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INTRODUCCIÓN

El trabajo que presentaremos a continuación, abordara algunas temáticas relacionadas a los


jóvenes y adultos que están insertos en el sistema educativo actual.

Nuestro documento llevará a conocer la situación educativa en el país por medio de las
investigaciones que hicieron algunos autores que abordaremos. Investigaciones que
comenzaron a segunda mitad de la década del 60 y principios del 70.

El sistema educativo es una gran demanda social, ya que, la juventud representa lo


extraescolar mientras que los adolescentes se los asocia más a la escuela. A los adolescentes
se los percibe tan agotados debilitados como la escuela misma.

La finalidad de estas campañas investigadas, fue lograr la alfabetización en adultos con el


objetivo principal de alcanzar un mejor desarrollo educativo del país, aunque esto tuvo sus
complicaciones ya que, el país se encontraba en plena dictadura militar en estos tiempos.

A continuación dejaremos plasmados el periodo de tiempo y el sistema educativo desde


aquellos años hasta la actualidad.
REVISAR EL SISTEMA EDUCATIVO ES UNA DEMANDA SOCIAL CON ALTO
IMPACTO EN EL NUEVO MILENIO.

Las investigaciones en temas de la Educación de Jóvenes y Adultos (EDJA) emergieron en


nuestro país entre la segunda mitad de la década del 60 y principios de la del 70, momento en
el que se identifica la institucionalización de un centro especializado para la formación,
investigación e intercambios internacionales dependiente de la Dirección Nacional de
Educación del Adulto (DINEA) del Ministerio de Educación y la realización de alguna que
otra primera producción en el espacio académico a partir de actividades de extensión
universitaria.

Se observa en la década del 60 la realización de un primer diagnóstico de la situación


educativa del país, realizado a partir del Área de Educación del Consejo Nacional de
Desarrollo (CONADE). Este organismo, creado en 1961 durante la presidencia de Arturo
Frondizi, representó en Argentina la institucionalización a nivel estatal del planeamiento,
consensuado y potenciado por los organismos internacionales.

Unos años después se publicaba un primer informe, que incluyó una sistematización de
cursos de capacitación. Las teorías del capital humano y de la formación de recursos
humanos marcaron las producciones y argumentaciones de la política educativa de estos años
y estuvieron presentes en las reflexiones y producciones referidas a la Educación de Adultos
de esta década. Se reconocía la necesidad de responder a demandas de formación de
especialistas y de investigaciones empíricas asociadas a los problemas que se identificaban
para los países considerados “en vías de desarrollo”.

Estas tendencias se reflejaron en la Educación de Adultos, principalmente a partir de la


segunda mitad de los años 60. En este marco, en Argentina, durante el gobierno de Arturo
Illia se impulsó la primera campaña de alfabetización nacional masiva estatal, denominada
“Programa Intensivo de Alfabetización y Educación de Adultos”.
En sintonía con los lineamientos que ya habían recomendado la creación de organismos
responsables por la Educación de Adultos en los ministerios nacionales, en diciembre de
1966 y durante el período correspondiente a la dictadura militar que destituyó a Arturo Illia
de la presidencia se creó la Dirección Nacional de la Campaña de Alfabetización dependiente
de la Secretaría de Estado de Cultura y Educación. En 1968 se creó un organismo que
centralizó los servicios educativos nacionales para adultos, denominado Dirección Nacional
de Educación del Adulto (DINEA).

Las actividades articuladas con la UNESCO continuaron durante la dictadura militar. Estas
vinculaciones incluyeron la creación del Centro Nacional de Investigaciones Educativas
(CENIED) cuyos objetivos eran: impulsar, planificar y coordinar la investigación educativa
en el país; realizar programas de investigación priorizando las necesidades que demande el
planeamiento integral de la educación; formar especialistas en investigación educativa y
prestar asistencia técnica a otras instituciones.

