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LA CONTEMPLACIÓN INFUSA

por Sor Luisa María Rodamilans.


(Madre de los Sacerdotes Jesuitas Andreu. Ver al final)

COMENTARIO PRELIMINAR:
La obra de Sor Luisa María Rodamilans, monja salesa de del
Monasterio de la Visitación y madre de los sacerdotes Andreu, es
muy extensa. La vamos a exponer por temas. Sor Luisa María recibe
directamente del Sagrado Corazón, a través de Margarita María de
Alacoque, el encargo de difundir la "Contemplación Infusa", que es
la más elevada de las oraciones, "El broche de oro que cierra la unión
con Dios". Hasta ahora, esto parecía reservado para los grandes
místicos, como San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, y un
sinfín de ellos, que han entregado su vida a la contemplación, a la
oración, a la meditación. Sin embargo, es deseo del Señor, que todos
sus hijos se beneficien de esta sublime forma de orar. Juan Pablo II
nos gritaba en el corazón de los cristianos: "no tengáis miedo a cristo,
abrirle vuestros corazones". Ese es el secreto, ver a Dios como Padre,
como Padre que quiere que todos sus hijos se beneficien de sus
dones, de su riqueza, de su felicidad. Descubriremos que las cosas
de Dios, los caminos de Dios son para todo aquél que abre su
corazón a Dios y desea amarle, como Dios desea ser amado.

Esta obra está llena de Amor, rebosa Amor, encontraremos la


palabra amor cientos de veces, pues Dios es Amor y el hombre está
hecho por Amor, con Amor y para el Amor. El Señor nos llama a
todos, sin excepción, a sus intimidades, a su amor. Esto no es una
aventura, un esfuerzo inmenso para poder llegar a la felicidad en
esta tierra. No, dice Jesús: "El quiera venir en pos de Mí, niégese a sí
mismo, tome su cruz, y me siga". Ese es el itinerario, la Cruz.

Acordémonos de lo que dijo la Virgen en Garabandal:

"A la Eucaristía cada vez se la da menos importancia".

"Meditad en la Pasión"
INDICE:

1- EL SAGRADO CORAZÓN Y SANTA MARGARITA MARÍA DE


ALACOQUE.

2- LA PAZ EN EL ALMA.

3- LA LIMPIEZA DE CORAZÓN.

4- EL GOZO DE DIOS.

5- LA CONTEMPLACIÓN ES AMOR. DIOS DA SUS


INTIMIDADES.

6- DIOS SE DA.

7- LOS DESEOS.

8- SU ÍNTIMA COMUNICACIÓN.

9- LA CONTEMPLACION, ANSIA DE TODOS LOS SANTOS.

10- ENTENDER NO ENTENDIENDO.

11- POR LAS REGIONES CELESTIALES.

12- SU COMPLACENCIA EN NOSOTROS.

13- EL VALOR DE UNA OBEDIENCIA TOTAL. PRESENCIA DE


DIOS.

14- POBREZA INTERIOR.

15- LA CORRECCIÓN A UN ALMA.

16- CAMINO.

17- EL ALMA ESTÁ HERIDA.

18- ENCONTRAR A DIOS.

19- DE LA MEDITACIÓN A LA CONTEMPLACIÓN INFUSA.

20- QUIERO SER SANTA.


1- EL SAGRADO CORAZÓN Y SANTA MARGARITA MARÍA DE
ALACOQUE

Mi oración de esta mañana ha sido fervorosísima. ¡Tantas cosas me ha recordado


el Señor sobre la devoción a su Sagrado Corazón. Nuestra Hermana me
recordaba cuando la vi en el refectorio estando yo de rodillas para decir la culpa;
yo quedé recogidísima y no sabía en donde estaba, ella esta a mi lado, la veía y
ella me decía:

“YO PROPAGUÉ LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN, TÚ


PROPAGA LA VIDA CONTEMPLATIVA Y HAZ LO QUE SEÑOR TE
DIGA”

La devoción al sagrado Corazón es una


excelente preparación que nos lleva a la vida de
perfección, y por esta llegamos a la vida de unión con
Dios.
Nuestro santo padre, San Francisco de Sales,
nos habla mucho de la vida de unión con Dios. Esta se
alcanza con la vida de perfección.

El Señor me da a entender que pocos le conocen


a Él como a mí se da a conocer, en suavidad y dulzura,
amor y misericordia, bondad, etc…

Es delicioso este conocimiento de Dios dentro del recogimiento en que


pone mi alma. Yo le digo al Señor que soy muy pequeña, que nada valgo, que
todo se lo debo a Él. Él me dice amorosamente que porque soy pequeña y porque
nada soy, por eso derrama en mi alma su amor. Se complace en mí, le agrada mi
alma porque a Él le gusta tratar con los pequeños, pero que le quieren amar.
Yo le digo que no busco sus consuelos, que le busco y le quiero a Él, pero
que si me da sus consuelos, si son suyos, sí los quiero, por ser estos de Él. Pues
todo lo que es de Dios me es delicioso y lo amo.
Ahora bien, si los consuelos y dulzuras no son suyos, no los quiero,
porque yo sólo quiero y busco a Dios.
El Señor sigue regalándose en mi alma con amor con sus dulzuras
exquisitas, las cuales hacen que sea deliciosa mi oración.
¡Que promesa hago aquí! Dios lo sabe. Dios deja libertad al alma, pero con
su Amor tiene una fuerza que arrastra para amarle entre las mayores
humillaciones y desprecios, pero todo es gracia de Dios.
El Señor recoge mi alma y me dice: “Estas dulzuras y suavidades no es cosa
que te doy. Las tienes por la unión que tienes conmigo y así me conoces como Yo soy,
gozo, suavidad, dulzura, amor. Gozas de lo que yo soy, gozas de mi gozo. Tu contacto
conmigo por esta unión te hace conocerme, y mi Amor, al estar unido así a ti, hace que me
ames con mi amor. Esta unión de Amor te da un conocimiento de cómo soy yo, por eso
hay muy pocos que me conocen como tú me conoces. Esto es el Verbo que se comunica en
Amor y el Espíritu Santo te santifica en Amor”.
“No tengas miedo a estas cosas, Yo soy tu Dios”.

Gracias Señor por lo que me ha dicho el confesor, que todo es gracia tuya,
porque viendo mis deseos de amarte, me tratas con tanto amor, por tu gran
Misericordia con los más pequeños.

Ayer, rezando completas, se volvió a repetir lo de la otra vez. Estaba


mirando sencillamente una estampa de Ntra Sta Hª Margarita María de
Alacoque, en que está de rodillas en el coro al lado de la reja. Estando así, se le
apareció el Sagrado Corazón del que salían, de sus manos y su Corazón, unos
rayos de luz.
Al mirar yo a Jesús, los rayos se desviaron y, como si entrasen en mi
corazón, así los sentía yo deliciosamente. Oí que me decían: “Lo que ha otros
concedo, ¿no te lo puedo conceder a ti?.
Se me cerraron los ojos con aquél dulcísimo recogimiento. Fue un instante
delicioso, pero procuré no pararme en ello con el fin de de seguir rezando
completas con la Comunidad.
Estas visitas de Dios son deliciosas. Dejan mucho recogimiento y deseo de
perfección.

2- LA PAZ EN EL ALMA

Empiezo mi cuaderno espiritual con mucha ilusión, para ver si voy adelantando
en mi vida espiritual, como también en las demás virtudes que se necesitan para
poder ir llegando a la vida de perfección, sobre todo siendo humilde por puro
amor a mi Dios Amor.
Mi vida quiero que sea el Amor de Dios, y si muchas veces no he obrado
por tu Amor, Dios mío, perdóname, y tómalo todo como si lo hubiera hecho sólo
por tu Amor.
Soy débil Señor, pero a pesar de todo, quiero ser completamente tuya. Sin
Ti nada soy.
Ayer, viendo un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús, en el que estaba
nuestra Sta. hermana Margarita María de Alacoque, vi que salían unos rayos del
pecho de Jesús, los cuales iban a parar a Sta. Margarita María. Cuando lo estaba
mirando, se desviaron los rayos hacia mi pecho. SenTi entonces la presencia de
Jesús en mi interior deliciosamente. Tuve que estar un rato con gran
recogimiento, el cual me lo producía los rayos que senTia en mi interior.

Al día siguiente tuve una oración muy profunda y de mucho


recogimiento, con un coloquio precioso con mi Dios Amor. Yo me veo la misma
nada para estas cosas, pero el Señor me
suele decir que las gracias que El ha dado a
otros, también me las puede dar a mi.

El Papa a las monjas contemplativas


nos dice que tenemos que amar a Dios,
pero sobre todo dejarnos amar de El.
Pregunto al Señor en qué consiste
dejarse amar de El? Me dicen: "Dejar que
Dios se goce animándonos, y gozar
nosotros de ese amor".
Creo que la mística, los éxtasis, los
toques sustanciales, las presencias, etc... son delicadezas del Amor de Dios a las
almas que le aman con puro amor. Dios puede dar estos actos de su Amor a las
almas que El quiera, El es dueño de sus cosas, pero creo que generalmente las da
a las almas que llevan vida de perfección y que no hacen faltas voluntarias. Por
eso, estas delicadezas del Amor de Dios a las almas se deben tratar con
reverencia, respeto y amor de Dios.

<<Esta es nuestra oración, porque la hizo conmigo mi Dios Amor. ¡Oh


Dios que por amor habitas en el alma en gracia, para allí comunicarla las delicias
de tu Amor, con una intimidad tan grande y profunda como amorosa! Enséñame
Dios mío en estos momentos de cielo en mi alma, a saber corresponder y ser
agradecida a todo el amor que me tenéis. Que yo corresponda con gran fidelidad
a todas estas delicadezas de tu Amor, animándote cada vez más y más con mi
más fino y puro amor>>.

Hoy repito la jaculatoria que tanto me gusta: Yo os adoro Dios mío en el


fondo de mi alma, y os amo con todo mi corazón. Esta jaculatoria se puede decir
en cualquier momento. De esta forma tan sencilla recordamos la presencia de
Dios en nuestras almas.

La ascética es llegar a la vida de perfección cristiana por medio de una


vida de mortificación. La mística es experimentar la presencia de Dios en el alma.
El que experimenta la presencia de Dios en el alma, ya posee el don de Sabiduría,
porque el don de Sabiduría es gustar las cosas divinas.

<<Señor, veo la táctica y la técnica que se pueden tener para llegar a tener
oración. Según veo yo, el llegar a tener oración es amando mucho a Ti, y que éste
amor haga que nuestras obras sean hechas con la mayor perfección por puro
amor a Ti. Y así darte nosotros amor, sin buscar otra cosa que este darte amor a
Ti, nuestro Dios Amor. No buscar tus dones, sólo buscarte a Ti. No buscar tus
gracias, sólo buscarte a Ti. Pero si nos das tus dones y gracias, tenemos que
recibirlo todo con mucho amor por ser gracias y dones tuyos>>.

Todo lo que viene de Dios lo tenemos que recibir como gracias que no
merecemos, que El nos da por su bondad. Somos servidores de Dios y estamos
obligados a servirle lo mejor que podamos, servirle por puro amor a El mismo.
Toda dádiva es gratuita que nos da por su bondad.
La oración es una gracia gratuita que Dios nos da. No podemos quejarnos
de nada, sólo ir recibiendo las luces que Dios nos quiera
dar. Pueden ser estas de sus intimidades, o de sus
atributos, o de su amor a las almas, ya nos de a gustar sus
amores y delicadezas que El sólo sabe y puede dar. Hay
veces que en una hora el alma recibe más de Dios, que
otras veces en varios días de oración. Como es una gracia
gratuita de Dios, El da lo que quiere, cuando quiere, como
quiere y a quién quiere. Lo que sí podemos hacer nosotros
es disponernos con nuestra vida de perfección para que Dios pueda obrar según
su voluntad. Y nosotros ser muy agradecidos siendo muy humildes a todo lo que
sea la Voluntad Divina.
Leyendo a Sta Teresa sobre el Cantar de los Cantares, dice: "Béseme con el
beso de su boca, porque más valen tus pechos que el vino".
El "beso de su boca" puede ser el beso de paz. Y "porque más valen tus
pechos que el vino", puede referirse a la Llaga del Costado abierto de Cristo. Así,
el alma, se embriaga en la Sangre de Cristo, porque su Sangre vale tanto, que con
nada se puede comparar. El alma con el "béseme", queda en la paz de Cristo,
embriagada en su divino Amor. Ahora bien, si Dios es espíritu, y tu tienes
espíritu, es el espíritu el verdadero encuentro con el Padre.
El "Rostro de Dios" es una expresión bíblica para significar la presencia
viviente de Dios. Esa presencia se engrosa, se condensa, cuando la fe y el amor
hacen que las relaciones del alma con Dios sean más fecundas e íntimas. El
hombre se distingue particularmente de los demás seres, en que lleva una zona
interior de soledad, la cual es el lugar de encuentro con el Absoluto y
Transcendente. Por esa interioridad es superior al universo entero. A estas
profundidades de si mismo retorna cuando entra dentro de su corazón, donde
Dios le aguarda escrutador de los corazones, y donde el hombre personalmente,
bajo la mirada de Dios, decide su propio destino. En este espacio de soledad es
donde Dios espera al hombre para el diálogo.

Leo que para llegar al encuentro con Dios, tenemos muchas cosas que nos
estorban, distracciones y tantas otras. Esto es verdad. En los libros se dan muchas
explicaciones de la habitación de Dios en el alma, sin embargo esto hay que
vivirlo para poder expresar algo por su grandeza.
"Cuando el alma intenta entrar en la comunicación con el Señor, lo
primero que tiene que hacer, es vivificar la presencia del Señor, después de
dominar y recoger las facultades. El alma ha de tener muy claro, que Dios está
objetivamente presente en su ser entero, al que comunica la existencia y la
consistencia. Dios nos penetra, nos envuelve y nos sostiene".

Las tentaciones tienen por misión, en


muchos casos, el impedirnos el poder
recogernos en la oración. Se da el caso que
muchas veces somos tentados con cosas de las
que ni siquiera nos acordábamos y que en esos
precisos momentos en que nos recogemos para
la oración, vienen a nuestra mente a
estorbarnos y a darnos vueltas como algo muy
molesto, o no molesto. Pero, si el alma, al
ponerse para hacer la oración, es recogida por el Señor sin ella pensarlo ni
procurarlo, y el Señor la hace sentir su divina presencia, el alma, entonces, en ese
dulce recogimiento se encuentra hablando con Dios amorosamente. Aquí cesan
las preocupaciones y las distracciones. Nada molesta, nada estorba, está en una
completa paz con su Dios Amor.
Influye mucho como nos hayamos esforzado durante el día. Hay que dejar
resbalar muchas cosas, o mejor dicho, todo lo que nos quite la paz. Sin paz no
puede haber recogimiento en la oración, en la paz se encuentra a Dios. Creo que
para poder tener oración, muchos métodos estorban. Lo que hace falta es tener
una conciencia pura, tranquila, llena de santa paz interior y exterior, dejando a
un lado toda preocupación que nos quiera arrebatar esta paz tan preciada. En esa
paz es en donde tenemos que encontrar a Dios. Todos los que tratamos de
oración, vivimos por experiencia, que cualquier preocupación que tengamos, nos
estorba, porque empieza a dar vueltas en nuestra imaginación, y nos impide
recogernos con Dios, y es por esto mismo, porque nos quita la paz.

