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PALABRA DE BIOY

· Conversaciones entre
Adolfo Bioy Casares y Sergio López

Émecé Editores
860-92(82) López, Sergio
LOP Palabra de Bíoy. Conversaciones con Sergio López.-
la ed.- Buenos Aires: Emece, 2000.
224 p.; 22icl4 cm.- (Testimonios y Reportajes)

ISBN 950-04-2143-7

l. Título - l. Reportajes
A la memoria de mi padre

A mi madre

Emecé Editores S.A.


Alsina 2062 - Buenos Aires, Argentina
E-mail: editorial@emece.com.ar
http: //www.emece.com.ar

Copyright© Sergio López, 2000


© Emecé Editores S.A., 2000

Diseño de tapa: Eduardo Ruiz


Fotografía de tapa: Silvana Colombo
Fotografías de interior: Luciano Antínori
Fotocromía de tapa: Moon Patrol S.R.L.
Primera edición: 4.000 ejemplares
Impreso en Printing Books,
Gral. Díaz 1344, Avellaneda, julio de 2000

Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida,


sin la autorización escrita de los titulares del"Copyright",
bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción
parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento,
incluidos la reprografía y el tratamiento informático.

IMPRESO EN LA ARGENTINA 1 PRINTED IN ARGENTINA


Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723
I.S.B.N.: 950-04-2143-7
37.132
Prólogo

La primera vez que entrevisté a Bioy, poco después de


que recibiera el premio Cervantes, le pregunté por
cortesía cómo andaba Silvina Ocampo; su esposa. Ines-
peradamente me contestó: "Mal. No escribe, no lee,
habla muy poco. Es como si fuera otra persona". Lo
dijo como escribía, sin énfasis; mejor dicho, con un
énfasis al revés, y yo sentí que en ese laconismo cabía
un espectáculo público. También sentí que tenía ganas
de conocerlo mejor. Un día, con el pretexto de no sé
qué aniversario, le propuse por teléfono, después de
incontables balbuceos y vacilaciones y repetidos comen-
tarios sobre el estado del tiempo, la remotísima posibi-
lidad de escribir un libro de conversaciones. "Si lepa-
rece empezamos mañana a las once", fue la increíble
respuesta.
Este libro es el resultado de aquellos encuentros, de
este y del otro lado del océano. Si tiene algún valor,
creo que es el de mostrar a un hombre en el final de su
vida, cuando el ingenio importa menos que la verdad.
Las opiniones y los comentarios que hay en estas pági-
nas reflejan el trabajo de una inteligencia superlativa

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que fue afinándose con el tiempo, fue suprimiendo todo
detalle accesorio, para decirlo de algún modo, hasta
dejar lo esencial de cada idea. En ese sentido resulta
curioso seguir su evolución literaria. Los primeros li-
bros de Bioy, pensados y ejecutados con rigor mate-
mático, postulan a menudo la posibilidad de cambiar
esta realidad de hierrQ en que nos movemos por mun-
dos paralelos; los últimos buscan desentrañar la natu-
raleza del agua o de una voz amiga ...
Una breve observación sobre el título. Éste alude,
desde luego, a los últimos años del escritor, pero sobre
todo quiere señalar el declive de una conducta que "~d~itimos c?mo natural la vida, que a lo mejor es
magt~'. y constderamos sobrenatural' la muerte, que
alguna vez habitó nuestra descolorida república. M u-
cha gente sintió que con Bioy moría no sólo un gran a lo meJor no es más que la cesación de la magia."
escritor sino una forma de estar en el mundo. Una for- A. B. C. en un reportaje en la revista Los Libros.
ma suprema de la cortesía, de (a inteligencia, de tapie-
dad. j
"Los otros días llegó a la Biblioteca una carta de un
señor de Las Palmas, que parece el principi; de un
cuento fantástico. Venía con un libro y nos pedía cor-
tésm~nte que lo hiciéramos llegar al escritor argenti-
no Rtcardo Güiraldes, cuya dirección el remitente
,decía ignorar. ¿Cuándo murió Güiraldes? Creo que
en 1927. ¿El señor de Las Palmas también está muer-
to?, ¿O está en un mundo en que Güiraldes vive?¿ Y
que nos pasa a nosotros?"
(Referido por Borges a Bioy en la década del60)

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CAPÍTULO!

Un muchacho de Buenos Aires

Recuerdos de familia- Indios en Pardo- Del


suicidio como una costumbre- Libros y mujeres
- La clase de álgebra - El fin del mundo -
Caminatas

Una cama de hierro de dos plazas, una mesa chica, dos


sillas. En ese modesto rincón de su casa, que contradice
y aun refuta el esplendor que suelen reflejar las crónicas
periodísticas, me recibe Bioy para la primera entrevis-
ta. Antes hay que atravesar un pasillo altísimo que da a
varios salones, todos con las paredes literalmente cu-
biertas de libros. Por las puertas entreabiertas se pue-
den ver valiosas antigüedades junto a otros objetos que
amontona el desgano: un piano de cola, una estufa eléc-
trica, jarrones de porcelana, sillas de plástico, cartapa-
cios apilados en un escritorio, un portalámparas aban-
donado arriba de un armario, muebles cubiertos por
lonas, papeles, cuadros, fotos de escritores. Las habita-
ciones tienen un aire entre lujoso y decadente, más bien
desordenado, como si el dueño viviera un poco ajeno al
funcionamiento de la casa. Es curioso. Durante muchos
años Bioy fue alternativamente el joven de familia bien,
el amigo de Borges, el escritor de culto, el impecable
caballero casado con Silvina O campo y, finalmente, el
cuñado de Victoria, fundadora de la revista Sur y anfi-
triona obligada de cuanto extranjero pasaba por Bue-

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1!


nos Aires. El único símbolo que ha sobrevivido a esas
definiciones es este quinto piso del barrio de la Recole-
ta, que probablemente debió de ser de los mejores de la
ciudad. "En este piso vivía Silvina de soltera y arriba,
en el sexto, tenía su atelier donde pintaba", explica. Le
digo que no sabía que este piso fuera de los Ocampo y
me corrige en el acto: "No. Eledificio entero era de los
O campo". Pronuncia la frase con una leve sonrisa, como
diciendo: "No vaya a creer que se andaban con chiqui-
tas". Esa costumbre de pasar por las cosas sin apoyar
demasiado (Cortázar diría de él que marca puntos a la
distancia como los campeones de boxeo) le ha servido a
Bioy para escribir una obra incomparable en castellano
y también para ironizar sobre la aristocracia en cuentos
y novelas sin que nadie se enoje y muchas veces sin que
nadie lo note, milagro quizá aún mayor. Le propongo
comenzar por su infancia y al rato estamos hablando
de recuerdos y olvidos. '

-Borges solía decir que no recordamos directamen_,


te los hechos originales sino la última vez que pensamos
en ellos.¿ Usted tiene claro cuál es su primer recuerdo?

-Estar en Pardo, en la estancia de mis padres, la


vieja estancia, mirando la luna y tratando de ver en ella
un jinete en un burrito. Yo tendría tres o cuatro años y
alguien -mi madre, la niñera- me había dicho que si
miraba con atención la luna, yo vería aquel jinete. Así
que antes de dormir me pasaba un tiempo intentando
entrever esa imagen. Es vívido el recuerdo y también
es muy vívida la imagen de la luna, es como si .la estu-
viera viendo en este momento. Además, déjeme decir-
le que me gustó siempre la luna. Tengo una marcada
preferencia por la luna sobre el sol.

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-¿A pesar de que hayan estado en ella? ·-Claro, es que todo _eso me lo enseñó mi padre.
Esos versos eran recuerdos suyos de bailes y guita-
-Sí, pero de todas formas creo que no Ja hollaron rreadas en el campo. Yo sabía muchas huellas y ver-
demasiado para la imaginación de la gente. Usted sabe sos camperos, que ahora he olvidado. (Bioy se queda
que una vez, en la estancia de Pardo, al poco tiempo en silencio unos segundos, mirando un punto indefini-
de la expedición norteamericana a la luna, se me acer- do de la habitación.) Por ejemplo:'"A la huella, huella
có un peón y me preguntó, muy serio: "¿Usted cree 1 de los escribanos 1 dense la mano, sí 1 como herma-'
eso que andan diciendo?" (se ríe). nos". O también:_ "Para bailar el gato se necesitan cua-
tro 1 dos muchachas bonitas y dos mozos guapos".
-Hace unos días estuve leyendo un libro de su Todas estas cosas, ya olvidadas, eran recuerdos de la
padre, Antes del Novecientos, que precisamente niñez y la juventud de mi padre, precisamente ante-
empieza evocando su primer recuerdo en la estancia riores al 1900, que él me contaba cuando andábamos
de Pardo. a caba}lo por el campo. Conocía la letra de La firme-
za, por ejemplo. También sabía de memoria el Martín
-Qué bien, es cierto, tiene razón. Es un lindo libro 1 Fierro, el Fausto, de Estanislao del Campo, sabía mu-
Antes del Novecientos. fY no lo digo porque lo haya ·¡ chos versos de Ascasubi, todo eso le gustaba muchí-
escrito mi padre, pero realmente me parece un buen simo.
libro sobre el campo ar~entino. Ahora, yo creo que él
sintió siempre la nostalgia de la literatura, de no haber- -Según he leído, durante el siglo pasado su.abuelo
se dedicado a la literatura, porque después me ayudó fue comandante del Cuartel Séptimo .de Las Flores.
mucho con mis primeros libros, pagó mis primeras
publicaciones, en fin, me estimuló siempre para que -Sí, yo casi no lo conocí, porque era muy chico
fuera escritor. Además, cuando yo era muy joven, cuando él murió. Lo imagino frente a una chimenea
mi padre corregía lo que escribía. Mis primeros libros que hay en la estancia de Pardo, con una campana que
-Prólogo, Diecisiete disparos contra lo porvenir-, en llega casi hasta el suelo, tomando un vino tinto, seve-
fin, todos esos libros m~ Ios corrigió mi padre y tam- ro, en silencio. Mi abuelo era un hombre muy malhu-
bién pagó las ediciones sin que yo lo supiera, un poco morado, tanto que los hijos se habían aprendido con
para alentarme a escribir. Después yo le revisé un poco exactitud el largo de su bastón y se cuidaban de pasar
sus dos libros, Antes del Novecientos y Años de moce- dentro de ese radio.
dad, pero la verdad es que no tuve casi nada que corre-
gir, porque mi padre escribía correctamente. -La estancia de Pardo debía de estar prácticamente
en territorio indio.
-Me sorprendió encontrar en Antes del Novecien-
tos la letra de algunas huellas que canta Valerga, uno -Claro, y mi padre, de chico, temía a los malones
de los personajes de El sueño de los héroes. de los indios. La estancia de Pardo tiene, en el fondo,
una calle de casuarinas, y el viento al pasar por las
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casuarinas produce un silbido muy parecido a un gri-
to lejano. Este silbido asustaba· mucho a mi padre por -Su abuelo fue el primer Bioy que. llegó a la Ar-
gentina.
el temor de que fuera un malón que se venía sobre la
estancia. Sin embargo, con el tiempo mi padre tuvo la
oportunidad de cambiar de opinión. Siempre contaba -Sí llegó del Béarn, una zona del Bajo Pirineo,
que al pasar los indios por Pardo -sería por 1870-. en 1850 con dos Lanusse, todos contadores. Mi abue-
tuvieron que acampar una noche cerca de la estancia lo era u~ gran ·administrador, una persona muy hábil
y que se comportaron mejor que el ejército, que tam- para hacer rendir el campo. Dejó al morir ocho o nu~ve
bién había pasado por allí. Yo no alcancé a ver malo- campos, uno para cada hijo, y casi todos los per~he­
nes, pero sí vi indios, en las afueras de Azul, acampa- ron .rápidamente. En fin, una histo~i~ bastante tn~t~.
dos. Es un recuerdo de mi más tierna infancia. Además Además, muchos de sus hijos se sUicidara~, el SUICI-
pude conocer la vergüenza: que seritía alguna gente dio era una especie de costumbre de los B10y. Creo
por tener sangre india, algo bastante extraño. Yo he que mi padre nunca se pudo reponer del todo de la
muerte de sus hermanos.
conocido gauchos que ocultaban su ascendencia in-
dia y fingían no saber nada de sus antepasados. Por
ejemplo, nosotros tení<l;mos en el campo un perro que -¿Usted nunca pensó en suicidarse?
se llamaba Tunea, una palabra que viene del lenguaje
pampa, y Basilio Jara, el capataz de la estancia, fingía -De chico, sí, me gustaba la idea, pero no de un
no saber qué quería decir esa palabra para no poner al modo trágico. Es decir, me parecía que el suicidio 1~
descubierto su ascendencia india. vestía a uno, le daba un aire romántico. (se ríe). MI
vanidad se. sentía halagada con la idea del suicidio, cosa
-Parece mentira que la batalla de San Carlos, que que hubiera enojado mucho_ a ~i padr~, por lo que
marca ·el final de la guerra contra el indio, haya sido me cuidaba bastante de extenonzar esa Idea. Cuando
en 1872. Casi a la vuelta· de la esquina. se suicidó uno de mis tíos, Pedro Antovio Bioy, fue la
primera vez que lo vi llorar a mi padre, algo que nun-
-Y tan blancos que somos todos ahora, ¿no? ... La ca se me hubiera ocurrido que pudiera suceder. Re~
estancia de mi abuelo estaba en Fortín Brandsen, casi cuerdo que salí a la calle con la niñera y vi, con placer,
en la frontera con los indios, y en Par<,lo hay un cañón unos caballos que venían trotando, que eran los ~aba­
que fue traído de ese fortín. Yo tenía un caballo lla- llos del coche fúnebre de mi tío. Entonces la mñera,
mado El cuervo que, según decían en la estancia, era sin darme explicaciones, me apartó para que no viera
un regalo de los indios, creo que del cacique Catriel. esa escena sin saber que en realidad yo estaba com-
Probablemente mi caballo fuera el hijo de aquel otro placido de ver aquellos caballos. Yo no podía enten-
regalado por los indios, ya que los caballos no viven der por qué ella trataba de alejarme de algo que me
tantos años, pero a mí me gustaba creer que mi caba- gustaba. Desde ese día me quedó una idea un poco
llo había sido de los indios. rara de la muerte, como algo que provocaba un llanto
insólito y una huida desesperada.

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-Lo raro, en verdad, es que la gente desaparezca.


tadas adversidades. Recuerdo que una vez, en el cam-
-Es realmente increíble. Recuerdo, de chico, ha- po de Vicente Casare~, esperábamos visitas y mima-
ber entrado al cuarto donde mi tío Justiniano había dre se quemó la. mano con UI.l enchufe. Era una qu~­
vivido y había muerto pocos días antes, y haber visto madura bastante fea-, que debía dolerle mucho; sm
su ropa sobre la cama. Bueno, que la ropa dé mi tío embargo, no supimos de ese accidente hastá q~e se
estuviera y que él no estuviera era algo·incomprensi:- fueron todas las visitas, había disimulado todo elttem-
ble para mí. Este sentimiento lo .encontré años más po para no molestar a sus amistades. Y mi padr~ era
tarde en un escritor antiguo, que cuenta haber encon- muy llano y rriuy afectuoso. Con su muerte sentt que
trado la vaca de un amigo que ha muerto y se asom ... a partir de ese momento habría muchas cosas que ya
bra de que ese animal sobreviva al hombre. Esa idea no podría comentar con nadie. Cuando ~upe que .él
es rarísima: que las cosas duren más que los dueños tenía una enfermedad muy grave y que se tba a monr,
de esas cosas. yo registré su voz en una. grabadora para tener el pla-
cer de_oírlo cuando ya· no estuviera. Allí quedaron las
-Bueno, le diré que las fotografías de los muertos grabaciones hasta que un día, mi hija, pensand~ e.n
son todavía más increíbles. que eso iba a impresionarme, las borró. ?s una lasti-
1
.1
ma, porque me, gustaría oír otra vez a mt padre.
=--Y las fotografías, claro. De chico me resultaba
incomprensible que gente que había muerto estuvie- -¿Lo estimuló desde el principio -su padre para que
ra ahí, en una fotografía, sonriendo. Mi madre tenía solamente se dedicara a escribir o hubiera preferido
un espejo de tres cuerpos y en el marco del espejo que también estudiara una carrera? ,
había puesto una fotografía de mi abuelo, que había
muerto y que, según me habían dicho, estaba en el -Cuando dejé la Facultad de Derecho él tuvo un
cielo. Bueno, todo eso -·la fotografía, el espejo, que desencanto, quizá sufrió un poco por eso, pero siem-
mi abuelo viviera contento en el cielo- me impresio- pre hizo todo lo. pos-ible para que yo ~scri?iera. 1~­
naba muchísimo y es posible que de algún modo me cluso me hizo creer que el editor de mts pnmeros h"-
haya preparado para la literatura fantástica. bros pagaba las ediciones, cuando en realidad era mi
padre quien ponía el dinero. Esto lo supe años más
-Sospecho que usted debe haber tenido una infan- tarde, cuando ya era un escritor de varios libros pu-
cia muy feliz, por el tono en que habla de sus padres. blicados .. Poco antes de morir me dijo que El lado de
la sombra, uno de mis cuentos, era lo mejor que había
-Muy feliz y muy afectuosa. Mi madre tal vez era leído en toda su vida. Eso me gustó muchísimo. En
menos blanda que mi padre, trataba de enséñarme que cambio mi madre creo que murió pensando que yo
yo no era el centro del mundo, que debía preferir la perdía el tiempo ton m~jeres, que no escribía much.o
comodidad del prójimo a: la mía, en fin, trataba: de y que de algún modo había defraudado las expectati-
darme una moral. Era una mujer que trataba de ocul- vas despertadas· por La invención de More!. No sé,
ella murió antes de que publicara El sueño de los hé"'
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roes ... Au.qque no sé si esa novela la hubiera conven- res me había regalado un aparato de·radio con piedra
cido. Cuando ella.murió pensé que para quienes mue'- de galena, esos aparato~ anteriores a las radios de elec-
ren durante una tiranía, el tirano es eterno, y enton- tricidad. Esa radio ·tenía una especie de clavo y uno
ces escribí Homenaje a Francisco Almeyra, un poco debía buscar en .la piedra ell1,1gar donde arrancaba la
dedicado a mi madre. voz. Bueno, la noche que Firpo boxeó en el Polo
Grounds de Nueva York, contraJack Dempsey, estu-
-Ese·relato tiene una clara lectura política en con-, vimos con mi padre luchando durante toda la noche
tra del peronismo. ¿Le interesaba la política de joven? con el· aparato de galena sin poder arrancarle ningún
sonido, ¿no? (se ríe). Entonces a la mañana siguiente
-~<:>tanto c~mo para que pensara en participar me levanté tempra,no y fuimos con Joaquín Pernas, el
en pohtica, pero Iba a casa Marco Aurelio Avellane- portero de casa, que fue muy amigo mío, hasta la es-
da, iba Lucio V. López, amigos de la familia que ha- quina de Vicente López y Montevid~o do~de co~""
blaban y me hacían conocer episodios de la historia pramos el diario y nos enteramos, casi con mcredulf-
argentina. Eran todos hijos de presidentes o historia- dad y-eón una enorme tristeza, que Firpo había
dores, grandes conversadores, que me explicaban al- perdido.
gunos entretelones de nuestra historia.
1 -Esa derrota casi provoca la ruptura de relaciones
-Aloír esos nombres ilustres me imagino una Bue- con Estados Unidos, sobre todo cuando la gente -se
nos Aires de pocas calle$, donde todos se conocían. Diga- erzteró que Dempsey había tardado casi tres minutos
mos, una ciudad que s~ alejaba del campo pero que to- en volver al ring,
davía no era este infierno de automóviles y multitudes.
-Sí, claro (se ríe). En La vuelta al día en ochenta
-Bue.qo, a la vuelta de casa había un tambo y las mundos, Cortázar cuenta muy bien esa derrota de
vacas andaban por la calle. Si uno quería leche, la or- Firpo. También en Montevideo, casi llegando a Uru-
deñaban enfrente de su casa, mir:e si sería distinta Bue- guay, había-un restaurante donde se reunían los c~~­
nos Aires ... En Montevideo, entre Avenida Alvear y feres de taxi y los porteros y hablaban de automovi-
Avenida Quintana, estaba el tambo. les y de farristas q1,1e se paseaban-con mujeres por
los lagos de Palermo. Recuerdo que yo iba con Jo a-
-¿Vivió siempre en esta zona de la Recoleta? quín -no sé, tt:;ndría doce o trece años- y escucha-
ba, embelesado, esas conversaciones de los cocheros
.-Sí, per? yo nací e.n Barrio Norte, en Uruguay al de plaza. En la esquina de casa había una bic~cletería
mil cuatroc~entos, casi esquina Montevideo, que era y pasando la bicicletería había una caballenza, con
la casa de mi abuela. En 1918 mi padre compró la casa fardos de afrecho que cubrían por completo las pa-
de Avenida Quintana 174, donde viví toda mi juven- redes. Entonces yo 9Ía los cascos de los caballos so-
tud. Uno de los primeros recuer.dos que tengo de esa bre el empedrado, entrando a la caballeriza, y eso
casa está vinculado con la radio. Mi_ tío Miguel Casa- estimulaba mi imaginación. Tc¡.mbién recuerdo el rui,.
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do de los tranvías, que doblaban en Cinco Esquinas ciosa. Un día, muchos' años después, me paró una per-
y levantaban como .un quejido que me angustiaba de sona por la calle y me preguntó si yo me refería a tal
noche, sobre todo cuando mis padres salían. Por fren- colegio y a tal profesor. Yo le contesté que sí, que me
te de casa pasaban el15, ellO y el38, y yo los escu- refería a esa persona. Entonces este hombre me dijo,
chaba un poco sobrecogido. agarrándose la cabeza: "¡Carajo! ¡Mi viejo-era su pro..,
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1
fesor de matemáticas!" (se ríe).
-¿Cómo fue su paso por el colegio? ¿Fue un alum-
no estudioso o era más bien vago? -Durante el colegio secundario, con Prólogo, us-
ted se convierte en un autor publicado, algo realmen-
-Mire, yo he tenido dos grandes fracasos en la te notabl(! para la edad.
vida: mis primeros relatos y el comienzo de mi es-
cuela secundaria. Recuerdo que llegué al colegio dos -Sí, claro, pero digamos que de una edición de
semanas después del comienzo de las clases. Claro, trescientos ejemplares, siendo muy prudente,.habrán
yo era un chico que nunca había oído hablar· de álge-
1
sobrado doscientos cincuenta, ¿no? (se ríe). Porque la
bra. Lo primero que me toca es. una clase de álgebra. 11
circulación del libro se hizo con dedicatorias a mis
Ento~ces el I?rofesor\ anota un teorema, expone las \1 amigos y muy.pronto me sentí avergonzado, así que
premtsas y ptde que ,yo lo desarrolle. ·Fue como si ya no hubo más ofrendas de ese libro. Yo quizá ten-
me hubiera pedido, .p.o sé, que me convierta en el ga alguno y no sé donde. No digo esto para ocultar-
hombre invisible. Naturalmente, no lo pude hacer. lo sino que cualquier persona que conozca mi des-
Entonces me dejó durante toda la clase en un rincón orden comprenderá que soy veraz al decirlo. En la
y comenzó a decirles a los alumnos: "¡Qué talen- biblioteca del pasillo yo tenía ún estante para poner
to!", "¿Ustedes admiran la inteligencia de este mu- mis libros y ahí estaba, pero vinieron pintores, saca-
chacho?". Finalmente, cuando concluyó la hora les ronJos libros de la biblioteca y después los pusieron
pidió a los demás que me pusieran un bonete de bu- en cualquier lugar, así que no sé dónde andarán. Pró-
rro enla cabeza. Algo completamente sádico, ¿no? logo era úna especie de miscelánea. Había reflexio-
Yo era un chico de doce años, de pantalones cortos, nes, cuentos, una incipiente comedia, en fin, todo
quizá no muy agradable, pero no era un chico per- muy pobre. Siempre pensé mucho en la literatura,
verso. Sin embargo, ese profesor me trataba como si aunque mis pensamientos no fueran buenos.
fuera un enemigo. Creo que pasé dos años en el co-
legio sufriendo por esa clase. --Esa vergüenza puede estar vinculada con su pre-
cocidad, porque dicen que usted empezó a escribir casi
--Supongo que. en castellano le habrá ido mejor. antes de aprender a leer.

--No 'fui brillante, pero después de esa clase no -Lo primero que escribí fue Iris y Margarita, una
podía ser bueno en nada. Ni en dibujo. Aunque luego novela. Bueno, en realidad habré escrito dos o tres
todo esto se transformó en una anécdota bastante gra- capítulos, nada más, porque yo tendría siete u ocho
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años, así que imagínese lo que sería. Así, con una letra -Cada vez que se habla de su juventud aparecen
muy de chico escribí eso. Quería hacer una novela palabras como "dandy", "niño bien", "cajetilla".¿Se
1: 1 parecida a las de Gyp en homenaje a mi prima María reconoce en alguna de ellas?
'' 1 Inés Casares, que no me llevaba el apunte y ante quien
; 1 me portaba como un idiota, porque para dominar mis -Me parecen más bien espantosas. Además, ¿qué
nervios yo hacía bromas, una tras otra. En fin, una es un "dandy"?, ¿alguien que presume de coleécionar
cosa insoportable. Pero como también quería hacerle mujeres? Quiero creer que nunca fui algo así.
sentir que existía mi corazón, enseguida escribí otra
novela para revelarle~ mis verdaderos sentimientos -Quizá la gente piense más en el lado aristocráti-
hacia ella: Corazón de payaso (se ríe). Creo que con el co de esas palabras, porque usted se .educó en un am-
título está todo dicho, ¿no? biente intelectual y económico al que muy pocos tie-
nen acceso. ¿Cómo sobrellevó ese hecho en su relación
-· Veo que los libr:os y las mujeres se mezclaron des- con los_Qtros muchachos?
de temprano ...
-Me.daba mucha vergüenza todo eso, desde lue-
-Y no sólo las mujeres, porque soñaba a,lgo y a la go, y yo quería parecer uno más de los muchachos
mañana.siguiente perisaba que ahí había un cuento (se del barrio, que eran mis amigos. Porque yo tenía
ríe). Yo empecé a esc~ibir antes· de haber llegatlo a la muchos amigos y amigas que eran chicos del barrio.
literatura, por eso mis primeros libros son tan malos. Y también tenía otros amigos, como Enrique Drago
Después de Iris y Margarita escribí Vanidad o una Mitre, Julito Menditeguy, Charlie Menditeguy, que
aventura terrorífica. Mejor dicho, la dicté, porque yo vivían frente a casa. La' verdad es que no andábamos
'<
escribía y mi amigo Drago Mitre la pasaba a máqui- preguntándonos .sobre nuestras familias, sencillamente
na. Era un cuento fantástico que se resuelve de un éramos amigos. Además, yo he tenido muchísima
modo policial, pero ante todo digamos que era pare- suerte. Mi padre no sólo era afectuoso sino que tam-
cido a miles de cuentos que se han escrito: la historia bién era muy inteligente y se acordaba que de chico
de una persona que va a un castillo donde hay fantas- había sido muy amigo de peones y capataces, gente a
mas y· al final se descubre que esos fantasmas son en la que había querido mucho y que le había enseñado
verdad personas que intentan ahuyentar al protago- muchas cosas.
nista. Era una estupidez, una cosa sin ningún valor.
Llegó un momento en que para mí ya todo desembo- -Justamente _es .llamativa la amistad que mantu-
caba en un libro. Me pasaba·cualquier cosa, una chica vo siempre con el portero de su casa. ¿Nunca sintió
me rechazaba, o me enamoraba de otra, y enseguida ante él la incomodidad de ser el hijo del patrón?
pensaba en escribir un cuento o una novela. Y los re-
sultados eran muy malos. -·No, nunca. Y puedo decir que él se sentía tan
amigó mío como yo de. él, sinceramente. Un día me
dijo: "Adolfito, ahora. sos un hombre. No te intere-
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san más los juguetes, te interesan las mujeres", y me los vi venir le ordené a· mi perro Ayax que los atacaq
llevó a los cabarets de calle Corrientes, a los teatros y no tuvieron más remedio que salir corriendo en to-
de revistas, a ver las carnosas mujeres, enormes, des- das las direcciones. U nos corrían para Callao, otros
de la fila cero (se ríe). para Montevideo ...

-Pero dicen que en esa época las relaciones con las -Revisando su juventud da la sensación que us-
mujeres eran un poco difíciles. Por lo pronto, era casi ted siempre quiso pasar desapercibido, incluso que
inevitable ir con los amigos a las casas de citas. nadie lo indentificara con la literatura.

-Sí, pero yo le diría que siempre actué bastante solo -¡Pero claro! Yo quería ser un muchacho más del
con las mujeres. No era de salir en grupo ni nada de barrio, salir con mujeres, hacer deportes, no quería
eso. De todas formas alguna vez fui con mis amigos al que me vieran como un chico aplicado, que escribía
cine Myriam, que estaba en la calle Suipacha, y ahí me libros. Fui centrofoward en fútbol, tres cuartos en
levantó la "negra" y me llevó a su departamento, en rugby,corría m~y bien los cien metros, me d~fendía
Cangalla al mil trescientos. Fue la primera vez que me en salto en alto, en fin, hacía de todo un poco. Ibamos
acosté con una prostituta. Antes me había iniciado con al club KDT, de Buenos Aires, y allí practicábamos to-
chicas del barrio, per~ esa fue la primera vez con un~ dos los deportes. Aunque mi paso por el fútbol fue
prostituta. Al despedirnos me regaló una· carta de ba- más bien breve, ¿no? Un día perdimos nueve a cero,
raja, con su nombre, y un beso estampado con lápiz de no recuerdo si contra Barracas o contra Villa Devoto,
labios ..En esa época había prostíbulos y clandestinos. y entonces comprendí que debía retirarme (se ríe). No
Los clandestinos eran bastante ~más grandes y había era muy malo, pero no tenía buen shot, no le daba
muchas mujeres, mientras que en los prostíbulos.había con mucha fuerza a la pelota. Pero casi ninguno de
,una sola. Además, tenían una puerta de vidrio con una mis compañeros sabía que yo escribía, me daba un
cortina verde que los. distinguía de los clandestinos. poco de vergüenza.
Había uno en la avenida Córdoba antes de llegar a
Callao, viniendo del río a mano derecha. -En sus relatos siempre describe la adolescencia
como algo más bien terrible. ¿La suya fue conflictiva
-¿Era un lugar para "cajetillas"? o no causaba mayores problemas?

-No, iba toda clase de gente (se ríe). Recuerdo -Mis padres fueron conmigo muy comprensivos.
que una vez, en la esquina de Montevideo y Uruguay, Yo no he tenido una guerra con mis padres durante la
se me acercaron ocho o nueve muchachos y me grita- adolescencia, pero, como le dije, ellos aspiraban a que
ron que era un "cajetilla". Yo no dije nada y me fui a yo estudiara en alguna universidad. Eran muy bue.,.
mi casa pensando que ellos eran unos cobardes, ya nos lectores, casi todos los libros que hay. en esta casa
que.se aprovechaban de ser varios contra uno. Pero al pertenecen a la biblioteca de ellos, quiero decir que
otro día yo me puse casi a su altura, porque en cuanto no eran personas descreídas de la cultura, pero les
28 29

'
parecía que yo debía cumplir el ciclo de la educación. al poco tiempo co~prendí que iba a arruinarme si
Entonces empecé abogacía en la Universidad de Bue- seguía trabajando en el campo. En cambio, si me que-
nos Aires. Cuando leí seis mil páginas de Derecho daba sentado en la silla de paja del corredor, leyendo;
Internacional Público, pensé: "¡Dios mío! ¡Qué.lásti-. no iba a causar mayor daño económico, ¿no? Así que
ma no estar leyendo libros que me sirvan para lo que en Pardo leí muchísimo: Kant, los filósofos alemanes,
yo quiero hacer, que es escribir!". Entonces dejé abo- toda la literatura española, toda la inglesa, toda la fran-
gacía y, siempre para cumplir el ciclo que ilusionaba a cesa, o lo que yo entendía por toda. Cuando era chico
mis padres, me anoté en Filosofía y Letras. Ahí me no llegaba a distinguir los buenos de los malos, sim-
sentí todavía más lejos de la literatura. Mis compañe- plemente leía. Las ediciones Tor, los clásicos Rivade-
ros, salvo alguna amiga, leían solamente el libro que neira, en fin, leía todo lo que caía a mi alcance. A par-
eLprograma indicaba y se desinteresaban de los otros tir de esa temporada en el campo, por el año 35,
libros. Entonces dejé todo eso y decidí compensar el comencé a leer de forma más o menos ordenada: Ber-
abandono de mis estudios con un trabajo en la vida: trand Russell, Condillac, Nietzsche, Leibnitz, Loc-
la administración del campo de mis padres. Y me fui ke, Volfaire, Pascal, muchos filósofos.
al campo. Allí se me ocurrió La invención de M orel,
leí muchísimo, en fin, me pasé como seis o siete años, -.Borges siempre decía que los Pensamientos de
muy esporádicamente interrumpidos para hacer una Pascal rara vez lo llevaban a pensar.
visita a mis padres o a!mis amigos en Buenos Aires. Así
que quiero muchísimo a Pardo. Le·diría que es la parte -Es~oy totalmente de acuerdo (se ríe). Es como si
del país que más quiero, además .de Buenos Aires. el filósofo Pascal no me gustara mucho, pero puedo
admirar al matemático, ya que es autor de un hecho
-Es bastante curioso, porque no vivió mucho tiem- notable. Hasta los dieciséis años Pascal tuvo una edu-
po en el campo. cación puramente humanística, sin ningún contacto
con la ciencia. Sin embargo, él reinventa la geometría,
-No, pero es donde siempre fui feliz. Cuando yo ya que lo que llamamos geometría lo reinventó Pas-
era chico mi padre, que era un mal administrador, cal sin leerlo en ningún libro. Incluso dejó un último
arrendó la estanciaydesde ese momento siempre tuve teorema que está aceptado y que no existía antes de
nostalgia de Pardo. él. Y todo eso con sólo dieciséis años, algo realmente
notable.
-El paraíso perdido, digamos.
-Un caso parecido es el de Wittgenstein, que in,..
-Exactamente. Mi madre decia que los Bioy ha- ventó y derribó un sistema filosófico antes de los 30 años.
bían perdido sus campos porque los administraban
desde la silla ·de paja del corredor de la estancia, en"" -Sí, es lindísimo e~o. Aunque nunca me sentí
tonces, cuando abandoné los estudios, yo me fui al muy cerca de los filósofos alemanes. Siempre me pa-
campo de Pardo dispuesto a revertir esa situación, pero reció que los filósofos ingleses, sobre todo Berkeley
30 31

'
y Hume, eran más afines conmigo, menos "Herr Pro- -Yo creo que sí, me ha pasado muchas veces. Al-
fessor", como lo había sido Kant. Después de leer a guna vez se me ha ocurrido un cuento, el argumento
Kant pen,sé en sacarme una fotografía al lado de la de un cuento, caminando por Buenos Aires. También
Crítica de la razón pura, así, como una especie de tes- he caminado bastante para recordar los lugares don-
timonio de que la había leído, ¿no? (se ríe). Ahora, yo de iba a situar mis novelas. Y ~as caminatas que hay en
creo que De Qui'ncey escribió un libro para recomen:-' mis libros las heredé de Arturo Cancela, o de uri cuen-
dar a cualquier persona: Los últimos días de Eman- to de Cancela, "Una semana de holgorio", que está
nuel Kant, un libro espléndido. en Tres relatos porteños, un libro totalmente olvida-
do. En ese cuento Cancela describe las caminatas del
-,-Ahora que menciona ,a Kant me recuerda que protagonista por Buenos Aires y en muchos, de mis
usted es un gran caminador. cuentos también hay caminatas por Buenos Aires.
Ayer estuve muy· triste. No sé por qué estaba un poco
-Antes lo era mucho más ,que ahora. A veces voy tonto. Yeía Buenos Aires por la ventana y me decía:
en auto por Buenos Aires y me digo: "Tantas veces "Yo caminaba por es¡1s calles y ahora sólo salgo para
que yo he caminado por acá y ahora no puedo ir ni a ir al médico y quizá vea por última vez estas casas".
la esquina sin que me lleven". He caminado mucho En fin, pero hoy ya me he sobrepuesto.
1
por Parque Lezama, por Parque Chacabuco, por
Saavedra. Me iba coJ amigas a los barrios lejanos de -F} problema es que su tristeza, en el fondo, tam-
Buenos Aires y los caminaba. Salía al azar a alejarme bién es la del interlocutor.
de Buenos Aires con· alguna amiga.
-Claro, usted también está en lo mismo. Además,
-Qué rara suena la frase "alejarse de Buenos Ai- es bastante feo compadecerse mutuamente.
res", porque esos barrios están en Buenos Aires.
-En realidad es todo como un gran paso de come-
-U na vez llevé ai barrio de Flores a una amiga, dia, incluso esto que estamos haciendo: un señor pre-
precisamente a una "niña bien", y cuando bajamos en guntándole a otro sobre acontecimientos de su vida.
la estación de trenes me comentó, sorprendida:" ¡Qué
raro! ¡Es igual a Buenos Aires!" (se ríe). Aunque en el -Y con la certeza de que dentro de algunos años se
fondo hay un poco de verdad en eso, porque el Bue- olvidará todo, ¿no? Porque dentro de muy pocos años
nos Aires de cada uno es el barrio de la infancia. La nadie se acordará de mí, ni de usted, ni de los diarios,
patria es el barrio de la infancia. Y la patria, para mí, ni de los libros. No hay que olvidarse que la tierra, que
también es la estancia de Pardo. es un objeto como ese ropero o como estos anteojos,
un día va a terminar y entonces ya po quedará rastros
-=Quizá le guste caminar porque a veces caminan- de nada. Nada: ni la Divina Comedia, ni Aristóteles,
do la imaginación trabaja mejor. ni Platón, ni Schopenhauer. En fin, no quedará nada.

32 33
-¿Ni El sueño de los héroes?

-.-Ni Elsueño de los héroes.


