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EL DIABLO DE LA CATEDRAL DE AREQUIPA

Y SU PRESENCIA EN DICHA CIUDAD

Por: Pablo Nicoli Segura.

Me he pasado ya buenos años investigando leyendas; especialmente aquellas


referidas a nuestra ciudad: Arequipa. Por otra parte he sentido siempre una
especial fascinación por aquellos aspectos misteriosos u ocultos de la historia
local y sin duda, mi trabajo de investigador, se ha centrado mucho en los
secretos de la más bella Catedral del Perú.
Todos los arequipeños y residentes en estas tierras saben, han visto o por lo
menos han escuchado hablar del artístico púlpito francés que ostenta –al
interior- nuestra Iglesia Mayor desde el siglo XIX y que tiene por protagonista
principal a una magnífica escultura en tamaño casi natural del diablo (mitad
humano-mitad serpiente) aplastado por una pesada columna y retorciéndose
de dolor al sufrir tan peculiar castigo Divino; puesto que esto mismo representa
todo el mueble del púlpito en cuestión: la Verdad Divina o Evangélica abatiendo
a la maldad.

1- EL DIABLO DE LA CATEDRAL: LOS MIEDOS DE LA NIÑEZ

Cuando era niño mis padres me llevaban cada domingo a la Catedral –de
Arequipa- para participar de la misa. Usualmente asistíamos al oficio religioso a
eso de las cinco de la tarde en compañía de todos mis hermanos, cuando las
últimas luces del día ingresaban por los vitrales del templo y proyectaban una
atmósfera algo particular y misteriosa. No sé aún el por qué, nos gustaba
sentarnos cerca al púlpito que somete a la imagen tallada del demonio cuyas
facciones duras y larga cola enroscada en una columna ha formado parte,
alguna vez de los temores de los niños de nuestra ciudad. Cuando yo tenía
alrededor de 10 años, se me dijo que si no dejaba de reír, junto con mi
hermano, en plena misa, el demonio tallado cobraría vida y me daría tremendo
escarmiento. Bueno, no es literal lo que en verdad me decían; pero yo lo
recuerdo más o menos así. Otra de las advertencias que me daban era la de
no mirar de frente –de costado no había peligro-, al diablo enroscado, pues si lo
hacía y estaba yo en pecado, de seguro el mismo demonio se haría presente
en mis sueños esa misma noche. Por supuesto, hoy, después de treinta y
tantos años de dichas advertencias, infiero que si uno estaba en la gracia de
Dios, aunque lo mirara de frente, nada le sucedería.

Antes de escribir este artículo se me ocurrió averiguar cuál era el origen de


aquella “leyenda” o “tradición” arequipeña -o sólo familiar-, de observar de
frente al demonio de La Catedral, cuando uno está sin pecado y así no sufrir
las temibles consecuencias. Pues bien, hubiera sido sencillo preguntarles a mis
padres al respecto; pero lamentablemente ellos fallecieron ya hace muchos
años y mis hermanos no me resolvieron la duda.
Recordé entonces la mitología y encontré cierto acercamiento con la leyenda
de Medusa; si, aquella mujer grotesca que no había que mirar de frente a los
ojos, si uno no quería convertirse en piedra. ¿Tendría alguna relación la
advertencia que me daban de niño con la leyenda de Medusa? Podría ser, pero
no contento con esta especulación me dispuse a investigar un poco sobre el
famoso púlpito y sobre la imagen del demonio. Primero recurrí a las fuentes
escritas, luego a las orales con gente arequipeña de la tercera edad; pero sólo
pude sacar en claro que la creencia en mención no era sólo familiar, algunos
ancianos la habían escuchado también en su juventud con variantes o no. En
mi investigación me crucé con información interesante sobre el púlpito -con su
demonio- y afines que paso a enumerar:

1-Se sabe que fue la Sra. Francisca Javiera Lizárraga de Álvarez Comparet la
que solicitó se hiciera el púlpito para la Catedral de Arequipa, como estipulaba
su testamento y con el dinero de la posterior venta de una casa suya (8,000
pesos, de los cuales se destino 6,027 para la obra del púlpito), siendo albacea
Monseñor Mariano Lorenzo Bedoya. Dicha benefactora arequipeña murió en
agosto de 1867, lo cual nos hace inferir que la obra se materializó después de
12 años, entre las gestiones de la venta de la propiedad, la solicitud del trabajo
artesanal y su entrega; pues llegó a la ciudad en 1879. (Según el historiador
Víctor N. Benavente, el barco que traía las cajas con las piezas del púlpito tuvo
que seguir hasta Panamá, (no olvidemos que estábamos en plena guerra con
Chile y con los puertos bloqueados). Las gentes de la ciudad decían que el
diablo no había querido desembarcar en Arequipa.

2-Fue el ministro plenipotenciario del Perú en Francia, de esa época, el


arequipeño Juan Mariano de Goyeneche y Gamio, quien tuvo la misión de
buscar al artista que quisiera desarrollar el trabajo, puesto que en la misma
ciudad blanca la convocatoria no había tenido mayor éxito. El armado del
púlpito se hizo al año siguiente por artesanos y carpinteros locales con la ayuda
de Don Dámaso de Romaña, quien recibió un manual en francés para armar
este rompecabezas gigante y con el apoyo en la traducción del cónsul francés
en Arequipa Don Eduardo Posignon. Al parecer no hubo ceremonia de
inauguración al respecto. ¿Podría ser que la talla de un demonio no fuera del
agrado de las autoridades eclesiásticas de aquellos años? El punto 6 puede
apoyar esta idea.