En 1970, con el auspicio del Programa Regional de Desarrollo Educativo (PREDE), se


desarrolló en Buenos Aires la Primera Reunión Técnica de Directores de Programas
Nacionales de Educación de Adultos. En ese espacio se aprobó el denominado “Plan
Multinacional de Educación de Adultos”. Poco tiempo después, en junio de 1971 y a partir de
un convenio con la OEA se creó el Centro Multinacional de Educación de Adultos
(CEMUL). Entre los objetivos del CEMUL figuraban: la evaluación y análisis de los sistemas
y métodos de Educación de Adultos en América Latina, la investigación y experimentación
de nuevos enfoques y técnicas en esa área, la promoción de la participación de profesionales
de diferentes países en el desarrollo de planes experimentales en la región, el fomento al
intercambio de personal, experiencias y materiales, la asistencia técnica a países que lo
soliciten, la capacitación personal para los programas específicos y la producción de material
didáctico a escala piloto.

A partir de este perfil, anclado principalmente en la investigación experimental, fue


anunciada en el acto de inauguración la estructura de este ámbito que se compuso de un
Instituto de Capacitación y Perfeccionamiento Docente para educadores de adultos y una
Escuela Experimental de horario continuado para la realización de experiencias de aplicación
de nuevas asignaturas, ensayo de métodos de enseñanza y aprendizaje y de sistemas de
evaluación y promoción. Se anunciaba también la implementación en proceso de un
Laboratorio de Instrucción Programada y de un Laboratorio de Idiomas.

La DINEA sustentaba en este período la idea de “Educación Permanente” para la Educación


