en menos palabras podría con-
tenerse un desafío tan radical de los presupuestos del pa- Holmes denuncia en él la miopía del jurista, aferrado
radigma jurídico clásico. Frente a la visión imperante del aún a la idea de que «un determinado sistema jurídico
Derecho como un orden preestablecido a ser descubierto puede ser construido, como las matemáticas, a partir de
mediante el desarrollo de procesos rígidamente deducti- ciertos axiomas generales de conducta». Es verdad —ad-
vos, Holmes enfatizará que la lógica no es la única fuerza, mite Holmes— que el lenguaje del Derecho, y sobre todo
ni siquiera la más importante, que opera en el desarrollo el de las sentencias judiciales, es frecuentemente el len-
de las instituciones jurídicas. En su opinión, el Derecho guaje de la lógica deductiva. Mas por debajo de dicha for-
constituye ante todo un depósito vivo de las fuerzas mora- ma siempre «subyace un juicio sobre el valor relativo y la
les que alientan el desarrollo histórico de una nación. Y se importancia de los diversos fundamentos legislativos en
esforzará por mostrar, una y otra vez, a través de su análi- competencia». Detrás de todo dilema jurídico se esconde
sis histórico de las instituciones del common law, cómo en último término un problema de política legislativa, de
«las sentidas necesidades del tiempo, las teorías morales y conflicto entre intereses y objetivos sociales contrapues-
políticas prevalentes, las intuiciones de política pública, tos, que no puede ser resuelto deductivamente sino que
confesadas o inconscientes, incluso los prejuicios que los implica necesariamente una elección, un juicio de valor
hombres comparten con sus congéneres, han tenido bas- acerca de la importancia relativa de aquellos intereses y
tante más que ver que el silogismo en la determinación de objetivos32. Juicio de valor que bien puede variar en rela-
las normas por las cuales los hombres deben ser ción con diferentes tiempos, lugares o incluso personas.
gobernados» 31 . Se afirmaba así sin ambages el carácter
contingente y relativo de las instituciones y de las normas La preservación de la lógica del sistema o el respeto a la
jurídicas, al tiempo que quedaba planteado un desafío tradición se muestran así insuficientes para dar cuenta de
abierto de los fundamentos e ideales que se encontraban la auténtica razón de ser de las instituciones y de las nor-
en la base del Classical Legal Thought. mas jurídicas. Por ello, todo quehacer jurídico implica
necesariamente, aunque a veces se lleve a cabo de una for-
Desafío que acometería con mayor profundidad en el ma subrepticia, una tarea de ponderación constante de los
programático escrito sobre La senda del Derecho que cons-
32
O. W. HOLMES, «Ideáis and Doubts», en id., Collected Legal Papers,
New York, Harcourt, Brace and Company, 1920: «En todos los asuntos
30
Cfr. L. MENAND, El Club de los metafísicos, trad. de A. BONNANO, Barce- discutibles existen deseos en conflicto cuya realización exige medios in-
lona, Destino, 2002. compatibles, por lo que surge la siguiente pregunta: ¿cuál de ellos tiene
31
O. W. HOLMES, The Common Law, New York, Dover Publications, Inc., derecho a prevalecer en el caso específico? Y sobre tales temas la lógica
1991, p. 1. no nos conduce muy lejos» (p. 306).
28 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 29

valores e intereses en juego que es absolutamente impres- sis y evaluación de las previsibles consecuencias prácticas
cindible para el adecuado ajuste de las relaciones sociales. que acarreará la aplicación de las normas 34 . Por ello, pro-
Para Holmes, el esquema total del Derecho es el resultado clama Holmes, el nuevo jurista no puede ser ya el estudio-
de un conflicto en cada punto entre la lógica, entendida so de las antiguallas jurídicas sino el experto en estadísticas
como generalización precipitada y como deducción silo- y en economía, el hombre capaz de evaluar y sopesar los
gística de aquellas generalizaciones, y el buen sentido, fines de las normas, los medios para alcanzarlos y su coste.
entendido como aquel tipo de razones que no encajan en Este giro de la perspectiva jurídica exige una revolución en
la lógica matemática. los modos de pensamiento: el jurista, acostumbrado a
De este modo, las preciadas creencias del jurista clási- «pensar palabras», debe ahora ante todo «pensar cosas»35.
co en la autonomía, objetividad y neutralidad de la cien- Consecuentemente con estos presupuestos, el criterio
cia y del razonamiento jurídicos, y especialmente su sepa- conforme al cual han de ser evaluadas las instituciones y
ración respecto de la política, eran por primera vez las disposiciones jurídicas no es el de la preservación de la
seriamente puestas en entredicho 33 . Y emerge una pers- continuidad lógica o de la armonía de la estructura inter-
pectiva pragmática o funcional. El Derecho deja de cons- na del sistema sino el del valor social de sus resultados o
tituirse en una entidad cuasimística e inalterable para consecuencias prácticas. Esto es, su capacidad para satis-
transformarse en un artificio humano. Ya no es entendido facer las finalidades sociales deseadas. Los principios y
como algo objetivo y absoluto que el jurista debe descu- las normas jurídicas son, fundamentalmente, aquello que
brir sino como un producto cultural forjado a partir de hacen. Este criterio de validación pragmático cancela así
determinadas experiencias, necesidades, circunstancias la perniciosa escisión entre la teoría y la práctica. Para la
históricas. Y, sobre todo, en lo que suponía un cambio verificación de dicho criterio el jurista precisa del auxilio
fundamental de la perspectiva jurídica, como un podero- de otras disciplinas que le guíen en la ponderación del
so instrumento de transformación social en manos de un valor de las distintas demandas y objetivos sociales a sa-
individuo que comienza a sentirse el protagonista de su tisfacer por el Derecho, aunque Holmes sea consciente de
propio destino. que el anhelo de una determinación científica y definitiva
Frente a la jurisprudencia taxidérmica y conceptualista de tales cuestiones no es más que un ideal inaprensible, ya
clásica, afanada en el descubrimiento de supuestas natura- que, a su juicio, no cabe más que una apreciación del «va-
lezas y principios jurídicos que habían perdido toda co- lor relativo de nuestros diferentes fines sociales»36. En este
nexión con la realidad, se propone el escrutinio consciente sentido Holmes no comparte la confianza de la jurispru-
y abierto por parte del jurista de los objetivos sociales a dencia sociológica de Pound en la elaboración de una
satisfacer. De este modo, la mirada del jurista se vuelve «ingeniería social» que nos suministre un esquema objeti-
hacia el futuro. Su atención se desplaza —utilizando la vo y omnicomprensivo de ordenación de las innumerables
afortunada distinción de R. Pound— del law in books, que y conflictivas aspiraciones y demandas sociales 37 . Holmes,
santifica los precedentes, al law in action, esto es, al análi-
34
Cfr. R. POUND, «Law in Books and Law in Action», en W. W. FISHER, M.
33
En opinión de M. J. HORWITZ, The Transformation of American Law J. HORWITZ y T. A. REED, American Legal Realism, Oxford University Press,
(1870-1960). The Crisis of Legal Orthodoxy, Oxford University Press, 1992, 1993, pp. 39-44.
35
«con La senda del Derecho Holmes empujó al pensamiento jurídico america- O. W. HOLMES, «Law in Science and science in Law», Harvard Law Re-
no hacia el siglo xx [...]. Desde este momento en adelante el ideal de finales view, vol. 12, núm. 7 (February, 1899), p. 460.
36
del siglo xix de un sistema internamente coherente y autónomo de ideales Ibid.,p. 462.
37
jurídicos, libre de la corruptora influencia de la política, fue sometido a un Cfr. R. POUND, «The Possibility of a Measure of Valúes», en id., Contem-
constante ataque» (p. 142). porary Juristic Theory, Claremont Colleges, Ward Ritchie Press, 1940, y
30 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 31

al igual que los realistas, desconfiará de toda pretensión de las normas. Pero éstas se justifican por sus fines, no por
de encerrar en fórmulas o esquemas generales preestable- la tradición 38 .
cidos la inabarcable riqueza de una experiencia caleidos- Esta concepción funcional e instrumental del Derecho
cópica. reclama por tanto un nuevo enfoque de carácter interdis-
ciplinar. Frente al ideal clásico de autonomía y autosufi-
De ahí que proclame la necesidad de mantener una ac- ciencia de una ciencia jurídica replegada sobre sí misma,
titud permanentemente escéptica, que mueva a una conti- el jurista pragmático requiere del auxilio de otras discipli-
nua revisión o reevaluación de las normas e instituciones nas en su tarea de evaluación de la adecuación de las nor-
jurídicas en función de sus consecuencias. En este senti- mas a las demandas sociales. La ética, la economía, la po-
do, el estudio de la historia puede jugar una importante lítica, la sociología, la historia, la psicología, son ámbitos
función desmitificadora y liberadora. Éste es otro de los del saber cuyas aportaciones no puede desconocer el juris-
asuntos centrales de La senda del Derecho y una de sus ta si desea realizar eficazmente su tarea de ordenación y
preocupaciones intelectuales permanentes. Frente al mé- ajuste de las relaciones sociales. En este sentido, en La
todo histórico dominante en aquel momento en la ciencia senda del Derecho Holmes ya se pronuncia claramente en
jurídica, que buceaba en los orígenes del common law en favor de la renovación de los programas de estudios de las
busca de las categorías y los principios fundamentales que Facultades de Derecho, propugnando la introducción en el
se consideraba habían de regir el desenvolvimiento pre- curriculum de materias como la sociología o la economía.
sente y futuro del Derecho, Holmes insiste en que la histo-
ria no puede ser la última palabra sino sólo el primer paso Éste es uno de los aspectos en el que más incidieron los
hacia un «escepticismo ilustrado». El análisis de las cir- nuevos planteamientos jurídicos. De hecho, uno de los
cunstancias históricas concretas que incidieron en la gé- principales y más inmediatos logros del realismo jurídico
nesis de las instituciones y de las doctrinas jurídicas se sería el de propiciar una saludable renovación de los mé-
revela esencial para alcanzar un adecuado entendimiento todos de enseñanza jurídica. Bajo la influencia de aquel
de las mismas. Y sólo a partir de ese conocimiento será movimiento, universidades como las de Columbia y Yale
posible su evaluación actual en términos de la adecuada —las principales rivales de Harvard— emprendieron in-
satisfacción o no de aquellos objetivos sociales para los mediatamente una serie de cambios en sus curricula que
que fueron creadas. De este modo, el estudio histórico nos posteriormente serían seguidos por la mayoría de las mis-
permitirá conocer si una determinada norma sigue cum- mas. El programa académico acogió materias como la
pliendo aquellos fines para los que fue diseñada o si úni- ciencia política, la historia, la economía y la sociología, lo
camente pervive por una ciega imitación del pasado, en que abrió las puertas de las Facultades de Derecho a des-
cuyo caso su existencia carece de sentido a menos que tacados científicos de estos ámbitos. Y el case method de
pueda probarse que puede satisfacer otras funciones so- Langdell fue revisado, de manera que las sentencias reco-
ciales valiosas en el momento presente. La Historia se gidas comenzaron a acompañarse del expediente comple-
presenta así como una enorme fuerza liberadora, un ins- to del caso seleccionado así como de un dossier en el que
trumento fundamentalmente crítico que nos conduce ha- se incluían materiales extrajurídicos de muy distinto tipo,
cia una deliberada y consciente reconsideración del valor tales como teorías sociales y económicas pertinentes,
prácticas mercantiles relevantes, formularios, acotaciones
R. POUND, «A Survey of Social Interests», artículo publicado en dos entregas
38
en Harvard Law Review, vol. 57, núm. 1 (October, 1943), pp. 1-39; y vol. 58, O. W. HOLMES, «Ideáis and Doubts», op. cit.: «Permanecer atados a una
núm. 7 (September, 1945), pp. 909-929. fórmula es un amodorramiento que, a la larga, significa la muerte» (p. 306).
32 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 33

de literatura científica de carácter psicológico, médico, considere justos. Pero la separación entre ambos dominios
etc. En sustitución del Case Book de Langdell, los nuevos constituye un presupuesto metodológico imprescindible
manuales jurídicos fueron alumbrados generalmente bajo para el estudio y conocimiento de lo que es el Derecho.
el significativo encabezamiento de Cases and Materials39. Como expresarán unos años más tarde los realistas en uno
de los puntos fundamentales de su programa, «durante la
investigación del Derecho que es, la observación, la des-
IV LA MIRADA REVOLUCIONARIA DEL BAD MAN cripción y el establecimiento de las relaciones entre las
cosas descritas han de permanecer en la mayor medida
Esta nueva concepción del Derecho requiere también posible incontaminados por los deseos del observador o
la asunción de un nuevo punto de vista. Y el bad man hol- por lo que él quiere que sea o piensa que (éticamente) debe
mesiano, con su interés exclusivo por las consecuencias ser»40. Cualquier proyecto de reforma del Derecho, aunque
que resultarán de la aplicación concreta de las normas finalmente implique la consideración de fines éticos, ha de
jurídicas, constituye el primer modelo o soporte humano basarse en un conocimiento previo del mismo lo más ajus-
de este nuevo enfoque metodológico. Nos encontramos tado posible a la realidad. Y ello conlleva necesariamente
sin duda ante una de las más originales y fecundas aporta- la separación temporal entre el Derecho y la moral.
ciones de Holmes, cuyas revolucionarias posibilidades se- Por ello es preciso pensar el Derecho tal como lo haría
rán explotadas hasta sus últimas consecuencias por algu- «el hombre malo». Partiendo de dicha perspectiva se hace
nos integrantes del realismo jurídico. La adopción de este posible el lavado de los conceptos jurídicos con «ácido
punto de vista nos abrirá a una nueva y clarificadora pers- cínico», un ácido que disolverá cualquier adherencia ex-
pectiva del universo jurídico. trajurídica. Se trata de un paso necesario para la desmiti-
En primer lugar, «el hombre malo», con su desinterés ficación y el análisis realista de aquellos conceptos, libe-
por las cuestiones éticas y su preocupación exclusiva por rándolos de cualquier resonancia ética que pudiera
las consecuencias materiales que le pueda acarrear su interferir en nuestra percepción de la experiencia jurídica.
conducta, nos proporciona una atalaya privilegiada desde Desde este punto de vista, nociones básicas como las de
la que distinguir nítidamente el Derecho de la moral, «derecho» o «deber», o incluso la de «derechos humanos»,
asunto que constituye otra de las preocupaciones centra- quedan despojadas de toda carga mística, dejando de
les de La senda del Derecho. Esta distinción, como puntua- constituir entidades metafísicas para denotar simplemen-
liza inmediatamente Holmes, no significa que el Derecho te agregados de posibles consecuencias materiales, favora-
no tenga nada que ver con la moral. Al contrario, desde un bles o desfavorables, para su titular 41 .
punto de vista histórico, las normas jurídicas se constitu- El propio concepto de «Derecho» experimenta una
yen en testimonio y depósito externo de las convicciones y transformación radical como consecuencia de este cam-
de los ideales morales de la comunidad. Y, desde el punto bio de enfoque. A los ojos del «hombre malo», el Derecho
de vista del presente, Holmes propone como criterio fun-
damental de evaluación de las normas el de su idoneidad
40
para satisfacer aquellos fines sociales que la comunidad K. N. LLEWELLYN, «Some Realism about Realism-Responding to Dean
Pound», Harvard Law Review, vol. 44, núm. 8 (June 1931), p. 1236.
41
Como señala en O. W. HOLMES, «Natural Law», Harvard Law Review,
39
Sobre estas innovaciones pedagógicas inmediatamente introducidas vol. 32, núm. 1 (november, 1918), «a efectos jurídicos, un derecho es sólo la
por influjo realista cfr. W. E. RUMBLE, American Legal Realism. Skepticism, hipóstasis de una profecía —la invención de una entidad que da soporte al
Reform and the Judicial Process, Ithaca, New York, Cornell University Press, hecho de que será utilizada la fuerza pública contra aquellos que lo contra-
1968, pp. 24-25. vengan»— (p. 42).
34 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 35