3-El púlpito -y el demonio- es francés y se hizo en Lille, Francia en los talleres


de un famoso artesano de la época Charles Buisine-Rigot (1820-1893), cuyos
múltiples trabajos se encuentran sobre todo en Francia y parte de Europa.

4-La obra de la imagen del demonio pudo haber sido inspirada en una leyenda.
Refiere la tradición oral francesa la existencia de un dragón llamado La
Gargouille, descrito como un ser con cuello largo y reptilíneo, con potentes
mandíbulas, cejas fuertes y alas membranosas, que vivía en una cueva
próxima al río Sena. En el año 600 el sacerdote cristiano Romanus dominó al
dragón con la sola señal de la cruz. La Gargouille fue quemada en la hoguera.
Pues bien, la descripción de La Gargouille es muy similar a nuestra escultura
del demonio –diríase un demonio-dragón-, y si ustedes observan sobre la base
en la que se asienta el cuerpo aplastado de la talla, notarán que parecen
piedras, en brazas ardientes.
5-Algún escritor arequipeño ha afirmado que el diablo bajo el púlpito de nuestra
Catedral debe ser el único caso en el mundo de una figura demoníaca dentro
de una iglesia. Pues bien, no es cierto. Existen infinidad de representaciones
del demonio al interior de iglesias como lo veremos más adelante.

6-La talla del demonio tiene una réplica, aunque en tamaño algo mayor, y fue
realizada por un artesano arequipeño llamado Pablo Calle Daza en 1940
(aunque su elaboración tomó cerca de 15 años). La obra fue terminada –en el
cuatrocientos aniversario de Arequipa- para ser obsequiada a un templo
arequipeño –el de la Recoleta-, que encargó un púlpito (similar al de lla
Catedral), pero no aceptó la representación del diablo. Se dice que la réplica de
la talla del demonio fue premiada en el cuatrocientos aniversario de nuestra
ciudad, y que su valor monetario fue de 30,000 soles de la época.

La talla existe aún y se halla guardada en una casa en el barrio de Ferroviarios


perteneciente a los nietos del artesano.

7-Cuenta Don Víctor N. Benavente, que se invitó a talladores y carpinteros, de


la época, a que admiraran la obra y estos opinaron que la talla se había hecho
con molde.

2- ¿POR QUÉ EL DIABLO DENTRO DE LA CATEDRAL?

El plano de las iglesias góticas adopta la forma de una cruz tendida en el suelo.
Este es el símbolo del crisol hermético, donde la materia como Cristo, sufre su
pasión y donde muere para luego resucitar purificado. Así el plano del edificio
nos revela las cualidades de la materia prima que, alquímicamente, representa
la “Primera Piedra”, a esta piedra aún no labrada, se le daba la imagen del
demonio.

Las iglesias y sobre todo las catedrales francesas como la de Notre Dame
estuvieron plagadas de figuras grotescas y demoníacas (gárgolas) que según
se dice estaban ubicadas, especialmente en los techos externos, no sólo como
aspecto decorativo, sino para recordarle al hombre que la maldad se halla fuera
de la casa de Dios, mientras que por dentro de ésta es un sitio de encuentro y
paz interior, aunque también otras creencias afirman que estas figuras
grotescas actuaban como guardianes para mantener alejados al mal.
Muchas veces nos habremos preguntado ¿por qué el diablo dentro de la
catedral de Arequipa? Poco o nada se sabe del por qué se talló la imagen del
demonio para ubicarla dentro de nuestra iglesia mayor; así que sólo nos queda
especular al respecto.
Antiguamente el púlpito servía de lugar designado desde dónde el sacerdote
dirigía su palabra a los fieles y claro, todo el peso del mueble en cuestión
aplastaba, simbólicamente, al enemigo de Cristo: el demonio. ¿Pensó el
tallador de esta magnífica obra –quizá un francmasón-, ubicar al demonio
dentro de nuestra catedral por algún simbolismo para nosotros ignorado?
¿Quizás deseó recordar que la maldad también puede visitar y hasta entrar en
la casa de Dios? ¿Se trató acaso de un mensaje perverso? O conocedor de
que la catedral que había sido levantada en una ciudad muy lejana de su
terruño y seguramente ignorante de los secretos herméticos debía contener
una “Primera Piedra” simbólica, ¿en este caso de madera con la imagen del
diablo tallada?
He revisado –en catálogo- otras obras y tallas del escultor francés Charles
Buisine-Rigot y la verdad es que no encuentro un mejor trabajo –me refiero al
púlpito de nuestra iglesia Mayor de Arequipa con diablo incluido- que el
realizado para nuestra Catedral. La obra es además, por mucho, mejor y más
artística que la de otros demonios tallados, al interior de una iglesia, en todo el
mundo.
Lamentablemente el tiempo lo borra todo; hasta la memoria de los abuelos y
hoy es muy difícil descifrar el verdadero motivo de esta presencia infernal, que
desde niños nos asustó y fascinó al mismo tiempo.
 

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