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PREFACIO

La confección de esta obra ha tenido un desarrollo muy especial, ajeno a la


voluntad de su autor. Hace unos años me propuse estudiar el nacimiento de la primera
teología cristiana y así se escribió la tercera parte de este libro que fue la primera en el
tiempo. En ella se hace un compendio de las sectas religiosas judías del primer siglo
junto con las corrientes filosóficas del mundo helenístico con Filón de Alejandría, la
religión de Mitra, el Hermetismo y las herejías gnósticas. Consideré entonces su
influencia sobre los escritos de S. Pablo, los Evangelios y el Libro del Apocalipsis.
Esta tercera parte, que titulé La Crisis Religiosa del Siglo I, quedó como una
obra cerrada en sí misma. Pasó algún tiempo y cayó en mis manos un libro de KARL
JUNG, el que trata sobre la figura bíblica de Job. Él me hizo caer en la cuenta de la
paradoja que encierra el Salmo 89: en su primera parte Yahvé hace un pacto eterno con
Israel; al final, se muestran las quejas porque, contraviniendo lo que había jurado,
abandona a su pueblo. Un verdadero dilema para los teólogos durante siglos, pero
pensé que podría tener una explicación de carácter psicológico. Y a partir de este
presupuesto fui viendo la concepción que se tenía de Dios a través del tiempo y de
distintos libros de la tradición judaica: El Libro de Job, el Libro de Enoch, los que hacen
referencia a la Sabiduría y terminando con el Dios Padre de Jesús. Ello me permitió
ver con más claridad algunos problemas de la interpretación de la Pasión de Cristo y
del Libro del Apocalipsis. Así quedó conclusa la segunda parte de este libro.
Finalmente, la circunstancia de haber cursado una diplomatura sobre la
Escritura jeroglífica, me hizo interesarme profundamente por toda la antiquísima y muy
rica cultura egipcia. El conocimiento de la última teología de Amón junto a la
“herética” de Atón, me movió a buscar la información necesaria para aclarar los
orígenes del Monoteísmo y su transmisión al pueblo judío. Como siempre ocurre, el
estudio de los orígenes permite explicar hechos muy actuales, como el Antisemitismo
o las Guerras de Religión, así como una comprensión más adecuada del camino
divergente que han seguido el Cristianismo y el Judaísmo. Y, de esta forma, fue la
última escrita la primera parte de este libro. Como si el destino decidiera que diera a
luz mientras su autor se mantenía ajeno.
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PRIMERA PARTE

ÉRASE UNA VEZ, EN EGIPTO


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CAPÍTULO I

AMÓN

     
El dios grande cuyo nombre es desconocido
Tumba de Unis

Ideas sobre el comienzo de los tiempos y fuentes para su conocimiento en los


textos egipcios.
Nos encontramos aquí con la dificultad de la gran antigüedad de la civilización
egipcia y, por ello, la escasez de documentos escritos por la destrucción de los que lo
fueron en papiros. Algunos documentos conservados que se refieren a normas de
comportamiento no tienen mucha utilidad en cuanto a comprender las concepciones
egipcias sobre el origen del mundo y el de los dioses. Hay que recurrir a informaciones
indirectas y fragmentarias a partir de los Textos de las Pirámides o los Textos de los
Sarcófagos.
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En todas las civilizaciones primitivas, en sus comienzos, existió una especie de


sacralización de los fenómenos naturales, tan desconocidos en cuanto a sus causas en
esos momentos de la historia. Esta hierofanía generalizada necesitaba, sin embargo,
de una explicación que la hiciera asumible. Así surgieron los Mitos sobre los Orígenes.
Éstos comprenden una Cosmogonía, que intenta explicar la Creación, y una Teogonía,
que lo pretende respecto al origen y jerarquización de los dioses.
En los pueblos agrícolas, el tiempo era cíclico, por lo que se desarrollaron
rituales en cada período estacional, mientras que anualmente se celebraban las
ceremonias del Año Nuevo, en las que simbólicamente se volvía a los tiempos
primigenios, siempre utópicos, para que volviera a renacer una nueva juventud en el
pensamiento del pueblo.
Dentro de la conceptualización cosmológica existen los espacios sagrados,
aquéllos en los que existe una especial relación entre la divinidad y el creyente, lugar en
el que suelen construirse los templos en el curso de los tiempos, aunque sean de
religiones diferentes. En el caso de Egipto hay que recordar la colina primigenia, el ben-
ben, cuya localización se atribuían las grandes ciudades que fueron origen de las
teogonías egipcias.
En cuanto a las concepciones cosmológicas de los egipcios, si bien con
diferencias entre ellas, conservaban algunos caracteres comunes:
-Generalmente se suponía la existencia de un océano o más bien caos original,
caos (Nwn) que, sin embargo, tenía en sí la posibilidad creadora. A partir de él surgiría
el Agente de la Creación, el Demiurgo, cuya identificación variaba según cada ciudad.
-La elaboración teológica estaba por supuesto en manos de la casta sacerdotal,
pero al pueblo llano no parecía importarle mucho las contradicciones entre las distintas
teologías. Estas elaboraciones, por supuesto, tuvieron muchos condicionantes políticos.
-Pero no existen elaboraciones mitológicas por escrito, salvo los intentos del
período tardío greco-egipcio. Y los mitólogos intentan deducir una estructura
cosmogónica a partir de alusiones tomadas de distintas fuentes; la cosmogonía
hermopolitina es un caso extremo de total confusión a los ojos actuales; ni los mismos
egipcios podían interpretar algunas frases, e incluso las aparentes aclaraciones que
aparecen por ejemplo en el Libro de los Muertos todavía confunden más.
-Las fuentes que han podido aportar más datos son: Los Textos de las Pirámides
del Reino Antiguo, los Textos de los Sarcófagos del Reino Medio, el Libro de los
Muertos del Reino Nuevo, La Piedra de Shabaka, el Papiro Bremener-Rind, el Papiro de
Leiden, el Papiro de Berlin 1303, así como otro textos procedentes de Dendera y Edfú.
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Textos de las Pirámides


Fueron escritos sobre las paredes de las pirámides a partir de la V Dinastía. Son
los más antiguos conocidos y tratan de ritos funerarios con distintas formulaciones
mágicas para procurar el bienestar del faraón en la otra vida. La primera pirámide en la
que aparecieron fue en la Pirámide de Unis.
En ellos se aprecia un conjunto desordenado de temas cosmológicos que hacen
suponer que ya existía un sistema estructurado aunque todavía no muy pulido. Se han
podido distinguir dos teorías cosmológicas:
a) Una de carácter solar, en la que el rey es conducido ante Ra.
b) Una mitología estelar, en la que el rey toma el camino de las estrellas
imperecederas, inmutables, las siempre visibles. De ahí que el faraón se convertiría en
inmutable y eterno:
“La duración de la vida del rey es la Recurrencia Eterna.
Su límite es la Identidad Eterna,
En ese su privilegio de ‘Cuando le gusta, lo hace;
Cuando no le gusta, no tiene que hacerlo”
(Pir. 412a-b, traducción recogida por J. P. Allen, Cosm. p. 2.)

Textos de los Sarcófagos


Surgieron durante el 1º Período Intermedio y fueron más abundantes en el Reino
Medio. Según ellos, la inmortalidad no estaba solamente reservada a la realeza,
también las familias importantes podían acceder a los conjuros. Los textos están
inspirados por la cosmología solar y también en el mito de Osiris.
El Libro de los Muertos
En el Reino Nuevo tuvo lugar ya una liberalización de los ritos de “resurrección”,
y el pueblo tuvo acceso a las fórmulas sagradas, siempre que pudieran ser
momificados. En él se describe el Juicio ante Osiris.
La Piedra de Shabaka
Mandada escribir por el faraón Sahabaka de la XXV Dinastía, en el siglo VIII a.
C, copiada de textos más antiguos. Hace referencia a la confrontación entre Horus y
Seth, actuando el dios Geb como intermediario. En ella está explicitada la Cosmogonía
menfita.
Papiro Bremener-Rind
Contiene un monólogo de Ra que, junto al mito de la Vaca Celeste, son las
mejores fuentes sobre la Cosmogonía heliopolitana. Contiene también las canciones de
Isis y Neftis.
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Papiro de Leiden
Contiene el Himno de Amón, de tan avanzada elaboración teológica.

Variedad de lo divino en la mentalidad egipcia.


No se puede entender Egipto sin intentar conocer o al menos aproximarse a su
pensamiento religioso. Se cita que contaba Heródoto que este país era el más
religioso de la Tierra; y parece que estaba en lo cierto. Pero la variedad de sus dioses,
y la no existencia de fuentes que formalicen determinadas concepciones mitológicas
en forma escrita nos hace muy difícil su estudio; y, más que éste, su comprensión.
Es indudable que el origen de su religión es antiquísimo, desde antes de que
tengamos constancia escrita; naturalmente, cada grupo poblacional predinástico tuvo
sus propios dioses, sus propias liturgias. Pero antes deberíamos hacer una
matización. Cuando escribimos sobre la religión egipcia citamos a sus “dioses”,
aceptando un concepto muy acorde a nuestra mentalidad actual. Sería preferible
hablar de los neterw y, a partir de aquí, procurar comprender cuál era lo que
pensaban los egipcios sobre ellos.
Rodeados de un mundo especial, un largo pasillo fértil entre dos desiertos;
pasillo al que acudían los animales salvajes a abrevar. Un agudo contraste entre la
fertilidad de un valle cultivado rodeado por el caos. Por ello los neterw tuvieron que
ser primariamente fuerzas de la naturaleza. Y estas fuerzas eran las mismas en todo
Egipto; se les pondría dar un nombre en cada ciudad, pero el fondo de las creencias
era el mismo; la importancia que adquiría ese nombre, ese neter, dependería de la
importancia de cada grupo poblacional. Lógicamente, para el pueblo sencillo, todo lo
que había tras la multiplicidad de los fenómenos naturales estaba motivado por seres
“personales”, a los que se pudiera dar nombre. Y esa multiplicidad de manifestaciones
de la Naturaleza daría pie a la aparición de multitud de neterw.
Los sincretismos, el surgimiento de unos neterw en detrimento de otros, no
parece que causaran conflictos íntimos a los egipcios, ya que el substrato en el que se
montaban, las fuerzas naturales que por cientos veían a su alrededor seguían siendo
las mismas para todos.
Pero al hablar de la religión egipcia no puede pasarse por alto la figura del
faraón. Éste, como institución, fue siempre clave de la unidad del país, representación
del “espíritu” del mismo, punto de enlace con las fuerzas del mundo tras la muerte, del
dwat 1 . Intermediario y velador en este mundo para que el orden del mismo se
mantuviera. Este orden era siempre el mismo, el que establecieron los neterw en los

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Era el inframundo, lugar que recorría el sol-Ra- durante la noche, en el que el espíritu de los difuntos
debían someterse al Juicio de Osiris, como narra el Libro de los Muertos.
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tiempos primordiales. Cuando la institución se erguía con fuerza, los tiempos eran de
estabilidad; cuando cedía a tendencias disgregantes surgía el desorden pero también
la creatividad. Los Períodos Intermedios, tan desprestigiados, fueron fuentes de
creación literaria y del surgimiento de fuerzas de renovación.
¿Y el culto a los animales? ¿O la representación de sus neterw en forma
animal? Posiblemente no lleguemos nunca a comprender algunos de sus aspectos,
sobre todo los más extremos, como el culto a algunos de ellos –gatos, cocodrilos-, así
como a su momificación. Pero otras particularidades son más comprensibles; es
indudable que los egipcios veían representados en el reino animal determinadas
cualidades favorables como la fuerza, la agilidad, la capacidad de reproducción, la
posibilidad de volar, etc, que, como expresión de fuerzas, pudieran considerarlas
representativas de los neterw. Y, en la representación de los mismos, la figura animal
no pasaba de ser un símbolo recordatorio del ser divino.

Politeísmo, Monoteísmo y Henoteísmo.


Aquí nos enfrentamos a una cuestión en la que no se ha encontrado un
acuerdo mayoritario: ¿Habría existido un monoteísmo soterrado dentro de la
multiplicidad de los neterw? A los partidarios decididos del politeísmo no les faltan
argumentos.
Toda la Naturaleza, con sus muchas manifestaciones, tendría su origen en el
actuar de muchos seres divinos. Algunos representan formas o fenómenos telúricos,
como Geb, representación de la Tierra, o de Shu, el neter de la atmósfera y los
vientos. Otros representan conceptos abstractos como es caso de Maat, que
representa el orden que fue decretado en los tiempos primordiales y que el faraón
debe mantener.
En otros casos son entes protectores, como “Las Dos Damas”: la “diosa”
cobra Wadjyt, la que cuida del Bajo Egipto, y la “diosa” buitre Nekhbet, que se
preocupa por el Alto Egipto.
La concepción primordial de Diosa Madre está representada por Hathor –su
nombre significa “morada de Horus”-, la antigua “Diosa Vaca”, que en algunas
concepciones sería la paredro de Horus, en ocasiones madre amable que cuida de los
hombres, en otras fuente de terribles castigos, como en el mito de La destrucción de la
humanidad por la vaca celeste. Pero su representación de Diosa Madre fue después
compartida con Isis.
Un mismo neter puede tener acepciones distintas. Horus representaba al Alto
Egipto y Seth al Bajo; pero éste se originó en el primero. Los dos se incluyeron
después en el mito de Isis y Osiris como hermanos enfrentados. Pero existía otro
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Horus, el Antiguo, nacido de Isis y Osiris, todavía ambos en el vientre de su madre


Nut, el cielo.
El futuro del neter de cada ciudad depende de la evolución política de ésta. Por
ej. el caso de Heliópolis. La ciudad tuvo su origen en el Neolítico, y fue adquiriendo
importancia político-religiosa en el Predinástico, llegando a convertirse en capital hasta
la primera unificación estable, momento tras el cual desciende su alcance político,
manteniendo el religioso hasta el fin de la civilización faraónica. La ciudad fue el centro
teológico más importante, antiguo y tradicional de Egipto. Fue la única capital en la
que el cargo de Nomarca no estaba en manos de un laico, ya que el poderoso clero
acaparaba este título para sí, personificado en el Sumo Sacerdote. Las sucesivas
luchas acaecidas en el Período Predinástico entre los seguidores de Horus y los de
Seth, es decir, entre Hieracómpolis y Nagada , provocó que Heliópolis fuera tomando
poder y que su neter Ra se situara sobre el más importante hasta ese momento, el
halcón Horus. El pensamiento teológico de Heliópolis es un ejemplo claro de simetría y
dualización, donde se pretende representar al mundo físico como espejo del divino,
dando pie, con el nacimiento de Horus, a la teogamia del faraón y a la organización de
la familia humana.
En la evolución del pensamiento religioso egipcio hay que tener en cuenta
algunos aspectos importantes:
-1 La religiosidad del pueblo llano. No presentaba como es lógico apenas
elaboración teológica; sus “dioses” eran tan numerosos como los fenómenos naturales
y sus necesidades de orden, justicia y sentido de la autoridad. Necesariamente el
henoteísmo debía predominar en sus prácticas rituales, era natural que tuvieran algún
neter preferido.
-2 La elaboración teológica por parte de los sacerdotes en los templos. La
meditación continuada sobre los distintos mitos tuvo que conducir indefectiblemente,
por una necesidad intelectual, hacia alguna forma de monoteísmo. La búsqueda de las
causas de la multiplicidad de las facetas de la Naturaleza lleva al convencimiento de
algún común denominador, de una causa primera, de que lo que vemos son sólo
imágenes calidoscópicas de una única realidad. Pero entonces esta concepción
unitaria no es incompatible con la multiplicidad exterior; por ello el monoteísmo y el
politeísmo no son incompatibles.
Cómo se puede negar el fundamento monoteísta al leer este Himno a Amón-
Ra :
“Honor a ti, Amón-Ra, que en Waset resides
Y recorres dichoso el cielo al orto;
De bienaventurados mil seguido vas
En pos de las ácueas cimas celestiales.
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Tú eres el Uno oculto, desconocido,


El que no tiene igual, Señor de los dioses,
Rico en nombres que no podría enumerar
Aun si mis torpes horas fueran las tuyas.
Tu poder se crece mientras Tu Majestad,
Segura, avanza hasta dar fin a las horas;
Penetrando incluso en la Tierra de Manu
Para volver al lugar que ayer ocupó.
Ten para ti nuestra adoración, Anciano,
Puesto que Tú creaste a dioses y a hombres todos
Y les concediste ser bajo las formas
Que Tu Majestad consideró precisas.
Tú eres aquel cuyo ser todo lo abarca,
Entre todos, aquél que creó lo que existe,
Aquél a quien acuden todos los hombres
Y de cuya belleza se regocijan.
Dondequiera me encuentre a mi lado estás;
No hay extensión de la tierra, altura del
Cielo ni profundidad del mar en que tu
Ba no haya dejado huella sempiterna.
Tus fotones son capaces de excitar en
Los más lejanos parajes del espacio
Moléculas tan necesarias para la
Vida de los seres que Tú mismo creaste.
Cuando Tú brillas son felices los hombres,
Las plantas toman de tu energía y nos brindan
La hierba para el ganado y los frutos
Para los seres, contigo agradecidos.
Yo te adoro cuando traes sobre Tu frente
La corona Ureret, Señor de ambas
Riberas abarcadas por siempre por Tu
Luz que recorre inexpresables distancias.
Eres Khepera, que te creaste a ti mismo,
Gran Escarabajo Sagrado creador de
Los dioses; Tú, que te alzaste al principio
Sobre los ácueos abismos celestiales.
Tú, Heru-juti-Temu Heru-Khepera,
Fortísimo halcón, portador eviterno
De su propio rostro, bello, a causa de
Tus dos plumas –altas y sacras diademas.

-3 La Evolución Política. Los intereses políticos no fueron ajenos a la


evolución teológica. Siempre ha sido así. Los reyes siempre han querido buscarse
una justificación trascendente de su poder; los teólogos buscar una forma de
acomodarse a la realidad vigente. Por ello no debe extrañar que el desarrollo de las
ideas centralizadoras y uniformizantes de la religión egipcia coincidiera con la
aparición de la Época Imperial con las Dinastías XVIII y XIX. Y así, los grandes
faraones como Tutmosis III, Ramsés II, y antes la misma Hatshepsut, buscaran el
patrocinio de Ra en sus campañas, la compañía de Amón en la batalla de Kadesh o la
filiación directa con el mismo Amón.
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Nombres y momento en que se potenció el culto a la divinidad solar .


Ya en el Reino Antiguo la divinidad solar fue promocionada principalmente por
la ciudad que en griego tiene el nombre del sol: Heliópolis, la llamada antes Iunu. En
ella se relacionó a Ra con el dios creador de la Enéada heliopolitana, Atum, formando
una figura sincrética Atum-Ra.
Este culto estaba relacionado con la piedra primordial, el ben-ben, situada en
la ciudad y posiblemente caída del cielo (un meteorito). Se le atribuía una forma
semejante a un obelisco; por ello todos los obeliscos de los templos egipcios son un
recordatorio de este ben-ben.
Dada la importancia que los egipcios atribuían al nombre de todas las cosas,
no debe asombrar que asociaran por su parecido el nombre del ben-ben con el de
benu -el ave Fénix, la garza real- y con la palaba weben -amanecer-. Por ello se
simbolizaban mutuamente: el obelisco simbolizaba la salida del sol y el ave Fénix se
incluía en el culto a la piedra, mientras el Templo de Heliópolis pasó a llamarse La
casa del Fénix.
A la diada Atum-Ra se añadió un tercer componente, Khepri, simbolizado por
el escarabajo pelotero. Así surgiría la Trinidad Solar, manifestada por el Amanecer, el
Mediodía y el Anochecer. Es una figura indispensable de la justificación de la
monarquía, y ello desde la IV Dinastía, alcanzando su mayor desarrollo en la V
Dinastía. Entonces aparecerá otro de los nombres del Faraón: El Hijo de Ra. Un
documento sugerente del progreso de este culto solar es el Papiro Westcar,
describiendo en sus cuentos la llegada de los Hijos del Sol. Estos serían los hijos de
una mujer llamada Radjedet, esposa de un sacerdote del culto solar, y que fue
embarazada por el propio Ra. En este documento, escrito durante la Dinatía XII, pero
conocido por una copia del 2º Período Intermedio, narra las ceremonias de
entronización del rey. Y la relación del rey con un destino solar en la otra vida es
citada en alusiones en los Textos de las Pirámides.
Tras el Primer Período Intermedio el culto solar se eclipsó a favor del dios
tebano Amón, pero en el Reino Nuevo, con nuevas necesidades políticas y, por tanto,
también religiosas, renacería de nuevo el culto solar de la mano del faraón hereje
Akhenatón, esta vez con el nombre de Atón. Finalmente será en la XIX Dinastía la
que adoptará a la nueva Trinidad Amón-Ra-Ptah, con lo que se asocian los intereses
de las tres ciudades: Tebas, Menfis y Heliópolis.
Para que se haga coincidir a un dios con otro, hacer que compartan sus
funciones, necesariamente es por causas múltiples, pero hay algunas que predominan
sobremanera:
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-Los intereses políticos: si un rey quiere unificar los intereses de las ciudades
de su reino, el tratar de uniformizar su panteón es una medida eficacísima.
-La confluencia de culturas: La relación con los pueblos cananeos,
especialmente a partir de la invasión de los hicsos, dio lugar a algunas identificaciones
divinas. Resheph, el dios de la guerra cananeo se identifica con Montu.
La aparición masiva de griegos en Egipto en el período tardío llevó consigo
equiparar dioses helénicos con egipcios (el caso de Hermes y Thot), y a que surgiera
una deidad híbrida como Serapis. Posiblemente el nombre de Serapis viene de
asociación de los nombres de Osiris y Apis, éste a su vez relacionado con Ptah.
Sincretismos muy convenientes para la dinastía reinante de los Ptolomeos.
Se puede citar también la influencia de la religión de Creta por las relaciones
comerciales con la isla durante el tiempo de los hicsos.
En La Piedra de Palermo, donde se encuentra una famosa lista real desde el
Período Predinástico hasta la V Dinastía, el dios principal de la capital, Menfis, se le
vincula con el buey Apis, que era un animal sagrado de la región. También se indica
en ella y seguirá en las tradiciones sucesivas la vinculación de Osiris con Anubis en
todos los ritos funerarios, compartiendo titulaciones.
Las investigaciones de WANWRIGT identifican a Amón de Tebas con el Min
de la ciudad de Koptos, divinidad ésta seguramente mucho más antigua por su sentido
intifálico. En relación de significado con esta asociación es la de Amón con la
serpiente Kamutef que, si bien es representativa del caos, por otro lado, por su
capacidad de renovación de la piel, es signo de la renovación de la vida. Por ello la
Identificación Amón-Kamutef recuerda de nuevo su carácter intifálico.
La asociación de Amón con Ra ya se encuentra en la VI Dinastía y llegará a
consolidarse durante la XII Dinastía. El faraón Senwesret construirá la Capilla Blanca
en Karnak, y en ella se ve al disco solar tocado por las plumas de Amón con la
inscripción “Amón-Ra, rey de los dioses”.

Aparición del culto a Amón y cuándo sus primeras menciones.


El momento de Amón surge cuando llega el de Tebas, en el Reino Medio. Pero
su origen es más antiguo. Su primera mención conocida está en los Textos de las
Pirámides (1540):
«Tú has venido, en verdad, oh Pepi, oh hijo de Geb, sobre el trono de Amón».
Y en otro lugar de los mismos Textos (446):
«Tenéis vuestro pan de ofrenda, oh Niu y Nanet, ambos protectores de los
dioses, que protegéis a los dioses con vuestra sombra. Tenéis vuestro pan de ofrenda,
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oh, Amón y Amonet, ambos protectores de los dioses, que protegéis a los dioses con
vuestra sombra».
Otra prueba objetiva de su presencia en los primeros tiempos de la historia
egipcia es una pequeña estatua estudiada por WIEDEMANN en 1881: lleva una
inscripción que dice: “Rey del Alto y del Bajo Egipto, Meri-ra, Hijo de Ra, Pepi, amado
de Amón-Ra, Señor de Tebas”.
Se le relacionaba como una deidad aérea, por ello se encontraba “oculto”; no
podía verse pero sí sentirse. Era objeto de la adoración popular y se le imaginaba
acompañado de sus esposas Amonet y Mut, así como de su hijo Jonsu. En un
principio fue un dios menor del nomo IV del Alto Egipto. Aparte de con el aire tenía
también una significación cósmica, indicada por el color azulado de sus
representaciones y por las dos plumas de halcón de su tocado que le relacionan con el
mito de Osiris y otros dioses celestes.
Se asociará después a Ra, en el tiempo dela Dinastía VI, llegando su esplendor
en la Dinastía XII. Llevó su nombre el fundador de esta Dinastía, Amenemhet I (“Amón
es el preeminente) -1938-1909 a. C-. Aunque trasladó su capital al Norte, a Menfis, no
se olvidó al dios de Tebas, donde su Templo de Karnak seguiría recibiendo atenciones
de todo tipo por parte de todos los faraones. Pero a Amón se le fueron asociando las
deidades de Menfis –Ptah- y de Heliópolis –Ra-.

Relación de Amón y a su clero durante las dinastías XVIII y XIX.


Durante estas dos Dinastías, pertenecientes al tiempo del Reino Nuevo, tras la
expulsión de los Hicsos, alcanza su máximo el prestigio de Amón y el desarrollo
teológico alrededor de su figura. Durante este tiempo Egipto alcanzó su máxima
expansión imperial y necesitaba de una figura divina suprema como apoyo a la figura
del faraón. Es cierto que durante la Dinastía XVIII se produjo el cisma de Akhenatón y
la persecución de los cultos a Amón, como se verá en la segundo capítulo de este
escrito. Sin embargo, tras la muerte de este faraón, surgió de nuevo el culto a Amón
mucho más pujante.
Para juzgar la importancia que alcanzó el culto de Amón basta recordar la
estructura que estaba a su servicio en tiempos de Ramsés III (1198-1166 a. C).
Incluyendo a los sacerdotes, campesinos, cazadores, barqueros y otro tipo de
trabajadores totalizaban 81.322 personas. Se regentaban en su nombre 433 jardines,
591.320 hectáreas de cultivo, 83 barcos, 46 obras en construcción, 65 pueblos
(indicado en el papiro demótico de Sauneron).
A continuación expongo en forma de esquema la relación de Amón con estas
dos Dinastías:
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Reino Nuevo
Dinastía XVIII (1552-1305 a.C)

Amón : Símbolo de la fuerza vital, de la eternidad, de la fertilidad, de la


legalidad del nuevo orden

Templo de Karnak, receptor de las ofrendas de los faraones

Algunos faraones toman el nombre del dios: Amenofis I, II, III, IV.

El dios es soporte de los faraones.

-Relato de Hatshepsut sobre la valentía de su padre Tutmosis I

«Trajo los elefantes de ese país y los entregó al templo de su padre


Amón, Señor de los tronos de las Dos Tierras, una vez que volvió con gran
poder habiendo aterrorizado a sus enemigos».
Urk. IV. 103-104
-Tutmosis III relata el apoyo de Amón:

«Año 23, primer mes del verano, día 19, despertándome en (vida) en
la tienda real en la ciudad de Aruna. Camino en dirección norte por mi
majestad con mi padre Amó-Ra, Señor de los Tronos de las Dos Tierras (quien
abre los caminos) delante de mí, Harakhti fortaleciendo (el corazón de mi
valiente ejército), mi padre Amón, fortaleciendo el brazo (de mi majestad) y
protegiendo a mi majestad».
Anales de Thutmosis III

Hatshepsut reinvindica la filiación divina

«Este noble dios Amón, Señor de los tronos del Doble País, se transformó
tomando la apariencia de Su Majestad, el Rey del Alto y del Bajo Egipto
Aakheperkara, esposo de la reina. Él la encontró mientras descansaba en el
esplendor de su palacio. Ella se despertó al olor del dios y sonrió en presencia
de Su Majestad. Enseguida, él se aproximó a ella y, ardiendo de pasión, lleva su
deseo hacia ella obrando de forma que ella le vea en su forma de dios (…).
Palabras dichas por Amón, Señor de los tronos el Doble País a la rei-na: “En
verdad, Khenemet-imen-Hatshepsut (Aquélla que se une a Amón, la más noble
de las Damas) será el nombre de esta niña que ya he puesto en tu cuerpo (…).
Ella ejercerá esta función bienhechora en todo el país».
Urk. IV. 219-222
Relación amorosa con el dios

-Tutmosis II se vanagloria de su relación con Amón:

[Tras describir la represión de una revuelta en Nubia:] «Todo esto sucedió


a causa del prestigio de Su Majestad, tanto como porque su padre Amón no
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cesaba de amarle, más que a ningún otro rey que haya vivido desde los
tiempos más remotos de la Tierra».

Privilegios para los sacerdotes de Amón y acrecentamiento de su


poder

En tiempos de Hatshepsut el Primer profeta de Amón, Hapuseneb, es


nombrado Visir y Jefe de todos los Profetas del Alto y el Bajo Egipto. A partir
de entonces se aumenta el poder de los sacerdotes.

Reacción para frenar el poder de los sacerdotes de Karnak

-Se inicia una delicada política de freno a partir sobre todo de Tutmosis
III, con una política religiosa de reforzar la posición de los dioses primeros de
Menfis y Heliópolis, Ptah y Ra, hasta terminar en una fusión entre los mismos,
en una Trinidad representativa del Uno. O en una sustitución radical por Atón
en el caso de Amenofis IV, intento este último que resultó fallido.

-Se nombran para el cargo Primer Profeta de Amón a personas fieles a


los faraones

Surge la revolución religiosa de Akhenatón. El final de la D. XVIII


coincide con el fin del culto de Atón

Dinastía XIX

Tras el paréntesis creado por Akhenatón, se recupera el culto de


Amón, pero más atemperado. Forma la Trinidad con Ptah y Ra. Los
faraones ramésidas, por necesidades guerreras, alejan su estancia de Tebas,
se establecen en Menfis y en la nueva capital Pi-Rameses, en el Delta. La
importante tarea constructora de Ramsés II no estará solamente dedicada a
Karnak: Luxor, Abu-Simbel, Ramesseum de Tebas…

Amón, no obstante, sigue protegiendo al faraón (batalla de


Kadesh).

Poema de Kadesh
«Ningún oficial estaba conmigo, ningún auriga,
Ningún soldado del ejército, ningún escudero,
Mi infantería, mis carros sometidos delante de ellos,
Ninguno de ellos permanecía firme para luchar contra ellos,
Su Majestad habló: ¿Qué es esto, padre Amón?
¿Es correcto para un padre abandonar a su hijo?
¿Acaso he hecho algo par que tú me ignores?
¿Acaso no fui y esperé tus palabras?
No he desobedecido nunca una orden que me dieras […]
Te llamo a ti, mi padre Amón,
Estoy entre una nube de extranjeros,
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Todos los países se han levantado contra mí,


Estoy solo, ¡no hay nadie conmigo! […]
Entonces, aunque recé en un país lejano,
Mi voz resonó en la meridional Iunu,
Vi cómo Amón vino a mí cuando le llamé,
Me dio su mano y me alegré,
Habló desde atrás como si estuviera a su lado,
“Adelante, aquí estoy ¡yo contigo!,
Yo, tu padre, mi mano está contigo,
Yo me impongo por encima de cien mil hombres
¡Yo soy el Señor de la Victoria, el que ama el valor!»

En muchas inscripciones Ptah y Ra compiten con Amón

A partir del final del reinado de Ramsés II se acrecienta el poder


sacerdotal, pero no sólo los del santuario de Karnak, también los de
Menfis y Heliópolis.

Renovación de la teología en la Historia de la cultura egipcia.

Quizá la causa básica de esta renovación, que no exclusiva, fuera el que nunca
se estableció un cuadro dogmático. En los primeros tiempos, dentro de una estructura
tribal de múltiples poblados independientes, tuvieron que surgir panteones específicos
de cada uno de ellos. Con ellos pretenderían explicar la multiplicidad de fenómenos
naturales, personalizando sus fuerzas en nombres de divinidades.
Pero el entorno natural era el mismo para todos los pobladores del valle del
Nilo: Un largo pasillo fértil entre desiertos, lugar único para el asentamiento humano y
refugio de los animales salvajes que buscaban el agua. Por tanto, al irse unificando
todo el territorio, se tuvo que ir modificando la teología al consignar la similitud de las
funciones de muchos de sus neterw. Necesariamente tuvieron que surgir
sincretismos y asimilación de unas divinidades por otras. Además, parece que
raramente surgió la necesidad de una exclusividad de un panteón determinado.
Ninguno negaba a los demás (si hacemos exclusión del período de Al-Amarna).
Luego, el predominio de un “dios” sobre otro en importancia dependía de la
evolución política y económica de la ciudad de la que tenía el patronazgo. La
importancia sucesiva de la capitalidad determinó la elevación de Amón de Tebas y de
Ptah de Menfis. La importancia sacerdotal de Heliópolis con su cosmogonía
determinaría la elevación de Ra.
Pero había otros factores. Uno de ellos fue la necesidad que tenía la institución
faraónica de una justificación. Y aquí intervino Horus, encarnación del cual era el
propio faraón. Su culto se extendió por todo Egipto. Un destino singular tuvo su
paredro Seth, originario de las tierras altas, pero que terminó siendo adorado
18

preferentemente en el Delta. Por un lado representante del “caos”, del desierto,


asesino de Osiris. Por otro, dios preferido por los faraones hicsos en Avaris.
Tampoco se escapó Egipto a la atracción universal por el mito de la Diosa
Madre. Éste de desdobló en dos deidades: una de ellas fue la diosa Hathor, la Diosa
Vaca, protectora y propiciatoria de la fertilidad, también paredro de Horus. La otra fue
Isis, figura principal con Osiris de un mito grandioso que nos fue transmitido por la
versión de Plutarco; su culto tuvo una extraordinaria expansión durante el período
tardío, pasando a conquistar el mundo romano; la misma Hispania se pobló de
santuarios de Isis.
A todo ello hubo que añadir, en los períodos de máximas relaciones
internacionales (especialmente en el 2º Período Intermedio, en el Reino Nuevo y en
las posteriores conquistas por Asirios, Persas, Griegos y Romanos), la importación de
divinidades extranjeras y el sincretismo con algunas de ellas.
…………….
En el mundo religioso egipcio hubo una conjunción de hechos notables:
-La impronta vital que les debió suponer su especialísima geografía hubo de
llevarles a sentirse elegidos por los dioses. Nació una fe que se identificaba con la
evidencia, junto con el saber que eran unos privilegiados.
-La ausencia de un cuadro dogmático junto la libertad religiosa propició una
gran variabilidad en las formas religiosas que nos hacen imposible tener una visión
integrada de las mismas, pero todas ellas dentro de una fisonomía común que
estimaba la otra vida como una simple continuación de la de los vivos, y con una
configuración que suponían semejante.
-Como siempre ha ocurrido con el fenómeno religioso, también en la
actualidad, siempre existió una dicotomía entre la piedad popular y las abstracciones
teológicas del cuerpo sacerdotal. En la primera tenía que predominar la multiplicidad
de las divinidades y la devoción particular a algunas de ellas (henoteísmo2).
Como se ha indicado anteriormente, las necesidades intelectivas, también
acuciadas por intereses políticos, llevaron a desarrollar progresivamente un
monoteísmo trinitario sin descartar el politeísmo de las masas. Fruto de ello son el
conservado Himno a Amón. Pero, independiente de ello, se desarrolló una
originalísima teoría sobre la creación en la que se aunaban por un lado la Unidad
Primera con una simbología matemática: la simbología de los números, especialmente
los cinco primeros números enteros, y la función áurea en la que se basaba toda la
estructura formal de la Realidad 3. Esta “Revelación” se mostró en tres versiones

2
Culto preferente a un dios frente a otros.
3
R.A. SCHWALLER DE LUBICZ, The Temple of man. Ed. Inner Traditions, Rochester, Vermont.
19

procedentes de tres ciudades sacerdotales: Menfis, Hermópolis y Tebas. Su estudio


detallado es requeriría mucho espacio que no puedo dedicarle dentro del propósito de
esta obra.
-La simbiosis final con el pensamiento griego dio lugar a una evolución muy
peculiar del pensamiento religioso egipcio.
En el papiro de Leiden se puede leer estar frase referida a Amón:

“Empezó hablando en medio del silencio…


Que él podría dar nacimiento a lo que es y darle vida…
La importancia de la Palabra como instrumento creador, tan antigua en Egipto,
tuvo que marcar en el siglo I el pensamiento de FILÓN DE ALEJANDRÍA cuando
elaboró su tesis sobre el Logos, y que tanta importancia alcanzaría en la Teología
Cristiana.

Simultáneamente se desarrolló una corriente de pensamiento curiosísima, en la


que se mezclaron las tradiciones religiosas con el pensamiento filosófico, dando
nacimiento a lo que se ha llamado el Hermetismo. No se dispone de los documentos
originales pero si podemos contar con copias de textos que se remontan al siglo II de
nuestra era. Destaca entre ellos el Poemandres. La esencia de esta corriente de
pensamiento queda expresada en el texto más famoso de la tradición hermética, La
Tábula Smaradigna. En ella se muestran dos afirmaciones básicas: la primera es que
Toda la Realidad está dispuesta del mismo modo, la Celeste igual que la Terrena,
aunque a distintos niveles; la segunda afirmación indica que cada Ser es parte del
Todo y que este Todo está incluido en cada ser.

“Es verdad, sin mentira, cierto y muy verdadero. Lo que está abajo es
como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo, para
cumplir los milagros de una cosa única.
“El Sol es su padre, la Luna es su madre, el viento la llevó en su vientre, la
tierra es su nodriza; la perfección de todo el mundo está aquí.
“Su poder no tiene límites sobre la Tierra.
“Separarás la Tierra del cielo, lentamente, con gran habilidad.
“Él sube de la Tierra al Cielo, y enseguida vuelve a descender a la tierra, y
recoge la fuerza de las cosas superiores e inferiores. Tendrás así la gloria del
mundo, y por eso toda oscuridad se alejará de ti.
“Es la fuerza poderosa de toda la fuerza, porque vencerá a toda cosa sutil
y penetrará en toda la sólida.
“Así fue creado el mundo.
“Tal es la fuente de las admirables adaptaciones aquí indicadas.
“Por eso me han llamado Hermes Trimegisto, y poseo las tres partes de la
Filosofía universal. Lo que he dicho de la operación del sol está completo.”

…………………..
20

La Evolución teológica en la Dinastía XIX

Las teogonías de Heliópolis y Menfis, aunque diferentes, eran semejantes en


un aspecto: los dioses en cada uno de los dos sistemas eran realmente parte del
mundo creado. El Atum de Heliópolis es la fuente material de la creación, que
evoluciona dentro del mundo (como la Enéada), y Ptah de Menfis es el medio a través
del cual la evolución ocurre. Estos dioses son inmanentes en la Naturaleza

La cualidad de inmanencia es la característica compartida por todos los dioses


egipcios, con una excepción: el dios Amón de Tebas. Amón aparece ya en textos del
tardío Viejo Imperio, pero no se aprende mucho de él hasta el Reino Medio, cuando
alcanza la preeminencia con los faraones de las Dinastías XI y XII, originarias de

Templo de Karnak, morada de Amón

Tebas. Pero fue en la dinastía XVIII –que también procedía de Tebas- cuando llegó a
dominar la religión egipcia y, con ello, el relato egipcio de la Creación.

El nombre “Amón”, imn, , significa oculto. A diferencia de los otros


dioses, que eran inmanentes con los fenómenos de la Naturaleza, Amón era
trascendente: él existía por encima y aparte del universo, oculto para el mundo creado.
La más clara afirmación de la trascendencia de Amón es el Himno dirigido a él en el
Papiro de Leiden, probablemente escrito en tiempos de Ramsés II. Este texto explica
la naturaleza oculta de Amón con las siguientes palabras:
21

“Está oculto a los dioses, y su naturaleza es desconocida.


Es más alto que el cielo, más profundo que el Duat.
Ningún dios conoce su verdadera apariencia,
Ninguna imagen de él es revelada a través de inscripciones,
Nadie testifica de él con seguridad.
Es demasiado secreto para descubrir su poder,
Es demasiado grande para investigar, demasiado potente para conocer”.

Aunque Amón en sí mismo no puede ser conocido, se puede deducir su


existencia por el mero hecho de que el mundo existe. Como único dios independiente
del universo, es el auténtico creador: el preexistente dios que deseó al mundo y
mandó que fuera con su palabra. Por esta razón, todos los demás dioses –Atum y su
Enéada, Ptah, o la Ogdóada de Hermópolis- son sólo aspectos de Amón mismo. Así
lo explica el papiro de Leiden:
“Empezó hablando en medio del silencio…
Que él podría dar nacimiento a lo que es y darle vida…
Tú empezaste la evolución desde la nada…
La Enéada está relacionada con tu cuerpo:
Cualquier dios es tu imagen, unida a tu persona.
Tú emergiste primero, empezaste desde el principio.
Amón, cuya identidad está oculta a los dioses;
El más antiguo de los primeros, más distinguido que ellos…

El dios trascendente se manifestaba en los fenómenos de la Naturaleza, de ahí


el nombre que se le aplicaba a veces, Amón-Ra, que une al dios trascendente con la
fuerza más poderosa de la Naturaleza, el Sol. Aunque oculto se le representaba
antropomórficamente y llevando una corona típica: un modius o tocado cilíndrico
terminado en dos largas plumas representando las Dos Tierras. Cada pluma con 7
segmentaciones. El color de su carne de color azul, como el lapislázuli.

También puede aparecer con cabeza de carnero, cuerpo humano y disco solar;
con esta iconografía aparece igualmente en esfinges en las que el cuerpo es de león
(las esfinges del trayecto entre Luxor y Karnak4).

Esta forma de representarlo seguramente tuvo su origen en el sur, en Nubia,


donde fue muy frecuente, tal vez por relacionarse con las representaciones propias de
la cultura africana, en la que el carnero era adorado.

4
Este camino procesional fue construido por Ramsés II, en el Reino Nuevo.
22

Se ha constatado
que se representaba según
dos formas distintas
correspondientes a dos
especies de carnero. Unas
veces es el Ovis platyra
aegyptiaca¸ con sus
cuernos gruesos y
enrollados alrededor de las
orejas. Sobre su cabeza se
le añade en ocasiones su
corona con el disco solar y las
plumas, además del cetro y el signo de la vida anj. También puede llevar en las
manos sujetos el cetro uas y el signo anj. Este tipo de carnero es el que suele estar
identificado con el Amón de Napata, la capital de Nubia.

En otras ocasiones se usa la cabeza del Ovis longipes paleoaegyptiaca con


cuernos retorcidos y horizontales, que se relaciona con otros dioses como Ra y Jnum.
No siempre lleva corona limitándose a estar acompañado sólo por el disco solar y el
ureo. Teniendo en cuenta que es un dios que los engloba a todos, es posible que
también se acompañe de otros signos representativos de otros dioses.

En textos de épocas más modernas, en el Imperio Nuevo, se intenta explicar la


presencia del culto a Amón en Nubia afirmando que la primitiva residencia del Amón
tebano estuvo en Napata (Nubia). Y una curiosa leyenda cuenta que su hijo Jonsu
pretendió que le dijera su nombre secreto para arrebatarle su poder.

He insistido un poco en esta figuración de Amón como carnero porque tendrá


su importancia cuando consideremos la adopción de algunas normas de la Torá judía.
Ya lo veremos.

Su templo oficial fue el estatal de Karnak, donde eran coronados los faraones y
fundamento del Estado mismo.

En el Reino Nuevo hubo también una cierta democratización de la relación del


pueblo llano con el dios. Ya podía relacionarse con él sin la intercesión del faraón,
pudiendo orar en silencio en la intimidad. Por otra parte, Amón-Ra no negaba a las
otras deidades; sólo el iniciado entendía que, de algún modo, esta suprema deidad las
comprendía a todas, Su teología fue una superación a partir de un politeísmo práctico
que nunca combatió, al contrario que haría el culto de Atón. Además, al expresarse de
forma visible, icónica, fue accesible a amplias capas de la población. Esta devoción
23

popular y privada se comprueba en las inscripciones de Deir el-Medina, pueblo de


trabajadores en el desierto occidental, en tiempos del Reino Nuevo:

“¡Que se den preces a Amón! Hago himnos en su nombre. Le dirijo oraciones:


a la altura de los cielos y a la anchura de la tierra. Hablo a su majestad, al que viaja río
abajo. Cuidaros de él. Lo repito al hijo y a la hija, al grande y al pequeño. Lo anuncio a
las generaciones todavía no nacidas. Lo anuncio a los peces de las profundidades, a
los pájaros del cielo. Lo repito a quien lo conoce y a quien no. ¡Cuidaros de él! Tú eres
Amón, el Señor del silencio. Que acudes al grito del pobre. Cuando te llamo en mi
angustia, tú vienes a rescatarme. Da aliento al miserable. Me rescata de la esclavitud.
Tú eres Amón-Ra, Señor de Tebas. Quien rescata al que está en las profundidades.
Pues tú eres [misericordioso]. Cuando alguien apela a ti, tú acudes desde lejos”.

Estela votiva de Nebre.

La concepción del dios supremo Amón que se desarrolla en el período


ramésida es el de un dios único y escondido, cuyo verdadero nombre es desconocido.
Al mismo tiempo él habita en el mundo que ha creado en cuerpo y espíritu, subyace en
toda las cosas. Y mediante ello sostiene la vida por intermediación del aire, la luz, el
tiempo y el agua. Él marca el destino del mundo y es su referencia ética suprema.

En el papiro Louvre (3292) está escrito “Dios te salve, a ti, que se produjo
como uno solo y que ha creado millones en su abundancia”. El primero que dio lugar
a todos los dioses y al mundo, es la fuente de toda pluralidad que, no obstante, no
deja de ser el uno. Y en el papiro de Leiden (1344) está anotado “El solo uno, cuyo
cuerpo son millones”. Creó a todos los dioses, pero todos están en el Uno. Esta idea
sería la que inspiraría al hermetismo del período helénico, la unión del Uno y el Todo,
el fundamento del sentido de la Tábula Smaradigna.

En el Corpus Herméticum 5 habla Hermes Trimegistus: “Él, es Él el Dios


demasiado grande para tener nombre, Él es el inaparente y el más aparente, el que
contempla el intelecto, el que ven los ojos. Él es incorpóreo, el multiforme, mejor aún,
el omniforme. Nada existe que no sea Él, pues toda cosa que existe, toda es Él. De
ahí que Él tenga todos los nombres, pues todas las cosas proceden del mismo padre;
por ello también que Él no tiene nombre, pues es el padre de todas las cosas”.

Toda esta evolución teológica estuvo acompañada por un evidente progreso


ético.

Finalmente, la noción de que cualquier dios podía ser visto como un aspecto de
Amón condujo a una especie de monoteísmo: es decir, que todos los dioses eran

5
Corpus Hermeticum. Les Belles Lettres. París, 1983, p. 64.
24

realmente Uno. Es diferente al monoteísmo del Judaismo o del Islam, pero similar a la
noción cristiana de la Trinidad. El himno del papiro de Leiden anticipa el dios trino del
Cristianismo en más de mil años:

“Todos los dioses son tres: Amón, Ra y Ptah, sin un segundo.


Su identidad está oculta en Amón,
Su cara es Ra, su cuerpo es Ptah.”

Este pasaje reconoce la existencia de un único dios pero acepta, al mismo


tiempo, tres separados aspectos del dios: Voluntad de creación, la fuente efectora y
aquélla que mantine constantemente la vida.

Estas líneas han sido consideradas como la expresión última no solo del relato
de la creación de los egipcios sino de los 3000 años de historia de la teología egipcia.

No puede descartarse que influyera en la posterior concepción de la Trinidad


Cristina. Recordemos que el Cristianismo llegó a Alejandría ya en la primera mitad del
siglo primero, y que los escritos de Filón de Alejandría con su desarrollo de la idea del
Logos influyeron también en los primeros escritos de la nueva religión. Es fácil
encontrar la similitud entre la Trinidad Amoniana y la Cristiana:

Amón (el oculto, secreto "padre de los neteru") = el Padre Celestial

Re = Cristo ("Pantocrátor" y la ruta exclusiva para el Padre) y

Ptah = Espíritu Santo (el principio de la manifestación, actuando a través de


María para engendrar a Cristo.

La teología de Amón se puede resumir de esta forma:

-Amón es el dios primordial que existe antes que el mundo.

-Dio lugar como creador a un mundo ordenado: el cosmos.


25

-Es el dios vivo que da vida y espíritu al mundo a través de los cuatro
elementos dadores de vida: tiempo, aire, agua y luz.

-El dios sol que completa su jornada solo e ilumina y guarda al mundo con sus
ojos.

-El dios rector que ejercita su poder sobre la creación y es representado en la


tierra por el faraón.

-La autoridad ética que observa lo recto y lo torcido, el “visir de los pobres”, el
juez sabio, el señor del tiempo, de la gracia y del destino.

-El dios oculto, cuyos símbolos, imágenes y nombres son los múltiples dioses. 6

Esta creación se llevará a cabo por las diez manifestaciones o bas de Amón.

………………………………………….

Gran Himno a Amón-Ra


Papiro Boulaq 17

Adoración a Amón-Ra, el Toro que habita en Iunu, jefe de todos los dioses, el
buen dios, el amado que proporciona la vida a todo lo que es cálido y a todo el buen
ganado.
¡Salve, Amón Ra,
Señor de los Tronos de Las Dos Tierras , que preside sobre Tebas!
Toro de su Madre, el primero de sus campos,
De amplia zancada, que está a la cabeza del Alto Egipto,
Señor de los Medyai7 y gobernador de Punt8.
El más Grande del cielo, primogénito de la Tierra,
Señor del todo,
Que perdura sobre lo que existe, que perdura sobre todo lo que existe.
Único en su naturaleza entre los dioses
Bello toro de la Enéada9, jefe todos los dioses.
Señor de Maat10, padre de los dioses

6
ASMANN, J.: Moses the Egyptian.pg.194, Año 1997.
7
Los Medyai eran originarios de Nubia. En varias ocasiones reclutados como mercenarios, especialmente
en el Reino Nuevo, ejerciendo una función de tipo policial.
8
Tierra situada seguramente en Somalia, junto a la costa del Mar Rojo. Allí envió una famosa expedición
la reina Hatshepsut, referida en su templo de Deir al-Bahari.
9
La Enéada es el conjunto de las tres generaciones de dioses de la Teología Heliopolitana.
26

Que hizo a la Humanidad y dio origen a los animales.


Señor de lo que existe, que creó el árbol frutal.
Creó la hierba e (que) hizo vivir al ganado.
Poder que Ptah moldeó11,
El Bello, bienamado joven, a quien los dioses alaban.
Que creó lo que está arriba y abajo12,
El que ilumina las Dos Tierras
Y atraviesa el firmamento en paz.
Rey del Alto y Bajo Egipto, Ra, Justificado13,
El Señor de las Dos Tierras, de gran fuerza,
Señor de la Majestad, creador de la Tierra,
De naturaleza más ilustre que cualquier otro dios.
De su belleza los dioses se alegran,
A quien se venera en la Gran Casa, (Pr-ur)
De gloriosas apariciones en La Casa del Fuego, (Pr-nsr)14
Cuya fragancia los dioses aman cuando él viene de Punt
Ricamente perfumado cuando desciende de la tierra de los Medyai,
De bella faz, cuando viene de la Tierra del Dios15.
Los dioses se postran a sus pies, sabedores de que Su Majestad es su Señor,
Señor del respeto (snD), el terrible, de gran poder (bAw) y poderosa apariencia,
Que provee de víveres y atiende el sustento.
¡Loor a ti, que creaste a los dioses
Elevaste el cielo y desplegaste la tierra!
¡El que despierta saludable! Min-Amón16,
Señor de la Eternidad (nHH), quien creo lo eterno (Dt)17,
Señor de la alabanza, que está a la cabeza de la Enéada,
Firme de cuernos18, de bella faz.

10
La diosa Maat representaba el concepto abstracto del orden, la verdad y la justicia. Su símbolo, la
pluma servía en el juicio tras la muerte para que se equilibrara en la balanza con el peso del corazón del
fallecido.
11
Las cosas se crearon por la palabra de Ptah.
12
El Cielo y la Tierra.
13
Este epíteto se refiere a los muertos que habían superado el juicio. Es curioso que aquí se le atribuya a
Ra, ¿refiriéndose al faraón difunto?
14
La Gran Casa y la Casa del Fuego se refieren a los santuarios de El Kab en el Alto Egipto y Pe en el Bajo
Egipto.
15
Se refiere a Punt.
16
Aquí se identifica con Min, dios que simboliza la fuerza regeneradora y la fertilidad.
17
Las dos eternidades de la religión egipcia, la cíclica y renovadora, propia de la civilización agrícola, y la
eternidad lineal.
18
KASTER lo asocia con la imagen del toro, pero yo pienso que mejor con la del carnero, uno de los
animales que le sirven de representación y que tendrá trascendencia más adelante en la religión judía.
27

Señor de La Grande19, portador de la Doble Pluma20,


Provisto con la bella diadema y la alta Corona Blanca21.
La serpiente Mehen y las serpientes Uto22 están sobre su cara,
La Doble Corona, el Nemes23 y la Corona Azul24.
De bella faz cuando se provee con la corona Atef25,
Amado de las Coronas del Alto y Bajo Egipto,
Señor de la Doble Corona (que) porta el cetro Ames26,
Señor del cetro Mekes27 que sostiene el flagelo28.
Soberano bellamente coronado con la Corona Blanca,
Señor de los rayos, que da origen a la luz, a quien los dioses alaban.
Da sus manos a los que ama
Y arroja a su enemigo al fuego29.
Es su ojo30 el que derrota a los rebeldes,
Haciendo que el Nun31 trague su arpón
Y que la serpiente vomite lo que ha tragado.
Alabanza a ti, oh Ra, Señor de la Verdad,
Cuya capilla se encuentra oculta, Señor de los dioses.
Jepri en su barca, que dio la orden y los dioses vinieron a la existencia 32,
Atum33, que creó a la Humanidad, distinguió sus naturalezas y creó sus vidas
Que hizo los colores diferentes, uno del otro34.
El que escucha las súplicas de los acusados (btnw),

19
Se refiere al ureo.
20
La Corona de Plumas de Amón.
2121
Se refiere a Hedyet, la corona del Alto Egipto.
22
Indica a Las Dos Señoras, protectoras de los dos Egiptos.
23
El Nemes era un tocado a rayas que servía de base al ureo. Se colocaba sobre los hombros y
terminaba en una especie de cola sobre la espalda.
24
A esta corona se la llamaba Jepresh y tenía unos discos dorados. Se utilizó a partir del Reino Medio.
Era una corona ceremonial. En su parte trasera terminaba con dos cintas o banderolas que colgaban por
la espalda.
25
Esta corona tenía dos largas plumas verticales con un gorro en forma de cono y dos cuernos
retorcidos. Estaba también asociada a Osiris.
26
Disponía este cetro de una forma de maza, era un signo de la realeza y ya se utilizada en el período
Predinástico.
27
Este cetro, en cambio, tenía una terminación lisa y también era símbolo real.
28
Otro símbolo real.
29
Lo que sigue es una breve descripción de la lucha de la lucha de Ra con Apofis, la serpiente que
durante la noche intenta interrumpir el paso de la barca del dios por el océano celestial.
30
El Ojo de Ra es el propio sol. Pero representa también su posible poder destructor (leyenda de la Vaca
del Cielo que intenta destruir a la Humanidad).
31
Nun, el Océano Primordial.
32
Jepri es una de las formas de Ra, el sol de la mañana. Representa al renacimiento.
33
El dios demiurgo, creador, de la teología heliopolitana. Es también otro de los aspectos de Ra, el sol
del atardecer.
34
Indica que creó las distintas razas de seres humanos.
28

De corazón bondadoso cuando alguien le llama,


Quien rescata al temeroso del opresor,
Y juzga entre el desdichado y el poderoso.
Señor del Conocimiento (SiA), en cuya boca se haya la Autoridad (Hw) 35.
El Nilo ha venido por su deseo.
Señor de gran dulzura , el bienamado,
Cuando él viene los hombres viven.
Hace que todos los ojos se abran en el Nun.
Su beneficencia ha dado origen a la luz,
Los dioses se regocijan de su belleza
Y sus corazones viven cuando le ven.
¡Oh Ra, adorado en Karnak,
De Grandes Apariciones en la casa del Benben36, el de On!
Señor de la fiesta del noveno día del mes,
En cuyo honor se celebran la fiesta del sexto día del mes y la fiesta del cuarto
de mes.
Soberano y Señor de todos los dioses,
Halcón en medio del horizonte,
Señor de los Silenciosos entre los hombres,
Cuyo nombre permanece oculto a sus hijos (mswt), en su nombre de Amón.
Alabanza a ti, oh Afortunado (imy m Htpw),
Señor de la alegría, y poderoso en su aparición,
Señor de la Grande y la Alta Doble Pluma,
Que porta la bella diadema y la Alta Corona Blanca,
Los dioses desean admirarte
(Cuando) la Doble Corona reposa sobre tu frente.
El amor a ti se extiende a lo largo de las Dos Tierras,
Tus rayos relucen en los ojos,
El bienestar de la Humanidad aparece cuando te elevas
Y los animales están lánguidos cuando brillas.
Tú eres amado en el cielo meridional
Y agradable en el cielo septentrional.
Tu hermosura cautiva los corazones
Y el amor por ti hace languidecer los brazos.
Tu bella manifestación debilita las manos

35
SiA y Hw son la percepción (el corazón) y la palabra mediante las cuales el creador da origen a todas
las cosas, como indica la teología menfita.
36
La Colina Primigenia, al principio de la creación. On es otro nombre de Heliópolis.
29

Y los corazones se vuelven descuidados cuando te ven.


Tú eres El Único, el que dio origen a todo lo que existe,
Él Uno y Único, creador de lo que existe,
De cuyos dos ojos brotó la Humanidad
Y de cuya boca vinieron a la existencia los dioses.
El que creó la hierba que da vida al ganado
Y las planta para los hombres,
Quien creó aquello de lo que vive el pez en el río
Y los pájaros que moran en el cielo,
Quien proporciona el aliento a lo que hay en el huevo
Y da la vida a la descendencia de la serpiente,
Quien crea aquello de lo que viven los insectos
E igualmente los gusanos y aves,
El que provee de todo lo necesario a los ratones en sus guaridas
Y nutre a las aves en todos los árboles.
Alabanza a ti, que hiciste todas estas cosas,
El Uno y Único, provisto de múltiples brazos,
Que pasa la noche despierto, mientras todos los hombres duermen,
Buscando lo mejor para sus criaturas.
¡Amón, que perdura (mn) en todas las cosas!
Atum y Horus del Doble Horizonte37,
¡Alabanza a ti porque te fatigas con nosotros38.
¡Loor a ti! porque tú nos creaste.
Te alaban todos los animales.
Te loan en cada desierto,
Tan alto como el cielo,
Tan amplio como la tierra,
Tan profundo como el Gran Verde39.
Padre de los padres de todos los dioses,
Los dioses se inclinan ante Tu Majestad
Y ensalzan el poder de su creador,
Se alegran cuando el que los engendró se aproxima
Y dicen: ¡Se bienvenido en paz!
Que elevó el cielo y situó la tierra,
Que hizo lo que existe,

37
O Horus-Horajti. También terminó fusionándose con Ra, simbolizando el horizonte, como Ra-Hotajti.
38
El sol también ·se acuesta” cuando el hombre termina fatigado los trabajos del día.
39
El Mar Mediterráneo.
30

Creador de todos los seres.


¡Oh Soberano, jefe de los dioses!
¡Veneramos tu poder , porque tú nos creaste,
Te vitoreamos de alegría porque nos has moldeado,
Te ofrecemos oraciones, porque te fatigas con nosotros!
Salve a ti, creador de todo lo que existe,
Señor de Maat y padre de los dioses,
Que creaste a la Humanidad y a los animales,
Señor del grano, que provees el sustento a los animales del desierto.
¡Oh Amón, Toro de bello semblante, amado en Karnak,
De grandes apariciones en la Casa del Benben,
Coronado nuevamente en On,
Tú, que juzgaste a los Dos adversarios40 en la Gran Sala!
Jefe de la Gran Enéada,
El Uno y Único, sin igual,
El heliopolitano que preside en Tebas,
Cabeza de su Enéada, que vive día a día por Maat,
Morador del Horizonte, Horus del Este.
Los desiertos, por su voluntad, proveen, para él, plata, oro
Y lapislázuli verdadero41,
Mirra e incienso mezclados de la tierra de los Medyai
Y mirra pura para tu nariz.
De bella faz cuando viene desde la tierra de los Medyai,
Amón-Ra, Señor de los Tronos de las Dos Tierras, que preside en Tebas,
El de On, que preside en su harén42.
El Único Rey, Único entre los dioses,
Con múltiples nombres, cuyo número es desconocido.
Que amanece por el horizonte oriental
Y se oculta por el horizonte occidental.
Que derrota a sus enemigos
Y renace cada día.
Thot eleva sus ojos, y se deleita con su excelencia,
Los dioses se alegran de su belleza, y los monos hetet43 le exaltan.
Señor de la barca de la noche y de la barca de la mañana,

40
Horus y Seth.
41
El lapislázuli verdadero había que obtenerlo por importación, tan valioso como el oro. Los egipcios
fabricaban una imitación de carácter vítreo.
42
Cámara secreta del templo.
43
Son monos celestiales que gritan alegres cuando renace el sol por la mañana.
31

Que por ti atraviesan en paz el Nun.


Tu séquito44 se regocija de ver al enemigo derrotado,
Y cómo sus miembros son cortados por el cuchillo.
El fuego le ha devorado,
Y su ba se separa de su cuerpo.
Se ha puesto fin al paso de la serpiente.
Los dioses gritan de júbilo
Y el séquito de Ra está contento,
On está de júbilo: el enemigo de Atum ha sido derrotado.
Tebas está contenta y On exultante,
La Señora de la Vida45 está alegre,
Ha sido derrotado el enemigo de su Señor.
Los dioses de Jer-aha46 se regocijan,
Los habitantes de Letópolis besan la tierra,
Le ven fuerte en su Poder, ... de los dioses (¿)
Maat47, Señor de Tebas,
En este tu nombre de Creador del Orden.
¡Señor de los víveres, Toro de provisiones,
En este tu nombre de Toro de su Madre,
El que creó a todos los hombres y todas las cosas,
En este tu nombre de Atum-Jepri!
Gran Halcón que lleva la alegría al pecho,
De bella faz que hace festivo el pecho,
De grata figura y alta diadema,
Con las Dos Serpientes alzadas sobre su frente,
Ése a quien se acercan los corazones de los hombres.
La Humanidad se vuelve hacia él,
Cuando alegra las Dos Tierras con sus apariciones.
¡Salve a ti, Amón-Ra,
Señor de los Tronos de las Dos Tierras,
Cuyo amanecer ama su ciudad (Tebas)!
(Traducción basada en la publicación del texto jeroglífico de E. Grébaut, Hymne à
Ammon-Ra, teniendo en cuenta el texto de Joseph Kaster, The Literature and Mythology of
Ancient Egypt, por Francisco López y Rosa Thode).

44
La tripulación de la barca de Ra, formada por divinidades.
45
Es un epíteto para referirse al ureo.
46
Era una ciudad cercana a Heliópolis que, en época griega, se la llamó Babilonia.
47
En el sentido de Justo.
32
33

CAPÍTULO II

ATÓN

El reinado de Akhenatón

Cuando el faraón Amenhotep III


murió alrededor del año 1350 a. C, fue
sucedido por su hijo del mismo nombre, al
que los egiptologistas llaman Amenhotep
IV. La Dinastía XVIII estaba en la plenitud
de su poder. Su fundador, el faraón
Ahmosis, había completado la expulsión
de los Hicsos. Egipto se encontraba en
plena expansión imperial. Y el culto de
Amón como supremo dios, se había
extendido por todo el país.

Akhenatón y Nefertiti recibiendo los


rayos de Atón

Amenhotep IV era hijo de Amenhotep III y de Tiyi, fue corregente en vida de


su padre y, a la muerte de éste, fue coronado como faraón en una gran ceremonia
que tuvo lugar en Karnak.

El primer acto del reinado de Amenhotep IV (1364-1347) fue casarse con la


princesa mitánnica Tadu-Jeba, hija de su aliado Tushratta. De este modo, el nuevo
faraón asumía los compromisos diplomáticos de su padre y revalidaba la alianza de
Egipto con el reino de Mitanni. Después contraería nuevo matrimonio, siendo muy
joven, con la que sería su primera esposa, su bellísima prima Nefertiti.

El período que se abría con él tuvo una importancia histórica excepcional, tanto
para Egipto como para los países vecinos. Además, su conocimiento viene avalado
por la enorme cantidad de documentos escrito que nos han quedado.
34

Los miembros más cercanos de familia fueron su madre, la reina Tiya; su


primera esposa, Nefertiti; sus seis hijas, la más importante de las cuales fueron la
mayor, Meretaten y la tercera, Amkhenpaaten; una esposa secundaria llamada Kiya,
y probablemente otra hija tenida con ella, de la que no conocemos su nombre.

Los sucesores de Akhenaton, Smenkh-ka-re y Tut-ankh-amun fueron también


de la familia real, aunque su exacta relación con el rey es incierta; probablemente eran
hijos suyos y de Kiya. De Tut-ankh-amón fue afirmado más tarde que era “hijo del rey
de su cuerpo, su querido”.

Cuando el rey asumió el trono era relativamente joven, y todo parece indicar
que se trataba de un idealista totalmente absorto por sus especulaciones filosóficas y
teológicas. Los documentos contemporáneos nos lo presentan como poseído por una
fe inmensa en un Dios único, esencialmente
bueno, creador de todo lo existente. La
48
monarquía amarniana fue absolutista.
Estableció una nueva religión en la cual Atón
era el dios único. Al autoproclamarse profeta
de Atón se cambió el nombre por el de
Akhenatón. Su pensamiento le llevó a una
constante búsqueda de la verdad que le
empujó a rechazar todos los mitos de la
religión tradicional egipcia. El amor de Atón
se dirigía a toda la creación, y sobre todo a
los hombres, las más excelsas criaturas.

Akhenatón

Estas ideas se fueron oponiendo poco


a poco al pensamiento religioso del clero de Amón en Tebas, por lo que el rey buscó
para apoyarse al clero solar de Heliópolis. Enfrentado a los sacerdotes, abandonó
Tebas y a unos 375 km. al norte, en un lugar escogido por él, fundó una ciudad que
delimitó sacralmente con 14 estelas de frontera, y a la que dio el nombre de Akhetatón
(Horizonte de Atón), hoy conocida por Tell el-Amarna. Este abierto enfrentamiento
religioso se tradujo también en el terreno de la política, formándose dos facciones: la
clerical, que encontraba sus más firmes apoyos en la vieja oligarquía que había
controlado la administración durante la mayor parte del Imperio Nuevo; y la real, que
los buscaba en los nuevos sectores de la población que había accedido a los círculos
del poder en los últimos tiempos, y que podemos calificar de hombres nuevos.
48
Se adjetiva así por el nombre actual (Al-Amarna) del lugar donde se asentaba su nueva capital.
35

En la nueva ciudad todo pivotaba alrededor del templo de Atón, el disco solar.
El propio rey componía extraordinarias poesías, entre ellas la conocida como Himno a
Atón, en el que canta la universalidad del dios, a cuya salida todo Egipto, “alzándose
sobre sus pies”, ardía en fiesta. El himno fue grabado en muchos lugares.

Fundó templos luminosos y al aire libre en Menfis, Heliópolis y Elefantina. El


material de construcción cambió en sus dimensiones, sustituyendo los grandes
bloques de piedra por otros mucho más pequeños y manejables llamados talata. Se
construyeron también como en otros tiempos colosos reales, algunos con caracteres
hermafroditas, indicando indirectamente que Atón era el padre y la madre de todos los
hombres. Aspecto que recogería la teología de Amón en la época postamarniana.

En las construcciones predominó el naturalismo; las reproducciones de las


figuras de la familia real no estaban idealizadas. La ideología que se imponía era la
del momento presente, dejando en un segundo término la eternidad. Los frescos del
palacio real tienen colores tenues, sensación de movilidad, fuerza y vivacidad, con
motivos de la naturaleza. El arte se interesa por la vida cotidiana, mostrándose con
sencillez la familia real49.

En su nueva capital, Akhetatón, el palacio real, el centro de gobierno y las


residencias de los funcionarios estaban en una misma zona. Aislado se encontraba el
templo de Atón 50 . Los límites de la ciudad fueron marcados por catorce estelas
esculpidas, en las que quedó escrito: “Yo mismo fundaré Akhetatón como residencia
para Atón, mi padre…Delimitaré Akhetatón en sus lados sur, norte, oeste y este”.

La ciudad fue dedicada al dios, como una fundación divina. Sin embargo, la
conveniente alianza con el clero de Heliópolis para enfrentarse mejor al de Amón de
Tebas le hizo tener algunas concesiones en cuanto a la exclusividad de Atón, como la
de construir una necrópolis para el toro Mnevis, animal sagrado de Ra, adorado
especialmente en Heliópolis. También Atón se asimiló en este mismo sentido al
mismo Ra, “Ra, el padre, retornó como Atón”, y el rey utilizó como otro nombre el
título Nefer-Kheperu-Ra Wa-en-Ra (Hermosa es la forma de Ra, la única de Ra).

Sin embargo, no pasó de ser una utopía, y el rey, que lo idealizaba todo y que
sólo veía la realidad a través del prisma de sus ideas religiosas, no fue capaz de
enfrentarse efectivamente ni al peligro interior -representado por el clero de Amón-, ni
al exterior –representado por el rey hitita Shupppiluliuma.

49 49
HEINRICH SCHÄFER, Amarna in Religion und Kunst . (Sendschriften der Deutschen Orient-
Gesellschaft 7; Berlin:Hinrichs, 1931).
50
O´CONNOR. “El Imperio Nuevo”, 270-2. KEMP. “Ancient Egypt”, 271.
36

Al principio de su reinado se esforzó por mantenerse fiel a la tradición, como lo


demuestra el nombre que inicialmente tomó y que se hiciese coronar en el templo de
Karnak. Pero pronto hizo una brutal ruptura con la tradición al erigir un nuevo templo
dentro del recinto del templo estatal de Amón en Karnak. Fue decorado en un nuevo
estilo y dedicado no a Amón sino a una nueva forma de deidad solar Ra-Harakhti. El
nuevo dios fue representado no como un halcón o humano con cabeza de halcón con
la que tradicionalmente era representado Ra-Harakhti, sino en la forma de un disco

solar itn , con sus rayos dadores de vida extendiéndose sobre la tierra.

El rey se proclamó a sí mismo gran vidente, es decir, gran sacerdote de la


nueva divinidad, y en su calidad de tal no podía aceptar la autoridad suprema del gran
sacerdote de Amón, quitándole por consiguiente su poder espiritual como sumo
pontífice de todos los sacerdocios de Egipto. Pero también le quitó su poder temporal,
al retirarle la administración de sus bienes seculares.

Se autoproclamó Señor de la fiesta Sed, fiesta que durante su reinado se


celebraba a diario, cuando anteriormente sólo se disfrutaba cada 30 años. Durante
ella, tradicionalmente, el faraón renovaba sus fuerzas como representante de los
dioses y guardador del orden y el bienestar del pueblo. Durante la época amarniana
se celebró durante los ritos del amanecer y el atardecer de cada día, con el faraón en
túnica blanca ritual. Así esperaba una renovación constante.

Transformó el mito osiriaco funerario en la visión de Atón en el más allá, cada


día, tras la puesta del sol. En cuanto a los dioses Atum (el demiurgo heliopolitano) y a
Thot (el dios de la sabiduría) los englobó en la concepción del Uno, de Atón.

Akhenaton se convirtió en el intermediario entre los hombres y el dios, como su


profeta e hijo: “que él (o ella) [Atón, el rey o la reina] conceda una visita de Atón cada
vez que se levante y que tú [ el muerto ] lo adores…¡Que él escuche lo que tú digas y
te de aliento para tu nariz…para que conceda [Atón, el rey o la reina] que yo vea su
belleza diariamente…”51

En la inscripción de Hatiay se pide: “Para que el rey dé una ofrenda a


Atón…para que pueda darme una larga vida”.

Aspectos teológicos

Fue una auténtica revolución la impulsada por él desde arriba que afectó a
todo el país. Se rompió con los antiguos cánones que habían regido hasta entonces la
lengua, la literatura, el arte y la civilización egipcia en su conjunto. Aunque finalmente

51
DAVIES. The Rock Tombs, V, 1907, 17 y 19.
37

la revolución fracasó, ya nada sería igual como antes, y Egipto iniciaría una lenta
decadencia que duraría 2000 años.

La figura del dios Atón era anterior al reinado de Akhenatón. Era el nombre que
se utilizaba para el disco solar y que estaba relacionado con el dios Ra. Un texto del
tiempo de Tutmosis IV indica que “El rey luchó con Atón delante de él”; sus campañas
exteriores fueron “para conseguir que los extranjeros fueran como el pueblo (egipcio)
para que sirvan a Atón para siempre”52 . Y en tiempos de Amenofis III se desarrolló
mucho su culto; al dios se dedicaron la barca real, una compañía militar y el palacio de
Malkata53. Existía entonces un templo dedicado al dios en Tebas.

Destaca mucho en la devoción nueva a Atón su exclusividad, aunque las


circunstancias de un politeísmo de milenios no le permitieron que fuera absoluta,
quedando como un henoteísmo muy acentuado. La concepción de Maat persistió en
cuanto representación del orden y de la verdad, y Akhenatón se llamó “Señor de la
verdad”, como aquello que sostenía su vida.

Atón era representado por un disco solar del que partían unos rayos de luz
sobre la tierra, portadores de sus bendiciones; en ocasiones se acompaña con el

símbolo anj  , que representa la Vida.

El rey era el Atón encarnado, “el dios hecho hombre”. La familia real se
convirtió en el centro de todo, marcando un cambio en las costumbres. El respeto a la
madre y a la esposa del rey fue un aspecto que marcó la vida del rey. Las escenas
familiares se hacen públicas, aunque privadamente tuviera un harén numeroso y otras
esposas como Kiya.

La revolución amarniense es, pues, debida a la culminación de una corriente de


pensamiento llevada a sus últimas consecuencias por Amenhotep IV, pero también al
enfrentamiento abierto entre la monarquía y el poderoso clero de Amón. La revolución
amarniense representa, en todos los sentidos, el momento culminante de la civilización
egipcia.

El culto del dios Amón fue abolido y sus inscripciones destruidas. Se instaló el
culto a un dios único, sin forma material, sin imágenes, representado por el disco solar,
Atón, exponente máximo de su poder y de su constante providencia para con sus
criaturas. Pero, a pesar de ello, las devociones populares continuaron, especialmente
los cultos funerarios a Osiris.

52
ALAN WYNN SHORTER. “Historical Scarabs of Tuthmosis IV and Amenophis III”. JEA 17 (1931):23.
53
Fue un palacio construido por Amenofis III al oeste del Nilo, a laaltura de Tebas, al sur de Medinat
Habu.
38

Al nombre del dios también se le dio una nueva forma más larga encerrada en
dos cartuchos como los nombres del rey: “El que vive (‫ﻋ‬nḫ), Ra-Harakti (r‫ﻋ‬-ḥrw-зḫti),
que es activo en el Akhtet (m зḫt)54 en su identidad con la luz (m rn.f m šw) que está
en el disco solar (nti m itn)”.

Aunque nueva, la deidad estaba enraizada en la teología de la Dinastía XVIII,


pero puso especial énfasis en el papel del sol como dador de vida. En la tradicional
teología este énfasis estaba, sin embargo, incorporado en la combinada forma de
deidad Amón-Ra.

