Вы находитесь на странице: 1из 7

Trastorno mixto ansioso-depresivo

Se define un trastorno mixto ansioso-depresivo cuando están presentes


síntomas de ansiedad y de depresión, pero ninguno de ellos predomina
claramente ni tiene la intensidad suficiente como para justificar un diagnostico
por separado. La Organización Mundial de la Salud, introdujo esta categoría
(F41.2) en 1992, en el grupo de otros trastornos de ansiedad.

Se trata de pacientes con menos ansiedad que en la ansiedad generalizada,


menos depresión que en la ansiedad generalizada, menos depresión que los
pacientes con episodios depresivos mayores, menos activación fisiológica que
los enfermos con trastorno de angustia y, sobre todo, mayor frecuencia de
algunos síntomas, como dificultades en la concentración, trastorno del sueño,
fatiga, pérdida de autoestima. Todo ello ocasiona deterioro de la actividad
laboral o social.

La característica esencial de este trastorno es un estado de tristeza y ansiedad


persistente o recurrente que tiene una duración de al menos un mes.

Este estado de ánimo se acompaña de síntomas adicionales de idéntica


duración, entre los cuales se incluye un mínimo de cuatro de las siguientes:
Dificultades de concentración o de memoria, trastorno del sueño, fatiga o falta
de energía, irritabilidad, preocupación, llanto fácil, hipervigilancia, sensación de
peligro inminente para él o allegados, desesperanza y pesimismo ante el futuro
y baja autoestima o sentimientos de inutilidad. Estos síntomas provocan
deterioro importante de la actividad social, laboral y familiar del individuo.

Si los síntomas que satisfacen las pautas de este trastorno se presentan


estrechamente relacionados con cambios biográficos significativos o
acontecimientos vitales estresantes, debe utilizarse la categoría F43.2,
trastornos de adaptación.

Pautas diagnosticas según la CIE-10 para el trastorno mixto ansioso-


depresivo (F41.2)

Estado de ánimo bajo.

Perdida de interés o capacidad para disfrutar.


Ansiedad o preocupaciones predominantes.

Síntomas asociados

Trastorno del sueño Temblores

Astenia y pérdida d energía Palpitaciones

Falta de concentración Mareos

Trastornos del apetito Sequedad de boca

Ideas o actos suicidas Tensión e intranquilidad

Pérdida de la libido

Criterios diagnósticos del DSM-V

Trastornos de adaptación

A. Desarrollo de síntomas emocionales o del comportamiento en respuesta a


un factor o factores de estrés identificables que se producen en los tres meses
siguientes al inicio del factor(es) de estrés.

B. Estos síntomas o comportamientos son clínicamente significativos, como se


pone de manifiesto por una o las dos características siguientes:

1. Malestar intenso desproporcionado a la gravedad o intensidad del factor de


estrés, teniendo en cuenta el contexto externo y los factores culturales que
podrían influir en la gravedad y la presentación de los síntomas.

2. Deterioro significativos en lo social, laboral u otras áreas importantes del


funcionamiento.

Otro trastorno relacionado con traumas especificado

C. La alteración relacionada con el estrés no cumple los criterios para otro


trastorno mental y no es simplemente una exacerbación de un trastorno
mental preexistente.

D. Los síntomas no representan el duelo normal.

E. Una vez que el factor de estrés o sus consecuencias han terminado, los
síntomas no se mantienen durante más de otros seis meses.

En específico:

309.28 (F43.23) Con ansiedad mixta y estado de ánimo deprimido: Predomina


una combinación de depresión y ansiedad.

Diagnóstico diferencial

El trastorno mixto ansioso-depresivo no debe considerarse cuando los


síntomas se deben a los efectos fisiológicos directos de una sustancia o de una
enfermedad sistémica o si en algún momento el individuo ha cumplido los
criterios diagnósticos para un trastorno depresivo mayor, trastorno distímico,
trastorno por angustia o trastorno de ansiedad generalizada. Tampoco debe
establecerse el diagnóstico si al mismo tiempo se cumplen los criterios para
cualquier otro trastorno de ansiedad o del estado de ánimo, aunque estos se
encuentren en remisión parcial. También es preciso que el cuadro sintomático
no pueda explicarse mejor por la presencia de otro trastorno mental.

