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La metafísica es la rama de la filosofía que estudia la naturaleza, estructura, componentes y

principios fundamentales de la realidad.234 Esto incluye la clarificación e investigación de algunas


de las nociones fundamentales con las que entendemos el mundo, como entidad, ser, existencia,
objeto, propiedad, relación, causalidad, tiempo y espacio.

Antes del advenimiento de la ciencia moderna, muchos de los problemas que hoy pertenecen a las
ciencias naturales eran estudiados por la metafísica bajo el título de filosofía natural.56 Hoy la
metafísica estudia aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación empírica. Según
Immanuel Kant, las afirmaciones metafísicas son juicios sintéticos a priori, que por principio
escapan a toda experiencia sensible.7

Aristóteles designó la metafísica como «primera filosofía».8 En la química se asume la existencia


de la materia y en la biología la existencia de la vida, pero ninguna de las dos ciencias define la
materia o la vida; solo la metafísica suministra estas definiciones básicas.

La gnoseología también llamada teoría del conocimiento,1 es la rama de la filosofía que estudia la
naturaleza, el origen y los límites del conocimiento.

La gnoseología no estudia los conocimientos particulares, como pueden ser los conocimientos de
la física, de la matemática o de nuestro entorno inmediato, sino la naturaleza del conocimiento en
general. Muchas ciencias particulares tienen además su propia filosofía, como por ejemplo la
filosofía de la física, la filosofía de la matemática, la filosofía de la historia, etc. Otras disciplinas
también se ocupan del conocimiento en general, pero desde otros puntos de vista. La psicología
estudia los aspectos de la vida mental implícitos en el conocer, la lógica estudia la corrección o
incorrección de los razonamientos que pueden implicar nuevos conocimientos, y la ontología
estudia la naturaleza de los objetos que se pueden conocer.

Los problemas en torno al conocimiento son centrales en la filosofía y su consideración se inicia


con la filosofía misma, especialmente en el Teeteto de Platón. Prácticamente todos los grandes
filósofos han contribuido a la gnoseología.

La epistemología La es la rama de la filosofía que estudia el conocimiento científico, su naturaleza,


posibilidad, alcance y fundamentos.

Algunos autores distinguen la epistemología —estudio del conocimiento científico— de la


gnoseología —estudio del conocimiento en general.2 Otros, en cambio, consideran que el término
«epistemología» ha ido ampliando su significado y lo utilizan como sinónimo de «teoría del
conocimiento», sobre todo en el mundo anglosajón.

La epistemología estudia las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la


obtención del conocimiento científico y los criterios por los cuales se lo justifica o invalida, así
como la definición clara y precisa de los conceptos epistémicos más usuales, tales como verdad,
objetividad, realidad o justificación.
Las teorías del conocimiento específicas son también parte de la epistemología, por ejemplo la
epistemología de las ciencias físicas o de las ciencias psicológicas.

La lógica es la ciencia formal y rama tanto de la filosofía como de las matemáticas que estudia los
principios de la demostración y la inferencia válida,1 las falacias, las paradojas y la noción de
verdad.

La lógica matemática es la rama más matemática de la lógica, que estudia la inferencia mediante
sistemas formales como la lógica proposicional, la lógica de primer orden y la lógica modal. La
lógica computacional es la aplicación de la lógica matemática a las ciencias de la computación. La
lógica filosófica utiliza los métodos y resultados de la lógica moderna para el estudio de problemas
filosóficos.

Los orígenes de la lógica se remontan a la Edad Antigua, con brotes independientes en China, India
y Grecia. Desde entonces, la lógica tradicionalmente se considera una rama de la filosofía, pero en
el siglo XX la lógica ha pasado a ser principalmente la lógica matemática, y por lo tanto ahora
también se considera parte de las matemáticas, e incluso una ciencia formal independiente.

