Вы находитесь на странице: 1из 5

Características de la

personalidad adictiva
Hay personas que se obsesionan con actividades de forma más rápida que otras. Le
cuesta más controlar lo que hacen y cuando lo hacen. Estos rasgos de personalidad lo
hacen más vulnerables a la adicción.  
En la actualidad, cada vez más especialistas describen las características de la “Personalidad
adictiva”. Los mismos se refieren a la existencia de ciertos rasgos de personalidad que se
asocian con comportamientos adictivos. Es decir,  aquellas personas que presentan estos
rasgos son más propensas o vulnerables a desarrollar conductas adictivas, con evolución
hacia un trastorno de este tipo. Las características a las que nos referimos son las siguientes:

 Incapacidad para controlar las conductas impulsivas. Todos podemos ser


impulsivos de vez en cuando pero en estas personas el serlo o no, no es algo que esté bajo
control. La falta de estabilidad o la constante búsqueda de cosas nuevas a través de la
impulsividad son rasgos característicos. Son extremistas y se guían por pensamientos de todo o
nada (blanco o negro), no manejando bien ni la moderación, ni los puntos intermedios entre las
cosas.
 Bajo compromiso con los valores y metas personales. La conducta adictiva implica
que cuando surge el impulso por hacer algo, la persona lo hace, dejando de lado lo que
estuviera haciendo antes y al no planificar, ni moderar su conducta siguiendo un camino errático
que no se guía por planes a largo plazo o seguimiento de objetivos y metas vitales. La persona
se deja llevar por el momento y el impulso inmediato. Estas personas suelen poseer un rasgo
denominado “búsqueda de sensaciones”, se aburren fácilmente y constantemente buscan algo
mejor y novedoso en lo que embarcarse. Son personas enfocadas en metas a corto plazo.
Tienen baja tolerancia a la frustración y buscan soluciones fáciles y rápidas (frecuentemente
pasando por las drogas o el alcohol). Tienen baja capacidad para demorar la gratificación.
 Suelen presentar de forma constante ansiedad y estrés. No es fácil vivir una vida
adictiva e impulsiva. Ya sea por los problemas sociales y familiares que acarrea, por los
remordimientos una vez hemos hecho algo que no debíamos o por las consecuencias negativas
que suelen seguir a estas conductas, estas personas frecuentemente se sientes ansiosas. Se
suma la dificultad que suelen presentar para manejar y comunicar las emociones.
 Soledad y distanciamiento social: Al ser poco constantes, cambiar frecuentemente
de actividades y de grupo social, dificulta crear conexiones profundas con las personas. Es
frecuente que los rasgos adictivos o impulsivos acaben ensombreciendo cualquier otro rasgo y la
gente solo conozca tu inestabilidad. Son personas que tienden a aislarse de los demás. En
general tienen pocas habilidades sociales y que buscan refugio de su malestar social, en la
adicción.
 Cambios en el estado de ánimo y baja autoestima: El deseo impulsivo (antes de
hacer algo) es excitante y es una emoción positiva, como una energía y una emoción que nos
invade a hacer algo. Pero cuando esa emoción desaparece aparecen otras, como la culpa, el
arrepentimiento, la tristeza o el malestar por las consecuencias de lo que hemos hecho,
especialmente si la conducta era el consumo de drogas por ejemplo. Además, las adicciones son
más frecuentes en personas como baja habilidades de comunicación y dificultad en el manejo de
las emociones.
 Sustitución de una conducta adictiva por otra. Con frecuencia tienden a cambiar
una actividad adictiva por otra, si son capaces de dejar un mal  hábito, frecuentemente es
sustituyéndolo por otro.
 Negación de sus problemas. Frecuentemente el problema es que quien sufre de
este tipo de rasgos de personalidad se niega a verlo y por lo tanto a modificar su conducta. Lo
que acaba ocurriendo es que la conducta de estas personas termina por convertirse en algo
destructivo, tanto para ella misma como para los demás, pues pierden de vista los límites y las
señales que indican que se debe parar.
 La inseguridad y el temor a fracasar son componentes que también pueden influir
en el desarrollo de conductas adictivas de cualquier tipo. Lo más común es que la adicción
esconda algún problema subyacente. La probabilidad o propensión a desarrollar una adicción es
mayor en las personas que cumplen ciertos rasgos de personalidad, lo cual no exime al resto.
Lic. Amado Pauletti. Psicólogo M.P. 2154 – Director terapéutico del programa de
asistencia a las adicciones.
Una adicción no implica solamente aferrarse de manera compulsiva a una sustancia y caer en las
redes de la dependencia química. Más allá de los factores orgánicos involucrados,
también existen una serie de rasgos psicológicos que predisponen a la
dependencia extrema y que con el tiempo dan lugar a la personalidad adictiva.
Se puede ser adicto a muchas cosas, no solo a un químico. Están también las adicciones al juego,
al sexo, a los fármacos, a las nuevas tecnologías y a casi a cualquier situación u objeto. En últimas,
el objeto no es lo más relevante. Lo importante está en esos patrones psicológicos que
llevan a la adicción.
“Sencillamente me convencí de que por algún misterioso motivo yo era invulnerable y no me
engancharía. Pero la adicción no negocia y poco a poco se fue extendiendo dentro de mí como la
niebla”.