de Adultos y se anunciaba una revisión profunda de los sistemas educativos en relación a sus
objetivos, contenidos y extensión; cuestión que significaba la reivindicación de la edad adulta
como etapa particular y necesariamente educable, en el marco de decisiones políticas sobre
las prioridades educativas para el desarrollo nacional. Esta noción también estuvo presente en
las orientaciones del CEMUL en las que se destacaba la idea de la EDJA como Educación
Permanente y se enfatizaba la adopción de estructuras docentes administrativas y curriculares
propias de la modalidad, “conforme a las características psicológicas y socio-económicas del
adulto” enfatizándose la relevancia de “la investigación psicológica que permita la adopción
de una metodología específica adecuada…” (DINEA, 1972).
Más adelante, las políticas educativas de la dictadura militar de 1976 y el impacto de la
Reforma Educativa de los ´90 conducirían al deterioro institucional y a la pérdida de
identidad de la EDJA. El gobierno de facto, por su parte, escolarizó los CENS, integrándolos
a los bachilleratos nocturnos. La profundización de las políticas educativas neoliberales ya
instaladas impulsó un proceso de desarticulación, desfinanciamiento y dilución de cierta
especificidad que la modalidad había logrado construir. La educación secundaria de jóvenes y
adultos en la Argentina, principalmente a partir de medidas como la transferencia de los
servicios educativos nacionales a las jurisdicciones provinciales en 1992, el nuevo estatuto
normativo de “régimen especial” que le asignó la Ley Federal de Educación de 1993 y la
reforma de la estructura académica del sistema educativo se ve nuevamente afectada.
También se ve un contexto de desregulación y mercantilización, la educación privada amplió
relativamente sus ofertas de “bachilleratos acelerados” de diverso cuño y dudosa calidad.
Este desmantelamiento fue resistido, entre otros, por el Foro en Defensa de la EDJA,
integrado por la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina-
CTERA, organizaciones de Educación Popular y universidades públicas. El Foro impulsó
procesos de denuncia, movilización y debate en torno a las problemáticas de la modalidad en
un contexto de ajuste estructural, referenciados en la lucha por el derecho a la educación que
protagonizó el colectivo docente y por la emergencia de múltiples formas inéditas de
articulación política y pedagógica que vincularon las propuestas educativas de organizaciones
y movimientos populares protagonistas de la protesta social.
Dada la magnitud de la crisis del 2001 y sus efectos fue necesario reorientar la política social
de esos años y en el marco de la declaración de la Emergencia Ocupacional Nacional se creó
en el 2002 el plan de transferencia monetaria condicionada denominado Plan Social Jefes y
Jefas de Hogar Desocupados (PSJyJHD). Como novedad, incluyó un componente de
formación que posibilitó contraprestaciones por parte de los/as beneficiarios/as referidas tanto
a terminalidad educativa como a Formación Profesional, a través de la realización de un
convenio entre los Ministerios Nacionales de Educación y de Trabajo, Empleo y Seguridad
Social7 . A partir del 2004 se produjo a nivel gubernamental una reorientación de la política
social que implicó, entre otras acciones, la implementación por parte del MDS8 del Plan
Nacional de Desarrollo Local y Economía Social denominado Manos a la obra. La
fundamentación de estas modificaciones enfatizó la implementación de acciones asociadas a
la Economía Social, considerada como estrategia de promoción de la integración social, la
promoción del desarrollo local y el autoempleo .Desde el MTEySS se señaló en esos años la
importancia de la transformación de las políticas sociales en políticas activas que
favorecieran la creación de empleo y la transformación de programas asistenciales en
políticas de integración social y productiva de la población desocupada. En ese marco, se
produjo la reconversión del PSJyJHD promoviendo el pasaje de los destinatarios de ese plan
a otros programas de empleo y asistenciales, como el Programa llamado Familias por la
inclusión social, implementado a partir del 2004, que permitió el traspaso voluntario desde el
Programa Jefes y Jefas de Hogar e incluyó becas para terminalidad educativa o cursos de
formación profesional destinados a los miembros de los grupos familiares beneficiarios.
También el Seguro de Capacitación y Empleo gestionado a partir del MTEySS y el Plan de
Promoción del Empleo incluyeron -entre otras estrategias- el componente de formación en las
acciones de autoempleo. A diferencia de estos antecedentes, que remiten a acciones
devenidas de políticas gubernamentales, la LEN elevó las acciones intersectoriales dirigidas a
la EPJA al nivel de política de estado y, como ya fue señalado, dispuso que sea el CFE el
espacio de acuerdo y articulación de estas acciones involucrando el nivel nacional, regional y
local. La AUHPS también ha contribuido a la incorporación de estudiantes adolescentes y
jóvenes a la EPJA, así como favoreció su permanencia y continuidad en el sistema educativo.
Luego de la sanción de la LEN y específicamente en materia de política educativa referida a
la EPJA, el CFE acordó y aprobó un marco conceptual básico para esta modalidad, los
lineamientos curriculares nacionales y en un marco general de transformaciones para la
formación docente, orientaciones específicas en relación con la EPJA. También se
efectivizaron otras acciones interministeriales en materia de Educación de Jóvenes y Adultos,
que dieron continuidad a las que ya se habían gestionado en años anteriores. En el siguiente
apartado, estas transformaciones en las orientaciones de la política educativa referida a la
modalidad se presentan con mayor detalle.
En el año 2007 el CFE aprobó los lineamientos para un Plan Federal de la EPJA 2007-2011
(Res. CFE N° 22/07), en consonancia con las disposiciones establecidas por la LEN para la
modalidad. A partir de las acciones allí previstas se creó en el año 2008 la Mesa Federal de la
EPJA, integrada por representantes del sistema educativo de todas las jurisdicciones del país.
Entre otras acciones, se acordó en ese espacio la realización de un marco conceptual básico
que fundamentase los lineamientos, estrategias y planes de la modalidad. A partir de las
contribuciones de ese ámbito, entre 2009 y 2010, se discutieron y aprobaron en el CFE dos
documentos específicos (Res. CFE N° 87/09 y N° 118/10). Uno de ellos denominado
“Documento Base de la EPJA” (en adelante: DB/EPJA), en el que se define el marco
conceptual mencionado y otro de definición de Lineamientos Curriculares Nacionales de la
modalidad (en adelante LCN/EPJA).
En el Plan Federal de la EPJA 2007-2011 se especifican objetivos a mediano y largo plazo:
para 2011 triplicar la población atendida en 2005 en esta modalidad y para 2015 lograr que el
100% de los jóvenes entre 18 y 30 años y el 70% de los mayores de 30 años finalicen sus
estudios secundarios. Para lograr lo establecido, se propusieron diversos criterios de
intervención como articular estrategias y acciones conjuntas con las organizaciones de la
sociedad y con el conjunto del sistema educativo, priorizar los esfuerzos en la atención de la
franja etárea de 18 a 40 años, aplicar multiplicidad de recursos, nuevas estrategias
pedagógicas y nuevos modelos institucionales para la Modalidad, desarrollar acciones
específicas según características etáreas, socioculturales, laborales y económicas de la
población meta.

