OJOSJusa

DE VER
Ficción Médico
y realidad
científico,
Maestría en Amberes -Bélgica.
Docente.

El siguiente artículo fue publicado en 1973 por medio del boletín cultural informativo “RIMAYNINCHIK”
que significa ‘Nuestra Palabra’ de Apurímac. El escrito fue inspirado en la vida del gran José María
Arguedas, de su arte 100% peruano; porque no solo hay que nacer, ser prieto o vivir en la tierra peruana,
sino que hay que respetarla, reconocer, aceptar y cuidar este Estado, su patrimonio cultural, sus virtudes y
desventajas para calificar como hijos de él. En Hoto Perú, creemos necesario publicarlo de nuevo porque
los problemas de aquella época siguen ocurriendo: el desprecio, hoy, de muchos medios de información
y periodistas que tratan como a homínidos a los nativos, el imperialismo sigue siendo un devorador de
estados, llamados ahora, en vías de desarrollo. Han cambiado las formas, pero siguen ocurriendo.

JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

No escribe desde el extranjero, mirando a Perú. Escribe desde
Perú, mirando al mundo.

C
omo suele suceder con los auténticos luchadores,
José María Arguedas (JMA), después de muerto,
pretende ser santificado por los que fungen de
críticos, castrando el contenido principal de su mensaje y
obra y remarcando sólo los aspectos menos punzantes y
más anodinos.
Leyendo sus escritos y buceando en las aguas
superficialmente serenas de su vida, pero profundamente
torrentosas e inquietas como algunos remansos de
nuestros ríos profundos, se descubre una posición. JMA
es, ante todo, un hombre transido de peruanidad; pero no
del Perú oficial, caracterizado por González Prada como
un organismo enfermo que mantiene, salvo algunos
retoques, la arquitectura colonial, sino lleno del Perú
indio. Codo a codo, toma posición abierta y desafiante al
lado de la masa indígena.
Fue consciente y víctima de la diferencia abismal que
separa al Perú indio del Perú oficial. En sus principales obras,
relata y denuncia los abusos y atrocidades cometidos por
el gamonalismo y el caciquismo que no vienen a ser sino
el soporte del Perú oficial, en contra de los comuneros, de
agui_najera@hotmail.com
los runas, de los campesinos: asaltos a sangre y fuego a la

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propiedad comunal, rodeos, derechos de hierbaje, pongaje y
servidumbre en todas sus formas. Con un lenguaje doloroso
y a veces trágico, narra todas las congojas, cuitas y vicisitudes
del “endio” frente a las tropelías de sus explotadores.
Describe, con trazos magistrales y hermosos, el frío y duro
ambiente donde discurre la miserable vida de ese “endio”,
pegado a las fuerzas telúricas del ande y adherido a la tierra
que se la quieren arranchar constantemente.
JMA no se limita a denunciar, sino que al mismo tiempo
expresa su fe inquebrantable en este estrato social al que
destina un papel protagónico en el fermento social y
político del estado-nación. El indio no puede ser ni es un
tipo degenerado que solo sirve para ser exterminado; así
lo intuye y manifiesta en su novela “Ríos Profundos” donde
relata el levantamiento de doña Felipa en Abancay.
En su evolución ideológica, JMA en 1968 llega a decir:
“El país ha comprobado la casi incomparable corrupción
de la oligarquía y de los líderes populares que la auxilian,
de cómo pavorosamente se convierten en agentes del
monstruo insensible y devorador que es el imperialismo
norteamericano…” 1. Ese mismo año, agrega: “Cuando
empecé a escribir era muy radical, hacia 1931-1932.
Luego fui cediendo algo,
hasta llegué a creer en la revolución
pacífica. Nuevamente comprendo
que el egoísmo y la sensualidad de
quienes se aprovechan del trabajo
ajeno no pueden ser quebrantados
por las buenas razones…” 2
Por su niñez totalmente identificada con el campesino,
JMA no tiene necesidad de forzar la imaginación o la
fantasía. Su obra es arrancada de su propia experiencia, rica y
variada. En esto se diferencia de Ciro Alegría, quien también
narra sus experiencias, pero como un espectador, no como
un protagonista. En cambio, JMA ha vivido entre los indios
confundiéndose íntegramente en el idioma, costumbres,
sicología. De ahí que se puede decir que Ciro Alegría, en
el campo de la literatura, es un indigenista. JMA, en ese
mismo terreno, es un indígena por el contenido y forma de
su obra. Basta leer algunos de sus párrafos, impregnados de
ternura y cariño infinito, para comprobar que la experiencia
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Ficción y realidad
de sus primeros años, de la que arrancó ideología y actitud,
acompañó y normó su vida.
Otra característica de esta identificación completa es su
aterida soledad e inconformismo cuando no está con los
indios, en su sierra a la que da calidad, no de regionalismo
trasnochado, sino de principio vivificante. Al dejar a su
sierra amada, apunta: “hasta que un día me arrancaron de
mi querencia, para traerme a este bullicio, donde gente que
no quiero, que no comprendo…” 3.
JMA no es un simple folclorista ni coge temas típicos
para construir sus obras, sino que vive en ellas. Conocemos
trabajos de temática indígena, algunos esotéricos y
otros con chillón ropaje turístico donde se representan
los graves problemas del ande como una originalidad
capaz de provocar curiosidad. Pero, no se descubre en
ellos la llama luminosa de una posición. Al igual que
J.C. Mariátegui, pone la sangre en sus ideas: no es un
formalista, sino esencialmente un luchador infatigable
por un Perú genuino. “Ni soporto vivir sin pelear, sin hacer
algo para dar a los otros lo que uno aprendió a hacer y
hacer algo para debilitar a los perversos egoístas que
han convertido a millones de cristianos en condicionados
bueyes de trabajo” . Por ello, se mofa socarronamente, del
escritor ‘profesional’… ”Yo no soy un escritor profesional…
ese García Márquez no es un escritor profesional. No es
profesión escribir novelas y poesías… Yo tuve que estudiar
etnología como profesión; el Embajador fue médico; Juan
se quedó en empleado. Escribimos por amor, por goce y
por necesidad, no por oficio.
Eso de planear una novela pensando en que con su
venta se ha de ganar honorarios, me parece de gente muy
metida en las especializaciones. Yo vivo para escribir, y creo
que hay que vivir desincondicionadamente para interpretar
el caos y el orden”. 5
“Porque yo si no escribo y publico me pego un tiro”,
escribía en momentos de profundo conflicto, preliminares
a su muerte. Reniega de aquellos que sacrifican o no les
importa, sustancialmente, la real tragedia peruana, sino que
se torturan por encontrar nuevas técnicas de expresión que
resultan, generalmente, enrevesadas y exóticas. JMA tiene
en su posición el contenido y no rebusca “nuevas formas”.
1
Carta de JMA publicada en la Revista “Oiga” Nº 291.-20-9-68
Reportaje hecho a JMA por Wiston Orrillo y publicado en la Revista “Oiga” Nº 295.-18-10-68
2
3
“Warma Kuyay”, cuento de JMA
4
“El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo” Obra citada
Obra citada
5
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 OJOS DE VER
Ficción y realidad

