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Mario Rapoport, Historia Económica, Política y Social de la Argentina (1880-2000),

Cap. 4, (pags.348-403)

Contexto Internacional de la Segunda Posguerra

Estados Unidos emerge como potencia hegemónica de la Segunda Guerra Mundial,


proyecta un marco institucional para edificar un nuevo orden mundial liberal.
Gran Bretaña era deudora de EE.UU. y Argentina a fin de la guerra, entre otros.
Para detener el expansionismo soviético, se ensamblan los objetivos económicos de
reconstrucción europea con la estrategia política mundial de Estados Unidos en el Plan
Marshall (1947), que apuntaba a la renovación de la infraestructura europea, incremento
de la producción, racionalizacion agricultura e industria, y la creación de estructuras de
estabilidad monetaria y financiera.
El plan Marshall divide al mundo en dos bloques: aquellos que participaron del mismo
(mundo occidental), y aquellos que se sumaron a las economías centralmente
planificadas de la URSS (bloque oriental).
A su vez, con el bloqueo a Berlín Occidental de la URSS, comienza la Guerra Fría y la
agrupación de la OTAN (mundo occidental) y El Pacto de Varsovia (mundo oriental).
Los países latinoamericanos fueron excluidos del Plan Marshall y vieron decrecer su
participación en la economía mundial, por la caída de los términos de intercambio y la
marginación de las corrientes mundiales de comercio.
Otro rasgo de la economía europea de posguerra fue la intervención del Estado en las
cuestiones económicas y sociales bajo el influjo de ideas keynesianas.
(Nacionalizaciones, planificación e instituciones del ´´estado de bienestar’’)
Estas políticas darán por resultado una notoria elevación del nivel de vida de esos
países.
Dada la productividad del periodo, los años transcurridos entre la finalización de la
Segunda Guerra Mundial y la crisis del petróleo en 1973 han sido considerados como
los treinta años gloriosos del sistema capitalista internacional.

Evolución Política del Primer Gobierno (1946-1952)

Perón advierte lo que esta en juego y arma su propia fuerza política ante la incapacidad
de la clase política que gobierna de comprender el país.
Respaldo mayoritario de sectores populares y trabajadores, desempeña un rol abocado a
impedir la desarticulación y polarizacion de las distintas fuerzas sociales.
El gobierno, mediante un argumento jurídico poco convincente, remueve a los jueces de
la Corte y se asegura la lealtad política de la justicia.
(1946-1955) el gobierno llevo adelante quince intervenciones federales, once fueron por
decreto. Recién en 1950, se regularizan las situaciones provinciales con reuniones
anuales de gobernadores y coordinación con el poder central.
La lealtad incondicional a la conducción de Perón, paso a partir de 1948, a constituirse
en el criterio operativo de los parlamentarios oficialistas.
La intensa actividad estatal de los primeros años contribuyo a superar la crisis de
legitimidad política y al entendimiento entre antagónicas fuerzas socioeconómicas.
Se perfilo un Estado de corte igualitarista, los nuevos preceptos constitucionales
impulsaban la redistribución de la riqueza en favor de los asalariados, a quienes se
reconocía importante gravitación en las empresas y el propio Estado.
Se estableció la función social de la propiedad, el capital y la actividad económica.
El programa político del peronismo, expresado en la Constitución de 1949, coincidió
con los límites del crecimiento económico y la crisis del sector externo. A partir de
entonces, encauzar los conflictos dentro de un orden político estable se hizo más
dificultoso para el gobierno, que acentuó sus rasgos autoritarios y tendió a la
regimentación de la sociedad civil.
Las políticas represivas a la oposición se hicieron extensivas a los medios de
comunicación. Estas medidas de control político y la imposibilidad de derrotar
electoralmente a Perón exacerbaron a sectores de la oposición que orientaron sus
expectativas en favor de un golpe militar.
Hasta 1949, dada la considerable influencia de las FF.AA., el gobierno trato de
neutralizarlas políticamente reavivando el sentido del profesionalismo y la disciplina.
La vinculación con el gobierno comenzó a agrietarse con la crisis económica de 1949.
Las presiones militares buscaban recortar el rol político de Eva Perón, donde se
acentuaban los rasgos populares y sociales del gobierno.
Luego, la pretensión del gobierno de eliminar la neutralidad política de las FF.AA., se
encontró con el rechazo de sectores de la oficialidad a comprometerse con la
politización promovida por el gobierno.
El golpe fallido de 1951, impulsado por este y otros factores, conllevo el aumento de la
política represiva del gobierno en las esferas castrense y civil.
En las elecciones de noviembre de 1951, una mayoría incuestionable apoyo a Perón e
hizo desaparecer en la oposición toda esperanza de derrotarlo por la vía electoral. Un
hecho impulsado por Eva Perón en 1947, la posibilidad de voto a las mujeres,
contribuyo al éxito electoral peronista.