ya no es —como pretendía la ciencia jurídica de la épo- Esta visión del Derecho se halla en consonancia con el
ca— un sistema racional de principios elaborado deducti- enfoque propio del abogado y de su cliente, tal como Hol-
vamente a partir de ciertos axiomas, ni siquiera un con- mes pone de manifiesto desde el inicio de su conferencia.
junto más o menos ordenado y coherente de normas, sino El cliente que acude al despacho profesional del abogado
«las profecías acerca de lo que los tribunales harán real- no está interesado o preocupado tanto por las normas ju-
mente, y nada más pretencioso que eso». rídicas o por los principios lógicos del sistema jurídico
cuanto por las posibles consecuencias concretas de una
El resultado es, por tanto, una singular caracterización
actuación o situación específica, consecuencias que en
del Derecho en términos estrictamente fácueos. Mientras
última instancia habrán de ser determinadas por la auto-
que todas las escuelas jurídicas, más allá de sus irreconci-
ridad judicial. Es cierto, por tanto, que se trata de una vi-
liables discrepancias, coincidían sin embargo en su con-
sión del Derecho, en cierto modo, subjetiva y parcial. Pero,
cepción básica del Derecho como un sistema normativo,
¿es que acaso existe alguna que no lo sea? Ya se señaló
la definición de Holmes pretende anclar el fenómeno jurí-
cómo para el pragmatismo no existe «una» visión objetiva
dico en realidades tangibles, iniciando así una vía de
y omnicomprensiva de la realidad. Tal como estaban po-
aproximación que será explorada por el realismo jurídico
niendo de manifiesto los desarrollos epistemológicos que
tres décadas más tarde 42 . El centro de la escena jurídica
se estaban produciendo en los diversos campos científicos,
viene a estar ocupado ahora, no por principios o por nor-
todos nuestros esquemas de pensamiento, en cuanto suje-
mas, sino por ciertos hechos sociales relativos a la conduc-
tos a múltiples condicionantes de diverso tipo (históricos,
ta o actuación de determinadas personas involucradas en
culturales, políticos, económicos, éticos, psicológicos...)
la resolución de los conflictos jurídicos, especialmente los
son contingentes, parciales y relativos. Lo «real» —el re-
jueces 43 . El Derecho se presenta así como las decisiones de
sultado del conocimiento— no es totalmente independien-
los tribunales o, por mejor decir, como las predicciones de
te de nuestros procesos cognitivos. Todo conocer implica
las decisiones judiciales. Como señalará Jerome Frank,
una participación activa del sujeto en la configuración del
uno de los más destacados realistas, retomando el espíritu
objeto, de manera que lo subjetivo se funde inextricable-
holmesiano, «el Derecho, entonces, respecto a una situa-
mente con lo objetivo. Por eso, nuestro conocimiento es
ción dada es, bien (a) un Derecho real, es decir, una deci-
siempre un conocimiento obtenido desde un determinado
sión específica en el pasado relativa a esa situación, o (b)
punto de vista. Y eso no lo invalida, siempre que se revele
un Derecho probable, es decir, un vaticinio relativo a una
operativo o fructífero para la interpretación y el manejo
decisión específica en el futuro»44.
de la experiencia.
42
Sobre el desarrollo de este enfoque por parte del realismo jurídico cfr. J. Por tanto, la adopción por parte de Holmes de una de-
I. SOLAR, «El concepto de Derecho en el realismo jurídico americano. Una rein- terminada perspectiva subjetiva de observación se halla
terpretación», en AAW, Homenaje a Luis Rojo Ajuria. Escritos jurídicos, Servi- en consonancia con los presupuestos epistemológicos del
cio de Publicaciones de la Universidad de Cantabria, 2002, pp. 1185-1205.
43
En este sentido expresará más tarde uno de los líderes del realismo
pragmatismo. Se trata de una elección metodológica cons-
jurídico, K. N. LLEWELLYN, The Bramble Bush, New York, Oceana Publications ciente, que, frente a la teoría nomocéntrica tradicional,
Inc., 1991, que el objeto del Derecho consiste en un «hacer algo en relación propone un estratégico desplazamiento del centro de aten-
con las disputas». Hacer que se halla socialmente encomendado a una serie
de personas, «sean jueces o policías o secretarios o carceleros o abogados»,
ción, trasladando el foco desde el Derecho de los libros
específicamente autorizadas para la resolución institucionalizada de aquellos hacia el Derecho en acción, desde los principios teóricos
conflictos. Y, en consecuencia, «aquello que estos agentes hacen respecto de hacia las consecuencias prácticas, desde las normas hacia
las disputas es, a mi entender, el Derecho mismo» (p. 3). las decisiones judiciales. Por esta razón, Holmes será con-
44
J. FRANK, Law and the Modern Mind, op. cit., pp. 50-51.
36 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 37

siderado por J. Frank el Copérnico jurídico, el pensador cial en boga que veía el proceso judicial de toma de deci-
revolucionario que operó un movimiento de traslación de siones como una operación puramente lógico-deductiva
las coordenadas cuyo resultado sería la revelación de una equiparable a la realización de una operación matemática.
nueva imagen del universo jurídico: la imagen de un uni- Una concepción en la que —enfatiza Holmes— el disenso
verso jurídico no-euclidiano, en el que no existe «un» cen- judicial es percibido como una anomalía criticable e im-
tro predeterminado desde el que aquel pueda ser aprehen- putable únicamente a un error de cálculo. ¿Cómo podría
dido en «una» visión objetiva y omnicomprensiva 45 . Este aceptar esto El Gran Disidente, el juez cuyas notabilísimas
desplazamiento del foco de atención desde las normas a aportaciones a la jurisprudencia norteamericana vendrían
las decisiones judiciales se halla también en consonancia frecuentemente formuladas en espléndidos votos particu-
con la filosofía pragmática y su proclamada actitud de lares discrepantes que, con el paso del tiempo, se conver-
apartarse de las primeras cosas, los principios y las cate- tirían en la opinión del Tribunal Supremo y en auténticas
gorías para mirar hacia las cosas últimas, las consecuen- piezas de culto jurídico? 46
cias y los hechos. Sin duda, se halla implícito en dicha
maniobra un ataque a la idea entonces vigente en la cien- El lenguaje, la forma y el método lógicos, aparente-
cia jurídica de un Derecho extraterrenal, idealizado, que mente impecables, de las decisiones judiciales satisfacen
poco o nada tenía que ver con el Derecho que ocupaba a el anhelo humano de seguridad y de certeza, pero esa se-
los abogados y que afectaba a las vidas de sus clientes. guridad —denuncia— es puramente ilusoria. Tenemos
aquí ya presente el leitmotiv que impulsará el análisis crí-
tico de la función judicial de J. Frank y, en general, del
realismo jurídico americano. Por debajo de ese impene-
V. SOBRE LA FUNCIÓN JUDICIAL Y EL PAPEL trable armazón lógico y conceptual se esconden decisio-
DE LOS TRIBUNALES nes fundamentales de política jurídica que reposan, en
última instancia, en juicios de valor. Frente a la ilusoria
La función judicial y el proceso de toma de decisiones confianza del jurista en la posibilidad de desarrollar ma-
aparecen así en el centro de la escena jurídica. Este ámbi- quinalmente un razonamiento lógico-deductivo suscepti-
to constituía en opinión de Holmes uno de los terrenos en ble de la precisión y de la objetividad predicable de los
los que se hallaba más arraigada la ya mencionada falacia cálculos matemáticos a partir de conceptos y principios
de que la lógica es la única fuerza que opera en el desarro- abstractos, Holmes insistirá en que «las proposiciones
llo del Derecho y, sin duda, donde sus efectos eran social- generales no deciden casos concretos», porque toda deci-
mente más perniciosos. Por eso carga con toda su artillería sión judicial «dependerá de un juicio o de una intuición
contra aquella concepción declarativa de la función judi- mucho más sutil que cualquier premisa mayor
articulada» 47 . Juicios e intuiciones que a menudo perma-
45
Cfr. J. FRANK, «Mr. Justice Holmes and Non-Euclidean Legal Think-
ing», Cornell Law Quarterly, vol. 27, 1932, p. 578. La expresión «pensamiento
46
jurídico no-euclidiano» fue acuñada por Frank para referirse a la necesidad Como señala B. SCHWARTZ, LOS diez mejores jueces de la Historia norte-
de abandonar un pensamiento hasta entonces basado en supuestas naturale- americana, trad. de E. ALONSO, Civitas, 1980, la popularidad de Holmes «resi-
zas objetivas y principios autoevidentes en favor de otro más dinámico basa- de en sus votos particulares. No cabe duda de que ha sido el más famoso di-
do en la asunción, siempre tentativa y provisional, de postulados elegidos en sidente de la historia del Derecho. Desde su jubilación temen los miembros
función de su utilidad. Representaba un intento de trasladar al ámbito jurídi- del Tribunal Supremo que el manto de El Gran Disidente les cubra» (p. 55).
co los desarrollos epistemológicos que, en el campo científico, desde finales Los principales votos particulares de Holmes se encuentran recopilados en O.
del siglo xix desafiaban el paradigma newtoniano-euclidiano. En opinión de W. HOLMES, Opinioni dissenzienti, a cura di C. Geraci, Milano, Giuffré, 1975.
47
Frank, el «hombre malo» de Holmes constituía la primera expresión de este Voto particular de O. W. HOLMES en Lochner v. New York, 198 U.S. 45
nuevo pensamiento jurídico. (1905), p. 76.
38 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 39

necen inconscientes para el propio juez o, aun siendo rídicas, a pesar de sus diferentes planteamientos teóricos,
conscientes, permanecen inexpresados en su decisión, buscaron en el common law tradicional las premisas so-
pero que constituyen el auténtico fundamento de ésta. bre las que fundar aquel ideal compartido de elaboración
Estos elementos invisibles no sólo no se hallan para Hol- de un sistema jurídico racional con pretensiones de vali-
mes al margen del Derecho sino que resultan fundamen- dez científica. De manera que el jurista de finales del siglo
tales para su desarrollo 48 . Por ello es esencial que no ope- xix descubrió en las categorías centrales de aquel corpus
ren de forma encubierta e incontrolada y salgan a luz, a jurídico las indiscutidas e invariables premisas de la cien-
fin de que puedan ponderarse abierta y responsablemente cia y del razonamiento jurídicos 49 . Y entre ellas ocupaban
las consideraciones de utilidad social. un lugar de privilegio una serie de doctrinas y principios
Pero la crítica de Holmes de la función judicial no se jurídicos que reflejaban aquellos postulados individualis-
reduce al dominio lógico sino que alcanzará también al tas conforme a los que se había forjado el common law.
ideológico, poniendo al descubierto los intereses que De este modo, la concepción y la defensa de una econo-
aquella concepción de la ciencia y del razonamiento jurí- mía de mercado competitiva y autorregulada, basada en
dico servían a realizar. En este sentido es preciso señalar la primacía de los intereses individuales, se convirtió en
que el Classical Legal Thought no se limitó a ofrecer una un componente esencial del ideal de legitimidad inheren-
explicación exclusivamente formal acerca de la naturaleza te al paradigma del clasicismo jurídico. Un ideal que se
del Derecho como un sistema racional y de la argumenta- hallaba en consonancia con el «darwinismo social» que
ción jurídica como un razonamiento de carácter lógico- impregnaba el clima intelectual norteamericano de aquel
deductivo, sino que implicaba también la adopción de una momento 50 .
filosofía jurídica sustantiva, es decir, la asunción de deter- El mercado se configuraba así en el paradigma jurídi-
minados valores y principios materiales que se considera- co vigente como un ámbito neutral y apolítico de distri-
ban elementos consustanciales al propio orden jurídico. bución de los derechos cuyos mecanismos de funciona-
Valores y principios que constituían el reflejo de una es- miento y resultados se declaraban intocables desde las
tructura ideológica básica subyacente que había confor- instancias del poder político. Esta estructura ideológica
mado históricamente algunas de las ideas más arraigadas venía a definir el horizonte de lo que se consideraba «na-
en el credo americano acerca de las relaciones entre el ciu- tural», sirviendo en consecuencia para medir la imparcia-
dadano y el Estado.
49
Entre estos valores que conformaban los presupuestos En este sentido se lamentaba R. POUND, «Law in Books and Law in
Action», op. cit., de que «las concepciones fundamentales de nuestro Derecho
básicos del paradigma jurídico dominante ocuparon un casuístico tradicional han llegado a ser consideradas concepciones funda-
lugar fundamental aquellos que informaban la ideología mentales de la ciencia jurídica» (p. 43).
50
económica del laissez-faire. La razón de ello es que, tal La utilización de la expresión «darwinismo social», que hoy forma
parte del léxico sociológico aceptado como metáfora alusiva al complejo en-
como se señaló anteriormente, las distintas corrientes ju- tramado de ideas asociado a la ideología individualista y antigubernamental
del laissez faire que se desarrolló en las décadas finales del siglo xix, es debida
a R. HOFSTADTER, Social Darwinism in American Thought, Boston, Beacon
48
O. W. HOLMES, The Common Law, op. cit.: «Las mismas consideracio- Press, 1992 (la primera edición es de 1944). En esta obra el autor muestra
nes a las que los jueces aluden más raramente, y siempre excusándose, son cómo las categorías de la teoría evolucionista de Darwin —tales como las de
las raíces secretas a través de las cuales el Derecho absorbe todos los jugos de «selección natural», «la lucha por la existencia» o «la supervivencia del más
la vida. Quiero decir, desde luego, consideraciones acerca de lo que es conve- apto»— vinieron, tanto a través de la influencia científica directa de aquél
niente para la comunidad en cuestión. Todo principio importante desarrolla- como de las obras sociológicas y filosóficas de un Spencer o Sumner, a apun-
do en las controversias es, de hecho y en el fondo, el resultado de más o menos talar y suplementar las nociones derivadas de la teoría económica del laissez
definidas ideas de política legislativa» (p. 35). faire.
40 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 41

lidad y, en definitiva, la legitimidad de toda actuación es- De este modo, basándose en una interpretación mate-
tatal 51 . rial de la cláusula del due process of law que sacralizaba
los conceptos de «propiedad» y de «libertad contractual»,
Basta realizar un somero repaso de algunas de las sen-
los tribunales rechazaron por inconstitucionales todas
tencias más significativas de los tribunales superiores es-
aquellas leyes estatales y federales que perseguían la redis-
tatales y, sobre todo, de las del Tribunal Supremo de la
tribución de la riqueza, la regulación de las operaciones y
nación a lo largo de las últimas décadas del siglo xix y las
actividades de las grandes compañías, la fijación de pre-
primeras del xx para comprobar hasta qué punto el Dere-
cios mínimos o máximos, la protección de los grupos so-
cho asumió este entramado ideológico como ínsito en el
ciales más desfavorecidos o de los trabajadores mediante
propio texto constitucional. El instrumento a través del
la fijación de salarios mínimos y de jornadas laborales
cual el jurista clásico logró «constitucionalizar» tales pre-
máximas, o cualquier otro objetivo de carácter social. En
supuestos fue la denominada doctrina del substantive due
definitiva, todo intento legislativo de alterar el «natural»
process, que no consistía sino en una interpretación sus-
orden económico y social resultante del libre funciona-
tantiva de la cláusula del due process oflaw de la Decimo-
miento de los mecanismos del mercado representaba des-
cuarta Enmienda de la Constitución, que indica que nin-
de este punto de vista una actuación inconstitucional que
guna autoridad estatal «privará a ninguna persona de su
vulneraba los derechos de propiedad y de libertad con-
vida, libertad o propiedad sin el debido proceso legal».
tractual protegidos por la Decimocuarta Enmienda. Esta
Aquella doctrina reposaba en la noción tradicional de ves-
tensión entre los postulados individualistas sobre los que
ted rights, que aludía a la idea de que existen determinados
se asentaba el common law tradicional y las nuevas exi-
derechos, vinculados fundamentalmente a la esfera de la
gencias de carácter social que comenzaban a emerger en
propiedad, que una vez adquiridos no pueden ser cercena-
las décadas finales del siglo xix alcanzará su punto álgido
dos o alterados por el legislador. Esta tradición, que se
en la década de los treinta del siglo xx con la enconada
hallaba asociada en el acervo jurídico estadounidense a la
pugna abierta entre el legislativo federal y el Tribunal Su-
idea de los derechos naturales, vino a encontrar un anclaje
premo de la nación tras la puesta en marcha del New Deal
textual en la mencionada cláusula constitucional. Y a par-
por el presidente Roosevelt53. Pugna en la que jugarán un
tir de ahí comienza a realizarse una lectura sustantiva de
papel central los realistas, denunciando los intereses polí-
la misma en consonancia con los principios que inspira-
ticos y económicos subyacentes a la posición del tribunal
ban el Classical legal Thought, haciendo de las nociones de
Supremo.
«propiedad» y de «libertad contractual» las categorías
fundamentales para proteger todos aquellos intereses in-
dividuales que debían ser salvaguardados de la interferen- Pero, como señalábamos anteriormente, Holmes, en La
cia estatal 52 . senda del Derecho, fue el primero en denunciar abierta-
mente cómo aquella concepción lógico-deductiva del ra-
51
zonamiento judicial —pretendidamente científica, impar-
Como afirma B. ACKERMAN, La política del diálogo liberal, trad. de G. L. cial y apolítica— servía para enmascarar el mantenimiento
ALONSO, Barcelona, Gedisa, 1999, el Classical legal Thought vino a confirmar
así «las limitadas inquietudes jurídicas del Estado del siglo xix, consagradas de determinadas concepciones económicas que posterga-
tanto por la economía clásica como por el darwinismo social» (p. 219). ban cualquier consideración de utilidad social; de manera
52
En W. M. WIECEK, The Lost World of Classical Legal Thought. Law and que el jurista, lejos de permanecer neutral, estaba en rea-
Ideology in America, 1886-1937, op. cit., pp. 124-126, puede encontrarse un
desarrollo pormenorizado del proceso de formación de la doctrina del subs-
53
tantive due process oflaw en la jurisprudencia estatal y su posterior recepción Sobre este tema cfr. J. I. SOLAR, Política y Derecho en la era del New Deal.
en el ámbito federal. Del formalismo al pragmatismo jurídico, Madrid, Dykinson, 2002.
42 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 43