Mi alma reacciona así por lectura que estoy haciendo:

<<Dios mío, quiero amarte en verdad, y para llegar a amarte como deseo,
tengo que renunciar a muchas cosas. Estoy dispuesta a ello, pero ayúdame mi
Dios Amor con tu gracia. Sé que estas renuncias me llevarán a muchas
humillaciones, desprecios, vencimientos costosos, pero para todo cuento con tu
gracia y amor. Sin tu gracia nada soy, bien lo sabes Tú mi Dios Amor. Esque
quiero ser tuya por puro amor a Ti, y si para ser tuya tengo que pasar por una
vida llena de humillaciones, contradicciones, dificultades, o lo que sea, estoy
dispuesta a ello mi Señor, pero repito como siempre que cuento con tu gracia y
amor.
Por eso te digo Señor mío, que me ayudes a no fallar en mis deseos, soy
débil, ten compasión de mí. Dame fortaleza para sufrir todo lo que Tu quieras, y
conformidad con tu divina voluntad.
Señor, que yo te ame siempre con puro amor a Ti, mi Dios Amor. Que sea
tuya siempre Señor.
Dios mío, que sepa desenvolverme en todo momento dándote mi amor,
por dificultoso que sea lo que se me presente. Con ello, Señor mío, quiero darte
amor puro, mi Dios Amor.
Que mi luchar sea siempre para darte amor, con este luchar te de amor, y
más amor, y puro amor.
Que sea humilde Señor>>.
Leo en diferentes libros muchas explicaciones para poder encontrarnos
con Dios. Entre ellas una es la paz.
Para mi la paz es única para poder encontrarme con Dios, porque en esta
paz interior y exterior es donde encontramos a Dios. Sin esta paz veo dificilísimo
encontrarnos con Dios. La paz depende de nosotros. La paz nos la tenemos que
hacer nosotros. Y si de verdad amamos a Dios, encontraremos la paz y con esta
paz a El.
Veo dificilísimo encontar a Dios si nosotros no trabajamos para ello. Por
cualquier cosa nos inquietamos, aun de ser pequeñas o sin impotancia, y
perdemos la paz que necesitamos para poder encontrarnos con Dios. Por eso,
tenemos que hacer un vacío completo, exterior e interior. Al hacer este vacío, nos
encontramos que nada nos preocupa. Entonces llegaremos a tener esa santa paz
que se necesita para poder encontar en nuestro interior, en el fondo de nuestra
alma, a Dios, que nos espera lleno de amor.
Por eso, a mi me gusta al empezar la oración, pedir
perdón a Dios de todas mi faltas, hasta de las más pequeñas.
Así, con esa pureza, sin preocupación ninguna, con esa santa
paz, procuro recogerme, si el Señor no me recoge antes. De
esta forma empiezo mi oración. Hay veces que el Señor
recoge mi alma al empezar, otras veces en la mitad de la
oración. Si el Señor no me recoge, procuro hacer la oración
meditando, o estando amorosamente con El.
La oración es un encuentro, y el encuentro una intimidad; la oración es la
intimidad con Dios. No tenemos que violentarnos en la oración. Siempre tiene
que haber calma y tranquilidad. Dios habita en el alma, El se deja sentir en mi. El
sentir su divina presencia con nada se puede comparar. Se siente a Dios, y el
alma sabe con certeza que es Dios. Al sentirle le veo aunque no le vea. Al sentirle
me habla aunque no le hable. Al sentirle se da a entender sin decir nada.
Es una presencia divina que se ve, que se oye, que se entiende sin decir
nada, sin ver nada, todo en silencio, pero entendiéndolo todo exactamente. Esto
acaece en ese recogimiento interior que Dios pone al alma. Donde El habla sin
hablar, se deja oír sin ruido, se deja entender sin palabras. En este silencio divino
donde todo es amor, todo se hace por amor y con amor. El alma después de este
encuentro de silencio con Dios, sale cambiada, fortalecida, como nueva, es otra,
Dios la ha dicho en su silencio: "Si me sientes con amor, es porque te amo. Si
sientes que me recreo en tu alma, es porque me eres agradable. Si me sientes en
tu alma, es porque me posees".
Nunca me gusta decir lo que yo doy a Jesús. Eso es cuenta nuestra, de
Jesús y mía. Todo lo que haga por amor a El mismo, a ello estoy obligada. Soy
sierva suya. Para eso me creó Dios, para amarle, servirle, y darle gloria. Pero, sí
me gusta escribir las delicadezas que Dios tiene para las almas que le aman, o que
quieran amarle. Y sobre todo si le aman con puro amor a El mismo. Dios es
Amor. El vencimiento es cruz.

Estoy haciendo la visita al Santísimo. Pienso que en estos días no me pasan


cosas, y como había escrito algo sobre las renuncias y vencimientos... Estando así
distraída pensando en el vencimiento, sentí la
presencia Divina en mi interior muy fuerte, tanto
que quedó mi alma muy recogida.
Siempre se me suelen cerrar los ojos en estos casos,
sin darme cuenta de ello. Estando con los ojos
cerrados, veía una cruz de tamaño natural del
estilo de las que pinta el pintor Dalí, con el Cristo
inclinado hacia delante. Estaba un poco de
costado, pero yo no hacía caso, y meneaba la
cabeza y cerraba los ojos. Cuando abría los ojos, no veía nada, y cuando se me
volvían a cerrar, otra vez veía el crucifijo, pero un poco más vuelto e espaldas. A
esto, oigo que me dicen: "El vencimiento es cruz".
A mi entender, fue que el vencerse siempre cuesta. Y que cuanto mayor es
el vencimiento, más nos cuesta y es mayor cruz.

Por la noche, al ir a rezar el Rosario, empezándole pensaba en que me


gusta mucho llevar las manos limpias para ir a misa. Pensando esto, otra vez
volví a sentir la presencia divina, que me dejó recogida con mucha suavidad. Se
me cerraron los ojos como me suele pasar, y vi una sagrada Hostia con mucha
luz. Entonces, oí que me dijeron: "Soy el mismo que recibes".
Creo, que el Señor me dijo esto, para que no dude cuando siento ese dulce
recogimiento, y que pinse que es el Dios mismo que recibo en la sagrada
comunión.
Me veo miserable ante mi Dios Amor, pero El me dice que piense en su
misericordia. Gracias por todo mi Dios Amor.

Escribo estas cosas para que se vea como trata


Dios a las almas que le quieren amar. No me trata así por lo que soy, pues me veo
miseria, la misma nada, y cuanto más veo la majestad de Dios, más nada me veo
a mi misma. Pero Dios tiene sus delicadezas con quién quiere, y cuando ve un
alma que es muy pequeña y que quiere amarle, El la coge en sus brazos y la
mima como un padre ama a su hijo pequeño. Dios es todo misericordia.
El, en estos toques que da a mi alma amorosamente, me llena d El. Soy
feliz en El, porque mi felicidad es El mismo. En esa felicidad gozo de El, porque
El es mi gozo. Dios es mi vida, porque El es vida para mi.

3- LA LIMPIEZA DE CORAZÓN

"Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios"

Presencia de Dios en el alma

He oído una homilía sobre los limpios de corazón. Esto me gusta pensarlo
mucho, pues, me parece que es una de las principales virtudes que necesitamos
para ir a la oración, al encuentro con Dios.
Jesús dice en el Sermón de la Montaña: "Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios". Jesús llama dichosos a los limpios de corazón, a esas
almas limpias, de corazón sencillo, sin doblez, almas humildes, transparentes,
que dejan ver hasta el fondo su limpieza de corazón.
Un corazón limpio no tiene motas, las cuales son nuestras imperfecciones.
No tiene faltas, las cuales son nuestras faltas. No tiene impurezas, porque sus
acciones son puras.
El limpio de corazón tiene que reflejar a Dios en sus obras limpias, en su
convivencia, en su mirada pura, en su conversación sencilla y sin doblez, en su
porte sin altivez, en su andar sin obstinación y orgullo, en su mirada humilde y
veraz. Que los que le ven, puedan decir: Esta alma refleja a Dios. Procuremos
tener limpieza de corazón para que en nuestras obras reflejemos a Dios.
Para ir a la oración, al encuentro con Dios, vayamos con un corazón limpio
y humilde. Esto nos dará la paz interior y exterior que necesitamos para
encontrarnos con Dios. Al llegar aquí, se comprende que ya hemos hecho todas
las renuncias que necesitamos y vencimientos para este encuentro con Dios
Amor.
Si amamos a Dios con esa limpieza de corazón que El quiere, entonces, las
renuncias, los vencimientos, y todo lo demás, por costoso que sea, lo haremos
gustosos porque con ello damos algo de amor a Dios, y así poderle demostrar
que le amamos de verdad. Creo, que sin esa limpieza de corazón la oración no
puede dar fruto, porque el encuentro con Dios no ha sido como tenía que ser.

Mi corazón me dicta esta oración a mi Dios


Amor: Yo quiero amarte mi Señor con un amor
puro, con esa limpieza de corazón con la que Tu
quieres que te ame. Quiero amarte Señor con un
corazón sin motas ni repliegues. Te quiero amar
Señor con esa limpieza de corazón que Tu nos
dices en la Bienaventuranzas.

Pensemos que tenemos que hacer para


llegar a tener esa limpieza de corazón que Dios
quiere de nosotros, y hagámoslo. Si tenemos esa
limpieza de corazón, iremos a la oración, al
encuentro con Dios, con esa santa disposición,
para que si es su voluntad, nos muestre su Rostro. Y así, seremos de esos
bienaventurados que el Señor nombra como limpios de corazón, los cuales verán
a Dios. Que llegue a ver tu Rostro, Señor. Gracias por todo mi Dios Amor.
Leyendo lo que es el infierno en un escrito de Sta. Teresa, lo tantísimo que
allí se sufre, y que es para toda la eternidad, pensé como otras veces, que para mí
la mayor pena sería no ver a Dios nunca. Aquí tampoco le vemos. En esto, siento
la presencia de Dios dulce y amorosamente como diciéndome: "Aquí ya me
conoces, y estoy contigo aunque no me ves".
Estas vistas del Señor son deliciosas, aunque mejor que decir visitas, diría
presencias, las cuales enloquecen al hombre en amor de Dios, y en las que
hombre se vuelca a dar amor a Dios sin reparar en los medios. Va hasta el fin, su
entrega es total. Si estas visitas son verdaderamente de Dios, causan estos o
parecidos efectos.
¿Que tiene esta presencia de Dios, que arrastra al hombre para que haga lo
que Dios quiere? Si la presencia de Dios es verdadera, deja al hombre sin
voluntad, como le acaeció a San Pablo cuando cayó del caballo, y oyó una voz
que le decía: "Saulo, Saulo, ¿porqué me persigues?" El contestó: "¿Quién eres? Y
el Señor le contestó: "Yo soy Jesús, a quién tu persigues" Y Pablo hizo lo que le
mandó Jesús.
En esta escena de los Hechos de los Apóstoles se ve el amor de Dios, la
fortaleza que da Dios al hombre que le quiere seguir para hacer su voluntad, si el
hombre no pone obstáculo para ello. Porque la voluntad del hombre es libre,
Dios la respeta. Dios llama, pero no fuerza. Recordemos al joven rico del
Evangelio, al cuál Dios llamó, sin embargo el joven no le siguió.
Santa Teresa habla de los dos grados de oración o dos últimos modos de
unión. La oración pasiva o infusa, la cual es un a noticia experimental de Dios,
según el efecto, gustándole y tocándole con el espíritu[1], y la oración activa, la
cual consiste en una total conformidad de nuestra voluntad con la Voluntad
divina. Esta última puede adquirirse por nuestra propia industria, y con la ayuda
ordinaria de la gracia.

* * *

Dios me ha llenado hoy en la oración que me ha dado, de su dulzura y


suavidad. ¡Me ha hecho ver tantas cosas! Me ha hecho ver como mi alma
descansaba en su amor.
He visto que Tú, Señor, dulcemente
tenías mi alma descansando en tu Seno,
Señor mío y Dios mío.
No quiero faltas ni pecados
voluntarios. Para esto tengo que estar muy
sobre mi, y no obrar con ligereza, porque
quiero obrar dándote puro amor. Por eso,
tengo que pensar muy bien lo que hago, y
guardar mi equilibrio de fidelidad en mis
acciones.
Saco el propósito de ser atenta con aquella alma que Tu sabes, que no huya
de darte amor aunque me cueste.

Durante estos días Dios se deja sentir en mi alma deliciosamente. Yo le


digo al Señor la miseria que soy, aunque El ya lo sabe. Me trata con tanto amor
mi Dios Amor, me veo tan nada ante su grandeza. El es mi gozo.
Estoy frente al sagrario, y pienso cuanto me enseña El desde su cárcel de
amor. Dios me espera lleno de paciencia, para que yo venga a acompañarle. ¡Qué
pensará Jesús en el sagrario! Se encuentra muy sólo casi todo el día. Estará
esperando a que vengamos a decirle que le amamos, y El a su vez, decirnos que
está ahí por amor a nosotros, para que podamos tener nuestros coloquios con El.
Gracias Señor.
También, pienso en como habita Dios en nuestra alma por la gracia. Y digo
y pienso en cuantas veces nos recogemos en nuestro interior para hacer compañía
a Dios, hablar con El de lo que queremos amarle, de nuestros conflictos, y de
tantas cosas. También para darle las gracias. Nunca nos deja solos, nos cuida
como la madre más cariñosa cuida a sus hijos.
Ayer sentí la presencia del Señor dulce y amorosamente. Yo, Señor, te
quiero amar, y al sentirte con tanto amor, se que vivimos unidos en el Amor. Qué
más puedo pedir que vivir en unión de amor con mi Dios Amor. El amor de
Dios es todo para mi. El es mi fortaleza, pues, al estar unido su Amor al mío, me
hace fuerte en El y por El.
Yo pongo toda mi confianza en mi Dios Amor, de El lo espero todo. Veo
que su misericordia amorosa me envuelve en El, y me hace suya. Cuando me
siento en Dios, mi alma se siente suya en El, yo me gozo de ese gozo, y en ese
gozo soy feliz, porque El es mi gozo.

[1] Moradas, Cap. I y II.

4- EL GOZO DE DIOS
Mi oración de esta tarde ha sido deliciosa. Ha sido esa oración en la cual sin
ver, veía, sin oír, oía, sin hablar, entendía.
He sentido a Dios en mi alma produciéndome rayos de felicidad. No sé como
explicar esto. Creo que para entenderlo, hay que vivirlo. Por lo que Dios me hacía
sentir, veía que Dios se regalaba en mi alma con mucho amor. Sin hablar, me
decía que me amaba mucho por la felicidad que me daba a gozar. Sin oir, oía
como con el susurro de su amor se recreaba en mi alma lleno de amor. Quiero
amar a mi Dios Amor, siendo muy fiel. Todos estos goces y delicias suponen que
tengo que llevar las contrariedades con un amor generosísimo a Dios, me guste o
no me guste, y todo hacerlo por amor a El, sin pararme en mi para nada. Creo
que esta es la manera de dar mi amor a Dios. No hago más de lo que debo hacer,
pues, sierva soy del Señor, sierva inútil, pero que que quiere amar mucho a Dios,
pues para esto he sido creada, para amarle, servirle, y darle gloria.
Mi oración de esta tarde ha sido deliciosa. Señor, pido mucho por lo que ya
sabes, ayúdale a reflexionar, a que cambie de conducta. Señor, no le abandones,
ten compasión de él y de todos los hombres, tu misericordia no tiene límites.
Mi oración sigue siendo deliciosa, pero eso no quita que tenga algunas
distracciones, las cuales pienso que son por mi culpa y que debo evitarlas. Y
evitarlas quitando pensamientos inútiles que en la oración son un estorbo muy
grande y que se sienten sin que una se de cuenta. Pero, si cogemos el hábito de no
consentirlos, no nos molestarán tanto en la oración, aunque hay veces que no
llegan a quitar del todo el recogimiento interior. Porque el alma al darse cuenta
de su presencia, los quita enseguida. Por eso, durante el día debemos procurar
que nuestro pensamiento no se alimente de cosas inútiles.
Señor me da a entender, que sentir si divina presencia, es poseer ya el Espíritu
Santo.
Yo veo, Señor, que con tanto conocimiento y amor que pones en mi d Ti,
cualquier otra alma sería mejor que yo. Quiero ser mejor, no consigo amarte
como quisiera, me veo débil. Esta debilidad moral que veo en mi, no me deja ser
lo que yo quisiera ser para darte todo mi amor por puro amor a Ti, mi Dios
Amor. Tu lo eres todo para mi. Me dan ganas de llorar viendo lo que soy para
darte amor. Pero en ello me dejas ver la misericordia que tienes conmigo,
tratándome con tanto amor como me tratas. Gracias Señor.
Digo a los pecadores, y me cuento entre ellos, que vayamos arrepentidos, que
El está deseando perdonarnos y darnos el Abrazo de su Amor. Pienso por mi, y
me propongo ceder en mis derechos por amor a Dios en favor de cualquier
hermana, y si esta no me es simpática, será con mayor obligación, aunque vea en
ella una no rectitud de intencion en sus acciones.
Debo amar a Dios sobre todo, por encima de todo, y por puro amor a El
mismo, todo lo demás que ame, será dentro de este amor. Pero, siempre Dios mi
primer amor. Señor, en Ti confío.