La nueva teología de Amenhotep IV, no obstante, ignoró a Amón. El sol fue


ahora visto no como la física manifestación del dios Amón, sino como el vehículo para
una suprema deidad, que no era el invisible, desconocido y trascendente Amón sino el
visible poder de la luz. Aunque la nueva deidad es frecuentemente llamada
simplemente Atón, el disco solar en sí mismo era meramente su vehículo, el medio por
el que la luz entra en el mundo, un poder más activo del sol que el que había tenido en
la teología de Amón. La imagen del disco solar que domina las escenas de la nueva
teología no es una representación del sol sino su jeroglífico, más complejo que el
utilizado para la luz.

Atón era el dios único, universal, y creó a todos los hombres iguales. La
sinceridad, la libertad, el amor a la naturaleza, la alegría de vivir eran rasgos
importantes de la nueva religión. Era un monoteísmo exclusivista y revelado por
primera vez en la Historia. Resumamos:

-Akhenatón es el profeta de Atón, quien le revela sólo a él sus enseñanzas


para que las difunda entre los hombres. Akhenatón es el hijo de Atón hecho hombre.
El faraón es el intermediario entre Atón y el resto de los hombres, y así se expone en
el Himno a Atón (traducción de J. Assmann:

“Cuando te has ido y no hay ningún ojo, cuya mirada tú has creado,
Con el fin de verte obligado tú mismo a mirarte como el único de la creación,
tú estás en mi corazón.
No hay nadie a quien tú conoces,
sólo a tu hijo Nefer-Kheperu-Ra, Único de Ra,
A quien has enseñado tus caminos y tu majestad.”

54
Los akhs (3hiw) eran los espíritus de aquellos que habían muerto y hecho una transición exitosa a la
vida tras la muerte. No vivían en un paraíso celestial sino en este mundo, entre los vivientes. Después
de pasar la noche dormidos en sus tumbas, los akhs podían despertar cada mañana al amanecer y salir
de sus tumbas para disfrutar de una vida ideal, libre de los ciudades de la vida física. Debido a que ellos
eran espíritus, existían en un nivel similar al de los dioses y compartían muchos de sus poderes.
39

-Dios es anterior y exterior al mundo. Niega las concepciones panteístas. Todo


lo creado es esencialmente bueno.

-Las bases de la moral se encuentran en la verdad y en la sinceridad. Se


concibe la vida de ultratumba pero sin mitología.

Aunque el rey intentó establecer la supremacía del nuevo dios, la adoración de


los dioses tradicionales, incluido Amón, fue todavía tolerada. En algún momento entre
el 9º y el 11º año de reinado, sin embargo, apareció una nueva política. El nombre del
dios fue cambiado a una nueva forma, “El que vive, el Sol, rector del Akhet, que llega
a ser activo en el Akhet en su identidad con la luz que entra en el disco solar”.

Este cambio tenía dos propósitos: suprimir la referencia a Ra y sustituirla la


palabra neutral ḥзit, luz, por šw (que es también el nombre del dios Shu), y ello hace
todavía más claro el papel del disco solar como el vehículo, no el origen, de la luz.
Ambos cambios significaban no que la Luz fuera el supremo dios sino el único dios.

El culto pasó a tener una gran sencillez. No habían estatuas del dios y se
eliminó el culto cotidiano a las estatuas: apertura de la naos, unción, adoración y
purificación con agua e incienso, aparte la presentación del ojo de Horus y la ofrenda a
Maat y el perfumado de la estatua. Las ofrendas las forman ahora frutas y flores en
templos abiertos con patios donde llegan los rayos de luz de Atón. Allí se recitaban
himnos y alabanzas al dios.

Un punto importante y que chocaba frontalmente con la religión tradicional fue


la negación del mundo de los neters, del reino de Osiris. La realidad se reduce a lo
visible, al momento en que se vive, la noche es simple oscuridad. Y ésta, ausencia de
luz; en ella el sol retiene su emisión de vida y el mundo recae en la muerte y el caos,
las serpientes muerden, sale el león y roban los ladrones. Durante la noche el dios
está ausente. Es lo mismo que mucho más adelante se escribirá en el Salmo 104,
20-23:

Tú extiendes las tinieblas, y es de noche,


y en ella corretean todas las bestias del bosque.
Rugen los leoncillos por la presa,
pidiendo a Dios así su alimento.
Sale el sol, y se retiran y se acurrucan en sus cuevas.
Sale el hombre a sus labores, a sus haciendas hasta la tarde.

Pervivió el culto a Osiris, el dios funerario, aunque evitando hacer hincapié en


el mismo. Sus ritos se simplificaron y se nombra poco al mundo subterráneo, que
40

sería un lugar “desde el que el muerto sale por la mañana para ver a Atón”. Entonces
el alma revivía y se unía al culto del dios. El juicio a los muertos fue suprimido. Los
ushebtis55 no se colocaban para invocar a Osiris sino a Atón. Una de ellos, en la tumba
de la difunta Pya, tenía escrito:

“El dulce aliento del viento norte que viene desde los cielos por intermedio de
Atón viviente…¡Que ella (Pya) pueda servir a Atón cuando él se eleve en la mañana
para tomar su forma”. 56 En los escarabajos invocatorios ya no se utiliza la cita del
capítulo XXX del “Libro de los Muertos” sino una corta frase: “al disco solar, Atón, para
que dé el dulce aliento de vida o para que sus rayos se extiendan sobre el cuerpo del
difunto”.

En los escritos recogidos del período de Amarna apenas hay nada sobre la
creación y la cosmogonía57; en su lugar habla de “embriología” en la primera canción
de la segunda parte del Himno a Atón. Celebra la buen disposición del mundo en su
situación presente; el crecimiento de la semilla en el vientre y la del pollo en el huevo,
en forma oculta a la vista y siguiendo sus transformaciones el curso del tiempo. La
luz, el aire y el tiempo son las fuerzas creadoras.

En el himno a Suty y Hor, todavía en la época pre-Amarna, llama al dios sol


Khnum y Amón de la humanidad. El primero forma al niño en el vientre; el segundo le
da el aliento de vida58. Globalmente hablando, en estos aspectos, la función está en
lugar de la interpretación de la misma, sin más explicación que la existencia de una
energía cósmica que permite que las cosas sean como se ven.

Dado el tiempo como un medio creativo, el llegar a ser, el ḫpr egipcio, es el


medio transformativo por el que las cosas evolucionan. La “manifestación” es aquello
por la que algo invisible llegar a ser visible; pero como lo oculto e invisible no tiene
sentido en la teología de Amarna, se prefiere utilizar la palabra “transformación”.
Estamos hablando aquí con una terminología puramente egipcia; en ella se distingue
ḫpr = llegar a ser, frente a wnn = ser en plenitud, representados por el nacimiento del
sol y el sol del mediodía. Nociones que se corresponden a los dos tiempos posibles,
las dos eternidades egipcias: nḥḥ = el tiempo que transcurre; dt = el tiempo
persistente. En el Himno a Atón, el dios se transforma (ḫpr) en un millonario
desplegamiento en la multitud de todas las cosas.

55
Este palabra significa “los que responden”, y eran pequeñas estatuas fabricadas de distintos
materiales que se depositaban en las tumbas. Se suponía que trabajarían para el difunto en la otra vida.
56
REDFORD. The Sun-disc., II, 27.
57
Hacen excepción dos textos antes de la construcción de Akhetatón: la estela de Suti y Hor, y la estela
Leiden 5, 70; ver Re y Amun, 143 = Egyptian Solar Religion, 100-101.
58
F. DAUMAS, Les mammisis des temples egyptiens (Paris: Belles Lettres, 1958) 412f.
41

Esa creación es inmediata, no primordial. La luz crea al ojo. Es decir, existe


una continua comunicación con el dios. Es lo mismo que diría, miles de años después,
el genial Goethe: “el ojo debe la existencia a la luz” 59 . Pero ese supremo
conocimiento sólo se le ha revelado a Akhenaton, Ya se cuidó él de indicarlo,
distinguiendo entre ver y conocer: “Aunque tú estás lejos, tus rayos están sobre la
tierra; aunque alguien te vea, nadie conoce tu caminar”60. Cualquiera veía al dios en
el cielo, pero sólo lo conocía el faraón.

Existe una continua comunicación del dios sol con el mundo. Él mira desde el
cielo pero también escucha los gritos de los oprimidos:

“el que escucha a los oprimidos,


cuyo corazón se postra ante él, quien los llama a sí;
el que los rescata del miedo de la mano del violento,
el que juzga entre el pobre y el rico.”61

El Lenguaje y la Comunicación establecen, pues un espacio moral, ya que la


Naturaleza, en sí, es amoral. El mundo depende del dios, negando a la Naturaleza su
propia capacidad de ser independiente.
Los vasos canópicos en que se guardaban las vísceras del difunto ya no
llevaban las figuras de diosas tradicionales sino la de Ra-Harakhte. También se
modificó la decoración de los sarcófagos; así, la imagen de la reina Nefertiti sustituyó
en el sarcófago de la 2ª hija de Akhenatón a la imagen de una de las cuatro diosas
protectoras: Isis, Neftis, Selkis y Neith. Lo que nos indica que la esposa del rey había
ascendido a la categoría de diosa62.

Pues el papel de profeta e hijo de Atón era de alguna forma compartido por su
esposa Nefertiti. Así se indicó en las estelas limítrofes de la capital:

“La heredera, grande en clemencia, Señora de la Gracia, llena de amor, Señora


del Alto y el Bajo Egipto, Gran esposa del rey, a la que él ama, Señora de las dos
tierras, Neferneferuatón-Nefertiti, viva ella por siempre y para siempre”.

Como portadora de la divinidad, era llamada hija de Atón.

59
]. W. VON GOETHE, "Entwurf einer Farbenlehre," Goethes Werke, vol. 13, 7th ed. (Munich: C. H. Beck,
1975),323.
60
SANDMAN, Texts, 93.16-17. Este texto se expone casi palabra por palabra en un texto tebano de la
Nueva Teología Solar: Tumba 41 (6)), Assmann, Sonnenhymnen, no. 54, 76-80, 78 n.(u):
61
Papyrus Boulaq 17= Papyrus Cairo CG 58038, 4, 3-5; cf. Re und Amun, 176f. = Egyptian Solar Religion,
125. See also Instruction for Merikare, 130-138, and Re und Amun, 168f. = Egyptian Solar Religion, 119f.;
Ma'at 234f.
62
DAVIES. The Rock Tombs, III,1905, 16. SAYED TAWFIK. Was Nefernefruaten the Immediate Successor
of Akhenaten?
42

Interpretación histórica de la figura de Akhenatón

Puede considerarse la reforma de este rey como una postura de progreso


respecto al politeísmo anterior. Así pensaba HENRY BREASTED 63, considerando que
era un triunfo de la razón. Pero, claro, los fenómenos humanos siempre son
complejos y no se puede atribuir a una sola causa un movimiento de tal envergadura;
no se pueden dejar de lado los aspectos políticos y de competencia de poder con la
clase sacerdotal, pero hay que evitar darles excesiva importancia como hicieron F.J.
GILES 64 o L.A. WHITE 65 . La idea de un imperialismo estaba presente desde el
comienzo de la Dinastía XVIII, no había necesidad de crearla; e incluso, debido
precisamente a la obsesión del rey por su reforma religiosa, quedaron descuidados los
problemas de las relaciones internacionales, estancándose el poder de Egipto. En
cuanto al poder sacerdotal, es cierto que los bienes económicos dependientes de la
clase sacerdotal eran enormes, pero sin que constituyeran peligro para el faraón. Fue
después, tras la muerte del rey, con el regreso al culto de Amón, cuando el sacerdocio
fue adquiriendo un poder que condicionaba la acción política, ya en la Dinastía XIX.

Tampoco hay que olvidar la propia personalidad del rey. Independiente de que
en algún momento se pueda confirmar una patología orgánica, es indudable que sus
reformas revelan unos muy probables trastornos psíquicos.

Este nuevo énfasis se reflejó en una campaña de activa persecución contra la


tradicional teología: en los monumentos egipcios se empezó a borrar los nombres de

Amón y de su consorte Mut y cambiar el plural dioses, ntrw , por el singular ntr, .
Los templos fueron cerrados y los sacerdotes entraron en desbandada.

El nombre de Tebas fue oficialmente cambiado, el culto a los restantes dioses


principales gradualmente suprimido y, finalmente, prohibido. Una especie de locura se
apoderó del rey al final de su reinado.

Grandes fiestas tuvieron lugar en honor de Atón, con la finalidad de suscitar la


adhesión de las masas populares al nuevo dios. Los antiguos templos fueron cerrados,
sus inmensas riquezas confiscadas y la clase sacerdotal suprimida. La vieja oligarquía
fue apartada del poder y el rey eligió a sus colaboradores entre las clases populares,
fanatizadas por la nueva religión y fieles al rey. Ejemplos de estos altos cargos fueron:
Ay, alto funcionario y quizá padre de Nefertiti; Maya, tesorero real; Horembheb,
63
JAMES HENRY BREASTED. Development of Religion and Thought en Ancient Egypt. (New York: C.
Scribner, 1912). 312 ss.
64
GILES. Ikhnaton., 139 ss.
65
WHITE. Ikhnaton: The Great Man.
43

general; Dudu, ministro de asuntos exteriores, asiático; Aperel, visir del Bajo Egipto,
cananeo.

Todas estas medidas, sin embargo, acabaron teniendo consecuencias


desastrosas. Los colaboradores, sin la experiencia de la vieja oligarquía, no estaban a
la altura de su misión. Y la confiscación de los bienes de los templos así como el
intento de refuerzo de la centralización administrativa desorganizaron las estructuras
estatales. Apareció la corrupción en una proporción que hasta entonces no se
conocía.

Los cambios religiosos vinieron acompañados de otros culturales. El arte de


este reino tiene otro estilo y otros temas. En lugar de las imágenes formales del rey
ante los dioses, aparecen imágenes de escenas íntimas de la vida diaria. El lenguaje
hablado empezó a ser escrito, una innovación que conduciría al tardío egipcio.

Los templos del nuevo dios no eran oscuros y misteriosos con una imagen del
dios inaccesible, sino formados por amplios patios abiertos a la luz del sol. Las
estructuras descartaron los grandes bloques de muchas toneladas de peso, siendo
sustituidos por pequeños bloques que pudieran ser manejados por un solo hombre.
Los egiptologistas llaman a estos bloques talatat, una palabra árabe. Pero, a pesar
del énfasis aplicado para reflejar la realidad, los monumentos fueron decorados
exagerando las formas del rey y su familia. Esto hizo pensar en una deformidad del
rey.

La literatura abandonó todo convencionalismo, rechazando el simbolismo


hermético, de forma que fuera comprendida por el pueblo. Su mejor ejemplo es el
Himno a Atón, que encontramos reproducido en las sepulturas de los nobles del
período de Al-Amarna.

Pero el culto a Atón no se hizo nunca popular, y siguieron los cultos a los otros
dioses. El rey, en realidad, emprendió unos profundos cambios que nadie le pedía y
que no lograron mucha aceptación. Por lo demás, este ensimismamiento del rey
determinó que empeoraran los problemas exteriores.

Hacia el final de su reino hay alguna evidencia de que Akhenaton elevó a


Nefretiti de primera esposa a co-faraón. Su reinado como el faraón Nefer-neferu-atón
duró al menos tres años, incluido quizá un breve período de reinado solitario tras la
muerte del rey. Ella fue seguida en el trono por Smenkh-ka-re, que estaba casado con
Meter-aten. Después de un corto reinado de un año o menos, fue sucedido por Tut-
ankh-atón, que estaba casado con Ankhes-en-pa-ten.
44

En el tercer año de reinado el rey cambió su nombre a Tut-ankh-amon y el de


su esposa a Ankhes-en-amon, restableciendo el culto a Amón y a otros dioses
tradicionales de Egipto.

El intento de Akhenatón de establecer el culto a un solo dios no sobrevivió su


propio reinado. Ya hacia el final de su vida había evidencia de un intento de
reconciliación de la nueva religión con el culto de Amón en Tebas, bajo el patrocinio de
Nefer-neferu-atón. Su sucesor Tut.ankh-amón reabrió los templos y estableció un
nuevo sacerdocio. Una activa campaña para desmantelar los monumentos de
Ankhenaton empezó bajo Haremhab, el último rey de la Dinastía. En ocasiones, el
nombre del faraón innovador fue borrado así como el de sus inmediatos sucesores de
los registros oficiales; las últimas listas de reyes saltaban desde Amenhotep III a
Haremhab. Quedó sólo la mención del “herético de Akhenaton”.

Sus reformas han sido objeto de muchas especulaciones. Veremos su


importancia en el nacimiento de una nueva religión, la judía. En lugar de promocionar
un único dios trascendente, Akhenaton resaltó la preeminencia de una singular fuerza
de la naturaleza, la Luz como el único dios verdadero.

Su religión no insistió mucho en el carácter ético de la misma, destacando ante


todo su negación de todo lo antiguo. Fue una contra-religión, colocando lo malo y
erróneo en lo antiguo, y el bien con la verdad en lo nuevo. En esto será antecesora
indudable de la religión judía que vendrá años más tarde. Este monoteísmo (o bien
henoteísmo acentuado) se distingue por su exclusividad y por su carácter
revolucionario. No es fruto de la evolución de una religión anterior más primitiva,
como fue el caso del culto de Amón, que absorbió e hizo suyo el politeísmo anterior en
un monoteísmo que lo subsumía y lo superaba. No, el Atonismo fue revolucionario,
rompiendo bruscamente con todas las tradiciones, y, además, persiguiéndolas. Es
decir, esta nueva religión, como la posterior judía, no surgió evolutivamente como
hemos dicho sino por revelación a un profeta. En este caso, revelación a Akhenatón,
de manera que la nueva religión se definió tanto por sus afirmaciones positivas de
sencillez y naturalidad como por su oposición al politeísmo, al culto de Amón y a los
cultos a las imágenes.

Los beneficios que se derivaban de Atón eran más bien materiales que éticos.
Era el que creó la vida y todo lo existente, pero no era un dios compasivo con los
hombres. En sus cantos no se registran expresiones como “el que escucha el llanto
de los pobres” o “el que es compasivo con los enfermos” 66 que si se vieron en

66
REDFORD. The Sun-disc, II,24; HANS BONNET, Reallexikon der ägyptischen Religiongeschichte (Berlin:
W. de Gruyter, 1952), 66.
45

inscripciones dirigidas a Amón. Tampoco se ha recogido ninguna exhortación a los


creyentes para que llevaran una vida justa y moral.

En términos teológicos era un paso atrás a partir del intelectual progreso que
había sido conseguido en la teología de Amón. Más importante, la impersonal
naturaleza de su deidad dejó a Egipto sin un dios con quien relacionarse. Ésta, más
que cualquier otra, parecen haber sido las razones por lo que las reformas no
sobrevivieron a una generación.

…………………………….

GRAN HIMNO DE ATÓN

Adoración de Ra-Horajti67, que aparece en gloria en el horizonte, en su nombre


de Shu que es Atón, ¡que vive por siempre!, el gran Atón viviente, que está en su
jubileo, el Señor de todo lo que abarca el Disco, Señor del cielo, Señor de la tierra,
Señor de la morada de Atón en Ajetatón68 (y adoración del) Rey del Alto y Bajo Egipto,
que vive por Maat, el Señor de las Dos Tierras, Neferjeperura UaenRa 69, el Hijo de Ra
que vive por Maat, el Señor de las coronas, Ajenatón, duradero en vida y [adoración] a
su bienamada gran Reina, la Señora de las Dos Tierras, Nefer-Neferu-Aton Nefertiti70,
que viva plenamente en salud y juventud eternamente.
El Visir, el Portaabanicos71 de la derecha del Rey, [Ay], dice:
¡Apareces resplandeciente en el horizonte del cielo,
Oh Atón vivo, creador de la vida!
Cuando amaneces en el horizonte oriental,
Llenas todas las regiones con tu perfección.
Eres hermoso, grande y brillante.
Te elevas por encima de todas las tierras.
Tus rayos abarcan las regiones
Hasta el límite de cuanto has creado.
Siendo Ra alcanzas sus límites72,

67
Las citas a Ra se encuentran en dos cartuchos, algo infrecuente para los nombres de los dioses.
68
“La capital de Egipto durante el reinado de Akhenatón. Es la actual Tell el-Amarna.
69
Era el nombre con el que se coronó el faraón: “Perfectas son las manifestaciones de Ra, el único que
pertenece a Ra”.
70
El nombre quiere decir “La completa perfección de Atón, la perfecta ha llegado”.
71
El que portaba el flabelo, un abanico con mango largo. Aunque en principio el himno tenía que ser
recitado por el rey, aquí se adapta para la tumba de Ay.
46

y los dominas para este hijo bienamado por ti (Akhenatón).


Por lejos que te encuentres, tus rayos siempre están sobre la tierra;
Aunque se te vea, tus pasos se desconocen73.
Cuando te ocultas por el horizonte occidental,
La Tierra se oscurece como si llegara la muerte.
Se duerme en los aposentos, con las cabezas cubiertas 74,
y lo que un ojo hace no lo ve el otro.
Aunque fueran robados sus bienes75,
Que están bajo sus cabezas,
Los hombres no se percatarían.
Todos los leones salen de su guarida,
todas las serpientes muerden,
La oscuridad llega, la Tierra reposa en silencio,
Cuando su Creador descansa en el horizonte.
La Tierra se ilumina cuando te elevas por el horizonte,
Cuando brillas, como Atón, durante el día.
Cuando lanzas tus rayos,
Las Dos Tierras lo festejan,
(Los hombres) despiertan y se levantan sobre sus pies,
Porque tú los has despertado;
Los cuerpos se purifican, se visten,
Sus brazos adoran tu aparición,
El país entero se pone a trabajar,
Todos los animales pacen en sus pastos,
Los árboles y las plantas brotan,
Los pájaros vuelan más allá de sus nidos,
Mientras sus alas desplegadas saludan tu ka.
Todas las manadas brincan sobre sus patas,
Lo que vuela y todo lo que se posa,
Vive cuando te alzas por ellos.
Los barcos se ponen en camino tanto hacia el norte como hacia el sur,
Los senderos se abren cuando asciendes,
Los peces del río saltan hacia tu rostro,

72
Aquí se hace un juego de palabras entre ra y r-a, que indican respectivamente el dos Ra y Límite.
73
Según KASTER se trata de una ignorancia del movimiento solar. Se aplica igualmente a otros Himnos
como el de Amón-Ra.
74
Como protección del frío nocturno.
75
Por miedo a los robos, lo más preciado se guardaba por la noche bajo la cabeza, durante el sueño.
47

Y tus rayos penetran hasta el centro del Gran Verde76.


Tú, que haces que la semilla crezca en las mujeres,
Que creas la semilla de las gentes,
Que alimentas al hijo en el vientre de su madre,
Que le apaciguas para calmar sus lágrimas,
(Eres) la nodriza en el seno,
El que da el aliento
Y alimenta todo lo creado.
Cuando surge del vientre a respirar,
El día de su nacimiento,
Abres su boca,
Y provees sus necesidades.
Cuando el polluelo pía en el huevo, en su cascarón,
Dentro, le das el aliento que le hace vivir;
Cuando tú le has completado,
Rompe el cascarón
Y sale del huevo,
Para anunciar su terminación,
Caminando sobre sus patas apenas ha salido de él.
¡Cuán numerosas son tus obras,
aún cuando permanecen ocultas a la vista!
¡Oh Dios Único, inigualable!
Creaste la Tierra según tu deseo, tú, solitario,
A todos los hombres, el ganado y los rebaños;
Cuanto existe en la tierra que anda sobre sus patas,
Todo lo que hay en el cielo que vuela con sus alas,
Las tierras de Jaru y Kush77,
La tierra de Egipto.
Pones a cada hombre en su lugar,
Provees sus necesidades,
Todo el mundo dispone de su comida,
La duración de su vida está calculada,
Sus lenguas difieren en el habla,
Así como sus caracteres,
Sus pieles son distintas,

76
Así se llamaba al Mar Mediterráneo.
77
Se refiere a Siria y Nubia.
48

Porque tú diferenciaste a las gentes78.


Creaste a Hapy en la Duat
Y lo traes según tu deseo,
Para alimentar a las gentes,
Porque las creaste para ti mismo.
Señor de todo, que se esfuerza por ellos,
Señor de todas las tierras que brilla por ellas,
Atón del día, grande en Majestad.
Haces vivir a todas las tierras lejanas,
Creaste un Hapy celeste que desciende por ellas,
Que provoca olas sobre las montañas, como el Gran Verde,
Para inundar sus campos y sus ciudades.
¡Cuán excelentes son tus designios, Oh Señor de la Eternidad!
El Hapy que está en el cielo para los pueblos extranjeros
Y para todas las criaturas de los países que caminan sobre sus patas,
Para Egipto, el Hapy que sale de la Duat.
Tus rayos alimentan los campos,
Cuando brillas, viven, germinan por ti;
Hiciste las estaciones para nutrir todo cuanto has creado,
El invierno para enfriar, el calor para que te saboreen79.
Creaste el cielo lejano para brillar en él,
Para observar todo aquello que hiciste.
Tú, solo, brillando, en tu manifestación de Atón viviente,
Elevado, radiante, distante, cercano,
Creaste millones de manifestaciones de ti mismo,
Ciudades, pueblos, campos, el discurrir del río,
Porque eres el Atón del día en las alturas.
Discurres para dar la existencia
a los seres que has creado,
Estás sobre ellos y puedes ver su regocijo.
Estás en mi corazón,
No hay otro que te conozca,
Sólo tu hijo Neferjeperura Uaenra,
A quien has mostrado tus caminos y tu poder.
(Los de) la Tierra vienen a la existencia de tu mano, como tú los creas;
78
Una forma de expresar la universalidad del dios. También se considera en Himno de Amón-Ra del
papiro Boulaq 17.
79
Indica a las estaciones “Peret” y “Shemu”.
49

Cuando amaneces ellos viven,


Y cuando te ocultas mueren.
Tú eres, tú mismo, la duración de la vida; se vive por ti,
Todos los ojos contemplan tu perfección hasta que te ocultas,
Todos los trabajos cesan cuando descansas por Occidente,
Y cuando amaneces haces que todo el mundo se mueva por el Rey.
Cada pierna se mueve porque creaste la Tierra,
Les haces surgir para tu hijo, que nació de tu cuerpo,
El Rey que vive por Maat, el Señor de las Dos Tierras,
Neferjeperura El Único que pertenece a Ra,
El hijo de Ra que vive por Maat, Señor de las coronas,
Ajenatón, duradera sea su vida,
Y (la de) la Gran Reina a quien él ama, la Señora de las Dos Tierras,
Nefer-neferu-Atón Nefertiti; que viva por siempre jamás.

Bibliografía: Los textos pueden encontrarse en: Sandman, Maj: Texts from the Time of
Akhenaten. Bibliotheca Aegyptiaca, 8. Foundation Egyptologique Reine Elisabeth. Bruxelles
1938 (pp 93-96) y Davies, Norman de Garis: The Rock tombs of El Amarna, VI. Egypt
Exploration Fund, N°18 (1908), pp 29-31 y pl. XXVII y XLI.
50
51

CAPÍTULO III

YAHVEH

INTRODUCCIÓN

Al enfocar esta parte del libro hay que esforzarse por mantener la mayor
imparcialidad posible, pues intentar conocer qué parte del relato del Éxodo judío de
Egipto responde a unos hechos históricos concretos es tarea ardua. E igual
prevención hay que mostrar al conjeturar cómo pudo llegar a configurarse el pueblo de
Israel durante ese período.

La tentación en la que es más fácil caer es la de suponer implícitamente que


los relatos mostrados en la Biblia responde a hechos reales, factuales. Y, en este
supuesto, intentar buscar a partir de fuentes extrabíblicas qué apoyos históricos
pueden darse a los mismos. Pero ésta no es la posición correcta; el libro sagrado es
precisamente eso, sagrado, y su pretensión es el darnos una serie de enseñanzas de
carácter religioso. Para ello puede utilizar hechos históricos no con la pretensión de
escribir historia, sino de ilustrar dichas enseñanzas.

En la Biblia se recogen muchas tradiciones de los pueblos semitas, no


exclusivamente del pueblo judío, y también de otros pueblos del Oriente Medio y
Egipto. Y cuando fueron puestas por escrito habían pasado siglos de los sucesos a los
que se refieren. Es inevitable pensar que esos recuerdos fueron modificados
involuntariamente, o también ex profeso, para que sirvieran de apoyo con el fin de
iluminar las ideas que el escriba pretendía que llegaran al pueblo. En el caso
concreto del Libro del Éxodo, está formado por la fusión de tres tradiciones, la
Yahvista, más antigua y preponderante, llamada así por el nombre con que se refiere
a Dios; la Eloísta, que utiliza el nombre del dios supremo cananeo El para referirse a
la Deidad; y la Sacerdotal.

Estas tradiciones están imbricadas, fusionadas algo artificialmente, con lo que


no es extraño que aparezcan algunos anacronismos. Las partes más antiguas fueron
redactadas probablemente ya en el siglo IX a.C, y las más modernas en los siglos VII y
VI. Es decir, seiscientos a setecientos años después de los supuestos sucesos a los
que se refieren. Es fácil imaginarse hasta qué punto habrán podido modificarse unos
relatos transmitidos de boca a boca.
52

Al considerar qué posibles confirmaciones históricas, ciertas o probables,


podemos aportar a lo que cuentan los libros bíblicos sobre la huida de Egipto,
procuraré comparar las citas del libro sagrado con las fuentes egipcias. Al tratarse de
dos partes en conflicto, sus coincidencias hablarán muy a favor de la realidad histórica
de lo que cuentan las Escrituras, no siendo únicamente mensajes religiosos.

Aquí no queda más remedio que señalar que la figura central de la epopeya, el
personaje de Moisés, no ha podido hasta el momento tener confirmación histórica.
Pero lo chocante de esta situación es que, aunque no tuviera existencia real, su
“memoria histórica”, es decir, las tradiciones que durante siglos han creído las
leyendas en las que era el héroe principal, han condicionado muchísimo el
80
pensamiento religioso de Occidente . E incluso han existido en estas tradiciones dos
formas de esta figura legendaria, el Moisés Hebreo y el Egipcio. El primero ha sido
transmitido a través de los escritos bíblicos. El segundo, sólo conocido al ser
nombrado ya en forma tardía helenística por el sacerdote egipcio Manetón, en tiempos
de Ptolomeo II, expresa una actitud hostil sobre su significado. En estas referencias
se hablaba de un sacerdote renegado que había escapado conduciendo un pueblo de
leprosos, algo muy distinto de un líder creador de una nueva religión.

Habida cuenta de las analogías del judaísmo con la “herejía” de Akhenatón y la


franca oposición a la religión oficial de Amón, se ha pensado que la figura de Moisés el
Egipcio no sería, desde el punto de vista psicológico, sino representación de la
memoria olvidada del faraón prohibido. Durante los años de reinado de Akhetanatón,
la impresión y el impacto que supuso sobre la mentalidad de todos los egipcios, de
clases noble y sacerdotal, y en el pueblo sencillo, fue enorme. El que luego se
intentase borrar su recuerdo, destruir sus templos, suprimir su nombre en la lista de
faraones no conseguiría otra cosa que pasar al nivel del inconsciente colectivo algo
que como experiencia vital era insuprimible. No tiene, pues, nada de extraño, que
volviera a la superficie de la consciencia egipcia con otro nombre, esta vez Moisés,
también odiado, que, como siglos antes se expulsó al nombre del faraón de la lista de
existentes, se buscase ahora también de “expulsar” a la nueva figura que lo
representaba fuera de Egipto, a la cabeza de un grupo de maldecidos –leprosos-. De
esta manera los dos relatos de los dos Moisés se convierten en los de dos memorias
colectivas, una hebrea y otra egipcia, que adquieren realidad, no porque la tuvieran
fácticamente en su comienzo, sino por su presencia en la mente de las generaciones
posteriores, y por tanto actuantes sobre la historia. La memoria reprimida es fijada
todavía más por esta represión; y al faltarle la consciente elaboración de la misma, se

80
ASSMANN JAN. Moses the Egyptyan. Harvard University Press. 1998.
53

distorsiona y se transfiere a otros personajes y a otros tiempos. Lo veremos


enseguida cuando recuerde algunos de los relatos que la tradición egipcia guardó
sobre Moisés el Egipcio. Todas las consejas y relatos transmitidos de boca en boca
por la sociedad egipcia revelan un conflicto religioso muy profundo; y eso sólo ocurrió
en la historia egipcia en los tiempos de el-Amarna. Es este conflicto amargo de
Akhenatón el que de siempre alimentó un odio inconsciente que, deformado, fue
transferido a los asirios invasores, a los persas después y, finalmente, a los judíos. El
odio a los invasores asirio y persa fue el mismo que conservaban de cuando la
invasión de los Hiksos hacia el 1650 a. C, inmediatamente antes de la XVIII Dinastía.

En palabras de ASSMANN81: “Mientras Moisés el Hebreo es la personificación


de la confrontación y el antagonismo –Israel = verdad y Egipto = falsedad- Moisés el
Egipcio puentea la oposición. En cierta forma encarna la inversión o al menos la
revisión del mito del Éxodo. Moisés el Hebreo es el que libera de Egipto y, por
consiguiente, el símbolo de la egiptofobia. El Moisés Hebreo de la Biblia ha guardado
una imagen de Egipto viva en la tradición de Occidente que era profundamente
antitética a los ideales occidentales, la imagen de Egipto como la tierra del
despotismo, orgullo, magia, cultos groseros e idolatría. Mientras el bíblico Moisés
personifica la distinción mosaica (verdad/falsedad), Moisés el Egipcio encarna su
mediación”. Son dos memorias que se complementan, cada una recuerda lo que la
otra ha olvidado.

El relato bíblico marca una clara distinción entre el pueblo judío y los demás,
entre lo “verdadero” y lo “falso”. Supuso la aparición de la identidad judía. Los demás
serán paganos, bárbaros o gentiles. La figura del liberador, la huida de Egipto y la
misma ley, independiente de su exacta realidad histórica, terminarán convirtiéndose en
símbolos constitutivos de un pueblo y de una religión. Es el mito lo que se recuerda, y
cada cual es lo que recuerda; la memoria configura a los individuos y a los pueblos.

Las leyendas de origen egipcio

1.- El escritor del siglo primero Flavius Josefo, en su obra Contra Apionem,
hace un extracto del relato que dejó registrado Manetón, sacerdote del siglo III a. C.
Fue el mismo sacerdote que, en los tiempos de Ptolomeo II, escribió una Historia de
Egipto por encargo del faraón.

Los personajes que indica el relato son ficticios: El faraón Amenofis deseaba
ver a los dioses, y el sabio Amenofis, hijo de Hapu, le indicó que podría verlos si
limpiaba la tierra de leprosos. Entonces el monarca envió a todos estos enfermos

81
ib., pag. 24.
54

acompañados de sacerdotes a las canteras en el desierto oriental. Pero el sabio


predijo un castigo divino por este tratamiento inhumano. El caso es que los leprosos
recibieron ayuda externa, conquistaron Egipto y reinaron durante treinta años. Los
leprosos se establecieron en Avaris, la antigua capital de los Hicsos y escogieron a un
sacerdote heliopolitano llamado Osarsiph como su dirigente82. Él formuló para ellos
unas leyes basadas en el principio de inversión normativa, mandando todo lo que
Egipto prohibía y prohibiendo todo los que Egipto prescribía. Y el primer mandamiento
sería no adorar a los dioses ni cuidarse de sus sagrados animales, ni abstenerse del
alimento prohibido83. El segundo mandamiento es típico de lo que MARY DOUGLAS
llama un “enclave cultural”: la cultura de una minoría amenazada que desarrolla una
multitud de leyes con el fin de sobrevivir a la cultura mayoritaria 84. No olvidemos, sin
embargo, que en tiempos de Akhenatón su capital fue en cierto modo aislada,
formando un enclave religioso; pero existe igualmente la posibilidad que se cerrara por
miedo al contagio de las epidemias que se desencadenaron por entonces, y que luego
fueron recogidas como plagas en el relato del Éxodo.

Esta versión es un caso típico de distorsión de la realidad, para volverla en


contra del adversario, una contra-historia, que Manetón tomó prestada de cuentos
varios sobre el mismo tema, en alguno de los cuales llamaban al sacerdote dirigente
también Moisés.

2.- Hay otra versión de estas “historias” contadas del lado egipcio, todavía más
antigua, relatada por Hecateo de Abdera, que emigró a Egipto hacia el año 320 a. C.
En ella cuenta que Egipto estaba pasando por una dolorosa etapa pues una plaga lo
devastaba. Los egipcios lo interpretaron como un castigo de los dioses por la
presencia de extraños en el país y por la introducción de ritos y costumbres ajenas.
Por todo ello, esos extranjeros fueron expulsados. Algunos de estos expulsados, bajo
la dirección de Cadmos y Dánaos colonizaron Grecia, mientras otros, bajo la dirección
de Moisés colonizarían Palestina85. Moisés prohibió hacer imágenes86.

3.- Otro polémico relato se debe a Lisímaco, escrito en el siglo II a. C. Cuenta


que el hambre se extendió por Egipto en tiempos del rey Bocchoris. Un oráculo ordenó

82
El que Moisés estuviera versado en los “misterios egipcios” fue una concepción aceptada
comúnmente. En el discurso de S. Esteban antes de su martirio expuso que “Moisés estaba muy versado
en toda la sabiduría de los egipcios”. También Filón de Alejandría en el siglo I afirmaba que Moisés era
un iniciado en la filosofía de Egipto.
83
Tomado del libro de ASSMANN, Moses the Egyptian, pg. 44.
84
MARY DOUGLAS. In the Wilderness: The Doctrine of Defilement in de Book of Numbers. Sheffield
Academic Press, 1993.
85
La legendaria emigración de los dánaos tuvo lugar durante las invasiones del “los pueblos del mar”,
dando origen al Mito de las Danaides y los Hijos de Egipto, alrededor del 1200 a.C.
86
STERN, Greek and Latin Authors, vol. 1, no. 11, 20-44.
55

al rey que limpiara los templos de la impureza de los pueblos impíos que se habían
asentado allí (una referencia a los judíos leprosos que se habían refugiado en ellos).
Bocchoris ordenó ahogar a parte de los enfermos y el resto los expulsó al desierto. Los
desterrados se agruparon alrededor de un tal Moisés, que los condujo fuera del país y
les ordenó no pensar bien de nadie y destruir cualquier templo o altar de los dioses.

4.- Hay otra curiosa variante en la obra Historicae Philippicae de Pompeyo


Trago, en el siglo I a.C. Cuenta que el culto instituido en Jerusalén al llegar los judíos
era “arte sacra Aegyptia”. Que cuando dejó Egipto, Moisés se llevó los objetos
sagrados del templo. Al intentar rescatarlos, los egipcios se vieron obligados por el
desencadenamiento de tormentas a volver a casa. Por consiguiente, el culto fundado
en Jerusalén debía ser el de estos objetos sacros, una religión trasladada. E insiste
en que el motivo de la expulsión fue de carácter higiénico, para que no contagiaran a
la población. Esta preocupación parece que también existió en el libro bíblico, en
cuanto Moisés dio gran importancia a la lepra y a su tratamiento.

Finalmente, en los siglos I-II, Tácito resumiría el carácter de la religión judía con
el término “inversión de la normativa”: “Los judíos consideran que cualquier cosa que
nosotros estimemos sagrada sea profana y permiten que lo que para nosotros está
prohibido esté permitido. En sus templos sacrifican un cordero para ridiculizar al dios
Amón”.

En fin, creo que queda clara la existencia en el mundo antiguo de una madeja
de tradiciones confusas donde recogían episodios muy mal recordados, mezclando
nombres, alterando fechas, atribuyendo sucesos a quienes nada tuvieran que ver con
ellos. Pero, viéndolo desde el punto de vista psicológico, todas ellas son expresiones
del inconsciente colectivo, de situaciones vividas y olvidadas de epidemias y conflictos
religiosos surgidos dramáticamente en tiempos lejanos de la invasión de los Hicsos y
de la revolución religiosa de Akhenatón.

En el año 1939, Sigmund Freud tuvo un acercamiento distinto a la figura de


Moisés, estudiando su leyenda desde el punto de vista psicoanalítico. Lo expuso en
su obra Moisés y el Monoteísmo. Comenta el relato mítico de que después de su
nacimiento fuera lanzado a las aguas en una cesta de donde sería recogido y salvado.
Generalmente, en las leyendas, el “niño-héroe” es de clase real y es recogido por una
familia humilde. En el caso de Moisés el mito es forzado para que pueda ser con el
tiempo el héroe hebreo: lo presenta la leyenda como de origen humilde y quien lo
recoge es la familia real, quien le cuida y le da la formación adecuada para poder ser
el dirigente de su pueblo de origen.
56

Éste es el arreglo mítico, pero sí Moisés fue una persona real, y hay que
pensarlo para poder explicar el origen de la Ley que implantaría y la creación de un
nuevo pueblo, es necesario inclinarse a aceptar su origen egipcio, así como que era
un perfecto conocedor de la religión egipcia. Su nombre significa en egipcio niño,
nacido.
57

CAPÍTULO IV.

EL ÉXODO

Las dos tradiciones principales que conviven en el Éxodo nos indican la


posibilidad de al menos dos salidas de Egipto, en fechas muy diferentes, como se
indicará más adelante. Pero si existieron dos expulsiones, antes tuvieron lugar dos
llegadas. Con este planteamiento plantearé el estudio de algunas fuentes bíblicas y
de la historia egipcia que puedan apoyar la historicidad del Éxodo. En una segunda
parte me ocuparé del nacimiento de la Torá –la Ley- y, con ella, del pueblo de Israel.

PRIMER ÉXODO

Llegada a Egipto de emigrantes cananeos

Fuentes bíblicas.

Las relaciones de Palestina con Egipto siempre fueron muy fluidas por su
contigüidad, a pesar de la zona desértica que los separa. Y la riqueza del país del Nilo
fue un atractivo a veces irresistible en épocas de hambrunas, relativamente frecuentes
en la primera mitad del segundo milenio a.C.

A este período se refiere el relato del final del Génesis, el que habla de la vida
de José. Aquí no es posible aceptar la veracidad histórica de los personajes, pero sí
suponer que su narración ilustra los movimientos poblacionales de la época. En esta
“historia de José” se cuenta el hambre que acaeció en Oriente Medio hacia el 1800
a.C. Veamos algunas citas:

“Viendo Jacob que había trigo en Egipto, dijo a sus hijos: «¿Qué estáis ahí
mirándoos unos a otros? He oído decir que en Egipto hay trigo. Bajad, pues, allá para
comprárnoslo, y vivamos y no muramos».

Génesis, XLII, 1.

“Pero el hambre era ya muy grande en la tierra, y cuando acabaron de comer


las provisiones que habían traído de Egipto, les dijo su padre: «Volved a comprarnos
algo que comer».

Génesis, XLIII,1
58

“…Jacob se encaminó a Egipto con toda su familia. Llevó con él a Egipto a sus
hijos y a los hijos de sus hijos, a sus hijas y a las hijas de sus hijas; toda su familia
entró con él en Egipto”.

Génesis, XLVI, 6-7.

“Habitó Israel en la tierra de Egipto, en la región de Gosén 87, y adquirieron allí


posesiones, creciendo y multiplicándose grandemente”.

Génesis, XLVII, 27.

“Los hijos de Israel crecieron y se multiplicaron, llegando a ser muchos en


número y muy poderosos, y llenaban aquella tierra”.

Éxodo, I, 7.

De todas estas citas bíblicas se deduce la existencia de un período de


necesidades que afectó a todo Oriente Medio y que obligo a muchas gentes de la
región de Canaán a buscar pan y trabajo en Egipto. No hay que inferir
necesariamente de estas citas que en aquellos lejanos tiempos (siglo XVIII a. C)
estuviese constituido ya el pueblo de Israel. Éste, como veremos más adelante, no se
configuró como tal hasta el 2º Éxodo. Los textos del libro sagrado, escritos siglos
después, cuando el pueblo estaba ya constituido como tal alrededor de su Ley,
crearon una “prehistoria” que “explicara” sus creencias y su pacto con Yahveh; para
ello echaron mano de todas las tradiciones de las tribus semitas emigradas de Oriente,
acogiendo muchos aspectos de la mitología mesopotámica.

Otro aspecto que queda medianamente claro es que esta población cananea
venida a Egipto proliferó de forma extraordinaria. Pues bien, teniendo todo esto en
cuenta, una situación semejante a la así presentada tuvo lugar, teniendo en cuenta
fuentes históricas procedentes de Egipto, cuando la invasión de los Hicsos.

La invasión de los Hicsos

Tuvo lugar en uno de los períodos de máxima decadencia de los egipcios,


durante el Segundo Período Intermedio. El país se fragmentó y aparecieron dos
Dinastías reinantes simultáneas (Las XIII y XIV) con poder muy limitado y con reyes
insignificantes.

87
En la región oriental del delta del Nilo.
59

La documentación egipcia es pobre, propia de una época de decadencia, pero


se ve complementada por la documentación aportada por la Biblia. Se trata aquí de
considerar unos sucesos contados por las dos partes en conflicto y con intereses
encontrados.

En el siglo I Josefo (Contra Ap. I, 14. 75 ss) toma de Manetón una tradición que
ha servido de base a toda la historiografía moderna. Dice así:

“…por causas que no conozco, una tempestad de dios nos fulminó, e


inesperadamente, desde los países de Oriente, invasores de razas desconocidas
marcharon confiados en la victoria contra nuestro país, se apoderaron de él a la fuerza
sin descargar un golpe; y después de dominar a los gobernadores del país,
incendiaron nuestras ciudades sin piedad, derribaron los templos, y trataron a los
indígenas con cruel hostilidad, asesinando a unos y esclavizando a las mujeres y niños
de otros. Finalmente nombraron rey a uno de ellos cuyo nombre es Salitis. Tuvo su
sede en Menfis, imponiendo tributo sobre el Alto y Bajo Egipto, y dejando siempre
guarniciones detrás, en las posiciones más ventajosas. Sobre todo fortificó el distrito
oriental, previendo que los asirios, como se hacían más fuertes, un día ambicionarían
y atacarían su reino.

En el nomo (Sethroita) encontraron una ciudad muy favorablemente situada al


este de la rama bubastita del Nilo, llamada Ávaris, según una antigua tradición
religiosa. Éste lugar se reconstruyó y fortificó con muros macizos poniendo allí una
guarnición de 240.000 hombres armados para guardar la frontera. Aquí venía en
verano para entrenarlos en maniobras y para aterrorizar a las tribus extranjeras…su
raza en conjunto se llamaba hicsos, esto es, reyes pastores”

Probablemente, la idea que subyace en esta versión es una invasión al estilo


asirio. El nombre que se les da (Hicsos) ha sido interpretado como que se trata en
realidad de hk3w-s-3sw, “reyes de los pastores” por E. Meyer, pero Grifith dio la
versión aceptada por los historiadores modernos como hk3-hswt, “reyes de los países
extranjeros”, expresión corriente en el Egipto antiguo para designar a los jeques de los
beduinos y que incluso en el Reino Nuevo se empleó para dirigirse a los cabecillas
asiáticos.

La onomástica no ayuda mucho. Algunos nombres apuntan a un origen


cananeo. Otros llevan nombres egipcios. La presencia de asiáticos en el Delta oriental
fue un fenómeno que se produjo en todas las épocas: tuvo especial incidencia a fines
del Reino Antiguo tal y como lo presentan las Admoniciones de Ipuwer (si es que el
texto puede fecharse en esa época) y se ve aparecer asiáticos en Beni Hassan, donde
se asentaron 37 asiáticos del jeque Abiesh en tiempos de Sesostris II (1897-1878 a.
60

C., Dinastía XII). La abundancia de asiáticos en El Fayum no ofrece duda desde que
se estudió el Papiro de Brooklin. La arqueología ha demostrado que en la zona oriental
del Delta era normal y corriente el comercio con Palestina y Fenicia, y tal vez el
asentamiento de estos asiáticos en estas tierras fueron un hecho natural,
aprovechando la debilidad egipcia o incluso el permiso oficial que pudieron tener para
asentarse en mayor número en estos momentos.

Causas

Estas gentes ya habían anteriormente causado conflictos. Desde el año 2000


a. C ya se estaba produciendo el movimiento. En principio, pues, se puede hablar de
lenta penetración hicsa, no invasión, coincidente con los movimientos de pueblos del
Oriente Próximo desde fines del III milenio, como amorritas e hititas. Los hicsos de
Manetón eran un grupo de nómadas, no un Estado. Parece que esta penetración fue
pacífica durante el Reino Medio y los comienzos del 2º Período Intermedio. Podría
tratarse de gentes que buscaban trabajo y subsistencia, procedentes de Canaán, que
huían de la miseria o
incluso eran vendidas
por sus jeques a
cambio de bienes
egipcios.

Fuentes

Posiblemente
los hicsos fueran
semitas mezclados
con indoeuropeos.
Para Flavio Josefo
(que escribió 1600 años
después) eran israelitas, algo erróneo evidentemente pues el pueblo judío todavía no
se había constituido como tal. Otras fuentes son
Manetón,
“La Estela del año 400” o de la restauración, mandada erigir cuatrocientos años
más tarde por Ramsés II,
El Papiro Sellier,
El Papiro de Turín,
La Tableta Carnavon y
La estela de Kamose, además de
Inscripciones de la reina Hartshepsut y el faraón Merem-Ptah,
61

Las excavaciones, tanto en Tell-el-Daba como en Palestina y


Los escarabeos con nombres hicsos de Palestina, Egipto y Nubia.

Fenómenos relacionados con los hicsos


El fenómeno de la toma del poder en parte de Egipto por los hicsos se ha
puesto también en relación con la expansión hurrita (Mitanni), aunque no hay dato
alguno que permita esta afirmación y todo lo más que se puede suponer es que el
asentamiento de los hurritas en Siria y Canaán a mediados del siglo XVII pudo
favorecer la emigración pacífica tradicional de elementos cananeos hacia Egipto, pero
en ningún caso una invasión organizada de combatientes con carros de guerra.

Esta penetración se inició ya durante el reinado de Amenemes III (1843-1797),


de la Dinastía XII, aumentando con la debilidad de la Dinastía XIII, probablemente a la
que hace referencia el relato de José.

Pues bien, tras una inmigración lenta y progresiva, fue en esta época cuando
debió producirse la ocupación por los hicsos de la ciudad que se convertiría en su
capital, Ávaris, al este del Delta, la actual Tell el-Daba.

Hay un documento, la Estela del año 400, que informa sobre esto. En ella se
conmemora la fundación del Templo de Set en Ávaris. Se sabe que la instauración del
culto de Set en el Delta de debió a los hicsos. Se sabe también que la estela fue
grabada en tiempos de Ramsés II, y que copiaba un texto que se remontaba al reinado
de Horemheb (1333-1305). De ello se deduce que la ocupación tendría lugar a partir
de 1730.

En aquellos tiempos no había reaparecido el poder de la aristocracia


feudalizante. Los nomos estaban en manos de oficiales del Estado, y la administración
se mantenía intacta. Pero el Estado se estaba descomponiendo en el Delta, siendo
sustituido por ciudades-estado que formarían la Dinastía XIV, con Capital en Xois, a
las que luego se añadirían los hicsos.

Éstos, de origen asiático, fueron acrecentando su poder, se aceleró la


decadencia dinástica, de forma que el rey Iy era ya vasallo de los hicsos 88. Durante el
reinado de Tutimeo, cuenta Manetón, los hicsos ocuparon Menfis y, quizá, Ittauy, que
fue abandonada y desapareció. Esta fecha, 1644 a. C., es la de la toma definitiva del
poder por los hicsos que fundaron la Dinastía XV.

Los últimos monarcas de la Dinastía XIII quedaron como insignificantes


reyezuelos tributarios de los hicsos, que siguieron reinando en el Alto Egipto hasta
88
Exodo, I, 7: Los hijos de Israel crecieron y se multiplicaron, llegando a ser muchos en número y muy
poderosos, y llenaban aquella tierra.
62

alrededor de 1633. La Dinastía XIV se mantendría en el poder en Xois hasta1645


como vasalla de los hicsos, hasta que fueron sustituidos por jefes asiáticos. En Tebas
gobernaba la Dinastía XVII, sometida a la Dinastía de los hicsos.

Importancia de los hicsos

Históricamente, los hicsos demostraron la fuerza de la cultura egipcia, que fue


capaz de asimilarlos, pero también su debilidad. Su invasión demostraba la fragilidad
de la frontera oriental, que en el Reino Nuevo sería consolidada creándose numerosos
puntos defensivos.

Pero, tal vez, su mayor aportación a Egipto fue la apertura de este país a las
corrientes ideológicas externas, a nuevas corrientes de opinión y nuevas ideas que
circulaban desde hacía tiempo. Por ello florecieron en esta época las artes y las letras,
de las que son ejemplo los numerosos papiros que se han conservado, sobre todo de
carácter científico. También aportaron la extensión del uso del bronce y, sobre todo,
introdujeron novedades en el arte bélico, como el carro de guerra, la armadura de
escamas, el arco compuesto, el hacha de tubo para enmangarla, los cascos de cuero
y los alfanjes.

Los arreos de caballo se atestiguan por primera vez con el tebano Kamosis
aunque el animal era ya conocido y criado anteriormente en el valle.

Gobernaron los hicsos con dureza e impusieron impuestos a los reyezuelos del
sur. Pero mantuvieron a los administradores indígenas, una muestra de cordura. La
vida cotidiana siguió poco más o menos igual. Los hicsos se constituyeron como una
aristocracia superpuesta a la sociedad egipcia.

Adoptaron en muchos puntos las costumbres de los egipcios, construyendo


algunos monumentos y haciéndose construir estatuas. Aparecieron los escarabeos en
forma de amuletos. Se hicieron copias de obras famosas, como el célebre Papiro
matemático Rhind. Adoptaron el protocolo faraónico.

Pero para los egipcios no fueron nunca faraones sino jefes extranjeros; así lo
indica el Canón real de Turín, que los enumera como jefes de país extranjero.

Las Dinastías XV y XVI

Los reyes hicsos más importantes constituyeron una dinastía, conocida como la
de los Grandes hicsos, que es la Dinastía XV de Manetón. La formaron 6 reyes que
gobernaron durante 108 años, según se deduce del Papiro de Turín (1644-1537). Sus
nombres fueron Salitis, Sheshi, Yakob-her, Jian, Apopis I y Apopis II. Si se
63

observan sus nombres se verá que el tercero y el cuarto corresponden a los nombres
típicamente cananeos Jacob y Juan.

Existieron también otros jefes hicsos llamados los Pequeños hicsos, de los que
conocemos los nombres sobre todo por los escarabeos procedentes de la zona del
Delta y que eran vasallos de los primeros, pero nada sabemos de ellos; fueron
agrupados por Manetón en la Dinastía XVI (1645-1537); quizá terminarían
sustituyendo a los reyezuelos de la Dinastía XIV.

Hicieron los Hicsos una de sus divinidades al denostado Seth, equiparado a


Baal, al que adoraban junto a Anat.

Se sabe poco de los primeros reyes de la D. XV. El fundador fue Salitis,


contemporáneo de Tutimeo de la D. XIII. Salitis y su sucesor Jacob-her ejercieron su
soberanía sobre el Alto Egipto, manteniendo en vasallaje a los últimos reyes de la D.
XIII y a los primeros de la D. XVII, aliándose con alguno de los reinos independientes
que se habían formado en Nubia.

El tercer rey ya bien conocido fue Jyan. Se han encontrado monumentos a su


nombre en El Alto y el Bajo Egipto, también en Palestina, en Cnoso (Creta), en
Anatolia (Hattusa) y en Bagdad. Debió ser muy poderoso, con relaciones comerciales
internacionales.

Fue el primer rey hicso del que conocemos su protocolo faraónico completo,
con un pronombre solar. Su poder llegó hasta el Alto Egipto pero no a Nubia.

El sucesor de Juan fue Apofis I, que reino más de cuarenta años, manteniendo
buena relación con sus vasallos de la D. XVII tebana. Este rey desarrolló muchas
relaciones comerciales con el exterior, como lo demuestra el hallazgo de un magnífico
vaso de mármol inscrito con su nombre en Almuñécar, que llegaría aquí tal vez a
través de los fenicios. En sus últimos tiempos de reinado empezaron las hostilidades
con los reyes tebanos.

…………………………..

A la vista de lo expuesto, queda clara la coincidencia de las citas bíblicas con lo


que históricamente sabemos sobre la invasión de los hicsos. La Biblia recoge
recuerdos muy antiguos e identifica a los israelitas con los pueblos cananeos, algo que
es un anacronismo, ya que el pueblo de Israel se constituiría como tal durante el 2º
Éxodo. Los pueblos cananeos eran un conglomerado de tribus, muchas de ellas de
procedencia oriental, que hablaban lenguas semitas.
64

La primera expulsión

En el Libro del Éxodo, XII, 37-38 se indica que: “Partieron los hijos de Israel de
Rameses para Sucot en número de unos seiscientos mil infantes, sin contar los niños.
Subía, además, con ellos una gran muchedumbre de toda suerte de gentes, y muchas
ovejas y bueyes y muy gran número de animales”.

En el mismo Libro, XII, 40: “La estancia de los hijos de Israel en Egipto duró
cuatrocientos treinta años”.

Al considerar detenidamente ambos textos llaman la atención varios puntos:

- El número de personas que emigraron es enorme, incluso aunque se haya


exagerado algo las cifras. No eran un grupo de refugiados, sino una nación entera la
que huía perseguida por los egipcios, llevándose todos los bienes móviles. Ello sólo
puede explicarse pensando que esa multitud eran todos los pobladores del este de
Delta, especialmente los que habitaban la ciudad de Ávaris, capital de los hicsos.
Cuando indique un poco más abajo el final de estos en Egipto se verá que es una
situación perfectamente comprensible.

- En estas citas bíblicas se confunden sucesos de ambos Éxodos. Si


aceptamos que esta multitud de gentes huyó como término de la época hicsa,
entonces la ciudad de
Rameses no existía
todavía, ya que fue
construida mucho
tiempo después por
Ramsés II junto a las
ruinas de Ávaris.

- La cita de
cap. XII, 40, la que
indica que la instancia
del pueblo de Israel
en Egipto fue de cuatrocientos treinta años, en realidad lo que muestra es el espacio
de tiempo que pasó entre una expulsión y otra. En la segunda, alrededor del 1250 a.
C, sí que existía ya la ciudad de Rameses.

- Una multitud tal como la indicada en modo alguno podría dirigirse hacia el
interior de la Península del Sinaí, totalmente desierta. En la imagen adjunta, una
fotografía actual de la parte oriental del Delta (donde se encontraba Ávaris) y de la
65

parte norte de la Península del Sinaí, se puede apreciar claramente que sólo tenían un
camino posible: el directo a Canaán, bordeando el Mediterráneo.

Además, era como volver a su casa, a donde vivía su pueblo, el reino restante
del faraón Juan (Jyan).

- Existió, en efecto, una persecución por el faraón de Egipto, pero éste no


murió. No consta en la historia que ningún faraón muriera ahogado. A continuación
mostraré, al explicar la expulsión de los hicsos, quien fue este faraón y hasta donde
llevó su persecución.

La Dinastía XVII tebana y la guerra de liberación.

Poco antes de 1630 se había organizado en Tebas un pequeño reino, regido


por esta Dinastía. La forman 15 reyes que gobernaron durante 80 años. Sucedió a la
D. XIII. Tenían pocos recursos, pero restauraron monumentos antiguos y consiguieron
un renacimiento artístico. Eran vasallos de los hicsos y antecesores de la D. XVIII. Se
hicieron enterrar en la zona oeste de Tebas, en la necrópolis de Dra Abu´l-Naga, en
pequeñas pirámides de adobe. Durante el reinado de uno de sus reyes, Taa II el
Bravo, nos cuenta el Papiro Sallier I que estalló la guerra entre Tebas y los hicsos. Es
una versión muy peregrina, pues cuenta que las hostilidades surgieron al protestar el
rey hicso Apofis I ante Taa II por el mantenimiento en Tebas de la costumbre
ceremonial del arponeo ritual del hipopótamo, animal considerado sagrado para los
adoradores de Set, dios preferido de los hicsos.

Taa consiguió expulsar a los hicsos del Alto Egipto, estableciendo el frente en
Cusas, al norte de Asiut. Pero Taa murió en el combate.

La guerra de Kamose contra los hicsos

La figura de Kamose, último rey de la D. XVII tebana, adquiere un perfil más


individualizado gracias a los descubrimientos de los años 50 del siglo XX d. C, que
permiten hacer algunas consideraciones que aclaran la historia de Egipto en los
umbrales del Reino Nuevo. Se le cita en las estelas de Karnak y en la Tablilla de
Carnavon nº 1, donde se narra el comienzo de su guerra contra los hicsos y su lucha
contra el rey de este pueblo, Apofis. Pertenece a la misma familia que sus dos
predecesores y de sus sucesores, de modo que lo que llamamos D. XVIII comienza
propiamente con los últimos reyes de la Dinastía XVII. TAO I tomó como esposa real
a Tetisheri, de origen no real, y de este matrimonio nació Ahhotep, hermana y esposa
de TAO II, que a su vez, probablemente fueron padres de KAMOSE, AHMOSIS y de la
esposa de éste, Nefertari. Queda así constituida una verdadera dinastía y con ellos
se ve como se generaliza la costumbre de los matrimonios consanguíneos en la
66

familia real, lo cual, según todas las interpretaciones, tenía un significado religioso.
Poco se sabe de la estructura del reino tebano de la D. XVII. La Estela de Kamose
especifica que el reino se extendía desde Elefantina hasta Kusae (Al-Qusiya), lo que
confirma el testimonio de los monumentos. Probablemente la frontera norte osciló
según las épocas. La administración del reino debió ser una continuación de la del
Reino Medio. Durante este período Nubia quedó fuera del dominio egipcio, por lo
menos al final. La retirada de las guarniciones egipcias al comienzo del período
propició que Kush fuera ocupada por gentes del sur, pero es curioso que la cultura
egipcia siguiera afirmándose en Nubia.

Su hijo Kamose decidió


continuar las hostilidades, en contra
de la opinión de sus cortesanos.
Nos lo cuenta la Tableta Carnarvon
y dos estelas situadas por el propio
rey en Karnak en el año 3 de su
reinado. Reforzó su ejército con
mercenarios nubios. Empezó
atacando a los hicsos en Nefrusi,
cerca de Beni Hasan. Luego arrasó
el reino de Kush en Nubia para
cubrirse las espaldas. A
continuación atacó y venció a
Apofis, llegando a sitiar a Ávaris y
asolar la región.

Hizo fracasar una posible


alianza entre Apofis y el rey de
Kush. Pero Kamose murió muy
pronto dejando el trono a su
hermano Ahmosis de sólo 10 años de
edad. El límite del reino se encontraba ahora en la zona de Fayum.

Ahmosis y la expulsión de los hicsos.

Los dos últimos reyes hicsos de la Dinastía XV, Apofis II y Jamudy fueron
contemporáneos de Ahmosis(1552-1527). Éste reemprendió la guerra en el año 11 de
su reinado, expulsándolos de Egipto, no sólo a Jamudy, sino también a Apofis III,
último rey de la D. XVI de los Pequeños hicsos.
67

Las operaciones no terminaron en el Delta sino que Ahmosis los persiguió


hasta Palestina, asediándolos en Sharuhen89 y tomando la plaza tras un asedio de 3
años (según testimonio dejado por un oficial llamado Ahmosis en su tumba de El-Kab).

El rey Ahmosis sería el creador de la D. XVIII. Los tiempos del dominio asiático
quedaron siempre en el recuerdo de los Egipcios, y su expulsión provocó una oleada
de entusiasmo. Se creó una leyenda negra que transmitiría ese odio a los asiáticos en
general y, finalmente, a los judíos.

SEGUNDO ÉXODO

Nueva llegada de cananeos a Egipto

Después de los hicsos se llevó a cabo una reunificación de Egipto con la que
se inició el Reino Nuevo, aunque ya nada volvió a ser como antes. Mientras que en el
Delta continuaba la influencia asiática, a pesar de la caída de la monarquía hicsa, en el
sur aumentó la penetración de elementos nubios, que actuarán como mercenarios de
los reyes del Reino Nuevo y a la larga terminarán por sustituirlos.

Este Reino Nuevo de la Dinastía XVIII supuso el inicio de la expansión


territorial de Egipto en Oriente Medio y Nubia. Este poderío fue en claro aumento
hasta Amenofis III. La revolución religiosa de Akhenatón supuso un estancamiento
en este proceso, tal vez también propiciado por las epidemias que tuvieron lugar en
ese período. Esta política exterior se renovaría con la Dinastía XIX, llegando con
Ramsés II a otro momento de gran intervención en la política exterior. Estas dos
Dinastías también llevaron una gran actividad constructora, por lo que se vieron
impulsados a importar por la fuerza a gentes de pueblos vencidos, especialmente de
Canaán. Se sabe con certeza que lo hizo Amenofis III y que Ramsés II deportó a
70.000 cananeos para construir su ciudad Rameses. Las condiciones de trabajo
fueron muy duras, con lo que está de acuerdo con lo que afirma la Biblia de que vivían
como esclavos.

La salida probablemente ocurrió a finales del reinado de Ramsés II o en el de


su hijo Meneptah En todo caso, en el siglo XIII a. C. Ahora bien, ahora ya no se
trataba de grandes masas de población que justificaban la intervención personal de un
faraón, sino de grupos que, como en ocasiones anteriores, escapaban hacia el
desierto oriental para librarse de sus duros trabajos. Lo más probable es que fueron

89
Esta ciudad, situada en el desierto de Neguev, es citada en Josue, 19,1 entre las ciudades que le
correspondían a la tribu de Simeón.
68

muchos grupos aislados. También es posible que se reagruparan una vez


escapados. Nadie lo puede saber con seguridad.

Además, esos grupos que se


formaron tampoco tenían porque ser
de una etnia común, sólo tendrían de
común su triste situación. En el relato
bíblico se mezclan muchos recuerdos,
enlazados de forma adecuada para
que sirvieran para ejemplarizar el
mensaje religioso. Aquí se podrían
incluir las plagas que indudablemente
hablan de sucesos acaecidos siglos
antes. Lo que creó al pueblo de Israel
como tal fue la promulgación de la Ley
(la Torá). Aunque más adelante
insistiré más específicamente sobre
este tema, es esta característica la que
ha condicionado toda la historia del
pueblo judío hasta la actualidad. Pero
dejemos este tan importante aspecto
para darle luego la dedicación que
merece.

Imperio Egipcio. Din. XVIII y XIX

Dice el Éxodo que salieron de


Egipto a partir de Rameses, lo que no
es nada extraño ya que muchos
trabajadores deportados estaban en
esta ciudad. Pero, ¿a dónde podían
ir? La vuelta a Canaán no era posible,
ya que estaba ocupada totalmente por Egipto; no les quedaba más remedio que
internarse en la Península, pero ello ya indica que no podría ser una población muy

numerosa.

Observando la fotografía aérea de la Península del Sinaí que se ha indicado


anteriormente, es fácil ver que el único camino posible era bordeando la costa de la
Península del Sinaí hacia el sur.
69

A partir de ahora habrá que ser más prudente en la consideración del resto del
camino del Éxodo. No hay apoyos arqueológicos y sólo unos pocos geográficos y
echar mano de una buena dosis de sentido común.

El libro Bíblico del Éxodo registra 50 lugares diferentes en todo el trayecto que
siguieron los huidos desde Egipto hasta el río Jordán, y sólo conocemos tres con
seguridad: Rameses (Goshen), Ezion-Geber (la moderna Elat, norte del golfo de
Acaba) y el Monte Nemo: el principio, el punto medio y el final del viaje. No podemos
conocer la localización de lugares desérticos como: Monte Sinaí, Desierto del Sinaí,
Kadesh Barnea, Desierto de Zin, Desierto de Parán. Estos lugares están relacionados
entre sí, pero no sabemos con certeza dónde están. Hasta el momento hay unas 15
localizaciones posibles para el Monte Sinaí. Algo más seguros podemos estar sobre
la localización del desierto de Madian, pues la Biblia lo cita como el sitio en el que se
asentó Ismael, el hijo de Abraham; pero ello no indica certeza.

Una hipótesis plausible del trayecto se indica en el siguiente foto.

Vamos a seguir algunas indicaciones del relato del Éxodo para imaginarnos por
donde tuvo lugar el cruce del Mar Rojo. Un lugar que parezca posible y hasta lógico y
mejor si sigue el relato bíblico. La hipótesis de los Lagos Amargos es innecesaria,
porque se podían rodear, aparte de que su poca profundidad no aboga a que hubiera
peligro de ahogarse. Por otra parte, nunca han recibido estas zonas lacustres de agua
dulce el nombre de Mar Rojo.
70

Vamos a seguir suponiendo. Se lee en Exodo XIII,18: “Hízole Yahvéh rodear por
el camino del desierto, hacia el Mar Rojo ”. Como se ha indicado, los huidos no
podían seguir el camino de Canaán, ya que ésta formaba parte de Egipto desde que
la conquistó Tutmosis III.

El Golfo de Acaba es una buena opción para el cruce del Mar Rojo. Cuando el
Pentateuco habla de él lo considera como el Mar Rojo (Éxodo XXIII, 31, Números,
XXI, 4; Deuteronomio, II,1; Jueces, XI, 16; 1 Reyes IX, 26). Sólo en el Éxodo X, 19 se
refiere al Golfo de Suez, pero quizá en este caso haga referencia al primer Éxodo.

El cruce del Mar Rojo evitaba totalmente la posibilidad de que les alcanzaran
las patrullas egipcias; ello sólo podía ocurrir si lo que atravesaron fue el golfo de
Acaba. Ninguno de los supuestos puntos de cruce propuestos: Lagos Amargos, Lago
Timsha y el punto más alto del Golfo de Suez proporcionaban seguridad alguna.

Además, en algunos lugares del Libro sagrado se indica que cruzaron el


desierto antes de llegar al Mar Rojo; en Éxodo, XIII, 18; Jueces, XI, 16; Ezequiel, XX,
36). Es decir, hubo un largo trayecto antes de llegar al punto de cruce. Viajaron, pues,
hacia el sur bordeando la península del Sinaí y el Monte Musa. Al cruzar el mar
entrarían en la Península Arábiga, bien en el Desierto de Shur, si el cruce tuvo lugar
por el estrecho de Tirán, bien algo más al norte si el cruce fue por la Bahía de Niwaba.
Todo ello está de acuerdo con algunas circunstancias indicadas en el libro sagrado:
sin poblaciones egipcias, tras un largo desierto.

En Éxodo, XIII, 20 se dice: “Partieron de Sucot y acamparon en Etam, al


extremo del desierto”. Y en el Libro de los Jueces, XI, 16-17: “Cuando Israel subió de
Egipto, marchó por el desierto hasta el Mar Rojo y llegó a Kadesh. Entonces envió
Israel mensajeros al rey de Edom para que le dijeran: Te ruego que me dejes pasar
por tu tierra; pero el rey de Edom no se lo consintió; también se los envió al rey de
Moab, que rehusó; e Israel se quedó en Kadesh.”

La localización del Monte Sinaí no está indicada en la Biblia. Sólo sabemos


que el Monte Sinaí estaba en el Desierto del mismo nombre, que tampoco dice dónde
está. Pero sí nos dice que estaba en el Desierto de Shur. Y caemos en la cuenta que
en este desierto vivían los ismaelitas, que, a su vez se asentaban al lado de los
Madianitas. Es decir, en Arabia.

En la Carta a los Gálatas, IV, 22-25, de San Pablo se lee: “Porque está
escrito que Abraham tuvo dos hijos, uno de la sierva y otro de la libre, en virtud de la
promesa… Lo cual tiene un sentido alegórico. Esas dos mujeres son dos testamentos:
71

el uno que procede del monte Sinaí, engendra para la servidumbre. Esta es Agar. El
monte Sinaí se halla en Arabia…”. El Monte al-Lawz es el primer candidato.

Los estrechos de Tirán son unos buenos candidatos para el cruce. Es un lugar
que supone un encierro entre el mar y las montañas, a 275 millas de Goshen, el lugar
de origen de la huida.

El Golfo de Aqaba tiene una profundidad de 800-1800 ms. en el centro. Pero


en los estrechos hay un puente de tierra de unos 205 de profundidad y 800 m de
anchura. Existe un banco de coral poco profundo. Un saltador necesita sólo 13 m. en
lo más profundo del coral. Estos bajíos bien pudieron tener menor profundidad hace
3200 años, y es de suponer que se conocerían pasos para cruzar de la Península del
Sinaí hasta Arabia.

Cruzado el Mar Rojo estaba el Desierto de Shur, territorio de los Ismaelitas y


Madianitas. Allí hay que situar el Monte Sinaí. Después de cruzar el Mar Rojo, el viaje
se ralentizó un poco. Ya no estaban en Egipto. Viajaron por el Desierto de Sin. Allí se
localizan los relatos de la creación de la fiesta del Sábado y del “regalo del Maná”.
Pararon 2 días en Rafidin (Meribah) cuando tuvo lugar el ataque de los Amalekitas.
Después alcanzaron el Monte Sinaí (Jabal al-Lawz)

De allí
partirían hacia el
norte hasta
Kadesh Barnea,
que se supone
estaba cerca de
la ciudad de
Petra. Y aquí
esperaron largos
años, ¿por qué?

Como he
dicho anteriormente, todas estas últimas consideraciones no tienen comprobación
objetiva bien por hallazgos arqueológicos o por testimonios escritos, salvo la Biblia
más la suma de algunas deducciones lógicas y probables. Pero volvamos a la
cuestión del motivo de la espera. Éste no fue otro que el mismo por el que la marcha
caminó por el Desierto de la Península del Sinaí: Canaán estaba ocupada por los
egipcios. Pero la situación cambiaría drásticamente unos decenios después por la
Invasión de los pueblos del Mar.
72

Invasión de los Pueblos del Mar

Alrededor del a 1200 a.C. tuvo en todos los países vecinos del Mediterráneo
Oriental una cambio social cataclísmico que cambió la Historia. Fue un tipo de
explosión social que sólo se produce cuando el número de descontentos supere una
determinada cifra crítica, a partir de la cual todo orden social se subvierte. En tiempos
modernos surgió un caso parecido, aunque muchísimo menos cruento, cuando la
brusca caída de la URSS en 1989.

La información que se tiene de aquellos lejanos sucesos es escasa. Las


causas tuvieron que ser múltiples, pero algunas se pueden destacar. Una de ellas era
la permanente inestabilidad por continuos conflictos que tuvieron lugar en los pueblos
que habitaban la zona occidental de Anatolia como Lukka, Arzawa o Millawanda, en
conflictos también con los micénicos procedentes de Grecia que estaban aliados con
los hititas para el comercio marítimo. Por otra parte, el reino Hitita combatía por su
derecha con el Imperio Asirio.

Se asoció a ello la despoblación y una hombruna que se extendió por todas


aquellas tierras. Muchas gentes vagaban desarraigas por los caminos (los Habiru).
Muchos agricultores huían de la vida sedentaria, escapando de la presión fiscal,
transformando su vida en nómada. También hicieron aparición las epidemias con la
consiguiente despoblación y merma de la capacidad productiva. Hay indicios de que
igualmente por entonces hubo un cambio climático.

Se pueden considerar a dos sucesos como desencadenantes de la catástrofe


que se preparaba. Uno de ellos fue la decisión del rey hitita Tudjaliya IV de interrumpir
las relaciones comerciales del Impero Asirio con el Mediterráneo a través de la ciudad
de Ugarit, así como al pequeño reino Amurru. El segundo suceso fue la conquista de
Troya por los micénicosA partir de entonces todos los caminos de Oriente Próximo, de
Grecia y las islas del Mar Egeo se vieron recorridos por hordas de gentes en busca de
un buen lugar para vivir, desesperados y sin piedad. Acompañados de sus familias. El
mar Egeo se llenó de piratas. Ninguna región se vería libre de su ataque. Atacaron el
reino de Hatti en Anatolia, destruyendo su capital Hattusa y haciendo desaparecer el
reino para siempre. Ugarit fue destruida así como Troya. Chipre fue conquistada, así
como la Grecia micénica.