La mayor parte de información inicial sobre esta entidad se ha recabado en los


centros de asistencia primaria, donde el trastorno parece ser más frecuente,
probablemente también tenga una mayor prevalencia entre pacientes
ambulatorios.

Dentro de las principales complicaciones se encuentran depresiones más


graves con o sin intentos suicidas, así como mayor intensidad de los síntomas
de ansiedad debido a la cronicidad de los síntomas.

Tratamiento

El tratamiento se realiza a través de farmacoterapia y psicoterapia. Cuando el


diagnóstico está incluido dentro de los trastornos adaptativos generalmente el
tratamiento se realiza a través de psicoterapia con el fin de disminuir los
síntomas, promoviendo la cura a través de las palabras. Cuando el diagnóstico
es un trastorno mixto ansioso depresivo, generalmente si se requiere de un
tratamiento farmacológico, donde se trata de manejar los medicamentos
antidepresivos (tricíclicos o inhibidores selectivos de la recaptura de
serotonina). Las dosis se encuentran para los primeros en un rango de 75 a
150 mg por día, mientras que para los segundos es suficiente una dosis de 20
mg por la mañana, ambos durante un periodo de seis meses por lo menos.

Psicodinamia

El trastorno surge debido a uno o varios factores estresantes. Aunque todos


vivimos situaciones estresantes todos los días, no significa que todos en algún
momento hayamos padecido de un trastorno de adaptación.

Según la red de psicólogos El Prado, la vulnerabilidad personal es la principal


causa para sufrir un trastorno de este tipo.

Por lo general, el trastorno es más habitual en niños y adolescentes, ya que


estos no cuentan con la suficiente experiencia ni madurez para afrontar
situaciones estresantes.

Las condiciones de vida poco favorables (carencia de recursos, bajo nivel


escolar que expone a ciertos grupos de la sociedad a una mayor exposición de
situaciones estresantes) y un sistema de apoyo social inexistente puede traer
condigo consecuencias como mecanismos de defensa y afrontamiento nulos,
escasos e ineficientes, los cuales pueden llevar a las personas que viven una
situación estresante, a no poder regularse y por lo tanto tener mayor
probabilidad de una instauración de un trastorno adaptativo.

En una situación de violencia intrafamiliar, la instauración del trauma se puede


explicar de la siguiente manera:

La mayor parte de las mujeres que sufren este tipo de violencia, proceden de
familias con la misma dinámica familiar. Esto quiere decir, que tienen
normalizada las conductas violentas y sus reacciones hacia estas.

Esta normalización de las conductas, hace que no se desarrollen mecanismos


de afrontamiento adecuados para poder sobrellevar la situación; agregando
que lo que han aprendido de esa dinámica, es aguantar y callar, lo que puede
generar en las víctimas un cortejo de síntomas ansiosos y depresivos.
De igual manera, si la víctima no viene de una familia violenta, puede que no se
le haya enseñado los mecanismos adecuados para afrontar este tipo de
situaciones.

Podemos agregar también que, al estar en una sociedad patriarcal, estas


conductas violentas hacia las mujeres son vistas como algo normal y que las
mujeres tienen que aprender a sobrellevar para mantener a la familia unida y
evitar el “qué dirán”. Los niños que son víctimas o testigos de la violencia entre
sus padres, según el Servicio Murciano de Salud (2010), “crecen creyendo que
la violencia es una pauta de relación normal entre adultos”. Según UNICEF
(2006), los niños que sufren violencia intrafamiliar tienen una mayor
probabilidad (15 veces mayor) de volver a sufrir cualquier tipo de maltrato.

Esas creencias, que la mayor parte de las familias y la mayor parte de la


sociedad tiene internalizado, hacen que las mujeres no cuenten con una red de
apoyo en donde buscar ayuda y refugio para poder afrontar de la mejor manera
la situación de violencia.

Dentro del desarrollo de este trastorno en la vivencia de violencia intrafamiliar,


existe una ruptura del marco de seguridad que supone el hogar, lo que conlleva
un estado de permanente hiperactivación e hipervigilancia, estos mecanismos
defensivos son considerados como respuestas adaptativas que el individuo ha
desarrollado al enfrentarse frecuentemente a situaciones o estímulos similares.

