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De acuerdo al artículo 58° de nuestra Constitución Política, el Perú se rige por una
economía social de mercado. Mucho se ha discutido sobre los alcances de aquel
concepto. Lo relevante para el presente trabajo es la identificación de los principios que
orientan nuestro régimen económico.
En primer lugar, el libre mercado como tal, implica la libertad de iniciativa, de empresa,
industria y comercio (artículo 59° Const.). Esto es acorde con los demás artículos
incluidos régimen económico: el pluralismo económico (artículo 60 Const.); libertad de
contratar (artículo 62° Const.)
Junto a todo ello, los otros dos principios generales que recoge el constituyente son
fundamentales para el análisis de las llamadas prácticas colusorias: la libre competencia,
en el artículo 61° de la Constitución, y la defensa de los consumidores y usuarios, en el
artículo 65° de la misma carta.
Desde la economía, las prácticas anticompetitivas son todo tipo de conducta que
impidan o restrinjan la competencia1. El fondo de estas acciones enfrenta a los
principios del régimen económico arriba reconocidos, por lo que, en caso de
determinarse el carácter anticompetitivo de un comportamiento, ya sea legalmente o por
vía de ponderación, debiera también reconocerse, por anticompetitiva, inconstitucional.
1
COCAR, Lenin 2014 “¿Qué es una práctica anticompetitiva?”. En El Economista, 27 de octubre de
2014.
En el Perú, la normativa vigente en la materia es la Ley de Represión de Conductas
Anticompetitivas, promulgada en 2008 mediante el Decreto Legislativo Nº 1034 y
modificado en septiembre de 2015 por el Decreto Legislativo Nº 1205.
El presente trabajo se centrará en las otras dos modalidades: las llamadas prácticas
colusorias. A diferencia del abuso de posición de dominio, las prácticas colusorias
implican la pluralidad de agentes económicos, siendo siempre conductas que impiden o
restringen la competencia.
Ahora bien, mientras que el abuso de posición de dominio es una lesión a los demás
competidores, y sin negar esa posibilidad en las prácticas colusorias, estas últimas
tienen un impacto mucho más directo en el consumidor, incluso pudiendo los
competidores-colusores obtener beneficios económicos de la falta de competencia.
Como se dijo, las prácticas colusorias pueden darse de forma vertical y horizontal; la
diferencia sustancial consiste en la posición de los agentes económicos según la cadena
de producción.
Las Prácticas Colusorias Horizontales: son aquellas dadas entre agentes de la misma
posición en la cadena de producción, provocando la falsa sensación de libre
competencia en el consumidor2. Pueden darse, a su vez, de dos tipos:
La sanción para las Prácticas Intramarcas están regidas con la prohibición relativa,
artículo 94 de la Ley de Represión de Conductas Anticompetitivas, bajo la denominada
regla de la razón, que luego de encajar la conducta en el supuesto de hecho, valora su
efecto negativo en el mercado. Así, puede haber situaciones en que esa conducta no sea
contraria a la competencia sino incluso favorable: es el caso de distintos agentes con la
2
DEZA, Tommy 2008 “Análisis de las prácticas colusorias horizontales contenidas en la ley de represión
de conductas anticompetitivas a la luz de la jurisprudencia europea”. Revista de la Competencia y la
Propiedad Intelectual (9). pp. 31-62.
franquicia McDonalds, percibidos como una misma marca a ojos del consumidor, que
se reparten la zona geográfica a fin de no competir entre sí. Es razonable
económicamente esta conducta ya que les garantiza una demanda más equilibrada a la
par que cubren de mejor manera las necesidades de los consumidores, a quienes en
conjunta les beneficia más la distribución equidistante de un mismo producto que la
competencia directa entre dos productos sustancialmente idénticos.
Del otro lado, un ejemplo de Práctica Intramarca que no aprueba la regla de la razón, y
por lo tanto práctica colusoria horizontal, es la concertación de todos los distribuidores
de una determinada leche para aumentar sus ganancias, puesto que los
comercializadores tendrán que cargar de forma inmediata con esa diferencia y
lógicamente será el consumidor la última rueda.
Estas prácticas colusorias son aquellas realizadas entre agentes económicos que
participan en el mismo nivel de una cadena de producción, distribución o
comercialización y que normalmente compiten entre sí respecto de precios, producción,
mercados y clientes, con el objeto de eliminar, restringir o limitar la competencia en
detrimento de los consumidores, de otros competidores, de los clientes o de los
proveedores.
CONCLUSIONES