Вы находитесь на странице: 1из 7

ENSAYO

JOSE RAMON CASTELLON JIMENEZ

ACTIVIDAD INDIVIDUAL ESCRITO EN FORMA DE ENSAYO

PRESENTADO A:
LINA FLOR FERRER ROPAIN

UNIVERSIDAD DEL ATLANTICO


FACULTAD DE EDUCACION

LICENCIATURA EN MATEMATICAS
BARRANQUILA
2020
Resumen

Este ensayo se enfocara específicamente, en algunas temáticas que circundan alrededor del
concepto de ciudadanía y los valores de la formación integral frente a la pandemia “covid-
19”, La importancia de este ensayo es resaltar los valores ausentes o negados en la praxis
universitaria, para la toma de consciencia y trabajar los valores que deben favorecer el
ambiente universitario y más aún en el campo de la salud. La formación que se le brinde al
profesional de la salud debe partir de la realidad circundante y responder a las necesidades
que éstas implican. Se analizaran los derechos de la ciudadanía, la correlación entre
democracia y ciudadanía, la educación cívica y las competencias ciudadanas., el desarrollo
de este ensayo abordara partiendo desde sus diferentes concepciones, articulando a ello las
diferentes perspectivas históricas, educativas, y políticas, que lo permitan dilucidar la idea
de manera precisa y así concebir la ciudadanía como un consolidado que regula, exhibe y
configura al sujeto en medio de una sociedad de derecho.

Introducción

En la actualidad, la visión que tienen los ciudadanos de lo que implica la democracia, la


educación cívica y -precisamente- la ciudadanía es sólo la de hacer uso de su derecho al
sufragio. La falta de educación en estos temas lleva a una ciudadanía incompleta, una
donde las personas que gozan de ella no saben cabalmente sus derechos y obligaciones. Por
tanto, el presente trabajo enfoca al ciudadano como potencial constructor de las
democracias contemporáneas, actuando no sólo como sujeto de derecho, sino ejerciendo
dichos derechos y asumiendo responsabilidades dentro de la comunidad. En este sentido, el
presente ensayo busca exponer la relación entre democracia, ciudadanía, inclusión social y
educación. Se destaca el papel de las instituciones de enseñanza como agentes de formación
y consolidación de ciudadanos completos, responsables y conocedores de sus derechos y
obligaciones. Un punto de partida de esta revisión teórica es que el fundamento real del
concepto de ciudadanía son los derechos. Así, desde el año 1948 la Carta Internacional de
los Derechos del Hombre, en el marco de la Organización de las Naciones Unidas, consagra
su reconocimiento universal. La educación prepara al hombre para la vida, para el logro de
una incorporación social activa y todo lo que ella conlleva confiriéndole la libertad de
pensamiento, de juicio, de sentimientos y de imaginación que necesita para que sus talentos
se manifiesten plenamente el desarrollo integral de la persona humana es, pues, un
desarrollo que implica, en un tiempo y en un espacio, por un lado, condiciones sociales
y económicas dignas y, por otro, implica una conducta moral: el saberse conducir sintiendo,
conociendo y reconociendo libremente, esto es, amando a sí mismo y a todo ente en lo que
es, respondiendo al ser genuino del hombre sin eliminar parte alguna de su ser.
Desarrollo del ciudadano y ciudadanía

En este sentido para hablar de desarrollo del ciudadano y ciudadanía, es necesario


referirnos a algunos antecedentes para ubicarnos en la reflexión y análisis del mismo, para
entenderlo, primero sería necesario hablar un poco de antropología desde las muchas
disciplinas que existen y que esta de alguna u otra forma le constituyen al ser humano.
Como decía Aristóteles (470-399 antes de J.C) “el hombre es un ser social, un individuo
que necesariamente debe vivir, de una o de otra manera, en un ámbito comunitario”. Por
tanto, el eje de la comunidad (democrática) no puede quedar definido por un determinado
individuo o grupo, si no por el conjunto de relaciones y vínculos que se conforman aun
nivel lo más libre e igualitario posible. En la última década del siglo XX, este concepto
volvió a adquirir notoriedad en el debate público internacional en respuesta al surgimiento
de temas complejos ante los cambios globales: la caída del socialismo real, el
neoliberalismo como una de las nuevas formas de la globalización, la reducción de los
derechos sociales y el aumento de la desigualdad, la tercera ola de la democracia, las
migraciones masivas. La ciudadanía combina elementos de identidad colectiva y de acceso
a la justicia y a la igualdad que suceden con la democracia. Se trata de conceptos polémicos
que se prestan a distintas definiciones y alcances en los campos de la filosofía y la
sociología políticas

