Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
TRABAJO INDIVIDUAL
Horario: 5001
Comisión: -
Jefe de Práctica: -
SEMESTRE 2020-1
El ritual de la Capaccocha en la crónica Relación de las fábulas y ritos de
los incas
El manuscrito original que se tiene de esta crónica se presume habría pertenecido al cura
Francisco de Ávila quien con seguridad la mandaría copiar, actualmente se puede
encontrar en la Biblioteca Nacional de Madrid con el título Manuscrito 3169 junto a
otros textos de cronistas de la época que tratan temas parecidos. Para el análisis de este
documento se ha decidido examinar la edición crítica de Paloma Jiménez del Campo ya
que brinda una transcripción muy fiel a la crónica original e incluso lo complementa con
información sobre el contexto y lo que significaría el contenido de la Relación.
En lo que respecta a la crítica interna del documento es acertado tener en cuenta lo poco
que se conoce sobre Cristóbal de Molina, era un hombre nacido en Andalucía y su
llegada al Cuzco sería alrededor de 1556 hasta que en 1565 iniciaría sus funciones como
párroco del Hospital de indios donde desarrolló mucho más sus habilidades
comunicativas en lenguas aborígenes (Jiménez 2010: 27) gracias a ello Molina ofrece
detalladamente las oraciones en quechua que eran parte de las ceremonias y nombres
muy exactos de lugares o personajes. Principalmente interesa conocer cuáles fueron los
motivos que impulsaron a Molina a redactar esta crónica, se ha dicho ya que fue una
tarea encargada por el obispo Lartaun aunque los motivos del pedido no quedan del todo
claros; basándonos en el alto cargo eclesiástico que ejercía es posible que Lartaun
deseara conocer a profundidad los ritos ancestrales que los incas tenían y de esta manera
él pudiera evangelizarlos de una manera mucho más eficiente (Soltero 2010: 113).
Tiene sentido esta idea dado que se desarrollaban visitas eclesiásticas con el propósito
de convertir a los indígenas al catolicismo y desprenderlos de una vez de sus antiguas
creencias; en ese sentido, una recopilación de esta índole sería mucho más útil para el
obispo y su misión cristiana.
Otro aspecto de la crítica interna del documento que sostiene Aranibar es la fuente de
donde el cronista recopila la información, Molina se preocupó en mostrar información
detallada de los rituales y mitos que tienen los incas. A lo largo de la lectura es posible
notar que consiguió testimonios de primera mano, incluso menciona en la propia
crónica que se entrevistó con gente muy mayor que pudiera proveerle datos reales o que
incluso ellos hubieran presenciado lo que nos lleva a reconocer que el uso de fuentes
orales le añade mayor credibilidad al relato que Molina nos cuenta. Él también estuvo
presente en el momento que se efectuó la ejecución de Túpac Amaru aunque no hable
específicamente de ello en este manuscrito, esta información se sabe por los datos que
otros cronistas mencionan en sus textos. Esto último permite mencionar la característica
filiación del dato que consiste en saber si el autor es original o está repitiendo
información que otros ya han mencionado antes, en el caso de Molina se tiene
conocimiento de cronistas contemporáneos como Bernabé Cobo que lo leyeron y en
base a ello mencionaron aspectos similares en sus propios escritos; en cambio, al ser
Molina uno de los primeros en recopilar datos sobre el pasado andino y en especial
sobre ritos y fábulas no hay mucho debate acerca de la poca influencia que recibió o
pudo leer lo que convierte a este manuscrito en un documento importante para el
conocimiento de festividades que se realizaran cada mes del calendario andino.