Egipto no se vio libre de sus ataques que llegaron primero por la región de
Canaán, que perdería totalmente, pero el país propiamente dicho pudo subsistir
gracias a las luchas defensivas de los farones Meneptah y Ramsés III, llegando a
tener batallas navales en los canales del Delta del Nilo. Se conocen los nombre de
73

algunos de estos pueblos invasores: los libios, los shardana (éstos a veces
utilizados como mercenarios por lo egipcios, y que, al ser rechazados emigraron a
Cerdeña dándole su nombre) los ekwehs, los teresh y shekelesh, estos últimos
procedentes de Anatolia. Los lukka procedían también de Anatolia y conformaban
mayormente las hordas piratas; los zakkala que ocuparían Dor en la costa de
Canaán, los pulasati (filisteos) que ocuparían la región de Gaza y darían el nombre
de Palestina a la región. Oro pueblo fueron los danunu o danoi que según ciertas
fuentes se integraron dentro del pueblo judío (la tribu de Dan), y los washsha.
A partir de estas invasiones, el Pueblo Israelí en espera en Kades Berna, cerca
de Petra, a la derecha del Mar Muerto, con el antiguo territorio de Canaán dividido y
dominado por bandas dispersas, vieron llegado el momento en internarse en él y dar
por terminado el tiempo del Éxodo.

Las Invasiones de los Pueblos del Mar


74
75

CAPÍTULO V

LA IMPLANTACIÓN DE LA LEY Y EL NACIMIENTO DEL PUEBLO

Durante los años de peregrinación por el desierto se fue imponiendo a las


gentes que huían una nueva Ley, una larga serie de preceptos que se llegaría a llamar
la Torá, y que sería la auténtica creadora del pueblo judío. Lo conformó de tal modo
que lo hizo distinto de cualquier otro y que, sin duda, es en última instancia el motivo
por el que persiste hasta la actualidad esa nueva religión creada por la nueva Ley.

No hay pruebas históricas de la existencia de Moisés, pero la propia presencia


de esas 613 normas que marcan la vida de todo israelita creyente hace que su
existencia sea inevitable. No sólo era necesaria una fuerte personalidad y un ejecutor
de justicia, sino también a un hombre perfectamente iniciado en los secretos de la
Religión Egipcia. Pues la Nueva Alianza con Yahveh tiene su contrapunto, su contra-
religión en aquélla.

Los que se fueron de Egipto fueron seres maltratados, pero totalmente


imbuidos con la cultura egipcia, muy superior. Para ser un pueblo tenían que
desarraigarse no solamente por la distancia sino sobre todo por el pensamiento. Y,
en efecto, se desarraigaron, pero ya no pudieron olvidar a Egipto, como contrapunto
para explicar su propia Ley. Ésta no se entendería ignorando a aquélla. Sin Egipto
no habría existido Israel.

Tenían dos espejos en que mirarse: la ortodoxia oficial de Amón, aquélla que
seguían los faraones que los habían esclavizado; y la heterodoxa de Akhenatón que
por algún tiempo quiso imponerse por obra de su creador; que a su muerte fue
proscrita, abandonada, pero que dejó en el inconsciente del pueblo egipcio una
impresión imborrable. Naturalmente escogieron el monoteísmo propio de esta última
con su prohibición de las imágenes y su exclusividad, mientras se opusieron con la
mayor intensidad a los rituales, práctica y creencias de la religión de Amón.

La exclusividad

Ha sido a lo largo de toda la historia el aspecto más característico de la nueva


Ley, la que se plasma en los dos primeros Mandamientos. Podemos leer en el Éxodo
XX, 1-4: Y habló Dios todo esto, diciendo: Yo soy Yahveh, tu Dios, que te ha sacado
76

de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre. No tendrás otro dios que a mí. No


te harás esculturas ni imagen alguna de lo que hay en lo alto de los cielos, ni de lo que
hay abajo sobre la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra”.

El lenguaje de las religiones es simbólico, y este aspecto también se hace notar


en la forma que los israelitas se refieren a Dios, con el Tetragramaton YHVH. Karl
Leonard Reinhold (1757-1825), antiguo jesuita convertido al Protestantismo y miembro
de la Masonería, compañero de Mozart y Haydn, estudió detalladamente su
significado oculto en un librito titulado Los misterios hebreos. Pensó
acertadamente que era la transcripción de la frase “Yo soy el que soy”; lo igualó a
una frase que estaba escrita en una estatua de la diosa Isis en la ciudad de Sais, en el
Delta del Nilo: “Soy el Uno y el Todo”. Y en esto se equivocó, porque no supo
apreciar que en estas dos frases está resumida la crucial diferencia entre las dos
tradiciones mosaicas, la Bíblica y la Egipcia. En la primera, “Yo soy el que soy”, se
expresa un monoteísmo estricto, con un Dios Creador y separado del mundo. En la
segunda, “Soy el Uno y el Todo”, indica a un Dios confundido con el mismo, un
Panteísmo, en el que todo es una manifestación de Dios. En la primera frase, en
hebreo aehyaeh asher aehyaeh, se indica una concepción transcendente de Dios,
mientras que en la segunda una concepción inmanente en el mundo.

Estas dos interpretaciones se van sucediendo de forma paralela a lo largo del


tiempo. En la Versión de la Biblia de los 70 se traduce la fórmula “Yo soy el que soy”
por “Egō eimi ho ōn”, que equivale a “Yo soy el Ser Uno”; en cambio, en un Oráculo
Sibilino se muestra a la divinidad como un dios cósmico: “Yo soy el ser uno, reconoce
esto en tu espíritu: «Me he puesto como prenda al cielo, me he vestido con el océano,
la tierra es el soporte para mis pies, el aire me cubre como mi cuerpo, y las estrellas se
mueven en torno a mí”90.

De esto habló también el gran obispo Nicolás de Cusa (1401-1464) en su


principal obra, De Docta Ignorantia”: “…ningún nombre puede ser apropiado para El
Más Grande, porque nada puede distinguirse a partir de Él. Todos los nombres se
imponen para distinguir una cosa de otra. Donde todo es uno, no puede haber un
nombre apropiado. Por consiguiente, Hermes Trimegisto tiene razón al afirmar:
«Debido a que Dios es la totalidad de todas las cosas, Él no tiene nombre propio, de
otro modo podría ser llamado por cualquier nombre o cualquier cosa podría soportar
su nombre. Pues Él condensa en su simplicidad la totalidad de las cosas. Así que en
lo que se refiere a su nombre –que para nosotros es profundamente inefable y que es

90
Reinhold Merkelbach and Maria Totti, Abrasax: Ausgewiihlte Papyri religiiisen und magischen Inhalts,
vol. 2, Gebete, Abhandlungen der rheinisch-westfalischen Akademie der Wississenschaften, Sonderreihe
Papyrologica Coloniensia (Opladen: Westdeutscher Verlag, 1991), 131.
77

el Tetagramaton…- su nombre debería ser interpretado como “uno y todo”, o “todo en


uno”, que es aún mejor”91.

La estatua de Isis se mostró velada para indicar que los misterios de la religión
están ocultos. En la misma ciudad de Sais escribió Plutarco: “La estatua sentada de
Atenea, a quien ellos consideran que es Isis, contiene la siguiente inscripción: «Yo soy
todo lo que ha sido, es y será; y ningún mortal podrá apartar mi manto (el que la
velaba)»92.

……….

El conjunto de los huidos no estaba capacitado para aceptar una teología


monoteísta, de elevada elaboración, privativa de los sacerdotes egipcios, por lo que se
impuso por la fuerza, de una forma dramática.

Esta exclusividad está tomada del dios Atón de Amarna, el que mandó derruir
las estatuas de Amón y borrar las inscripciones de los dioses antiguos. Esta
exclusividad, que siglos después se encontrará también en el Cristianismo y después
en el Islam, será la causa de muchos conflictos a lo largo de la historia.

Estas tres religiones se destacan de todas las religiones politeístas en el motivo


de su inicio. Las primeras tenían unos dioses que eran personificación de las fuerzas
de la naturaleza, por lo que todos sus panteones, aunque con nombres variados, eran
semejantes entre sí. Podían sus reyes juramentar sus pactos ante dioses que en el
fondo eran los mismos.

Como ejemplo de lo que digo, voy a transcribir la inscripción en un pilar que


llevó a cabo Isidoro de Narmutis en el Templo de Thermutis en Medinat Madi (I siglo
a. C)93.

“Todos los mortales que viven sobre la tierra sin límites,


Tracios, Griegos y Bárbaros,
Expresan su dulce nombre, un nombre muy adorado entre todos,
Pero cada uno habla en su propio lenguaje en su propia tierra.
Los sirios te llaman Astarté, Artemis, Nanaia,
Las tribus licias te llaman Leto, la Señora,

91
NICOLAUS CUSANUS, De Docta Ignorantia, 1.4, ed. H. G. Senger, Philosophische Bibliothek 264a
(1440; Hamburg: Felix Meiner, 1993), 96-97.
92
"Ego eimi pan to gegonos kal on kal esomenon kal ton emon peplon oudeis po thnetos apekalupsen"-
Plutarch, De Iside et Osiride, chap. 9 (354c), 9-10 = Griffiths, Plutarch's "De Iside et Osiride," 130f., 283f.
See Jean Hani, La religion egyptienne dans la pensee de Plutarque (Paris: Les Belles Lettres, 1976), 244f;
Harrauer, "'Ich bin," 337-339.
93
En la plaza del culto antiguo de la diosa egipcia de la cosecha, Renenutet o Thermutis, el rey
Ptolomeo Soter II construyó un templo a Isis-Thermutis.
78

Los tracios también te nombran como Madre de los dioses,


y los griegos Hera, la del gran Trono,
Afrodita, Hestia la Buena, Rea y Deméter.
Pero los Egipcios te llaman Thionis94 [porque ellos saben] que
tú, siendo una, eres todas las demás diosas invocadas por las razas de los hombres.

En cambio, las tres religiones monoteístas nacieron a partir de una


revelación 95 ; ello las hace exclusivas e intolerantes; así lo expresa el primer
mandamiento del Decálogo. De aquí se deduce que la implantación de estas
religiones haya supuesto, no una evolución de creencias anteriores, sino auténticas
revoluciones, con un claro enfrentamiento con las demás creencias. Ello ha llevado a
la pretensión de que la verdad estaba exclusivamente en manos de cada una de ellas,
y de forma excluyente. Se creó lo que se ha llamado la Distinción Mosaica: la
verdad está en nosotros, el error en los demás. Ello indudablemente crea una
individualidad del pueblo, pero al mismo tiempo construye paganos; de la misma
manera que la civilización produce bárbaros. Los paganos, los idólatras y los bárbaros
son los otros. Estas distinciones no existen en los pueblos politeístas. Debido a todo
lo expuesto, la aparición de la primera religión monoteísta supuso un cambio de
época.

Un significado semejante tendrá siglos después cuando, predicando el


Cristianismo, S. Pablo distinga entre el hombre viejo y el hombre nuevo. Aquí se
presenta también otra rotura, no una evolución.

Esta distinción verdadero-falso es la ejemplificada por el Libro Sagrado en la


relación entre Israel y Egipto. Éste es rechazado, pues en él está el error. Y como
junto al Nilo la adoración de imágenes era el culto habitual, para Israel será el mayor
pecado. Pero para afirmarse en el nuevo camino precisa permanentemente apoyarse
en el pasado, en la casa antigua, que siempre le servirá de referencia. Progreso y
recuerdo se aúnan entre sí.

94
Thiouis = t3 wet, Copt. TIOYI, "laúnica"; ver A. Vogliano, Primo rapporto degli scavi condotti dalla
missione archeologica d' Egitto della R. universita di Milano nella zona di MadinetMadi (Milan, 1936),27-
51, esp. p. 34
95
Assman, en su obra Moisés el Egipcio, no considera revelada la religión de Atón, sino “naturista”, en
base a que este dios, más que ser transcendente al mundo, es en cierta forma la naturaleza misma que
vive por él. pero éste no es argumento para descartar la “revelación”. Ésta consiste en un brusco
alumbramiento del alma, lo que se llama hoy en nomenclatura psicológica “un estado no ordinario de
consciencia” que permite al que la experimenta ver con claridad y profunda convicción lo que está
privado a la mayoría de los hombres: sea una visión divino, una comprensión de la conformación del
mundo o un teorema matemático. En todos los casos es revelación que presta una suprema convicción
y, por lo general, un cambio de personalidad, quees evidentemente lo que le ocurrió a Akhenatón.
79

En cierto modo, la Ley es una contra-religión. El sacrificio del cordero, el


prototípico judío, es un gesto ofensivo hacia los dioses Amón y Knum para los que es
su animal representativo y simbólico, Este carácter de ofensa daría lugar a que en el
siglo VI antes de C. un templo a Yahveh construido por judíos mercenarios
establecidos en la isla de Elefantina fuera destruido por los egipcios.

Hay otras dos prohibiciones de la Ley que señalan bien esta contradicción:

No hervir al cabrito con la leche de la madre.

Sobre este rito Spencer encontró un anónimo caraíta 96 que aporta una
costumbre entre antiguos gentiles, después de la recolección de los frutos, de cocinar
un cabrito en la leche de su madre y después, “por medio de la magia”, hacer una
aspersión de la leche sobre árboles, campos, jardines y huertos con la creencia de así
aumentar su fertilidad.

Existe también la apócrifa fuente de Rabbi Menachen que dice: “Yo había oído
que era una costumbre entre los gentiles hervir carne con leche, especialmente de
cabra y cordero, y cuando crecían los árboles, hacer una fumigación con las semillas
de esos árboles y echar la leche con ello con el fin de acelerar la maduración de los
frutos”97. Ritos que, como paganos, debían estar prohibidos por los hebreos.

Dios dio una serie de instrucciones para las tres grandes fiestas: La Pascua,
Pentecostés y la Fiesta de los Tabernáculos. Las instrucciones eran:

a) No ofrecer pan fermentado.

b) No dejar restos del sacrificio hasta la mañana.

c) Traer los primeros frutos a la casa de Dios.

d) No hervir el cabrito en la leche de la madre.

Las dos primeras prescripciones se refieren a la Pascua, la tercera a


Pentecostés y la cuarta a la Fiesta de los Tabernáculos.

La prohibición del luto con ocasión de la Ofrenda de los Primeros Frutos.

Diodoro registra que, en la ofrenda de los primeros frutos, los egipcios rompían
en ruidosos llantos invocando a Isis.98

96
Bochart's (Hierozoicon, 1, 639f.); see Keel,Böcklein, 33.
97
Menachem, 'adah le-derekh, fol. 83, col. 2; Spencer, De Legibus, vol. 2, 276, gives the Hebrew text and
his latin translation
98
Diodorus, Bibl. Hist., 1.14.2 =C. H. Oldfather, trans., Diodorus ofSicily, vol. 1 (Cambridge, Mass.:
Harvard UP, 1933),49.
80

Julius Firmicus Maternus dio una descripción más detallada 99 . “En lo más
interior de los templos entierran un ídolo de Osiris: se le guarda luto anualmente, se
afeitan su cabezas, golpean sus pechos, lastiman sus miembros, etc, con el fin de
llorar el piadoso hecho de su rey…los defensores de este duelo y aquellos funerales
dan una explicación física: la semilla, ellos dicen, es Osiris, la tierra Isis, el calor Tifón.
Y debido a que el fruto madura debido al calor, se colecta para la vida del hombre y
se separa de la compañía de la tierra, cuando viene el invierno será sembrado en la
tierra, obra que ellos interpretan como la muerte y enterramiento de Osiris. Pero la
tierra llegará a estar embarazada y parirá nuevos frutos”.

El enterramiento de la semilla se convierte en un funeral. La fiesta de cavar la


tierra en un rito nocturno. El día siguiente será el del Gran Luto. Ocho días más tarde
se erigirá el Pilar Djed. Otros pueblos, como los Fenicios, tuvieron ceremonias
semejantes en honor de Adonis.

Pero Yahveh no quería estas funerarias demostraciones de luto


conmemorativas de la muerte de Osiris y Adonis. El dios bíblico es un dios vivo; la
muerte es tabú así como el luto.

…………………………

Es una Ley que rechaza todo lo anterior y aquello que no sea propio. No es
una religión trasladada y adaptada, más bien es un extrañamiento forzoso, religioso y
cultural. Es una Enculturación. En el Libro del Éxodo está perfectamente explicitada
esta distinción, la oposición franca entre Israel y Egipto. Éste sería el rechazado, el
equivocado, el depositario del error. Pero quien diseñara e impusiera esta Ley
necesariamente tenía un profundo conocimiento de la religión egipcia. Aunque la
Ley tuvo que acomodarse a las posibilidades culturales y de formación religiosa de
aquéllos a los que iba dirigida. Por eso tuvo que ser impuesta. Es decir, tuvo que
tener en cuenta las “circunstancias temporales”.

En estos momentos iniciales de la creación del pueblo, todo adquiere las


características de un símbolo. El relato del éxodo es un símbolo, así como su Ley
–que hay que entender por qué fue así como es-, y la misma figura de Moisés es un
puro símbolo. Y como tal se ha transmitido de generación en generación a través de
los siglos, hasta el punto de que el Moisés simbólico es más importante que el real.
Además, este símbolo se ha desdoblado en las dos tradiciones legendarias del Moisés
Egipcio y del Moisés Hebreo, que están en la base inconsciente de todo antisemitismo.
El Hebreo representa la confrontación, el Egipcio supone una mediación. Como los
99
De Error. Prophan. Relig., 2, 3; veer Theodor Hopfner, Fontes Historiae Religionis Aegyptiacae, IV
(Bonn: Markus and Weber, 1924), 519.
81

dos proceden del mismo origen, la memoria recordada en la leyenda de cada uno
compensa los olvidos de la otra parte. Cada leyenda tiene a la otra en su
subconsciente. Y han tenido sus propagandistas ilustrados hasta nuestros días:
Moisés fue egipcio para Manetón, Estrabón, Toland y Freud; fue hebreo para Spencer,
Warburton, Reinhold y Schiller100.

En la versión bíblica de Moisés el Hebreo, Egipto es el lugar de los opresores,


idólatras y magos. En la versión de Manetón, los judíos son leprosos, gente impura,
ateos, iconoclastas y sacrílegos.

Cada uno de nosotros cree ser lo que recuerda, con lo que da continuidad a su
vida y también la da sentido. A los pueblos les pasa lo mismo, necesitan una historia
para saber quiénes son. Pero, de igual forma que la conducta, las costumbres de
cada individuo dependen en buena parte de su historia olvidada –el inconsciente-;
también los pueblos tienen su leyenda oscura, lo que no se quiere recordar, pero que
explica su modo de ser ante los imprevistos de cada época. Estas leyendas, sobre
todo las de los orígenes, son sus “Mitos”, con los que todos sus miembros se ven
identificados.

La prohibición de construir y adorar imágenes

Ya se ha indicado anteriormente que en Éxodo XX, 1-4 quedaba escrito: …


No te harás esculturas ni imagen alguna de lo que hay en lo alto de los cielos, ni de lo
que hay abajo sobre la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra”.

En ella se expresa claramente los aspectos de anti-religión. Esas imágenes


que no se pueden reproducir son nada más ni nada menos que la escritura egipcia
(los heroglifos). No se puede hacer nada que recuerde a Egipto, con lo que,
paradójicamente, se refuerza su memoria. Los signos hieroglíficos representan un
inventario de las cosas creadas, del cielo, de la tierra, de las aguas y del hombre, son
imágenes del mundo: “Lo que Ptah ha creado y Thot ha puesto por escrito, el cielo
con sus constelaciones, la tierra y lo que ella contiene, lo que las montañas “vomitan”,
lo que las inundaciones humedecen, lo que el sol ilumina y lo que crece sobre el
suelo”101.

La escritura egipcia, pues, estuvo unida a la concepción bíblica de idolatría.


Los escribas continuaron en la vida cotidiana la obra de los dioses Ptah y Thot,
continuando a su manera la obra de la creación.

100
ASSMANN, J. Moses the Egyptian, p.21. HARVARD UNIVERSITY PRESS CAMBRIDGE, MASSACHUSETTS
LONDON, ENGLAND. 1997.
101
ALAN H. GARDINER, Ancient Egyptian Onomastica, 3 vols. (Oxford: Clarendon Press, 1947) vol. 1, *1.
82

La prohibición de construir y adorar imágenes está prohibida, como hemos


dicho, al comienzo del Decálogo. Es la máxima apostasía, el horror. En respuesta a
la fabricación de ídolos, se puede leer en Éxodo, XXXII, 27-28: “Él (Moisés) les dijo:
«Así habla Yahvé, Dios de Israel: cíñase cada uno su espada sobre su muslo, pasad y
repasad el campamento de la una a la otra puerta y mate cada uno a su hermano, a su
amigo, a su deudo». Hicieron los hijos de Leví lo que mandaba Moisés, y perecieron
aquel día unos tres mil del pueblo”.

Los dioses que los huidos conocían eran los de los egipcios. Por ello fue que,
al ausentarse Moisés, construyeran un ídolo, el becerro de oro, que antiguas fuentes
como Filón de Alejandría y Lactancio, así como el Targum Hierosolimitano,
consideraban como el buey del dios Apis, mientras que Yahveh era desconocido para
ellos. La cultura egipcia estaba tan asumida, que no hubo más remedio que
condescender con muchas costumbres de la tierra que abandonaban: las lustraciones,
las fiestas lunares, los sacrificios, el Arca, la institución del Templo, el chivo expiatorio,
los Urim y Tummim (el pectoral del sacerdote)102.

De alguna manera era necesario hacer “visible” a la divinidad. Y este papel lo


cubrió el Arca de la Alianza, un contenedor místico, y el Querubín. Este último
suponía una violación de la prohibición de diseñar figuras. Todos los detalles del Arca
están tomados de Egipto. Según Clemente de Alejandría, la cortina del Arca era
equivalente a la del Adyton del Templo, zona reservada del mismo.

El Adyton

Al final, ante las dificultades de aceptación


de una religión mistérica, se optó por la de un dios
personal y nacional para creer en él de forma
ciega, quedando sólo de los misterios la
concepción de Unidad.

Con La Ley se buscaba por un lado el


rechazo de Egipto, pero al tiempo servía también
para alumbrar ciertos misterios. En sus
preceptos había una literalidad de una parte y,
por otra, lo que Maimónides llamó verba duplicata,

102
EXODO, XXVIII, 30. “Pondrás también en el pectoral del juicio los urim y tummim, para que estén
sobre el corazón de Arón cuando se presente ante Yahvé, y lleve así constantemente sobre su corazón
ante Yahvé el juicio de los hijos de Israel.”
Los Urim y Tummim eran una especie de instrumentos para conocer la voluntad de Yahvé y dictaminar
sobre la culpabilidad de ciertos hechos.
83

un sentido oculto, esotérico, que sólo llegaba a los iniciados. Había que tener en
103
cuenta también que, como dijo Plutarco , de los egipcios: “Sus sagrados ritos no
constituían nada disonante a la razón, nada fabuloso, nada que oliera a superstición,
pero tenían en sus recesos ciertas éticas y útiles doctrinas y visiones históricas y
filosóficas”.

La Ley, pues, cumplía una doble función. La primera o “carnal” era curar al
pueblo de su adicción a la idolatría. Su otra función, “espiritual”, era transmitir
importantes verdades a aquellos que eran capaces de más alta comprensión. Es de
lo que hablaba Eusebio cuando dijo que “Moisés ordenó a la plebe judía que
cumplieran todos los ritos que estaban incluidos en las palabras de su ley. Pero él
deseaba que los otros, cuyas mentes y virtudes eran más fuertes, fueran liberados de
la costra exterior y deberían acostumbrarse a una filosofía más divina y superior al
hombre común, procurando penetrar con la agudeza de la mente en el significado de
la leyes”104.

Sobre esta materia escribió también Clemente de Alejandría (II-III siglos d.C):
“Los egipcios no revelan sus Misterios Religiosos promiscuamente a todos, ni
comunican el conocimiento de las cosas divinas a los profanos, sino sólo a aquellos
que han subido en el reino, y a aquellos de los sacerdotes que han juzgado de forma
muy cualificada para el mismo, aparte su nacimiento y educación”.

Hay otras citas interesantes. Plutarco, en su libro sobre Isis y Osiris, hablando
de la Esfinge, comenta: “ Cuando entre los egipcios existía algún rey escogido dentro
del Orden Militar, se le comunicaba sin demora a los Sacerdotes, y por ellos instruido
en aquella Arcana Teología que contiene Misteriosas Verdades bajo oscuras fábulas y
alegorías. Por ello situaban las Esfinges antes de sus Templos, para significar que su
Teología contenía una cierta Arcana y Enigmática Sabiduría”.

La Doctrina Arcana era que Un Supremo y Universal Dios era el Hacedor


de todo el Mundo. Para los egipcios este dios era el primero, y lo concebían como
una oscura y oculta deidad (recordemos aquí lo que se dijo en el capítulo sobre
Amón).

Damascius (siglo V d. C) dijo de los egipcios: “Los filósofos egipcios de


nuestros tiempos han declarado la verdad oculta de su Teología, habiendo encontrado

103
Plutarch, De Iside et Osiride, 8.3 53e.
104
"Judaeorum plebem quidem, ritibus omnibus quomodo Legum ipsarum verbis concepti erant, Moses
obstrictam, teneri iussit. Caeteros autem, quorum mens esset virtusque firmior, cum eo cortice liberatos
esse, tum ad diviniorem aliquam et hominum vulgo superiorem Philosophiam assuescere, & in altiorem
Legum earum sensum mentis oculo penetrare, voluit.~' Praep. Evang., book 7, chap. 10, p.m. 378.
Spencer, vol. 1, 156.
84

en ciertos escritos aquello en que acordaban, Un Principio de todas las cosas, adorado
bajo el nombre del Oscuro Desconocido, y que repite tres veces: «que la Desconocida
Oscuridad es una descripción de esa Suprema Deidad, la que es Incomprensible»”.

En el siglo XVIII de nuestra era JOHN TOLAND publicó un librito llamado


Origines Judaicae, en el que comentaba escritos de Estrabón, escogiendo una fuente
sobre la vida de Moisés distinta de la Biblia 105. Su postura es más bien antibíblica, no
combate la idolatría sino la superstición. Opone la Religión Natural, procedente de la
contemplación de la Naturaleza, de la Religión Revelada. Sitúa a Moisés entre los 6
grandes dadores de Leyes: Menes, Minos, Licurgo, Zoroastro, Zalmosis, Moisés.
Cada uno se refiere a un dios como fuente de la ley y que le da autoridad.

Menes Egipto Hermes

Minos Creta Júpiter

Licurgo Lacedemonia Apolo

Zoroastro Arimaspos Ahura Mazda

Zalmoxis Getas Comunidad de Vesta

Moisés Judea Yahvé

Presenta a Moisés como un impostor, como el inventor de la Ley. Se trata de


la versión del otro lado, la opuesta, la del otro Moisés. El nombre que dio a su dios
desconocido fue Yehovah = necesaria existencia.

Según este autor, en la Escritura no hace mención Moisés de la inmortalidad


del alma o de un estado futuro de recompensa o castigo. Fue un aspecto que
también hizo notar el obispo de Gloucester William Warburton (1698-1779),
comentando que en los primeros libros bíblicos no había ninguna insinuación sobre la
inmortalidad del alma y la recompensa o castigo futuros106.

Su culto es muy sencillo y puro. Una única fiesta, el Sabbath, una ley única
consistente en los diez mandamientos, y su único culto fue la adoración de las dos
tablas que contenían estos mandamientos. Todo lo que vino después –la

105
JOHN TOLAND, Christianity Not Mysterious (London: 1702), Letters to Serena (London, 1704),
Origines Judaicae (London, 1709). Sobre Toland vea Robert Rees Evas, Pantheisticon: The Career ofJohn
Toland (New York: Peter Lang, 1991), y Gesine Palmer, Ein Freispruch fur Paulus. John Tolands Theorie
des Judenchristentums (Berlin, 1996).
106
WARBURTON. The Moral Philosopher, 3 vols. (London, 1738-1740; repr. 1969, ed. G. Gawlick), y
Physico-Theology; y A Philosophical-Moral Disquisition Concerning Human Nature, Free Agency, Moral
Government and Divine Providence (London 1741).
85

discriminación entre lo impuro en la comida, circuncisión, sacrificios, etc- es el


resultado de tardíos desarrollos.

Las tradiciones hablan de un Moisés que conocía los “misterios” de la religión


oculta de los egipcios. Eusebius y Clemente de Alejandría se hacen eco de un himno
órfico dicho por un hierofante de los misterios Eleusinos, claramente relacionados con
los de origen egipcio:

“Yo declararé un secreto al iniciado; pero cerrad las puertas al profano. Pero tú,
oh, Museo, el retoño de la brillante Selene, atiende cuidadosamente a mi canción;
pues revelaré la verdad sin tapujos. Descarta tus anteriores prejuicios para excluirte de
la vida feliz, que el conocimiento de estas sublimes verdades lo procurarán en ti: pero
contempla cuidadosamente el divino Oráculo y mantente en pureza de mente y
corazón. Continúa en el recto camino y contempla al único rector del mundo: él es
uno, y está sólo; y al que todas las cosas deben su ser. Él opera a través de
todo, él no ve por ojos mortales, sino que hace ver a los demás.”

Este himno órfico debe estar basado en un modelo egipcio. Siguiendo a


Clemente de Alejandría, esta alta iniciación debía alcanzar un punto en que toda
enseñanza termina. El habla termina cuando aparece la visión. “Las doctrinas
mostradas en los Grandes Misterios se refieren al Universo. Aquí todas las
instrucciones terminan. Las cosas son vistas como son; y la Naturaleza y su trabajo,
los dos son vistos y comprendidos.”107 Según dice la tradición, Moisés enseñó estas
iniciaciones a los israelitas, así lo decía Josefo, Eusebio y Appion. Unos misterios que
sólo raramente eran conocidos por los gentiles, y que Moisés enseñó a los judíos. Y
este conocimiento no era sino el de la Unidad de Dios. “¿Puede cualquier gobierno
ser más sagrado que éste? o ¿cualquier religión mejor adaptada a la naturaleza de la
Deidad? ¿Dónde, en cualquier lugar sino en éste está el entero pueblo, por la
especial diligencia de los sacerdotes, a quienes se les ha encargado el cuidado de la
pública instrucción, se enseña con seguridad los principios de la verdadera piedad? De
modo que la política de los hombres parece, como si lo fuera, una gran Asamblea,
siempre unida, para la celebración de algún sagrado Misterio. Para aquellas cosas que
los gentiles mantienen durante pocos días durante las solemnidades que ellos llaman
misterios e iniciaciones, nosotros, con vasto deleite y una plenitud de conocimiento, que
no admite error, con completa alegría, contemplamos perpetuamente a través de toda
nuestra vida…La primera instrucción se relaciona con la deidad y enseña que Dios

107
Clement of Alexandria, Stromata, libro 5, 11, 71.1; vea Divine Legation, vol. 1, 191. El textogriego
dice: "meta taO,ta d'esti ta mikra musieria didaskalias tina hup6thesin ikhonta pro paraskeues ton
mel/anton, ta de megdla peri ton sumpdnton, hoo, manthdnein [ouk] iti hupoleipetai, epopteuein de kai
perinoezn te phusin kai ta prdgmata."
86

contiene todas las cosas, y que es un Ser en todo perfecto y feliz; que es
autoexistente y la única causa de la existencia; el principio, el medio y el fin de
todas las cosas”108.

Moisés habría pretendido que el más alto conocimiento místico estuviera


disponible para todos, con el fin de transformar a su pueblo en una comunidad de
iniciados. Pero tuvo que pagar un alto precio al intentar por la fuerza imponer unos
misterios que los que le seguían no podían comprender. Y la religión se convirtió en
un poder político.

En el curso de los siglos Egipto propagó su cultura por dos caminos: el de


Jerusalén y el de Atenas. La conexión-Moisés comunicó a Europa de Teología y
Religión; en la conexión-Orfeo le comunicó filosofía y ciencia matemáticas109.

No olvidemos que el Éxodo es ante todo expresión de una creencia; los


sucesos son simbólicos, como lo es la ley y el mismo 110legislador.

La Ley tendría para los cristianos siglos más tarde una orientación muy distinta
que para los judíos ortodoxos. Los primeros establecieron que una parte de la Ley, la
que llamarían Ley moral, constituida por el Decálogo, tenía un carácter permanente.
El resto consistiría en lo que podemos llamar Ley histórica, cuya validez dependía del
momento en que fue prescrita, pero que con el paso del tiempo perdía su validez. Al
contrario, para los judíos tenía un uso que se ha llamado haláquico, un uso
permanente, con una permanencia del pasado, ahistórica, ya que esta persistencia
constituye la base de la conformación del pueblo.

Fue en 1939 cuando Freud publicó su libro sobre Moisés y el Monoteísmo, ya


comentado, e insistió en el antagonismo entre la religión egipcia y la hebrea,
resumiéndolo en cinco puntos:

- La condenación de las imágenes


- La condenación de la magia.
- La negación de la vida del más allá y de la inmortalidad.

108
Warburton cita a Eusebius primero, quien muestra "that the Hebrews were the only people whose
object, in their public and national worship, was THE GOD OF THE UNIVERSE, he suits his whole
expression, by one continued metaphor, to the usages of the Mysteries. 'For the Hebrew people alone
(says he) was reserved the honor of being INITIATED into the knowledge of God the Creator of all things,
and of being instructed in the practice of true piety towards him'" (Divine Legation, vol. 1, 193). The
quote is from Eusebius, Praepr. Evang., 1.9.15, in Eusebius Werke, vol. 8, ed. Karl Mras, Die Praeparatio
Evangelica, vol. 1, 2nd ed. (Berlin: Akademie Verlag, 1982), 38.
109
La genalogía dela filosofía se retrotrae a Marsilio Ficino; véase Yates, Giordano Bruno, 14f.
110
Divine Legation, vol. 1, 202, citando a Clement of Alexandria, Admonitio ad Gentes, ed. Sylburgh, p.
36B; (= Protreptikos 74, 4f.); Stromata, 5.12.78.4, y Eusebius, Praep. Evang., 13.12.5, ed. Mras, vol. 2,
191f. Heimo Erbse, Fragmente griechischer Theosophien, Hamburger Arbeiten zur
Altertumswissenschaft 4 (Hamburg, 1941), 15ff. and 180ff. Orphicorum, fro 245, 246, 247 Kern.
87

- La negación del politeísmo.


- Predominio del contenido ético sobre la pureza ritual.

Esta actitud de oposición sólo se pudo relacionar con la desviación de


Akhenatón que se adopta casi estrictamente a los principios antedichos. A los
seguidores de la nueva religión de Yahveh se les dio un signo de identificación: la
circuncisión, costumbre que, sin embargo, fue traída de Egipto, pues suponía un signo
de distinción, pureza y superioridad. Luego sería ocultado su odioso origen y se
convirtió en signo de Yahveh con Abraham.

Freud hizo también algunas interpretaciones psicológicas para intentar


explicar ciertas imperfecciones de la Ley. Indica que en ella se aúnan la herencia
procedente de la religión de Atón con la herencia del dios volcánico medianita
Yahveh. Esta duplicidad de religión elevada - religión ruda crearía una dualidad en la
historia del pueblo hebreo: dos nombres para Dios: El y Yahveh; dos reinos: Israel y
Judá; dos manifestaciones religiosas: la religión oficial y la profética.

Freud, movido por su interpretación psicoanalítica, abrió la hipótesis de que


Moisés, por su actitud tiránica para imponer la religión a sus rudos seguidores -sus
hijos adoptivos- terminaría siendo asesinado por ellos. En este caso, otro líder habría
de ocupar su puesto, de menor calidad personal y adorador de Yahveh.
Psicológicamente el asesinato habría sido reprimido en el fondo de la consciencia
colectiva, pero el sentimiento de culpabilidad habría llevado a una exaltación de la
figura de Moisés. Las tensiones entre las tradiciones egipcias y las costumbres
madianitas aportadas por los nuevos dirigentes podrían explicar ciertas incongruencias
de los textos bíblicos. A mi modo de ver, es un intento de explicación, posiblemente
insuficiente pero sí contribuyente, a un sentimiento característica de toda la tradición
judeocristiana: el sentimiento de culpa: ¿por la muerte en tiempos primordiales del
padre tiránico?, ¿por la concreta y solamente supuesta de Moisés?, ¿por el abandono
de la religión natural, al separarnos de la misma Naturaleza?

Hay algunos datos que abonan a favor de esta interpretación. Hay un pasaje
oscuro en el libro profético de Oseas (XII, 14-15) que podría recoger una tradición de
un crimen en los comienzos del pueblo: “Yahveh sacó a Israel de Egipto por mano de
un profeta, y por un profeta fue guardado. Efraím ha provocado la ira amargamente.
Su Señor le imputará las sangres vertidas por él y le devolverá los ultrajes que le ha
hecho.” Por otra parte, las características de Yhaveh difieren en muchos puntos
de las de Atón. Éste era un dios solar, mientras que aquél era un dios “volcánico”
que se manifestaba en lo alto de las montañas entre relámpagos y truenos, un dios
de los madianitas. En Egipto no se conocían erupciones volcánicas, pero sí en el
88

noroeste de Arabia, en donde probablemente habría que situar al monte Sinaí, tierra
de los ismaelitas. Tal vez, sólo tal vez, otro dirigente se hizo cargo del pueblo y
adoptó las tradiciones de su tierra de paso.

……………………….

SALMO 104

1 Bendice, alma mía, a Yahveh.


Yahveh, Dios mío, tú eres grande;
estás revestido de majestad y esplendor.
2 Envuelto de luz como de un manto,
despliegas los cielos como una tienda,
3 Edificas sobre las aguas tus moradas superiores.
Haces de las nubes tu carro,
avanzando sobre las alas del viento.
4 Tienes por mensajeros a los vientos,
y por ministros llamas de fuego.
5 Has establecido la tierra sobre sus bases,
para que nunca después vacilara.
6 La cubriste del océano abismal como de un vestido,
y las aguas se detuvieron sobre los montes.
7 A tu amenaza huyeron,
al fragor de tu trueno huyeron asustados,
8 Y se alzaron los montes y se abajaron los valles
hasta el lugar que les habías señalado.
9 Pusísteles un límite, que no traspasarán,
no volverán a cubrir la tierra.
10 Tú haces brotar en los valles los manantiales,
que corren luego entre los montes.
11 Ellos abrevan a todos los animales del campo
y en ellos matan su sed los onagros.
12 Junto a ellos se posan las aves del cielo,
que cantan en la fronda.
13 De tus alas moradas riegas los montes,
y del fruto de tus obras se sacia la tierra.
14 Haces nacer la hierba para las bestias,
y las plantas para el servicio del hombre,
89

para sacar de la tierra el pan;


15 y el vino que alegra el corazón del hombre,
y el aceite que hace lucir sus rostros,
y el pan que sustenta el corazón del hombre.
16 Se sacian los árboles de Yahveh,
los cedros del Líbano que plantó,
17 en los cuales anidan los pájaros;
y los cipreses, domicilio de las cigüeñas;
18 los altos montes para las gamuzas,
los riscos para madriguera del damán.
19 Tú has hecho la luna para medir los tiempos;
el sol conoce (la hora de) su ocaso.
20 Tú extiendes las tinieblas, y es de noche,
y en ella corretean todas las bestias del bosque.
21 Rugen los leoncillos por la presa,
pidiendo a Dios así su alimento.
22 Sale el sol, y se retiran
y se acurrucan en sus cuevas.
23 Sale el hombre a sus labores,
a su hacienda hasta la tarde.
24 ¡Cuántas son tus obras, oh Yahveh!
¡Todas las hiciste con sabiduría!
Está llena la tierra de tu riqueza:
25 este es el mar, grande, inmenso;
allí reptiles sin número,
animales pequeños y grandes.
26 Allí las naves se pasean,
y ese Liviatán que hiciste para tuyo.
27 Todos ellos esperan de ti
que les des alimento a su tiempo.
28 Tú se lo das y ellos lo toman;
abres tu mano y se sacian de bien.
29 Si tú escondes tu rostro, se conturban;
si les quitas el espíritu, expiran
y vuelven al polvo.
30 Si mandas tu espíritu, se recrían,
y así renuevas la faz de la tierra.
31 Sea eterna la gloria de Yahveh
90

y gócese Yahveh en sus obras.


32 Mira la tierra, y tiembla;
toca los montes, y humean.
33 Yo cantaré a Yahveh mientras viva;
entonaré salmos a mi Dios mientras subsista.
34 Séale grato mi hablar,
y yo me gozaré en Yahveh.
35 ¡Desaparezcan de la tierra los pecadores
y dejen de ser los impíos!
Bendice, alma mía, a Yahveh. ¡Aleluya!

Comentarios Finales a la Parte Primera

La composición de esta primera parte me ha llevado inevitablemente a


reflexionar sobre una cuestión de inmensa importancia actual, ya en el siglo XXI: la
razón de la existencia del Antisemitismo. Otra cuestión también importantísima son
las Guerras de Religión, sobre las que lo dicho hasta ahora da mucha luz, pero
dejaré su consideración para tratarla en la tercera parte de esta obra.

Antes de afrontar el tema hay que recordar algunas nociones de psicología de


enorme importancia para comprender la historia. A mediados del siglo XX KARL
JUNG estudió profundamente lo que él llamó Inconsciente colectivo, un conjunto de
vivencias, motivaciones y pulsiones que son comunes a pueblos enteros, y algunas a
toda la humanidad. Se ha comentado muchas veces que nuestra psique es como un
iceberg, en el que asoma una pequeña parte que es consciente, pero en que la mayor
parte nuestro ser es inconsciente. Pero no inactivo: nuestra forma de comportarnos, de
conectar con el ambiente, nuestra simpatía o antipatía natural, la manera de responder
a circunstancias imprevistas, la vivencia de nuestros aconteceres, la posibilidad de
angustiarnos ante los mismos, todos ellos son inconscientes.

Lo mismo ocurre con los pueblos, cada uno de los cuales tiene sus
motivaciones ocultas, sus pulsiones siempre preparadas para buscar satisfacción. La
historia común ha dado lugar a una serie de vivencias que cuando han sido intensas
crean un engrama o sello permanente y muchas veces olvidado pero que condiciona
su comportamiento colectivo en respuesta a circunstancias similares. Como con el
alma individual, la colectiva semeja un iceberg, con la particularidad de que la parte
consciente en los pueblos antiguos es mucho más pequeña. Comentaba
91

NIETZSCHET111: “Cuando soñamos repetimos una vez más la tarea de la humanidad


anterior…Pues bien, yo creo que, así como hoy el hombre razona en el sueño,
razonaba también la humanidad durante la vigilia a través de muchos milenios; la
primera causa que se le presentaba al espíritu para explicar alguna cosa necesitada
de explicación le bastaba y pasaba por verdad. En el sueño continúa obrando sobre
nosotros ese viejísimo trozo de la existencia humana, pues es el fundamento sobre el
cual la razón superior se desarrolló y se desarrolla aún en cada hombre: el sueño nos
trasporta a estados lejanos de la civilización humana y pone en nuestras manos un
medio para comprenderla mejor”.

Los sucesos de importancia vital se agrupan en el inconsciente colectivo en


conjuntos unidos por una experiencia emocional semejante. Es lo que el psicólogo
112
STANISLAV GROF ha llamado Sistemas de Experiencias Condensadas, aunque
refiriéndolas al alma individual. Por ej., todas las experiencias frustrantes:
dominación extranjera, epidemias, situaciones de hambruna… forman un racimo único
unido no por contemporaneidad temporal sino por una misma situación angustiante.
Los vagos recuerdos o leyendas de los orígenes con héroes temerarios y dioses
creadores forman otro conjunto emocional, estimulante en este caso. O el orgullo
de las épocas imperiales, de las satisfacciones por las batallas ganadas a enemigos
odiados forman también otro conjunto emocional, en el que se atiborran momentos
históricos separados por el tiempo pero unidos por la misma emoción.

Estos sistemas o engramas ocasionan pulsiones larvadas siempre prestas a


buscar satisfacción cuando aconteceres nuevos despiertan sentimientos semejantes
en las masas de población a aquellos mantenidos dormidos en el inconsciente
colectivo. Ejemplos de ellos marcan toda la historia universal, y de ellos se ocupa la
nueva ciencia moderna, la Psicohistoria, en franco desarrollo. Podemos citar como
ilustración actual la respuesta americana al atentado de la Torres Gemelas de Nueva
York del 11 de Septiembre de 2001; fue terrible, pero no justificó por sí mismo la
invasión de dos países, Irak y Afganistán; todo el pueblo americano apoyó al
presidente Bush a que llevara a efecto estas actuaciones, se buscaron pretextos
para invadir Irak; y, aunque este país estaba sometido a una tiranía atroz, no había
responsabilidad directa con el ataque, y los daños producidos por la guerra y la
situación del país actual son mucho peores que el daño que pretendían remediar.
Pero es que el atentado despertó los mayores miedos de la potencia americana, el ser
atacada en los mismos centros del poder, y la respuesta fue pulsional, irracional.

111
NIETZSCHET. Humano, demasiado humano, I, 12-13.
112
STANISLAV GROf. La Psicología del Futuro, pg. 47. Ed. La Liebre de marzo. Barcelona.2002.
92

Pues bien, cumplidos estos preámbulos, pasemos a reflexionar sobre el tema


propuesto: el Antisemitismo.

El Antisemitismo

Recordemos algunos sucesos importantes de la historia egipcia. Primero la


infiltración y posterior ocupación del poder por parte de los hicsos/cananeos. Fue
considerada como una gran humillación para el pueblo. Su expulsión por parte del
faraón Ahmosis supuso momentos de gran euforia nacional y de gran resentimiento
contra los extranjeros. La reacción fue inmediata y durante la Dinastía XVIII Egipto
conquistó la tierra de Canaán, especialmente por las campañas del faraón Tutmosis
III, llegando a tener frontera con el pujante reino hitita, con períodos de guerra
intermitente con el mismo. Ésta política se continuaría con la Dinastía XIX,
especialmente con Ramsés II, que combatiría con los Hititas en la famosa batalla de
Kadesh, de la que se libró de la muerte por poco.

Durante la Dinastía XVIII tuvo lugar otro acontecimiento importantísimo en la


Historia de Egipto y también en la Universal. Fue la “herejía” del faraón Amenhotep IV
que pasaría a llamarse Akhenatón. Fue considerado como algo brutal y totalmente
funesto por los creyentes egipcios. Imaginemos que en la actualidad un papa romano
abjurara del Cristianismo y creara una nueva religión. Ya he detallado en el capítulo II
el curso del proceso y su fin tras la muerte del faraón. Fue una experiencia tremenda
que se quiso hacer olvidar por los sucesores. El rey fue borrado de la lista de
faraones, sus monumentos destruidos, su nombre proscrito. Fue olvidado, pero la
experiencia no fue posible extirparla del inconsciente colectivo. Su misma represión
no hizo sino reforzarla aunque ahora transferida a alguien externo.

Durante este período de Amarna (1453-1336 a. C), unos 80 años


aproximadamente antes de la supuesta fecha del 2º Éxodo, Egipto fue víctima de una
epidemia que se extendió luego al resto del Oriente Medio. No se sabe con precisión
su naturaleza; tal vez peste bubónica, poliomilitis o gripe. Acabó con la vida del gran
rival de Egipto de entonces, el rey hitita Suppiluliuma; también de la reina madre Tiy, la
Gran Esposa real Nefertiti y las princesas Meketatón, Meritatón, Neferura y Setepenra.

No puede extrañar que la población atribuyera la plaga a un castigo de los


dioses por la herejía. También explica que la ciudad de Amarna fuera pronto
abandonada.

El nombre del faraón se olvidó, pero pronto apareció un nuevo pueblo, el


israelita, cuya religión y ley tanto se parecía a la religión monoteísta e iconoclasta de
93

Akhetatón como odiaba a la ortodoxa de Amón. El odio inconsciente ya tenía un chivo


expiatorio. Nació la leyenda paralela de Moisés el Egipcio.

Vinieron después la conquista de Egipto por los Asirios (671 a. C) y por los
Persas (525 a. C), pero ambos imperios, el asirio y el persa pasaron a la historia, y
cuando llegó Alejandro el Grande fue como libertador de Egipto, el fundador de
Alejandría; sus sucesores, los Ptolomeos iniciaron el período helénico que ensambló y
complementó las culturas griega e egipcia. Sólo quedaba un “extraño” al pueblo
egipcio, el creado por Moisés el Hebreo. Pero la tradición del otro Moisés, en la que
se entrecruzaban inconscientemente el odio a los pueblos conquistadores (hicsos,
asirios, persas), a la antireligión judía, los daños olvidados de plagas terribles, se
prolongó, tras la desaparición de Egipto como Estado independiente tras la conquista
por Roma por todo Occidente.

Cuando apareció el Cristianismo, la evolución del mismo fue peculiar. En un


principio los seguidores de Cristo se consideraron un sector o secta dentro del
judaísmo. La clave para que se desgajaran como religión separada se debió
principalmente a dos hechos en concreto. Primero estuvieron las palabras de Jesús:
“La Ley fue hecha para el hombre, no el hombre para la Ley”. No abolió la Ley, pero la
colocó en un lugar secundario. Más adelante, cuando S. Pablo empezó a extender la
doctrina cristiana a los gentiles, la Ley fue dejada totalmente, o casi, de lado. Ello
determinó que en la segunda mitad del siglo I los nazarenos fueran expulsados
definitivamente de las sinagogas. Israel era su Ley, ésta fue quien lo creó, el halaqá
tenía para él valor permanente, quien no estaba con la Ley no podía formar parte del
pueblo. Pero hay más, el Dios Transcendente de Moisés se convirtió con Cristo en
inmanente en el mundo, convirtiéndose en uno de nosotros.

Yahveh fue un tiempo un dios apenas conocido en Medio Oriente, sin templo ni
pueblo que lo adorara; hubo un momento en que se presentaron unas gentes sin dios
y sin tierra, y los dos se encontraron; se creó un pueblo, se buscó una tierra y se
construyó un templo para adorarle. Y cuando los nazarenos rechazaron su Ley, se
incluyó una maldición para ellos en la oración diaria de los fieles judíos.

Pero aparecieron todavía más discrepancias entre los cristianos y los judíos
fariseos 113 . Cuando empezó a desarrollarse la teología cristiana se recuperaron
algunas tradiciones procedentes de la teología de Amón. Recordemos la concepción
egipcia trinitaria de Amón-Ptah-Ra. Más adelante, cuando la imagen de María, la
Madre Virgen, se fue desarrollando, fue en parte recogido el simbolismo de la diosa

113
Tras la destrucción de Jerusalén en el año 70, sólo quedaron dos sectas judías: los fariseos y los
cristianos.
94

madre Isis y su hijo Horus. Y todavía se puede añadir otro factor importante
discrepante de la tradición inveterada judía: me refiero a que la actitud iconoclasta
que era tan acentuada desde la formación del pueblo de Israel, con la prohibición de
construir imágenes a las que adorar simbólicamente; con Cristo, Dios se hizo visible y
las representaciones del mismo, de su Madre y de los Santos estuvieron permitidas
(aunque, como es sabido, hubo momentos de serios problemas en la Cristiandad
Bizantina).

Todo lo cual dio lugar a que también el Cristianismo se situara


inconscientemente en la vertiente egipcia procedente de Amón y de las tradiciones de
Moisés el Egipcio frente a la tradición atoniana de Moisés el Hebreo.

Y en los siglos que siguieron, con la victoria del Cristianismo, cualquier


calamidad sobrevenida, cualquier epidemia, tendría su chivo expiatorio en los judíos.

Sólo hubo un grupo de cristianos que siguieron fieles a la Ley, los


judeocristianos de Jerusalén dirigidos por el hermano del Señor, Santiago. Éste
murió ejecutado, y antes de la toma de Jerusalén por Tito en el año 70 huyeron de la
ciudad hacia la Decápolis. Su Evangelio perdido de S. Mateo serviría como base,
cinco siglos después, para el nacimiento del tercer monoteísmo, el Islámico.

…………………………
95

SEGUNDA PARTE

A PROPÓSITO DEL SALMO 89


96
97

INTRODUCCIÓN SOBRE EL SALMO 89

“He dado mi ayuda a un valiente, Pero, con todo, has rechazado,


he exaltado a un elegido del pueblo; despreciado,
le he ungido con mi óleo consagrado, y te has irritado contra tu ungido.
al que mi mano sostendrá constantemente Has roto la alianza con tu siervo,
y mi brazo fortalecerá. has profanado, (echado) a tierra, su
………………………………………. diadema.
Serán con él mi fidelidad y mi piedad, has abierto brechas en todas las murallas,
y en mi nombre se alzará su poder. has reducido a escombros sus fortalezas.
…………………………………………….. ………………………………………
Yo guardaré con él eternamente mi piedad, ¿Hasta cuándo, Yhavé, estarás siempre
y mi alianza con él será fiel. escondido,
……………………………………. y arderá tu ira como fuego?
…no apartaré de él mi piedad ……………………………………..
ni faltaré a mi fidelidad. ¿Dónde está tus antiguas piedades, oh,
No quebrantaré mi alianza Señor,
y no retractaré cuanto a salido de mis las que por tu fidelidad juraste a David?
labios.
Una cosa he jurado por mi santidad,
no engañaré a David.
Salmo 89, 20-36 Salmo 89, 39-50

Las páginas que seguirán estarán inspiradas en una visión


fundamentalmente psicológica para intentar explicar el dilema planteado por el
texto transcrito procedente del Salmo 89. En modo alguno pretenden ser una
interpretación teológica. Y cuando hable de la Divinidad, atribuyéndole
determinadas características, no me estaré refiriendo a Dios mismo, sino a la
concepción que los hombres nos hemos hecho de Dios. Así se irá viendo la
evolución que ha tenido en siglos sucesivos la visión judía de Yahveh.

Esta concepción es variable dependiendo del tiempo histórico y de las


características psicológicas de cada ser humano. Decía IBN ARABÍ, el gran
místico murciano medieval, que hay tantos dioses como seres humanos; que la
inmensidad de Dios es tanta que cada uno de nosotros sólo podemos captar
una pequeña parte de su realidad.

Estas discrepancias en la idea que nos formamos de la Divinidad son


todavía más marcadas cuando comparamos visiones de tiempos históricos
98

muy distantes. Por ello es tan importante considerar el tiempo en que fueron
escritos los textos que consideremos.

El Libro de los Salmos admitido canónicamente lo forman los 150 salmos


del texto hebreo masorético 114 ; se excluyó el salmo 151 procedente de la
versión de los LXX por considerarlo apócrifo. Aunque hubo una tradición que
atribuía la autoría de muchos de los salmos a David, los estudios modernos
tienden a negarla para la mayoría de los salmos, retrasando su composición a
la época persa y macabea115. Su carácter era litúrgico con acompañamiento
musical. Se considera, pues, que el Salterio es la yuxtaposición de
composiciones escogidas y procedentes de distintas épocas. Se han podido
concretar tres colecciones distintas dentro del Libro de los Salmos: la Yhavista
(salmos 2-41), la Elohísta (salmos 42-83), la Nueva Yhavista (salmos 84-150).

El Salmo 89, por la naturaleza de su contenido y por la psicología del


dios que muestra, posiblemente fue escrito en época antigua, en el destierro
babilónico. Su consideración ha consternado a numerosos teólogos a lo largo
de la historia. En él, Yahveh promete fidelidad perpetua a su pueblo,
representado por David y, sin embargo, en los versos finales, el rey se queja de
haber sido abandonado y de que Yahveh ha olvidado sus promesas. ¿Cómo
es posible?

Desde el punto de vista psicológico, la imagen que el hombre se forma


de su dios depende de la propia evolución de la consciencia de ese hombre.
Quiéralo o no, tiene que transmitir a su dios la imagen de sí mismo; y esta
imagen tiene que corresponder al estado psíquico del hombre de ese momento
histórico. Actualmente conocemos que la mente humana ha evolucionado a lo
largo de los milenios hacia un grado de concienciación cada vez más amplio,
que le permite con el paso del tiempo controlar mejor su inconsciente. Ello le

114
Fue el texto escrito por los hebreos masoretas. La palabra mesorah (‫ )מסורה‬indica lo recogido por
tradición. Fue escrito entre los siglos I y X d. C. Contiene variaciones respecto a la versión de los LXX.
115
El destierro en Babilonia se extendió durante el período 586-538 a.C. Tras la conquista de Babilonia
por Ciro I, los judíos pudieron volver a su patria, pero seguían siendo súbditos del imperio persa.
Palestina formaba parte de la 5ª provincia, cuyo nombre era Abar-Nahara. El gobernador residía en
Samaria. La reconstrucción de las murallas de Jerusalén fue llevada cao por Nehemías, que llegó a la
ciudad con poderes extraordinarios del rey Artajerjes en e 445 a.C.
La época macabea se inició con la rebelión de Judas Macabeo contra los intentos helenistas del
rey Antíoco IV, consiguiendo apoderarse de Jerusalén y consagrar nuevamente el Templo en el año 165
a.C
99

permite ir creando una personalidad cada vez más equilibrada y, en


consecuencia, su dios va madurando con el paso del tiempo. Así se explica la
diferencia abismal que existe entre el Yahveh del Antiguo Testamento y el Dios
Padre de Jesús. Para explicárnosla voy a comentar algunos de los contenidos
de ciertos libros sagrados.

Esta Segunda Parte, estructurada con criterios algo distintos de la Parte


Primera, va exponiendo la evolución que va siguiendo la concepción del
primitivo dios Yahveh del Éxodo hasta llegar al Dios Padre de Jesús.
100
101

CAPÍTULO VI

EL LIBRO DE JOB

Es uno de los grandes libros del Antiguo Testamento en el que se


plantea el problema del sufrimiento del justo sin llegar a resolverlo. Sobre el
personaje de Job publicó CARL G. JUNG un profundo estudio psicológico en
1952116. De él tomaré algunas de las ideas que se expondrán seguidamente.
La fecha de composición del libro de Job es muy imprecisa, desde el post-
exilio hasta aproximadamente el 300 a.C. No parece que tuviera un solo
autor, sino que distintos redactores, basados en un texto popular, fueron
añadiendo partes del mismo.

Se inicia el libro con la presentación de Job, hombre santo y temeroso


de Dios, y poseedor de numerosa familia y bienes. Viene a continuación una
escena sorprendente en el cielo en la que Yahveh se encuentra con sus “hijos”,
entre ellos Satán.

116
“Respuesta a Job”. Primera edición en español en México, año1964.
102

Esta escena ya sugiere la antigüedad del relato primitivo, que no la


puesta por escrito. Cuando era un cuento popular todavía no se había
desarrollado en los textos sagrados la idea de la rebelión de Satán y su caída.
La ingenuidad de la escena se manifiesta en el diálogo tú a tú de Yahveh y
Satán, y la facilidad con que el primero se deja engañar por el segundo 117.
Dios está satisfecho de su siervo Job pero Satán le invita a que le ponga a
prueba, que le retire sus riquezas, su familia, que quebrante su salud.
Entonces se vería si Job era realmente el hombre justo e íntegro que se
suponía que era: “¿Acaso teme Job a Dios en balde? ¿No le has rodeado de
un vallado protector a él, a su casa y a todo cuanto tiene? Has bendecido el
trabajo de sus manos, y sus ganados se esparcen por el país. Pero extiende tu
mano y tócale en lo suyo, (veremos) si no te maldice…” 118

Aparece aquí un Yahveh sorprendente, que ha olvidado que es


omnisciente, que lo conoce todo, el pasado, el presente, el porvenir. ¿Para
qué poner a prueba a Job si Él debería saber cuál sería su respuesta? Con
una mentalidad moderna es difícilmente comprensible un dios como Yahveh,
pero es necesario que nos situemos en la época de la escritura del libro e
imaginemos cómo eran los dioses en aquel tiempo.

Los dioses en aquel tiempo, y también Yahveh, eran fundamentalmente


amorales, no admitían ninguna ética que les afectara a ellos. Solían ser
genocidas; el relato del Diluvio Universal tiene base en relatos más antiguos
como el del héroe Gilgamesh, que llegó a conocer a Noé. En el mito
mesopotámico del Diluvio es el dios Enlil el que abre las compuertas del cielo
para ahogar a los molestos hombres. La lascivia de Zeus fue proverbial.

No tiene problemas morales Yahveh cuando responde a Satán tras las


desgracias de Job: “…aún persevera (Job) en su perfección a pesar de que me
incitaste contra él para que sin razón lo arruinara”119.

En el tiempo de esas escrituras, la Sabiduría todavía no se había


posesionado de Yahveh. Su nivel de consciencia, de conocimiento de sí
mismo, era tan precario como el de los hombres de ese tiempo. Podía ser

117
JOB, I, 6-13.
118
JOB, I,9-11.
119
Ib, II,3.
103

bondadoso y cruel, justo o desconsiderado, creador y destructor, fuente del


bien y del mal. En palabras de Job: “Si recibimos de Dios los bienes, ¿por qué
no también los males?”120.

En el libro de Job se muestra a Yahveh llevado por la cólera y los celos.


Descarga sobre él todas las desgracias; pierde a su familia, sus bienes y su
salud. Y termina solo, pidiendo limosna y enfermo. Y, sin embargo, permanece
fiel a Yahveh. Cuando Job habla con los amigos que han ido a consolarle, y
uno de ellos, Elifaz, le comenta la creencia tradicional de que no hay ningún
justo castigado, le responde con plena convicción en su estado lleno de
miseria: “¿Volveos y no seáis injustos; volveos, pues la justicia está conmigo!
¿Hay en mi lengua iniquidad?”. En ningún momento se siente culpable. Y se
indigna por su infortunio.

Quiere creer en la justicia divina, que precisamente es injusta con él. Job
es consciente de la contradicción que hay en Yahveh. Busca en Él un
abogado contra la misma divinidad. Sabe que su dios puede ser cruel y puede
ser justo, pero ante todo teme Job su Omnipotencia (Job, IX); es muy
consciente de su insignificancia ante Dios. Pero seguro de su integridad
quiere interpelarle: “…yo quisiera hablar al Omnipotente y venir a cuentas con
Dios”121. “Aunque Él me matara, no me dolería, con tal de defender ante Él mi
conducta. Y esto me servirá de salvación, pues el impío no se atrevería a
comparecer en su presencia”122. Reprocha a Dios que quiera litigar con el
hombre, una nada respecto a Él: “El hombre, nacido de mujer, corto de días y
harto de inquietudes, brota como una flor y se marchita, huye como sombra sin
pararse. ¿Y sobre un tal abres tus ojos y le citas a juicio contigo?”123

Pero Yahvé, a diferencia de otros dioses de su tiempo, necesita del


hombre, precisa ser su señor, es celoso de su sumisión. Precisa hacer pactos
con los hombres, y tomará nota de sus frecuentes infidelidades. Necesita del
hombre para autoafirmarse, para tener consciencia de su propia Omnipotencia.
Pero los hombres son débiles, pueden encontrarse explicaciones a su olvido
de los pactos. ¿Pero qué explicación buscar a la infidelidad de Yahveh? Es
120
Ib, II,10
121
JOB, XIII, 3.
122
JOB, XIII, 15-16.
123
JOB, XIV, 1-3.
104

esta misma infidelidad de Yahveh la que, en su inconsciencia, proyecta sobre


el hombre, por suponerlo capaz de la misma infidelidad, y explicando que
ponga a prueba a Job. Y éste, al permanecer íntegro, se muestra moralmente
superior a Yahveh.

En el relato, Job, a pesar de todos sus males, se da cuenta que en el


interior de Yahveh mora la Sabiduría, y a ella apela, motivando que aumente la
autoreflexión de Dios. Es ella la olvidada, la que ama al hombre, mientras que
el Yahveh inmaduro lo necesita. Y en los diálogos de Job y la divinidad se
muestra que el hombre de aquel tiempo empezaba a exigir a sus dioses algo
que anteriormente no había osado hacer: ética, sabiduría, justicia.

Y Job sabe que las tres están en Yahveh, a pesar de todas las
apariencias. Sus palabras “yo sé que mi Redentor vive”124 está prefigurando al
Cristo que ha de venir. Busca su abogado en el interior de Yahveh mismo, pues
es consciente de la incongruencia de la divinidad: “…en los cielos está mi
testigo y allá arriba mi fiador”125. Apela a que Dios se haga consciente de su
propia Sabiduría y de su propia Justicia.

Difícilmente se puede explicar la actitud de Job, la insobornable fidelidad


a Yahveh y su esperanza irreductible en la justicia divina si todo terminara con
su vida, llena de males sin cuento. Sin embargo, quizá por primera vez
aparece en este relato la posibilidad de la resurrección. Así parecen indicarlo
sus palabras: “Porque yo sé que mi Redentor vive, y al fin se erguirá como
fiador sobre el polvo; y detrás de mi piel yo me mantendré erguido, y desde mi
carne yo veré a Dios. ¡Al cual yo le veré, veranlo mis ojos, y no otros!”126. Por
un lado quiere contender con Dios, exponerle sus razones, pero por otro es
muy consciente de su omnipotencia, que ante Él no es más que polvo: “…me
estremezco ante él; si reflexiono tengo pavor de Él. Dios ha debilitado mi
corazón, y el Omnipotente me aterra”. 127

En su desesperación llega a criticar al mismo Dios, censurando la


injusticia para con él: “…yo no alcé la mano contra el pobre cuando en su

124
JOB XIX, 25.
125
JOB XVI, 19.
126
JOB XIX, 25-26.
127
JOB XXIII, 15-16.
105

infortunio gritaba hacia mí. ¿No lloraba yo con el afligido? ¿No se llenaba mi
alma de tristeza por el pobre?”. Resalta aquí que Job sabe que su altura
moral es superior a la de Yahveh, y sin embargo, persiste en su esperanza de
que la justicia y la sabiduría están de algún modo en Él, latentes, esperando su
grito de llamada.

Cuando Dios se decide a responder las invectivas de Job, no hace una


defensa o justificación de su actitud para con el afligido, sino que hace una
ostentación de su poder como Creador. Los capítulos 38 y 39 son cubiertos
por su monólogo en que marca la distancia abismal entre Él y Job. Ante su
propia insignificancia, Job no puede menos que cerrar su boca.

Y ante tanta sumisión y fidelidad, Yahveh no tiene más remedio que


resarcir finalmente a Job de todo lo que le había quitado. Queda maravillado
de la integridad de Job y, desde entonces, no sólo necesita al hombre; quiere
también convertirse en hombre. Job ha hecho descubrir en el seno del propio
Yahveh lo que Éste tenía olvidado: el sentido moral, la justicia, la sabiduría.

A partir del momento de la escritura de este libro, la concepción de Dios


que se tenía en este momento histórico, Yahveh queda en deuda con el
hombre. Hasta entonces su actitud, deficiente en consciencia, era tal que,
como se indica en el salmo 89, no le suponía conflicto moral faltar a su
juramento. ¿Quién era el hombre para juzgarlo? Pero a partir de Job la
situación cambia, y este cambio se va notando en sucesivos libros sagrados.
106
107

CAPÍTULO VII

EL LIBRO DE ENOCH

Fue escrito probablemente por distintos autores judíos entre los siglos III
y I a.C. Forma parte del canon de la Iglesia Copta, pero no del de las otras
iglesias. Las únicas versiones íntegras están en los idiomas ge´ez y copto. Su
héroe, Enoch, es el bisabuelo de Noé, como así consta en el Libro del
Génesis. Pertenece a la literatura apocalíptica, como el Libro de Daniel.

Desde el punto de vista psicológico supone un paso adelante respecto al


Libro de Job. Los autores de éste tenían un nivel de conocimiento de sí
mismos reducido, y así también el dios en el que creían: amoral, sin
responsabilidad, ignorante de sí mismo. Pero, de pronto, el hombre empieza
a saber de su insconsciente, de esa parte activa, desconocida, que mueve en
108

buena parte nuestra conducta. Esa parte de nuestro ser olvidada, originada por
toda nuestra historia individual y también por la de todos los hombres.

Su aparición en escena es brusca, descomunal, violenta, y da


nacimiento a la literatura apocalíptica, la que pretende dar las claves del
comienzo y el fin del Mundo entre catástrofes, genocidios, lluvias de fuego,
diluvios, terremotos, erupciones volcánicas… Todos ellos símbolos de la
ebullición del alma que enseña a la consciencia las profundidades de nuestro
ser. Trasladan al Mundo las tormentas del alma para poder resistirlas porque
todavía no comprende el hombre su naturaleza y envía hacia fuera su angustia
interior. Transfiere al Mundo exterior los problemas de su Mundo interior.

Y en esa literatura apocalíptica se va abriendo paso la necesidad de la


existencia de algún tipo de Justicia. Y así, el dios que aparece en el libro de
Enoch es ante todo justo, aunque todavía no es sabio.

En su inicio, el Libro habla de la visión de Enoch en el que “el Santo de


los cielos” le muestra el final de los tiempos en el que serán rechazados todos
los malvados, mientras los justos serán salvados. Desde los primeros
versículos aparece la noción de justicia. Ésta se irá concretando una y otra vez
a lo largo del texto. Anuncia la venida en un futuro de Dios a la Tierra: “El Dios
eterno andará sobre la tierra, sobre el monte Sinaí aparecerá su gran
ejército…”128. ”Y la tierra se dividirá y todo lo que está sobre la tierra perecerá
y habrá un juicio sobre todos”129.

En el tiempo en que fue escrito no estaba clara todavía la idea de la


resurrección, sino que la justicia divina en el momento de la gran prueba sólo
les garantiza a los justos una vida feliz, pero que tendrá su fin. “Y entonces la
sabiduría se dará a los elegidos y vivirán todos, y no pecarán más ni por olvido
ni por orgullo, sino que en cambio los que sean sabios serán humildes. No
trasgredirán más ni pecarán el resto de su vida, ni morirán por el castigo o por
la ira divina, sino que completarán los días de su vida” 130.

128
ENOCH. I,4.
129
Ib. I,7.
130
Ib. V, 9,
109

Pero la justicia terrenal vendrá precedida por la celestial. Aparece con


todo detalle el relato de los ángeles caídos, que aquí se llaman los Vigilantes.
En este relato de los mismos se ve la influencia de los mitos helénicos de
Prometeo (el que raptó al fuego que estaba en los cielos y el que enseñó a los
hombres) y de los Titanes.

Los Vigilantes, dirigidos por Shemihaza, vieron a las hijas de los


hombres y las desearon y quisieron engendrar hijos con ellas. Eran doscientos
los que descendieron a la tierra.

Desobedeciendo el mandato de Dios, enseñaron a sus mujeres brujería,


magia y el saber curativo de las plantas. Y sus descendientes con ellas fueron
“gigantes de tres mil codos de altura…y devoraban el trabajo de los hijos de
los hombres hasta que los humanos ya no lograban abastecerles” 131 . El
Vigilante Asa´el enseñó a los hombres la metalurgia, a las mujeres el uso del
antimonio, el arte del maquillaje, el uso de las piedras preciosas y las tinturas.
El Vigilante Shemihaza enseñó encantamientos y a cortar raíces. Hermoni la
brujería. Baraq´el los signos de los rayos. Kokab´el los presagios, etc. etc., y
todos los secretos empezaban a ser revelados.

Se deja ver aquí la visión que se mantenía en aquellos tiempos (los de la


escritura del libro) de que la posesión del conocimiento era peligrosa –opinión
que se mantenía desde los albores de la civilización egipcia y de la
mesopotámica-. Sólo los elegidos por sus virtudes podrían disfrutar de ese
conocimiento y del poder que lleva consigo. Transgredir esta norma, revelar
los secretos al común de los mortales, como hicieron Prometeo y los Vigilantes
desobedientes, supone pecado y merece castigo.

La complitud del reino de los cielos aparece evidente cuando son cuatro
los arcángeles los que oyen, llegando desde la tierra, los lamentos de los
hombres: Miguel, Sariel, Rafael y Gabriel. El símbolo de la cuaternidad surge
por doquier –véase las visiones del profeta Ezequiel- para indicar la totalidad
de la creación, en los cielos –los cuatro arcángeles- y en la tierra –los cuatro
elementos: tierra, agua, aire y fuego-.

131
Ib. VII,2-3.
110

Lamentos los de los hombres que piden auxilio del Altísimo frente a los
males que les han sobrevenido por la acción de los Vigilantes y sus hijos, los
gigantes. Entonces los arcángeles claman al Altísimo y le piden instrucciones:
“Pero tú que conoces todas las cosas antes de que sucedan, tú que sabes
aquello, tú los toleras y no nos dices qué debemos hacerles al observar eso” 132.
Es cuando, en respuesta, surge la justicia de Dios, pero todavía no su
misericordia: “Ve hacia Noé y dile en mi nombre, «escóndete»; y revélale la
consumación que viene, pues la tierra entera va a perecer, un diluvio está por
venir sobre toda la tierra y todo lo que se encuentre sobre ella perecerá” 133.

Ciertamente, el dios de este libro ya parece darse cuenta de que es


necesario cierto grado de moralidad, como aparece en el pasaje anterior y en
otros en los que marcará el destino de los Vigilantes, como un dios justo pero
cruel. Y esta noción de Dios no creamos que sería totalmente superada
cuando años después Jesús muestre a su Padre, cuando hablaba de que quien
sabía verle a Él –a Jesús-, veía a su Padre. En este punto la Iglesia
ciertamente no ha sabido ver a Jesús cuando ha venido enseñando que éste
sufrió su muerte horrible como exigencia para salvar a la Humanidad. Qué
padre entregaría a su hijo a tal sacrificio, menos un Padre infinitamente
misericordioso como nos enseñó Jesús. Lo consideraré más detalladamente
en el capítulo referente a los Evangelios.

Pero retornemos al libro de Enoch. Dios, tremendamente estricto,


extiende su castigo a todos los Vigilantes que abandonaron el cielo y a los hijos
que engendraron, y se extiende detallando las penas que a cada uno
corresponden, sin posibilidad de remisión.

Después, la Tierra se poblará de los justos. “en ese tiempo todos los
justos escaparán y vivirán hasta que engendren millares. Todos los días de
vuestra juventud y vuestra vejez se completarán en paz” 134.

También en este libro no se deja de alabar la omnipotencia de Dios, la


grandeza aterradora de la creación. Enoch, arrebatado por los ángeles, no
deja de admirarse de todas las maravillas que se presentan a sus ojos. Está

132
Ib. IX, 11.
133
Ib. X, 2
134
Ib. X, 17.
111

clarísimamente expuesto que el Poder y la Justicia están en Dios. Y en esta


justicia no hay piedad. Comentaba Enoch: “Entonces dije: “Qué espantoso y
terrible es mirar este lugar”. Contestándome, Uriel el Vigilante y el Santo, que
estaba conmigo me dijo: “Enoch ¿por qué estás tan atemorizado y
espantado?.” Le respondí: “Es por este lugar terrible y por el espectáculo del
sufrimiento”. Y él me dijo: “Este sitio es la prisión de los ángeles y aquí estarán
prisioneros por siempre”.

Hay un pasaje en el Libro de Enoch, de carácter profético, apenas


conocido y citado, que guarda relación con las palabras de Job ya comentadas
anteriormente, “yo sé que mi Redentor vive”. Pues bien, cuando Enoch fue
arrebatado a los cielos y contempló las moradas de los justos, cuenta en
primera persona: “En ese lugar con mis ojos ví al Elegido de Justicia y Fe; la
justicia prevalecerá en sus días y los justos y los elegidos serán innumerables
ante él por los siglos de los siglos. Vi su morada bajo las alas del Señor de los
espíritus; todos los justos y los elegidos brillarán frente a él como el resplandor
del fuego; su boca estará llena de bendición; sus labios glorificarán el nombre
del Señor de los espíritus; y la justicia y la verdad no fallarán ante él”135.