5- LA CONTEMPLACIÓN ES AMOR. DIOS DA SUS INTIMIDADES

Señor, en la oración me das gran recogimiento. En este recogimiento me haces


sentir tu presencia divina con dulzura, suavidad y amor. Al sentir esta presencia
divina tuya Señor,, siento tu contacto divino en mi alma, contacto real, y me das
un conocimiento tuyo de como eres todo dulzura, suavidad, amor... Si Tu, Señor,
no fueses eso que yo siento, no me lo podrías comunicar, por eso, es un
conocimiento tuyo divino en mi alma. Con razón me dijiste una vez: "Pocos me
conocen como tu me conoces". Gracias Señor.
Si Tu, Señor, me dices que piense en lo que siento, tengo que decirte esto
que te digo.
El Señor me da a entender, que no debo extrañarme de tener estos deseos
de santidad, de perfección. Y sigue diciéndome: "Quiero que tu alma sea un
jardín oloroso de virtudes donde Yo me pueda recrear con amor, y donde
encuentre ese amor a mi Amor".
Trato de recordar las gracias que el Señor me ha dado durante mi vida, y
las que ahora me da. Son innumerables, pues si empezase a contarlas, no
terminaría jamás.
El Señor me da a entender, que lo que desea de mi, es que viva la vida
contemplativa, la cual es vida de perfección. Que la viva santamente, que si se
viviese santamente, los conventos de clausura de vida contemplativa, estarían
llenos de santos.
Esta vida contemplativa consiste en ser fieles a nuestros votos, por ellos
nos consagramos a Dios, y El nos quiere fieles a nuestra palabra de consagradas.
Pero, fieles en todo, con una fidelidad generosa, tanto en las cosas pequeñas,
como en las grandes. Todo tiene su valor. No debemos despreciar nada por
pequeño que sea, la cual podamos hacer por amor a Dios, pues, así le vamos
dando amor, amor y más amor, a El, que es todo amor y que tanto nos ama.
El Señor ama mucho a las monjas
contemplativas[1]. Son para El un jardín
escogido en el que puede encontrar flores
de suave fragancia, virtudes impregnadas
de delicado perfume, todo esto muy
querido por El. En las almas contemplativas
es donde El espera poder recrearse de tanto
como se le ofende. Si las contemplativas
vivimos fielmente nuestra vida consagrada,
entonces seremos para el mundo un
ejemplo de virtud, ejemplo que arrastrará a
muchas almas a vivir una vida santa, según el estado de cada uno. De esta forma
dirán de nosotras que vivimos lo que decimos, nuestras obras hablarán por
nosotros. Tenemos que hablar de Dios, de su bondad, de su misericordia, de su
amor, pues tenemos que reflejar a Cristo en cada momento con el ejemplo de
nuestra vida. Nosotras no nos hemos consagrado para hacer nuestra voluntad,
sino para cumplir nuestros votos de consagradas: la castidad, la pobreza, la
obediencia. Esta obediencia no podemos cambiarla a nuestro gusto, o cambiarla
según nos parezca a nosotras. Tenemos que ser muy fieles, viendo en la
obediencia a Cristo, y cumplir lo que se nos dice sin rodeos y sin vueltas a
nuestro gusto. Tenemos que hacer lo que manda la obediencia, esto nos dará
mucha paz en el alma[2]. Y para la oración es un camino amplio que nos lleva a la
unión con Dios. Tenemos que procurar que otros vivan la vida de Cristo, estamos
obligadas a esto, reflejar a Cristo y darlo a vivir a los demás por amor a El mismo.
Con esto no hacemos más que lo que debemos, osea, vivir nuestra verdadera
consagración y ser verdaderas contemplativas. Quién nos mire, pueda exclamar,
que vivimos de Cristo, damos a Cristo. ¡Que hay más grande que dar a Cristo con
nuestras buenas obras!.
Al tratar con almas consagradas, nos enseñas por pequeños detalles, como
viven sus vidas consagradas. Uno no quiere hacer tal cosa por no faltar a la
obediencia, otro no presume de nada, se le ve humilde, otro habla con aire de
recogimiento encantador, sin afectación, y es que ama la pureza de las cosas, la
castidad en su alma.
El recogimiento de la vista, el no querer verlo todo, nos guarda
excelentemente para nuestra pureza interior de alma. Son almas de delicada
conciencia, que dan amor a Dios.
Todas estas cosas y otras, son formas de ir dando a Cristo, y reflejarle en
nuestra manera de actuar, haciéndole por puro amor a Dios.

* * *

Pensando en lo costoso que es estar con personas de carácter difícil, yo


decía: Voy a procurar huir de ciertas personas. Pero, hoy, después de la
comunión, el Señor me ha hecho ver el amor que le puedo dar no rehuyendo a
personas así, estando complaciente con ellas, perder de mis derechos para
complacerlas. Esto me ha llenado de alegría. Procuraré agradar a Dios,
agradando a los demás.
Eso es lo que busco, dar a Dios mucho amor, costoso, difícil, difícil, un
amor que me cueste, lleno de generosidad, y todo por puro amor a El mismo.
Hay personas a las cuales no se puede contrariar, aún de que lo que dicen
carece de razón, sin embargo es un buen vencimiento el dominarse para acertar
lo que debemos decir, sin llegar a herir a estas personas tan absolutas y difíciles.
Siempre hay que sostener la verdad. Hay veces que uno podrá disimularla
sin mentir, pero mentir nunca, aunque ello nos cueste algún sufrimiento. Para
todo confío en el Señor, porque El me ayudará en cada momento ha hacer lo que
es de su agrado. Y así, dar amor a mi Dios Amor.

Me escribe mi director, al cual en una carta le le expuse mis fallos y mis


sublimidades. Me dice que voy bien. Esto me tranquiliza en mi vida espiritual, y
doy gracias a mi Dios Amor.

Somos almas consagradas, conservemos nuestras almas como se conserva


un cáliz consagrado, que no se usa más que para poner la Preciosísima Sangre de
Cristo. Tenemos que conservar nuestras almas limpias de toda falta voluntaria
para el servicio a Dios, y así, Dios, que habita en nuestras almas de una manera
especial por nuestra consagración, hará de nuestras almas la morada de sy
delicioso amor.

* * *
En la lectura de esta tarde en un libro del Padre Arintero, como J. Pastor le
pregunta cual es la diferencia entre un toque substancial y una palabra substacial.
No me ha dado tiempo a avanzar en la lectura y me he
quedado sin saber la contestación.
A continuación, durante la oración he sentido la
presencia divina tan profundamente, que era como si
algo traspasase mi corazón. Era tan dulcísimo que
pensé morir. Creo que nunca la había sentido así, tan
dulcemente. Luego, el Señor me da a entender que
esto es un toque substancial, como enseñándome lo
que no pude acabar de leer.
Me llena de admiración las delicadezas del
Señor para mi, que sólo soy un montón de miseria. Creo que le da pena verme
tan nada y llena de deseos, por eo creo que me trata así. ¡Gracias mi Dios Amor!

* * *

El señor me da a entender el provecho espiritual que sacaré si estoy mucho


tiempo contemplando un crucifijo. De esta forma iré entendiendo lo que El nos
enseña, lo que El nos dice.
Vemos sus brazos abiertos como diciéndonos: los tengo extendidos para
abrazaros con mi misericordia. Nos enseña su paciencia, sus sufrimientos por
nuestro amor. Y por eso sufre, para salvarnos, para hacernos hijos de Dios,
hermanos suyos, herederos de su gloria. Cuanta paciencia con los que le injurian,
como les disculpa y perdona. Con que amor nos mira dentro de sus grandes
sufrimientos. Estando El sufriendo por nosotros nos deja a su Madre Santisima,
para que sea nuestro amparo y consuelo. Le vemos despreciado, desprendido del
todo para darnos su amor y enseñarnos a amar. Le abren el costado, para sí
enseñarnos que de El nace la Iglesia. Por eso es iglesia de amor, porque nace del
amor de Cristo.
¡Tanto se puede llegar a aprender contemplando lo que para nosotros es
un crucifijo! Comprendo, que si contemplara despacio un crucifijo, aprendería
mucho para ser sencilla, humilde, sin doblez, tener más caridad.
Jesús a sus perseguidores no les recuerda los milagros que hizo para
curarlos, calla, sufre, siendo El todopoderoso. ¡Cuanto enseña Jesús desde
la Cruz!
La contemplación, el Amor, su fondo interior, sus intimidades, todo el
Señor nos lo da.

* * *

Sigo contemplando el crucifijo. Nos dice tanto su amor. Le contemplo a la


cruz clavado, sufriendo lo indecible por mi amor.
Al ver Jesús tus manos clavadas, pienso que con el peso de tu Santísimo
Cuerpo, se abrían más tus heridas. Y lo mismo pienso de tus pies clavados.
¡Cuanto sufres Señor! Y si te pregunto por quién sufres, me dirás: por ti, por tu
amor.
Verte así despreciado, Tu que habías hecho el bien por donde ibas, con
tantos milagros, obras, enseñanzas. Cuanto sufriría tu Corazón viéndote
maltratado, injuriado, despreciado, cuando hacía sólo días, te aclamaba la gente
con tanto entusiasmo en la entrada triunfal de Jerusalén. Y ahora, cuando te han
clavado en la Cruz, te dejan sólo. ¡Que ingratitud!
Te acompañan los que te quieren bien de verdad, tu Santisima Madre, San
Juan, María Magdalena, y algunos otros. Señor, que yo sea de los que te aman de
verdad, y por tu amor acompañe a los más necesitados tanto en el cuerpo como
en el alma, en ellos te vea a Ti, mi Dios Amor. Que sepa callar como Tu callabas,
que sepa sufrir sin quejarme, como Tu sufrías en la Cruz, que sepa
perdonar como Tu perdonaste, que no presuma
de mí, pues, nada soy sin Ti, que tenga delicadeza
de disimular las faltas de otros, como Tu
disimulas las mías, y todo hecho con amor
generoso y por tu amor, mi Dios Amor.
Comprendo que me he detenido poco para mirar
el crucifijo y pensar todo lo que nos dice y nos
enseña.

Hace unos días vino a una joven, para ver


si le gustaba nuestra vida. Venía recomendada
por un religioso, el cual era conocido del monasterio. Estuvo unos días, y le gustó
nuestra vida. Más tarde, escribió diciendo que lo había pensado bien, y que se
decidía a venir para empezar su vida religiosa.
Al cabo de unos dos meses, que fueron más de dos meses, vino por fin
para comenzar la nueva vida. Llegó contenta y decidida y la acompañaba su
director. Después de algunas semanas, la empezaron las dudas pensando en lo
que había dejado y en las dificultades que encontraba. De esta forma, comenzó a
dudar de su vocación, sin embargo, se veía que ella quería contentar a Dios.
Escribo esto, para hacer ver como el demonio se mete entre medias para
perturbar y enfriar una vocación, o quitarla si puede. Todas esas dudas son
tentaciones para estorbar esos buenos deseos de darse a Dios con generosidad.
Para combatir todo esto, debe rechazar todas las dudas, y rechazarlas como
malos pensamientos. Y con esta disposición, sólo pensar como llegar con más
generosidad y fidelidad a la meta que se ha propuesto, que es darse a Dios con
una entrega total llena de amor a El mismo.
El amor todo lo puede, lo difícil lo hace fácil, lo costoso, suave y ligero. Si
el demonio ve que no se le hace caso, se retirará, y el alma podrá seguir fielmente
su vocación. Así, habrá triunfado, y el Señor la mirará con mucho amor. Verá el
Señor que sabe luchar, y que en la lucha sale victorioa, porque se ve que ama a
Dios en espíritu y en verdad.
Una vocación tan pensada y bien preparada tiene que ser verdadera. Que
no nos valla a pasar lo que al joven rico, que por pensar y darle pena lo que
dejaba, no fue fiel a la llamada de Jesús. ¡Como disfrutará el demonio viendo que
por un puñado de cosas dejamos lo principal, que es seguir a Jesucristo y vivir
con El para siempre! Pensemos bien lo que esto supone.

* * *

Recordando lo del toque substancial, el Señor me hace ver cuanto le gustó


la obediencia de cerrar el libro sin poder acabar de leer la explicación. Dios me
enseñó lo que no medió tiempo a leer, haciéndome experimentar lo que es un
toque substancial. El Señor me hace gustar las cosas divinas. esto da una fuerza
interior inmensa para la vida espiritual de perfección. Es una gracia de Dios
difícil de explicar, porque en esta gracia se encierran muchísimas otras, y cuando
se vive de ellas, entonces se ven y se comprenden.

En mi lectura de hoy, leo sobre lo mala que es para el alma la tibieza.


Después de otras muchas que leo antes y después, pone este ejemplo: Es cierto,
que cuando una olla está hierviendo, no llegan las moscas a ella, más después
que se enfría, se llegan todas hasta ella.
Cuando un alma tiene fervor, todas las tentaciones huyen. Cuando un
alma está tibia todos los demonios la dan guerra.
Los remedios para evitar la tibieza
son: pensar en Dios siempre, tener el
pensamiento de la muerte, hacer lectura
espiritual, tener oración vocal, guardarse
de pecados veniales los cuales apagan la
devoción y el fervor, pedir al Señor el
espíritu de devoción, determinarse a no
dejar los ejercicios espirituales se esté seco
o devoto. Procuren siempre consejo de
hombre espirituales que le guíen, y no
vaya descuidado a pasr donde no piensa.
¿Cual es la diferencia que hay entre el
religioso que sirve a Dios, y el que no le
sirve? Yo la diré, y es breve de saber. El
religioso que sirve a Dios tiene aquí gloria
de mayor perfección. Por el contrario, el que a Dios no sirve, tiene acá el infierno,
y después infierno perpetuo de mayor corrupción.
El descuido del corazón en la madre de la tibieza.
¡Queréis cumplir con Dios y con el mundo!
¡Queréis que os ame Dios, y vosotros no queréis amarle a El.
¡Queréis parlar de día cuanto pudiereis, y queréis venir de noche a rezar!
Pues sabed, que el pecado venial es la puerta del pecado mortal.
Es cierto, que más de llorar es lo del religioso flojo, que lo del pecado
engolfado en vicios, porque este pena y anda en el camino de la perdición. Pero el
religioso que no lo es de costumbre, sino de hábito, con su vana confianza va a
parar al infierno.

* * *

Hoy es día de retiro personal. He leído más acerca de la tibieza. Me ha


impresionado lo fácil que es caer en la tibieza por dejarse llevar de la rutina, de la
vida cómoda, de no llevar la vida espiritual con el fervor y el amor a Dios con
que hay que llevarla, y de tantas otras cosas que pueden hacer que nos enfriemos.
Me da mucha pena que luchando para dar más amor a Dios, en vez de
subir a mayor amor, bajamos a veces por dejarnos llevar de las pequeñeces,
yendo a caer en la tibieza, por lo que haremos las cosas con frialdad y desgana,
en vez de poner nuestros cuidados y afanes en dar a Dios un amor puro, fiel y
generoso.
Tu, Señor, no me enseñas eso en la Cruz. La Cruz me enseña a ser
humilde, a ser generosa con todos, a sufrir callando, a vivir como Tu viviste, y
todo hecho por amor a Ti, y por este amor, amar a los demás.

Es mucho más mérito, el darse que el dar. Hay muchos que dan, pero
pocos que se entregan dándose por amor a Dios, y por este amor a los demás. El
no mirarse, el no saber el hombre quién es[3], la presunción de tenerse en mucho
pensando que se es algo, acarrea un mal grande que es la soberbia. En cambio, el
haber conocido nuestra poquedad, el haber venido a conocimiento de cosa tan
baja, acarrea desmayo.
Nunca vi seguridad del alma, sino en el conocimiento de sí mismo. No hay
edificio seguro, sino es hecho sobre hondo cimiento. No veo que haya tiempo
mejor gastado, que el que usamos en reprendernos y entendernos a nosotros
mismos. De lo contrario, seremos como una casa sin luz, como una medida sin
medida ni regla, y por tanto, falsa. Y finalmente, hombre sin hombre. En esto cae
el hombre que no se conoce ni examina, pues, quién no se conoce, ni se puede
regir como hombre, ni se ve, ni se posee a sí mismo. Estos son lo que olvidados
de sí, tienen mucho cuidado de mirar las vidas ajenas, mientras tiene los ojos
cerrados para sí mismos y para sus defectos. Estos tiene más de cien ojos abiertos
velando para saber lo ajeno.

* * *

Tengo que trabajar mucho para tener más suavidad cuando hablo, así me
lo ha dicho la madre Superiora. He sentido mucho mucho el haber discutido con
ella. ¡Lo he sentido mucho! La madre Superiora representa a Dios. ¡Quién soy yo
para discutir enfada! Me ha durado mucho esta pena. Me humillo y pido perdón.
Comprendo que me vienen muy bien las humillaciones, me enseñan mucho la
nada que soy, y que todo lo bueno que tengo se lo debo al Señor.
Hoy me propongo tener muy presente, el pensar
mucho en como habita Dios en mi alma, tener presente esta
presencia de Dios en mi alma por la gracia, hacer las cosas
pensando en El, y hacerlas por su amor. Pensar que El me
está mirando siempre con amor. Ver como correspondo a
este amor.
Esta presencia de Dios en mi quisiera que fuese contínua, y en ella darle
amor, pero un amor generoso y fiel. Saco estas notas de la vida del Padre
Arintero: Puntualidad y fervor en todo. No faltar más con tibiezas e
infidelidades. Guardar silencio en los desprecios y contradicciones. El primer
paso que debemos dar en nuestra renovación, es el violentarnos para renunciar a
nuestros desordenados gustos, sólo así es como podremos emprender de veras el
camino espiritual.

* * *

El Señor ha querido que piense en esta presencia suya en mi alma, en


como me la hace sentir y experimentar, en como me la da estos deseos tan
grandes de entrar en mi interior, y vivir esta presencia de Dios con sus
intimidades.
Esta presencia tengo que procurar vivirla con la mayor fidelidad posible.
Confío en la gracia de Dios para vivirla según sus deseos. En estos días, el Señor
me pone mayores deseos para que la viva. Para ello mi vida tiene que ser de
mucha abnegación y amor a Dios. Tengo que estar muy sobre mi, en todas mis
acciones, de esta forma el Señor me ayudará con su divina gracia.
Así lo espero Señor por tu gran misericordia. Al darme estos deseos tan
grandes de vivir pensando como Tu, mi Dios Amor, habitas en mi alma por
gracia y amor, me das a entender que es para ayudarme a vivir mi vida de
perfección.
Quién mejor que El puede hacer de mi esto, siendo yo tan distraída, y
faltándome tanto para llegar a ser verdaderamente fervorosa. Para todo confío en
el Señor, yo soy la misma nada.
Ayer tuve una humillación. Doy gracias al Señor. A lo primero me costó
serenarme, pero luego reaccioné, y quedé dando gracias a Dios pues veo que me
trata con amor. Necesito mucho que me humillen, y como quiero ser humilde,
tengo que dar gracias a Dios cuando se me humilla. Porque, para llegar a ser
humildes, hay que pasar y recibir bien por las humillaciones. Y dar gracias a
Dios, porque con las humillaciones nos enseña lo que somos, y en ellas
reconocemos que estamos llenos de soberbia, sino las recibimos como un regalo
de Dios.