lidad tomando partido en favor de puntos de vista que, —afirmaba el tribunal— «uno tiene tanto derecho a adqui-
cuando menos, resultaban muy discutibles. Y no duda in- rir trabajo como el otro a venderlo». Una vez definido este
cluso en apuntar la responsabilidad de determinados gru- marco jurídico de la relación laboral, la idea de que la de-
pos sociales que, no confiando ya en su capacidad de terminación de las horas de trabajo a vender o a comprar
alcanzar democráticamente mayorías parlamentarias, tra- debía dejarse por completo a la libre voluntad de los con-
taban de lograr la imposición subrepticia de sus intereses tratantes vino a entenderse como un componente esencial
a través de la acción de los tribunales. de la libertad protegida por la cláusula del due process of
law. En este contexto, el tribunal concluía que «no hay
El punto donde se hará más palpable la insatisfacción
fundamento razonable para interferir con la libertad de la
de Holmes con este estado de cosas será justamente en su
persona o el derecho de libre contratación, determinando
celebérrimo voto particular contra la opinión mayoritaria
las horas de trabajo, en la ocupación de un panadero». Y
del Tribunal Supremo en el caso Lochner v. New York
ello porque «no puede afirmarse que los panaderos en
(1905). Opinión que representaba, precisamente, el climax
cuanto clase no sean iguales en inteligencia y capacidad a
del apogeo judicial de aquella doctrina del substantive due
los hombres comprometidos en otros comercios u ocupa-
process of law que se había ido labrando en las décadas
ciones manuales, o que no sean capaces de afirmar sus
precedentes. Tal es así que este período de la historia del
derechos y cuidarse por sí mismos sin el brazo protector
Tribunal Supremo, que alcanza hasta finales de la década
del Estado, interfiriendo con su independencia de juicio y
de los treinta del siglo xx, es frecuentemente denominado
de acción». En ningún sentido podía considerárseles —re-
como la «era del laissez faire», en obvia alusión a los valo-
marcaba el tribunal— «pupilos del Estado».
res básicos que informaron su jurisprudencia, o, de mane-
ra aún más explícita, la «era Lochner», haciendo simple- En consonancia con la concepción social darwinista
mente referencia al emblemático caso en el que quedaron que impregnaba el pensamiento jurídico, toda interven-
definitivamente sacralizados aquellos valores. ción estatal que tuviera como propósito corregir las des-
afortunadas consecuencias resultantes de la desigual ca-
En este caso, Joseph Lochner, propietario de una pe- pacidad de presión de las partes en la negociación laboral
queña panadería, cuestionaba la constitucionalidad de quedaba excluida por principio de la esfera de actuación
una ley del estado de Nueva York, la Bakeshop Act, que legítima del Estado en cuanto implicaba la adopción, por
establecía una jornada laboral máxima para los emplea- parte de éste, de una actitud parcial —favorecedora de los
dos de panaderías de 10 horas diarias y sesenta semanales. intereses de un determinado grupo social a costa de los
Aunque la decisión resultó muy dividida (cinco votos con- intereses de otros— y paternalista —en la medida que su-
tra cuatro), la opinión mayoritaria habría de fijar la posi- ponía una interferencia en la voluntad contractual de indi-
ción del Tribunal Supremo en esta materia para las próxi- viduos con plena capacidad jurídica—. Lo que, traducido
mas décadas. a términos jurídico-constitucionales, equivalía a una vul-
La sentencia comenzaba incardinando la relación labo- neración de la cláusula del due process of law de la Deci-
ral en el ámbito general de la libertad de contratación, mocuarta Enmienda.
reiterando la idea de que «el derecho general a hacer un Conforme a tales presupuestos, la sentencia señalaba
contrato en relación con su negocio es parte de la libertad que admitir la capacidad del Estado para regular la jorna-
del individuo protegida por la Decimocuarta Enmienda de da laboral implicaría que éste habría de asumir «la posi-
la Constitución federal». Derecho que se extiende igual- ción de un supervisor o pater familias» respecto de personas
mente a las dos partes contratantes en la medida en que sui iuris, que disponían de plena capacidad jurídica. En
44 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 45

este sentido, todo intento de asegurar legislativamente un teoría económica particular, ya sea la del paternalismo y la
marco mínimo de justicia en la contratación laboral, sus- relación orgánica del ciudadano con el Estado o la del lais-
traído a la negociación de las partes, debía ser considerado sez faire». Por el contrario, representa un sustrato común
inaceptable en cuanto suponía un menoscabo de la propia y básico de convivencia, de manera que su valor funda-
dignidad de los trabajadores, una intolerable interferencia mental reside precisamente en la idea de que «está hecha
en la libre voluntad de «hombres adultos e inteligentes». para gente con puntos de vista sustancialmente diferen-
tes». Y el hecho de que ciertas opiniones «nos parezcan
Frente a la opinión mayoritaria del tribunal, que repre- naturales y familiares, o nuevas, e incluso chocantes, no
sentó el triunfo y el afianzamiento definitivo del paradig- debe ser concluyente de nuestro juicio relativo a la cues-
ma jurídico clásico y, específicamente, de la doctrina del tión de si las leyes que las plasman vulneran la Constitu-
substantive due process of law, el voto particular de Hol- ción de los Estados Unidos»55.
mes habría de sembrar el germen de su futura desintegra-
ción, convirtiéndose inmediatamente en una referencia El disenso de Holmes constituye una urgente llamada
fundamental que galvanizó la reacción progresista que fi- de atención que pretendía alertar sobre el espurio papel
nalmente, de la mano del realismo jurídico, habría de con- que estaban jugando los tribunales, especialmente el Tri-
ducir al asalto frontal de aquel orden apenas tres décadas bunal Supremo, impidiendo que prosperaran los puntos
más tarde. de vista de la mayoría legislativa y de gran parte de la po-
blación del país. La Decimocuarta Enmienda «no preten-
La opinión de Holmes intenta subrayar que la decisión dió darnos carta blanca para imponer nuestro credo eco-
del caso se basa, en última instancia, «en una teoría eco- nómico o moral por medio de sus prohibiciones», advierte
nómica que gran parte del país no comparte». Una teoría Holmes a sus compañeros de estrado 56 . Sin duda, Holmes
que Holmes ni siquiera entra a valorar porque —afirma— no compartía muchas de las ideas políticas de los progre-
«creo firmemente que mi acuerdo o desacuerdo no tiene sistas que le admiraban y para quienes sus votos particu-
nada que ver con el derecho de la mayoría a plasmar sus
opiniones en la ley». No es misión de los tribunales tomar
partido sobre cuestiones de carácter político o económico del darwinismo social oficialmente imperante. En ella Spencer observaba
que «la pobreza del incapaz, las desgracias que sobrevienen al imprevisor, el
que son discutibles, suplantando de este modo el poder de hambre del ocioso y el abrirse paso del fuerte dejando de lado al débil, que
decisión de los órganos democráticos. Y mucho menos dejan a tantos en sombras y en miserias, son los decretos de una generosa,
aún «sacralizar» sus opiniones haciendo una lectura de la providente benevolencia», puesto que, «bajo el orden natural de las cosas, la
sociedad está constantemente excretando sus miembros malsanos, imbéciles,
Constitución en consonancia con aquellos presupuestos torpes, irresolutos y sin fe, enviando a tempranas sepulturas a los hijos de
económicos y utilizando la herramienta del judicial review padres enfermos y desechando a los deprimidos, los inmoderados y los débi-
o juicio de constitucionalidad para invalidar aquellas dis- les». Citado en W. M. WIECEK, The Lost World ofClassicál Legal Thought. Law
and Ideology in America, 1886-1937, op. cit., p. 84.
posiciones legislativas que no se ajusten a los mismos. 55
Como remarcaría en Otis v. Parker, 187 U.S. 606 (1903), «aunque es
cierto que los tribunales deben enjuiciar por sí mismos, ello de.ninguna ma-
Condensando toda su carga crítica en uno de sus más nera significa que sea inválida toda ley que pueda parecer a aquellos jueces
notorios aforismos, sentencia Holmes: «la Decimocuarta que la examinan excesiva, inadecuada para su aparente finalidad o basada en
Enmienda no juridifica la Estática Social de Mr. Herbert concepciones morales que desaprueban. Es necesario dejar considerable es-
pacio a los diferentes puntos de vista», pues «de lo contrario, una Constitu-
Spencer» 54 . Una constitución «no pretende encarnar una ción, en lugar de limitarse a contener reglas jurídicas relativamente funda-
mentales [...] se convertiría en partisana de un sistema particular de opiniones
54
El pensamiento de Herbert Spencer representaba en aquel momento el éticas o económicas para nada compartidas semper ubique et ab ómnibus»
trasunto filosófico y sociológico de las teorías científicas darwinistas. Su obra (pp. 608-609).
56
Social Statics (1950), a la que alude Holmes, constituía la máxima expresión Voto particular enBaldwin v. Missouri, 281 U.S., 586 (1930), p. 595.
46 José Ignacio Solar Cayón Holmes: el inicio de una nueva senda jurídica 47

lares se convirtieron en una fuente constante de inspira- mente a poner de manifiesto la necesidad de una nueva
ción (Louis Brandéis, Learned Hand, Walter Lippmann, actitud de contención judicial y de deferencia de tales jui-
los realistas), pero no creía que fuera asunto suyo como cios políticos en favor del poder legislativo. Se convertirá
juez defender sus ideas sino dejar que la democracia fun- así en el profeta del self restraint judicial. En su opinión,
cionara según sus reglas. En una carta a J. T. Morse de 28 los tribunales habían de ser sumamente prudentes en el
de noviembre de 1926 señalaba: «Ha sido un gran placer ejercicio de la facultad del judicial review. Y, en consonan-
para mí sostener la constitucionalidad de leyes que consi- cia, concluía su opinión en Lochner proponiendo el si-
dero malas por completo, porque de esa manera he ayuda- guiente estándar de racionalidad para juzgar sobre la
do a marcar la diferencia entre lo que yo prohibiría y lo constitucionalidad o no de las leyes: «creo que la palabra
que permite la Constitución» 57 . libertad de la Decimocuarta Enmienda se pervierte cuando
se esgrime para evitar la consecuencia natural de una opi-
El texto constitucional se configura para Holmes como nión mayoritaria, a menos que pueda decirse que un hom-
un marco abierto a plurales interpretaciones, susceptible bre racional e imparcial admitiría necesariamente que la
de albergar en su seno diversas concepciones políticas, ley propuesta infringe principios fundamentales tal como
éticas y económicas. Como recalca en otro de sus celebé- han sido entendidos por las tradiciones de nuestro pueblo
rrimos votos particulares, la Constitución, «como toda la y de nuestro Derecho».
vida, es un experimento» 58 . Un ámbito, en definitiva, para
el ensayo y la exploración de nuevas y más justas formas
de relación entre el ciudadano y el poder político, así
como de vías más eficaces para la resolución de los pro-
blemas sociales. Por ello —confiesa— «no hay nada que
deplore más que la utilización de la Decimocuarta En-
mienda más allá de la absoluta compulsión de sus pala-
bras para evitar la realización de experimentos sociales
que una parte importante de la comunidad desea» 59 . Se
estaba pervirtiendo así la esencia misma de la democra-
cia. Dentro de los límites trazados constitucionalmente,
debía corresponder a la sociedad, a través del juego de sus
mecanismos de representación política, determinar en
cada momento el sentido y el alcance de los distintos prin-
cipios, derechos y valores que articulan aquel marco bási-
co de convivencia.
De este modo, a partir del afloramiento de las discu-
tibles opciones de política legislativa que se hallaban
ocultas detrás de las pretendidamente imparciales cons-
trucciones jurisprudenciales, Holmes contribuía decisiva-

Citado en L. MENAND, El club de los metafísicos, op. cit., p. 79.


Abrams v. United States, 250 U.S. 616 (1919), p. 630.
Voto particular en Truax v. Corrigan, 257 U.S. 312 (1921), p. 344.
BIOGRAFÍA DE OLIVER WENDELL
HOLMES

Oliver Wendell Holmes, Jr., constituye, probablemente,


la figura más ilustre de toda la historia del Derecho esta-
dounidense y una de las personalidades más influyentes
en la sociedad norteamericana de principios del siglo xx.
Nació el 8 de marzo de 1841 en el seno de una familia
acomodada de Boston. Su padre era médico, aunque fue
su obra poética la que le reportó fama nacional, llegando
a ser considerado uno de los más importantes poetas de
Estados Unidos en el siglo xix. Su madre fue una activa
abolicionista.
El joven Holmes recibió una educación refinada, ingre-
sando en la Universidad de Harvard en el año 1857. En
abril de 1861 dejó sus estudios en la universidad para par-
ticipar en la Guerra Civil, alistándose en el ejército del
Norte. Resultó herido tres veces en batalla y llegó a alcan-
zar el grado de teniente coronel. Terminada la guerra cur-
só los estudios de Derecho en la Harvard Law School, gra-
duándose en 1866.
A partir de ese momento ejerció como abogado, espe-
cializándose en Derecho marítimo y Derecho mercantil.
Viajó repetidamente a Inglaterra, donde trabó amistad
con John Stuart Mili y Frederick Pollock. Al mismo tiem-
50 José Ignacio Solar Cayón

po, fue lector de Jurisprudencia y Derecho constitucional


en la Universidad de Harvard, llegando a dirigir la Ameri-
can Law Review entre 1870 y 1873.
En 1880 fue invitado a impartir doce sesiones en el
Lowell Institute que acabarían conformando su obra más
famosa, The Common Law, publicada al año siguiente. En
ellas desarrollaría una concepción del Derecho como un
producto histórico, fruto de la experiencia antes que de la
lógica, opuesta al formalismo entonces imperante en el
ambiente jurídico estadounidense. Con ella obtuvo un am-
plio reconocimiento nacional e internacional que le valió
para obtener en 1882 una plaza de profesor en la Harvard SOBRE ESTA EDICIÓN
Law School.
Sin embargo, al final de ese mismo año fue nombrado
juez del Tribunal Supremo de Massachusetts, donde per- En esta traducción se han mantenido las notas a pie de
maneció hasta 1902. Este año fue nombrado juez del Tri- página que O. W. Holmes incluyó en la edición de la con-
bunal Supremo de los Estados Unidos por el presidente ferencia para su publicación en la Harvard Law Review.
Theodore Roosevelt, cargo que ocupó hasta su renuncia Estas notas originales del autor aparecen indicadas en nú-
en 1932 debido a su precario estado de salud. Sus treinta meros arábigos.
años de servicio le convierten en el juez que más tiempo
ha estado en el banco del Tribunal Supremo de los Estados Junto a ellas aparecen otras notas a pie de página indi-
Unidos y, probablemente, el que ha tenido un mayor im- cadas con números romanos. Éstas son notas del traduc-
pacto en el desarrollo posterior del Derecho norteamerica- tor. Con las mismas se ha querido facilitar la comprensión
no —especialmente a través de la influencia de sus celebé- del texto al lector no familiarizado con los fundamentos
rrimos votos particulares—. Murió el 6 de marzo de 1935. del Derecho inglés tradicional y con las peculiaridades del
sistema jurídico y procesal norteamericano, ofreciendo
una explicación sencilla de los diversos conceptos técnicos
utilizados por el autor y del sentido que poseen algunas
de sus alusiones a instituciones o a desarrollos históricos
específicos.
OLIVER WENDELL HOLMES, JR.

LA SENDA
DEL DERECHO
Conferencia pronunciada por el juez Holmes,
magistrado del Tribunal Supremo de
Massachusetts, con ocasión de la inauguración
del nuevo edificio de la Facultad de Derecho
de la Universidad de Boston el 8 de enero de 1897.