El Movimiento Obrero y los Partidos Políticos

El peronismo estimulo la extensión de una vasta red de organizaciones sindicales, y el


alto grado de movilización de los trabajadores, provocando un notable incremento en la
tasa de sindicalización después de 1945.
A partir de 1946, el Estado le proveyó respaldo político y legal a la estructura sindical
pre-existente, e intervino en la implementación de un sindicato único por actividad
bloqueando la formación de agrupaciones rivales garantizando una estructura sindical
de alto grado de cohesión y homogeneidad.
Se desarrollaron comisiones internas que garantizaban la aplicación efectiva de la
legislación laboral y de los convenios colectivos y negociaban con los patrones las
demandas de los trabajadores. Los sindicatos nacionales fueron controlados por la CGT,
centralizando la estructura de poder sindical, la unidad del movimiento obrero se
mantuvo a costa de la autonomía de sus organizaciones sindicales.
La progresiva subordinación del sindicalismo a las necesidades políticas del régimen se
debió a que los dirigentes sindicales entendieron que su alianza con el peronismo era la
única alternativa realista abierta al movimiento sindical. Su participación dentro del
estado justicialista puso límites a las políticas del régimen y fue un mecanismo
correctivo de las mismas. En el activismo de los trabajadores fueron relevantes los
dirigentes sindicales.
El Partido Peronista, de jefatura ejercida por el propio Perón, se organizo para mantener
el poder. En la concepción de Perón el peronismo era un movimiento revolucionario,
reproducía la concepción movimientista del nacionalismo popular yrigoyenista.
El modelo, superador del capitalismo-comunismo, suponía planificación para ordenar el
capitalismo y la humanización de las condiciones de vida y trabajo de los asalariados.
La Unión Democrática, caracterizaba al peronismo como una amenaza para las
instituciones demoliberales por su tendencia básicamente ´´fascista’’.

Las Organizaciones Empresariales, el Estado y la Sociedad Civil

El gobierno de Farrell, dispuso en mayo de 1946, la intervención de la UIA,


antioficialista.
Era la primera vez, desde la creación de la Sociedad Rural, que sus dirigentes no tenían
participación directa en el gobierno. Solo después de la crisis económica que afecto al
agro entre 1949 y 1952, la política peronista hacia el sector iba a cambiar, y con ella en
lo formal, la actitud de los sectores rurales.
Como forma de solucionar la crisis de hegemonía oligárquica, el nuevo Estado asentó su
estrategia en la movilización política y social de los trabajadores incorporándolos al
sistema político, ampliando su participación e integrándolos a nuevas formas de
consumo. También asumió una función reguladora de las necesidades de los sectores
empresarios. En la práctica, no se concreto la alianza entre la clase obrera y la burguesía
industrial nacional bajo el control del Estado, como pretendía el nuevo gobierno.
El sector industrial emergente como el tradicional resistieron, a pesar de los beneficios
con la política económica implementada, la actividad sindical y los costos de políticas
sindical y de bienestar social impulsadas por el gobierno.
La política mercado internista de redistribución del ingreso a favor de los asalariados,
respondiendo en mayor medida a la alianza con los trabajadores que a los
requerimientos económicos de la acumulación capitalista dirigida a ampliar la base
productiva, condiciono objetivamente el modelo de desarrollo.
El peronismo se reivindicaba desde su origen como un movimiento social policlasista
que como un partido político, lo que lo llevaba a minimizar autoritariamente la
existencia de otras opciones ideológicas y partidarias y a ocupar todo el espacio político.
Son los aspectos políticos más que los económicos los que producirán finalmente la
caída del gobierno en 1955, y llevaran, en revancha, al intento de suprimir al peronismo
como fuerza política por casi veinte años.