Es malo adular a las personas. Es engañarlas, hacerlas creer lo que no son,


sobre todo si es espiritualmente. Dios nos tomará cuenta de nuestra falsedad al
haber mentido adulando a una persona. Quién sabe si por haber adulado a esa
persona, no ha llegado en el cielo más alto por haberse dejado engañar, y la otra
le pese lo mismo por haber engañado.
En la adulación no se obra limpio. Hay veces que se va detrás de un favor
el cual se busca, de alguna conveniencia personal, de engreírse pensando
en nuestro interior que sabemos más que la otra persona. Por eso, cuando no se
puede decir una verdad por delicadeza, o por varios motivos, creo que lo mejor
es callar. Este callar a la otra persona la hará pensar, y puede ser que se dé cuenta
de la verdad.
La verdad nos suele molestar, pero creo que es de agradecer. Dice Sta.
Teresa: <<cuando hablen bien de Ti, ponte triste, y cuando hablen mal, créeles>>.
Tal vez, al hablarnos mal, nos dicen una verdad, que de otra forma no se habrían
atrevido a decirnos.

También contemplo hoy la casa de Lázaro, María y Marta, "Betania".


Pensando en como iba Jesús a Betania, el Señor me da a entender que iba sólo a
ratos, tiempos cortos, pero, sin embargo, en mi alma por la gracia, está
siempre. Gracias mi Dios Amor.

Paso a meditar en la Pasión del Señor. Jesús, se deja clavar en un madero


por mis pecados. Cuanto sufriría Jesús cuando los clavos que a golpe de martillo
le atravesaban sus manos y pies. Y todo lo sufría callando por mi, por mi orgullo,
por mi vanidad, por mi amor propio, por aquella inmodestia, por aquél desprecio
al prójimo, por creerme más que los demás, por aquél pecado que hice (cada uno
sabrá el suyo), por mis falta de convivencia, por no ser comprensiva, por no
ayudar al que lo necesitaba, por dejarme llevar de mis gustos y caprichos, y, por
mis muchísimas faltas y pecados que
cometí y cometo.
¡Cuanto nos enseña la Pasión del
Señor! Es un libro abierto. Jesús esté con
sus brazos en cruz, dispuesto a abrazarnos
si vamos arrepentidos. Nos enseña a
sufrir, sufriendo El por nosotros.
Nos enseña a amar, dándose El por
nuestro amor. Nos enseña a perdonar
aunque nos injurien sin razón. Nos enseña
a mirar con amor a los que no nos aman.
Jesús en la cruz abre su Corazón
divino dándonos su Amor, para que con
nuestro arrepentimiento, entremos en El, y
El así abrazarnos con su perdón. Y todo, absolutamente todo, por amor.
¿Quién soy yo, para que Dios se deje clavar en la cruz por mi amor?
Debemos responder a esta pregunta y sabernos hijos de Dios y corredentores con
El, herederos del cielo, y templos vivos del Espíritu Santo.

Señor, que corresponda mejor a tu amor. ¡Cuanto te he costado! ¡Cuantos dolores


has sufrido por mi! Me da vergüenza ser mejor de los que soy, amarte con mayor
generosidad, humillarme ante Ti, que me amas con tanto amor.

Cometemos muchas faltas por no llegar a examinarnos y así conocernos


mejor, por nuestra falta de conocimiento de nosotros mismos, pues al no
examinarnos, el Señor no puede alumbrar en nuestro interior con su luz, y así,
continuamos cometiendo tantas faltas. En parte pueden llegar a ser involuntarias,
algunas veces lo son, y es por falta de nuestro propio conocimiento. Y es ahí
donde está la falta, en examinarnos, o si lo hacemos, no hacerlo bien. Hay que
examinarnos para corregir mejor nuestras faltas. Y para esto se necesita la gracia
de Dios, la luz que ilumina en nuestro interior. Hemos de pedir al Señor en el
examen esta luz que nos muestra como está nuestra alma, y pedirse lo con
humildad, pues El es Padre y sabe lo que más nos conviene. Al conocer nuestras
debilidades, nos podremos corregir de ellas. De esta forma el alma irá siendo
cada vez más limpia a los ojos de Dios, y El nos mirará con más amor. Algo que
nos enfría mucho el alma para el amor de Dios, es el afán de noticias.

Los buenos deseos hacen de los pecadores: buenos; de los buenos: perfectos;
y de los perfectos: santos.

Quiero hacer mi vida sin que nada me ate para dar amor a mi Dios Amor,
por las constituciones de mi regla y la obediencia según me lo mandan y
enseñan. No quiero que me ate el complacer a una hermana, y por ello faltar a la
caridad. No dejarme llevar de mis gustos, para con esto hacerme parecer mejor
ante los demás. No dejar de hacer lo bueno y recto, según las constituciones de la
obediencia, porque se rían de mi y me señalen con burla.
Estos días procuro leer y pensar en la Pasión y Muerte de nuestro
Salvador, pero lo hago forzándome mucho, y por estar en Semana Santa, que es
tiempo para ello. Pero si pienso como Dios está en mi alma por amor, enseguida
le siente en mi interior con un recogimiento dulce y amoroso, que yo no me
podría proporcionar, si no me lo da El. Todo esto sin ninguna preparación por mi
parte.
¡Cuanto nos ama el Señor! Y como está en nuestras almas por la gracia.
Con ese su Amor que brilla por su divina presencia en el alma, con luz divina y
amor divino, para que veamos mejor su amor.
¡Cuanto me ama el Señor! Y qué consuelo y gozo encuentra El en mi alma,
donde los dos unidos gozamos del mismo amor. Porque a mi me hace gozar de
El en su gozo de amor. Dios es amor.
Y, cuando así se comunica el Señor, se da a conocer como es: amor. Y
también es amor cuando nos prueba con tribulaciones, trabajos, enfermedades, y
tantas cosas. Nos prueba para saber si le amamos y si es verdadero nuestro amor,
porque en los momentos de consolación es muy fácil el amor. Dios siempre es
amor.

* * *

Hoy, después de la sagrada comunión, he sentido la presencia de dios.


Diremos que me ha visitado el Señor de una manera espacialísima.
Gracias Señor por tu divina presencia llena de amor.
No hay presunción en el buen deseo de comulgar por dar gusto a Dios y
por alimentar y fortalecer nuestra pobre alma.
Después de comulgar, cuando menos lo esperaba, ni lo pensaba, y ni me
acordaba de estas cosas, yo no me lo podía producir, he sentido la presencia de
Dios. De momento no me di cuenta de lo que era, tal vez estaría distraída, pero
enseguida pensé que era Dios, pues se dejó sentir muy profundo en mi alma. Oí
enseguida que me decía, y era Dios el que me hablaba:

<<Ves como estoy contigo. Ves como eres mía. Ves como tu alma me es agradable.
Ves como me recreo en ella. Ves lo unidos que estamos. Ves que gozas de mi gozo por lo
unidos que estamos>>.

Yo me sentía una con El. Así veía que todo lo que me decía era verdad. Yo
le decía: Señor, no soy nada para que me trates así. No valgo nada. Todo lo
espero de Ti.
El señor me decía:

<<Porque te ves nada, y no vales nada, y todo lo esperas de de Mi, por eso me
complazco en tu alma, por amor, por los grandes deseos que tienes de Mi. Las gracias que
he dado a otros, ¿no te las puedo dar a ti? Soy el mismo, tu Dios Amor. Cuando
preguntas esas cosas a la superiora o a tu director, nadie te niega que te las pueda dar a ti.
¿Porqué no me crees? Los libros te dicen lo mismo que Yo te hago sentir. Lo mismo que te
digo, te lo doy a entender. Te enseño. ¿Porqué dudas? ¡Que más pruebas quieres!
Algunas veces me has visto. ¿Va a ser como Tomás, un incrédulo. Dime que más
quieres>>.
Señor, gracias por todo lo que me das. Señor, deseo amarte con humildad,
con pureza, con sencillez. Esperarlo todo de Ti, porque yo me veo sin nada para
tanto como te quiero amar. Tú Señor, sabes todo. Ayúdame mi Dios para que te
pueda amar según tus deseos y los míos.
En estos momentos el alma queda abstraída de todo. No pierde el
conocimiento de lo exterior, pero es como si lo perdiera, porque no se da cuenta
de lo que pasa a su alrededor. El alma será absorbida en Dios y atenta al diálogo
con su Dios Amor.
Que fuerza tiene esta Presencia amorosa de dios, que al dejarse sentir así,
hace del alma lo que quiere, sin dominarla. Se gana la voluntad del alma, y esta
se ofrece por amor a Dios, a lo que Él quiere de ella.
Estas cosas si no se experimentan, es difícil entenderlas, porque son
difíciles de explicar. Más que difíciles, no se puede llegar a dar una explicación,
por no haberla.

* * *

Hoy siento esta Presencia de Dios. Me siento tan unida a Él, como si los
dos fuésemos uno. Siento como que algo está unido a mi alma, y me une con Él,
haciendo de los dos uno.
Soy feliz porque Dios me hace feliz en Él, con Él. Su felicidad me hace feliz
a mi. Yo soy feliz en Dios porque Él me hace sentir su felicidad en mí.

Rezando Laudes, leo como Dios, después que resucitó, visitaba a algunos.
Estos fueron testigos de su resurrección. Así también Él me da a entender, que Él
también me visita con su divina Presencia, cuando así se hace sentir en mi alma.
Así puedo decir con verdad, como Dios visita a la almas, haciéndolas sentir su
Divina Presencia.
A Dios por la gracia, siempre le llevamos en el alma, pero estas visitas son
una manera especial de dejarse sentir amorosamente.

Copio: “La lección busca” “La meditación halla” “La oración pide” “Pero
la contemplación gusta”.
Y goza de aquello que buscó, pidió y halló. –Buscad leyendo y hallaréis
meditando”. –“Llamad orando, y os abrirán contemplando” (Dicen que es de San
AgusTin, pero no es seguro).

* * *

Muchas cosas me ha hecho ver el Señor en la oración, sobre todo sobre la


gracia. Reconozco que nada merezco, así se lo digo al Señor.
Él me da a entender que no me la da porque la merezca, sino por su
Bondad y Misericordia. ¡Gracias mi Dios Amor!

* * *

Durante la contemplación el Señor me centra en la “Contemplación


Infusa”. Para llegar a ella, tenemos que disponer el alma con nuestra vida de
perfección lo más posible. Así el alma limpia, sencilla, transparente y muy
humilde, se dispone para que Dios pueda obrar en ella.
Ya sabemos que la contemplación, Dios la da cuanto quiere, a quien quiere
y como quiere. Pero es más fácil que Dios nos la dé, si nos disponemos haciendo
lo más posible de nuestra parte, haciendo lo que podamos.
También es verdad que debemos llegar a la vida de perfección, por puro
amor a Dios.Después dejar que Dios obre en el alma según quiera.
Pero si Dios ve un alma con intenciones rectas, es más fácil que Dios la de la
Contemplación Infusa, pues Él está deseando encontrar almas dispuestas, para poder
repartir sus divinas gracias.
Todo el que posea la Contemplación Infusa tendrá una dulzura exquisita para los
demás, porque del fondo de su alma tiene que salir la Dulzura Divina que posee por la
Contemplación Infusa.

--Seguir los sentimientos de Cristo--.


Copio: Dicen que quienes gracias a las inspiraciones del Espíritu Santo han
sido elevados a la contemplación, reciben las arras de la felicidad. Más, para ser
así elevados, es menester abstenerse no sólo de las malas obras, sino también de
los pensamientos inútiles.
Por eso, el gran San Agustín clamaba con tanto ardor, pidiendo esa
perfecta pureza, calma, paz, silencio, gozo y descanso, como también del alma
--Sobre los dones del Espíritu Santo—
“La presunción sería desear esos dones por vanagloria, mas no cuando se
desean precisamente para mayor apoyo de nuestra flaqueza, para mejor
fundarnos en la verdadera humildad y en todas las demás virtudes, para así
poder crecer en gracia y conocimiento de Dios y en todo seguir a Jesucristo.

* * *

Rezando Laudes, hoy el Señor me hacía entender que así como después
de haber resucitado Jesús se aparecía a los Apóstoles; las veces que yo he visto a
Jesús, no es lo mismo, pero sí una cosa parecida, como para decirme que Jesús
vive y nos acompaña en nuestro caminar por la vida. Pues yo veía a Jesús cerca
de mí, como si fuese una persona igual y me hablaba.
Esto me recuerda a los discípulos del Emaús, pero no es lo mismo. Estos le
reconocieron al partir el pan. Yo, aunque veía a Jesús con toda claridad, solía
pensar que eran fantasías mías, pues nunca me considero digna de tan grandes
gracias.

[1] Se hace notar que Luisa María en este importante apartado, se refiere

conjuntamente a las almas de religiosos, y seglares. Aquí aparece un llamamiento

universal a la santidad por medio de la Contemplación Infusa. Aun de que ella

habla hacia un colectivo religioso en el que se desarrolla su vida contemplativa, es

modelo para todos los que quieran vivir vida de amor, de unión, de intimidad

con Dios.

[2] En este apartado se hace resaltar la importancia de la dirección espiritual para


todos en la vida interior, la necesidad de un maestro santo, para todo el que desee

perseverar en el camino de la santidad.

[3] El examen de conciencia como escudo de la vida interior ante el enemigo de

la tibieza que se nos presenta.


6- DIOS SE DA

En los momentos en que Dios recoge mi alma amorosamente, Él se da a


entender y enseña su doctrina. Es como si dijera: “Así como Yo te trato a ti, trata
tú a los demás, sin llegar a recordarles nada de sus faltas”.
Otras veces Dios recoge mi alma llenándola de dulzura y suavidad, por la
unión que tiene con el alma. Así se da a conocer. Dios da lo que Él es, pues si Él
no fuese así, no podría dar lo que no posee. El alma que esto recibe, debe ser
dulce, suave, reflejando esa Presencia interior de Dios que le enseña y alimenta su
alma de lo que Él es y posee. Es como si Dios hablase por medio de ella, y es así,
porque esa dulzura le viene de Dios, que con su Divina Presencia en su alma, se
da. No es cosa suya.
Yo diría que siempre que Dios me da algún conocimiento particular de Él,
suele ser recogiendo mi alma profunda y amorosamente. Unas veces más y otras
menos.
A mi me entusiasma éste conocimiento que Dios da del Él en mi alma. En
este conocimiento, Dios da un conocimiento especial interior y exterior, para
mejor comprender las enseñanzas de Jesucristo y como ponerlas por obra.
Además da mucha fuerza para ello si el alma quiere corresponder a la divina
Gracia.

Dios a un alma humilde la mira con su amor. Si queremos que Dios nos mire con
amor, tenemos que ser humildes y cuanto más humildes seamos, más amor de Dios
tendremos.
Copio: “Estas inestimables visitas del Señor que tanto bien tienden a
hacernos y que nos permiten ya tratar familiarmente con Él, pueden en algún
modo tenerse en toda oración devota, en realidad se tienen, aunque apenas se
advierta.
Cuando esta oración sea del todo fervorosa, ya que éste fervor lo sentimos
y lo gozamos cuando Él nos lo da y no cuando nosotros lo queremos y lo
procuramos.
Ese ardor, dice San Bernardo, es la señal de la Presencia del Señor, el cual
de éste modo viene a encendernos más y más en su Amor y mostrarnos la
complacencia que tiene de vernos conversar así con Él,
conversar afectuosamente.

Este es el fin con que has de pedir las visitas de Dios y las
gracias que de ella proceden. No por las dulzuras que traen, sino para
que el mismo Dios sea glorificado en ellas, y tú quedes alentado a
trabajar haciéndote digno de recibir otras muchas mayores para
servirle más con ellas.

Así entiendo yo, por lo que he podido experimentar, que el Señor prepara
el alma con un toque que le da un recogimiento especial interior y exterior. Así
queda el alma dispuesta para poder tratar con Dios.
En estos momentos el alma no es dueña de sí, sino que está dispuesta para
lo que Dios desee de ella, y esto se ve con toda claridad.
Todo esto hay que recibirlo con mucha humildad, pues el alma no merece
estas gracias. Dios la da por su gran Misericordia. Hay veces que las da por que
son almas muy débiles y necesitan que Dios las ayude para poder alcanzar sus
deseos de ser toda de Dios.

Dice San Pedro de alcántara: “Dejar la meditación por amor a la


contemplación”. En este tiempo deseche el hombre todas las imaginaciones que
se le ofrecieren, no especulando por entonces cosas particulares de Dios.
Conténtese con el conocimiento que de Él se tiene por Fe, y aplique la voluntad y
el amor. Enciérrese dentro de sí mismo, en el centro de su alma, y esté atento
como quien escucha. Aún de sí mismo y de lo que hace, se debería olvidar.
Porque, como decía uno de aquellos padres: “aquella es perfecta oración, donde
el que está orando no se acuerda de que está orando”
El Temor de Dios es el principio de la Sabiduría. En verdad entonces, el
alma entonces empieza a gustar de Dios, cuando Él la imprime el temor. Pues el
“Temor de Dios” hace al hombre cuerdo, así como la ciencia le hace entendido.
La diferencia de éste lugar y el primero está en que el primero nos acerca a
la Sabiduría mediante las consideraciones de las obras de Dios. El segundo nos
introduce en ella mediante la LUZ INFUSA. En uno está como maestro, en el otro
como Juez. Pero hay un tercer lugar en que se muestra como ESPOSO. Ahí reina
la tranquilidad. Ahí es donde se ve la Misericordia de Dios con los que le temen.

