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HISTORIA DE MEDELLIN

Hace 1500 años aproximadamente el Valle de Aburrá era recorrido por tribus de cazadores y
recolectores. Cuando llegaron los conquistadores españoles encontraron asentada una numerosa
población nativa, que opuso poca resistencia. Eran aburraes, yamesíes, peques, ebéjicos, noriscos
y maníes que estaban allí desde el siglo V a.C., según estimaciones. Tenían grandes cultivos
de maíz y fríjol, criaban curíes y perros mudos, tejían mantas de algodón, comerciaban con sal, y
conocían la orfebrería. Bajo el dominio español fueron repartidos en encomiendas y desplazados
de sus tierras. La deserción, el maltrato, las enfermedades y el duro trabajo intensivo en la tierra y
las minas, en pocos años los diezmaron.14

Periodo colonial[editar]

El valle en donde hoy se asienta Medellín fue descubierto el 24 de agosto de 1541, día de San
Bartolomé, por Jerónimo Luis Tejelo, un capitán a órdenes del mariscal Jorge Robledo, quien fundó
la ciudad de Santa Fe de Antioquia ese mismo año y es considerado el conquistador de Antioquia.
El valle era llamado Valle de Aburrá por los indígenas que lo habitaban y fue llamado por los
españoles Valle de San Bartolomé o de Los Alcázares. Los indígenas respondieron con belicosidad
según algunos cronistas, resistencia que obligó a Tejelo a atrincherarse para la defensiva y a
despachar un expreso al mariscal Robledo pidiéndole auxilio, con el cual vencieron fácilmente a los
aborígenes. Dicha resistencia la hicieron propiamente los indígenas que habitaban el caserío de
Guayabal, pues los demás que ocupaban el valle prefirieron huir o quitarse la vida.15

Primer escudo de la villa de Medellín otorgado por Carlos II mediante una Real Cédula dada en
Madrid el 31 de marzo de 1678.
Plano de la Villa de Medellín, 1791.

El 2 de marzo de 1616 el licenciado Francisco de Herrera Campuzano, del Consejo del


Rey, Oidor de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada y Visitador General de la Provincia de
Antioquia, fundó una población a la que llamó San Lorenzo de Aburrá, en donde hoy se sitúa El
Poblado. El caserío, que estaba compuesto por trecientos indígenas y algunos pocos españoles,
finalmente no prosperó y en 1646 fue trasladado al ángulo que forman el río Medellín (antes río
Aburrá) y el arroyo Santa Elena, sitio que los indígenas llamaban Aná y los españoles Aguasal.

El Valle de Aburrá fue visto por un capitán que seguía las órdenes del conquistador español Jorge
Robledo.

Pocos años después se levantó la primera iglesia de tapias y tejas, consagrada a la Virgen de la
Candelaria, y desde entonces la población se llamó Nuestra Señora de la Candelaria de Aná, que a
los 54 años de vida contaba apenas con 700 habitantes de los 3000 que poblaban el territorio
comprendido entre el Ancón de la Valeria (hoy Caldas) hasta los potreros de Barbosa.15

Desde 1670 los habitantes pidieron a la Real Audiencia la elección en villa de su población,
encontrando resistencia por parte de la ciudad de Santa Fe de Antioquia. Finalmente Mariana de
Austria, viuda de Felipe IV, en nombre de su hijo Carlos II, otorgó la elección en villa de la pequeña
población, que ahora pasó a llamarse Villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín. Un
siglo después, en 1783, se abrieron nuevas calles por orden de Francisco Silvestre y Sánchez, quien
fue gobernador de la Provincia de Antioquia. En 1786, el Oidor Juan Antonio Mon y Velarde hizo
numerar las casas, que eran 242 de un piso y 29 de balcón, y marcar las calles con los nombres de
San Francisco, San Lorenzo, La Amargura (hoy calle Ayacucho), El Prado, entre otros.15 También
dictó medidas sobre saneamiento, instrucción pública, mejora del comercio y sistemas
administrativos; igualmente dota a la villa de agua corriente, crea colonias agrícolas y estimula la
minería. Estas medidas progresistas levantan el ánimo de los habitantes y permiten entrever
tiempos mejores para la población y para la provincia entera.7

Ya en el siglo XIX y en plena época de la Independencia, el 21 de agosto de 1813, Juan del


Corral erige en ciudad a Medellín, privilegio que hasta entonces, y en lo que respecta a la
provincia, solo tenían Santa Fe de Antioquia y Rionegro. En 1826 se le nombra capital de
Antioquia, contando en ese año con 6050 habitantes.7

Siglo XIX[editar]

Edificio San Ignacio en la plazuela del mismo nombre.

