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PSICOLOGÍA E INTERCULTURALIDAD

Samuel Gerardo Choque Martínez

Importancia de la identidad cultural


Contrariamente a la idea de la superación del mundo bipolar –Estados Unidos-
Unión Soviética- representado por la caída del muro de Berlín, que ofrece como
alternativa una perspectiva de un solo sentido a través de la globalización, la
realidad evidencia en cambio, como balance, la marcada presencia social de
los componentes étnicos, culturales, raciales, religiosos, y lingüísticos –entre
otros- cuyas exigencias de reconocimiento de identidad marchan en sentido
contrario al proyecto de “aldea global” donde las particularidades se diluyen en
desventaja en un conjunto que no las admite en igualdad de condiciones. Se
proyecta por tanto un escenario de problemas y preguntas no resueltas. En el
caso peruano el pasado pendiente –como problema inconcluso- es tiempo
presente, carente de las respuestas operativas eficaces que ayuden a
considerar el tamaño del futuro que nos espera.

En la socio génesis del ser humano destacan un conjunto de necesidades de


orden básico, cultural y espiritual; razones más que suficientes para agruparse
unos con otros en objetivos definidos de desarrollo y evolución. Recordemos
que la continuidad de la especie y el intercambio de cooperaciones para la
solución de los problemas como grupo, han permitido mejorar la comprensión
de la realidad y la autocomprensión, la definición de estructuras sociales y de
los perfiles de poder e identidad, pero sin embargo corresponde al desarrollo
de la vida afectiva la vigencia de los sentimientos superiores.

Individualidad e identidad involucran la posición de la personalidad frente a la


cultura, pero en un espectro mayor las transacciones entre sociedad y cultura
incluyen los factores socios biológicos como sustento de un proceso más
genérico plasmado en la psicología social de las identidades grupales como
expresión de diversidad.

A la ciencia psicológica corresponde como objeto de estudio no sólo el


referente manifiesto de la conducta observable sino igualmente unos procesos
internos que responden a una historia social y confieren sentido a esa conducta
que no puede comprenderse fuera del contexto, al margen de la cultura de su
pertenencia. A pesar de las lecturas futuristas del nuevo siglo, los esfuerzos de
las grandes potencias se orientan claramente a la afirmación de su cultura e
identidad atadas al factor económico y a su presencia militar. Así Samuel
Huntington ha dado la voz de alerta en los Estados Unidos de América sobre la
“peligrosa” presencia de los hispanos, porque son numerosos, porque
mantienen su identidad cultural y porque no se han asimilado a la cultura
americana, cuyas bases pueden socavar; recomienda su inmediata asimilación
religiosa y lingüística dentro del american way of life.

Psicología, cultura e identidad

La cultura –componente importante de nuestra reflexión- puede ser percibida


en relación a la integración de actividades y productos materiales y espirituales
que distingue a un grupo social de otros, cuya pertenencia es un derecho de
las personas, tanto en su aspecto individual como colectivo, para acceder en
igualdad de condiciones a las manifestaciones sociales, religiosas, intelectuales
y científicas, sin restricción ni discriminación alguna.

La identidad es en consecuencia, producto de diversos componentes que se


articulan estructuralmente y que son identificables, a saber: unas necesidades
comunes, un territorio común, una lengua común, unas tradiciones comunes,
una economía común, y una cultura común. El tipo de necesidades de afiliación
constituye, tal vez, el factor más importante para entender las razones del
agrupamiento humano y el signo distintivo de sus diferencias con el resto.

En una realidad multicultural y multiétnica como la peruana, el conocimiento de


las diferencias de las necesidades de segundo orden puede acercarnos a la
comprensión de nuestras diferencias y al reconocimiento de nuestras
identidades postulando las premisas coherentes para la interacción de las
diversidades, en el marco de la interculturalidad, hacia el perfil de una
representación mental más amplia e incluyente de la idea de Nación.
Bajo estas circunstancias, la estructura social emerge como producto de los
componentes citados, y la psicología –haciendo gala de la rigurosa observación
y lectura de los procesos- centra su atención en la comprensión y explicación
del ajuste activo del ser humano a este referente, porque pone en evidencia su
capacidad de adaptación como requisito para su desarrollo.

