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a |)lc\(.trt.l(l(l Ilt|;t sr)lr( itu(l l);lril trellsformar jurídicamente en «fun-
rl:rt'rr1r¡, los lor'¡rlcs (luc ()cr.rpaba. A raíz de ella había tenido lugar
taban e1 interés de muchos de los visitantes del Instituto. No les
atraia \a información sobre la biología y sociología de la vida
o rrrr,r irrs¡rcr t ií¡rr olit'ill, c¡uc dio como resultado un informe. En él sexual, sino el museo patológico y los archivos de patología
10 r«' lr;rt í;r lrirrr;r¡rii' crr cl aspecto suntuoso del mobiliario y se sexual. El sadismo resultaba más atrayente que las técnicas con-
sttlrt.ryirlr;r, lrrlcruírs, cl hecho de que Karl Giese, secretario par- traconceptivas. Además, el Instituto se había convertido en lugar
rf¡ tir rtl;rr «lt' llirschficld y amante suyo desde muy atrás, dispusiera de encuentro y experiencia para homosexuales. Los informes de
r. .k' rrr¡;r lr¡rbitación.contigua a la del director. la policía no son los únicos en señalarlo. Tenía la inequívoca
rl l)t'rrl lo quc se cuestionaba era sobre todo la necesidad de
st'rrrtj:rrrtc institución. Su oficina de planificación familiar y
reputación de ser una «casa de citas». El Instituto fomentaba los
contactos con el exterior por su organizaciín interna. La distin-
r¡ rrscs<ira¡niento matrimonial contribuía a ia emancipación sexual y ción entre pacientes, residentes y simples visitantes que acudían,
0 l)rrrticipaba en las grandes luchas de la época. Hirschfeld estaba
vinculado a todos los movimientos de educación sexual y milita-
sin más, a charlar con Karl Giese, no tenía raz6n de ser: todo el
mundo, médicos y enfermos, se encontraban unos con otros en
5 ba contra los artículos 175 y 218 del código penal que reprimían aqlrella institución.
{¡ ¿rrbitrariamente cualquier acto homosexual y todo tipo de abor- El objetivo de Hirschfeld no era, en efecto, curar la hornose-
to. Aunque se sentía próximo a la socialdemocracia, en este xualidad sino, aI contrario, ayudar a los homosexuales a aceptarse
C terreno se situaba del lado de los comunistas. y vivir en cuanto tales en una sociedad hostil. Su terapia consistía
0 Persuadido de la existencia de una multiplicidad de «escalones en «situar al paciente en un medio acorde con su manera de ser» 1.
l. intermedios» que llevaban al «hombre completo» o a la «mujer Se trataba de sacar al homosexual de su aislamiento y conseguirle
completa», como denominaba a los heterosexuales, Hirschfeld de relaciones sociales con otros homosexuales. En el proceso defini-
ñt lrrticipaba a Kinsey, el autor del famoso informe de 1953 sobre el do por Hirschfeld, la función del médico debía ser, al principio,
(. (:()r¡rportamiento sexual de los norteamericanos. Pero, a diferen- la de persona de confranza; a continuación, el paciente tendría
ci;r clc cstos últimos, consideraba los «escalones interrnedios» de la que distanciarse de él y asumirse completamente por medio de
ra Irrlrrroscxualidad variantes «naturales», por su condición de reali- otras personas que manifestaran «comprensión y tolerancia» hacia
o rl¡r«lcs biológicas. Según é1, la homosexualidad estaba determina- é1. Los «compañeros de sufrimiento» eran en este caso los más
«lu ¡r«rr cicrtas condiciones endocrinas y se podía explicar científi- indicados para ejercer una influencia bienhechora y su acción se
0 ( ll¡rcntc. Tcnía la convicción de que la comprensión del carácter ejercía, por así decirlo, en el interior de un grupo de asistencia
ta (n;rtrrnrl» clc la homosexualidad pondría fin a su crirninalización y mutua. lr
l,;¡ i¡rlltrcrrr:ia nrás importante ejercida por el Instituto en la procuró numerosos ataques verbales y demandas judiciales e
|. o¡rirri/rrr ¡rúlllit:u bcrlincsa nace de este aspecto militante y peda- incluso agresiones fisicas. Pero muchas pprsonalidades de izquier-
ra ¡ltip¡ico. l,l scxt¡aliclad cn todas sus formas se convirtió por vez da no le escatimaron su apoyo. La postúra adoptada hacia é1 por
ra ¡rrinrera crr olr.icto tlc un trabajo científico. Se organizaron con Kurt Tucholsky en 7929 en el semanario Die Weltbühne resume
regtrl;rritlltl <'orrfbrcncias cducativas acompañadas de proyeccio- bastante bien esa actitud:
ra r¡cs cirrc¡r¡¡¡togrílir';rs y, rlc: lnanera más específica, se dirigieron a
ra t¡¡{'rlit'os, c¡¡lcrnrcnrs y usistcntcs sociales cursos de formación «Es una desvergüenza sin parangón incluir en la lista de la infamia a
l)crtnrtuct¡tr. Atl«'r¡rí¡s, cr:r ¡rírblicamente sabido que cualquier un hombre de ciencia como Hirschfeld. No comparro sus opinio-
ra llorrrllrc o rrrrrjer r¡rrc trrvicr;r ¡lroblcmas sexuales de cualquier nes en muchos puntos y habria mucho que decir sobre el caráctcr
írlrkrlc ¡rotlíl lt trrlir l solicit:rr c«>nscjo a los colaboradores del de su propaganda. Pero ante é1 deberíamos descubrirnos. Hay que
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fa l,lr olrli¡1atorir¡ r:r¡rrstut;lr (luc lrtbí¡¡ otros motivos que desper- 1 Magnus Hirschfeld, en Díe meilizinische Welt, pp. 691-692.
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BERLTN 1919-1933 MODERNIZACION, RACIONALIZACION Y MEDIOS DE COMUNICACION
reconocer que se trata de alguien que se opone a su tiempo en LJna química interna
nombre de una causa razonable y se aTza en contra de ciertas
disposiciones vergonzosas del código penal2., Georges Bohn