“La verdadera oración –dice San Francisco de Sales-, es cierto trato y


conversación del alma con Dios”. Así también Dios nos habla recíprocamente a
nosotros.
Tú, hermano, si quieres acertar, busca a Dios en tu corazón. No salgas fuera de ti
mismo, porque más cerca está Él de ti, y más
dentro, que tú mismo.

“Los deseos hacen de los pecadores:


buenos; de los buenos: perfectos; y de los
perfectos: santos”.

Oración al Espíritu Santo: “¡Oh dulce


amor de las cosas limpias, pues tú sabes
Señor que yo por mí ninguna cosa puedo,
extiende tu piadosa Mano sobre mí y hazme
salir de mí, para que así, pueda pasar a Ti”.

DÍA 1-6-1981.

Señor, me encuentro bien. Me veo tan nada que no tengo fuerza para
pedirte sufrir. Pero sí te diré que me conformo con tu Voluntad para todo.
Cuento con tu gracia y amor, pues sin Ti, nada soy.

El Señor me llena de sus consolaciones. Ellas me dan una fuerza grande


para ser de Dios como Él quiera.
Yo creo, que al verme el Señor tan poca cosa, Él viene y me da fuerzas con
su Divina Presencia, como diciéndome: No tengas miedo, estoy contigo. Y siento esa
Presencia Divina, que me dá fuerza y me ayuda.

Señor, si Tú no subiste al Cielo sin haber sufrido la Pasión, es justo que nosotros
también suframos para ir contigo al cielo.
Tú Señor sufriste sin culpa, yo con culpa. Tú por amor a las almas, yo para
redimir mis muchísimos pecados.
Señor, cuanto se puede sacar de esta consideración, viendo como Tú sufres por
nuestro amor, para que nosotros sepamos sufrir por amor a los demás, y ello por amor a
Ti.

El Señor me dice: “Sufre por mi amor, que yo también por amor sufrí por
ti”.

Señor, enséñame a sufrir. Que yo sea generosa en el sufrimiento, dándote


mucho amor con él. Acuérdate Señor de que para todo te necesito. Señor quiero
ser humilde, con una humildad verdadera. No sólo reconociendo minada, sino
llevando las humillaciones con humildad y por tu Amor. Que las humillaciones
me enseñen a ser humilde. Señor, siguiendo tus caminos, hallé la Sabiduría,
porque Tú, Dios mío, eres el Sabio por excelencia y eres el que da la Sabiduría, y
das una Sabiduría que nos conduce a la Vida Eterna. ¡Dichoso el que halla tu
Sabiduría Señor!

DÍA 8-JUNIO-1981

Dios mío, si mis deseos son realidades, mis deseos son amarte con la
mayor perfección en la forma que Tú quieras. Ya sabes mi DIOS AMOR, que yo
nada puedo por mí, así que todo lo espero de Ti, mi dios y Señor.
A mí me parece que Tú me pides un vencimiento a mis gustos, a mí
misma, con un dominio de mí misma lo más posible, para ser fiel a Ti, Señor.
Privarme de lo que más me gusta. Yo busco darte amor, pero comprendo
que no te lo doy todo con la generosidad con que te lo tengo que dar. Mis ansias
de Ti son grandes, pero mis hechos son pequeños.
7- LOS DESEOS

Esta especie de beneficios tienen ser ofrecidos por llamamiento, proposiciones y


solicitudes. Sin fuerza, sin violencia, y esta es la razón, porque se hace a manera
de deseos y no de querer absoluto.

Esto me anima mucho, porque los deseos aquí tienen su valor, pues según
yo entiendo, veo que los deseos son ya como un llamamiento vida de perfección.
En nosotros está responder a estos deseos con nuestras buenas obras y confiando
en el Señor, para poder llegar a que nuestros deseos sean realidades, llegando al
Puro Amor de Dios.

Señor, después de lo que me dijeron ayer de cómo eres inmutable, pero yo


dejo eso y pienso como me amas y buscas mi amor, y cómo te das a conocer que
eres mi Amor, y como me das a tu divino Hijo por Amor, para que, por medio de
Él, lleguemos a ser hijos adoptivos tuyos. Todo esto es para mi muy consolador,
pues yo me apoyo en tu Amor, y vivo, y quiero vivir, según los deseos de tu
Amor. Por lo menos así quiero vivir, dándote amor.

Ayer me dijeron que cada vez que me mueva, diga: Por tu Amor.
Esto indica que te quiero dar amor, y que éste recuerdo de darte amor, me
ayuda a recordar t Presencia Divina, a vivir tu Presencia con más amor. Lo que
vaya a hacer, hacerlo con mayor perfección, por tu Amor.
8- SU ÍNTIMA COMUNICACIÓN

Si, pues, nunca llegamos a merecer su íntima comunicación, y conocerla, es


porque huimos muchas veces de su compañía, porque no nos resolvemos a
entrar en su estrecha senda, por la angosta puerta de la continua abnegación, o
porque no perseveramos en seguirle e imitarle fielmente, abrazando con amor la
cruz de cada día.
Por sólo esto es por lo que no acabamos de gustar por experiencia, como
gustan todos los santos, cuan suave es el Señor, cuan llevadero su yogo, cuan
ligera y dulce su carga, y cuan inefablemente delicioso su íntimo trato que es
gloria anticipada, donde en este destierro mismo, se embriaga ya el alma en
torrentes de delicias divinas.

Todo esto me lo hace ver así el Señor. Tenemos que disponernos con un
alma limpísima. Después de esa limpieza de alma es cuando nos encontramos
con Dios, que nos espera con amor. Así me lo hace experimentar a mí, mi Dios
Amor.
Este sentir la Presencia Divina ayuda mucho para la vida espiritual, pues
Dios se da a conocer y a entender de forma que el que lo experimenta lo entiende
fácilmente. Para todas estas cosas se necesita una vida de perfección sin faltas
voluntarias.
Tener grandes deseos de ser de Dios, cueste lo que cueste. A cualquier precio
quiero tener a Dios contento.
9- LA CONTEMPLACION, ANSIA DE TODOS LOS SANTOS

La Contemplación, dice San Francisco de Sales, “no es otra cosa sino una
amorosa, sencilla y permanente atención del espíritu a las cosas divinas”. “El vino de la
contemplación sólo se da a gustar a los amigos, y a los muy amigos se les da hasta
embriagarse”.

En pocas palabras está muy bien dicho esto de la contemplación. Cuando


añade a los muy amigos, nombra a los de vida perfecta, a los limpios de corazón, a
los humildes, a los sencillos. Los muy amigos son los que no escatiman nada de
lo que les pide el Señor. A estos, a los muy amigos, se les da hasta embriagarse.
Todo esto es precioso, si se fija uno en lo que dice y en lo que quiere decir.
Procuremos ser de los muy amigos de Dios y acompañarle tanto en el Tabor como
en la Cruz.
Este gusto de Dios –dice el P. Gron-, esta ciencia experimental, ha sido
objeto de los deseos y ansias de todos los santos. Mas, para que Dios se
comunique así, añade, hay que entregarse enteramente a Él, pues no concede tan
señalada gracia, sino a sus caros amigos.

Hoy se deja sentir el Señor dulce y suavemente en mi alma. Que fáciles se


ven entonces los sacrificios que nos pueda pedir el Señor y con qué gusto el alma
se los quiere dar, por puro amor.
Estas vistas de Dios tienen la particularidad de que lo difícil, lo hacen fácil,
y lo que es costoso, se da con gusto.
Esta fuerza que da Dios en momentos así, sino se experimenta, no se
puede explicar. El alma sale cambiada y dispuesta para todo lo que Dios la pida.
¡Gracias Señor por todo!

SUS GRACIAS DIOS LAS DA.


SUS INTIMIDADES DIOS LAS DA.
DIA 26-JUNIO-1981.

He de procurar vivir con la mayor


fidelidad posible. Cuantas menos faltas haga,
más cerca y unida viviré con el Señor, al cual le
gustan los corazones limpios. Así cumpliré
mejor el voto que tengo hecho, de hacer las
cosas con la mayor perfección.
Dios me pide una cosa, y cuando se la
estoy acabando de dar, me va pidiendo otra. Así me va despojando de todo lo
que es estorbo, así vivir con Él en mi alma, sin que haya tropiezos que le sean
desagradables. Y encontrando mi alma más limpia, Él pueda vivir su Amor en
mí.

Yo, Señor, te doy con gusto lo que quieras, y así ir dándote mi amor más
limpio y agradable a Ti, y todo por puro amor a Ti. Cuanto más me propongo,
más tropiezos doy. Gracias Señor porque así me humillas. Necesito pasar muchas
humillaciones, y recibirlas de tal manera, que sean para mí una alegría el
poderlas recibir. Me propongo, y deseo, tener el alma limpísima, adquirir más
grados de unión a tu Amor, vivir más unida a Ti. Para esto, tengo que
perfeccionar mi vida, cumplir mejor mi voto de perfección.
Con mis tropiezos me hacer ver la nada que soy, menos que una hormiga
y quiero volar como el águila. Pues poco me conozco, por eso necesito
tropezones, para que me vea la nada que soy y me vaya conociendo mejor.
Gracias Señor por la humillaciones que pones en mi camino.
Señor, me gusta mucho pensar que habitas en mi alma por gracia, fe y
amor. Por eso, me gusta recogerme en mi interior, para estar contigo hablándote,
adorándote, amándote. Para esto tengo que ser muy fiel a tus deseos y generosa
en mis obras contigo y con los demás.

Los pecados veniales impiden el fervor de la caridad. Nuestras faltas de


observancia, a las cuales no solemos dar importancia, nos impiden llegar a
la oración de simplicidad, que es lo que esperan de nosotros nuestros fundadores.
Si vivimos según las virtudes, ya es, o puede ser una vida imperfecta. Pero,
si vimos según los dones, es ya una vida sobrenatural.
Mi oración ha sido hoy fervorosísima, dulcísima. Todavía me dura este
dulcísimo recogimiento en que el Señor pone mi alma. Es un recogimiento que se
apodera de todo mi ser, hasta mi cuerpo goza de él con una paz y una dulzura
deliciosas que dan mucho fervor. Este dulcísimo recogimiento da grandes deseos
de ser toda de Dios, cueste lo que cueste.

DÍA 29-JUNIO-1981

Yo busco a Dios por encima de todo. No busco sus goces, ni sus consuelos,
le busco a Él. Si Él me da sus gozes, los recibo encantada, por ser cosa de Él. Todo
lo que es de Él, para mí es un gozo.
Si tengo que sufrir, sufriendo por Él, mi sufrimiento lo convierto en gozo,
pero siempre necesito de su gracia, sin la gracia del Señor, nada soy. Me veo muy
pequeña para los vuelos de águila, por eso, en el
Señor pongo toda mi confianza y fortaleza, porque
mi fortaleza es Dios.
En mis debilidades diré como san pablo: “Soy
fuerte en mis debilidades, porque el Señor es mi
fortaleza”.
Sueño con ser toda de Dios, y me veo tan
nada para lo que yo quisiera ser. Por eso digo que
sueño, porque no veo en mi las realidades que
quisiera ver.

Señor, ayúdame, que quiero ser tuya siempre.

Mi oración ha sido de un gran recogimiento, suave, delicioso, profundo.


¡Gracias mi Dios Amor!

DÍA 30-JUNIO-1981

Hoy ha venido mi director. Todo lo que le digo, o casi todo, le parece bien.
Me dice como debo hacer las mortificaciones. Durante la comida sólo una, dos a
la mañana y dos por la tarde. Ahí entran la de la comida y el rosario, del cual
suelo rezar los tres Misterios de rodillas por la Santísima Trinidad. Me gusta
mucho recordar a la santísima Trinidad en las cosas que hago. Procuro que sean
tres cositas diarias en honor a la Santísima Trinidad.
Al Padre le digo los grandes deseos que tengo de ser de Dios, de ser suya,
pero que a lo mejor son sueños, pues no veo en mí las realidades que quisiera
ver. Quisiera ser humilde hasta dejarme pisar, pero ¡cuánto me cuesta! Yo creo
que esa cosas no deben costarnos cuando uno quiere ser de Dios, al contrario,
alegrarse de ofrecerse de así a Dios por Amor. Si se coge el hábito de una virtud,
ya no tiene que costar. Para esto hay que trabajar mucho, sobre todo en la
oración, y reconocernos nada delante del Señor, reconocer la nada que somos.
Pedir a Dios la ayuda para poder conseguir deseos de perfección y ser así más
agradable a Dios, dándole más fino y puro amor a Él, por ser quién es, amándole
sobre todas las cosas.

“El sufrimiento llevado por Dios, debe ser gozo”

En esta temporada mi oración es de bastante recogimiento exterior e


interior. En esos momentos me ofrezco a Dios sin condiciones, pero le digo que
sin su gracia, nada soy. Me veo muy pequeña para mis vuelos de águila, por eso
en el Señor pongo toda mi confianza. Estoy obligada a cumplir las cosas de
obediencia y constituciones, sino falto, esto ha de ser lo primero en que tengo que
ser fiel. Pero estas otras cositas que son de devoción, son como delicadezas de
amor que ofrezco a Dios.

Los dones del Espíritu Santo, para su buen ejercicio, reclaman mucha
sencillez y pureza en la práctica de las virtudes.

Yo tengo ansias de Ti, Señor.


Yo tengo hambre de Ti, Señor.
Yo tengo sed de Ti, Señor.
Como por la gracia que creo tener habitas en mi alma, para que te voy a
buscar en otra parte, si estás en mí.
Yo me recojo en mi interior, para estar contigo, Señor, para hablar contigo,
Señor, vivir unida a Ti, Señor. Así, Tú, Señor, me posees, yo te poseo, y vivimos
los dos unidos por Amor. Tú en mí, yo en Ti, Señor.
El que íntimamente vive con el Señor, hace obras de Dios. Así, las obras
son divinas, porque son hechas con Dios.
Dice Don Ricardo de San Víctor y Hugo: “La
contemplación lleva delante de si, de ordinario, como tres
doncellas que la van abriendo camino. Conviene a
saber: Lección, Meditación, Oración. La lección pone el manjar
sólido en la boca, la meditación lo rumia y quebranta,
mientras que la contemplación es la misma dulzura que
recrea y regala el corazón, pues la oración ha adquirido el
sabor para esa dulzura”.

Hay pocos contemplativos porque muchos se ocupan en la lección,


algunos en la meditación poco atenta y devota, y nunca perseverante. Y mucho
menos en la oración, en que se pide con ansias y deseos. Casi ninguno llega a la
contemplación, donde se gusta cuán suave es el Señor.
Es de suponer, que el que llega a la contemplación ya procura vivir la vida
de perfección.
El Señor aquí nos enseña como tratar a los demás, sin recordarles sus
faltas, a tratarles con suavidad y amor, como el Señor nos trata a nosotros en la
contemplación.

DÍA 5-JULIO-1981

Vengo de comulgar. Antes he sentido hambre de Ti y deseos de poseerte


Señor. Cuando ya te he poseído en la sagrada comunión, he sido feliz. Aunque por
la gracia te poseo siempre, eso me hace vivir feliz, los dos unidos por amor, Tú en
mí, yo en Ti.
Cuando te siento en mi alma tan amorosamente soy felicísima, porque mi
ilusión y mi amor eres Tú, Señor.
Tú, Señor, me das la vida con tu Sagrado Cuerpo y tu Preciosísima Sangre, y
por medio de tu divina Palabra haces que yo viva esa vida. Por eso Señor Tú eres
todo para mí. Yo sin Ti nada puedo, me veo la nada, la misma miseria. Así que
todo te lo debo a Ti, mi Dios Amor. Gracias mi Dios y Señor.

Amo mucho la santísima Humanidad de Jesús, pues Él es el Camino, la


Verdad y la Vida.
DÍA 7-7-1981

El Señor me recoge en la oración. ¡Se está tan a gusto cuando el Señor


recoge mi alma! Allí sólo da deseos de ser más y más de Él.
Hay veces que tengo distracciones, pero como yo no las quiero, las quito
cuando me doy cuenta. Creo que estas distracciones me las da el tentador para
desviarme de la oración que el Señor me da y en la cual el alma se encuentra feliz.
A mi me parece que Dios permite estas distracciones para probar cuanto le
ama el alma. Al quitar estas distracciones el alma se da cuenta y va dando
pruebas a Dios de un amor más generoso y fino. Creo que si el recogimiento
fuera más profundo estas distracciones no existirían.
Cuando las distracciones que se dan en la oración, se quitan al darse
cuenta el alma, Dios lo ve con agrado, ve su mérito y lo que el alma trabaja y se
esfuerza por quitar todo impedimento por agradable que sea. Quitar las
distracciones es una prueba de amor.
La oración, cuando Dios recoge el alma, siempre deja su doctrina de como
amar, mejor y con mayor fidelidad, a Dios.
Para estas cosas el alma tiene que estar dispuesta a desprenderse de todo
lo que Dios la pida, con fidelidad y con amor a Él solo. Si no hay este
desprendimiento, el alma no podrá llegar a este trato con Dios, donde Él se
comunica al alma, dándola a conocer sus deseos de amor y como quiere que le
ame.

Esta noche oscura –dice expresamente San


Juan de la Cruz- es una influencia de Dios en el
alma, que llaman los contemplativos Contemplación
Infusa, o Mística Teología, en que de secreto enseña
Dios al alma y la instruye en perfección de amor, sin
ella hacer nada, ni entender cómo es
esta contemplación infusa.
Dios enamora al alma, y dejándola en
libertad, la hace suya por Amor. El alma se entrega
libremente a Dios por Amor.