La multiculturalidad como realidad constante ofrece dos lecturas: como una


posibilidad de desarrollo superior para algunos y como un factor de atraso para
otros. Cuando las partes interactúan emergen creativamente nuevos productos
en beneficio de todos y se facilita el aprendizaje de nuestras diferencias,
avizorando la idea de objetivos comunes. Cuando la exclusión mutua revela la
supervivencia de la historia irresoluta aflora el país de los desconocidos,
incapaz de transitar de la confrontación a la concertación, ávido por imponer el
predominio de la cultura de los vencedores sobre los vencidos y el repliegue
cerrado de estos últimos para defender su identidad y hábitat.

Hace un tiempo, en una extensa entrevista periodística, el señor Comandante


General del Ejército de ese entonces –actual congresista- refiriéndose al
problema del VRAEM expresó que para orientarnos con corrección debíamos
entender que Lima estaba en el siglo XXI y el VRAEM en el siglo XVIII. De ser
así ¿Serán correspondientes a las nuestras las necesidades, motivaciones e
intereses de los otros? Pareciera entonces que todo quedase resumido en la
en un comentario puntual de Abraham Valdelomar…”El Perú es Lima y Lima es
el Palais Concert”1. Asimismo, al término de sus funciones en el Perú el doctor
Ricardo Ramón Jarne, Agregado Cultural de España, cuya opinión reviste
interés por la representatividad histórica que conlleva el tema tratado, expresó
entonces con relación al Perú que…“Si un país tiene una vida cultural rica y un
capital social firme, tiene muchas más posibilidades de desarrollo. Si está
fraccionado, tiene menos posibilidades; la cultura agrupa a las personas más
allá de sus creencias e ideologías y es generadora de sentimientos y
pertenencia. Cuando la cultura funciona y es respetuosa de la libertad de
expresión y de la creatividad, entonces se genera la autoestima. Los valores
intangibles son los que configuran la manera de presentarnos ante el otro. Las
diferencias no nos pueden dividir, éstas tienen que enriquecernos.
1
Antiguo Café limeño ubicado en el Jirón de la Unión, concurrido por intelectuales y políticos.
Esa es la concepción de la cultura para el desarrollo, en la cual la cultura
aporta valores que tienen que ver con la vida social y política, la generación del
bienestar y el desarrollo económico; como construcción ciudadana, cohesión
social, gobernabilidad, identificación con el espacio público, lo que configura un
espectro simbólico de la democracia y a la vez factores que definen las
condiciones de desarrollo de un país. Cultura es desarrollo, y no se puede dejar
de concebir, en países como el Perú, la línea transversal de lo indígena, la
educación y el factor de interculturalidad, el tema de la promoción de la lectura
y de las bibliotecas, son ejes en lo que actualmente se advierte aún, exclusión.

La vida cultural, en todas sus manifestaciones, como bien sostiene Alfonso


Martinel, aporta elementos a la gobernabilidad y a la cohesión social en su
dimensión política y cultural, pero también contribuye al desarrollo
socio-económico a partir de sus potencialidades de empleo, comercialización
de productos, creación de empresas, turismo cultural y eventos culturales.
Estas potencialidades deben ser explotadas por las comunidades como
herramienta para el bienestar social colectivo, el aumento de la renta, a la
dignidad social y también para la defensa de las identidades colectivas ante las
amenazas homogeneizadoras ante procesos de globalización y relaciones
comerciales culturales asimétricas”.

Igualmente, ponderando la necesidad de la psicología Jorge Chediek,


representante del PNUD en el Perú afirma que…” Numerosos son los ejemplos
con que se cuenta para constatar que el debate hoy, más que necesario,
resulta indispensable. Que, en efecto, es un imperativo ético que una nación,
un pueblo, una comunidad definan su futuro de una manera integral: mejores
condiciones materiales para la vida cotidiana pero también mejores condiciones
para una realización afectiva, intelectual y espiritual, donde se asienten valores,
creencias y costumbres”. A su vez, Patricia Uribe, representante de la
UNESCO en el Perú se pregunta: ¿Como concebir una política de Desarrollo
que excluya una política cultural? ¿Cómo definir una política cultural que no se
inserte en la política de Desarrollo? La acción humana colectiva requiere
motivación y ésta surge de un contexto cultural entendido como estructura,
integración de sentidos, creencias, conocimientos y valores que se expresan en
dimensiones económicas, sociales, políticas, éticas y estéticas”.
La UNESCO nos recuerda asimismo que…“Hay que superar la visión de que la
preocupación por la cultura tiene que ver con el pasado, y el interés por el
desarrollo con el futuro...que…La lengua, la religión, la historia, la vestimenta,
las costumbres, las ceremonias, la tradición culinaria y los valores, entre otros,
son algunos de los elementos que en conjunto definen la identidad cultural, …y
que…“La convicción de que el estado nacional pueda forjar una unidad en
medio de la diversidad cultural, estableciendo políticas que reconozcan dicha
diversidad y su carácter multicultural, tanto como su propia identidad no
significa necesariamente que vaya en contra de ciertas políticas de estado.
Una fuerte unidad nacional es posible lograr con diversidad cultural, pues sus
diferentes identidades étnicas no colisionan con su compromiso hacia el
estado”.