CAPÍTULO II
l_?isparada la brQma, Bio'! se pone de pie y me acom"'"
pana hasta_la puerta. Camma con dificultad, apoyán-
dose en mz antebrazo. En mi recuerdo de otros en- Borges
cuentros, Bioy camina con energía y vitalidad, y ese
contraste _d~ golpe me entristece. No se lo digo, pero
Un enfant terrible- Los amores contrariados -De
P_ar~ce adzv_marlo. '~Ahora sólo camino bien en los sue-
la .leche cuajada a Bustos Domecq - El séptimo
nas '.me dzce en mztad del pasillo. Quizá para disipar
árculo- Libros y conversaciones- El jinete imposible
la .trzsteza, cuando llegamos a la puerta del ascensor
-' La novela de Borges
me ~uen_ta que Borges solía reférirse a Filippo Mati-
~ettz, _el mventor del futurismo, con estas dos palabras:
cretmQ fosforescente".
En julio de 1992 Bioy me contó un argumento que se le
había ocurrido, quizá esa misma mañana, en el que al-
guíen descubría un punto en la atmósfera donde esta-
ban todas las conversaciones que habían tenido lugar
en el mundo. Enseguida me pareció que su casa era el
lugar más apropiado para situar la historia. No sólo por
la comodidad para el autor sino por los recuerdos que
pueblan las habitaciones y que rara vez el visitante, so-
bre todo los periodistas, deja de notar. Recuerdos de fo-
tos en diarios y revistas y recuerdos de voces que alguna
vez se oyeron en la casa: la de Mallea; la de Pepe Bían-
co; la de Victoria Ocampo, imperiosa, dominando la
sobremesa; la de Cortázar, arrastrando las erres; la de
Gombrowicz; la de Octavio Paz y, desde luego, la inol-
vidable voz de Borges, con ese tono de perplejidad que
ponía los pelos de punta a los presentadores de televi-
sión. Cinco años más tarde le pregunto a Bioy si el re-
cuerdo de esas voces amigas lo llevó a pensar aquel ar-
gumento y hace un gesto vago, que puede significar
cualquier cosa. "Extraño muchísimo las conversaciones
que teníamos con Borges", agrega después, como sí quí-
35
34

'
siera dar la pista verdadera sin ofender memorias. Edu-
cado a la antigua, Bioy hace de la cortesía una forma
agradable de vida. Sin embargo, su cortesía se apoya
menos en la debilidad que en la compasión y en una
suerte de terror, más bien aversión, a las declaraciones
escandalosas. Siempre responde con cortesía, aunque se
encuentre ante el mayor zoquete de la tierra, pero ja-
más dejará traslucir lo que piensa si con sus palabras
puede levantar una polémica o dañar a alguna persona
querida; sobre todo cuando habla de Borges, lo que su-
cede de manera inevitable en cada reportaje. Bioy sabe
que venir a charlar con él es, de algún modo, venir a
charlar con Borges, y lo acepta con buen ánimo. Quizá
por la alegría de poder revivir al amigo durante unos
1 minutos en su memoria.
11111

11

1 1 1
1
~ 11 [1
-Me estaba fijando que en su casa no hay fotogra-
fías de Borges. Supongo que será para que los perio-
1 illll 1il l 1il)
distas no le pregunten siempre lo mismo.
1

lll[/[llfi!
-No, alguna debe haber. No me molesta para nada
1
1 ill[!llf[[l
1
hablar sobre Borges, pero yo necesito preguntas con-
11 :¡1 cretas. A veces viene alguien y me pide que hable de
1,! '1¡[11[1111 Borges y no sé qué decir, porque lo he conocido du-
rante toda la vida. Es como si me pidieran que hable
1 l:fllillll[f de un hermano.

" 11 !lil i~l li -Entonces la ausencia de fotos puede ser algo pa-
recido a aquello que decía Borges de que la prueba del
i lljlfllil[llll origen árabe del Corán es la total ausencia de came-
llos en sus páginas.
l lil~l !il i!
. : ¡t~l
-Es probable (se ríe). La última vez que hablé con
él me dijo, con la voz quebrada, que se iba a casar, que
estaba muy enfermo y que ya no volvería al país. En
"[[111/il/1111
36
i l:l¡:¡j¡li l 1

'
fin, casi estaba diciéndome que se iba a morir en cual-' sentirse bastante cómodo. Quiero decir, pese a ser
quier momento. Sin embargo, yo puse la muerte de colaboracionista en el gobierno de Vichy, algo real-
Eorges en el futuro. Cuando me enteré de la noticia mente espantoso, La Rochelle era un hombre bastan-
me sorprendió tanto como si hubiera estado en per- te simpático y bastante inteligente. Pero mire hasta
fecto estado de salud. qué punto era Victoria débil y hasta qué punto veía
todo como una competencia que, cuando Borges y
-Es bastante sabido que usted conoció a Borges yo hicimos la revista Destiempo, que eran tres hojas,
en 1932, en una reunión del grupo Sur en casa de Vic- ella se enfureció y se alarmó, como si temiera que
toria Ocampo. Lo que realmente llama la atención es Destiempo pudiera desbancar a Sur. Pese a que no te-
que usted por entonces tenía sólo diecisiete años, era níamos plata para competir con nadie, ella temía que
casi un chico. nosotros triunfáramos éon la revista.

-Sí, pero enseguida simpatizamos y nos pusimos -Cp,usa gracia pensar que Victoria se deslumbra-
a hablar de literatura y hasta ofuscamos a Victoria ra con el pensamiento de los franceses teniendo a Bor-
porque no hablábamos con su invitado extranjero. ges al lado ...

-¿ N o recuerda ruzen
j .,
era e¡·znvzta
. d o?
-Qué le parece. Ahora, por algo siempre choca-
ban Victoria y Borges. Siempre tenían álgún encon-
-Bueno, el francés de turno, ¿po? (se ríe). Ade- tronazo.
más, cuando los invitados extranjeros estaban de visi-
ta en casa de Victoria había que venerados y admirar- -Bueno, es bastante famosa una enérgica negati-
los en todo, como si fueran una especie de santos. De va de Borges a probarse una peluca de los Beatles que
todas maneras, yo asistía puntualmente a las reunio- Victor'id habíd traído de Londres.
nes que ella convocaba un poco porque no había otra
alternativa. Si uno no iba a esas reuniones Victoria lo -Es que Borges, tal vez por· timidez, a veces se
fulminaba con su furia, así que para vivir pacíficamente ponía un poco necio y se tomaba en serio esas bro-
iba a todas las reuniones que organizaba. Pero sus tés mas que no tenían ninguna importancia. U na vez, en
y sus tardes en San Isidro eran un deber, no eran un Mar del Plata, Borges creyó desvestirse dentro de una
placer para nadie. Serían un placer para esas personas carpa y en realidad s~ estaba·.desnudando ante to~o el
del grupo Sur, precisamente. balneario. Entonces Victoria dijo, señalando a Bor-
ges con la cabeza: "¡Pare<;:e que estaba bien armado el
-Digamos que para ser admitido en el grupo Sur hombre!" (se ríe). Y Borges se enfurecía y se tomaba
había que gustar de La Rochelle, por ejemplo. en serio esas cosas, que no eran para ser tomadas en
serio. Pero no hay duda de que Victoria lo retaba a
-Y le diría que La Rochelle, a pesar de su nazis- Borges, ¿no? Además, él era más rebelde que yo y
mo, no era de los peores, hablando con él uno podía decía lo que pensaba. En cambio yo me decía: "Bue-
38 39
no, me da lo mismo queclarme en casa esta tarde o ir a su juventud y por sus caprichos la gente le negaba ese
tomar el té a lo de Victoria" y; para evitar sus enojo~, mérito.
cedía un poco y concurría a San Isidro.
-Sin ernbargo parece raro que no lo reconocieran,
-¿Cómo se lo c;onsideraba a Borges en esa época? porque la poesía de juventud de Borges es bastante
¿Qué idea tenía aquella gente de Borges?
llana para la época. Incluso tiene temas mas populares
-el tango, los barrios de Buenos Aires- que la poste-
-Hay una expresión fr;mcesa que define muy bien rior, que muchas veces se apoya en las tradiciones eu-'
lo que era Borges para la gente de aquella época: un ropeas.
"enfant t.errible", es decir, up. chico travieso de la lite-
ratura. Era como una persona caprichosa, que tenía -.. ¿Usted me está preguntando si hubo alguna épo-
gracia en sus caprichos, pero que no tomaba en serio ca en que todos se parecieran a Borges? No, desde
las cosas. Para la gente era, digamos, el más inteligen-
luego q~e no (se ríe). Sin ~mbargo, déjeme decirle q~e
te d·e los escritores y también up poco frívolo en su yo prefi_ero la poesía del Borges maduro a: la del pn-
inteligencia, porque hacía literatura en lugar de decir mer Borges. Me parece que la primera es más decora-
la verdad desnuda. . . .. tiva y que la última tiene más sentimiento. Aunque
1 también hay poemas lindísimos en esos primeros li-
-¿ Conszderaban{rzvolo a Borges? Da la zmpreszon bros. Quiero decir, no me gustaría aparecer como juz-
que esos escritores eran peores que el primer Borges. gal}do desde arriba la obra de Borges, que me parece
espléndida. tJsted ve que yo cuido mucho lo que digo
-Claro, pero era como si todos, de un Il10do bru- sobre Borges, pero lo he querido muchísimo como
tal, pen~aran: "Borges sólo es inteligente". Era com.o si para aparecer ante la gente como que lo estoy criti-
la gente considerara que ,Borges deqicaba su inJeligen- cando o que estoy menoscabando en algo su obra.
cia a la combinación de ideas meramente asombrosa$ y N o quisiera que alguien pensara eso, realmente.
que ese juego le quitaba ip.terés a su literatura. Desde
luego, el tiempo demostró lo contrario, pero yo creo -Aunque tal como van las cosas, la gloria de Bor-
que por esa razón le negaba.n• sus méritos literarios. ges parece resistir cualquier crítica.
-.Era .un poco como-aquella definición que dio N és- -Además, parece que es así en todo el mundo,
tor !barra: "Borges es la única persona que conozco que ¿no? Incluso para la gente que no lo lee o no lo ha
se toma el mundo en broma y la literatura en serio". leido nunca (se ríe).
-Está muy bien? sí. Era un poco así. Yo creo qu~ -¿Cómo era la amistad entre- ustedes? ¿Eran de
la gente fue aviniéndose a la manera de ser de Borges, hacerse confidencias o eran más bien reservados t:n el
fue aceptándolo, y terminó por convertirlo en un gran trato?
escritor. Quizá entonces ya lo fuera, pero tal vez '{?Or
1
40
41

t
-Mire, hemos sido muy reservados los dos y no -No es verdad. Mire, le explicaré una cosa: Estela
sé muy bien por qué, ya que éramos tan amigos como Canto era casi ciega y, además, era borracha; Borges,
para que no hubiera reservas. Yo creo que era una es- como sabe, era casi ciego. Ellos salían a caminar jun-
pecie de esnobismo mutuo que tuvimos durante mu- tos, de noche, por Buenos Aires, y Borges cada tanto
cho tiempo y que eso fue cambiando con los años. Al le hablaba por teléfono a su madre para que se queda-
comienzo de nuestra amistad hubo un largo período ra tranquila, y Estela. interpretaba esa ~ctitud como
en que hablábamos mucho de literatura, de argumen- una dependencia de Borges y un deseo-de la madre de
tos, pero éramos muy pl!dorosos en cuanto a nuestra tenerlo siempre controlado. En realidad ella sólo pen-
vida privada. Creo que era un esnobismo, como si saba que dos ciegos, uno de ellos borracho, caminan-
pensáramos que esa reticencia nos quedaba muy bien. do de noche, podían morir atropellados en cualquier
Ya hacia el final de la vida de Borges nos volvimos momento y por eso le pedía a su hijo que cada tanto
más confidentes el uno del otro, nos contábamos lo la llamara. Dado el carácter de Borges y el de suma-
qu~ nos pasaba, en fin., éramos más.confidentes que al dre, la gente pensaba que.era una mujer que tenía a su
principio. Quizá Borges lo fuera más que yo debido a hijo "a rienda corta", comó se decía antes, algo que es
que pasó por varios amores desdichados, entonces eso totalmente falso.
lo llevaba a hablar c6nmigo, .un poco como si nuestra
conversación lo ayudara a buscar la verdad en sus sen- -Dicen que cuando Borges se enteró que Estela
timiep.tos. 1,
Canto había vendido los manuscritos de "El Aleph?',
la citó en un café y le dijo: "Si yofuera un caballero
-¿Nunca lo pudo convencer de que el amor podía deberíapegarme un tiro en la cabeza ahora mismo".
ser un tema a,ceptable para escribir buena literatura?
-Es probable, es probable ... (se ríe). Es muy de
-No. Él temía qqe el amor pudiera ser utilizado Borges decir eso. La frase es terrible, pero probable-
como un sustituto de la imaginación para atraer al lec- mente lo haya impulsado a decirla lo gracioso que hay
tor. Creía que la atra'cción del amor, la atracción de la en ella, por eso "Si yo fuera ... ". Pero créame que Bor-
muerte, la atracción deJa violencia, podían.no ser com- ges se enamoraba muchísimo y sufría por esos amo-
patibles con la mejor literatura. No le gustaba expre- res. A veces venía a casa y ya ese día no podíamos
sar sentimientos en su literatura, sin embargo en la escribir porque él me contaba lo que le había pasado
vida era bastante más sentimental que yo ... La verdad con Fulana, que no podía vivir· sin ella, o que lo ha-
es que Borges se ena,moraba muchísimo y sufr.ía por bía desairado, en fin, hablaba nada más que de esa
esos amores. mujer. Yo tenía muchos amoríos, que casi nunca con-
taba, y él tenía amores ün,icos. Cada amor era único,
-Estela Ct:¡,nto, en su libro Borges a contraluz, afir- definitivo.
ma que no escribía sobre el amor porque su .madre lo
tenía alejado de todas las mujeres. -Usted no sólo habló mucho con Borges sobre li-
teratura sino que asistió al nacimiento de sus ficcio-
42 43

'
nes. ¿Cómo fue ese proceso? ¿Cómo se decidió Bor- -¿Realmente la erudición de Borges era tan com-
ges a publicar esos cuentos a medio camino de varios pleta o más bien tenía una gran inteligencia para c;om-
géneros? binar sus lecturas? ·

-Bueno, yo creo que fue una transición del ensa- -No, era realmente extraordinario lo que había
yo al cuento. Fue como una especie de timidez de leído. Mire que yo he leído muchísimo, sin embargó
Borges para llegar al cuento. siempre me parecía que Borges había leído mucho más.
Uno se quedaba absorto ante sus lecturas. Muchas
-¿Dut;lab4 sobre su capac;idad para escribir fic~ veces en la vida me pasó descubrir a un autory darme
ciones? cuenta. después que Borges ya había leído todos los
libros de ese autor. No digamos la literatura inglesa,
-·Yo creo que sí, que vacilaba un poco. Creo que q1Je parecía tenerla toda en su mente, pero il).cluso uno
tenía el temor de no saber escribir un cuento y eso lo tenía la· sensación de que conocía aquellas cosas que
llevó a disfrazar sus ficciones bajo la forma del ensa-' no lo admiraban demasiado, como la literatura fran-
yo. Quiero decir, él estaba acostumbrado a· escribir cesa. Quiero decir, si bien había muchos autoredran-
poesía y ensayos, se iba a aventurar en una nueva for- céses que 'le gustaban, no podríamos asegurar que
ma d.e es.cribir, entdnce·s dudaba un poco. Y también Borges fuera un devoto de la literatura francesa, sin
• j • • • ' •
era muy extgente consigo mismo, qmza esa extgencta

embargo a veces yo descubría 'urr autor francés y en'-
lo hacía vacilar. Pero se ve que tenía muchas ganas de seguida me daba cuenta que Borges ya había leído
ir hacia· la ficción, porque wdos sus ensayos ya. están todos los libros de ese autor. Además, siempre estaba
a mitad de camino c;le ser cuentos. Ahora, muy pron- entusiasmado con algún libro o algún escritor. En un
to comprobó que lo sabía hacer muy bien. y que le momento era Dante y entonces hablaba todo el tiem-
salían cuentos espléndidos. po de Dante, descubría algo nuevo en sus libros, se
en1nsiasmaba con pasajes de la ])ivina Comedia. Y tam-
-En verdad lo extraordinario es la aventura li_, bién, con el mismo placer, me proponía escribir un
teraria que encaró Borges prácticamente solo, por"" cuento o me explicaba que estaba escribiendo un cuen-
que su a,bra da la imprésión de ser el trabajo de va- to, me contaba las dificultades que tenía con· algún ar-
rias generaciQnes. Es c;omo si hubiera tomado la gumento, en fin, vivía entusiasmado por la literatura y
tradición .literaria en español y la hubiera reformado uno admiraba ese entusiasmo. Alguna vez dije que
él solo. Borges era la literatura viviente y es la pura verdad.

-Tiene razón, yo pienso ilo mismo. Lo que suce- -La prueba más contundente es que uno no po-
de es que las lecturas de Borges han abarcado todas dría imaginar a Borges haciendo otra cosa.
las literaturas y eso lo llevó de algún modo a renovar
nuestra tradición literaria. =-No, desde luego. Bueno, su ineptitud para los
deportes era absoluta,¿ no? (se ríe). Por ejemplo, con-

44 45
sideraba que jugar a las bochas es un deporte, así que
gar mal. Sin embargo la natación le gustaba bastante.
imagínese de lo que hablo. Además, agarraba una bo-
cha y se le caía de la mano. N o nadaba tan mal, de pecho, así, un poco estilo pe-
rrito. A él le parecía que nadaba bastante bien y quizá
tenía razón,. porque era. el único ejercicio físico que
-La figura de Borges siempre fue muy atractiva
hacía de un modo, digamos, aceptable. Ahora, lo más
para el público, a veces incluso más que su literatura,
triste para mí, y también para él, es que durante una
un hecho que dio pie a todo tipo de 'interpretaciones
temporada que estuvo en mi casa de Mar del Plata fue
sobre su persona~ ¿Tenía una personalidad un poco
cuando se le aflojó la retina del todo y quedó comple-
compleja Borges o era una persona llana-en la intimi-
tamente ciego. Una tarde cayó en la playa y ese ~olpe
dad? Se lo pregunto por las declaraciones escandalosas
que bacía a veces sobre política. brusco le desprendió la retina .. Borges era muy mse-
guro al caminar, él-caminaba un poco tanteando con
los brazos, bueno, vino una ola y cayó al suelo y se le
-Puede ser que a veces dijera alguna frase escanda-
desprendió la retina. Fue muy triste.
losa, pero quizá eso correspondiera a su temperamen-
to. Quizá tuviera cosas como de chico, que desconcer-
-¿Estaban escribiendo algo juntos?
taban un poco a las personas que no lo conocían. Por
ejemplo, siempre m~ decía que era un gran tirador,
--"--'-,No, creo que no. Casi todos los cue~tos de Bu~­
que tenía una gran p~ntería, que era imbatible, y re-
tos Domecq los escribimos en Buenos A1res. Nos di-
sulta que después no podía ni sostener una escopeta
vertimos mucho escribiendo esos libros.
en sus manos. Otra vez me dijo que él era up gran
jinete, que sabía andar muy bien a cabaUo. Entonces
-El primer trabajo en colaboración de ustedes fue
le pedí que me acompañara a recorrer el campo, pero
un prospecto sobre la leche cuajada, un hecho más bien
ni siquiera llegó a montar el caballo: subió por un lado
insólito.
y bajó por el otro (se ríe) .. Era graciosa la ineptitud que
tenía para 1as cosas cotidianas. Es decir, causaba gracia
-Sí, pero hay una explicación para ese .folleto. Un
que tuviera taqta aptitud. para escribir y tan poca para
manej,arse en la vida corriente. tío mío, Miguel Casares, era director de La Marto~a
y sabía que yo escribía..Entonces, un poco para esti-
mularme, me pidió que yo escribiera folletos pseudo-
-A lo mejor esas mentiras eran una expresión de
científicos sobre las virtudes terapéuticas del yogur,
deseos. A lo mejor le hubiera gustado ser un buen ji-,
nete. la leche, el huevo, y otros productos que vendía La
Martona. Como pagaban muy bien, dieciséis pesos la
página, una cifra importante para la época, y yo sabía
-Bueno, estoy seguro de que le hubiera gustado
ser un buen jinete. Y también creo que le hubiera gus- que Borges no andaba muy bien de plata; le propuse
que escribiéramos juntos el folleto sobre el yogur. Lo
tado poder jugar a las bochas. Porque jugar mal a las
escribimos en Pardo, en Rincón Viejo, era invierno y
bochas es bastante .fácil, pero él ni siquiera podía ju-
la casa estaba totalmente destruida. Lo único habita-
46
47
ble era el comedor. Allí, al lado de .la chimenea por- surdo del nazismo, ¿no? Hablamos muchísimo de ese
que hacía un frío del diablo, tomando cacao muy car- cuento y durante muchQ tiempo dijimos que nunca
gado, con mucho chocolate, descubrimos un libro que lo habíamos escrito, pero un día Daniel Martino, un
hablaba de una población búlgara donde la gente vi- amigo mío, lo encontró entre mis papeles. Lo que para
vía.hasta los ciento sesenta años. En.tonces se nos ocu_: mí résultó U:na novedad, porque yo e~taba convenci-
rrió inventar una familia -·la familia Petkoff- cuyos do de que ese cuento no se había escrito nunca.
miembros, gracias al yogur, vivían muchísimos años
(se ríe). Después yo escribí, solo, uno sobre la leche y -¿No lo intimidaba escribir con Borges? Me re-
el huevo en la alimentación. En el del huevo, decía fiero al principio de 1as colaboraciones.
que para un enfermo del hígado la dosis terapéutica
nunca debía ser superior a treinta y seis huevos por -Al principio, sí, yo estaba ún poco intimidado.
semana. Espero que nadie haya seguido esa terapia. Por ejemplo, casi todos los argumentos de Seis pro-
blema~_para don Isidro Parodi son ide·as de Borges.
-Dicen que el estilo de esos folletos no es muy lla- La ejecución de cada cuento es de los dos y las bro-
no que digamos. " mas que hay en el camino pueden ser atribuidas a cual-
quiera. Recién en el libro siguiente, Ct6nicás de Bus-
"fluenCia
- A s1' es. p or esa\_epoca, no se' por m . de tos Domecq, ya la colaboración fue por mitades: la
quién, tal vez mía, cfeíamos que el estilo bueno era el primera historia se me ócurri6 a mí, la segunda a él y
estilo pomposo y el folleto del yogur está escrito pom- así seguimos. Ahora, nunca hubo una discusiórt·ni una
posamente. Por ahí debe andar, entre mi biblioteca, pelea. Se nos hizo bueno el asunto a tal punto que,
algún ejemplar. cuando escribíamos cada uno en su éasa, extrañába-
mos la facilidad de escribir con el otro. Quiero decir,
-¿Borges iba a menudo a la estancia de Pardo? todo escritor sabe que a veces áparece una dificultad
y ésa dificultad· deti.ene el proc~so de escritura y uno
-N o, iba cada tailto. Borges era muy rutinario y no sabe cómo resolvérla. Eh cambio, cuando son dos
nunca le llegaba el momento de interruwpir su vida personas es muy difícil que la dificultad acometa a los
de Buenos Aires y marchar al campo. De todos mo- dos. Yo no encontrabauna solución, Borges la en-
dos, creo que aquéllos fueron unos días muy gratos contraba, y así avanzábamos. A veces yo estaba acá,
para Borges y que él siempre tuvo un buen recuerdo en este cuarto, y de pronto se oía la voz de Borges en
de Rincón Viejo. Además, fue .ahí donde decidimos, el pasillo que decía: "Traigo noticias de don Isidro" o
un poco hartos del yogur, escribir cuentos en colabo- "Ayer a la tarde estuve con la condesa Puffendorf y
ración. Un día inventamos la historia de un holandés, me dijo que Fulano ñó puede ser el asesino". Era ca-
el doctor Preetorius, que compraba un jardín de in- paz de entrar así, gritando de f~licidad, porque se le
fantes con el único fin de matar a: los niños mediante había ocurrido alguna historia. El· hablaba de los per-
dosis exageradas de placer: juegos a toda hora, músi- sonajes como si estuvieran vivos.
ca a toda hora ... Lo que era casi una reducción al ab-

48 49
·-En los primeros libros de Bustos J)omecq la es- de el estilo es más llano. Creo. que en ese libro ellec'-
critura es bastante cargada. ¿ (;ómo les salió un estilo tor puede aceptar las invenciones porque no se inter-
tan barroco?
pone un estilo molesto.

-Creo que porque nos dejamos arrastrar por las -Debió de afectarles mucho esa experiencia, por-
bromas. Quisimos escribir cuentos policiales clásicos que entre Un modelo para la muerte y Crónicas de
y terminamos escribiendo cuentos policiales satúicos. Bustos Domecq.pasaron nada menos que veinte años;
Los primeros libros de Bustos Domecq son historias
contadas a través de bromas sucesivas y eso hace ba" -Sí, realmente sentimos que Bustos Domecq nos
rroco el estilo. De eso nos dimos cuenta, retrospecti- estaba devorando y que debíamos dejar de colaborar
vamente, en Un modelo para la muerte y en Dos fan- por un tiempo.
tasías memorables. En Seis problemas para don Isidro
Parodi tratamos que cada personaje tuvie.ra su estilo ...,...,.Siempre me causó gracia que, en pleno auge de
y eso, en cierto modo, lo logramo~, pero también pos la novela psicológica, usted y Borges decidieran diri-
llevó~ como el e.stilo de cada personaje era caricatu- gir una colección de relatos policiales, un género bas-
resco, al placer de escribir caricaturescamente. tante desprestigiado por aquellos años.

- Q uzza · 1.n.uz'dos,j tam b zen,


· ' zn ·' por la nove dad de es-
1 -Es que -nos parecía en aquel momento que los
cribir juntos.
escritores se habían olvidado de contar historias y es-
cribían novefas que eran .situaciones, o alegatos, o si
-Y por las bromas que se nos ocurrían mientras no, descripciones de estados de ánimo. Había como
esct:ibíamos, porque escribíamos riéndonos a carca- una especie de consenso en contra de los argumentos
jadas. A veces Silvina vep.ía a ver qué pasaba y leía y con Borges queríamos hacer algo que de algún modo
algú~ párrafo sin cornprender de qué nos reíamos tan- les recordara que la literatura existe porque a la gente
to, como desaprobando nuestra risa. Entonces Bor- le gusta oír historias. Bueno, un día, mientras estaba
ges decia la famosa frase: "Sobre Bustos no hay nada en la cama, resfriado, pensé: "Borges y yo hemos leí-
escrito". Ahora, yo creo que en Seis problemas para do casi todas las novelas policiales. Sabemos cuáles
don Isidro Parodi el estilo es más liso que en· Un mo- son los libros aburridos, cuáles son los 'libros diverti-
delo para la muerte, libro que nos obligó a dejar de dos, y es una lástima no aprovechar eso para hacer
colaborar por un tiempo. Diez o doce veces nos ex- una colección". Entonces se lo propuse a Borges, ha-
traviamos a lo largo de ese libro. Recuerdo que Bor" blamos con Emecé, y ellos aceptaron publicar "El sép-
ges me preguntaba: "¿Qué íbamos a hacer con este timo círculo" bajo la condición de no poner el nom-
personaje?". Algo bastante gracioso para dos escrito- bre de la editorial en los libros. Mire lo que sería el
res que defendían la escritura deliberada, ¿no? Hasta género policial por aquellos años que les parecía des-
que después me parece que nos redimimos en nues- doroso, como si fuera una especie de vergüenza pu-
tro siguiente libro, Crónicas de Bustos Domecq, don- blicar novelas policiales. Como sabemos, "El sépti-
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51
m o círculo" vendió tanto que después accedieron gus- ninguna manera eso le quita un ápice de mérito al li-
tosos en poner eLnombre de Emecé y casi salvaron la bro, queme encantó. Además, no sé si hoy en día de-
editorial con esa colección, ¿no? (se ríe). fendería· con tanto énfasis las novelas con enigmas.
Me .parece que una novela donde hay un crimen y
-.Esa colección influyó muchísimo en .los jóvenes que policialmente no tiene ningún mérito, donde no
escritores de la época. Podría decirse que de algún hay ningún dibujito divertido, puede ser un libro lin-
modo Borges y usted fueron llevando a las genera- dísimo.
ciones más jóvenes precisamente hacia la literatura
de argumento. -¿Siempre hablaban con Borg'es sobre libros de
otras perso!las o también comentaban a menudo los
-Yo diría que inventamos la literatura policial y relatos. que estaban escribiendo?
la literatura fantástica para este lado <;{el mundo, por-
que esas literaturas existieron en Inglaterra desde siem- ....:=.No,, bastante a menudo comentábamos argu-
pre. Borges me dijo un día que cuando la gente de mentos propios, pero siempre de forma oral. Muchí-
Emecé se enterara de que el Times Literary Supple- simas veces pernos conversado sobre problemas de
ment traía una seccion con las novedades del género composición, de redacción, sobre. argumentos, muchas
policial, nos echaríah a la calle (se ríe). Ahora, con veces yo le pregunté o él me preguntó cómo cerrar una
Borges luchamos dJrante muchos años en favor de trama, pero nunca nos sometimos el manuscrito. Un
las novelas policiales ~on enigmas, pero pudimos com- poco por respeto y también porque el manuscrito aje-
probar que <la realidad y nosotros no coincidían, por- no nunca llega en buen momento, ¿no? U no tiene la
que indudablemente lo que ha triunfado es la novela obligación de leerlo, de marcar errores, en fin, es algp
negra. Quiero decir, pienso que hicimos una buena bastante desagradable. U no de los primeros argumen-
colección de relatos policiales, creo que es un lindo tos que le conté a Borges fue el de El perjurio de la
ejemplo de literatura policial, pero el triunfo de. la nieve. Íbamos caminando por la esquina donde esta-
novela negra es realmente indudable. ba La Porteña, frente al cementerio, tomamos Aya-
cucho para el centro mientras yo le contaba el argu-
-.En realidad es extraño que no les gustara una mento. Cuando terminé, Borges me dijo que era
novela como El largo a,diós, de Raymond Chandler, lindísimo, pero que nunca iba a .poder resolverlo. Su
por ejemplo. opinión me intimidó un poco, sin embargo yo seguí
adelante con el relato hasta que por fin, casi diez años
-¡Pero sí me gusta mucho! A Borges no le gusta-, más tarde, duránte una noche de insomnio, encontré
ba demasiado, pero yo creo que es una novela muy la solución .. Esa noche tenía la impresión de que yo
agradable. Incluso alguna vez 'he dicho que El largo era un ,billarista que hacía una carambola tras .otra,
adiós tiene un tono criollo, bastante argentino. Me todas la,s di{icultades ciel argumento se me iban solu-
parece muy simpático Marlowe, además. Puede ser cionando. Fue como un regalo del destino. Pero nun-
que el argumento no esté muy construido, pero de ca nos mostrábamos la página escrita. U na sola vez le
52 53
pedí a Borges que leyera las primeras páginas de La -Es bastante raro, porque las críticas literarias que
invención de M ore!, pero enseguida comprendí que escribía Borges para la revista El Hogar están escritas
me había equivocado y ya no volví a ·mostrarle mis en un estilo más llano que el de sus cuer.ztos y son casi
manuscritos. de lo mejor de su obra.

-Esa novela resultó bastante paradójica. Por un -Estoy totalmente de acuerdo con usted. Creo que
lado el brillante prólogo de Borgés fue una consagra- ;I3orges nunca escribió mejor que durante aquella épo-
ción, pero por el otro usted quedó atado al nombre de ca de las colaboraciones en El Hogar . Me alegro por-
Borges. que es la primera persona que me dice esto, algo que
yo he sentido siempre y que casi nadie parece haber
-Es cierto, pero la amistad' de Borges es una de notado. Yo siempre estuve convencido de que eso fue
las grandes suertes que yo he tenido en mi vida, en- lo mejor de Borges, sin embargo casi nadie parece ad-
tonces, qué importa si eso ha tenido una influencia vertirlo~ El mismo Borges no advertía la importancia
mala para mi fama o. si la gente me ha visto como de aquellos artículos. Era un poco la iJ.?punidad, que
una prolongación de Borges. Con el tiempo, si las lo liberaba para ser el mejor Borges. El sabía que El
cosas mías, son buenás quedarán y si no se olvidarán. Hogar era una revista leída solamente por personas
Recuerdo que una vb Nalé Roxlo me diio que Plan interesadas en la vida social de los otros, es decir, per-
de evasión le había p:arecido menos divertida que La sonas aj~nas a la l~teratura, y eso lo llevaba a escribir
invención de More!? pero lo dijn con un retintín, con mucha soltura.
como diciendo: "Seguro que la otra te la dictó Bor-
ges" (se ríe). -Lo increíble con Borges es que hay artículos su-
yo·s, publicados en revistas efímeras, que nunca pasa-
-.. -Se diría que más bien sucedió lo contrario, ya que ron a libro y que son casi la culminación de la prosa en
los últimos libros de Borges están escritos con mucha castellano. Estoy pensando en uno de finales del 30
llaneza. que se titulaba "Yo, judío", en el que se defendía de
ocultar, supuestamente, su origen judío.
-Sin que esto suene pedante, yo creo que quizá lo
convencí de que se podía escribir de un ,modo más -Ah, qué bien, no recuerdo ese artículo. ¿Usted
llano, más tranquilo, sin buscar tanto el efecto en una lo recuerda?
frase. A veces a Borges le gustaba lo sentencioso, le
gustaban las frases muy trabajadas, le gustaba mucho -No textualmente, pero empezaba más o menos
lo barroco, mientras que yo prefería que el estilo fue- así: "Como los drusos, como la luna, como la semana
ra casi oral y creo que de algún modo eso influyó en que viene, el pasado remoto es de aquellas cosas que
su escritura. Pero también creo que Borges igual hu- pueden enriquecer la ignorancia. ¿Quién no jugó al-
biera llegado a esa llaneza sin mi ayuda. guna vez a los antepasados de su carne y de su sangre?
Yo lo hice muchas veces y muchas no me disgustó
54 55

\
pensarme judío. La revista Crisol ha querido halagar pasar debajo de un árbol (abedul), o mudarse a una
esta retrospectiv~ esperan"Z:a y habla de mi ascenden- localidad cercana (Azul) ... "
cia judía 'maliciosamente ocultada' (el participio y el
- . . Pero un poco de razón tenía, ¿no? ... (nos reímos).
adverbio me maravillan)".
Lugones tiene algún poema muy lindo, pero también
es capaz de caer <::n las peores fealdades. Es ~omo si
-Qué bueno ... (Nos reímos un rato larguísimo,
Lugones quisiera•escribir con toqo el idioma. La gue-
tanto que Bioy debe secarse las lágrimas con el dorso
rra gaucha, por ejemplo; está escrita· de ese. modo po¡n-
de la mano.) El participio y el adverbio me maravi-
poso, con up._ efecto al final de cada- frase.
llan. Qué bueno. Es muy de Borges eso. Le agradez-
co que me haya recordado aquel artículo. Además,
-De todos modos parece que Borges hubiera senti-
tengo que feiicitarlo porque yo lo había olvidado Y. do un poco de culpa por haberlo p-iticado tanto, porque
usted lo ha recordado muy bien. después le dedicó un libro y trató siempre de hablar bien
de Lugónes.
-Cómo no lo voy a recordar si lo leí la semana
pasada... ' -Y es probable, claro~ Es que Lugones fue real-
mente un buen escritor, pero a veces escribía de un
-No, pero lo hj recordado muy bien. El partici- modo ilegible.
pio y el adverbio m~ maravillan. Qué gracioso.
-En realidad todo el mundo era muy suspicaz con
-Parece mentira que alguien capaz de escribir con cualquier· cosa que dijera Borges. Es famoso el enojo
esa eficacia tuviera que subsistir por er~;tonces con un de Martínez Estrada porque Borges lo había elogiado
sueldo de auxiliar de biblioteca. como poeta cuando en realidad casi toda su obra está
en prosa.
-Tiene toda la razón. Pobre Borges. Lo extraño
muchísimo. Por esos años yo siempre iba a visitarlo a -Sí, pero sin duda Borges creyó mucho en él, cre-
la biblioteca Migue Cané, en Boedo, y ahí nos entera- yó mucho en su .poesía. Son lindos: sus poemas, aun-
mos del' suicidio de Leopoldo Lugon~s. Recuerdo que que no <,:orrespondan a la idea de gran. poeta que uno
estábamos conversando y de pronto entró un emplea- tiene. Quiero decir, nos parece que Verlaine es má~
do y dijo: "Hoy se suicidó el doctor Lugones". Lo un gran poeta que. Martínez Estrada, sin embargo hay
recuerdo perfectamente. poemas de Martínez Estrada que son muy buenos.
Quizá su prosa n.o sea tan buena, no sé. Siempre me
-Borges siempre mantuvo una relación bastante pareció una persona activamente pensante, pero no
tormentosa con. Lugones. Recuerdo una crítica al Ro- demasiado inteligente.
mancero donde prácticamente lo despedaza: "Puesto
a rimar con 'ul', .el doctor Lugbnes se ve obligado a

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'
-Hay una colección de citas bastante rara que pu- ...._;Yo creo que a Stevenson lo perjudicó haber es-
blicaron con Borges bajo el título El libro del cielo y el crito algunos libros para chicos o, por lo menos, que
infierno.¿ Qué los llevó a recopilar textos sobre ese tema? los chicos fueran aficionados a sus libros. Eso1o con-
virtió en un aptor para chicos, un poco como de se~
-La posibilidad de entretener a los lectores, segu- gunda fila. Es como si La isla del tesoro hubiera he-
ramente. Todas las noches Borges venía a casa y ha- cho olvidar al ensayista, al novelista y al poeta. N o sé,
blábamos de literatura y nos contábamos argumen.,. me parece una injusticia terrible.
tos que nos habían gustado o leíamos algo que el otro
había d~scubierto. Bueno, un día pensamos que se -Sobre todo si tenemos en cuenta que ]ane Aus-
podía hacer un libro con descripciones del cielo y del ten no es ninguna maravilla.
infierno citando a escritores o teósofos antiguos, un
poco cqmo una miscelánea. Entonces cada uno bus- -.Borges aborrecía aJane Austen (se ríe).
caba textos en su casa y a la noche proponíamos los ~ ...... ~

que nos parecía11 buenos. Yo tengo un libro en tres -¿Le gustaba alguna escritora a Borges?
tomos de filósofos 'y escritores medievales y ahí hay
~uchos textos que) luego pasaro~ al libro. También -Estoy .pensando, pero yo creo que no.
mventamos algunos textos y los f1rmamos con nom-
bre falso, un poco ¿omo una broma. ~Sin embargo hablaba muy bien del Orlando de
Virginia Woolf.
-Otro libro muy bueno son los Cuentos. breves y
extraordinarios, aquella recopilación de relatos cortos -Puede ser que ese libro le haya gustado un poco
que publicaron en 1955. más, .pero no estoy muy seguro.

-Sí, creo que es un libro bastante lindo. Allí hay -. Otra cosa que llama la atención es el elogio per-
un cuento espléndido de Stevenson: Fe, alguna fe y manente que hizo Borges de Macedonio Fernández.
ninguna fe. Cuando. le dic~n al vagabundo que Odín ¿Le gusta a usted Macedonio?
ha muerto y que el cielo está en poder del demonio,
sale a pelear por Odín. Creo que me identifiqué un -Me gustaban los cuentos que Borges me conta-
poco con aquel cuento, me gustó muchísimo y me ba sobre Macedonio, pero me parece que escribe de
dio ganas de escribir algo parecido. una manera que uno I}O puede leerlo, porque no h~
podido leer ninguno de sus libros. Yo no lo conocí,
-Usted sabe que Edmund Wilson les recomenda- pero me he carteado alguna vez con él, por ahí tengo
ba a los profesores que no incluyeran a Stevenson en algunas cartas de Macedonio escritas en ese mismo
sus clases, porque lo consideraba un escritor de segun- estilo un poco ,pesado. A veces hay alguna cosa gra-
da fila, y les proponía sustituirlo por ]ane Austen. ciosá, pero nada más. No sé, era como si Borges estu-
viera escribiendo una novela con su vida y ciertos
58 59
personajes los inventaba un poco y los hacía más gra- su padre lloró al ver la cara de su hija y entonces daba
ciosos de lo qu~ fueron, más geniales de lo que fue- la otra versión. Tenía esas cosas. Como aquella vez
ron. Creo que XuLSolar también fue un poco un in- que le preguntaron cuál había sido su primera lectura
vento de Borges; una creación de esa novela. y Borges contestó Huckleberry Finn, de Mark Twain,
cuando en realidad su primera lectura había sido Las
-Le· pregunto esto porque hay varios críticos ar-' aventuras de Tom Sawyer. Pero como Tom Sawyer
gentinos que atribuyen muchas ideas de Borges a no le gustaba, le parecía un libro bastante malo, en-
Macedonio. tonces citaba el otro.