Educación ciudadana

La ciudadanía comprende, como se ha expuesto, derechos que pueden considerarse, desde


el punto de vista neoliberal, únicamente como derechos para entrar en el mercado. Es dable
contemplar los conceptos vertidos por Peter Haberle, quien menciona concepciones
incluidas en las distintas constituciones europeas sobre ciudadanía a lo largo de la historia.
Realiza el mismo planteamiento respecto al concepto de educación sobre derechos
humanos como base de la ciudadanía, desde una visión de derecho universal y europeo, por
encima de lo nacional. Admite que, si bien la diversidad existente en los ideales educativos
varía según la nación y la cultura, los procesos de educación se extienden a lo largo de toda
la vida de los ciudadanos. Asimismo, afirma que la enseñanza de los derechos humanos es
el punto de partida de todos los esfuerzos para obtener ciudadanía a través de la educación
y que el “ser persona y el ser ciudadano” van unidos. En una detallada referencia a las
principales constituciones europeas y pactos universales de derechos humanos, del modo
como en ellos están consagrados los alcances de ser ciudadano, concluye en la importancia
de educar desde la más temprana edad sobre los derechos humanos, como fundamento de
las actuales democracias. Destaca que, como científicos y maestros, “somos nosotros, el
llamado hombre común, quienes debemos empeñarnos para llevar a cabo en la vida diaria
el proyecto ciudadano a través de la educación”. Culmina expresando que la educación y la
sociedad civil son un ideal en el Estado constitucional unidos por valores, tales como la
libertad y la dignidad humana, la democracia y la responsabilidad, la tolerancia y la
solidaridad, la disposición al esfuerzo, el profundo respeto a la vida, el amor por la paz, la
capacidad de crítica, el sentido de justicia, así como la conciencia ecológica. “Lo que para
el joven ciudadano son objetivos educativos, para el adulto son valores orientadores”. Son
realmente orientadores sus principios que, aunque expresados una década atrás, cobran total
actualidad como punto de partida al hablar de educación y formación de una ciudadanía
responsable en el presente trabajo. En este sentido, es necesario tener en cuenta que, si la
familia, la escuela y el lugar de trabajo reflejan comportamientos honrados y justos y
actúan de modo imparcial y equitativo, se va creando una atmósfera que refleja ese mismo
comportamiento en sus miembros.

Valores de la formación integral

Los valores los expresamos en la convicción razonada de que algo es bueno o malo, y una
vez interiorizados se convierten en normas y pautas de comportamientos. Los valores están
íntimamente vinculados a la idea que se tenga del hombre y de la sociedad; de ahí que
hablemos de valores individuales y colectivos, de ideales, de convicciones, aspiraciones,
sentimientos, actitudes y creencias compartidas. Son los valores en relación a la educación
lo que las bases estructurales son a un edificio. Puede ser que los problemas que hoy
presenta la educación superior en el sector salud, se deban a que nos faltó un buen
fundamento en el proceso desarrollado; posiblemente nos hemos fundamentado en arenas
movedizas (conocimientos, memorización, normas), y no hemos colocado el cemento
armado de los valores y principios fundamentales éticos y morales sobre los cuales tendrían
más sentido las normas y los conocimientos.
La falta de capacidad para asimilar estos vertiginosos cambios y la carencia de mecanismos
de sustitución capaces de reemplazar las viejas estructuras, produjeron un tremendo vacío
que afectó por igual a dirigentes y dirigidos, a docentes y alumnos, que son en
consecuencia, quienes forman la sociedad actual, con una tergiversación de los valores
esenciales del hombre del hoy.

