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22/09/1887.
Hechos: Eduardo Sojo fue fundador del periódico Don Quijote y mediante caricaturas por él
firmadas denunciaba la corrupción en el gobierno en la Década Infame. Puntualmente el 4 de
setiembre de 1887, durante las sesiones del proyecto de ley de Arrendamiento de las Obras de
Salubridad, caricaturizó este trámite del Congreso. La Cámara de Diputados, presidida por Lucio
V. Mansilla, lo pone en prisión "...por el término que durarán las sesiones... por haber violado los
privilegios e inmunidades de la Cámara...".
Objeto del caso: Ante lo sucedido, Sojo solicita su inmediata libertad, interponiendo un recurso
de habeas corpus directamente ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, fundando la
competencia de la misma para entender en esta cuestión en el art. 20 de la ley 48 (actualmente
derogado) sobre jurisdicción y competencia de los tribunales nacionales.
Identificación de instancias anteriores si las hubo: Interpuso el recurso ante la Suprema Corte.
(Para que corresponda el procedimiento que se le ha sometido por recurso de hábeas corpus,
sería necesario que el individuo arrestado fuese un embajador, ministro o cónsul extranjero, o el
arresto hubiese sido decretado por tribunal o juez de cuyas decisiones le correspondiese entender
por apelación.
La garantía acordada por el recurso de hábeas corpus, fundada en la igualdad ante la ley, no tiene
otra excepción que cuando la persona que ha sido objeto de un mandato indebido contra su
libertad pueda traer un conflicto internacional)
También, se relaciona con el caso Marbury vs. Madison, existe una expresa remisión y cita del
fallo. Se expresa:
‘Cuando la constitución y una ley del congreso están en conflicto, la constitución debe regir al
caso que ambas refieren’
El juez Ibarguren, en disidencia, sostuvo que siendo el recurso de hábeas corpus de jurisdicción
apelada por su naturaleza, y estando atribuido su conocimiento a la Suprema Corte,
concurrentemente con los jueces federales, no puede negarse la competencia del Tribunal para
conocer de él, y mucho menos cuando se interpuso contra la resolución emanada por una de las
ramas del Congreso ejerciendo atribuciones judiciales.
Decisión final del fallo: La Corte Suprema por mayoría entendió que no tiene jurisdicción
originaria para conocer en recursos de hábeas corpus interpuestos por particulares salvo que el
individuo arrestado fuera embajador, ministro o cónsul extranjero; o el arresto hubiese sido
decretado por tribunal o juez de cuyos autos le correspondiese entender por apelación. Y que
además, la Corte no puede entender en este caso sobre un mandamiento del poder legislativo,
porque sería repugnante a la independencia de los poderes. Y además, la citada ley no crea un
nuevo caso de jurisdicción originaria, ni se puede ir más allá de los casos que cita la constitución.
(La Corte cuido de decir que la disposición legal fuese inconstitucional y, en cambio, declaro que
era “inaplicable”)