Esto puede acarrear el sentido de un grave fracaso personal al afectar la


relación de pareja y familiar, lo que suele generar sentimientos de culpa y
pérdida de autoestima en la víctima. Con frecuencia conduce al abandono de
muchas de las actividades cotidianas, con la consecuente disminución de
actividades placenteras y la aparición de síntomas depresivos.

La violencia degrada la integridad de la mujer, provoca inseguridad,


disminución de la autoestima, incertidumbre, desesperanza y desvalorización;
además coarta sus posibilidades de desarrollo personal y anula su autonomía
originando la depresión.

La teoría de indefensión aprendida propuesta por Seligman (1981) señala que


la depresión sobreviene cuando el sujeto se percibe a sí mismo perdiendo todo
control sobre las situaciones externas reforzadoras, lo cual le lleva a vivencias
de inseguridad, pasividad y desesperanza que son características de la
depresión (Vallejo, 1992).

Así, la situación de maltrato doméstico se agrava en la medida en que la


convivencia se prolonga (Echeburúa et al. 2002); lo alarmante de ello son las
repercusiones que sufren las víctimas de violencia doméstica en su estado
emocional, pues presentan un deterioro grave en su autoestima, un bajo estado
de ánimo y un permanente estado de indefensión y desesperanza generada
por la falta de control de las agresiones.

La depresión y la ansiedad vienen a ser expresiones de la indefensión que


experimenta la víctima y su incapacidad para tomar decisiones oportunas y
firmes; produciéndose consecuencias muy graves tanto en las víctimas como
en los familiares. Caracterizado por la desesperanza, el abandono y el
aislamiento social. Observándose además una profunda inadaptación a la vida
diaria y una interferencia grave en el funcionamiento cotidiano.

Referencia

● Almagro, P. (207). QUIERO VIVIR. UN CASO DE VIOELNCIA DE


GÉNERO. I Congreso Virtual Internacional de Psicología. Recuperado
de: https://psiquiatria.com/trabajos/1COMU32PSICO2017.pdf
● American Psychiatric Association. (2014). Guía de consulta de los
criterios diagnósticos del DSM-5. Washington DC: American Psychiatric
Publishing.
● El Prado Psicólogos. (S.F). EL TRASTORNO ADAPTATIVO: CUANDO
LAS CIRCUNSTANCIAS NOS DESBORDAN EMOCIONALEMENTE.
Recuperado de: https://www.elpradopsicologos.es/depresion/trastorno-
adaptativo/#causas-del-trastorno-adaptativo
● Gonzales, V. Guía de buena práctica en depresión y ansiedad. Editorial
International Marketing & Comunications: Madrid.
● Mae, C. (S.F). Trastorno Adaptativo: por qué ocurre, cómo identificarlo y
la mejor manera de erradicarlo. Área Humana. Recuperado de:
https://www.areahumana.es/trastorno-adaptativo/

● Perfiles Depresivos (1996). Guía Diagnóstica y Terapéutica para


Episodios y Trastornos Depresivos. México.

● Servicio Murciano de Salud. (2010). GUÍA PRÁCTICA CLÍNICA:


Actuación en salud mental con mujeres maltratadas por su pareja.
Región de Murcia, Consejería de Sanidad y Consumo. Recuperado de:
https://portal.guiasalud.es/wpcontent/uploads/2018/12/GPC_470_maltrat
adas_compl.pdf

● Vásquez Machado, A. (2007). Relación entre violencia y depresión en


mujeres. Revista de Neuro-Psiquiatría, 70 (1-4), 88-95.

● Vetere, Giselle, Sánchez, María Eugenia y Medina, Vanesa Solange


(2016). Asociación entre depresión, ansiedad y estrategias de
afrontamiento en mujeres víctimas de violencia de género. VIII Congreso
Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XXIII
Jornadas de Investigación XII Encuentro de Investigadores en Psicología
del MERCOSUR. Facultad de Psicología Universidad de Buenos Aires,
Buenos Aires.

Вам также может понравиться