-Bueno, yo creo que Macedonio es una creación -Era como si prefiriera la literatura a la realidad.
de Borges, lisa y llanamente. Lo que pasa es que la
figura de Macedonio es muy simpática. Que se mu- -Claro. O como si quisiera mejorar la realidad
dara de pensión en pensión, que tuviera debajo de la con la literatura, que es el mejor homenaje que se le
cama una valija llena de masitas viejas, en fin, quizá puede hacer a la literatura.
todo eso sea atractivo para un historiador de la litera-
tura. Además, tanto Macedonio como el padre de
Borges eran personds suficientemente audaces como
para planear irse al Paraguay y fundar una colonia
anarquista, llevar unas pocas mujeres para que fueran
de todos y cosas por el estilo. Pero creo que Macedo-
nio fue un viejo criollo, muy simpático, y nada más·.
El padre de Borges era una persona muy agradable,
era muy gracioso, irónico, así un poco como Borges,
siempre estaba haciendo bromas. A él le pasó una· cosa
muy agradable. Después de una ceguera larguísima,
recobró la vista y pudo ver que su hija era una mujer
muy linda.

-La versión de. Borges es distinta: decía que su


padre había llorado de emoción cuando pudo ver otra
vez las estrellas.

-Es cierto (se ríe). Es que a veces a Borges le gus-


taba modificar el pasado. para que quedara mejor, pero
no por vanidad sino por creer en la literatura. Quizá
le hubiera parecido demasiado sentimental decir que

60 61

'
CAPÍTULO III

Poesía y tangos

Crítica literaria- El libro inexistente-Traducciones


- Versitos burlescos, barrocos y clásicos- Tangos
reos y carnavales apócrifos

Cuando llego Bioy está leyendo el suplemento litera-


rio de un conocido diario argentino. M e recibe con el
diario en alto, como si fuera una prueba de la deca-
dencia del país. "Influencias", me dice. "Ya no hay
libros buenos o malos. Sólo influencias. " Después de
unos segundos, agrega: "Lo peor es que el artículo está
escrito en octosílabos". Casi enseguida me alegro de
no haber escrito ninguna crítica en los últimos meses,
aunque Bioy asegura no tener quejas de mi estilo ni de
mis razonamientos. ¿Qué iba a decir? Mis críticas se
publican fuera de su alcance, en España, y las pocas
que ha leído son muy favorables a su persona. "Es la
vida moderna, la velocidad", le digo parafraseando a
uno de sus personajes. Bioy pesca al vuelo la cita y fes-
teja la broma con la lectura de un párrafo.del periódi-
co en el que se distinguen con nitidez tres octosílabos
seguidos. Su humor es implacable, sobre todo cuando
habla de críticos y profesores, pero no recae nunca en
la burla, ni siquiera en el sarcasmo. Lo prueba el he-
cho de que no hay forma de sacarle el nombre del crí-
tico lapidado. También es imparcial. Un día me leyó,

63
como ejemplo de prosa deficiente, un pasaje de una
antigua novela argentina; más tarde descubrí que la
cita pertenecía a La nueva tormenta, uno de sus pri-
meros libros. "M e parece incomprensible que pierdan
el tiempo buscando influencias", repite Bioy mirán-
dome por encima de los anteojos.

-Y a veces en las críticas hasta se escapa algún "in-


fluenciado", que suena como si el escritor padeciera
una misteriosa enfermedad...

-Qué palabra espantosa (se ríe). Además, parece


que la opinión del autor no importara demasiado, ¿no?
Durante años he repetido que Arturo Cancela ha te-
nido muchísima importancia en el tono porteño que
hay en mis libros. ¿Usted ha leído alguna crítica de
mis libros en la que se mencione a Cancela? Yo, no.

-En realidad las influencias existen. Lo difícil es


encontrar la manera concreta en que una lec.tura ha
influido sobre un libro.

-¡Pero claro! Yo creo que Wells, por ejemplo, es


un autór que ha tenido mucha influencia en mi litera-
tura, pero no en un argumento concreto sino, diga-
mos, en escribir cuentos fantásticos. O en inventar
personajes que no fueran dignos de afrontar la histo-
ria en la que estaban metidos. Ese tipo de cosas me
causó mucha gracia cuando leí a Wells: que mandara a
la luna gente muy mezquina, por ejemplo, todo eso
me gustó mucho y probablemente lo haya imitado en
algunos de mis relatos. También recuerdo estar en
Córdoba, leyendo a Bertrand Russell, recuerdo el pla-
cer de esas lecturas casi como una exaltación, sin em-
bargo no podría explicar de qué manera esas lecturas "La verdad es que me hubiera gustado muchísimo escribir un tango."
64
de Russell influyeron en mis libros y me parecería t?ner bastante carácter, porque la crítica suele ser im-
rarísimo que alguien lo pudiera explicar. N o me gusta placable con los debutantes.
hablar de misterio en la creación, pero reconozco que
de algún modo ese misterio existe y que es muy difí- -Cuando yo publiqué Caos, uno de mis primeros
cilbuscar influencias que aseguren la buena interpre- libros, un crítico de un. diario muy conocido me mandó
tación de un libro. a planta'r papas (se ríe). Por eso creo que el escritor debe
oír los buenos·consejos que le puedan dar y no preocu-
-Sin embargo pareciera que usted en algunos re- péi!.rse mu~cho de las críticas adversas si le parecen que. no
latos colocara trampas para críticos. Hace poco descu- son razonables., Yo he tenido muchas críticas adversas
brí que M. Vallet, el personaje de La sierva ajena, fue durante mi juventud, pero por más que fueron severas
un escritor real y que incluso escribió el libro que se -y en algunos,casos lapidarias- nome disuadieron de
menciona en el cuento, Le Chic aCheval. seguir escribiendo, lo que fue una suerte, ya que mi vida
es grata po.rque puedo escribir y contar historias y hasta
-Puede ser, sí (se ríe como si hubiera descubierto sosped1o que no lo hago tan mal a veces. Porque a lo
un secreto inconfesable). Le Chic a Cheval. Qué títu- mejo.r upo tiene una crítica muy adversa, como la que
lo pretencioso, ¿no?¡Una vez me pasó algo muy lindo yo tuve de un tal Morán, y eso puede llevarlo a dejar de
con un crítico de Rumania. En uno de los cuentos de escribir. Claro, si uno piensa que lo hace mal, ¿para qué
La trama celeste yo; cito una frase de las Tristias, de escribir? Creo que no. hay que déi!.rle tanta importancia a
Ovidio, y un crítico rumano advirtió que en ese pasa- los críticos. En alguna parte anoté: "Que me perdone
je de Ovidio no se leía lo que yo había escrito. Esa Morán 1 he brindado con champán".
crítica me gustó. Cuando alguien observa algo en mis
relatos que me parece verdad, me siento contentísi- -¿Hay 'algún crítico que .le haya gustado mucho?
mo. Y tampoco creo ser tan vanidoso como para no
aceptar una crítica si me parece atendible. Cuando -Borges, por ejemplo, me gustó mucho y tam-
estaba dictando Dormir al sol, la chica que copiaba a bién me desconcertó un poco. Cuando él publicó El
máquina me dijo: "Bioy, ¿no le parece que el primer acercamiento a Almotásim, que es la crítica literaria
capítulo debería ir al final?". ¡Claro que tenía que ir de un libro inexistente, .bueno, yo lo leí T enseguida
al final! Bueno, lo corregí, puse ese capítulo al final y fui a una librería de la calle Florida a encargar; ese li-
el libro quedó mucho mejor. Todas esas observacio- bro que no aparecía en ningún catálogo (se ríe). A pesar
nes me gustan, pero también deploro que exista una de ser amigo de Borges, a pesar de que nos veíamos
literatura ocupada en investigar quién fue el primero casi todos los días, fue tan convincente .su relato que
que escribió tal cosa, quién fundó tal movimiento~ .. , durante algunos días anduve buscando ese libro por
no sé, me parece espantoso. Buenos Aires. Después de un tiempo le conté esto,
pero pensó que era una mentira para halagarlo. Nun-
-De todas formas se diría que para llegar a ser ca creyó que yo había ido a encargar el libro,
escritor, salvo que uno sea muy afortunado, hay que

66 67

'
-Debió haber sido rarísimo para los lectores ese Ahora, también pienso que Mallea fue una muy bue-
falso ensayo de Borges, porque lo mismo que a- usted na persona, una excelente persona, pero escribía co-
sas realmente ilegibles.
le pasó a mucha gente.

-Quiere decir que una persona inteligente puede -Lo notable es que Mallea tiene buenos títulos:
convencerlo a uno casi de cualquier cosa. Además, La ciudad junto al río inmóvil, La bahía de silencio,
Borges prácticamente cambió las convenciones del Cuentos para una inglesa desesperada...
género, porque uno no está acostumbrado a leer crí-
ticas literarias de libros que no existen, ¿no? (se ríe). -~í, son lin~ísimos. Es como si tuviera una gran
capactdad para mventar títulos y no para escribir un
-No, la verdad que no. Pero el asombro debió ser relato. A lo mejor tendría que haberse dedicado a com-
grande por el tipo de literatura que se hacía por en- po~er haikus, es decir, .poemas breves que se parecie-
tonces: el costumbrismo, la novela psicológica, etc. ran a l~~títulos. Yo le doy bastante importancia a los
títulos, los busco con paciencia, pero no siempre he
~Qué le parece. Bueno, Mallea era considerado quedado conforme con ellos. Por ejemplo, El perju-
entonces el grap escritor argentino, imagínese ... Creo rio de la nieve, que me gustaba mucho cuando lo puse,
que Mallea dejó de dirigir el suplemento literario de ahora no me gusta nada, me parece pedante. Prefiero
La Nación e inmediktamente se le acabaron los admi- títulos más sencillos. Si tuviera que elegir alguno, creo
que me quedaría con Dormir al sol.
radores.

-Para quienes no vivimos aquella época resulta -Esa clase de experiencias casi le hacen dudar a
casi increíble que Mallea fuera considerado un gran . uno de su propio criterio, son como un baño de humil-
escritor, porque es como si nunca hubiera existido. dad. Por otro lado me asombra el cambio de criterio
radical que usted ha experimentado con el tiempo.
Nadie lee sus libros.

-Una vez fui a Nymphenburguer, una editorial -¡Pero si no cambiara tendría que retirarme del
alemana, y allí encontré al director bastante abatido. mundo! Claro que uno va cambiando, se va haciendo
Parece ser que le habían dicho al editor de Nym- otra persona a lo largo de la vida. Por ejemplo, cuan-
phenburguer que Mallea era un gran escritor, enton- do era más joven me gustaban libros que ahora no
ces, sin leer ninguno de sus libros, habían comprado r~comendaría a ?-adie. Me gustaba muchísimo La glo-
toda su obra. Bueno, inmediatamente la editorial rta de _don Ramtro, de Enrique Larreta, que me pare-
quebró porque no tenían más dinero y no podían ce un libro espantoso. Me gustaba mucho Benito Lynch,
publicar esos libros porque nadie los leía. Ni siquie- que no me parece espantoso pero que, bueno, tampo-
ra el editor los había podido leer. Recuerdo que el co es nada extraordinario. No sé, era como si yo, un
director de Nymphenburguer se agarraba la cabeza poco por esnobismo, buscara la. literatura en autores
y me decía: "¿Cómo pude comprar esto?" (se ríe). que no me gustaban mucho y eso de algún modo me

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'
hacía arruinar mis invenciones. Cuando uno lee a un debe confiar en los traductores ... Con Proust me su-
mal escritor, quizá· piense que puede escribir como cedió otro tanto. Cuando era más joven yo, quizá por
ese escritor y publique libros malos. En cambio, cuan- simpatía, por ser fiel a mi amistad hacia Wells, que
do uno lee a un buen escritor, se siente estimulado había dicho que Proust era una colección de diarios
para escribir como ese escritor y probablemente sus viejos, bueno, yo aceptaba un poco eso y creía que
libros sean un poco mejores. era un escritor sin ninguna importancia. Y compren-
dí después que mantenerme fiel a esa opinión era una
-Leer libros sin los ojos de la historia, desarrollar ceguera muy grande, ya que Proust es un muy buen
un criterio propio para ju?gar la lectura. escritor, da premios todo el tiempo al lector, pero hay
que meterse en sus libros.
-Claro ..Mire, durante mucho tiempo yo me lo pasé
atacando a Chejov porque en sus ·libros no había argu- -Usted ha confesado que en sus libros de juventud
mentos, pero lo más triste es queJo atacaba sin haberlo -Prólogo, La nueva tormenta, Diecisiete disparos so-
leído, o. porque .había leído algún cuento en una anto- bre lo porvenir-/o influyó mucho la lectura de Joyce.
logía, o porque me habían dicho que en sus libros sólo
había situaciones. En fin, algo bastante absurdo, ¿no? -Ahora, no creo que él hubiera reconocido ·esa
Bueno, después lo l~í y me encantó. Me parece un es- influencia, ¿no'? (se ríe). Seguramente hubiera pensa-'
1 '1
critor brillante y una muy buena persona. Su historia do que, influido por él, yo hubiese. escrito algo mejor.
es bastante triste. Chejov fue un hombre de una gran
pobreza, estaba enfermo, tenía tuberculosis, entonces -¿Qué lo impresionaba de Joyce? ¿El monólogo
la única fuente de i,ngresos que tenía era escribir un interior, las epifanías?
cuento por semana para ganar algún dinero y así escri..,
bió más de mil cuentos, una cifra extraordinaria. Yo -No. Me impresionaba esa abundancia que hay
desearía leer todos sus. cuentos, pero naturalmente no en el Ulysses, como si· fuera·una mente que decía toda
he leído más que los dos volúmenes franceses y tam- clase de cosas que yo no alcanzaba a entender del todo,
bién un libro impreso en México, que tiene las páginas pero que me deslumbraban, Yo estaba .fascinado con
a dos columnas,-una edición bastante fea, pero que tie- esa abundancia del Ulysses. Sabía párrafos enteros de
.ne treima o cuarenta cuentos. memoria, aunque no sé si los sabía porque realmente
me gustaban o por esnobismo, para: demostrar que
-Quizá lo haya subestimado porque los cuentos yo había leído el Ulysses. También me gustaban los
de Chejov parecen muy sencillos. momentos de comicidad deJo y ce, que todavía me si-
guen haciendo mucha gracia.
-Puede ser, yo pensaba lo mismo, pero después
lo leíyme di cuenta que en cada cuentohayuna vuel- -¿Y los otros libros de ]oyce: Retrato de un artista:
ta, hay algo inesperado. También está el problema de adolescente, Exiliados?
las traducciones. Uno no sabe cómo escribía Chejov,

70 71
-N o me parecen del todo mal, pero tampoco son
-Es como si durante los años de formación uno
mis libros preferidos.
tuviera más ansia de erudición que de literatura. Uno
quiere saber todo, leer todo.
-¿Cómo justifica entonces la admiración casi uná-
nime que los escritores le profesan al Ulysses?
-Claro, es la juventud, el impulso. De muy joven
yo leí el Quijote en una edición que tenía siete mil
-Yo sería autobiográfico. Yo diría que a mí tam-
quinientas notas, tomando en cuenta las llamadas al
bién me deslumbró y creo que las razon,es para que ~e
pie y los refranes. Era una edición de .Rodríguez Ma-
deslumbrara son bastante débiles. No sé, a lo meJor
rín en siete tomos, así fue mi primera lectura del Qui-
ese libro, para mí y para tanta gente •hermético ~por­
jote, fíjese que cosa estúpida (se ríe). Yo quería ser.
que uno lo leía entendiendo cada frase p~ro sm sa-
una~ especie de Pico de la Mirándola, pero lo peor es
ber muy biep qué estaba leyendo, a lo meJor uno lo
que no me alcanzaba, por ejemplo, con leer los libros
leía pensando en otra cosa- ~ que es tan grande _Y
de Certantes sino que también leía a críticos como
tan importante, bueno, a lo meJor uno se s~maba sm
Baralt, el padre Mir, que hacían hincapié en el origen
pensar a la legión de los al;:tbadores del hbro, pero
de tal vocablo ... en fin, era un ejemplo terrible de lo
creo que su influen'cia ha sido más bien nefasta para
que puede ser la inmadurez.
los jóvenes escritor,~s. Además, ~uando uno se ente-
ra queJo y ce vivía qorracho comtenza a compren.~er
-De algún modo usted corrigió esos errores en el
algunas cosas, ¿no? Porque el Vlysses parece escnto
discurso de agradecimiento del premio Cervantes, por-
más bien por un borracho. Claro que era capaz de
que allí habló con mucho cariño de Cervantes e inclu.,
hacer frases espléndidas y también tiene algunos pe-
so dijo que la lectura del Quijote le marcó el camino
queños poemas que son lindísimos, peros~ influen-
de la literatura. ,
cia creo que fue nefasta para muchos escntores. De
todas formas nq se puede negar que hay algo en Jo y ce
-Sobre todo.el primer capítulo, donde el Quijote
que hace que los escritores traten de imitarlo. Es
se despide de sus amigos y se lanza a la: aventura y uno
como un político que se hace querer, realmente con-
no sabe cuál será su suerte. Eso me gustó muchísimo y
sigue seguidores J oyce, como si ésa fuera su virtud
me dio ganas de escribir algo que provocara una ansie-
más evidente. Incluso era una persona a la que no
dad similar en mis lectores. Siempre estoy volviendo a
dejaban sola. En todas partes del mundo había imi-
leer ese comienzo del Quijote, bueno, porque fue lo
tadores suyos, seguidores suyos, discípulos suyos,
que me movió a escribir alguna vez y voy a ver si me
en fin una cosa espantosa. Es un poco lo que le de-
cía ha~e ~n momento: yo creo que mis primeros li-
equivoqué o no en mi admiración, y noto que Cervan-
tes nunca me defrauda. Creo que Cervantes ha inven.,-
bros fueron malos porque mis primeras lecturas fue-
tado un personaje muy querible y que lo ha sabido
ron equivocadas.
contar. El comienzo del libro es muy cómico y·al final
es tristísimo, uno casi llora cuando muere el Quijote y
entonces Sancho quiere que sigan las aventuras y adopta
72
73
:·¡¡1
i •. 1

la locura del Quijote para animarlo y que se sobrepon- -Usted suele decir que hablar mal de un libro es,
'¡l,,l¡' ga a. la muerte. Eso es lindísimo. en definitiva, hablar mal de la persona que lo escribió.
'l:!1'·': Teniendo en cuenta esto, ¿qué libro o qué relato suyo
¡:{ -De hecho Cervantes no fue considerado un gran siente que mejor habla de usted?
'¡1
1' escritor por sus contemporáneos.
¡ 1
-Quizá el cuento El lado de la sombra. Pensé en
-Era un escritor popular. Parece que Quevedo ni Conrad cuando lo escribí. Siempre me gustó Conrad,
se dio cuenta de que existió Cervantes, ¿no? Pero yo y espero que en mi cuento haya algo del ambiente de
creo que si los escritores son buenos para los lectores, los relatos de Conrad. En el cuento hay recuerdos
son buenos escritores, y que si solamente son buenos autobiográficos, está el argumento de El gran juego,
para una camarilla de críticos, ya no son tan .buenos. un film que me encantó, en fin, creo.que no está mal.
Quiero decir que el encanto que produce la lectura De mis novelas me parece que.la mejor es Dormir al
del Quijote es real y que no creo que a la gente le sol, la más agradable de leer, por eso la prefiero a La
guste por la fama d~lljbro. invención de More! o a El sueño de los héroes.

-Para volver a~ tema de la crítica. Usted alguna -Quizá La aventura de un fotógrafo en La Plata
vez ha dicho que acepta lo último que le dicen sobre sea incluso más distendida para el lector que Dormir
sus libros. ¿Por qué? ¿Por cansancio o porque descon- al sol.
fía de las interpretaciones?
-Bueno, eso es un regalo que usted me hace y que
...,..,..,.-Tal vez por cansancio y también porque cada uno le agradezco. A mí me pasa ·Con La aventura de un
1

1,1 lee el libro que quiere leer, por eso desconfío de las in- fotógrafo en La Plata y con Un: campeón desparejo
!
¡1
terpretaciones. Además, la vida es demasiado corta como que me parecen libros sin mayor importancia. Me
para perder tiempo. en ¡1nalizar mis libros. Yo estoy parece que he llegado a un momento de mi vida en
preocupado por el cuento que tengo que hacer o por la que estoy escribiendo. con menos esfuerzo. De todas
novela que tengo que hacer, para vencer la haraganería formas, me gusta un poco más La aventura de un fo-
de escribir muchas veces, en fin, estoy en eso. N o me tógrafo que Un campeón desparejo. Hace pocos días
estoy viendo como un historiador de la literatura vería a recibí una encomienda del embajador argentino en
uno de sus autores favoritos. Tampoco me gusta releer Pekín y adentro había una edición china de La inven-
mis libros, salvo que deba.hacerlo por alguna nueva edi- ción de M ore!. Me gustó muchísimo el regalo, en fin,
ción. Cada vez que lo,hago descubro, primero, las erra- fue una sorpresa muy agradable. Ahora, yo creo que
tas, y después los errores míos. De todos 111odos, le diría he escrito mucho para un hombre haragán como yo,
que muchas veces los críticos me han hecho· sentir que para un experto en perder el tiempo como soy yo, sin _
los escritores somos más complejos de lo que en verdad embargo a veces tengo· la impresión de que soy el au-
somos. No creo que seamos tan complicados. tor de un solo libro: La invención de M ore!.

74 75
-Casualmente hace poco estuve en Nueva York y -Tal vez haya una verdad amarga en el enojo con-
en una librería del Soho encontré un ejemplar en in- tra las traducciones, porque en definitiva es negarse a
glés de La invención de Morel. aceptar que un libro realmente bueno aguanta cual-
quier traducción.
-Pero no me pida que opine sobre esa traducción.
-Puede ser que haya alguna verdad en lo que us-
-¿Tan mala le parece? ted dice, pero también es evidente que muchos libros,
digamos, tolerables, se vuelven ílegibles después de
-Bastante (se ríe). haber pasado por el traductor. A lo mejor uno escribe
una frase deliberadamente ambigua, el traductor pien-
-.Un problema vinculado con la crítica es precisa- sa que es un error, trata de corregirla... y ya todo el
mente el de las traducciones, que de algún modo con- encanto desaparece.
dicionan las críticas literarias.
"-"-'-iUsted revisa las traducciones de sus libros?
-Sí, es bastante raro eso. Yo sé que las traduccio-
nes, en general, sonlmuy malas. También sé que las -No, casi .nunca. A veces puede ser que corrija
traducciones que han hecho de mis libros muchas ve- algunos errores groseros de traducción, como por
ces me parecen llenas de errores burdos. Sé todo eso, ejemplo que en la provincia de Buenos Aires una yunta
sin embargo parecería que hay algo en cada libro que nunca puede ser de mulas sino de caballos, porque en
se puede transferir al lector a pesar de la torpeza que la llanura no se utilizan mulas, en fin, puedo advertir
pueda tener la traducción, porque toda la literatura sobre algún error formal, pero no reviso las traduc-
alemana que yo he leído, la sueca que he leído, siem- ciones frase por frase. ¿Por qué me lo pregunta?
pre ha sido en traducciones y muchas. veces me ha
gustado. Porque yo he leído a Heine por su traduc- -Por nada en especial, simplemente recordé .que
ción al español y me gusta mucho. Por otra parte creo Borges solía reservarse el derecho de revisar las tra-
que leer, por ejemplo, a Stendhal en español es un grave ducciones de sus libros y de modificar todo aquello que
error ·O, por lo menos, es una forma de desconocer a no lo conformara.
Stendhal. Leer a Benjamín Constant en español, bue-
no, tampoco me parece una buena forma de conocer -Bueno, pero Borges sabía el inglés como si fuera
a Constant. Ni. siquiera me atrevería a recomendar- un inglés, sabía muy bien el alemán, sabía muy bien el
los, porque no sé cómo ser~n esos libros escritos en francés, sabía bastante italiano, aunque decía que no
otro idioma. Claro que las traducciones.son inevita- lo conocía, entonces eso le daba segtJridad para cam-
bles, ya: que es imposible dominar todos los idiomas, biar algo que no le gustaba o para sugerirle al traduc-
pero me parece rarísimo que un libro pueda pasar a tor alguna modificación. Yo el franc~s lo conozco
otra lengua con todas sus virtudes. bastante, pero no creo que pueda ser un buen correc-
tor de algo escrito en inglés. Mi inglés me permite

76 77

'
leer y me permite hablar de un modo aceptabl'e, pero
-Es raro que las conversaciones con Borges no lo
si tuviera que cambiar una fráse tal vez no sabría.cómo
hayan estimulado para escribir poesía. Porque me ima-
hacerlo. Quiero decir, puedo darme cuenta que una gino que también hablarían mucho de poesía.
frase no está bien traducida al inglés, pero n:o sé si
sabría proponer otra. No me queda más remedio que
-Claro, pero yo siempre tenía entre manos al-
confiar en los traductores.
gún argumento de un cuento o de una novela y eso
de algún modo me hacía postergar la poesía. Ade-
-=Usted ha tocado casi todos los géneros literarios más, lo que más hablábamos con Borges era sobre
-traducción, cuento, novela, ensayo- salvo poesía. argumentos. Nos gustó muchísimo siempre contar-
¿Alguna vez pensó en publicar poesía? nos tramas propias o ajenas, proponer alguna varian-
te, comentarlas, en fin, sentíamos mucho placer en
-Sí, pero como si pensara: "¡Qué bueno sería vi- eso. Casi todas las noches venía Borges a cenar y me
vir trescientos o cuatrocientos años!"(se ríe). Quiero contaba que estaba escribiendo un cuento o yo le
decir, me encanta la. poesía, de vez en cuando he escri- contaba algún argumento que se me. había ocurrido,
to algún poema, pero¡~ierp.pre estuve tan ocupado es- lo discutíamos, pasábamos mucho tiempo hablando
cribiendo cuentOs y jnovelas que casi no he tenido de literatura.
tiempo·para dedicarll?-e a la .poesia. I;.,o único que ten-
go, así; que podría publicar, serían breves poesías. an- -=-¿Borges le gusta como poeta?
tipoéticas. Porque a v'eces, por la mañana, para desen-'
tumecer el cerebro escribo un dístico y ese dístico por -Me gusta su poesía, pero sobre todo me gusta el
lo general es burlesco y muy poco poético. Borges de los últimos años. Los primeros libros de
poesía de Borges no me gustan tanto.
-¿Realmente no escribe poesía por falta de tiempo
o porque le tiene un poco de aprensión al género? -¿Cuáles son sus poetas preferidos?
-Desde luego, también le tengo un poco de -Wordsworth, por ejemplo, me gusta mucho.
aprel).sión al género. Pienso que la poesía es la forma Después, Dunbar, Toulet.-las Contrerrimes son casi
más intensa de ejercer la literatura. En un cuemo o una costumbre mía, siempre. estoy releyéndolas-,
en una novela puede haber opinión, puede haber Verlaine, Lope de Vega, que me encanta. También hay
varias ideas, puede haber psicología, en cambio, en algunos poemas de Horacio que me gustan .bastante~
una poesía sólo hay poesía, uno se abando·na al poe- ¿Usted sabe que hace muchos años yo traduje.la Oda
ma. Esas pocas poesías, buenas o malas, que hay en Quinta de Horacio?
Guirnalda con amores, por ejemplo, me han hecho
sentir que estaba ejerciendo la literatura del modo -Lo que no sabía es por qué eligió precisamente
más inténso. esa oda.

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-Porque fue la que más me gustó y también por- -Quevedo de algún modo es el ejemplo de la poe-
que mi latín no me dio para las otras (se ríe). Me gustó sía como producto intelectual más que de la inspira-
la Oda Quinta y pude comprenderla y eso de algún ción, porque muchas veces sus versos pare_cen dema.
modo me llevó a traducirla. También influyó la lectu- siado fabricados.
ra de H oracio en España, de Menéndez y Pelayo, que
me encantó. En ese libro Menéndez y Pelayo analiza -A mí me. parece higiénico no creer .demasiado
las traducciones de Horacio que han hecho otros es- en la inspiración. A veces por creer en la inspiración
critores, como los Argensola, por ejemplo, y va co- puede uno publicar cosas muy malas, que sólo le in-
mentando verso por verso los aciertos y los errores, teresan al que las escribió. Sin embargo que la inspi~
en fin, creo que eso de algún modo me estimuló para ración existe es algo indudable y uno tiene una prue-
intentar una traducción de la Oda Quinta. De chico ba casi cotidiana. de ese hecho, porque. si. revisamos
estudié latín durante los seis años del colegio secun- nuestros libros enseguida nos damos cuenta que unos
dario, que es una. manera de ignorar el latín, ¿no? son producto de la costumbre y otros de la inspira-
Recuerdo que leíamos las cartas de Cicerón, los Co- ción. Pero me· parece que son necesarias las dos cosas
mentarios de Julio César, todo eso lo aprendí- en el y que la actividad intelectual. no excluye la inspira-
colegio. \ ción.

-Borges solía deCir que la escritura de Quevedo -Bueno, el caso del Martin Fierro puede ser un
conserva la nostalgia del latín. ejemplo claro de que la inspiración existe, porque los
otros libros de H emández no son nada extraordinario.
-Es cierto, tiene razón. Quevedo me gusta preci-
samente cuando no es demasiado quevediano. Cuan- -.Ahí tiene un buen ejemplo de inspiración, por-
do es más parecido a Lope, así, más llano, entonces que realmente parece que Hernández hubiera escrito
me gusta. Justamente muchas veces discutíamos con ese libro con la musa aliado. Quizá haya algunas co-
Borges porque a él le gustaba bastante lo barroco, le sas del Martín Fierro que no sean. muy agradables,
gustaba mucho Quevedo, le gustaban esas frases muy pero hay que reconocer que ese libro parece .dictado
trabajadas que terminan con un efecto al final, enton- por la musa.
ces yo le decía: ccBueno, basta de estar entusiasmado
con Quevedo. Mejor leamos a Lope, que tiene esplén- -.Sin embargo dentro de la literatura gauchesca
didos poemas y es menos pedante". Pero eón el tiem- Borges y usted defendieron mucho a Hilaría Ascasu-
po Borges me dio la razón y ya prefería leer cosas bi, que no dejó un libro tan bueno.
más llanas, menos literarias en el peor sentido de la
palabra. De todos modos, hay algunos sonetos de -Pero Ascasubi tiene muy buenos poemas. Qui-
QuevedO que me parecen muy buenos. zá no haya dejado un gran libro, como Hernández,
pero realmente tiene pequeños poemas que son lindí-
simos. Además, creo que tanto Borges como yo sen-

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tíamos más afinidad por Ascasl,lbi, que era unitario, canté de la exquisita 1 partitura def íntimo decoro/ al
que por Hernández, que" era partidario de Rosas. De son reposa.la amistad del foro 1 a la manera del tenor
todos modos, creo que Ascasubi fue un buen poeta. que imita ... " y sigue. Está muy bien ese poema.
"Velay la estampa del gallo 1 de la patria verdadera 1
del25 de Mayo." Está muy bien eso. O la descripción -Recuerdo que Borges de vez en cuando en los
del malón: "Y detrás de esas madrigueras 1 que los reportajes solía recitar con inocencia unos versos terri-
salvajes espantan 1 campo afuera se levantan 1 como bles. Algo así como: "En el medio de la plaza...
nubes, polvaredas 1 preñadas todas enteras 1 de pam-
pas desmelenados 1 que al trote largo, apuraos 1 sobre - ... 1 del pueblo de Pehuajó 1 hay un letrero que
los potros tendidos 1 cargan pegando alaridos 1 y en dice: 1 La puta que lo parió" (se ríe). O aquellos ver-
media luna forqrados". Fíjese qué buenos versos era sos de Campoamor. ¿Cómo era eso? Sí: "Perdida la
capaz de escribir Ascasubi. Y hasta me gusta Estanis,.. salud y el seso 1 volví de París en tren expreso".
lao del Campo, también. Realmente los .gauchescos
son de lo mejor de la literatura argentina. Al'gunos -También había unos versos de N eruda que siem-
poemas de Lugones flle gustan bastante, aunque tam- pre citaba cuando tenía ga'(las de atacarlo: "Con paso
bién tiene cosas ilegi,bles. sensato 1 voy al sindicato·".

-En realidad L'ugones parece no tener término -Qué bueno (Bioy festeja la broma como si se la
medio: escribe un poema redondo o cae en el mayor refiriera Borges en persona). Me había olvidado de esos
de los floripondios. versos de Neruda.

-Sí, es rarísimo. (Bioy se queda un rato pensando. -Siempre me llamó la aten·ción que a Borges no le
De pronto comienza a recitar): "Al promediar la tar- gustara el tango, porque hay muchas letras de tango
de de aquel día 1 cuando iba mi habitual adiós a darte, que tienen el mismo tono irónico que él manejaba en
1 fue una vaga tristeza de dejarte/ lo que me hizo la conversación y hasta en su.prosa.
saber que te quería". Esos versos, por ejemplo, son
muy lindos, sin embargo también es capaz de caer en -En realidad hay una trampa en todo eso, porque
las peores fealdades. Es un poco extraño. Hoy casual- a Borges le gustaban las· milongas, entonces siempre
mente estuve buscando unos versos de .Lugones que condenaba los tangos modernos y defendía los tan-
están bastante bien. Hablan de una mujer un poco gos más antiguos, porque casi todos son milongas.
madura que recibe la visita de un joven, conversan de Esa condena del tango más moderno por parte de
tal cosa y de tal otra, entonces el joven, de pronto, Borges también fue motivo de muchas cavilaciones
dice adiós y concluye la visita y ella se queda pensan- para mí, pero yo puedo decirle que le tocaban Entra-
do en las ligas que ha estrenado esa tarde. Todo eso es da prohibida, Una noche de garufa, El apache argen-
bastante lindo. También me gusta mucho López Ve- tino, La morocha, El caburé, La payanca, El entre-
larde, un escritor bastante olvidado. "Yo que siempre rriano, El porteñito, Don Juan, Hotel Victoria, o

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'
cualquier tango viejo y Borges decía"¡ Viva la patria!". preferidos. Era sin duda el cantante de moda y el pre-
Quiero decir con esto que el tango no era algo que le, ferido por la gente, pero a mí no me gustaba mucho.
fuera indiferente a Borges. Yo creo que lo sentía mu- Quizá su estilo de cantar, un poco a la manera de los
cho más de lo que él confesaba. cantantes de ópera, sea lo que me desagrada en Gar-
del. A Silvina le gustaba bastante, pero a mí me gusta-
~Además le gustaba Sur, un tango bastante mo- ba más Sofía Bozán, una gran cantante. Yo temblaba
derno. de emoción al escucharla cantar tangos reos. Además,
también era muy popular entre la gente, que la obli-
-Es cierto. Además, la palabra "s1,1r", tanto a Bor- gaba a repetir varias veces las canciones. Me hubiera
ges como a mí, nos gustó siempre. Bueno, Yira, yira gustado ~muchísimo conocerl,a.
también le gustaba bastante: "Cuando manyés que a
tu lado 1 se prueban la ropa 1 que vas a dejar... ". Esos -¿Recuerda el día que murió Gardel?
versos le gustaban.
-No lo recuerdo muy bien. Es decir, recuerdo que
-Durante su juventud funcionaba el Armenonvi- un día leí en La Nación que Gardel había tenido un
lle, que era casi el t}mplo del tfl,ngo. ¿Usted llegó a accidente en Medellín y que había muerto, pero no
conocerlo? mucho más.

-Me hubiera gustado muchísimo ir al Armenon,- --Evidentemente prefiere a la Bozán.


ville, pero lo cerraron cuando yo era muy chico. Tam-
poco sé si hubiera tenido valor para ir, ¿no? (se ríe). -Pero la que me gustaba a mí era Haydée Bozán,
Aunque he ido a varios cabarets durante mi vida. He que era prima: de Sofía y era corista, una de las "Treinta
ido al Tabarís, al Chantecler, al Casin,o :Pigalle, al Por- caras bonitas" del Porteño. Moría por ella, estaba muy
teño. Recuerdo que yo tenía vergüenza de no saber enamorado de ella. Un día la cité y, para mi sorpresa,
bailar, entonces me quedaba en las mesas. Yo tomé ella aceptó. Yo me sentía uno de esos hombres afor-
lecciones de baile de muy chico, tanto que apenas lle- tunados que esperan al lado de la puerta de las artis-
gaba al cinturón de la bailarina, pero nunca aprendí a tas. Hasta que apareció Haydée y pude ver en su cara
bailar correctamente. Salvo el tango, que lo bailo de la contrariedad de encontrarse con un chico disfraza-
un modo a~eptable. do de hombre, como era yo entonces. Después la lle-
vé hasta su casa en el La Salle de mi madre, que había
-En esos cabarets que mencionó solía cantar Gardel robado parala ocasión, y una vez que bajó del coche
ya nQ la volví a ver más (se ríe).
-Sí, yo creo que lo vi cantar, disfrazado de gau-
cho, en el Porteño o ep ~1 Apolo, no recuerdo bien. -Tango reo cantado por mujeres, Bioy. Una com-
Digo "disfrazado" pórque ese atuendo no se corres- binación más bien explosiva.
pondía par;¡ nada con el tango. Gardel no era de mis

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-Yo creo que el tango Yvette es algo así como el -No, claro (se ríe).
himno nacional, ¿.no? Sobre todo aquellos,versos: "No
te acordás que conmigo 1 usaste el primer sombrero/ -¿Es~aba·grabada esa versión, digamos, procaz?
y aquel cinturón de cuero 1 que a otra mina le afané".
Está muy bien eso. Durante mi juventud pensé hacer -No, no estaba grabada, pero se cantaba y la gen-
una antología de las letras de tango, ento11ces durante te la conocía. Siempre me asombró la fertili.dad eh tan-
muchos años fui un lector casi permanente de El Alma gos•que tenía Buenos Aires hacia principios de siglo.
que Canta y El Canta Claro, que eran las dos revistas Pasaba cualquier cosa y enseguida salía un tango. Po-
donde venían las letras de las canciones. Todavía ten- dríamos pensar que ahora es difícil que salga un buen
go las colecciones de esas revistas en el campo de Par- tango, pero .en aquel momento también debía ser di-
do. La verdad es que me hubiera gustado muchísimo fícil y sin embargo salían infinidad de tangos buenos.
escribir un tango.
-Muchos relatos suyos, como El sueño de los hé-
-¿ También venían las letras un poco procaces de roes, se ambientan en esas primeras décadas del siglo,
los tangos reos en esas revistas? cuando los carnavales y las orquestas de tango esta-
ban en su máximo esplendor. Se lo pregunto porque
-Alguna, sí, coJo aquella: "DelAbbaye la espían- me parece increíble, ¿usted llegó a conocer esos gran-
taran 1 y la razón no le dieron 1 pero después le dije- des carnavales?
ron 1 que era por falta de higiene. 1 Pues la pobrecita
tiene 1 una costumbre asquerosa 1 de no lavarse la cosa -Sí, pero yo diría .que esos grandes carnavales
1 por no gastar eh jabón". Es una versión apócrifa de nunca existieron. Es como si en nuestro país todas las
Entrada prohibida que me enseñó Borges (se ríe). cosas hubieran sucedido en el pasado. Antes había
Alguna vez escribí una especie de ensayo que se llama grandes carnavales, antes había gauchos, antes había
Borges y el tango, y allí menciono los tangos que más ·buenos tangos ... Todas esas cosas siempre estuvieron
le gustaban a Borges, que son los de 1900, comó En- en el pasado, ¿no? En la década del30 uno le pregun-
trada prohibida, El porteñito, Don Juan, La viruta, taba a cualquier persona sobre los carnavales y ense-
Yvette, probablemente .el tnejor de todos, o Flor de guida le respondía: "Ah, pero esto no tiene nada que
fango: "Mina.que te manyo de hace rato 1 perdoname ver con rp.i juventud. ¡Aquéllos eran carnavales y no
si te bato 1 de que yo te vi nacer". Ahí empieza él los de ahora!".
dequeísmo, ¿no? Y después: "Tu cunaJue un conven-
tillo 1 alumbrado a querosén". Está bien eso. Tam- -Pero en el JO debió haber carnavales realmente
bién estaba Carasucia, que era bastante divertido. muy grandes.