DÍA 9-JULIO-1981
“La Mística Teología, que quiere decir Sabiduría de Dios, secreta o
escondida, en la cuál, sin ruido de palabras, y sin ayuda de algún sentido
corporal o espiritual, como en silencio y quietud, a oscuras de todo lo sensitivo y
natural, enseña Dios, ocultisima y secretísimamente al alma, sin ella saber cómo,
lo cual llaman algunos espirituales entender no entendiendo”.

Señor, yo pienso que sí será así el entender no entendiendo, porque cuando


Tú, Señor, visitas el alma y esta siente tu divina Presencia, no sabe cómo ha
venido, no entiende lo que pasa en el alma con tu Divina Presencia, no entiende
cómo Tú te retiras. Pero entiende que has estado allí , Tú, Señor, que dejas el alma
enamorada, llena de Ti, con grandes deseos de ser tuya a cualquier precio, la has
hecho vivir de tu Vida y te has hecho sabroso a ella, la has dado la fuerza de tu
Amor para que te ame, la dejas llena de santa paz y el alma ve que la has llenado
de tus bienes. ¡Gracias por todo mi Dios Amor!

En vano nos esforzamos en tener esta presencia de Dios –observa el P.


Lallemant-, si Él no nos la da. Es un puro don de su Misericordia. Esta gracia es
un fruto de una gran pureza de corazón y conduce al alma a una íntima unión
con Dios.
10- ENTENDER NO ENTENDIENDO

Éste entender no entiendo, como pasa, no lo sé, ni lo podré explicar. Pero sí diré
que alguien ha estado en mí y me ha llenado de sus gracias y dones.
Leyendo en la Biblia sobre los preparativos que hizo David para construir
el Templo de Dios y que su hijo Salomón construyó, pienso en cómo tendré yo
que adornar mi alma donde mora Dios por la gracia. Nuestra casa es
espiritual, donde se comunica Dios Espíritu con el alma, y en donde el alma llega
a sentir su toque divino por unión de amor.
Yo creo que todas las virtudes con que adornemos nuestra alma serán
pocas para ser morada de Dios que tanto nos ama.

DÍA 12-7-1981

Mi oración de hoy ha sido muy recogida en el Señor. Yo le digo, como


siempre, que quiero volar como el águila para quedarme en nada.

Señor, quiero ser completamente tuya y vivir solamente dándote amor. Un


amor que te sea agradable. Señor, que Tú vea en mí, no sólo deseos de amarte,
sino también amor. Y un amor hecho obras y convertido en obras de amor.
Que yo sea como Tú quieres que sea. Yo quiero amarte y darte amor.

Al venir de comulgar el Señor me da una fuerza interior, como


diciéndome que “fuera debilidades de carácter para darte amor. Mi fuerza es tu fuerza”

Señor, con ella yo seré fuerte para darte amor.


La obediencia suple lo que no me dejan hacer.

DÍA 13-7-1981

El Señor me da unos deseos grandes del desprendimiento de las cosas y de


generosidad para los demás. ¡Fuera concesiones! ¡Fuera infidelidades! ¿Fuera
gustos y caprichos! ¡Fuera todo lo que estorba para ser de Dios, y cuanto más,
mejor!
Cuando Él me da estos deseos, es que quiere de mí realidades de obras, y
que sean obras hechas por puro amor a Él. Por eso, siento en mí su Fuerza divina,
la cual me da fuerzas para conseguir mis deseos, los deseos que Dios pone en mí.
Si Él me da deseos de volar como las águilas, también Él me dará las alas.

11- POR LAS REGIONES CELESTIALES

Cuando el alma llega a esta contemplación de amor, con paz y recogimiento


interior, el alma está altamente toda ganada y trasladada en Dios, sin saber nada
sí.
Habla allí con su Dios, sin hablar y sin escuchar, sin ruido de palabras.
Se ve el alma en esta región, olvidada ya de sí, de todas las cosas de la
Tierra y de la vida , como si no hubiese más que ella y su Creador. Así está toda
ocupada de Él por la grandeza de su Amor.

DÍA 16-JULIO-1981

El Señor me da unos deseos grandísimos de ser de Él. Esto se los digo a mi


director.
Al darme el Señor estos deseos, Él me da las fuerzas que necesito. Las
fuerzas que necesito son: mayor fidelidad a sus gracias con un desprendimiento general
de todo lo que no sea Él, y todo hecho por puro amor a Él.

Señor, si Tú hoy me das una dulce oración y santa paz, es para que yo en
ella aprenda a amarte con generosidad y santa paz. En esta paz es donde a Ti,
Señor, se te encuentra todo Amor.
Todo hay que hacerlo sin nada de lo que alardearse, hacerlo sólo por puro
amor a Ti, por ser quién eres, y en ese Amor vivir de Ti, por Ti y sólo para Ti.
Que yo me desprenda de mi misma y así, Señor, podrás hacer de mí lo que
Tú quieras. Yo, como blanda cera ser fiel, muy fiel, completamente fiel a Ti.
Señor, cuantas ansias tengo de ser tuya, aumentan en mí esas ansias que
me hacen pensar cómo puedo ser más tuya, darte más amor y amarte mejor.

Cuando veo que hago tantas faltas que se me escapan, entonces ver que
quedan en mí propósitos sin cumplir. ¡Cuantas infidelidades veo en mí! Me
pregunto dónde quedan mis deseos y mis ansias de ser de Dios como Él quiera.
Me humillo Señor y te repito lo de siempre, que no soy nada sin Ti, si Tú
no me das tu Mano protectora que me levante y me haga fuerte para llegar a
darte obras, esos deseos que pones en mi.
DÍA 17-JULIO-1981

Hoy, después de la sagrada Comunión, el Señor me decía: “Aunque no me


ves, conoces cómo soy, dulce, suave, sabroso. Ya ves, que sin verme, conoces bien
como soy”.

Después, en la oración, cuando menos lo pensaba, leyendo algo de


la Mirada de Dios, el Señor se deja sentir en mi alma con un toque
sustancial delicioso, y me recuerda lo que me ha dicho después de la sagrada
Comunión, que aunque no le vea, le conozco como es, dulce, suave, sabroso, todo
amor. Y me deja gustar y gozar ese toque sustancial de su Divina Presencia en mi
alma, donde a Él se le gusta como todo Amor. Esto, si no se experimenta, no se
comprende.
Todavía, cuando estoy escribiendo esto, siente ese recogimiento interior
que ha dejado mi Dios en mi alma, al dejarme gustar con su Presencia las delicias
de sus dulzuras de amor.
Con este toque sustancial creo que me ha asegurado algunas cosas que ayer
le preguntaba. Le dije que me diera un toque en señal, y como ayer no me lo dio,
yo ya no pensé más en ello. Hoy, al darme el toque, me recuerda lo de ayer, lleno
de su Divino Amor.
Dios me trata como yo no merezco. Me dice cosas de su amor que nunca
he oído. ¡Me ve yo tan nada para todo esto! Le digo a mi Dios Amor: ¡Gracias,
gracias por tu Amor para conmigo! Y me contesta: ¡Si tú supieses cuanto te amo!

En la oración de hoy el Señor hace sentir su divina Presencia, recoge mi


alma amorosamente. Al decirle que quiero ser suya, y que para ello pongo en Él
mi confianza, el Señor me da a entender, que Él me dará su gracia, pero que yo
tengo que guardarme de las malas ocasiones, para serle fiel, y no pensar que con
la gracia de Dios me puedo meter en malas ocasiones pensando que Dios ya me
librará. ¡Nada de esto! Al contrario. Dice el refrán: “Guárdate y te guardaré”. O
sea, tengo que guardarme de toda mala ocasión y entonces la gracia de Dios
obrará y me sostendrá para vivir mis santos deseos.
Sin la gracia de Dios nada bueno podemos hacer, tenemos que cuidar el no
despreciarla para que de su fruto de santidad.
La mística es una gracia de Dios muy grande para amarle con perfección
de amor. Yo no busco ser mística, lo que quiero es amar lo mejor que pueda a
Dios, si Él quiere que sea mística, allá Él, esto es cosa suya.
DÍA 23-JULIO-1981.

Ayer fue la elección de la nueva Superiora, salió la que yo pensaba. Viendo


lo que es la elección de una superiora, pensaba... Le digo al Señor:

Quiero ser completamente tuya, siempre tuya, aunque tenga que sufrir
desprecios, aunque se rían de mi por ser demasiado observante, aunque me
quede sola por guardar mejor el silencio, aunque vea actos fríos a mi alrededor,
etc...

Estos deseos tan grandes de ser de Dios me ayudan mucho para llevar una
vida de mayor perfección, ay así dar a Dios mayor amor. Para todo esto cuento
con la gracia de Dios, sin Él nada soy.

Bien lo sabes Tú, Señor, que conoces todas mis debilidades.

“Así como no desear nada exteriormente produce la paz interior, así el


negarse interiormente produce la unión con Dios”.

“En la tolerancia y en el amoroso abrazo de las cruces que en cada hora se


digna enviarnos el Señor como a fieles amigos suyos, entran toda suerte de
purgaciones pasivas con que providencialmente vamos siendo curados por su
paternal Mano. Somos limpiados de los vicios o defectos que resisten a la
purgación activa y, muy en particular, de los ocultos, que no podríamos siquiera
conocer y remediar, según Él nos va poniendo el dedo y la medicina en la llaga”.

En el ratito que he tenido hoy de oración el Señor ha recogido mi alma en


Él, tan amorosamente que me da una fuerza grande y unos deseos inmensos de
amarle sin condición, como Él quiera. Pero siempre contando con su gracia.

Sin Ti, Señor, yo nada soy, por eso, espero que estos deseos me los harás
realidad con tu Divina Gracia.

DÍA 27-7-1981.
Cuando en la oración estoy recogida, para saber si es de Dios, tengo que
mirar después los efectos que hace en mi alma. Mirar si tengo paz, si tengo
deseos de ser de Dios. Siento como si Dios me dijese que tengo que amar la cruz,
amar la mortificación, amar los desprecios, ser humilde, etc...
Y sigue diciéndome: “Yo también pasé por todo eso siendo Dios, y lo pasé
por tu amor”
Sí, yo siento unos deseos grandes de humildad, de que me desprecien,
etc... Y si todo ello es por puro amor a Dios, y siento paz, entonces creo que
puedo estar tranquila, por ser señales de que es de Dios. Esto se lo pregunto a mi
director y él lo ve también así. Mi seguridad será segura con lo que él me diga.
Pero, si estos recogimientos me dan deseos de ser apreciada, de no ser humilde,
eso es cosa del maligno, porque como él es soberbio, en el alma pone la soberbia.

Señor, al querer ser toda tuya, me encuentro sin apoyo. Hay veces que me
encuentro en un vacío. No sé cómo explicar esto. Pienso que también a Ti te
dejaron sólo en la Cruz mientras cumplías la voluntad de tu Padre. Te
acompañaron sólo los que bien te querían, la SanTisima Virgen María, San Juan y
las piadosas mujeres. Hasta los apóstoles te dejaron.

12- SU COMPLACENCIA EN NOSOTROS

Negar a Dios, advertida y deliberadamente, como si fuese una cosa cualquiera,


con pretexto de que es una nonada –advierte el padre Gron- es faltar al Amor en
un punto esencial. Es renunciar a la familiaridad o íntima unión con Dios. Es
privarlo de su mayor gloria, pues en esto la pone, en que la criatura no mire
como una cosa ligera lo que a Él le agrada o desagrada.
La criatura ha de estar dispuesta a sacrificarlo todo al menor beneplácito
de Dios. Un alma fiel en la resolución de complacerle, aún en las cosas pequeñas, gana
infaliblemente el Corazón Divino y atrae sobre sí toda su ternura, todos sus favores y
todas sus gracias y aumenta acada instante inconcebibles tesoros de méritos.
Añade sin embargo, que el amor quiere una santa libertad. Todo consiste
en no perder de vista a Dios, en hacer a cada instante lo que su Gracia nos inspire
y en apartarnos de cuanto vemos que le desagrada.
Dice Santa Teresita del Niño Jesús, que para ser santa es preciso sufrir
mucho, buscar siempre lo más perfecto y olvidarse uno de si mismo.

Si cada uno es libre de escoger entre los sacrificios que se le piden, yo, Dios
mío, los escojo todos. No quiero ser santa a medias. No tengo miedo a sufrir por
Vos, sólo temo un cosa, que es conservar mi voluntad. Tomadla Señor, pues yo
escojo lo que Vos queréis.

A los hijos les es dado comer con su padre a la mesa, y de su mismo plato.
Esto es apacentarse de su Espíritu, y a los demás que no son así les dan las
migajas que caen de la mesa.
“Estos últimos nunca llegarán a la verdadera libertad de corazón puro, ni a
las gracias de mi gozosa intimidad, si antes no renuncian enteramente haciendo
cada día el sacrificio de sí mismos, sin la cual no puede durar una unión fruitiva”.
(Esto lo dice el Señor).

DÍA 30-7-1981

Señor, yo quiero ser tuya siempre. Después de lo de ayer, deseo más ser
tuya siempre. No sólo cuando me guste. No sólo cuando me convenga. No sólo
por parecer mejor. No sólo en momentos fáciles. No sólo cuando me vean.
Señor, yo quiero ser siempre tuya y, en cualquier momento fácil o difícil,
en cualquier circunstancia agradable o desagradable, siempre, siempre.
Ayer, cuando fallos tuve. Me porté siendo cobarde. Pero vuelvo ahora a
decirte: perdón Señor, a pesar de todo quiero ser tuya, en cualquier momento o
circunstancia, en cualquier ocasión, pero siempre Señor quiero ser tuya. En Ti
Señor pongo mi confianza. Señor, Tú eres mi fortaleza. Yo soy débil, mis
debilidades son muchas. Señor, en Ti pongo mis debilidades para vencerlas.

DÍA 31-JULIO-1981

Hoy, durante la oración, mis deseos son de ser cada vez más de Dios, sin
condiciones. Procuraré poner los medios y cumplirlos con fidelidad, por puro
amor de Dios. Como siempre cuento con la gracia de Dios, sin Él nada soy.
¡Siempre te necesito, mi Dios Amor!

el Señor dice al beato Susón: “Si quieres llegar de veras a mi pura


divinidad, es menester que antes pases por mi Humanidad paciente y que te
conformes con ella”.
DÍA 1-AGOSTO-1981

Como estos días le digo al Señor que quiero ser suya, Él me dice que seré
suya si me abandono en sus Manos, para que obre en mí como Él quiera. Me dice,
que cuando una cosa se tiene en propiedad, el que la tiene, puede hacer de ella lo
que quiera, sin consultar ni pedir parecer.
El alma tiene que estar contenta con lo que Él haga, pues, como Dueño y
Señor, sabe lo que más le conviene para su bien. El alma tiene que estar contenta
con lo que el Señor disponga de ella, pues sabe que será lo mejor y lo que más la
conviene, y que todo lo que hace su Señor, es por Amor.
Hay veces que al alma la habría gustado más otra cosa, pero como su
voluntad está unida a su Señor, y forman una sola voluntad, el alma ya no piensa
ni discurre, sólo dice estar contenta con hacer la Voluntad de su Señor. Así, ese
alma, en cualquier estado de vida, es feliz, porque para ella su felicidad está en
hacer la Voluntad de su Señor. Para eso quiere ser suya y se considera feliz de
que su Señor la admita en su servicio, sea cual fuere su ocupación. Ella está con
su Señor y es feliz.
La santa obediencia nos ayudará mucho para seguir esta voluntad de Dios
y ser en ella felices, porque la obediencia da mucha paz, y en esa paz el alma se
encuentra con Dios. Sin paz es muy difícil, yo diría que imposible, encontrar a
Dios en nuestra alma y vivir de amor en Él.

Dice Orígenes: “Después de renunciar a las cosas pasajeras y a todo lo de


aquí abajo, ése llegará a contemplación y deseo de lo invisible y eterno. Más, para
esto, es menester una gracia debida a la Divina Misericordia que nos haga
contemplar la Hermosura del Verbo y arder en su Amor.

Dice San Basilio: “Cuando el ojo del alma haya quedado puro y sin sombra
alguna, entonces puede llegar a contemplar las cosas divinas, gracias a la luz de
lo alto, que viene a llenarle abundantemente, aunque sin atarle.

Dice San Gregorio: “Más, para esto, purifiquémonos. Hagámonos


semejantes a Dios y entonces recibiremos la visita del Verbo, lo que guardaremos
dentro de nosotros, y lo haremos brillar a los ojos de los demás”.

Cuantas cosas oigo, más quiero ser de Dios, y más quiero vivir para Él,
cueste lo que cueste. Se oyen cosas que yo no pensaba, me dan pena, pero eso no
me quita para seguir mi camino de querer ser de Dios todo lo que pueda. Tengo
que luchar, pero cuento para todo, y como siempre,con la gracia de mi Dios
Amor.

Dios mío, ya sabes que quiero ser tuya siempre, y como Tú quieres, pero
cuento contigo, con tu gracia, como siempre.

La contemplación es amor, sus intimidades Dios las da.

DÍA 6-AGOSTO-1981

Mi oración de hoy sigue con bastante recogimiento. El Señor me trata con


sus dulzuras de amor. ¡Gracias mi Dios Amor!