Molina especifica que la huaca más importante que tenían los incas era la huaca
Yanacauri, así como se ofrecía un sacrificio en este lugar se hacía también en todas las
huacas principales del reino. Las que estuvieran muy lejos tendrían que realizarse por
los jefes de los suyos durante el retorno a sus pueblos, marcharían con llamas, ofrendas
de oro y plata, coca y una vez alcanzada la huaca adormecerían a los niños para
colocarlos en pequeños nichos bajo tierra aún vivos o arrancarles el corazón para
después bañar con su sangre este lugar sagrado. Como se ha mencionado, la
Capaccocha era necesaria y vital cuando era época de crisis, de mala cosecha o un
nuevo Inca ingresaba al trono, esto porque “el soberano era la máxima autoridad y, por
ello, el que tenía preferentemente el privilegio de acceder a las deidades y el monopolio
de distribuir lo sagrado” (Limón 2017: 25) Con este acto también se reconocía la
integración de un nuevo pueblo a los dominios incaicos, la Capaccocha simbolizaba su
participación de la cosmovisión andina como parte de los súbditos del Tahuantinsuyo.
Mucho se ha debatido sobre el verdadero significado del nombre de este ritual, según
María Rostworowski hace hincapié en el sinónimo que Cristóbal Molina le añade a
Capaccocha “Cacha guaco”; el prefijo cacha significaría mensaje mientras que guaco
aludiría a las huacas como símbolo de objeto sagrado (2008: 106) todo esto tiene
sentido puesto que las huacas cumplían la función de oráculos y emitir profecías en el
propio ritual de la Capaccocha, el Inca se reunía luego con todas las huacas para
escuchar sus predicciones y si luego alguna de estas se cumplía la huaca era bendecida
con ostentosas ofrendas.
Por último, tomar en cuenta el espacio que Molina menciona se usó para realizar estos
rituales es fundamental para entender cuál es la relevancia de los sitios usados. Como se
mencionó anteriormente, Molina aclara que Yanacauri es la huaca principal de los incas
lo cual tiene sentido si recordamos que según la tradición de él emergieron los hermanos
Ayar, junto al Coricancha eran los espacios religiosos de los que se tiene mayor
conocimiento; Vitry concede información sobre los lugares con mayor porcentaje de
cuerpos hallados y lo sitúa en Arequipa aunque en total se encontraron 27 restos que
habrían sido sacrificios dentro del ritual Capaccocha (2008: 54). Así como Vitry,
Molina se refiere al espacio comprendido en el ritual contando que esta procesión se
hacía hasta los límites del territorio inca y concuerda respecto al entierro en montañas
pues las huacas solían ser elementos de la naturaleza.
En síntesis, la copia del manuscrito que se tiene como única fuente original de lo que
algún día le encargaron escribir a Cristobal de Molina es rica en contenido por su gran
manejo y entendimiento del quechua, también por su relato tan vívido fruto de la
recopilación oral que hizo el párroco cuzqueño. Si bien podríamos dudar en cierta forma
de lo que el copista transcribió, la información que otros cronistas contemporáneos
brindan es indispensable para sospechar que sí son verídicos los datos en cuestión;
además, Molina ha sido mencionado por ellos en varios relatos como testigo de grandes
acontecimientos. El párroco del Hospital de Nuestra Señora de los Remedios se centró
en dar detalles minuciosos de este ritual, cumpliendo su tarea de recopilar los ritos
principales celebrados en cada mes del año, no otorga tantos ejemplos de personajes que
hayan participado del ritual o lugares específicos que se hayan visitado; pero sí nos da
auténticas peticiones en quechua y un listado de los ritos más significativos por ello hoy
en día sabemos qué representó la Capaccocha, es esto lo que hace su manuscrito una
auténtica joya.
BIBLIOGRAFÍA
LIMÓN, Silvia
2017 “Sacrificio y poder entre los incas”. En Dimensión Antropológica, año 24, vol.
70, pp. 7-32.
ROSTWOROWSKI, María
2008 “Peregrinaciones y procesiones rituales en los Andes”. Journal de la société des
américanistes [En línea], pp. 97-123.
http://journals.openedition.org/jsa/1504
SCHROEDL, Annette
2008 “La Capacocha como ritual político. Negociaciones en torno al poder entre
Cuzco y los curacas”. Instituto Francés de Estudios Andinos [En línea], 7.
http://journals.openedition.org/bifea/3218
VITRY, Christian
2008 “Los espacios rituales en las montañas donde los inkas practicaron sacrificios
humanos”. Paisagens Culturais. Universidad Nacional de Salta, pp. 47-65.