-Que en el original no decía "carasucia" sino algo -Sí, pero no me los va a comparar con los de an-
más bien terrible. tes ...

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'
Mientras guardo los apuntes, Bioy descubre, entre
mis papeles, una edición de bolsillo de dos cuentos su-
yos: Máscaras venecianas y La sierva ajena. Se entu-
siasma con el formato del libro, vuelve las páginas, CAPÍTULO IV
hc¡,ce algún comentario adverso sobre un pasaje que
no lo conforma, Después me pregunta cúál es mi pre-
ferido. Por alguna, trampa de la memoria, descubro Proceso de creación y estilo
que no recuerdo el título La sierva ajena, un cuento
fantástico donde hay un hombre del tamaño de una Composición y redacción - Los momentos
rata. Alcanzo a balbucear: "El del hombrecito". Bioy difíciles- La mejor historia del mundo- El estilo
se ríe con franqueza. Quizá por cortesía, me ofrece del pan rallado - Catálogo del buen literato -
una salida digna: Sinónimos, ripios y cacofonías- Prosa rimada y
prosa conversada
-Borges pensaba lo mismo, le gustaba muchísi-
mo ese cuento. Sin embargo yo prefiero Máscaras
venecianas. La truculencia que hay en La sierva aje- Apenas entro en el cuarto, Bioy interrumpe la escritu-
na, toda esa parte db lós reducidores de cabeza, me ra, se quita los anteojos y hace un ademán hacia los
desagrada un poco, me parece un recurso barato. A ventanales, como si quisiera espantar los primeros ca-
Borges le gustaba bastante el lado macabro de la lite- lores de un verano que se adivina terrible. Cinco pisos
ratura fantástica, esa- literatura de vampiros y muer- más abajo los chicos toman sol casi en cueros en la pla-
tos, pero yo creo que si el escritor necesita ayudarse za Francia. Los varones llevan el pelo pintado de co-
COI} muertos que resucitan ya no es tan buen escritor, lores, usan pendientes y a primera vista no se parecen
¿no? Y no estoy señalando un defecto de los demás. en nada a los personajes de Bioy; sin embargo, hay en
Con alguna alarma he notado que para escribir un sus gestos una espontánea incredulidad, un escepticis-
cuento yó mismo tengo que ayudarme con un ertano mo que de algún modo los reconcilia con los viejos que
o un gigante. improvisaban una defensa desesperada en Diario de
la guerra del cerdo o con el relojero que se dejaba lle-
-A mí el hombrecito de su cuento más que trucu- var por el desgano en Dormir al sol. En esta ciudad
lento me parece divertido. donde cambia la moneda, los ministros de economía y
hasta los nombres de las calles, lo único que se mantie-
-Entonces me felicito. Me causan gracia esos es- ne imperturbable es el hábito literario de Bioy Casa-
critores que aborrecen la diversión. Si no escribimos res. Todas las mañanas, aunque el mundo esté a punto
para divertir al lector, ¿para qué escribimos? de desplomarse, Bioy se levanta y escribe unas líneas
en su cuaderno. Su rutina es la misma de cuando em-
pezó a escribir: trabajo de ocho a una ("si no tengo
ninguna entrevista"), almuerzo en Lo la con alguna

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amiga, una breve siesta y otro poco de trabajo hasta la
hora de la cena. Luego algo de televisión ("algún pro-
grama que me entretenga pero que no me haga olvi-
dar lo que estoy escribiendo") para estar en la cama a
la una y vuelta a empezar. Escribe a mano, con una
lapicera a tinta, en cuadernos escolares de tapa dura, y
cuando tiene listo el texto se lo dicta a alguien para
que lo pase a la máquina de escribir. La máquina tam-
bién es la misma de cuando empezó: una Underwood
de 1924 que era de su padre. Bioy cumple con sus ho-
rarios a rajatabla, como si fuera un zapatero o un re-
lojero, quizá en la esperanza de que las musas, si vie-
nen, lo encuentren trabajando, y esa conducta ya lo
distancia de casi todos los escritores. No cabe la menor
duda que para Bioy la literatura es, ante todo, un ofi-
cio, un oficio que depe aprenderse con muchísimo es-
fuerzo. Un poco por dignidad personal y también-por-
que es bastante feo estafar a los lectores. "Creo que los
libros se han hecho para ser leídos así como las sillas se
han hecho, digamos, para ser sentadas. Bueno, yo tra-
to de escribir como para que el lector no se desplome al
suelo en la primera lectura", ha dicho alguna vez. So-
bre ese arte para evitar la caída al suelo de los lectores
se desarrolla la charla.

-M e gustaría conversar un poco sobre el proceso


de creación literaria. Borges decía que él tenía el prin-
cipio y el fin del relato, pero no el medio. Cortázar
decía que a él los cuentos le caían "como cocos en la
eabeza ", sin una elaboración previa. ¿Cómo se cum-
ple en usted ese proceso?

-A mí me cae, de pronto, la convicción de que en


la idea que tuve hay la posibilidad de un cuento o de
una novela. Es como si viniera una sucesión de ideas

90 "Hay que escribir para los lectores, no para la historia de la literatura."


en la vida y uno las dejara pasar, pero este escritor mente este hombre llega a un país desconocido, sube
sabe que "tal" idea da la posibilidad de un cuento, así a un acantilado, ve una especie de ciudad, y cuando
como un fotógrafo sabe que "tal" ángulo da la posi- está entrando a la ciudad un automóvil casi atropella
bilidad de una buena fotografía. Cuando tengo eso a alguien, que se salva por muy poco: esa persona se
trato de ir desarrollándolo y, bueno, escribo el relato. parece mucho a uno de los que él ha tirado al mar.
Antes de escribir un cuento tengo, digamos, un cuen- Entonces entra en una plaza, hay un banco, él va ca-
tito que puedo contarle a alguien. Entonces voy a Lola minando hacia el banco y, cuando está por llegar, una
y almuerzo con alguna amiga a quien le cuento esa persona que estaba sentada en el banco se aleja: esa
historia. Si siento que a esa persona le gusta el cuento, persona se parece, también, a otro de los que ha tira-
me tengo que sentar a escribirlo. Además, casi siem- do al mar. Así se le van apareciendo todos los indivi-
pre noto que hasta ese momento el argumento tenía duos que él tiró al mar. El protagonista cruza la calle,
graves defectos que yo no advertía, pero como si res- un poco perturbado por las cosas que está viendo, y
petara más a mi interlocutor que a mí mismo, lo voy lo atropella un automóvil. Entonces, ya moribundo,
mejorando para él mientras se lo voy contando en el llega hasta la plaza, se sienta en el banco y desde allí
restaurante. Por ejemplo, ahora mismo tengo el argu- va viendo a todos los que mató: uno es el vigilante,
mento de un cuento que seguramente le contaré a al- otro es el guardián de la plaza, otro es el mendigo que
guien, lo pondré a ptueba, y luego lo escribiré. ¿Quiere estaba sentado en el banco, en fin, ve que las ocho o
que se lo cuente? diez personas que hay en la plaza son las mismas per-
sonas que él tiró al mar. Pero, cuando ya se está por
-Por supuesto. morir, ve que llegan unos desconocidos y relevan a
todas las personas que él tiró al mar. Así concluye el
-Son los tripulantes de un barco que, a lo largo cuento.
de muchas travesías, se hacen amigos. Yo menciono
los nombres de todos ellos, de los que recuerdo de -¿El parecido con las víctimas sólo se mantiene
ellos. El barco, que se llama El Grampus, naufraga. mientras el protagonista está vivo?
Entonces todos toman el mismo bote, porque es el
único, de los que hay en el barco, que no hace agua. -Claro. Cuando él está por morir ve que sus vícti-
Ya han probado los demás alguna vez auxiliando a un mas se retiran y que el mendigo vuelve a ser el mendi-
barco encallado en algún punto de la costa del Perú y go de siempre, el guardián de la plaza vuelve a ser el
saben que ése es el único bote que no hace agua. Sin guardián de siempre, y así con cada uno de los perso-
embargo, tienen el inconveniente de que no hay sufi- najes. Ahora me está pasando algo raro en mi forma de
ciente comida para todos. Son como diez o doce tri- trabajar: me salen cuentos muy cortos, de una página.
pulant-és, pero hay uno que tiene mucha fuerza, tiene Es algo bastante raro. Antes un cuento mío tenía de
un carácter muy fuerte, y en ese momento se dice: veinticinco a treinta" páginas y ahora no pasan de una o
"En este momento se acabó la amistad: soy yo o ellos". dos páginas. En Una magia modesta hay muchísimos
Entonces los va tirando a todos al mar, ¿no? Final- cuentos cortos. Hay alguno más largo, como "Ovi-

92 93
dio". Después está "Irse", que tiene cuatro o cinco disparate y, bueno, todo eso lleva tiempo. Yo quiero
páginas. Los demás son casi todos de una página. escribir de forma que parezca un estilo casi oral, muy
natural, algo que no se consigue sin algúp tra:bajo.
-¿Cómo sabe que un argumento da para un cuento Fácilmente uno escribe de un modo pesado, de un
o parac una novela? modo prolijo en el peor sentido de esta palabra, es
decir, redundante. Pero también quiero escribir con
-Upo está haciendo cualquier cosa, digamos, afei- la mayor claridad para no aumentar las dificultades al
tándose, y de pronto siente la co11vicción de que la lector, sobre todo si el argumento que tengo entre
idea que tiene da para un cuento o para una novela. manos es un poco complejo o es una idea fantástica, y
Ahora, realmente no se sabe con exactitud por qué eso indudablemente lleva bastante tiempo. Casi to-
un escritor percibe esa diferencia. Quizá por haber das mis novelas me llevaron tres años de trabajo.
ejercido un oficio durante muchos años, por haber
publicado mucho, uno sabe por lo general cuándo tie"" -Antes de empezar a (?scribir la novela usted ya la
ne una novela y cuándo tiene un cuento. Aunque a há terminado en su mente, para decido de algún modo.
veces me equivoco, ¿no? Siempre pensé que el argu-
mento de Irse daba para uqa novela y sin embargo -Claro. La he terminado en el sentido de que he
terminé escribiend? un cuento. pensado un argumento que se.puede co11tar, un argu-
mento que al contarlo a la otra persona la va a divertir.
-Tomemos, por: ejt:mplo, El sueño de los héroes. Ahora, faltan invenciones. Y esas invenciones van apa-
A usted se le ocurrió ese argumento ... reciendo a medida que uno va escribiendo. Además,
trato de no sentarme a escribir hasta no haber solucio-
- ... y enseguida hubo una cantidad de personajes nado los momentos diffciles de la trama. A veces uno
y de situaciones que no podían caber en un cuento. cree que tiene una solución para los momentos difíci-
les y después se da cuenta que es un engaño que uno se
-¿Pero cómo hace para organizar esa cantidad de ha hecho a sí mismo, que es un sofisma, y que hay que
personajes y situaciones que tiene? ¿Trabaja con es- inventar otra solución. Muchas veces uno se queda
quemas? atrancado ahí y abandona la idea, como me ha pasado
con cuatro 6 cinco novelas de las que llegué a escribir
-N o. Poco a poco se lo voy contando a amigas, lo ciento setenta pági11asy las abandoné.
voy corrigiendo. Además, advierto que cuando uno
le cuenta la historia a otra persona se esfuerza por -¿Abandona la novela porque no está cerrado el
mejorarla. Las situaciones que todavía no están solu- argumento?
cionadas uno trata de solucionarlas, tiene el des,eo de
que el cuento quede bien a los oídos del interlocutor. -Y porque no me conformo con el argumento de
Y después tengo que escribir la historia cuidando que repuesto que tengo. A ·lo mejor uno cree que tiene
no haya:baches en la narración; que la prosa no sea un una solución, pero después advierte que es una sol u-

94 95

'
ción, digamos, de repuesto, que hay baches en la his- equivocarse. La ventaja de equivo<:arse es que de~pués
toria, y que debe buscar otra forma de resolver la-tra- uno puede eliminar ese error de sus relat~s. Alguna
ma. Es lo que me pasó con Irse. El argumento de Irse vez he dicho que escribir se parece a cocmar y que
se me ocurrió hace muchos años, creo que en Pardo. escribir bien es poner todos los ingredientes en canti-
Se lo conté a Borges y me dijo: ·"Es la mejor historia dad suficiente. Ahora, ¿cuál es la cantidad suficiente?
del mundo", una frase que siempre decía cuando algo
le gustaba mucho. Yo pensé que la historia daba para -·Por lo pronto sus .relatos triunfan sobre una ~o­
una novela y me senté a escribirla, pero cuando tuve ble dificultad: escribir bien y evitar que lo fantástzcó
ciento ochenta páginas me di cuenta que algo no fun- se vuelva increíble para los lectores.
cionaba y la dejé. Así la empecé varias veces, pasaba el
tiempo, escribí Dormir al sol, escribí La aventura de -Pero no se olvide que soy un cocinero intuitivo,
un fotógrafo en La Plata, escribí varios libros de cuen- como todo cocinero (se ríe). Los críticos piensan que
tos, y la historia de Irse no avanzaba ... hasta que por soy un_poco misterioso o que oculto grandes secre-
fin acepté,que la idea daría mejor para un tratamiento tos, pero la verdad es que no podría ~arle una receta
breve de ella y escribí el cuento. Pero eso mepasó con que asegure una buena novela o un buen cuento ..De
cinco o seis novelas, que han quedado inconclusas joven yo creía que podía encontrar la clave de la hte-
después de trabajarlmucho tiempo en ellas. ratu"ra y entonces pensé en escribir un catálogo de efec-
tos literarios. Digamos, como una serie de reglas que
-"-De modo que no hay una técnica del cuento y la serían infalibles para cada situación. Ahora, lo l,llás
novela. patético es que en ese momento yo estaba esc~ibien­
do ljbros muy malos, ¿nb? Imagínese los conseJOS que
-No creo, sinceramente. Más que conocer la téc- podía dar... De algún modo todos podemos dar bue-
nica del cuento, hay que conocer cómo es el cuento nos consejos, pero en literatura no se puede cortar
que tenemos entre manos, hay que saber cómo es ese camino con lecciones dadas por terceras personas. Paq
cuento. Es como si cada argumento tuviera su forma aprender a escribir creo que nq hay otro camino qúe
y uno tuviera que encontrarla con paciencia. trabajar eQ. soledad, leer mucho, escribir mucho, pen-
sar en lo que uno escribe. En todo caso, aquel catálo-
-De esto se deduce que los talleres y los cursos de go de efectos literarios creo que prueba que siempre
literatura no sirven para mucho. he tomado en serio la literatura, incluso cuando toda-
vía no estaba preparado para ser sensato.
·-Sirven seguramente para que aquellos que no tie-
nen un lugar donde hablar de literatura puedan ha- -¿Cuando era más joven también seguía ese pro-
blar de literatura o puedan exponer sus proyectos li- cedimiento de contarles los argumentos a sus amigfls?
terarios, pero no creo que sirvan para aprender a
escribir. Creo que el ú~ico camino para escribir bien -No, cuando era más joven no tenía ese procedi-
es leer mucho y escribir mucho, acertar y, sobre todo, miento. Cuando era más joven, por lo pronto, creía
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'
que todo sueño que había tenido podía transformar- -En este punto tengo una mala noticia para dar-
se en un cuento y a la mañana siguiente lo escribía. le: hace poco encontré y leí uno de sus primeros li-
Me engañaba muchísimo, desde luego, porque el sue- bros, La nueva tormenta o la vida múltiple de Juan
ño de uno puede ser interesante para uno mismo, pero Ruteno.
en los demás el interés es casi nulo.
-¡Pero qué' disparate, por favor! ¡Usted encuen-
-Por un lado usted rechaza lo onírico y por el otro tra placer en castigarse! (se ríe). Ese libro es como la
escribe cuentos que muestran la insuftciencia de la ra- maduración de todas las cosas malas de mi juventud.
zón ante ciertos hechos, con lo cual estamos como 4~ Es, digamos, li' flor de todos los errores. Creo que
principio. una persona un poco más sensible hubiera ·dejado de
escribir después de ese libro. Podría consolarme pen-
-Rechazo lo onírico por desconfianza. Yo mu- sando que es un error de juventud, pero eso no justi-
chas veces he escrito cuentos que derivan de sueños y fica la publicación. Con ehiempo comprendí que es-
he comprobado que no eran buenos. Lo he compro~ taba cometiendo un grave eHor y tuve que hacer un
bado porque los lectores después depJoraban esos grah esfuerzo para salir de eso. Comprendí que debía
c\}entos y yo mismo los deploraba. N o taba que mis cambiar o dejar de escribir. '
amigos se entristecíJn cada vez que yo publicaba algo
(se ríe). Hasta que e~cribí Lq invención de More! te- -¿Tan deficientes le parecen esos primeros libros?
nía ideas que, ni bien las había escrito, ya me parecían
malas. Una vez tuvimos w;.~ d~sc\}~i9n en el campo de -Sí, créame que es así. En 1929 se publicó mi pri-
Pardo ~n la que Borges defendía la literatura delibe- mer libro, que se llamaba Prólogo, ya pensando en la
rada y yo defendía la libertad total, digamos, la liber- futura obra, ¿no? (se ríe). Algo espantoso. Yo escribía
tad idiota. Esa noche Borges me dejó la última pala- para mi lugar en la historia de la literatura. Borges
bra y yo me acosté un poco con la convicción de que pensaba que yo escribíaTápidamente y que no corre-
había triunfado en la discusión, pero creo que al otro gía, aunque no era así. Yo escribía laboriosamente, con
día ya me había: pasado al bando de la escritura deli- muéhís'imo esfuerzo, pero con una poética equivoca-
berada, ¿no? (se.ríe)~ En,tonces de la lib~rta,q total pq.s~ da, tratando de imitar a los gramáticos españoles del
violentamente, con La invención de M ore!, a la de- siglo pasado y a la gente que· enseñaba :la manera co-
fensa d~ l.a libertad raZOI)<l.dfl, ~s q~cir, de poner aten- rrecta de escribir, como el Padre Mir y su Prontuario
ción en lo que uno hace. Fue como un~ reacción de de hispanismos y barbarismos, por ejemplo, un libro
prudencia ante mi lamentable experiencia de libertad. donde se· aconsejaba escribir con mucha riqueza de
Por eso tengo la sensación de una deuda con el lector: vocabulario. Todo eso me hizo un mal terrible. Yo
la de haber llevado mi educación i~punemente en imitaba a esa gente empleando un estilo lleno de flo-
público. rituras, pero a la vez quería modificarlo con las letras
de tango que leía en la revista El Alma que Canta ...
(sé ríe) y terminaba escribiendo unas combinaciones
98 99

'
de estilo espantosas. Era un ejemplo terrible de lo que del Este, era otoño, y comencé a sentir que estaba es-
puede ser l;¡ inmadurez. cribiendo de una manera más suelta.

-Pero el cambio en su prosa se dio de una manera -.La verdad es que con el tiempo su estilo se ha
brusca, casi de la noche a la mañana. Hay una dife- vuelto casi invisible.
rencia enorme entre La invención ele Morel y 'SU obra
anterior. -Claro, es que en mis seis primeros.libros yo tra-
ta:ba de escribir con un efecto al final de cada frase.
-~s que llegó un momento en que me di cuenta Imagínese la estridencia que hay en eso, la incomo-
que estaba muy descaminado y que ,todos mis libros didad para el lector, que se sobres<J.lta a cada párrafo.
eran erróneos y que debía cambiar. Evtonces, mien- Ya escribir es bastante difícil y si encima ·uno se pro-
tras pasaba una temporada en, el campo, se me ocu- pone un estilo ornado, bueno, es todavía más difícil
rrió el argumento de La invenci9n de M arel y supe acertar~
que teJ1.fa una historia realmente buena para escribí:.
Me dije: "Tengo un bue~ argumento y no puedo arrUI- -Otra cosa extraña es que usted en sus primeros
narlo como he arruirtado todo hasta este momento". libros utilizaba el "tú" en lugar del voseo:
Entonces hice un gdn esfuerzo, un tremendo esfuer-
zo que me llevó del3 7 al40, y escr~qí La invención de
1

-.Sí, el voseo me parecía escandaloso. Aunque en


M arel procurando n'o equivocarme más que acertar; la vida lo usaba, naturalmente. Nunca hablé de "tú",
Por eso cometí algún error, como el continuo empleo pero me parecía que había· una cosa fea y como de
de frases cortas. En una frase corta hay mep.os posibi- boca incivilizada en el voseo. "Vos sabés", "Qué que-
lidades de errar, pero se consigue un ritmo un poco rés", todo eso me parecía torpe. Claro que es una tor-
desagradable pará el lector después de dos o tres pá- peza aceptada por el uso y peor todavía es buscar un
ginas de frases cortas en la prosa. Borges me .decía estilo ornado, porque sin duda para un argentino tam-
que La invención de M arel está escrita en el "estilo de bién hay algo de afectado en usar .el tú. Aunque a lo
pan rallaclo", en alusión a esa dificultad de lectura, mejor convenga que los españoles no sean demasiado
¿no? (se ríe). Por eso e~ las sucesivas ediciones fui españoles ni los argentinos demasiado argentinos,
corrigiendo el libro, un poco para que la lectura fuera quizá eso sirva a una mejor literatura. Quiero decir,
más agradable. cuando yo leo expresiones como "Acá tenés" o "No
patiés", me po~go del lado de los españoles o de los
-· Usted ha dicho que en 1947 se le soltó la mano mexicanos que leen eso con desaprobación y los com-
para los relatos y comenzó a escribir con mayor natu- prendo tanto como para esperar que los escritores de
ralidad. esos países no llenen sus libros dé regionalismos. Me
acuerdo que Elena Garro se burlaba de los·argentinos
-Sí. Creo que lo noté mientras escribía "El ído- por ese acento un poco silbado que tenemos.
lo", un cuento de La trama celeste. Estaba en Punta

100 101
-¿Y usted qué le decía? -Incluso ha defendido muchas veces la ventaja de
t:scribir con seudónimo, un hecho bastante raro entre
-Le decía: "Qué me importan los desaires 1 con escritores.
que me trate la suerte: 1 Argentino hasta la muerte, 1
he nacido en Buenos Aires". Trataba de catequizada -Creo que nos libra de la vanidad, ¿no? Es un
para nuestro bando, ¿no? (se ríe). Ella aprendió ese poco como escribir sin firmar. Por ejemplo, ap.tes en
11"1 versito y.siempre me lo recitaba. el Times Literary Supplement todos los artículos ve-
1'
. 111 nían sin firma y eran mucho mejores que los actua-
i 11
-·Elena Garra fue esposa de. Octavio Paz. les. En cambio, con la firma uno se está cuidando,
• 1

quiére lucirse, en fin, toma decisiones que perjudi-


-Sí. Ahora, Octavio Paz siempre tuvo una supers- can al texto. Es curioso que pretender lucirse perju-
ticiosa aprobación del ultraísmo, el surrealismo, de dique al texto, pero lo~ aciertos o lucimientos en. una
todo eso. Bueno, por lo menos la tenía cuandb nos frase descomponen un estilo. El estilo debe ser más
veíamos mucho en el 50, algo rarísimo. No sé, me transitable, más llano, y creo que eso se logra mejor
parece incomprensible. Para mí es como si se distra- si se escribe de forma anónima. Además, el estilo qlJ~
jeran al pensar en eso y no averiguaran realmente lo se luce es cansador. A veces uno siente que alguien
que piensan. l es un maniático porque está contando algo en un
estilo que no corresponde, o que está estorbando con
-Volviendo a los problemas de estilo. En el Dic- un estilo pomposo .un rdato o una situación que
cionario del argentiQ.o exquisito usted ensayó una de- debería ser patética !J que debería emocionar al lec~
finición del buen estilo. Cito textualmente: "El que tor. No, eso no sirve. Hay que escribir para los lec-
dice lo que se propone, de manera eficaz y natural, tores, no para la historia de la literatura.
con el lenguaje corriente de su país y de su tiempo,
escribe bien". Lo terrible es que esa naturalidad no se -Evitados sinónimos, las cacofonías, los ripios ...
logra al correr de la pluma sino que parece exigir san-
gre, sudor y .lágrimas. -Los sinónimos sobre todo son más bien espan~
tosos. En este momento estoy escribiendo un cuento
-·Bueno, no creo que se pueda escribir bien sin y tengQ esa dificultad. El sinónimo, cuando se nota,
sangre, sudor y lágrimas. Y también creo que toda mi es como un disfraz, enseguida se ve que uno está di-
sangre, mi sudor y mis lágrimas las gasté en mis seis ciendo dos veces la misma cosa con otro nombre. Si
primeros libros, que son pésimos. Me parece que por el lector advierte 'esto ya pierde su credulidad, inte-
querer mostrar su estilo mucha gente escribe de un rrumpe la lectura y todo el encanto desaparece. Tam-
modo espántoso. De todas formas le diría que siem- bién la cacofonía de la ese es bastante fea. No se olvi-
pre me gustó la sencillez, aun cuando escribía libros de que la ese es Ja serpiente en el jardín del poeta.
malos. Alguna yez pensé que escribir bien era escribir pala~
bras sin ese, entonces, para evitar el sonido sibilante,

102 103
trataba. de evitar palabras terminadas en ese seguidas cosas elementales. No sé, que el endecasílabo lleva un
de palabras qué empezaran con ese. La verdad es que acento en la sexta, o en la cuarta y la octava. Ese tipo
hay varias letras desagradables para el oído. La eñe, la de cosas las desconocí_an pqr completo.
elle, a veces provocan el ripio.
-Sin embargo se supone que un buen escritqr, por
-¿Cómo salva esos defectos?. ¿Leyéndose en voz su experiencia, por haber escrito mucho, debe darse
cuenta cuando una página está bien escrita.
alta?

-Puede ser una forma, por lo menos yo a veces lo -Sí, pero a veces a uno le gusta la página porque
hago. Además, trato de no escribir en verso, ¿no? (se lee un endecasílabo y le parece elocuentísimo (se ríe).
ríe). Fácilmente le sale a uno una cadena de alejandri~ Además, es probable que después de ese endecasílabo
nos en su prosa, porque en la conversación casual sue- le salga otro, y luego otro, y a lo mejor hasta con rima.
len aparecer. Y no hablemos del estilo corriente de Estoy pensando en un .libro de Vernon Lee, Dealing
algunos escritores argentinos muy conocidos, que with words, que es excelente. Da consejos' muy útiles
consiste en escribir un octosílabo tras otro. para el escritor. Por ejemplo, dice que .si uno quiere
. l describir cómo era un lugar, bueno, es mejor que no
-¿Existe una métrica de la prosa? lo diga detalladamente, .porque entonces se ve cada
pormenor y-no se v~ el c.onjunto. Hay que saber ha-
-...Muchas veces a lo largo de la vida he sentido cer una síntesis. O si tiene que describir algo que está
que hay una especie de métrica de la prosa, así como inJnóvil, digamos, un prado, será mejor que no hable
hay una métrica de la poesía. He querido de alguna de árboles que estiran sus brazos, porque entonces
manera poner lógica en todo ello y explicarlo, pero una ~scena. tranquila puede transformarse en una fun-
me resulta imposible. No me gusta decir que es mis- ción de circo. En fin, son consejos de ese tipo. Creo
teriosa la escritura, pero la verdad es que hay un poco que desgr~ciadamente no está traducido, pero se lo
de misterio. De todas formas, me parece mejor no recomiendo porqu<;! es un lindo libro·.
escribir en verso, porque si usted ha escrito, digamos,
un ensayo, y comprueba qu·e está escrito en una suce"" -De todas formas, Verrzon Lee aconsejaba sobre
sión de alejandrinos, bueno, tiene que versificado de el iñglés, un idioma quizá más sencillo que el españoL
otro modo. Tiene que romper eso y no caer en el oc-
tosílabo, no caer en el endecasílabo, o en una suce- -Puede ser, si. Borges decía que el español sería
sión de eneasílabos. En fin, debe controlar un poco la perfecto sj no tuviera adverbios t_erminados en "men-.
escritura, porque si no uno puede terminar escribien- t<;!". Creo que esa objeción es justa, pero, bueno, tam-
do un soneto perfectamente rimado dentro de su pro- poco· son tan molestos los adverbios como para no
sa. Ahora, yo he tenido la oportunidad de comprobar pen1).itir una buena prosa. Además, creo que el inglés
que algtinos escritores nuestros muy conocidos no debe resultar igu_al de dificultoso par:a los ,ingleses
tenían ni idea de las reglas de versificación. N o sabíari como pa.r:a nosotros el espaíi.ol,_¿no? Quiero decir, yo

105
104

\.
no me quejaría del español, me parece que no.está mal. Po e de vez en cuando, el Arthur Gordon Pym me gusta
Aunque hay varias letras que son bastante feas. La mucho; Hawthorne; Emerson; Emily Dickinson; Sa-'
eñe, por ejemplo, me parece espantosa. linger; Hemingway, sobre todo Paris w..as a remova-
ble feast y Trought the threes and into ·the river; H. L.
-Bueno, casi la eliminan de las computadoras. Mencken; Scott Fitzgerald me gusta un poco, sin
mucho entusiasmo; y Eliot también, sin mucho entu-
-Sí, pero elevaron muchas protestas en defensa siasmo. (Bioy cierra el cuaderno y se quita los ante""
de la eñe. Un señor Peña, sobre todo, se quejó enérgi- ojos.) Es bastante difícil juzgar a un escritor solamen-
camente (se ríe). te por su estilo, porque hay muchos escritores que
me gustan por lo que cuentan y entonces uno tiene
-.¿Qué escritores admira por su estilo? que admitir: que, en cierta forma, también admira su
estilo. Por ejemplo, hay capítulos del Quijote que me
-Osear Wilde me gusta bastante. parecenmal escritos, sin.embargo creo que el Quijote
es uno de los libros que se lee con mayor placer y que
-¿Faulkner le g~sta? deja mejor recuerdo, además.

-Cuando es máslsencillo, mé gusta. Por ejemplo, ,,-Precisamente los historiadores· de la literatura


sus.cuentos policiales, donde el estilo está controlado suelen citar como ejemplo del gran estilo a escritores
por el argumento, me gustan mucho. Las novelas no cuyo estilo -no es muy llano que digamos.
sé si me gustan tanto. Aunque la intensidad de Faülk-
ner es impresionante,¿ no? Pero Stevensón, por ejem- -¿Por ejemplo?
plo, me gusta mucho más. Mire, justamente ayer es-
tuve recordando algunos escritores ingleses... (Bioy --Góngora.
pasa las hojas de un .cuaderno escolar hasta dar con
una especie de lista, escrita con letra c¡,pretada, que me -Bueno, pero creo que·Góngora fue un buen. poe-
glosa a continuación.) Por ejemplo, Samuel Johnson ta a pesar del estilo de ~alguno de sus versos. Además,
me gusta mucho, me parece un crítico maravilloso; yo prefiero a Lope de Vega. Me parece que Lope tiene
Boswell también me gusta muchísimo; Shakespeare, sonetos espléndidos, poemas espléndidos, y escritos en,
desde luego; después ... Dryden, Pepys, Kipling; Ar- un estilo casi invisible. Con Borges a veces teníamos
nold Bennet tiene algunos libros muy lindos, como alguna discusión porque a él le gustaba mucho Queve-
Enterrado vivo, y su Diario es casi una costumbre do, pero yo creo que Lope es realmente de lo mejor de
mía, siempre estoy releyéndolo; algunos cuentos de la poesía española. Es muy llano y muy agradable.
May Sinclair me gustan bastante; Hudson está bien;
Virginia Woolf no.me gusta nada; después ... también -¿Los argentinos somos exquisitos o tendemos a
me gusta Sonterset Maugham, Writer's Note book es clásicos?
un libro espléndido que releo bastante; MarkTwa:in;

106 107

'
-Creo que hay de los dos. Hay exquisitos, que -Sí. Además, yo he notado que a veces una per-
los hay, y también hay los que propenden al clasicis- sona quiere decir "debe de ser", porque quie~e exp~e­
mo. En los buenos momentos el idioma propende al sar una duda, y escribe "debe ser", que es afirmativo
clasicismo y en los malos momentos, en boca de al-= y casi perentorio y cambia por completo el sentido de
gunos locutores y políticos, pr9pende a la exquisitez. la frase. Ahí tiene otro error bien nuestro. De todas
Justamente el- Dicciomzrio del argentino exquisito lo formas, creo que siempre hemos tenido algún escri-
escribí en un momento en que todos los políticos del tor bueno, ¿no?
país parecían hablar solamente con palabras horren-
das.

-.En realidad no son muchos·nuestros errores, sino


que son siempre los mismos: el dequeismo, utilizar el
condicional por el pluscuamp~rfectd... .

· -Además, es contagioso. A mí me ha pasado es-


cribir ~habría" por¡"hubiera" y después tener que
corregirlo, un pQco avergonzado. Y no· hablemos de
frases como "Pienso'de que". Ahí se nota la ingober-
nabilidad de la conversación en el estilo hablado, por.,.
que en esa frase el "de que" modifica y casi anula al
verbo. ¿Cómo alguien va a pensar de que? (se ríe).
Aunque se diría que nuestro dequeísmo es un error
bastante nuevo, un error de este siglo. Antes no exis-
tía o, por lo menos, casi no existía por escrito. En cam-
bio, ya en las letras de los primeros tangos aparece el
dequeísmo. Por ejemplo, en Flor de fango, que es de
principios de siglo, ya aparece el error: "Mina que te
juno de hace rato 1 perdonáme si. te bato 1 de que yo
te vi nacer... ". Ahí empieza el dequeísmo (se ríe). Con
el dequeísmo en la Argentina se ha dado el fenómeno
inverso, como si fuera una aversión hacia nuestros
errores, y a veces no utilizamos el "de que" incluso
en frases donde es correcto.

-Sin duda habrá otros errores que no percibimos.

108 109

'
CAPÍTULO V

El argumento: cuentos y novelas


El amigo del agua - Cuentistas y novelistas -
Los comienzos de Stevenson - Chejov - Kafka
- Wells- Las unidades- La invención de M ore!
-Historias de amor- Jubilaciones literarias-
El bobo Henry Miller

Quizá por pereza mental, quizá porque la asociación


es inevitable, lo primero en que uno piensa al entrar
en la casa de Bioy es en el cuento "La Biblioteca de
Babel" ("ilimitada y periódica") de Borges. Es impo-
sible recorrer un tramo de la casa sin pasar delante de
un libro. En todas las estancias hay largas bibliotecas
de pared a pared, ordenadas alfabéticamente, con
muchas joyas de la literatura y más de un ladrillo en
forma de novela. Como la de una escritora argentina
que vi una tarde en el anaquel destinado a la letra C y
que provocó la sonrisa resignada de Bioy, como si lo
hubiera sorprendido en un renuncio. "Creo que ganó
un premio del que yo era jurado", fue el piadoso co-
mentario, y aprovechó que estábamos a la altura de la
letra S para desviar el diálogo hacia Simenon, "un buen
escritor". Esta mañana lo encuentro leyendo un libro
sobre Lampedusa, una biografía o algún escrito auto-
biográfico del novelista italiano. Hablamos un rato
sobre cosas circunstanciales: la humedad, su asistencia
a la próxima Feria del Libro, el aluvión de homenajes
que ha sobrellevado con estoicismo, una invitación

111

'
para viajar a Puerto Rico, sus ganas de alejarse un tiem-
;¡ 1
po de la rutina. Como para entrar en tema, le pregun-
1!], to si Lampedusa siempre ha sido uno de sus escritores
1:11,
preferidos. "No, mi padre me recomendó que lo leye-
ra. Él me dio El gatopardo, un libro espléndido", dice, u
<li
y se queda en silencio un rato largo, un gesto típico en ·e::
'<i.l
111
Bioy que suele desconcertar a las personas que lo tra- S
-<
tan por primera vez. Es un silencio indefinido, como <1l
•t::
<l.l
en puntos suspensivos. Uno nunca sabe si ya terminó ;:::l
O"
la frase o si quiere agregar algo, si está pensando, si no <l.l
P-.
1~
'1 tiene ganas de hablar, en fin, un problema. De pronto: <1l
¡::::
;:::l
"Lampedusa tuvo muy poca suerte. Cuando él publi- ó/;)/)
1111
có El gatopardo, los críticos dijeron que ese libro era ~
llllf
un fracaso y que no valía nada. Tanto lo criticaron o
....,
1'111
.....
<l.l
IL
que Lampedusa murió realmente convencido de que :E;:::l
,"', había fracasado. Corzo sabemos, al poco tiempo El u
gatopardo se convirtió en éxito de crítica y casi en un "'
<l.l

bestseller. Bueno, eso fue tristísimo. Pero me gusta "'


~
<1l

<l.l
mucho el libro y también me gustó bastante la pelícu- ;:::l
O"
la", dice. ....,
<l.l
¡::::
.~
"'
o
....,
¡::::
-¿Cómo son sus lecturas? ¿Relee exclusivamente <l.l
S
sus autores favoritos o trata de estar al tanto de lo que ;:::l
/;)/)
.....
se publica? <1l
¡::::
;:::l
"" ....,
<1l
11

-Trato de estar al tanto, claro, pero no como un ¡::::


<l.l
deber sino como un placer. Si me gusta un autor nue- :>
.S
vo, leo hasta el final, y si no me gusta lo dejo y leo a .....
o
....,
otro. La verdad es que no leo mucho últimamente ·¡:;
u
porque estoy escribiendo mis cosas. Ad.emás, lo que "'<l.l
¡::::
me parecía una riqueza, una tranquilidad, que era te- ;:::l

ner tres o cuatro novelas y diez o doce cuentos para o


escribir, ahora me parece un poco angustioso porque "'¡::::
<1l
;:::l
comprendo que mi tiempo se acorta y no sé si podré u
~

escribir todo lo que quiero, así que ya no leo tanto.