-Eric Clapton-

Así, recuperarse de una adicción no consiste únicamente en romper un hábito, es decir, dejar de
consumir una sustancia o de vivir una determinada experiencia. Se necesita además, comprender
cómo es la personalidad adictiva para gestionarla y en definitiva, superarla. Para conseguirlo
es importante conocer sus características, sobre todo, aquellas que no son tan evidentes. Estas son
siete de ellas.
1. Labilidad en compromisos y proyectos
Una de las características más notable de la personalidad adictiva es la dificultad para cumplir con
compromisos o completar proyectos. Son personas que se entusiasman fácilmente, pero que
pronto pierden el interés y abandonan.

Lo usual es que se les dificulte llegar a la hora correcta. También mantenerse por mucho tiempo en
una misma actividad y perseverar. Por lo general, existe mucha inestabilidad en sus planes y
proyectos. Sobre todo, no saben decir por qué han perdido el interés de repente.
2. Dificultad con las normas y las figuras de autoridad
Quien tiene una personalidad adictiva generalmente no ve nada positivo en las normas o
reglamentos. Los considera un obstáculo. No les parece que haya algo constructiva en poner
límites a las realidades.
También es usual que les guste desafiar a la autoridad o, en todo caso, desconocerla. Ven a las
figuras que ejercen control como una simple molestia. No le dan valor a sus acciones y asumen
que su papel es simplemente el de reprimir.
3. Mentir para justificar los actos
Es muy común que quien tiene predisposición a las adicciones sea también una persona a
quien no le importa mentir. No solo lo hace en relación a su dependencia, sino en cualquier
ámbito de la vida. No ve nada malo en ello porque ha convertido a la mentira en su forma de vida.
La principal función que cumplen sus mentiras es la de eludir las consecuencias de sus
actos. Cada vez que sabe que hizo algo incorrecto, mentirá para justificarlo o negarlo. Piensa que
es perfectamente legítimo eludir responsabilidades.

4. Oscilamiento entre sentimientos de superioridad e inferioridad


La estructura del yo de una personalidad adicta es muy deleznable. No logran formarse una idea
realista de sí mismos. Por eso constantemente están oscilando entre la grandiosidad y el
sentimiento de inferioridad.
Tienden a ser excesivamente sensibles a las críticas de los demás. Las enfrentan
vigorosamente, pero luego las resienten. Les gusta imponer su voluntad, aun a sabiendas de que no
tienen razón. A su vez, se muestran excesivamente sumisos en otras circunstancias.
5. Aburrimiento y desesperación
Para quien es potencialmente adicto, sentir apatía es común. Con frecuencia dicen estar
aburridos. Todo los cansa fácilmente. No disfrutan de los procesos. No tienen
la paciencia suficiente para gozar de las pequeñas cosas.
Están acostumbrados a la satisfacción inmediata de sus necesidades. Por eso también es frecuente
que se desesperen con mucha facilidad y experimenten momentos de estrés y ansiedad. Les cuesta
muchos realizar labores que exijan minuciosidad y constancia. Ellos quieren terminar rápido todo
para pasar lo más pronto posible a algo nuevo.

6. Búsqueda de situaciones nocivas para socializar


La personalidad adictiva tiende a ver con malos ojos a quienes viven de manera organizada o son
más calmados que ellos. Les gustan las personas muy vivaces, aunque les aporten poco o
sean simples amigos de ocasión.
Se involucran en entornos donde priman los excesos. Bien sea de comida, de bebida, o de
cualquier otra cosa. Quieren tener emociones intensas todo el tiempo y esto solo se lo proporcionan
los círculos sociales más pesados.
7. Caer en excesos constantemente
Es frecuente que las personas con tendencia a la adicción sean un poco desaforadas de cuando en
cuando. Tratan y desean que cada experiencia vaya más allá del límite que se puede llamar
normal. La mesura y la moderación no son lo suyo. Lo consideran “aburrido” o soso. Por eso
suelen comer de más, beber de más, dormir de más, etc., de vez en cuando.
Todos estos rasgos de la personalidad adictiva son características que se pueden trabajar y
reestructurar. Parte del trabajo a realizar se encuentra centrado en la gestión de la ansiedad y
los impulsos. Hay una angustia latente que no parece calmarse con nada. Por eso, resulta muy
aconsejable que practiquen técnicas de relajación. Si lo logran, será más fácil comenzar a trabajar
con el resto de dificultades.

¿Qué esconden las adicciones?

Las adicciones siempre esconden algo más, que aún no siendo conscientes de ello, suele ser el
verdadero problema. Hoy descubriremos qué hay detrás.

Вам также может понравиться