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Relaciones sociales que producen sociedad: comentarios sobre The Gift, de Marcel Mauss.

Tradiciones teóricas antropológicas.


Profesora: Friederike Fleischer.
Presentado por: Fabio Andrés Colmenares Burgos.
Semestre I, 2014.

Relaciones sociales que producen sociedad: comentarios sobre The Gift, de Marcel Mauss.

Los estudios antropológicos sobre los sistemas de intercambio económico en las sociedades no
occidentales, entonces llamadas “primitivas” o “arcaicas”, cambió radicalmente luego del afamado
libró clásico del filósofo y sociólogo francés Marcel Mauss titulado The Gift (1967 [1925], traducido
por Ian Cunnison). Esta obra maestra, resultado de un juicioso ejercicio de revisión de literatura
etnográfica, etnológica y antropológica, puso sobre la mesa de las ciencias sociales la discusión sobre
la “naturaleza”, las formas y las funciones de estos intercambios económicos. Para esta ponencia,
reconstruiré el argumento central de Mauss sobre los intercambios económicos basados en el don (gift),
para luego mostrar las lecturas críticas que sobre su trabajo han hecho Pierre Bourdieu y Marilyn
Strathern, desde posturas y épocas históricas distintas. Al final, haré mis propios comentarios sobre las
afirmaciones principales de Mauss, Bourdieu y Strathern e intentaré finalizar con algunas preguntas
que estimulen la creatividad de los científicos sociales a la hora de acercarse a problemáticas sociales
que tengan cierta afinidad con el objeto de estudio de Mauss, es decir, el intercambio. Aclaro que para
efectos de la discusión desarrollada en esta ponencia, obviaré las comparaciones que hace Mauss entre
el intercambio de dones y la economía de mercado occidental, ya que nos desviaría de la discusión
sociológica de este autor y nos llevaría a su propuesta política, que si bien es interesante, restaría fuerza
a la argumentación teórica que aquí me propongo a reconstruir1.

El hecho social como hecho social total.


El libro de Mauss es una reflexión sociológica y filológica sobre la forma en la que se han entendido
los intercambios económicos de las sociedades no occidentales (no capitalistas, diría yo) desde la
etnología y la antropología hasta su época, y a esto agrega una observación crítica y comparativa sobre
como las “enseñanzas” que estas economías de intercambio de dones que él denomina como recíprocas
podrían ayudar a las economías de mercado occidentales para superar ciertas barreras que nos llevan a
las crisis económicas.

1
La crítica que hace Mauss con su estudio de las economías de intercambio de dones pretende demostrar que no existe tal
cosa como la “economía natural”, es una crítica directa al utilitarismo.
1
La base fundamental del argumento central de Mauss es que para poder entender las lógicas del
intercambio entre grupos sociales hay que verlos como hechos sociales totales2, es decir, como hechos
relacionales que no solo se dan en la esfera económica, sino que también tienen repercusión y hacen
parte esencial de otras esferas como la religiosa/espiritual, la legal, la de reproducción biológica, la de
la estética, la distribución geográfica y social, la de los sistemas de prestigio y poder político y cultural,
e inclusive (y sobre todo) en la esfera de la paz, la guerra y la cohesión social (Mauss 1967: 1, 3 y 4).
Así, el argumento central de Mauss en The Gift es que el intercambio de dones tiene como fin/función
la producción de lazos sociales tanto entre distintos grupos sociales así como dentro de un mismo grupo
social, que se basan en principios de reciprocidad, específicamente entre las partes que tengan
relaciones de rivalidad. Esto, en otras palabras, significa que Mauss ve en el intercambio de dones la
base para entender la razón por la que se generan relaciones sociales entre distintos grupos humanos (o
el por qué se generan relaciones de intercambio entre seres humanos) y el cómo se mantienen estas
relaciones. Para esto, Mauss sigue dos puntos argumentativos centrales: i) los intercambios de dones se
dan entre grupos (colectividades), de forma obligatoria y siempre con un trasfondo de rivalidad o de
confrontación (esto completa el panorama para el potlatch) y ii) el intercambio de dones es recíproco o
inspira una reciprocidad que tiene una naturaleza obligatoria que no se da de forma inmediata.
i) Mauss afirma que los dones son regalos que se dan de manera obligatoria, aunque siempre
aparentan ser regalos voluntarios y libres de intención. Para entender esa “naturaleza” obligatoria de la
entrega de regalos (y la necesidad de devolverlos), el autor primero debe explicar que estos
intercambios se dan entre grupos o “personas morales”, es decir, clanes, tribus, etc. Aunque en
apariencia es el jefe del clan, o la persona de mayor prestigio de una tribu quien se involucra en el
intercambio (es quien lo hace de manera directa), realmente está haciéndolo en nombre de todo su
grupo social, y está iniciando un sistema de responsabilidades y de relaciones con la totalidad del grupo
con el que intercambia. En otras palabras, entregar un regalo es sinónimo de iniciar una alianza, una
relación duradera entre los grupos sociales. Mauss afirma que estos intercambios se dan entre grupos
que comparten cierta distancia que bien puede ser espacial o simbólica a través de prestigio, poder o en
términos de la riqueza poseída. El fin que tiene entregar un regalo es generar una obligación en las dos
partes de relacionarse en términos de intercambio, y así construir una relación social que se entiende en
términos que van de lo económico al intercambio espiritual o de prestigio. Según el autor, estos grupos
sociales no tienen otra opción más que crear relaciones a través del intercambio de dones, que no solo