'~:11
112

'
,,:!1'1
;!~
111

'"'111
Ahora estoy corrigiendo los cuentos de mi último li- Por ejemplo, en los murmullos del agua que cae de la
bro. Hay muchos cuentos breves como El amigo del canilla al lavatorio. La idea de que el agua estuviera
agua, por ejemplo, que me parece que está bastante forml],lando palabras le parecía, desde luego, absur-
bien. ¿Quiere que se lo lea? da. No por ello dejó de prestar atención y descubrió
entonces que el agua le decía: 'Gracias por escuchar-
-¿Cómo no voy a querer, Bioy? me'. Sin poder c;reer lo que estaba oyendo, aún oyó
estas palabras: 'Quiero decjrle algo que le será útil'. A
-Estaba por acá, en una carpeta azul. A ver, espe- cada rato, apoyado en el lavatorio, abría la canilla.
:lililí/ re un momento (Bioy moviliza al personal de la casa Aconsejado por el agua llevó, como en un sueño, una
para encontrar la carpeta azul, que ha desaparecido vida triunfal. Se cumplían sus deseo~ más descabella-
misteriosamente. Mientras las mucamas revuelven es- dos, ganó dinero en cantidades enormes, fue un hom-
11111111
tantes y armarios, no puedo dejar de pensar en la suer- bre mimado por la suerte. U na noche, en una fiesta,
1

te que rige el destino de los originales, sobre todo en una muchacha locamente enamorada lo abrazó y cu-
m_anos de gente ajena a la literatura. ¿Sabían los pa- brió de besos. El agua le. previno: 'Soy celosa. Ten-
rzentes de Kafka que ese montón de hojas sobre la mesa drás que elegir entre esa mujer y yo'. Se casó con la
eran El proceso? Finalmente la carpeta aparece de- muchacha. El agua no volvió a hablarle.
trás de unos libros). Acá está. Se llama El amigo del Por una serie de equivocadas decisiones, perdió
agua. (Bioy lee pausadamente): todo lo que había ganado, se hundió en la miseria, la
mujer lo abandonó. Aunque por aquel tiempo ya se
"El señor Algaroti vivía solo. Pasaba sus días entre había can.sado de ella, el señor Algaroti estuvo muy
pianos en venta, que por lo visto nadie compraba, en abatido. Se acordó entonces de su amiga y protecto-
un local de la calle Bartolomé Mitre. A la una de la ra, el agua, y repetidas veces la escuchó en vano mien-
".1¡
1',
tarde y las nueve de la noche, en una cocinita empo- tras caía de la can.illa al lavatorio. Por fin llegó un día
1
11
trada en la pared, preparaba el almuerzo y la cena que el). que, esperanzado, creyó que el agua le hablaba.
a su debido tiempo comía con desgano. A las once de No se equivocó. Pudo oír que el agua le decía: 'No te
,, la noche, en un cuarto sin ventanas, en el fondo del perdono lo que pasó con aquella mujer. Yo te previne
local, se acostaba en un catre en el que dormía, o no, que soy celosa. Ésta es la última vez que te hablo'.
hasta las siete. A esa hora desayunaba con mate amar- "Como estaba arruinado, quiso vender el local de
go y poco después limpiaba el local, se bañaba, sera- la caUe Bartolomé Mitre. No lo consiguió. Retomó,
suraba, levantaba la cortina metálica de la vidriera y pues, la vida de antes. Pasó los días esperando clientes
sentado en un sillón, cuyo filoso respaldo se hendía q~e no llegaban, sentado entre pianos, en el sillón cuyo
dolorosamente en su columna vertebral, pasaba otro filoso respaldo se hendía en su columna vertebral. No
día a la espera de improbables clientes. niego que de vez en cuando se levantara para ir hasta
"Acaso hubiera una ventaja en esta vida desocupa- el lavatorio y escuchar, inútilmente, el agua que solta-
da; acaso le diera tiempo al señor Algaroti para fijar la ba la canilla abierta".
atención en cosas que para otros pasan inadvertidas.

114 115

1' 11
\,
Bioy termina la lectura, se quita los anteojos y cru- novelas son cuentos largos. La invención de More!
za los brazos esperavdo mi opinión. No es imposible creo que es un cuento largo y nada más. Ahora, yQ
que e:z ese mínimo gesto de respeto hacia el prójimo, tengo la impresión de que el cuento es up género que
repett_do ~urante años, esté la explicación de la singu- casi no existe fueta de la Argentina. Cada vez que le
lar eficacza de sus relatos. Todo hace juego para creer-
anuncio un libro de cuentos a Robert Laffortt, mi edi-
le: el rigor de la invención, la atención que presta a
tor francés, me doy cuenta de <jüe le doy la peor noti-
una posible crítica, la serenidad del diálogo.
cia y que él no sabe qué hacer con eso, porque indu-
dablemente la gente prefiere leer novelas. Dentro de
-Es estupendo -le digo.
poco piensan hacer una colección en Francia que se
llamará Livrets, que significa "libritos", donde pon-
-Me alegto que le guste. Creo que no está mal. drán todos mis cuentos para de algún modQ atraer a
los lectores. Piensan que un libro con todos los cuen-·
-Parece que escribiera los mismos argumentos tos quizá pu_eda atraer a la gente, pero no una simple
complejos de siempre pero de forma cada vez más sen-
cilla. selección de cuentos.

-Bueno? es el m~jor elogio que me puede hacer y


-Qué notable, porque se diría que el género es más
bien europeo.
que le agradezco. No sé por qué me Salen cuentos
cort~s. En es~e libro ?ay alguno, como "Ovidio", que
-No, creo que es muy argentino, soy mu>: pa-
es mas parecido a mis otros cuentos, pero los demás triota en eso (se ríe). Puede ser europeo por su ongen,
son muy cortos, de una página.
porque todas las cosas vienen de allá, pero lo cierto es
que casi no existen cuentistas europeos. Somos todQs
-De algún modo es como el triunfo definitivo de argentinos y algún norteamericano.
los argumentos en su obra. Incluso en sus novelas los
argumentos se ven más que los personajes.
--¿Por qué cree que la gente prefiere las novelas a
los cuentos?
-P_orque en realidad soy más un cuentiSta. Quie-
r? ~ecir, yo creo que hay dos tipos de escritores de -Quizá porque en la novela el lector conoce a un
ÍICClO~es: unos son los que tienen los personajes y grupo de personas con las que vivirá una t~:nporada,
despues preparan el argumento para ellos, ésos son
puede identificarse con ellas, puede encannarse con
los buenos novelistas. Y otros, como yo, que somos
ellas. En cambio, en un libro de cuentos hay un con-
cuentistas, primero se nos ocurre una trama y des-
tinuo pasar de una cosa a otra, cambian los p~rsona­
pués la poblamos de personajes. Por eso en realidad
jes, entonces eso d~ algú~ modo los vue~~e Irr~ales
mis novelas son un poco como cuentos largos. Tal vez
para el lector. Esta diferencia creo que ta~bien la s_Ie~te
El sueño de los héroes y Diario de la guerra del cerdo
el escritor. Escribiendo cuentos uno se siente mas m-
sean más novelas que las otras, pero en general mis
ventivo, hay varias historias, pero los personajes de~
116
117
ben servir a esa hisJoria, son un poco como marionetas ro. Sin embargo,. hay muchos cuentos de Stevenson que
que hará» posible esa historia. Mientras que en la no- empiezan muy bieri, uno guarda un excelente recuer-
vela todo es más real y uno puede sentir qu~ ese mun- do de ellos, aunque después advierte que el final está
do de la novda es parecido al·nv~$tro. Borges pensªba hecho más o menos de cualquier manera. De todos
qu~ toda novela es un qi~nto estirado para satisfacer; a modos yo he comprobado que casi siempre es más bri.,
los lectores, es decir, para publicar un género que es el liante el comienzo de un relato que el final, porque eso
favorito de los lectores. No c.r:.eo que eso sea así. Ho- uno lo corrige cada vez que vuelve al texto. Yó, por
ne.stamente, yo no crep,haber estirado ninguno de mis ejemplo, ahora estoy escribiendo un cuento, entonces,
cuentos para rr:ansformarlo en novelas.
todos los días, para llegar al lugar donde interrumpí la
escritura, debo releer todo Jo anterior. Así que el co-
-Cada tanto s.uelenaparecer algunos escritores que mienzo a lo mejor está corregido veinte o treinta veces
reivindican los relatos sin q,rgumentos que guíen la: y el Jinal está corregido una o dos veces. También sóy
atención del lector. ¿Cree que es posib/r: escribir bue,., partidario de observar las unidades de acción, tiempo
na literatura de ese modo?
y lugar.-Creo que Byron dijo ~ue de un lado está~ las
unidades y del otro la barbane. Me parece que tlene
-Cr:eo que algunos lo hacen, p~ro yo no puedo razón y que observar las unidades, en cierta medida,
porque lo que me irlcita a escribir es una historia que 1
aumenta las posibilidades de escribir un buen texto.
me atrae, un argumeJ;lto que por a1gun;t razon
1 ' me atrae.
No sé, creo que una historia que tiene un protagonista
No creo haber leído nunca \1!1 buen relato sin argu- es mejor que una que tiene cinco pr~tagonistas, q~e
m~nto, pero de todos tp.odos me parece posible. Ade- una historia que tiene una trama es meJor que una his-
más, probablemente el que escriba d~ ese modo no toria que tiene varias tramas, que una historia que trans-
sea un cuentista sino un ensayista que disfraza sus. curre en un lugar es más eficaz que una historia que
ensayos de ficciones. A lo mejor Joyce y el Ulysses sucede en varios lugares. Justamente hay algunas no-
podría ser un buen ejemplo de esa forma de escribir, velas de Stevenson, como The Master of Ballantrae,
¿no? Aunque en el [flysses hay también unas cuantas donde todo ocurre en un lugar de Escocia, todo va muy·
bromas graciosas y nada más, quizá. Páginas y pági- bien, la lectura es muy agradable, hasta que de pronto
nas de digresiones y algunas bromas a ve<;:es muy in- el personaje se va a los bosques de América y ya uno
gemosas.
deja de creer en la historia y todo se hace indiferente.
Creo que cuando todo está comprimido la historia re-
-·De todas formas existen buenos relatos con ar- sulta más eficaz.
gumentos irregulares.
-Sin embargo, revisando la historia de la literatu-
-El mismo Quijote sería un buen ejemplo. Y tam- ra, se diría que los argumentos muy precisos son ca-
bién hay brillantes cuentistas que terminan muy mal racterísticos de este siglo y que antes no había .historias
sus cuentos. Un caso evidente es el d~ Stevenson, uno tan trabajadas.
de los autores que más admiro y también que más quie-

118
119

'
-Es cierto, en general no hay historias muy tra- transeúntes. Era un lector extraordinario. Yo creo que
bajadas, pero si pensamos en l;;t Ilíaqa y la Odisea, las personas ·muy eruditas, por lo general, tienen poca
vemos que en la Odisea la historia se diluye un poco imaginación. Es como si no pudieran convivir las dos
mientras que en la Ilíada la acción se concentra en un cosas. Creo que si alguien tiene la mente llena de citas
punto. Bueno, yo he sido siempre partidario de la !lía- y referencias literarias, difícilmente pueda imaginar
da. Creo que la historia de la Ilíada, quizá por esa con tranquilidad una historia. Tal vez Borges sea un
economía de recursos, es má~ vívida. para el lector que ejemplo de que eso es falso, porque tenía una gran
la historia de la Odisea. Si pensamos en Wells, tam- imaginación y realmente era como si hubiera leído
bién vemos que algunas de sus historias están b,il~tq.p­ todos los libros. Y además, los recordaba casi a: la per-
te trabajadas. Tampoco digo que no se pue,dan probar fección. Por lo general uno olvida muchas cosas que
otras cosas ni que haya una sola manera de escribir o ha leído, pero Borges parecía recordar todas sus lec-
una receta que asegure un buen relato ..Por ejemplo, turas.
Arnold Bennet decía que él comenzaba sus novelas
sin saber cómo las escribiría y le salían espléndidas -Pero sus relatos también parten muchas veces de
novelas. Sin embargo, no creo que ese procedimiento lecturas eruditas. El argumento de Plan de evasión es
sea bueno para todosilos escritores. Seguramente para casi el desarrollo de una idea de William Blake, según
muchos sería una mapera peligrosa de escribir y para la cual si anuláramos los sentidos podríamos ver el
mí sería, tal ':'ez, cat!lstrófica. N un ca he tenido una universo tal como es.
extraordinaria facilidad para escribir, por eso trato
siempre que l)lis argumentos sean rp.ás producto de -Sí, claro. Como dice un verbo espantoso que
mi inteligencia que de la casualidad. utilizan ahora, esa idea "me impactó".

-··
· Recuerdo que Macaulay en sus ensayos práctica.,. -¿Las ideas le gustan porque le sirven para armar
mente destruye a los. defensor:es de las unidades de un buen argumento o por lo que pudieran tener de
tiempo y lugar. ' verdaderas?

-Sí, pero yo creo que son muy eficaces·. Quiero -N o, por lo que pudieran tener de verdaderas y
decir, me gusta mucho Macaulay, creo que es un en- también porque son un estímulo para el pensamien-
sayista espléndido, pero es como si a veces se apresu- to. En definitiva, cuando un escritor inventa un argu-
rara un poco en sus juicios. Alguien dijo que le gusta- mento siente que ha descubierto algo, una -pequeña
ría estar tan seguro de algo como Macaulay lo estaba América:. Uno siente frente a ciertas ideas, como, por
de todas las cosas, ¿no? (se ríe). Aunque leyendo a ejemplo, esa de Blake, que puede descubrir algo -nue-
Macaulay uno tiene la sensación de estar ante una per- vo, que puede descubrir nuevas Américas con el pen-
sona que se ha documentad<;> para escribir cada párra- samiento. Quizá eso sólo tenga un valor subjetivo,
fo. Dicen que caminaba por Londres, leyendo, y que para el propio escritor, pero también lo puede tener
la gente se asombraba de que no tropezara con otros para los lectores. Cuando publiqué La invención de

121
More! me escribió una cantidad de gente proponién- guna digresión que haga más llevadero el argumento,
dome algunas variaciones sobre la máquina, mejorar- porque por las digresiones entra la vida en el relato.
l;¡t de tal manera, en fin, gente que se sentía estimulada Por eso después escribí El sueño de los héroes y ótras
para pensar una variante ~e lo que yo había inventa- cosa·s más llanas.
do. Me gustó muchísimo eso.
-¿Cómo se le ocurrió la idea.de La invención de
-A partir de esa nqvela usted publicó varios rela- Mor el? ¿Lo llevó alguna lectura a armar ese árgu-
tos de construcción casi matemática, como piezas de mento?
relojería. ¿Nunca lo incomodó escribir de ese modo,
todo el tiempo pendiente del mecanismo de la trama? -No, para nada. Sé que estaba en Pardo, en el co,.
rredor del campo, y que pensé en la posibilidad de
-No, no, más bien me divierte. Me alegra, por inventar una máquina que pudiera reconstruir a una
ejemplo, ir suprimiendo las torpezas en el comienzo persona íntegramente, una máquina que pudiera ex-
de un relato, descubrir que suprimiendo una frase o tender atodos los sentidos lo que el fonógrafo había
uniendo otras el relé!to queda mejor, en fin, tengo ese conseguido para el oído y el espejo para los ojos. Pri-
pequeño placer en la elaboración de los textos. Ade- mero pensé en escribir un falso ensayo que demos-'
más, le diría que ta~poco confío mucho en mi es- trara la posibilidad de. inventar esa máquina, un poco
pontaneidad y quiz~ por eso trato de pensar el argu- a la manera de Borges. Después me di cuenta que· po-
mento antes de escribirlo. día hacer más verosímil esa .máquina por medio de
una ficción, entonces escribí la novela. Ahora, más
-Sin embargo usted fue cambiando la formq de que el argumento, yo creo que ine costó mucho aca-
construir sus argumentos. De los mecanismos de relo- llar al mal escritor que había en mí, al pésimo autor de
jería -L<l invención de Morel, Plan de evasión- pasó mis seis primeros libros. Me propuse que La inven-
a escribir historias más llanas, CQmo si hubiera adver- ción de M ore! no se pareciera a Caos o a Diecisiete
tido que la precisión de la trama no es tan esencial disparos contra lo porvenir y en ese semido fue un
para la eficacia del texto. ejercicio de disciplina, porque en aquel momento yo
sentía el peligro de hacer un séptimo libro pésimo.
-Cqnfieso que me pareció justa la críti<;a que me
hacían. Me dio la impresión que tanto Plan de eva., -Recuerdo que una vez me dijo que el defecto de
sión coll).o La invención de More! eran libros qu~ qu,i- La invención de Morel es la máquina.
taban el aliento al lector y qve era, mucho mejor escri-
bir de un J,llodo más tranquilo. Néstor !barra dijo, .-Parece que fuera un recurso uh poco barato, ¿no?
con toda razón, que en La invenP,ón de .Morel no hay Uno no sabe cómo son esas máquinas ... Yo traté de
nada que no ~ea necesario para el argumento y que saberlo, pensaba bastante en la mía, pero cuánto me-
ése es el gran defecto del libro. Esa crítica me pareció jor queda cuando un hecho se produce naturalmente,
muy justa. Es decir~ en todo relato el lector desea al.,. sin necesidad· de una maquinita que obre el milagro.
122 123

'
-También llama la atención la lectura de Francis
Además, un relato basado en una máquina corre el
Galton, un científico prácticamente olvidado.
riesgo de cambiar de género, corno casi sucedió con
La invención de Morel, porque IJle han dicho que soy -Bueno, sólo le pido que si llega a encontrar el
el inventor de la realidad virtual (se ríe). De todos
libro Estudio sobre las facultades humanas ' lo ,.
lea '
modos pienso que fui muy afortunado de que se me porque es uno de Jos mejores libros que he leído en
ocurriera una historia en la que hay un fugitivo de la toda mi vida, un libro realrneq~e extraordinario. En el
justicia que llega en un bote a una 'isla desierta, se queda
dormido y a la mañana siguiente lo despierta la músi-
c?medor de esta casa.hay un cuadro pintªpo por Sil-
vma donde estoy leyendo ese libro de Galton un au-
ca de Té para dos. Ese comienzo me dio mucho áni-
~or to~alrn~nte olvidado. Él era biólogo, hizo ~uchas
mo para seguir con la novela. mvesugacwnes sobre caracteres, herencia genética,
per? s~ gloria está basada en un solo libro, algo que

· Esa novela deja entre'l.)er muchas lecturas .científi-
pefJudtc~ a todo escritor. Es como si el mundo de las
cas y matemáticas, algo bastante raro en los escritores. ediciones fuera como un techo a dos aguas: los libros
nuevos suben por un laqo y los viejos son ap;ojados
-Cuando estudiaba con mi maestro, Felipe Fer-
por el otro.
nández, que me hizd descubrir las matemáticas y so-
bre todo Jogró que y~ me interesara en ellas, pensé en -Probablemente a Galton lo hayan tirado del te-
dedicarme a las rnatexnáticas. Por ahí teiJ.go dos colec-
cho porque q~edó .como el padre del nazismo.
ciones de cuadernos, disfrazadas de libros por la en-
cuadernación, en los que trato algunos problemas de
.-Sí? porq~e él creía que si se aparearan entre gen-
geometría. Me gustaba la geometría .plana, la geome- te mtehgente tba a salir gente más inteligente. Pe to-
tría del espacio, y pensé que iba a escribir sobre eso.
da~ ~ormas, me parece una terrible injusticia negar los
Siempre me atrajo todo lo que tuyiera que ver con la
~er~to~ de G~lton porque ~us teorías hayan pqdido
clasificación de las ciencias, teoría de la investigación
msptrar al naztsmQ. Quiero decir, él escribió antes de
científica, en fin, todo eso me gustaba bastante. Tam- la guerra,. nadie podía adivinar a Hitler. N o sé creo
q\le los libros de Galton le regalan al lector mu~hí~i­
bién recuerdo con placer la lectura de un libro lindísi-
mo: Robirzson and the Relativity. Er¡¡., digamos, corno mas observacion.es inteligentes sopre el individuo.
un resumen para el público de la teoría de la relativi-
dad, como una explicación pedestre, bastante entrete-
-En cualquier caso es evidente que la ciencia siem..,.
nida, de las teorías de Einstein. De ahí el título, qué
pre está pre~ent~ en sus relatos, ya sea como ficción o
podría traducirse corno "Rodríguez y la relatividad".
como parodta. Stempre hay una máquina, hay un pro-
Yo tengo un ejemplar, sin embargo hace unos años fui
ª Londres y quise conseguir otro, pero no lo hallé por
fesor, hay un médico ...
ningún lado. Los libreros me miraban un poco des~ -Es que no creo que algo tan in,tenso como fue
concertados, ni se acordaban de que existía ese libro.
para mí el álgebra en el colegio secundario pueda ol-

.125
124
vidarse con facilidad, entonces, me parece lógico que -Sí, le gustó muchísimo. Creo que es ellibromío
aquel episodio con el profesor de álgebra y las clases que prefería. Mire, yo casi nunca releo mis libros,
de Felipe Fernández hayan influido de algún modo tampoco hay un libro mío que me haya gustado
en mis relatos. Además, creo que esas clases con Feli- mucho, pero mis amigos más inteligentes siempre
pe Fernández me enseñaron a pensar, digamos, con pre{ieren El sueño 4? los héroes, ;;tsí que puede ser
algún método, y me ayudaron cuando tuve que escri-'- que ese libro me haya salido mejor que otros. Me
bir argumentos un poco compl'ejos, como el de La llevó tanto tiempo El sueño de los héroes que decidí
invención de Motel o el de Plan de-evasión. no escribir novelas por unos años. Entonces escribí
una sucesión de cuentos hasta que, en el 67, se me
-Aunque le diré que el argumentó de El sueño de ocurrió el argumento de Diario de la guerra del cer-
los héroes también es bastante complejo, aunque no do. Los editores se entristecían cada vez que yo apa-
haya una máquina. recía con un. nuevo libro de cuentos. Decían que eso
no se v$ndía, que nadie quería libros de cuentos.
-Puede ser, pero la parte fantástica de El sueño de
los héroes fue menos lo que me impulsó a escribir que, -De algún modo esa novela marca otro cambio
1

digamos, la vida en Buenos Aires, la amistad, la leal- en su escritura o, por lo menos, en el modo de enca-
tad, en fin, todas es as cosas me entusiasmaron más
1
rar la historia, ya que el argumento es bastante más
que lo asombroso del argumento. Cuando se me ocu- llano que el de sus otros libros.
rrió esa idea me gustaba no sólo porque era una idea
fantástica sino porque me permitía escribir sobre un -Claro. Fíjese que Diario de la guerra del cerdo
muchacho de Buenos Aires, sobre el ambiente de la no se parece casi nada a mis otras novelas, es casi
ciudad, todo do me atrajo en$eguida. Muchas circuns- una crónica de algo que pasó o que pudo haber pa-
tancias que hay en Iá novéla son recuerdos de relatos sado. Primero pensé en escribir un ensayo sobre los
que se contaban en ese restauranté donde se reunían medios de que dispone el hombre para contrarrestar
los choferes· de taxi, en calle Montevideo, al que me :la veje~. Empezaría enumerando algunas armas -pe-
llevaba Joaquíri. Allí se contaban historias en las que lucas, tmturas, dentaduras postizas--'--"- para finalmente
trasnochadores de vida rumbosa, después de una no- concluir en que la vejez es inevitable y que nada pue.,.
che de farra en algún cabaret, salían en un taxi abierto de hacerse. Al principio se me ocurrió escribir un
a dar grandes paseos con mujeres por los bosques de relato cómico, un poco como esas películas cómicas
Palermo. Creo que haber escuchado esas historias es norteamericanas que daban hace muchos años antes
lo que me llevó a escribir la novela. de. la principal, donde jóvenes atléticos perseguían
a viejos gordos y lentos. Finalmente me par~ció que
-Hace poco encontré en un número viejo de la la vejez era un problema sentido por todo el mun-
revista Sur una crítica muy elogiosa de Borges a El do como algo trágico, ya que uno nac~ a la aventu-
súeño de los héroes. ra de la vida y después encuentra la vejez y la muer~
te. Comprendí que eso podía ser una historia más

126 127
culenta que la novela y querrá mostrar escenas ho-
triste, un poco más digna y, bueno, me senté a es-
rribles, con viejos ensangrentados.
cribirla.
-Otro libro curioso es Guirnalda coq amores, que
-Resulta curioso que de forma casi simultánea
ha pasado un poco desapercibido dentro de su obra.
ocurrían los hechos del Mayo del68 francés, que son
prácticamente los de su novela: el de~plazamiento de -Es cierto, sin embargo de mis libros es urto de
la gente mayor por los jóvenes. los que más me gusta. No sé si lo decepciono co11la
respuesta.
-Ginevra Bompiani, la hija de mi editor en lt~­
lia me envió un telegrama que decía: "Mande su h- -No, me gusta mucho, sobre todo porque ya se
br~. La novela está ocurriendo" (se ríe). Sin embar- parece más a la idea que tenemos los lectores de usted.
go, en algunos países de Europa, c.omo ~le~ania, es
el libro mío que menos se ha vendido. MI editor ale- -¡Ah, pero qué bien! Me encanta que me diga esto
mán decía que los lectores alemanes quizá ya tenían porque ésa fu-e mi intención cuando lo escribí. Un día
la edad de .los viejos; de mi libro y sentían desagrado pensé que hasta ese momento yo había escrito sobre
ante el argumento de la novela. · lo que no entendía y quizá sobre lo que nadie enten-
1
día, que era lo fantástico, y que debía escribir sobre lo
-Es raro, porquf de sus libros quizá sea el de ar- que yo conocía un poco, que eran mis semejantes.
gumento con más gancho para los lectores. También puede ser que hayan influido los libros de
Benjamin Constant, un escritor que me gusta bastan-
-Claro, es más· parecido a una novela que ,mis te. Creo que la lectura de Adolphe, Cécile, el Cahier
otros libros. Aunque el tema me parece bastante Rouge, me dio ganas de escribir libros parecidos a los
desagradable. Leo .con más agrado, por ejemplo, de Constant. Recuerdo que escribí los cuentos de
Dormir al sol que Diario de la guerra del cerdo. Me Guirnaldas con amores casi con la convicción, así, un
parece me.nos trucul~~ta, m~s. agra~~ble para el lec- poco solemne, de que nu.nca más iba a intentar el gé-
tor. Claro que tambien es hcito uuhzar temas d~s­ nero fantástico, pero pronto comprendí que mi ima-
agradables para hacer literatura, pero cuánto meJOr ginación me suministraba cuentos fantásticos y que
queda cuando uno puede regalarle alguna historia al era muy feliz escribiéndolos, así que· postergué esa
lector sin caer enh truculencia o en lo macabro. Creo solemne decisión y seguí escribiendo historias fan-
que la literatura sin atracciones macabr~s, ~recisa­ tásticas. De todos modos creo que en general los cuen-
mente sin ganchos para el lector, es la ~eJOr hterat~­ tos de Guirnaldas son más rápidos que los de mis li-
ra. Además, siempre he pensado que SI hacen algun bros anteriores.
film con Diario de la guerra del cerdo probablemen-
te será un film asqueroso, porque la persona que -La verdad es que da la impresión que la huma-
guste de ese argumento querrá ser todavía más tru- nidad pudiera pasar sin historias fantásticas, pero no

128 129
sin historias de .amor. Por lo menos eso es lo que indi- con Dormir al sol, una novela de argumento complejo
can las listas de venta. pero de lectura muy llana y muy entretenida.

-·Claro, pero por qué no llevar a esos enaiiJ.ora- -De todos mis libros creo que el más grato para
dos y enamoradas al teatro de misterio que les ofrece- la lectura es Dormir al sol. Tambi·én creo que el co-
mos con nuestros relatos fantásticos. Mire, uno de los mienzo y el final de esa novela, que son la justifica-
estímulos que yo he tenido desde muy chico para pen- ción del relato, no corresponden y quizá no son agra-
sar en temas. bntásticos es que siempre me preocupó d~bles, pero durante la lectura es bastante agradable.
saber qué hay después de los límites del universo. Si Le agradezco mucho que me diga esto. Yo a veces
ese lugar ya no es el universo, entonces ¿qué es? Ésa condeno toda mi obra, pero es porque me olvido de
es una idea en. la que siempre pensé, incluso antes de que está Dormir al sol, que quizá la justifique.
conocer el amor. Aunque es posible que la literatura
fantástica sea una moda de esta época, que aburrirá a -¿Qué escritores admira por sus argumentos?
futuros lectores. A lo mejor tanto yo como Borges y ¿Hay algún escritor que lo haya deslumbrado por la
Cortázar searo.os culpables de una moda literaria, que construcción de sus relatos?
es el género fantástico. En cualquier caso creo que los
Ir-
cuentos fantásticos también los cuentos policiales -Bueno, es un tema bastante difícil... Ahora estoy
pueden ser un buenljnodelo para aprender a escribir, admirando, un autor cuyos argumentos no están muy
porque el escritor d~be esforzarse entonces para ha- construidos, que es Chejov. Es el que estoy leyendo
cer verosímil algo muy asombroso. con más agrado. Cuando era más joven yo creía que
no me gustaba Chejov, me parecía que hacía estampi-
-Lo raro es que .defienda con tanto entusiasmo la tas y nada más. En fin, creo que era una reducción al
razón, porque se ha pasado la vida buscando las ex~ absurdo de lo que es Chejov, porque en realidad es mt,1y
cepciones de 1o racio'!al. simpático y lo convence a uno de que es un amigo. Se
nota en sus cuentos que es una muy buena persona y
-Sí, pero he creído siempre que como instrumen- también hay algunos cuentos IIJ.UY bien hechos y muy
to es n,ecesaria la inteligencia para conseguir cualquier graciosos. También los cuentos de Wells, tanto por sus
cosa, incluso un relato fantástico. Y la imaginación, argumentos como por el tono de lo q\le cuenta, me
también. De todas formas creo que se dan las dos co- parec~n, maravillosos.
sas en el universo. Quiero decir, creo que convive el
hecho de ·que sea tod() físico, que casi todo se pueda - 0 los de Kafka.
e~plicar, y el hecho de que haya cosas inexplicables
que estimulan la imaginación. -,, Sí, claro, Ahora, sin que esto suene en desmedro
de Kafka, la diferencia es que Kafka tiene argumentos
-De algún modo usted logró llevar casi a la per- lindísimos, pero uno sabe más o menos hacia dónde
fección ese tono medio entre lo racional y lo fantástico van a ir, es decir, hacia el fracaso del protagonista.

130 131
Desde luego, a pesar de eso uno sigue interesado en la --El enigma de Rulfo es que nunca sabremos si su
lectura, porque circunstancialmente es muy rico _Kafka. silencio fue .deliberado o si efectivamente ya no se le
Además, a uno le gusta ese tipo de argumentos que ocurrió nada más.
inventó l<,afka, porque casi podríamos decir que él
inventó ese tipo de argumentos, pero de algún modo -Mire, yo temo muchísimo que me llegue ese mo-
el lector puede prever el desenlace, que concluye casi mento, porque me dicen que a esta edad suele llegar,
siempre con el fracaso del protagonista. En cambio, pero hasta ahora he tenido suerte porque la Ínven-
los argumentos de Wells son más variados. Quizá ción de argumentos· es una costumbre de mi imagina-
no sean mejores, pero son más variados que los de ción. Yo siempre me acuerdo que hay escritores muy
Kafka. buenos, como Forster, por ejemplo, que un día anun-
ciaron: "Hoy ceso de escribir". Espero acordarme de
-También Conrad tiene argumentos muy lindos. eso· y, si es necesario, decirlo alguna vez. Aunque tam-
bién es~anuncio es una prueba de que uno cree que
-Me gusta muchísimo, y creo que su cuento La ha dejado una obra, ¿no? Forster seguramente ha mi-
línea de sombra podría ser un buen modelo para rado hacia atrás, ha pensado que dejaba una obra y se
aprender a escribir. Está todo planteado de un modo permitió ese gesto un poco jactancioso de anunciar
tal que el lector no puede dejar de interesarse en lo su decisión de no escribir más.
que ocurre y siente una gran ansiedad por saber qué
sucederá. También me gusta El corazón de las tinie- - 0 tener la convicción de que uno no puede dar
blas, sin embargo la truculencia que hay en ese cuento más de lo que dio y también un poco de ·estoicismo.
me desagrada un poco, como si de algún modo esa Bueno, ahí está Shakespeare. Un caso bastante raro.
atracción por lo macabro le quitara un poco de mé-
rito al relato. En cambio, La línea de sombra no es -Rarísimo, diría. Está: protegido por el hecho de
para nada truculento y es muy eficaz. Está muy bien que uno no sabe ni siquiera quién fue Shakespeare.
escrito. Esa personalidad que se nos esconde es una de las cosas
más extrañas en él.
-¿Le gusta Rulfo? No sé dónde leí que el estilo de
Rulfo lo cansa. -Sea como fuere, no siguió nunca el consejo de Rus-
kin para escribir relatos: "En caso de duda, mate un niño".
-No, no me cansa. Ahora, parecería que lo ha can-
sado a él, porque ha escrito muy poco, ¿no? (se ríe). -No, pero muchas veces he pensado que sería muy
Me gustan sus relatos, pero es otra escuela. Aunque útil (se ríe).
hay que agradecer a la suerte que haya otras escuelas
y otros modos de ·escribir, como el de Rulfo. -¿Porque no encontraba la solución de alguna tra-
ma?

132 133
-Bueno, porque no me gustan los niñ~s. Nada
más. Me gustan cuando descubro en un chico el co-
mienzo de la inteligencia. Ahí me deslm~bran y me
hago muy amigo del chico. Pero los bebes me pare- CAPÍTULO VI
cen horribles ..

-Llama la atención comprobar que por la misma Diario de un escritor


época que usted. publicaba La invenció?, de ~orel· o
Plan de evasión, dos relatós de construc~zon cast mat~;
mática, Henry Milleraconsejaba "culuvada locura·. Cuadernos de viaje - Género ep'istolar - Con
Cortázar en París- Misceláneas para un hombre
-Me ha contado la enfermera que cuando me tr~­ cansado "' Casanova y los libros de memorias -
jeron acá, después de dos o tres meses en el sanatono El consejo de los franceses
por la operación de la pierna, parece que yo estaba
loco. Me creía en otra. parte, veía como olas que ve-
nían hacia mí todo ~1 tiempo, tenía que v~r esa :ven~a-= Estoy invitado a tomar el té, así que hoy la entrevis-
na para darme cuenp de que estaba en ml casa, enJm, ta será una conversación tranquila sin otro rigor que
así anduve un tiempo, aunque creo que ya est~y me- los vaivenes del momento. Las mucamas traen el té y
jor, ¿no? (se ríe). Nunca me gustó la locura. Nl Hen- las masitas en pocillos de porcelana, sobre bandejas
ry Miller, tampoco. de plata, en un carrito de ruedas similar al que utili-
zan los restaurantes, y disponen todo sobre la mesa
-El problema es que la realidad se permite t~das bajo la atenta mirada de Bioy, que supervisa en si-
las libertades, incluso la de coincidir con H enry M dler. lencio. Durante toda esa operación apenas puedo con-
tener una sonrisa. No sólo por la ceremonia, que es
-Es cierto. Pero creo que en esos m~m~ntos la bastante ajena a mi impaciencia, sino porque la esce-
realidad se pone un poco triste porque comclde con na parece sacada de una novela de ]ane Austen o de
un bobo. algún libro con ilustraciones de Sherlock Holmes (el
hecho de que en estas habitaciones se haya inventa-
do al sedentario detective Isidro Parodi fuerza esta
última imagen). Todo es levemente anacrónico en esta
casa: las habitaciones, las costumbres, el mismo Bioy,
siempre tan cortés y tan llano. Por alguna circuns-
tancia que no recuerdo -quizá para tapar el ruido
de tazas y cucharitas- empezamos a conversar so-
bre !talo Cc¡,lvino. "Me parecen ejemplar.es los co-

135
134
mienzos de sus relatos y además siento una simpatía
por él", me dice.

-En realidad hay varios escritores italianos, como


Sciascia o /talo Svevo, que tienen mucha afinidad con
usted, como una manera parecida de ver la vida.

-Ah, me gustan muchísimo los dos y a Svevo lo ó


siento como un hermano. Hace poco leí Corto viaje -o
·n
sentimental, que es una maravilla, y La conciencia de o
e
ou
Zeno es otro libro lindísimo. Alguna vez Je conté que C!)

al principio ese libro me pareció algo insoportable. ...t::


C!)

Que el protagonista se hiciera encerrar por su mujer ;:l


O"'
en un manicomio para no fumar, que después pensara
que su mujer lo encerró para tener amores con el mé-
ao
·n
dico, bueno, todo ese comienzo me irritaba bastante, e
C!)
>
e
pero pronto descubrí que yo estaba equivocado, que o
u
La conciencia de Zeno es realmente un libro espléndi- "'o
do y que Svevo es uno de mis escritores favoritos. En eC!)

este cuaderno escribí algo sobre mi amistad con los 8


libros italianos y hablo bastante de Svevo, de Sciascia,
de Calvino, de Dino Buzatti, en fin, creo que siento
una afinidad con ellos.

-Es curioso que usted siempre haya llevado un


diario de apuntes y reflexiones y que haya publicado
tan pocos ensayos o notas críticas.