Publicada en Harvard Law Review, vol. 10, núm. 8


(March 25, 1897), pp. 457-478.
Cuando estudiamos Derecho no estamos estudiando
algo misterioso sino una profesión bien conocida. Esta-
mos estudiando aquello que necesitaremos para actuar
ante los tribunales o para aconsejar a la gente al objeto de
que se mantenga alejada de ellos. La razón por la que nos
hallamos ante una profesión, por la que los ciudadanos
pagarán a los abogados para que les defiendan o les acon-
sejen, es que en sociedades como la nuestra el control de
la fuerza pública es confiado a los jueces en ciertos casos
y, si es necesario, el Estado desplegará todo su poder para
que sus sentencias se cumplan. La gente quiere saber
bajo qué circunstancias y hasta qué punto merecerá la
pena correr el riesgo de enfrentarse a una instancia tan
poderosa, y de ahí que llegue a convertirse en un negocio
el averiguar cuándo ha de temerse ese peligro. El objeto
de nuestro estudio, entonces, es la predicción: la predic-
ción de la incidencia de la fuerza pública a través de la
actuación de los tribunales.
Los materiales para este estudio son un conjunto de
recopilaciones jurisprudenciales, de tratados doctrinales
y de leyes, de este país y de Inglaterra, que se extienden
hacia atrás en el tiempo durante seiscientos años y que
actualmente se incrementan cada año en centenares. En
esas sibilinas páginas se contienen las profecías dispersas
del pasado acerca de los casos sobre los que habrá de re-
caer una decisión. Por eso, con toda propiedad, se ha di-
cho que son los oráculos del Derecho. De lejos, el princi-
pal y casi el único sentido que tiene cada nuevo esfuerzo
56 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 57

del pensamiento jurídico es hacer dichas profecías más determinada jurisdicción en el curso de una generación
precisas y generalizarlas hasta elaborar un sistema plena- abarcan prácticamente todo el cuerpo del Derecho, reela-
mente coherente. El proceso es único, desde la exposición borándolo desde el punto de vista del presente. A partir de
de un caso por parte del abogado, eliminando todos los las mismas podríamos reconstruir el corpus jurídico com-
elementos dramáticos que reviste la historia de su cliente pleto aunque todas las anteriores se quemaran. El uso de
y reteniendo sólo los hechos jurídicamente relevantes, las recopilaciones más antiguas tiene fundamentalmente
hasta llegar al análisis final y a los universales abstractos un carácter histórico, pero sobre esto diré algo más ade-
propios de la ciencia jurídica. La razón por la que un abo- lante.
gado no menciona que su cliente llevaba un sombrero
blanco cuando suscribió un contrato, mientras que la se- Deseo, si es posible, establecer algunos primeros prin-
ñora Quickly seguramente haría hincapié en la copa dora- cipios para el estudio de este cuerpo de dogmas o de pre-
da y la chimenea de carbón marino, es que aquél prevé dicciones sistematizadas que llamamos Derecho, al objeto
que la fuerza pública actuará de la misma manera inde- de que aquellos que quieran utilizarlo como un instru-
mento para su trabajo puedan realizar sus vaticinios. Y,
pendientemente de lo que su cliente llevara en la cabeza.
en relación con dicho estudio, deseo señalar un ideal que,
Al objeto de facilitar que las profecías sean recordadas y
hasta el momento, nuestro Derecho no ha logrado aún al-
comprendidas, las enseñanzas de las decisiones pasadas
canzar.
se formulan en proposiciones generales y se recogen en
libros de texto, y las leyes se aprueban en una forma gene- El primer aspecto a tener en cuenta para una compren-
ral. Los derechos y deberes primarios de los que se ocupa sión profesional de nuestra materia es entender sus lími-
la ciencia jurídica no son sino profecías. Uno de los mu- tes. En consecuencia, creo que es deseable disipar inme-
chos efectos perniciosos de la confusión entre las nocio- diatamente una confusión entre la moral y el Derecho
nes jurídicas y las morales, sobre la que diré algo inme- que, en algunas ocasiones, se eleva conscientemente a las
diatamente, es la idea de que la teoría puede comenzar la cimas de la teoría y, en otras, de manera mucho más fre-
casa por el tejado, considerando que el derecho o el deber cuente y constante, causa problemas particulares sin que
es algo que existe separada e independientemente de las seamos conscientes de ello. Podéis ver muy claramente
consecuencias de su infracción, a la cual se aparejan pos- que un hombre malo tiene tantas razones como un hom-
teriormente ciertas sanciones. Sin embargo, como inten- bre bueno para desear evitar un encontronazo con la fuer-
taré mostrar, un deber jurídico no es más que una predic- za pública y, por tanto, podéis entender la importancia
ción acerca del hecho de que si una persona hace u omite práctica de la distinción entre la moral y el Derecho. Es
ciertas cosas sufrirá tal o cual consecuencia en virtud de muy probable que un hombre a quien no le importe nada
la sentencia de un tribunal. Y lo mismo podría decirse de una norma ética que es compartida y respetada por sus
un derecho. vecinos, tenga sin embargo buen cuidado en evitar tener
que pagar una suma de dinero y, si puede, querrá mante-
El número de nuestras predicciones, cuando son gene- nerse alejado de la prisión.
ralizadas y reducidas a un sistema, no es tan grande como
para que resulten inmanejables. Constituyen un cuerpo Doy por supuesto que ninguno de los oyentes malinter-
finito de dogmas que puede ser dominado en un plazo ra- pretará lo que estoy diciendo como un discurso cínico. El
zonable de tiempo. Es un gran error sentirse atemorizado Derecho es el testimonio y el depósito externo de nuestra
ante el creciente número de repertorios de precedentes vida moral. Su historia es la historia del desarrollo moral
judiciales. Las recopilaciones jurisprudenciales de una de la especie humana. Su práctica, a pesar de lo que su-
58 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 59

gieren las chanzas populares, ayuda a hacer buenos ciu- queremos marcar los límites de la interferencia en la li-
dadanos y buenas personas. Cuando enfatizo la diferencia bertad individual que creemos prescritos por la concien-
entre el Derecho y la moral lo hago con una única finali- cia o por nuestro ideal de justicia, cualquiera que sea el
dad: aprender y entender qué es el Derecho. Para conse- modo en que lo hayamos alcanzado. Sin embargo, es cier-
guir este objetivo debéis aprehender nítidamente sus ras- to que han existido muchas leyes en el pasado, y proba-
gos específicos y por ello os pido que, en este momento, blemente existen también algunas en la actualidad, que
dejéis al margen cualquier cosa ajena al mismo. son rechazadas por la opinión más ilustrada del momento
o que traspasan aquellos límites que la mayoría de con-
No digo que no pueda existir un punto de vista más
ciencias establecerían. Se pone así de manifiesto que nada
amplio desde el cual la distinción entre el Derecho y la
sino confusión puede resultar de asumir que los derechos
moral llegue a ser de una importancia secundaria o inclu-
del hombre en un sentido moral son igualmente derechos
so totalmente irrelevante, del mismo modo que todas las
en el sentido constitucional y legal.
distinciones matemáticas se desvanecen ante la presencia
del infinito. Pero afirmo que esa distinción es de impor- Sin duda, podríamos poner casos simples y extremos
tancia capital para la finalidad que tenemos que conside- de leyes imaginables que el poder legislativo nunca se
rar aquí: el correcto estudio y dominio del Derecho como atrevería a decretar, incluso en ausencia de prohibiciones
una actividad profesional con límites bien definidos, como constitucionales expresas, porque la comunidad se levan-
un cuerpo de dogmas comprendido dentro de unas líneas taría en armas; y esto otorga cierta plausibilidad a la idea
definidas. Acabo de mostrar la razón práctica para reali- de que el Derecho, aunque no sea una parte de la moral,
zar esta afirmación. Si quieres conocer lo que es el Dere- se halla limitado por ella. Pero este límite del poder no es
cho, y nada más que el Derecho, debes mirarlo como lo coextensivo con ningún sistema moral. En su mayor parte
haría un hombre malo, a quien sólo le importan las con- esta limitación se hallaría comprendida dentro de los
secuencias materiales que tal conocimiento le permite principios básicos de cualquier sistema moral, y en algu-
predecir, y no como lo hace un hombre bueno, quien en- nos casos podría ir más allá de los mismos por razón de
cuentra las razones para su conducta —se hallen o no los hábitos de un pueblo particular en un momento deter-
en el Derecho— en las más vagas sanciones de su con- minado. Una vez oí al profesor Agassiz decir que un pue-
ciencia. blo alemán se rebelaría si se subiese dos céntimos el pre-
cio de la cerveza. Una ley así sólo sería un conjunto de
La importancia teórica de esta distinción no es menor palabras vacías, pero no porque fuera moralmente inco-
si se razona correctamente sobre la materia. El Derecho rrecta sino porque resultaría imposible de aplicar. Nadie
se halla repleto de fraseología extraída de la moral y por negará que las leyes inmorales pueden ser, aplicadas, y de
la pura fuerza del lenguaje nos invita continuamente a hecho lo son, aunque no nos podamos poner de acuerdo
pasar de un dominio al otro sin darnos cuenta, como ha- acerca de cuáles son inmorales.
remos con toda seguridad si no tenemos la línea fronteri-
za entre ambos constantemente presente en nuestras La confusión a la que me estoy refiriendo acecha a
mentes. El Derecho nos habla de derechos, deberes, dolo, concepciones reconocidamente jurídicas. Tomemos la
intención, negligencia, etc., y nada es más fácil ni más co- cuestión fundamental: ¿Qué es el Derecho? Encontraréis
mún en el razonamiento jurídico que tomar esas palabras, algunos autores que os dicen que es algo distinto de lo
en alguna fase de la argumentación, en su sentido moral, que deciden los tribunales de Massachusetts o de Inglate-
incurriendo así en aquel error. Por ejemplo, cuando ha- rra, que es un sistema racional, que es el resultado de una
blamos de los derechos humanos en un sentido moral deducción a partir de ciertos principios éticos o axiomas
60 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 61

aceptados, o algo similar, que puede coincidir o no con las razón de utilidad pública y la responsabilidad derivada de
decisiones judiciales. Pero, si adoptamos el punto de vista lo que llamamos una apropiación ilícita en la que no cabe
de nuestro amigo el hombre malo, veremos que a él no le la restitución? En ambos casos la parte que toma la pro-
importan en absoluto los axiomas ni las deducciones y piedad ajena ha de pagar su justo precio determinado por
que lo que quiere saber es lo que los tribunales de Massa- un jurado, y nada más. ¿Qué relevancia tiene llamar a una
chusetts o de Inglaterra probablemente harán en realidad. apropiación «lícita» y a la otra «ilícita» desde el punto de
Yo estoy muy de acuerdo con él. Las profecías acerca de vista jurídico? En lo que se refiere a la consecuencia, el
lo que los tribunales harán realmente, y nada más preten- pago forzoso, no importa si el acto al cual aparece ligado
cioso que eso, es lo que yo entiendo por Derecho. se halla descrito en términos de elogio o en términos de
culpa, o si la ley pretende prohibirlo o permitirlo. Si im-
Tomemos de nuevo una noción que, tal como es enten-
portara algo, hablando todavía desde el punto de vista del
dida popularmente, constituye el concepto más amplio
hombre malo, habría de ser porque en un caso la ley apa-
que el Derecho contiene: la noción de deber jurídico, a la rejase al acto algunas desventajas adicionales, o al menos
cual ya me he referido. Llenamos ese concepto con todo algunas consecuencias, y en el otro caso no. Las únicas
el contenido que extraemos de la moral. Pero, ¿qué signi- desventajas adicionales que soy capaz de imaginar las po-
fica el mismo para el hombre malo? Principalmente, y en demos encontrar en dos doctrinas jurídicas más bien irre-
primer lugar, una profecía de que si hace ciertas cosas se levantes, que podrían abolirse sin mucho trastorno. Una
verá sujeto a desagradables consecuencias, tales como el de ellas es la que señala que un contrato para realizar un
encarcelamiento o el pago forzoso de una suma de dinero. acto prohibido es ilegal y la otra la que dice que si uno de
Y, desde este punto de vista, ¿qué diferencia existe entre los varios coautores tiene que pagar todos los daños y per-
ser multado con una cantidad determinada o pagar una juicios no puede reclamar la contribución de sus compa-
tasa del mismo importe para poder hacer algo? La prueba ñeros. Y creo que esto es todo. Observad cómo la vaga
de que la adopción de este punto de vista es el test para circunferencia de la noción de deber se encoge y, al mis-
determinar los principios jurídicos viene dada por las mu- mo tiempo, se hace más precisa cuando la lavamos con
chas discusiones habidas en los tribunales acerca de si la ácido cínico y arrojamos fuera de ella todo lo que no cons-
imposición por ley de una determinada responsabilidad tituye el objeto de nuestro estudio: el funcionamiento del
civil constituye una tasa o una sanción. De la respuesta Derecho.
que se dé a esta cuestión depende la decisión acerca de si
la conducta es antijurídica o ajustada a Derecho, así como En ningún lugar es tan evidente la confusión entre las
la de si una persona se halla sujeta a coacción jurídica o ideas jurídicas y las morales como en el Derecho contrac-
es libre. tual. Entre otras cosas, aquí, de nuevo, los denominados
derechos y deberes primarios se hallan investidos de un
Dejando el Derecho penal a un lado, ¿cuál es la dife-
significado místico que va más allá de lo que puede ser
rencia existente entre la responsabilidad derivada de las
atribuido y explicado. En el common law el deber de cum-
Mili Actsi o de las leyes que permiten la expropiación por plir un contrato significa una predicción de que deberás
¡
pagar una indemnización por daños y perjuicios si no lo
Las Mili Acts fueron leyes promulgadas por diversos Estados de la haces, y nada más que eso. Si realizas un ilícito civil eres
Unión a lo largo del siglo xix para favorecer el aprovechamiento de la energía
de las corrientes fluviales mediante la construcción de molinos de agua. Es-
tas normas autorizaban a los propietarios de las tierras donde se construían las fincas que resultaban inundadas. Los tribunales reconocieron general-
los molinos a levantar diques para dar servicio a éstos, inundando las fincas mente (aunque no siempre) la validez de estas medidas legislativas argumen-
existentes río arriba, a condición de que compensaran a los propietarios de tando que constituían una expropiación por razón de utilidad pública.
62 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 63

