Vol. 20 No.
8 - Mayo de 2003
Ley Contra la Corrupción:
Nuevos delitos y sanciones
El pasado 7 de abril entró en
vigencia una nueva Ley
Contra la Corrupción que
derogó la Ley Orgánica de
Salvaguarda del Patrimonio
Público. La normativa afecta
sensiblemente a todas
aquellas organizaciones
privadas que reciben transfe-
rencias de recursos públicos
o que negocian directamente
con instituciones y empresas
del Estado
El pasado 7 de abril fue publicada en Gace-
ta Oficial Extraordinaria la nueva Ley Contra
la Corrupción (LCC) derogando así la Ley
Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio Pú-
blico (LOSPP).
Lo primero que llama la atención es que
una ley ordinaria derogue a una ley orgáni-
ca, pues eso en materia legislativa es como
que un sargento destituya a un capitán. De
modo que se espera que pronto se inicie un
proceso de consulta para que el Tribunal
Supremo de Justicia dictamine sobre esta
práctica legislativa.
La irreverencia de los legisladores vene-
zolanos no termina allí. En una de sus dispo-
siciones finales, (como si hubiera sido colo-
cado allí a última hora) la nueva Ley califica a
los delitos de corrupción como de “lesa pa-
tria”. Tradicionalmente se le confiere esa
calificación a delitos de traición a la patria en
situaciones de guerra. No hay una explica-
ción suficientemente coherente de la razón
por la cual el legislador venezolano asimila el
delito de corrupción al de “lesa patria”.
En un seminario sobre la nueva Ley que
realizó VenEconomía conjuntamente con
Baker & McKenzie, Fernando M. Fernández,
abogado de ese despacho, afirmó que no se
sabe con qué finalidad se le otorgó a estos
delitos la calificación de "lesa patria". La
Constitución prevé la no prescripción de es-
tos delitos, pero la Ley Contra la Corrupción
se adscribió a las reglas del Código Orgánico
Procesal Penal, donde los delitos sí prescri-
ben. Es por lo tanto contradictorio.
Otro aspecto importante referido a la apli-
cación de la nueva Ley es el del procedi-
miento penal. Con la LOSPP las investiga-
ciones sobre actos de corrupción eran reali-
zadas por la Contraloría General de la Repú-
blica (CGR), cuyos funcionarios están sufi-
cientemente capacitados en materias admi-
nistrativas, por lo que resultan muy aptos
para investigaciones que requieren habilida-
des contables y financieras. Si el funcionario
de la CGR encontraba suficientes indicios y
elementos para iniciar un juicio, el expediente
pasaba a manos de la Fiscalía General de la
República, que se encargaba de proceder con
el acto judicial.
Ahora los roles cambiaron y en opinión de
Fernández eso podría alterar el producto final,
pues corresponde a la Fiscalía realizar la in-
vestigación inicial y decidir si hay o no delito;
de haberlo, el caso pasaría luego a manos de la
Contraloría que decidirá si impone o no la san-
ción prevista. La decisión de la CGR aunque
puede estar sujeta a reconsideración, agota la
vía administrativa.
Surge una contradicción entre la nueva Ley
y el Código Orgánico Procesal Penal, pues de
acuerdo con este último las personas jurídi-
cas no tienen responsabilidad penal, mien-
tras que con la nueva Ley sí. Además, el ám-
bito de aplicación de las responsabilidades
en materia de corrupción se extiende, afec-
tando significativamente a las empresas.
Mayor ámbito de acción
De acuerdo con el ordinal 11 del artículo
cuarto de la LCC se considera patrimonio
público, los recursos entregados a particula-
res por los entes del sector público, mediante
transferencias, aportes, subsidios, contribu-
ciones o alguna otra modalidad similar para el
cumplimiento de finalidades de interés o utili-
dad pública, hasta que se demuestra el logro
de dichas finalidades. Por lo tanto, los parti-
culares que administran tales recursos esta-
rán sometidos a las acciones y sanciones
contempladas en la Ley.