-Es que una cosa está vinculada con la otra. Cuan-


do yo empecé a escribir, de muy chico, empecé escri-
biendo cuentos y novelas, entonces, si me pedían que
escribiera cualquier otro tipo de texto literario, un
pr:ólogo o una crítica, sentía que era casi imposible,
me costaba muchísimo. Para sobreponerme a: ese te-
mor, comencé a llevar un diario, un poco para que se

136
me soltara la mano, sin embargo algo de esa dificul- trica y rima, en fin, todas esas reflexiones de Reyes
tad me queda, porque me resulta mucho más fácil me interesan, porque de algún modo nos acercan al
contar un cuento o una novela que hablar en primera oficio, pero también deploro que a veces hable de te-
persona. mas que no tienen ninguna importancia. Quiero de-
cir, creo que habla encantadoramente sobre esos te-
-Me llamó la atención la apología del ensayo que mas, pero es como si perdiera la ocasión de escribir
hace usted en La otra aventura. Incluso dice que el sobre algo más interesante. Entre los españoles tam-
ensayista le parece un artista más digno que los escri- bién me gusta muchísimo Menéndez y Pelayo, pero
tores de ficciones. ¿Realmente sintió eso? sobre todo me gusta mucho un libro suyo: Horacio
en España. Me parece un libro admirable y que reco-
-Yo creo que sí. Si usted piensa en un novelista, miendo en este momento a mi interlocutor.
bueno, él puede contar una historia y no jugarse con
eso. En cambio, el ensayista tiene que decir su ver- -Usted sabe que fue libro de texto durante mico-
dad, tiene que exponerse al acierto o al error, está co- legio secundario.
municando su pensamiento y no una ficción y eso lo
lleva a exponerse frente al lector. Y también la infor- -Bueno, eso es terrible. En alguna edición de La
malidad del género puede llevar al escritor a tomarse invención de Morel para el colegio secundario, escri-
cualquier libertad, en ese sentido puede ser un género bí: "Desconfiado estudiante a este librito 1 no debes
implacable. Es decir, un estúpido no puede escribir aprenderlo de memoria 1 Para eso, francamente, no
un ensayo que no sea estúpido. A veces una persona fue escrito 1 ni para ser Lectura Obligatoria". Esos
estúpida puede inventar una linda novela, puede ocu- versos los escribí en alguna edición para escolares del
rrir, no sé, como un regalo del destino. Mientras que libro. La bibliografía obligatoria, los programas, todo
el ensayo es un razonamiento que inevitablemente eso parece pensado para alejar a los alumnos de la li-
dejará traslucir la estupidez o la brillantez del escri- teratura. Me parece algo espantoso.
tor. Seguramente escribí ese artículo pensando en los
ensayos de Stevenson, que son muy lindos. -Otro que no se salva de los programas escolares
es Leopoldo Lugones.
-Alfonso Reyes también tiene algún libro de en-
sayos muy bueno. -N o me gusta nada. Es decir, me parece una per-
sona inteligentísima Lugones, pero casi nunca me
-Reyes me gusta cuando analiza, por ejemplo, la gusta lo que escribe. Puede ser por el estilo, no sé. A
métrica en los versos de un poema. Hay libros en los veces me gusta el argumento de alguno de sus cuen-
que él mismo hace un poema y lo va analizando desde tos, pero no la forma en que están escritos. De todos
distintos puntos de vista. Primero lo muestra en ver- modos creo que Lugones le hace notar a uno que es
so libre, después en verso que obedece a la métrica un buen escritor. Ahora, sus errores también son erro-
pero que no tiene rima, después lo muestra con mé- res de escritor, porque a veces quiere atemperar un

138 139

'
poco su prosa:, que no sea todo una cosa poética y fuera una miscelánea de recuerdos. Entonces un día
escribe una frase que realmente no es nada poética ehcontr:é en un baúl, atado cort un pañueló, los dia-
pero que es muy desagradable. Posiblemente tuviera rios de algunos viajes por Europa, un viaje que hice
mal gusto. O falta de sensibilidad. O quizá una.sensi- en 1967 por Francia, Inglaterra, Alemania, Italia:, Aus-
bilidad a ratos. tria y algún otro país, y al releerlos me di cuenta que
tal vez pudiera entretener a los lectores y entonces
-Pero era la época, también. La influencia del decidí publicarlos. Creo que me gusta viajar por los
modernismo... recuerd'os q~e traigo, porque es como si esos recuer-
dos enriquecieran un poco la vida. También es bas-
-Sin embargo uno muy de su época que en los tante lindo jugar a que uno es de ese lugar extranjero
mejores momentos me parece muy bueno es Rubén y hacerse amigo del panadero, del farmacéutico, del
Darío. Aunque en los peores momentos es bastante vendedor de diarios. Es muy agradable llevar una vida
ridículo, ¿no? Sin embargo, es más prudente que Lu- diaria, no como turista, sino como un habitante más
gones y por lo menos no afea sus buenos momentos. de la ciudad. Por lo general me voy muy triste de los
lugares donde he vivido algún tiempo, por eso trato
-¿Usted no tiene 'más ensayos escritos? de llevar un diario donde anotar los recuerdos. Aun-
¡ que en el caso de este libro más que un diario son
-Alguno, sí. Hay cinco o seis artículos que escri- cartas que le escribí a Silvina y a mi hija Marta.
bí para el diario La Nación y que no están en libro,
probablemente los publicaré algún día. Además, creo -En realidad escribió una carta por día, casi como
que voy a dejar muchos papeles para que se publi- si fuera un diario. .·
quen entre los que hay algunos ensayos, porque debo
tener casi doscientos cuadernos de apuntes. Al:wra -Sí, pero también hay Una explicación para esas
estoy tratando de escribir sobre todas las cosas que cartas. Silvina, no recuerdo por qué razón, no .pudo
me han pasado últimamente, pero me da pereza em- viajar a Europa. Como no podía acompañarme, ella
pezar. En definitiva la. historia de uno también es una estaba muy ansiosa porque temía que me pasara algo,
historia que se puede contar y que puede entretener que no me alimentara bjen, que me debilitara, ese tipo
al lector. de cosas. Entonces yo, para darle la certidumbre de
que me estaba aliJ11entando, ~odos los d_ías le manda-
-Bueno, no hace muchQ publicó el diario de un ba una carta y le decía: "Hoy almorcé tal cosa y tal
viaje por Europa. Me llamó la atención el detalle otra y tal otra". Ésa es la explicación para las cartas y
exhaustivo de cada jornada de viaje. también para las descripciones de los almuerzos y las
cenas que hay en el libro.
-Me gusta contar lo que uno va sintiendo cada
día en otro país, anotar algo que me llamó la atención -¿Quería estar solo para esmbir?
por lo asombroso o por lo ridículo, un poco corho si

140 141
-Y para salir un poco de la rutina de Buenos Ai- -Según la cronología. que figura. en el libro, estu-
res. Yo quería ir a 1111 balneario, estaba en París, y nin- vo bastante tiempo en Le Touquet. ¿Qué hacía en ese
guno de l9s balnearios me quedaba a mano. B~arritz, balneario.casi deshabitado?
por ejemplo, quedaba muy lejos. La Baule, que es otro
buen balneario, quedaba como a cuatrocientos kiló- -Descansaba, leía, de vez en cuando escribía algo.
Jlletros. Entonces elegí Le Touquet y ,me encontré con Allí descubrí que el buen restaurante era el del aero-
un balneario pasado de Il).Oda, un lugar casi abando-
puerto, desde donde los aviones partían hacia Ingla-
nado. En otra época había tenido un gran esplendor,
terra. Como lloro fácilmente, porque tengo los pár-
pero por entonces estaba pasado de moda. Por ejew-
pados un poco caídos, el restaurante del aeropuerto
plo, el restaurante del hotel estaba cerrado, en f~n, era
me parecía un lugar espléndido, ya que todos los avio-
un lugar abandonado por la gente munda11a. Solamen-
nes que se iban eran de terceras personas, ¿no? En-
te iban ingleses, porque está bastante cerca de Ingla-
terra y nadie más. Además, me recomendaba ese sitio tonces yo comía muy bien, viendo sin ninguna emo"
un libro de Wells, The Croquet Player, que me había ción aviones que se iban a Inglaterra o a Escocia. En
gustado bastante. algunáCarta le escribí a Silvina: "Por una vez el coco-
drilo no llora".
-No lo leí, pero re~uerdo una crítica muy buena de
Borges sobre esa novela, creo que en la revista Sur. -En alguna parte leí que usted conoció a Silvina
¡ porque su madre insistió en que debía conocerla. ¿Por
-Ah, es un libro lindísimo. El jugador de croquet qué ese interés?
es un muchacho ocioso, incapaz de luchar en la vida,
que vive con su tía abuela y que un día va a veranear a -Es que mi madre admiraba mucho a las Ocam-
Le Touquet mientras una calamidad espantosa está a po, le parecían personas superiores y...
punto de caer sobre el mundo. Él es un campeón, lo
único que sabe hacer bien es ·jugar al croquet, es solte- -Disculpe que lo interrumpa. ¿Le. parecían supe-
ro, así que sigue su vida de siempre y mientras el mu- riores? ¿Por qué?
chacho está ahí, pensando en las banalidades del cro-
ql.let, la humanidad está por desaparecer... Seguramente -Bueno, yo creo que si usted piensa en la socie-
Wells haya pensado en Hitler y en el avance del nazis- dad argentina de esa época, sobre todo en las mujeres,
mo cuando escribió su novela, porque el libro se pu- comprobará que en general eran mas chatas que las
blicó err el 37 o el 38, casi en vísperas de la Segunda Ocampo. Cada una de las hermanas Ocampo erabas-
Guerra Mundial. Pero me gustaba ese libro de Wells. tante inteligente. Rosa, por ejemplo, era muy gracio-
Que situara la acción. en un_ balneario, en una vida de sa; Pancha era muy buena y muy inteligente; Angéli-
ocio, q.ue el protagonista fuera ese muchacho frívolo, ca era bastante escéptica, que es otra forma de la
con la amenaza de la guerra, (;!n fin, todo eso me gustó inteligencia; y Victoria era lo que sabemos: una espe-
muchísimo cuando leí la novela y, bueno, por eso fui a cie de empresaria de la cultura, una persona bastante
LeTouquet.
importante en la sociedad. Mi madre pensaba que de
142 143

'
todas ellas la más inteligente era Silvina y quiso que -No, pero aunque no me interesa lo· suficiente
yo_ la conociera y, bueno, nos enamoramos. Ahora, como para que pueda opinar, le diría que de los pinto . .
como eso no estaba dentro del programa de mi ma- res contemporáneos prefiero la pintura de Chirico a la
dre, durante algún tiempo mis padres estuvieron un de los otros. Ahora, con los años estuve un día en casa
poco apenados de queTo me casara con·una persona de un millonario italiano que, como eramillonario y
que tenía once años más que yo. Ellos hubieran de- quería parecer culto, coleccionaba cuadros de pintores
seado un casamiento mas convencional, pero no por- célebres. En fin, un modelo de persona que se da bas.,.
que fueran tonto~ sin<;>. por miedo a que yo no fuera tante en el mundo. Esa noche comimos en un cuarto
feliz. Pero_ después fueron muy amigos de Silvina y la que tenía, en una pared, diez o veinte cuadros de Chi-
quisieron muchísimo. rico, y en otra pared, diez o veinte cuadros de pintores
del siglo XVII y XVIII. Allí me di s;uenta que los cuadros
-¿Fue algo formal, con petició'n de mano, o direc- de Chirico, comparados con los otros, parecían pós-
tamente se pusieron de·novios? ters de-la call'e (se ríe).

-No, directamente nos pusimos de novios. En -Además de enamorarse, usted y Silvina escribie-
esa época Silvina vi~ía con su madre en este piso ron juntos. una de las primeras novelas policiales de la
donde estamos ahora y ·en el sexto piso, en el piso de Argentina: Los que aman, odian.
arriba, tenía su atelier donde pintaba. Entonces ella
me recibió, subimos hasta su atelier y creo que ya en -Mire, la escribimos en Mar del Plata, en poco
el ascensor nos besamos (se ríe). A partir de ahí fui- más de un mes, algo insólito para mi lentitud. Nunca
mos amantes durante cas~ diez años y luego nos ca- más me volvió a pasar eso en la vida. Nosotros nos
samos. quedábamos hasta el final del verano en Mar del Pla-
ta, cuando ya no quedaba ~asi nadie, y durante ese
-PQr lo general suele olvidarse que Silvina le de- final. de la estación escribimos la novela. Recuerdo que
dicó muchos años a la pintura. Incluso creo que estu- la escribimos casi conversando, con mucha felicidad.
dió con Chirico, ¿no? Inventábamos los episodios, alguien proponía• una
solución y yo escribía, como cuando colaborábamos
-Sí, cómo no. Cuando estuve con él en Italia me con Borges. Ahora, nunca hubo una discusión, ni con
dijo que. una de las personas más inteligentes que ha- ella ni con 'Borges. Reconocíamos enseguida cuál era
bía conocido era Silvina Ocampo. Y después ll).e dijo: la frase que le quedaba mejor al texto y la aceptába-
"Espero, Bioy, que para usted, como para rhí, la pala- . mos sin discusiones.
bra moderno sea una mala palabra" (se. ríe).
-Lo notable en Silvina es que no sólo tiene cuen-
-¿Le interesó alguna vez a usted la pintura? tos muy buenos sino que su obra no se parece a nada
conocido.

144 145
-,-Es cierto, Silvina teJ1Ía u.o.a originalidad casi "inevi- comprobar que estaba equivocado y que había novelas
table. Siempre era original, incluso a pesar suyo. Era muy buenas escritas en forma de cartas. Estoy pensan-
una muy buena cuentista. do en alguna de E~a de QJ.Ieiroz, que me. "ha gustado
muchísimo. O Les liaisons dangereuses, de Lados, otro
-Recuerdo que Borges, que no era muy indulgen- libro muy lindo, y desde luego las Cartas de Byron,
te en sus juicios, solía elogiar con entusiasmo la inteli- que son una maravilla. En estos días he estado releyen~
gencia de Silvina. do las Cartas de Byron, el tomo tercero. Creó que la
mayor felicidad de u11a persona podría ser descubrir;
-Y creo que un poco de razón tenía, porque es en un cofre, un nue~o·volumen de cartas de Byroii.
como si ella se hubiera influido a sí misma, ¿no? Creo
que Silvina fue la mujer menos convencional que he -En su biblioteca también he visto las Cartas de
conocido ... A veces tengo la impresión de que he vi- Santayana.
vido un poco distraído a su lado, que no la he cuidado
bastante. -Ahí tiene otro libro de cartas muy bueno. Me
1
gustan mucho las Cartas de Santayana.
-Quizá no la desatendió tanto, porque le diré que
no hay muchas persdnas que le escriban una carta -Escribir una novela por medio de cartas parece
por día a su mujer cuando se van de viaje. Ni mucho más difícil que hacerlo deJorma convencional.
menos que le describan el almuerzo y la. cena de cada
día. -No, yo creo qt1e no. Me parece·que la pequeña
astucia que tenga el-autor hace que sepa lo que tiene
-Es que Silvina era una gran amiga y una gran que dar a cada día de una carta y lo qtie tiene que
compañera, pero ansiosa, temerosa de todo; entonces guardar para la carta siguiente.,No sé, creo que el gé-
tenía mied<;> de que yo no me alimentara, que me pa- nero epistolar puede ser algo entretenido para el lec.
sara algo. Yo sabía que jba a vivir muy tranquilo, peró tor. Borges siempr~ decía que los volúmenes de cartas
como la he querido muchísimo trataba de tenerla al constituyen biografías desesperantes, por la cantidad
tanto de ·cómo me iba para ·que se quedara tranquila. de sobreentendidos que ignoramos. Aunque en estas
Espero que las cantidades asombrosas de helado de cartas del libro yo he suprimido muy poco. Poquísi-
frambuesa que hay en esas cartas no molesten a los mo. Sólo algunas cosas que, precisamente, eran tan
lectores (se ríe). hogareñas que hubieran disgustado al lector corrien-
te. Pero, bueno, tampoco creo qqe eso nos impida
-¿Le parece útil el género epistolar para escribir disfrutar de la lect1.u:a.
una ficción?
-¿Escribió es{ls carta:s pensando en que algún día
-Tenía un prejuicio en contra, durante muchos años podrítJ,n publicarse?
pensé que ese género no valía nada, pero después pude

146 147
-No, no pensé nunca que se publicarían. De to- dríamos· haber pensado que estaríamos incómodos,
das formas, yo escribo como para que se publique todo sin embargo fue como si eso nos hubiera ayúdado en
lo que escribo, por eso lo hago con una lapicera a tin- nuestra amistad, porque no hay nada mejor para un
ta, no con lápiz, y en cuadernos de .tapa dura, esos tímido que darse cuenta de que el interlocutor tam-
cuadernos que sé desarman si. uno intenta sacar una bién es tímido, ¿no? Lo vi esa vez en París y después
hoja. Lo hago un poco pensando que es un compro- él vino a comer a esta casa y, bueno, creo que nos sen~
miso al que me obliga el cuaderno y la tinta de con- tíamos muy amigo-s.
servar eso para publicarlo algún día. Además, no. es-
cribo nada tan íntimo que pueda llevarme a la -Sin embargo había grandes diferencias en el pen-
impunidad de escribirlo con frases mal hechas. Trato samiento_ político de ustedes~ un hecho que por aque-
siempre que las frases sean gramaticalmente acepta- llos años provocaba muchos enconos.
bles, que la sintaxis no sea un disparate.
-Claro, pero no nos importaba. Ni para él ni para
~Usted alguna vez me dijo que se avergonzaba mí la política era lo esencial. A pesar de que Cortázar
de algunas cartas del juventud porque advertía mu- fuera a visitar a Fidel Castro y demás, yo creo que no era
chos defectos en su carácter. - tan importante para él la _política como para que entor-
J
peciera nuestra amistad. El era muy inteligente y se daba
-Y claro, uno se va construyendo a lo largo de la cuenta que la amistad estaba antes que esas cosas.
vida. Como diría una: frase espantosa que utilizan aho-
ra: "No sabés lo que he crecido como persona desde -Recuerdo el relato de Cortázar Diario de un
entonces" (se ríe). Uno va cambiando a lo largo de la cuento, que es quizá uno de los mejores homenajes
vida, claro. Por ejemplo, si se compara la primera edi- que usted haya recibido.
ción de La invención de M ore/ con la tercera o la cuar-
ta, se advierte que es casi otro libro. Cuenta la misma -Es que probablemente sea el más grande home-
historia, pero la sintaxis es distinta porque yo fui co- naje que me hayan hecho nunca. De una generosidad
rrigiendo el libro en cada nueva edición. extraordinaria, realmente. Para mí recordar ese cuen-
to es una felicidad y un dolor enorme. Es una felici-
-En ese viaje de 1967 estt:tvo con Cortázar en Pa"'Z dad por la generosidad del cuento, pero también es
rís. ¿Qué recuerdos tiene de Cortázar? un dolor porque yo nunca se lo agradecí a Cortázar,
Yo soy un gran postergador de cartas. Me acuerdo
-Ah, éramos muyamigos. Lo más gracioso.es que que una mañana vino Vlady Kocianéich y me pidió
casi no nos conocíamos. Creo que nos habíamos vis- que le escribiera a Cortázar porque estaba muy en-
to con anterioridad alguna vez, en alguna cena, pero fermo. Bueno, yo postergué esa carta y al poco tiem-
no nos conodamos, entonces lo fui a visitar y resultó po murió Cortázar. Me sentí tristísimo por no haber-
que éramos amiguísimos. Él era muy tímido y yo tam~ le agradecido ese cuento.
bién soy muy tímido, teniendo en cuenta esto, po-

148 149

'
-El homenaje es tan redondo que incluso el cuento -Bueno, peto ese olvido es normal. Cuando una
parece escrito un poco "a la manera. de Bioy Casares". persona muere, su nombre sale en todos los diarios
y durante algunos años se lo recuerda periódicamen-
-Es un cuento precjoso y una mue.stra: de cariño te. Después, ton el tiempo, entra en un período de
muy grande. Además, con Cortázar nos pasó una oscuridad y después vuelve otra vez. Esto .es lo .que
cosa lindísima: los dos, yo en Buenos Aires y él en le toca a todos. Es lo que le toca a Cortázat y es,
París, escribimos casi el mismo cuento. Bl protago- probablemente, lo que me. tocará a mí.
nista del cuento de Cortázar es un viajante que llega
aMont.evid"eo y se hospeda en el,hotel Cervantes. El -Ahora que hablamos de Cortázar me viene a la
mío también quiere ir al hotel Cervantes, pero lo lle- memoria La vuelta al día en ochenta. mundos, un li-
van a otro. El de Cortázar está en el cuarto y no puede bro de misceláneas que usted siempre -elogió mucho.
dormir porque al lado hay un chico que llora. En el Incluso es un género que ha practicado bastante.
mío el protagonista tampoco puede dormir porque
~n. e.l cuarto de al lado hay una pareja haciendo el -Seguramente tiene algo que ver con Ia pereza,
amor. Al día siguiente el de. Cortázar va a protestar, ¿no? (se ríe). Me gusta abrir un libro y encontrar
entonces le di~en q~e no puede ser, que en el.cuarto algo bueno en cualquier página, cerrarlo, y abrirlo
de al lado no :había 11ingún chico, y en mi cuento en tres o cuatro días después, también en cualquier pá-
lugar de una· pareja. había un señor que se llamaba gina, y encontrar otra cosa buena. Quizá sea: un hom-
Merlín. Eso fue lindísimo. Fíjese que es casi el mismo bre que nació cansado y por eso me gustan las mis.,.
cuento, sin embargo no nos enojamos y nos sentimos celáneas. Además, uno está todo el :tiempo pensando
rouy felices~porque esa coincidencia indicaba una afi:.. en la literatura. y como no puedo hacer de cada idea
nidad entre dos amigos. un ensayo, entonces escribo apuntes que, en defini-
tiva, son misceláneas.
-¿PQr qué Borges nunca· reconoció del todo a Cor-
tázar? -¿Cómo se concilia éso con su afán de perfección?
Porque es más bien imprecisa la miscelánea.
-Mire, pasó una cosa rarísima en Borges: yo creo
que .nunca se dio ~uenta del todo de la importancia de
-.Claro, pero hay un placer en construir cosas
Cortázar. Quiero decir, sabía que era muy inteligen-
precisas y también hay un placer en escribir algunas
te, le gustaban sus cuentos, pero cuando hablaba de él
ideas que, aunque no estén desarrolladas, puedan
no le daba la importancia que tenía. No sé, realmente
estimular al lector, porque hay pensamientos incon-
es un poco extraño.
clusos que pueden ser niu y estimulantes para el lec-
-Parecería que Cortázar está un poco olvidado tor. Un buen ejemplo d.e eso es el diario de Natha-
en este momento. niel Hawthorne. Hawthorne dejó en su diario
muchas reflexiones cortas y muchos esbozos de ar-

151
150

'
gumento que quizá no sirvan para escribir un cuen- Le prevengo al "turco" Asís
to, pero que son estimulantes para el pensamiento. que no meta esa alharaca:
Por lo menos lo fueron para mí; por:que al leerlos he notado olor a pis
trie sentí estimulado para escribir mis propias histo- y bastante olor a caca.
rias. De todas formas yo he notado que mucha gente
reprueba las misceláneas, como si pensaran: "Éste -Me da por'hacer versitos de este est~lo, un poco
ya está publicando lo último que encuentra en los burlescos.
cajones". Borges, por ejemplo, aborrecía las misce-
láneas . .Siempre decía que los escritores de miscelá- -¿Es su contestación a aquella ley que aconsejaba
neas sin duda se daban por muertos, porque habían prohibir el uso de anglicismos?
comenzado a publicar obras póstumas (se ríe).
-N o, sólo es una broma. Aunque desde luego esa
-La verdad es que se parecen bastante a una obra ley me parece más bien absurda, ¿no? Pero los versos
póstuma. son una broma y nada más.

.J
- N o, yo no p1enso 1o m1smo.
. y o, por eJemp
. 1o, -Mi preferido es uno que decía.: "La cuenta de som-
todos los días escribo algunas ideas en este cuaderno breros trae sorpresas 1 a todo aquel que tiene dos cabe-
zas".
que, cuando concluya, será un cuaderno de miscelá-
neas. Entonces no está mal que si un día algunas de
-.(Nos reímos un rato largo del dístico. Bioy se en-
esas ideas me parezca que pueden entretener a los
tusiasma, busca en el cuaderno.) ¿Usted conoce a la
lectores, las publique en un. libro. Y hasta hay versi"
escritora Olga Orozco?
tos que escribo a la mañana para desentumecer la
mano. -De nombre solamente.
-"-=-¿ Versitos? ¿En diminutivo? -(Bioy lee eón gravedad):

-Es que son cosas sin ningún valor. Son versos Todo suplicio merezco
muy sencillos, así, un poco de entrecasa. Además, lo sobre mí mismo me enrosco,
que más me gusta es escribir dísticos o cuartetos hu- de tedio ya me estremezco:
morísticos. En este cuaderno, por ejemplo, hay mu- .¡Estoy leyendo a la Orozco!
chísimos. (Bioy se calza los anteojos y pasa las hojas - 0 también:
de un cuaderno escolar que hay sobre la mesa.) Aquí En su momento lloré
hay algunos. (Lee el cuarteto como si fuera' un poe- la muerte de Macedonio.
ma clásico, con gran solemnidad): Nos dejó unos libros que
mandan su gloria al demonio.

152 153

'
-0: que espero que los lectores sientan ese mismo placer
Tras limarles la.s uñas y los diente~ al :recorrer este libro.
recibiré con gusto a mis parientes.
~Es una buena oportunidad para traducir, aun-
-Casi todos los versos que hay en los cuadernos que sea en .citas, a algunos escritores que siguen casi
son así, un poco burlescos, sin ninguna importancia. inéditos en español. Como Samuel]ohnson, por ejem-
Pueden ser divertidos, pero nada más. Y también hay plo.
reflexiones, conversaciones con otros escritores, todo
me~clado. -En este libro hay algunas citas de Johnson, .uno
de los escritores que más admiro. Ahora, usted sabe
-Sospecho que si publicara esos diarios se armaría que íbamos a publicar con Borges, en la época anterior
un buen revuelo en el mundo editorial, sobre todo pór a "El Séptimo Círculo", varias Sumas para Emecé, es
"las conversaciones con otros escritores". decir, una especie de antología de varios autores. Te-
níamosourta Suma de SamuelJ ohnson bastante adelan-
-Seguramente ya se encargarán de publicarlos tada, teníamos una Suma de Quevedo, una de Thomas
después de mi muerte. Además, hay cosas que es Browne, pero nunca se llegó a publicar nada de eso.
mejor que se publiquen después de mi muerte y de Creo que de algún modo el éxÍto de "El Séptimo Cír-
la muerte de unas cu~ntas personas, ¿no? Ahora Da~ culo" fue fatal para las Sumas .. Es una lástima.
niel Martino está ordenando todos mis papeles por,-
que van a salir ..unas Obras Completas en Colombia -Este lib.ro de citas podría ser un buen comple-
y él tiene la idea de hacer una edición definitiva, mento de sus Memorias. Dicen que citar es citarse.
con los textos tal como yo los hubiera pensado.
También tengo terrp.inado un libro donde no hay -Puede ser, pero de un modo indirecto. Tendrían
una sola línea mía sino citas que he recogido en lec- que interpretar entonces mis lecturas. Con mis M e-
turas a lo largo de toda la vida. En fin, creo que marias me ocurre algo extraño: a veces tengo miedo
puede ser un libro divertido. Yo he llevado siempre de estar escribiendo algo que sea agua con azúcar
lo que los ingleses llaman "the common place book", para el lector. Me encanta leer libros de memorias
es decir, un libro donde se_ anotan poemas y prosas -las de Casanova me parecen un modelo excelen-
que a uno de algún modo le llamaron la atención te- y pensé que tenía algunos recuerdos como pará
por lo buenas o por lo malas, por lo acertadas o por hacer un libro entretenido, pero me estoy dando
lo ridículas. Bueno, eso llegó a tener tantas páginas cuenta de que es un poco difícil escribir sobre uno
que mis amigos me convencieron de publicarlo. Ese mismo. Fácilmente uno pone un énfasis que no co-
tipo de libros es muy común en la literatura ingle- rresponde. Yo tq.to de ser honesto, pero es muy fá-
sa. Yo tengo nueve o diez libros de citas de autores cil descaminar al lector sobre uno mismo sin querer,
ingleses que he comprado a lo largo de la vida y he sin proponérselo.
comprobado que son muy placenteros de leer, así

154 155
-Bueno, las confesiones amorosas que publicó también estoy agradecido de tener momentos malos
en sus Memorias levantaron una polémica conside- en mi vida para poder contarlos.
rable.
-La verdad es que cuesta aceptar que no pueda
..,--Qué notable, ¿no? Usted sabe que mucha gente existir una buena literatura a partir de la felicidad.
se enojó conmigo porque yo hablo públicamente de
algunas mujeres, algo que me sorprendió bastante. Yo - . A mí también me duele que no pueda existir esa
creía estar contando una historia entretenida para los literatura, pero es difícil contar la felicidad, como es
lectores sin hacerle mal a· nadie, sin embargo casi to- difícil contar la risa por escrito. Cuando uno escribe
dos se indignaron conmigo. Creo que alguna vez le "Je, je", nadie ríe. Quiero decir, me gusta mucho la
conté que yo les había dicho a algunas amigas mías felicidad y creo que uno debe ser feliz mientras pue-
que no las nombraría en mis Memorias y entonces da, pero es evidente que un tema más sencillo es el de
tuvieron la reacción contraria: se enojaron porque no los fracasos. Uno queda muy bien contando sus fra-
las nombraría. No se puede complacer a todo el mun- casos.
do y también a tu padre, dicen los franceses, y creo
que tienen razón, pero de todos modos el castigo ha -Lo cierto es que hay muy pocos libros felices.
sido excesivo. Incluso hace poco una señora me escri-
bió una carta llena de insultos, llamándome hijo de -Sí, muy pocos.¿ Usted recuerda alguno?
tal por cual, y acusaddo a todos mis amigos de ser una
y
banda de atorrantes desalmados (se ríe). En la carta -Se me ocurre una novela suya: Dormir al sol.
esa señora habla muy mal de Drago· Mitre, porque en
mis Memorias yo cuento que una vez me dijo, mien- -A mí me parece lo mismo y por eso de mis li-
tras jugábamos a la pelota, que no creyera enJos em- bros es el que más me gusta. Le agradezco mucho que
bustes de la religión. se haya acordado de ese libro.

-Escribir memorias tiene momentos divertidos, -Lo notable es que el argumento de Dormir al sol
como este episodio, pero también hay que recordar las no es para nada gracioso, sino que es más bien terri-
tristezas. ¿No le resulta doloroso revisar los momen- ble.
tos malos de su vida?
-Claro, pero la gente sólo ve lo terrible del argu-
-N o. A mí lo que me interesa es tener una histo- mento y cuando yo le digo que me parece un libro
ria buena o, .por lo menos, entretenida para contarle feliz, se sorprende. No sé, es un poco extraño. Prefie-
al lector, y casi siempre he notado que los mome11tos ren las desdichas.
~enos felices son los que hacen una literatura más
entretenida. Es un poco extraño, pero la tristeza tiene
una aceptación inmediata por parte del lector. Así que

156 157
CAPÍTULO VII

Ética y política

Remedio contra indiferentes - Costumbres


políticas - El individuo y el Estado - Hitler al
poder- La fiesta del monstruo - Manifiestos
peligrosos - Los desaparecidos

"En esté libro Pío Baroja cuenta que unos señores


Canetti, para fortalecer a su ahijado, en invierno lo
,¡ hadan dormir desnudo en el balcón, con unas heladas
1
terribles, y le cubrían el cuerpo con aserrín. ¿ Usted
cree que se habrá fortalecido?", me pregunta Bioy,
quizá en la esperanza de que yo le dé un tónico para
sobrellevar la cantidad interminable de premios y ho-
menajes que ha recibido en el último- mes. La lista es
de verdad interminable: un premio en Puerto Rico,
otro en Francia, otro en Brasil y hasta una condecora-
ción del gobierno argentino; un gobierno peronista,
nada menos. "Mis amigos me miraban desconcerta-
dos", explica con una sonrisa. El recelo, mejor dicho,
la verdadera antipatía de Bioy hacia la política es casi
tan famosa como su habilidad para esquivar reporta-
jes. Quizá por eso, aprovechando la excusa del pre-
mio, le propongo conversar un poco sobre sus ideas
políticas. Bioy aprieta los párpados, inclina levemente
la cabeza. El cuarto es tan luminoso que parece haber
más luz adentro que en la calle.

159
t 1
1•
11"'

'"11

-¿Tiene ganas de hablar sobre política?


"111!
1111

¡¡:¡ -No.
11 111
11 111

-¿Tanto la detesta?
~¡ :¡
11111

1:::¡¡ - N o la detesto, pero siempre recuerdo el dicho:


,¡¡
1 "Zapatero a tus zapatos". Soy un escritor, no un polí-
1
tico. Mi mente siempre ha estado ocupada en la in-
.111
vención de cuentos y novelas, entonces creo que si
: "'1 1 1~ hablara sobre política probablemente lo haría con fra-
11111

111~1
1 ses improvisadas, de circunstancia. Podemos conver-
1 •I 11111]11

1 ' 11 sar, pero no le prometo nada.


'1 1
1

j -Usted ha dicho muchas veces que escribe para


entretener.

-Sobre todo quisiera no escribir para aburrir.

Bioy me mira de costado, sonriente. Por su actitud


y por su respuesta, que suena casi como una declara- Cll
ción de principios, entiendo que mi empeño será un o
.~
.....
,_
auténtico calvario. Bajo el riesgo de pasar por más tonto o0...
de lo que soy, retomo la conversación.

-Pero también ha dicho que la justificación de es-


cribir novelas es ayudar a la gente a que sienta por los
demás, lo que modifica bastante la frase anterior, por-
que está más cerca de la ética que de la diversión.

-Sí, pero es una justificación involuntaria. Quie-


ro decir, por antipatía que tengamos por los tratados
de ética, podemos admitir que las novelas hacen que
la gente sienta piedad por la suerte del prójimo. Creo
que eso ya es un buen entrenamiento, tal vez insufi-
ciente, porque la gente sigue siendo indiferente con el

160
-· ·mo pero bueno al fin. El solo hecho de que la -Su padre fue ministro de Relaciones Exteriores de
pro¡ 1 ' 1 1 , .. Uriburu, un gobierno militar.
gente se entristezca, porque le va ma a propmo, o
que se alegre, porque le va bien, me p~re~e algo muy
bueno. En definitiva la crueldad qmza solo sea falta -Sí, y antes había sido secretario de Relaciones
Exteriores durante la presidencia de Sáenz Peña.
de imaginación.
-¿Qué piensa de aquella primera interrupción de
-Siempre me llamó la ate~~ión que ~~ted jamás la democracia?
hable en público sobre sus opznzones polztzc~s. A de-
cir verdad casi nadie sabe cuál es su pensamzento po-
-Pienso que como antecedente fue pésimo, no cabe
lítico. otro juicio. En aquella época de la caída de Y rigoyen
yo estaba encantado porque en mi casa eran todos con-
-Es que no tengo un pensamiento político. Real- trarios al radicalismo. Además, del gobierno de Uri-
mente no sé cuál es la formad': gobie.rno que asegure buru yo sólo sabía las cosas buenas, por ejemplo, que
el buen gobierno. Por resignactón qmero la ?emocra- los miembros del gabinete no cobraban los sueldos y
cia, pero creo que así como la gentebsebe qmvoca con esas cosas. Si hubiera adivinado entonces las consecuen-
1 libros al comprar bestsellers, pro a 1emente tam- cias que sobrevinieron a aquel golpe de Estado, claro
b
~:te n se va a equivocar en la elección. de los gobernan-
1 que hubiera estado por el respeto a la legalidad. Pero
t es. Co mo hemos visto que se eqmvoca, porque , os. creo que mi padre intervino en la política un poco a
obernantes que nos tocan en suerte parecena que m pesar suyo, no era un hombre de comité ni nada de
siquiera son d.tgnos de este pats,
g ' <:.·no":l• eso. Además, eso se nota. Mi pa:dre no era para nada
f~scista y s~n embargo le tocó ser miembro de un go-
-Bueno, empezamos bien. Más de uno se va a caer bterno fasctsta, como el de U riburu. Y mi padre no era
de espaldas cuando lea esta respuesta. nada fascista sino que era un hombre de ideas liberales.

-Pero es lo que¡he sentido siempre. De los políti- -¿Por qué participó de ese gobierno entonces?
cos pienso bastante mal, pienso q_u~ en general s?n
rsonas que están dispuestas a tratcwnar a cualqmer -Quizá por creer, ingenuamente, que podía serie
;:igo para seguir en el poder, para triunfar ello.s, que útil al país. La segunda presidencia de Yrigoyen había
es lo que están acostumbrados a hacer. Es dectr,. ha- sido espa~tosa, la situación económica era muy mala y,
erse aliados de cualquiera y renegar de cualqmera. bueno, m1 padre creyó que un nuevo gobierno podía
~lguna vez he sentido remordimiento por no haber revertir la situación, aunque ese gobierno fuera de fac-
apoyado a alguien, pero después los hechos me han to. Por ese hecho a mi padre se lo juzgará siempre como
demostrado que tenía razón al?? apoyarlo. Po: eso partidario de la dictadura, sin embargo yo, que lo he
no confío demasiado en los pohucos y menos aun en conocido bastante bien, sé que él no era partidario de
ninguna dictadura.
mi capacidad para juzgarlos.

162 163
. . se interesó por la actividad políti- -Además, generalmente corrompidas y de gente
-St bten nundca h ho se habrá interesado en
su ongo que e mue ac muy mala ... La vez pasada una amiga me contó que
~='poktica como tema de lectura. había comentado con un policía unos problemas que
tenía con los papeles de divorcio, que su ex marido le
,
-Comono. L el, El Capital de Marx, por ejemplo. dificultaba los trámites, en fin, esas cosas. Y que el
policía inmediatamente le había dicho: "N o te hagás
-Le aseguro que no esperaba esta confesión. problemas. Si querés te lo liquidamos". Mi amiga que-
dó temblando.
-Quizá sea u~a ~a~qp:ec::;~:~~~~ ~~: \~ ~~~
. no? (se ne ).
dAe
· 1 1 -Es difícil explicar esas cosas a personas que des-
entero, c. , •. d Gide el tío del escntor, que os 1- conocen el país sin que lo tomen a uno por una especie
nomía pohuca e d'd s que El Capital me abu- de primate.
bros d e Marx · La ver d
a e
e lo leí haciendo un es
f
., poco Recuer o qu . ., ,uerzo
rno un · . fuera una obhgacwn mas que -A mí me pasó una vez, en Francia, que dos per-
mano como s1 ,
so b re h u .1 M' :r: t comunista me gusto un poco sonas, queriendo ser amables conmigo, se dijeron en-
1 r E ant; tes o El C .
un p ace . ., oco más inspirado que ap~- tre ellas: "No parece argentino, ¿verdad?". Uno no
, me parec10 un
mas, 1d P, d le mi opmwn · · , so b re esos h -
sabe si tomarlo como un cumplido, ¿no? (se ríe).
tal, aunque no po na ardo casi nada de aquellas lec-
bros porque ya n9 recuer
turas. -El problema de ser argentino en el extranjero es
que uno tiene que estar todo el tiempo explicándose.
h b , olvidado tanto de esas lecturas, por-
-No se a rda ntos el Estado aparece como -Está muy bien eso. Yo también lo he sentido al-
en muchos e sus cue . "d
que dadero estorbo para el indtvt uo. guna vez, pero creo que no somos tan malos.
un ver
. , a orque siempre he sentido que hay -Espero que no. ¿Hay alguna virtud que le guste
-Qmza se pd l. d. t"duo contra el Estado. Aho- mucho de los argentinos o que al menos logre.atenuar
como una guerra .
e m lV
d ectr
1 "d
. que yo sostenga a guna 1 ea
q mere . nuestros defectos?
ra, eso no . b 1. el Estado porque es evl-
,. aconseje a o lr ' d 1
polltlca que . d d toda la libertad a to os os -Probablemente alguna circunstancia vinculada
e no se pue e ar ., .
dente qu . Tiene que haber eJercttos, con la amistad. Creo que somos individualistas, no
. "d os para Slempre. d
ind lVl U r , fin esas cosas tan esagra-
tiene que haber po l~la,. en ' nos identificamos con el Estado ni con la sociedad y
dables tienen que exlstlr. eso en definitiva nos lleva a pensar que la patria son
nuestros amigos. Además, creo que en nuestro país
_y por este lad o d el mundo parecen existir un poco siempre hubo buena literatura.
más que en otras partes.