Valores que deben fomentarse en la ciudadanía

Nuestro punto de partida es que todos los valores deberían de partir de la educación, se
considera conveniente para una educación acertada de los valores, tomar en cuenta los
siguientes criterios: valorar la responsabilidad, cambio, social, valorar la creatividad, la
autonomía, la cooperación, la comunidad contra el individualismo. La educación de los
valores en la educación superior en los profesionales de la salud, en este momento actual
así como es una exigencia social, igualmente confronta vicisitudes por el hecho de tener
que partir de la realidad existente. La autoestima en sus niveles más bajos debido a la crisis
material y espiritual agobia a todos. La creatividad convirtiéndose en picardía debido, unas
veces a la viveza natural y otra motivada por la necesidad. La ética convertida "en cuanto
hay para eso" o "yo voté por usted", es entre otras desventajas, el marco referencial donde
el docente debe ser el salvador de esta catástrofe moral. Con el fin de facilitar la labor
educativa, se presentan a continuación diversas formas metodológicas para afrontar los
mencionados problemas y cumplir así con el espíritu de la ley que pretende el logro de
hombres capaces de superación ante las más grandes dificultades. A raíz de la experiencia
como catedrático, los valores que deben fomentarse en la educación superior son: amistad,
creatividad, libertad, alegría, autoestima, igualdad, humildad, respeto, dignidad,
sensibilidad.

Ciudadanía y valores de la formación integral: relación entre ambos


conceptos

El conocimiento es la variable más importante en la explicación de las nuevas formas de


organización social y económica y en este sentido los recursos que desde ya serán
fundamentales para la sociedad y las personas son la información, el conocimiento y las
capacidades para producirlos. Sobre este diagnóstico se sostiene la relevancia que adquiere
el tema de la educación para todos los países. No obstante la incuestionable relevancia que
tiene la educación, también ocurre que en el señalado contexto de cambio ésta se ve
enfrentada a una crisis, no porque la educación no esté cumpliendo los objetivos sociales
que tiene asignados, sino más bien porque no se conocen las finalidades que debe cumplir
ni hacia dónde debe orientar sus acciones. Hay que considerar que abordar el papel de la
educación implica definir tanto los conocimientos y las capacidades que exige la formación
del ciudadano, como la forma institucional a través de la cual ese proceso de formación
debe tener lugar. El mismo Tedesco señala que la crisis del sistema tradicional consistiría
en la incapacidad del mismo para sostenerse sobre la base de las dos categorías sobre las
cuales éste se organizó originalmente (secuencialidad y jerarquización), respondiendo a los
requerimientos políticos del proceso de construcción de la democracia y de los estados
nacionales, y a los requerimientos económicos de la construcción del mercado. La historia
de la educación occidental se relaciona íntimamente con la historia de la construcción de la
nación, la democracia y el mercado. El acceso universal a la educación fue el instrumento a
través del cual operó la integración política y la afirmación de la ciudadanía implicó la
adhesión a la nación por encima de cualquier otro vínculo, ya fuera de tipo religioso,
cultural o étnico. En este punto es necesario considerar que la nación y la democracia son
construcciones sociales y, por lo tanto, deben ser enseñadas y aprendidas, pero a diferencia
de otros temas netamente cognitivos, la interiorización de las normas y adhesión a
determinadas entidades socialmente construidas (cohesión social y aceptación) requieren la
incorporación explícita de la dimensión afectiva en el proceso de aprendizaje.
Históricamente, la educación pública obligatoria se expandió como una institución que
competía y ocupaba espacios asignados a los agentes tradicionales de socialización: la
familia y la iglesia. El conflicto se produce cuando la sociedad empieza a requerir patrones
diferentes de los que estas dos instituciones promueven: “la lealtad a la nación, a los
principios democráticos de gobierno y a las leyes de la economía capitalista de mercado. En
las dimensiones relativas a la vida privada, en cambio, la socialización escolar prolongaba
la rigidez, el respeto a la autoridad, el valor de la disciplina, la aceptación de roles y
visiones del mundo predefinidos, que dominaban la formación en la familia. En el
escenario de transformaciones descrito anteriormente, dos de las ideas básicas que han
definido la formación del ciudadano durante el siglo XX (democracia y nación) se
encuentran hoy en proceso de revisión. A su vez, el mercado, sin el peso ni control de la
democracia y la nación, asume un significado muy diferente al original y es incapaz de
generar una propuesta educativa. Finalmente, la socialización actual afronta, por un lado, el
problema del debilitamiento de los ejes básicos sobre los cuales se definían las identidades
sociales y personales y, por el otro, la pérdida de ideales, la ausencia de utopía, la falta de
sentidos, lo que tiene 3 consecuencias: a) reduce el futuro y las perspectivas de trayectoria
tanto individual como social a un sólo criterio dominante que es el económico, b) coloca la
transmisión de las identidades, tanto culturales como profesionales o políticas en términos
regresivos, c) como consecuencia de lo anterior, se fortalece el inmovilismo y se genera una
fuerte desconfianza frente a toda idea de transformación.