Fachada norte del Claustro San Ignacio

En los primeros años del siglo XIX la ciudad experimentó un lento desarrollo debido, entre otras
cosas, a las precarias vías de comunicación con el resto del país y el exterior. Desde el punto de
vista intelectual, material y social se seguían conservando las características de pueblo de
incipiente civilización. No fue sino hasta el periodo comprendido entre 1830 y 1850 cuando la
ciudad comenzó su desarrollo paulatino.15 La educación dio en este periodo un salto
trascendental. Durante la época colonial y aún en los inicios de la República se contaba con pocas
escuelas y colegios, situación que cambió a partir de la mitad del siglo, siendo notable durante el
gobierno de Pedro Justo Berrío.16
Edificio Carré.

El río Medellín carecía en aquel entonces de puentes que lo atravesaran y fue haciéndose
necesaria la construcción de alguno, ya que sus aguas eran abundantes, sobre todo en invierno, y
se requerían balsas para pasarlo. El puente de Colombia fue el primero dentro del territorio de la
ciudad y fue levantado con auxilio nacional ofrecido por el entonces presidente Tomás Cipriano de
Mosquera en 1846. El segundo puente sobre el río fue el de Guayaquil.15

En 1868 se decretó el traslado de la sede de la diócesis de Santa Fe de Antioquia a Medellín, lo que


le permitió a esta fortalecer las instituciones religiosas que existían en aquel entonces.16 La
construcción de la Catedral Metropolitana marcó un hito no solo en el ámbito religioso sino
también desde el punto de vista arquitectónico.17 Igualmente el comercio se fue fortaleciendo
hasta consolidarse como actividad financiera. Fue así como en Medellín surgió el Banco de
Antioquia en 1871, el Banco de Medellín en 1881, el Banco Popular en 1882 y el Banco del
Comercio en 1896.16

Siglo XX[editar]

El despegue de la ciudad hacia la modernidad coincidió con un acelerado crecimiento de su


población, de 20 000 habitantes en 1870 a 140 000 en 1938. La ciudad se consolidó como un
centro de comercio de oro, café, finca raíz, mecánica, fundición, especulación e importación de
mercancías. Esta vocación comercial se complementó al comienzo del siglo XX con una industrial
(textil, gaseosas, cigarrillos, calzado, entre otras), al aprovechar la presencia de abundantes
fuentes hídricas, avances en movilidad y mercados cercanos.
Iglesia de San Ignacio, ejemplo de arquitectura de la época colonial.

Al tiempo que entraron los primeros automóviles importados de Estados Unidos y de Francia, se
crearon fábricas importantes, en particular empresas textileras, como la Compañía Colombiana
de Tejidos Coltejer (1907), o la fábrica de Hilados y Tejidos del Hato (Fabricato), la cual empezó a
funcionar en los años veinte y en menos de dos décadas se consolidaría como la
segunda textilera más importante, después de Coltejer. Otras empresas importantes fueron
creadas en estos años como la Compañía Colombiana de Tabaco (1919), la fábrica de Gaseosas Lux
(1925) y en lo referente a la industria cafetera se destaca la fundación de Café La Bastilla en 1922.

A partir de 1910 estas industrias se convirtieron en el motor principal del crecimiento urbano, y
crearon una primera generación de empresarios industriales y de obreros asalariados. La ciudad
atrajo inmigrantes del campo con aspiración de trabajar en las fábricas y almacenes. También
llegaron inmigrantes más prósperos, como empresarios de la minería, comerciantes, ganaderos y
jóvenes de familias pudientes, con la idea de educarse.

A mediados de siglo, la ciudad comenzó también a desarrollar una arquitectura moderna de la


mano de arquitectos como el austriaco Federico Blodek, quien diseñó obras como los edificios de
oficinas Suramericana, de Fabricato (que fue el más alto de la ciudad) y Banco de Colombia.1819 El
Plan Piloto de Medellín,20 elaborado en 1950 por los urbanistas Paul Wiener y José Luis Sert,
recomendaba: canalizar el río, controlar los asentamientos en las laderas, montar una zona
industrial en Guayabal, articular la ciudad en torno al río, construir el estadio Atanasio Girardot y
el centro administrativo “La Alpujarra”. Pronto, el Plan Piloto se vio desbordado por la realidad de
una población que se triplicó en 20 años, pasando de 358 189 habitantes, en 1951, a 1 071 252, en
1973.

