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Chávez planificó crisis en PDVSA

para subordinarla a un proyecto geopolítico

Caracas, enero de 2004.- La crisis en Petróleos de Venezuela, que


conllevó a un genocidio laboral sin predecentes y permitió a Hugo Chávez
tomar el control absoluto de la empresa para ponerla al servicio de su
proyecto geopolítico, fue fríamente planificada y ejecutada desde los más altos
niveles del gobierno.

En su discurso ante la Asamblea Nacional el pasado 15 de enero, Chávez


admitió la ejecución del denominado Plan Colina, cuyo objetivo era tomar
el control de PDVSA creando las condiciones que generaran una crisis que
desembocó en el llamado a Paro Cívico Nacional y permitió al Régimen
destituir a las líneas naturales de mando, despedir ilegalmente a más de
veinte mil profesionales y técnicos de todos los niveles y convertir a la
empresa en el apéndice de un proyecto geopolítico de carácter hemisférico.

Señala Chávez que el 2003 “nos regaló a Pdvsa (....) las crisis muchas
veces son necesarias, muchas veces son necesarias, incluso a veces hay
que generarlas, midiéndolas, por supuesto. Lo de Pdvsa era necesario aun
cuando nosotros, bueno, no es que no la generamos, sí la generamos,
porque cuando yo agarré el pito aquel en un Aló, Presidente y empecé a
botar gente, yo estaba provocando la crisis; cuando nombré a Gastón Parra
Luzardo y aquella nueva junta directiva, pues estábamos provocando la
crisis. Ellos respondieron y se presentó el conflicto y aquí estamos hoy”.

No es la primera vez que el Jefe del Régimen se jacta de sus tácticas


para doblegar a la que hasta hace un año era reconocida mundialmente como
una de las empresas estatales mejor gerenciadas y una de las primeras
corporaciones energéticas del planeta.

En abril de 2003 el primer número de la revista argentina América XXI


publica una larga entrevista en la que Chávez expone todos los detalles
de cómo se fue gestando la toma de PDVSA, luego de que ya se sentía
seguro de su control sobre la Fuerza Armada Nacional.

“Así que nosotros nos vinimos preparando: esas visitas a campos


petroleros, esos contactos con líderes obreros, contactos con gerentes de
PDVSA –muy pocos en relación con toda la macroestructura de PDVSA.
Incluso organizamos desde entonces un grupo de análisis petrolero, con el
presidente de la empresa Alí Rodríguez, los dirigentes obreros, algunos
asesores y dirigidos pues directamente por mi persona”.

Continúa Chávez: “empezamos a hacer listados de técnicos petroleros que


estaban fuera de PDVSA; de trabajadores petroleros que estaban fuera de
PDVSA; de militares que conocen el tema petrolero o que tienen un nivel
técnico, una base técnico-científica para asumir responsabilidades
mayores. Comenzamos a preparar los planes de toma militar de todas las
instalaciones petroleras, o sea una primera fase defensiva pero luego, te
repito, un plan de contraataque inmediato”.

Durante los primeros días del Paro Cívico Nacional, en diciembre de 2002,
el Régimen generó una serie de condiciones que profundizaron la crisis:
destituyó los gerentes y directivos de todas las áreas y negocio, ordenó
la toma de las instalaciones por militares que impedían a los
trabajadores que ejecutaban el plan de contingencia acceder a sus puestos
respectivos sustituyéndolos por personas sin la preparación y experiencia
necesarias y cuyo principal mérito es ser afectos al Régimen; la negativa
de Alí Rodríguez a dialogar con los líderes, el asalto a la residencia de
Juan Fernández y el desmedido ataque de la Guardia Nacional a la protesta
que se realizaba frente a la sede PDVSA en Chuao.

A partir de ese momento PDVSA quedó en manos del Régimen por lo que lo
sucedido posteriormente en las instalaciones como daños, accidentes,
operación inadecuada, es absoluta responsabilidad del Régimen.

Todos estos hechos han sido denunciados ante la Fiscalía General de la


República, sin embargo, hasta ahora no se ha abierto ningún tipo de
investigación al respecto, mientras que ante la Asamblea Nacional, el
Jefe del Régimen dice que todo esto “valió la pena” y admite que la
Nación perdió entre 10 y 15 mil millones de dólares.

Las confesiones de Chávez revelan la concepción que tiene el Régimen del


negocio petrolero: desmontar una reconocida y eficiente infraestructura
de negocio para convertirla en una agencia disminuida que funciona como
apéndice de un proyecto geopolítico que beneficia directamente a Cuba y a
países árabes. En sus declaraciones, Chávez arremete, sin argumentos
sólidos, contra estrategias como la internacionalización y el comercio
complementario.
El esquema que se aplicó en PDVSA y en otras instituciones que van desde
la FAN hasta la Biblioteca Nacional, es el mismo que ahora se pretende
llevar a cabo en el Banco Central de Venezuela, la Oficina de Asesoría
Económica y Financiera de la Asamblea Nacional, que, de no detenerse, se
sumarán a la lista de instituciones a la orden del Régimen como el
Tribunal Supremo de Justicia, la Asamblea Nacional, la Fiscalía, la
Procuraduría, la Defensoría del Pueblo. Aunque la toma de estos
organismos no ha sido tan traumática como la de PDVSA, los efectos han
sido los mismos: han perdido su autonomía y sido puestas al servicio de
los intereses totalitarios del Régimen de Hugo Chávez Frías.

Por todas estas razones, los trabajadores petroleros reiteramos el


llamado de alerta al País y al mundo acerca de las verdaderas intenciones
totalitarias del Jefe del Régimen, quien por la vía de la toma paulatina
de las instituciones, está cumpliendo su objetivo de instaurar una
dictadura constitucional, que presentan hoy un alarmante avance.

Hacemos un llamado a los venezolanos para asumir con coraje la decisión


de revocarle el mandato por la única vía posible: la salida
constitucional del Referéndum Revocatorio Presidencial, el cual debemos
defender con toda nuestra voluntad democrática.

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