Entonces, multiculturalidad e interculturalidad no son sinónimo de debilidad,


máximo si se tiene en cuenta que la diversidad de necesidades culturales no se
opone a la idea de proyecto o planificación social, que por el contrario lo
enriquecen como paso previo a la determinación de los grandes objetivos
nacionales «…una cultura tiene especial vitalidad si es capaz de preservar su
identidad al tiempo que incorpora el cambio, lo mismo que un ser humano
cambia con el tiempo pero si tiene identidad individual, sin identidad no hay
cambio».

Multiculturalismo e interculturalidad

Martín Hopenhayn2, investigador de CLACSO y CEPAL afirma que…” A la


negación del otro como afirmación de la identidad propia se opone, aunque
también se complementa, el mestizaje como realidad y como discurso. En
América Latina el mestizaje racial es intrínseco a los procesos de conquista y
colonización, y la población mestiza es mayoritaria en la región. El mestizaje
racial constituye, en cierta forma, la base histórica para entender cómo se
"resolvió" el tema del multiculturalismo en América Latina… América Latina y
el Caribe es intercultural porque coexiste y se mezcla lo moderno con lo no
moderno tanto en su cultura como en su economía; y porque la propia

2
Martín Hopenhayn. - MULTICULTURALISMO PROACTIVO: UNA REFLEXIÓN PARA INICIAR EL
DEBATE
conciencia de la mayoría de los latinoamericanos está poblada de cruces
lingüísticos o culturales”.

Pero a pesar de las invocaciones al mestizaje en el transfondo de la


interculturalidad, es notorio el sentimiento de exclusión de antigua data que
cuando adopta el sesgo racista afecta seriamente las posibilidades de un
proyecto social compartido, y, por tanto, inclusivo.

Francisco Fernández Buey3 sostiene que… el racismo y la xenofobia están


presentes también en sociedades multiculturales consideradas avanzadas,
como Estados Unidos y Europa occidental, donde se han producido la mayoría
de las investigaciones científicas y donde se han publicado montañas de libros
que recuerdan diariamente la historia del racismo.

Decir, como se dice a veces, que los racistas y xenófobos que hoy constituyen
la llamada nueva derecha en Austria, Alemania o Francia son sólo ignorantes,
o incultos, que no se han enterado del estado de la ciencia actual y que no
tienen conciencia histórica, es una irresponsabilidad intelectual. Para damos
cuenta de que no conviene trivializar esto basta con leer los trabajos del grupo
francés GRECE, Dix ans de combat culturel pour une renaissance (París,
1977), en los que se ha apoyado el Frente Nacional de Le Pen; o los ensayos
de H. J. Eysenck acerca del cociente de inteligencia (1971 y 1981), en los que
se apoyó el Frente Nacional británico; o los ensayos de algunos sociobiólogos
y etólogos de la década de 1980, que han dado lugar a un nuevo determinismo
biológico y a una nueva forma de socialdarwinismo; o, más recientemente, el
libro de R. J. Herrnstein (profesor de psicología en Harvard) y Charles Murray,
The Bell Curve. Intelligence and Class Structure in American Life, amplía la
tesis tradicional de la inferioridad genética de los negros a la tesis de la
inferioridad genética de la clase obrera y de los inmigrantes, que ha suscitado
una gran polémica, ya en los años noventa, en Estados Unidos.

