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Final de semiótica II

Uno de los lugares donde en ocasiones pensamos que tenemos libertad de


acción, de decir o hacer, es en el lenguaje, no obstante, es uno de los campos
donde también se encuentran inmersas relaciones de poder.
Usualmente tendemos a relacionar el poder con aspectos económicos, políticos
o sociales, sin embrago, hay otros aspectos que están inmersos en él y que
son (en algunos casos) menos evidentes como el discurso.
Es necesario tener en cuenta que las relaciones de poder implican una relación
donde las partes involucradas no están en el mismo nivel, es decir, no están en
condiciones de igualdad, sino que existe una parte dominante y una dominada.
Foucault señala que no es posible la plena libertad en las cuestiones del
discurso: existen normas que rigen qué se dice, cómo y en qué circunstancia,
estos mecanismos responden a tres motivos; el poder, el peligro y la reducción
de incertidumbre.
Es así como se pone en evidencia que el discurso no es inocente, que hay
relaciones de poder inmersas en él, y que existen una gran cantidad de formas
en la cuales éste es regulado, y que no son tan visibles.
Se pone de manifiesto que la “verdad” y los conceptos son variables de una
época a otra y de una sociedad a otra, que hay modelos epistémicos
diferentes, que operan de diversas maneras, y esto desenmascara el
naturalismo que tenemos de las cosas, porque, en resumidas cuentas: el
discurso tiene efectos.
Pierre Bourdieu proponía considerar la lengua como un mercado lingüístico,
consideraba que las palabras no se producen en el vacío, sino que se inscriben
en discursos, que se intercambian en un campo donde su valor se define en
competencia con otras palabras, según una lógica propia de la economía.
En el mercado lingüístico se refleja la estructura social y por lo tanto establece
unas reglas para la emisión de discursos, de ahí la razón por preguntarse sobre
los actos del habla en relación con las condiciones sociales de producción. Si
conocemos las reglas del mercado lingüístico, las transacciones de discursos
entre hablantes, veremos, principalmente, que en el habla se canalizan
relaciones de poder simbólico, y que dicho poder se aloja, se inscribe en los
cuerpos individuales y en aquellas posiciones de poder que estructuran el
cuerpo social.
Bourdieu hace una crítica a los modelos lingüístico y generativo propuestos por
Ferdinand de Saussure y Noam Chomsky. Ambos paradigmas, según el autor,
soslayan las condiciones sociales de producción, reproducción y dominación
inherentes a la lengua. Bourdieu afirma que “nunca aprendemos el lenguaje si
no aprendemos al mismo tiempo sus condiciones de aceptabilidad”, razón por

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la cual la aceptabilidad del lenguaje depende de aprender lo apropiado que,
sería en determinada situación un discurso o producto lingüístico. Bourdieu
trata de desnaturalizar la lingüística saussureana para redimensionar el habla
como fenómeno social multidimensional complejo, y con ello ganar
comprensión del significado profundo del hablar.
“En el mercado lingüístico, no hay lenguas del mismo valor” [ CITATION Bou851 \l
11274 ], dijo Pierre Bourdieu, pero ¿Qué quiere decir con esto?, que todo acto
de habla, es un encuentro de causales independientes, donde, la
determinación completa de la significación del discurso se produce en la
relación con un mercado, por lo que el sentido, según este sociólogo, está
determinado desde afuera a través de los intercambios lingüísticos, y las
relaciones de fuerza, ya que cada uno tiene un habitus lingüístico por la
posición que ocupa dentro del campus.
Bourdieu, va a decir que, un campus, está compuesto por un conjunto de
relaciones históricas entre posiciones fijadas en ciertas formas de poder (video
https://www.youtube.com/watch?v=QQIoB-tcPuA). Por otro lado, dice que, el
habitus sugiere a un conjunto de relaciones depositadas individualmente bajo
formas de esquemas mentales y corporales de percepción, apreciación y
acción. (https://www.youtube.com/watch?v=N24Glj2MSS4).
Pero Eliseo Verón va a decir que esto se construye socialmente, y no está
dada por fuera de la circulación del sentido.
Eliseo Verón centra su teoría en el estudio de los discursos sociales. Analiza
cómo los discursos funcionan dentro de la sociedad y producen sentidos. Para
su investigación toma en cuenta análisis previos dentro del área de la
lingüística y revaloriza a Charles S. Peirce, pero lo hace proyectándose a los
fenómenos colectivos, preguntándose qué fenómenos se vuelven socialmente
significativos. Así, propone que lo más importante en una sociedad es su
capacidad de producir sentido.
Hay una íntima unión entre los comportamientos sociales y el sentido, ya que,
al llevar a cabo un acto en sociedad, todo individuo debe tomar en cuenta
aspectos cognitivos y psicológicos comprendidos dentro de normas de
socialización. 
El hecho de analizar los discursos sociales esclarece el estudio de la
construcción de lo real. Es así como la realidad social se construye en la
semiosis social, a la cual define Verón como “la dimensión significante de los
fenómenos sociales”
Para estudiar la Semiosis Social es necesario realizar un estudio del discurso.
El análisis del discurso es una transdisciplina de las ciencias humanas y
sociales que estudia sistemáticamente el discurso escrito y hablado como una