Tomando como referencia principal a la LEN, el DB/EPJA se caracteriza a la modalidad


como parte de un proyecto educativo integral que debe garantizar el derecho a la educación a
lo largo de toda la vida. En estos términos se define la noción de “Educación Permanente”.
Con el objetivo de que ésta pueda lograrse, se enfatizan las responsabilidades de los
organismos gubernamentales y de la sociedad en general con todo el sistema educativo para
alcanzar una sociedad más justa. Por otro lado, se definen lineamientos referidos a la
igualdad, equidad y calidad en la EPJA, enfatizando la importancia de reafirmar la identidad
de la modalidad en relación con una estructura organizacional y curricular que la diferencie
de otras modalidades así como a las características de los actores institucionales que
participan de ella. Se reconoce a la diversidad de la oferta educativa como forma de
garantizar la igualdad de oportunidades y equiparación de resultados.

Se propone una comprensión de la EPJA en el sentido de una educación propositiva más que
de formulación de respuestas. En relación con los sujetos estudiantes de la EPJA, se reconoce
la diversidad de un grupo que no se define sólo por cuestiones biológicas, refiriendo que si
bien la heterogeneidad es identificable en el sistema educativo y en grupos humanos en
general; en la modalidad adquiere características particulares no sólo en relación con las
diferencias de edad sino también en la diversidad en cuanto a expectativas, motivaciones y
necesidades respecto al aprendizaje y a las historias de vida. Se los reconoce principalmente
como sujetos de derecho, que participan del proceso educativo a partir de su ejercicio cívico y
sus necesidades cotidianas.

Además, se resalta que la forma tradicional de organización escolar no se ajusta a la realidad


personal, familiar y social de los sujetos de la EPJA, reconociendo déficits en este aspecto en
el sistema educativo nacional. A partir de los lineamientos planteados en este documento se
caracteriza a la modalidad en la dimensión institucional, curricular y docente y se proponen
orientaciones en relación con aspectos que las mismas comprenden. Complementariamente, y
en articulación con el DB/EPJA, se aprobó un documento referido a los lineamientos
curriculares para la EPJA, considerados por el art. 5° de la Resolución CFE N° 118/10 como
núcleo común de definiciones federales, a partir de los cuales las jurisdicciones diseñarán y/o
adecuarán los planes de estudio de la modalidad, en un plazo no mayor de 3 años. Dichos
lineamientos comprenden definiciones referidas a aspectos generales y estructurales para la
EPJA, dentro de los que se destaca la necesidad de generar estrategias que permitan
incrementar las posibilidades de participación en el sistema educativo de población que por
diferentes circunstancias ha sido excluida. Algunos de los puntos principales hablan de la
generación de mecanismos que recuperen capacidades y saberes ya adquiridos por los
jóvenes y adultos en sus trayectorias de educación formal y no formal; el desarrollo de
propuestas curriculares que contemplen una mayor flexibilidad y la promoción de
articulaciones con los sectores laborales o de pertenencia de los estudiantes y entre las
diferentes modalidades de educación formal; la eliminación de barreras educativas entre las
diferentes ofertas formativas vigentes en las jurisdicciones y la educación en la diversidad
comprendiendo los matices y particularidades de la cultura nacional. En este documento se
destaca la necesidad de considerar la posibilidad de una planificación personalizada de
estudios por parte de cada sujeto con acompañamiento institucional y la habilitación del
posible cursado simultáneo en ofertas presenciales, semipresenciales y a distancia.