164 165
-Otra cosa inexplicable del país es la cantidad de Fierro. De chico,leyendo el Martín Fierro, me escan~
hombres ilustres que han muerto en el extranjero. San dalizaba que Fierro, el ídolo de mi padre, pudiera ser
Martín muere en Francia, Rosas en Inglaterra, More- tan cruel con la negra y le dijera, cuando llega con el
no en alta mar, Cortázar en París, Borges en Ginebra .. negro al lugar: "Vaca ... yendo gente al baile". Y tam-
Es como si todos guardaran algún resentimiento con bién la contestación de la negra: "Más vaca será su
su tierra. madre". Todo eso me escandalizaba. Esas ofensas gra-
tuitas ...
-Sí, eso es rarísimo. Alguna vez he pensado que-
darme a vivir en Francia. Me sentía muy bien allá, no -Belgrano en sus cartas decía que el gaucho era
me sentía tan bien acá, pero después se me pasó y acá cruel y sucio y que no le gustaba trabajar. ..
estoy. Incluso creo que en ese mismo viaje a Francia
escribí en mi cuaderno: "¡Quién pudiera estar en Bue- -Bueno, también lo dijo Sarmiento. Es que el gau-
nos Aires!" (se ríe). La verdad es que no me imagino cho tiene muchas cosas simpáticas, pero también tie-
viviendo en otro país. No es que la Argentina me pa- ne cosasmás bien repudiables. Recuerdo que una vez,
rezca una maravilla, pero estoy cómodo. Vivo tran- un viejo estanciero, Vle dijo: "Yo tengo la estancia
quilo. f abierta, recibo gente que quiera trabajar de cualquier
país, salvo gauchos" (se ríe). El estanciero no tomaba
-¿Aunque el sentimiento haya triunfado sobre la gauchos porque se quedaban mateando en la cocina y
razón, incluso en ladetras de los tangos? no salían de ahí. Como se decía antes: "Somos más
criollos que el feo olor".
-Pero a veces en los tangos también hay algún
acierto, como aquel: "Después fuiste ];:J, amiguita 1 de .;;_Esa oposición entre el Facundo y el Martín Fie-
un vejete boticario 1 y el hijo de un comisario 1 todo rro.dividió ideológicamente al país. ¿Realmente nun-
el vento te sacó". ca sintió aunque sea la tentación de establecer una re-
lación más explícita con la historia argentina, de
-Pero' Bioy, no sólo las letras de los tangos dejan utilizar su literatura en favor de sus ideas?
mal paradas a las autoridades. N o se olvide que las
instituciones políticas argentinas están vistas como algo -No, nunca. Además, creo que mantengo esa re-
desastroso desde el Martín Fierro, que es casi nuestro lación. Creo que mantengo una relación explícita con
libro fundacional. la historia argentina a través de mis libros, que son los
libros de un escritor argentino. Después de todo ese
-Puede ser que el Martín Fierro sea nuestro libro proceso que culmin,a con La invención de M orel, siem-
fundacional, aunque yo creo que Borges tenía razón pre, me p-areció que lo que yo debía hacer era escribir
y que nos hubiera convenido que el Facundo fuera de la mejor manera posible los tres o cuatro argumen-
nuestro libro fundacional. Creo que nos hubiera he- tos de novela que yo tenía y los catorce o quince ar-
cho un pueblo más bueno el Facundo que el Martín gumentos de cuento. He tenido que esforzarme mu-

166 167
cho para llegar a se·r un escritor, para vencer la hara- Además, el nazismo tenía muchísimos adeptos, incluso
ganería de escribir,.para apartarme de la poética equi- en Buenos Aires. Entonces un día, ante. el avance de
vocada de mis primeros relatos, y eso me ha· tenido ·los alemanes, varios escritores decidimos firmar ese
atareado hasta ahora. manifiesto en favor de los aliados. Bueno, todOs estu-
vieron de acuerdo, pero cuando llegó el momento de
De nuevo Bioy se queda mirándome en silencio, firmar Martínez Estrada dijo que él no estaba seguro,
con un principio de sonrisa en los labios. Su gesto co- que tal vez Alemania fuera la nueva:fuerza llamada a
rresponde a una frase como: "Le previne que no iba a derrotar .los imperialismos, en fin, argumentos muy
ser fácil". Tampoco creí que sería tan difícil. Porpri- divulgados en aquellos años. Ma,rtínez Estrada siguió
mera vez desde que lo conozco· tengo la impresión de argumentando sobre la decadencia de Occidente y so-
estar jugando al gato y al ratón. Su actitud no es hos- bre sus dudas de firmar aquel manifiesto en contra
til; es increíblemente evasi'l)a. Su memoria, capaz de del nazismo. Entonces Ulyses Petit de Murat se le.,
recordar ·con precisión cualquier cita literaria, sufre vantó y dijo: "Para mí la cosa es muy simple: de un
desconcertantes olvidos sobre los acontecimientos po- lado está l<f gente decente y del otro lado están los
líticos del pasado. Esa actitud suya ha fomentado todo hijos de una gran puta". Lo gracioso es que, al verlo a
tipo de malentendidos, claro. Desde el .más general, Ulyses tan enojado, el otro respondió: "Ah, si es así,
que lo define ·como re~ccionario, hasta el más concre- entonces firmo'1 (se ríe).
to, aunque igualmente grosero, que hace de .{3ioy ¡.ma
especie de aristócrata meramente saludador y mun- -De algún. modo aquí Lugones inventó el fascis-
dano. Se lo digo y encoge los hombros, como si el tema mo casero con La hora de la espada y todas aquellas
le fuera indiferente. "Creo que hay escritores, como diatribas que proclamaba en sus conferencias.
Émile Zola, que llevefron una actividad pública bas-
tante útil, pero nunca sentí que yo estuviera hecho para -·Claro, desde luego. Recuerdo haber ido a algu-
ese tipo de vida", dice. na de sus conferencias en el teatro Coliseo. Ahora, el
aspecto físico y el temperamento de Lugones no con-
-Sin embargo es evidente que no siempre estuvo tradecían para nada su fascismo. Tenía aspecto. un poco
tan desvinculado de la vida pública, porque usted fir- de malevo, de compadre, y hablaba como quien da
mó un manifiesto en favor de los aliados durante la órdenes. Uno enseguida adivinaba el carácter autori-
Segunda Guerra M un dial. tario de Lugones. Además, iba siempre con revólver.
Desde luego, un hombre que iba armado a todos la-
-Sí, creo que lo escribimos cuando estaba por caer dos no podía ser muy democrático que digamos, ¿no?
Francia, pero lo que estaba pasando era horrendo, (se ríe).
porque los alemanes estaban avanzando sobre el mun-·
do. Recuerdo perfectamente que Hitler iba obtenien-· -¿Había muchos germanófilos en la Argentina
do cada vez más votos y ganando elecciones. Era una durante la Segunda Guerra· Mundial?
especie de aplanadora que avanzaba sobre el mundo.

168 169

\
-N o sólo había gerrnanófilos en la Argentina sino contó que se había cruzado en la calle con una mani-
que había planes de los alemanes para dominar la Ar- festación peronista y que le habían. gritado: "¡Borges
gentina. Incluso había gerrnanófilos entre gente que y Perón 1 un solo corazón!". Yo pensé que estaría
no estaba. tan alejada de uno. Por ejemplo, Xul Solar, molesto por eso, que se sentiría agraviado por el can-
un amigo al que queríamos mucho ... bueno, no pudi- to. Sin embargo me dijo: "Seguramente son más inte·-
mos verlo por un tiempo porque deseaba el triunfo ligentes que yo, porque se lo tornan en broma". Qué
de Alemania. Precisamente yo asistí a peleas bastante raro.
duras entre Borges y Xul por ese terna. Bueno, Xul
era muy raro. Ya una persona que hablaba en esos ~He leído que usted participó de La Marcha de la
idiolllas que él había inventado, como el neocreol y la Libertad en septiembre de 1945. Si eso no es participar
panlingua, creaba una: especie de distancia entre él y en política...
los demás;
-Bueno, pero allí no se trataba de ser radical o
-¿No les resultaba cansadoLese afán de originali- conservador. Era algo así corno dejarse de pavadas y
dad? pedir por la libertad.

-Sí, un poco sí, ~ero por otra parte uno lo adrni.,. -Esos acontecimientos de 1945 prácticamente di~
raba porque tenía uha gran inventiva. Había inventa- vidieron a los escritores en peronistas y antiperonistas.
do el panjuego, h panmúsica, decía que La ·invención
de M ore! era el pan libro, en fin, esas cosas. -Sí, ésa es una época muy triste para mí. Pasaron
cosas muy desagradables, hubo muchos enconos,
-Hay gente que deja una imagen incompleta, muchos desengaños con amigos y conocidos. Sobre
como si pudiera haber dejado una obra más impor- todo porque mucha gente que uno creía afín, al final
tante. resultó que estaba con los peronistas. En esa época
del primer peronisrno cuando me despertaba yo pen-
-Pero yo no. cr.eo que sea el caso de Xul, creo que saba que empezaban las pesadillas.
él era un inventor de cosas posibles. A veces he pen-
sado que Xul fue un personaje creado por .Borges, ~Es curioso que esos años de/50,en pleno auge del
corno Macedonio Fernández y algún otro. peronismo, coincidan con su afianzamiento como es~
critor.
-Lo mismo podría decirse de.. autores más conoci-
dos. En algunos casos, los prólogos de Borges son me- -Puede ser que una interpretación cruel de las
jores que el libro prologado. cosas sea que uno necesita replegarse sobre sí mismo¡
porque no puede estar en la sociedad, para llegar a ser
-Casi podríamos decir en todos l9s casos, ¿.no? escritor. De todas formas con Borges escribirnos La
(se ríe). Recuerdo que un día Borges llegó a casa y me fiesta del monstruo, que no me gusta mucho porque

170 171
era un poco como sacar una broma de esa situación -Le hago otra pregunta:¿ estuvo a favor del golpe
terribl~. Pero también se puede pensar que todo aque- militar de 1976?
llo era realmente como una farsa inmensa, que nos
entristecía y nos llevaba a describirla corno una cari- -Cuando ocurrió el golpe de Estado estuve a fa-
catura. vor, pero muy pronto me alarmé muchísimo y com-
prendí que estaban sucediendo cosas terribles y no
-Ustedes publicaron La fiesta del monstruo, que estuve de ninguna manera de acuerdo con lo quepa-
es prácticamente la reducción al absurdo de las mani- saba.
festaciones peronistas, en la revista Marcha de M ante-
video. ¿Por· qué allí? ¿Por miedo? -.Durante la dictadura militar usted firmó un ma~
nifiesto pidiendo por los desaparecidos, otro hecho poco
-Por miedo, claro. La gente se ha olvidado de lo conocido.
opresivo que fue aquel régimen. Por ejemplo, yo me
acuerdo de que se exigía certificado de buena conducta -Sí. Ño me acuerdo en qué año, pero fue en plena
para viajar al extranjero. ¿Sabe a qué hora me citaron dictadura. Creo que se conoció en el momento, por
para darme ese certificado? A las dos de la mañana. lo menos. Hablamos con otras personas y decidimos
Además, uno tenía ·qJe ir a buscarlo a la casa central de que había que protestar públicamente y entonces es-
la policía, un lugar no muy agradable, ¿no? Bueno, cribimos ese manifiesto. Antes había la costumbre de
después fui y me atendieron bien y me dieron el certi- hacer manifiestos, que luego se perdió. N o digo que
ficado. Pero le diré que no era muy agradable en aque- sean necesarios o útiles, pero 1a verdad es que hemos
llos años concurrir a las dos de la mañana a la policía. escrito muchos. Recuerdo que firmamos uno pidien-
do por la libertad de Juan Carlos Onetti cuando esta-
-De algún modo ese ambiente de conspiración ba preso.
política se recrea, indirectamente, en su· cuento Planes
para: una fuga al Carmelo. -¿Pero se adivinaba de algún modo lo que estaba
pasando en el país? ¿Se sospechaba que había cárceles
-Usted lo ha dicho: indirectamente. De todos clandestinas, que desaparecía gente?
modos, no le quepa la menor duda de que en aquellos
años teníamos en cuenta la posibilidad .de una fuga al -Yo diría que alprincipio ni teníamos la sospe-
Carmelo (se ríe). cha de que pudiera estar ocurriendo a~go así. Recién
con el tiempo ilos fuimos dando cuenta de que pasa-
-·¿Qué fueron para usted Perón y Evita? ¿Impos- ban cosas raras, entonces decidimos escribir aquel
tores, gente equivocada? manifiesto y después, bueno, ya se supo todo.

-Mejor pasemos a otra pregunta. Una llamada telefónica interrumpe la conversación.


Experto en el arte de calumniarse, Bioy ha pasado por

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el ten:za del manifiesto como si su actuación política no nas. Puede ser que no sea la mejor actitud, pero es la
hubiera tenido la menor importancia. Como si hubie- que he tenido siempre. No podría mentir ahora para
ra sido una proclama de tantas. Lo cierto es que publi- quedar bien.
car una solicitada contra el gobierno militar, "en ple-
na dictadura", era un· hecho muy grave, que incluso -Sin embargo, hace poco leí una reseña de La
ponía en peligro el físico de los firmantes. Como si aventura de un fotógrafo en La Plata en la que el
adivinara lo-que estoy pensando, después.de la llama- crítico sospechaba en esa novela una velada alusión
da Bioy me dice que los militares que practicaron tor- a los desaparecidos. Se lo pregunto con toda ingenui-
turas y desapariciones no deberían permitirse seguir dad, ¿tuvo esa intención al escribir el libro o es una
viviendo. "M e hubiera gustado ser un héroe.", agrega, interpretación errónea?
y el diálogo se desvía hacia el escritor Francisco Uron-
do, otra víctima de aquellos años terribles. "Éramos -Bueno ... (Bioy se queda en silencio. Tras unos
bastante amigos", me dice inesperadamente Bioy. segundos de vacilación, contesta): Reconozco que
puede-ser que haya habido alguna intención en ese
-No sabía que· había sido amigo de Urondo. libro. N o estoy seguro, pero me parece lógico en el
sentido de que los desaparecidos estaban dentro de
'
-··N o eramos ' .1'
mumos, pero conversa'b amos d e vez nosotros mismos. Quiero decir, no era algo que nos
eh cuando y teníamos una muy buena relación. Y no contaban sino que lo debíamos sobrellevar. Una chica
fue el único caso de ,un conocido mío que murió. La que vivía aquí, en Libertador, a una cuadra de casa,
amiga íntima de una_ amiga mía muy querida, una una noche volvió de La Biela, entró a su departa-
mujer a la que veía siempre, desapareció. La .fueron a mento y la deshicieron. Digo la deshicieron porque
buscar' a su casa, se la llevaron y desapareció. Recuer- al otro día las paredes de su departamento estaban
do que mi amiga llegó llorando aquel día y nunca J.11ás llenas de sangre.
supimos nada de ella.
-Lo realmente macabro de todo aquello es que
-¿Qué piensa de la gente que tomó las armas y fue un drama en silencio. Por un lado las desaparicio-
murió por defender .sus ideas? nes y por el otro la apariencia de normalidad, de que
la ciudad funcionaba como siempre.
-Me parece terrible que pase pr~cisamente eso:
que la gente, por defender sus ideas, muera. Quiero -Qué le parece. Además, no sabemos si eso per-
decir, yo estaba como ultrajado por todo lo que esta- tenece al pasado, ¿no? Mire el caso de este chico Ca-
ba pasando, pero nunca se me hubiera ocurrido utili- rrasco ... Me parece horrendo. No quisiera volver a
zar un arma para corregir esa situación. Además, du- vivir esa historia. Durante la dictadura escribimos ese
rante toda mi vida yo he estado siempre en mi casa, ni manifiesto, ayudé cuanto pude, pero no sé si habrá
recibiendo prebendas ni atacando políticos, como si servido de algo.
la actividad política fuera una cosa entre otras perso-

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-No es mi intención convertirlo en un escritor so-
cial, pero a lo mejor esta conversación sirve par:a de-
mostrar que usted no se mostró indiferente ante lo que
sucedía y que incluso el tema de los desaparecidos lo CAPÍTULO VIII
tocó personalmerzte, hasta el punto de reflejarse en su
obra. Como esa chica que mencionó cuando habla-
mos de su novela. La inmortalidad
-Y no fue la única. Dos o tres amigas mías tam-
bién desaparecieron. Así que no creo que uno pueda El premio Cervantes- Ediciones de 14 posteridad-
soñar una pesadilla tan terrible y no seguir escribién- Exilio y muerte de Borges- Contrato ad aeternum
dola al despertar. -Sueños literarios- Dudas y supersticiones- El
cuento del friolento

De golpe (casi todo sucede de golpe en la Argentina) el


gobierno nacional, ante los rumores de que el premio
N obel podría tocarle a un escritor sudamericano, ha
salido a respaldar la candidatura de Bioy Casares para
el premio de este año. Como suena. M e lo dice un taxis-
ta impagable, parecido a Alberto Sordi, un personaje
de esos que sólo circulan por Buenos Aires, al enterarse
que voy a la casa del escritor. "Es para compensar el
que no le dieron a Borges", agrega, guiñándome un ojo
por el espejo. Cuando llego a lo de Bioy me encuentro
con un pequeño terremoto, no sé si por la noticia ante-
dicha o por alguna catástrofe doméstica. Las mucamas
van y vienen por los pasillos dando órdenes. En el ca-
mino me ataja Lidia, su secretaria, para decirme que al
mediodía lo esperan "al señor" en la embajada japone-
sa. De paso me avisa que el señor está en la pieza del
fondo. Involuntariamente pienso en Gauna, el prota-
gonista de El sueño de los héroes, y me imagino a Bioy
preparando el agua para el mate en un calentador Pri-
mus, sentado en un banco. La realidad no es tan gene-
rosa y lo encuentro bastante compuesto, pero en man-

176 177

'
gas de camisa, un hecho más bien insólito para su habi-
tual elegancia de chaleco y corbata. Eso sí, la habitación
sobrelleva un desorden digno del mayor elogio. Hay li-
bros por todos lados. En la mesa, en los estantes, atrás de
la puerta y debajo de los sillones. Contra la pared hay
varios cuadros apoyados en el piso y dos muebles tapados
por una lona. La tentación de hurgar en ese caos, de ho-
jear los libros y revisarle los cajones es irresistible y Bioy
lo debe sospechar, porque casi nunca recibe a los periodis-
tas en esta habitación. "Una vez fui a visitar a un amigo
y me di cuenta que su biblioteca estaba compuesta por
libros de esta casa", dice lacónicamente. Está de excelen-
te humor, como si de algún modo la posibilidad de reci-
bir el premio N obelle devolviera un poco del ánimo que
perdió tras la muerte de Silvina y, sobre todo, de su hija
Marta, en un estúpido accidente de tránsito. Resulta pueril
que la esperanza de unpremio pueda mitigar esas triste-
zas, pero por lo menos ayuda a pensar en otra cosa. Le
comento la anécdota del taxista y sonríe, divertido, aun-
que tampoco se hace muchas ilusiones: "Mire, mejor no
lo divulguemos demasiado, porque parece que los suecos
son personas muy susceptibles".

-¿Pero aguarda con ansiedad el fallo de la Acade-


mia sueca o realmente no les da ninguna importancia
a los premios?

-Para quedar bien yo debería decirle que no me


importan los premios, pero la verdad es que me gusta-
ría bastante recibir el N obel. Parece que el premio po-
dría tocarle a un escritor sudamericano y desde luego
no me resultaría desagradable viajar hasta Estocolmo a
recibirlo. Tampoco estoy esperando ansiosamente que
me den un premio. Si viene, será una grata sorpre~a.

178
....------------------ --

-Sin embargo usted alguna vei me dijo que to- hubiera gustado mucho recibir el premio, aunque a
dos los premios, incluso los mejores, dejan un sabor veces dijera lo contrario.
amargo.
-¿Los premios sirven solamente para halag"ar la
-~laro. Uno sabe que Fulano tiene que dar un vanidad del escritor o también influyen para darle más
pr~mw tod~s.los a~os y que probablemente se pon- seguridad a la hora de escribir?
dra contenttstmo st encuentra alguien a quien dárse-
lo, por.que. el :~rdadero problema de esa persona o -Sirven seguramente para darse cuenta que la gen-
de esa mstttucton es encontrar un candidato acepta- te no es envidiosa y que se pone contenta por el triunfo
ble para que ese año sea todo normal. Y es un pro- de una persona a la que no conoce más que por sus
blema que se renueva cada año, ya que la. cantidad libros. Por ejemplo, cuando recibí el premio Cervan-
de candi.datos no es infinita, ¿no? Todo eso hace que tes muchos desconocidos me abrazaban por las calles
el entusiasmo de uno se enfríe urt poco. De todas de Madrid paraJelicitarme. Yo me daba cuenta que la
form~s, me alegraría muchísimo que me dieran el gente me tocaba, me agarraba la mano, como si de
premw Nobel, aunque también creo que cuanto algún modo quisiera tener un recuerdo míó, algo que
menos se hable del ter#a más probabilidades tendré desde luego nunca: me había pasado. Además, hubo
de recibirlo. un largo período de mi vida ~n que fui un escritor
cuyos libros no tenían ninguna resonancia. Los edi-
-Bueno, en verdad no hay muchos candidatos la- tores dudaban de mí como podían dúdar del personal
tinoamericanos: Varg~s Llosa, Fuentes, quizá Roa de la puerta y mis libros debían someterse a examen
Bastos. Además, no creo que se lo den otra vez a Car- como los de cualquier otro. En cambio, después del
da Márquez. Cervantes noté que los editores ya me trataban de otra
manera. Ese premio, que a lo mejor me lo dieron por-
-No, no creo (se ríe). que no había otro a quien dárselo, hizo que la gente
me quisiera, los editores me aplaudieran, en fin, fue
-Justamente aquel premio de 1982 levantó una como si el Cervantes hubiera mejorado mi literatura
gran polémica, ya que todo el mundo esperaba que se para todo el mundo. La gente siempre me pregunta lo
lo dieran a Borges. que habré sufrido cuando nadie me conocía y casi no
me creen cuando les digo que no sufría nada y que esa
-Es cierto. Para mucha gente vinculada con la li- situación era muy normal para mí. Yo vivía escribien-
teratur~ esa decisión de no premiar a Borges fue un do y leyendo y era muy feliz haciendo esas cosas. Y
error, sm embargo creo que allí hubo razones extrali- esto fue hasta hace muy pocos años. Recién con el
terarias que influyeron en el resultado final. Mucha premio Cervantes noté que yo era una persona cono-
gente en Europa me comentó que algunas declaracio- cida.
nes de Borges habían influido para que no le dieran el
Nobel. Es una lástima, porque estoy seguro de que le

180 181
~Los premios literarios, por lo general, suelen ve- momento y que el español de los siglos venideros será
nir acompañados de todo tipo de rumores y polémicas. muy distinto del español actual.
Recuerdo que Miguel Delibes confesó alguna vez que
le habían ofrecido el premio Planeta a cambio .de una -Hace algún tiempo en la Argentina se debatió la
novela. posibilidad de aprobar una· ley que prohibiera el uso
de anglicismos...
-Es un poco raro todo eso. Yo casi no he parti-
cipado en concursos literarios, pero he asistido a mu- -Algo bastante absurdo, ¿no? Puede ser malo el
chos concursos como jurado y siempre hemos pre- uso excesivo de anglicismos, pero todavía más gro.
miado el mejor libro, con toda honestidad. No es tesco es negarnos a utilizar la palabra fax porque no
que esos libros fueran una maravilla·, pero sin duda está en el diccionario. Estamos en un mundo en el
eran los mejores que se habían presentado en esa que no somos los inventores de todas las pala?r,as ni
ocasión. En cuanto a los premios que me han dado de todas las cosas, así que me parece bastante ttdtculo
son, digamos, públicos: el Cervantes, el Nacional, el negarnOs a esa evidencia.
Municipal, alguno del Fondo Nacional de las Artes,
así que no sé cómo serán esos arreglos. Ahora, yo -Lo curioso es que ese proyecto de ley estaba ba-
pensé que ser uno de lÓs ganadores del premio Cer- sado en El tamaño de mi esperanza, uno. de los libros
vantes me daba derecho a ser miembro del jurado que Borges siempre prohibió reeditar.
que elige los futuros ganadores, pero me han dicho
que no es así. -Sí, ése puede ser un buen argumento para con-
denar esta clase de publicaciones que se realizan con-
-Por lo visto tampoco participa de los congresos. tra la voluntad del autor. Imagínese el ·disparate que
Usted fue el único premio Cervantes que no habló en hubiera sido aprobar una ley inspirada en una idea
el debate sobre el idioma español que se hizo en Valla- que el mismo Borges habría rechazado por errÓJ).ea.
dolid hace un par de años.
-¿Qué opina de la decisión de publicar Inquisi-
-No me gusta hablar en público, muy pocas ve- ciones, El tamaño de mi esperanza y El.idioma d~ los
ces hablo. Soy un escritor por escrito. Yo les avisé a argentinos, los tres libros de juventud que Borges szem-
los organizadores .que no iba a hablar'y ellos lo acep- pre prohibió reeditar?
taron con mucha generosidad. De todas formas, creo
que Sabato dijo cosas razonables sobre nuestra len- -Me parece un error, desde luego, porque aquel
gua. En un momento todo el mundo se puso a defen- que lea esos libros va a tener una i~ea mala. de Bor"-
der el idioma español y Sabato dijo que nuestro idio"" ges, que quién sabe si va a corregtr leyendo ot:os
mano era eterno, que un día iba a terminar y que era libros. La g<;nte lee muy poco. Yo, por eJemplo, vtvo
inútil fijar, como aconseja la Academia, normas defi- de los libros, pero me parece una ·cosa mágica, por-
nitivas. Creo que una lengua se transforma a cada que casi nadie lee libros. Así que imagínese una per-
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sona que sólo tenga la oportunidad de leer un libro -Cómo no. Pocos días antes de que viajara a Gi-
que Borges siempre pr?hib~ó reeditar. Q~izá esta nebra estuvo conrnigo, estuvimos hablando bastante.
edición sirva para los histonadores de la hteratura,
pero no creoAue ayude a l.os lectores .. Tenemos un?s -¿Por qué decidiq morir en Ginebra?
libros que el autor consideraba muy malos y sm
embargo nadie presta atención a este hec_ho y lo pu- -,-Nq creo que haya otra razón que María Ka-
blican igual. Me dicen que es un ~omenaJe a Bor!?es, dama.
pero no sé qué clase de homenaJe pu_ede ser edit~r
libros que él siempre desdeñó y que siempre .prohi- -¿Ella decidió el viaje?
bió publicar por malos, por considerar que eso no
era buena literatura. ..--Creo que habían decidido el viaje cuando Bor-
ges no estaba tan enfermo y María contaba con ese
-,-¿Alguna vez, le comentó algo Borges sobre estos viaje. Después la salud de Borges empeoró y él deci-
libros? · dió seguir a María. Recuerdo que el día anterior a su
1 pesimos.
' que. eran ,. Q ~ena:
' comparar- partida lo llamé por teléfono para desearle buen viaje
-Sí, me d ecia y él me respondió: "No creo que sea un buen viaje.
los con mis primeros libros, pero yo siempre lo con- Estoy condenado a muerte". Yo le dijé que, si· se sen-
vencía de que los mí?s eran mucho peore~ \s: ríe). Hace tía tan mal, no debía viajar. Entonces él me contestó:
unos días estuve hoJeando esta nueva edicion de El ta- "No, para morir da lo mismo cualquier lugar", una
maño de mi esperanza, y realmente me parece un Bor- frase que me pareció irrefutable por lo bien que la
ges inmaduro, para decirlo suavemente. Sobre todo por dijo y por lo razonable que suena, pero que hoy me
el estilo deliberadamente literario, algo de lo que Bor.,. parece algo absurda. Porque es preferible morir entre
ges siempre abominó. Digamos que me molesta el esti- amigos, en la casa de uno, que en un hotel desconoci-
lo en que están escritos los libros y me molesta que en do, rodeado de extraños. Quizá yo -debí pedirle que
Borges me moleste precisamente el esti!o. Pero. esto no no viajara pero, bueno, eso no supe decírselo en aquel
es un problema, digamos, de la postendad .. !'1I
agente momento.
literario Carmen Balcells, estaba convencida de que
yo debí; publicar mis primeros relatos dentro de mis -¿Ésa fue la última vez que habló con él?
Obras Completas. Después se dio cuenta que yo decía
la verdad, que esos relatos son realmente ilegibles y -No. Unos días antes que se supiera de su casa-
desistió de la publicación .de esos libros que son bas- miento me llamó por teléfono desde Ginebra y me
tante peores que los de Borges. Pobre Borges. Lo ex- dijo que andaba medio embromado y que se iba a ca-
traño muchísimo. sar con María. Yo le dije que tenía muchas ganas de
verlo, pero él me contestó: "No voy a volver nunca
-¿Recuerda la última vez que lo vio? más", y se le quebró la. voz. Casi me estaba diciendo
que iba a morirse en cualquier momento, sin embar-
184
185'
go yo no pensé que es~ sería inm~~iato. Bueno, nos -No. Él quiso. acompañar a María Kodama en un
despedimos y al poco uempo muno. viaje pó_r Europa·sabiendo que se podía morir en cual-'
quier momento. Por suerte, le tocó morir en Gine-
-Se ha dicho que los últimos días de Borges fue- bra, que es lo único de positivo que tiene todo esto.
ron muy tristes y muy solitario~. ¿ Usted cree que en el Por lo. menos estaba en Ginebra y no en otro lugar,
final Borges pudo habersesentzdo abandonado por su pero estoy seguro que él hubiera preferido morir en
familia y sus amigos? Buenos Aires. Incluso me lo dijo varias veces a lo lar-
go de su vida. U na vez, una amiga nuestra perdió un
-No, de ninguna manera. Y estoy absolutamente hijo en América Central y lo hizo enterrar allá. Y me
seguro que se murió siendo amigo mío porque. me acuerdo que, cuando nos enteramos de eso, Borges
llamó unos días antes de su muerte para desped1rse. me comentó: "Está.bien lo que hizo. Aunque yo pre-
Lo que ocurre es que María Kodama lo tenía aparta- feriría que me entierren.en.la Recoleta".
do de mí, no lo dejaba venir a mi casa y entonces du-
rante los últimos años ya no nos veíamos con tanta -Durante sus últimos años Borges se mostró desilu-
frecuencia. Porque Borges venía a casa tratando de sionado con el país, como si le pesara la realidad ar-
que María, no supiera que había venido a comer con- gentina. ¿ Usted considera que pudo ser capaz de irse
migo, mire qué cosa a~'surda. a morir a Suiza para dar una lección de civilización a
los argentinos?
-Es realmente increíble que le pasara .eso precisa-
mente a Borges, que sie'mpre tuvo un fino sentido del -Me parece que no. No sé ... estoy pensando que
ridículo. yo no podría hacerlo, aunque quizá Borges sí fuera
capaz de esas cosas. Quiero decir, pese a su gran sen-
-Es increíble, pero todas esas cosas . pasaron tal tido del humor, él a veces se tomaba muy en serio
como las cuento. A diferencia de mí, que tuve mu- algunas cosas y entonces es posible. que hubiera pen-
chos amoríos, él se entregaba de pies y manos a la sado algo así, pero de todos modos no tenía ganas de
mujer de la que estaba enamora~o. E_ra co~o si per- irse, no me cabe la menor duda. Creo que se fue un
diera todas las facultades de la mtehgenc1a frente a poco contra su voluntad. Quizá pensando: "Bueno,
cada amor. Y generalmente las mujeres lo maltrata- me voy a morir igual. Qué importa el lugar si le doy
ban por eso. Es un poco así. Después de su muerte el gusto a María". En fin, algo así. A pesar de su es-
estuve en Ginebra, vi su tumba y me gustó mucho. cepticismo y de sus bromas, Borges tenía un lado
melancólico que ocultaba en público.
-El problema es que coincide su muerte en Gine-
bra con todos los elogios que él dijo siempre sobre esa -¿Recuerda cómo se enteró de su muerte?
ciudad.
-Cómo no. Yo estaba en la calle, creo que había
ido a. almorzar a 'La Biela, y una persona a la. que no

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conocía entabló conversación conmigo. Esa persona promiso de escr~bir otra cosa. No sé si hago bien, real-
me dijo dos o tres veces durante la conversación: "Sí, mente.
yo comprendo que hoy es un día muy especial para
usted". Esa frase me la repitió varias veces. hasta que -Usted ha dicho muchas veces que le gustaría vi-
al final le .,pregunté por qué debía Ber un día especial 'Qir para siempre.¿ Realmente .Ze gustaría ser inmortal?
para mí. Entonces esa persona me dijo: "Porque hoy
ha fallecido el señor Borges". Recuerdo perfectamente -¡Por supuesto! (se ríe). Firmaría ya mismo el
que utilizó esa horrenda palabra, "fallecido". Eso fue contrato de inmortalidad, sin condiciones.
en Ayacucho y avenida Alvear. Recuerdo que caminé
por la avenida Alvear, tomé Callao y di toda una vuelta -Bioy, parece más bien terrible tener la certeza de
a la manzana conJa sensación de que no sabía dónde que uno será el único sobreviviente de la especie hu-
estaba y que el mundo cambiaba para mí. Y me di mana...
cuenta que tenía razón, porque yo creo que todos los
días de mi vida.hab{a tenido conversaciones con Bor- .-Ño: pero la inmortalidad no significa que uno
ges, todos los días hablábamos de literatura y eso era no puede morir sino que uno está a salvo de morir
una cosa que nos ren~vaba. Bueno, comprendí que por causas naturales, porque de lo contrario seríamos
ya no podríamos hablar nunca· más y que el mundo se dioses. Se entiende que ese hombre longevo no esta.,-
había empobrecido un poco para mí. ría a salvo de accident<:!S. Además, el mundo un día ter-
minará y entonces nuestro inmortal explotaría junto
-Aunque suene un poco egoísta, lo más triste para con el mundo. De todas formas, firmaría el contrato.
los lectores fue .aceptar que ya no habría un nuevo li-
bro de Borges, que ya no escribiría más. -·¿No resultaría penoso seguir viviendo sin la gen-
te que uno quiere?
-No, me parece muy natural, porque eso mismo
lo he sentido yo ante la muerte de escritores que ad- -Bueno, pero no se olvide que yo .he perdido a
miraba, como Wells, por ejemplo. No me gustaría casi todos mis interlocutores más queridos. He per-
morirme sin haber escrito algo sobre Borges. Siento dido a mis padres, a Silvina, a Borges, a Peyrou, y sin
que se lo debo. embargo le estoy diciendo que-aceptaría la inmortali-
dad.
-Si hay alguna prueba de que usted fue amigo de
Borges es que nunca escribirá ese libro. -Por lo visto, tampoco se conformaría con la in-
mortalidad literaria.
-Yo también he pensado eso, pero no sé hasta qué
punto no es una actitud prejuiciosa. Además, en mis -La persona que fue Shakespeare, ¿estará cont~nta
Memorias hay un capítulo donde hablo de Botges y por haber sobrevivido en media docena de volúme-
es como si eso de algún modo me liberara del com- nes? (se ríe). Pensemos en la literatura japonesa, ¿qué

188 189
sabemos de ella? Si usted le pregunta a alguien, con -Incluso a Nietzsche, que decretó su muerte.
mucha suerte oye los nombres de Mishima y Akuta-
gawa. Seguramente habrá muchos escritores japone- .,.-Nietzsche ... Pensar que pasé por una época de
ses que no conoceremos nunca, ·entonce_s me p~rece admirarlo bastante. De muy joven leía a Nietzsche y
bastante ingenuo .pensar que uno quedara en la ·histo- me parecía que había que hacer frente aJas cosas, des-
ria de la literatura. Además, para qué vanagloriarnos preciar la cobardía, en fin, hubiera podido ser un nazi
de nuestros libros si dentro de algunos años nos recor- de haber seguido con Nietzsche.
darán como un ejemplo de. tal escuela o de tal siglo,
borrosos precursores que escribían en español antiguo. -Es curioso que se atribuya a Nietzsche la idea
del Eterno Retorno, porque además de los presocráti-
-Recuerdo aquella frase de Charles Lamb: "Per- cos hubo muchos escritores que la utilizaron. Estoy pen-
durar, eso es lo que quiero. Yo y mis amigos". sando en Memorias de mi vida muerta, de George
Moore._.
-Qué bien, es cierto. Me alegro que recuerde a
Lamb porque siento mucha simpatía por él, me parece -Ah, me parece un libro lindísimo y que releo
una muy buena perso~a. Borges pensaba que era un bastante. Justamente en estos días estuve releyendo
tonto, un escritor sin nipguna importancia. No sé, Bor- ese libro de Moore. Ahora, puede ser que la idea del
ges era tan inteligente y a veces tenía algunas cosas ... Eterno Retorno sea más razonable que la de inmorta-
. . ? lidad, pero no sé si es más conveniente. U no puede
-¿ A rbztrarzas. volver en un animal... en fin, no creo que sea algo muy
agradable. Detodas formas, me parece que es una idea
-Un poco, sí. A veces yo le decía que me gustaría muy estimulante para el pensamiento y por eso la han
vivir muchos años y él me respondía que deseaba utilizado en cuentos y novelas. Últimamente en algu-
morir inmediatamente, cuanto antes. Nunca nos pu~ nos reportajes .han querido hacerme creer en Dios, o
simos de acuerdo sobre eso. me preguntan si en mis cuentos estoy buscando a
Dios ... no sé, me parece rarísimo.
-Veo que sigue siendo un agnóstico ejemplar, por-
que ese deseo de inmortalidad de algún modo es la -La verdad es que en muchos relatos ha utilizado
negación del más allá. ideas de alguna manera afines con la teología: la in-
mortalidad, la posibilidad de trasplantar el alma de
_,Me parece una grosería decir que soy ateo, en- una persona ...
tonces prefiero decir que s~y agnóstico. En ver~ad
soy un dudoso. Resulta gracwso que la pal~bra Dws, -Pero yo le diría que esas ideas me interesan por-
sea en casi todas las lenguas, un monos1labo. Un que pueden hacer posible un buen relato o, por lo
mo~osílabo que ha dado que hablar, sin duda. menos, un relato entretenido para el lector. Por ejem-
plo, uno no sabe si existe el alma, pero es muy cómo-

190 191
do para el narrador -lo fue para mí mientras escri- guna vez. Muchas veces uno despierta de un sueño
bía Dormir al sol- resumir varias ideas en la pala- con la sensación de haberse encontrado con algo ma-
bra alma sih saber muy bien qué es. Quizá el inven- ravilloso, lo recuerda con :bastante nitidez, luego se
to del alma esté vinculado a que uno no pueda distrae, lo pierde, y entonces uno está ansios'o por
:esignarse a la muerte del cuerpo, entonces hemos volver a encontrar ese sueño. En el caso del protago-
Inventado esa palabra un. poco misteriosa. Aunque nista de la novela esa ansiedad es todavía mayor, ya
no hemos tenido ningún testimonio de esa preSencia que lo perdido es algo que entrevió en una noche de
desprovista de cuerpo, ¿no? exaltación y de cansancio, algo que le pareció una re-
velación.
-'-Por lo pronto, en. los sueños ya podemos despla-·
zarnos sin utilizar el.cuerpo. -¿Tiene sueños que. se repiten?.

-Está bien, sí. Mis primeros cuentos, por ejem- -=-No,-por lo general no, pero a veces en un sueño
plo, los de Caos, eran transcripciones de sueños y me me acuerdo de otro sueño, lo que también es bastante
fue muy mal, porque l9s sueños sólo son int~resantes raro. Tampoco sueño con hechos personales sino más
para el soñador. Aunque he seguido soñando, natu- bie11 con historias inventadas. Una vez soñ~ que en-
ralmente. Sueño casi t?:>das las noches, lo que es una traba a un cinematógrafo muy chico, como esos que
s~erte, porque es como si los sueños agrandaran la tienen los estudios pará proyectar films en privado.
VIda. Casi· nunca. tengo, pesadillas, pero me pasa algo Allí había, en las primeras filas, varios espectadores
bastante raro: de vez ep cuando sueño en tercera per- con cabezas gigantes, que comentaban la película y se
s?na. Es como si alguien me contara un .relato, como reían. De pronto yo comprendía que esa película era
SI en el sueño alguien me contara vna historia .de la nuestra vida y que los espectadores de enormes cabe-
que yo soy uno de los protagonistas. Me han dicho za~ eran los dioses.qúe nos habían inventado para su
que es algo bastante extraño, pero quizá me suceda diversión. En el sueño me daba cuenta que las trage-
e~o porque me he pasado la vida inventando histo- dias de la vida y que nuestra propia vida no eran más
nas. En literatura creo que sale mejor lo inventado que el divertimento de esos dioses un poco estúpidos.
que lo soñado. Me parece que por ser fiel al sueño Recuerdo que al otro día, durante el·almuerzo, yo
uno ~uede caer en cualquier imprecisión. conté el sueño en casa y Silvina, que era bastante es-
céptica, me dijo: "No me vas a hacer creer que soñas-
-,-,Sin embargo lo onírico, como tema de observa- te semejante cosa. Seguro que lo inventaste".
ción, está muy presente en el argumento de El sueño
de los héroes. -Le diré que podría ser un buen argumento para
algún relato.
-"-Lo que me llevó a escribir El sueño de los héroes
es la ansiedad que sentimos cuando hemos perdido -No creo. A lo mejor... (Bioy apoya el libro que
algo, una. sensación que casi todos hemos tenido al- tiene en la mano sobre su mandíbula y durante un
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\
rato bastante largo se queda en silencio, calibrando -De Quirzcey decía que en realidad nuestra me-
las distintas posíbilidades de convertir el sueño en un moria es perfecta y que sólo necesitamos el estímulo
cuento. Parece una procesadora de textos, una ,com- adecuado para r~a¡rdar cualquier cosa, por lejana que
put~dora, la máquina de pensar de Lulio, algo así. El esté en el tiempo.
fotograf~ y yo mantenemos la respiración para no in-
tertumpzr vaya uno a saber qué alquimia creadora. -Está muy bien eso. Parece algo sencillo, pero es
"No, no creo", dicefinalmente Bioy y respiramos). una gran idea.