responsable de pagar una suma compensatoria. Si reali- otra parte por los daños y perjuicios ocasionados. El abo-
zas un contrato eres responsable de pagar una suma com- gado del promitente, Sergeant Harris, confesó que solici-
pensatoria a menos que tenga lugar el acontecimiento taba el cese del procedimiento contra su conciencia, pero
prometido, y esa es toda la diferencia. Pero esta manera su solicitud fue atendida. Esto va más allá de lo que noso-
de considerar el asunto repugna a quienes creen que es tros pretendemos ahora, pero muestra lo que me atrevo a
conveniente introducir en el Derecho tanta ética como sea decir que ha sido el punto de vista del common law desde
posible. Sin embargo, era bastante buena para Lord Coke, su inicio, aunque Harriman, en su muy solvente librito
y aquí, como en tantos otros casos, me alegra coincidir sobre Contratos, llegue —erróneamente, en mi humilde
con él. En Bromage v. Gennin1 se solicitó ante el tribunal opinión— a una conclusión diferente.
del King's Bench" un writ of prohibitiori" al objeto de que
cesara el procedimiento abierto en un tribunal inferior de He hablado únicamente del common law, porque exis-
Gales por una demanda en la que se pretendía el cumpli- ten algunos casos en los que puede haber una justificación
miento específico de un covenant™ para otorgar un con- lógica para hablar de un modo comprensible de responsa-
trato de arrendamiento. Coke dijo que acceder a esta pre- bilidades civiles que implican la imposición de deberes.
tensión subvertiría la intención del promitente, puesto Éstos son aquellos relativamente infrecuentes casos en los
que éste quiere que quede a su elección bien el llevar a que un tribunal, actuando en equidad v , emite una in-
cabo el contrato de arrendamiento o bien el resarcir a la
v
Uno de los rasgos más peculiares del sistema jurídico inglés es la co-
existencia en su mismo seno de dos cuerpos normativos totalmente indepen-
1
I Roll. Rep. 368. dientes y, frecuentemente, en competencia entre sí, cada uno de ellos admi-
" El Kings Bench o Queen's Bench constituyó el más alto tribunal de In- nistrado incluso por sus propios tribunales: el common law y la equity o
glaterra hasta su desaparición como un órgano separado en 1875. Este tribu- equidad.
nal tuvo su origen en el primer tribunal real establecido por Guillermo el La equidad surge históricamente como un expediente para mitigar el ri-
Conquistador en el siglo xi bajo el nombre de Curia Regís. No era un órgano gor del common law, permitiendo que los jueces administraran justicia con-
judicial en el sentido actual del término sino que se trataba más bien de una forme al Derecho natural. A lo largo de los siglos xm y xiv los tribunales ha-
asamblea de lores y nobles que resolvían asuntos de especial relevancia para bían ido conformando con su doctrina el common law, un sistema en el que
la Corona. Cuando el rey se hallaba de viaje por Inglaterra la Curia Regis lo la admisión y la decisión de los casos actuales se basa en la aplicación de los
acompañaba, aconsejándole y decidiendo controversia. principios jurídicos modelados y desarrollados en los casos precedentes.
Este tribunal real sufrió diversas reorganizaciones a lo largo de los siglos Pero pronto este sistema se tornó excesivamente rígido: el procedimiento
XII y xin, adoptando finalmente la denominación de Court of the King's (o formal de alegaciones llegó a hacerse excesivamente intrincado y, además, la
Queen's) Bench. Este órgano coexistía junto al Court ofCommon Pleas, que se reparación de los agravios sólo era posible a través de determinadas causas o
hallaba formado por jueces profesionales. Al principio, estos dos tribunales formas de acción establecidas. De este modo, muchas reclamaciones funda-
conocían de diferentes tipos de casos pero, con el transcurso de los siglos, el das eran rechazadas por no cumplir con alguna formalidad o, aun siendo
tribunal del King's Bench amplió su jurisdicción hasta conocer prácticamen- admitidas, eran finalmente desestimadas debido simplemente a la ausencia
te de cualquier tipo de controversia. de un precedente o de una norma aplicable.
Con la promulgación de las Judicature Acts de 1873 y 1875 el Parlamento No obstante, los justiciables frustrados en sus pretensiones podían aún
inglés abolió este tribunal y lo integró en la High Court ofJustice como la King's dirigirse directamente al rey en busca de amparo. Éste comenzó a delegar
Bench División, con competencia para conocer en apelación de ciertos casos. regularmente la resolución de estas peticiones al chancellor, un miembro
"' El writ of prohibition es un mandamiento judicial mediante el cual un destacado del Consejo Real. Generalmente, el chancellor era un clérigo con-
tribunal superior ordena a otro inferior que cese un procedimiento abierto fesor del rey, por lo que se le consideraba la persona en quien residía la con-
por carecer de jurisdicción para conocer o juzgar determinadas materias. ciencia de la Corona. A través de esta figura, el rey ejercía la justicia por me-
También puede tener lugar cuando se considera que el tribunal inferior está dio de la equidad. El chancellor tenía competencia para juzgar los conflictos
actuando al margen de las normas y los procedimientos habituales o enca- y ordenar la reparación de los agravios conforme a los dictados de su con-
minándose a dejar sin efecto un derecho de una de las partes. Se trata de un ciencia, sin ajustarse al common law, lo que permitió la creación de una serie
recurso extraordinario que tiene un carácter preventivo, no correctivo. de remedios o soluciones de equidad al margen de aquél. De este modo, sus
iv
Un covenant es un tipo de contrato sellado en el que el covenantor pro- decisiones se convirtieron en la base para un Derecho de equidad totalmente
mete al covenantee realizar o abstenerse de realizar una determinada acción. independiente del common law y mucho más flexible.
64 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 65

junctionvi que posteriormente ejecutará, enviando al de- mandado a prisión o castigándole de otro modo, si éste
no cumple la orden impuesta. Pero no creo que sea acon-
Common law y equity representaban valores opuestos dentro del sistema
sejable construir la teoría general a partir de la excepción.
jurídico inglés. Los jueces del common law consideraban que el ejercicio de Y sería preferible dejar de preocuparnos de los derechos
la equidad resultaba arbitrario, dependiendo de la conciencia del chancellor. primarios y de las sanciones antes que describir nuestras
Es famosa la crítica formulada en este sentido por John Selden, uno de los
juristas ingleses más célebres del siglo xvn, quien denunciaba que la equidad
profecías relativas a las responsabilidades comúnmente
era tan variable como la longitud del pie del chancellor. Además, se veía impuestas por el Derecho en términos inapropiados.
como un ataque de la Corona a la independencia judicial. Sin embargo, a
pesar de esta oposición, la equidad se consolidó progresivamente como un Como otros ejemplos de la utilización por parte del De-
sistema de principios jurídicos administrados por la Court ofChancery, asen- recho de términos extraídos de la moral he mencionado
tada a partir del siglo xv como un órgano judicial. los de «malicia», «intención» y «negligencia». Basta tomar
A partir del siglo xvi se inicia una nueva etapa en la administración de la
equidad. En 1529 fue designado chancellor Tomás Moro, un abogado, y a el término «malicia» tal como es usado en el Derecho de
partir de ese momento todos los posteriores habrían de ser abogados. Ello responsabilidad civil por actos ilícitos —lo que los juristas
supone una mayor «juridificación» de la equidad. Las decisiones de la Court llamamos el Derecho de daños— para mostrar cómo aquel
of Chancery comienzan a registrarse y el sistema experimenta un formidable
desarrollo, hasta el punto de que, a causa de un conflicto surgido entre am- significa en el Derecho algo diferente de lo que significa
bos órdenes, Sir Francis Bacon, por autoridad del rey Jacobo I, resuelve a en la moral, y también para mostrar cómo esa diferencia
principios del siglo xvn la superioridad de la equidad sobre el common law ha sido oscurecida al asignar el mismo nombre a princi-
en caso de conflicto.
A finales del siglo xvn ya se ha formado un extenso corpus de doctrina y
pios que poco o nada tienen que ver entre sívii. Hace tres-
jurisprudencia de equidad que queda fijado en una compilación sistemática. cientos años un pastor, en un sermón, contó una historia
A partir de ese momento, la equidad se va tornando progresivamente más rí- del Libro de los Mártires, de Fox, sobre un hombre que
gida, funcionando, al igual que el common law, como un sistema de prece- había participado en la tortura de un santo y que poco
dentes. Una vez que se convierte en un cuerpo de Derecho administrado como
el common law ya no hay razón para la pervivencia de sus propios tribunales después había muerto, sufriendo un gran tormento inte-
y las Judicature Acts de 1873 y 1875, que establecieron la estructura de la ad- rior en retribución por sus actos. Pero sucedió que Fox
ministración de justicia existente en Inglaterra hasta la actualidad, fusiona- estaba equivocado. Aquel hombre se hallaba vivo y dio la
ron los tribunales y los procedimientos de ambos órdenes. De este modo, la
Court of Chancery fue abolida como órgano separado, creándose la Chancery casualidad de que escuchó el sermón, demandando acto
División dentro de la High Court of Justice. En la actualidad, los tribunales
ordinarios administran tanto el common law como la equidad, aunque ambos un remedio extraordinario de equidad previsto para aquellas situaciones es-
permanezcan como sistemas normativos separados e independientes. En el peciales en las que resulta imprescindible garantizar la preservación del
ejercicio de la equidad los jueces son guiados por los precedentes pero, con- status quo porque, de lo contrario, se produciría una pérdida irreparable de
forme al espíritu de la equidad, gozan de discreción y pueden decidir libre- los derechos de quien lo solicita. A estos efectos, una pérdida se considera
mente el caso de manera contraria a lo que indica el precedente. irreparable cuando no podría ser adecuadamente compensada mediante una
En América la equidad fue vista en principio con desconfianza debido a compensación monetaria de los daños. Como en todo recurso de equidad, la
su origen real. Sin embargo, las asambleas legislativas de las colonias enten- concesión o no de la injunction solicitada no es propiamente una cuestión de
dieron la importancia de permitir que los tribunales pudieran pergeñar nue- derechos sino que queda a la discreción del tribunal.
vos remedios o soluciones para aquellos casos que no estuvieran previstos En el caso de que la persona obligada a hacer o a abstenerse de hacer
por los precedentes judiciales y las leyes. Los Padres de la Constitución reco- algo por una injunction desobedezca la orden impuesta será condenada por
nocieron este expediente, disponiendo en su Artículo III, Sección 2, Cláusula desacato al tribunal, cuya sanción puede ir desde una multa hasta la priva-
1, que «el Poder Judicial se extenderá a todos los casos que, en Derecho y en ción de libertad, o ambas conjuntamente.
vii
equidad, surjan de esta Constitución». Todos los Estados permitieron el ejer- En el Derecho norteamericano se entiende por malice el estado mental
cicio de la equidad y muchos de ellos llegaron a crear incluso tribunales es- que mueve a una persona a realizar intencionadamente, a propósito, un acto
peciales de equidad. En la actualidad sólo cuatro Estados siguen teniendo ilícito que supone un perjuicio para otra persona sin que exista una causa o
tribunales separados, pero la distinción sustantiva entre common law y equi- excusa que lo justifique. La malicia jurídica no implica necesariamente odio,
ty sigue manteniendo su vitalidad. mala voluntad o cualquier otro tipo de sentimiento inmoral, sino que se trata
vi de un estado mental de desconsideración hacia el Derecho y hacia los dere-
Una injunction es un auto judicial mediante el cual se ordena a una
persona que realice o se abstenga de realizar determinados actos. Se trata de chos de los ciudadanos. Incluye cualquier motivo ilegal e injustificable.
66 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 67

seguido al pastor. El juez Wray, como presidente del Tri- mesa se interpretará en el sentido de que significa «inme-
bunal, instruyó al jurado en el sentido de que el demanda- diatamente, en el plazo de una semana». La otra, el confe-
do no era responsable porque había contado la historia renciante, piensa que significa «cuando esté preparado».
inocentemente, sin malicia. Tomó la «malicia» en su sen- El tribunal dice que significa «en un plazo razonable». Y
tido moral, interpretándola como un motivo malévolo. las partes están obligadas por el contrato tal como éste es
Pero hoy nadie duda de que una persona puede verse su- interpretado por el tribunal, aunque ninguna de ellas qui-
jeta a responsabilidad civil por realizar afirmaciones fal- so decir lo que el tribunal dice que han dicho.
sas manifiestamente dirigidas a infligir un daño temporal En mi opinión, nadie podrá entender la teoría del con-
aunque no exista un motivo malévolo. Al exponer el caso trato ni será capaz siquiera de tratar algunas cuestiones
en nuestro escrito de alegaciones aún deberemos calificar
fundamentales de manera inteligente a menos que haya
la conducta del demandado como «maliciosa»; pero, al
comprendido que todos los contratos son formales, que la
menos en mi opinión, ese término no tiene nada que ver
celebración de un contrato no depende de la concordan-
con los motivos del demandado, ni siquiera con su inten-
cia de intenciones entre dos voluntades sino de la concor-
ción o actitud hacia el futuro, sino que únicamente signi-
fica que, tendencialmente, a la luz de las circunstancias dancia entre dos conjuntos de signos externos —no de que
conocidas, era muy probable que su conducta pudiera las partes hayan querido decir lo mismo sino de que hayan
causar un daño temporal al demandante 2 . efectivamente dicho lo mismo—. Además, como esos sig-
nos pueden estar dirigidos hacia un sentido u otro —la
En el Derecho contractual el uso de fraseología moral vista o el oído— el momento de perfeccionamiento del
ha conducido a idéntica confusión, como ya he mostrado contrato dependerá de la naturaleza del signo. Si éste es
en parte, pero sólo en parte. La moral se ocupa del estado tangible, por ejemplo una carta, el contrato quedará con-
interno real de la mente del individuo, de lo que realmen- cluido cuando la carta de aceptación sea entregada. Si
te se propone. Desde la época de los romanos hasta la ac- fuera necesario que las voluntades de las partes se encon-
tualidad este modo de considerar el tema ha afectado al traran no habría contrato hasta que la aceptación pudiera
lenguaje del Derecho contractual y, a su vez, el lenguaje ser leída; y no llegaría a haberlo si, por ejemplo, la carta
utilizado ha influido sobre el pensamiento. Decimos que de aceptación fuera sustraída de la mano del oferente por
un contrato es un acuerdo de las voluntades de las partes, un tercero.
y de ahí inferimos que en algunos casos no puede haber No es el momento de elaborar una teoría en detalle ni
contrato porque esas voluntades no han llegado a coinci- de responder a las muchas dudas y cuestiones obvias que
dir, bien porque las partes pretendían cosas diferentes o pueden suscitar estas ideas generales. No conozco ningu-
bien porque una de ellas no conocía el asentimiento de la na que no sea fácil de contestar, pero lo que estoy inten-
otra. Sin embargo, nada hay más cierto que esas partes tando hacer ahora es únicamente arrojar alguna luz, a
pueden quedar obligadas por un contrato a realizar cosas través de una serie de trazos, sobre la estrecha senda de la
que ninguna de ellas pretendió, e incluso quedar obliga- doctrina jurídica para alertar sobre dos escollos que creo
das aun cuando una no sepa del asentimiento de la otra. que acechan peligrosamente próximos a ella. Sobre el pri-
Supongamos un contrato realizado en la forma debida y mero ya he dicho bastante. Espero que mis ejemplos ha-
por escrito para impartir una conferencia, sin mencionar yan servido para mostrar el peligro que supone, tanto en
la fecha de la misma. Una de las partes piensa que la pro- la teoría como en la práctica, confundir el Derecho con la
moral, así como la trampa que el lenguaje jurídico nos
2
Véase Hanson v. Globe Newspaper Co., 159 Mass. 293, 302. tiende en ese lado del camino. Por mi parte, frecuente-
68 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 69

mente me pregunto si no saldríamos ganando si pudiéra- en que lo son otros elementos con los que nos hallamos
mos borrar completamente del Derecho todas las palabras más familiarizados. Del mismo modo, en un sentido muy
que conlleven un significado moral y sustituirlas por otras amplio es cierto que el Derecho responde a un desarrollo
que nos suministren ideas jurídicas no teñidas por nada lógico, como cualquier otra cosa. El peligro del que hablo
exterior al propio Derecho. Perderíamos los precedentes no es la admisión de que los principios que gobiernan
fósiles de buena parte de nuestra historia y la majestad otros fenómenos también gobiernan el Derecho, sino la
que deriva de las asociaciones con las nociones éticas, idea de que un sistema jurídico determinado —el nuestro,
pero al liberarnos de una confusión innecesaria ganaría- por ejemplo— puede ser elaborado, como las matemáti-
mos mucho en claridad de pensamiento. cas, a partir de algunos axiomas generales de nuestra con-
Hasta aquí cuanto se refiere a los límites del Derecho. ducta. Éste es el error natural de las escuelas de pensa-
El próximo punto que quiero tratar es el relativo a las miento jurídico, pero no se limita a ellas. Una vez oí decir
fuerzas que determinan su contenido y su crecimiento. a un muy eminente juez que nunca emitía una sentencia
hasta que estaba absolutamente seguro de que era correc-
Podéis asumir —como Hobbes, Bentham o Austin— que
ta. Del mismo modo, el disenso judicial es criticado a me-
todo el Derecho emana del soberano, aunque sea enuncia-
nudo por entender que simplemente es debido a que uno
do en primer lugar por los jueces, o podéis pensar que el
u otro de los bandos discordantes no ha hecho sus sumas
Derecho es la voz del Zeitgeist, o lo que queráis. Me da lo
correctamente y que, si se hubieran tomado más trabajo,
mismo para mi propósito. Incluso en el caso de que toda se habría producido inevitablemente un acuerdo.
decisión requiriese la sanción de un emperador con un
poder despótico y una mente caprichosa, aún así nos inte- Esta forma de pensar es completamente natural. La
resaría, de cara a la formulación de predicciones, descu- formación de los abogados es una formación en lógica.
brir algún orden, alguna explicación racional y algún Los procedimientos lógicos de la analogía, la distinción y
principio de desarrollo de las normas que aquél estable- la deducción son los más familiares para ellos. El lenguaje
ció. En todo sistema existen tales explicaciones y princi- de las decisiones judiciales es fundamentalmente el len-
pios a descubrir. Y en relación con ellos se produce una guaje de la lógica. Y la forma y el método lógicos satisfa-
segunda falacia que juzgo importante exponer. cen ese anhelo de certeza y de reposo que se halla en la
La falacia a la que me refiero es la idea de que la única mente humana. Pero la certeza, generalmente, es una ilu-
fuerza que opera en el desarrollo del Derecho es la lógica. sión y el reposo no es el destino del hombre. Detrás de la
Ciertamente, en el sentido más amplio posible, esa idea forma lógica subyace un juicio sobre el valor relativo y la
resultaría cierta. El presupuesto sobre el que se asienta importancia de los diversos fundamentos legislativos en
nuestra forma de pensar el universo es que existe una re- competencia. Un juicio a menudo inarticulado e incons-
lación cuantitativa fija entre todo fenómeno y sus antece- ciente, es cierto, pero que constituye la misma raíz y el
dentes y consecuentes. Si existiera un fenómeno no sujeto nervio de todo el procedimiento. Podéis dar una forma
a tales relaciones lo consideraríamos un milagro: algo que lógica a cualquier conclusión. Y siempre podéis presupo-
se halla al margen de la ley causa-efecto y que transciende ner la existencia de una condición implícita en un contra-
nuestra capacidad de pensamiento o que, al menos, no to. ¿Por qué podéis presuponerla? Pues a causa de alguna
podemos someter a la razón. La condición que permite creencia relativa a la práctica de la comunidad o de un
nuestra concepción del universo es que éste pueda ser grupo social, a causa de alguna opinión sobre la política
pensado racionalmente o, en otras palabras, que cada uno jurídica a seguir o, en definitiva, a causa de alguna actitud
de sus elementos sea efecto y causa en el mismo sentido personal sobre determinada materia que no es susceptible
70 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 71