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forma del uso de la lengua, como evento de comunicación y de interacción, en
sus contextos cognitivos, sociales, políticos, históricos y culturales.
En definitiva, la Semiosis Social propicia la aplicación del concepto de signos a
todos los hechos significativos de la sociedad humana.
Construcción de la noticia.
En palabras de Mauro Wolf, que un acontecimiento se transforme en noticia es,
“el resultado de una ponderación entre valoraciones relativas a elementos de
diferente peso, importancia y rigidez, respecto a los procesos productivos”.
Siguiendo esta definición, diversos autores han establecido diferentes criterios
para valorar el grado de importancia y/o relevancia de los hechos noticiables.
Además, se debe tener en cuenta que la construcción de la noticia es una
negociación entre el periodista, editores, o jefes y la cúpula directiva de cada
medio, en un contexto sociopolítico y económico determinado.
Objetividad.
La objetividad se parte del principio de que la realidad existe de forma objetiva,
independientemente del sujeto; sin embargo, para la construcción de la noticia
los hechos son manipulados para transformarse en la misma. Tradicionalmente
se tiene la idea de que, los hechos son sagrados; el comentario libre.
La objetividad es utópica, pero podría distinguirse en la separación del hecho
propiamente dicho, y la noticia del comentario.
Discurso y poder. Foucault.
Para entender esto, es necesario tener en cuenta que, el poder según F. es
una vasta tecnología que atraviesa el conjunto de relaciones sociales. El poder
transita horizontalmente y se convierte en actitudes, gestos, prácticas y
produce efectos, sin embargo, no está en manos ni es propiedad de ciertos
individuos, clases o instituciones. Junto a la idea de poder, se encuentra el
concepto de discurso, donde ambos se relacionan entre sí.
En este sentido, las personas están delimitadas en su hablar o, en otras
palabras, no pueden decir lo que quieren cuando quieran. Existen ciertos
principios, mecanismos y dispositivos que delimitan el contenido discursivo,
controlan los tiempos y espacios del habla, y distribuyen la responsabilidad del
discurso a ciertas personas o grupos indicados.
Discurso televisivo.
Está compuesto por una amalgama de discursos muy diferenciados. Sin
embargo, es posible diferenciarlo gracias a Gonzales Raquena:

 Fragmentación
 Coherencia global de superficie

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 Heterogeneidad de género
 Multiplicidad sincrónica de la programación
 Ausencia de clausula
 Espectador como consumidor de trozos.

Lenguaje audiovisual.
El lenguaje visual con imágenes móviles se ha ido configurando en la práctica
cinematográfica, y se ha perfeccionado especialmente en la creación de relatos
de ficción.
Las convenciones del relato visual se basan en la analogía, la homología y la
connaturalidad. Son estas características las que nos hacen vivir el relato como
si fuéramos parte.
El lenguaje visual, es un lenguaje vivo que se amplía y enriquece día a día, con
nuevas aportaciones. La única condición es la adecuación al significado
informativo y expresivo de la situación representada.

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