En este periodo la construcción tuvo un gran dinamismo y los campesinos, que no tenían acceso a
los créditos de vivienda, empezaron a construir en las laderas. Muchas de las edificaciones
antiguas del centro, y aún las de principios del siglo XX, fueron demolidas para dar paso a los
edificios que fueron destinados para oficinas y vivienda, entre ellos el de Coltejer, símbolo de la
ciudad. El sector textil se modernizó bastante en este periodo y se consolidó de forma definitiva la
vocación industrial de la ciudad.2122

Vista aérea del centro.


Parque Biblioteca Pública España

Por primera vez, después de tener Antioquia una economía en ascenso durante 150 años, se
presentan en la década de 1970 los síntomas iniciales de lo que sería la más grande crisis
económica y social en su historia. Aparecen indicadores de aumento del desempleo, y con él la
criminalidad y la inseguridad general. Aunque el país en su conjunto afrontó entre 1970 y 1980 un
periodo crítico en su economía, esta crisis tuvo un especial impacto en Medellín, que llegó a tener
la tasa de desempleo más alta de la nación.23

El sector manufacturero no solo había perdido dinámica, sino que se mostraba incapaz para
afrontar la situación creada con los altos índices de desempleo, la recesión económica y la
imposición desde el gobierno central de un nuevo modelo de desarrollo fundamentado en las
actividades financieras y de la construcción. Es entonces cuando el contrabando, primero, y luego
el narcotráfico, aparecen como alternativa para miles de personas que no tenían en el mercado
legal ninguna o muy poca posibilidad de encontrar empleo o de ejercer una actividad económica
rentable.23

El Cartel de Medellín fue creado en 1976 y contó, hasta mediados de los años 1980, de una
relativa libertad y tolerancia como resultado de su directa penetración en todos los sectores de la
sociedad. Con la aprobación de las medidas que permitían la extradición de colombianos a
los Estados Unidos, tomadas por el presidente Belisario Betancur luego del asesinato de su
ministro de Justicia, el cartel de la droga inició un gran movimiento para desestabilizar al Estado.
La ciudad sufrió todo el peso de la lucha entre el narcotráfico y el gobierno central en los últimos
años de la década de los ochenta y a principios de los noventa. Aparecieron el narcoterrorismo, el
sicariato, las bandas delincuenciales en los barrios populares, los secuestros, y los asesinatos de
jueces y políticos.24

La muerte de Pablo Escobar, en 1993, supuso el fin del llamado Cartel de Medellín, pero dejó
profundos conflictos sociales en la región. La guerrilla y el paramilitarismo continuaron con su
activismo armado que han creado duros impactos no solo en la ciudad sino en el país como el
aumento de desplazados por la violencia y el endurecimiento de las políticas de seguridad del
Estado como la Operación Orión en San Javier (octubre de 2002).25

Siglo XXI[editar]

Hasta 2008 en la Región Paisa, de la que Medellín hace parte, operaban por lo menos seis de las
principales bandas emergentes2627 provenientes de los restos de los grupos paramilitares28 que
se desmovilizaron durante las conversaciones de paz con el gobierno Colombiano en el periodo
2004-2006. Entre ellas están: Autodefensas Gaitanistas de Colombia, Águilas Negras, la Oficina de
Envigado, Los Urabeños, Los Rastrojos o el grupo de Los Paisas; los cuatro últimos grupos son los
que están activos en el país a 2015.

Estos grupos criminales concentran sus operaciones en las ciudades y pequeños pueblos a lo largo
y ancho del país, tratando de controlar los flujos de drogas hacia la costa Caribe y el control de
la minería ilegal.29 Las rutas del narcotráfico se mueven especialmente por los departamentos
de Córdoba y Sucre donde venden la droga a las organizaciones que cuentan con infraestructuras
más grandes y pueden mover las drogas a nivel internacional.26

La preocupación por detener los flujos de violencia urbana ha hecho que se presenten proyectos
de inclusión social que incluyen grandes infraestructuras como los parques-bibliotecas en áreas
urbanas conflictivas, los sistemas de transporte masivo como el Metro, el Metroplús, y
el Tranvía30 y la participación del sector privado, oficial y las instituciones para unificar un
proyecto de ciudad, la proliferación de eventos culturales y artísticos, la construcción de
bibliotecas, parques y centros educativos y la creación y renovación del espacio público.

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