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Edgar Allan Poe inauguró el cuento policial. Borges, en diversos ensayos sobre el tema, nos
hace notar que al crear las características tan específicas de este género, Poe, crea también
una nueva forma de leer los cuentos de manera inquisitiva y analítica, crea, en una palabra,
una nueva especie de lectores con cualidades detectivescas.
Borges nos dice que la naturaleza de estos cuentos obedecen a dos pasiones
incompatibles: la de aventuras corporales y la idea de la legalidad, la “rencorosa legalidad”
como la llama, porque el espíritu de un código legal es el de castigar un acto lo cual
obedece a una forma de la venganza o de revancha ¿Por qué son incompatibles? Quizá
porque es precisamente el deseo de aventuras corporales (por diferenciarlas puntillosamente
de las aventuras intelectuales) es el primer inductor a romper las leyes jurídicas y que
luego, buscando reestablecer el orden y ejercer la ley se generan situaciones que también
son aventuras corporales y que constantemente también –a su modo- vuelven a romper la
ley. Es decir, que el género policial, desde un comienzo nos propone cuatro tipo de
personajes básicos: 1) víctimas 2) criminales 3) Policías oficiales y 4) Policías no oficiales
o detectives privados, llámense estos August Dupin, Sherlock Holmes o el Padre Brown. La
creación del detective, que por característica suelen ser anti-héroes, pues están lejos del
arquetipo del héroe ejemplar y son personajes con grandes defectos como la pedantería o la
drogadicción, de hecho sus únicas virtudes son su evidente inteligencia y su sentido de la
justicia que los lleva al bando de los “buenos”. Decía que la creación del detective es la
gran aportación del cuento policial pues trabaja de manera individual y por regla consigue
resultados en las pesquisas policiales que la policía oficial no logra.
Ahora bien; para que haya un asunto policial debe haber una infracción a la ley, y
por ende, un infractor y un investigador, público o privado, que persiga y castigue al
infractor. Lo he planteado de una forma demasiado simple y llana; el cuento policial, aún
en sus comienzos, es mucho más complejo pues entre la aventura y la legalidad surge una
idea que es más profunda y es esta idea de la justicia que abanderan los detectives.
Para seguir con Borges, recordemos que ensayando sobre este tema también apuntó
seis asuntos elementales a los cuales iremos acudiendo según avancemos en nuestra
selección de cuentos. Estos asuntos son:
1.- Un límite discrecional de seis personajes en La carta robada de Edgar Allan Poe.