Me parece evidente el carácter mesiánico del pasaje, y es ejemplo de la


corriente que desde el tiempo que se escribió el libro de Job se fue
desarrollando en el pueblo de Israel y que explica la plena aceptación por los
discípulos de Jesús de que él era el que tenía que venir. La Encarnación de
Dios se anuncia cada vez de forma más inminente. Hay otro pasaje que
todavía suena más evangélico, poniendo en boca de Dios las palabras “En este
día mi Elegido se sentará sobre el trono de gloria y juzgará sus obras…”136. Y
todo los capítulos XLVI-XLIX son un canto profético de carácter mesiánico, que
inspira muchas de las ideas teológicas de los Evangelios y del Apocalipsis (Dn
VII, 9-14; Apo I, 13-14, VI,10-11, XX, 11-12; Mt XXIV, 30, XXVI, 64; Mc XIII,
26, XIV, 52; Lc I, 52, XXI, 27, XXII, 69).

Leyendo el libro de Enoch, siguiendo su caminar por las profundidades


del mundo donde los impíos son condenados hasta los cielos donde los justos
alaban a Dios, siempre acompañado por los Vigilantes más cercanos al Señor,

135
Ib. XXXIX, 6-7.
136
Ib. XLV, 3.
112

es inevitable pensar que esta obra fue necesariamente un antecedente de la


muy posterior Divina Comedia de DANTE. Y el símbolo de la perfección, de la
complitud, el símbolo de la Cuaternidad, siguiendo a las visiones del profeta
Ezequiel, se repite también aquí, cuando Enoch oye a las Cuatro Presencias
que escoltan al Señor: Miguel, Rafael, Gabriel y Sariel.

Al escuchar al ángel que acompaña al vidente sobre las funciones de las


cuatro presencias, se observa en este pasaje una evolución de la imagen de
Dios más allá de la Omnipotencia y la Justicia: son las voces de la segunda y
tercera Presencias: “A la segunda voz la escuché bendiciendo al Elegido y a
los elegidos que dependen del Señor de los espíritus. A la tercera voz la oí orar
e interceder por los que viven sobre la tierra y suplicar en nombre del Señor de
los espíritus”.

Es curioso, sin embargo, notar que todavía no es llegado el momento


de la misericordia y de la Sabiduría, la amante de los hombres. Ésta,
escondida a los ojos de Dios, que no es consciente todavía de la misma, no se
manifiesta todavía: “La Sabiduría no encuentra un lugar donde habitar,
entonces su casa está en los cielos. La Sabiduría fue a habitar entre los hijos
de los hombres y no encontró sitio. Entonces la Sabiduría ha regresado a su
hogar y ha tomado su silla entre los ángeles”137.

Se aprecia aquí de nuevo, una vez más, la evolución progresiva de la


concepción que de Dios tenía el hombre. Primero omnipotente y amoral en
Job, luego omnipotente y justo en Enoch, pero todavía cruel. “Él es justo en su
juicio y, en presencia de su Gloria, la injusticia no podrá mantenerse; en su
juicio el que no se arrepienta perecerá ante Él. ``Y desde ese momento no
tendré más misericordia de ellos´´, dijo el Señor de los espíritus”138.

Y así se podrían añadir otras muchas citas del autor de este libro
apocalíptico, obsesionado por la justicia.

137
Ib. XLII, 1-2.
138
Ib. L, 4-5.
113

CAPÍTULO VIII

LA SABIDURÍA

La Sabiduría es tratada especialmente en tres libros, el propio de la Sabiduría,


el de los Proverbios y el Eclesiástico. Probablemente fueron escritos a finales del siglo
II a.C., en tiempos de los Ptolomeos. Las alusiones que hace el primero a la zoolatría
sugiere que la redacción tuvo lugar en Egipto, seguramente por algún miembro de la
diáspora judía en Alejandría, y antes de la conquista romana.

Al hacerse consciente la Sabiduría, ella cambia la personalidad de Yhaveh. Se


produce una a modo de hierogamia celeste –que simbólicamente volverá a aparecer
más adelante en el Libro de la Apocalipsis-. La fidelidad de Job transformó a Yahveh,
dando lugar a una auto-reflexión dentro de Él para remediar la injusticia cometida con
el justo. Y entonces recuerda que en Él moraba olvidada la Sabiduría. Se da cuenta
Dios que sabe. Antes necesitaba al hombre, pero no lo amaba. Es la Sabiduría la que
lo amaba. En ella se adivinan los atributos de la diosa madre, aquellos mismos que se
atribuían a la diosa madre mesopotámica Isthar o a la egipcia Isis.
114

Y al describirla, los textos le atribuyen muchos de los poderes que más


139
adelante personificará el Logos de San Juan: “Antes que todo fue creada la
sabiduría, y la luz de la inteligencia existe desde la eternidad”140. “Desde la eternidad
fui yo establecida; desde los orígenes, antes que la tierra fuese. Antes que los
abismos, fui engendrada yo; antes que fuesen las fuentes de abundantes aguas; antes
que los montes fuesen cimentados; antes que los collados, fui yo concebida. Antes
que hiciese la tierra, ni los campos, ni el polvo primero de la tierra. Cuando afirmó los
cielos, allí estaba yo; cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo. Cuando
condensó las nubes en lo alto, cuando daba fuerza a las fuentes del abismo. Cuando
fijó sus términos al mar para que las aguas no traspasasen sus linderos. Cuando echó
los cimientos de la tierra. Estaba yo con él como arquitecto, siendo siempre su delicia,
solazándome ante Él en todo el tiempo; recreándome en el orbe de la tierra, siendo
mis delicias los hijos de los hombres141”.

En estas últimas palabras está la clave de la nueva concepción de Dios. Al


hombre ya no se le necesita para afirmar la omnipotencia divina, sino que se le
quiere. “Porque la Sabiduría es un espíritu amador del hombre 142”. Y, a partir de
entonces, la Justicia será superada por la Misericordia.

La concienciación de Yahveh, al descubrir su propia Sabiduría, supone una


nueva creación que no tendrá lugar en el mundo sino en el seno de Dios. Ello abre
nuevas expectativas escatológicas, pues la Humanidad ya no merecerá ser destruida
por sus pecados –como antes con el Diluvio- sino salvada. Y en esta salvación
reparará Yahveh su injusticia anterior con Job, colmará su deseo de ser hombre, y se
llevará a efecto, pues, por un hombre-Dios. Todo se volverá en adelante más
humano, como ya se dejaba adivinar en el proto-evangelio del GÉNESIS, III, 15:
“Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y el suyo; éste te
aplastará la cabeza, y tú le acecharás el calcañal”. La segunda Eva, María, es el
equivalente humano de la Sabiduría, por lo que la hierogamia celeste se producirá en
la tierra, y por ello María será la madre de todos los hombres. Es la encarnación de la
Sabiduría, e “Hija de Dios” por ello, inmaculada.

La Sabiduría –o su equivalente, María, es, pues, la intercesora entre Dios y el


hombre. La que convierte a Dios en Madre. Esta concepción hace que surjan
algunas necesidades desde el punto de vista psicológico, que dan lugar a que las

139
ECLESIÁTICO. I, 5.
140
Ib. I, 4.
141
PROVERBIOS. VIII, 23-31.
142
SABIDURÍA. I, 6.
115

cosas se compliquen bastante. Si había que impedir que se repitiera la historia del
proto-evangelio en la que Eva sucumbe a las maniobras de Satán, tenía
necesariamente que ser María inmaculada, para prevenir la posibilidad de pecar. Pero
dado que esta posibilidad es genuinamente humana, se le crea a María un status de
diosa.

Cuando surge la Sabiduría del inconsciente de Yahveh –traduzcamos: cuando


el hombre del siglo II a.C. comprendió que Yahveh ya no podía ser el dios de los
pactos con los hombres, el dios orgullosamente omnipotente, sino un dios sabio- ella
viene acompañada de muchos otros arquetipos o imágenes del inconsciente colectivo
de los hombres. Parte del inconsciente colectivo se hace consciente y, para hacerlo
soportable, lo transfiere a Dios, aliviando su angustia. Nace así la literatura
apocalíptica, la que con imágenes catastróficas narrará el origen y final del mundo: los
libros de Enoch, Daniel, los profetas…más adelante la Apocalipsis.

Estos contenidos, que todos poseemos, son originados por nuestra historia
personal y por la colectiva de la Humanidad. En cuanto a la primera, los estudios
recientes de STANISLAV GROF en los estados no ordinarios de conciencia
143
provocados han permitido adquirir muchos conocimientos sobre el origen de estos
contenidos catastróficos del inconsciente. En estas situaciones las personas pueden
revivir las circunstancias de su propio nacimiento, siendo especialmente dramáticas
las que acompañan al período de contracciones uterinas sin venir todavía
acompañadas de la dilatación del cuello. La angustia, el terror, la sensación de
impotencia son enormes; los sufrimientos revividos son muy semejantes a los suplicios
que las tradiciones religiosas milenarias localizan en el infierno. Es decir, estas
descripciones de los tormentos los desplazan del interior de nuestra alma, donde
harían insufrible la angustia a un lugar exterior, a un inframundo enterrado donde
molestarían menos.

El inconsciente hay que procurar que se haga consciente, pero de un forma


lenta y progresiva. En caso contrario lleva a estados psicóticos. Sin embargo, en
ocasiones, se producen violentas erupciones del material contenido en la psique,
dando lugar a las obras literarias escatológicas de un tremendismo descomunal; aquí
puede incluirse el libro de la Apocalipsis; y si consideramos el inconsciente colectivo,
puede dar lugar a explosiones sociales y a genocidios como el nazi o el de Pol Pot en
Camboya entre los años 1975-79.

143
STAISLAV GROF. La Psicología del Futuro. Ed. La Liebre de Marzo.Barcelona.2002.
116

Por aquel entonces, el tiempo en que fueron compuestos los libros


sapienciales, debió ocurrir una inflexión en el curso histórico de tipo cultural y de
maduración de la consciencia, quizá por la influencia del helenismo tras las conquistas
de Alejandro. Así parece indicarse en el Libro de los Proverbios: “La sabiduría está
clamando fuera, alza su voz en las plazas. Clama encima de los muros, en las
entradas de las puertas de la ciudad.144 Cuando entre en tu corazón la sabiduría y sea
dulce a tu alma la ciencia, velará sobre ti la prudencia y te preservará la inteligencia 145.
Ya no basta con la justicia, ahora se añade también la misericordia: “De su boca brota
la justicia y lleva en la lengua la ley y la misericordia” 146 . Hay en estos libros
sapienciales una verdadera preocupación por el perfeccionamiento moral del hombre.
Ya no es indiferente a Dios, que le ama: “No desdeñes, hijo mío, la corrección de Dios;
no te enoje que te corrija. Porque al que Yahveh ama le corrige147”.

HIMNO A LA SABIDURÍA

En ella hay un espíritu inteligente, santo,


único y múltiple, sutil, ágil, penetrante, inmaculado,
claro, inofensivo, benévolo, agudo, libre, bienhechor.
Amante de los hombres, estable, seguro, tranquilo,
todopoderoso, omnisciente,
que penetra en todos los espíritus
inteligentes, puros, sutiles.
Porque la Sabiduría es más ágil que todo cuanto se mueve,
se difunde su pureza y lo penetra todo.
Porque es un hálito del poder divino
y una emanación pura de la gloria de Dios omnipotente,
por lo cual nada manchado hay en ella.
Es el esplendor de la luz eterna,
el espejo sin mancha del actuar de Dios,
imagen de su bondad.
Libro de la Sabiduría, VII, 22-26

144
PROVERBIOS. I, 20-21.
145
Ib. II, 10-11.
146
Ib. III, 16.
147
Ib. III, 11-12.
117

CAPÍTULO IX

LOS EVANGELIOS-1

En estos libros del Nuevo Testamento, la evolución de la concepción de Dios


alcanza un punto culminante en el Dios Padre de Jesús, para dar luego una marcha
atrás en el libro de la Apocalipsis.

¿Qué lugar ocupa la figura de Cristo dentro de la evolución psicológica del


pensamiento judío? Por ej., la figura de Satán, que cuando el libro de Job, charlaba
tranquilamente con Yahveh, tiene su representación mítica humana en la personalidad
de Caín. En los primeros escritos sagrados más primitivos no aparece una figura
celestial que se correspondiera con Abel, sino que más bien hay que considerarlo con
un precedente imperfecto de la figura de Jesús.

No obstante, en escritos posteriores sí aparece una correspondencia celestial


de Cristo. Se insinúa apenas en la afirmación de Job, ya citada anteriormente: “yo sé
que mi Redentor vive”. Pero es en el “Elegido” de las visiones de Enoch y en el
“Logos” del Evangelio de Juan cuando la correspondencia aparece con toda claridad.
Y María completará el cuadro a partir del momento de la aparición de la Sabiduría.
Tenemos, pues, el siguiente cuadro:

Realidades celestiales atemporales Realidades temporales

Sabiduría  María

Logos  Cristo

Aquí surgen unas preguntas embarazosas: ¿Por qué la necesidad de la


Encarnación? ¿por la presencia del mal en el mundo? ¿no hubiera sido preferible
suprimir la acción de Satán sobre el mundo, por lo que la haría innecesaria? ¿o es
que el mal se impone como una necesidad?

Hagamos ahora unas consideraciones de tipo mítico y psicológico. Pero


para evitar malentendidos digamos lo que debemos entender por mito; no es una
invención, sino que, en palabras de C. JUNG, “el mito consiste en hechos que se
118

repiten constantemente y que siempre pueden ser observados”148. Estos hechos son
fundamentalmente constantes del pensamiento humano. Y cuando hablamos de la
figura mítica de Cristo se quiere indicar que, en su realidad humana, representó
valores que tienen validez para toda la Humanidad.

Pues bien, el hombre tuvo que pensar desde siempre que el mal formaba
parte esencial de la realidad, dada su omnipresencia en cualquier circunstancia.
Como ya se ha insinuado anteriormente, la totalidad de la Realidad, la complitud de la
Creación, ha sido representada desde tiempos inmemoriales por el símbolo de la
Cuaternidad: los cuatro animales que forman la Esfinge de Gizé; las figuras de
animales representando a los cuatro Evangelistas; los cuatro elementos: aire, fuego,
tierra y agua; los cuatro arcángeles: Gabriel, Rafael, Miguel y Sariel; los cuatro seres
vivientes con semejanza de hombre en la visión de Ezequiel…No extraña por eso que
figurara Satán al principio del Libro de Job como uno de los hijos de Iahvé.

¿Cuaternidad o Trinidad?

Puede sorprender que, dada la universalidad del arquetipo de la Cuaternidad,


en el Cristianismo se muestre en forma de Trinidad. Merece la pena su consideración,
pero quiero advertir que los comentarios que siguen no pretenden ser de carácter
teológico, sino más bien un intento de comprensión psicológica. Pues bien, el
desarrollo del dogma de la Trinidad en la mentalidad cristiana fue algo que necesitó
tiempo para fijarse como tal. S. PABLO centraba su predicación en la muerte de
Cristo que manifestaría en ella su divinidad. En cambio, el Evangelio de S. MARCOS,
el primero en el tiempo aunque posterior a las cartas de S. PABLO, sitúa la divinidad
de Jesús a partir de su bautismo, momento en el que empieza su relato.
Posteriormente, los Evangelios de MATEO Y LUCAS marcan el tiempo a partir del
parto virginal. Y fue el Evangelio de JUAN, ya muy tardío, el que se retrotrae más y
sitúa el acontecimiento antes de la misma Encarnación, en ese famoso prólogo en el
que el Logos se hace carne.

La doctrina de la Trinidad empezó a tomar cuerpo dentro del Cristianismo


helenista, es decir, en una teología inspirada por el pensamiento griego. Fue
ORIGENES 149 en el siglo II el que dio los primeros pasos en su formulación, que

148
C. JUNG. “Respuesta a Job”, pg. 62.
149
ORIGENES ha sido el primer teólogo cristiano en el tiempo; el primero que concibió a Dios como
unidad en la Trinidad. Pero para él las 3 personas no eran equivalentes, existiendo cierta preeminencia
por parte del Padre. El Concilio IIº de Constantinopla estableció el Dogma con igualdad entre las 3
Personas.
119

culminó en el IIº Concilio Ecuménico de Constantinopla en el año 381 150 . Por


consiguiente, la concepción del Dios cristiano necesitó una elaboración teológica.
Pero, vuelvo a decir, no es una Cuaternidad. ¿No? Porque lo que hay en realidad es
una Cuaternidad enmascarada, debido a que se ha silenciado la parte negativa de
esa concepción: el Diablo. Un autor católico 151 escribió: “La existencia de Satanás no
puede, sin embargo, comprenderse sino partiendo de la Trinidad…Toda discusión
teológica del Diablo que no se refiera a la condición trinitaria de Dios constituye un
desacierto con relación a la verdadera realidad”.

Estas ideas aparecen de forma más simbólica y expresiva en otro autor más
antiguo, GERARDUS DORNEUS 152 : “La Cuaternidad es la expresión diabólica del
enfrentamiento a la Trinidad. El diablo, cuando la caída de los ángeles, se decidió por
la región elemental y Cuaternaria (aquí los 4 elementos de la naturaleza: tierra, aire,
fuego y agua). Creó la serpiente doble de los cuatro cuernos”. Y es aquí cuando tiene
una intervención simbólica la mujer. Las imágenes de la dualidad (elementos pasivos y
activos) y de la Tierra están muy unidas a la figura de Eva, que las representa. Por eso
a ella se dirigió el diablo en primer lugar. Pero esta imagen negativa de la mujer fue
transfigurada en la persona de María, de forma que el cuarto elemento negativo se
transformó en positivo y entonces la Virgen, que es a un tiempo hija, madre y esposa
de Dios, completa la Cuaternidad. Y, a través de María, con el nacimiento del Hijo,
Dios se rejuvenece.

Todas estas simbologías están representadas con frecuencia en forma de


colores. En una visión que relata GUILLAUME DE DIGOLLEVILLE 153 preguntó en
pleno éxtasis al ángel que le acompañaba sobre la Trinidad. Su respuesta fue: “Hay
tres colores principales en el cielo, el verde, el rojo y el oro, los tres se ven en el
abanico del pavo real. El oro le pertenece al Padre, el rojo al Hijo, el verde al Espíritu
Santo”. Y aquí se podrían añadir las palabras de PLATÓN en el Timeo: “Son tres,
¿dónde ha quedado el cuarto?”. Faltaría el color azul. Pero en la visión de
GUILLAUME, junto al Rey de los Cielos sentado sobre un trono de oro está la Reina
sobre uno marrón. Este color, representación de la Tierra, lo es también del cuerpo
mortal con el que la Virgen ascendió al cielo, completando la Trinidad. Aquí, el binario
masculino-femenino está subordinado al Uno cuaternario. Y el manto de la virgen es

150
JANS KÜNG. “El Cristianismo”.1997.
151
GEORGE KOEPGEN. “Die Gnosis des Christentums”. Salzburgo, 1939.
152
Cita extraída de C.G.JUNG. “Psicología y Religión”. Ed. Paidos. 1991.
153
ABBE JOSEPH DELACOTTE. “Guillaume de Digolleville. Trois Roman-Poèmes du XIV siècle”. Paris.
1932
120

azul, completando el color que faltaba: el azul cubriendo el marrón del trono recuerda
al Firmamento cubriendo la Tierra.

Anteriormente se comentó que tanto a Jesús como a María se les había dado
el status de dioses en cuanto no podían pecar y se veían libres del pecado original”.

Pero, ¿cuándo surgió esta concepción de pecado original? ¿Esta idea


humillante para el hombre que, al nacer, lo hacía contaminado?

La Culpa Original

Hace ya unos años pretendía aclararme a mí mismo cómo el mundo


indoeuropeo pudo dar lugar a dos civilizaciones tan dispares como la Occidental y la
Hindú. Como es sobradamente sabido, los pueblos que poblaron las estepas por
encima del Cáucaso invadieron durante milenios los terrenos continentales a su
alrededor. En sucesivas oleadas, se iban distribuyendo en forma de abanico, desde
las tierras escandinavas, pasando por el sur de Europa y el Oriente Medio, hasta el
subcontinente indio.

¿Qué pudo ocurrir para que una misma ascendencia diera lugar a formas de
vida tan aparentemente opuestas como las indicadas arriba? ¿Por qué divergieron?
Cuando cayeron en mis manos unas simples palabras, apenas un pequeño fragmento
que ha quedado de un Tratado sobre la Naturaleza de ANAXIMANDRO quedé
sumamente intrigado sobre su significado. Su interpretación daría lugar a conclusiones
sorprendentes. Decía así:

“Allí donde está la génesis de las cosas que existen,


allí mismo tienen éstas que destruirse por necesidad.
Pues ellas tienen que cumplir mutuamente expiación y penitencia
por su injusticia conforme al orden del tiempo”.

Habla de una culpa original. Y es cierto que Occidente tiene una espina
clavada en lo más íntimo de su ser. Hay un sentimiento de culpabilidad en su
inconsciente colectivo, en la interioridad de cada uno de nosotros. Ya se ha hablado
en la Primera Parte de la posibilidad de que contribuyera a ello un crimen en un tiempo
ancestral –tal vez la muerte de Moisés-. Aquí hablaré de otra causa de esa sensación
de culpabilidad colectiva.

Este sentimiento hace que la sensación de angustia, de remordimiento forme


parte de nuestro ser. Esa falta de conformidad con nosotros mismos, esa desazón que
121

nos mueve al cambio, a marchar siempre adelante, nos obligan a salir de nosotros
mismos, a volcarnos al exterior, a conquistar el mundo, a crear uno nuevo en el que
finalmente estemos en paz. No hace falta actualmente ser creyente cristiano para
“sentir” que nacimos con un pecado original que, aunque perdonado con la Redención,
sufrimos sus consecuencias a lo largo de nuestra existencia. Veremos ahora como
este sentimiento de culpa estuvo estrechamente relacionado con el parto doloroso de
una civilización, la nuestra.

Pero, ¿de dónde viene esta creencia? ¿es puramente religiosa, o ésta tiene
una fuente primera? Su adecuado conocimiento nos puede proporcionar claves
fundamentales para la comprensión de la cultura occidental. Para ello es necesario
remontarse a unos miles de años atrás...

El hombre salido del Neolítico estaba completamente inmerso en la Naturaleza.


No era individuo, sino más bien una de las manifestaciones múltiples de un Mundo-
Naturaleza único. Todo lo alrededor era inmenso, infinito, sobrehumano, “divino”. Él no
era más que una minúscula gota en un vasto mar presentado en miríadas de formas.
El Mundo era un Caos creador de formas, un Vacío repleto de existencias, una
Divinidad que impregnaba a todos los seres, también a él, que tantas veces se sentía
poseído. Estaba incluido en Una Múltiple Totalidad.

La Naturaleza no era comprendida, ni pensada, sólo era vivida. Su experiencia


no era un pensamiento, era una contemplación. Éste era el significado primero de la
palabra griega theoría... Existía un contacto místico en el que el hombre se sentía
poseído por el infinito indefinido circundante. Éste era su casa, su madre, el lugar,
incómodo, en el que siempre tenía asiento. En donde morir no era partir sino volver al
seno materno. Los enterramientos eran la matriz donde de nuevo los acogía la Madre
Tierra. Allí permanecerían, haciendo germinar las semillas y brotar las flores. Su
Mundo era creador por sí mismo. Del caos abisal habían surgido todos los seres como
un milagro, y a él retornarían. Mentalidad que aún hoy mantiene el mundo oriental, que
conserva la idea de un Mundo Cíclico que, tras una suprema destrucción, es de nuevo
creado.

La visión -contemplación- del hombre neolítico es la que todo se mueve en


ciclos. El curso de las estaciones es una imagen resumida de la creación-destrucción
del Mundo, de nacimiento-muerte. Las orgías matriarcales del Año Nuevo eran un
simulacro de vuelta a los orígenes para renacer como hombres nuevos. Su fertilidad
no era separable de la de los campos. Por eso cada acto agrícola era una liturgia,
122

cada agricultor un hierofante 154 . Su vivencia era esencialmente panteísta 155 y no


humanizada. Su Mundo era una Totalidad no-dual, es decir, no partible, pero tampoco
única porque la variedad era su manifestación.

Esa Unidad Múltiple, esa Totalidad multiforme en la que los opuestos eran
compatibles se manifestaba en numerosos mitos y palabras simbólicas. Y ejemplos de
ello es la naturaleza del dios supremo indoeuropeo, Varuna, y el de una concepción
estrechamente relacionada con él, el maya. Varuna reina sobre los dioses y los
hombres, tiene los atributos de los dioses celestes, cosmócrata, omnisciente e
infalible. Por un lado enemigo del demonio Vritra, el dragón-serpiente, por otro lado
comparte mucho de sus atributos: las magias de transformación de tipo demoníaco;
los dos se relacionan con “las aguas estancadas”, retenidas, la noche (lo no
manifestado). Y en el Mahabbarata156 se le cita como una reputada serpiente. Es decir,
el dios y el demonio aparecen como una unidad inseparable de opuestos.

En cuanto al concepto de maya, tan habitual en el espíritu hindú, es un


complejo de sentidos. Se cree que la palabra deriva de la raíz may, “cambiar”. En el
Rigveda 157 significa “cambio destructor, demoníaco, pero asimismo alteración de
alteración”. Hay una maya mala, la de Vritra, el mago y engañador, que puede retener
el curso del sol o retener las aguas. Hay también una maya buena, que incluso se
subdivide en: “maya del combate”, propia del dios guerrero Indra al medir sus fuerzas
con los demonios, y “la maya creadora de las formas y de los seres”, propia de
Varuna. Finalmente la palabra maya terminará significando ilusión, cambio irreal; la
vida misma no dejará de ser una mera ilusión. La vida verdadera no se presentará
hasta que el alma individual -Atman- se una al alma universal -Bhrama-. Se repite,
pues, la idea de una inmensidad de formas en la Unidad.

Dentro de este marco, en el I milenio a.C., se dieron una serie de


circunstancias en el Este del Mediterráneo, en lo que sería después el mundo griego,
que habrían de cambiar el curso histórico. Las sucesivas invasiones desperdigaron a
las tribus indoeuropeas por una geografía fragmentada. De esta manera, los pueblos
helenos se extendieron desde el sur de la Península Italiana y Sicilia, la Península
helénica, las Islas Cicladas, Creta, hasta las costas de Anatolia, Siria septentrional y la
costa Palestina.

154
Sacerdote en los cultos paganos.
155
Panteísta: concepción religiosa en la que se confunde a Dios con la Naturaleza, que no sería más que
una emanación de la propia deidad.
156
Libro sagrado de la Religión hindú.
157
Id.
123

Ello dio lugar al nacimiento de un sistema social y político basado en la polis, la


ciudad. Su sistema político era totalmente anómalo en aquellos tiempos; los griegos no
formaban un imperio bajo una autoridad absoluta, sino que estaban fragmentados en
una serie de ciudades, cuyo tamaño consideraban como ideal para el adecuado
gobierno. Su filosofía, su modo de entender la vida derivaron de una circunstancia
puramente política y social. La ciudad era administrada por los propios ciudadanos -se
descartaba, por supuesto, a los siervos-, que se sentían más individuos que miembros
de una tribu. El concepto que hoy tenemos de persona nace de aquellos tiempos. Pero
es curioso considerar que la etimología de la palabra indica un significado
precisamente inverso. El vocablo persona, latino, deriva de per sonare, “hablar a
través de una máscara, referido (posiblemente por influencia etrusca) a la actuación de
los actores en el teatro; era la máscara la que identificaba a cada personaje de la
trama. Etimológicamente, pues, la palabra no expresa individualidad; al contrario,
indica que cada cual es un simple engranaje, con un determinado cometido, dentro de
la comunidad tribal.

Por otro lado, los griegos fueron unos empedernidos parlanchines. La palabra,
el logos, terminó siendo el instrumento crucial para comprender y dominar a la
Naturaleza. Con el paso del tiempo el lenguaje irá adquiriendo más autonomía, de
forma que todo el Racionalismo de los siglos siguientes, hasta ahora mismo, derivará
del valor ontológico que el griego dio a la palabra. Y ha configurado de tal modo
nuestro pensamiento occidental que nociones que consideramos tan básicas, tan
evidentes, como la configuración de la frase en sujeto y predicado, supusieron una
aportación cultural fundamental, ausente en otras civilizaciones.

En la costa de Anatolia existió la ciudad de Mileto. Desde el siglo VIII a.C. hasta
su destrucción por los persas en el 494 a.C. fue un foco cultural de enorme
importancia, cuna del pensamiento, sede de los filósofos presocráticos -THALES,
ANAXIMANDRO, ANAXÍMENES, PARMÉNIDES-. El conocimiento de su concepción
del mundo tiene una extraordinaria importancia porque fueron el germen del
humanismo griego; el inicio de la “herejía” griega, en la que por primera vez el hombre
se separa de la no dualidad, del Todo del que forma parte; fueron estos pensadores
los que sufrieron el desgarramiento vital de saberse seres independientes.

ANAXIMANDRO abandona por primera vez la poesía, propia de las Teogonías


míticas, para sustituirla por la prosa, lenguaje adecuado para el naturalista. Su
concepción del mundo como cosmos, que equivale a orden, deriva de la concepción
de polis como convivencia ordenada de ciudadanos. Todo lo que con el tiempo vendrá
en llamarse ley natural no tiene su origen en la aceptación de algo que es
124

esencialmente constitutivo de la Realidad, sino que deriva de la “ley jurídica” propia de


la ciudad, que se transfiere por semejanza a otro tipo de orden, del político al natural 158
Su visión del mundo ya no será la astrológica de origen mesopotámico; su mundo será
“geométrico” (en el sentido de medible), científico, ordenado y contemplable.

Para ANAXIMANDRO el cosmos, nosotros también, procede de un principio


que llama apeiron, el infinito, lo inconcreto, lo indefinible. Aquello que tiene todas las
potencialidades, lo manifestable en miles de formas. Origen y fin de todas las cosas.
Este apeiron es similar al Caos de los mitos cosmogénicos, tal como se aprecia en el
Génesis. El ser se separa de su origen, desgarra el Todo primordial, fragmenta la no-
dualidad entre el ego (yo) y “lo otro”, crea la dialéctica de la antinomia donde había
armonía. Y el filósofo lo vivencia intensamente como culpa; porque el ser quiere
renunciar a lo que realmente es, y quiere ser lo que no es. Al dejar de ser indefinido, al
concretizarse en una individualidad, se desgaja de la infinitud y se convierte en un ser
finito, culpable por el hecho de serlo. Actitud que, como expresa en la cita de su
Tratado de la Naturaleza que he indicado al comienzo, merece castigo, muerte,
expiación; ha de volver al final a su principio. “Conforme al orden del Tiempo” dice
ANAXIMANDRO, porque a partir de ese momento, del que él es protagonista, cambió
el sentido de ese tiempo. Muere el tiempo circular, el eterno retorno, la cíclica
reencarnación de las cosas; y nace el tiempo lineal, el tiempo lógico, racional. Esa
necesidad de progreso indefinido que siente el hombre occidental. Hijos son su
espíritu científico y su capacidad creativa. A partir de los presocráticos el hombre se
separa de la Naturaleza y se enfrenta a ella; de ahí su culpa, su pecado; se produce la
paradoja de renunciar a sí mismo para autoafirmarse. Pero en ese caminar solitario
siente la llamada permanente del Principio, del caos, la entropía 159 que diríamos hoy.
Hay en lo más profundo de Occidente un resquemor de conciencia por haberse
enfrentado a la Naturaleza, de la que forma parte.

En Oriente, sin embargo, el hombre no se siente culpable por serlo (por ser
hombre). Lo que sí es un ser deficiente. E incluso en la literatura védica se indica
expresamente por qué: primero, porque está propenso a cometer errores; segundo,
porque está dominado por la ilusión, estima que su vida es auténticamente real
cuando sólo es una manifestación devaluada de Krisna; tercero, tiende a engañar a

158
Una situación psíquica parecida tendrá lugar entre los alquimistas, que proyectarán su estructura
anímica sobre el mundo natural, en gran manera desconocido.
159
La entropía es un concepto de la Física Moderna. Se quiere indicar la tendencia de todos los
elementos de la Realidad hacia el equilibrio, la desestructuración y la nivelación de todos los gradientes
de energía.
125

otros, aparentando lo que no es; y, finalmente todos sus sentidos son imperfectos,
dándole una imagen alterada de la Realidad.

Los griegos tuvieron perfecta conciencia de la omnipresencia de ese infinito


indefinido que también llamaron destino. Éste sólo es comprensible en el ámbito de la
no-dualidad primitiva, en la que el hombre no es individuo. De ahí la idea de
reminiscencia, tan querida en Oriente; cada hombre sería la manifestación temporal de
un alma permanente, integrada en la Totalidad, que sería eterna. La relación con el
destino por parte del hombre queda bien ejemplarizada en dos momentos de la
literatura griega.

En el mundo de la Ilíada 160 , los protagonistas aceptan calladamente los


designios del destino, sin protestar por muy inmisericorde que éste sea. En la Tragedia
griega, sin embargo, el héroe se enfrenta claramente con su suerte. Quiere liberarse
de ese destino, pero finalmente siempre perece, generalmente por un error del que no
es culpable; su culpabilidad consiste realmente en ser un héroe. Bien lo expresa
SÓFOCLES en su “Edipo en Colono”: “El no haber nacido supera toda estimación”. La
aparición del concepto filosófico del Ser, tan bien concretizado por PARMÉNIDES, es
para el griego una tragedia, mientras que para el hindú es simplemente una ilusión -
maya-; para éste todo el mundo es ilusorio: “Cuando llega el día todos los diversos
seres proceden de lo indiferenciado, a éste retornan cuando llega la noche” (palabras
de Khrisna en la Bhagavad-Gita). La separación del Todo es una tragedia, mientras
que la inmersión en el mismo es el fundamento del pensamiento místico.

Por el mismo tiempo en que ANAXIMANDRO escribía su Tratado de la


Naturaleza se redactaban los primeros capítulos del Génesis 161 . Y la concepción
bíblica del pecado original formará a partir de entonces una unidad inextricable con el
sentido de culpabilidad innato propio del mundo griego. Estas dos tradiciones
constituirán el germen del pensamiento de Occidente, en el que el sentimiento de la
culpabilidad primera será al tiempo una fuente de angustia y un motor de crecimiento.

El pueblo judío procedía de las tierras mesopotámicas y sus relatos de la


creación del mundo y el hombre se basan en los mitos cosmogónicos babilónicos.
Dice el primer capítulo del Génesis: “Al principio creó Dios los cielos y la tierra. La
tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían la faz del abismo, pero el espíritu
de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas”.

160
Es la epopeya griega más antigua, escrita en verso, atribuida a Homero. Cuenta el cerco y la
destrucción de Troya.
161
Primer libro de la Biblia, que se inicia con la Creación del Mundo.
126

Aquí, como en el mito indoeuropeo, se parte de una situación caótica, vacía,


abismal. Pero este caos no tiene poder creador, es Dios quien crea las cosas de la
nada en este vacío. Su dependencia de la divinidad hace que el judío, en cierta forma,
no se vea perdido, ya que tiene un punto de referencia. Ello no obsta para que se
encuentre desconcertado ante los designios de Yahveh, siempre incomprensibles. El
relato de Job nos hablará claramente de la indigencia humana, de su fragilidad. Y será
el Eclesiastés el que dirá de forma machacona de nuestra finitud, de que la vida no es
más que “vanidad de vanidades”.

La concepción de la relación entre Dios y la criatura es totalmente distinta en el


Génesis con relación a los Vedas. En el primero la divinidad es totalmente distinta de
la naturaleza; ésta no es emanación de la divinidad y la Iglesia ha procurado siempre
marcar claramente la distinción.

En las mitologías sobre el Paraíso los frutos de los árboles o sus bebidas dan a
los dioses su condición de eternidad y sabiduría. En la Ilíada se dice que en el Olimpo
el principio vital de los dioses se mantiene porque no comen pan ni beben vino sino
néctar y ambrosía. En el poema cananeo de Aghat, al héroe se le promete que comerá
con Baal162 y gozará de la inmortalidad si entrega el arco divino que tiene en su poder.
Naturalmente, este alimento paradisíaco se le prohíbe al hombre, pues es hecho
aceptado que todo aquél que come con otro entra de algún modo en comunidad con
él. Proserpina163 , tras ser raptada por Plutón, no podrá ser liberada definitivamente de
los infiernos, a pesar de los deseos de Zeus, porque antes había aceptado el manjar
que le había ofrecido el dios del Averno.

En el Paraíso existían dos árboles. El de la Vida y el del Bien y el Mal. Éste


último, tarado como el origen de nuestros males, es en realidad el árbol de la verdad y
la sabiduría. Al expresar con su nombre los dos extremos indica la extensión de todo
el conocimiento. De la Sabiduría dice el Libro de los Proverbios III, 13:

“Bienaventurada el que alcanza la Sabiduría y adquiere inteligencia; porque es


su adquisición mejor que la plata. Y es de más provecho que el oro puro. Es más
preciosa que las perlas y no hay tesoro que la iguale; de su boca brota la justicia y
lleva en la lengua la ley y la misericordia. Es árbol de vida para quien la consigue,
quien la abraza es bienaventurado”.

162
Baal es el dios cananeo de la fecundidad y la primavera; baja a los infiernos cada invierno.
163
Hija de Deméter, diosa de la Agricultura. Plutón es el dios de los infiernos. Zeus es el dios supremo
para los griegos, equivalente al Júpiter romano.
127

Sorprendentemente, en el Génesis el hombre es castigado por adquirir la


Sabiduría, por hacerse semejante en esto a Dios. Lo cierto es que hay que interpretar
que en lugar de ser expulsado, es él el que se aleja del Paraíso, del seno materno, del
inconsciente colectivo; el que se coloca frente a la Naturaleza para comprenderla.
Queda sólo, “desnudo”, sin más arma que la Sabiduría. La idea de separación y
desgarramiento es similar a la que expresaba ANAXIMANDRO. Y la vuelta atrás, hacia
el Este, lugar del Paraíso, queda vedada porque un querubín guarda la entrada. Y al
hombre occidental -nunca podrá ser llamado de mejor manera- no le quedará más
opción que buscar el Paraíso por el Oeste. Colón buscó Oriente navegando hacia la
puesta del Sol. También el hombre moderno está descubriendo que más allá de la
Razón, tras agotar el camino que se inició en la ciudad de Mileto, está la Totalidad no-
dual, que vislumbra no con la oscuridad de antaño, sino con la claridad de nuevas
luces.

La “caída” del hombre tiene lugar en el Paraíso, lugar mítico no exclusivo de los
pueblos semitas. También los budistas hablan sobre la “Tierra de la Felicidad”:

“Adornada con árboles de joyas, frecuentada por toda clase

de pájaros de suaves trinos, donde corrientes de aguas frías

y calientes pasan entre campos de verdor”.164

Pero si bien casi todos los pueblos lo situaban hacia el Este, en cambio los
griegos lo sitúan en el Oeste, en las Islas Afortunadas 165 , como si vislumbraran
metafóricamente el camino de sus herederos.

¿Qué dicen las leyendas, las tradiciones de los pueblos sobre el Manjar del
Paraíso? Es él el que confiere a los dioses sus atributos: inmortalidad, sabiduría... Es
decir, los árboles son necesarios para los dioses, necesitan de su Paraíso y son
celosos de su exclusividad. En el Génesis III,22, cuando Dios expulsa a Adán y Eva,
puede leerse:

“Díjose Yahveh Dios: he aquí el hombre hecho como uno de

nosotros, conocedor del bien y el mal; que no vaya ahora

a tender su mano al árbol de la vida y, comiendo de él,

viva para siempre”.

Sin embargo, en el relato bíblico hay una importante innovación: Dios no


depende del Jardín sino que es tal antes de que el jardín exista. Resumiendo, en la

164
Sukhavatiyuha, 15-19; CONCE, E: “Buddhist Scriptures”.
165
HESÍODO: “Los Trabajos y los días”.
128

tradición griega y en la bíblica se presenta el pecado original como una rebelión del
hombre, precisamente por atreverse a serlo. Pero, en el fondo, existe un problema
más hondo, el dilema terrible de la explicación del Mal.

Para el oriental, en cambio, no existe culpabilidad sino responsabilidad. Lo que


ellos llaman karma. Cada acto humano conlleva siempre consecuencias, buenas o
malas, que se asumirán, bien en la vida presente o en sucesivas reencarnaciones.
Esta relación acto-consecuencia mantiene el equilibrio de la Naturaleza, adquiriendo
un sentido global, en el que todas las cosas, positivas o negativas, se compensan
entre sí. En su idea de la sucesión de los Mundos, sin destrucción previa no podrá
haber creación; la acción de Bhrama supone la anterior de Siva.

Para el griego la conciencia de culpabilidad y angustia queda bien expresada


en el mito de Prometeo. El ser hombre se consideró siempre como una rebelión contra
los dioses. El mítico titán se enfrenta con Zeus al osar robarle el fuego que permitirá a
los hombres salir de su condición inferior. También les enseñará numerosos oficios y
artes. Y, como otros que osaron enfrentarse a la divinidad -Beleferonte, Adán...-
terminará siendo castigado: un águila corroerá permanentemente sus entrañas en la
alta montaña, en la roca a la que le sujetó el dios herrero Hefesto con fuertes cadenas.
Y seguirá odiando y esperanzado hasta el momento que venga aquél que derrotará a
Zeus.

Con lo antedicho me parecía claro el motivo de la escisión de las dos


“civilizaciones”. Nacía con la individuación un pensamiento racional que, entre otras
cosas, cambiaría el sentido del tiempo. En los pueblos agrícolas matriarcales tenía
vigencia el Mito del Eterno Retorno. La vida empezaba cada año siguiendo los ciclos
agrícolas. La Fiesta de Año Nuevo era verdaderamente escatológico; en ella la tribu
volvía psicológicamente a sus principios; en medio de la orgía sufrían una especie de
hipnosis en la que bajaba profundamente el nivel de conciencia y se hundían
metafóricamente en el “caos primitivo” del que habían salido todas las formas.

La sociedad agrícola era estable, rígida, el tiempo no pasaba, simplemente se


reciclaba. Por tanto, no tenía Historia; quiero decir, que la persona no se sentía como
formando parte de un proceso de cambio. Es todo lo contrario lo que surgió con la
nueva “herejía” surgida en la Edad de los Metales, cuando los filósofos presocráticos
quisieron conocer el Mundo para transformarlo. A partir de entonces, el Tiempo ya no
volvió a ser cíclico; sería ahora lineal, en continuo progreso, un tiempo realmente
histórico; el hombre fue consciente por primera vez de que ya nada sería como antes,
que con su actividad estaba creando un Mundo progresivamente distinto.
129

Al Pensamiento que concebía al hombre, integrante de la Naturaleza, como


una forma más de ella, sintiéndose en perpetua comunicación con todos los demás
seres, se ha convenido en llamarlo Pensamiento místico. En cambio, a aquella forma
de ser en la que el individuo se enfrenta a la Naturaleza para conocerla, dominarla e
incluso crearla, se le ha llamado Pensamiento racional; sus máximos cultivadores
han sido los filósofos y los científicos.

Los filósofos presocráticos, aunque iniciaron el camino racional, estaban en


buena parte todavía inmersos en el Pensamiento místico. El equilibrio de la balanza se
alcanzó en dos filósofos posteriores, PITÁGORAS Y PLATÓN. El primero hizo
importantes aportaciones matemáticas pero también creó la mística simbólica de los
números. Y la gigantesca figura del segundo si, por un lado, con su concepción del
alma racional y las disquisiciones filosóficas de sus Diálogos marcó un camino al
nuevo pensamiento racional, por otro, con su Teoría de las Ideas, señalaría la ruta que
seguiría todo el pensamiento ocultista. Habré de dedicar tiempo para explayarme en
esta famosa teoría que tiene perfecta vigencia actual. Es curioso observar cómo los
modernos físicos teóricos se dividen en adversarios y seguidores de PLATÓN (por ej.,
HAWKING y PENROSE). Inmediatamente después de PLATÓN, ARISTÓTELES se
decantó ya definitivamente dentro del espíritu científico racional.

Pero la mentalidad mística persistió en la sombra y dio frutos sorprendentes a


través de los siglos.

Encarnación

A través de los libros sagrados aparece como una necesidad. Como una
reentrada de Dios en el mundo. Como una nueva Creación. En un mundo donde
siempre había estado, aunque al parecer de forma imperfecta. En el fondo ¿qué se
quiere decir cuando hablamos de que la Creación se produjo a partir de la nada?
Pues que el mundo no surgió de la transformación de algo anterior, sino que fue una
manifestación de Dios mismo, el ”pensamiento de Dios” que dirían posteriormente los
herméticos. Y lo que han dicho a través de los siglos los místicos de todas las
religiones. La Creación es la divinidad objetivada. Y esto lo supo la Humanidad desde
muy antiguo, como lo testimonian los escritos egipcios. La Recreación que supone la
Encarnación es una forma de divinización del hombre, y no sólo de uno en concreto.
Como decía el Maestro Erckhart: “Cuando Cristo se hizo hombre no tomó para sí el
ser de determinado hombre, sino la naturaleza humana”. Y, por esto mismo, la
Humanidad completa se redimió con su sacrificio, porque toda estaba en Él.
130

En Cristo se unen míticamente Yahveh y Job, y es entonces cuando el primero


rechaza a Satán y se convierte en el Padre de Jesús. Luego volveremos sobre quién
es este Padre. Pero ahora hay que insistir sobre un punto importantísimo, pero que
parece olvidado. La Redención supone la liberación del hombre del temor de Dios.
Dios ya no es Yahveh, el terrible juez inmisericorde, sino nuestro Padre, al que no
tiene sentido implorar piedad sino dispensa, comprensión por nuestras debilidades.
Amor. Porque éste, en palabras de S. PABLO, “todo lo excusa, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo tolera”166. La primera Epístola de S. JUAN lo expresa también con
meridiana claridad: “En el amor no hay temor, pues el amor perfecto desecha el temor;
porque el temor supone castigo, y el que teme no es perfecto en el amor”167. Y lo
vuelve a repetir en otro lugar S. PABLO: “Porque los que son movidos por el Espíritu
de Dios, éstos son hijos de Dios. Que no habéis recibido el espíritu de siervos para
recaer en el temor, antes habéis recibido el espíritu de adopción, por el que clamamos:
``Abba``, Padre”168

Sin embargo, Yahveh se mantiene en el inconsciente colectivo de los cristianos


y, aunque olvidado, continúa actuante determinando una especie de angustia vital, esa
profunda ansiedad que resulta patente en algunos escritos como los Pensamientos de
PASCAL. Y así, la Iglesia, sin ser consciente de ello, mantiene asociado lo que es
incompatible, el amor y el temor de Dios, el amor incondicional del Padre con el ritual
litúrgico del “ten piedad de mí”169.

Pero la Encarnación no estaba destinada a ser única. La acción del Espíritu


Santo en el mundo representa la existencia de una reencarnación repetida que ha de
tener lugar en el curso del tiempo. Por eso S. JUAN pudo escribir: “Ved que amor nos
ha mostrado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios y lo seamos. Por esto el
mundo no nos conoce, porque no le conoce a Él. Carísimos, ahora somos hijos de
Dios, aunque aún no se ha manifestado lo que hemos de ser. Sabemos que, cuando
se manifieste, seremos semejantes a Él”.170

Es decir, que Dios se manifiesta al mundo por el Hijo, pero el nacimiento de


Éste no tiene lugar en el cuerpo sino en el alma. Es ésta la idea clave del pensamiento
del Maestro Erckhart, la que desarrolló una y otra vez en sus escritos. El camino de la
166
I CORINTIOS. XIII,7.
167
I EP. S. JUAN. IV,18.
168
EP. ROMANOS, VIII, 14-15.
169
La vivencia de esta dicotomía anímica ha sido constante desde el principio de la Iglesia. Así que no
debe extrañar que el mismo S. PEDRO escribiera en su I Epístola, I, 17: “Y si llamáis Padre al que sin
acepción de personas juzga a cada cual según sus obras, vivid con temor todo el tiempo de vuestra
peregrinación”.
170
I EPISTOLA DE S. JUAN. III, 1-2.
131

salvación, que no es otra cosa que el retorno a Dios, viene por “el nacimiento de la
Palabra (el Hijo) en el alma por el Padre divino”. Pero no sólo en el alma concreta de
Jesús, sino en la de todos los hombres. En Jesús se encuentra la imagen última a la
que hay que tender para que todos seamos como dioses. Dice en otro lugar: “la
naturaleza humana llegó a ser Dios porque Él la “adoptó”.

Para el Maestro Erckhart, Dios está escondido en lugar recóndito del alma, que
él llama, a falta de otras palabras que expresen mejor esa realidad, “la chispa” del
alma. De ahí, por esa puerta, se une el alma con Dios y da lugar, en su caso, al
Nacimiento del Hijo. Pero para eso se precisa que el alma sea virgen, se haya
desasido de las cosas del mundo y esté sólo dispuesta a recibir a la divinidad.

Y añade: “para llegar a ser un único hijo del Padre, los rasgos individuales
deben desaparecer, ya que el hombre individual es un accidente dentro de la
naturaleza humana”. Con estas palabras nos indica que para que nazca el Hijo en
nosotros hemos de llegar a un nivel de maduración de la consciencia en que
superemos el yo individual, que en sus límites nos separa del resto de la Humanidad y
de Dios, para traspasarlo y formar parte de la “comunidad de los santos, pensamiento
y creación de Dios, y llegar a Él en un camino para la unificación. Cuando el Hijo crece
en nosotros somos cada vez menos nosotros y más parte de Dios”171.

Sin embargo, esta acción del Espíritu Santo en el mundo, el que represente la
reencarnación progresiva de Dios en cada hombre, no acabe de ser asimilada por la
Iglesia. Desde edades muy tempranas procuró y sigue rechazando el profetismo, un
don de Dios del que claramente habló S. Pablo. Pero el Espíritu se seguirá
manifestando dentro o fuera de ella.

171
M. ERCKHART. Sermones.
132
133

CAPÍTULO X

LOS EVANGELIOS-2

El Padre
Consideremos ahora cuál es la figura del Padre en los textos evangélicos. A
la omnipotencia y a la justicia, se añade otra característica: la misericordia, que incluso
Jesús llegará a magnificar. Así se indica en dos citas del S. LUCAS: “Sed
172
misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” . “Qué padre entre
vosotros, si el hijo le pide un pan, le dará una piedra? ¿o si le pide un pez, una
serpiente? ¿o si le pide un huevo le dará un escorpión? Si vosotros, pues, siendo
malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial
dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?173

La referencia máxima a la naturaleza del Padre surge de la identificación de


Jesús con Él. No hay otra, pero es la más auténtica. El cuarto Evangelio lo expresa
claramente y de forma repetida. Recordemos las conocidas citas que hablan de ello:
“Ellos le decían: ¿dónde está tu padre? Respondió Jesús: ni a mí me conocéis ni a mi
Padre; si me conocierais a mí, conoceríais a mi Padre”174. O en estas otras: “Lo que
mi Padre me dio es mejor que todo, y nadie podrá arrebatar nada de la mano de mi
Padre. Yo y mi Padre somos una misma cosa”175. “…el que me ha visto a mí ha visto al
Padre…Creedme, que yo estoy en el Padre y el Padre en mí”.

Por tanto, básicamente, el Padre es tal cual fue Jesús. Y éste sublimó la
misericordia con un Amor incondicional, para todos, justos y pecadores. Es, pues,
largo el camino que se ha recorrido entre el Iahvé del Libro de Job y el Dios que se
muestra en Jesús.

Jesús presenta a un Dios exclusivamente bueno con lo que posibilita una


reconciliación con el hombre. Con ello evita desde el punto de vista psicológico que el
hombre se disocie, se vuelva exclusivamente racional y en completa soledad en el

172
S. LUCAS. VI, 36.
173
Ib. XI, 11.
174
S. JUAN, VIII, 19.
175
S.JUAN. X,29.
134

mundo (algo que está ocurriendo en la actualidad), disociado de su inconsciente y


dando por ello lugar a una personalidad patológica. Cuando el hombre olvida la parte
irracional de su ser puede llevar a las mayores aberraciones.

¿Por qué la Pasión de Jesús?

Surge aquí una cuestión que parece no resuelta todavía. ¿Cómo el Padre, tal
como lo presenta Jesús, infinitamente bueno y misericordioso, puede exigir un
sacrificio como el de la cruz a su propio Hijo, el inocente, para satisfacer una justicia
por las faltas de otros?

El problema pienso que tiene una solución de tipo psicológico. Queramos o no,
no podemos olvidar nuestra historia, la nuestra individual y la de todos los hombres,
que llevamos en nuestro interior como una carga. El Dios Padre no acaba de enterrar
a Iahvé, y éste aparece donde menos lo esperamos. Y nos imaginamos a un Iahvé
consintiendo la muerte de un inocente para cumplir con una justicia que merecen
otros. ¡Pero Cristo es Dios! ¿Dios se hace justicia a sí mismo?

Desde un punto de vista psicológico, intentando comprender estas paradojas,


tenemos que fijarnos en un suceso poco explícito en los Evangelios: la oración de
Jesús en el Huerto de Getsemaní, donde sufrió una experiencia mística extraordinaria.
En el segundo Evangelio se indica: “y les decía: triste está mi alma hasta la muerte;
permaneced aquí y velad. Adelantándose un poco, cayó en tierra y oraba que si era
posible, pasase de Él aquella hora. Decía: Abba, Padre, todo te es posible; aleja de mí
este cáliz; mas no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú”176.

El Evangelio de S. Mateo indica lo mismo que el de S. Marcos. El de S.


Lucas añade algún detalle más: “…puesto de rodillas, oraba, diciendo: Padre, si
quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Se le
apareció un ángel que le confortaba. Lleno de angustia, oraba con más instancia; y
sudó como gruesas gotas de sangre, que corrían hasta la tierra”. En cuanto al cuarto
Evangelio, no indica nada a este respecto.

De estos testimonios se puede concluir que la experiencia fue extraordinaria,


que llevó a Jesús a un estado de extrema ansiedad, que se le exigió lo que no quería
y que, sin embargo, dio su asentimiento. Seguramente tendría su premio espiritual
inmediatamente a la aceptación, pues, tras el éxtasis, se le ve enfrentar su terrible
destino con una sublime serenidad.

176
S. MARCOS. XIV, 34-36.
135

¿Qué tipo de experiencia fue la de aquella noche? ¿Qué sentido tendría su


pasión y muerte? ¿Eran necesarias? ¿Por qué su aceptación?

Actualmente los conocimientos sobre Psicología han crecido enormemente, y


el estudio de los estados no ordinarios de consciencia permite que nos podamos
aproximar a la respuesta a estas preguntas. Voy a referirme aquí a una experiencia
fuera de lo común sufrida por una persona que no era precisamente ordinaria. Me
estoy refiriendo a la dra. Elisabeth Kübler-Ross (1926-2004).

Pero antes de ello conviene decir unas palabras sobre la personalidad


extraordinaria de esta mujer. Se licenció en Zurich, atendió a los damnificados de la 2ª
Guerra Mundial como miembro del cuerpo de Voluntarios por la Paz en Francia y en
Polonia. Visitó el campo de concentración de Maidanek poco tiempo después de la
liberación de los presos. Atendió a esquizofrénicos desahuciados en el Departamento
de Psiquiatría del Hospital Estatal de Manhattan, con sorprendentes resultados. Se
vio atraída por las experiencias entorno a la muerte de personas que habían sufrido
una muerte clínica y habían revivido; recogió unos 20.000 testimonios; ella misma
experimentó la muerte clínica. Atendió a niños moribundos afectos de cáncer y SIDA.
Fue la fundadora de la Tanatología. Y, como ella misma dijo, había experimentado
todas las experiencias místicas que cualquiera pueda desear.

Y una de esas experiencias fue la que relató ella misma en su libro La Rueda
de la Vida. Lo que cuenta es impresionante:

“A pesar de todos los esfuerzos para permanecer despierta, no tardé en quedarme


dormida, y entonces fue cuando comenzaron las pesadillas. Éstas fueron como pasar por mil
muertes; me torturaron físicamente. Casi no podía respirar; el dolor y la angustia eran tan
agobiantes que ni siquiera tenía fuerzas para gritar o pedir auxilio, aunque nadie me habría
oído en todo caso. Durante las horas que duró esto, observé que cada vez que acababa una
muerte comenzaba enseguida otra, sin darme opción a cobrar aliento, recuperarme, gritar o
prepararme para la siguiente. Mil veces.

Lo entendí perfectamente. Estaba reviviendo la agonía de todos los pacientes a los que
había atendido hasta ese momento, reexperimentando la angustia, la aflicción, el miedo, el
sufrimiento, la tristeza, el duelo, la sangre, las lágrimas…todo aquello por lo que habían pasado
ellos. Si alguien había muerto de cáncer sentía ese terrible dolor, si alguien había sufrido un
infarto, padecía también sus efectos.

Se me concedieron tres respiros. La primera vez pedí el hombro de un hombre para


apoyar la cabeza…Pero en el instante en que expresé esa necesidad, una ronca voz masculina
respondió: -No se te concede. Esa negativa, expresada en tono tan firme, decidido y sin
emoción, no me dio tiempo para hacer otra pregunta. Me habría gustado preguntar «¿Por
qué?»; después de todo, yo había puesto mi hombro para que se apoyaran en él muchos
moribundos. Pero no hubo tiempo, energía ni lugar para hacerla.

El dolor, que me atenazaba como una larga contracción de parto, se agudizó hasta un
extremo tal que sencillamente deseé morir. Pero no tuve esa suerte. Ignoro cuánto tiempo pasó
hasta que me concedieron un segundo respiro. Entonces pregunté: «¿Puedo coger la mano de
alguien?». Deliberadamente no especifiqué si de hombre o de mujer; no había tiempo para ser
136

tan exigente. Sólo deseaba una mano a la cual cogerme. Pero esa misma voz firme y sin
emoción rechazó mi petición: «No se te concede».

No tenía idea de si habría un tercer respiro, pero cuando llegó, y tratando de ser lista,
inspiré hondo y me dispuse a pedir que me mostraran la yema de un dedo. ¿Para qué? Bueno,
aunque uno no puede cogerse a la yema de un dedo, al menos eso demuestra la presencia de
otro ser humano. Pero antes de expresar esa última petición, me dije: «¡Demonios, no! Si no
consigo una simple mano para cogerme, no quiero la yema de un dedo tampoco. Prefiero
continuar sin ayuda, sola».

Furiosa y resentida, haciendo acopio de toda la rebeldía de mi voluntad, me dije: «Si


son tan tacaños que ni siquiera me dan una mano para cogerme, entonces estaré mejor sola.
Por lo menos tendré mi estima y mi dignidad».

Esa fue la lección. Tenía que experimentar todo el horror de mil muertes para reafirmar
la dicha que vino después.

Repentinamente, pasar por esa terrible prueba se convirtió en cuestión de fe, como
ocurre con la vida misma.

Fe en Dios, fe en que jamás Él enviaría a nadie algo que no fuera capaz de soportar.

Fe en mí misma, fe en que sería capaz de soportar cualquier cosa que Dios me


enviara, que por doloroso y angustioso que fuera, yo sería capaz de pasar por ello.

Tuve la pasmosa sensación de que alguien estaba esperando que dijera algo, que
dijera “Sí”. Entonces comprendí que lo único que se me pedía, era que dijera “Sí” a eso.

Mis pensamientos volaban. ¿A qué tenía que decir sí? ¿A más angustia? ¿A más
dolor? ¿A más sufrimiento sin asistencia?

Fuera lo que fuese, nada podía ser peor que lo que ya había soportado; y continuaba
allí, viva, ¿verdad? ¿otras cien muertes? ¿otras mil?

Importaba poco. Tarde o temprano eso acabaría. Además, el dolor ya era tan intenso
que no lo sentía. Estaba más allá del dolor.

-«¡Sí! –grité- ¡Sí!»

Al instante todo se quedó inmóvil y todo el dolor, angustia y ahogo desaparecieron.


Casi totalmente despierta, vi que fuera estaba oscuro. Hice una respiración profunda, la
primera completa durante un período de tiempo imposible de precisar, y una vez más miré la
noche oscura a través de la ventana. Acostada de espaldas, me relajé, inspiré de nuevo, y
entonces empecé a notar algunas cosas peculiares. Lo primero que observé fue que mi
abdomen, muy bien delineado pero independiente de los músculos, empezaba a vibrar a una
velocidad cada vez más vertiginosa…Cualquier parte del cuerpo que me mirara empezaba a
vibrar a esa misma y fantástica velocidad. Las vibraciones lo descomponían todo hasta su
estructura más básica, de modo que al mirar cada parte, mis ojos se deleitaban contemplando
los miles de millones de moléculas danzantes.

En este momento comprendí que había salido de mi cuerpo físico y estaba convertida
en energía. De pronto vi muchísimas flores de loto de una belleza increíble. Esas flores se
fueron abriendo lentamente, sus colores cada vez más vivos y preciosos, convirtiéndose poco a
poco en una sola y enorme flor. Detrás de la flor vi una luz que todos mis pacientes decían
haber visto.

Sabía que tenía que pasar por esa flor y fundirme con la luz; esa luz maravillosa me
atraía con una fuerza magnética, produciéndome la sensación de que mi fusión con ella sería
el fin de un viaje largo y difícil. Sin ninguna prisa…me solacé en la paz, belleza y serenidad del
mundo vibrante…Mi visión se expandió, abarcando kilómetros y kilómetros, permitiéndome
verlo todo, desde un tallo de hierba a una puerta de madera, en su estructura molecular
natural, en sus vibraciones. Con inmensa reverencia y respeto observé que todo tiene vida,
divinidad. Mientras tanto continuaba avanzando por la flor en dirección a la luz. Finalmente me
137

fusioné con ella, mi hice una con el calor y el amor. Un millón de orgasmos eternos no bastan
para describir la sensación de amor, de bienestar y cariñosa acogida que experimenté.
Entonces oí dos voces. La primera fue la mía, me dijo: “Soy aceptable a Él”. La segunda voz,
que venía de otra parte y que para mí fue un misterio, dijo: “Shanti Nilaya”.

Es evidente la semejanza de esta experiencia con la que cuentan los tres


primeros Evangelios sobre Jesús. A éste se le exigió que aceptara todos los pecados
de la Humanidad. A Elisabeth que reviviera todas las muertes de las que había sido
testigo como muertes propias. Fue en ambos casos una exigencia simbólica ¿de qué?
¿Cómo interpretar esa exigencia?

Para ello es necesario recurrir a las aportaciones recientes de la Psicología


sobre el desarrollo de la personalidad humana a lo largo de la historia. Es un tema
extenso al que ha dedicado extraordinaria atención y ha expuesto muy didácticamente
KEN WILBER177. Aquí tendré que resumirlo mucho, aunque procuraré retener la idea
esencial.

La consciencia evoluciona desde la niñez a estadios cada vez más


desarrollados en la vida adulta. En cada época histórica el nivel que se alcanza se ha
ido elevando para el tipo de consciencia medio de la población, siendo una
característica básica del nivel de civilización de ese momento. Este nivel medio de
consciencia no tiene porqué ser equivalente en las distintas poblaciones de la Tierra,
presentando ritmos distintos en su evolución. Sin embargo, dentro de cada cultura
particular, existen siempre individuos privilegiados que alcanzan cotas de desarrollo
psicológico mucho más alto que la población en que viven. Son a fin de cuentas los
que dirigen esa cultura, y a los que a menudo confundimos con las características de
la civilización en que están inmersos. Por ejemplo, no debemos confundir el grado de
desarrollo personal de los filósofos griegos con el nivel de consciencia de la sociedad
helénica de su tiempo, en un nivel puramente narcisista.

Las etapas sucesivas por las que puede transcurrir la consciencia (que KEN
WILBER llama Fulcros) hasta el nivel alcanzado en los tiempos actuales se describen
en la nota al pie adjunta178. A través de todas estas etapas se va alcanzando la

177
KEN WILBER. “Historia de todas las cosas”. Ed. Kairós. 1996.
178
FULCRO 0
Lo constituye la Matriz Perinatal básica, primordial. Al nacer, el niño es un holón sensoriomotor, que
incluye y trasciende a los átomos, moléculas y células. El “yo”, en ese momento, es en algún
modo “material”, identificado con la dimensión sensoriofísica. No distingue entre interior y exterior. El
yo físico y el mundo físico se hallan fundidos, todavía sin diferenciar. Para él una lámpara y su pierna son
lo mismo.
A esta situación primera se la suele llamar matriz primordial, estadio oceánico, protoplásmico, no
dual, indisociado. No está más allá de la dualidad sino más acá.
Es un estadio del máximo egocentrismo, narcisismo puro, carece de amor y de compasión.
138

FULCRO 1 (fisiosfera)
A los 4 meses, el niño diferencia su cuerpo del resto del mundo. Si se muerde el pulgar le duele; no si
muerde la sábana. Aquí empieza la diferenciación del fulcro 1, que se completa al finalizar el año. “La
salida de cascarón” del fulcro 1 (la fase 2 del fulcro 1) constituye el nacimiento real. Los trastornos del
desarrollo a este nivel dan lugar a las graves psicosis. Ésta no tiene claras fronteras del yo, presenta un
adualismo, no distingue su yo de lo que le rodea.
FULCRO 2 (biosfera). El nacimiento del yo emocional
Ha superado el niño los límites del yo físico, pero todavía no los del yo emocional, que aparece
fundido con el de los que le rodean, especialmente el de la madre. Es un estadio todavía muy
egocéntrico. El mundo viene a ser como una extensión de sí mismo. Lo que él siente es lo que el mundo
siente, lo que quiere y ve es lo mismo que hace el mundo. No hay más perspectivas que la suya.
Entre los 15 y los 24 meses, el yo emocional comienza a diferenciarse del entorno emocional:
“nacimiento psicológico” (fase 2 del fulcro 2). Es la escisión entre el sujeto y el objeto. Es la “expulsión
del paraíso”. Es el primer despertar, y se sufre. Se adentra en el conocimiento del sufrimiento. Es un
estadio agridulce.
Si las cosas van mal, si permanece fijado en el estado narcisista (trastornos narcisistas de la
personalidad), o si el proceso de diferenciación empieza pero no concluye, entonces tenemos los
trastornos bordeline, sin fronteras emocionales claras.
Aquí no se tiene clara la sensación de identidad.
FULCRO 3 (noosfera): El nacimiento del yo conceptual
Al trascender el nivel emocional, se pasa al mental, conceptual, al mundo de las imágenes (7 meses),
símbolos (2º año) y conceptos (4º año hasta el 7º), llamado estadio preoperacional por PAGET.
Empieza el mundo del lenguaje, el mundo noosférico.
El yo mental es histórico, puede pensar el pasado ( posibilidad de remordimientos y rencor) y el
futuro ( posibilidad de presentar ansiedad).
Patológicamente, la noosfera puede reprimir la biosfera (la líbido) neurosis a nivel individual, crisis
ecológica a nivel colectivo.

Visiones del mundo de los 3 primeros fulcros


Fulcro 1: Visión arcaica: el término arcaico se refiere a los estadios anteriores al surgimiento de los
homínidos.
Fulcro 2: Visión mágica. No se diferencian claramente los símbolos de los objetos que representan.
Da lo mismo clavar una aguja en un muñeco que hacerlo a la persona que representa. El mundo se
vuelve animista, poblado de espíritus, las nubes y los árboles ven y oyen.
Fulcro 3: Visión mítica. El niño comprende que ya no puede gobernar mágicamente el mundo, pero
quizá otro pueda hacerlo. Así aparecen los panteones de dioses, demonios, hadas… dotados de poder
milagrosos para suspender las leyes de la naturaleza. Ya que el poder egocéntrico no funciona, se
recurre a la plegaria o regateo con esas fuerzas. La visión mítica sigue en el fulcro 4 (mente rol/regla) y
se desvanece en la visión racional.
FULCRO 4: el nacimiento del yo-rol
PIAGET lo llamaba estadio operacional concreto (conop). Aparece alrededor de los 6-7 años y termina
entre los 11 y 14 años. Se aprenden reglas y papeles mentales, y la capacidad de asumir el papel de los
demás.
La correspondencia moral es la conformidad con un orden, es el estadio de “la ley y el orden”. Cambia
la sensación de identidad, la actitud moral y las necesidades del yo.
Los recuerdos de nuestra infancia están muy dificultados porque nos los representamos con nuestra
visión actual. No obstante, se hallan presentes en forma de engramas en nuestro psiquismo,
conservando su visión del mundo. Se puede llegar a tener contacto con esos engramas con
determinadas terapias, prácticas meditativas, ciertas drogas o situaciones de intenso stress, hipnosis.
Con el peligro luego de reelaborar esos recuerdos, tratando de culpar de las angustias del samsara, del
momento del aislamiento emocional, a alguien en concreto.
En el fulcro 4 lo importante es la forma de relacionarme con mi papel social, con los compañeros –o
en sentido más amplio con mi región, país o etnia-. Pero no pasa de ahí. Se puede asumir el rol de los
demás y descentrarse de uno mismo.
La patología aquí se presenta en forma de falsos guiones sociales, que no resisten la evidencia
racional. Se presenta en muchos cuadros depresivos en los que uno se miente a sí mismo y mantiene
139

integración personal. Se llegaría a constituir finalmente el “sí mismo” de JUNG, en el


que el inconsciente y la parte consciente se integran, el primero como impulso y la
segunda como propósito de vida. Se asumen las partes “negativas” de nuestro ser,
ya no se reprime la “sombra”, componente instintivo y pulsional, con lo que pierde su
fuerza de dominio, al saberse descubierto y aceptado.

Pero con ello no se cierran las posibilidades y evolución de la consciencia,


pudiendo alcanzar niveles Transpersonales, objeto preferente de estudio de la que
viene llamándose Psicología Transpersonal, y que aquí interesa sobremanera para

creencias falsas: “el hecho que no le guste a esta persona significa que no le gusto a nadie”, “si fracaso
en esto supone que fracasaré en todo”, etc.
EL FULCRO 5, mundicéntrico y maduro
Entre los 11 y 15 años aparece en la cultura occidental este fulcro, el de las operaciones formales
(formop). En la estructura operacional concreta se podía operar sobre el mundo concreto; ahora se
puede operar sobre el mismo pensamiento.
El ejemplo de Piaget: Se entrega a los niños tres vasos con líquido transparente y se les pide que los
mezclen hasta conseguir un color amarillo. Los niños que están en fase operacional concreta mezclan
los líquidos al azar hasta que surge el color amarillento o lo dejan por aburrimiento. Los adolescentes
que están en fase operacional formal, hacía distintas combinaciones, haciéndose una idea de cada una
de ellas: qué pasa si mezclo A con B., o B con C, etc., siguiendo un determinado esquema mental para
llegar a todas las combinaciones posibles.
Se empieza a pensar en la posibilidad de mundos diferentes, “qué ocurriría si…” Se empieza a
imaginar un mudo ideal.
Es el momento de la razón y la revolución. El pensar sobre el pensamiento permite la
introspección.
Entonces se enjuician los roles sociales. Trasciende las normas. Alcanza la liberación de las normas.
Pero todavía tendrá que integrarlas.
Y la actitud moral pasa a ser postconvencional. Se llega a una actitud mundicéntrica. Quiere saber lo
que es correcto, pero no sólo para su grupo o país, sino para todo el mundo. Es una transformación
difícil y que pocos llegan a ella.
Todos los individuos son merecedores de la misma consideración y de las mismas oportunidades, sin
importar raza, credo o sexo.
El problema es que los que tienen esa visión mundicéntrica tienen que vérselas con una multitud que
sigue siendo egocéntrica o etnocéntrica, y que no comparten su universalismo. Se ve obligado a ser
tolerante con quienes no lo son con él.
Esa tolerancia hacia todas las culturas puede llevar a pensar que todas son de valor
equivalente. Es la actitud de los multiculturalistas. Tengamos en cuenta que, según un estudio, sólo el
4% de la población estadounidense es postconvencional. Una visión todavía muy infrecuente.

Si todas las actitudes culturales son iguales, ¿no tendríamos que rechazar a los nazis o a los
fundamentalistas suicidas? Por aquí se llega a la patología, se llega a una crisis de identidad, al no verse
arropado por un grupo.

FULCRO 6: la integración corpomental del centauro

El último gran estadio “ortodoxo”. Es muy poco frecuente. Estructura visión-lógica, global e
integradora. A través de las dos vertientes objetivas produce teorías de sistemas objetivos.

Hay una integración entre mente y cuerpo –entre biosfera y noosfera- , se origina un yo
autónomo, integrado en redes de responsabilidad y servicio.

Las investigaciones de JOHN BROUGHTON muestran que el yo es consciente de la mente y del cuerpo
como experiencia, trasciende el simple conocimiento y lo transforma en vivencia. Ve a su mente
identificada con el mundo. Es el nivel existencial.
140

intentar comprender la experiencia de Getsemaní y la aceptación de Jesús a su


Pasión.

En estas etapas se deja atrás la individualidad, para comprender y vivir que


somos partes de realidades mucho más amplias en las que estamos integrados. Su
conocimiento se debe a la experiencia de una escasa minoría que ha superado los
niveles de consciencia presentes en la inmensa mayoría de la población. Aunque su
descripción puede variar algo según las escuelas místicas, se puede hacer una
descripción general de esos niveles superiores. Veamos:

Estadios supraconscientes o transpersonales

En el estadio sexto es cuando se hacen conscientes la mente y el cuerpo, se


empieza a trascenderlos. El Yo se vuelve independiente de ellos. ¿Cuál es la meta?
La respuesta que dan los grandes místicos y sabios del mundo es que el camino
conduce directamente a Dios, el Espíritu, intersectando al final nuestra conciencia con
el Infinito.

Aquí el observador se llama YO, con mayúscula, Testigo, Presencia pura; en


palabras de los místicos, rayo directo de la Divinidad, el Cristo, el Buda, la misma
Vacuidad.

El Testigo ha estado siempre presente en todos los estadios, pero es ahora


cuando se hace manifiesto.

En este estadio, llamado centáurico, se empieza a considerar la mente como


objeto. Por ello, todas las tradiciones místicas, al pasar al siguiente nivel, indican que
las mente les abandona, por que el Yo se hace trascendental, supramental,
transnacional, transegoico o transpersonal.

¿Qué ocurre en ese después?, ¿De dónde procede el Testigo?

Una de las respuestas más conocidas dice: “Existe una esencia sutil que
impregna toda realidad, es la realidad que todo lo es, el fundamento de todo lo que es.
Esa esencia lo es todo. Esa esencia es lo real. Y tú, tú eres eso”.

El Testigo, dicen los místicos, es un rayo de ese Sol que es el radiante Abismo,
el sustrato, el que mantiene la totalidad del Kosmos. Y que está presente en la
intimidad de la consciencia. En esa profundidad, el yo personal se funde con el Yo del
Kosmos en una Identidad suprema. “Yo y mi Padre somos la misma cosa”, decía
Jesús, “quien me ve a Mí, ha visto al Padre”.
141

Los estadios transpersonales son el Camino que sigue el Yo observador hasta


llegar a su última morada, el Espíritu puro, la Vacuidad. Como decía el MAESTRO
ECKHART en sus sermones, el Nacimiento del Hijo del Padre en el alma. Para el
Maestro, Dios está escondido en lugar recóndito del alma, que él llama, a falta de otras
palabras que expresen mejor esa realidad, “la chispa” del alma. De ahí, por esa
puerta, se une el alma con Dios y da lugar, en su caso, al Nacimiento del Hijo. La
superación del egocentrismo para identificarse con la totalidad del Kosmos, la pérdida
de la individualidad, lo expresa ECKHART así: “para llegar a ser el único Hijo del
Padre, los rasgos individuales deben desaparecer, ya que el hombre individual es un
accidente dentro de la naturaleza humana”.

Los que transitan por ese camino son sólo ya un grupo de hombres y mujeres.
Algunos de ellos se agrupan con personas afines y desarrollan prácticas,
instrucciones, que despliegan los mundos superiores. Experimentos interiores que
permiten que otros reproduzcan sus descubrimientos y los verifiquen. Nos han legado
los mapas de los viajes interiores.