Eso significa que cualquier organización
que reciba una transferencia de recursos de
parte del Estado, forma parte del ámbito de
acción de la Ley, ya sea que esa transferencia
sea mediante un crédito, un subsidio, una
donación o un contrato. Como consecuen-
cia, a los gerentes y directores de dichas or-
ganizaciones se les puede exigir la presentación de una declara-
ción jurada de patrimonio, similar a la que se exige a los funcio-
narios y empleados del sector público.
Evidentemente tal disposición puede afectar muy sensible-
mente a instituciones bancarias y contratistas de las empresas
del Estado, así como a las organizaciones no gubernamentales,
institutos y fundaciones, que reciben aportes de entes del sec-
tor público.
Las personas que se negaran a presentar la declaración jura-
da que les fuera exigida quedarán sancionadas con multas que
van desde 50 hasta 500 unidades tributarias (UT).
La nueva Ley elimina las excepciones de presentar declara-
ción jurada permitidas por la LOSPP, de manera que ningún
funcionario público o administrador de patrimonio público, está
fuera del ámbito de la Ley. Por otra parte, la declaración jurada
de patrimonio resulta la pieza fundamental para detectar si una
persona se ha enriquecido de forma ilícita.
Mientras estuvo vigente la LOSPP se consideró enriqueci-
miento ilícito toda posesión de bienes, que sin justificación
alguna sobrepasara notoriamente las posibilidades económi-
cas de la persona. En cambio, de acuerdo con la LCC, se esta-
blece como tal, todo incremento patrimonial desproporcionado
con relación a los ingresos que no tuviera justificación.
La nueva Ley también supone mayor responsabilidad para
las instituciones bancarias en las investigaciones que se
efectuaren sobre delitos de corrupción. De acuerdo con el artí-
culo 28, las personas naturales y jurídicas que tengan en su
poder libros, cuentas bancarias, documentos, facturas, conoci-
mientos y otros elementos que permitan comprobar la veraci-
dad de una declaración jurada de patrimonio están obligadas a
colaborar con la CGR. Se establecen multas de hasta 500 UT
para aquellos que no presenten los documentos solicitados
con motivo de un procedimiento de auditoría patrimonial den-
tro del lapso que se hubiere acordado.
Tal y como se demuestra en la tabla anexa, la recién aprobada
LCC es tan severa como la derogada LOSPP, las penas alcanzan
hasta los 10 años y las multas pueden llegar a representar hasta
el 100% del valor de los bienes objeto del delito.
No obstante, hay algunos aspectos novedosos en la Ley.
Uno de ellos es el que establece claramente como delito que un
funcionario público utilice su cargo para favorecer o perjudicar
electoralmente a un candidato, grupo, partido o movimiento
político y lo sanciona con prisión de 1 a 3 años.
También resulta favorable lo contemplado en el artículo 9 de
la Ley, pues obliga a las instituciones y personas que adminis-
tren patrimonio público a rendir cuentas trimestralmente y jus-
tificar y describir los usos dados a los recursos públicos.
Otra novedad es que la Ley permite la reducción de hasta dos
tercios de la pena en caso de que el culpable repare enteramen-
te los daños causados o restituya los bienes objeto de delito.
La LCC también introduce delitos cometidos por los jueces,
fiscales o funcionarios públicos cuando sus actuaciones impi-
dan u obstaculicen la correcta aplicación de la Ley.
Quizá el aspecto más positivo de la nueva Ley, es el que
restituye el delito de abuso de autoridad, con el nombre de
abuso de funcionarios, por lo que se elimina el vacío de más de
20 años que había dejado la LOSPP, cuando derogó el artículo
204 del Código Penal.
Sin atacar el problema de raíz
Si bien nadie pone en duda que se requiere una legislación
que sancione fuertemente los delitos de corrupción, la Ley por
sí sola no ataca la raíz del problema. La mayoría de los analistas
consultados por VenEconomía coincidieron en afirmar que debe
haber un cambio cultural para poder erradicar la corrupción.