13- EL VALOR DE UNA OBEDIENCIA TOTAL. PRESENCIA DE DIOS

Pensando como hacer una entrega al Señor, una entrega total, me parece que el
Señor me hace ver el valor de una obediencia total, como se hace ahora, pero una
obediencia formal de mis constituciones y a mis superiores, por amor a Dios, sin
tener otra mira que entregarme totalmente a Dios, porque así me entrego toda a
Él por amor.
Le doy mi libertad, porque me someto a la suya.
Le doy mi entendimiento, aceptando lo que me mandan.
Le doy mi pensamiento, porque me amoldo al suyo.
Le doy mi voluntad, porque estoy conforme con la voluntad de la
obediencia.
Le doy la pobreza, pues mi vida es amoldarme a la obediencia.
Le doy mis gustos, caprichos, deseos e ilusiones, porque todo lo someto a
la obediencia.
Le doy mi persona completa por medio de la obediencia y veo que así es
una vida de entrega a Dios por puro amor a Él mismo, sin alardear de nada, sin
vanidad, con sencillez y humildad. Vivir así la vida de obediencia por amor a
Dios, es una entrega total a Dios, pues no hago yo nada de lo que quiero y de lo
que me gustaría hacer.
Todo se lo doy a Dios por medio de la obediencia, Él me ayudará a serle
fiel a mis sagrados votos de castidad, obediencia y pobreza. Esto me dará paz, y
encontraré a Dios en mi alma que me dirá: Toda te has dado a mi Amor por
amor. Yo te recibo dentro, al Amor de de mi Corazón, para que vivas en mí. Yo
así, en ti por amor, unidos en amor, vivirás mi gozo de amor. Sé humilde en mi
amor.

Señor, no busco ser tuya con comodidad. Yo busco ser tuya con una
entrega total a tu Amor dentro de las circunstancias en que me encuentro por mi
mucha edad.

Amar es entregarse sin pensar qué se entrega.


El amor es verdadero, generoso, no escatima nada cuando se entrega, por ama con
puro amor y sin intereses personales ninguno.

DIOS ES AMOR.
DIOS NOS HA SIDO DADO POR AMOR.

PRESENCIA DE DIOS.

Quisiera de decirte Señor


tantas cosas de mi amor
pero me veo tan pequeña
para estos deseos de mi corazón

Contigo quiero vivir


contigo quiero soñar
contigo quiero caminar
contigo y con nadie m´s.

Te llevo en mi alma por la gracia


te siento en mi por amor
yo quiero, Jesús mío,
que esté contento en mi corazón.

Tu Presencia Divina es mi alegría


ella es el gozo de mi corazón
tu recuerdo en mi me da la vida
y Tú me llenas de ansias de Tí
con tu Amor.

DÍA 12-AGOSTO-1981
La humildad que da Dios es deliciosa, le hace reconocer al alma su nada y
se regocija en ella. El alma dice al Señor: Quiero ser tu esclava, tu sierva, trátame
Señor como esclava tuya.
A un esclavo el Señor lo maneja como quiere, para el esclavo es una gracia
que le Señor le ponga a su servicio y así el esclavo le pueda servir con amor.
Porque ama a su Señor, porque reconoce que todo lo bueno y todo lo que tiene se
lo debe a Él.
El verdadero humilde no se inmuta porque le humillen, al contrario,
piensa: ¿seré lo que me dicen y yo no me lo reconozco? Procuraré corregirme.

Si toda mi vida no ha sido un puro amor a Ti, mi Dios Amor, tómalo como
si por puro amor lo hubiese hecho.

DÍA-14-AGOSTO-1981

El Señor me hace entender que el “Amor Puro” es amar por amor a Él los
desprecios, las contraiedades, las enfermedades, las humillaciones, etc... Si esto lo
sufrimos por puro amor a Él le daremos verdaderamente un amor purísimo.
Todo esto me lo decía el Señor teniendo mi alma recogida amorosamente
en Él después de la Sagrada Comunión. Era como decirme que esos momentos de
estar así en Él, me servirían de fortaleza en mis tribulaciones.
Estos momentos en que el alma se encuentra a así recogida en el Señor,
recibe una fuerza grande para poder vencer las dificultades que se presenten,
ayudan mucho para ser fiel a Dios y enseñan mucho la nada que son las
vanidades del mundo, que si no se frenan, hacen mucho daño para la vida
espiritual y de perfección, si se quiere dar a Dios amor con limpieza de corazón.

Señor, se oyen tantas cosas, que yo me lleno de pena. Pienso: ¿no


entenderé bien mi vida espiritua?
Pero, pienso también cómo va a haber verdadera contemplación con la
vida que hacen algunos consagrados a Dios. ¿Ya no hay conciencia para tener las
almas limpias y dar a Dios un alma pura donde Él se pueda recerar y encontrar
ése amor que busca?

"BUSQUÉ AMADORES Y NO LOS ENCONTRÉ"

A mi esto me llena de pena y de dolor.

Ser humilde es una flor exquisita para Dios.


Santa Teresa decía que a veces sucede en el recogimiento y en la quietud,
no excluirse del todo el propio trabajo es industria, y suele ser preciso empezar
casi siempre meditando. Cosa que, como advierte San Juan de la Cruz, no sucede
ya en las almas perfectas. En estas –dice- cuando se ponen a orar, es de altísima
contemplación.
Por lo poco que yo he podido experimentar, que verdad es lo que dice San
Juan de la Cruz. Cuando el alma vive ya habitualmente ese recogimiento interior,
que por ser ya habitual no lo nota, pero lo experimenta. En cuanto se pone a orar,
se encuentra hablando con Dios de amor amorosamente. Hay veces que aumenta
ese recogimiento, se cierran los ojos y se goza de Dios dulcísimamente.
Yo creo, que todas estas clases de oración, con estos recogimientos
especiales de Dios, dan una fortaleza grande para ser fieles a Dios en los
momentos difíciles de la vida. Si verdaderamente el alma está así fortalecida por
Dios, pase lo que pase es fiel a la gracia y no pierde la paz.
“Este recogimiento infuso es más que de principiantes y no lo tiene el alma
sin la gracia de Dios. Aquí es donde los aprovechados suelen sentir y recibir
muchas cosas de Dios. Entrando Dios en el alma hay calor y vida. Y faltando Él
del alma frío, amargura y muerte”.
“¡Si entrares dentro de ti a Dios muchas veces aldía, siempre saldrás con
ganancia y en breve alcanzarás recogimiento. Cuando te haya hecho Dios esta
merced, no la trocarás por todos los tesoros ni riquezas del mundo!”

Los contemplativos –decía Orígenes- están en la casa de Dios, mientras


que los que llevan una vida activa se quedan en el vestíbulo. Esto es lo mismo
que decía Santa Teresa en otros términos diciendo que a los primeros los sienta el
Señor a su mesa y le da a comer de su plato, mientras que los segundos están
lejos de Él ocupados en cultivar su viña.
Pero el Señor oculta, y por mucho tiempo, esos agradables favores, a fin de
que el alma se funda en humildad.
Debe perseverar ella en sus esfuerzos y luchar hasta llegar a la paz perfecta
y a la plenitud de los gustos divinos. Estos no se conceden sino a las santas almas,
que son verdaderos mártires y perfectos confesores. Los que van avanzando,
pues, hacia la perfección pueden, en parte, gustar a Dios, más gustarle
plenamente está reservado a aquellos en quienes todo lo que es humano ha
quedado absorto por lo divino.
El AMOR, según dice San Agustín, cuando es perfecto, hace contemplar
con la vista purísima del alma las cosas interiores y sobrenaturales. Por el amor se
llegan a ver los secretos del mismo Dios. El alma a quién visita el Amor Divino,
añade San Agustín, es despertada cuando duerme, el amor la excita, la ablanda,
la hiere el corazón, ilumina sus oscuridades, la abre lo que está cerrado, la
inflama cuando está fría, amansa su condición, ahuyenta sus vicios y renueva su
espíritu. Así de tal modo hace oración, como si fuera arrebatada de este mundo.

Contemplo una fotografía mía en la que me veo vieja, sin sombra de lo que
he sido, y mirándola: aquí está una vida gastada en el Amor de Dios, pues han sido
todas estas luchas que se han pasado para dar amor a Dios.
Mis faltas, mis debilidades, mis caídas, mis prontos de carácter, no ser
humilde y tantas cosas más, todo ello me servía para humillarme más ante Dios,
y Él, al ver mi humillación, me miraba con amor. Y vuelvo a vivir con la
esperanza de ser fiel, pero mis debilidades me hacen volver a caer, a no ser fiel
como pensaba, a no ser generosa con los demás. Y vuelta a humillarme, a pedir
perdón al Señor. Y el Señor me sigue mirando con amor viendo mis deseos de
amarle a pesar de mis fracasos.
Yo veo aquí, al contemplar mi foto de vieja, una vida gastada al servicio de
Dios, por amor a Él. Una vida de lucha, y una lucha contras mis debilidades que
son muchas, para darle amor a Dios. Para darle un amor puro que no consigo,
pero por el que, para conseguirlo, seguiré luchando, dentro de mi pequeñez.
Lucharé sin descanso con la gracia de Dios para dar a Dios esto amor que sueño.
Le quiero dar sólo Puro Amor, a Él mismo, a mi Dios Amor.

Señor, si toda mi vida no ha sido de amor a Tí, tómala como si lo hubiera sido, toda
de amor para Ti, mi Dios Amor.

Escribo un texto de Jose María Escrivá: “Me han dicho cosas que no
esperaba. He sufrido desaires. Mi reacción sobrenatural es perdonar y aún pedir
perdón, aprovechándome de las experiencias, para despegarme de las criaturas.
Cuando venga el sufrimiento, el desprecio, la cruz, has de considerar: ¡que es
todo esto para lo que yo merezco!

DÍA 31-AGOSTO-1981

Muchas cosas podría decir hoy de mi oración. Le contaba al Señor mis


deseos de ser de Él, le explicaba mis debilidades, mis ansias de ser suya, mis
fracasos para lograr lo que quiero, etc... En esto, el Señor recoge mi alma, me tiene
junto a Él, descansando mi alma en Él, como diciédome: “Siempre estoy contigo,
soy tu fortaleza”.
En esos momentos yo no estaba en este mundo, me parecía verme en el
cielo gozando de Dios, unida a Él por amor, en el gozo de Dios que llena el alma
de felicidad.

“...tu alma está virgen de pecado...”

Señor, me veo fracasada por todos lados, sobre todo en el Convento, no


acierto nuca lo que digo.

“Si estos fracasps los llevas con humildad, sirven para darme mucha gloria y que
otros también me la den”.

DÍA 8-SEPTIEMBRE-1981

Señor, quisiera que esta Presencia tuya interior que me haces sentir, se
reflejase en mis buenas obras y en fidelidad a tu Amor.
Quisiera también que todo el que se acerque a mi, marche contento y
amándote más y más a Ti.
Señor, que yo sea humilde por Puro Amor a Tí.
Señor, que yo vea mi nada y que reconozca que todo te lo debo a Ti. Esto
ya lo veo Señor, pues veo y reconozco mi nada, mis miserias y que sin Ti nada,
Señor, soy.
Señor, profundiza más en mi, en esta nada que soy y que me vea siempre
necesitada de que Tú, Señor, me lleves de la mano, para obrar el bien por Puro
Amor a Ti
Señor, cuando recoges mi alma y la haces volar a tu amor, descansando en
Ti amorosamente, que todo ello me sirva para ser humilde y más tuya, para
amarte con más Puro Amor y con mayor aumento de fe.
Señor, cuando tenga que sufrir que siempre lo vea como una prueba de tu
Amor a mi, y que lo permites para que mi amor, en el sufrimiento, sea un amor
más puro a Ti.
Señor, que haga las cosas como más te gusten a Ti, sin mirarme a mi
misma.
Señor, te quiero amar, y darte mi amor puro a Ti, sólo a Ti y para Ti.
Esta vida espiritual –decía el P. J. Gibert sobre la vida de santidad- no llega
a su perfección, a un alto grado de santidad, sin una acción contínua de la gracia,
la cual produce un aumento de pasividad en el alma y además una unión cada
vez más constante del pensamiento y de la voluntad con Dios. No hay, por tanto,
santidad sin una vida de oración cada vez más contínua y ni tampoco sin una
prurificación íntima.
Es este ejercicio de la oración afectiva –añade el P. J. Gilbert- el lenguaje del
corazón que habla el Verbo y el leguaje del Verbo hablando al corazón.
Unas veces pone al alma en una simple atención para escuchar a Dios,
cuya palabra produce maravillosas impresiones, otras la excita a hablar ella
misma, conversando familiarmente con Dios, derramando su Corazón en
presencias suyas y consumiéndola en las llamas del Amor. En este trato de
conversación íntima trabaja poco el entendimiento.

14- POBREZA INTERIOR

Fundamental es sobre una seria pobreza exterior. Es un verdadero


anonadamiento. Una muerte a sí mismo. Una liberación de los propios gustos y
demás opiniones y virtudes, aún del mismo progreso espiritual. De todo lo que
puede apoyar el yo. De todo lo que hace sólido y evidente, aún de las cosas
buenas. Mas vale que éste yo se pierda en el Amor de Cristo, perderse así, es
encontrarse, morir de esta manera, es salvarse para vivir en Cristo. Este debe ser
nuestro ideal, sin este ideal nuestra vida monástica no será sólida, ni seremos
verdaderamente felices en el Monasterio.
Muchos creen que observan muy bien el voto de pobreza al tenerlo todo
con permiso. Nunca creen en la pobreza, no hacen más que observar la pobreza y
satisfacer con permisos sus deseos de adquirir cada vez más cosas. Pierden poco
a poco ese espíritu de sacrificio que constituye el alma misma de la vida
monástica.
Nunca llegar a sentir que la pobreza consiste en no tener lo que se quiere.
El adquirir las cosas con permiso, es amontonar más cosas, o sea, que es un
aumento de cosas que van contra la pobreza.
Al crecer en el espíritu de la vida religiosa, uno restringe sus necesidades.

Señor, aunque me vea sepultada por quien Tú sabes, mientras Tú estés


conmigo y me ayudes, no temeré. Contigo soy feliz. En estos momentos me haces
ver mi nada, gracias Señor, pero me siento tuya y soy feliz. Señor, me haces ver
mi amor propio. Gracias Señor, con tu gracia me corregiré, porque pongo en Ti
mi confianza, no me dejes Señor, sin Ti no soy nada.
Dadme Señor esta paz en la que te encuentro. Contigo todo lo poseo,
contigo amo los desprecios, te los ofrezco con amor y soy feliz.
Con mi luchar y tu Misericordia confío en hacerme fuerte a tu amor, y así
poderte amar solo a Ti, sin agobios ni apegos que me separen de tu Amor.
Gracia Señor por las humillaciones, dame Señor la fuerza que necesito.
Contigo voy segura, en Ti confío Señor.

15- LA CORRECCIÓN A UN ALMA

Si a un alma la corrigen, pero la cargan demasiado, y a otras, por lo que sea, no


las corrigen así, resulta que el alma que se ve demasiado corregida, no puede con
tanto peso y se hunde.
La que no está corregida, porque se la facilita todo, esa vuela, pero como
no tiene lucha, su vuelo puede ser ficticio y no dar el resultado que debía dar.
Cuando se reciben desprecios, esa lucha para vencerlos, ayuda mucho para la
vida espiritual.
Dice Santa Teresa, que cuando deseemos alabar a Dios y holgamos de su
Bondad y que sea “EL QUE ES”, y en desear su honra y gloria, estén con gran
aviso cuando el Señor les diese esto, no lo dejen por acabar la meditación que se
tiene de costumbre. Para aprovechar mucho de éste camino y subir a las moradas
que deseamos, no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho, y así, lo
que más os despertare a mar, eso haced.

Señor, sentí tu presencia dulcísima de Amor en toque delicioso, y yo, por


seguir mis inclinaciones, no te atendí como tenía que hacerlo. Tú, Señor, te fuiste,
y por más que hago, no vuelves como antes, aunque has dejado mi alma recogida
en tu Amor. Yo tengo la culpa, Señor perdóname. Era un momento en que leía
algo del cielo, y parecía como si me dijeses que me dabas a gustar momentos de
cielo, pero por mi culpa, Tú te fuiste. Perdóname Señor. Esto me enseña como
tengo que estar atenta y agradecida a tus visitas de Dios en mi alma. Tengo que
aprovecharme de ella con mucho amor.
Estas saetas de amor, por pequeñas que sean, dejan el alma “fiel” a la
voluntad amorosa de Dios, con deseos de más perfección y sin condiciones, como
Dios quiera.
Estos toques y estas presencias tuyas son maravillosas Señor, porque
dejando el alma en libertad, ella se entrega sin condiciones.

Mi oración de hoy ha sido deliciosa y la de ayer también. ¡Gracias Señor!


Que yo sea fiel, comprensiva y humilde y todo por tu Amor.

* * *

Mi oración de esta mañana ha sido feliz. Después de la Sagrada Comunión


más feliz. Esta tarde lo mismo. Creo que al dejar lo que el Señor me pedía, según
me parecía a mi, el Señor me da a conocer que quiere que le obedezca y sea más
fiel a sus deseos.

* * *
Siento la Presencia del Señor y verdaderamente no hay deleite como su
deleite, no hay gozo como su gozo. ¡Gracias Señor! Yo creo que el Señor adentra
el alma dentro de Él, y como Él es gozo, le hace gustar al alma de su gozo. Ahí
todo se olvida, se está en otro mundo, el del gozo de Dios. Dios, al darse Él, nos
da lo suyo, y como Él es gozo, nos da su gozo.