Poseemos mapas de las grandes tradiciones contemplativas occidentales y


orientales. Unos son instrucciones y directrices propios de las vertientes objetivas,
adecuados para una conferencia erudita. Otros son instrucciones de las vertientes
interiores, que nos obligan a practicarlas.

Esos niveles superiores se pueden simplificar en

Nivel psíquico o del misticismo natural

Nivel sutil o del misticismo teísta

Nivel causal o del misticismo informe

Trasfondo no dual, en el que están incluidos todos los niveles.

Fulcro 7: nivel psíquico

Es un estadio transicional entre el existencial y los propiamente transpersonal. Puede


tener sensaciones vivenciales de misticismo natural, en las que se identifica con el mundo
ordinario sensorio-motor, se siente convertido en la misma Naturaleza, ya no está aquí
contemplando una montaña sino que se convierte en “montaña”, una montaña que se mira a sí
misma. Ya no hay separación entre sujeto y objeto. Ya es un “místico de la Naturaleza”. A ese
yo se le ha llamado en ocasiones Sobrealma o Alma del Mundo.

En todas las épocas han existido individuos con un nivel de consciencia muy por
delante de su tiempo. Leamos algunas palabras de PLOTINO, filósofo neoplatónico del siglo
142

III, ya totalmente inserto en este fulcro, cuando la inmensa mayoría de la humanidad actual no
ha superado el estadio existencial (F-6):

“No creamos que un hombre es bueno porque desprecie al mundo y a toda la belleza
que hay en él…Porque cuando amamos a una persona amamos también todo lo que le
pertenece, del mismo modo que dispensamos a los hijos el afecto que sentimos hacia el padre.
Y, si toda alma es hija del Espíritu, ¿cómo puede, entonces, este mundo estar separado del
mundo espiritual? Quienes desprecian lo que es tan semejante al mundo del Espíritu
demuestran no saber nada de Él excepto el nombre…Observar la forma en que el Alma fluye
en todas partes y se derrama por todo el mundo, impregnándolo e iluminándolo. Del mismo
modo que el más resplandeciente rayo de sol ilumina una oscura nube y amarillea sus
contornos, así el alma, cuando entra en el cuerpo de los cielos, le da vida y belleza atemporal y
la despierta de su letargo. Así también el mundo, arraigado en lo atemporal por el alma que le
infunde inteligencia, se transforma en un ser vivo y bendito…

[El Espíritu] se vierte por completo en cada fragmento de este inmenso cuerpo,
derramando su ser en cada parte, grande o pequeña, y por más que las distintas partes estén
separadas en el espacio y parezcan enfrentarse unas a otras, cada una depende de todas las
demás. El alma no está dividida y tampoco debe dividirse para dar vida a cada individuo. Todas
las cosas viven por el alma en su plenitud, que se halla completamente presente por doquier.
Los cielos, inmensos y distintos como son, son Uno por el poder del alma, y es por ello que
nuestro universo es Divino. También el sol es Divino, y las estrellas, y hasta nosotros mismos,
si somos merecedores de algo, somos tributarios del alma. No te quepa duda de que, por eso
mismo, tú puedes alcanzar a Dios. Y debes saber que, para ello, no tienes que ir muy lejos.”

Fulcro 8: nivel sutil

Se alcanzan niveles más altos en la conciencia vigílica, iluminaciones interiores, formas


arquetípicas, sensaciones beatíficas, estados expandidos de amor. Es un misticismo teísta, de
unión con la divinidad

Su patología, cuando se presente es el terror cósmico.

Se supera el misticismo natural al unirse con la deidad; por eso se le llama misticismo
teísta. Pero las profundidades que se alcanzan han de ser interpretadas como unión a Cristo,
por ej., en un cristiano, o con Buda, o como una experiencia arquetípica del Yo. Y estas
interpretaciones son fruto del contexto sociocultural.

Se trata de fenómenos ontológicamente reales, aunque no existan en el espacio


sensoriomotor, ni en el racional, ni en el existencial. Así que no se pueden demostrar desde
esos espacios.

Arquetipo jungiano

Como ya se indicó en su momento, lo constituyen imágenes primordiales heredadas


colectivamente, en un nivel mágico y mítico, no en un nivel psíquico o sutil. Representan a las
experiencias básicas comunes a la humanidad. Impregnan todas nuestras actitudes. Cuando
nos relacionamos con nuestra madre, inconscientemente nos estamos relacionando con la
Gran Madre, imagen arquetípica, dando lugar a una respuesta psicológica desproporcionada.

Arquetipos reales

Desde las tradiciones neoplatónicas occidentales hasta el vedanta, el maharanaya y el


tricaya orientales, son formas-semillas sutiles de las que depende toda manifestación. En los
estados profundos de la contemplación uno comprende que el Kosmos emana directamente
de la Vacuidad, de la Pureza primordial. Y las primeras formas que emergen de este Espíritu
son las formas básicas de las que dependen las demás formas. Esta pauta original o molde
primordial es la Luz de la que como remedo dependen otras luces inferiores, una Cognición,
en comparación con la cual toda cognición es un remedo, un Sonido del que los demás son
simple eco.
143

Estas afirmaciones, aprendidas de PLOTINO, ASANGA, GARAB DORJE,


ABHINAVIGUPTA O SHANKARA, no son elucubraciones teóricas, sino relatos experienciales.
Interpretados por cada uno de ellos según el contexto en que han vivido. Y si uno quiere
saber de que están realmente hablando tiene que implicarse en una práctica y enseñanza
contemplativa. Hacer el experimento consigo mismo. Y, como decía Emerson, que los intrusos
se quiten los zapatos, porque nos adentramos en los dominios del Dios interior.

Fulcro 9: Lo Causal

Como se ha indicado, las formas arquetípicas reales surgen de la Vacuidad, de lo


Causal, que es el fulcro 9. Es el Nirvana. Los objetos desaparecen de la consciencia, la
consciencia es absorbida. Una vacuidad que se experimenta como plenitud.

Todas las características con las que cada cual se describe habitualmente son las
cosas que se saben de uno mismo. Pero no son el Yo real, El Que Ve, sino cosas que usted
puede ver.

RAMANA MAHARSI daba el nombre de Yo-Yo a ese Testigo que es consciente del Yo
individual y que no puede ser visto. Ese Testigo contempla el mundo externo y también sus
pensamientos. Pero Él no puede ser visto por Él mismo. No es un pensamiento concreto, ni el
cuerpo ni la mente. Se siente entonces una inmensa libertad, nada condiciona. Es una
apertura, una Vacuidad, espacio abierto que todo lo contiene. Se llega a una completa
desidentificación de todos los objetos. Es aespacial y atemporal. El Vidente es anterior al
nacimiento y a la muerte, anterior al Tiempo. “Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en
Dios”. No es nacido, y por ello inmortal. Nunca contaminado por la corriente del tiempo.

Es el sustrato, la causa, el soporte creativo de todas las cosas. Y una disposición


intrínseca es la creatividad: “Por Él fueron hechas todas las cosas”.

Lo no dual

¿És el fulcro 9 el estadio final, el punto omega?

Para algunas tradiciones sapienciales así es. Pero hay algunas de ellas, no duales, que
indican que éste no es el punto final. El Testigo terminaría desvaneciéndose y resultaría
idéntico a todo lo atestiguado. ”Vacuidad = Forma”, “Forma = Vacuidad”. Es el Espíritu como
sustrato de todos los niveles. No un nivel sino la auténtica realidad de todos ellos. En ese
estado no se contempla el cielo, se es el cielo. Es el universo entero. Todo va pasando, pero
nadie contempla el paisaje por que se es el paisaje. Se es todo en la existencia. No se tiene
experiencia, se es experiencia. Es la falta de dualidad, “como el aplauso de una sola mano”.

Es un estado en el que siempre hemos estado en Él, en todos los niveles, pero nos
hemos mentido a nosotros mismos. Todos los dualismos son verdades relativas.

Dos filósofos occidentales contemporáneos han estado de acuerdo en esta no dualidad


esencial: WILLIAM JAMES y BERTRAND RUSSELL, a pesar de ser muy diferentes. James
habla de “empirismo radical”, como conocimiento “inmediato”, experiencia directa, no sólo
referida a experiencia sensorial sino también experiencia interior. E intenta explicar que la
“materia básica primordial” carece de dualidad. Es lo mismo que han afirmado los místicos y
sabios de todos los tiempos, como PLOTINO, AGUSTIN, ERKHART, SCHELLING,
SCHOPENHAUER, EMERSON, pero él fue el primero dentro de la filosofía ortodoxa. y
convenció a RUSSELL.

La duplicidad así se convierte en una apariencia. Es la insinceridad primordial. La


relación sujeto-objeto no es la realidad fundacional, sino su derivación. Para las tradiciones no
dualistas, como el Zen, el atisbo de la no dualidad es sólo el comienzo, pues cuando se llega a
este nivel empiezan a ocurrir cosas raras. Los pequeños yoes creados artificialmente
comienzan a desaparecer.
144

La iluminación
La no dualidad se manifiesta como dualidad. En las cuatro vertientes: psíquica
individual y psíquica social, empírica individual y empírica comunitaria. A través de ellas es
como hay que atisbar hacia su Fuente. En la interpretación de esta situación cumbre hay dos
escuelas de pensamiento. Hay quien piensa que lo paradigmático es el estado causal, un
estadio discreto, discernible, concreto. En él se entra inicialmente de forma esporádica; luego
más frecuentemente; finalmente a voluntad. En esos instantes de “iluminación” desaparece el
Universo como forma.

Para la otra escuela, no dual, el camino sigue y se llega a una situación sin nivel, al
sustrato de todos los niveles. Ya no hay una Vacuidad distanciada del mundo de las Formas,
sino que lo engloba. Entonces Vacuidad y Forma ya no son dos. Y como está en todos los
niveles, esta escuela de iniciación intenta que se consiga ese conocimiento desde cualquiera
de los niveles.

……………………………………

¿Cómo podríamos interpretar psicológicamente el éxtasis de Getsemaní a la


luz del éxtasis de Kübler-Ross?

¿Qué interpretación podemos dar a esas visiones simbólicas? A Jesús se le


exigió que hiciera suyos los pecados de todos los hombres, que se responsabilizara el
inocente por las faltas de todos los culpables. A Elisabeth Kübler-Ross se le impuso
que pasara por todas las angustias de todas las muertes de las que había sido testigo.
¿Por qué? ¿Por exigencia de un dios celoso de una supuesta justicia universal que no
podría ser satisfecha sino por el sufrimiento de los mejores? Evidentemente, no. Lo
que el Espíritu les pidió, El Espíritu que vivía en ellos, y también en todos nosotros, es
que dieran el salto hacia delante, que se lanzaran sin miedo a los niveles
transpersonales de la consciencia. Que vivieran en plenitud la realidad de que la
Humanidad es una, que ellos mismos eran por sí mismos esa Humanidad. Y si lo eran
tenían que sentir necesariamente los dolores y los pecados de ella. De aquí surge la
concepción del Cristo cósmico, el representante máximo, sublime, del mundo.
Entonces se empieza a vislumbrar con más claridad la Pasión y Muerte de Jesús. No
la de un castigo impuesto por una supuesta justicia divina al inocente por cuenta de los
culpables, sino la justificación que la Humanidad se da a sí misma. Si ella ha sido
capaz de dar a la existencia a un hombre como Jesús, merece por el valor de su
sacrificio que Dios salte el abismo que le separa de los hombres –al Yahveh de Job- y
se encarne en ellos. En este sentido Job es una prefiguración de Jesús, y éste la
realización palpable, real, del anhelo que quedó latente en el libro de Job, que el
hombre puede aspirar a ser Hijo de Dios.

Y cuando Jesús acepta dar el salto que se le pide, supera inmediatamente su


angustia y afronta su prendimiento con toda serenidad. El premio espiritual que
recibió sería semejante al que contaría dos mil años después Elisabeth cuando aceptó
145

morir mil veces y ese premio, lo dice ella en su relato, fue un estado de gracia, un
anticipo del Shanti Nilaya, palabras que ella oyó cuando su visión y que meses
después le traduciría un monje oriental: indicaban en lengua sánscrita: el lugar del
descanso y de la paz.

Queda todavía pendiente una paradoja, algo que no cuadra. Si Dios es


totalmente bueno, si el sacrificio supremo de Jesús justificó a la Humanidad, ¿por qué
Satán todavía anda suelto? ¿por qué tiene que llegar el momento de triunfo del
Anticristo, antes de su definitiva derrota, aunque no desaparición? Parece claro que el
hombre desea la consumación del bien en el mundo, pero sabe que el mal es como un
ingrediente de sí mismo, que el mal y el bien son como los dos platillos de la balanza
de la vida real, que cada uno no se explica sin el otro, por lo que la salvación del Hijo
Bueno de Dios –Jesús- tiene que compensarse por la acción del malvado. Y esta
enantodromía –esta convivencia de los opuestos- debió ser muy evidente para los
primeros cristianos sujetos a las primeras persecuciones. El ser que vislumbra en sí
mismo, el hombre lo traspone a realidades celestiales pero finalmente disociándolo en
el Dios Padre y en Satán. La lucha entre el Bien y el Mal se mantendrá durante el
curso de los milenios, hasta que llegue la justificación final de los que mantuvieron la
esperanza y la fe en los tiempos de tribulación.

Ahora bien, la historia del hombre siempre permanece, y el antiguo Yahveh


sigue presente y actuante, aunque de forma inconsciente. Ya se ha indicado
anteriormente que, a lo largo de su historia, la Iglesia no ha podido verse libre de creer
simultáneamente en Yahveh y en el Padre, en vivir bajo la sombra del temor mientras
afirma el amor incondicional de Dios. Y donde se aprecia está dicotomía de una
forma harto dramática es en el Libro del Apocalipsis. Lo veremos detenidamente en
la ParteTercera de esta obra.
146
147

PARTE TERCERA

LA CRISIS RELIGIOSA DEL SIGLO I

LA PRIMERATEOLOGIA CRISTIANA
148
149

CAPÍTULO XI

INTRODUCCIÓN. LAS RELIGIONES MONOTEÍSTAS

A caballo entre dos milenios, hemos vivido hace pocos años la caída de uno de
los mitos del siglo xx, el muro de Berlín, poniendo punto final anticipado al siglo en
1989. Enseguida se pretendió ensalzar la ideología del grupo vencedor, anticipando
un supuesto final de la historia, ya que el orden del mismo sería el definitivo. Estaba
claro, al parecer, donde estaba la verdad. cuando lo cierto era que la rivalidad este-
oeste, sostenida por dos grandes potencias, había servido para ocultar otros
enfrentamientos más profundos. Hay, no obstante, que precisar que, para ser
exactos, habría que decir que esta rivalidad “este-oeste” estaba toda ella dentro de
occidente. El auténtico enfrentamiento oriente-occidente entre la mentalidad moderna
y el mundo del este asiático es algo más antiguo, más profundo y, afortunadamente,
en camino de integración.

Bajo la coraza militar que sujetó al mundo durante los años de la “guerra fría”,
la historia escondida seguía marchando, y se manifestó de forma explosiva tras la
caída de la URSS. Ésta manifestación tuvo lugar a través de dos fenómenos que
vivimos, dolorosamente, en la actualidad: la resurrección de los nacionalismos y la
rivalidad entre civilizaciones.

Los nacionalismos, movimientos humanos de regresión psicológica a nivel


social e invención histórica, tienen una importancia enorme en estos años, entre otros
motivos porque son el cultivo de donde se nutre el terrorismo moderno. Aprovechan
todo aquello que pueda crear la vivencia de la exclusividad del grupo, intentando
crearse una personalidad social independiente y, al tiempo, enfrentada a todo lo
demás. Frecuentemente, se hecha mano a creencias religiosas como apoyo a esa
identidad, incluso para justificar la violencia. La dramática situación que sufrió
Yugoslavia es un ejemplo patente. Poco importa que los croatas, bosnios, servios y
kosovares en su guerra civil estuvieran muy lejos de lo que ordenan sus credos
religiosos. Para ellos lo importante era usar la etiqueta religiosa, como la étnica, para
afirmar su identidad y su rechazo a los demás.
150

En cuanto al caso del choque entre civilizaciones, aunque con menos


consideraciones dramáticas, es de más alcance. Es difícil definir qué debemos
entender por civilización. Como primera aproximación podíamos considerar a un
conjunto de creencias, sistemas de valores, actitudes políticas, costumbres, posturas
ante el mundo y, en general, un sentido de la vida que predominan en un grupo
humano, generalmente muy extenso, que engloba naciones, con diferencias también
importantes entre los distintos individuos que las componen, pero que, “vistas desde
fuera”, dan la sensación de unidad, de conjunto más o menos uniforme. Y así
podemos hablar de la civilización griega, de la hindú, de la china, de la maya.....de la
occidental, de la islámica.

Estamos viviendo actualmente una confrontación de civilizaciones, más


llamativa entre la occidental y la islámica. Pero también entre la islámica y la judía. Sin
olvidar la importancia de factores económicos (la producción de petróleo es un ejemplo
paradigmático) y políticos, subyace siempre un problema religioso. No es extraño, ya
que la vivencia religiosa es la que condiciona la vivencia del mundo, la forma de
enfrentarse a las circunstancias vitales, lo que da un sentido a la existencia. E incluyo
aquí también al pensamiento ateo, pues no deja de ser una actitud religiosa en cuanto
actitud ante la vida. La confrontación entre civilizaciones es confrontación entre
religiones y difícilmente se resolverá el primero sin resolverse el segundo. En el
momento actual es la confrontación entre el judaísmo, el cristianismo (incluidos dentro
de la civilización occidental) y el islamismo, con puntos de fricción tan importantes
como el de Oriente Medio, Centroáfrica, Filipinas o Indonesia. Pero, ese
enfrentamiento, ¿responde efectivamente a una incompatibilidad entre el credo y la
moral de las tres religiones? ¿no será más bien fruto de un desarrollo cultural
independiente? La busca del origen de las tres creencias, sus puntos comunes,
pueden ser claves en el camino de una reconciliación.

Las Guerras de Religión

Es triste tener que reconocer la historia de guerras entre miembros que se han
dicho creyentes de las tres religiones monoteístas. Entre ellos o entre distintas
facciones dentro de cada religión. Recordemos las guerras de religión de la Edad
Moderna entre católicos y protestantes, y los actuales enfrentamientos musulmanes
entre sunitas y shiitas. ¿Por qué? La importancia de este problema ha dado lugar a
que un teólogo de la importancia de Hans Küng haya escrito 3 volúmenes dedicados
cada uno a cada una de las tres religiones monoteístas resaltando los lazos que las
151

unen, convencido de que, si no hay paz entre las religiones, no la habrá entre las
naciones179

A la luz de lo que se ha expuesto anteriormente en esta obra, intentaré buscar


claves que nos puedan dar algún entendimiento de un hecho tan extraño como
lamentable, pues está en clara contradicción en su creencia, la de las tres religiones,
en un Dios Bueno y Misericordioso.

Una de esas claves sería, a mi entender, el carácter de ser religiones


reveladas. No se han originado como las religiones politeístas, producto éstas de la
observación de la Naturaleza y la deducción de que detrás de los fenómenos de ella
existen “fuerzas”, “neters” o dioses que las explican. Aunque esos dioses tengan
nombres en distintos pueblos, la capacidad “funcional” de cada uno de ellos los
equipara. El origen de las tres religiones monoteístas actuales son revelaciones
especiales de Dios a algunos elegidos.

Atón se reveló místicamente a Akhenatón, El Dios sin nombre, Yahveh, a


Moisés, Dios se encarnó en Jesús y Allah dictó el Corán a Mahoma. El caso de
Amón fue algo diferente; los sacerdotes egipcios, después de milenios de reflexión
teológica, llegaron a comprender que todas las fuerzas de la Naturaleza se podían
fundir en una causa primera, el Uno, el dios desconocido, Amón; y éste no negó a los
neters anteriores sino que los subsumió, convirtiéndose en partes del mismo Amón.

La consecuencia de esta revelación directa de la Divinidad tiende de forma


explicable a entenderse como exclusiva, la única poseedora de la verdad, verdad
que tiene que ser inamovible y, por tanto, dogmática. Y de ahí la tentación de
imponerla por la fuerza. Así quiso imponerla Akhenatón en Egipto; así se impuso la
Ley al que sería el pueblo de Israel. Y así seguimos hasta hoy.

En relación con todo ello se encuentra una característica que ya se indicó


cuando hablamos de la formación de la normativa religiosa judía: su carácter de anti-
religión, de opuesta en muchos de sus caracteres a las prácticas egipcias de su
religión: sacrificios, imágenes, etc. Da la impresión de existir una especie de
necesidad de autoafirmación a base de oponerse a las demás. ¿Tendrán esa
necesidad inconsciente las religiones monoteístas actuales?

Empecemos por sus aspectos comunes. El más llamativo es su monoteísmo


radical, la negación absoluta del politeísmo. Por tanto, adoran al mismo dios, al único
existente. No obstante, la concepción cristiana de la Trinidad, dentro de la divinidad

179
HANS KÚNG. El Cristianismo. Ed. Círculo de Lectores, 1994. El Judaísmo. Ed. Trotta, 1998. El Islam.
Ed. Trotta. 2006.
152

una, nunca ha sido comprendida ni aceptada por judíos y musulmanes. Ni el


abandono de la Ley judía por el Cristianismo pudo ser tolerado por el fariseísmo
rabínico que lo expulsó de las sinagogas.

El segundo aspecto es su origen, tan intrincadamente unido. El Cristianismo,


en su comienzo, fue una forma, una secta si se quiere, del Judaísmo hasta que se
separó a finales del siglo I. Y las fuentes judías y cristianas brotan a cada momento en
el libro del Corán. Las tres religiones se fundamentan sobre la fe revelada en un libro:
el Pentateuco, la Biblia hebrea; la Biblia cristiana según la traducción de los 70, con el
añadido del Nuevo Testamento; el Corán. En ellos está la palabra de Dios. Dejemos
ahora la discusión sobre la interpretación, tan profusamente investigada de forma
crítico-histórica en los últimos tres siglos. Para las tres creencias, Dios es el Creador
de todo, el hombre es totalmente dependiente y su salvación depende sobre todo de la
misericordia divina. Comparten la fe en los grandes profetas.

Entonces, ¿por qué estos enfrentamientos, esas crueles guerras entre


creyentes? Merece meditar sobre ello debido no sólo a un interés histórico sino porque
sigue en permanente actualidad. ¿Qué ocurre, pues? Hay que señalar algunos puntos
previos. Lo primero que habría que decir es que, en estas luchas, las facciones,
aunque se escudan en la fe como estandarte, traicionan precisamente esa fe que
proclaman. ¿Habrá algo menos cristiano que las Cruzadas medievales o la
Inquisición? ¿Dónde está ahí la no violencia de Jesús, el amor a los enemigos que
predicaba? Los cruzados y los inquisidores eran, en realidad, el prototipo del
anticristianismo. Y lo mismo cabe decir de los judíos y los musulmanes. En sus
oraciones no dejan de invocar al Dios misericordioso. ¿En nombre de ese Dios la
guerra santa? No, en los numerosos conflictos con apoyatura religiosa, lo que se
utiliza es el nombre de Dios para intereses personales, de poder, económicos o de
otra laya. Es la justificación perfecta para todas las atrocidades.

La absolutización de las propias creencias

Es el pecado de soberbia de todas las confesiones. Su dogmatización. Es


como una degeneración senil de todas ellas. Durante el siglo I, antes de la catástrofe
de la destrucción de Jerusalén el año 70, existían una gran variedad de tendencias
dentro del Judaísmo (baptistas, esenios, fariseos, saduceos...), como se ha
confirmado recientemente gracias al descubrimiento de los manuscritos de Qumrán.
Fue más tarde, tras la destrucción de la ciudad santa, cuando quedó sólo la secta
farisaica (y la cristiana, por supuesto), la que recopiló la Torá (la Ley) y la Misna (los
153

comentarios y las tradiciones orales), marcando a partir de entonces la ortodoxia


única.

Cristo no fue un dogmático. La esencia de su predicación fue su propia vida, el


amor a Dios y a los hombres. “Venid y seguidme”, “como Dios me envió, así os
envío”, “que cada cual coja su cruz y me siga”. La praxis de la vida concreta fue la
esencia de su predicación. Luego, la interpretación teológico-filosófica se fue
desarrollando, dando lugar a una complicada cristología que no es el momento de
tratar aquí. Lo peor es que “cristalizó” en forma de dogma. Tienen un inconveniente los
dogmas, y es que son estáticos. Fruto de la “visión” o comprensión referente a Dios
en un momento del tiempo, perfectamente aplicables para la vivencia religiosa de una
situación histórica, se les pretende mantener literalmente intocables en palabras y
significados a través de los siglos (y al referirlos a la estricta revelación de Dios, se les
da un valor de intocabilidad absoluta).

Sin embargo, deberíamos tener en cuenta que los dogmas son formulaciones
simbólicas sobre realidades intangibles, aquéllas que no se pueden expresar con la
claridad de una ciencia o un hecho histórico: la existencia de Dios, del alma, el porqué
de la existencia, la posibilidad de una vida tras la muerte, etc. Los dogmas, en
realidad, hay que interpretarlos más que creerlos. Qué dicen en su formulación a
cada seguidor de la religión.

Como cada confesión tiene su propia visión o revelación divina, que nunca
puede ser superponible a la de otro origen, el conflicto está servido. El espíritu de
tolerancia, entonces, brilla por su ausencia. Decía el gran Ibn Arabí, místico musulmán
oriundo de Murcia, que hay tantos dioses como personas; que la inmensidad de Dios
es inalcanzable para cualquiera de sus criaturas; que cada cual tiene su visión parcial
de la divinidad, que nunca será coincidente con la de los demás, pero que, en cierta
forma, todas son verdaderas al referirse al mismo Dios. Fue un gran ejemplo de
tolerancia. ¿Por qué tenemos que considerarnos los únicos depositarios de la verdad
toda? ¿No es más lógico pensar que nuestras creencias no son más que una simple
vislumbre de una realidad que nos supera totalmente? ¿Por qué cada confesión se
cree la única elegida por Dios para su revelación?

La estructuración burocrática de las religiones

Una vez surgido el momento clave de la inspiración mística de determinados


hombres privilegiados (Moisés y los grandes profetas de Israel, Jesús, Mahoma), el
contenido de esa revelación ha de ser transmitida por sus sucesores. La
154

institucionalización de una clase de sacerdotes, rabinos o mollah, garantiza esa


conservación del depósito de la fe. Lo malo es que esas instituciones, de simple medio
al servicio de la propagación de la fe, se transforman en fines en sí mismas;
estructuras humanas que se convertirán de derecho divino, e incluso se dogmatizarían
(la infalibilidad del papa, la autoridad de los imanes). Apenas se ha pensado que
Jesús, o que Mahoma, no eran sacerdotes, sino laicos. Jesús no pretendió crear una
religión nueva, sino superar, sin negar, la Torá mosaica (la Ley), relativizándola
respecto al amor al hombre. Y si entraban en conflicto, la “palabra de Dios” contenida
en la Torá quedaba supeditada al acto de amor (también mandamiento de Dios)
concreto en una determinada necesidad (“el sábado estaba hecho para el hombre”).
Cuando la última cena, un laico bendijo el pan y el vino y se dirigió a unos laicos (sus
discípulos) con el mandato de que celebraran indefinidamente nuevas “cenas” en
memoria suya.

Las instituciones, indefectiblemente, se estabilizan, se estancan en sus


estructuras, difícilmente evolucionan y crean sus leyes (por ej., el código canónico).
¿Son imprescindibles?, y, en todo caso, ¿no habría que relativizarlas en función de la
libertad de Dios?. La relación del hombre con Dios no ha de ser legal, normativa, sino
amorosa.

En cuanto al Islam, es una religión que, desde el principio, se conformó como


institución de poder. Éste está configurado a modo de tres círculos concéntricos: el
primer poder es el ejercido por el Dios creador, de carácter ilimitado, poder que acepta
la criatura sumisa, el muslim. Por debajo de ese poder supremo está la comunidad de
los creyentes, la ummat al-islam, cuyo poder se ejerce sobre los no creyentes180, cuyas
buenas obras no les supondrán la justificación. El tercer nivel de poder es el ejercido
por el hombre sobre la mujer181. La fuerte implicación del Islam en la vida práctica
supone una enorme dificultad en su adaptación al mundo moderno. La realidad social
es cambiante por naturaleza a lo largo del tiempo, mientras las normas coránicas han
sido escritas muchos años años y son intocables. ¿cabe la posibilidad de
reinterpretarlas?

¿Y la religión judía? Si bien perdió su poder temporal (el que le quedaba) a


partir del año 70 del primer siglo, mantuvo, desde el punto de vista religioso, la
ortodoxia jerárquica del rabinato. El rabino se convirtió en norma y modelo, como una
forma de Torá encarnada. Se originó en la escuela que Yohanan ben Zakkay fundó,
con permisividad de los romanos, en Yabné, pueblo costero en la región de Jaifa. Tras
180
Corán, III, 109-114.
181
Corán, IV, 38.
155

ben Zakkay dirigió la escuela Gamaliel II, de la casa de Hillel. Mediante una
excomunión aplicada al rabí Eliécer ben Hyrcanus, se consiguió eliminar a la escuela
de la casa de Sammai, con su propia interpretación de la Ley. Desapareció así la
disidencia. Actualmente, sin embargo, los judíos tienen que enfrentarse a la
adaptación de los más de seiscientos preceptos de su Ley (halaká), que marcan todas
sus actividades diarias, a la situación moderna. La situación se ha agudizado en el
nuevo estado de Israel, creado en 1948. Las distintas tendencias entre los judíos
(ortodoxas, conservadoras, reformistas, agnósticas) se entrelazan en multitud de
intereses en la sociedad del nuevo Estado, creando conflictos difíciles de superar.

¿Es posible una convergencia, un punto de acuerdo, una aceptación mutua


entre las tres religiones monoteístas? Pienso que una forma de iniciar la concordia es
dialogar sobre la figura de Jesús de Nazaret, intentando acercarse a su figura
primigenia, sin interpretaciones cristológicas posteriores, porque es en ese punto
donde se puede llegar a un lugar de acuerdo entre todos. Para los cristianos porque
Jesús es su justificación y fin de sus creencias. Para los judíos, porque él lo fue
profundamente, el mayor de sus profetas. Los dos últimos siglos se han prodigado los
estudios sobre Jesús escritos por autores judíos182. Ellos mismos están integrando a
Jesús como una figura positiva dentro de su historia. ¿Y qué decir de los
musulmanes? el Corán no ahorra elogios a Jesús y a su Madre. Son enormes las
influencias judaicas y cristianas en el libro santo del Islam. Sí, hay una figura clave,
una piedra angular, sobre la que fundar la futura concordia.

182
LEO BAECK. “Harnack´s Vorlesunsungen über das Wessen des Christentuns”.Monatschrift für
Geschiste und Wissenschaft des Judentuns 45 (1901).
JOSEPH SALVADOR. “Jesucristo y su doctrina”, 1838.
SAMUEL HIRCH. “El sistema de las concepciones religiosas de los judíos y su relación con el paganismo,
cristianismo y con la filosofía absoluta”. 1842.
JOSEPH KLAUSNE. ”Jesús de Nazaret, su tiempo, su vida y su doctrina”. 1922.
156
157

CAPÍTULO XII

EL AMBIENTE RELIGIOSO EN PALESTINA

SIGLO I, AÑO 70

Los pormenores del nacimiento del Cristianismo siguen teniendo numerosos


puntos desconocidos por la escasez de fuentes contemporáneas. La catástrofe del
año 70, con la caída de Jerusalén, dio lugar a una situación de “tabla rasa” del
ambiente social, religioso, político y literario. Sólo contábamos con las cartas de S.
PABLO y las obras de FILÓN DE ALEJANDRÍA y FLAVIO JOSEFO 183 como obras
contemporáneas. Los Evangelios fueron escritos posteriormente. Los recientes
descubrimientos en las cuevas de Qumrán nos han permitido vislumbrar mejor la gran
variedad de la vivencia religiosa de Israel en los dos tercios primeros del siglo, caldo
de cultivo en el que se incluyeron los primeros seguidores de Jesús, formando parte
integrante de la religión judía. El que, tras la guerra, sólo quedara el fariseísmo como
movimiento dominante del judaísmo, obligó, a falta de otros referentes, a comparar el
naciente cristianismo, cada vez más autónomo, con aquella tendencia, la que daría
lugar al rabinismo posterior. Quedaban, y todavía quedan, muchos puntos
incomprendidos. Pero las nuevas investigaciones a partir de los manuscritos de
Qumrán, y también del trascendental descubrimiento de los textos gnósticos de Nag-
Hammadi (Egipto), así como el mejor conocimiento de otras religiones
contemporáneas, en especial el Mitraísmo, permite ir dando luz a esos primeros años
del Cristianismo, que serían de enorme trascendencia.

Intentaré ahora exponer en lo posible las diversas tendencias del judaísmo en


los primeros decenios del siglo I, para ir teniendo alguna idea de la variedad y también
de la tolerancia que se vivía entonces entre ellas 184.

183
Secundariamente algún escrito de TÁCITO y de PLINIO.
184
Sigo en buena parte la exposición hecha por J. MONSERRAT TORRENTS en “La Sinagoga Cristiana”.
1989.
158

Los Esenios

Cuenta FLAVIO JOSEFO185, refiriéndose a las “filosofías o haireseis” judías de


su tiempo: “En la época que reseñamos había tres haireseis entre los judíos, las
cuales sostenían puntos de vista distintos en lo concerniente a aspectos humanos: la
llamada de los fariseos, la de los saduceos y en tercer lugar la de los esenios”. Más
adelante, añade en la misma obra 186 la secta de los sicarios. Formaban parte los
esenios de la escena política palestina desde los tiempos de Jonatán 187. Pero había
muchas más sectas; en los años anteriores a la guerra judía se podían encontrar las
siguientes:

Legalista Apocalíptica Helenizante

Gnósticas Mesiánica Cristiana

Ascética Mágica Baptista.

Sicarios Zelotas Terapeutas

Samaritanos Dositeanos Simonianos

Las cuales no tenían porqué ser incompatibles entre sí. S. PABLO era
antilegalista y, a un tiempo, helenizante; FILÓN fue helenizante y legalista; están
patentes las ideas mesiánicas y apocalípticas entre los cristianos.

Entre las sectas apocalípticas se podría incluir a los esenios también.


Asimismo, estos tenían un modo de vivir, al menos en los retirados en el desierto, que
les podría incluir entre la secta ascética, compartido también por los baptistas. Según
cuentan FILÓN y FLAVIO JOSEFO, entre los esenios los había que vivían retirados
en el desierto, pero también comunidades por todos los pueblos de Palestina,
dedicándose a los más variados oficios. Si la familia de Jesús perteneció o se
relacionó con los esenios (algo que no ha podido confirmarse), explicaría las
relaciones de Jesús con muchas familias judías, reflejadas en varios pasajes de los
Evangelios. PLINIO EL VIEJO dedicó en sus escritos unas palabras para los
esenios188: “son admirables, más que todos los pueblos de la Tierra; viven sin mujeres,
renunciando a todo deseo sexual, sin dinero, teniendo por compañía a las palmeras...”.

185
Antiquitates. XIII,171.
186
Antiquitates. XVIII, 23.
187
Jonatán el Macabeo aceptó el pontificado supremo de manos de Alejandro Balas en 152 a.C.
188
Naturalis historia. V,73.
159

No formaban un grupo marginado dentro del judaísmo, sino que se integraban


en los cultos del Templo. No ocurriría lo mismo con un grupo de los mismos que marcó
una escisión dentro del movimiento esenio, el de los retirados de Qumrán, que sí
formaron un grupo aislado y enfrentado al sacerdocio del Templo. La integración de
los esenios la confirma la cita que hace JOSEFO sobre Judas el Esenio, que
enseñaba en el Templo allá por los años 37-34 a.C., durante el reinado de Aristóbulo I;
o el caso del esenio Menajén, con responsabilidades en la corte de Herodes (4 a.C.-6
d.C.); o Juan el Esenio, gobernador de la provincia de Zama durante la guerra con
Roma, dirigiendo el ataque contra Ascalón, donde pereció en el año 66.

Refiriéndose a los orígenes del esenismo, FLORENTINO GARCÍA


189
MARTÍNEZ , los sitúa aproximadamente en el 200 a.C., basándose en citas del
Apocalipsis de los animales de Enoch. Como he indicado, el esenismo se encuentra
plenamente dentro de la tradición apocalíptica. Su determinismo viene claramente
indicado por JOSEFO190: “la secta de los esenios declara que el destino es el señor de
todo y que nada sucede a los hombres que no sea conforme a su decisión”. Se
confirma en textos recogidos de las grutas de Qumrán. En ellos estaba ya la idea de la
existencia de un pecado de origen anterior a la historia 191.

Otra característica interesante de los esenios es su concepción de la


interpretación inspirada de los textos sagrados. Que además de la significación literal
de los mismos, la hay otra más profunda, esotérica. FILÓN lo indicó de esta manera 192:
“Uno de ellos toma los libros y lee, y otro de los más instruidos avanza y explica lo que
en estos libros es de difícil comprensión. La enseñanza se realiza entre ellos lo más
frecuentemente mediante símbolos, siguiendo una antigua tradición”. Lo que sugiere
que los esenios se enmarcarían en la más antigua historia de iniciados en los
principios divinos, profundizando sus orígenes en la sabiduría egipcia, que marcaría
también la huella en el pensamiento pitagórico, en el de PLATÓN, como en el de los
gnósticos en tiempos posteriores. El secreto que subyace en toda iniciación explicaría
la enorme escasez de fuentes escritas. Difícilmente se podría dar una respuesta
concreta a esta cuestión. Dentro de esta tradición, se recurriría a los libros secretos o
a tablas celestes como medio mnemotécnico y, a un tiempo, hermenéutico.

189
“Los hombres de Qumrán”. Comunicación al II Simposio bíblico español, Valencia-Córdoba, 1987.
190
Antiquitates.XIII,72
191
Esta concepción de las doctrinas apocalípticas, semejantes a las que desarrollaron los filósofos
griegos presocráticos (Anaximandro sobre todo), abre la posibilidad de un momento histórico muy
antiguo en el que existiera una relación entre los pueblos palestinos y los helenos, y de la que se habla
en el relato bíblico de Jacob.
192
Quod omnis probus, 80-82.
160

Es también la angeología, la familiaridad con el mundo celeste, otra


particularidad del movimiento esenio. Decía JOSEFO 193 que los nombres de los
ángeles formaban parte de su saber secreto. Y se confirma en distintos textos (textos
de Qumrán 1QM VII,6 y 1QS XI,7-8). Es este último está escrito: “A quienes Dios ha
elegido les ha dado como posesión eterna, y él ha puesto su heredad con el lote de los
Santos, y con los Hijos del Cielo ha unido su asamblea para formar el Consejo de la
Comunidad”.

Tenían también una concepción original del Templo. Aunque enviaban


ofrendas a Jerusalén, no realizaban sacrificios, prefiriendo una santificación del
pensamiento, referido a un Templo escatológico, del final de los tiempos, en un mundo
ya distinto. Para los separados de Qumrán, la Comunidad es el Templo vivo, en
espera del Templo definitivo construido por Dios194. Pero esta concepción está dentro
también de la concepción apocalíptica descendiente de la ideología del Templo del
profeta Ezequiel 195 . También la idea de un Mesías que había de llegar estaba
plenamente desarrollada en los textos de Qumrán.

Al comparar sus doctrinas con las cristianas cabe decir que, aunque estas
tienen una originalidad específica nacida de la personalidad arrolladora de Jesús, no
se pueden negar similitudes. Ambas predicaban una interiorización de la Ley, es
decir, no tomar tanto en cuenta sus detalles formales, sino el espíritu de la misma, la
búsqueda de la perfección personal; el bien del hombre se coloca por encima del
cumplimiento estricto de las normas. En el Cristianismo primitivo, igual que en los
esenios, el don de la profecía se tuvo en un marcado aprecio. Esa predicación
espontánea del inspirado por Dios. Es importante señalar el carácter “visionario”,
místico, de las primeras vivencias de los seguidores de Jesús. El nombre que
utilizaron los primeros cristianos para sus comunidades era el mismo que ya
emplearon los esenios: “La Nueva Alianza”.

Los esenios, como los cristianos y antes que ellos, tenían una visión
escatológica de su vida, en función siempre de un “Fin de todos los Tiempos”, que
estimaban muy próximo. La primitiva comunidad de los discípulos de Jesús estaba
persuadida de la próxima segunda venida de Éste. El Juicio Final estaba siempre en
su horizonte. También en asuntos más inmediatos, como la organización de la
comunidad, los cristianos siguieron a los esenios, creando la figura del mebaqquer,

193
Bell. II,142.
194
11Q Temple. XXIX, 9-10.
195
R.G. HAMMERTON-KELLY. The Temple and the Origins of Jewish Apocaliptic”. Veterus Testamentum
20, 1-15. 1970.
161

espiscopus o inspector de la comunidad. La comunidad de bienes de las primeras


agrupaciones de fieles de que hablan los Hechos de los Apóstoles de S. LUCAS,
siguió los pasos marcados por los esenios. E igualmente, en un aprecio muy especial
por el celibato, motivando una vida monacal en los esenios que habitaban el desierto
de Judá.

Los esenios desaparecieron como tales después de la destrucción de


Jerusalén. Muchos emigraron hacia Siria y Asia menor, integrándose entre los
cristianos muchos de ellos e influyendo en la naciente iglesia de los gentiles.

Los Saduceos

Su nombre procede de Sadoq 196 , por lo que se atribuían la herencia del


auténtico sacerdocio de Israel. A ellos pertenecían los sacerdotes y la clase
aristocrática. Negaban la resurrección de los muertos y la existencia de los ángeles 197.
Cuando la rebelión de los hermanos Macabeos contra el rey seléucida con el fin de
independizarse ante la pretensión real de una helenización forzosa (164 a.C) los
saduceos constituían el partido helenizante. Fue el partido que finalmente venció a
Judas Macabeo.

Desde entonces se mantuvo como constante un enfrentamiento político entre


los saduceos y los fariseos. Los primeros eran ricos, estaban fuertemente influidos por
la cultura helénica y colaboran con el poder de ocupación romano. Los fariseos, en
cambio, eran profundamente reacios a la influencia cultural ajena, de conducta
piadosa e interesados por la justicia; se fueron ganando el apoyo del pueblo.

Roma fue tolerante desde el punto de vista religioso, por lo que se creó un
verdadero Estado teocrático unido al Templo, el cual se convierte en centro a la vez
religioso, político y económico. Dominado, bajo los auspicios de Roma, por la jerarquía
sacerdotal. Todo estaba imbricado: administración, jurisprudencia, política y religión. El
Órgano Central de gobierno era el Consejo Supremo o Sanedrín. En él se encontraban
representadas las clases dominantes: saduceos (sacerdotes y aristócratas) y los
“doctores de la Ley (a la vez teólogos y juristas), pertenecientes a ambas tendencias
(saduceos y fariseos). Constituían en consejo 70 hombres, presididos por el Sumo
Sacerdote. Los saduceos fueron, al contrario de la impresión que puede sacarse de
los Evangelios, los principales responsables de la muerte de Jesús. Como los
esenios, desaparecieron tras la guerra con Roma del 66-70.

196
Ez. XL,46.
197
Mt. XXII,23; Mc. XII,18.
162

Los Fariseos

Fue la secta judía predominante en cuanto a su influencia en el ámbito


religioso. No eran sacerdotes, pero sí se incluían entre ellos a los escribas,
poseedores del saber, los que interpretaban las Sagradas Escrituras. Aunque no
querían intervenir en asuntos políticos, en este aspecto su influencia indirecta fue
importante. Formaban parte del Sanedrín y tenían gran influencia en el pueblo.

Desde el punto de vista religioso, su característica más típica era su extremado


legalismo. Los preceptos de la Ley regían todos los aspectos de la vida corriente,
convirtiéndola en algo rígido, estereotipado, en la que todas las formas de
manifestarse estaban previstas. Es la secta más maltratada en los Evangelios
canónicos, a pesar de ser la secta de los saduceos la más directamente relacionada
con la muerte de Jesús. La razón hay que buscarla en que fue la única secta, junto a
la cristiana, que sobrevivió al desastre del año 70. Por tanto, en su predicación a los
judíos, los cristianos tuvieron que enfrentarse únicamente con fariseos. Tampoco
creían en la venida del Mesías. Su concepto de Salvación, más que enfocada al
pueblo, era más de carácter individual, personal.

En Jerusalén estaba centralizado el fariseísmo más extremista, del que fue


parte Saulo de Tarso, perseguidor en un principio de los cristianos, espectador del
martirio de Esteban. Conforme aumentaba la distancia entre las regiones palestinas y
Jerusalén se diluía la influencia farisea. Tras la caída de la ciudad, los fariseos, con el
asentimiento de la autoridad romana, fundaron una escuela rabínica en Yabné (actual
Yibna), situada en la franja de Gaza, y que estuvo a cargo de Yohanan ben Zakkai.
Esta academia se mantuvo hasta la segunda guerra judeo-romana en el 135. A partir
de entonces se trasladó a Galilea.

Las cuatro primeras generaciones de rabinos, los llamados tanaítas, se


encargaron de la gran tarea de agrupar y codificar la tradición oral, tanto de origen
legal (halaká), como histórico-teológica (haggadá). A finales del siglo II estaba
terminada la primera compilación, que se llamó Misná. La Tosefta fue otra compilación
posterior que recogía materiales más antiguos. Luego surgirían el Talmud de
Jerusalén en el siglo IV y el Talmud de Babilonia en el siglo VI, que serían comentarios
al texto de la Misná. Las cuatro compilaciones reciben conjuntamente el nombre de
Talmud.
163

Los Baptistas

En el Talmud de Babilonia198 se lee: “Rabí Eliécer dice: el prosélito circuncidado


y no bautizado es un verdadero prosélito, pues hallamos que nuestros padres fueron
circuncidados y no bautizados. Rabí Josuá admite la misma doctrina (la de que basta
un solo rito) aduciendo el ejemplo de las madres, que fueron bautizadas y no
circuncidadas. Los sabios exigen circuncisión y bautismo”.

La sumersión en el agua forma parte de la liturgia de muchas religiones. Se la


cita en muchos textos bíblicos199 y en los Evangelios. Para los disidentes esenios de
Qumrán tuvo un profundo sentido, como es manifiesto en los manuscritos El
Documento de Damasco y El Rollo de la Guerra. En el manuscrito llamado La Regla
de la Comunidad señala el ingreso en la Alianza de Dios: “Y en el espíritu de rectitud y
humildad sus pecados se expiarán y en la sumisión de su alma a los preceptos de
Dios su carne se purificará con la aspersión de las aguas y con la santificación de las
aguas purificadoras”.

El Bautismo como tal no tiene un origen preciso conocido en el judaísmo, pero


estaba ya consolidado a mediados del siglo I. El movimiento baptista se inició a
primeros de dicho siglo con Juan el Bautista. La información sobre los baptistas nos
viene de los Hechos de los Apóstoles 200 , los Evangelios canónicos y FLAVIO
JOSEFO 201 . Posiblemente existió un Evangelio de Juan (el Bautista) en el que se
afirmaría que él era la Luz, pero quedó esquematizado y reducido en el canon
cristiano. En el himno joánico Benedictus de S. LUCAS I, 68 y ss. se dice que Dios
“suscitó una fuerza de salvación” en cumplimiento de la Alianza con Abrahán. “Y tú,
niño, serás llamado Profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus
caminos, para dar a conocer la salvación a su pueblo con la remisión de los pecados”.

¿Los baptistas de finales del siglo I creían que Juan el Bautista era el Mesías?
Parece claro que después del año 70, y hasta la guerra del 135, existían seguidores
de Juan, como Mesías enviado por Dios. Un discípulo de Juan, Dositeo, emigró a las
cercanías de Damasco, el mismo lugar al que se acogió Pablo tras su conversión.

198
Yebamot 46 a.
199
Levítico XIV,8; Números XIX,19.
200
Hech. XVIII, 24; XIX, 4.
201
Antiquitates XVIII, 117-119.
164

Los Sicarios y los Zelotas

La secta de los sicarios se formó en Galilea 202, con predomino de la población


rural. Los galileos no eran tan legalistas como los fariseos jerosolimitanos . Su vida no
se centraba alrededor del Templo dada su lejanía, sino alrededor de la sinagoga. La
influencia saducea sacerdotal era inexistente. Era más popular la figura del
“inspirado”, del místico de origen popular; figura reprimida, en cambio, donde existía
una jerarquía sacerdotal. Los galileos eran nacionalistas acérrimos. Durante el
intervalo entre el 4 a.C y el 44 d.C Galilea fue gobernada por príncipes autónomos, sin
que estuvieran presentes las legiones romanas ni se pagaran impuestos al emperador.

Los sicarios eran profundamente antirromanos y continuadores de la lucha de


los hermanos Macabeos contra la ocupación extranjera. Adoptaron la forma violenta,
única forma posible a sus ojos de librarse de las legiones romanas. Despreciaban a las
clases pudientes de Jerusalén, especialmente a los saduceos, por haber
contemporizado con la ocupación. Hacia el año 6 a.C se rebeló Judas el Galileo 203,
siendo su rebelión sofocada de la forma habitual en aquellos tiempos. Pero en el año
66 hubo un gran levantamiento, encabezado por los zelotas de Jerusalén 204. La ciudad
fue tomada, los saduceos exterminados, así como la guarnición romana. Daba
comienzo la primera guerra judeo-romana, que terminó con la destrucción de
Jerusalén, la caída del último bastión de resistencia en la Meseta de Masada, la
dispersión del pueblo judío y la desaparición de todas las sectas judías, excepto los
fariseos y los cristianos.

Samaría era la zona costera situada al norte del país de los filisteos. Su
población era tradicionalmente enemiga de los judíos desde la deportación de buena
parte de la población primitiva y el trasvase de población babilónica. Se separaron del
pueblo de Israel desde antes del Exilio. El cisma samaritano surgió en el siglo IV a.C,
como reacción a la reforma de corte legalista que llevó a cabo Esdrás. Tenían su
propia Biblia, algo distinta a las ya conocidas, la rabínica, que fue seguida por los
judíos tras la diáspora, y la cristiana, que la formaba la traducción griega de los 70, a
partir del original hebreo, junto con el nuevo Testamento. Había un Hexateuco,
(formado por los cinco libros atribuidos a Moisés y el Libro de Josué), algo más amplio
que las otras versiones. Lo más característico de la versión samaritana era la elección
hecha por Yahveh del monte para el Templo. No sería el monte de Sión de Jerusalén,
202
Lc. XIII, 1.
203
Hech. V,37.
204
Se ha confundido habitualmente a los sicarios con los zelotas. Eran grupos distintos; los zelotas no
aparecieron hasta el año 66; nunca se confundieron entre sí, y en ocasiones se enfrentaron. Se iniciaron
los zelotas con Eleazar, hijo de Ananás.
165

sino el monte Garizin en Samaria, y, además, incluida esta elección dentro de los
Mandamientos del Decálogo.

Salvo esta variación específica de los samaritanos, otras diferencias de los


textos bíblicos no eran exclusivas suyas. En los manuscritos de Qumrán se han
encontrado pasajes semejantes a los que se creía específicos de la Biblia samaritana.
Todo lo cual indica la pluralidad de textos utilizados en el primer siglo de nuestra era.

Es de interés considerar, en orden a las relaciones futuras con los cristianos,


que en su seno nacieron los seguidores de Dositeo que, a su vez, tuvieron influencia
entre los judíos y cristianos que vivían en la ciudad de Antioquia. También los
seguidores de Simón el Mago se desenvolvieron en Samaria y tuvieron gran influencia
en el nacimiento de la herejía gnóstica en el siglo I.
166
167

CAPÍTULO XIII
JERUSALÉN
El Judeocristianismo

Al hablar de los momentos iniciales del Cristianismo, hay que tener claro que
los seguidores de Jesús no formaron un grupo separado del resto del pueblo hasta
finales del siglo I, cuando, ante el rechazo del judaísmo rabínico, terminaron por crear
una religión nueva. Hasta entonces hay que considerarlos como una secta dentro de la
Religión oficial, pero con una capacidad de apertura que les dio las claves del futuro.

Es importante considerar el marco político-religioso-sociológico de Jerusalén


desde la muerte de Jesús hasta la guerra judeo-romana. En conjunto, la situación de
la ciudad se fue degradando progresivamente, sobre todo por la torpe actuación de los
delegados romanos entre los años 44 (año de la muerte del rey Agripa I) y el 66. Las
sucesivas provocaciones romanas motivaron movimientos de resistencia armada
protagonizados por los sicarios y, finalmente, también por los zelotas. El procurador
Félix rigió la ciudad en los años cincuenta. A su muerte siguió un período de anarquía
hasta la llegada de su sucesor Porcio Festo. En este interregno tuvo lugar el
ajusticiamiento por lapidación de Jacobo, el hermano del Señor.

Durante este tiempo, el judaísmo de la diáspora, aunque unido al Templo, se


iba distanciando cada vez más de él. Y la diáspora empezaba ya en Galilea. El
judaísmo jerosolimitano, cada vez más politizado, legalista y fanatizado, atrajo la
mirada crítica de los hermanos dispersos por el imperio romano. Este ambiente de
rechazo queda reflejado en las palabras que dejó escritas FLAVIO JOSEFO, ya
después del desastre del año 70: “Ésta es la razón por la que, a mi modo de ver, Dios
mismo, aborreciendo la impiedad, apartó el rostro de nuestra ciudad, juzgó que el
Templo había dejado de ser un lugar puro para su presencia, y lanzó a los romanos
contra nosotros, purificando la ciudad con el fuego. A nosotros, junto con nuestras
168

mujeres y nuestros hijos, nos infligió esclavitud. Tal hizo para corregirnos con estas
205
calamidades” .

El mal ambiente social dio lugar a la aparición de profetas, pudiéndose citar a


206
un tal Teudas entre los años 44-46, que murió decapitado . Entre el 46 y el 48 hubo
una gran hambruna en Palestina, siendo procurador Julio Alejandro, sobrino de Filón
de Alejandría. Y FLAVIO JOSEFO cita al profeta Banos, que vivía en el desierto, y
que no fue molestado por instancias oficiales. La espera en un Mesías anti-romano se
extendió por amplias capas sociales. También de este aspecto da fe FLAVIO
JOSEFO: “Charlatanes e impostores impelían a la multitud a que les siguiera al
desierto...Vino a Jerusalén desde Egipto un tipo que se proclamó profeta e incitó al
207
populacho a acompañarle al Monte de los Olivos...” . Y, durante este tiempo, los
sicarios desarrollaron una actividad terrorista en Jerusalén.

La muerte de Jacobo también es transcrita por FLAVIO JOSEFO como sigue:


“Al enterarse de la muerte de Festo, el César (Nerón) envió a Albino a Judea como
procurador. Por su parte, el rey (Agripa II) cesó a José en el sumo sacerdocio, y
nombró sucesor en el oficio al hijo de Anano, igualmente llamado Anano 208. Se decía
que el viejo Anano era extremadamente afortunado, pues había tenido cinco hijos y,
después de haber sido él mismo sumo sacerdote de Dios durante muchos años, todos
ellos accedieron al cargo, cosa que nunca había sucedido con ningún otro de nuestros
205
Antiquitates, XX,166
206
Antiquitates, XX, 97-99; Hechos de los Apóstoles, V, 36 (citado aquí de forma anacrónica).
207
Antiquitates, XX, 167-169.
208
El padre, Anano o Ananás, es nombrado en Lucas III,2 y en Juan XVIII, 13 y 24. Fue sumo sacerdoto
desde el año 6 al 15.
169

sumos sacerdotes. Anano el Joven, que, como he reseñado, había sido designado
para el sumo sacerdocio, era de temperamento áspero e insólitamente audaz.
Pertenecía a la secta de los saduceos, que, como ya expliqué, eran los más
implacables cuando actuaban en los tribunales. Siendo tal como he descrito, Anano
pensó que se le ofrecía una excelente oportunidad, puesto que Festo había muerto y
Albino estaba todavía en camino (desde Egipto). Así pues, convocó un Sanedrín de
jueces y presentó ante él al hermano de Jesús el llamado Cristo, cuyo nombre era
Jacobo, y a algunos otros. Les acusó de haber transgredido la Ley y los entregó para
ser lapidados. Los ciudadanos tenidos por ser los más moderados y más escrupulosos
cumplidores de la Ley quedaron muy apesadumbrados por este hecho, y enviaron un
mensaje secreto al rey (Agripa) rogándole que ordenara a Anano que se abstuviera de
proceder de este modo. En efecto, no se había conducido rectamente con este primer
asunto. Algunos incluso acudieron al encuentro de Albino, que procedía de Alejandría,
y le recordaron que Anano no tenía facultades para convocar el Sanedrín sin el
consentimiento del procurador. Convencido de estas informaciones, Albino escribió
airadamente a Anano amenazándole con tomar represalias contra él. El rey Agripa,
por su parte, depuso a Anano del sumo sacerdocio a causa de su acción” 209. La
acusación debió ser por su rechazo al Templo.

Por entonces, los cristianos de Jerusalén estuvieron plenamente integrados en


el judaísmo, aunque muy probablemente se despegaran, junto a los esenios, de la
adhesión a la jerarquía del Templo. Esporádicamente, como se ha indicado, sufrieron
represión. La primera ya se dio en los años 30, de la que fue protagonista Pablo de
Tarso, y de la que la Carta a los Gálatas suministra información: “...habéis oído mi
conducta de otro tiempo en el judaísmo, cómo con exceso perseguía a la Iglesia de
Dios y la devastaba, aventajando en el celo por el judaísmo a muchos de los
coetáneos de mi nación y mostrándome extremadamente celador de las tradiciones
paternas” 210 . Finalmente, abandonaron Jerusalén poco antes de estallar la guerra,
quedándose en la ciudad de Pella, en Perea.

En un principio, pues, los cristianos se integraron plenamente en el judaísmo, y


así siguieron hasta que progresivamente el rechazo de la sinagoga a los mismos
terminó separándolos, constituyendo una nueva religión. Hasta finales del siglo I o
comienzos del II no hubo una teología uniforme respecto a la figura de Jesús. Cada
comunidad tenía su propia vivencia de los recuerdos del Maestro. Se recordaban

209
Antiquitates, XX, 197-203.
210
Gálatas,I, 13-14.
170

frases y episodios de su vida. Pero la concepción de su auténtica realidad no fue


uniforme.

Continúa siendo un misterio el nacimiento del Cristianismo. No nació


únicamente de la predicación de Jesús, sino que fue fruto también de una serie de
experiencias visionarias de carácter místico de sus primeros seguidores. Es lo que la
Sagrada Escritura expresa como la Venida del Espíritu Santo, el Pentecostés. Esas
experiencias empezaron pronto tras los trágicos sucesos de la Pasión y Muerte de
Jesús, que conmocionó a todos sus seguidores: “El Abogado, el Espíritu Santo, que el
Padre enviará en mi nombre, ése os lo enseñará todo y os traerá a la memoria todo lo
que yo os he dicho”211. “Pero cuando viniere Aquél, el Espíritu de Verdad, os guiará
hacia la verdad completa, porque no hablará de sí mismo, sino que hablará lo que
oyere, y os comunicará las cosas venideras. Él me glorificará, porque tomará de lo mío
y os lo dará a conocer”212.

ANDREW WELBURN ha escrito213: “...las escenas de los Evangelios se basan


en parte en la tradición, pero también en visiones clarividentes. El Evangelio de Lucas
en particular sugiere que la tradición ha sido transfigurada, en el proceso de una
meditación devota, en una secuencia de imágenes; la preeminencia que en el mundo
de Lucas tienen las visiones y los sueños hace muy probable que muchas de ellas
fuesen vistas de hecho por el evangelista y sus inmediatos predecesores. A pesar de
que es claro que Lucas no ha conocido físicamente a Jesús ni a los demás personajes
del Evangelio, asegura que ha investigado diligentemente sus fuentes; sin embargo,
es sorprendente que éstas no incluyan nada del tipo de documentos escritos, cartas,
etc. Habla más bien de las cosas que se han cumplido entre nosotros y se basa en lo
que ha sido transmitido por aquellos que fueron desde el comienzo autoptai y
ministros de la palabra. Bien podría suponerse que aquellos que hablaban en el
nombre del excelso Señor eran precisamente los que a sí mismos se consideraban
ministros de la palabra; y el término autoptes (literalmente autovidente) posee también
una connotación mistérica. Rudolf Steiner señaló que en ciertos misterios helenísticos
los adeptos eran llevados a un estadio en el que experimentaban “imaginaciones”
visionarias, sin llegar a los tramos más elevados de la iniciación. Ese vidente
“imaginativo” era llamado autoptes. La observación de Steiner está confirmada por el
escritor griego tardío Pselos, que señalaba la distinción de dos niveles en la
experiencia de los misterios...la que corresponde a los autoptes y la de los epoptes.
Eptopteia...es el nivel más elevado de iniciación en los misterios, es el estar en la
211
Evangelio de Juan, XIV, 26.
212
Ib. XVI, 13-14.
213
The Beginnings of Christianity (Edimburgo), pg. 184.
171

presencia actual del dios. El autoptes veía imágenes, y su experiencia en cultos más
contemplativos, en oposición a aquellos que ofrecían, a través de eventos dramáticos
y desgarradores, elevar al iniciado al nivel de los dioses”.

Estos términos se suelen encontrar en el Nuevo Testamento. Así, se puede


leer en la 2ª carta de S. Pedro, escrita en los 20 años últimos del siglo I, en plena
efervescencia del movimiento gnóstico: “Pues os dimos a conocer la fuerza y la venida
de Nuestro Señor Jesucristo, no por habernos familiarizado con mitos elaborados
artificialmente, sino porque fuimos epoptes de su grandeza 214”.

En esta cita se ve claro el ataque a las creencias en las genealogías míticas


interminables de la Divinidad, propias de los gnósticos. De forma similar se expresa la
1ª carta deuteropaulina a Timoteo: “Haz como te encargué: resistir en Éfeso...para que
mandaras a algunos no enseñar otras doctrinas ni prestar atención a mitos y
genealogías inacabables, que dan pie a especulaciones más que a la realización del
plan de Dios por la Fe215”.

Este carácter visionario, tan propio de la Iglesia de Jerusalén, tuvo su


continuación a través de cristianos emigrados de Palestina a Edesa. Ésta era una
importante ciudad en la ruta comercial de Oriente. En ella el cristianismo se desarrolló
independientemente de la corriente de Antioquia en la que se formó Pablo. En Edesa
se escribió el Evangelio de Tomás, según los estudios de G. QUISPEL216, en tiempo
anterior a los Evangelios sinópticos. En él se aprecia, aparte su primitivismo, la
influencia del ambiente hermético y mistérico que reinaba en la ciudad, propenso a la
meditación solitaria en búsqueda de la verdad. De allí se extendió el cristianismo a la
India. En dicho evangelio se lee: “Las imágenes son manifiestas a los hombres, pero
su luz permanece encubierta en la Imagen de la Luz del Padre. Él se hará manifiesto,
pero su Imagen permanecerá encubierta por su Luz”.

La importancia de la visión como revelación se manifiesta en muchos escritos.


En el Evangelio de Felipe, encontrado como el de Tomás entre los manuscritos de
Nag Hammadi, se dice que “La verdad no vino al mundo desnuda, sino que vino en
tipos e imágenes. El mundo no recibirá la verdad de ninguna otra forma. Es
ciertamente necesario nacer de nuevo a través de la imagen. ¿Cuál? La Resurrección.
La imagen surgió de nuevo a través de la imagen 217 . Y en la obra Diálogos del
Salvador (escuela joánica, siglo II): “El Señor dijo: Aquél que habla también escucha, y

214
2ª Pedro, I, 16.
215
1 Timoteo I,2.
216
ANDREW WELBURN, obra citada, pg. 188).
217
NHC II, 3,67.
172

aquél que es capaz de ver también revela 218 ”. Y esta visión es instrumento de
revelación y enseñanza, tal como hacían los discípulos de S. Pablo en Corinto.

La variedad de concepciones de la realidad de Cristo y su mensaje se trató de


uniformar a principios del siglo II, a través de la institución episcopal, buscando la
creación de un canon de escritos que se basara en los testimonios de los primeros
discípulos. Se consiguió crear un cuerpo de escritos considerados ortodoxos, que
guardaban cierta uniformidad en sus mensajes; aunque la crítica textual moderna ha
descubierto la heterogeneidad subyacente. De los escritos del Nuevo Testamento,
salvando a las Cartas de S. Pablo, el resto son difícilmente datables en el tiempo,
dentro de un lapso tan largo como del año 70 al 135. Más que dar cifras exactas, lo
que se puede es intentar comprender la ideología y la realidad social en la que
nacieron. J. MONSERRAT TORRENTS ha hecho un profundo estudio sobre estas
cuestiones219. Para él, el judeocristianismo del que estamos hablando es el prototípico
que se desarrolló en Jerusalén hasta la destrucción del año 70. Aceptó la realidad de
Jesús como profeta y anunciador de la llegada del Mesías. Su consideración como
Mesías vendría más adelante. Y aceptaba la Biblia hebrea como único libro sagrado.

Éste tipo de judaísmo, no obstante, no fue exclusivo de Jerusalén. Buena parte


de la predicación de Jesús tuvo lugar en un ambiente rural, y muchas de sus
parábolas se desenvuelven en un ambiente campesino (la del sembrador, la higuera
que no hecha frutos, la de la semilla de mostaza...). Tras su muerte, muchos
seguidores volvieron a Galilea, desarrollando un tipo de predicación similar a la que
hizo Jesús. En ella no tenía apenas cabida ningún desarrollo teológico sobre la figura
del Maestro. Mientras los que quedaron en la ciudad, sí elaboraron una teología de
Jesús como profeta enviado por Dios para anunciar un tiempo nuevo. Éstos se
mantendrían bajo la dirección de Jacobo hasta su muerte. Éste tipo de cristianismo,
que también se desarrolló en la diáspora, en competición con el originado en Antioquia
a partir de Pablo y en Éfeso a partir de escuela joánica, estaba plenamente integrado
en la sinagoga hasta que fueron finalmente expulsados de ella. Su integración dentro
de la misma fue en un principio por pura convicción; más adelante intervendrían
condicionamientos sociológicos. Estos derivaron de las especiales circunstancias
originadas por la guerra judeocristiana. Dos de ellas condicionaron mucho la vida de
judíos y cristianos:

1.- El “Fiscus judaicus”, el impuesto judío. Fue establecido por Vespasiano,


el emperador antes general que dirigió la guerra. Fue aplicado como represalia por la
218
NHC III,5,126,12.
219
J. MONSERRAT TORRENTS. La Sinagoga cristiana, 1989.
173

rebelión y confirmado después por el emperador Domiciano. Se aplicaba a todos los


circuncidados, sin hacer consideración a las distintas sectas dentro del mundo judío.
Sustituía al impuesto que se enviaba anualmente al Templo (éste ya no existía).
Aunque supusiera una humillación, traía consigo no pocas ventajas. Permitía los
siguientes privilegios: derecho de asociación, derecho de reunión, la dispensa del culto
imperial y la exención del servicio militar. Ante esta situación, no tiene nada de
extraño que los cristianos circuncidados se refugiaran en los privilegios de la sinagoga,
evitando que se les distinguiera de los judíos en general. Y ello continuó hasta el
momento en que la misma sinagoga los proscribió como minim (herejes), dando paso
a la creación de una nueva religión. Aunque en general no hubo conflictos, sí los hubo
esporádicamente, como el caso de los cristianos de Bitinia, contado por Plinio, o los
nombrados por Ignacio de Antioquia.

2.- Birkat ha-minim o condena de los herejes. Hay dos plegarias


fundamentales en el culto de la sinagoga, y que persisten actualmente, la Shema
(Tefilla) y la Simoné-Esré (18 bendiciones). La Bendición número 12 dice: “Que no
haya esperanza para los apóstatas, y arranca de golpe el reino de la insolencia, ya en
nuestros días. Que perezcan en un instante los nazarenos y los herejes, que sean
borrados del libro de la vida y que no sean contados entre los justos. Bendito seas,
Yahveh, confianza de los justos”. Hay que suponer que los cristianos estaban
incluidos en esta maldición y que fueron finalmente extirpados del árbol común.

………………………..

He dicho anteriormente que la Biblia hebrea era el único libro sagrado para el
judaísmo. Para el gran filósofo contemporáneo de Jesús, FILÓN DE ALEJANDRÍA,
dicha Biblia comprendía solo los 5 libros de la Torá. También los rabinos del
judaísmo postbélico utilizaron de forma preferente aunque no exclusiva los mismos
textos. Fueron los cristianos, en cambio, los que hicieron mucho hincapié en los
escritos proféticos, en los que encontraron indicios anunciadores del mesianismo de
Jesús.

Pues bien, dentro del mismo cristianismo integrado plenamente en la corriente


judaica, al lado del “ortodoxo” dirigido por Jacobo, se distinguieron tendencias todavía
más arcaicas, tal la de los Ebionitas y la de los Elkasaítas.

Los Ebionitas

Representaron la facción cristiana con desarrollo teológico más arcaico. Su


nombre deriva de Ebión = pobre. Las fuentes informativas que tenemos sobre ellos
174

proceden de JUSTINO 220 , IRENEO 221 , Los Viajes de Pedro, de los que derivarán
después las Cartas Pseudoclementinas, EUSEBIO DE CESÁREA222 y EPIFANIO223.

IRENEO los describe como sigue: “Los llamados ebionitas admiten ciertamente
que el mundo ha sido creado por el verdadero Dios, pero en lo concerniente al Señor
profesan las mismas doctrinas que Cerinto y Carpócrates. Utilizan únicamente el
Evangelio según Mateo y rechazan al apóstol Pablo, acusándole de apostatar de la
Ley y en el modo de vida judío, hasta el punto de venerar a Jerusalén, puesto que la
consideran casa de Dios”. Añade IRENEO que Cerinto creía que “Jesús no nació de
una virgen...antes bien lo engendraron José y María, del mismo modo que a los demás
hombres”.

Los Escritos Pseudoclementinos están plenamente inscritos dentro de la


teología ebionita. Los forman los Viajes de Pedro, que constituyen su parte
fundamental y que fueron redactados en Siria entre los años 220 y 231, Las
Recognitiones y Las Homilías, de las que disponemos de una refundición ebionita del
siglo IV a partir de un texto original. La Dogmática de las Homilías es muy antigua.
Responde a un Monoteísmo muy estricto, por lo que niega la divinidad de Jesús, así
como el Misterio de la Trinidad.

Jesús sería la encarnación del “verdadero profeta”, figura idealizada y


subordinada a Dios. Pero no sería la única encarnación, sólo la tercera; las dos
primeras fueron Adán y Moisés. La enseñanza de Jesús sería equivalente a la de
Moisés. La expresión material de esta enseñanza, La Ley, sería conservada e
interpretada sólo por el pueblo judío y los escribas. Aunque Jesús había abierto su
enseñanza a todo el mundo, únicamente podría tener lugar a través de los judíos. Es
decir, no se podía ser cristiano si antes no existía una conversión al judaísmo.
Naturalmente se enfrentaron firmemente a los seguidores de S. Pablo.

Los Elkasaítas

HIPÓLITO nos dejó la noticia más antigua sobre estos seguidores de Jesús.
Sitúa su origen en la revelación que recibió un tal Elkai en tiempos de Trajano. “Elkai
propone un género de vida según la Ley, insistiendo en que los fieles están obligados
a hacerse circuncidar y a vivir según la Ley...Cristo fue un hombre como los demás.

220
Diálogo, XLVII, 1-3.
221
Adversus haereses, I, 26, 2-3.
222
Historia Eclesiástica III, 27, 1-6.
223
Panarion H.30.
175

No es la primera vez que ahora nació de una virgen, este hecho se produjo ya en el
pasado, pues ha nacido y nace diversas veces224”.

Estos seguidores de Elkai estaban en sus orígenes muy relacionados con los
ebionitas. Luego recibieron influencias gnósticas y, a su vez, influyeron mucho más
tarde en sectas musulmanas como las de los sabeos y los moctasilas.

...............................

Resumiendo, por los años 30 coincidían en Jerusalén muchas sectas y


tendencias dentro del judaísmo. Los seguidores de Juan el Bautista continuaron tras
su muerte, extendiéndose hasta Alejandría y, por el norte, hasta Asia Menor. Entre
sus continuadores estaba DOSITEO, que residió en Kopka, localidad cercana a
Damasco, donde desarrolló su predicación. Con él coincidió PABLO, tras su trance
místico que motivó su conversión. A su vez, de este DOSITEO fue discípulo SIMÓN
EL MAGO, en el que se iniciaría el gnosticismo cristiano. Estos seguidores de JUAN
elaboraron un Evangelio del Baustista, del que quedan restos en el Evangelio
cristiano; es muy ilustrativo el canto Benedictus del padre de Juan, Zacarías, referido
a su hijo: “Bendito el Señor, dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo y
suscitó a favor nuestro un poder salvador en la casa de David, su siervo, como había
prometido por la boca de sus santos profetas desde antiguo, salvándonos de nuestros
enemigos y del poder de todos los que nos aborrecen, para hacer misericordia con
nuestros padres, y acordarse de su alianza santa, el juramento que juró a Abrahán,
nuestro padre, darnos, para que, sin temor, libres del poder de los enemigos, le
sirvamos en santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y tú, niño,
serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor, para dar a
conocer la salvación a su pueblo, con la remisión de los pecados..225.”. Aquí se
describen funciones de Juan que no serían distintas de las de Jesús. ¿Qué cabía
hacer más allá de la salvación por la remisión de los pecados?

Muchas tendencias cultivaban las ideas apocalípticas, siendo frecuente la


lectura de libros de este tipo, como los de Daniel, Enoch, Baruc, los libros de la Sibila...
Entre sus creencias estaba la venida próxima de un Mesías, anunciado por un profeta,
como se ilustra en el Evangelio de Juan, I, 19 y ss. En un principio los candidatos a
profeta fueron varios, ante todo Jesús y Juan, pero también Dositeo y Simón el Mago.
Sólo posteriormente se desarrolló la creencia de Jesús como Mesías. Tras su
muerte, muchos de sus seguidores se trasladaron a Galilea, región preferentemente

224
HIPÓLITO. Refutatio IX, 14,1.
225
S. Lucas, I, 68-79.
176

rural, donde desarrollarían una predicación similar a la que realizó su Maestro. Se


elaboraron unos Logia, escritos con dichos y sucesos de Jesús, pero sin elaboración
teológica respecto a su profetismo. De estos seguidores se perdió la noticia tras la
invasión de Galilea por Vespasiano.

Los discípulos que quedaron en Jerusalén, galileos y judíos, llevaron a cabo


una elaboración más teológica de dichos Logia, en el que Jesús ya aparecía como
profeta. Esta situación intermedia en la profundización del significado de la figura del
Maestro queda documentada en diversos textos. Jesús se muestra como enviado por
el Padre: “...Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque ocultaste estas
cosas a los sabios y discretos y las revelaste a los pequeñuelos. Sí, Padre, porque así
te plugo. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el
Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo quiere
revelárselo226”. Los discípulos de Jesús, como continuadores de Él, serían también
profetas: “Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan y con mentira digan
contra vosotros todo género de mal por mí. Alegraos y regocijaros, porque grande será
en los cielos vuestra recompensa, pues así persiguieron a los profetas que hubo antes
que vosotros227”. En los Hechos de los Apóstoles, LUCAS hace referencia a Jesús
como profeta cuando escribe: “...Dios habló desde antiguo por boca de sus santos
profetas. Dice en efecto Moisés: ”Un profeta hará surgir el Señor Dios de entre
vuestros hermanos, como yo; vosotros le escucharéis todo lo que os hablare;
toda persona que no escuchare a ese profeta será exterminada del pueblo 228”.
Las Homilías Clementinas ponen en boca de Jesús el mismo pasaje: “Él dijo: Yo soy
aquél acerca del cual Moisés profetizó en estos términos:... 229”. La distinción que
hubo en sus principios entre los cristianos más enraizados en la mentalidad judaica
tradicional y los llamados helenizantes, más refractarios a seguir las estrictas normas
de la Ley, determinó finalmente en la persecución de estos últimos y en el martirio de
S. Esteban, tal como cuentan los Hechos, VIII,1.