Casi todos los autores sensibles a estos problemas a lo largo del tiempo han
sostenido que el racismo y la xenofobia son enfermedades de la psique
humana que se pueden curar con conocimiento, intercambios, ilustración,

3
ÉTICA Y FILOSOFÍA.- Ediciones bellaterra.- España.
argumentación racional, establecimientos públicos de enseñanza adecuados y
mucha paciencia. Así pensaron también, en los peores momentos de nuestro
siglo, personas como Russell y Einstein, Hannah Arendt y Primo Levi. Todos
ellos sabían que con la ilustración y la educación no basta en estas cosas, pero
que sin la ilustración y la educación la batalla está perdida de antemano”.

Interculturalidad y educación.

Fidel Molina refiere que “… hay también consideraciones que retoman la idea
de identidad comunitaria para destacar las posibilidades democráticas y
solidarias en un mundo complejo y difícil. El problema reside precisamente en
abocar a la gente a identificarse monolíticamente. Etzioni (1999: 241) advierte
del peligro de las llamadas “políticas de identidad’ que refuerzan la idea de las
diferencias grupales como totales, se describe a los otros grupos como el
enemigo y se olvida que todos son miembros de una única sociedad. Dicho
autor intenta recuperar la idea comunitaria como núcleo de interrelaciones
solidarias, pero no como un enquistamiento grupal de unos contra otros. Es
más, utiliza el término “sociedad comunitaria” para designar esa propuesta de
articular valores comunitarios sin perder de vista la sociedad global, o, mejor
dicho, desarrollarlos en ella. Y todo esto basado en la idea de la compleja y
múltiple identificación de las personas integrantes de varios grupos a la vez y
difícilmente clasificables únicamente en uno determinado. En el modelo de
comunidad de comunidades se hace referencia a las políticas educacionales,
apostando por evitar los sistemas educacionales biculturales y favorecer la
inmersión en la corriente general (vid Etzioni, 1999: 248-251). El modelo
comunitario que presenta aboga por los elementos compartidos combinando
con la inmersión, la enseñanza a todos los estudiantes, de las contribuciones
culturales de las distintas tradiciones”. 4 Luego agrega que… “En todo caso,
parece que la identidad comunitaria tiene mucha relación con una identidad de
resistencia colectiva contra la opresión. Es un mecanismo de autodefensa que
Castells (1998: 31) denomina “la exclusión de los exclusores por los excluidos”.
Los límites de la separación quedan rígidamente establecidos y parece difícil la

4
Educación, Multiculturalismo e Identidad .-Dr. Fidel Molina Luque.- Departamento de Sociología
Facultad de Ciencias de la Educación.-Universidad de Lleida (España)
comunicación, lo que fragmenta las sociedades en tribus o, como indica el
autor, comunidades, de una manera eufemística”.5

Diversos autores expresan que en el análisis de las dimensiones normativas de


las relaciones entre las culturas, la forma ideal en que pueden desplegar su
vida en condiciones de pluralidad cultural, lleva a tomar la vida de las culturas
con independencia de sus relaciones políticas. Que los grupos culturales tienen
el derecho a su reconocimiento oficial por el conjunto social, el derecho a la
afirmación de su identidad y que el pluriculturalismo, implica el respeto y
aceptación de la pluralidad de las culturas, tan importante para las relaciones
entre los pueblos o entre los grupos sociales, étnicos y religiosos.

La práctica de la interculturalidad requiere de la generación de una cultura de


paz afianzada en normas y valores que favorezca el desarrollo de
personalidades como las reclamaba Jorge Thennon “armoniosas y sanas”
beneficiarias del intercambio de los lenguajes compartidos, las historias, las
tradiciones y las necesidades comunes, en paz y perfecta unión.

Lima, julio 13 del 2009.

Samuel Gerardo Choque Martínez

 Psicólogo.

 Profesor Asociado del Departamento de Psicología.

 Magíster en Docencia Superior.

 Candidato a Doctor en Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

Autor de:
 “Psicología y Ciencias Sociales”,
 “De la psicología de la violencia a la cultura por la paz”,
 “Vigencia de Diógenes de Sínope”,
5
Educación, Multiculturalismo e Identidad.-Ibíd.
 “Marco formativo de una nueva Ley Universitaria”,
 “Jorge Basadre una aproximación necesaria”,
 “Evocando a Jorge Basadre”,
 “Palma y el tiempo congelado”,
 “De la psicología de la violencia a la cultura por la paz”,
 “La tutoría en la educación superior.”

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