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CULTURA

Hugo Zapata siembra


sus flores de piedra en China
Fecha de recepción: 25 de octubre de 2011 - Aceptación: 11 de noviembre de 2011
La introducción de Juan Luis Mejía al libro sobre la obra de Hugo Zapata publicado
por Villegas Editores es una de las más certeras aproximaciones a su mundo.
María Eugenia Niño y Luis Ángel Parra, de la Galería Sextante y el Taller Arte Dos
Gráfico, han sido galeristas y editores de la obra de Hugo Zapata y han facilitado
algunas imágenes para este número de Poliantea.
A todos ellos nuestro reconocimiento.

Juan Gustavo Cobo Borda


Resumen tion that Juan Gustavo Cobo Borda proposes in this edi-
La roca, elemento medular de la obra del artista colom- tion of Poliantea. The writer approaches Zapata’s work in
biano Hugo Zapata, se presenta como el eje de la order to elucidate some of its reasons and key topics.
reflexión que en esta edición de Poliantea propone Juan
Gustavo Cobo Borda. El escritor se aproxima al trabajo Palabras clave
de Zapata y dilucida algunos de sus motivos y temas pri- Roca, arte contemporáneo, artistas colombianos, escul-
mordiales. tura.

Abstract Keywords
The stone, the core element of the work of the Colombian Stone, Contemporary Art, Colombian Artists, Sculpture.
artist Hugo Zapata is presented as the axis of the reflec-

A veces tersas, en otras ásperas, en oca- vibra y estremece el aire. Por el contrario,
siones segmentadas. Otras dejadas al azar los nombres primordiales, carbón, lutita,
del camino. Dulce en la suavidad que incita pizarra, mármol, basalto, cuarzo, cristales
al tacto o espejeantes en la difícil aleación naturales, asoman más tarde. La primera
entre dureza y ref lejo. Pues todas ellas, impresión es de paz y sosiegos. No pensa-
las piedras de Hugo Zapata ( La Tebaida, mos en eras geológicas, ni en volcanes al
Quindío, 1945), parecen encerrar en sí la emitir fuego y lava que se petrifica, ni en
cavidad de una ofrenda, trátese del agua o errantes asteroides que cayeron a tierra.
de los pigmentos vegetales. Por el contrario : nos encontramos con
Flores votivas para rendir homenaje ellas, con las piedras de Hugo Zapata, como
a los dioses esquivos, su diálogo es con la un refugio, como una luz negra que brilla
naturaleza. No sospechamos que puedan indeficiente, más allá de árboles, lluvias y
haber sido pulidas ni por la mano del nubes. Porque en realidad todo el cielo se
hombre ni por un artilugio mecánico que ha posado sobre esas vetas y esos relieves,