Dentro de una teología cristológica, de cuño estrictamente judío, se han


podido distinguir hasta siete tipos: tres de ellos podemos decir que parten “desde
abajo”230: el regio, Jesús considerado como “Hijo de David”; el profético, considerado
como “nuevo Moisés”; y el sacerdotal, como el “Sumo Sacerdote”.

226
S. Mateo, XI, 25.
227
S. Mateo, V,11-12.
228
Deuteronomio, XVIII, 15-19
229
Homilía III,5,3.
230
HANS KÜNG, El Cristianismo, pg 140. Circulo de Lectores, 1997.
177

Y cuatro cristologías miradas desde lo alto: la que lo sitúa como “El Hijo del
Hombre”, la que piensa que está por encima de todos los ángeles, la que cree que
es “El Hijo de Dios” y la que lo asimila a la “Palabra de Dios”. Para los primeros
cristianos, Jesús estaba subordinado al Padre; sólo se estableció su igualdad mucho
después, en el Concilio de Nicea. ¿Habría que considerarlos herejes por ello? En
realidad, en ellos no hubo degeneración herética, sino los atisbos primitivos de la
Realidad de Jesús. Y su recuperación dentro de la Historia global de la Iglesia
puede tener una importancia en el mundo actual para establecer un diálogo fructífero
con los judíos.

La situación de la mujer en el Cristianismo Primitivo

Su consideración tiene dificultades ya que los textos disponibles reflejan una


visión en la que el varón se propone como modelo y la mujer está referida a él. Por
eso hay que espigar de aquí y de allí distintas citas y buscar referencias indirectas
para aproximarnos a la realidad de la mujer entre los discípulos de Jesús y en el grupo
social cristiano hasta la fecha del año 70. Y tenemos que inferir a partir del modo de
vida y sentir de ese grupo social, más fácil de conocer que las palabras mismas de
Jesús, las cuales sólo se pueden deducir a partir de los escritos y hechos de ese
mismo grupo. La dificultad en conocer la historia de las mujeres está en la sistemática
eliminación de las fuentes de esa historia, teniendo muchas veces que leer entre
líneas, deducir a partir de hechos incontrovertibles, buscar en fuentes condenadas por
las corrientes oficiales. Es triste pensar que ya los textos del Nuevo Testamento,
escritos a lo largo del siglo primero, lo están en función de los varones y pretenden ya
ocultar la situación primera de la mujer. Y, cuando se decidió el Canon de la Iglesia,
ésta estaba lo suficientemente institucionalizada y con antropocentrismo lo
suficientemente desarrollado para que se marginaran textos procedentes de grupos
con fuerte protagonismo femenino. Indica SCHÜSLER FIORENZA: “El proceso de
canonización del Nuevo Testamento se hizo en medio de fuertes polémicas sobre el
papel de la mujer en la Iglesia. El Canon refleja un proceso patriarcal de selección y ha
funcionado para excluir a las mujeres del liderazgo eclesial” 231. Añade este autor, con
referencia a las polémicas tenidas en los siglos I y II respecto a grupos con fuerte
protagonismo de mujeres: ”Debemos a esta polémicas el que hayan sobrevivido unos
pocos trocitos de informaciones históricas –aunque sean transmitidas en medio de
prejuicios y discusiones- sobre el liderazgo de mujeres en varios grupos del
cristianismo primitivo”. Por ello no hay que recurrir solamente a las fuentes canónicas,
sino a otros textos considerados marginales.
231
E. SCHÜSSLER FIORENZA: art. C. de Cross Currents (cfr. Nota 1), pg. 310.
178

Consideraré aquí primero la situación que tenía la mujer en el grupo que rodeó
a Jesús, y después en la cristiandad palestinense hasta el año 70. Dejaré para más
adelante cómo evolucionó la situación en la iglesia situada en el mundo gentil.

El movimiento de Jesús fue de tipo renovador dentro del judaísmo. Pero, al


contrario de otros contemporáneos que eran excluyentes –caso prototípico el de los
esenios de Qumrán- , el suyo estuvo abierto a todos. Los retirados en el desierto del
Mar Muerto se consideraban a sí mismo los elegidos, los justos, en los que se
cumplirían las promesas de Yahveh. Jesús se abrió a todos, todos fueron “invitados a
la cena”, especialmente los marginados, los pobres, los esclavos, las mujeres. La
sociedad judía era profundamente clasista, y ello se mostraba fehacientemente en la
distribución del Templo. Había un atrio para los paganos, otro reservado a las mujeres,
que no podían acceder al de los varones. Y aún quedaba el exclusivo para los
sacerdotes, el lugar del “Santo de los Santos”. La Ley también marginaba a la mujer,
que podía ser repudiada por el marido. Pero, en cambio, en Jesús estuvo la casa, el
atrio de todos los marginados, en plan de igualdad. Por eso, para Jesús, la falta del
marido que deja a su mujer está en la ofensa y daño que causa a la abandonada,
estableciéndose relaciones por entero recíprocas. Ante las palabras de Jesús
repudiando el adulterio, responden los discípulos como convencidos machistas: “Si así
es la condición del hombre con la mujer, no conviene casarse”232.

Hay que tener en cuenta, además, que, aunque los Evangelios fueron escritos
en un momento en que la patriarcalización del movimiento cristiano estaba en franco
progreso, no pudieron citar ningún pasaje en que Jesús apoyara esta discriminación.
Lo que haría posteriormente la Iglesia es buscar apoyos en el Antiguo Testamento 233
para apoyar la tendencia marginatoria respecto a la mujer, en contra del espíritu de
igualdad y acogida de Jesús. Cuando le dieron el aviso a Jesús: “tu madre y tus
hermanos están fuera y te buscan” 234 , utilizaron la palabra hermanos en plural
masculino, pero él les contestó: ”¿Quién es mi madre y mis hermanos?...Quien cumple
la voluntad de Dios ése es mi hermano y hermana y madre”. El patriarcalismo es
superado por la fraternidad entre todos, y ya no habrá más Padre que el de los Cielos.
Y esta posición está integrada en el núcleo central de la doctrina del Maestro, que
subvierte los valores del mundo de su tiempo: “Sabéis que los que son tenidos como
jefes de las naciones las gobiernan como señores absolutos y los grandes las oprimen

232
Mat., XIX,10.
233
Gen. II,3; Ecl. VII,25-30; Sab. XIX,2; XXII,3; XLII,14.
234
Mc III,31-35; Mt XII,36-50; Lc VIII,19-21.
179

con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros; sino que el que quiera llegar a ser
grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre
vosotros, será esclavo de todos”235.

Y así, desde el principio, entre los seguidores de Jesús hubo muchas mujeres.
Cuando Lucas cita en su Evangelio los 72 discípulos que el Maestro mandó a predicar
por delante de él, no indica si se incluían mujeres. Pero es muy probable. Conocemos
con mucha certidumbre que posteriormente, cuando se extendió la fe en Jesús tras su
muerte por Asia Menor y Roma, muchas parejas de esposos contribuyeron a ello:
recordemos a Priscila y Aquila, a Andrónico y Junia 236 . A los pies de la Cruz se
encontraron un grupo de mujeres: “Y también estaban algunas mujeres mirando de
lejos; entre las cuales estaba María Magdalena, y María la madre de Jacobo el menor
y de José, y Salomé; las cuales, estando aún él en Galilea, le habían seguido; y otras
muchas que juntamente con él habían subido a Jerusalén”237.

SCHÜRMANN, gran exegeta, apostilla sobre este punto: “que Jesús admitiese
mujeres en su seguimiento es ciertamente un comportamiento muy escandaloso en el
contexto palestino, que debía dar un estímulo inicial para la situación social y religiosa
de la mujer en la Iglesia y fuera de ella...Con su comportamiento sin prejuicios, Jesús
libera fundamentalmente a la mujer para su consideración social...Las mujeres están
presentes con toda naturalidad en las reuniones de los discípulos de Jesús; tienen en
la comunidad tareas importantes”238.

Si un grupo de mujeres estaban cuando su muerte y durante su inhumación 239,


serán ellas las que primero descubrirán la tumba vacía 240 y en los Evangelios de
Mateo y Juan serán las primeras a las que se aparecerá Jesús Resucitado. En la
primera Carta a los Corintios, XV, 3-4, se encuentra el credo cristiano más antiguo:
“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo fue muerto
por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al
tercer día, conforme a las Escrituras”. Es decir, que los tres hechos clave, básicos de
la fe cristiana, tuvieron por testigos a las discípulas. Aunque en el versículo siguiente,
S. PABLO parece haber olvidado este importante detalle y dice: ”Y que se apareció a
Cefas y después a los doce”. Así podemos comprobar que en fecha tan temprana ya

235
Mc X,42-44.
236
Rom. XVI,7.
237
Mc XV,40-41.
238
H.SCHÜRMANN: Das Lukas Evangelium. Erster Teil, Freiburg, 1969, pg. 446 y ss.
239
Mc. XV,47; Mt XXVII,61; Lc XXIII,55.
240
Mc XVI,1-8; Mt XXVIII,1-8; Lc XXIV,1-8.
180

estaba en marcha el proceso de marginación. Y en el Evangelio de Lucas, el último de


los sinópticos, se cita la aparición a Pedro, pero no a María Magdalena241.

De todas las mujeres que acompañaron a Cristo, María Magdalena adquiere un


protagonismo especial. Testigo de la muerte y de su sepultura, es la primera que ve al
Resucitado. Su importancia dentro del grupo rivalizaría con la de Pedro. Fue una
mujer independiente, su nombre no está referido al de un hombre, sino al de Magdala,
su pueblo de origen a las orillas del Tiberiades, del que había salido tiempo ha,
recibiendo el nombre de Magdalena de gentes que no eran paisanos. Pero para
conocer algo más de su influencia hay que recurrir a textos apócrifos.

En varios de éstos María Magdalena tiene una función importante (textos


gnósticos como Pistis Sophia o El Evangelio de Felipe). Aunque no es necesario
aceptar la literalidad de estos escritos, sí que son ilustrativos como muestra del
antagonismo de las tendencias existentes referidas al puesto de la mujer dentro de la
comunidad. En el Evangelio de Tomás, que no es posterior a la mitad del siglo II y
probablemente mucho más antiguo, dado su carácter de simple recopilación de dichos
de Jesús, aunque con influencias gnósticas patentes, Pedro llega a decir: “Que se
aleje María de nosotros, pues las mujeres no merecen la vida”. Este antagonismo se
refleja también en el texto de Pistis Sophia (siglo III); enumera una serie de preguntas
que se hacen a Jesús, la mayoría de ellas efectuadas por Magdalena, que ofrece
también interpretaciones; y Pedro exclama: “Señor mío, no podemos soportar a esta
mujer, porque habla todo el tiempo y no nos deja hablar a nosotros”; Jesús se pone del
lado de María.

Hay un escrito del siglo II, llamado el Evangelio de María, conservada sólo
parcialmente, que cuenta una revelación de Cristo resucitado. En su segunda parte,
María Magdalena descubre la verdad a los demás discípulos. La respuesta de éstos
es muy ilustrativa de la situación de la comunidad. Las palabras de Andrés: “Decid lo
que pensáis sobre lo que ella ha dicho. Yo, por mi parte, no creo que el Salvador haya
proferido cosas semejantes”. Y las de Pedro: “¿El Salvador ha hablado con una mujer
a escondidas de nosotros? Pero ¿es que debemos ponernos a la escucha de ella,
como si fuera preferida a todos nosotros? María prorrumpe en llanto y contesta:
“Hermano mío, Pedro, ¿qué piensas? ¿Crees, quizá, que me he inventado estas
cosas o que digo mentiras en lo que respecta al Salvador? Y la discusión es
terminado por Leví: “Pedro, tú siempre eres colérico. Observo que tratas a las mujeres
como si fuesen enemigos. Si el Señor la ha hecho digna, ¿quién eres tú para

241
Lc XXIV, 34.
181

rechazarla? Ciertamente el Señor la conoce muy bien. Por eso la ama más que a
nosotros. Es mejor que nos avergoncemos, nos revistamos del hombre perfecto, nos
formemos (o nos separemos como él nos ha mandado y prediquemos el evangelio, sin
imponer más mandato o ley que lo dicho por el Salvador).

El destino de la Iglesia Judeocristiana

Poco antes de la caída de Jerusalén en el año 70, muerto ya Santiago en el


período del interregno de procuradores, muchos cristianos emigraron al otro lado del
Jordán, a la Decápolis, preferentemente a Pella. Tal vez volvieron algunos tras el
desastre, pero lo cierto es que esta comunidad se fue apagando progresivamente. Y
llegó a su total desaparición tras la destrucción definitiva de Jerusalén. A partir de
entonces, los pormenores de las vicisitudes de los vestigios del judeocristianismo se
han olvidado casi totalmente. Casi todos sus escritos se han perdido. Pronto fueron
heretizados por la Iglesia grecorromana. Ignacio de Antioquía, en el año 110, excluyó
terminantemente la asociación de la creencia en Cristo y la práctica de la Ley judía. E
Ireneo de Lyon, en el año 180, los incluyó entre la lista de los herejes.

La Fuente de dichos que ha venido en llamarse fuente Q, e integrada en los


Evangelios canónicos de Mateo y Lucas, se estima que es de origen judeocristiano.
El Evangelio de Mateo, así como El de Juan y La carta de Santiago pertenecen a
ese entorno judeocristiano. Pero hay otros documentos no canónicos, reconstruíbles
parcialmente a partir de citas de los padres de la Iglesia, y que son judeocristianos.
En esta situación se encuentran tres evangelios: El Evangelio de los Hebreos, El
Evangelio de los Nazoreos y El Evangelio de los Ebionitas. Este último, como el
Evangelio de Marcos, omite la historia de la infancia de Jesús, y atribuye su filiación
divina a partir de su bautismo. Otro escrito dentro del judeocristianismo es La
ascensión de Isaías, escrito entre los años 100-130, de carácter profético y
apocalíptico.

Los Judeocristianos estaban entre los opositores de Pablo, citados en la


Epístola a los Gálatas. En la segunda mitad del siglo II, un grupo de cristianos
grecohablantes vivía en Transjordania, practicaba el bautismo en nombre de Jesús,
mientras eran fieles seguidores de la Ley de Moisés. Veneraban la memoria de
Jacobo y acusaban a Pablo de que la creencia en Jesús no se hubiese extendido a
todo el pueblo judío. Prácticas judeocristianas debieron persistir en siglos posteriores,
pues contra ellas redactaron decretos el Sínodo de Elvira (a. 305) y el de Laodicea (a.
343-381). Y ya en el siglo V, S. Jerónimo informa de una secta llamada de los
nazarenos, localizada en Alepo (Siria). Pero se sabe también de pequeñas
182

comunidades, que seguían sus creencias, pero formadas ya preferentemente de


gentiles, y que se extendieron por zonas limítrofes del Oriente Próximo, en
Mesopotamia, Egipto y Arabia.

¿Existe alguna pista más sobre lo que pueda haber sido del judeocristianismo?
Una de ellas conduce hasta la India. Aquí se encuentra un grupo de unas 70.000
personas que se consideran herederas de un Tomás de Cana (¿Canaán?). Habrían
llegado al Estado de Kerala hacia el año 345 setenta y dos familias de Siria y
Mesopotamia242. Allí se encontraron ya con cristianos seguidores de PABLO.

En Etiopía, arropando al cristianismo monofisista existente, hay una estructura


ritual fuertemente judaizante, con ceremonias en honor del Arca de la Alianza, cuya
propiedad pretenden haber conservado, en las que sacerdotes danzantes dan un
exotismo especial. No obstante, todo hace suponer en este caso que las raíces
judías son muy anteriores al siglo I, posiblemente procedentes de emigrantes
palestinos del siglo VI a. C.

Una tercera huella la encontramos en las doctrinas del maniqueísmo, religión


creada por Mani (216-276), que se extendió desde el Atlántico hasta China. Recientes
investigaciones han encontrado, siguiendo a Ibn an-Nadim y al Código Mani (que se
ha redescubierto en Colonia), que Mani perteneció en su juventud a la secta
243
judeocristiana de los elkesaítas . Escribe ALEXANDER BÖHLIG, especialista en
Mani, : “Los bautistas, entre los que Mani creció, eran elkasaítas. Ellos consideraban a
Elkasai como el fundador de su ley. El carácter legal del judeocristianismo constituye
la base para el carácter legal del maniqueísmo”.

Pero más importante es la influencia que tuvieron al emigrar a las tierras de


Arabia. Aunque adquieran tendencias sincréticas con otras creencias, preferentemente
gnósticas, tendrían una influencia que llegó a ser excepcional, estando entre los
fundamentos a partir de los cuales Mahoma creó una nueva religión monoteísta. Por
esta vía indirecta, la cristiandad olvidada, desechada y hasta considerada hereje por la
corriente principal de la Iglesia fundada sobre el pensamiento helénico, llegó a quitarle
buena parte de sus creyentes, sobre todo en Oriente Medio y África, unos siglos
después.

242
S.WEIL. “Symmetry Between Christians and Jews in India. The Cnanite Christians and the Cochin Jews
of Kerala”, en T.A. Timberg, Jews in India, New Delhi, 1986, pp. 182-194.
J. KOLLAPARAMBIL, The Babylonian Origin of the Southists Among the St. Tomás Christians.Roma,
1992.
243
El Códice Mani de Colonia ha sido editado por Koenen y Roemer: Der Kölner Mani-kodex.
Abbildungen und diplomatis Text, Bonn, 1985.
183

En 1926 escribía ADOLF SCHLATTER, exégeta protestante, en su Historia de


la primera cristiandad244: “Pero la Iglesia judía estaba extinguida sólo en Palestina al
oeste del Jordán. En cambio, comunidades cristianas con costumbres judías
perduraron en las regiones orientales, en la Decápolis, en Batanea, entre los
nabateos, en la periferia del desierto sirio y llegaron hasta Arabia, desligadas por
completo de la cristiandad restante y sin continuidad con ella…El judío seguía siendo
para el cristiano un enemigo, y la sensibilidad griega que hacía la vista gorda acerca
de los asesinatos ordenados por los generales Trajano y Adriano entendiéndolos como
bien merecido sino de los malignos y despreciables judíos, pasó también a la Iglesia.
También sus personalidades dirigentes, que vivían y enseñaban en Cesárea, como
Orígenes, Eusebio, permanecieron sorprendentemente ignorantes acerca del final de
Jerusalén y de su Iglesia. De igual manera, son muy escasas sus noticias sobre la
perviviente cristiandad judía. Éstos eran heréticos porque no se sometían a la ley
vigente en el resto de la cristiandad, y por eso estaban separados de ella”. Y sigue
más adelante: “Ninguno de los dirigentes de la Iglesia imperial sospechó que a esa
cristiandad despreciada por ellos le llegaría el día en que ella sacudiría el mundo y
haría añicos una gran parte del sistema eclesial construido por ellos. Ese día llegó
cuando Mahoma tomó las propiedades conservadas por los cristianos judíos, su
conciencia de Dios, su escatología que anunciaba el día del juicio, su moral y su
leyenda, y puso en pie un nuevo apostolado como el Enviado de Dios.”.

El Islam recogió de ellos, dejando de lado la Trinidad, una teología cristiana


fundada en la doctrina del Siervo 245 , sin tener en cuenta la doctrina de las dos
naturalezas de Cristo. Como ya indico ISAÍAS en su poema del Siervo de Yahveh:
“he aquí que mi Siervo prosperará, será elevado, ensalzado y puesto muy alto. Como
de él se pasmarán muchos, tan desfigurado estaba su aspecto que no parecía ser de
hombre, así se admirarán muchos pueblos, y los reyes cerrarán ante él su boca,
porque vieron lo que no se les había contado y comprendieron lo que no habían
oído…”. CHRISTOPHER BUCK estima que, “en el transcurso del tiempo, los
ebionitas, junto con los bautistas sabeos, parecen haber impregnado Arabia. Esta
inseminación invita a suponer la hipótesis de que el Corán refleja profetología
ebionita”246. Se ha comprobado que existieron textos cristianos en lengua árabe.
Mahoma utilizaría la expresión Sello de los profetas, que ya había sido utilizada por
el primero de los padres de la Iglesia latina, Tertuliano. S. PINES cita el caso de un
manuscrito árabe del siglo X, original de ABD-AL JAVAR, que vivió en Bagdad;

244
A. SCHLATTER. Geschichte der estern Christenheit. Güterloh, 1926, pp. 367 s..
245
H. KÜNG. .Grandes Religiones, A IV2 : Jesús como Siervo de Dios.
246
C. BUCK. Bwericht vor der American Academy of Religion, de Abstracts AAR/SBL 1983.
184

presenta una historia de la temprana cristiandad, la separación entre judaísmo y


cristianismo, que lamenta, y, mientras censura la romanización de la Iglesia
occidental, aconseja volver a las fuentes primeras, las de los primeros discípulos que
pensaban que Jesús era un hombre y no un ser divino 247.

Hay un texto, la Historia de la Iglesia de SOMOZENOS, redactado en Bizancio


en 439-450, que habla de judeocristianos que se legitimaban a base de su supuesta
procedencia de Ismael y su madre Agar. Comentando este texto, indica CARSTEN
COLPE, experto en religiones y berlinés, que “con ello emerge una confesión judeo-
cristiana oriental más antigua que los nestorianos y jacobitas, y que más tarde
perduró principalmente entre árabes junto con estas últimas. Según el tipo de ellos,
podrían haber sido judíos aquellos de quienes Mahoma hubiera recibido sus
tradiciones judías; judíos con Midrashim, pero sin Talmud, a la vez cristianos con
veneración de María y Jesús, pero sin cristología duofisista o monofisista. Un tal
judeocristianismo es pensable también en la península arábiga, sobre todo en Medina.
Pudo haber sido el portador de tradiciones bíblicas y exegéticas, del tipo de las que se
encuentran en el Corán”248.

Por otra parte, existen muchas similitudes entre el Jesús (=Isa) que nos
presen el Corán y la cristología judeocristiana. Vale la pena citar las palabras de
CLAUS SCHEDL, que ha estudiado la imagen de Jesús en el Corán,: “El esbozo de
una cristología del Siervo de Dios, tal como se contiene de forma fragmentaria en los
Hechos de los Apóstoles, no ha sido desarrollado por la Iglesia helenista de Occidente,
pero para la cristiandad sirio-semita de Oriente la designación de Jesús como Siervo
parece haber sido la fórmula de confesión cristológica dominante. Si, por consiguiente,
Mahoma sitúa en el centro de su predicación sobre Isa el título de Siervo, no hace más
que recoger un esbozo cristiano primitivo, purificándolo de malinterpretaciones
contemporáneas, pero omite precisiones ontológicas concretas… Por consiguiente,
habría que dejar de decir que Mahoma tuvo sólo un conocimiento fragmentario del
cristianismo. De seguro que no se enfrenta en el Corán con las decisiones doctrinales
de los concilios de la Iglesia occidental, pero la imagen global que hemos conseguido
con nuestros estudios debería mostrar que él conoció muy bien la estructura básica de
la cristología sirio-semita y que la desarrolló de forma independiente”.

247
S.PINES. The Jewish Christians of the Early Centuries of Christianity According to a New Source:
Proceeding of the Israel Academy of Sciences and Humanities 2 (1968), pp 237-309.
248
C.COLPE. Das Siegel der Propheten, pp. 169 y s.
185

CAPÍTULO XIV

EL MITRAISMO249

Corría el primer tercio del siglo I a. C. La confrontación entre Roma y


Mitrídates de Cilicia estaba en su apogeo. Las naves piratas de este último asolaban
los puertos del Mediterráneo. Las primeras noticias escritas sobre las mismas son de
los años 86-87 a.C. Cuenta de estos enemigos de Roma PLUTARCO250 que eran
“hombres ricos e ilustres por su origen y señalados por su prudencia”. Eran duros
enemigos, dignos de Roma, pues “sus
músicas, sus cantos, sus festines en todas
las costas, los secuestros de personas
principales y los rescates de las ciudades
asaltadas por la fuerza eran el oprobio del
imperio romano”. Este oprobio, en
algunos aspectos, era inaguantable, pues
no respetaban lo más sagrado, lo siempre
respetado en las más cruentas guerras,
los templos de los dioses: “saqueaban
templos considerados hasta entonces
como asilos inviolables, el Clario, el
Didímeo, el de Samotracia, el templo de
Ceres en Hermione, el de Esculapio en Epidauro, los de Neptuno en el istmo, en
Tenaro y en Celauria; los de Apolo en Accio y en Léucade, y el de Juno, el de Samos,
el de Argos y el de Lacimo”.

El dios Mitra

Estos piratas tenían su propia religión, por entonces extraña para los romanos.
Y sigue diciendo PLUTARCO: “celebraban ciertos misterios indivulgables, de los

249
GÓMEZ DE LIAÑO, I. El Círculo de la Sabiduría. Madrid, 1998
250
PLUTARCO.-Pompeyo.
186

cuales todavía se conserva hoy el de Mitra, instituido primero por ellos”. Sí,
profesaban el culto a un nuevo dios, Mitra, que en los siglos siguientes tendría una
extensión extraordinaria por todo el imperio romano. Durante el siglo primero ya se
había desarrollado profusamente y, en la gran crisis religiosa de esta centuria, entra en
el crisol de las distintas teologías que se desarrollaron durante la misma. Su influencia
sobre el Cristianismo naciente se haría notar. Hemos de tener en cuenta detalles
como el que Cilicia, lugar donde en principio se desarrolló el mitraísmo, tenía por
capital a Tarso, la ciudad natal de PABLO.

Pero las ideas de la nueva religión no eran enteramente nuevas. Sus


maestros-sacerdotes profesaban un platonismo derivado preferentemente de la obra
“Timeo”. Muchas de las normas morales eran de carácter estoico, y la astrología
impregnaba toda su teología. El dios Mitra procede de las tradiciones indoeuropeas,
muy antiguas, pero el desarrollo de la práctica religiosa, sobre todo la práctica de sus
Misterios, eran de origen griego tardío, es decir, desarrollados por la cultura
helenística. Estos Misterios eran una especie de ejercicios espirituales, habituales
también en otros cultos (los de la diosa Deméter, por ej.) por los que los adeptos
llegaban a alcanzar determinados estados de conciencia en los que entraban en
relación con el dios.

El texto del Avesta atribuye a Mitra una serie de características y poderes. Es


el Genio de la Luz celeste, amanece con el alba, recorre el cielo durante el día en un
carro arrastrado por cuatro corceles blancos. Durante la noche alumbra con un claror
indeciso la faz de la Tierra (es decir, representa a un tiempo al Sol y la Luna,
manifestaciones de la Luz, del poder divino)251. Durante la época en que reinaban los
aqueménidas se le atribuían a Mitra características militares. Insta al esfuerzo
personal y al sacrificio. Ello motivó el que su culto se extendiera de forma
extraordinaria entre las legiones romanas. Capitaneaba las fuerzas del Bien contra las
de las Tinieblas. Y no está de más recordar aquí las semejanzas de estas
concepciones sobre el dios Mitra, enviado por el cielo, con el texto del Apocalipsis,
XIX, 11-14252.

251
CUMONT, FRRANZ.- Les mystères de Mitra (París, 1985).
252
“Ví el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba es llamado Fiel, Verídico, y con
justicia juzga y hace la guerra. Sus ojos son como llama de fuego, lleva en su cabeza muchas diademas y
tiene un nombre escrito que nadie conoce sino él mismo, y viste un manto empapado de sangre, y tiene
por nombre Verbo de Dios. Le siguen los ejércitos celestes sobre caballos blancos, vestidos de lino blanco,
puro.”
187

El dios acompaña y protege al alma del justo en el largo camino a través de los
siete cielos, permitiéndole atravesar las siete puertas guardadas por los arcontes.
Para CUMONT, esta creencia es el origen de la Redención por Mitra, que después se
desarrollaría en el mundo occidental. Posteriormente, el Cristianismo recogerá estas
interpretaciones teológicas.

En ocasiones se le asocia al dios iranio del bien, Ahura, y encargado por él de


la lucha contra Ahriman, el dios del Mal. Este último será paragonado con el Demiurgo
platónico y, por los gnósticos, con el Yahveh del Antiguo Testamento. Mitra fue muy
adorado por los persas. Tras la conquista de Alejandro el Grande, su culto se mezcló
con otras creencias greco-orientales. PAUL DU BREUIL lo expresa así: ”..una teología
mago-zoroastriana mezclada con elementos mitraicos y astrología zervanita se
difundió por todo el Oriente bajo la cobertura de Gran Mago Zoroastro”253.

Los piratas dirigidos por Mitrídates fueron vencidos por Pompeyo en el año 67
a.C. Pero a finales de la República ya había seguidores de Mitra en Roma. La nueva
religión irradió desde Armenia y Comagene. Incluso el propio Nerón fue iniciado en
sus misterios. Con la guerra judeo-romana siguió progresando. Hay que recordar que
entre los aliados de Vespasiano se encontraba el rey Antíoco de Comagene. Cuando
la Legio IV Apollinares es trasladada en el año 71 de Oriente a Carnuntum, en el valle
del Danubio, se esparce la nueva creencia por Europa, y entre los militares
especialmente presenta un crecimiento explosivo. Además de los soldados
intervinieron en su difusión los mercaderes, esclavos y funcionarios civiles.

El culto a Mitra estaba reservado a los varones. En consecuencia, se


complementó con otro culto, el de la Magna Mater, la Diosa Madre, la Cibeles frigia.
En este culto, entonces, ya podían participar las mujeres. Los lugares de culto se
llamaban mitreos para el culto de Mitra, y metroos para el de la Gran Madre.

Fue religión protegida por los emperadores. He dicho anteriormente que Nerón
se inició. También lo hizo el emperador Cómodo. Contaba con una capilla en el
palacio augusto. Su religión tuvo el apoyo de Aureliano, Diocleciano, Galerio y Licinio.
Incluso Juliano el Apóstata le rindió culto en Constantinopla. Para CUMONT254 “la
idea de que el divino Auriga conduce a un grupo a través de las extensiones celestes
existía ya en tiempos muy tempranos en Siria, y también en Babilonia, Persia y Grecia.
Los caballos de fuego y el carro de fuego que elevaron al profeta Elías (¿Helios?) en
un torbellino, son probablemente los caballos y el carro del Sol. Del mismo modo,

253
PAUL DU BREUIL.-Le Zoroastrisme. París, 1982, pg.55.
254
Astrología Y religión en el mundo grecorromano. Barcelona, 1989, pg. 139-40.
188

cuando la misión de Mitra en la Tierra hubo sido cumplida, fue transportado por el
carro de Helios a las esferas celestes sobrevolando el océano, y la dichosa suerte que
el héroe había conseguido para sí se hizo extensiva a sus seguidores. Los
emperadores en particular tenían fama de pasar a convertirse en compañeros del dios
Sol tras la muerte, ya que habían sido sus protegidos en vida, siendo transportados
por él en su carro hasta la cima de las bóvedas infinitas”.

Dicen sus relatos míticos que Mitra vino del cielo y se encarnó en la Tierra
naciendo de una roca, junta a una gruta, a la sombra de un árbol sagrado, cabe las
orillas de un río. Ese advenimiento sólo tuvo por testigos a los pastores del lugar.
Éstos comprendieron que se trataba de un Niño divino y le ofrecieron como pleitesía
sus primicias en el ganado y las de sus cosechas. Como fecha de su nacimiento se
fijó la tradicional de los dioses solares, la del solscitio de invierno, el 25 de Diciembre.
Siguen las leyendas hablando de que primero se enfrentó al dios Sol para finalmente
asociarse con él y ser su delegado en la Tierra. Mitra sería desde entonces el Sol de
la Justicia y Señor del Tiempo. Cuando terminó su misión aquí abajo, celebró un
banquete con Helios y otros compañeros de trabajo. Luego remontaría el vuelo en
una cuadriga para morar desde entonces y por siempre entre los inmortales. El Ser
Supremo, Dios, lo eleva al culmen de los cielos y comparte por los siglos el dominio
Universal con él .Y desde entonces, sus discípulos celebran un ágape litúrgico en su
memoria. Para el final de los tiempos predijo la catástrofe por el fuego.

Mitra era a un tiempo dios y hombre, enviado por Dios, dispensador de los
misterios de la salud eterna, acercando Dios a los hombres. Enseñó a éstos a superar
la muerte y ser como dioses. La práctica de su religión exigía lustraciones frecuentes
para limpiarse de las manchas del pecado. En cuanto al alma, tras anunciar su
inmortalidad, era acompañada por la resurrección de la carne.

Mitra tenía un contrincante, el Leontocéfalo. Su estatua estaba siempre


presente en los mitreos. Era una especie de figura monstruosa. Simbolizaba el curso
del tiempo que todo termina por destruir, la fuerza del destino, el curso de los astros.
Su figura, junto a la de Mitra, representa una continuación del dualismo divino de la
religión del Irán. Como Isis en la religión egipcia, es Mitra quien libera el alma de las
fuerzas del mal y tuerce el destino. También PABLO (años 57 d.C) atribuirá a
Jesucristo este designio 255 : “Nuestra patria está en los cielos, de donde nosotros
esperamos a un Salvador...que transformará nuestros humildes cuerpos de forma que
se asemejen a su gloriosos cuerpo, por medio del poder que Él tiene para sojuzgar al

255
Carta a los Filipenses, III, 20-21.
189

entero universo”. Y si APULEYO (El Asno de Oro) nos dice que, como Mitra, Isis tiene
en su mano las llaves del Infierno como la garantía de salvación, también los cristianos
las han puesto en las manos de Jesús que se las confió a Pedro.

Mitra suele ser representado llevando el gorro frigio (lo que nos indica que la
figuración es de origen oriental). Esta imagen parece ser derivada del héroe
mitológico Perseo, al que el dios de los Infiernos, Hades, le prestó un gorro que lo
hacía invisible. Así pudo vencer y matar a la Medusa Gorgona, monstruo precursor de
la figura posterior del Leontocéfalo, o la del clásico Dragón. Todas ellas símbolos del
Mal, que terminará siendo vencido por el héroe o el dios salvador. Es interesante
hacer notar que Tarso, la ciudad de nacimiento de S. PABLO, lugar de nacimiento de
los misterios de Mitra, rindió culto igualmente a Perseo, pues se suponía que había
sido el fundador de la ciudad

Los relatos míticos cuentan que también Perseo nació en una cueva. Y en las
cavernas se celebraban los misterios mitraicos. En el documento más antiguo que se
conserva sobre los misterios mitraicos 256 se encuentra escrito: “Mitra retuerce los
irritados cuernos del toro bajo los riscos de la cueva persea”. Son muy frecuentes las
representaciones de Mitra inmolando al Toro, al que no dirige la mirada, de la misma
manera que Perseo lucho hasta dominar a la Gorgona, pero sin mirarla, pues su
mirada era irresistible.

El descenso y el ascenso de las almas

La concepción de la naturaleza del alma, así como su origen y destino, dentro


del mitraísmo se encuentra inspirada por el pensamiento de PLATÓN. Concepciones
que tendrán un desarrollo verdaderamente barroco entre los gnósticos de los primeros
siglos d. C. Exponiéndolo de forma resumida, las almas tendrían un origen divino y
estarían formadas por una emisión de la sustancia divina. En su bajada a este
mundo irían pasando por distintos mundos o cielos, representados por los siete
planetas, regidos por otros seres divinos que habían sufrido una degradación
progresiva: los Arcontes. SERVIO lo expresó de esta manera257: “Según las almas
descienden se van invistiendo del torpor de Saturno, la ira de Marte, la
concupiscencia de Venus, la lujuria de Júpiter; todas estas adherencias producen
confusión en las almas, de suerte de que ya no pueden ser capaces de utilizar su
propia potencia y sus propias facultades”. El alma olvida su origen y precisa, pues,
un Salvador venido del Cielo que le recuerde su origen y le ayude en el camino de

256
ESTACIO, La Tebaida (80 a. A. C).
257
In Aen. VI 714.
190

vuelta. JONAS HANS lo expresa de esta manera258: “De ahí resulta claro que lo que
se adhiere al alma en su viaje hacia abajo posee el carácter de entidades
substanciales aunque inmateriales, que a menudo son descritas como envoltorios o
investiduras. En consecuencia, el alma terrestre resultante es comparable a una
cebolla con tantas capas como el propio modelo del cosmos, sólo que en orden
inverso: la capa que está más afuera allí, está más dentro aquí, y luego que el proceso
se completa con la encarnación, lo que está más dentro en el esquema esférico del
cosmos, la tierra, es, desde el punto de vista corporal, la vestidura más externa del
hombre.”

El destino del alma es volver a su patria, pero está tan hundida, tan degradada,
tan inmersa en el mundo material que ya no puede hacerlo por sí misma, olvidada de
la chispa de divinidad que hay en ella, por lo que necesita una ayuda venida por gracia
para recuperar su alta dignidad. En ese camino “entrega a la Luna su energía vital y
nutritiva, a Mercurio su concupiscencia, a Venus sus deseos amorosos, al Sol sus
capacidades intelectuales, a Marte su ardor generoso, a Júpiter sus sueños de
ambición, a Saturno su inclinación a la pereza. Se halla desnuda, libre de toda
sensualidad, cuando alcanza el octavo cielo para disfrutar en él, como esencia
sublime, de la luz eterna donde habitan los dioses con infinita dicha (CUMONT, citado
por JONAS HANS).

Este ascenso del alma tiene también un importante trasunto psicológico, ya que
estos estadios en el camino se pueden interiorizar ya en este mundo y traducirse en
un camino de perfección. En la iniciación de muchas religiones, sobre todo en las de
misterios, el aprendiz, a través de una serie de trabajos, oraciones, experiencias
psicológicas dentro de un ambiente adecuado, va adentrándose en el conocimiento
divino. Esta profundización en sí mismo se distribuye entre determinadas paradas o
etapas, equivalentes al camino del alma después de la muerte. Son experiencias
semejantes a las que sufren los místicos (recordemos las siete moradas de nuestra
TERESA DE JESÚS) o las provocadas por “técnicas” psicológicas de profundización
interior (los Ejercicios Espirituales de S. IGNACIO).

Estas ideas del descenso y ascenso de las almas, presentes en el mitraísmo,


probablemente tiene un origen todavía más antiguo, procedente del hermetismo
egipcio. Así como la creencia en una serie de entidades divinas, emergidas del Ser
Supremo, constituyendo bajo su presidencia una especie de Consejo Celeste, el que
después los gnósticos llamarán el Pleroma Divino. Ese enlace con un origen antiguo

258
The Gnostic Religion . Londres, 1952, pg. 158.
191

en la religión egipcia quizá explique la semejanza de estos conceptos teológicos con lo


que se puede leer en el texto bíblico del Salmo 82 (Vg. 81): “Está Dios en el consejo
divino, en medio de los dioses juzga: -¿Hasta cuándo juzgaréis falsamente, haciendo
con los impíos acepción de personas? Haced justicia al débil y al huérfano; tratad
justamente al desvalido y al menesteroso; librad al débil y al pobre.....pero no saben ni
entienden....Yo dije: -Sois dioses, todos vosotros sois hijos del altísimo, pero moriréis
como hombres, caeréis como cualquiera de los príncipes”. Es decir, tanto las
creencias mitraicas, como lo que nos indican los textos herméticos o el salmo citado,
expresan una serie de ideas ampliamente extendidas por todo el Oriente Próximo y las
riberas del Mediterráneo. Formaban creencias compartidas que se integraban en el
substrato cultural en el que nacería más adelante el Cristianismo. Éste no podría
subvertirse a este pensamiento común a la hora de explicarse en un desarrollo
teológico la figura de Jesús.

El descenso de Isthar a los infiernos 259

Este mito se encuentra entre los antecedentes de todos aquellos que tratan del
descenso de las almas y la presencia de un Salvador, se le llame Logos o Mitra,
que ha de descender de los cielos para su liberación. En este caso la diosa Isthar
representa al alma.

Esta diosa babilónica es similar en su figura simbólica a la diosa Venus-Afrodita


con culto en Chipre, con la Isis egipcia, la Astarté cananea. En el poema épico
mesopotámico del héroe Gilgamesh, la narración más antigua en la que aparece el
Paraíso, antecedente del relato bíblico del Génesis, la diosa se enamora de dicho
héroe. Es una imagen mítica del mismo significado que la que aparece en el relato
homérico de la Odisea, en la que la diosa es sustituida por la ninfa Calipso,
enamorada de Ulises. Era considerada también la diosa de la guerra, semejante a la
diosa Palas Atenea.

Era simbolizada por tres animales, que expresan muy bien la significación
oculta de su figura: el león, la serpiente y la paloma. El primero indica claramente el
aspecto guerrero. Pero los dos últimos expresan la duplicidad de presencia de esta
diosa, la serpiente expresa a la divinidad terrestre, mientras que la paloma a la celeste.
Hay, pues, un desdoblamiento de la personalidad indicada por esta deidad. Duplicidad
que será recogida y explicitada hasta el máximo por los gnósticos de los siglos
posteriores, aunque llamándola en este caso Sabiduría, terrestre y celeste.

259
CONTENAU, G. Le Deluge babilonieeu. Isthar aux Enfers. La Tour de Babel (París, 1952)
192

Existen dos textos, uno sumerio y otro acadio, incompletos, que nos cuentan el
mito. En el primer relato, el sumerio, la diosa desciende a los infiernos, donde su
portero Neti le pregunta su identidad. Queda asombrado al conocerla y extrañado de
que “la reina de los cielos haya venido al país del que no se vuelve”. Intrigado le
pregunta la razón, a lo que contesta la diosa que es “para participar en los ritos
fúnebres de Gugalanna, marido de mi hermana Ersilikigal, que ha muerto”.

Al ir atravesando las siete puertas de las 7 murallas se va despojando de sus


vestimentas, alhajas y atributos: la corona, el bastón, el collar, las gemas, el anillo, el
pectoral, los velos, hasta quedar desnuda. Viene después una escena dramática: “La
santa Ereshkigal se sienta en su trono; los Anunnaki, los siete jueces, pronunciaron su
juicio. La asaetaron con sus miradas, sus miradas de muerte. La divina señora se
transformó en un cadáver, y este cadáver fue colgado de un poste. Cuando hubieron
pasado tres días y tres noches, su mensajero Ninshubur llenó el cielo de gemidos”.

El texto siguiente se ha perdido, salvo la indicación de que finalmente Isthar


recupera la vida y asciende al cielo acompañada de un séquito de demonios.

Pero el texto acadio añade muchos más detalles: Al no regresar Isthar, su


hermano, el dios Shamash, va a presencia de su Padre y llora por las catastróficas
consecuencias que su desaparición supone para la propagación de la vida. En
presencia de ambos está el dios Ea (el Hermes mesopotámico). Entonces, este último
concibió una imagen y creó a Atsushunanuir, el afeminado. Su nombre significa
“aparición esplendorosa”. Este ser creado por Ea desciende también a los infiernos,
seduce a Ereshkigal y logra salvar a la diosa. Pero su naturaleza no le permite ser
seducido por la diosa infernal y esta transfiere su ira hacia Isthar contra el enviado del
cielo, que es sacrificado en su lugar.

En estos primeros mitos se cuenta, de forma semejante a como se hará en


tiempos posteriores, la forma en que el Alma (o la Sabiduría de los gnósticos) es
liberada por un Logos-Salvador, al asumir su pasión y muerte.
193

CAPÍTULO XV

FILÓN DE ALEJANDRÍA

Este autor, contemporáneo de Jesús, tuvo una influencia extraordinaria en el


pensamiento de su tiempo y en las tendencias religiosas de los judíos
contemporáneos, y también en la naciente teología cristiana. Pero, antes de hablar de
él, conviene decir unas palabras sobre las tendencias de la filosofía estoica, ya que
muchas de las apreciaciones del autor que tuvieron repercusión posterior se basaban
en esa filosofía.

El estoicismo

Corría el año 300 a.C cuando en la sala policromada de columnas de Atenas,


la stoa poikile (el “pórtico abigarrado”), ZENON de Citium fundó la escuela estoica.

Para los estoicos la realidad es única y material, corpórea. Su concepción es


la de un monismo panteísta. Pero esta realidad está animada, le da “forma”,
consistencia, capacidad de cambio, vida en su caso, una especie de fuego primordial
que penetra todas las cosas, las organiza, y que lleva en sí el germen o principio de
todas las cosas. Este Fuego es a un tiempo racional y divino, es la razón del
universo, su fundamento, y le llamaban el Logos. La Naturaleza y su evolución son
racionales y buenas. Su acontecer está dirigido teleológicamente, en busca de la
consecución de un fin predeterminado. Todos los seres forman una unidad entre sí,
mutuamente relacionados e interactuantes.

Aceptaban la religiosidad popular, a la que veían con simpatía, aunque


precisando que sus mitos precisaban una interpretación metafórica. Lógicamente
creían en la predestinación y la Providencia divina. Y aceptaban otras creencias tales
como la autenticidad de profecías, la revelación por los sueños, en los presagios y
todo lo que llevaba consigo la llamada ciencia de la adivinación (la “Mántica”). A
través de las cosas, el hombre se relaciona con el Mundo y conoce de su pertenencia
a él y la relación e influencia que todo ejerce sobre cada uno de los elementos de ese
Todo. Pero ese acontecer de la Naturaleza, ese camino de predestinación no está
dirigido linealmente en un sistema evolutivo ascendente en complejidad y perfección,
194

sistema propio de una filosofía como la de ARISTÓTELES o de una Religión como el


Cristianismo, sino un cambio que sigue un esquema circular, en busca de un fin previo
a un nuevo comienzo, como en la filosofía de un HERÁCLITO o en las Religiones
Orientales.

El hombre no podría cambiar su destino, pero sí podía cambiar su actitud frente


a él. El estoico detesta la protesta impaciente y la queja ante Dios; escoge la
adaptación paciente, la actitud alegre ante la vida; una aceptación, al tiempo que una
liberación de sus pasiones. Y esta postura ante la vida tuvo muchos seguidores
posteriores, alcanzando cierto auge durante el siglo I en el Imperio romano,
destacando autores como SÉNECA y EPÍCTETO.

……………………………

El judaísmo de la diáspora y Filón de Alejandría

Durante los dos tercios primeros del siglo I, la comunidad judía fue la minoría
dentro del Imperio romano mejor organizada. Era muy activa e influyente, apoyada
por un estatuto imperial sumamente favorable. Podían ejercer libremente sus prácticas
religiosas y estaban liberados del servicio militar. Asimismo, tenían concedida la libre
asociación y reunión. El crecimiento demográfico era muy importante y tuvo lugar un
verdadero florecimiento cultural.

La vivencia de la diáspora, el contacto con las poblaciones del vasto imperio,


supuso una fuerte repercusión sobre sus concepciones religiosas. El ecumenismo
determinó que, para los judíos, Yahveh ya no era el dios de un pueblo, sino el Dios
Único de toda la Humanidad. Pero desde el punto de vista cultural y filosófico era el
pensamiento griego el reinante, por lo que hubo que proceder, en aras del
ecumenismo, a una acomodación de las tradiciones bíblicas a la cultura helénica. El
idioma franco era ya el griego, por lo que la Torá se tradujo a este idioma.

Ante el desafío de la filosofía griega, hubo una variedad de respuestas, que se


pueden esquematizar como sigue:

1.- Los Ortodoxos asumían la vigencia íntegra de la Ley. Cierto que la


salvación ya no sería exclusiva del pueblo elegido, sino que se podría extender a
cualquier persona, siempre que se integrara al pueblo de Israel. Estos ortodoxos,
como es lógico, se reclutaban especialmente de los residentes en Palestina, que
estaban menos en contacto con el exterior.
195

2.- Aquéllos que rechazaban completamente la Ley, por caduca. Aquí


260
podríamos incluir a los Caínitas, citados por FILÓN e IRENEO .

3.- La posición de FILÓN. La Ley tenía una vigencia permanente, pero


necesitaba de su reinterpretación, ya que su literalidad era insostenible. Pero la
reinterpretación sería naturalmente helénica.

4.- La postura de PABLO. La Ley había tenido una vigencia en el tiempo. Pero
había sido superada por la revelación de JESÚS.

De las cuatro actitudes ante el desafío del helenismo sólo las de FILÓN y
PABLO eran realmente ecuménicas, universalistas. Al final triunfó la de este último,
pero el pensamiento de FILÓN siguió influyendo en el desarrollo teológico de la
naciente Iglesia.

FILÓN fue contemporáneo de JESÚS, aunque parece ser que nunca tuvieron
conocimiento el uno del otro. Nació hacia el 13 a. C y murió entre el 40 y el 50 d. C.
Era hijo de un financiero recaudador de impuestos. Se sabe poco sobre su vida,
salvo algunos detalles aislados. Quizá la misión más importante que llevó a cabo fue
presidir una legación que se dirigió a Roma entre los años 39 y 41 con el fin de
exponer al emperador Calígula los desmanes cometidos por el prefecto de Alejandría
Flavio Avilio. Por su obra “La Providencia” sabemos que estuvo en Palestina, aunque
ignoramos en qué año. Allí conoció a los esenios, a los que describió en su libro “La
libertad del sabio”. Dado el lugar de nacimiento y los medios de su familia, recibió una
esmerada educación, naturalmente de carácter helenístico, de la que la ciudad de
Alejandría fue un foco de difusión. Por tanto, conocía bien a los clásicos griegos,
preferentemente a PLATÓN. Y se dedicó a los estudios filosóficos, intentando adaptar
los escritos bíblicos, en su interpretación, a las ideas imperantes entonces.

Para él la Biblia era básicamente el Pentateuco, y al él dedicó buena parte de


sus obras. En algunas de ellas ofrece una a manera de explicación de la Leyes judías
(“La creación del mundo”, “Abraham”, “José”, “La vida de Moisés”...). En otras obras
presenta estudios alegóricos sobre la Ley (“Los querubines”, “La emigración de
Abraham”, “Los Sueños”...). Finalmente escribió obras puramente filosóficas (“La
Libertad del Sabio”, “La eternidad del Mundo”...).

Comparando su figura con la de PABLO aparecen a un tiempo similitudes y


contrastes. Los dos intentan presentar la religión judía al mundo pagano,
especialmente al culto helenístico de las ciudades. Pero a la hora de considerar el

260
Adversus Haereses I 31, 1-2.
196

conocimiento que el hombre puede tener sobre Dios, PABLO hace hincapié en la
Revelación, ya que la Divinidad se mostró por Cristo, mientras que la razón ocuparía
un lugar secundario. Para FILÓN, ésta sería la fuente primera de conocimiento. Para
PABLO, Dios se nos ha acercado y lo hemos conocido en Jesús. En cambio, FILÓN
estima que Dios es ante todo incognoscible, aunque pueda haber una aproximación
intelectual. Aproximación que podría tener distintos grados de perfección. En su obra
“De Abrahamo” lo indica así en el párrafo que trascribo a continuación, y en el que
hace ya un esbozo de la diversidad dentro de la Unidad Divina, que desarrollarán
posteriormente de forma profusa las escuelas gnósticas y que llamarán el Pleroma
Divino.

“El que se mantiene firmemente cabe la verdad sabrá decir que en medio se
halla el Padre del universo, aquél que en las Sagradas Escrituras es designado con el
nombre propio de EL QUE ES; luego, a ambos lados se hallan las potencias de mayor
dignidad y más próximas al QUE ES, a saber, la hacedora y la real. El nombre de la
potencia hacedora es Dios, porque ella ha establecido y ha ordenado el universo. El
nombre de la potencia real es Señor, pues es justo que el elemento que ha sido
hacedor gobierne y domine el elemento devenido. Escoltado, pues, el que está en
medio por ambas potencias, presenta al entendimiento dotado de visión unas veces el
aspecto de uno solo, otras el de tres. De uno, cuando el entendimiento se halla
purificado en sumo grado y dejando atrás no sólo la multitud de los números, sino
también la díada concomitante de la mónada, se lanza presuroso hasta la forma sin
mezcla y sin composición, la que existe en sí misma y no tiene en absoluto necesidad
de nada más. De tres, cuando, no iniciado todavía en los más altos misterios, participa
con todo en los ritos menores y no es capaz de aprehender AL QUE ES en su sola
identidad sin algún tipo de mediación, y debe comprenderlo a través de sus
operaciones, sea la creativa, sea la gobernante. A esto llaman una navegación de
segunda 261 por más que participa sin regateo en una creencia cara a Dios, mejor
dicho, es algo mucho más digno que la creencia y más venerable que el creer, es la
verdad.”

En otros momentos desarrolla las nociones, importantísimas para él, y de


enorme repercusión conceptual en la posteridad, del Logos y de Sofía (o
Pensamiento o Sabiduría divina). Ésta es la consorte de Dios Sumo, el Logos, el
Hijo de ambos. Lo ve metafóricamente de una manera espacial, en forma de
ciudades, en las que el Logos es la Ciudad Celeste y las Potencias las ciudades
dependientes, coloniales: “La más antigua, segura y excelente ciudad, que no es sólo

261
Es una cita del Fedón, 99 de PLATON.
197

ciudad, sino metrópoli, es el Logos divino, en el que conviene refugiarse ante todo. Las
otras cinco, como unas colonias, son las Potencias del Logos, presididas por la
Potencia creadora, según la cual, el Creador ha hecho el mundo mediante su
Logos”262 .

FILÓN profundiza posteriormente en esta noción del Logos y distingue en él


dos planos ontológicos:

a) Logos increado, con una existencia indistinguible de la divina.


b) Logos creado inmanente, el que actúa sobre las criaturas inteligentes.

La nomenclatura que usa para nombrar al Logos es variada y tendrá acogida


posteriormente: habla de él como Primogénito, arcángel, Principio, Nombre de Dios,
Vidente e Israel. Posteriormente, los judeocristianos se referirán al Verbo como
“Onoma y Arkhe” (Nombre y Principio). El Evangelio de Juan llamará Logos a
Jesucristo. Y el autor de la carta pseudopaulina a los Colosenses se refiere a Jesús
como “Imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura, porque en él fue creado
el Universo”263.

Y sigue FILÓN hablando del Logos creado, Arcángel: “A Logos, Arcángel y muy
antiguo, es a quien el Padre...ha hecho el don insigne de estar situado en la frontera
para separar a la Creación del Creador. No es ingénito como dios, ni engendrado
como nosotros, sino intermedio entre ambos extremos, comunicándose con el uno y
con el otro”264.

Siguiendo el pensamiento de PLATÓN, considera que en el Logos, como


Intelecto de Dios, están los arquetipos o modelos de la realidad. “El mundo de las
Ideas no podría tener otro lugar que el Logos divino”265. Y añade: “Por cada una de las
criaturas posee desde el principio su forma perfecta, por cuanto es la impronta e
imagen del Logos perfecto266. Es decir, la estructura, el diseño, la conformación del
ser de cada una de las criaturas es un trasunto, una copia de la forma perfecta que
existe en el cielo, en el Intelecto divino, en el Logos. “El Logos imprime en el alma su
impronta, dando a entender que Dios ha atribuido una forma al ser informe del

262
.Fag., 94-95.
263
Col. 1, 15-16.
264
Her. 205-206.
265
Op.20.
266
Fug. 12.
198

Universo y, después de haberlo terminado todo, ha sellado el mundo con su imagen y


su idea, su propio Logos267.

En cuanto a la significación y conceptualización de Sofía, mucho antes de


FILÓN, el pensamiento judío le había dedicado sumo interés, adquiriendo un papel
destacado, cuasi personal, como “consorte de Dios”. Los Proverbios la presentan
como una mujer “en la encrucijada de los caminos, a la vera de las puertas, al borde
de la ciudad”, hablando de sí misma: “Yahveh me creó al principio de su proceder, con
anterioridad a sus obras, desde siempre. Desde la eternidad fui constituida. Cuando se
aseguraban los cielos, allí estaba yo..., junto a él estaba yo como artífice, y era sus
delicias268. La Sabiduría edificó su mansión, talló sus siete columnas”.

Mientras que el Logos y la Sabiduría se sitúan en la zona intermedia entre el


Dios Padre y la Creación, los ángeles están incluidos en el mundo creado. FILÓN,
como PLATÓN, creía que eran semejantes a las almas que se introducen en los
cuerpos al nacer. Los llamaba logoi para marcar su relación con el Logos, ya que son
sus instrumentos.

Contraposición entre Filón y Pablo

Mientras que para PABLO el conocimiento de Dios es fruto principalmente de la


benevolencia divina, que mediante su Gracia se revela al hombre, para FILÓN basta la
adecuada e interesada disposición intelectual. “Cuando el intelecto se ocupa de
realidades referentes al Guía Universal, no le hace falta otra ayuda para la
contemplación, ya que la sola inteligencia es un ojo asaz penetrante para captar los
inteligibles 269. La Revelación, si se presenta, no adquiere efectividad hasta que es
comprendida, no se será sabio hasta que “no se vea lo que antes se oyó”, hasta que
no se conozca el sentido del contenido revelado, algo que tiene lugar en lo profundo
de la mente.

FILÓN cree que Israel es el guardador literal de la Ley, esa ley que oyó, que se
le reveló a través de Moisés. Pero el sentido espiritual de la misma no se alcanza sino
por la acción del Logos de Dios en el interior del alma de cada hombre. “El pueblo
recibe, en lengua hebrea, el nombre de Israel, palabra que significa el que ve a Dios.
Ahora bien, la visión sobrepasa todos los sentidos, pues sólo ella capta las más bellas
realidades, el sol, la luna, el conjunto del cielo y el universo. Y la visión por medio de la
parte dominante del alma aventaja a todas las demás facultades: es la sabiduría, la

267
Soma. 2,45.
268
Prov.8.
269
De Migratone, 77.
199

cual es a su vez la vista de la inteligencia. Aquel que comprendió por medio del
conocimiento las realidades de la naturaleza y que además vio al Padre y Hacedor del
Universo, sepa que ha alcanzado la cumbre de la felicidad” 270. No cita para nada en
sus obras a las ideas mesiánicas de su tiempo. Rechaza las visiones apocalípticas y,
como buen universalista, tampoco apoya las reivindicaciones nacionalistas.

Quería universalizar el judaísmo, aproximarlo al paganismo, en contra de la


postura posterior de los fariseos. Helenizó la sinagoga. Para FILÓN, el pagano
ingresaba en el Israel espiritual por su virtud, sin necesidad de mediación social o
ritual271.

Para FILÓN, la estructura ontológica del mundo era ajena al Tiempo. Para
PABLO, la Revelación tuvo lugar en un momento histórico, por un suceso de carácter
salvífico.

La Ley permanece en FILÓN. En PABLO, se subordina a la Revelación de


Jesucristo. Para el primero no hace falta ningún Mesías, pues Dios actúa
directamente sobre el alma humana. Sin embargo, el Mesías Salvador es esencial en
el Cristianismo, pues el hombre precisa un mediador. Pero, de cara al futuro,
compartieron dos ideas fundamentales: el abrirse al mundo pagano y en rechazar la
literalidad de la Ley.

La interpretación metafórica de la Tríada de los Patriarcas

No negó su existencia, pero para él ésta tenía un sentido más allá de ella
misma. Eran ejemplo, los patriarcas, de una auténtica vida con arreglo a la moral.
Cada uno de ellos representa vivencias de cada creyente. El viaje de Abrahán sería
ejemplo de la separación del intelecto de la sensibilidad. Isaac se separó del mundo
sensible, siendo un autodidacta, mientras que Jacob fue el prototipo del vidente.
Hablando de los escritos atribuidos a Moisés que éste “no se dedicó como un cronista
cualquiera a dejar a la posteridad memoriales de los hechos pasados en orden a un
placer inútil del alma, sino que relató los acontecimientos antiguos, comenzando por la
creación del Mundo, para demostrar dos cosas totalmente necesarias: que el Padre y
Creador del Mundo y el verdadero Legislador son uno y el mismo 272 ; que el que
observe las leyes acogerá el principio de estar de acuerdo con la naturaleza y vivirá en

270
De Abrahamo, 57-58.
271
De Migratone.
272
Los gnósticos, que tanto siguieron a FILÓN, discreparon frontalmente en este punto. Para ellos y el
Dios Supremo y el Creador eran distintos. Éste sería un ser inferior, con imperfecciones, dando lugar a
un Mundo donde asienta el Mal. Y equipararon a este Demiurgo, en terminología griega, con el Yhavé
del Antiguo Testamento.
200

armonía con el orden universal273. Para él no había ley superior a la ley mosaica,
orgullo de su pueblo como depositario de ella: “Cuando el resplandor de nuestras
leyes vaya parejo con la prosperidad de nuestro pueblo, todas las demás legislaciones
palidecerán, como borra el sol naciente a los demás astros 274 . Moisés fue el más
perfecto de los legisladores de todos los tiempos y de todas las lenguas, tanto entre
los helenos como entre los bárbaros. Sus leyes son las más bellas y verdaderamente
divinas, pues nada omiten de lo que es necesario275. Es la auténtica ley natural y, por
consiguiente, de origen divino. Respecto a la adecuación del creyente a la Ley y, con
ella, a la naturaleza, hace consideraciones que harían suyas todos los ecologistas del
mundo de hoy en las primeras páginas de su “Exposición de la Ley”: “...explica nada
menos que la creación del mundo. Conviene saber, en efecto, que el mundo se halla
en armonía con las Leyes, y las Leyes con el mundo. A raíz de esta armonía, el
hombre que observa la Ley es ciudadano del mundo, conformando su conducta con la
voluntad de la naturaleza, en la cual se fundamenta la organización del universo
entero”.

273
Vita Mosis, II, 48.
274
Vita Mosis, II, 44.
275
Vita Mosis, II,12.
201

CAPÍTULO XVI

EL GNOSTICISMO276

Es extraordinariamente difícil exponer lo que se ha venido en llamar


gnosticismo de una forma sencilla y clara, asequible a los que no están especializados
en esos temas. No se trata de una religión en sí, ni un movimiento teológico y
cosmológico que esté perfectamente definido y con características nítidas, separables
del resto de las formas de pensamiento y creencias de su tiempo. Es un conjunto de
tendencias, con algunas características comunes, en las que llama la atención su
sincretismo, en las que casi todo tiene cabida. Nacido en el siglo I, alcanzó su mayor
difusión en el siglo II d.C, bien que se le pueden encontrar antecedentes antes de
estas fechas.

La palabra Gnosis significa etimológicamente conocimiento, derivada del


verbo griego gignosko = conocer. Éste es su sentido general, pero más
específicamente indica conocimiento acerca de Dios. En su uso en los primeros
siglos se refería a un conocimiento de la realidad divina de carácter superior, propio de
iniciados, distinto por tanto al saber ordinario de los creyentes sencillos. Desde el
punto de vista sociológico los gnósticos representaban una minoría de carácter elitista
distinguible por su conocimiento superior. Hay que recordar que, en aquellas épocas,
el auténtico conocimiento, el que podría llamarse de alto nivel, era el de carácter
religioso. En su conjunto el gnosticismo se podría comparar con situaciones
semejantes en otras culturas, como es el caso de la que dio lugar a los textos
Upanishadas en la India o el de los sufíes dentro del islamismo.

Los textos gnósticos no son uniformes, se podría decir que cada uno tiene su
propia versión de la Divinidad y de la génesis del Cosmos. Sin embargo, tienen una
serie de puntos comunes que los hacen discernibles como un todo. En el año 1966 se
reunió un simposio en Mesina para establecer entre los estudiosos cuales podrían ser
estas características que permitieron a un texto ser clasificado como gnóstico.

276
ANTONIO PIÑERO, JOSÉ MONSERRAT TORRENTS, FRANCISCO GARCÍA BAZÁN. Textos gnósticos. La
biblioteca de Nag Hammadi”.Editorial Trotta, 1997. Madrid.
202

Hace no muchos años, las fuentes que teníamos acerca de estas corrientes
heréticas dentro del cristianismo (aunque puede también hablarse de un gnosticismo
judío) eran de tipo indirecto, procedentes de algunos padres de la Iglesia en que
citaban algunos fragmentos o hablaban de algunas de sus doctrinas con el fin de
refutarlas. Pero los hallazgos de los manuscritos de Nag Hammadi, localidad situado
cerca del cauce del Nilo, en este siglo, han permitido conocer muchos textos de forma
directa. En conjunto, las fuentes con que hoy contamos pueden clasificarse en
directas e indirectas.

Entre las primeras se encuentran:


Los textos de Nag Hammadi.
Pistis Sophia.
Libro de Jeú.
Fragmentos de Basílides, Valentín, Heracleón, Teodoro.
Odas de Salomón.
Fragmentos de los Hechos apócrifos de los apóstoles (Juan, Tomás y
Pedro).
Algunos fragmentos del Hábeas Hermeticum, así como algunos de los
mandeos y maniqueos.

Como fuentes indirectas están:

Las citas de Ireneo de Lyón e Hipólito de Roma (siglos II y III), y de


Epifanio de Salamina (siglo IV).

Estos textos muestran sobre todo un sincretismo doctrinal extraordinario, en el


que se amalgaman creencias cristianas, del Antiguo Testamento, del Hermetismo
egipcio, del Mitraísmo, del Dualismo iranio, del Racionalismo griego. Todo cabe, y la
elaboración teológica que surge de ello es de una extraordinaria complejidad y
perfectamente desarrollada. No hay ningún texto gnóstico anterior al Cristianismo,
desarrollándose de forma paralela al mismo o claramente enfrentados. Pero, si bien
existe una clara referencia del gnosticismo respecto al Cristianismo, no es una
creación precedente al mismo. Había grupos claramente opuestos, como el de los
Ofitas277, Los Arcónticos, citados por EPIFANIO, la gnosis hermética del Poemandres,
la gnosis de los Oráculos Caldeos y, posteriormente, el Mandeísmo.

277
ORIGENES. Contra Celso, 6,28.
203

La influencia irania e indú procede de documentos como el Avesta, los


Upanisads, y los himnos gâttâs de Persia. Así se explica el panteísmo que impregna
todas las concepciones gnósticas, así como el Dualismo entre un Dios Bueno, el Uno
Trascendente, y el dios imperfecto, el Demiurgo, creador del Mundo, y que los
gnósticos identificaban con Yahveh.

Del Hermetismo procede la concepción de que la organización del


Macrocosmos (Divino y Terreno) tiene su correspondencia con el Microcosmos del
hombre. Hay una correspondencia entre el Cielo y la Tierra, y a cada espíritu terreno
le corresponde un pneuma celestial. La parte espiritual del hombre retornaría a su
lugar de procedencia celestial no por su obrar, sino por el recto conocimiento (gnosis).
Y, para conseguirlo, sería necesario que el Mundo superior enviara un Redentor, idea
ya presente en el Mitraísmo.

La influencia judía es también muy marcada. Toda la cosmogonía gnóstica


está muy relacionada con el libro del Génesis bíblico. Como he indicado
anteriormente, denigran a Yahveh, al que convierten en el Demiurgo. Su concepción
de la Historia es también fundamentalmente judía. Para los hebreos la evolución de
los Tiempos es de carácter rectilíneo, desde el momento de la Creación hasta la
Catástrofe final. Concepción muy distinta del de la cultura indoirania, en la que el
camino seguido por el Mundo es circular, concepción propia de las culturas agrícolas y
matriarcales, con sucesivas destrucciones y recreaciones del Mundo. La figura del
Redentor de los gnósticos también está relacionada con la del Mesías judío. Para el
gnosticismo, igualmente, el Adán del Paraíso es el reflejo del Hombre Primordial
celeste. Ya en la Apocalíptica judía del siglo III a.C se hacía una distinción entre Dios
y el Logos, que alcanzará un extraordinario desarrollo entre los gnósticos. La idea
aceptada por los gnósticos de que eran una especie de élite privilegiada a la hora de la
salvación es muy similar al convencimiento de los retirados de Qumrán, junto al Mar
Muerto, de que eran verdaderos iniciados en la ciencia sagrada, tal como se ha podido
recoger de los numerosos manuscritos encontrados a mediados de este siglo en las
cuevas cercanas a dicho mar. Incluso la Angeología judía se podría relacionar con la
proliferación de eones de las doctrinas gnósticas.

La influencia griega también es muy marcada, sobre todo la de PLATÓN, en


especial la de su obra Timeo. La concepción del dualismo alma-cuerpo procede de
este origen y del Orfismo. El espíritu estoico se puede rastrear en el Libro hermético
del Poemandres. Así como también es griega la tendencia a la exégesis alegórica de
los textos.
204

Aceptaban la existencia en el hombre de un aspecto divino, en concreto lo


expresaban como un resto de Luz celestial, una chispa divina. Éste componente
divino, confundido con el alma, debía ser reintegrado al lugar del que procedía.

El auténtico conocimiento no es algo racional, deducible como el conocimiento


científico, sino verdad revelada, sabida mediante contemplación y comunión con el
Objeto conocido. La redención o salvación no tiene lugar por el sacrificio ni por las
obras, sino por el conocimiento: “El hombre espiritual es redimido por medio del
conocimiento... La perfecta redención consiste en el conocimiento mismo de la
grandeza indecible” 278 . Sin embargo, no creían en la posibilidad de una unión
mística.

Las propiedades de las cosas y las relaciones entre ellas tienen una realidad
por sí mismas, distinta a las cosas mismas. Es una concepción derivada del
platonismo, de la teoría de las Ideas. Por ejemplo, las ideas del Bien, de la Bondad, de
las propiedades numéricas, las de las figuras geométricas tenían una existencia
propia, más importante y anterior a las de las cosas mismas a las que podían referirse.
Además todas estas relaciones y cualidades tenían su correspondencia celeste, de
manera equivalente (siguiendo en este aspecto al pensamiento hermético). Debido a
la equivalencia de lo de arriba con lo de aquí abajo, se puede inducir las realidades
celestes a partir de la experiencia terrena. Y así elaboraron una complejísima
estructura que comprendía la doctrina de los Primeros Principios (Teología y
Teodicea), la explicación del origen del mundo (Cosmología y Astrología), sobre la
naturaleza de los seres intermedios (Angeología y Demonología), la propia naturaleza
del hombre (Antropología) y la indicación del camino de salvación (Soteriología). Y
para expresar todo ello utilizaron no un lenguaje lógico, emplearon el simbolismo
mítico.

La naturaleza divina

Su concepción es extraordinariamente compleja, por los distintos orígenes de


su teología, que luego se enmarañan para formar concepciones aparentemente
uniformes. El pensamiento procedente de Persia llevó a una especie de dualismo.
Habría un Principio Bueno y otro Maligno, supeditado al segundo. Este último sería en
última instancia el Creador del Mundo, con sus múltiples deficiencias. Este dios de
segunda clase, el demiurgo del pensamiento griego, lo convertirían los gnósticos en el
Yahveh del Antiguo Testamento, enfrentándose abiertamente con el Monoteísmo
judío.

278
IRENEO DE LYON. Adv. Haer. I, 21,4.
205

Sin embargo, la concepción fundamental de los gnósticos sobre la naturaleza


de la divinidad procedía del ideario hermético de origen egipcio. Para ellos la Divinidad
suprema era una realidad postulada sin discusión. Su naturaleza inefable hacía que se
la describiera más por sus características negativas que por las afirmativas. Aunque
autosuficiente, veíasela siempre acompañada por otro ser que sería algo así como la
otra cara de sí mismo, que le evitaba estar en soledad. Ese Otro Yo, que se le podría
llamar su Cónyuge, recibía distintos nombre según diferentes textos gnósticos: Su
Conciencia, Su Silencio, o la Paz, o Su Pensamiento, bien Sabiduría o Espíritu. Este
segundo Ser constituiría el lado femenino de la Deidad. Y de esta Dualidad surgiría
después una Trinidad, contemplada de forma distinta por cada tendencia gnóstica:
bien Padre-Madre-Intelecto (Hijo), o Padre/Madre-Hijo-Tercer eón divino.

El Pleroma Divino

Constituye la proyección primera del Ser Supremo hacia el exterior, como un


desdoblamiento del mismo, dando lugar a un ámbito divino mucho más amplio. Como
una explicitación de la complejidad de su Ser. Emite, pues, una serie de entidades
divinas, una generación de nuevos seres, dando lugar al Pleroma. Estas
emanaciones pueden ser sólo simples modos de manifestarse la Divinidad, tal como
aparece en los textos setianos encontrados en Nag-Hammadi. O pueden ser seres con
auténtica realidad en sí mismos (es decir, hipóstasis o entidades subsistentes por sí
mismas), tal como se muestra en la Trinidad cristiana, tan difícil por ello de
comprender.

Estas emanaciones divinas emitidas por el Uno, llamadas también eones,


varían según las tendencias o sectas gnósticas. Lo corriente es que aparezcan por
parejas, pues para estas doctrinas lo perfecto está en la androginia. Para los
valentinianos los eones son treinta, para otros movimientos su número puede ser
infinito, “una sucesión infinita de infinitos cuyas imágenes se multiplican como reflejos
emitidos en una sucesión de espejos”, en palabras de J. DÓRESE.

Esta generación del Pleroma tuvo lugar antes del Tiempo y presentó dos
momentos decisivos: uno, la creación del eón; otro, la dádiva graciosa por el Uno del
conocimiento de sí mismo.

La Caída Pleromática

En esa corte divina, en ese Pleroma, existe siempre una deficiencia que, en
última instancia, es la que dará lugar y explicará el nacimiento del Cosmos y el origen
del Mal.
206

Etapas de la Caída

Uno de los eones pleromáticos –variable según las sectas: Sabiduría, Logos...-
pretende audazmente antes de tiempo conocer al Uno, lo cual no supone una recta
decisión, sino más bien un acto de pasión. Dada la naturaleza del efector del acto,
conlleva una serie de consecuencias:

1.- Este acto pasional, por ser divino, es siempre efectivo. Tiene siempre
consecuencias.

2.- Supone un pecado, o caída, y como castigo queda momentáneamente fuera


del Pleroma.

3.- Implica el nacimiento del Mal.

4.- A su vez, motiva la necesidad de un Salvador, primero a nivel celeste,


posteriormente en el mundo material.

5.- Ese pecado vendrá a ser el principio de la materia, del Universo en suma,
del mal visible. Pues, de esa pasión divina surgirá una figura informe de la que,
escalonadamente, surgirá toda la creación.

La Salvación a nivel divino

Tras la falta, el equilibrio ha de recuperarse en el interior del Pleroma.


Entonces, el Trascendente hace surgir otro eón, el Salvador, que tendrá por misión
rescatar al eón caído (la Sabiduría). Ante esta actuación, este último eón sufre una
duplicación: por un lado, eón rescatado (Sabiduría superior) que regresa al Pleroma;
por otro, su doble (Sabiduría inferior o Achamot/Echanot o hijo de la Sabiduría
superior), situado éste fuera del Pleroma.

Entre los valentinianos existe un nuevo y curioso eón, el Límite, constituido por
algo así como una doble valla, una la que separa al Trascendente del resto de eones
pleromáticos; la otra, la que separa al mudo material del divino. Ejemplarizado
posteriormente por la traviesa de la Cruz redentora de los hombres, que permite a los
poseedores de la gnosis el Conocimiento para pasar al mundo divino.

El Platonismo como fundamento de la gnosis occidental

Para PLATÓN los primeros principios, los que él llamó Ideas, eran
concepciones creadas por la Divinidad que servían de marco y referencia a todo lo
existente en el Mundo. En éste puede haber bondad, figuras geométricas (círculo,
207

triángulo, etc), justicia, prudencia... pero siempre de forma imperfecta, aproximada.


Sólo las Ideas preexistentes de Bondad, Triángulo, Círculo o Justicia son
efectivamente perfectas. Pero estas Ideas en PLATÓN son concepciones únicamente.
Sin embargo, en manos de sus seguidores, los neoplatónicos, se convierten en
Sujetos conscientes y activos. Eran, pues entidades celestiales reales capaces, a
su vez, de dar lugar a otras entidades.