2
Esta es una clara evidencia de la influencia de Durkheim sobre el pensamiento sociológico de Mauss. Entender los hechos
sociales en su totalidad es una postura tanto teórica como metodológica que se hace esencial en el análisis sociológico de
Mauss.
2
se da en intercambio de mercancías sino también de rituales, de festividades, de objetos simbólicos que
encierran espiritualidad o poder, de fuerza militar y hasta de personas (a través del matrimonio, por
ejemplo); rechazar esta opción, que se hace a través del rechazo a sumergirse en las lógicas del
intercambio, deriva en relaciones hostiles y en guerra. Aquí, ya podemos observar que el intercambio
de dones para Mauss no solo supone un intercambio inter-tribal o intra-tribal en términos económicos y
por lo tanto solamente materiales, sino que también supone contratos morales y de allí es que deviene
la naturaleza obligatoria del intercambio. El concepto que encierra en mayor medida este tipo de
intercambios totales es el potlatch.
El potlatch es entendido por el autor como un sistema de intercambio de dones que en general
incluye tanto a todos los miembros de un grupo social como a todas las esferas de la vida social, pero
que es caracterizado por dos elementos específicos. Primero, el intercambio, ya que incluye la
transferencia de las mismas formas sociales internas de cada tribu, genera una responsabilidad moral
que se traduce en una obligación social de mantener las relaciones entre los grupos sociales a través
del continuo intercambio de dones a través del tiempo. Segundo, gracias al material etnográfico
disponible en la época de Mauss, él puede afirmar que estos intercambios están atravesados por una
noción de rivalidad, que surge de la necesidad de establecer jerarquías entre los grupos sociales
envueltos en el intercambio, peor cuya finalidad es dar un soporte simbólico a el intercambio, ya que al
final el prestigio o la riqueza de los grupos en cuestión está en juego.
ii) Para poder entender la función que tiene el potlatch (sistema de intercambio de dones total),
hay que entender las lógicas de reciprocidad que lo atraviesan, y para esto hay que explicar por qué los
intercambios de dones se entienden como contratos morales más allá de puramente económicos, legales
o de prestigio y jerarquía. Básicamente, Mauss afirma que los objetos transferidos durante el
intercambio se revisten de cierta espiritualidad, funcionan como extensiones de la espiritualidad del
grupo social que lo regala, es decir, el don se reviste de vitalidad y ejerce presión sobre quien lo recibe,
y esto funciona de igual manera tanto para cosas (que se personalizan, son parte de la persona que las
da) como para las personas (que son tratadas como cosas, cosas que encierran en sí mismos las lógicas
morales y espirituales del grupo que las entrega, usualmente en el matrimonio). Para que esto sea
entendido así por las partes inmersas en el intercambio, estos intercambios se revisten de significado
moral, religioso y mitológico, que se puede traducir en términos de potencialidad mágica destructiva.
Así, Mauss entiende que la reciprocidad se basa en tres tipos de obligación. La primera es la
obligación de devolver los dones recibidos. Ya que el don entregado es en sí una extensión de quien lo
entrega y está revestido de poder mágico, quien lo recibe se halla en riesgo de sufrir el daño de ese

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objeto. Para poder revertir la potencialidad destructiva del don recibido, el receptor debe devolver a
cambio un don con un valor simbólico equivalente 3. La segunda obligación es la de recibir los dones
presentados. La potencialidad destructiva del don tiene la característica de comprometer a quien lo
recibe de devolver un don equivalente so pena de afectarse a sí mismo y por extensión a su grupo
social, por un lado, y de “irrespetar” al grupo social donante, irrespetar el intercambio (no aceptarlo) y
así entrar en la posibilidad de una confrontación bélica, por lo que el compromiso que se genera de
recibir el don es una obligación moral con una potencia similar a la de devolver el don. La tercera
obligación es la obligación de dar dones. Esta obligación funciona de la misma manera que la
obligación de recibir y aceptar el intercambio: quien no se presta para hacer un regalo, para iniciar un
intercambio, da a entender (y usualmente entiende) que no quiere iniciar una relación, es “una
declaración de guerra; la negación de la amistad y de la relación [intercourse]”4 (Mauss 1967: 11)5.
Según Mauss, si entendemos que detrás del intercambio de dones hay toda una estructura
(básicamente simbólica) de obligaciones a crear relaciones entre grupos sociales, estamos muy cerca a
entender cómo, en general, los seres humanos nos relacionamos entre sí y explotamos la capacidad de
unirnos, inclusive si es bajo condiciones de rivalidad.
Antes de continuar a la siguiente sección, y para poder enmarcar mejor la discusión que viene,
debo evidenciar un par de críticas al argumento de Mauss. Primero, su explicación de la construcción
de relaciones sociales a través del intercambio de dones no da espacio a la explicación de la guerra
entre grupos sociales, es más, reduce la aparición de los enfrentamientos bélicos a negaciones y el
rechazo de entrar en el intercambio. Segundo, no explicaría, en sus términos, qué función tendría
rechazar estos intercambios o reusarse a las obligaciones de reciprocidad en términos de buscar la
cohesión social dentro de una colectividad, y deja abierta la pregunta de si el único resultado de este
rechazo sería la guerra (y así la posibilidad del exterminio social) o la exclusión.