La ética, o filosofía moral, es la rama de la filosofía que estudia la conducta humana,1 2 lo correcto
y lo incorrecto,34 lo bueno y lo malo,4 la moral,5 el buen vivir,6 la virtud, la felicidad y el deber. La
ética contemporánea se suele dividir en tres ramas o niveles: la metaética estudia el origen,
naturaleza y significado de los conceptos éticos, la ética normativa busca normas o estándares
para regular la conducta humana, y la ética aplicada examina controversias éticas específicas.78

Ética y moral son conceptos muy relacionados que a veces se usan como sinónimos, pero
tradicionalmente se diferencian en que la ética es la disciplina académica que estudia la moral.5 La
ética no inventa los problemas morales, sino que reflexiona sobre ellos.9 Las acciones relevantes
para la ética son las acciones morales, que son aquellas realizadas de manera libre, ya sean
privadas, interpersonales o políticas.10 La ética no se limita a observar y describir esas acciones,
sino que busca determinar si son buenas o malas, emitir juicio sobre ellas y así ayudar a encauzar
la conducta humana.[cita requerida]

El estudio de la ética se remonta a los orígenes mismos de la filosofía en la Antigua Grecia, y su


desarrollo histórico ha sido amplio y variado. A lo largo de la historia ha habido diversas maneras
de entender la ética y distintas propuestas morales orientadoras de la vida humana.

La estética es la rama de la filosofía que estudia la esencia y la percepción de la belleza.1

Algunos autores definen la estética de manera más amplia, como el estudio de las experiencias
estéticas y los juicios estéticos en general, y no solo los relativos a la belleza.3 Cuando juzgamos
que algo es bello, feo, sublime o elegante (por dar algunos ejemplos), estamos haciendo juicios
estéticos, que a su vez expresan experiencias estéticas.3 La estética es el dominio de la filosofía,
estudiando el arte y cualidades como la belleza; así mismo es el estudio de estas experiencias y
juicios que suceden día a día en las actividades que realizamos, produciendo sensaciones y
emociones ya sean positivas o negativas en nuestra persona. La estética busca el porqué de
algunas cuestiones, por ejemplo, por qué algún objeto, pintura o escultura no resulta atractivo
para los espectadores; por lo tanto el arte lleva relación a la estética ya que busca generar
sensaciones a través de una expresión.

En otra acepción, la estética es el estudio de la percepción en general, sea sensorial o entendida


de manera más amplia. Estos campos de investigación pueden coincidir, aunque no
necesariamente es lo mismo.

La estética estudia las más amplias y vastas historias del conocimiento isabelino, así como las
diferentes formas del arte. La estética, así definida, es el campo de la filosofía que estudia el arte y
sus cualidades, tales como la belleza, lo eminente, lo feo o la disonancia. Es la rama de la filosofía
que estudia el origen del sentimiento puro y su manifestación, que es el arte, se puede decir que
es la ciencia cuyo objeto primordial es la reflexión sobre los problemas del arte, la estética analiza
filosóficamente los valores que en ella están contenidos.

La filosofía política es la rama de la filosofía que estudia cómo debería ser la relación entre las
personas y la sociedad,1 e incluye cuestiones fundamentales acerca del gobierno, la política, las
leyes, la libertad, la igualdad, la justicia, la propiedad, los derechos, el poder político, la aplicación
de un código legal por una autoridad, qué hace a un gobierno legítimo, qué derechos y libertades
debe proteger y por qué, qué forma debe adoptar y por qué, qué obligaciones tienen los
ciudadanos para con un gobierno legítimo (si acaso alguna), y cuándo lo pueden derrocar
legítimamente (si alguna vez).23 Mientras la ciencia política investiga cómo fueron, son y serán los
fenómenos políticos, la filosofía política se encarga de teorizar cómo deberían ser dichos
fenómenos.

En un sentido vernacular, el término «filosofía política» a menudo refiere a una perspectiva


general, o a una ética, creencia o actitud específica, sobre la política que no necesariamente debe
pertenecer a la disciplina técnica de la filosofía.5 Charles Blattberg, que define la política como
«responder a los conflictos con el diálogo», sugiere que las filosofías políticas ofrecen
consideraciones filosóficas de ese diálogo.