Es un escritor puro y auténtico: le basta sumergirse en la
realidad del país. No escribe desde el extranjero, mirando a
Perú. Escribe desde Perú, mirando al mundo.
Es muy ilustrativa la polémica que sostiene con Vargas
Llosa. En ella, se advierten dos posiciones, dos tendencias.
La de JMA que trata el problema nacional e indígena
desde el punto de vista indígena, legítimamente peruana
en su contenido y forma, y la de Vargas Llosa que toma
problemas nacionales para construir su obra literaria,
dándole más importancia a la forma que al contenido,
legítimamente extranjera con adaptaciones al problema
nacional. ”Perdónenme los amigos de Fuentes, entre ellos
Mario (Vargas Llosa) y este Cortázar que aguijonea con su
‘genialidad’, con sus solemnes convicciones de que mejor se
entiende la esencia de lo nacional desde las altas esferas de
lo supranacional.
Y estas dos tendencias son la evolución de una larga
lucha en el terreno de la literatura peruana, expresión, al
mismo tiempo, de las tendencias ideológicas y políticas
que arrancan desde la conquista y que presentan sus
matices según el amo extranjero de turno. Así tenemos
cronistas españoles o hispanófilos, indigenistas e indígenas.
Historiadores y ensayistas como Riva Agüero y Mariátegui.
Ciro Alegría y José María Arguedas de un lado y del otro
Vargas Llosa y la corriente que representa. Y no es extraño
que esto se acentúe en la etapa actual, debido a que
Ésta es la base social que ampara y sostiene este tipo de
literatura al servicio de las grandes mayorías nacionales.
El gran conflicto de JMA es no haber encontrado con cla-
ridad el nexo entre el problema indígena y el planeamiento
político. Frente a las tragedias del indio exige una solución,
pero no la propone con claridad. Cuando aborda temas po-
líticos no toma en determinante consideración el papel del
indio. Parecería que fueran dos cuestiones diferentes. Se
explica, porque es, en esencia, un literato al que falta ma-
yor consistencia ideológica y política. De ahí, algunos ex-
travíos, dudas y vacilaciones, las que finalmente lo llevan a
la muerte. No se puede explicar en otra forma el artículo
que escribe en julio de 1969 sobre el papel de la Fuer-
za Armada y su última metamorfosis. Tampoco se puede
explicar, de otra manera, su actitud suicida. El tremendo
conflicto, entre una realidad que necesita ser transforma-
da con urgencia y el no poder encontrar la llave para ello,
lacera y castiga el alma de JMA, el que no encuentra otra
salida que autoliquidarse, primero ideológica y después
físicamente. JMA se convierte así en víctima del agudo y
espinoso problema nacional.
JMA representa una posición peruanista, ideológica y
políticamente. En la literatura, es el primer exponente de la
indígena contemporánea que abre las puertas para que más
y más escritores trajinen por estos erizados caminos.

el campesino y el indígena se van ¨Hay que inventar una nueva fe,

hay que crear un Dios justo para todos,
convirtiendo en protagonistas
un Dios que no sea juez ni guerrero,
principales en la larga lucha que el
sino amigo de los hombres¨.
pueblo peruano ha emprendido por (M. Gorki)
su liberación definitiva.

Agua, Yawar Yawar Bloedfest, Fiesta 1era

1era Fiesta, Fiesta, Yawar des Blutes, edición,
edición, 1era edición Fiesta, edición La Agonía
1935 edición, polaca, edición berlinesa, de Rasu
1941 1975 holandesa, de N. Leben Ñiti,
1983 Verlag, 1962
1980

Lis z
A folyó Gilios Upes, Copacul De diepe Gór i Lis
Il Sexto, z Nizin,
harmadik Los Ríos careva rivieren, edición
partja, Profundos, dáinui, Los Ríos Edición
italiana, polaca de
antología traducción edición Profundos, 1980
húngara, lituana de rumana de traducción El Zorro
1983 bronius Todas las holandesa, de Arriba
y el Zorro
46 Dovydaitis,
1976
Sangres,
1978
1980
de Abajo,
1980