Tendencias según las distintas sectas

a) Existían grupos que pensaban que en el seno de la Divinidad no había un


Primer Principio, lo que se llamaba el Uno, sino Dos Principios
complementarios: el Intelecto y el Alma Divinos. Es lo que podríamos
llamar concepción diádica.
b) Para otros, el Uno se mantenía, pero daba lugar a dos entidades
independientes: el Intelecto (asociado al Bien) y el Alma. A esta
concepción se le podría llamar triádica.
Tanto en una concepción como en la otra, el Alma se escinde, a su vez, en dos
subentidades: el Alma Superior y el Alma inferior o Alma del Mundo.

Entre las tendencias que pueden incluirse en el apartado a) estarían la de los


Peratas, la que inspiró el Libro de Baruch y el Poemandres hermético. Asimismo a
autores como FILÓN DE ALEJANDRÍA, NUMENCIO, ALBINO, JUSTINO. El caso del
grupo Setiano, de tanta influencia en el Cristianismo, es difícil situarlo en una posición
concreta.

Y en el apartado b) se pueden incluir a los Basilidianos, los Valentinianos, y a


neoplatónicos como PLOTINO. En el caso concreto de los Valentinianos, distinguen
un Primer Principio, que sería como el Uno, el Sumo Trascendente. Un Segundo
Principio, que sería el Intelecto, que, a su vez, contendría una multiplicidad de
inteligibles. Y el Tercer Principio, el Alma/Espíritu, con sus dos subprincipios, el
superior y el inferior. Concepción que claramente muestra sus similitudes con la
Trinidad Cristiana.

Características de los Principios

De una forma general, considerados en su conjunto, a los Principios se les


unen 2 tipos de Atributos:
208

A) Los que podríamos considerar como absolutos, que expresan la esencia


específica de cada uno, y que viene expresados por su nombre. Padre, Logos,
Espíritu...

B) Los que se llaman atributos relacionales, los que fijan su posición respecto a
los demás principios. Esta cualidad relacional la podemos subdividir en Dos
Momentos: el Momento constitutivo, el referido al origen del Principio, el que fija su
relación bien consigo mismo (se autogenera) o con el Principio anterior. Y existiría
también el Momento comunicativo generativo, el que relaciona a cada Principio con el
inferior (en el caso del Principio inferior, el que señala su relación con el Mundo).

Corriente Setiana 279

Voy a dedicar ahora un poco más de atención a esta corriente, de la que se ha


obtenido muchísima información a partir del reciente descubrimiento de los Textos de
Nag Hammadi. Y ello porque abre insospechadas pistas para la interpretación del
Libro de la Apocalipsis cristiano.

Para los setianos, los Principios divinos se conciben más de una manera modal
que hipostática. Es decir, se piensa de ellos como formas de manifestación de la
Divinidad única, antes que como Principios con realidad independiente. De esta forma
resultan sus textos más compatibles con la mentalidad monoteísta de los semitas.
Son compatibles con el concepto de La Sabiduría de los libros sapienciales de la Biblia
y con las Potencias de las elucubraciones filosóficas-teológicas de FILÓN DE
ALEJANDRÍA. Y, asimismo, guardan relación con los sefirot de la Cábala (igual a las
diez perfecciones de la Divinidad: corona, sabiduría, inteligencia, amor, poder, belleza,
victoria, esplendor, fundamento y reino). Si hubiera que ubicar la doctrina de esta
secta, se la colocaría entre el pensamiento helenístico de FILÓN y la primera teología
trinitaria cristiana.

En la doctrina setiana hay una multiplicación de los grados descendentes de la


Divinidad, pero están poco diferenciados, sin entidad hipostática. No existe en ella las
claras separaciones que establecería posteriormente VALENTIN con su Eón Límite.
En este camino descendente, de degradación progresiva, distinguen 5 Estratos:

Primer Estrato

Lo forma la Trascendencia absoluta, la constituida por Dios y su Espíritu.

279
IGNACIO GÓMEZ DE LIAÑO. “El Círculo de la Sabiduría”, pg.141-204. Editorial Siruela.1998.
Madrid.
209

Segundo Estrato

Lo forman los eones femeninos. El primero y origen de los siguientes es


Barbeló. Procede, como es lógico, del Primer Principio. En el texto del Apócrifo de
Juan se indica que su nombre significa “erguirse delante de”, naturalmente delante del
Espíritu Trascendente, siendo su imagen y pensamiento. Barbeló es el principio que
“vadea” la distancia infinita que existe entre el primer Principio y los estratos inferiores
de la Divinidad.

Barbeló lleva en sí una serie de eones o disposiciones, que son distintas en


unos u otros textos gnósticos: En el Apócrifo de Juan tiene cinco manifestaciones
(Inteligencia, Presciencia, Incorruptibilidad, Vida eterna, Verdad). En el Zostriano y el
Allogenes son tres (Existencia, Beatitud, Vida). Y en el Pensamiento Trimorfo tiene
tres triples: “Ella tiene en sí una Palabra que posee toda gloria y tiene tres
masculinidades y tres poderes y tres nombres”.

Tercer Estrato

Junto con los dos estratos anteriores constituye el Pleroma Superior o conjunto
de eones que forman la unidad común de la Divinidad. Este estrato lo forman los
eones masculinos. El Apócrifo de Juan considera a este estrato casi como una
entidad personal y le otorga los nombres de Unigénito e Hijo. En este mismo texto,
los eones que forman al Hijo (Unigénito-Cristo, Intelecto, Querer, Logos y
Autogenerado) son consortes de los cinco eones femeninos de Barbeló.

Cuarto Estrato

Tiene su origen en el eón Autogenerado del tercer estrato. Formado por los
eones del Pleroma inferior. El Autógenes emitiría los Cuatro Luminares: Armozel,
Oriel, Daveitai y Eletet. En el Apócrifo de Juan, tantas veces citado por su entidad
doctrinal y su conservación completa, cada luminar emite a su vez tres eones, dando
lugar a la Dodécada del Estrato inferior. El último eón de Eletet es Sabiduría.

Quinto Estrato

Lo forma exclusivamente el eón Sabiduría (llamada también Pistis o Sofía). La


concepción gnóstica de este eón es muy compleja. Su función esencial es la Creación
del Universo. Para la secta setiana-barbelónica, la caída de Sabiduría se habría
debido a su obrar sin el querer del Padre, fuera de su momento, lo que suponía una
210

culpabilidad, añadido a haberlo hecho sin una conjunción previa con su consorte (que
no es mencionado).

La Creación tendría lugar por intermedio de un hijo de Sabiduría, el Demiurgo,


ser incompleto que, a su vez explicaría todas las imperfecciones del Mundo. Después
Sabiduría quedaría en un estado de olvido, en un estado de deficiencia e ignorancia.
Incluso es calificada de prostituta. Pero Sabiduría termina arrepintiéndose de su
error y es auxiliada por los eones superiores con el don de la conjunción con su
consorte, con lo que su deficiencia queda redimida. Esta Pistis redimida quedará
entonces en una situación intermedia entre el mundo divino y el corporal, y será la
madre de los hombres espirituales.
211

CAPÍTULO XVII

HERMES TRIMEGISTO. EL HERMETISMO280

El pretender escribir sobre HERMES es de por sí un atrevimiento. Un personaje


que ha simbolizado con su nombre lo más secreto, lo conocido sólo por iniciados, lo
hermético, ¿puede descubrírsele?

La primera cuestión a plantear es si existió realmente. En muchos escritos se


le ha dado naturaleza divina, el dios HERMES-TOTH. Luego veremos que no es una
paradoja que existiera y fuera considerado dios. Pero antes es necesario situarse en el
marco adecuado para comprender esta figura mítica. Para los egipcios ocupaba un
lugar semejante al de RAMA para la civilización aria.

Si existió, ¿cuándo? La tradición nos lo ha presentado como el creador del


cuerpo sacerdotal de iniciados de Egipto. Es sabido que este país fue en cierto modo
gobernado siempre por una oligarquía de sacerdotes que retenían en secreto sus
conocimientos teológicos, cosmogónicos y físicos, mientras que el Faraón venía a ser
su representante. Éste es quizá el carácter fundamental que distingue el mundo de
Egipto del de la civilización mesopotámica. En ésta, toda la organización social, a
través de los tiempos de Summer, Acad, asirio y persa, se basaba en la autoridad
absoluta del Rey, con una clase sacerdotal subyugada. De ahí sus colapsos periódicos
hasta su destrucción definitiva por ALEJANDRO MAGNO. Sin embargo, Egipto
mantiene durante milenios la misma civilización, de una altura espiritual extraordinaria,
aunque siempre reservada a un cuerpo minoritario de iniciados. Incluso tras su
conquista por los Hicsos hacia el 1644 a. C., supieron conservar su ciencia secreta,
matriz de su cultura, hasta que AHMOSIS, nacido de sus templos, consiguió expulsar
a los invasores casi 200 años después. En conjunto, Egipto produce una enorme
sensación de estabilidad, de eternidad, transmisora de conocimientos inmemoriales.

280
Este apartado está extraído de mi libro “El Espíritu de la Alquimia”
212

De los que se fecundó el pensamiento de gigantes como ORFEO 281 , MOISÉS,


PITÁGORAS O PLATÓN.

La antigüedad de la formación de la doctrina sacerdotal egipcia es enorme. Sus


iniciadores fueron los que construyeron la Esfinge de Giseh. En una inscripción
referida a la IV dinastía faraónica hay una referencia a la misma en la que se cuenta
que su construcción se perdía en la antigüedad. Por entonces la Esfinge fue
encontrada enterrada en la arena. Si consideramos que la IV dinastía está fechada
entre los años 2575 y 2465 .a.C., ya se podrá juzgar sobre el momento de su
construcción.

Pero hay otro aspecto a considerar respecto a la Esfinge. Ésta está formada
por una cabeza de hombre que corona un cuerpo de toro, provisto de garras de león, y
a sus lados dos alas de águila. Es decir, los cuatro animales reyes de la creación, los
mismos que vemos en la visión de EZEQUIEL, los que simbolizan los cuatro
Evangelistas. La Esfinge era, pues, un símbolo perfecto de la Cuaternidad, de la
unión de los cuatro elementos que forman el mundo, aire, fuego, agua y tierra. En
suma, un símbolo de todo el Universo, de Dios con lo creado. Su construcción supone,
por consiguiente, que ya estaba en su madurez una elevadísima concepción del
mundo y del hombre, que necesariamente tuvo que llevar muchos siglos en su
elaboración.

La figura de HERMES está, pues, referida a esas remotas épocas. Es lógico


que se ponga en duda su existencia. Pero una teología cosmogónica tan depurada
como la desarrollada por los sacerdotes egipcios es casi inconcebible que naciera
espontáneamente sin la presencia de un gran místico-visionario del mismo nivel que
RAMA, KRISNA O BUDA. Así que, probablemente, existió. Lo apoya una persistente
tradición mantenida durante milenios por los egipcios, por la tradición griega que
nunca dudó de su existencia, y por la recogida por todos los alquímicos que en el
mundo han sido, que lo consideran su precursor.

El nombre de HERMES se ha ampliado en su significación con el tiempo,


viniendo a simbolizar una doble trinidad:

Por un lado sería el iniciador, el maestro, el visionario de las realidades


supremas. También con su nombre se designa a la casta sacerdotal, su heredera, la
depositaria de la Verdad. Y finalmente representa a un dios, a MERCURIO, el situado

281
La existencia de Orfeo no esta confirmada, pero es muy probable que fuera el inspirador de los
cultos mistéricos griegos, principalmente los relacionados con Apolo en Delfos.
213

en la esfera celeste de los iniciadores, cumpliéndose la correspondencia entre el


mundo divino y el hombre. La tradición lo ha identificado con el dios Thot, algo que no
debe extrañarnos. Para los sacerdotes egipcios, los dioses eran hombres inmortales, y
los hombres dioses mortales. En el Libro de los Muertos egipcio se habla de Toth
como intermediario entre las almas de los muertos y Osiris. Así se lee en el Capítulo
LXXVIII: “Tendrá cuidado de él el dios Thoth, a su llegada, así como en sus
desplazamientos posteriores, y esto, regularmente, todos los días, real y eternamente,
llegará el difunto a ser Espíritu Santificado en toda su perfección”. Y en el Capítulo
XCII: “Es Toth quien me ha revelado los Misterios de la Noche que Ra guarda
celosamente. Y también otras cosas que vosotros sabéis..”

Por otro lado, los griegos seguidores de sus doctrinas le llamaban HERMES
TRIMEGISTO pues fue a un tiempo rey, legislador y sacerdote. Lo que nos dice que
hubo un tiempo en que los tres poderes estaban unificados en una misma casta social.
Una época que vino en llamarse el Reino de los dioses.

Los libros herméticos

Lo que hoy entendemos por hermetismo, y que consiste en un conjunto de


ideas, creencias y prácticas, fue redactado en una serie de textos entre el siglo III a. C
y el III d. de Cristo, fundamentalmente en las escuelas de Alejandría. Dentro de este
conjunto de escritos hay que separar los que pueden considerarse hermetismo
popular y que se refieren a la astrología, la magia, la alquimia y las ciencias ocultas.
Aparte hay que poner a los considerados de más altos conocimientos, de saber más
erudito y que constituyen el Corpus Hermeticum282. Se aprecia en todos estos libros
un fuerte sincretismo, en el que se amalgaman ideas preferentemente egipcias con las
judías, con las del platonismo tardío y el de las escuelas gnósticas. Por tanto, es difícil
discernir qué puede atribuirse a las tradiciones más antiguas.

Se puede leer en ellos una visión de la deidad que resultará


sorprendentemente actual: “Dice Hermes a su discípulo Asclepius: Ninguno de
nuestros pensamientos puede concebir a Dios, ni lengua alguna puede definirle. Lo
que es incorpóreo, invisible, sin forma, no puede ser percibido por nuestros sentidos;
lo que es eterno, no puede ser medido por la corta regla del tiempo: Dios es, pues,
inefable. Dios puede, en verdad, comunicar a algunos elegidos la facultad de elevarse
sobre las cosas naturales para percibir alguna radiación de su perfección suprema;
pero esos elegidos no encuentran palabra para traducir en lenguaje vulgar la Visión
282
Se cuenta con una traducción latina llamada Asclepius, de las copias de un Discurso perfecto y de
unos cuantos extractos recogidos en la obra Anthologium de STOBEO (año 500).
214

inmaterial que les ha hecho estremecer. Ellos pueden explicar a la Humanidad las
causas secundarias de las creaciones que pasan bajo sus ojos como imágenes de la
vida universal, pero la causa primera queda velada y no llegaríamos a comprenderla
más que atravesando la muerte”. Quien haya leído a nuestros místicos, Santa
Teresa y S. Juan de la Cruz, podrá apreciar la similitud del lenguaje y esa misma
imposibilidad de expresar con palabras lo vivido en sus éxtasis. “Hermes vio el
conjunto de las cosas, y habiendo visto, comprendió, y habiendo comprendido, tenía el
poder de manifestar y revelar. Lo que pensó lo escribió; lo que escribió lo ocultó en
gran parte, callándose con prudencia y hablando a la vez, a fin de que toda la duración
del mundo por venir buscase esas cosas. Y así, habiendo ordenado a los dioses sus
hermanos que le sirvieran de cortejo, subió a las estrellas”283.

La religión egipcia tenía dos niveles. El popular era politeísta, mientras que la
teología sabia, esotérica, como ya explicaba M. MASPERO, enciclopedista 284 , era
monoteísta desde los tiempos del Imperio Antiguo. La unidad del ser divino está
expuesta con energía en los textos referidos a aquel tiempo. Dios es el Uno único, el
que existe por esencia, el solo que vive en substancia, el solo generador en el cielo y
en la tierra que no ha sido engendrado. A la vez Padre, Madre e Hijo. Y estas tres
personas, lejos de dividir la unidad de la naturaleza divina, concurren a su infinita
perfección. Sus atributos son: la inmensidad, la eternidad, la independencia, la
voluntad todopoderosa, la bondad sin límites. El panteísmo que subyace en la
teología egipcia se expresa en las palabras de los viejos textos: “Él crea sus propios
miembros que son los dioses”. Cada uno de esos dioses, confundidos como idénticos
al Dios Uno, puede formar un nuevo tipo de donde emanan a su vez, y por el mismo
procedimiento, otros seres inferiores. El Mundo sería una degradación sucesiva
desde Dios, pero aún en el ser más inferior habría en él un resto de divinidad.

El Mundo, incluido el divino, estaría formado por una serie de esferas


concéntricas, siete en concreto, regidas cada una de ellas por un planeta, cada una
poblada por criaturas con un grado de perfección sucesiva. Eran los siete cielos. Es
una imagen recogida por los siete pisos de los zigurats (templos-observatorios
astronómicos) mesopotámicos, y también literariamente en la Divina Comedia de
DANTE. Tiene asimismo una traducción psicológica al expresar los distintos grados
de perfección personal. Cuando SANTA TERESA escribe sus Moradas como niveles
de perfección del alma, está ascendiendo con ellas por los distintos cielos. E igual

283
Tomado de EDOUARD SCHURÉ, Los grandes iniciados.
284
M. MASPERO. Histoire ancienne des peuples de lÓrient. BLASCO IBÁÑEZ hizo a principios de siglo
una traducción al castellano.
215

expresan el grado de éxtasis místico, de profundización interior, de integración


personal. Experiencia semejante es también la que refieren los chamanes siberianos
cuando en sus éxtasis subían a los cielos o descendían a los infiernos.

Cuando la invasión extranjera de Egipto, mientras los hicsos reinaban en


Memfis, en Tebas se mantuvo el núcleo duro de la resistencia sacerdotal. Por
entonces extendieron la leyenda de Isis y Osiris, con manifestaciones litúrgicas
grandiosas, mientras por otro lado desarrollaban los pequeños y grandes Misterios,
caminos de iniciación para sólo unos pocos, escogidos tras durísimas pruebas y que
mantendrían los secretos más exclusivos bajo juramento y pena de muerte si eran
revelados. Guardarán así el crisol del alma de Egipto, que volvió a salvarle.

Contienen las enseñanzas una elevada concepción del hombre, atendiendo


sus más elevadas necesidades intelectuales y morales, escuela de conductores de
pueblos. MOISÉS no habría podido desarrollar su obra de no haber sido sacerdote
egipcio. El placer, la felicidad, la ciencia, la inteligencia eran uno en su desarrollo,
siempre siguiendo la tradición hermética. El desarrollo personal sólo se entendía si era
global: “Para alcanzar la maestría el hombre tiene necesidad de una refundición total
de su ser físico, moral e intelectual. Más esa refundición sólo es posible por el ejercicio
simultáneo de la voluntad, de la intuición y del razonamiento. Por su completa
concordancia, el hombre puede desarrollar sus facultades hasta límites incalculables.
El alma tiene sentidos dormidos: la iniciación los despierta. Por medio de un estudio
profundo, una aplicación constante, el hombre puede ponerse en relación consciente
con las fuerzas ocultas del Universo. Por un esfuerzo prodigioso puede alcanzar la
perfección espiritual directa, abrirse las vías del más allá, y hacerse capaz de dirigirse
a ellas. Entonces solamente puede decir que ha vencido al destino y conquistado su
libertad divina. Entonces, sólo el iniciado puede llegar a ser iniciador, profeta y teurgo,
es decir: vidente y creador de almas. Porque sólo el que se domina a sí mismo puede
dirigir a los otros; sólo es libre el que puede liberarse”285. Es la evolución psicológica
que estudia el psicoanálisis moderno, retomando el camino abandonado por muchos
años para llegar a la integración personal que en nuestros días JUNG ha llamado el sí-
mismo.

El ser humano, como la Divinidad, también era considerado trino: con su


cuerpo, su alma como el punto intermedio con su parte superior, el espíritu. Originado
éste en otros mundos, otras esferas celestes de las que descendió. La humanización
de los espíritus era una dura prueba, una caída al abismo de la Tierra para más tarde

285
Cita tomada del libro de SCURÉ arriba citado.
216

remontar a la patria de la que procedían. Las lluvias de estrellas, visibles en las claras
noches de Agosto, que después se llamarían las lágrimas de Dionisos (el Verbo divino
griego) y ahora lágrimas de S. Lorenzo, eran las almas que viajaban de unos cielos a
otros, brillantes por la luz de su pureza.

Sin embargo, en los textos del Corpus Hermeticum debieron mezclarse


ideologías extrañas que enmascararon el mensaje original. Así, en 1914, BOUSSET
hizo observar que el Corpus contenía dos teologías opuestas, irreconciliables. Hay
una doctrina, la señalada anteriormente, de carácter monoteísta y panteísta. En ella el
mundo es bueno y bello porque está transido de Dios. A través de ese mundo, al
contemplar su belleza, se llega a Dios, que es Uno y también Todo, es creador y se le
llama Padre. Con el cosmos y Dios, el hombre completa una nueva tríada. Él debe
“admirar y adorar las cosas celestes, cuidar y gobernar las terrenas”. El mundo “es
un viviente inmortal” ; el hombre es “el ser viviente mortal, ornato del ser viviente
286

inmortal”287.

A esta doctrina se ha unido otra venida del Este, de Persia. El mundo sería
malo. “No es obra de Dios, en todo caso del primer Dios, pues éste está infinitamente
por encima de toda materia, está oculto en el misterio de su ser y no es posible llegar
a Dios sino huyendo del mundo. Hay que comportarse aquí abajo como un
extranjero”288. Apenas hace falta recordar cuantos seguidores ha tenido esta doctrina
entre el Cristianismo de otros tiempos. El mundo, en el que el mal se asienta, habría
sido creado por un dios inferior, el Demiurgo. Pero no voy a extenderme más en esta
doctrina por ser totalmente ajena a la concepción original de HERMES.

La visión de HERMES

Este relato se encuentra al inicio de los libros alejandrinos sobre HERMES con
el nombre de Poemandres (El Pastor de Hombres). Constituye un fragmento capital
sobre el pensamiento esotérico:

HERMES entró en éxtasis y, mientras una torpeza invadía su cuerpo, su


espíritu quedaba extrañamente libre y ascendía por los espacios. Se le apareció
entonces un ser inmenso, sin forma, al que interpeló: -¿Quién eres? -Soy Osiris 289, la
inteligencia soberana y puedo revelarte todas las cosas. ¿Qué deseas? -¿Oh, divino

286
Corpus hermeticum VIII,1.
287
Corpus hermeticum, IV,2
288
A.J.FESTUGIÈRE, Hermetisme et mystique païenne, 37.
289
Hay traductores que prefieren utilizar, antes que la expresión de “Osiris”, “la de Mente o
Inteligencia”.
217

Osiris! Deseo contemplar la fuente de los seres y conocer a Dios. -Quedarás


satisfecho.

Osiris, según la enseñanza sacerdotal, era el esposo de Isis. Ambos eran


manifestaciones, personas divinas integrantes del Dios UNO; el primero era la
inteligencia creativa, la segunda la substancia de la que procederían todas las cosas,
el Alma del Mundo.

A la petición de HERMES, una visión se le apareció, en la que se imbricaban


todos los seres. Tras ella se vio sumergido en un abismo del que surgían vapores
húmedos, abismo oscuro en el que se oía una voz lejana. Era el grito de la Luz. De la
Luz divina sumergida en la profundidad de todas las cosas. Entonces un rayo
resplandeciente surgió del abismo y arrastró a HERMES hasta el mundo astral, y en
ese momento la voz de la Luz llenaba el infinito. En el mundo inferior la Luz está
encerrada, prisionera, en la materia y sólo alcanza su plenitud en los cielos.

Ante la incomprensión de HERMES, Osiris se lo explica: -Acabas de ver lo que


es desde toda la eternidad. La luz que has visto al principio es la inteligencia divina
que contienen todas las cosas en potencia, y encierra los modelos de todas los seres.
Las tinieblas en que has sido sumergido enseguida son el mundo material en que
viven los hombres de la tierra; el fuego que has visto brotar de las profundidades es el
Verbo290 divino. Dios es el Padre, el Verbo es el Hijo, su unión es la vida. Vemos
aquí surgir la doctrina del Verbo divino, esa persona o potencia del Dios Uno que baja
a dar luz a la materia y hacer surgir la vida.

Consternado, exclama HERMES: -¿Qué sentido maravilloso se ha abierto en


mí? No veo con los ojos del cuerpo sino con los del espíritu. ¿Cómo puede ser?
-Hijo de la Tierra, es porque el Verbo está en tí. Lo que en tí obra, oye y ve es el Verbo
mismo, fuego sagrado, palabra creadora. Con estas palabras Osiris le indica que
hay un medio intuitivo, místico, de contemplar lo que era algo desconocido, que en
nuestro interior está Dios aguardando. Concepción que compartiría cualquier místico
cristiano.

- Si es así, dijo HERMES, hazme ver la vida de los hombres, el camino de las
almas, de dónde viene el hombre y adonde vuelve. - Hágase según tu deseo.
HERMES se vio lanzado a través de los espacios, terminando en la cumbre de una
montaña. - Levanta los ojos y mira - ordenó Osiris -. La maravilla se extendió frente

290
Se pude traducir también por “Logos”
218

a sus ojos. Vio los siete cielos como siete globos concéntricos y transparentes,
mientras él ocupaba en centro sideral.

- Mira, escucha y comprende. Tú ves las siete esferas de toda vida. A su través
tiene lugar la caída de las almas y su ascensión. Los siete planetas con sus Genios
son los siete rayos del Verbo Luz. Cada uno de ellos domina en una esfera del
Espíritu, en una fase de la vida de las almas. El más aproximado está coronado por
una hoz de plata. Éste preside a los nacimientos y las muertes. Él desagrega las
almas de los cuerpos y los atrae en su rayo. Sobre él, el pálido Mercurio muestra el
camino a las almas descendentes o ascendentes, con su caduceo que contiene la
ciencia. Más arriba, el brillante Venus sostiene el espejo del Amor, donde las almas
por turno se olvidan y se reconocen. Sobre éste, el Genio del Sol eleva la antorcha
triunfal de la eterna Belleza. Más arriba aún, Marte blande la espada de la justicia.
Reinando sobre la esfera azulada, Júpiter sostiene el cetro del poder supremo, que es
la inteligencia divina. En los límites del mundo, bajo los signos del Zodíaco, Saturno
lleva el globo de la Sabiduría universal.

Los siete planetas (incluido entre ellos el Sol) constituían el patrón de la


estructura del mundo. Por ello había siete cielos, a los que correspondían siete
estadios infernales. Y los siete días de la Creación, y los siete días de la semana que
la rememoran. Y las siete notas musicales que llevan consigo la armonía del Universo.

- ¿En qué forma, ¿oh, maestro mío!, tiene lugar el viaje de los hombres a
través de todos esos mundos? -¿Ves -dijo Osiris - una simiente luminosa caer de
las regiones de la vía láctea en la séptima esfera? Son gérmenes de almas. Ellas
viven como vapores ligeros en la región de Saturno, dichosas, sin preocupación,
ignorantes de su felicidad. Pero al caer de esfera en esfera revisten envolturas cada
vez más pesadas. En cada encarnación adquieren un nuevo sentido corporal,
conforme el medio en que habitan. Su energía vital aumenta; pero a medida que
entran en cuerpos más espesos, pierden el recuerdo de su origen celeste. Así tiene
lugar la caída de las almas procedentes del divino Éter. Más y más prisioneras de la
materia, más y más embriagadas por la vida, se precipitan como lluvia de fuego, con
estremecimientos de voluptuosidad, a través de las regiones del Dolor, del Amor y de
la Muerte, hasta su prisión terrestre, donde tú gimes retenido por el cetro ígneo de la
tierra y donde la vida divina parece un vano sueño.

-¿Pueden morir las almas? - preguntó HERMES. -Sí -respondió Osiris -.


Muchas perecen en el descenso fatal. El alma es hija del cielo y su viaje es una
prueba. Si en su amor desenfrenado de la materia pierde el recuerdo de su origen, la
219

brasa divina que en ella estaba y que hubiera podido llegar a ser más brillante que una
estrella, vuelve a la región etérea, átomo sin vida, y el alma se desagrega en el
torbellino de los elementos groseros.

Aquí indica la noción del alma como un intermedio, punto de unión entre el
espíritu de origen divino y la materia. Es la visión tripartita del hombre. Éste sólo se
salvaría si su alma no pierde su compañero espiritual al olvidarlo. El descenso a la
Vida es una prueba para la salida de la felicidad inconsciente de las almas situadas en
los cielos. Las que vuelven a subir recuperan una felicidad ahora consciente y, por
tanto, superior, conocedoras de la oscuridad y los sufrimientos. Otras no vuelven…

Entonces se ocultaron las esferas y HERMES sufrió un estremecimiento.


Aparecieron entonces espectros lanzando gritos y blasfemias, desgarrados por
fantasmas de monstruos. -Tal es - siguió Osiris - el destino de las almas
irremediablemente bajas y malvadas. Su tortura sólo termina con su destrucción, que
es la pérdida de su consciencia. Pero mira: los vapores se disipan, las siete esferas
reaparecen bajo el firmamento. Mira de este lado. ¿Ves aquel enjambre de almas que
tratan de remontarse a la región lunar? Las unas son rechazadas hacia la tierra, como
torbellinos de pájaros bajo los golpes de la tempestad. Las otras alcanzan a grandes
aletazos la esfera superior, que las arrastra en su rotación. Una vez llegadas allá,
recobran la visión de las cosas divinas. Pero esta vez no se contentan con reflejarlas
en el ensueño de una felicidad impotente. Ellas se impregnan de aquellas cosas con la
lucidez de la conciencia iluminada por el dolor, con la energía de la voluntad adquirida
en la lucha. Ellas se vuelven luminosas, porque poseen lo divino en sí mismas y lo
irradian en sus actos. Templa, pues, tu alma, ¡oh, Hermes!, y serena tu espíritu
oscurecido, contemplando esos vuelos lejanos de almas que remontan las siete
esferas y allí se esparcen como haces de chispas. Porque tú también puedes
seguirlas: basta quererlo para elevarse. Mira como ellas se enjambran y describen
coros divinos. Cada una se coloca bajo su genio preferido. Las más bellas viven en la
región solar, las más poderosas se elevan hasta Saturno. Algunas se remontan hasta
el Padre: entre las potencias, potencias ellas mismas. Porque allí donde todo acaba,
todo comienza eternamente, y las siete esferas dicen juntas: “¡Sabiduría, Amor,
Justicia, Belleza, Esplendor, Ciencia, Inmortalidad!”.

Aquí terminaba el relato de la Visión de HERMES y el hierofante egipcio


explicaba al iniciado que la doctrina del Verbo Luz expresaba el equilibrio perfecto de
la divinidad. Trinidad en la Unidad. Osiris, Isis y Horus, Inteligencia, Substancia y
Fuego o fuerza. Contemplada así, la Trinidad estaría en su estado estático, mientras
220

que el mundo, el compuesto por todas las esferas, representa el estado evolutivo,
dinámico, de la divinidad, la Vida como manifestación de Dios. Aparece aquí claro el
carácter panteísta de la doctrina, el que fue seguido por todas las escuelas gnósticas,
y el que choca frontalmente con la concepción del Cristianismo, que separa
claramente como distintos a Dios y al mundo. Las esferas representan como he
indicado antes los distintos grados de perfección representados por cada planeta, o
por un genio o un dios cósmico, tanto da. Y cada uno igual puede suponer una legión
de seres astrales. El mismo sentido tienen los siete Genios de Hermes que los siete
Amshapands de la religión persa de Zoroastro, que los siete Devas de la India, los
mismos Ángeles de Caldea, los Sephiroths291 de la Cábala judía y los siete Arcángeles
de la Apocalipsis.

Para los sacerdotes egipcios, la realidad era una apariencia y el iniciado era
un resucitado en vida. Entendida aquí la resurrección como transformación de la
personalidad. Durante el curso de su aprendizaje, el novicio simulaba su muerte
permaneciendo en una cámara sepulcral durante toda una noche 292. Luego simulaba
su resurrección. Es una idea muy semejante a la que mucho más tarde expuso S.
PABLO cuando hablaba de que tenía que morir el hombre viejo para que renaciera el
nuevo, iluminado por la revelación de Dios.

También decía la doctrina hermética que “lo externo es como lo interno de las
cosas, lo pequeño es como lo grande: sólo hay una ley y el que trabaja es Uno. Nada
hay pequeño ni grande en la economía divina”. Y repetía: “los hombres son dioses
mortales; y los dioses son hombres inmortales”.

Las últimas revelaciones se daban al que terminaba la iniciación en un marco


incomparable que influía también en su espíritu: sobre el templo de Tebas en la calma
de la noche, con las enormes construcciones a sus pies, a la vista el lago plateado por
la luna; la sierpe del Nilo siempre presente. “Una sola alma, la grande alma del Todo,
ha engendrado, al repartirse, todas las almas que se agitan en el Universo”. Y el
iniciado, ya sacerdote, pensaba “he alcanzado el punto de la Verdad y de la
Justificación; yo resucito como un dios vivo e irradio en el coro de los dioses que
habitan en el cielo, porque soy de su raza”.

En las estatuas de Isis había una inscripción que decía: “Ningún mortal ha
levantado mi velo”. O, lo que es lo mismo, había que resucitar y ser dios para

291
En las doctrinas de los gnósticos, los tres primeros sephirots representaban al ternario divino, los
cuatro restantes la evolución del universo.
292
Ese parece ser el fin de la cámara sepulcral de la Esfinge de Gizeh, como práctica de purificación.
221

comprender el misterio. El ya iniciado había presentido la existencia de un doble, de


un espíritu celestial que le esperaba 293 . De estas ideas posiblemente deriva la
creencia popular cristiana de los Ángeles de la Guarda. “El alma es una luz velada.
Cuando se la abandona, se obscurece y apaga; pero cuando se vierte sobre ella el
óleo santo del amor, se enciende como una lámpara inmortal”.

293
Para los egipcios el hombre no tiene conocimiento en esta vida mas que de una alma animal y
racional: hati y bai. Lo superior de su ser está en él de manera inconsciente, y sólo se manifiesta en la
otra vida tras la muerte.
222
223

CAPÍTULO XVIII

ANTIOQUÍA

El Imperio Romano del siglo I

Dentro del esplendor entusiasta de la nueva era instaurada por Augusto,


existía, sin embargo, la impresión de una constante deteriorización de la
sociedad, de una degeneración de las costumbres, y la añoranza de unos tiempos
ya pasados. Siempre, en todos los tiempos, ha habido agoreros de próximas
desgracias y entusiastas de vivir el tiempo mejor. Por entonces, a posteriori
podemos decir ahora nosotros que había razones para ambas posturas. Al lado
de los signos de grandeza se insinuaban claramente los gérmenes de la futura
decadencia. Existía una mezcla de maravillosa cultura y una gran degradación de
costumbres. Roma como ciudad era un hermoso escaparate, por debajo del cual
vivaqueaba la política de alcantarilla y el comadreo barato. Cuando PABLO dice
que “al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo294” , no se refería a
una plenitud temporal sino teológica.

Se habían superado las terribles guerras civiles, así como la contienda con
Mitrídates y el peligro que suponían los piratas en el Mediterráneo, que ya podía
llamarse propiamente Mare Nostrum. Finalmente, Augusto había conseguido que
reinara la paz sobre los tres millones de kilómetros cuadrados del Imperio
Romano. Existía un auténtico orgullo nacional y Virgilio escribía que “Roma elevó
su cabeza más alto que las demás ciudades, lo mismo que el ciprés la alza sobre
los matorrales”. El mundo respiraba tras siglos de matanzas. La cultura de Grecia
se había fundido con el poder de Roma. Existía un cierto ambiente de libertad
religiosa. La economía iba bien. Roma se había envuelto de mármol.

Pero detrás de esa hermosa fachada existía también la miseria y el


desorden. Y sobre todo, una angustia de saber qué destino tenía aquella
humanidad, huérfana de principios nobles y sólo ansiosa de más placeres. Sobre
tanto brillo se atisbaba la sospecha de una catástrofe futura. Como diría más
adelante S. Jerónimo, lo que hace tan fuertes a los bárbaros son nuestros vicios.
294
Gal. IV,4
224

DANIEL ROPS lo indica así en su Historia de la Iglesia: “Aquel estado de crisis


latente dependía, por una parte, de las mismas condiciones y de las necesidades
de la paz admirable en que Augusto había colocado al Imperio. Pacificada la
política, es decir, expurgada de toda libertad; dirigido el pensamiento según unas
instituciones de propaganda; y domesticado el Arte por el Poder, ¿qué le quedaba
a quienes no se contentasen con las comodidades y satisfacciones de la
disciplina y el negocio? El error de casi todos los regímenes autoritarios es creer
que la felicidad material evita plantear otros problemas. La libertad interior, más
indispensable que nunca, se busca entonces en la discusión de lo que constituye
los cimientos mismos del sistema. Y acaba por llegar un momento en que ya no
parece que la conservación del orden constituido justifique la conservación de las
injusticias, las miserias y los vicios que encubre y en que, incluso a costa de la
violencia, la sociedad entera está dispuesta a buscar un nuevo orden”.

La crisis moral era la más llamativa. OVIDIO ha dejado escrito que las
prostitutas se encontraban en los pórticos de la ciudad de Roma, en el teatro y en
el circo, tan abundantes como las estrellas del cielo. Función muy bien
reglamentada, hasta llevaban un vestido ad hoc, la toga, en lugar de la estola del
resto de las mujeres. La prostitución masculina era frecuente, así como las
relaciones homosexuales. El matrimonio no pasaba de ser un detalle formal.
SÉNECA ironizaba sobre la situación, dejando escrito que la casada que se
contentaba con un solo amante podía ser considerada virtuosa. Y OVIDIO: Las
únicas mujeres puras son las que no han tenido ocasión de dejar de serlo. Y el
hombre que se enfada con los amoríos de su esposa es un rústico. Ya se puede
imaginar que se procuraba la limitación de la natalidad. El aborto, muy frecuente.
El abandono de los niños recién nacidos también.

Asimismo estaba latente una fuerte crisis económica en tiempos de Cristo.


Primaba más el placer que el trabajo. La esclavitud suponía, al lado de una brutal
injusticia, un grave error económico. Desplazó al ciudadano que trabajaba,
afeminándolo en cierta forma. El agricultor fue sustituido por una mano de obra
de una bajísima productividad. El sistema se apoyaba, además, en una paradoja.
Sin más guerras, habría menos esclavos. Pero para aumentar su número habría
que extender las fronteras del Imperio. Ya de por sí una enorme extensión para
una población total que no pasaría de los 55 millones. La sangría del
mantenimiento del ejército era enorme. Y los impuestos no se podían elevar
indefinidamente...
225

Las diferencias sociales eran grandes. Y entre las los gustos del rico de
entonces era hacer alarde de su propia riqueza y ostentación de los placeres,
motivando el odio entre clases. El río de oro que llegaba a Roma terminaba, no
en inversiones productivas sino en palacios, tapices, perfumes, joyas, comidas y
vestidos. Todo ello al lado de la miseria de las clases pobres y la situación de los
esclavos.

Y, desde el punto de vista espiritual, la crisis era todavía mayor, si cabe.


Situación que TITO LIVIO describía así: “Hemos llegado a un punto en el que ya
no podemos soportar ni nuestros vicios, ni los remedios que de ellos nos
curarían”. Roma había sido siempre deudora del pensamiento griego, el cual en
aquel entonces estaba dando señales de agotamiento, cuando las mejores
cabezas, en la corriente estoica, preferían apartarse del mundo antes que
transformarlo. “Huye de la multitud –dirá Séneca-, huye de la minoría, huye
incluso de la compañía de uno solo”.

La religión mitológica griega, como la romana, estaban en franca


decadencia. Grecia no brilló precisamente en el campo religioso, y la crítica
racionalista de sus filósofos, junto con la burla de los estoicos y los cínicos, dejó a
las masas desamparadas, solas frente al mundo. La religión romana era
puramente ritualista, con cultos como al de la ciudad o al emperador, con fuerte
impregnación política. En pocas ocasiones en la historia se ha dado tal tremenda
soledad del hombre, sin apoyo espiritual ante los misterios del mundo. Un triste
escepticismo recorrió el imperio. Vacío que se intentó llenar con los cultos
orientales (Mitraísmo, Culto de Isis, Cibeles...) dando lugar a un fuerte sincretismo
contemporizador. Las religiones de los Misterios, mediante prácticas de
iniciación tuvieron una gran aceptación en medios escogidos como único medio
de alcanzar un grado de perfección que permitiera alcanzar la salvación tras la
muerte.

Antioquía

En este siglo, Antioquía era la tercera ciudad del Imperio, capital de la


provincia siria. Su fundación databa del 300 a. C y fue embellecida por todos los
reyes seléucidas. Estaba en lugar estratégico, junto a la desembocadura del río
Orontes, y cubría una superficie amurallada de unas sesenta hectáreas, a los pies
del monte Silpio. Por él trepaban casas con azoteas, jardines y templos
226

dedicados a Pan, Afrodita y Esculapio. Las caravanas procedentes de Palmira,


Baalbeck, del Tigris y Éufrates, concurrían allí con sus mercaderías. De sus
almacenes se surtían numerosos navíos que partían para todos los puertos del
Mare Nostrum. Plenamente helenizada, con cruces de razas, con sincretismo de
ideas, era el centro del Oriente Próximo.

Cuenta FLAVIO JOSEFO que unos 50.000 judíos poblaban en ella, una 5ª-
6ª parte de ella, todo un barrio. Eran judíos plenamente helenizados, hablaban
griego, pero que conservaban su fe. Se reunían en 4 sinagogas y estaban
dirigidos por un anciano, el Alabarca. La fe cristiana se implantó pronto en esta
urbe, sobre todo después de la persecución que sufrieron los seguidores de Jesús
en Jerusalén, cuando la muerte de Esteban. “Los que fueron dispersados por la
persecución sobrevenida a raíz del martirio de Esteban, fueron a Fenicia, a la isla
de Chipre y a Antioquía, sin que anunciasen al principio la Palabra más que a los
judíos. Pero, posteriormente, unos chipriotas y unos cirenaicos, llegados a su vez
a Antioquía, se dirigieron también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva
de Jesús. Y la mano del Señor estuvo sobre ellos y fue grande el número de
quienes creyeron y se convirtieron”295. Los cristianos de origen judío, así como
los de origen pagano convivían y comían juntos. El problema entre el
particularismo judío y el universalismo griego se había resuelto en Antioquía,
aunque creó enormes recelos en Jerusalén.

Cuando PABLO empezó su predicación ya la semilla del Cristianismo


había llegado a Asia Menor y Roma. Ese primer movimiento, como ya se ha
indicado, fue primariamente carismático y entusiasta, poco institucionalizado.
Mientras que en Jerusalén tenía un carácter de renovación dentro del judaísmo,
fuera de Palestina busca extenderse abierto a todos, sin consideraciones étnicas,
sin las mil trabas de la Ley judía. El apóstol de los gentiles mantiene una actitud
algo ambigua respecto a la relación que debería guardar el grupo cristiano en
relación con el mundo.

Pero, para conocer el pensamiento auténtico de PABLO, hay que aislar


sus cartas auténticas de las que se le han atribuido. Distingamos, pues:

1.- Cartas auténticas: 1ª a los Tesalonicenses, Gálatas, Filipenses, 1ª y 2ª


a los Corintios, Romanos, a Filemón.

295
Hechos, XI, 19,21.
227

2.- Las Cartas de la Cautividad, que proceden de su círculo inmediato:


Colosenses, Efesios, 2ª Tesalonicenses.

3.- Las Cartas Pastorales, atribuidas falsamente a él, escritas unos 50


años después, y que reflejan una Iglesia más institucionalizada: 1ª y 2ª a Timoteo,
Tito.

Gnosis y Nuevo Testamento

Al quedarse sin Jesús, sus seguidores trataron de comprender la enorme


experiencia sufrida tras los años de su predicación, su incomprensible muerte y,
lo más extraordinario, su resurrección. Buscaron una explicación y un sentido a
los sucesos. Y se acogieron al material religioso y filosófico con que contaba la
época y a los escritos del Antiguo Testamento, sobre todo los de los grandes
profetas. El pensamiento helenista, triunfante entonces por todo el imperio
romano, la influencia irania, el sincretismo de todas la teorías gnósticas, la
teología procedente de otras religiones, preferentemente de origen oriental, como
el Mitraísmo. Y todo ese bagaje se intentó aplicar a la figura de Jesús.

La influencia del gnosticismo se dejó sentir, siendo difícil, por ejemplo,


comprender muchos pasajes de Pablo si no lo tenemos en cuenta. Me detendré
en este apartado a considerar las semejanzas e influencias de la Gnosis en el
Cristianismo naciente.

--Cartas auténticas de Pablo.

Pablo tenía una visión del hombre tripartita, formado por cuerpo, alma y
espíritu. Más allá de la concepción platónica en la que estaría formada sólo por
cuerpo y alma, añade el “espíritu” que, naturalmente, tendría origen divino, tal
como precisaban los gnósticos. Esa “chispa divina” encerrada en todo hombre.
PABLO lo dice así: “Y el Dios de paz os santifique en todo; para que vuestro
espíritu y alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de
nuestro Señor Jesucristo”296. Componente divino al que siempre hay que estar
atento, como lo indica en la misma carta a los Tesalonicenses tres versículos
297
antes : “No apaguéis el Espíritu. No menospreciéis las profecías”.
Esta visión antropológica se completa, dentro de la misma forma de pensamiento,
cuando PABLO distingue distintos tipos de hombres, por un lado los espirituales,
por otro los que llama psíquicos y, finalmente, a los carnales.

296
1ª Tes. V,23.
297
1ª Tes. V, 19-20.
228

Veamos como se expresa el apóstol, dirigiéndose a los Corintios: “De


manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a
carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda: porque aún no
podíais, ni aún podéis ahora298”. Distingue, pues, a los hombres según aquella
parte de su ser que tienen más desarrollada; implica, asimismo, la necesidad de
una cierta iniciación para llegar a ser hombres espirituales 299. Luego se verá que
el camino es a través del conocimiento, como indicaban los gnósticos. Aquél que
se deja llevar por su parte animal, no puede percibir las excelencias del espíritu
que lleva consigo: “Más el hombre animal no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque le son locura: y nos la puede entender, porque se han de
examinar espiritualmente300. Es necesario, pues, romper el velo que esconde a los
hombres carnales el conocimiento del Espíritu. Y el destino de cada parte del
hombre lo señala después: ”Así también la resurrección de los muertos. Se
siembra en corrupción, se levantará en incorrupción...Se siembra cuerpo animal,
resucita cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal y cuerpo espiritual” 301. El Espíritu
del Señor habita en los creyentes, haciéndoles participar en su gloria. 302

Para PABLO la Fe es conocimiento de Dios, y ésta, comprensión del


misterio de Cristo, sabiduría oculta303 que Dios vedó a los poderosos y reveló a
aquellos que le aman. Revelar quiere decir mostrar, “poner delante”,
conocimiento evidente sin previo razonamiento. Es dádiva de Dios. “Antes, en otro
tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses:
más ahora, habiendo conocido a Dios, o más bien siendo conocidos de Dios,
¿cómo os volvéis de nuevo a los flacos y pobres rudimentos...?” Se trata pues de
un conocimiento propiciado por la Gracia, sin cuya ayuda el hombre no puede
alcanzar la Salvación. Y esta palabra de Dios, en la que se deposita la Fe, obra
en nosotros por su Gracia. “...también nosotros damos gracias a Dios sin cesar,
de que habiendo recibido la palabra de Dios que oísteis de nosotros, recibisteis no
palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual obra en
vosotros los que creísteis”304.

La Fe es ciencia, ciencia divina, contrapuesta a la de este mundo. Como


los gnósticos, hay un cierto desprecio por el mundo, opuesto en sus hechos a los

298
1ª Cor., III,1-2.
299
Gál. VI,1.
300
1ª Cor. II,14.
301
1ª Cor. XV, 42-44.
302
1ª Cor. III,16; Rm. VIII,9; 2ª Cor. III,18.
303
1ª Cor. II,7y ss. Gal. IV,5.
304
1ª Tes. II, 13.
229

deseos divinos. “Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el


evangelio: no en sabiduría de palabras, porque no sea hecha vana la cruz de
Cristo. Porque la palabra de la cruz es locura para los que se pierden; más a los
que se salvan, es a saber, a nosotros, es potencia de Dios”305. Aquí insiste de
forma indirecta en la distinción de hombres espirituales y hombres carnales.

El aumento de la Fe, el mayor conocimiento, el llegar a ser el hombre


espiritual es como despertar de un sueño, es abrir los ojos a la Luz verdadera por
Cristo y en el Espíritu, “...que ya es hora de levantarnos del sueño; porque ahora
nos está más cerca nuestra salud que cuando creímos. La noche ha pasado, y ha
llegado el día: echemos, pues, las obras de la tinieblas, y vistámonos las armas
de luz”306.

Para Pablo, siguiendo la mentalidad gnóstica, existen también “dioses


inferiores”, semejantes a los eones degradados surgidos a partir del pleroma
divino, los que él llama “arcontes o príncipes de este mundo”: “Hablamos, sin
embargo, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este siglo (=mundo), ni
de los príncipes de este siglo, abocados a la destrucción, sino que enseñamos
una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los
siglos para nuestra gloria”307. Y sigue hablando de esos seres intermedios en la
Epístola a los Romanos: “Porque persuadido estoy que ni la muerte, ni la vida, ni
los ángeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo futuro, ni las potestades, ni la
altura, ni la profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de
Dios...”308.

Es también llamativo en las cartas de PABLO el enfrentamiento entre Dios


y el mundo, una dualidad que guarda paralelo con las ideas religiosas iranias y el
gnosticismo posterior que las acoge. El mundo está dominado por el “dios de este
mundo”, el demiurgo, Satán. “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo,
sino el Espíritu de Dios, para que conozcamos los dones que Dios nos ha
concedido”309. La materia y el cuerpo, imágenes del mundo, son menospreciados.
El cuerpo, corruptible, no resucitará como tal: “Pues así en la resurrección de los
muertos. Se siembra en corrupción y resucita en incorrupción. Se siembra en
vileza y se levanta en gloria. Se siembra en flaqueza y se levanta en poder. Se

305
1ª Cor. I,18.
306
Rom. XIII, 11-12.
307
1ª Cor. II, 6-7; 2ª Cor. IV,4.
308
Rm, VIII, 38-39.
309
1ª Cor. II,12.
230

310
siembra cuerpo animal y se levanta un cuerpo espiritual” . No tiene
contemplaciones con lo terreno, que estima perverso, condicionado por su
momento histórico y sus vivencias. “..nuestro Señor Jesucristo, que se entregó
por nuestros pecados para librarnos de este siglo malo” 311 . “...nuestro Señor
Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo” 312.
Esta oposición la señala muy a menudo como contraposición de Luz y Tinieblas.
“La noche va muy avanzada y se acerca ya el día. Despojémonos, pues, de las
obras de la tinieblas y vistamos las armas de la luz” 313. “Por consiguiente, no
durmamos como los otros, sino que estemos vigilantes y vivamos sobriamente” 314.

Es un verdadero enfrentamiento entre Dios y el mundo, entre el espíritu y


la carne, marcado dualismo entre las localizaciones, para él, del Bien y el Mal.
“Habiendo comenzado en Espíritu, ¿ahora acabáis en carne? 315. Pues en Cristo
Jesús ni vale la circuncisión ni vale el prepucio, sino la fe que actúa por la
caridad 316 . ¡Desdichado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?
Gracias a Dios, por Jesucristo nuestro Señor...Así pues, yo mismo, que con la
mente sirvo a la Ley de Dios, sirvo con la carne a la ley del pecado 317. Los que
viven según la carne no pueden agradar a Dios; pero vosotros no vivís según la
carne, sino según el espíritu 318”.

Es marcado el interés que presta PABLO al Cristo resucitado, con


palmario desinterés por la vida terrena de Jesús de Nazaret. Semejante a los
gnósticos, insiste en el valor escatológico del Logos Divino y de la Redención por
parte del mismo. Tendencia que llevaría a los excesos teológicos del mundo
bizantino; actitud todavía muy vigente en el mundo católico de hoy. La chispa
divina, al decir de los gnósticos, parece estar detrás de concepciones tan
importantes como su “vivir en Cristo”, con una especie de consubstancialidad con
el Redentor. “Más yo por la misma Ley he muerto a la Ley, por vivir para Dios;
estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí319. Esta

310
1ª Cor. XV, 42-44.
311
Gal. I,3-4.
312
Gal. VI,14.
313
Rm. XIII, 12.
314
1ª Ts. V,6.
315
Gal. III,3.
316
Gal.V,6.
317
Rm. VII, 24-25.
318
Rm. VIII, 8 y ss.
319
Gal. II, 19.
231

unión, referida a la Iglesia entera, se convierte en el cuerpo místico de Cristo.


“...así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo...320

Su concepción de la caída de la creación tiene muchas semejanzas con la


doctrina de los gnósticos sobre la caída del eón Sabiduría y la corrupción del
mundo formado por el Demiurgo, su hijo. ”Así, pues, como por un hombre entró el
pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los
hombres321...pues las criaturas están sujetas a la vanidad, no de grado, sino por
razón de quien las sujeta, con la esperanza de que también ellas serán libertadas
de la servidumbre de la corrupción 322. E igualmente semejante es toda la
teología sobre el Salvador.

--Cartas deuteropaulinas

Son las procedentes del círculo paulino, pero no directamente de él:


Epístola a los Colosenses, E. A los Efesios, 2ª E. a los Tesalonicenses. También
aquí es necesario conocer el pensamiento gnóstico para su mejor comprensión.
El Dualismo tan marcado en el gnosticismo, y que ya hemos apreciado en las
cartas auténticas, se puede apreciar en la E. a los Colosenses : ”El Dios Padre
nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su
amor323....despojaos del hombre viejo con todas sus obras y vestíos del nuevo”324.
Es un pensamiento que deja poca opción a la bondad del Mundo, que está regido
por los poderes del mal. La salvación supone una transformación, renunciando
precisamente al Mundo, a sus valores. “Mirad que nadie os engañe con filosofías
y vanas falacias, fundadas en tradiciones humanas, en los elementos del mundo y
no en Cristo”325.

La existencia de seres intermedios entre Dios o el mundo, llámeseles


arcontes u otros nombres, también es aceptada en estos escritos. “Pues en Cristo
habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente, y estáis llenos de Él, que es
la cabeza de todo principado y potestad”326......despojando a los principados y a
las potestades, los exhibió públicamente, triunfando de ellos en la cruz” 327.

320
Rom, XII, 5. 1ª Cor. XII, 12-27.
321
Rom. V, 12.
322
Rom. VIII, 20,21.
323
Col I,13.
324
Col II,9.
325
Col. II, 8.
326
Col. II, 9.
327
Col. II,15.
232

El Padre nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo
de su amor, en quien tenemos la redención y la remisión de los pecados; que es
la imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque en Él fueron
creadas todas las cosas del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles, los
tronos, las dominaciones, los principados, las potestades” 328. Y en la Epístola a
los Efesios se vuelve a insistir en este punto: “Y vosotros estabais muertos por
vuestros delitos y pecados, en los que en otro tiempo habéis vivido, según el
modo secular de este mundo, bajo el príncipe de las potestades aéreas”329

La idea de que los creyentes son escogidos por Dios, dando posible
pábulo a una teoría de la predestinación, se extrae de párrafos como el
siguiente:”...hermanos amados del Señor, a quienes Dios ha elegido desde el
principio para haceros salvos por la santificación del Espíritu y la fe verdadera” 330.
Corroborado en la 1ª Carta de Pedro: ”Pero vosotros sois linaje escogido,
sacerdocio santo, gente santa, pueblo adquirido para pregonar las excelencias del
que os llamó de las tinieblas a la luz admirable”331.

Finalmente, la idea del Hombre primordial que desciende a la Tierra, para


luego subir a su morada primera, chispa divina bajada a la profundidad de la
materia, está debajo de expresiones como la de la Carta a los Efesios:
“..Subiendo a las alturas, llevó cautiva la cautividad, repartió dones a los hombres.
Eso de subir, ¿qué significa sino que primero descendió a las partes bajas de la
tierra?. El mismo que bajó es el que subió sobre todos los cielos...”332

--Epístola a los Hebreos

Este pequeño escrito exhortatorio es de los más hermosos del Nuevo


Testamento. Posiblemente escrito antes del año 70 por un israelita cristiano
profundamente conocedor de los textos bíblicos, pero consciente de que la Ley
quedaba superada tras la aparición de Cristo.

Pues bien, la idea que desarrollaría el gnóstico VALENTIN en el siglo II


sobre la existencia de un eón Límite entre el Mundo y el Pleroma divino subyace
en el siguiente pasaje, en el que indica como Jesús nos ha permitido abrirnos
camino hacia Dios por su propio sacrificio: “Teniendo, pues, hermanos, en virtud
de la sangre de Cristo, firme confianza de entrar en el santuario (santuario celeste
328
Col I,15; Ef. I,21 y X,12.
329
Ef. II,1.
330
2ª Ts. II, 13.
331
1ª Pd. II,9.
332
Ef. IV, 8-10.
233

y a Dios) que Él nos abrió, como camino nuevo y vivo a través del velo, esto es,
de su carne,...”333.

En fin, muchas ideas gnósticas, como movimiento nacido dentro del


cristianismo, tuvieron cabida dentro de la ortodoxia, aunque nunca los excesos a
que llegaron estas sectas. El dualismo luz / oscuridad, la existencia de un
Salvador preexistente, la precisión de la doctrina del Logos divino que desciende
a la Tierra para luego volver a los Cielos, su unidad con Dios, la salvación por el
conocimiento (sólo en algunos textos cristianos), todas ellas son concepciones
que fueron comunes.

La situación de la mujer en las comunidades cristianas fuera de


Palestina

En el cristianismo dentro del mundo gentil fue tal la importancia de PABLO


que casi todas las posturas doctrinales, pastorales y también sobre el lugar que
debía ocupar la mujer en la comunidad pretenden de alguna forma ser
respaldadas por la tradición y los escritos que proceden de este Apóstol. Pero en
la actitud de éste, formidable estratega, hay que distinguir sus afirmaciones
fundamentales sobre la fe y las actitudes que recomienda a los cristianos para
adaptarse a las circunstancias cambiantes en cada momento y a las de los
pueblos en los que proclama la Buena Nueva. Por ello sus recomendaciones en
algunos escritos son contradictorias.

El Cristianismo choca contra muchos tópicos dominantes en la sociedad


helenizada. Existía un dicho en aquel tiempo, atribuido según unos a Tales, por
otros a Platón, sobre los motivos de gratitud del bien nacido: “gratitud por haber
nacido ser humano y no bestia, hombre y no mujer, griego y no bárbaro”. Los
rabinos judíos del siglo II lo adoptaron como decía R. Judá: “se deben decir
diariamente tres bendiciones, bendito porque no me hiciste gentil; bendito seas
porque no me hiciste mujer; bendito seas porque no me hiciste esclavo”. Ante
esta mentalidad surgen como una bocanada de aire fresco las palabras de
PABLO en la Carta a los Gálatas, III, 27-28: “Cuantos habéis sido bautizados en
Cristo, os habéis revestido de Cristo. No existe judío ni griego, no hay siervo ni
libre, no hay varón ni hembra: porque todos sois uno en Cristo Jesús“. En el
Grupo cristiano encontraron las mujeres una posibilidad inédita de superar su
marginación, de acuerdo asimismo con cierto movimiento feminista que se
estaba despertando en el Imperio Romano.
333
Hb, X, 19-20.
234

De las Cartas de PABLO se puede extraer que había mujeres que


participaban activamente en la predicación, con funciones misioneras y de
liderazgo. Así conocemos a Apfia 334 que, con Filemón y Arquipo dirigía la iglesia
de Colosas. En Laodicea, Ninfa 335 reúne una iglesia en su casa. Priscila 336, con
su marido Aquila son los jefes de la iglesia de Éfeso y, después, en Roma 337.
También parece que Lidia 338 tuvo una iglesia en su casa en Filipo. También en
esta ciudad desarrollaron su actividad dos mujeres, Evodia y Síntique 339. Y en
la Carta a los romanos, PABLO saluda a cuatro mujeres que “han trabajado
mucho en el Señor” (María, Triena, Trifosa, Preside)340.

Priscila fue una importante colaboradora de PABLO, sin estar subordinada


a él. Su figura parece ser superior a la de su marido, y se la cita siempre por su
nombre, sin referirla al nombre de su marido. Se la cita en siete ocasiones,
marcando su importancia poniéndola en primer lugar 341 . Su formación cultural
queda patente en cuanto intervino en la instrucción de Apolo, cristiano culto. Y
todavía en la Carta a los Romanos llama a una mujer, Julia, nada menos que con
el título de apóstol y predecesora a él en la predicación 342. Más adelante, los
prejuicios consideraron intolerable dar este título a una mujer y pretendieron
convertirla en varón, o bien considerando, si éste no era el caso, aplicar un
sentido amplio a la palabra apóstol. En la misma carta saluda a otras dos parejas,
Filólogo y Julia, Nereo y su hermana343. Y, en su predicación, los hermanos del
Señor y Pedro iban acompañados por sus esposas. Y todavía se puede citar a
otra mujer, Febe, portadora de la carta a los Romanos, de la que dice en el cap.
XVI,1-2: “Encomiéndoos empero a Febe nuestra hermana, la cual es diaconisa de
la iglesia que está en Cencreas: que la recibáis en el Señor, como es digno a los
santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que os hubiere menester. Porque
ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo”.

334
Flm, I,2
335
Col IV,15
336
1 Cor XVI,19.
337
Rom XV.I, 3-5.
338
Hech XVI,15.
339
Fil IV, 2-3.
340
Rom XVI, 6-12.
341
1 Cor XVI,19; Rom XVI, 3-5; 2 Tim IV, 19; Hch XVIII, 10 y XVIII,26.
342
Rom XVI,7
343
Rom XVI, 15.
235

Sin embargo, quizá motivado por las circunstancias especiales que en ese
momento tenían lugar en la comunidad de Corinto, con importantes problemas
referentes a las relaciones hombre-mujer344, al reproducir la fórmula de bautismo
de Gálatas III, ya citada, elimina el tercer elemento: “en un solo Espíritu hemos
sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos,
esclavos y libres”. Al parecer, no interesaba en ese momento hablar de hombre y
mujer. Y, más tarde, en la carta seudopaulina a los Colosenses tampoco vuelve
a hablarse de ese último término: ”Despojaos del hombre viejo con sus obras y
revestíos del hombre nuevo..., donde no hay griego y judío, circuncisión e
incircuncisión; bárbaro, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todo en todos”345.

En conjunto, los escritos de PABLO respecto a las relaciones entre los


sexos son algo contradictorias, lo que permite que se apoyen en él tendencias
diversas. Es marcada la igualdad que propugna en la relación dentro del
matrimonio, siguiendo muy estrictamente la tradición que viene de Jesús, que
contrasta en cambio con cierta misoginia que aparece cuando habla de la forma
de presentación de la mujer en sociedad, en donde se aprecia un deseo de
preservar la casa patriarcal tradicional, con el fin de adaptarse a las normas
imperantes en el Imperio a partir de Augusto, y así favorecer la adaptabilidad de la
comunidad cristiana al mundo en que vivía. Existe, en conjunto, una ambigüedad
del apóstol con relación al lugar de la mujer en la sociedad. Queda bien
manifiesto cuando trata del velo en las mujeres, donde se superponen de forma
contradictoria el Pablo judío, apegado a las tradiciones, con el Pablo cristiano,
innovador346. El primero habla en los versículos 3-9: “Más quiero que sepáis que
Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer; y Dios es
la cabeza de Cristo. ..Porque el varón no ha de cubrir la cabeza, porque es
imagen y gloria de Dios: más la mujer es gloria del varón. Porque el varón no es
de la mujer, sino la mujer por causa del varón”. El segundo, respondiendo mejor
al camino indicado por Jesús, en los versículos 11 y 12: “Más ni el varón sin la
mujer, ni la mujer sin el varón, en el Señor. Porque como la mujer es del varón,
así también el varón es por la mujer: empero todo en Dios”.

Existe, pues, una cierta ambigüedad en la exposición de la doctrina del


apóstol sobre la posición de la mujer, pero una ambigüedad de carácter práctica,
de adaptación a las circunstancias, de ceder en pequeños detalles no
fundamentales, pero conservando los principios. De todas formas, ello dio lugar a
344
1ª Cor VII.
345
Col, III, 9-11.
346
1ª Cor XI, 3-16.
236

dos corrientes opuestas que, ambas, intentaron apoyarse en él. Una patriarcal,
que, a falta de apoyos en las palabras de Jesús, los buscaban en el Antiguo
Testamento o en lo más conveniente para la paz social en una sociedad basada
en la familia patriarcal. Otra corriente insistía en la igualdad de sexos. Pero fue la
primera la canonizada, la aceptada por la Iglesia institucionalizada. Y esto se fue
consiguiendo paso a paso, como se puede seguir considerando primero las
Epístolas de la Cautividad, después las Pastorales, escritas medio siglo después.

A las cartas de la cautividad se puede asociar la 1ª Carta de Pedro. En la


dirigida a los Colosenses se puede leer: ”Casadas, estad sujetas a vuestros
maridos, como conviene en el Señor”347. Poco a poco se va desarrollando en la
comunidad esa adaptación al medio político en el que vivía, y por eso se olvida
que en el Señor no hay amo ni siervo; y en la misma carta, se recomienda:
“Amos, haced lo que es justo y derecho con vuestros siervos, sabiendo que
también vosotros tenéis amo en los cielos” 348 . En la carta a los Efesios, la
tendencia todavía se acentúa más: “Las casadas estén sujetas a sus propios
maridos, como al Señor (¡nada menos!). Porque el marido es cabeza de la mujer,
así como Cristo es cabeza de la Iglesia; y él es el que da la salud al cuerpo. Así
que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus
maridos en todo” 349 . Y, de forma paralela a la Carta a los Colosenses, ésta
defiende una doctrina semejante en cuanto a los siervos, opuesta a la tradición
procedente de Jesús350. Citas muy semejantes se pueden leer en la 1ª carta de
Pedro 351 . La legitimación sociopolítica de la ideología patriarcal queda bien
marcada en esta última carta cuando dice: “Sed sumisos, a causa del Señor, a
toda institución humana: sea al rey, como soberano; sea a los gobernantes, como
enviados por él...”352.

El proceso continúa en la Cartas Pastorales, deuteropaulinas. En la 1ª a


Timoteo se dice: “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no
permito a la mujer enseñar, ni tomar autoridad sobre el hombre, sino estar en
silencio”353. Es más grave todavía que este mandato, no escrito por PABLO, se
pretenda estar basado en él, intercalando versículos en la carta auténtica 1ª a los
Corintios. En ésta, en el capítulo XIV, 34-35: “Vuestras mujeres callen en las

347
Col III,18.
348
Col IV,1.
349
Efe V,22-24.
350
Efe VI,5-9.
351
1ªPd II,18; III,7.
352
1ªPd II,13-14
353
1ª Tm II,11-12.
237

congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como
también la ley dice. Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa a sus
maridos; porque deshonesta cosa es hablar una mujer en la congregación”.
Expresiones totalmente contrarias a la ideología de PABLO y al contexto del resto
de la epístola. Así, poco a poco, la mujer desde un puesto de profetisa, directora
de iglesia e incluso apóstola en algún caso pasó a convertirse en simple oyente.

Pero esta evolución no se hizo sin resistencias, pues era mucho el


activismo de las mujeres en el cristianismo primitivo. Hubo zonas, caso la de Asia
Menor, en que fue especialmente importante. Allí nacieron las Cartas Pastorales
intentando frenar la enseñanza procedente de las mujeres. Se intentó reducir la
importancia de las agrupaciones de viudas, bastante independientes, instando a
nuevo matrimonio, en contra de las preferencias de PABLO a favor de la
virginidad354, o considerando sus predicamentos como fábulas 355. Pero hay que
buscar más datos sobre estas resistencias, sobre las doctrinas contrarias al
patriarcalismo, que también buscan el respaldo de PABLO, en los escritos
apócrifos, y, en general, no canónicos. Es muy interesante uno de ellos, Hechos
de Pablo y Tecla356. Tecla, discípula de Pablo, decide permanecer cébil, por lo
que es condenada a muerte, por ser considerado un delito; los hombres atacan a
Pablo: ”ha corrompido a todas nuestras mujeres”; Tecla, enviada a la predicación
por Pablo consigue muchas conversiones entre las mujeres. Fue una obra que
alcanzó gran consideración y fue considerada como canónica por muchas
iglesias.

Como es lógico, al ser marginada la mujer en la Iglesia oficial, mantuvo su


importancia en grupos disidentes, considerados heréticos. Se pueden dar
bastantes citas: El autor del Apocalipsis ataca a una profetisa, a la que llama
para denigrarla “Jezabel”, en la ciudad de Tiatira357. El hereje Marción permitía a
las mujeres administrar el bautismo y tener cargos oficiales 358 . Montano
promovió su movimiento acompañado de dos mujeres, Maximila y Priscila. E
igual ocurrió entre muchos grupos gnósticos: Marcos, discípulo de Valentín,
permitía a las mujeres celebrar la Eucaristía 359 . El obispo de Cesárea de
Capadocia, Frimiliano (siglo III), habla de una mujer que bautizaba y celebraba la

354
1ªTm V,2-16.
355
1ªTm IV.7
356
Gli Aprocrifi del Nuovo Testamento. Il Tai e legende. Casale, 1966.
357
Ap I,20-23.
358
EPIFANIO. Haereses, XLII,3. TERTULIANO.Adv.Marc. I,14; III,22.
359
IRENEO. Adv. Haer.I,13.
238

Eucaristía 360. Y el mismo EPIFANIO habla de la profetisa Quintila, que fundó una
secta en Pepuza (Frigia), en la que las mujeres eran obispos y presbíteros361.

Paralelismo entre el Mitraísmo y la práctica cristiana

Cuenta JUSTINO de Roma362 que “los Apóstoles...nos transmitieron que a


ellos les fue mandado así, cuando Jesús, tomando el pan y dando gracias, dijo:
“haced esto en memoria mía, éste es mi cuerpo”. E igualmente, tomado el
cáliz y dando gracias, dijo: “esta es mi sangre”, y que sólo a ellos les dio parte.
También esto enseñaron, por imitación, los perversos dáimones que se hiciera en
los misterios de Mitra; pues en las iniciaciones de un nuevo iniciado se presenta
pan y un cáliz de agua con ciertas recitaciones, según ya lo sabéis o podéis de
ello informaros”.

En el Mitraísmo, pues, se celebraban ritos semejantes al de la Eucaristía,


aunque con un significado probablemente algo diferente. La comida en común,
donde se bendecía el alimento y la bebida no era extraña a las vivencias
religiosas del Oriente Próximo. Los esenios de Qumrán celebraban una
ceremonia similar. Posiblemente por ello la escogió Cristo, por su riqueza
simbólica, comprensible por los que le rodeaban, dándole en su caso un
significado añadido sacrificial, en el que Él mismo se identificaba como la Víctima
que justificaría a los hombres ante Dios.

En el caso de los seguidores de Mitra, en la copa seguramente se mezcló


vino en el agua. En las despensas del mitreo de Dura-Europos se encontró pan y
vino. Y en un bajorrelieve de Hedernheim se puede observar al Sol presentando
un gran racimo a Mitra, que es representado con un vaso en forma de cuerno.
Pero entre los seguidores de Mitra el rito no tenía el significado de comer a su
propio Dios. En la Antigüedad habían muchas tradiciones en el que el banquete o
tenía connotaciones de sacralidad o presentaba significaciones simbólicas de
comunicación, unión y participación entre el anfitrión y el invitado. En este sentido
se puede incluir el texto egipcio que ha venido en llamarse el Himno Caníbal: en
él se indica como el Faraón adquiere sus poderes comiendo a hombres y
dioses 363 . O las escenas evangélicas en las que las escenas de banquete
aparecen tan frecuentemente.

360
CIPRIANO, Ep.LXXIV,10-11.
361
EPIFANIO, Haer.XLIX,2.
362
Apol. I, 66, 3-4.
363
CHRISTIAN JACQ. El saber mágico en el Antiguo Egipto. Ed. Círculo de Lectores. 1999, pgs. 20-21
“El Faraón es el señor de las fuerzas naturales y sobrenaturales, quien detenta el poder real. Lo ha
239

Se pueden citar otras concomitancias e influencias entre el Mitraísmo y el


Cristianismo. Algunas de carácter secundario, pero que indican la convivencia en
tiempo y lugares de las dos creencias. Los gorros que usan los obispos, por
ejemplo, tienen procedencia mitraica. Igualmente se pueden considerar de este
origen, tal vez a través de los monjes de Qumrán, la consagración del Domingo
como día festivo, así como la celebración del natalicio de Jesús el día 25 de
Diciembre, día consagrado a la divinidades solares.

El simbolismo de la piedra, de la que nacería Mitra, aparece también en la


tradición hebrea, y que se aplicaría a Jesús. En el Libro de Daniel, II, 44-45 se
lee: “En tiempo de esos reyes, el dios de los cielos suscitará un reino que no será
destruido jamás y que no pasará a poder de otro pueblo; destruirá y desmenuzará
a todos esos reinos, más el permanecerá por siempre. Eso es lo que significa la
piedra que viste desprenderse del monte sin ayuda de mano, que desmenuzó el
hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El Dios grande ha dado a conocer al
rey lo que ha de suceder después.” Y en el Libro de Isaías, XXVIII, 16, se
indica: “Por tanto, el Señor Jehová dice así: he aquí que yo fundo en Sión una
piedra, piedra de fortaleza, de esquina, de precio, de cimiento estable”. Y en el
Libro de los Salmos, XVIII, 22-23: “La piedra que desecharon los edificadores ha
venido a ser piedra angular”.

Una asociación semejante la encontramos entre el símbolo de la cueva,


donde nació Mitra, y la cueva donde nacería Jesús según los evangelios
apócrifos.

adquirido nutriéndose de las fuerzas mágicas, con motivo de un extraordinario banquete réplica
de un trastorno cósmico que acompaña la venida del rey en los espacios celestes. Las estrellas se
ensombrecen. La luz se atenúa. El cielo y la tierra tiemblan. Un personaje terrorífico provoca estos
acontecimientos: ¿El faraón en persona! Él es quien se alimenta de sus padres y de sus madres. Es
un señor de la sabiduría de cuya madre no conoce el nombre. Su gloria está en el cielo, su poder
está en el horizonte como el de Atum, el Creador que lo engendró. El rey se ha hecho más
poderoso que él. Toro del cielo, asimila el ser de cada divinidad. Se alimenta de hombres y dioses.
Khonsu, un genio temible, mata a los seres de los que tiene necesidad el rey y extrae para él lo que
hay en sus cuerpos. Otro genio, Chosmou, los cuece para él en las piedras de un fogón. El rey se
nutre de su magia, devora sus espíritus. La parte gruesa es para la comida de la mañana, las partes
medias para la comida y las pequeñas para la cena. El faraón se apodera de los corazones de los
dioses, se come la corona roja, devora la verde. El cosmos entero reconoce su dominio. Se nutre
de los pulmones de los sabios y de su magia. Su tiempo de vida es la eternidad.”
240
241

CAPÍTULO XIX

PATMOS

Tras la destrucción del Templo y el hundimiento de todas las esperanzas en un


Renacimiento del pueblo judío, tal vez dirigido por un mesías, cobró desarrollo la
literatura apocalíptica. En ella se buscaba una forma de explicación a tanta calamidad.
Era un intento de conocer los designios de Dios, que dieran un sentido a tanta
desgracia, a aquella brutal frustración. Al comparar esta literatura con el resto de la
Torá, se ve que representa la parte esotérica de la misma, la entendible solamente
por los inspirados y los iniciados.