Población, Política Social y Condiciones de Vida

Presencia de inmigrantes de países limítrofes, sumándose luego a las corrientes internas


de nativos al Gran Buenos Aires, de crecimiento urbano amparado en la expansión
económico industrial. Los migrantes de menores ingresos impulsaron la radicación en
‘’barrios de loteo’’, y villas de emergencia.
La atención a los sectores socialmente más desprotegidos estuvo a cargo de la fundación
creada y presidida por Eva Perón, financiada por el Estado y por trabajadores y
empresarios.
La política de viviendas fue una de las realizaciones más significativas del gobierno
peronista. Creció la infraestructura hospitalaria, así como los recursos destinados a la
educación, que ampliaron el grado de inclusión de los sectores sociales a la educación.
Perón aspiraba a integrar todos los niveles de educación en un sistema único bajo el
control directo del Estado.

La Política Económica Peronista

La falencia en el desarrollo de industrias de base impidió un crecimiento autosostenido


y trabo la acumulación de capitales y el pasaje a una etapa superior de la ISI.
Los errores o fracasos del modelo resultaron de una inadecuación de ese discurso a sus
resultados prácticos, especialmente lo que se refiere a cambios tecnológicos y
productivos. El discurso peronista se apoyaba en cuatro columnas: la importancia del
mercado interno, del nacionalismo económico, del estatismo, y del papel central de la
industrialización.
La política económica instrumentada por el gobierno que impulso la inversión en la
industria y la particular coyuntura de la inmediata posguerra se conjugaron para crear
una breve pero intensa etapa de auge entre 1945-48.
Nacionalización de los servicios públicos. Los precios internacionales de productos
agropecuarios se encontraban elevados, las exportaciones eran entonces suficientes para
financiar las compras externas y para disposición de divisas, evitando trastornos en la
balanza de pagos.
Al estimularse la producción de bienes de consumo, el sector industrial dependía de la
importación de bienes de capital y de una gran cantidad de insumos.
Puntos esenciales del Primer Plan Quinquenal (1947-1951):

- Reducción de los factores de vulnerabilidad externa a través del rescate de la deuda


externa pública y privada y nacionalización de los servicios públicos.
- Elevación del nivel de vida de la población mediante redistribución, un plan general de
obras y servicios públicos referidos a sanidad, educación y vivienda.
- Política nacionalista frente a los organismos internacionales de posguerra.
- Expansión industrial, creación mercado internista.

La compra de empresas por parte del Estado estaba lejos de ser un proceso compulsivo.
Las propias compañías extranjeras estaban interesadas de desprenderse de sus activos en
la Argentina, dado que percibían su ciclo como agotado.

En un contexto de escasez mundial de dólares y de una aguda crisis de la balanza de


pagos, el Reino Unido no estaba dispuesto a desbloquear las libras adeudadas a
Argentina. El gobierno se dispuso entonces a nacionalizar los ferrocarriles británicos.
También fueron nacionalizados los puertos, esenciales para controlar el sistema de
transportes y comunicaciones del Estado.
El papel del Estado se reflejo también en la creación de nuevas empresas y la expansión
de otras ya existentes. El transporte comercial aéreo y naval concentraron la atención
estatal.
Expansión del gasto público y sistema tributario progresivo. Se recurrió al IAPI como
fuente de ingresos dado el superávit generado por este organismo encargado de regular
el comercio exterior.
Nacionalización del BCRA, y canalización del crédito a través de bancos especializados
a la industria y la minería, actividades agrarias y comerciales, y a la construcción de
viviendas. Se buscaba poner bajo control del Estado todas las fuentes de creación de
dinero del sistema, y orientar la política crediticia hacia las actividades consideradas por
el gobierno como prioritarias (transportes, construcción, producción de caucho y
metales) y reducir el costo del dinero mediante disminución de las tasas de interés. Se
fomentaba el crecimiento del consumo en detrimento del ahorro.
En 1952, se hacia evidente que la política económica adquiría un corte crecientemente
ortodoxo. Ese año, las restricciones en materia monetaria se relacionaron con un
descenso de la tasa de inflación (que continuaría en 1953) y una fuerte recesion en el
sector productivo.
Política de ingresos