También coincidieron en destacar que sin instituciones judi-
ciales fuertes e independientes no se logrará aplicar eficazmen-
te ningún instrumento legal. Fernando M. Fernández va un poco
más allá y afirma que el problema de la corrupción persistirá en
tanto sea el Estado el que controle al Estado, pues si verdade-
ramente se desea erradicar la corrupción debe ser la sociedad
civil la que controle al Estado.
En Venezuela la corrupción anda viento en popa. En el estu-
dio comparativo mundial de percepciones públicas sobre la
corrupción que realiza la organización Transparencia Interna-
cional, Venezuela ocupó el lugar 84 de 102 países evaluados. De
los países latinoamericanos sólo Bolivia, Ecuador y Paraguay
presentan un índice peor que el venezolano.
Aunque Hugo Chávez llegó al poder usando la lucha contra
la corrupción como bandera, durante su mandato no se ha en-
juiciado a ningún corrupto, ni se han tomado medidas que con-
tribuyan a erradicar esta mala conducta. Lo más grave, es que
bajo su administración, la mayoría de las acciones políticas van
en sentido contrario a lo que se requiere para el logro de una
mayor transparencia administrativa. El actual gobierno no pier-
de ninguna oportunidad de crear mayores espacios para la co-
rrupción.
Desde su creación en 1999, el Fondo Único Social no ha
presentado informes detallados que especifiquen las fuentes y
usos de sus recursos que anualmente superan los Bs.200 mi-
llardos. De igual manera el programa de inversiones de mejora-
miento urbano, saneamiento ambiental y bienestar social cono-
cido como Plan Bolívar y administrado por la Fuerza Armada
Nacional ha sido objeto de numerosas denuncias por corrup-
ción, presentadas con prueba en mano ante los medios de co-
municación. El hoy exministro de Finanzas, Nelson Merentes,
reconoció durante una interpelación ante la Asamblea Nacio-
nal, que desvió recursos del Fondo de Inversión para la Estabi-
lización Macroeconómica (FIEM) para el cumplimiento de otros
compromisos.
Todos son delitos contemplados en la derogada LOSPP y en
la nueva LCC, pero las denuncias reposan en las gavetas de la
Fiscalía y los delincuentes siguen impunes.
El ejemplo más reciente de la predisposición hacia la corrup-
ción sería la aprobación de la normativa legal que permite la
 Gobierno y Política

Delitos contra el Patrimonio Público

Comparación entre la LOSPP y la LCC
Pena
Delito LOSPP
Peculado doloso propio e impropio Prisión: 3 a 10 años
Multa: 20%-60% valor del delito
Peculado culposo Prisión: 3 meses- 1 año
Peculado de uso Prisión: 2 - 10 años
Malversación genérica Prisión: 6 meses- 3 años
Malversación específica Prisión: 1 - 3 años
Concusión Prisión: 2 a 6 años
Multa: hasta 50% valor del delito
Corrupción pasiva impropia Prisión: 1 a 4 años
Multa: hasta 50% valor del delito
Corrupción pasiva propia Prisión: 3 a 7 años
Multa: hasta 50% valor del delito
Corrupción pasiva y Tráfico Prisión: 5 - 10 años
de influencias
Corrupción judicial Prisión: 5 - 10 años
Inducir o persuadir corrupción No aplica
Utilización ilegítima de información Prisión: 2 a 6 años
Multa: hasta 50% valor del delito
Abuso de funcionarios Prisión: 6 meses- 2 años
Abuso de funcionario con fines políticos No aplica
Exacciones ilegales Prisión: 1 mes a 1 año
Multa: hasta 20% valor del delito
Concierto con contratistas Prisión: 2 a 6 años
Tráfico de influencias Prisión: 2 a 4 años
Procura de utilidad con actos No aplica
de administración pública
Enriquecimiento ilícito Prisión: 3 a 10 años
Aprovechamiento fraudulento de fondos Prisión: 1 a 10 años
