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El día 27 de junio en el marco del Posgrado Clínica psicoanalítica “La dirección de la cura” de la

Universidad Nacional de Cuyo, tuvimos el placer de compartir con Jorge Chamorro a través de los
medios virtuales disponibles, de los que hoy en día nos servimos. Un encuentro centrado en
pensar la clínica psicoanalítica en la virtualidad.

Jorge realiza un interesante recorrido pensando la pandemia y el confinamiento – por los que
atravesamos a nivel mundial – como una experiencia excepcional y no habitual, como una
intrusión autoritaria que nos encierra a todos, que divide y no nos deja elegir. Ahora bien, nos
recuerda que más allá de esta particularidad del coronavirus, los analistas no nos dedicamos a dar
consistencia.

A partir de esta irrupción inesperada realiza un recorrido por algunos autores de la sociología y de
la economía, así como en la obra de Freud y de Lacan, para situar ¿Qué hacer con lo que entra por
fuera de los cálculos? Lo que irrumpe es una figura de lo que Lacan llamó lo real, el goce o el
acontecimiento imprevisto, que en Freud es el traumatismo. Ante esto hay múltiples lecturas o
posibles respuestas, una de ellas las teorías conspirativas que intentan llenar el vacío y dar sentido
a esta intrusión. Jorge insiste que como analistas no debemos olvidar que cuando la causa está
vacía nos encontramos con la falta en ser y toda toma de consciencia ante ese vacío, ante esa roca
viva es encubridora.

Ante nuestra situación actual conviene tener en cuenta que la realidad objetiva no es lo real y que
como Freud planteaba cuando la realidad se impone mucho es difícil analizar. La realidad objetiva
tiene la función de desconocer las cosas, para Lacan es un fantasma, una interpretación y si
nosotros escuchamos la realidad objetiva equivocamos el camino. Hablar de la realidad, ya sea del
encierro, de la pandemia o del coronavirus es una interpretación de cada uno.

Jorge transmite su experiencia clínica a partir del uso del teléfono como un modo de mantener los
análisis y subraya la importancia de la presencia del analista. Resaltando que la clave de todo esto
es poner el eje en un tema ético ¿libre albedrío o forzamiento? Para Lacan la ética va de la mano
del forzamiento y el forzamiento es distinto a la moral. Hay que distinguir ética de moral porque
eso es lo que llena la subjetividad del analista, la subjetividad del analista está alojada por lo
bueno y lo malo, por eso Lacan dice para el psicoanalista ética y no moral. Jorge nos recuerda que
la clave la da el “cuídense de comprender” sí seguimos esta indicación lacaniana se generan toda
una serie de preguntas que no se hacen habitualmente y toma como ejemplo cómo intervenir en
relación a un paciente con ideas, gestos o intentos suicidas.

Nuestro trabajo con esta pandemia, nuestro trabajo más fuerte hoy pero habitualmente es así
igual, es lo que Miller llamó esfuerzo de poesía que es lo opuesto a la reacción terapéutica
inmediata, al responder a la demanda terapéutica. Esto no es una abstracción, en todas las
sesiones hay una demanda terapéutica y un esfuerzo, un forzamiento de parte del analista para
desplazar esa demanda y producir el esfuerzo de poesía, por eso Miller habla del esfuerzo de
poesía, no es poesía porque tengo las ganas de hacer poesía, es esfuerzo de poesía, esto quiere
decir que cuando alguien viene, sea quien sea, viene muchas veces con un problema de la vida y
con ese problema de la vida lo que demanda es responder, es lo que llamamos demanda
terapéutica.

El virus ilumina las fragilidades de todos los que tienen ilusiones, fragiliza los cuerpos, las
economías y la pregunta es ¿el psicoanálisis qué con esto? Podemos encontrar una respuesta
genérica en Lacan al pasar del fantasma fundamental al sinthome, ya que el fantasma da
respuestas necesarias y el sinthome implica atravesarlo, esto es fundamental para delinear el
camino a dónde vamos a culminar ¿qué es ser un partenaire de un psicoanalista?

En una época pre lacaniana lo que primaba era la neutralidad del analista, el analista como una
página en blanco. La neutralidad se jugaba en la estética, en la apariencia y cuando interpretaba lo
hacía con todos sus valores morales. Para Nietzsche estos valores no vienen con el ser humano,
los crean las posiciones y particularmente las posiciones de poder, Nietzsche relativiza todos los
valores a ciertas condiciones de vida de cada uno de los sujetos, lo que incluye a los psicoanalistas.
Antes esto Lacan responde “efectos de verdad opuestos a efectos de realidad”, esfuerzo de poesía
de toda la fantasmática que hace cada uno, cada sujeto tiene respuestas particulares. Si como
analistas quieren empujar a alguien a algo deben considerar que la demanda mata al deseo, lo que
hay que hacer es acompañar. Todo esto enmarcado en la ética, ética del forzamiento, elección
forzada versus libre albedrío, el libre albedrío es el yo.

Darles a elegir a los pacientes continuar o no virtualmente en esta época es abandonarlos, aun
cuando estos no se den cuenta que tienen que sostener el análisis, cuando alguien tiene que elegir
es porque algo todavía no está definido, es deseo o cálculo, es goce o cálculo.

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