Se la utilizaba no como mera acción “obrerista” sino como herramienta de


mantenimiento de un crecimiento industrial sostenido y un orden social sin sobresaltos.
Los altos salarios generan consumo y expanden sus consecuencias a todos los aspectos
del mundo de la producción y la economía nacional. Hacia 1950 los trabajadores
obtenían el 50% del PBI mediante salarios.
El mejoramiento del nivel socioeconómico de las clases populares debilito la situación
de las clases medias. En comparación, entre 1946-1952 el sueldo de los estratos medios
se duplicó, mientras que en los sectores populares se quintuplico.
Cabe destacar que el contexto mundial estaba vinculado al “fordismo”, la doctrina de la
fabrica Ford, de vender a sus trabajadores los autos que producen, modificando
centralmente las pautas generales de consumo de un sector social.

Política agraria y creación del iapi

Las primeras medidas se extendían entre la vinculación del Secretario de agricultura


muy vinculado a la Soc. Rural y el estatuto del peón de 1944, lejos queda la
efervescencia revolucionaria agrícola en los primeros discursos de campaña peronista.
De igual manera, fueron importantes las innovaciones en la organización tradicional de
la producción y el comercio agropecuario.
A partir de la crisis europea de la segunda guerra mundial, se genera un fuerte proceso
de exportación de materias primas desde los países beligerantes hacia aquel continente.
El organismo encargado de efectivizar esa política fue el IAPI, este era en cierta forma,
un intermediario estatal entre el productor individual y el mercado. Definitivamente, el
IAPI fue un monopolizador del comercio exterior argentino de posguerra.

El sector externo

En los tres primeros años del gobierno, el comercio exterior siguió una tendencia
positiva, es trascendental el vínculo que en esta época el incipiente proceso de
relaciones económicas con Estados Unidos, más que nada en relaciones a las
importaciones.
En 1949, se produjo por primera vez un déficit en la balanza comercial, más allá de que
las importaciones provenientes de Estados Unidos, habían disminuido debido a que el
proceso industrializador ya estaba consolidado. Podría endilgarse a esta crisis la
disminución de las reservas y la caída de los precios de los productos de exportación.

La política industrial.

El crecimiento de la industria era tomado como la base sobre la que se podría avanzar
en la redistribución del ingreso, en el logro del pleno empleo y en la independencia del
abastecimiento interno. Por primera vez se observa en un gobierno argentino, una
posición firmemente industrialista. El programa peronista hace especial hincapié en el
desarrollo de las industrias livianas por varias razones, poca necesidad de tecnología
extranjera, de infraestructura, de comunicaciones, etc. En definitiva, la clave del proceso
industrializador fue el desarrollo de la sustitución de importaciones de bienes de
consumo no durables.
La evolución del sector industrial reflejó mejor que ningún otro, las vicisitudes de la
economía peronista. Por primera vez la participación del sector industrial en el PBI, fue
mayor que la del sector agropecuario. El período de auge de la inversión industrial se
propagó hasta 1949. La crisis industrial que se experimenta a partir de ese año, pude
llegar a deberse a que el sector reclamaba una profunda transformación estructural en la
política económica que las autoridades gubernamentales no percibían o no parecían
dispuestas a encarar.