-:-En s~ cuento Historia desaforada hay un perso- -¿Le tiene miedo a la muerte?
na¡e que znventa un método para eludir la vejez; en
Una puerta se abre,.un médico logra detener el ciclo -Espero que tarde en llegar, desde luego, pero no
biológico; en _Bajo el agua, un científico busca la ju- le tengo miedo. Quiero decir, puedo temer al sufri-
ventud experzmentando con salmones. ¿Existe alguna miento físico o al dolor, pero no al hecho de desapa-
coartada parecida en la· realidad? recer. B();ges creía que se puede morir gratamente, de
una manera suave, sin embargo yo creo que debe ser
~No, por eso he'escrlto esos cuentos. A lo mejor algo bastante desagradable. Uno no sabe cómo será
busco métodos litera~ios en la esperanza de hallar uno eso ... Dino Buzzati decía que si no fuera necesario
verdad~ro, porque le,diré que no hay ninguna ventaja tragar el veneno o dispararse el balazo, mucha gente
en la VeJez. Uno nota que sus facultades declinan las ya se habría suicidado (se ríe). De todas formas, creo
~ujeres se alejan, la 'memoria cercana se pierde: en que la mejor manera de esperar la muerte es viviendo
fm, no es algo. demasiado agradable. Wells tiene una distraídamente, sin pensar mucho en ella. Además, si
frase bastante graciosa para definir la vejez. Decía que uno se pone a pensar demasiado en la muerte segura-
nos ~ovemos más despacio, más despacio, hasta que mente caerá en la amargura y no podrá disfrutar de
por fm conocemos el triunfo de haber cruzado la ha- las maravillas de la vida. Tampoco es un tema que me
bitación (se ríe). Creo que esas personas que encueri~ atraiga demasiado. Es como si pensara que hablar de
tran alguna ventaja en la v:ejez son un poco fatuas en mi muerte o de mis libros me trajera mala suerte.
sus observaciones. De todas formas, déjeme decirie
que me gusta la vida y que firmaría el contrato de in- -No sabía que fuera supersticioso.
mortalidad.
-Yo también creía que no lo era, pero algunas
-Sin embargo, su memoria parece funcionar per- amigas se dieron cuenta que en determinadas situa-
fectamente. ciones lo primero que hago es tocar madera. Es pro-
bable que eso lo haya heredado de mi padre, porque
-No crea, no crea. Estos días he estado bastante él pasaba frente a las funerarias haciendo los cuerni-
desmemoriado. tos (se ríe). Y yo durante muchos años vacilé ante la
idea de publicar una novela que se llamaba Irse. Des-
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de luego, no me resultaba para nada agradable que -Sí, o distraerse. En cualquier caso la vida es in-
en la tapa de un libro apareciera en grandes letras: comprensible. ¿Usted conoce el cuento del friolento
AdoHo Bioy Casares, Irse. Es .casi una invitación al que murió? '
destino.
-No.
-Bueno, queda la posibilidad que tenga ratón al-
guna de las teologías y que del otro lado nos esté espe- -.Dicen que un día murió un friolento y que, como
rando Dios. era· un hombre muy bueno, fue al cielo. Allí, por su
bondad, enseguida ganó el aprecio de todos y en es-
-Una idea un poco terrible. Cuando yo era chico pecial de Dios. En verdad, Dios estaba muy contento
no sabía lo que significaba la palabra fornicar, se lo con su. friolento, pero se dio cuenta de que aquel hom-
pregunté a mis padres y ellos me dijeron que fornicar bre seguía muerto de frío. De vez en cuando le traía
significaba decir malas palabras. Entonces, cuando me una manta, pero era inútil, siempre tenía frío. Enton:-
confésé para la primera comunión, lo primero que le ces, aunque no le gustaba nada la idea, decidió llevar-
dije al cura es que yo fornicaba de vez en cuando. Un lo al purgatorio, donde por lo menos eStaba más cal-
poco sorprendido, el ctra me preguntó si lo hacía con deado el ambiente. Allí lo dejó, pero como no estaba
hombres o con mujerJs. Como en ese tiempo·estaba seguro de la felicidad de su friolento, un día fue a visi-
muy mal visto decir kalas palabras delante de las tarlo y lo volvió a encontrar, otra vez, muerto de frío.
mujeres, yo contesté, c~si orgulloso: "Con hombres, Ya casi angustiado, Dios llegó a la única conclusión:
padre, sólo con hombres" (se ríe). llevarlo al infierno. De todos modos, seguía preocu-
pado por aquel hombre tan bueno, así que un día,
-En realidad el budismo parece tener un acerca- ansioso por tener noticias de su friolento, Dios deci-
miento más razonable al más allá que el cristianismo. de visitarlo en el infierno. Entonces abandona el cie-
lo, pasa por el purgatorio, llega al infierno y cuando
-Yo creo que sí, por lo men-os cuando leí cosas abre la puerta principal oye una voz que grita desde el
del bu:dismo me pareció que únb podía avenirse con f ondo: "E¡ eesa pueertaaa... , eeesa pueertaaa... ."'"
.. .
mayor facilidad al budismo que a las religiones occi-
dentales. En realidad creo que somos menos católi- -Esperemos que Dios acepte bromistas en el otro lado.
cos que religiosos. Quiero decir, lo que rechazamos
realmente es el dogma católico más que la posibilidad -·Qué peligro, ¿no? (nos reímos). Tampoco me
de un Dios o de otra vida. Porque los santos y los propongo el humor cuando escribo un cuento o una
ángeles son. más bien inescrutables, ¿no? novela, sencillamente me sale así, es totalmente invo-
luntario. Me dicen que no sea demasiado satírico en
-.-Bueno, para seguir viviendo hay que creer en los relatos porque eso enfría, aleja al lector, pero me
algo, aunque no sea una religión. resulta imposible. ¿Qué hora tiene?

196 197
-La una menos diez.

-Me voy porque a la una me esperan en la emba,..


jada. Espere un momento que salimos juntos -dice CAPÍTULO IX
mientras se pone un sobretodo oscuro, impecablemen-
te cortado. Del ascensor, un poco apretados por el ex-
ceso de abrigos, salimqs f.Z un vestíbulo prácticamente Últimas invenciones
congelado. Antes de cruzar la puerta de calle, Bioy se
pone un sombrero. Resulta gracioso verlo proceder
frente a los cambios de temperatura con el mismo re- Una novela inesperada- Entrenamiento literario
celo que los personajes de sus relatos. Casi como el fri9- - Del narrador al personaje - Los muchachos de
lent9 de su (Uento. Se lo digo y sonríe. "No hay que El Cairo - Cine y teatro fantástico - Los últimos
olvidarse del dicho: julio los prepara y agosto se los - lectores - El oficio de escribir
lleva", me dice por lo bajo, ante~ d~ introducirse en un
automóvil con la calefacción al máximo.
l Por una carambola de la suerte, la última vez que me
encontré con Bioy fue en Madrid, precisamente en el
, vestíbulo del hotel Wellington, el mismo donde se hos-
pedaba desde que era muchacho. En un amplio salón
de sillones bajos, rodeados por señoras que tomaban el
té y sigilosos camareros de uniforme, charlamos du-
rante más de una hora, entre otras cosas, sobre cine
fantástico y proyectos literarios. Venía de participar
en la votación para elegir el ganador del premio Rei-
na Sofía, donde se había descartado a su candidato,
creo que Roberto Juarroz, en beneficio de González,
un escritor que casi desconocía. "Un poco por ser ama-
ble, yo les dije a los periodistas que González era un
buen poeta, pero la verdad es que no había leído nin-
guno de sus libros. Ayer lo estuve leyendo y pude com-
probar que realmente es un buen poeta y que la elec-
ción no había sido errónea", explicó. Estaba de muy
buen ánimo, algo cansado, contento porque tenía en-
tre manos una nueva novela para escribir. Esta última
circunstancia quizá prueba que Bioy era realmente
feliz cuando su inteligencia podía estar funcionando
198 199
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en una historia, como un artesano que disfruta ejer-


ciendo su oficio. Lo cierto es que aquella tarde se olvi-
dó por un rato de los dolores de la pierna y refirió con
entusiasmo la novela que se le acababa de ocurrir ha-
cía poco menos de una semana, en París, y hasta se
permitió alguna frase lapidaria -cosa rarísima en
Bioy- contra un escritor español, muy famoso por su
verborrea, de cuyo nombre me recomendó no acor-
darme en aquel momento. "El problema de Camilo
Cela no es que diga vrelgaridades sino que él es esen-
cialmente vulgar", dijo, y enseguida cambió de tema.
Lo que sigue es un resumen de aquel diálogo desorde-
nado.

-¿Cómo le va, Bioy?

-Bastante animado. Estoy escribiendo una novela.

-Es una muy buena noticia, porque no hace mu-


cho me dijo que le daba bastante pereza encarar un
relato largo.

-..Sí,. fue como un regalo del destino. Después de


escribir lps cuentos de Una magia modesta, donde
hay dos cuentos largos y treinta y tantos cuentos cor-
to~, tenía Qliedo de ya no poder inventar nada. Me
acordaba de muchísimos escritores que l)n día dije-
ron que ya no escribirían más, algo que siempre me
asombró bastante. Muchas veces he pensado: "Q!.lé
rara esta gente, que anuncia su decisión de no escri-
bir". Aunque quizá· no sea tan raro y lo que suceda en
realidad es que ya no se les ocurre nada, o por lo me-
nos nada de importancia. Bu.eno, yo pensaba que a lo
mejor ya no se me ocurriría nada. Entonces se me
ocurrió un cuento, una hi.~roria bastante divertida· de
"Más que buscando una verdad, creo que hay que escribir
200 sm mentirse a uno m1smo.
• o • "
un señor que tenía un campo entre Pardo y Azul que chambones en todo, pero el gobierno, para quedar
se llamaba La infiel. Pero ese cuento, que probable- bien ante el mundo, está mandando objetos volado-
mente se llame "La infiel de Vidal", no me bastó. Yo res a otros planetas. Esas máquinas espaciales no son
seguía pensando que tal vez ya no se me ocurriría nada enormes como las de ahora sino que sólo pueden al-
para escribir. Hasta que una noche de insomnio, en bergar a uno o dos tripulantes. Él se entera que ella
París, hace muy pocos días, se me ocurrió todo el ar- (ella es astronauta) va a irse en una de esas máquinas,
gumento de una novela, desde el principio hasta el entonces consigue que el diario en el que trabaja ló
fin. Tendré que inventar algunos episodios interme- mande como corresponsal en el espacio y va con ella.
dios, pero sé cómo empieza, sé por dónde sigue y sé Cuando están en viaje, ocurre un inconveniente y los
cómo concluye. bajan en otro mundo. Allí los obligan a cumplir una
cuarentena, en distintos hospitales, por temor a que
-Me imagino que será una novela corta, como sus puedan traer alguna enfermedad de la Tierra. Ningu-
otras novelas. no de los dos sabe dónde está el otro. Cumplida esa
cuarentena, él sale del hospital, no tiene dinero, no tie-
-No será un libro de quinientas páginas sino que ne trabajo, está en un mundo desconocido, no sabe
más bien será una nov~la breve, de ciento cincuenta hablar el idioma de ese lugar, tiene mucha hambre, en-
páginas o poco más. Tengo la impresión, quizá justi- tonces un día ve en la puerta de una panadería un carri-
ficada por tantos años de escribir relatos, de que esta to 1leno de panes, roba uno, lo pescan robando y lo
historia va a ser una novela corta. Tiene mucho de meten preso. En la prisión hay un enfermero con quien
ciencia ficción, que no me gusta, pero creo que puede simpatiza y llega a entenderse por señas, él le enseña
ser una historia divertida para el lector. un poco el español, el otro.le enseña un poco su idioma
y cuando sale de esa cárcel hay varios episodios en que
-¿Puede contar el argumento? él la está buscando a ella en ese otro mundo.

-Cómo no. Se llama Encontrarse. Es la historia -¿Ese otro mundo es igual al nuestro?
de un muchacho que está muy enamorado de una chica
y que una tarde, en Buenos Aires, la ve salir de un -·Se parece mucho al nuestro, es casi igual, pero
cine con otra persona. Esa noche ellos iban a cenar hay algunos detalles que no concuerdan. Por ejemplo,
juntos, él duda de ir a la cena, finalmente va y durante cuando el protagonista llega a ese mundo cree que está
la cena le pregunta por qué salió con otra persona. en el barrio de Palermo, en Buenos Aires. Entonces
Ella le dice que puede estar seguro que no hizo nada busca el monumento a los españoles, pero no está el
que pueda molestarlo, pero que quiere defenderse, monumento a los españoles. Así va encontrando cosas
quiere vivir la vida, que todavía es muy joven y que parecidas y cosas distintas. Cree que después de tantas
trate de resignarse a eso. Él le dice que no puede re- calles tiene que llegar a la avenida Rivadavia y llega a
signarse, que la quiere mucho y, en fin, se separan. Rivadavia, pero más adelante hace lo mismo con otras
Mientras taqto en 1;3uenos Aires siguen siendo muy calles y no las encuentra. Así que se parece, es casi idén-
202 203
tico, pero siempre hay algún detalle que no copcuerda -En realidad escribo pensando .que cada frase es
con el Buenos Aires de su memoria. Finalmente, cuan- definitiva. Desde luego, después me doy cuenta que
do deciden mandar la nave de vuelta a la Argentina, eso es falso porque cada frase hay que corregirla, hay
ella es elegida para viajar, porque es astronauta, pero que cambiar algo, pero esto es posterior a la primera
ninguno de los astronautas que hay ahí, que son mu- escritura. Yo, por ejemplo, escribo un pán::afo y si
chos, quiere ir. Todos ponen pretextos para no ir y no me parece que la primera frase del párrafo .hay que
tienen más remedio que mandarlo a él, que quiere ir cambiarla, entonces saco una flecha y la copio más
para no separat;se de la muchacha. Entonces por fin se abajo, en fin, así voy escribiendo. Sin embargo estoy
dicen que se quieren y que seguirán siempre juntos, tan acostumbrado a esta form4 de trabajar que casi
pero cuando llegan a Buenos Aires los encierran en dis- no advierto ninguna dificultad. Y cuando ya estcí
tintos hospitales para cuarentena, porql.}e quién sabe termina_do lo dicto a alguien para que lo pase a má-
las enfermedades que traerán del otro mundo, y ahí qmrta.
acaba la novela.
-Cuando está escribiendq una novela, ¿nunca se
-En su cuento La trama celeste también hay un le ocurre otra historia?
Buenos Aires paralelo al real.
1 -N o, la mente sabe que por un tiempo tiene que
'
-Se nota que la qujero, ¿no? En un momento el estar en eso y no en otra cosa. Estoy todos los días
protagonista de esta novela dice: "Claro que tiene pensando en eso que voy a escribir, estoy pensando
que estar :Buenos Aires. Si es la única ciudad del mun- todo el tiempo en mi historia. Creo que_ es el entrena-
do". Eso está escrito para molestar un poco a los Jec- miento natural de un.a persona que inventa historias,
tores de otras ciudades (se ríe). Pero estoy bastante es como si la mente supiera que tiene que abocarse a
contento con la novela, por lo menos por ahora es- la historia que tiene en ese momento y ilo distraerse
toy con muchas ganas de escribirla. Además, como con otras. Si la- historia le gusta mpcho al escritor ese
me voy a pasar dos meses en Francia, en Cagnes- peligro casi no existe.
Sur-Mer, lo único que voy a hacer de la mañana has-
ta la noche será escribir esta novela, así que espero -¿Nunca sintzó temor a descubrir sus pensamifm-
adelantar bastante. Quiero llevar a Buenos Aires u.n tos, siquiera de forma indirecta, ante la gente.? ¿Se
borrador del tamaño del libro y corregirlo tranqui- autocensuró alguna vez o siempre escribió con total
lamente allá. libertad?

-Siempre me llamó la atención que usted escriba -Creo que he escrito siempre con total libertad.
sus relatos a mano, por la dificultad para corregir so- Ahora, cuando pienso eqla posibilidad de escribir un
bre la marcha. Parece más fácil escribir en una com- segundo libro de memorias siento un poco de temor
putadora. a explayarme sobre ciertas cosas. Creo que le conté
alguna vez que mucha gente se indignó com:nigo por-

204 205

'
que yo en mis Memorias hablo públicamente de algu-' fuera inteligente y pudiera pensar sobre. las cosas que
nas amigas, algo que me sorprendió bastante. le ocurrían. Yo trato de no poner cosas de mi forma-
ción intelectual eu los personajes, que cada personaje
-Pero la pregunta apuntaba concretamente a si hable de un modo natural, pero puede ser que alguna
nunca sintió temor de que Silvina o alguna persona vez me haya excedido. En fin, trato de que eso no
querida conociera sus pensamientos más profundos, ya suceda.
sea sobre el amor o las relaciones de pareja.
-Parecería que usted soluciona ese problema atri-
-No, no me planteo ese problema. Es como-si los buyéndole esas reflexiones a un narrador que a veces
personajes estuvieran diciendo todo lo que me.parece se confunde con el protagonista. Es como si el persona-
que tienen que decir y pensar eii una determinada si- je sintiera eso, pero el lenguaje en que lo expresara
tuación. Además, le puedo decir que casi no he escri- fuera del narrador.
to sobre experiencias personales. Sabemos que todo
chambón cree.que le ha pasado algo muy interesante -Ojalá que sea así, porque es precisamente a lo.
y enseguida lo cuenta. Bueno, yo un poco para alejar- que he aspirado. Me gusta escribir sobre gente mo,..
me de ese peligro, invt¡nto todo, pienso que soy un desta, que vive en un barrio o en un pueblo de la pro-
~ez más justo de lo inVentado que de lo vivido. Lo vincia, que tiene un oficio modesto, porque de algún
vivido siempre le parecf a uno muy importante, por- modo el lector puede iqentificarse con ellos, puede
que uno fue el protagonista de ese hec4o, entonces encariñarse con ellos. Creo que esos personajes son
cree que el lector compartirá ese entusiasmo y por lo eficaces porque se parecen a nosotros, son un poco
general lo úniéo que logra es aburrir a todo el mundo. como todos nosotros.
Por eso prefiero inventar.
-El extremo de esa idea.estaría repres~ntado por
-Sus personajes por lo general son gente común las novelas de Sydney Sheldon y demás escritores de
que reflexiona a veces de un modo bastante complejo. bestsellers.
¿Cómo logra que esas reflexiones sean verosímiles en
boca de personas comunes?¿ Tiene en mente este pro- -Yo creo que los bestsellers forman un género apar,
blema al escribir? te y que alguna ciencia habrá que tener para escribir-
los, ¿no? Seguramente ·habrá que aprender a escribir
-Lo tengo en mente, pero me ha parecido siem- bestsellers del mi.smo tnOdo q\le hay q\le aprender a
pre que una persona inteligente, aunque no muy cul- escribir cuentos fantásticos o cuentos policiales. Aho-
ta, puede sentir o pensar de un modo relativamente ra, muchas veces yo he intentado leerlos y nunca me he
complejo. Si me he excedido es porque me he dejado sentido estimulado para seguir con la lectura. Y tam-
tentar, no ha sido deliberado. Por ejemplo, en La aven- bién es raro que un escritor se proponga como meta la
tura de un fotógrafo en La Plata pensé en escribi.r so- venta del libro. Quiero decir, parecería que la meta evi-
bre un muchacho de Buenos Aires, pero que también dente para un escritor es escribir un buen libro. Sin

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embargo, pará los autores de bestsellers parecería que -En estos días se estrena El sueño de los h~roes,
no. Es como si ellos se húbieran liberado de ese com- una novela bastante difícil de llevdr al cine.
promiso y quisieran hacer un libro no muy bueno, pero
que atraiga a la gente, Es·bastante raro eso. -Sí, la filmó Sergio Renán. A él siempre le gustó
mucho esa novela, hace tres o cuatro años que no pien-
-'-En verdad casi podríamos defender a los bestse- sa en otra cosa, así que confío en que haga algo bue-
llers por reacción contra la soberbia de algunos escri- no. Parece que los directores de cine son muy opti-
tores que los condenan en nombre de una literatura mÍstas ... De todas formas, creo que El sueño de los
supuestamente culta. heroes es menos difícil de filmar que La invención de
More!. Con La invención de M ore! creo que no sé
-Peto claro, estoy totalmente de acuerdo con us- puede hacer ninguna película, como se ha demostra-
ted. Además, ya que esa gente desdeña tanto a los best- do, por_que todas las películas que han hecho sobre
sellers me pregunto por qué no escriben uno y se ha- ese libro son bastante aburridas. Quiero decir, por lo
cen ricos, ¿no? (se ríe). Me parece que seríamos más menos El sueño de los héroes tierie ún enredo tras otro,
honestos si dijéramos qu~ no sabemos escribir best- enton~es el espectador puede ver con interés lo que
sellers, realmente. En definitiva creo que pertenece- va pasando. En cambio, en La invención de M ore! el
mos todos a la familia de esos muchachos dé El Cairo espectador ve cosas iqexplicables durante un rato lar-
que entraban en los bares ·y les corttaban a los parro- go y cuando ya está hartÓ de no entender lo que pasa,
quianos, a cambio de algunas monedas, las historias viene la explicación, que ya no quiere ni oírla.
de L(ls Mily Una Noches.
-El problema para filmar La invención de M.orel
-Por lo menos eso es lo que piensan los producto- tal vez sea que la acción, en esa .nov.ela, ocurre en la
res de Hollywood, porque todos los bestsellers se con- mente del protagonista.
vierten en famosas películas. Y por lo generál mejoran
bastante la versión escrita. -Puede set, sí, -está bien. lo que lJSfeQ dice. Sin
embargo, m.e gustó .bastante la representación por tí-
-Es cierto. Yo he tenido muchas satisfacciones 'teres de La invención de More! que hizo Eva Halac
porque han elegido- mis relatós para hacer películas en el Teatro Cervantes. Fui con resignación, creí que
muchísimas vecés, peto nunca tuve la satisfacción de iba a ser un bochorno, porque siempre pensé que La
que un libro mío se transformara en una película que invención de M ore! no podía convertirse en una pieza
me guste. Es como si mis cuentos y novelas fueran de teatro ni en una película, así que con títeres ya me
trampas para cineastas. Además, por lo general los parecía que tenía que ser espantosa, sin embargo me
directores de cine siempre eligen mis relatos más fan- divertí bastante. Me pareció una búena 'adaptación de
tásticos, los más difíciles, para hacer sus· películas, y la novela.
los resultados son bastante malós.

208 209

'.
-Bueno, alguna vez usted me dijo que el teatro le
parecía un mejor vehículo para el género fantástico que -Es que crear algo con pocos medios deja un re'-
el cine. cuerdo muy vívido en el espectado~, se_guram:nte
Buñuel haya pensado en eso.~uando ftlmo su pehcu-
-,-Claro, en el teatro los hechos fantásticos pueden la. Lo mismo sucede en la hteratura. Cu~ndo todo
ocurrir fuera de la vista del público, en el entreacto, está comprimido, la historia resulta má~ eftcaz. Pero
mientras que en el cine todo está a la vista del especta- es cierto, está muy bien El ángel'extermma~o:, es una
dor. Por ejemplo, en el teatro hay una situación en la buena película. Y también me gustó muchlSlmo Ese
escena, uno la está viendo, después viene el entreacto y oscuro objeto del deseo y El discret~ encanto de la
uno no sabe lo que sucede detrás del telón. Entonces se burguesía, esas películas están muy bten .contadas. Y
puede sorprender al espectador con una situación que hasta creo que Buñuel fue un buen ~scntor, porque
se ha modificado fuera de la vista del público. En cam- Mi último suspiro, su libro de memonas, es realmente
bio, en el cine el espectador ve toda la evolución de los un libro lindísimo, muy agradable ,de leer. La. otra
hechos fantásticos, su imaginación está más controla- noche_vi Il postino y me gustó mucho. ¿N o la VIO?
da por las imágenes. Siempre me pareció que el teatro
podría ser muy bueno para expresar lo-fantástico. -No. Para serie sincero, le diré que la combina-
f ción N eruda-cine ya me hizo desconfiar.
-Lo cierto es que casi todos los directores de cine
fracasaron en el intento de t'raducir la literatura fantás- -Bueno, yo creo que le gano a usted ~n descon-
tica en imágenes. Salvo Fell~ni, quizá.
fianza ... (se tíe ), pero esta película m~ gusto bastai?-~e.
Noiret me pareció Uh actor esplé~~1dó y la relacwn
-Sí, yo pienso lo mismo. Me hubiera gustado m u-
de N cruda con el admirador tamb1en me parece q~e
chísimo que Fellini hubiese filmado alguno de mis li-
está muy bien. Esa amistad, que no es del ~odo ecua-.
bros. Además, creo que me conformaría con que hi-
nime, está bien pensada. En Mar del Plata tba mucho
cieran con mis libros una película sin pretensiones, que
pudiera entretener al público, porque las películas ba- a los cinematógrafos de la rambla, al Palace, al Spl~n­
sadas en mis libros suelen ser bastante aburridas. Por did; en fin, creo que he pasado buena parte d·e m1 v1da
eso El Ciudadano, de Orson Wells, por ejemplo, no en el cinematógrafo.
me gusta del todo. Es un poco un cine de cinemateca,
algo que nunca me gustó. -..; Es cierto que si viniera el fin del mundo le gus-
taría cesperarlo dentro de un eme.
. ~
-Hace poco dieron por televisión El ángel extermi-
nador, de Buñuel, y mientras lo veía sentí que Buñuel -·Por supuesto! (se ríe). De puro cobarde que soy,
procedía como un buen escritor, porque esa historia, que nomás. Eso lo he dicho un poco en broma, pero tam-
transcurre casi toda dentro de un cuarto, está muy bien bién quiere ser un buen h~menaje al ó.n~matógrafo.
planteada. Si pudiera ver todos los films que ~e gustaron, uno
tras otro, creo que iría contento al fm ·del mundo.
210
211
-Aunque el cine y el vídeo realmente parecen ha- que las relaciones públicas las hagan:os los escritores,
ber acabado,.con los lectores. Se diría que ya muy poca con lo que no~ convierten en malos actores. Y yo soy
gente lee, sin embargo todos van al cine. un pésimo actor y, además, desganado. Me ~arec_e que
la buena literatura se da donde hay poca vtda htera-
-Ésa es una duda que acecha siempre al escritor, ria. C~ando hay muc_h¡¡ vjda literaria, mucho café,
¿no? Yo digo que es.cribo para el lector, pero creo que muchas mesas redondas, la gente se conforma con l!l~
el lector no existe. Dna vez, en París, vi una escena conversaciones y se olvida de escribir.
que me conmovió y me dio ganas de tener una cáma-
ra para fotografiarla. Era una cantidad .de chicos, to- -Pero la soledad absoluta también puede cqndu-
dos en fila, mirando con verdadero interés la vidriera cir a una persona al error.
de una librería del Barrio Latino. Pensé: "A lo. mejor
son los últimos lectores". -Sí, a veces he pensado que una persona sola es
casi c()mo un loco o, por lo menos, ~s ·capaz de las
-¿Por qué escribir entonces? ¿Por necesidad? ¿Por peores locuras. El diálogo con otra persona da la sen-
costumbre?
satez. Uno, por respeto aJ iuterlocutor, trata de ser
¡,
sensato, por esó los testamentos a veces producen es~
-Yo, modestamente, crko no escribir por costum- cándalos, porque están hechos en soledad. Es como s1
bre o por necesidad, sino porque me divierte y por- el muerto fuera un juez terrible y un poco Joco, que
que me gusta llevarme de la mano a descubrir cosas siempre se equivoca. Pero nunca me molestó la sole-
que pasivamente no descubriría. Descubrimien~o dad del escritor.
c?mo el de un cuent_o de hadas, que me enca~ta a mí y
ptenso que puede dtvertir a los lectores. -Usted entró siendo muy joven en la literatura.
¿Qué le interesaba entonces del oficio?
-Pero el caso de los escritores es bastante raro, por-
que nunca saben con exactitud quién está del otro lado -Me interesaba participar de ese l)ltmdo mágico
del libro, ni siquiera si hay alguien ahí. ¿Nunca le pesó que es la literatura y que cautiv~ allect~r. Quería des-
esa soledad extrema del oficio? pertar en mis lectores una magta parectda a la que yo
septía leyendo algunas historias.
-No, creo que se aviene bastante con mi natura-
leza tímida. Está bien lo que usted dice, yo también -Le pregunto esto po·rque usted alguna ve.zba di-
pe sentido la irrealidad del oficio, pero me parece que cho que e~cribe para decir o encontrar una verdad,
ert algún sentido eso ha cambiado con los años, no sé frase que me sorprendió ·bastante. Textualmente le
si para .bien, porque cuando yo empecé a escribir l;~s hacen decir en un reportaje: "Tengo que tqmar el co-
relaciones públicas las hacía el libro, no el escritor. El razón en mis manos y decir una verdad".
escritor era un señ_or que estaba en su casa y escribía
sus libros. En cambio, ahora los editores nos piden
212
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___,Bue~o, puede ser que haya dicho algo así, aun-' bían leído ese cuento al principio, ¿no? Es un poco
que el esulo no parece mío. Eso de "tomar dcorazón terrible hablar. Si uno tiene un poco de autocrítica y
en mis manos" parece más de Sabato, ¿no? (se ríe). De se da cuenta que está repitiéndose todo el tiempo, casi
to?~s modos, creo que todo escritor que no esté es- se menosprecia a uno mismo. Se dice: "¡Qué estúpi-
~:Ibi~ndo por v~nid_a?, es decir, de forma equivoca- do! Ya estoy volviendo otra vez con esto, como si fuera
' tiene esa aspiraclOn. Más que buscando una ver.:. una novedad".
dad. ' creo que h ay· que escn·b·Ir sm· mentirse· a uno
ffiism o. u no pued e mventar
· todo lo que quiera pero -Ese escepticismo lo convierte a usted en uno de
ere
. ~que SI· un autor escn'b e algo en contra· de sus' con- los estritores más temidos por los periodistas.
~Icciones, para quedar bien con alguien, es condena-
_le. Pero por otro lado, una de las primeras obliga- -¡Qué le vamos a hacer! Como dice el tango: "Si
Ciones que tiene
· · es· a de entretener al lector.
un escntor 1 soy así, 1 ¿qué voy a hacer?".
~ eso de algún modo también influye sobre la con~
W,cta de los personajes. Por ejemplo, la persona que -.¿Le teme a su capacidad para improvisar?
l ells manda a la Luna, en Los primeros hombres en la
una? es un miserable, pero !hace más divertido el rela- -Y a mi incapacidad para expresarme de forma
to. SI mandara un hombre ihtachable ellibro sería más oral. Yo estoy acostumbrado a expresarme por escri-
aburrido. i to, a pensar sobre lo que escribo, a corregir si hay
algún error, y eso de algún modo me hace desconfiar
b -Usted ha escrito muchÍsimo, pero casi nunca ha- de m.i capacidad para improvisar en una respuesta.
lla. Debe ser uno de los escritores más silenciosos de Desde luego, con los años también me he ido acos-
as letras hispanas. tumbrando un poco a los reportajes. Aunque creo que
sigo siendo el mismo chambón de siempre, ¿no? Ul~
de -Es q~_e desd~ mu~ jo;en mi modo espontáneo timamente me pasa una cosa rara con los periodistas:
expres10n ha stdo Siempre la escritura y eso de en muchos reportajes me describen llorando de emo-
al ' d
.gun mo o me ha vuelto desconfiado con mi capa- ción, algo que me sorprende bastante. Quiero decir,
Cid d ' ·
a para Improvisar una respuesta. Soy un escri- corno tengo los párpados, así, un poco caídos, lloro
tor por escnto.· H ace. poco estuve en Brasil en Río
por cualquier cosa. Esto lo he dicho muchas veces,
de Janetro,
· InVIta
· · d o por una universidad. Allí ' leye-
sin embargo los periodistas insisten en creer que llo-
r?n uno de mis cuentos, Historia romana y lo hi- ro de emoción y enseguida lo escribeQ. en sus cróni-
Cieron d ramat1zan . d o un poco e1 re1ato con
' vanos
. cas. La verdad es que no me emociono casi nunca en
1ect . . '
Bu ores que mterpret~ban la parte de un personaje. los reportajes.
e~o, fue bastante eftcaz, la gente aplaudió mucho
en. fm, f ue b astante
. d'tverudo.
. Pero después me 'hi-' -Sin embargo yo lo he visto emocionarse varias
Cieron preguntas y estuve hecho un estúpido. Sentía veces durante estas charlas.
que no iban a pensar del todo mal de mí porque ha-
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-Claro que me emociono fácilmente, por muchas -Qué pregunta. Es difícil... "El sur", por ejem-
cosas me emociono, pero entonces lloro muchísimo plo, me gusta mucho, pero no me animaría a decir
más de lo que lloro en los reportajes (se ríe). A mí, que es su mejor cuento. Le confieso que hace bastan-
normalmente, por ese defecto que le conté, me están te que no leo a Borges. Es decir, he ido leyendo sus
cayendo lágrimas, entonces si además hay una incita- libros mientras los publicaba, pero desde entonces no
ción para que se caigan, bueno, ya es un llanto a ma- he vuelto a leerlo. Seguramente cuando lo retome ten-
res. Realmente no soy un enemigo de las entrevistas. ga muchas sorpresas y muchos agrados.
Me gustan las charlas sobre literatura, me gusta con-
versar cuando el interlocutor es una persona inteli:..:
gente, pero sobre todo me gusta escribir y sé que no, Salimos caminando por el pasillo del hotel, con
podríá hacerlo si estuviera todo el tiempo con repor- Bioy apoyado en mi brazo. "Cr:eando vaya por Bue-
tajes. nos Aires llámeme que lo invitaré a almorzar", me
dijo. -Después tuvo un gesto inusual: me dio un abrazo
-.Pero Bíoy, usted debe comprender que los perio- y me deseó suerte. Lo repitió: "Le deseo que tenga
distas somos vehículos para la gloria, con nuestros re- mucha suerte". En ese momento no me di cuenta, pa-
portajes le franqueamos laJentr'ada en la historia de la rece mentira, pero creo que presentía que el final esta-
literatura, ¡la inmortalidat( literaria! ba cerca y que ya no nos veríamos. Crucé la entrada,
salí a la calle. Al llegar a la vereda me volví y compro-
=-Ah, eso sí (nos reímos). Pero dígame· una cosa, bé que todavía estaba ahí, parado en el vestíbulo, sa-
cuando yo no esté ep este I)'lt.mdo, ¿qué me va a im- ludándome con una mano en alto:
portar si quedé en la historia de la literatura? Ade- Esa última imagen que tengo de Bioy quiero dejar-
más, el mundo un día se va a acabar, estoy convenci- les a los lectores. No sólo la de un señor que escribía
do de eso, y entonces desaparecerán todos los libros. libros memorables, sino también la de alguien capaz
Salvo que hagan una súcursal de la Tierra ~Potro pla- de sentir un verdadero interés por sus semejantes. A lo
neta y lleven todas las cosas allá. mejor (pienso ahora) las dos formas no van separadas;
a lo mejor para escribir libros memorables haya que
-Si pudiera organizar ese trqsla.do extraterrestre tener un grado de humildad y de-afecto por el prójimo
y tuviera que salvar los mejores cuentos· de la heca- que excede lo corriente. Creo que antes de doblar la
tombe mundial, ¿cuáles elegiría? esquina tuve el impulso de volver y darle las gracias,
aunque no sabía bien por qué. Digamos, por la sabi-
-Probablemente lós que elegimos con Borges para duría. O por haber ayudado a hacer del mundo un
Antología de la literatura fantástica. lugar más agradable. En fin, algo así. Pero no supe
decírselo.
-¿ Y si tuviera que salvar un solo cuento de Bor-
ges? Zaragoza, diciembre de 1999

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Agradecimientos

A Antón Castro, que desde las páginas de El Periódi-


co de Aragón siempre defendió con mucha generosi-
dad 1a literatura argentina.
Al personal de la Biblioteca Rivadavia, de Bahía
Blanca, y de la Biblioteca de la Universidad de Zara-
goza, por su invalorable ayuda en la pesquisa de re-
motos artículos y notas sobre Bioy.
A Javier Royo, Mario Ornat, Ricardo Pereda, Ale-
jandro Armero, Guillermo Vigil, Ricardo Minervino,
Luciano Antinori, Eduardo Ruiz, Guillermo Barga,
Carolina Muzi y todos los que de una forma y otra
participaron en la composición del libro.
A Mercedes Güiraldes, por la confianza y lapa-
Ciencia.
A Alicia, cuya mano escribió junto con la mía cada
una de estas páginas.

'
Índice

Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
CAPíTULO I Un muchacho de Buenos Aires 13
CAPtruLo JI Borges . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
CAPtruLO III Poesía y tangos . . . . . . . . . . . . . . 63
CAPíTULO IV Proceso de creación y estilo . . . . 89
CAPíTULO V El argumento: cuentos y novelas 111
CAPíTULO VI Diario de un escritor . . . . . . . . . . 135
CAPíTULO VII Ética y política .............. 159
CAPíTULO VIII La inmortalidad . . . . . . . . . . . . . . 177
CAPtruLO IX Últimas invenciones . . . . . . . . . . 199
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . 219
1111~1~
A comienzos de 1991, Sergio López, jo-
ven periodista de veintiocho años, se
r--- ~--
- - ---·¡
1
\ acercó a Adolfo Bioy Casares impulsa-
DueDate :¡ do por la admiración hacia su literatu-
ra. Por entonces, Bioy disfrutaba de
!
All books are subject to recall after tWo weeks. una consagración literaria cuyos fastos
no había buscado pero que, de algún
modo, venía a mitigar el peso de los
años y las ausencias.
Poco a poco, los encuentros entre
el periodista y el escritor se fueron
haciendo frecuentes. Así nació este
libro, que refleja nueve años de char-
las fecundas en un clima de respe-
tuosa confianza y no sólo rescata los
hechos de la vida de Bioy -la infan-
cia, la relación con sus padres, los
amores, los momentos difíciles, la
vejez- sino también su humor impla-
cable, su ironía suave, su sabiduría
sin estridencias.
Poco después de la última entre-
vista, el 8 de marzo de 1999, moría
Bioy Casares. Con él se iba no sólo
un gran escritor sino también "una
forma de estar en el mundo. Una for-
ma suprema de la cortesía, de la inte-
ligencia, de la piedad."
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FOTO DE TAPA: SILVANA COLOMBO
\ FOTOS INTERIORES: LUCIANO ANTINORI
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