de una medición cuantitativa precisa y, en consecuencia, es limitar la responsabilidad a aquellos casos en los que
que no es susceptible de fundar conclusiones lógicas exac- un hombre prudente pudiera haber previsto la lesión, o al
tas. Estas cuestiones se constituyen en escenarios de una menos el peligro, mientras que la inclinación de una gran
batalla en la que no existen los instrumentos para realizar parte de nuestra comunidad es hacer que ciertas clases de
determinaciones válidas umversalmente y donde la deci- personas garanticen la seguridad de aquellas a quienes
sión sólo puede expresar la preferencia de un órgano de- contratan. Después de haber escrito estas últimas pala-
terminado en un cierto tiempo y lugar. No somos plena- bras he visto que la exigencia de esta garantía constituye
mente conscientes de hasta qué punto gran parte de un punto del programa de una de las organizaciones sin-
nuestro Derecho podría ser objeto de revisión sólo con dicales más conocidas. Estamos ante una batalla oculta,
producirse un ligero cambio en el hábito de la opinión semiinconsciente, sobre una cuestión de política jurídica,
pública. Ninguna proposición concreta es autoevidente, y si alguien piensa que esa batalla puede ser zanjada de-
no importa lo proclives que seamos a aceptarla. Ni siquie- ductivamente, o de una vez por todas, sólo le puedo decir
ra la proposición de Herbert Spencer: «todo hombre tiene que, en mi opinión, está equivocado teóricamente y que
derecho a hacer lo que quiera a condición de que no inter- estoy seguro de que su conclusión no será aceptada en la
fiera en el mismo derecho de sus semejantes». práctica semper ubique et ab ómnibus.
¿Por qué se considera privilegiada una afirmación falsa Ciertamente, creo que incluso en este mismo momento
e injuriosa pero hecha con sinceridad para dar informa- nuestra doctrina en esta materia está abierta a revisión,
ción sobre un sirviente?viii Porque se ha considerado que aunque no podría decir cómo decidiría yo si me fuera
es más importante que la información pueda darse libre- propuesta la reevaluación. Nuestro Derecho de responsa-
mente que proteger a una persona de lo que, bajo cuales- bilidad civil por daños proviene de los viejos tiempos en
quiera otras circunstancias, sería un ilícito civil que daría los que los agravios, las agresiones, las calumnias y otras
lugar a una acción judicial. ¿Por qué un hombre tiene li- acciones similares eran sucesos aislados, no generaliza-
bertad para abrir un negocio que sabe que arruinará a su dos, y en los que las indemnizaciones por daños y perjui-
vecino? Porque se supone que el interés público se satisfa- cios recaían sobre aquellos que los tribunales declaraban
rá mejor mediante la libre competencia. Obviamente, es- culpables. Pero los agravios de los que nuestros tribunales
tos juicios sobre la importancia relativa de los intereses se ocupan hoy son fundamentalmente el resultado de al-
en conflicto pueden variar en diferentes épocas y lugares. gunas actividades bien conocidas. Son daños producidos
¿Por qué el juez da al jurado la instrucción de que un em- a personas o a propiedades por ferrocarriles, factorías y
presario no es responsable frente a su empleado por una similares. El importe de la responsabilidad por tales da-
lesión producida en el curso de su trabajo a menos que ños puede ser calculado y, más tarde o m^s temprano, se
aquel haya actuado negligentemente y, sin embargo, el repercute en el precio que el público paga por los servi-
jurado suele decidir habitualmente en favor del deman- cios. Éste es quien realmente paga los perjuicios ocasio-
dante? Porque el principio tradicional de nuestro Derecho nados, y la cuestión de la responsabilidad, en última ins-
tancia, es en definitiva la cuestión de hasta qué punto es
viii
Un privilege es una particular ventaja, exención, inmunidad o poder deseable que el público deba garantizar la seguridad de
del que dispone excepcionalmente una persona, o una clase de personas. En aquellos de cuyo trabajo se beneficia1*. Podría decirse que
el Derecho de responsabilidad civil por daños implica una capacidad para
actuar contrariamente a los derechos de otro individuo sin que éste disponga
ix
de un remedio jurídico para buscar la reparación de las consecuencias de Aunque Holmes señala en este momento que no sabría cómo decidir si
aquella actuación. Habitualmente, el privilege es exhibido por el causante del le fuera sometida a su juicio la reevaluación de la doctrina tradicional según
daño como una defensa ante una acción judicial. la cual la responsabilidad del empresario debía limitarse a aquellos casos en
72 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 73

en tales casos la posibilidad de que un jurado falle a favor he dicho. Cuando comenzó a hablarse del socialismo las
del demandado es simplemente una eventualidad que, de clases sociales acomodadas estaban bastante atemoriza-
cuando en cuando, interrumpe arbitrariamente el curso das. Y sospecho que este temor ha influenciado la acción
regular del sistema de resarcimiento de daños y perjuicios judicial tanto aquí como en Inglaterra, aunque sea cierto
—más probable cuando el demandante es inusualmente que no ha sido un factor consciente en la adopción de las
concienzudo—, y que por tanto puede ser dejada de lado. decisiones judiciales a las que me refiero. Creo que algo
Por otra parte, incluso el valor económico que tiene una similar ha conducido a determinados grupos que ya no
vida para la comunidad puede ser calculado y —podría confían en controlar las asambleas legislativas a dirigir su
decirse— ningún resarcimiento debería superar esa canti- mirada hacia los tribunales como los expositores de las
dad. No es impensable que, en ciertos casos, algún día nos Constituciones, y que en algunos tribunales han sido des-
encontremos imitando, aunque en un plano superior, las cubiertos nuevos principios ajenos al contenido de aque-
tarifas por pérdida de la vida o de miembros que hemos llos instrumentos jurídicos. Principios que pueden resu-
visto en las Leges Barbarorum. mirse en la aceptación de las doctrinas económicas que
Creo que los propios jueces no han reconocido sufi- prevalecieron hace cincuenta años y la prohibición gene-
cientemente su deber de sopesar las consideraciones de ral de todo aquello que un tribunal de abogados no consi-
utilidad social. Tal deber es inevitable, y el resultado de la deraría justo. No puedo sino creer que, si la preparación
frecuentemente proclamada aversión judicial a tratar de de los abogados les llevara a analizar habitualmente de
dichas consideraciones es, simplemente, que las auténti- una manera más definida y explícita el beneficio social a
cas razones y los fundamentos de sus sentencias perma- la luz del cual ha de justificarse la norma que formulan,
necen inarticulados y, a menudo, inconscientes, como ya frecuentemente dudarían allí donde ahora están seguros y
verían que realmente están tomando partido sobre cues-
los que hubiera actuado negligentemente, años más tarde formó parte del
tiones discutibles y, a menudo, polémicas.
tribunal que juzgó los denominados Arizona Employers' Liability Cases, 250
U.S. 400 (1919). En ellos se cuestionaba la compatibilidad con la Decimo- Esto en cuanto a la falacia de la forma lógica. Conside-
cuarta Enmienda de la Employers' Liability Law de Arizona, que hacía res- remos ahora la condición actual del Derecho como objeto
ponsable al empresario de los daños por lesiones ocasionadas en el desempe- de estudio y el ideal hacia el que tiende. Aún estamos lejos
ño de determinados trabajos de riesgo, aunque no hubiera actuado
negligentemente. Esta sentencia habría de marcar el nuevo rumbo de la ju- del punto de vista que yo deseo ver alcanzado. Nadie lo ha
risprudencia estadounidense en esta materia. logrado ni puede lograrlo todavía. Nos encontramos sólo
En su voto particular —esta vez concurrente con la opinión de la mayo- en el comienzo de una reacción filosófica y de una revi-
ría— afirmaba que «si se considera que, por razones de seguridad, económi-
cas o de otra índole, el interés público exige que el riesgo inherente a ciertas sión del valor de nuestras doctrinas, las cuales en su ma-
actividades voluntarias recaiga sobre aquellas personas que las desarrollan, yor parte siguen siendo dadas por sentadas sin que se
no veo nada que lo pueda impedir. Un individuo que contrata a un trabaja- cuestionen de manera deliberada, consciente y sistemáti-
dor soporta el riesgo de lo que ese empleado pueda hacer en el curso de su
trabajo, y no hay nada en la Constitución que pueda limitar ese principio».
ca sus fundamentos. Durante casi mil años el desarrollo
Y si se trata de evaluar las opciones de política jurídica, Holmes no duda de nuestro Derecho se ha producido de la misma manera
en afirmar que «no hay una manera más segura de garantizar que se presta que el desarrollo de una planta: dando cada generación
atención a la seguridad de las personas —un objetivo legislativo incuestiona- un inevitable paso adelante, siguiendo tanto el espíritu
blemente constitucional— que hacer al empresario responsable por los acci-
dentes». Aunque, finalmente, «es razonable que sea el público quien pague el como la materia simplemente una ley de crecimiento es-
coste total que supone producir lo que quiere, y una parte de ese coste es el pontáneo. Es perfectamente natural y correcto que las
dolor y las lesiones acaecidas en el proceso de producción». Porque, conclu- cosas hayan sucedido así. La imitación es una necesidad
ye, «arrojando esas pérdidas sobre el empresario en primera instancia las
arrojamos sobre el público a largo plazo, y eso es justo». de la naturaleza humana, como ha ilustrado un eminente
74 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 75

escritor francés, M. Tarde, en un libro admirable, Les Lois incluso más allá de los mismos, remontándonos a las cos-
del'Imitation. La mayoría de las cosas que hacemos las tumbres de los Francos Salios, y en algún lugar del pasa-
hacemos por la única razón de que nuestros padres las do —en los bosques germanos, en las necesidades de los
han hecho o que nuestros vecinos las hacen. Y lo mismo reyes normandos, en las suposiciones de una clase domi-
se puede decir de una gran parte —mayor de lo que sospe- nante, en la ausencia de ideas generalizadas— encontra-
chamos— de lo que pensamos. Se trata de una buena ra- mos el motivo práctico de aquello que hoy se justifica
zón porque la brevedad de nuestra vida no nos permite mejor por el mero hecho de su aceptación y de que esta-
tiempo para algo mejor, pero no es lo ideal. mos acostumbrados a ello. El estudio racional del Dere-
Del hecho de que nos veamos obligados a tomar de se- cho es aún, en gran medida, el estudio de su historia.
gunda mano la mayoría de las normas en las que funda- La historia debe ser una parte del estudio, porque sin
mos nuestra acción y nuestro pensamiento no se sigue ella no podemos conocer el alcance preciso de las normas
que cada uno de nosotros no pueda intentar someter al- que debemos manejar. Es una parte de ese estudio racional
gún rincón de este mundo al escrutinio de la razón, o que porque constituye el primer paso hacia un escepticismo
todos, colectivamente, no debamos aspirar a llevar la ra- ilustrado, es decir, hacia una deliberada revisión del valor
zón tan lejos como podamos en todos los ámbitos. En lo de aquellas normas. Cuando se consigue sacar al dragón
que se refiere al Derecho, es cierto, sin duda, que un evo- desde su cueva al claro, y a plena luz del día, podemos
lucionista dudará en afirmar la validez universal de sus contar sus dientes y sus garras, y observar dónde se halla
ideales sociales o de los principios que considera deben su fortaleza. Pero sacarle es sólo el primer paso. El siguien-
ser incorporados a la legislación. Se dará por satisfecho si te es matarle o domarle para hacer de él un animal prove-
logra probar que son los mejores aquí y ahora. Estará dis- choso. Para el estudio racional del Derecho el buen cono-
puesto a admitir que no sabe nada sobre un «mejor» ab- cedor de las recopilaciones jurisprudenciales puede ser el
soluto en el cosmos e incluso que no conoce prácticamen- hombre del presente, pero el hombre del futuro es el hom-
te nada sobre un «mejor» permanente para los hombres. bre de estadísticas y el experto en economía. Subleva no
Aún así, sigue siendo verdad que un cuerpo de Derecho tener una razón mejor para justificar una norma jurídica
será más racional y civilizado cuando toda norma que lo que la de que fue establecida en la época de Enrique IV. Y
compone haga referencia articulada y definidamente a la subleva aún más si aquellos motivos por los que fue esta-
finalidad que persigue y cuando las razones para desear blecida han desaparecido hace tiempo y la norma sólo per-
esa finalidad puedan ser claramente expresadas. vive por una ciega imitación del pasado. Estoy pensando,
En la actualidad, en muchos casos, si queremos saber por ejemplo, en la norma técnica del trespass ab inüiox\
por qué una norma ha adoptado su forma particular, e
incluso si queremos saber por qué existe, acudimos a la ciales. Y pronto comenzaron a ser frecuentemente citados por jueces y abo-
gados.
tradición. Podemos seguirla a través de los Year Booksx e
A partir de 1481 fueron publicados por la Corona de una m a n e r a más
x
profesional y uniforme, aunque no tenían el carácter de recopilación oficial.
Los Year Books son las recopilaciones jurisprudenciales que se publica- La compilación de Year Books cesó en 1535, durante el reinado de Enrique
ron anualmente en Inglaterra desde finales del siglo xni hasta el xvi. Consti- VIII, por razones que se desconocen. Desde finales del siglo xix se han prepa-
tuyen la primera muestra de un sistema de compilación de precedentes. En rado ediciones críticas de estos libros que suministran una valiosa fuente de
un principio se trataba simplemente de apuntes preparados por estudiantes información sobre la sociedad y el Derecho medieval inglés.
de Derecho o por juristas anónimos que circulaban en copias manuscritas. XI
Trespass es una intromisión o interferencia ilegal en los derechos per-
Aunque su estilo era bastante informal, conteniendo comentarios sobre las sonales o en la propiedad ajena. Comprende cualquier negligencia, trans-
personalidades de los jueces y las agudezas de los abogados, proporcionaban gresión u ofensa que daña la salud, la reputación o la propiedad de otra
información básica a abogados y estudiantes sobre los procedimientos judi- persona.
76 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 11