La evolución política. El segundo gobierno


Cuando Perón asumió su segundo mandato, la crisis económica deterioraba las bases de
sustentación del peronismo. A partir de esta situación, se apela a movilizar el respaldo
popular y a acentuar los controles represivos. Se exacerba el tono nacionalista y
antioligárquicos del discurso hegemónico.
Sin embargo, el presidente no e mostró dispuesto a prolongar la política represiva sobre
la oposición. La reorientación de la política económica, la necesidad de inversiones
foráneas, el propósito de mejorar las relaciones con Estados Unidos y, en consecuencia,
la necesidad de asegurar la política económica interna, llevaron al gobierno a promover
una conciliación política. Descontado está, que el gobierno, continuaba con un alto
apoyo popular hacia 1953.
El cerco político opositor, comenzó a estrecharse a partir del enfrentamiento entre el
gobierno y las instituciones eclesiásticas. Esto generó un reagrupamiento homogéneo
entre las elites católicas y el espacio masivo de las clases medias.

El movimiento obrero desde 1950


La institucionalización de las relaciones obrero – patronales estimuló una considerable
burocratización de las organización sindicales que se transformaron en entes
multifuncionales. Los sindicatos perdieron la vitalidad característica de los años
precedentes, transformándose en un aparto más del estado

Oposición política.
Después del fallido levantamiento militar encabezado por el general Menéndez en
septiembre del 51, el marco político se volvió más hostil a los adversarios del gobierno.
En estos años, el arco político opositor, refuerza a intensificar sus refuerzos para
interponer a los militares con Perón. Pero fue el intento de firmar los contratos
petroleros con empresas extranjeras lo que contribuyó a aglutinar la cosmovisión
antiperonista.

La caída de Perón
Como consecuencia de la acumulación de varios episodios que deterioraron la situación
política interna (conflicto con la iglesia, negociaciones con empresas extranjeras), la
oposición, desde el nacionalismo católico hasta la izquierda liberal, estrechó filas contra
Perón y confluyeron en el desarrollo de un nuevo marco conspirativo, cívico – militar.
Desde el arco opositor, se alienta la actividad política de masas, apoyándose en los
bastos sectores de la clase media en alianza a los dogmas eclesiásticos (en junio del 55,
una manifestación multitudinaria, congregó una multitud con motivo de la procesión de
corpus christi).
En agosto, el peronismo fue convocado a ganar la calle y retomar la lucha a partir de
una apelación manifiesta a la violencia popular.
El 16 de septiembre del 55, se produce la revolución libertadora y el derrocamiento de
Perón. Varios factores contribuyeron al éxito golpista:
- los conspiradores, estaban persuadidos de que Perón no apelaría a la
movilización de sus partidarios para evitar una inminente guerra civil.
- Perón, confiaba en las fuerzas amadas para defender su gobierno. La clave
estuvo en que buena parte de ellas se mantuvo neutral.
- La cambiante política del gobierno peronista en orientación a buscar un
compromiso con la oposición política y las clases dominantes, resultó un
fracaso. Golpistas y opositores interpretaron acertadamente que esa política
denotaba signos de debilidad y expresaba una desorientación notoria.
Notoriamente, el golpe, reflejaba la necesidad de los círculos económicos dominantes
de acentuar la reorientación del rumbo económico adoptada por el gobierno a partir de
1952, vale decir, la entrada irrestricta de las inversiones extranjeras, la apertura del
comercio exterior, la incorporación del país a los organismos económicos multilaterales
y la intensificación del acercamiento hacia los Estados Unidos. Debían eliminarse las
regulaciones estatales y subordinar la base social del peronismo a nuevas formas de
acumulación.
En definitiva, los sectores más poderosos de la burguesía industrial y agropecuaria,
dudaban de la disposición del peronismo para conducir una nueva fase de desarrollo
capitalista acorde con las tendencias impulsadas por Estados Unidos, tras la segunda
guerra. Desde un punto de vista político, no se cuestionaban sólo sus tendencias
autoritarias o la ausencia de formas democráticas, si no también la presencia en los
círculos del poder de sectores sociales indeseables.

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