Luego, la Resolución CFE N° 118/10 estableció la implementación gradual y progresiva -por


parte de las autoridades nacionales y jurisdiccionales en acuerdo federal- de medidas
orientadas a la puesta en vigencia en el año 2013 del ingreso con 18 años de edad a las
instituciones educativas de la EPJA (art. 2°). En consonancia, la mencionada normativa
señala que los servicios educativos jurisdiccionales de los niveles primario y secundario de la
educación obligatoria pondrán en vigencia planes y programas para la inclusión efectiva de
los estudiantes comprendidos entre 14 y 17 años en los niveles correspondientes, también al
año 2013 (art. 3°). Los artículos mencionados modificaron las pautas establecidas en el
Acuerdo Marco de la Educación de Jóvenes y Adultos (A 21), complementario al art. 30 de la
LFE, que reconocía como destinatarios de la Educación de Jóvenes y Adultos a las personas
de 16 años y más que no completaron la educación general básica y de 18 años y más,
cualquiera sea su escolaridad. Como se desprende de la lectura de la Resolución CFE N°
118/10, se reconoce la necesidad de reforzar las pautas referidas a la edad de ingreso de los
estudiantes de la EPJA, dado que, en la modalidad se identifica la marcada presencia de
estudiantes que por sus edades podrían haber permanecido o continuado sus estudios en las
instituciones educativas de la habitualmente denominada educación común.

En los últimos años, se han firmado acuerdos internacionales relacionados con la Educacion
de Adultos, entre las prioridades acordadas por los países iberoamericanos, se incluyeron dos
referidas a la Educación de Jóvenes y Adultos, una fue velar para que las necesidades de
aprendizaje de todos los jóvenes y adultos se satisfagan mediante un acceso equitativo a un
aprendizaje adecuado y a programas de preparación para la vida activa y la otra, aumentar
hacia el año 2015 el número de adultos alfabetizados en un 50%, en particular tratándose de
mujeres y facilitar a todos los adultos un acceso equitativo a la educación básica y la
educación permanente (OEI, 2010). Dentro del conjunto de metas establecidas se incluyeron
garantizar el acceso a la educación a las personas jóvenes y adultas con mayores desventajas
y necesidades e incrementar la participación de los jóvenes y adultos en programas de
formación continua presenciales y a distancia. Para la primera meta se establecieron dos
indicadores. Uno referido al porcentaje de población alfabetizada y como nivel de logro: una
tasa de alfabetización que se sitúe por encima del 95% para la región antes del 2015 y el
porcentaje de personas jóvenes y adultas recién alfabetizadas que continúan estudiando.
Como nivel de logro, entre el 30% y 70% de personas alfabetizadas recientemente y que
continúan cursando estudios equivalentes a la educación básica. Para la segunda meta, se
definió como indicador el porcentaje de jóvenes y adultos que participa en programas de
formación y capacitación continua, presenciales y a distancia. Como nivel de logro, el 10%
de las personas jóvenes y adultas participando en algún curso de formación en el 2015 y el
20% en 2021.

Adolescencia: período de la vida de la persona comprendido entre la aparición de la pubertad,


que marca el final de la infancia, y el inicio de la edad adulta, momento en que se ha
completado el desarrollo del organismo

Juventud: Período de la vida de la persona comprendido entre la infancia y la madurez.

A pesar de las similitudes que encontramos en las definiciones de adolescencia y juventud, la


autora Kantor, Débora (2008) hace una diferenciación significativa entre las mismas.

“El concepto de juventud está vinculado a cuestiones culturales y a problemas estructurales


que se pretenden abordar. Mientras que el de adolescencia remite a asuntos de índole
pedagógica. Adolescencia remite a instituciones y sujetos de otros tiempos, mientras que
juventud habla de la sociedad de hoy y de la escuela que hay que construir.

La juventud representa lo extraescolar, mientras que adolescencia se asocia a la escuela. A


la categoría adolescencia se la percibe tan agotada y debilitada como a la escuela misma.
Las adolescencias y juventudes son muchas y distintas y los itinerarios vitales están
fuertemente condicionados por los datos duros del origen, que definen un lugar social para
cada quien. Así algunos niños se vuelven infancia o adolescencia, mientras que otros se
vuelven menores, delincuentes, marginales, excluidos, vulnerables, pobre. […] Las
diferencias aluden a la diversidad cultural, a la magnitud de la injusticia y a la profundidad
de sus marcas […] Es sabido que las fronteras clásicas entre las categorías adolescencia y
juventud se han alterado y continúan en transformación constante.”​ (Kantor, 2008)

Estas transformaciones a las que hace mención la autora, se ven reflejadas en la sociedad
actual, y en los cambios socioculturales que esta sufre constantemente.