Entre estos libros vale la pena recordar el Apocalipsis de Abrahám, El Libro II


de Baruc, el Tercer libro de Baruc y el Libro IV de Esdrás. Y el texto cristiano del
Libro del Apocalipsis de Juan. Todos ellos indican una serie de visiones en las que,
en trances místicos, Dios revela al visionario una serie de verdades ocultas. Los
grandes designios universales, el origen del mundo, la lucha entre el Bien y el Mal
durante el curso de los milenios, y la justificación final de los que mantuvieron la
esperanza y la fe en los tiempos de tribulación.

Los cristianos, tras la caída de Jerusalén y la terrible persecución de Nerón,


dieron origen al Libro de la Apocalipsis, el último del canon del Nuevo Testamento,
atribuido a la Iglesia del Apóstol Juan. Su fecha de aparición es imprecisa, tal vez por
los años 95-96. IRENEO y JERÓNIMO la sitúan al final del reinado de Domiciano, y
EUSEBIO la fija por el año 14 de su reinado.

Se trata de un libro extraño, que aparece en principio como incomprensible.


Su carácter apocalíptico supera a otros tratados semejantes. Hasta muy recientemente
su comprensión ha sido imposible, salvo algunos pasajes aislados. Sus imágenes han
constituido un verdadero galimatías, bien que impresionaban por su enorme fuerza, su
gran dramatismo, su carácter catastrófico. No fue un escrito dirigido a los cristianos
corrientes. Sus imágenes contenían claves sólo conocidas por iniciados. Pero esas
242

claves, paradójicamente, fueron hechas desaparecer por la propia Iglesia en los siglos
siguientes; conservando, pues, únicamente un texto ininteligible.

Desde el punto psicológico representa una explosión brutal del inconsciente, no


sólo del individual del autor, sino también del colectivo de su época. Comentando
estas visiones C. JUNG en su ensayo “Respuesta a Job”, indicaba que en su larga
experiencia de casos clínicos nunca había conocido ninguna explosión del
inconsciente de una tal violencia. Que ello hacía suponer que éste había estado
sometido a una tremenda represión. Que su autor, fuera o no el apóstol Juan, tendría
que haber mantenido una postura consciente de seguimiento de la doctrina de Jesús
estricta en una época de terribles persecuciones a los cristianos (la de Nerón y la de
Domiciano). Y se produciría en él una disociación psíquica que habría dado lugar a
esa explosión del inconsciente que cobró autonomía propia en forma de revelación, sin
control del componente consciente de la personalidad.

Las claves de sucomprensión estaban situadas en las herejías gnósticas. De


ellas sólo conocíamos por vía indirecta, a través de fragmentos de los padres de la
Iglesia (IRENEO de Lyon, HIPÓLITO de Roma, EPIFANIO de Salamina). Fue
necesario el descubrimiento a mediados del siglo XX de la biblioteca gnóstica de Nag-
Hamadi para que conociéramos muchos textos originales y, en consecuencia,
pudiéramos empezar a descifrar el texto más misterioso del Nuevo Testamento.

GÓMEZ DE LIAÑO, I. 364 ha profundizado en esta interpretación, y me servirá


de soporte en la exposición que sigue, que intentaré hacer lo más clara que me sea
posible, a sabiendas de su difícil comprensión para todo aquél que no esté algo
informado sobre las ideologías gnósticas.

El autor del Apocalipsis debió ser un gnóstico convertido a la ortodoxia. La


estructura del libro está basada en la cosmovisión de esta herejía, conservando todo
aquello compatible con la doctrina de la tradición apostólica. Causa la impresión de
que el libro fue un intento de destruir el gnosticismo desde dentro. La figura de Jesús
que presenta dista mucho del Jesús evangélico. En muchos aspectos resulta su
contrafigura, como si pretendiera contrapesar su excelencia. Por ejemplo, en la visión
introductoria, aquella en que el Jesús celestial, el de ojos como llamas de fuego…y de
cuya boca salía una espada aguda de dos filos 365 , le pide a Juan que escriba a las 7
iglesias. Nos enteramos entonces por la inventiva a la iglesia de Éfeso que Jesús

364
GÓMEZ DE LIAÑO, I. El Círculo de la Sabiduría. Madrid, 1998
365
APOCALIPSIS. I,14-16.
243

aborrece a los nicolaítas366. En la dirigida a la iglesia de Pérgamo amenaza a los que


siguen las doctrinas nicolaítas y las de Balam: “Arrepiéntete, pues; si no, vendré a ti
pronto y pelearé contra ellos con la espada en mi boca”367.
Sale peor parado en la carta dirigida a la iglesia de Tiatira, pues, tras amenazar
con castigar a la que se llama a sí misma profetisa Jezabel por sus fornicaciones y los
sacrificios a los ídolos, así como atribular también a los que adulteran con ella,
además, no se conforma con ello y añade: “y a sus hijos los haré perecer de
muerte”368, una especie de genocidio infantil.

El lenguaje del Apocalipsis

Como toda visión en la que se muestra el inconsciente, su lenguaje es


simbólico, y su interpretación es más propia de los psicólogos que de los teólogos.
Pero digamos desde un principio que la visión que muestra de Dios y del Cordero es
muy distinta de las de los Evangelios. Vuelve a aparecer el dios justiciero y cruel que
se mostraba en el Libro de Enoch, y el Cordero dista mucho de la figura de Jesús.

Aunque hay referencias muy claras a Roma, las claves para interpretar los
símbolos del inconsciente colectivo estaban situadas en las herejías gnósticas. No
obstante, como todos los productos del inconsciente colectivo, pueden tener más de
una interpretación, pues al hablar con símbolos, éstos tienen múltiples facetas de las
que cada cual recoge aquella a la que es sensible.

Aunque el autor del Apocalipsis no fuera un gnóstico convertido a la ortodoxia,


lo cierto es que su pensamiento inconsciente estaba impregnado de esa influencia. La
estructura del libro está basada en la cosmovisión de esta herejía, conservando todo
aquello compatible con la doctrina de la tradición apostólica. Como si fuera un intento
de destruir el gnosticismo desde dentro, utilizando sus mismos conceptos, la misma
conformación mental, pero, a través de ciertos cambios sorprendentes que hacen
saltar el conjunto. Pero inteligible sólo por los iniciados.

366
No se sabe bien quienes fueron estos nicolaítas. Ireneo (c 185 d.C.), los identificó como una secta
gnóstica: "Juan, el discípulo del Señor, predica esta fe [la divinidad de Cristo], y procura, por la
proclamación del evangelio, eliminar ese error que Cerinto ha diseminado entre los hombres, y mucho
antes los llamados nicolaítas, que son una rama del falsamente llamado conocimiento, para
confundirlos, y persuadirlos de que hay sólo un Dios que hizo todas las cosas por su Palabra". En los
siglos II y III existía un grupo entre los gnósticos que se decían seguidores de los del siglo I: promovían la
libertad de la carne y que las obras de la misma no tenían ningún efecto sobre la salvación del alma.
367
APOCALIPSIS. II, 16.
368
Ib. II, 23.
244

Visión primera

Pero, empecemos con la primera visión del Apocalipsis369 , que dice así:

“...vi una puerta abierta en el cielo, y la voz aquella primera que había oído
como de trompeta, me hablaba y decía: Sube acá y te mostraré las cosas que han de
acaecer después de éstas. Al instante fui arrebatado en espíritu, y vi un trono
colocado en medio del cielo, y sobre el trono, uno sentado. El que estaba sentado
parecía semejante a la piedra de jaspe y a la sardónice, y el arco iris que rodeaba el
trono parecía semejante a una esmeralda. Alrededor del trono vi otros veinticuatro
tronos, y sobre los tronos estaban sentados veinticuatro ancianos, vestidos de
vestiduras blancas y con coronas de oro sobre sus cabezas. Salían del trono
relámpagos, y voces, y truenos, y siete lámparas de fuego ardían delante del trono,
que eran los siete espíritus de Dios. Delante del trono había como un mar de vidrio
semejante al cristal, y en medio del trono y en rededor de él, cuatro vivientes, llenos de
ojos por delante y por detrás. El primer viviente era semejante a un león; el segundo
viviente, semejante a un toro; el tercero tenía semblante como de hombre, y el cuarto
era semejante a un águila voladora.
Los cuatro vivientes tenían cada uno de ellos seis alas, y todos en torno y
dentro, estaban llenos de ojos, y no se daban reposo día y noche, diciendo: Santo,
Santo, Santo es el Señor Dios todopoderoso, el que era, el que es y el que viene.
Siempre que los vivientes daban gloria, honor y acción de gracias al que está sentado
en el trono, que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos caían
delante del que está sentado en el trono, y se postraban ante el que vive por los siglos
de los siglos, y arrojaban sus coronas delante del trono, diciendo: Digno eres, Señor,
Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas
y por tu voluntad existen y fueron creadas”.
El trono que ve Juan al abrirse las puertas del cielo es extraordinariamente
370
semejante al que vio el profeta Ezequiel en su visión primera. Los cuatro vivientes

369
Apocalipsis,IV.
370
EZEQUIEL, I: “...se abrieron las puertas del cielo, y contemplé visiones de parte de Dios....venía del
septentrión un viento impetuoso, una nube densa, y en torno a la cual resplandecía un remolino de
fuego...En el centro de ella había semejanza de cuatro seres vivientes, cuyo aspecto era éste: tenían
semejanza de hombre, pero cada uno tenía cuatro aspectos, y cada uno cuatro alas...Por debajo de las
alas, a los cuatro lados, salían brazos de hombre, todos cuatro tenían el mismo semblante y las mismas
alas...Su semblante era éste: de hombre y de león a la derecha los cuatro, de toro a la izquierda los
cuatro y de águila los cuatro...Había entre los vivientes (fuego) como de brasas, encendidas como
antorchas..descubrí .junto a cada uno de ellos una rueda que tocaba la tierra...Mirando, vi que sus
llantas estaban todo en derredor llenas de ojos...Sobre las cabezas de los vivientes había una semejanza
de firmamento, como de portentoso cristal...Sobre el firmamento que estaba sobre sus cabezas había
245

que están junto al Trono tienen la misma significación que las cuatro figuras del carro
de Ezequiel. Cada uno de ellos tiene un rostro diferente, el de los animales reyes de la
Naturaleza: en el texto del profeta esta cuaternidad es más acentuada, ya que los
cuatro rostros están en cada una de las figuras. Aparece, pues, en la Apocalipsis el
símbolo de la Cuaternidad, tan caro para las tradiciones más antiguas de la
Humanidad. Expresado en forma resumida, indica por un lado la Totalidad del Dios-
371
Uno, y a un tiempo, la inmensa variedad de la Totalidad creada . En la visión de la
Apocalipsis expresa la potencia creadora de Dios, que tiene ante sí, en su
Pensamiento, el conjunto de la Creación. Este simbolismo volverá a repetirse más
tarde, cuando el autor hable de la Jerusalén Celeste.
Hay, con todo, alguna discrepancia entre el texto del Apocalipsis y el de
EZEQUIEL. En éste, los cuatro seres tienen 4 alas cada uno, enrocándose de nuevo el
símbolo en sí mismo, mientras que “JUAN” habla de 6 alas. Pero esto es ya una
concesión para que, al multiplicarlas por 4, dé el número 24; así se duplica el
simbolismo de los 24 ancianos que, a su vez, son la duplicación de la Dodécada
372
plerómica de los gnósticos . Es interesante señalar que estas convenciones
numéricas, más que un carácter simbólico, lo tienen mnemotécnico. Es decir,
utilizando un medio muy frecuente en la antigüedad, en el que las tradiciones se
conservaban por transmisión oral. Sirven como fácil recordatorio de las ideas que se
quieren explicar. La misma duplicación de las ideas es muy utilizada por “JUAN” para
mentalizar mejor de su contenido. Y así, es fácil comprender que hubieran 4
evangelios, y que el 24 sirviera para recordar las 12 tribus y los 12 apóstoles, y los 12
signos del Zodíaco que son, en el fondo, el origen de donde proceden estas
simbologías.
La imagen del carro divino (semejante al carro del Sol de otras tradiciones), en
el que están los 4 vivientes, equivalentes también a los Querubines, que son también
4, se refleja igualmente en los textos encontrados junto al Mar Muerto, procedentes de
373
la secta de Qumrán, separada de los esenios. En su Cántico al Sacrificio Sabático

una piedra de apariencia de zafiro a modo de trono, y sobre la semejanza del trono, en lo alto, una figura
semejante a un hombre que se erguía sobre él...El esplendor que le rodeaba todo en torno era como el
arco iris...”
371
Se puede disponer de mucha más información sobre el Símbolo de la Cuaternidad en SELVA
POVEDA, E: “El Espíritu de la Alquimia”, http://www.manuscritos.com.
372
Según el Apócrifo de Juan, hay 2 Dodécadas: Una superior, formada por Barbeló con sus 5 eones
(Inteligencia, Presciencia, Incorruptibilidad, Vida eterna, Verdad) y el Unigénito con sus 5 eones
(Unigénito-Cristo, Intelecto, Querer, Logos, Autogenerado). La inferior la forman los 4 Luminares con 3
eones cada uno.
373
TEXTOS DE QUMRÁN. 4 Q 405, fragmentos 20-21-22: “..Los Querubines se postran ante él, y bendicen
cuando se alzan. Se oye la voz de un silencio divino, y hay un tumulto de júbilo al alzarse sus alas, la voz
de un silencio divino. Ellos bendicen la imagen del trono-carro que está encima del firmamento de los
querubines, y ellos cantan el esplendor del firmamento luminoso que está debajo del asiento de su
246

los 4 Querubines, también alados, alaban a la figura situada en el carro-trono, mientras


otros carros recorren los mundos planetarios guiados por dioses menores. En un cielo
estrellado representado por múltiples ojos en algunas imágenes, en otras por la cola
del pavo real, repleta de ojos virtuales.

Pero ya en esta primera visión, el autor del Apocalipsis da una finta contra la
herejía, cuando al final de ella habla del Señor Dios creador, totalmente enfrentada a
las concepciones gnósticas. Pero, para entenderlo, es necesario indicar primero lo
que contenían éstas sobre el hecho de la Creación. Así que prepárese el lector no
iniciado en estos temas a observar los resultados de la más que fértil imaginación
gnóstica. Les ruego paciencia, ya que es el único camino para ir desentrañando los
secretos del Apocalipsis

Cosmología gnóstica
En aquel mundo del siglo I, donde la cultura helénica era la predominante, los
sectores judíos que seguían sus tendencias pensaban que la materia era eterna, sin
una causa eficiente de la que dependiera su aparición. Los cristianos, en cambio,
aceptaron la creación ex nihilo, a partir de la nada.
¿Y los gnósticos? Estos siguieron las tendencias platónicas tardías y
distinguían en la aparición de la materia (como asimismo del hombre) dos causas, una
formal y otra eficiente. La primera consistiría en la Idea de cada ser existente, y
anterior a él, presente en la mente divina. Serviría de patrón o medida de cada ser
material. El que, cuando apareciere, sería siempre una aproximación a esa Idea
perfecta. Sin embargo, la causa eficiente, la que llevaría a cabo la creación, no partiría
del Dios Supremo.
La materia no procedería de Dios, como ocurría con los distintos eones, por
una degradación progresiva de la divinidad. Suponía, en cambio, una especie de
renuncia a ese origen, un auténtico aborto. “En el seno de los eones infinitos en los
que se halla la incorruptibilidad, la Sabiduría, la llamada Pistis, quiso producir una
obra ella sola, sin un cónyuge. Su obra resultó como una semejanza del cielo. Hay un
velo entre las realidades superiores y los eones de la parte inferior, y que una sombra

gloria. Y cuando los ofanim avanzan, los ángeles santos retornan; ellos salen entre las ruedas gloriosas,
como una apariencia de fuego, los espíritus del santo de los santos. Alrededor de ellos, la apariencia de
una corriente de fuego semejante al electro, y una sustancia radiante con colores gloriosos,
maravillosamente mezclados, brillantemente unidos. Los espíritus de los dioses vivientes se mueven
continuamente con la gloria de los carros maravillosos. Y hay una voz silenciosa de bendición en el
tumulto de su movimiento, y alaban al santo en el retorno a sus caminos. Cuando ellos se alzan, se alzan
maravillosamente; y cuando se posan, están parados. La voz de regocijo gozoso se calla y hay una
bendición silenciosa de los dioses en todos los campamentos de los dioses”. Estos dioses son
equivalentes a los eones planetarios de los gnóstico, llamados Arcontes.
247

vino a existir más abajo del velo, y esta sombra pasó a ser materia, y esta sombra fue
arrojada a un lugar particular. Pues bien, la hechura de la Sabiduría fue una obra
374
realizada en la materia, una especie de aborto. Recibió figura a partir de la sombra” .
El eón Sabiduría, desterrada del Pleroma divino, fue origen de la primera
materia no sensible, no corpórea. De sus lágrimas toda substancia húmeda procede;
de su risa la sabiduría; el mudo material de su tristeza. Y de ese substrato material no
corpóreo, surgirá el mundo por la acción del Demiurgo.
Éste viene a ser equivalente a la causa eficiente. Los gnósticos setianos, los
autores de la Revelación de Juan, le llamaban Yaldabahot. Y lo identificaban con el
Yahveh del Antiguo Testamento. Con la creación venida de sus manos aparecería el
mal. La procedencia de dicho eón se narra en el texto indicado de la siguiente
375
manera : Para Realizar su obra, el Demiurgo creará unos auxiliares, los Arcontes,
unas potencias celestes a las que se referirá también el Apóstol Pablo. Sobre este
asunto hay dos versiones en los textos gnósticos:
a)Modelo planetario: como el número de los planetas y cielos, los Arcontes
fueron siete: “El Arconte (o Demiurgo) discurrió crear hijos para sí, y se creó siete
hijos, que eran andróginos como su padre. Y dijo a sus hijos: Yo soy el dios del
376
Todo” . En otras tradiciones el Demiurgo forma parte de los siete, formando el
conjunto la Hebdómada inferior. Cada Arconte era el guardián de los sucesivos cielos
planetarios. Serían los que abrirían cada uno de los sellos a las almas que
descenderían desde su madre, el eón Sabiduría hasta el Mundo inferior, material,
donde quedarían prisioneras.
b)En la otra versión, en lugar de siete hay doce miembros, formando una
Dodécada377.
De modo que, para los gnósticos, la causa formal de todo lo existente sería el
conjunto de las Ideas del Intelecto del Ser Supremo. De él procedería el eón Sabiduría
que, encontrado en falta, fue expulsado del Pleroma (especie de corte celestial). Este
eón Sabiduría daría lugar a la materia no corpórea. Y sería su hijo, el Demiurgo, el
creador real del Mundo. Mundo inferior que sería fundamentalmente perverso, por lo
que estos herejes (y muchos seguidores suyos en siglos posteriores –los cátaros-) se
desentendieron de él, como algo que había que abandonar. Para ellos, el Hado o
Destino era el dominio de los círculos planetarios sobre el Mundo material. Sin
embargo, en el Libro del Apocalipsis cristiano, el Mundo tiene un origen directo de
Dios, y del eón Sabiduría ya no nacerá el Demiurgo.
374
HIPÓSTASIS DE LOS ARCONTES (de la biblioteca de Hag-Hamadi). 94, 4-16.
375
REVELACIÓN DE JUAN, 10, 1-19.
376
HIPÓSTASIS DE LOS ARCONTES, 95, 2-6.
377
EVANGELIO DE LOS EGIPCIOS, IV, 57, 205.
248

En cuanto al mar de delante del Trono guarda relación con lo indicado en el


Apócrifo de Juan, donde el Padre moraba en un mar infinito cuya fuente inextinguible
era su Espíritu Virginal. Fuente que se insinúa al final del Libro del Apocalipsis cuando
378
habla del río de agua viva . Viena a simbolizar la Gracia Divina, el poder benéfico de
Dios que mana de Él de forma inagotable, y lo inunda todo.
En estos aspectos del texto de Apocalipsis se aprecia la influencia baptista de
la Iglesia de Juan. Muy visible también en el 4º Evangelio, donde los primeros
discípulos de Jesús habían sido seguidores de Juan el Bautista. Incluso Jesús pasó
por una fase baptista 379 . También, tras la muerte de Juan el Bautista, muchos
seguidores emigraron hacia Damasco y Éfeso, lugar éste donde se desarrollaría la
Iglesia de Juan el Evangelista tras la muerte de Jesús.
En cuanto al candelabro de siete brazos, colocado junto al Trono, sigue la
tradición de la Hebdómada judía, representa los 7 Espíritus de Dios, y contrarresta,
en estas duplicaciones propias del autor del Apocalipsis, la Hebdómada maligna
formada por los Arcontes.

El Cordero y los siete sellos


“Vi a la derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y
por fuera, sellado con siete sellos...¿Quién será digno de abrir el libro y soltar sus
sellos? Y nadie podía, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, abrir el libro ni
verlo. Yo lloraba mucho, porque ninguno era hallado digno de abrirlo y verlo. Pero uno
de los ancianos me dijo: no llores, mira que ha vencido el león de la tribu de Judá, la
raíz de David, para abrir el libro y sus siete sellos. Vi...un Cordero, que estaba en pie
como degollado, que tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de
Dios enviados a toda la tierra. Vino y tomó el libro de la diestra del que estaba sentado
en el trono. Y cuando lo hubo tomado, los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos
cayeron delante del Cordero...Cantaron un cántico nuevo, que decía: Digno eres de
tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre has comprado
para Dios hombres de toda tribu, lengua, pueblo y nación...”380
El Cordero, identificado con Jesús, con sus siete cuernos y sus siete ojos,
representa por un lado a la Hebdómada celeste, encargada de contrarrestar a la
Hebdómada inferior, maligna. Por su sacrificio, se hará digno de toda alabanza. Es
el emisario salvador que bajará a la Tierra, pero su naturaleza es solamente espiritual,

378
APOCALIPSIS, XXII, 1-2.
379
JUAN, III,26; IV,1s.
380
APOCALIPSIS, V.
249

sin haberse corporizado todavía. Lo curioso es que sus funciones son semejantes a
las que los gnósticos ofitas atribuían a la serpiente. Vale la pena detenerse en su
consideración:
El símbolo del Dragón o la Serpiente sufre un cambio profundo desde la visión
de los herejes gnósticos a la del Apocalipsis. Para los primeros la Serpiente celeste es
el emisario o Logos del Dios ignoto (una influencia de esta simbología se encuentra
también en el 4º Evangelio, cuando JUAN compara a Cristo con la serpiente del
desierto mosaica381). Para ellos el Draco-Autogénito descenderá hacia los Arcontes
planetarios y llegará al Mundo a encarnarse. El Apocalipsis lo sustituye por el
Cordero, figura equivalente a la del Hijo del Hombre del profeta DANIEL382.
Los gnósticos ofitas señalan claramente a Jesucristo como el portador de los 7
sellos, marcando claramente su función de Salvador. Ellos serán los salvaconductos
para atravesar el mundo situado fuera del Pleroma divino, el mundo al que llamaban el
Kenoma, regido por los 7 Arcontes. Él es la Hebdomáda celeste que tendrá que
vencer a la arcóntica. En ese camino hacia las profundidades sigue la senda de las
almas que le precedieron al hundirse en lo hondo de la materia. Por eso, cada vez
que se abre un sello, que supone un paso hacia abajo surgen la multitud de las
catástrofes que se muestran en la Apocalipsis.
En cuanto a los 4 ángeles plantados en los ángulos de la Tierra383 ocupan el
lugar de los 4 Iluminadores del texto gnóstico de la Revelación de Juan. El quinto
ángel es el mismo Autogénito, el que marcará a los que han de salvarse. Su número,
simbólico, es un múltiplo de la Dodécada celeste (144.000), que indica una enorme
multitud.
La Serpiente celeste del “Apócrifo de Juan”
Como he dicho, las funciones atribuidas al Cordero en el Apocalipsis,
aparecen como propias de la Serpiente celeste en la Revelación (Apócrifa) de Juan.
En este último texto, se la identifica como el Augénito, eón divino, situado en lo más
alto, siendo un crucificado celeste. Imagen sugerida por la situación de la constelación

381
NÚMEROS, XXI, 8; 2 REYES, XVIII,4.
382
DANIEL, VII,13-14. : “Seguía yo mirando en la visión nocturna, y vi venir sobre las nbes del cielo a un
como hijo de hombre, que se llegó al anciano de muchos días y fue presentado ante éste. Fuele dado el
señorío, la gloria y el imperio, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron, y su dominio es
dominio eterno, que no acabará, y su imperio, imperio que nunca desaparecerá”.
383
APOCALIPSIS, VII, 1-4: “Después de esto vi cuatro ángeles que estaban de pie sobre los cuatro ángulos
de la tierra, y retenían los cuatro vientos de ella para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni
sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Vi otro ángel que subía del naciente del sol, y tenía el sello de Dios
vivo, y gritó con voz fuerte a los cuatro ángeles, a quienes había sido encomendado dañar a la tierra y al
mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos sellado a los
siervos de nuestro Dios en sus frentes. Oí que el número de los sellados era de 144.000, sellados de todas
las tribus de los hijos de Israel”
250

de estrellas Draco 384 , crucificada por los meridianos del cielo, abarcado a todo el
Universo. Es una visión que seguía el camino marcado por la Religión de Mitra, y que
el Cristianismo reinterpretó suponiendo a la Cruz, no simplemente un instrumento de
martirio, sino representación de otros valores. Hubo con el tiempo una reinterpretación
teológica del instrumento de la muerte
de Jesús, tan duro de asimilar por los
primeros cristianos. El cardenal
385
DANIELOU lo indicaba así : “A
mediados del siglo II vemos como se
desarrollan estos simbolismos en una
especulación sobre la cruz, que
aparece tanto entre los ortodoxos
como entre los gnósticos, y en la que
las dimensiones de la cruz se tornan la
expresión de la universalidad de la
acción de Cristo resucitado en una
perspectiva de carácter cósmico”. El
punto de cruce de la cruz es el punto
más elevado de los cielos, donde se cruzan la línea de los equinocios con la de los
solscitios. Y se representaba por una “X” (punto de cruce), cruzada verticalmente por
el brazo largo de una “P”, sobre el que se enrollaba la serpiente: se le llamó “crismóm”.
En esta misma tradición, se puede recordar que la serpiente de Moisés poseía
propiedades curativas, y a la que se rindió culto por parte de los israelitas 386.
Se emparenta este simbolismo con la serpiente del dios griego Asclepios, y
también con la serpiente del Paraíso, que guardaba el árbol del Conocimiento y la
serpiente Ladón del jardín de las Hespérides de la Mitología clásica. En el Libro de la
Sabiduría bíblico 387 se indica que la Serpiente de Moisés era un signo del Logos
divino: “tu palabra, Señor, que todo lo cura. Pues tú tienes el poder sobre la vida y la
muerte, haces bajar hasta las puertas del Hades (como Hermes y Mitra) y haces subir

384
La Constelación Draco se observa en el hemisferio norte, tiene forma serpenteada y parece rodear la
estrella Polar. Cuatro estrellas que semejan un cuadrilátero, entre las Constelaciones de Hércules y la
Osa Menor, representan la cabeza del Dragón.
385
DANIELOU, J.: “Téologie du judéo-christianisme”. París. 1991.
386
NÚMEROS, XXI,8-9: “Y Jehová dijo a Moisés: hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre la bandera:
y será que cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de metal, y
púsola sobre la bandera y fue que cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de
metal y vivía.”
2º REYES, XVIII,4: “Él quitó los altos, y quebró las imágenes, y taló los bosques, e hizo pedazos la
serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban perfumes los hijos de
Israel.”
387
SABIDURÍA, XVI.
251

de allá”. Esta concepción queda reflejada en otros lugares, como en el Evangelio de


JUAN, cuando la Conversación de Jesús con Nicodemo: “Si os he dicho cosas
terrenas, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Y nadie subió al cielo,
sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Y como
Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea
levantado, para que todo aquel que en él creyere no se pierda, sino que tenga vida
eterna”388. Más adelante, en el mismo Evangelio, se contrapone la elevación el Hijo
del Hijo del Hombre con la caída del Arconte de este Mundo (Yaldabaot)389 .
En los escritos cristianos este tipo de simbología no aparece hasta el Evangelio
de JUAN, es decir, hasta finales del siglo I, aunque se pueda encontrar algún indicio
en la Carta a los Colosenses que, dicho de paso, no fue escrita por PABLO, sino por
su círculo inmediato, en una fecha imprecisa. Círculo perteneciente a la escuela paulina
de Éfeso, vecina a la de JUAN 390. Tenemos, pues, que aceptar que en los
Evangelios sinópticos (de MATEO, MARCOS Y LUCAS), así como en las cartas
auténticas de PABLO, no hay mención alguna a la asociación entre Jesús y la
Serpiente mosaica. Para que esta idea se desarrollara fue necesario que previamente
se elaborara la concepción de Jesús como Logos bajado del cielo, así como la de la
Cruz como signo cósmico, en la que estuviera subyacente las nociones sobre la
constelación celeste Draco. Por ello, puede elaborarse un esquema del camino que
siguió esta elaboración teológica: 1º, La visión en el cielo de la constelación de las
estrellas que se llamó Draco, o Dragón o Serpiente, en el cruce de las líneas de los
equinoccios y los solcitios  2º, Cosmograma mitraico, la concepción del Universo de
la Religión mitraica  3º, Serpiente- Caduceo del dios Hermes  4º, Hijo del
Hombre del profeta Daniel como Logos de Dios  5º, Jesucristo como Logos en la
Cruz. Y, con esta imagen celeste, puede retrospectivamente relacionarse lo que se
indica en el Evangelio de MATEO: “Y entonces se mostrará la señal del Hijo del
hombre en el cielo; y entonces lamentará todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo
del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con gran poder y gloria” 391. Esa
señal sería la Cruz, sobre la que se enrollaría la Serpiente.

388
JUAN, III, 12-15.
389
JUAN, XII, 31-34: “Ahora es el juicio de este mundo: ahora el príncipe de este mundo será hechado
fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos traeré a mi mismo. Y esto decía dando a entender de
que muerte había de morir. Respondióle la gente: Nosotros hemos oído de la ley que el Cristo permanece
para simpre: ¿cómo puedes decir tú: conviene que el Hijo del hombre sea levantado?”.
390
COLOSENSES, II, 15: “Y despojando los principados y las potestades, sacóles a la vergüenza en público,
triuinfando de ellos en sí mismo”.
391
MATEO, XXIV, 30.
252

Guarda relación esta concepción con la simbología de los gnósticos peratas.


392
Hay un importante texto de HIPÓLITO referente a ello que recojo a continuación:

“De acuerdo con la exégesis de los peratas...a los hijos de Israel que habían
sido mordidos en el desierto mostró Moisés la verdadera Serpiente, la perfecta; todos
los que creyeron en ella no fueron mordidos en el desierto, es decir, no cayeron bajo el
dominio de las potencias astrales. Pues nadie tiene poder para salvar y liberar a los
que salieron de Egipto –es decir, del cuerpo y de este mundo-, si no es la Serpiente
perfecta, plenitud de plenitudes. El que espera en esa Serpiente no será destruido por
las serpientes del desierto, es decir, por los dioses del devenir; esto está escrito en el
libro de Moisés. Esta Serpiente es la potencia que acompaña a Moisés: la vara que
convirtió en serpiente.... La Serpiente Universal es precisamente el sabio oráculo de
Eva... Esta Serpiente es la que en los últimos días, en tiempos de Herodes, ha
aparecido bajo forma de hombre, hecho imagen de José, que fue vendido por sus
propios hermanos... Pero Jesús tiene muchos imitadores como, por ejemplo, las
serpientes que aparecieron a los hijos de Israel en el desierto y los mordieron; pero
aquella Serpiente perfecta levantada por Moisés liberó a los que habían sido mordidos;
citan al respecto el siguiente pasaje: Como Moisés alzó a la Serpiente en el desierto,
así conviene sea elevado el Hijo del Hombre” (Jn , III, 14). La Serpiente de bronce que
levantó Moisés en el desierto es una imagen de ese Hijo del Hombre. Sólo él tiene su
imagen resplandeciente por siempre en el cielo (la constelación Draco). Él es el gran
Principio, objeto de la Escritura. Acerca de él se ha dicho: “En el Principio estaba el
Logos, y el Logos estaba junto a Dios, y el Logos era Dios...”. Pues en él –explican-
devino Eva, y Eva es Vida. Y si alguno posee ojos bienaventurados cuando levante
la mirada hacia el cielo verá la bella imagen de la Serpiente que está en el gran
Principio del cielo, convertida en principio de todo movimiento para todos los
seres generados, y sabrá también que fuera de ella nada subsiste, ni los seres
celestes ni los terrenos ni los infernales, y que ni la noche ni la luna ni frutos o
generación ni riqueza o peregrinaje ni ninguno de los seres existe sin que ella lo
indique. Sobre el Logos se halla el gran signo que se hace visible en el cielo
para los que son capaces de ver. Pues en torno de la cúspide, es decir, de su
cabeza... se mezclan entre sí Poniente y Oriente. Acerca de esto habla la
ignorancia: en el cielo el Dragón serpentea...”

392
HIPÓLITO, “Refutatio V, i6, 15-16”. Recogido en IGNACIO GÓMEZ DE LIAÑO, “El Circulo de la
Sabiduría, pgs 243-44. Editorial Siruela, 1998.
253

Del Santuario divino al mundo arcóntico

El santuario está constituido por el Trono, los 4 vivientes, los 24 ancianos, el


Cordero, los cuatro ángeles en los puntos cardinales y el Quinto del Sello, el que salva
a 12000 veces 12, equivalente a las 12 tribus de Israel. Fuera está el mundo de los
Arcontes, el mundo del Mal. El paso a este Mundo está marcado por la apertura del 7º
Sello y la aparición de los 7 ángeles: “Cuando soltó el 7º sello, se hizo silencio en el
cielo por espacio de media hora. Vío a los 7 ángeles que están delante de Dios; les
dieron 7 trompetas”393. Ellos todavía están en el Pleroma divino, y reciben honores por
ello, pero cuando suenen las trompetas, aparece con todo vigor el remolino de
catástrofes propias del hundimientos de las almas en el mundo arcóntico, con su
degradación progresiva.
Este mundo, en el momento que se escribió el Apocalipsis estaba representado
por el Imperio Romano. En este aspecto difiere totalmente de los textos gnósticos.
Para ellos el mundo arcóntico estaba representado por el judaísmo. El autor del
Apocalipsis lo rehabilita, y lo hace equivalente a la Hebdómada superior, la buena y
opuesta a la hebdómada arcóntica.
Si recordamos las concepciones gnósticas, en el límite entre el Pleroma y el
Kenoma debería aparecer algo semejante al personaje de Sofía o Prounico, tal como
se indica en la Revelación apócrifa de Juan. Leemos en el Apocalipsis, XII,1-5:

“Apareció en el cielo una señal grande, una mujer envuelta en el sol, con la
luna debajo de los pies, y sobre la cabeza una corona de doce estrellas, y estando en
cinta, gritaba con los dolores del parto y las ansias de parir. Apareció en el sello otra
señal, y vi un gran dragón de color de fuego, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y
sobre las cabezas siete coronas. Con su cola arrastró la tercera parte de los astros del
cielo y los arrojó a la tierra. Se paró el dragón delante de la mujer que estaba a punto
de parir, para tragarse a su hijo en cuanto lo pariese. Parió un varón, que ha de
apacentar a todas las naciones con vara de hierro, pero el Hijo fue arrebatado a Dios y
a su trono”394.
Está claro que la mujer que aparece en el cielo ocupa el lugar que en los
escritos gnósticos se atribuye a Sabiduría. Pero enseguida surgen claras diferencias.
En la versión herética, ésta da a luz al dragón Yaldabaot, de cuerpo de serpiente y
cabeza leonina (semejante a la figura del Leontocéfalo de la religión de Mitra). En el
libro canónico, se trata de la Madre del Salvador. Sin embargo, para seguir el

393
APOCALIPSIS, VIII,1-2.
394
APOCALIPSIS, XXXI, 1-5.
254

“método” de los escritos gnósticos, también aparece el Dragón, pero de una forma
inexplicable. En esta visión, independientemente de sus semejanzas y diferencias
con los textos a que me he referido, forma globalmente un simbolismo múltiple sobre
la fecundidad: tanto la Mujer encinta, la Luna o el Dragón son representación de la
renovación de la vida. No cabe insistir mucho en este punto, pero conviene recordar
que la Luna, con sus ciclos de luna nueva, indicadora de muerte, se sigue el cuarto
creciente, indicador de renacimiento. Y el Dragón, en muchas mitologías orientales,
es la materia prima de la que, al ser despedazado, se crearán todas las cosas.
Pero existen todavía más simbologías en la imagen. Como una visión propia
del inconsciente colectivo. Sobre todo pagano. Si el consciente del autor del libro era
fuertemente cristiano, en cuanto más lo fuera, más en profundidad quedarían los
componentes paganos. Lo cristiano iba creando “una sombra”, según la terminología
jungniana, en el inconsciente. De esta forma aparece detrás de la imagen de la mujer
de la Apocalipsis el mito de Letona, la hija de los Titanes Febe (la luna) y Ceo (la
inteligencia), que de su unión con el dios supremo Zeus, daría a luz a Apolo y
Artemisa. A partir de aquí las implicaciones míticas, simbólicas, se vuelven
intrincadas. Detrás de la imagen de la mujer hay una hierogamia celeste que da lugar
al nacimiento de un varón. Un varón que es “arrebatado a Dios”. A continuación
indica que este varón apacentará a las naciones con vara de hierro, con lo que lo
asemeja al Cordero de los primeros capítulos que, como hemos indicado, es algo así
como “la sombra” del Jesús real. Pero este niño nacido de mujer del Apocalipsis
tampoco está identificado con Cristo, pues éste vendrá desde el cielo a juzgar a los
vivos y a los muertos, por lo que parece insinuar que este niño podría significar un
segundo mesías futuro. Esto estaría de acuerdo con “la huída de la mujer al desierto
en donde tenía un lugar preparado por Dios”395. Ello hace presumir que tendría una
misión en el futuro.
Puede darse una interpretación psicológica a este niño nacido de la hierogamia
celeste y con una misión futura. Está referida a la realidad que será el hombre futuro.
Por un lado alcanzará la plena individuación, la maduración psicológica que le permita
llegar a ser su Sí mismo, una plenitud psicológica en que se integren la consciencia y
el inconsciente, la luz y la sombra de nuestra psique. Pero, además, y después, tiene
que alcanzar la realidad transpersonal, en la que la individuación sea superada y se
sienta miembro de una realidad más compleja, la Humanidad, más todavía, el
Cosmos. Y al final fundirse con la realidad de Dios. Es llegar a lo que llegó Jesús en el
monte de los olivos.

395
APOCALIPSIS. XII, 6.
255

El Cordero frente al Dragón


En el Apocalipsis, Jesús pasa a convertirse en el Cordero, que está junto al
Trono. En esto sigue las ideas de los gnósticos ofitas, que indican que Jesús fue
llevado al cielo y sentado a la derecha del Padre 396. Mientras que el Evangelio de
LUCAS indica que Jesús nació de María, el texto apocalíptico lo hace nacer de una
mujer celestial semejante a Sofía gnóstica. Estaría de acuerdo con la concepción de
las dos naturalezas de Cristo.
Aparece entonces una oposición entre el Cordero y el Dragón. Ambos tienen
naturaleza hebdomática: recordemos que el Cordero tenía siete cuernos y siete ojos.
El Dragón será expulsado de los cielos y el Cordero ocupará su lugar. Así se
enfrentará la Hebdómada celestial con la Hebdómada maligna. No está clara la
situación que ocupa el arcángel Miguel que, como el Cordero, se le puede considerar
también Autogénico. Como ya se indica en la obra “Pistis Sophía” de los ofitas, el
Dragón desciende a la Tierra. No puede perseguir al Hijo, que ha subido a los Cielos.
Perseguirá a la Mujer por los desiertos celestes. Ella representa a los seguidores de
Cristo, que luego constituirán la Iglesia. Mientras que el Hijo se encarna
psíquicamente en el Cielo, el Dragón persigue a los encarnados en la Tierra, “a los
que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús”.
Refiriéndome de nuevo a Sofía-Prounico, en la interpretación gnóstica se
desdobla en la Sofía recobrada y vuelta al Pleroma divino y en la que permanece
fuera, La Prostituta. En el Apocalipsis se desdoblará en la Madre celeste de Jesús,
mientras que la prostituta será Roma.

Las 2 Bestias
En la Apocalipsis, XIII queda escrito: “Vi como salía del mar una bestia, que
tenía diez cuernos y siete cabezas, y sobre los cuernos diez diademas, y sobre las
cabezas nombres de blasfemia. Era la bestia que yo vi semejante a una pantera, y sus
pies eran como de oso, y su boca como la boca de un león. Diole el dragón su poder,
su trono y una autoridad muy grande. Vi a la primera de las cabezas como herida de
muerte, pero su llaga mortal fue curada. Toda la tierra seguía admirada a la bestia.
Adoraron al dragón, porque había dado el poder a la bestia, y adoraron a la bestia,
diciendo: ¿Quién como la bestia?¿Quién podrá guerrear con ella? Diósele asimismo
una boca, que profiere palabras llenas de arrogancia y de blasfemia, y fuele concedida
autoridad para hacerlo durante cuarenta y dos meses. Abrió su boca en blasfemias
contra Dios, blasfemando de su nombre y de su tabernáculo, de los que moran en el
396
IRENEO, “Adv. Haer.. I, 30,5.
256

cielo. Fuele otorgado hacer la guerra a los santos y vencerlos. Y le fue concedida
autoridad sobre toda tribu, y pueblo, y lengua, y nación. La adoraron todos los
moradores de la tierra, cuyo nombre no está escrito, desde el principio del mundo, en
el libro de la vida del Cordero degollado”.
Esta primera bestia está claramente identificada con el Imperio Romano. Los
gnósticos ofitas la llamaban Beamot. JUAN utiliza también la simbología de las siete
colinas de Roma. En las siete cabezas de la bestia están representados emperadores
romanos. Es curioso que en el texto de la Apocalipsis queda registrada la leyenda que
corrió por todo el imperio tras la muerte de Nerón: se decía que no había realmente
muerto, y que al cabo de poco tiempo reaparecería de nuevo. Por eso el texto del
libro indica poco después397: “Vi a la mujer embriagada con la sangre de los mártires
de Jesús, y viéndola me maravillé sobremanera. Díjome el ángel: ¿De qué te
maravillas? Yo te declararé el misterio de la mujer y de la bestia que la lleva, que tiene
siete cabezas y diez cuernos. La bestia que has visto era, pero ya no es, y está a
punto de surgir del abismo y camina a la perdición; y se maravillarán los moradores de
la tierra... viendo a la bestia, porque era y no es , y reaparecerá.... Las siete cabezas
son siete montañas sobre las cuales está sentada la mujer, y son siete reyes, de los
cuales cinco cayeron, el uno existe y el otro no ha llegado todavía, pero cuando venga
permanecerá poco tiempo. La bestia que era y ya no es, es también un octavo, que es
de los siete, y camina a la perdición.
Más adelante especifica que los diez cuernos son los reyes de las naciones
conquistadas que se han puesto a las órdenes de la bestia. Y así, en el asedio a
Jerusalén tomaron parte en el mismo, unidos a las legiones romanas, los ejércitos de
las naciones aliadas a Roma. “La mujer que has visto es aquella ciudad grande que
tiene la soberanía sobre todos los reyes de la tierra” 398.
En cuanto a la 2ª bestia, dice el libro del Apocalipsis, XIII,11-18: “Ví otra bestia
que subía de la tierra y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero
hablaba como un dragón. Ejerció toda la autoridad de la primera bestia en presencia
de ella e hizo que la tierra y todos los moradores de ella adorasen a la primera bestia,
cuya llaga mortal había sido curada. Hizo grandes señales, hasta hacer bajar fuego del
cielo a la tierra delante de los hombres. Extravió a los moradores de la tierra con las
señales que le fue dado ejecutar delante de la bestia, diciendo a los moradores de la
tierra que hiciesen una imagen en honor de la bestia, que tiene una herida de espada
y ha revivido. Fuele dado infundir espíritu en la imagen de la bestia para que hablase
la imagen e hiciese morir a cuantos no se postrasen ante la imagen de la bestia, e hizo

397
APOCALIPSIS, XVII, 7-15.
398
APOCALIPSIS, XVII, 18.
257

que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos, se les imprimiese
una marca en la mano derecha y en la frente, y que nadie pudiese comprar o vender
sino el que tuviera la marca, el nombre de la bestia o el número de su nombre. Aquí
está la sabiduría. El que tenga inteligencia calcule el número de la bestia, porque es
número de hombre. Su número es seiscientos sesenta y seis”.
Parece claro el simbolismo de esta segunda bestia, que representaría a todos
los credos religiosos, sistemas filosóficos, prácticas mágicas, etc. que justificaban el
culto a Roma y al emperador. Los creyentes cristianos, resistentes a estas exigencias,
fueron en muchas ocasiones, sobre todo cuando los mandatos de Decio y Domiciano,
marginados de los derechos de ciudadanía. Al comparar a esta segunda bestia con el
Cordero, indican que se presenta con la apariencia de la bendición divina, pero
siguiendo los designios del Dragón. Esta contraposición entre este y el Cordero,
queda indicada en los versículos siguientes, cuando canta la gloria de este último399.
Este inicio del capítulo XIV es como un descanso tras la horripilante aparición
de las dos bestias. Aparece el Cordero sobre el monte de Sión y “con Él ciento
cuarenta y cuatro mil, que llevan su nombre y el nombre de su Padre escrito en sus
frentes”. Son los elegidos, “los que no se mancharon con mujeres y son vírgenes”.
Aparece aquí una nueva paradoja, en la que el inconsciente pagano deja su huella.
En el mundo antiguo, los vírgenes castrados eran los que están destinaos a cuidar del
culto de la Gran Diosa Madre. Hay una curiosa referencia a este tema en el Evangelio
de S.MATEO, XIX, 2,12: ”Porque hay eunucos que nacieron así del vientre de su
madre, y hay eunucos que fueron hechos por los hombres, y hay eunucos que a sí
mismo se han hecho tales por amor del reino de los cielos”. Es decir, de forma
semejante a los sacerdotes de la diosa madre Cibeles, que se castraban a sí mismos
en imitación de su hijo-dios Atis.
Por otro lado, estos 144.000 serían distintos de la muchedumbre de los
marcados del capítulo VII. En éste, el número citado, múltiple de 12 y de mil, indicaría
una multitud innumerable: “Después de esto miré y vi una muchedumbre grande, que
nadie podía contar, de toda nación, tribu, pueblo y lengua, que estaban delante del
trono y del Cordero, vestidos de túnicas blancas y con palmas en sus manos”.
Sin embargo, en el capítulo XIV se trata de 144.000 vírgenes. Si de ellos todo
dependiera la Humanidad se extinguiría.
Pero, inmediatamente de este respiro, aparece otro ángel “diciendo a grandes
voces: Temed a Dios y dadle gloria, porque llegó la hora de su juicio” 400. Ya no se
vuelve a hablar del amor de Dios. La regresión del escrito es evidente. El dios que

399
APOCALIPSIS, XIV.
400
APOCALIPSIS. XIV,7.
258

aparecerá ahora no es el evangélico, ni el de los escritos sobre la Sabiduría. No es el


Yahveh que probó a Job, inconsciente y amoral, pero sí el dios de las visiones de
Enoch, justo y cruel. El infinito amor del Padre de Jesús es compensado en el
inconsciente del autor por un dios que lo ignora.
Y esta compensación en la “sombra” interior se muestra de forma repetida en la
figura de “un hijo de hombre, con una corona de oro sobre su cabeza y una hoz en su
mano”. Desde la nube en que estaba sentado “arrojó su hoz sobre la tierra, y la tierra
quedó segada…y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en la gran cuba del
furor de Dios, y fue pisada la uva fuera de la ciudad y salió la sangre de la cuba hasta
los frenos de los caballos por espacio de mil doscientos estadios” 401 .
Y en forma si cabe más dramática en la apertura de la batalla de
Harmagedón: “Vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba es
llamado Fiel, Verídico, y con justicia juzga y hace la guerra. Sus ojos son como llama
de fuego, lleva en su cabeza muchas diademas y tiene un nombre escrito que nadie
conoce sino él mismo, y viste un manto empapado en sangre, y tiene por nombre
Verbo de Dios”402. Creo que no vale la pena insistir más, este Verbo no es el Verbo
del prólogo del 4º Evangelio, el que “de su plenitud recibimos todos gracia sobre
gracia”403.
Esta compensación de la luz con las tinieblas, del consciente con el
inconsciente, se ve también muy claramente en la compensación de la figura de la
Mujer vestida de sol, nimbada por la luna y las estrellas, trasunto claro de la Sabiduría,
con aquella de la gran ramera de Babilonia, transida de lascivia. Ambas tienen un
sentido moral invertido el de una respecto al de la otra.

Jerusalén Celeste, novia del Cordero


Para los gnósticos ofitas, Cristo, una vez cumplida su misión salvadora,
ascendería a los Cielos, al reino del Padre, y en el Pleroma se uniría a Sofía. En el
Apocalipsis en cambio, ésta es sustituida por la Jerusalén Celeste: “Vi un cielo nuevo y
una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido, y el
mar no existía ya. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo del
lado de Dios, ataviada como una esposa que se engalana para su esposo...Vino uno
de los siete ángeles que tenían las siete copas, llenas de las siete últimas plagas, y
habló conmigo y me dijo: Ven y te mostraré la novia, la esposa del Cordero. Me llevó

401
Ib. XIV, 14 y ss.
402
Ib. XIX. 11-13
403
EVANGELIO DE JUAN. I, 16.
259

en espíritu a un monte grande y alto404, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que


descendía del cielo, de parte de Dios...”405.
Se ve, en fin, como el Libro del Apocalipsis sigue la trama estructural elaborada
por los gnósticos, adaptándola a la doctrina ortodoxa, y aceptando lo que no se
enfrentaba directamente a la misma. Tiene aplicación aquí lo que dice HANS-MARTIN
SCHENKE406, aunque refiriéndose en concreto al 4º Evangelio: “El elemento gnóstico,
en la medida en que llega a expresarse en el propio evangelio, no es en absoluto
descriptible, en nuestra opinión, como algo que pertenece al proceso de aparición del
gnosticismo, sino más bien como el tocón de un gnosticismo plenamente desarrollado
cuyas raíces y ramas han sido recortadas a fin de suspenderlo en un armazón
cristiano”. La Apocalipsis parece la respuesta a la promesa reiterada de Jesús en el
4º Evangelio de que revelaría lo que ha visto y oído del Padre, sin que se cumpla en
este mismo Evangelio.
En la disposición de la ciudad de la Jerusalén celeste destaca su cuadratura,
signo de perfección y totalidad, señal de reconciliación. En un paraíso con cuatro
corrientes de agua. La ciudad representa a la Sabiduría, que estaba en Dios, tuvo su
mansión en la tierra y vuelve a desposarse con Dios, en unas nupcias celestes; es la
madre del amor. La Sabiduría representa también la autorreflexión de Dios, y los
cuatro serafines que lo acompañaban en el carro de la visión de Ezequiel sus cuatro
vertientes funcionales.
………………………………..

El dogma de la Asunción de María


Desde el punto de vista psicológico queda un aspecto irresuelto a partir del
Libro del Apocalipsis. Desde tiempo inmemorial la Humanidad ha pensado que el
mundo terrenal es en cierto modo un espejo, deformado, eso sí, del mundo celestial.
Ello lo expresaba muy claramente el pensamiento hermético, muy perseguido por el
cristianismo a lo largo de los tiempos, pero que sólo consiguió arrumbarlo al
inconsciente colectivo donde ha seguido actuando.
El documento básico de la ciencia hermética, escrito en tiempo inmemorial, La
Tabula Smaradigna, que ya ha sido reproducida anteriormente, y que en resumen

404
Esta escena de un revelación que tiene lugar tras arrastrar al discípulo en éxtasis a un monte alto es
similar a la que se puede encontrar en el Libro Hermético Poemandres, cuando Hermes recibe la
revelación a partir del Pastor de los Hombres o Osiris.
405
APOCALIPSIS, XXI, 1-2 y 9-10.
406
LOGAN, A.H.B.; WEDDERBURN. A.J.M.: “The new Testament and Gnosis. Essays in honour of Robert
McL Wilson .Edimburgo, 1983.
260

indica que el mundo terreno está configurado a la manera del celestial y que en cada
ser está representado el Todo, comienza con las siguientes palabras:
“Es verdad, sin mentira, cierto y muy verdadero. Lo que está abajo es
como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo, para
cumplir los milagros de una cosa única.

“El Sol es su padre, la Luna es su madre, el viento la llevó en su vientre,


la tierra es su nodriza; la perfección de todo el mundo está aquí.”

Notemos la semejanza del último párrafo con la imagen del Apocalipsis


de la aparición en el cielo de una mujer envuelta en el sol y con luna a los pies.
El sol y la luna, lo masculino y lo femenino, todo busca la hierogamia celestial.
Pero en el primer párrafo dice que lo que está abajo es como lo que está
arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo.

El Dios Padre se encarnó en Jesús. Pero, ¿y el Dios Madre? El Dios


Madre es la Sabiduría, la amante de los hombres, la que vuelve consciente y
amoroso a Yahveh. Es la mujer envuelta en sol. Es la Jerusalén celeste,
envuelta con signos cuaternarios como símbolos de perfección. ¿Y su
correspondencia terrestre? No es otra que María.

Ésta es el símbolo terreno del Dios Madre, de la Sabiduría que hizo su casa
entre los hombres. De ahí que psicológicamente fuera necesario el Dogma de la
Asunción. Se la necesitaba en el cielo. Así viene a ser cierto que lo que está abajo es
como lo que está arriba. Completa lo que le faltaba al Apocalipsis. En cuanto al
Dogma, no preguntemos sí realmente ocurrió. Ni si tenía fundamentos escriturísticos
fuera de los evangelios apócrifos. Atendamos a lo que significa. Un dogma es un
símbolo que expresa con imágenes hechos intangibles imposibles de expresar sin él.
Significa que lo que está abajo es como lo que está arriba, que el Reino de Dios está
también entre nosotros. Y, si está entre nosotros, desde el día de la visión de
Pentecostés, el Espíritu Santo habita también en la tierra para hacer nacer hijos de
Dios de todas las almas vírgenes, de las que hablaba el Maestro Erckhart, en su
Sermón II: “Virgen es la persona libre de todas las imágenes ajenas, tan libre como lo
era cuando aún no existía”. Para él, la virginidad espiritual, referida al alma, no tenía el
sentido que ahora se le da; la entendía, en cambio, como aquella disposición en la que
no estaba condicionada por las cosas, se sentía libre y vacía del mundo, de forma que
estaba sólo dispuesta a recibir a Dios.

……………………………..
261

CANTO DEL MAGNIFICAT

Mi alma engrandece al Señor


y exulta de júbilo mi espíritu en Dios, mi Salvador,
porque ha mirado la humildad de su sierva;
por eso todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mí maravillas el Poderoso, cuyo nombre es santo.
Su misericordia se derrama degeneración en generación
sobre los que le temen.
Desplegó el poder de su brazo y dispersó
a los que se engreían con los pensamientos de su corazón.
Derribó a los potentados de sus tronos
y ensalzó a los humildes.
A los hambrientos los llenó de bienes,
y a los ricos los despidió vacíos.
Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia.
Según lo que había prometido a Abraham y su descendencia para siempre.
262
263

CAPÍTULO XX

LA MECA
Seis siglos después la crisis renace

Judaísmo versus Cristianismo

En lo dicho anteriormente se ha indicado que no hubo una oposición inicial


entre ambas tendencias religiosas. Al contrario, los seguidores de Jesús quedaron
integrados como una más de las tendencias dentro del judaísmo. El enfrentamiento
de los primeros momentos tuvo lugar frente a las autoridades sacerdotales de
Jerusalén, preferentemente contra los saduceos, responsables primeros de la muerte
del Maestro. Los cristianos conservaron el culto en el Templo. Las primeras
persecuciones, aquellas que dieron lugar al martirio de S. Esteban, iban dirigidas a los
fieles más helenizados, que ponían trabas a las excesivas normas rituales, tan caras
a la secta farisea. Santiago, el hermano del Señor, fue muy respetado durante
muchos años, y su inicua muerte fue fuertemente criticada por muchas instancias
judías.
Hasta la destrucción de Jerusalén, los cristianos residentes en la capital se
podían considerar plenamente integrados en la ortodoxia judía. Esa insistencia suya
en seguir todas las prácticas emanadas de la Ley fue la que les enfrentó de forma tan
radical con los seguidores de S. PABLO. Pero también en la diáspora, durante casi
todo el siglo primero, los cristianos acudían a las sinagogas y se beneficiaron de
muchas de las prerrogativas que el Imperio Romano dio al pueblo judío.
Fue después del año 70 cuando las cosas empezaron a cambiar. Como he
indicado anteriormente, a partir de entonces sólo siguieron existiendo la secta farisea
y la cristiana. El hecho de que esta recabara tanto la importancia de la fe en Jesús
como Hijo de Dios, su simplificación de las normas, reducidas esencialmente al amor a
Dios y al prójimo y la relativización de la Ley, que quedaba superada por el Evangelio,
chocó de forma frontal con el ideario fariseo.
Para los judíos residentes en Palestinas, las consecuencias de la guerra del
66-70 fueron brutales. A los circuncisos les fue prohibida la entrada en Jerusalén. No
podían celebrar el Sábado ni, por tanto, enseñar públicamente la Torá y hacer
proselitismo. No podían formar a doctores en la Ley. En pleno cerco de Jerusalén,
264

uno de ellos, Yohanan ben Zakkay, fariseo moderado, consiguió escapar de la ciudad
escondido en un ataúd. Después de la guerra, con permiso de los romanos, fundó en
Yabné, en la zona de Jaffa, una escuela de rabinos. Allí se elaboró un calendario
judío y, posteriormente, consiguió recabar para sí dicha escuela algunas de las
funciones del antiguo Sanedrín. Ella fue la que salvó las tradiciones del pueblo y
marcó las pautas del judaismo hasta la actualidad. Se mantuvo en Yabné hasta la
segunda guerra judío romana del año 132, en que se trasladó a Galilea.
Yohanan fue sucedido por Gamaliel II, de la casa de los Hillel. La orientación
de sus enseñanzas era distinta de la del rabbí Eliezer ben Hircanus, de la casa de
Sammai. El problema se resolvió con la excomunión de este último. Con ello, la casa
de Hillel se convirtió en la administradora única de la tradición. El jefe de ella sería el
etnarca, el jefe del pueblo, que no del país, pues no era príncipe. Terminaría
recibiendo el antiguo impuesto del “Templo”.
De esta manera, el judaísmo se fundamentalizó. En él ya no tuvieron cabida
los cristianos. Y se cristalizó alrededor del ideario fariseo con dos consecuencias
principales. Por un lado, salvó al pueblo como entidad específica y separada de los
demás pueblos. Y lo hizo mirando hacia atrás, recuperando todos los escritos de la
tradición en la Misná y el Talmud. Pero con ello, y aquí está la otra importante
consecuencia, perdió la posibilidad de universalizar el judaísmo. El intento de FILÓN
quedaría finalmente fallido. Este afán por mantener la identidad del pueblo fue el
origen del aislamiento del mismo y de todos los enfrentamientos y persecuciones de
los siglos siguientes.
El cristianismo, en cambio, sobre todo en su versión de la diáspora, llevaba
consigo la clave de la universalidad, al desprenderse de las rigideces de la Ley y
centrarse en el núcleo de la enseñanza de Jesús, en un espíritu mucho más abierto 407.
En un principio, los cristianos no culpabilizaron a todo el pueblo judío por la muerte de
Jesús. Lo prueba el que no pensaran separarse del tronco de su religión ancestral.
Siguieron acudiendo a las sinagogas. Sólo reprobaron su muerte a la jerarquía
jerosolimitana. Fue después, tras su expulsión de las sinagogas y su nombre fue
incluido entre las maldiciones de la oración judía diaria, cuando se fue modificando su
postura frente al pueblo judío. Durante las persecuciones que éste sufrió entre los
años 115 y 117 por parte de Roma en las ciudades de Alejandría y Cirenaica, así
como en Chipre y Siria, se fue generalizando la opinión de que se debían a un castigo

407
El Cristianismo se fundamentalizaría más adelante, en plena Edad Media. Y hasta un nivel que no
alcanzó el Judaísmo. Se llegaría a extremos como en el siguiente Decreto del Concilio de Florencia de
1442: “Nadie fuera de la Iglesia Católica, ni pagano ni judío, ni herético o cismático puede participar de
la vida eterna, sino que irá al fuego eterno preparado para el demonio y sus ángeles, si se cierra a ell –a
la Iglesia Católica- antes de la muerte”.
265

de Dios al pueblo judío como un todo, haciéndolo responsable de la muerte de su


Maestro. Atribución que, desgraciadamente, se ha mantenido hasta la actualidad,
precisando un pronunciamiento directo de Juan Pablo II, exonerando al pueblo hebreo
como tal de esa responsabilidad. Se concluye sin dificultad que es el espíritu de
tolerancia el mayor soporte de la Paz.

El Islam

Lo dicho está referido al cristianismo helenizado, pero ¿qué decir del destino
del judeocristianismo? Aquél que escapó de Jerusalén ante el avance romano, del que
se perdió la pista en las tierras más al Oriente. Se sabe que judíos estaban
establecidos en el Yemen durante los siglos IV al VI. Incluso llegaron a formar un
pequeño reino (Himjar), hasta que terminó siendo destruido en el año 525 por los
cristianos etíopes. Y hasta el siglo VII estuvieron muy integrados en la vida social
árabe.
En el ambiente politeísta, el monoteísmo judío debía suponer una evolución
religiosa trascendente. Pero, tanto el judaísmo más tradicional, como los seguidores
cristianos integrados en el mismo poseían ese exclusivismo étnico de pueblo elegido
que hacía imposible un universalismo. Hacía falta una personalidad similar a un
FILÓN o a un S. PABLO. Alguien que acertara a trascender el particularismo judío,
aceptar lo esencial y superar sus limitaciones. Entró entonces en escena otro místico
visionario, MAHOMA, para hacer asequible a su pueblo, politeísta y tribal, un
judeocristianismo rígidamente monoteísta y adaptado a su mentalidad. Salvando las
distancias del tiempo y de mentalidad, lo cierto que consiguió con el judeocristianismo
algo semejante a lo que hizo S. PABLO con el cristianismo helenizado: crear una
religión universal, aplicable a todos los pueblos.
MAHOMA atribuye su revelación, plasmada en el Corán, como una
continuación del antiguo Testamento y el Evangelio: “Te he enviado en toda verdad el
Libro que confirma lo que le ha precedido, ha hecho descender de lo alto el
Pentecostés y el Evangelio para servir de dirección a los hombres. Ha hecho
descender la Distinción”408. Sitúa a un mismo nivel el Pentateuco, el Evangelio y el
Corán409. La figura que Jesús es presentada como un profeta excelso en el Corán,
utilizando como fuentes no sólo los Evangelios canónicos, sino también los apócrifos,
como bien se aprecia en el siguiente pasaje: “Le enseñará el Libro y la sabiduría, el

408
SURA III, 2.
409
SURA IX,112:”...La promesa de Dios es verdadera; la ha hecho en elPentateuco, en el Evangelio, en el
Corán...”
266

Pentateuco y el Evangelio. Jesús será enviado cerca de los hijos de Israel. Les dirá:
vengo hacia vosotros, acompañado de los signos del Señor, formaré de barro la figura
de un pájaro, soplaré en él y, con permiso de Dios, el pájaro será vivo; curaré al ciego
de nacimiento y al leproso; resucitaré a los muertos con el permiso de dios; os diré lo
que hayáis comido y lo que hayáis escondido en vuestras casas...” 410
Para Mahoma, Jesús es continuador de Moisés y condena a los responsables
de su muerte411, 412. Junto a su madre es dignificado: “Hicimos del hijo de María, así
como de su madre, un signo para los hombres. Les dimos a ambos por morada un
lugar elevado, tranquilo y abundante en manantiales de agua”413. Jesús confirmaría
las enseñanzas del Pentateuco, y sus directrices, contenidas en el Evangelio deberían
seguirse 414 . Y sus seguidores no serían infieles 415 . Y atribuye nada menos que a
Jesús el anuncio de la venida de Mahoma en siglos venideros416.
Mahoma acepta la Encarnación en María de Jesús, sin contacto con varón, por
acción milagrosa de Dios. Es el Verbo de Dios, su enviado: “Un día, los ángeles
dijeron a María: Dios te anuncia su Verbo. Se llamará el Mesías, Jesús, hijo de María,
ilustre en este mundo y en el otro y uno de los familiares de Dios” 417. Pero, para
Mahoma, este Verbo no es Dios 418 . Heredero en este sentido del judaísmo más
ortodoxo, con un monoteísmo radical, no aceptó nunca el misterio cristiano de la
Trinidad. Las elucubraciones del pensamiento helénico y el esoterismo de origen
egipcio y gnóstico estaban muy distantes de los sencillos pueblos de Arabia. El título
judío de Hijo de Dios tenía para ellos un sentido de carnalidad, incompatible con la
concepción de Dios como Espíritu Autosuficiente, creador pero no generador. El
Verbo o Logos será entendido como enviado, como la Palabra de Dios, pero nunca
como emanación de Él, al estilo de los gnósticos. No hemos de olvidar, por otra parte,
que los cristianos no tuvieron una doctrina definitiva sobre la Trinidad hasta el concilio
de Nicea-Constantinopla. Pero Jesús sí sería el anunciador de la Buena Nueva:
“Vengo para confirmaros el Pentateuco, que habéis recibido antes que yo; os permitiré

410
SURA III,43 . Ver también SURA V, 110.
411
SURA II,81: “Hemos dado el libro de la ley a Moisés y le hemos hecho seguir de otros enviados; hemos
concedido a jesús, hijo de María, signos manifiestos (de su misión) y le hemos fortificado con el espíritu
de la santidad (entendido como el Espíritu Santo o el Arcángel Gabriel). Siempre que un enviado os ha
traído una revelación que no halagaba vuestras pasiones, os habéis hinchado de orgullo; habéis tratado
a los unos de embusteros y habéis asesinado a otros”.
412
SURA II,254.
413
SURA XXIII, 52.
414
SURA V, 50.
415
SURA V, 51.
416
SURA LXI, 6: “Jesús, hijo de María, decía a su pueblo: ¡Oh, hijos de Israel! Yo sol el apóstol de Dios,
enviado hacia vosotros para confirmar el Pentateuco que os ha sido dado antes de mí, y para anunciaros
la venida de un apóstol después de mí, cuyo nombre será Ahmed.”
417
SURA III, 40 y ss.
418
SURA V, 19.
267

el uso de ciertas cosas que os habían sido prohibidas. Vengo con signos de parte de
vuestro Señor. Temedle y obedecedme. Él es mi Señor y el vuestro. Adoradle: es el
sendero recto”419. Pero, con todo, la idea coránica sobre la naturaleza de Jesús es
algo ambigua. Habla de Él como de un ser espiritual que procede de Dios, pero que
no es Dios, pero que se encarna en María, que es su Voz: “¡Oh vosotros los que
habéis recibido las Escrituras! En vuestra religión, no paséis la medida justa, no digáis
de Dios más que lo que es verdad. El Mesías, Jesús, hijo de María, es un espíritu que
procede de Dios. Creed, pues en Dios y en sus apóstoles y no digáis: Hay Trinidad.
Cesad de hacerlo. Eso os será más ventajoso, pues Dios es único. Gloria a Él; ¿cómo
tendría un hijo? A Él pertenece todo lo que hay en los cielos y la tierra...” 420. Señala,
pues, de forma muy clara la dependencia de Jesús respecto a Dios, “...Dios dijo
entonces a Jesús: ¿Has dicho alguna vez a los hombres: tomad por dioses a mí y a mi
madre, al lado de dios único? ¡Por tu gloria no. ¿Cómo habría podido yo decir lo que
no es cierto?...”421. Esta naturaleza espiritual se refuerza al negar que Jesús fuera
realmente muerto en la Cruz, pues Dios no podía consentirlo: “Dicen: hemos
condenado a muerte al Mesías, a Jesús, hijo de María, al enviado de Dios. No, no lo
han matado, no lo han crucificado; un hombre que se le parecía fue puesto en su
lugar, y los que disputaban sobre esto han estado ellos mismos en la duda. No lo
sabían a ciencia cierta, no hacían más que seguir una opinión. No lo han matado
realmente. Dios lo ha elevado a él, y Dios es poderoso y prudente”422.

El Corán y los cristianos

Cuando se considera la historia de los enfrentamientos habidos entre cristianos


y musulmanes, su sinrazón, la aberración que supone, queda clarísima a la luz que
emana de la lectura de la SURA III, 78: “Dí: Creemos en Dios, en lo que él nos ha
enviado, en lo que ha revelado a Abrahán, a Ismael, a Jacob y a las doce tribus;
creemos en los libros santos que Moisés, Jesús y los profetas han recibido del cielo;
no establecemos ninguna diferencia entre ellos; estamos resignados a la voluntad de
Dios”. En el Corán los cristianos, junto con los judíos, están al lado de los
musulmanes como dignos de recibir las recompensas prometidas por Dios.
“Ciertamente los que creen, y los que siguen la religión judía, y los cristianos, y los
sabios; en una palabra, todo el que cree en Dios y en el día final y que haya obrado el
bien: todos estos recibirán una recompensa de su Señor, el temor no les alcanzará y

419
SURA III, 44
420
SURA IV, 169.
421
SURA V, 109-116.
422
SURA IV, 156.
268

no estarán afligidos” 423 . “Reconocerás que los que alimentan el odio más violento
contra los fieles son los judíos y los idólatras, y los que están más dispuestos a amar a
los fieles son los hombres que se dicen cristianos; esto es porque tienen sacerdotes y
monjes y porque carecen de orgullo”424. Pero no se libran, por supuesto, de sus
reconvenciones, especialmente de haber tergiversado las Escrituras, eliminando toda
alusión a la posterior venida de Mahoma: “¡Oh vosotros los que habéis recibido las
Escrituras! Nuestro enviado os ha indicado muchos pasajes que ocultabais y ha
pasado por encima muchos otros . La luz os ha venido de Dios, así como este Libro
Evidente por medio del cual guiará Dios a los que siguen su voluntad en la senda de la
salvación. Les hará pasar de las tinieblas a la luz por su voluntad, y les dirigirá por la
senda recta”425. En otras momentos atribuye a los cristianos aspectos que quizá
guarden relación, y de ahí la confusión, con algunas de las concepciones de los
gnósticos, pues hace referencia a otros dioses, o a que los ángeles sean hijos de Dios
“según los cristianos”426.

A modo de conclusión

Hemos podido ver el tronco común al que pertenecen las tres religiones
monoteístas. El judaísmo, más restrictivo respecto a su estrecha relación a la
concepción de “pueblo elegido”, exigiendo no sólo la adhesión a una Fe, sino también
el acatamiento a una Ley, nacida de la historia particular de dicho pueblo, y en muchos
aspectos totalmente ajena a las vivencias de otros pueblos. Ello la privó de ser una
religión propiamente universal. El hecho de pretender la exclusividad de la Revelación
ha dado lugar a una autoexclusión del resto de los pueblos, propiciando
enfrentamientos que a menudo han terminado en catástrofes a lo largo de todos los
tiempos. Antes de la destrucción de Jerusalén en el año 70 hubo una tolerancia de
sectas que se perdería después al desarrollarse el paradigma rabínico. Pero, al
mismo tiempo, ha sido ese férreo asentimiento a la ley el que ha permitido la
perduración del pueblo judío como tal y el que no se haya diluido al convivir entre toda
clase de pueblos y en multitud de lugares.
Al contrario, el Cristianismo y el Islam supieron adaptarse a la mentalidad de
otros pueblos, permitiendo su enorme extensión. Ambos contribuyeron a crear sendas
civilizaciones que persisten, siempre encontradas hasta el momento. Ambas pudieron
disponer del estratega adecuado, S. Pablo en un caso, Mahoma en el otro.

423
SURA II, 59.
424
SURA V,85
425
SURA V, 18.
426
SURA XXI, 21-26. y VI, 100-101.m
269

A poco de la muerte de Jesús, se enfrentaron dos tendencias entre sus


seguidores que, a poco, hubieran terminado en cisma sino hubiera tenido lugar la
guerra judeo-romana. Los judeo-cristianos, residentes preferentemente en la capital,
se consideraron plenamente integrados en el mundo judío, pasando a ser una de sus
tendencias. Los seguidores en la diáspora aprendieron a desentenderse de las
estrictas prescripciones de la Ley. Fue en Antioquia donde se hablaría por primera
vez de “cristianos”. Tenían la clave del futuro.
Los primeros atisbos de una teología cristiana empezaron cuando, enseguida
de la muerte de Jesús, con unos discípulos consternados ante la enorme personalidad
del Maestro y su terrible muerte, tuvieron lugar una serie de experiencias místicas.
Estas quedan reflejadas en el Nuevo Testamento, especialmente con el relato de los
acontecimientos de Pentecostés y la conversión de Pablo. Y entonces hubo que
buscar un sentido a la figura y la vida de Jesús. Poco a poco fue surgiendo una
teología cuya progresión se apreció primero en las Cartas de Pablo. Se ve muy bien
en los cambios que van surgiendo desde el Evangelio de Marcos, el primero, más
espontáneo, con relatos más aferrados a la vida corriente de Jesús, pasando después
por los Evangelios de Mateo y Lucas, en los que hay ya desarrollada la doctrina de la
Encarnación, para terminar en el Evangelio de Juan, en el que se trasciende ya la
realidad de este mundo con la doctrina del Logos.
Para explicar el impacto que supuso Jesús, los cristianos tuvieron que valerse
de las herramientas que les proporcionaba la realidad de su tiempo. Y ésta estaba
impregnada de la cultura helénica, preferentemente del neoplatonismo, que tanto
influiría en las concepciones cristianas sobre el alma. Pero el neoplatonismo recogía
también muchas concepciones egipcias más antiguas, que reelaboró de forma
magistral FILÓN en relación con el judaísmo. La doctrina del Logos debe mucho a
estas influencias. Sin olvidar al Mitraísmo con sus concepciones sobre el Salvador y la
liberación de las almas. El gnosticismo, nacido dentro del cristianismo, como una
rama herética, marcó sin embargo las ideas del mismo. Su influencia se ve en el 4º
Evangelio y en el Libro del Apocalipsis. Posteriormente tendrá influencia en el
desarrollo del Dogma de la Trinidad.
En cuanto al judeocristianismo, casi despareció. Algunos cristianos pudieron
llegar a Arabia, junto con otros judíos de otras tendencias. Y cinco siglos después,
Mahoma reelaboró estas tradiciones y les dio una salida apropiada para las politeístas
tribus de la península arábiga. Su crecimiento fue explosivo, condicionado en buena
parte al hecho militar, pero lo cierto es que estos descendientes de los cristianos
desechados de la corriente que finalmente triunfó en Occidente, arrebató a la
270

Cristiandad buena parte de los territorios del sur del Mediterráneo y Oriente Medio.
Debido a la invasión de los pueblos bárbaros, tuvo lugar el sabido retroceso cultural de
Europa, cupiéndole el honor al Islam de salvar los restos de la cultura helénica.
De cara al Mundo Moderno, en cambio, el futuro se le presenta muy conflictivo
para el Islam por lo que ahora comentaré. El mensaje de Jesús fue muy sencillo:
resumidamente, el mandato de amar a Dios y al prójimo, y la celebración de la Cena
en su memoria. Ello ha permitido a la Iglesia al ir adaptándose a los cambios
culturales a lo largo de los siglos, sin traicionar su mensaje. En cambio, el Islam, como
buen descendiente del judaísmo, en el aspecto al respeto de la Ley, en este caso Ley
islámica, escrita para unas circunstancias propias del siglo VI, encuentra una enorme
dificultad para adaptarse al modernismo. Este es, precisamente, el gran problema del
islamismo hoy día.
271

BIBLIOGRAFÍA

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A'gypten (Leipzig: Koehler & Amelang, 1965); Die Begegnung Europas mit A'gypten
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