Al decirte Señor que te quiero amar, que te amo con todo mi corazón, quiere decir
que todo lo tengo que hacer por amor a Ti, con la mayor generosidad y sin mirarme para
nada a mí ni a mis gustos. Todo hecho solo por amor a Ti y para darte mayor amor a Ti

El Señor me hace ver el valor de los desprecios y de las humillaciones.


¡Gracias Señor!
La oración de hoy ha sido fervorosísima. Siento la Presencia de Dios
dulcemente que recoge mi alma llenándola de suavidad y amor. ¡Cuántas cosas
me enseña el Señor en estos momentos de su amor a las almas, de su generosidad
para perdonar, de su misericordia para nosotros pecadores! ¡Tanto me enseña en
este, su dulce recogimiento! Deja al alma con una paz deliciosa y con un gran
recogimiento interior. En estos momentos no tienen ningún valor las cosa
exteriores, todo lo llena interiormente mi Dios Amor. ¡Gracias Señor!

16- CAMINO

Amo muchísimo la santísima Humanidad de Jesús, Él es mi Camino, mi Verdad y


mi Vida.. Camino es su doctrina, Verdad porque es verdadera y Vida porque nos
lleva a la vida eterna.
He visto a Jesús varias veces, deja el alma llena de Él y de su Amor.

Señor, cuando así mi alma has herido


y me dejaste herido de tu Amor divino
al marcharte, amado mío,
llevaste mi alma herida de tu Amor contigo.

Sigue mi alma herida de tu amor divino


y mi alma con nada se consuela
mas que con este Amor querido

Es tan dulce éste Amor


que traspasa mi alma dulcemente
y en esta herida tan sabrosa
que tu Amor deja en el alma
el alma en este Amor divino tuyo, desfallece.

17- EL ALMA ESTÁ HERIDA

Señor, veo que tu presencia en mi alma es tan segura cuando así dices: “El que
guarde mi palabra, mi Padre y Yo iremos a él, y haremos morada en él”.

El alma siente, Señor, esta presencia divina que la embriaga. La dejas herida,
Señor, de tus amores, que son dulzura y vida. El alma ya no puede vivir sin tu Presencia
divina, pues la has dejado tan herida, que le es sabroso por tu Amor, estar así herida.
Heriste mi alma con tus amores y mi alma sigue así herida, pero es una herida tan
dulce y sabrosa, que de ella currar nunca querría.
Señor, mi alma está herida de tus amores y estos amores a mí me dan vida, vida
que quiero emplearla toda, para amarte más cada día.

“Vengo de comulgar, Dios es siempre AMOR”.

Consulto mi vida espiritual con una religiosa que conoce bien mi vida. Me
dice que siga así, que son las obras las que dan valor a la vida espiritual y según
el amor con que se hagan.
18- ENCONTRAR A DIOS

Dios me hace ver, entender y experimentar lo que he visto. El alma tiene que
estar completamente limpia de apegos, faltas voluntarias, etc., para que así,
completamente limpia, pueda encontrar a Dios en ella.
Por eso veo que es bueno al ponernos a hacer la oración, hacer algún acto
de arrepentimiento de nuestros pecados y faltas, aunque sean pequeñas.
Debemos disponer el alma lo más limpia posible para poder encontrar a Dios y
dialogar con Él.
Para poder encontrar a Dios en el alma, hay que poner el alma en una
disposición especial de limpieza y de amor. El alma, así, podrá encontrar a Dios,
que no se hace esperar, porque en un alma así Él tiene sus delicias.

19- DE LA MEDITACIÓN A LA CONTEMPLACIÓN INFUSA

Ayer comentaban de la oración. Según Dios me da a entender, la veo así:

La meditación nos lleva a la oración.


Esta oración nos lleva a la oración afectiva, en donde ya se siente gusto en
la oración.
Esta oración nos lleva a la contemplación amorosa, donde ya sentimos el
Amor de Dios. Esta contemplación amorosa nos lleva a la contemplación infusa,
donde ya nosotros no hacemos más que recibir lo que Dios nos da, porque
nuestro trabajo ya lo hemos hecho hasta la contemplación amorosa, que ha sido el
trabajo de mortificación, renuncias … vaciarnos de nosotros mismos, etc… En
este vacío es cuando nuestro Dios nos puede llenar de Él.
Así hay que disponer el alma para llegar a la unión Dios.

Si en la Contemplación Infusa Dios deja sentir su divina Presencia,


entonces dejando el alma en libertad, la fuerza del Señor es tan grande que el
alma se ofrece sin condiciones para lo que Él quiera, y así darle su más puro
amor, a Dios Amor.

El coloquio con Jesús después de la sagrada comunión ha sido delicioso.


¡Cuánto me ama el Señor! Su dulcísimo recogimiento enamora. Esto es muy
distinto del toque sustancial en el alma, es mucho más profundo y de muchísimo
mayor deleite. Es que, el toque sustancial es un deleite muy grande, subidísimo,
que si no se llega a experimentar, no se entiende, ni creo que se pueda dar a
entender.
Hoy, estando haciendo la oración de la mañana, cuando menos lo
esperaba, y mientras leía sobre los toques sustanciales, pero sin pensar que me
podía pasar a mí, sentí la Presencia de Dios con un toque sustancial bastante
fuerte.
Como me suele pasar, cerré el libro, se me cerraron los ojos y me quedé
como sin fuerzas en el cuerpo por el deleite tan profundo y delicioso que sentía
mi alma. No dura mucho el momento deleitoso del toque, pero queda luego un
recogimiento que dura bastante, y hasta horas, en el que el alma dentro de ese
recogimiento no queda para nada; sin ganas de hablar, porque no salen las
palabras, pero esto no quita el poder cumplir las obligaciones que entonces se
tienen que hacer.

Estos días, después de la sagrada comunión y de la oración, mi Dios Amor


se regala en mi alma, como sólo Él sabe y puede. Sentía a Dios en mi alma con
una presencia deliciosa de Amor. El Señor me daba a entender que pensase lo
que sentía, y era una cosa tan dulce que tocaba o atravesaba mi alma, con una
delicia llena de amor. Era como un susurro suave, dulce, fino, profundo, que me
dejaba como herida de amor. Me ha durado mucho. Unas veces me dura más y
otras menos, pero dura casi toda la oración.
Era algo que atravesaba mi alma, y según iba pasando, iba llenando mi
alma de gozo y amor. Esto es muy difícil de explicar, aunque algo me doy a
entender. Lo que sí diré es que es delicioso y que deja el alma con unos deseos
grandísimos de servir a Dios con la mayor perfección, dentro de mi poca cosa y
pequeñez.
Creo que el Señor me ve tan poca cosa y con esos deseos de ser toda suya,
y por eso me trata así, para que puede logar mis deseos de ser siempre toda suya
y sólo para Él. Parece como si me dijese después de la sagrada comunión que el
mismo que recibía era el que así se regalaba en mi alma por amor.

* * *

El Señor me ha pedido un vencimiento que me ha costado mucho, pero


ahora veo lo que es la Gracia de Dios y estoy contenta de poder ofrecer a Dios lo
que me pedía. Además, estoy contenta, pero que muy contenta de darle amor así
a Dios. Me encuentro contentísima de dar un amor costoso a lo primero, pero
ahora me hace feliz que el Señor me lo haya pedido y yo habérselo dado con
generosidad.
Es algo que me pedía el Señor, algo para lo que yo había de pasar
por tonta. Al ver mi amor propio, esto me obliga a dar más a Dios con
generosidad, y contenta no solo de esto, sino de todo lo que me pida.
Para todo confío en la gracia de Dios.
Hoy, después de la sagrada comunión, el Señor me recoge amorosamente
y me da a entender como está conmigo por amor, no me deja sola. ¡Gracias mi
Dios Amor!

Ya sabes que quiero ser tuya como Tú quieras, pero también sabes que te necesito,
necesito que estés conmigo, yo sola soy débil, pero a pesar de mis flaquezas, que son
muchas, quiero ser siempre tuya. ¡Gracias Señor! Me tratas como solo Tú sabes y puedes,
no soy digna de nada, todo lo bueno te lo doy a Ti, mi Dios Amor.

Mis comuniones son deliciosas. ¡Cuánto me ama el Señor. Por eso me dice:
“¡Si supieses cuanto te amo!, piénsalo”.
Es que, si le pregunto a mi Dios si esta en mi alma, enseguida le siento con
amor, dándome a entender que siempre está conmigo. Él ya sabe que mi ilusión
es poseerle, siempre deseo estar con Él, decirle que le amo y que le quiero amar
sin condiciones. Pero veo que en la práctica no es así.
Huyo de las noticias y de las cosas, por no tener en mi interior más que mi
pensamiento en mi Dios Amor. Pero no lo consigo como yo quiero. ¡Que poco valgo
para tu servicio mi Dios Amor!, por eso todo lo espero de Ti
Aunque yo ponga los medios para conseguir mis deseos de amarte por
encima de todo, Tú me tienes que ayudar.

El Señor en la oración me hace ver que para desprenderme de todo y vivir


su amor, mi vida sea según la Regla y la obediencia, viviéndolas con toda
fidelidad. Lo veo tan claro que le digo al Señor que me ayude para vivirla según
sus deseos. Dios, en nuestro interior, enseña e inflama el alma en amor y da
fuerzas para cumplir sus deseos.
Siguiendo las santas Constituciones y la obediencia, veo que así me
despojo totalmente de mi interior y exterior y así, vacía, pueda Dios llenarme de
Él.
Siento en mi interior una exigencia de Dios, para que despojándome de
todo, de lugar para que Él me pueda llenar más y más de su Amor. Para
conseguir esto me apoyo en las Constituciones y en la obediencia, porque siendo
fiel a ellas, ellas mismas me dan el desprendimiento que busco y que Dios me
pide.
Yo quiero tener a Dios contento en mi alma, dentro de mi pequeñeces que
es mucha, pues estoy llena de flaquezas y debilidades, las cuales tengo que
procurar ir limando y quitando. Para todo cuento con la Gracia de Dios.
Hoy ha venido mi director, todo le parece bien. Le digo como es mi
oración y como me ofrezco al Señor sin condiciones, pero siempre contando con
la gracia de Dios. Me dice que está bien. También le digo que le pido al Señor que
me haga santa, pues veo que los santos han amado mucho a Dios. Yo le quiero
amar como los santos, pero como yo valgo tan poco, por eso le digo al Señor que
me haga santa Él sin condiciones. También le digo que me tiene que ayudar y no
dejarme sola. Am mi director todo esto le parece bien.

El Señor me da a entender que todo lo que hago por cuidarme, como lo


hago para mí, ya no es un amor puro a Él, es más bien egoísta, un amor egoísta
personal. Así lo veo yo también. Pero aceptar todas las molestias que trae una
enfermedad, si esa aceptación es por puro amor a Dios, ya le doy amor.
Hay muchas cosas que se pueden ofrecer a Dios por puro amor a Él, sin
que intervenga el amor propio; solamente que actúe el vencer la voluntad por
puro amor a Dios. Esta voluntad dada a Dios por puro amor a Él, tienen mucho
mérito espiritual.
Si cuando me recoge el Señor amorosamente y me pide alguna renuncia de
algo que me cueste, si no se la doy, luego voy a la oración y no le encuentro por
más que le pregunte si está en mi alma.
Así el Señor va despojando el alma poco a poco, para que quedando vacía,
la pueda Él llenar de su Amor, de Él mismo que es su Amor.
Hay veces que Él dilata el alma, porque el alma es tan pequeña para la
grandeza de Dios, que necesita ser dilatada por Él. Entonces Dios pone sus
complacencias de amor y el alma goza sin medida del Amor de Dios.
¡Dios es siempre amor!

20- QUIERO SER SANTA

Leo la vida de los santos, veo su vida de ejemplos, abnegación, sacrificio,


mortificación, en todo, tanto en la comida, como en la ropa, en las comodidades,
y en un sinfín de cosas, …….y yo quiero ser santa ……….sin que nada me
falte………sin dejarme humillar….
De verdad que sueño, pero a pesar de todo quiero ser santa, porque el
Señor `pone en mi interior unos deseos y unas exigencias grandes para que yo
sea santa, pero santa por amor a Él.
Ahora pregunto yo: ¿cómo puede hacerme santa en el ambiente en que
vivo? Y me sale la respuesta de siempre, o sea, por medio de las Constituciones y
la Obediencia, y siempre con la gracia de Dios. Así que es esto lo que tengo que
practicar con la mayor perfección que pueda dentro de mi nada y de mi
pequeñez, pero siempre, siempre contando con la gracia de Dios.

Es que el Señor me trata con tanto amor, se regala en mi alma con sus
dulzuras, suavidades, tan amorosamente que sin obligar, arrastra al alma para
hacer lo que Él quiere, yo también quiero hacer, esto es, amarle sin condiciones,
sólo por ser Él que es, por puro amor a Él mismo, sin mirarme a mí para nada.
Pensando en lo que he escrito, el Señor recoge mi alma y oigo que me dice:
“Eso es pata ti, así te quiero en Mí”. Yo entiendo que me dice que quiere que viva
con la mayor perfección las Constituciones y la Obediencia.
¡Gracias Señor!

LA CONTEMPLACIÓN ES AMOR
SUS INTIMIDADES DIOS LAS DA
DIOS ES SIEMPRE AMOR

Siento la Presencia de Dios en mi alma. ¡¡Que fuerza tienes Señor!!


Con esta Presencia tuya todo lo demás desaparece, mi pensamiento queda
vacío de todo, porque Tú lo llenas, mi voluntad queda unida a la tuya, porque
sólo quiere lo que Tú deseas. Y ese deseo tuyo y mío, hacen un solo deseo de
amor. Mi deseo es amarte sin condiciones, pero siempre estando Tú conmigo,
porque yo sin Ti nada soy. Cada día me veo más nada y reconozco que Tú Señor
eres toda mi fortaleza. Esta Presencia tuya, ¡que fuerza tiene Señor!. ¡Qué grande
es tu Presencia en el alma Señor! ¡Que grande es tu Amor! De éste amor tuyo y
mío, haces un solo amor, para que los dos vivamos en un mismo amor!
Dios mío, sentir tu Presencia en el alma y dejarse despojar de todo por Ti,
y por tu Amor, es una gracia muy grande, inmensa, pues llevas al alma a tu
Amor, contenta de dejarlo todo por Ti, Señor, mi Dios Amor. Gracias por tantas
gracias como me das, mi Dios y Señor.

Hoy siento mucho el pronto de carácter que he tenido con una hermana.
La he pedido perdón, me he confesado y se lo he dicho a la Superiora. He sentido
muchísimo el haber faltado así. Mi propósito es firme de no volver a hacerlo.
¡Señor, ayúdame, te necesito siempre¡
Ayer, después de la sagrada comunión, siento a Dios en mi alma como
un horno de fuego que me hacía sentir su divina Presencia. Me daba a entender el
amor que me tiene y cómo perdona mi falta del pronto de carácter, viendo mi
arrepentimiento y mi pena por ofenderle. Me da a entender que le ato las Manos
para poderme dar sus gracias. Todo esto me lleva a vivir con más cuidado y con
más dominio de mí, para no caer así y ser más fiel al Señor.

Gracias Señor, pero para todo cuento con tu gracia. Señor, nada soy en Tí pongo
mi confianza, porque sé que Tú me darás lo que más me conviene para serte fiel. Hay
veces que necesito que me humillen, pues estoy llena de amor propio.

Al desprenderme de mí misma, me desprendo de todo lo que es obstáculo


para amarle a Él. Veo que mi mayor enemigo soy yo misma, por eso no tengo que
pensar en mí, sólo pensar como amarle mejor a Él en las circunstancias que se me
van presentando durante el día.
Le digo al Señor que me ayude y Él me dice: “Ya ves cómo siempre estoy
contigo”. Y siento que el Señor tiene mi alma dulcemente recogida en Él, en su
Amor.
¡Gracias Señor!
Me dice el Señor que mi alma le es agradable, que se recrea en ella con
amor. Me dice: “Si supieras cuanto te amo. Vengo buscando amor en tu alma, hay
tantos que no me aman, o me aman como a ellos les parece y no como me tienen que amar.
Vengo a tu alma porque encuentro amor”.
Valen tan poco las cosas exteriores, la vanidad que dan, secan el espíritu,
absorben una vida sin sentido y no dejan lugar en el alma a Dios. Las almas
materializadas lo poco que dan a Dios lo hacen rápidamente, casi sin fijarse en lo
que hacen, porque las cosas del mundo les tiran como un imán. Pobrecitas almas.
Viven llenos de agobio y dejan su alma vacía de Dios.
Cosas así también pasan en las almas consagradas. Estas son más
responsables porque en su agitación no piensan en lo principal, esto es, Dios. Solo
ver las cosas de las que hablan, de los afanes que tienen, afán de noticias
exteriores, les descuben como son sus almas que están vacías de Dios, pues se
suele hablar de lo que está lleno el corazón. Llevan sus vidas consagradas a su
estilo.
MÁS INFORMACIÓN DE LA AUTORA SOR LUISA
MARÍA RODAMILANS Y SU FAMILIA ANDREU:

http://www.virgendegarabandal.com/familiaandreu.htm

FOTO: P. Luís, P. Marcelino, María Luisa (luego Sor Luisa


María, monja Salesa), P. Ramón y Rafael Andréu.

FOTO: de la autora Sor María Luisa (monja Salesa)

AMGD y la BVM

Pueblo de María

www.pueblodemaria.com

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