Hablar de Juventud y adolescencia como una misma cosa es limitarnos a creer que estos dos
períodos de la vida sufren los mismos cambios y actúan de la misma forma cuando, en
realidad, es todo lo contrario.

Mientras que el concepto de juventud se encuentra más vinculado a cuestiones culturales y a


problemas estructurales, el de adolescencia remite a asuntos de índole psicológica. La
categoría adolescencia está asociada a lo escolar; el propio surgimiento de esta reconoce una
estrecha vinculación con la creación de la escuela secundaria. Ésta remite a instituciones y
sujetos de otros tiempos, mientras que juventud, habla de la sociedad de hoy y de la escuela
que se busca construir, enfatizando de este modo que la escuela media ya no es lo que era y
tampoco lo que debería ser.

Es necesario resignificar la adolescencia, subsumiendo categorías o enfatizando la


centralidad de lo joven. En ciertos momentos, necesidades y trayectorias se apartan de la
mirada adulta y de la responsabilidad de atenderlos en su especificidad, desconociendo,
entonces, no solo a la adolescencia sino también a la juventud en tanto procesos y etapas que
requieren distinto tipo de intervenciones.

Juventud representa lo extraescolar, es decir, lo que se valora, lo que se pretende considerar,


mientras que– adolescencia se asocia , como ya mencionamos anteriormente a la escuela, es
decir, lo que se cuestiona, lo que se interpela. Pensar la educación de las nuevas
adolescencias y juventudes implica, entonces, pensar nuevos adultos.
Los conceptos de adolescencia y juventud corresponden a una construcción social, histórica,
cultural y relacional, que a través de las diferentes épocas y procesos históricos y sociales han
ido adquiriendo denotaciones y delimitaciones diferentes.

El concepto de adolescencia es una construcción social. A la par de las intensas


transformaciones biológicas que caracterizan esa fase de la vida, y que son universales,
participan de ese concepto elementos culturales que varían a lo largo del tiempo, de una
sociedad a otra y, dentro de una misma sociedad, de un grupo a otro.

Cuando nos enfrentamos al concepto de juventud, éste es abordado desde distintas


perspectivas, sin embargo, no se visualiza claramente una construcción teórica que
problematice la realidad de los jóvenes e integre con ello un marco de análisis para su
comprensión, y que tenga una tendencia hacia una visión más general de la juventud

La juventud no es un don que se pierde con el tiempo, sino una condición social con
cualidades específicas que se manifiestan de diferentes maneras según las característica
históricas sociales de cada individuo. ​La juventud se encuentra delimitada por dos procesos:
uno biológico y otro social. El biológico sirve para establecer su diferenciación con el niño, y
el social, su diferenciación con el adulto.
CONCLUSIÓN

Adolescencia y juventud son dos conceptos sobre los cuales hay desacuerdos en cuanto a los
tramos de edad que comprenden. La adolescencia es un hecho psicosociológico que puede ser
visto desde dos puntos de vista: desde la evolución biológica y psicológica de la persona o
desde el punto de vista de los determinantes sociales y culturales de esta etapa de la vida. En
la ley nacional 26.206 se considera que la juventud oscila entre los 12 y 24 años de edad; por
su parte el Código Civil establece que son adolescentes las personas entre 12 y 18 años de
edad mientras que la Organización Mundial de la Salud dice que comprende el periodo de
edad que está entre los 10 y 19 años. Se considera que la juventud va entre los 10 y 24 años
para las Naciones Unidas; Pero para efectos de las obligaciones gubernamentales educativas
para adolescentes y jóvenes, es preciso decir que comprende los niveles educativos de la
educación básica secundaria y media para los adolescentes y de los 18 años en adelante, la
educación superior.

La formación de los adolescentes argentinos no debe limitarse a facilitar su acceso y


permanencia en el sistema escolar. Debe ir más allá, porque se trata de personas que viven un
trayecto de vida especial en la cual definen su vida futura y su identidad. Como es de público
conocimiento la mayoría de los adolescentes y jóvenes de nuestro país vive en las grandes
ciudades y en los suburbios de estas lo cual nos obliga a pensar en aspectos relacionados con
la formación pedagógica para construir en estas personas, su ser, a través de actitudes y
valores, en procesos de formación humana, expresadas en sus comportamientos. Lejos de
conglomerados urbanos o suburbanos, las restricciones se plantean en términos de
aislamiento o, mejor dicho: en la mayor parte de los casos, el aislamiento se agudiza en las
desigualdades.