Ciudadano competente xxi: opinión propia

Colombia y el resto del país, pero más en barranquilla y sus al rededores, no somos unos
ciudadanos competentes, ya que no acatamos las medidas de seguridad y mucho menos se
cuidan entre sí, los barranquilleros somos unas personas sin disciplina y la disciplina, es el
acto individual que tenemos cada uno para mantener una serie de normas. Al llevarlo a un
término aplicado como sociedad, es un conjunto de normas para que podamos funcionar de
manera adecuada. "Un ejemplo muy gráfico es la nicotina, cuando se dieron cuenta que el
uso de nicotina aumentaba la incidencia de cáncer de pulmón se dictaron una serie de
normas, conductas y patrones, por ejemplo, ya nadie prende un cigarrillo en un lugar
cerrado. Trayéndolo a esta situación, nada deja de ser más importante que la distancia, el
uso adecuado de tapabocas y el lavado de manos, llevar esto al día a día es dar un gran paso
en la lucha contra la covid-19". Si todos adaptamos estos cambios y lo hacemos de una
manera progresiva y lenta, cuidándonos y cuidando a los otros, pronto podremos tener esa
vida que extrañamos y que llamamos la normalidad.
CONLUSION

Una efectiva construcción de ciudadanía debe comenzar por mejorar la educación


proporcionada al sector infantil, para que sean ciudadanos completos; que no sólo sepan sus
derechos, sino también las obligaciones y toda la cultura política y de legalidad que implica
ejercer activamente la ciudadanía. Es decir, ciudadanos que entiendan su rol más allá de la
participación en los procesos electorales. Así mismo, se evidencia la necesidad de que se
enriquezca dentro de la educación ciudadana el rubro correspondiente a la inclusión social.
Así, todos los menores de edad podrán acceder a una educación que les permitirá
transformarse en ciudadanos completos cuando lleguen a la mayoría de edad. No obstante,
es también evidente la dificultad que esto implica. El continente americano no es pobre,
sino injusto. La desigualdad no está necesariamente vinculada con el subdesarrollo; puesto
que hay países desarrollados en donde unos pocos concentran la riqueza. Pero es importante
reflexionar sobre el hecho de que la desigualdad no se vincula únicamente con el ingreso y
la situación económica. Se propone, por tanto, que antes de iniciar la educación en las
primeras etapas de formación y educación, se deben afrontar primero la inclusión social
(para mejorarla) y revertir la desafección ciudadana. Asimismo, se repite que, mientras
exista desigualdad económica, existirá desigualdad política que incidirá en la formación de
una ciudadanía que responda más a factores económicos (los cuales reducen la
participación ciudadana a ejercer el voto a cambio de algún insumo económico o material).
Superando esto, se podrá, consecuentemente, avanzar en la educación de infantes para que
posteriormente ejerzan una ciudadanía completa y esto lleve a mejorar la calidad de la
democracia. Finalmente, es importante que cada ciudadano emplee los elementos con los
cuales se limiten los factores que impiden o retrasan la construcción de ciudadanía. Se
reitera: es posible lograr la consolidación de una ciudadanía responsable a través de la
educación, la formación de formadores, el apoyo del Estado, la academia y las
organizaciones sociales.

Вам также может понравиться