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Nuestro documento llevará a conocer la situación educativa en el país por medio de las
investigaciones que hicieron algunos autores que abordaremos. Investigaciones que
comenzaron a segunda mitad de la década del 60 y principios del 70.
Unos años después se publicaba un primer informe, que incluyó una sistematización de
cursos de capacitación. Las teorías del capital humano y de la formación de recursos
humanos marcaron las producciones y argumentaciones de la política educativa de estos años
y estuvieron presentes en las reflexiones y producciones referidas a la Educación de Adultos
de esta década. Se reconocía la necesidad de responder a demandas de formación de
especialistas y de investigaciones empíricas asociadas a los problemas que se identificaban
para los países considerados “en vías de desarrollo”.
Las actividades articuladas con la UNESCO continuaron durante la dictadura militar. Estas
vinculaciones incluyeron la creación del Centro Nacional de Investigaciones Educativas
(CENIED) cuyos objetivos eran: impulsar, planificar y coordinar la investigación educativa
en el país; realizar programas de investigación priorizando las necesidades que demande el
planeamiento integral de la educación; formar especialistas en investigación educativa y
prestar asistencia técnica a otras instituciones.
Se propone una comprensión de la EPJA en el sentido de una educación propositiva más que
de formulación de respuestas. En relación con los sujetos estudiantes de la EPJA, se reconoce
la diversidad de un grupo que no se define sólo por cuestiones biológicas, refiriendo que si
bien la heterogeneidad es identificable en el sistema educativo y en grupos humanos en
general; en la modalidad adquiere características particulares no sólo en relación con las
diferencias de edad sino también en la diversidad en cuanto a expectativas, motivaciones y
necesidades respecto al aprendizaje y a las historias de vida. Se los reconoce principalmente
como sujetos de derecho, que participan del proceso educativo a partir de su ejercicio cívico y
sus necesidades cotidianas.
En los últimos años, se han firmado acuerdos internacionales relacionados con la Educacion
de Adultos, entre las prioridades acordadas por los países iberoamericanos, se incluyeron dos
referidas a la Educación de Jóvenes y Adultos, una fue velar para que las necesidades de
aprendizaje de todos los jóvenes y adultos se satisfagan mediante un acceso equitativo a un
aprendizaje adecuado y a programas de preparación para la vida activa y la otra, aumentar
hacia el año 2015 el número de adultos alfabetizados en un 50%, en particular tratándose de
mujeres y facilitar a todos los adultos un acceso equitativo a la educación básica y la
educación permanente (OEI, 2010). Dentro del conjunto de metas establecidas se incluyeron
garantizar el acceso a la educación a las personas jóvenes y adultas con mayores desventajas
y necesidades e incrementar la participación de los jóvenes y adultos en programas de
formación continua presenciales y a distancia. Para la primera meta se establecieron dos
indicadores. Uno referido al porcentaje de población alfabetizada y como nivel de logro: una
tasa de alfabetización que se sitúe por encima del 95% para la región antes del 2015 y el
porcentaje de personas jóvenes y adultas recién alfabetizadas que continúan estudiando.
Como nivel de logro, entre el 30% y 70% de personas alfabetizadas recientemente y que
continúan cursando estudios equivalentes a la educación básica. Para la segunda meta, se
definió como indicador el porcentaje de jóvenes y adultos que participa en programas de
formación y capacitación continua, presenciales y a distancia. Como nivel de logro, el 10%
de las personas jóvenes y adultas participando en algún curso de formación en el 2015 y el
20% en 2021.
Estas transformaciones a las que hace mención la autora, se ven reflejadas en la sociedad
actual, y en los cambios socioculturales que esta sufre constantemente.
Hablar de Juventud y adolescencia como una misma cosa es limitarnos a creer que estos dos
períodos de la vida sufren los mismos cambios y actúan de la misma forma cuando, en
realidad, es todo lo contrario.
La juventud no es un don que se pierde con el tiempo, sino una condición social con
cualidades específicas que se manifiestan de diferentes maneras según las característica
históricas sociales de cada individuo. La juventud se encuentra delimitada por dos procesos:
uno biológico y otro social. El biológico sirve para establecer su diferenciación con el niño, y
el social, su diferenciación con el adulto.
CONCLUSIÓN
Adolescencia y juventud son dos conceptos sobre los cuales hay desacuerdos en cuanto a los
tramos de edad que comprenden. La adolescencia es un hecho psicosociológico que puede ser
visto desde dos puntos de vista: desde la evolución biológica y psicológica de la persona o
desde el punto de vista de los determinantes sociales y culturales de esta etapa de la vida. En
la ley nacional 26.206 se considera que la juventud oscila entre los 12 y 24 años de edad; por
su parte el Código Civil establece que son adolescentes las personas entre 12 y 18 años de
edad mientras que la Organización Mundial de la Salud dice que comprende el periodo de
edad que está entre los 10 y 19 años. Se considera que la juventud va entre los 10 y 24 años
para las Naciones Unidas; Pero para efectos de las obligaciones gubernamentales educativas
para adolescentes y jóvenes, es preciso decir que comprende los niveles educativos de la
educación básica secundaria y media para los adolescentes y de los 18 años en adelante, la
educación superior.
La juventud ahora tiene más oportunidades de acceso a la educación pero menos acceso al
empleo y se exige un mayor nivel educativo. La realidad es que adolescentes y jóvenes de
sectores populares tienen menores posibilidades de acceso a las Tecnologías de la
Información y la Comunicación (tic) o a ciertas marcas y bienes mientras que los jóvenes de
los sectores beneficiados acceden fácilmente a las tecnologías de la información y la
comunicación pero tienen menos acceso al poder. Es preciso destacar que ahora la juventud
es más autónoma en cuanto a la educación pero enfrenta mayores obstáculos para lograrla.
La juventud es un tema central, el cual tenemos que afrontar de una manera más adulta. La
adolescencia representa una de las etapas más vulnerables en la vida de un ser humano y con
más incidencia en el ciclo vital de las familias, es una etapa caracterizada por conflictos
propios y de gran importancia porque en ella se supone el paso de la infancia a la vida adulta.
Constituye hoy en día un desafío difícil pero sugestivo, difícil porque los problemas
tradicionales de la adolescencia se han complicado en las últimas décadas como consecuencia
de la gran complejidad que ha ido adquiriendo nuestra sociedad y de las transformaciones a
las que ha sido sometida.
Los paradigmas educativos no han tenido un desarrollo sencillo, de hecho su tránsito entre
los actores educativos ha sido en cierto sentido tortuoso por las posturas polares siempre
presentes en el campo pedagógico. Por una parte, se encuentran las instituciones escolares,
que siguen observando hacia el pasado y que se erigen como defensoras de las tradiciones,
con una manera segura y aceptada de hacer las cosas, y por otra, surgen precisamente esas
corrientes innovadoras en diversos campos, direcciones y visiones, no obstante las prácticas y
la investigación educativa no necesariamente avanzan a la par.
La educación debe afrontar sus tareas en función de las exigencias personales, históricas,
sociales, culturales, económicas de la sociedad. El docente del tercer milenio debe, estudiar y
formarse permanentemente para estar a la altura del mundo incierto y complejo, no para
dejarse arropar pasivamente, sino para luchar crítica y constructivamente en procura de
procesos formativos relevantes y asertivos para todos los jóvenes y adolescentes del país
para que además lleven a un diálogo permanente con su devenir desde una opción educativa
más humanizadora, a fin de subsanar las profundas desigualdades sociales que siguen siendo
reproducidas del mundo actual.
BIBLIOGRAFÍA