La juventud ahora tiene más oportunidades de acceso a la educación pero menos acceso al
empleo y se exige un mayor nivel educativo. La realidad es que adolescentes y jóvenes de
sectores populares tienen menores posibilidades de acceso a las Tecnologías de la
Información y la Comunicación (tic) o a ciertas marcas y bienes mientras que los jóvenes de
los sectores beneficiados acceden fácilmente a las tecnologías de la información y la
comunicación pero tienen menos acceso al poder. Es preciso destacar que ahora la juventud
es más autónoma en cuanto a la educación pero enfrenta mayores obstáculos para lograrla.

La juventud es un tema central, el cual tenemos que afrontar de una manera más adulta. La
adolescencia representa una de las etapas más vulnerables en la vida de un ser humano y con
más incidencia en el ciclo vital de las familias, es una etapa caracterizada por conflictos
propios y de gran importancia porque en ella se supone el paso de la infancia a la vida adulta.
Constituye hoy en día un desafío difícil pero sugestivo, difícil porque los problemas
tradicionales de la adolescencia se han complicado en las últimas décadas como consecuencia
de la gran complejidad que ha ido adquiriendo nuestra sociedad y de las transformaciones a
las que ha sido sometida.

Las corrientes pedagógicas contemporáneas responden al reclamo social de una formación


educativa que les permita a los sujetos resolver problemas de diferente índole de forma
autónoma, esto significa, poder enfrentar la búsqueda de ​soluciones​, encontrar una respuesta
y tener algún ​control sobre ésta, dado que en la mayoría de los casos, los problemas que se
presentan, implican encontrar respuestas nuevas a preguntas que son también nuevas. En la
educación tradicional, las viejas soluciones responden de manera simplista o ​mecánica a las
demandas sociales: a mayor número de solicitudes de ingreso de estudiantes, más
instalaciones construidas y, por consiguiente, más ​burocracia​. Con esta lógica se sigue
reproduciendo un modelo que ha mostrado su insuficiencia al concebir la enseñanza más para
sí misma que para apoyar los requerimientos de formación de la sociedad, en lo general, y de
cada una de las personas.

Los ​paradigmas educativos no han tenido un desarrollo sencillo, de hecho su tránsito entre
los actores educativos ha sido en cierto sentido tortuoso por las posturas polares siempre
presentes en el campo pedagógico. Por una parte, se encuentran las instituciones escolares,
que siguen observando hacia el pasado y que se erigen como defensoras de las tradiciones,
con una manera segura y aceptada de hacer las cosas, y por otra, surgen precisamente esas
corrientes innovadoras en diversos campos, direcciones y visiones, no obstante las prácticas y
la ​investigación educativa​ no necesariamente avanzan a la par.
La educación debe afrontar sus tareas en función de las exigencias personales, históricas,
sociales, culturales, económicas de la sociedad. El docente del tercer milenio debe, estudiar y
formarse permanentemente para estar a la altura del mundo incierto y complejo, no para
dejarse arropar pasivamente, sino para luchar crítica y constructivamente en procura de
procesos formativos relevantes y asertivos para todos los jóvenes y adolescentes del país
para que además lleven a un diálogo permanente con su devenir desde una opción educativa
más humanizadora, a fin de subsanar las profundas desigualdades sociales que siguen siendo
reproducidas del mundo actual.
BIBLIOGRAFÍA

● Ley Nacional 26.206.


● CARLI, S (2012): Niñez, pedagogia y politica. transformaciones de los discursos
acerca de la infancia en la historia de la educación Argentina 1880-1955, Buenos
Aires, Miño y Dávila Ed.
● DE L FERE, M (2013): Estudiantes del nivel Secundario de la educación permanente
de jóvenes y adultos (ESJA), Ministerio de la Educación de la Nación.
● KANTOR, D (2008): Variaciones para educar adolescentes y jóvenes, Buenos Aires,
Del Estante Editorial.

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