Cobro ilegítimo de utilidades Prisión:1 a 10 años
Ocultar o falsear documentos Prisión: 1 a 6 meses
Multa: Bs. 10.000-50.000
Falsear certificados de salud Prisión: 6 meses-2 años
Expedición ilegal de licencias Prisión: 1 a 5 años
Sustracción o destrucción de documentos Prisión: 3 a 7 años
Suposición de valimiento con funcionarios Prisión: 2 a 7 años
Enriquecimiento con despilfarro Prisión: 3 meses- 1 año
Enriquecimiento por pagos fraudulentos Prisión: 3 meses- 1 año
Enriquecimiento por certificaciones falsas Prisión: 3 meses- 1 año
Manejo ilegítimo de cuentas bancarias Prisión: 6 meses-2 años
Calumnia o denuncia falsa Prisión: 1 a 3 años
Nota: En muchos casos cambia la definición del delito
LCC
Prisión: 3 a 10 años
Multa 20%-60% valor del delito
Prisión: 6 meses- 1 año
Prisión: 6 meses- 4 años
Prisión: 6 meses- 4 años
Prisión: 1 - 3 años
Prisión: 2 a 6 años
Multa: hasta 50% valor del delito
Prisión: 1 a 4 años
Multa: hasta 50% valor del delito
Prisión: 3 a 7 años
Multa: hasta 50% valor del delito
Prisión: 4 a 8 años
Multa: hasta 60% valor del delito
Prisión: 5 a 10 años
Multa: hasta 60% valor del delito
Prisión: 6 meses- 2 años
Prisión: 1 a 9 años
Multa: hasta 75% valor del delito
Prisión: 6 meses- 28 meses
Prisión: 1-3 años
Prisión: 1 mes a 1 año
Multa: hasta 20% valor del delito
Prisión: 2 a 6 años
Prisión: 2 a 6 años
Prisión: 1 a 5 años
Multa: hasta 50% valor del delito
Prisión: 3 a 10 años
Prisión: 2 a 10 años
Prisión: 1 a 5 años
Prisión: 1 a 6 meses y
destitución del cargo
Prisión: 6 meses-2 años
Prisión: 6 meses-2 años
Prisión: 3 a 7 años
Prisión: 2 a 7 años
Prisión: 3 meses- 1 año
Prisión: 3 meses- 1 año
Prisión: 3 meses- 1 año
Prisión: 1 a 5 años
Prisión: 1 a 3 años

adjudicación directa, de los contratos de aprovisionamiento de
bienes y servicios para la pequeña y mediana empresa. Está
comprobado que este tipo de procedimiento estimula la politi-
zación de las decisiones, engordan el tráfico de influencias y
facilitan el cobro de peajes y comisiones.
Bajo el pretexto de estimular a la PYME, el gobierno despeja
el camino para utilizar la demanda de bienes y servicios del
sector público como una herramienta política que le permita
premiar a los afectos al régimen, y a castigar a sus supuestos
enemigos.
 Es muy poco lo que un nuevo instrumento legal puede lograr
para contribuir a erradicar la corrupción, si no se ataca el pro-
blema de raíz. Nada podrá lograrse mientras la Contraloría, la
Fiscalía y los jueces estén al servicio de un Presidente a quien,
según parece, los problemas de corrupción lo tienen sin cuida-
do.
Aún así existen algunas ONG que están trabajando para pro-
mover la gestión pública transparente y fortalecer las institu-
ciones mediante la profundización de la participación ciudada-
na, tales como el capítulo venezolano de Transparencia Inter-
nacional, la organización Poder Ciudadano y la Fundación
Momento de la Gente.
De modo que los primeros pasos hacia la transformación cul-
tural ya se están dando. Para combatir la corrupción es necesa-
rio que las leyes se cumplan. Para que las leyes se cumplan es
necesario que la Contraloría y la Fiscalía sean poderes indepen-
dientes y fuertes institucionalmente. Y finalmente, para propi-
ciar el cambio de actitud es necesario que los ciudadanos ten-
gan mayor participación en los procesos de toma de decisiones
políticas, que sean más exigentes con sus representantes ante
los poderes públicos para que puedan ejercer un efectivo con-
trol sobre sus actuaciones.
Silvana Pezzella Abilahoud