que intenté explicar en la sentencia de un reciente caso de que el desfalco sea considerado un delito tan distinto del
Massachusetts 3 . hurto que aún hoy, al menos en algunas jurisdicciones,
existe un resquicio abierto que permite que los ladrones
Permitidme una breve ilustración a fin de mostrar puedan alegar, si han sido condenados por hurto, que de-
cómo la finalidad social a la cual está dirigida una norma bían haberlo sido por desfalco y, si han sido condenados
jurídica puede quedar oscurecida y alcanzarse sólo par- por desfalco, que debían haberlo sido por hurto, logrando
cialmente como consecuencia del hecho de que dicha escapar de esta manera de cualquier castigo.
norma debe su forma actual a un proceso gradual de de-
sarrollo histórico, en lugar de haber sido reformulada de Hay otras cuestiones bastante más fundamentales que
manera consciente y expresa en relación con aquella fina- aguardan aún una respuesta mejor que la que nosotros
lidad. Consideramos que es deseable evitar que un hom- estamos dando sencillamente porque fue la que dieron
bre despoje a otro de su propiedad y por eso hacemos del nuestros padres. ¿Disponemos de algo mejor que simples
hurto un delito. El mal es el mismo tanto si el despojo es conjeturas ciegas para mostrar que el Derecho penal en
llevado a cabo por el hombre en cuyas manos el propieta- su forma actual reporta más beneficios que males? No voy
rio había depositado su propiedad como si es llevado a a detenerme a considerar los efectos que tiene sobre los
cabo por otro que la toma ilegalmente. Pero el Derecho presos, degradándolos y empujándolos aún más al mundo
primitivo, en su simplicidad, no fue mucho más allá en su del crimen, o la cuestión de si las multas y las penas de
esfuerzo por prevenir la violencia y, de manera natural, prisión no recaen más pesadamente sobre la esposa e hi-
hizo de la apropiación ilegal, de la interferencia ilegítima jos del delincuente que sobre él mismo. Tengo en mente
en el derecho de propiedad, un elemento de la definición cuestiones más transcendentales: ¿es realmente disuaso-
del delito. ria la pena? ¿tratamos a los criminales conforme a los
principios adecuados?
En tiempos recientes los jueces ampliaron esta defini-
ción al sostener que si el malhechor obtiene la posesión Una escuela moderna de penalistas continentales pro-
clama la fórmula, sugerida por primera vez —según se
mediante una trampa o un engaño también incurre en el
dice— por Gall, de que debemos pensar en el delincuente
delito. Esto, en realidad, suponía renunciar al requisito de
antes que en el delito. La fórmula en sí misma no nos dice
la apropiación ilegal y habría sido más lógico, así como
mucho pero las investigaciones que han iniciado intentan,
más acorde con el objetivo actual del Derecho, abandonar
por primera vez, dar una respuesta científica a las cuestio-
completamente esa exigencia. Sin embargo, esta idea les nes que he formulado. Si el delincuente típico es un dege-
pareció demasiado osada y la decisión se dejó en manos nerado, llevado a estafar o a matar por un instinto tan
del legislador. En consecuencia, se aprobaron leyes tipifi- profundamente arraigado como el que impulsa a la ser-
cando el desfalco. Pero la fuerza de la tradición ha hecho piente a morder, es ocioso hablar de disuadirle a través
del método clásico del encarcelamiento. No podemos ha-
La acción por trespass es una de las más antiguas formas de acción en el
common law inglés, remontándose su origen al siglo xm. En un inicio, la cer progresos con él ni atemorizarlo, dado que se trata de
respuesta de los tribunales ante esta intromisión tuvo fundamentalmente un una reacción estructural: debemos liberarle de ese instin-
carácter penal: el trespasser era multado y, si no pagaba la multa, encarcela- to. Si, por el contrario, el crimen, como cualquier otra
do. Paulatinamente, el pago de esta multa fue evolucionando hacia una com-
pensación al demandante por los daños que se le habían ocasionado, hasta conducta humana, es fundamentalmente una cuestión de
que a mediados del siglo xiv se generalizó la acción civil por trespass. Este imitación, puede confiarse razonablemente en que el cas-
cambio marca el inicio del Tort Law o Derecho de responsabilidad civil por tigo ayude a evitar ese tipo de conducta. Por un lado, el
daños en el common law.
3 estudio de los delincuentes ha llevado a algunos científi-
Commonwealth v. Rubin, 165 Mass. 453.
78 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 79

eos bien conocidos a sostener la primera hipótesis. Por generalmente, malicia, intención y negligencia no quieren
otro lado, las estadísticas comparativas del incremento decir otra cosa sino que el peligro era manifiesto en un
relativo de delitos en lugares populosos como las grandes mayor o menor grado a la luz de las circunstancias conoci-
ciudades, en las que el ejemplo cunde con más facilidad, y das por el responsable, aunque en algunos casos de inmu-
en otros menos poblados, donde el contagio se expande nidad «malicia» puede significar la existencia de una in-
más lentamente, han sido persuasivamente utilizadas en tención dolosa real y dicha intención puede invalidar la
favor de la segunda opinión. Pero existe doctrina de sufi- libertad de infligir daño que, en principio, podría existir
ciente peso para sostener la creencia de que, de cualquier por alguna razón prevalente de interés público. Sin em-
manera, «el único criterio jurídico razonable que ha de bargo, cuando hace unos días expresé este punto de vista a
guiar la inevitable reacción social contra el criminal no un muy eminente juez inglés, me dijo: «Tú estás señalando
es la naturaleza del delito sino la peligrosidad del cri- cómo debería ser el Derecho; pero tal como éste es en rea-
minal» 4 . lidad, el actor debe demostrar que tiene un derecho. Una
persona no es responsable por negligencia a menos que se
Los obstáculos que dificultan el proceso de generaliza-
halle sujeta a un deber jurídico». Dando por supuesto que
ción racional, que he ilustrado a través del delito del hurto,
nuestras diferencias no sean simplemente diferencias ter-
se presentan en todas las ramas del Derecho, no sólo en el
minológicas o relativas a la adecuada proporción entre la
Derecho penal. Tomemos el caso del Derecho de daños o
regla y las excepciones, entonces, en su opinión, la atribu-
de la responsabilidad civil extracontractual. ¿Existe una
ción de responsabilidad por un determinado acto no pue-
teoría general de este tipo de responsabilidad o sólo se
de explicarse adecuadamente por referencia a su manifies-
puede enumerar y explicar cada caso en virtud de su fun-
ta tendencia a causar un daño temporal en general, sino
damento específico, como cabe deducir del hecho de que
que debe hacer referencia a la naturaleza especial del daño
el derecho de accionar por ciertas clases bien conocidas de
o derivarse de algunas circunstancias especiales al margen
ilícitos como la intromisión en la propiedad ajena o la ca-
de la tendencia del acto para las que no cabe ofrecer una
lumnia tiene una historia diferente para cada una de ellas?
explicación generalizada. Yo creo que este punto de vista
Yo creo que hay una teoría general por descubrir, aunque
está equivocado, pero es común, y me atrevo a decir que es
se encuentre latente y no haya sido establecida y aceptada.
generalmente aceptado en Inglaterra.
Me parece que el Derecho considera que la causación de
un daño temporal por parte de una persona responsable En todos los sectores del Derecho el fundamento de los
puede dar lugar a una acción judicial si, a la luz de las cir- principios es la tradición, hasta el punto de que corremos
cunstancias que conocía, el peligro de su conducta era el peligro de considerar el papel de la historia más impor-
manifiesto conforme a la experiencia común, o conforme tante de lo que en realidad es. Hace apenas unos días el
a su propia experiencia si es superior a la común, excepto profesor Ames escribió un artículo lleno de erudición para
en aquellos casos en los que el Derecho rehusa proteger al demostrar, entre otras cosas, que el common law no reco-
demandante u otorga una inmunidad al demandado por nocía la defensa de fraudexii en las acciones fundadas en
alguna razón especial de política jurídica 5 . Y pienso que,
tiempo inferior en una semana al plazo establecido para la adquisición de
4
Havelock Ellis, The Criminal, 41, citando a Garofalo. Véase también una servidumbre. Una semana después habría adquirido un derecho, pero
Ferri, Sociologie Criminelle, passim. Comparar con Tarde, La Philosophie Pé- ahora es sólo un intruso. En cuanto a ejemplos de inmunidad, ya he mencio-
nale. nado algunos anteriormente: uno de los mejores es el de la competencia en
5
Un caso en el que el Derecho rehusa proteger al demandante es cuando los negocios.
xii
éste es interrumpido por un tercero en la utilización de una vía de paso que Por fraud se entiende en el Derecho norteamericano la falsa represen-
ha estado recorriendo sin autorización del propietario durante un período de tación de un hecho a causa de las palabras o conductas engañosas de otra
80 Oliver Wendeü Holmes, Jr. La senda del Derecho
81

contratos selladosxiii, y la lección que parece desprenderse dinero, impuestas por el Derecho como cuasicontratos
es que el carácter personal de esa defensa es debido a su independientemente de cualquier negociación, es exclusi-
procedencia de la jurisdicción de equidad. Pero si, como vamente histórica. La doctrina de la consideration es ex-
he señalado, todos los contratos son formales, no existe clusivamente históricaxv. Los efectos reconocidos a un se-
sólo una diferencia histórica sino también teórica entre los
defectos de forma que impiden que un contrato llegue a
acción si había satisfecho plenamente las obligaciones contractuales y el in-
perfeccionarse y el error en los motivos, el cual evidente- cumplimiento de la otra parte se limitaba a la falta de pago de una cantidad
mente no puede ser tomado en consideración en ningún específica de dinero.
sistema jurídico racional excepto cuando sea alegado con- Para remediar aquellos casos en los que no era posible ejercitar la acción
tra aquel que ha inducido al error. Y esta generalización no de debt, los jueces comenzaron posteriormente a permitir una acción de in-
demnización de daños y perjuicios por incumplimiento de contrato. Pero
se limita a los contratos sellados sino que es de aplicación para el ejercicio de esta acción los tribunales demandaban una prueba firme
universal en materia de contratos. Supongo que el profesor del acuerdo, exigiendo que el contrato hubiera sido sellado. Y a este contrato
sellado se lo llamó covenant.
Ames no estaría en desacuerdo con lo que sugiero.
Más tarde, los tribunales comenzaron también a considerar otras situa-
No obstante, si examinamos el Derecho contractual lo ciones que quedaban al margen de la protección de las acciones señaladas.
Así, en 1370, se admitió una demanda contra una persona que, habiéndose
encontraremos lleno de historia. Las distinciones entre comprometido a curar el caballo del demandante, lo trató tan negligente-
debt, covenant y assumpsit son exclusivamente histó- mente que el caballo acabó muriendo. Y en 1375 se admitió la demanda
ricas^. La clasificación de ciertas obligaciones de pagar contra un cirujano que lisió al demandante cuando lo intentaba curar. Estos
casos mostraban la disposición de los tribunales a permitir la reclamación
judicial de los daños y perjuicios ocasionados, no tanto por la negativa a
persona, o de su ocultación de información. Acciones que son realizadas pre- cumplir las obligaciones contractuales cuanto por un defectuoso cumpli-
cisamente con el propósito intencionado de que la persona engañada actúe miento de las mismas. Éste es el origen de la acción por assumpsit, que pos-
jurídicamente en su propio perjuicio. Las víctimas de fraude pueden buscar teriormente amplió su alcance hasta convertirse en una forma de acción
reparación mediante una acción civil y los autores pueden estar sujetos tam- para reclamar la indemnización de los daños ocasionados por el incumpli-
bién a responsabilidad penal. miento de un contrato, ya fuera expreso (podía ser oral o escrito, pero en
xiii
Specialty es un contrato realizado bajo sello. Se trata de un documen- este caso, a diferencia del covenant, no llevaba sello) o implícito (derivado de
to que ha sido sellado y entregado a otra persona, normalmente como garan- la conducta de las partes o de las circunstancias del caso). El desarrollo juris-
tía para el pago de una deuda. Tradicionalmente, en los tribunales del com- prudencial de diversos tipos específicos de acción en assumpsit constituyó el
mon law un contrato sellado (made under seal) tenía un significado jurídico fundamento del moderno Derecho de contratos norteamericano.
especial y era tratado de manera diferente a otros contratos escritos {made
Estas formas de acción fueron definitivamente abolidas en el Reino Uni-
under hand), aunque esta práctica fue gradualmente cayendo en desuso en la
do por las Judicature Acts de 1873 y 1875. La misma suerte corrieron en Es-
mayoría de las jurisdicciones a lo largo del siglo xix y principios del siglo xx.
tados Unidos (con la excepción de algunos Estados) tras la promulgación de
La relevancia jurídica que se otorgaba al sello derivaba de la práctica históri-
las Federal Rules of Civil Procedure en 1938.
ca de la utilización de sellos de lacre para autenticar documentos. xv
xiv En el common law, la noción de consideration constituye el concepto
Debt, covenant y assumpsit son tres de las más antiguas formas de ac- central de la teoría de contratos. Es equivalente a la causa contractual y hace
ción en el common law y permitían al demandante buscar reparación por la referencia a la idea del valor de las prestaciones contractuales. Consideration
falta de cumplimiento de las obligaciones contractuales. En el inicio del es algo de valor que cada uno de los contratantes ofrece por la promesa de la
common law no existía un recurso o remedio jurídico que permitiera a los otra parte. Por ejemplo, si A y B realizan un contrato en virtud del cual el
litigantes reclamar por el incumplimiento de un contrato. Tales demandas primero compra el coche del segundo por 5.000 euros, el pago de esta canti-
podían ser escuchadas en tribunales locales, pero no era habitual que los dad por parte de A (o su promesa de hacerlo) constituye la consideration por
tribunales reales garantizaran el cumplimiento de lo que se consideraban la promesa de B de entregar el coche, y viceversa.
acuerdos privados. Sin embargo, entrado ya el siglo xm, cuando el comercio
La consideration puede adoptar diversas formas: dinero, objetos, servi-
comenzó a adquirir un gran desarrollo, estos tribunales permitieron dos for-
cios, derechos, una promesa de hacer o abstenerse de hacer algo, o cualquier
mas de acción: debt y covenant. otra cosa que tenga un valor. En sentido amplio puede decirse que siempre
Originariamente, la acción de debt permitía que el demandante reclama- que alguien acuerda hacer algo que, de otra manera, no se hallaría obligado
se judicialmente el cumplimiento de la obligación debida por el otro contra- a hacer, existe consideration.
tante, aunque pronto se circunscribió específicamente a la reclamación de
Sólo cuando las dos partes ofrecen una consideration puede hablarse de
una suma determinada de dinero: un contratante sólo podía ejercitar esta
la existencia de un contrato válido que es jurídicamente vinculante. Para que
82 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 83

lio sólo pueden explicarse en virtud de la historia. La de del hecho de que el oferente y el aceptante hayan inter-
consideration es una mera formalidad, pero ¿es una for- cambiado sus expresiones de voluntad por escritoxvii, no
malidad útil? Si lo es, ¿por qué no exigirla en todos los de la existencia continuada de aquellas expresiones. Pero
contratos? Un sello es sólo una forma y su exigencia está en el caso de una fianza la noción primitiva era diferente.
desapareciendo en leyes que disponen que en todo con- Este contrato era inseparable del pergamino en el que se
trato debe existir una consideration, haya o no selloxvi. plasmaba. Si un tercero lo destruía o arrancaba el sello, o
¿Por qué debemos aceptar que una distinción exclusiva- lo alteraba, el acreedor no podía hacerlo valer en un juicio
mente histórica afecte a los derechos y obligaciones de los para cobrar, aunque no tuviera culpa alguna, porque el
hombres de negocios? contrato realizado por el demandado, es decir, la fianza
Después de escribir este discurso me topé con un buen tangible y real que éste había sellado, no podía ser presen-
ejemplo del modo en que la tradición no sólo invalida una tada en la forma adecuada para obligarle. Hace aproxi-
política jurídica racional sino que la invalida después de madamente cien años Lord Kenyon se aventuró a aplicar
haberla malinterpretado y de haberla dado un alcance su razón sobre esta tradición —tal como hacía en algunas
nuevo y más amplio del que tenía originariamente. Es una ocasiones en detrimento del Derecho— y, no compren-
norma establecida en el Derecho inglés que la alteración diéndola, dijo que no podía ver por qué razón lo que era
material de un contrato escrito por una de las partes lo cierto para una fianza no debía serlo también para otros
hace nulo para ella. La doctrina es contraria a la tenden- contratos. Su sentencia resultó correcta, puesto que el
cia general en el Derecho. No decimos a un jurado que si caso trataba sobre un pagaré, una figura con respecto a la
una persona ha mentido en alguna ocasión acerca de un cual el common law también consideraba que el contrato
aspecto particular debe presumirse que ha mentido en era inseparable del documento en el que se plasmaba,
todo. Incluso si una persona ha intentado cometer fraude, pero su razonamiento era general y pronto fue extendido
eso no parece una razón suficiente para impedirle que a otros contratos escritos, inventándose diversos funda-
pruebe la verdad. Las objeciones de análoga naturaleza se mentos absurdos e irreales de política jurídica para justi-
dirigen, en general, al peso de la prueba, no a su admisibi- ficar la ampliación de la regla.
lidad. Además, aquella norma es independiente de la exis- Confío que nadie pensará que estoy hablando con des-
tencia o no de fraude y no se limita al ámbito de la prueba. precio del Derecho simplemente porque lo critico de esta
No se trata simplemente de que no se pueda utilizar el manera tan libre. Yo venero el Derecho, y especialmente
documento sino de que el contrato queda anulado. ¿Qué nuestro sistema jurídico, como uno de los más grandes
significa esto? La existencia de un contrato escrito depen- productos de la mente humana. Nadie conoce mejor que
yo el incontable número de grandes menfes que han dedi-
pueda entenderse que se satisface la exigencia de consideration deben cum- cado todos sus esfuerzos a realizar alguna adición o mejo-
plirse las siguientes condiciones: que exista acuerdo sobre los términos del ra al mismo, la mayor de las cuales resulta nimia si se
intercambio de prestaciones, que se produzca ese intercambio recíproco (es compara con la inmensidad del todo. El título definitivo
decir, que cada una de las partes obtenga algo con ese contrato) y que el in-
tercambio tenga por objeto algo de valor. del Derecho para reclamar respeto es que existe, que no es
xvi
Hasta las modernas reformas legislativas en materia de Derecho con- un sueño hegeliano sino una parte de la vida de los hom-
tractual, los tribunales consideraban que la presencia del sello en un contra- bres. Pero uno puede criticar incluso aquello que reveren-
to eximía de la necesidad de consideration. Este punto de vista reflejaba la
teoría contractual clásica, en la que la consideration era tratada como un as-
xvii
pecto formal del contrato, de manera que el sello podía considerarse una El término «intercambiar» (interchange) denota específicamente la
formalidad alternativa. El sello no era per se un tipo de consideration pero forma en la que se firman los contratos. Éstos se realizan por duplicado y
daba lugar a una presunción de existencia de la misma. cada una de las partes firma la copia que entrega a la otra.
84 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 85