La filosofía política tiene un campo de estudio amplio y se conecta fácilmente con otras ramas y
subdisciplinas de la filosofía, como la filosofía del derecho y la filosofía de la economía.1 Se
relaciona fuertemente con la ética en que las preguntas acerca de qué tipo de instituciones
políticas son adecuadas para un grupo depende de qué forma de vida se considere adecuada para
ese grupo o para los miembros de ese grupo.1 Las mejores instituciones serán aquellas que
promuevan esa forma de vida.

La filosofía del lenguaje es la rama de la filosofía que estudia el lenguaje en sus aspectos más
generales y fundamentales, como la naturaleza del significado y de la referencia, la relación entre
el lenguaje, el pensamiento y el mundo, el uso del lenguaje (o pragmática), la interpretación, la
traducción y los límites del lenguaje.
La filosofía del lenguaje se distingue de la lingüística en que se sirve de métodos no-empíricos
(como experimentos mentales) para llegar a sus conclusiones.1 Además, en la filosofía del
lenguaje generalmente no se hace diferencia entre el lenguaje hablado, el escrito o cualquiera otra
de sus manifestaciones, sino que se estudia aquello que es común a todas ellas. Por último, los
lingüistas en general estudian el lenguaje con fines descriptivos, analizando sus formas, niveles y
funciones. En cambio, el enfoque de los filósofos del lenguaje es más abstracto y desligado de la
descripción práctica de los lenguajes particulares.

La filosofía de la mente o filosofía del espíritu es la rama de la filosofía que estudia la mente,
incluyendo las percepciones, sensaciones, emociones, fantasías, sueños, pensamientos y
creencias.1 Uno de los problemas centrales de la disciplina es determinar qué hace que todos los
elementos de esta lista sean mentales, y otros no.2 Además de las cuestiones ontológicas acerca
de la naturaleza de los estados mentales, la filosofía de la mente estudia cuestiones
epistemológicas en torno a la cognoscibilidad de la mente.

La filosofía de la mente se relaciona con la ciencia cognitiva de varias maneras.5 Por un lado, las
filosofías más naturalistas pueden considerarse como parte de las ciencias cognitivas.5 En cambio,
otras filosofías critican a la ciencia cognitiva por suponer que lo mental es representacional o
computacional.5 Por ejemplo, algunos críticos señalan que la ciencia cognitiva descuida muchos
factores relevantes para el estudio de lo mental, entre ellos las emociones, la conciencia, el cuerpo
y el entorno.

La filosofía de la ciencia investiga el conocimiento científico y la práctica científica. Se ocupa de


saber, entre otras cosas, cómo se desarrollan, evalúan y cambian las teorías científicas, y de saber
si la ciencia es capaz de revelar la verdad de las «entidades ocultas» (o sea, no observables) y los
procesos de la naturaleza. Son filosóficas las diversas proposiciones básicas que permiten construir
la ciencia. Por ejemplo:

Existe de manera independiente de la mente humana (tesis ontológica de realismo)

La naturaleza es regular, al menos en alguna medida (tesis ontológica de legalidad)

El ser humano es capaz de comprender la naturaleza (tesis gnoseológica de inteligibilidad)

Si bien estos supuestos metafísicos no son cuestionados por el realismo científico, muchos han
planteado serias sospechas respecto del segundo de ellos1 y numerosos filósofos han puesto en
tela de juicio alguno de ellos o los tres.2 De hecho, las principales sospechas con respecto a la
validez de estos supuestos metafísicos son parte de la base para distinguir las diferentes corrientes
epistemológicas históricas y actuales. De tal modo, aunque en términos generales el empirismo
lógico defiende el segundo principio, opone reparos al tercero y asume una posición fenomenista,
es decir, admite que el hombre puede comprender la naturaleza siempre que por naturaleza se
entienda "los fenómenos" (el producto de la experiencia humana) y no la propia realidad.

https://es.wikipedia.org/

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