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y el afán se ha tornado contemplación lo reflexivo. Del geólogo que percibe en el azar
activa como el agora que dispuso para la una latente posibilidad creativa al arquitecto
Universidad Eafit de Medellín. Aristas, que edifica con él una morada o señala, en el
volúmenes, superficies, sombras y texturas jardín o el piso, una orientación que aún no se
como si la cultura, en el silencio que surge desprende de su raigambre húmeda pero que
después del diálogo, nos reconciliara con el ya entra a formar parte de un conjunto, de
primer principio. La naturaleza misma. una estructura. De un lugar pletórico de sen-
Mujeres y hombres, en cuclillas o ten- tido. La materia y el espíritu. Donde también
didos sobre lo grave de la tierra, siguen con hierro, concreto o vidrio sirven para sugerir
desprendimiento las constelaciones de sus utopías. Velas de barcos, como las egipcias,
sueños. En tal sentido su serie “Amantes”, que atraviesan las puertas del sol en su eclipse
siempre dos piezas paralelas, erguidas en el y sobrepasan así los raudales incontenibles
espacio, armónicas pero diferentes, sugieren de la muerte. Les otorgan marco, dimensión
el contrapunto de la música, sus disonancias y mesura como si el paisaje resultase con-
melódicas y su compenetración afectiva. tenido entre las manos del hombre al señalar
Quien sembró 70 000 yarumos plateados la inconmensurable distancia del horizonte y
en torno a una represa ( Río Grande II) y con- ponerlo a nuestro alcance.
figuró un sendero de colores que contrastan Por ello, muchas de sus piedras, en un
(verde, plata, gris, azul) va de lo primordial a vestíbulo, en una casa, en el recodo de una
galería de arte, nos obligan a deteneros, con
Reseña de autor un latido ancestral de emoción y perpleji-
Juan Gustavo Cobo Borda dad. De reflexión y empatía. Ver, sentir y
www.coboborda.org
coborda@gmail.com comprender el hábitat donde vivimos,
Colaborador Revista Poliantea parto y tumba.
Poeta y ensayista bogotano. Fue director durante una
En esos mares apresados en un contorno
década (1973-1984) de la revista Eco, de la librería de piedra late una temblorosa isla, que tam-
Buchholz, y Gaceta, del Instituto Colombiano de Cultura. bién es de piedra pero ya es de agua. Que
Ha ocupado cargos diplomáticos en Buenos Aires y
Madrid y fue embajador en Grecia. Miembro número vibra, se agita y habla pero continua firme e
de la Academia Colombiana de la Lengua desde 1993, inmodificable tal como Hugo Zapata, demi-
y correspondiente, de la Academia Española. Ha sido
jurado tres veces del Premio Juan Rulfo, (Guadalajara,
urgo, la dispuso en su universo emotivo. El
México); del Rómulo Gallegos, (Caracas); del Reina de quien lee a Baudelaire y sus flores del mal
Sofía de poesía iberoamericana (Madrid) y del Neustad, pero también traza y ordena en Aracataca,
Universidad de Oklahoma, Estados Unidos. Ha colabora-
do con otras publicaciones, como Plural, de México, ABC, en el Camellón de los Almendros, un lugar
de España, y El Nacional de Venezuela. de reunión donde bloques de concreto rete-
Entre sus poemarios figuran Consejos para sobrevivir
(1974); Todos los poetas son santos (1987); Dibujos
ñido e hilos de agua rinden y convocan a
hechos al azar de lugares que cruzaron mis ojos (1991) y un homenaje apacible a Gabriel García
La musa inclemente (2001), entre otros. Algunas de sus Márquez y Juan Rulfo. Diálogo, una vez
publicaciones son Lengua Erótica: antología poética para
hacer el amor (Villegas Editores, 2004), Lector impeniten- más, del hombre consigo mismo y su
te, El olvidado arte de leer, Enclave de palabras número entorno.
tres Acosado animal (Politécnico Grancolombiano, 2010),
Vargas Llosa: La pasión de narrar (Alfaguara, 2010), sus
Escultura pública donde cifrar y desci-
más recientes publicaciones. frar los signos primordiales que desde

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las cavernas de la prehistoria dispuso el con ese comienzo antes del principio, en
hombre sobre sus irregulares muros en el cual las rocas, que contienen la memo-
sombra gracias a esos pigmentos rojos o ria de todo y se yerguen como estelas para
naranjas donde, como hizo en su libro de servir de testigos de los hechos de la his-
artista, del 2008, con William Ospina, en el toria, son paulatinamente borrados por
Taller Arte Dos Gráficos, darían pie a una la lluvia. Pero aún así subsisten. Donde
aseveración muy suya: “Antes del hombre, el mensaje de la cronología se ha vuelto
la tierra ya escribía”. la impronta de la estética. Lección de
Danza fosforescente sobre el telón de humildad que conoce muy bien Zapata,
fondo de milenios, el agujero negro del en el devenir cíclico con que asume su
origen se puebla de insectos de luz. De silu- tarea, tan compenetrada con la tierra.
etas de hojas ya definitivas. De vibraciones En Shangai, un jardín de la gente, con 60
espasmódicas de trazos y alfabetos suger- flores suyas de hierro, aguarda el renacer
entes que, como en todo el arte de Zapata, de la inexorable primavera. Con razón,
tiene plenitud formal, sellada sobre sí China se yergue en los diagnósticos del
misma, pero también apertura a la mirada futuro. Nunca olvidó sus raíces. Sus
que acoje, dilata y asimila. murallas de piedra son posibles aún de
Quizás por ello, ya desde 1977, haría su visualizar desde la luna.
primer viaje a China, para reencontrarse

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