cia. Mi vida está consagrada al Derecho y no le mostraría rótulo se esconde también bastante material de escasa ca-
la devoción debida si no hiciera todo lo que está en mis lidad. Me refiero a lo que llamamos la Teoría General del
manos para mejorarlo o si, cuando percibo lo que me pa- Derecho. La Teoría General del Derecho, tal como yo la
rece su ideal para el futuro, dudara en señalarlo e inten- concibo, es simplemente el estudio del Derecho en su for-
tarlo alcanzar con toda mi alma. ma más general. Todo esfuerzo por reducir un caso a una
Tal vez ya haya dicho lo suficiente para mostrar el pa- norma forma parte de la Teoría del Derecho, aunque esta
pel que el estudio de la historia necesariamente ha de ju- denominación, tal como es usada en inglés, queda limita-
gar en el estudio inteligente del Derecho tal como es en la da a las normas más amplias y a las concepciones más
actualidad. En el programa de estudios de esta Facultad y fundamentales. Un rasgo distintivo de un gran abogado es
de la de Cambridge no existe el peligro de que dicho papel su capacidad para discernir la aplicación de las normas
sea infravalorado. El profesor Bigelow aquí y los profeso- más generales. Al respecto existe una historia sobre un
res Ames y Thayer allí han realizado importantes e im- juez de paz de Vermont que conoció de una demanda pre-
perecederas contribuciones. Y en Inglaterra la reciente sentada por un granjero contra otro que le había roto una
historia del antiguo Derecho inglés realizada por Sir Fre- mantequera. El juez, después de tomarse su tiempo para
derick Pollock y Maitland ha otorgado a esta materia un considerar el caso, dijo que había buscado en las leyes y
atractivo casi engañoso. Debemos evitar el peligro de la que no había podido encontrar nada sobre mantequeras,
adoración de las antiguallas y recordar que, para nuestros por lo que decidió el caso en favor del demandado. Esta
objetivos, el único interés que tiene el pasado es la luz que misma mentalidad se revela en nuestros digestos y libros
arroja sobre el presente. Anhelo una época en la que el de texto. Las aplicaciones de muchas normas básicas del
papel de la historia en la explicación de la doctrina jurídi- Derecho de contratos o de daños quedan ocultas bajo la
ca sea muy pequeño y dediquemos nuestras energías, más rúbrica de «Ferrocarriles» o «Telégrafos», acaban inflando
que a investigaciones ingeniosas, al estudio de los fines a tratados sobre subdivisiones históricas tales como Ship-
alcanzar y de las razones para perseguirlos. Creo que un pingxviii o «Equidad», o son agrupadas bajo un título arbi-
paso necesario hacia ese ideal sería que todo abogado tu- trario que se considere adecuado para atraer la atención
viese una formación en economía. El divorcio actual entre del jurista de mentalidad práctica, por ejemplo «Derecho
las Facultades de economía política y de Derecho consti- mercantil».
tuye, en mi opinión, una prueba evidente de lo mucho que
aún queda por mejorar en el estudio filosófico del Dere- Cuando una persona se pone a estudiar Derecho paga
cho. Ciertamente, en el estado presente de la economía para ser un maestro del mismo; y ser un maestro del mis-
política topamos de nuevo con la historia a gran escala, mo significa saber mirar a través de todos los incidentes
pero allí somos llamados a considerar y a sopesar los fines dramáticos y ser capaz de discernir los verdaderos funda-
de la legislación, los medios para obtenerlos y su coste. mentos para la predicción. En consecuencia, es importan-
Aprendemos que para lograr una cosa tenemos que re- te tener una noción adecuada de lo que entendéis por «De-
nunciar a otras, a ponderar el beneficio que obtenemos xviii
Shipping Law es la rúbrica con la que se designa en el Derecho esta-
con el que dejamos de obtener y a saber lo que estamos dounidense el área del Admiralty Law (Derecho Marítimo) que se ocupa de
haciendo cuando realizamos una elección. todo lo relativo a los buques y a las personas empleadas en o alrededor de los
mismos, así como de lo relativo al transporte marítimo de mercancías. Se
Existe otro campo de estudio que en ocasiones es infra- trata de un cuerpo complejo de costumbres, leyes, tratados internacionales y
decisiones judiciales que versan sobre los derechos y las responsabilidades
valorado por los juristas de mentalidad práctica y en favor originadas en torno a la propiedad y explotación de los buques que navegan
del cual quiero decir una palabra, aunque creo que bajo su por alta mar.
86 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 87

recho», por «un derecho», por «un deber», por «malicia», como estudiar otro curso sobre la historia en función de
«intención» y «negligencia», por «propiedad», por «pose- la cual el Derecho romano debe ser explicado. Si alguien
sión» y por otros conceptos similares. Recuerdo algunos duda de lo que digo no tiene más que leer Der Rómische
casos en los que los más altos tribunales han actuado tor- Civil Process und die Actionen de Keller, un tratado sobre
pemente, en mi opinión, porque no tenían las ideas claras el edicto del pretor, la muy interesante Historical Intro-
sobre algunos de estos temas. Ya he demostrado anterior- duction to the Prívate Law of Rome de Muirhead y, espe-
mente su importancia. Pero si se precisa un ejemplo más cialmente, los admirables Institutes de Sohm. No. La ma-
puede encontrarse leyendo el apéndice a Criminal Law, de nera de alcanzar una visión profunda sobre tu materia no
Sir James Stephen, sobre el tema de la posesión, y volvien- es leer algo más, sino llegar al fondo de la propia materia.
do después al instructivo libro de Pollock y Wright. Sir Ja- Los medios para conseguirlo son, en primer lugar, llevar
mes Stephen no es el único autor cuyas propuestas de el cuerpo existente de dogmas a sus generalizaciones más
análisis de los conceptos jurídicos se han visto confundi- altas con la ayuda de la Teoría General del Derecho; pos-
das por el estéril intento de buscar la quintaesencia de to- teriormente, averiguar por medio de la historia cómo ha
dos los sistemas en lugar de diseccionar fielmente uno de llegado a ser lo que es; y, finalmente, en la medida en que
ellos. El problema de Austin era que no conocía muy bien sea posible, considerar los fines que las diversas normas
el Derecho inglés. Pero, aun así, es de una gran importan- persiguen satisfacer, las razones por las que tales fines son
cia práctica conocer la obra de Austin, así como la de sus deseables, aquello a lo que renunciamos para obtenerlos y
predecesores, Hobbes y Bentham, y la de sus dignos suce- si valen el precio que pagamos por ellos.
sores, Holland y Pollock. El reciente librito de Sir Frede-
rick Pollock es tan acertado como todas sus obras y se ha- El Derecho no padece de un exceso de teoría sino más
lla completamente libre de la perniciosa influencia de los bien de su defecto, especialmente en lo que se refiere a
modelos romanos™. esta rama final de su estudio. Cuando hablé de la historia
mencioné el ejemplo del hurto para mostrar cómo el De-
Los consejos que los mayores dan a los más jóvenes recho se resentía por no haberse plasmado en una fórmu-
suelen ser tan irreales como una lista de los cien mejores la clara una norma que expresara su finalidad manifiesta.
libros. Al menos, en mi tiempo, yo tuve una buena por- En ese caso el problema se debía a la supervivencia de
ción de tales consejos y uno de los menos realistas que formas provenientes de una época en la que se abrigaba
recibí fue la recomendación de estudiar el Derecho roma- un propósito más limitado que el actual. Permitidme aho-
no. Entiendo que dicho consejo quiere decir algo más que ra poner otro ejemplo para mostrar la importancia prácti-
retener una serie de máximas latinas con las que poder ca, en aras a la resolución actual de casos reales, de com-
adornar el discurso —la finalidad por la que Lord Coke prender las razones del Derecho. Un ejemplo extraído de
recomendaba a Bracton—. Si eso es todo lo que se preten- unas normas que, hasta donde yo sé, nunca han sido obje-
de, De Regulis Juris Antiqui podría leerse en apenas una to de una explicación o teorización adecuada. Me refiero
hora. Asumo que, si es bueno estudiar el Derecho roma- a los llamados statutes of limitation y a las normas sobre
no, lo será en tanto se estudie como un sistema en funcio- la prescription™. La finalidad de tales normas es evidente,
namiento. Eso exige dominar un conjunto de tecnicismos
más difíciles y menos comprensibles que los nuestros, así xx
Los statutes of limitation son leyes que establecen un plazo máximo de
tiempo durante el cual pueden ejercerse determinadas acciones o hacerse
valer determinados derechos. Una vez que ha transcurrido el período señala-
xix
Holmes se refiere a la obra A First Book of Jurisprudence for Students do legalmente ya no cabe ejercer ninguna acción judicial, independiente-
ofthe Common Law, publicada por F. POLLOCK en 1896. mente de que en algún momento hubiera existido una causa de acción.
88 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 89

pero ¿cuál es la justificación para privar a una persona de la adquisición de derechos por el transcurso del tiempo
sus derechos, infligiéndole así un mal, como consecuencia ha de buscarse en la posición de la persona que los gana,
únicamente del transcurso del tiempo? En ocasiones se no en la de quien los pierde.
hace referencia a la pérdida de pruebas, pero éste es un Sir Henry Maine ha puesto en boga conectar la noción
aspecto secundario. En otras se habla de la conveniencia arcaica de propiedad con la prescripción. Pero esta co-
de mantener la paz, pero ¿por qué habría de ser más con- nexión se remonta más allá de la primera historia regis-
veniente la paz una vez transcurridos veinte años que an- trada. Se halla en la naturaleza de la mente humana. Algo
tes de dicho plazo? Con el paso del tiempo es cada vez que tú has disfrutado y utilizado como propio durante un
más probable que la paz llegue sin la intervención de la período prolongado de tiempo —ya se trate de una pro-
ley. Otras veces se dice que si una persona descuida hacer piedad o de una opinión— arraiga en tu ser y no puede
valer sus derechos no puede quejarse cuando, pasado un serte arrancado sin que te ofendas e intentes defenderte,
tiempo, el Derecho sigue su mismo ejemplo. cualquiera que fuera el modo en que lo hubieras adquiri-
do. El Derecho no puede pedir mejor justificación que los
Ahora bien, si esto es todo lo que puede argumentarse,
más profundos instintos del hombre. Únicamente a modo
entonces vosotros probablemente decidiríais el caso que de réplica a la sugerencia de que estás defraudando el in-
os voy a proponer en favor del demandante; pero si adop- terés del anterior propietario argumentarás que es su
táis el punto de vista que sugeriré, posiblemente lo decidi- desidia la que ha permitido la disociación gradual entre
réis a favor del demandado. Una persona es demandada su persona y aquello que reclama, así como la asociación
por intromisión en una finca ajena y justifica dicha intro- gradual de esto con un tercero. Si sabe que otro está lle-
misión alegando la existencia de una servidumbre de vando a cabo actuaciones que prueban a la vista de todos
paso. Demuestra que ha estado utilizando ese paso de que se halla en vías de establecer dicha asociación, yo di-
manera franca y sin autorización del propietario durante ría que, en justicia hacia esa persona, el propietario se
veinte años, pero resulta que el demandante había conce- hallaba obligado a averiguar si aquél estaba actuando
dido dicha autorización a una persona a quien razonable- bajo su permiso, a comprobar que estaba advertido de
mente suponía ser representante del demandado —aun- ello y, si fuera necesario, a detener sus acciones.
que en realidad no lo era— y, en consecuencia, había
asumido que la utilización del paso contaba con su per- He hablado del estudio del Derecho, pero apenas he
miso, en cuyo caso no podría adquirirse ningún derecho dicho nada acerca de una serie de cosas que comúnmente
por prescripción. Entonces, ¿ha adquirido el demandado son traídas a colación en conexión con el mismo: los ma-
un derecho o no? Si su adquisición se basa en la culpa y la nuales jurídicos, el sistema de precedentes judiciales y to-
desidia del propietario en el sentido ordinario, como pa- das las herramientas con las que un estudiante entra in-
rece suponerse habitualmente, nos encontramos con que mediatamente en contacto. No diré nada sobre ellas. Lo
no ha habido tal negligencia, por lo que no se habría ad- que me ocupa es la teoría, no los detalles prácticos. Sin
quirido ninguna servidumbre de paso. Pero si yo fuera el duda, los métodos de enseñanza han mejorado desde que
abogado del demandado sugeriría que el fundamento de yo era un estudiante, pero con talento y trabajo se logrará
dominar la materia prima cualquiera que sea el método
La prescription consiste en la adquisición de un derecho personal a usar que se utilice. La teoría es la parte más importante de la
la propiedad ajena (a transitar por un camino, a aprovechar el agua, la luz o dogmática jurídica, del mismo modo que el arquitecto es
el aire) por razón del uso continuado de la misma. Para que se produzca la
adquisición el uso ha de ser público y notorio, no autorizado y continuado
la persona más importante de todas las que participan en
durante un período de tiempo determinado legalmente. la construcción de una casa. Los progresos más impor-
90 Oliver Wendell Holmes, Jr. La senda del Derecho 91

tantes de los últimos veinticinco años son progresos teóri- en una fuerza práctica capaz de guiar la conducta de los
cos. No debe temerse a la teoría como algo poco práctico hombres. Leed las obras de los grandes juristas alemanes
porque, para el jurista competente, la misma significa y comprobad hasta qué punto el mundo se halla regido
sencillamente ir al fondo de la materia. Por el contrario, hoy en mayor medida por Kant que por Bonaparte. No
como ya se ha dicho, sí es cierto que, para el incompeten- todos podemos ser Descartes o Kant, pero todos desea-
te, el interés por las ideas generales esconde en algunas mos la felicidad. Y, habiendo conocido a muchos hombres
ocasiones la ausencia de conocimientos particulares. Re- de éxito, estoy seguro de que la felicidad no puede alcan-
cuerdo haber leído durante mi estancia en el ejército el zarse únicamente siendo abogado de grandes compañías
caso de un joven que se examinaba para obtener el grado y teniendo unos ingresos de cincuenta mil dólares anua-
de oficial y que, habiéndosele formulado una pregunta les. Una inteligencia suficientemente grande para conse-
acerca de la estrategia a seguir por un escuadrón, respon- guir el premio necesita otros alimentos distintos del éxito.
dió que él nunca había considerado las evoluciones de un Son los aspectos más remotos y generales del Derecho los
grupo inferior a diez mil hombres. que le confieren un interés universal. A través de ellos lle-
garéis no sólo a convertiros en grandes maestros en el
Pero dejemos al bobo y al insensato con su locura. El
ejercicio de vuestra profesión sino a conectar vuestra ma-
peligro es que las personas capaces y con mentalidad
teria con el universo y a captar un eco del infinito, un des-
práctica miren con indiferencia o desconfianza aquellas
tello de su insondable proceso, un indicio del Derecho
ideas cuya conexión con su actividad profesional sea re-
universal.
mota. El otro día escuché la historia de un hombre que
tenía un ayuda de cámara a quien pagaba un salario altí-
simo pero sujeto a deducciones por determinadas faltas.
Una de esas deducciones era la siguiente: «por falta de
imaginación, cinco dólares». Este defecto no se limita a
los ayudas de cámara. En la actualidad, ese objeto de am-
bición que es el poder se presenta generalmente bajo la
forma exclusiva del dinero. El dinero es su forma más in-
mediata y constituye un objeto de deseo en sí mismo. «La
fortuna —decía Rachel— es la medida de la inteligencia».
Ese es un buen mensaje para despertar y bajar a la reali-
dad a aquellos que viven en las nubes. Pero, como sostiene
Hegel, «en última instancia, no es ya la necesidad misma
sino la opinión la que tiene que ser satisfecha» 6 . Para una
imaginación de cierto alcance, la forma más transcenden-
tal del poder no es el dinero sino el dominio de las ideas.
Si queréis grandes ejemplos, leed el libro de Leslie Ste-
phen, History ofEnglish Thought in the Eighteenth Century
y observad cómo cien años después de su muerte las espe-
culaciones abstractas de Descartes se habían convertido
6
Philosophie des Rechts, parágrafo 190.
Este libro se terminó
de imprimir el día
16 de enero
de 2012

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