3
Esa potencialidad destructiva del don tiene la característica de comprometer a quien lo recibe de devolver un don
equivalente so pena de afectarse a sí mismo y por extensión a su grupo social, por un lado, y de “irrespetar” al grupo social
donante, irrespetar el intercambio (no aceptarlo) y así entrar en la posibilidad de una confrontación bélica.
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Sorprende el uso de la palabra intercourse, ya que denota tanto la relación social como tal así como la posibilidad de la
relación biológica a través del sexo. Esto sirve para recordar que los dones intercambiados, es decir, las relaciones
establecidas, no solo son materiales, sino que también pueden ser de otro origen, así como las relaciones matrimoniales.
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Una observación final de estas obligaciones nos lleva a pensar, dice Mauss, que la corresponsabilidad en el intercambio de
dones implica una cierta intencionalidad, que puede ser entendida como la intencionalidad de las partes de 1) comprometer
a la otra parte, 2) entrar en el juego de la rivalidad y de la definición y diferenciación jerárquica (posibilidad de equivaler el
regalo recibido o superarlo) y 3) intencionalidad de seguir estas obligaciones, so pena de incurrir en las sanciones que
implique la negligencia de permitir o completar el ciclo del intercambio.
4
La temporalidad del intercambio.
En su afamado libro Outline of a Theory of Practice, Bourdieu se detiene a observar la lectura que hace
Levi-Strauss del análisis de Mauss sobre el intercambio de dones (Bourdieu 1977: 4-7). Bourdieu
afirma que Levi-Strauss, al criticar a Mauss por su postura supuestamente fenomenológica sobre el
intercambio, es decir, que los ciclos de intercambio responden a “operaciones individuales” y a la
forma en la que se experimentan las obligaciones de reciprocidad, está afirmando que las prácticas de
intercambio de dones realmente responden es a operaciones mecánicas que hacen los individuos y los
grupos sociales en respuesta a unas leyes estructurales que los obligan a intercambiar a priori.
Bourdieu contra-argumenta a Levi-Strauss diciendo que el verdadero sentido de la práctica del
intercambio reside en la respuesta que este genera. Para este autor, el quid de las lógicas del
intercambio reside es en las estrategias que tanto los grupos como los individuos asumen para entrar en
el intercambio de dones. La crítica se extiende a Mauss, quien enuncia la temporalidad del intercambio
pero no la explica ni ve su real importancia, afirma Bourdieu. Es en el tiempo que necesita un
intercambio de dones para comprometer a las partes o para construir una relación de rivalidad
simbólica (o de asimetría simbólica) que se entiende el por qué del intercambio. Mauss hace de la
temporalidad del intercambio algo obvio, y Levi-Strauss olvida esta temporalidad, entendiendo que
desde un análisis objetivo, el ciclo del intercambio podría revertirse. Pero la realidad del intercambio,
afirma Bourdieu, radica en que las acciones llevadas a cabo en el intercambio (la entrega de un don, el
re-pago de un don o el rechazo de devolver un don en el momento indicado) son irreversibles, tienen
temporalidad, y es a través de las respuestas positivas o negativas a estas acciones y del tiempo que
toman esas acciones que se da la rivalidad, y por tanto, las lógicas de reciprocidad, y por tanto, la
realidad práctica y estratégica del intercambio. Bourdieu dice que entender las lógicas del intercambio
como producto de un set de obligaciones y reglas sistemáticas no da espacio al error en el cálculo del
tiempo, a la falta de reconocimiento del tempo del intercambio y a la negligencia de reconocer la
reciprocidad del intercambio como partes fundamentales de la lógica práctica y estratégica del cómo se
da el intercambio de dones en la cotidianidad.

Mucho más que relaciones sociales.


Marilyn Strathern vuelve a Melanesia para hacer una discusión de las teorías clásicas sobre la vida
cotidiana en estas islas, específicamente la construcción melanésica que se hace del género a través de
las economías de intercambio de dones. Para ella, durante el intercambio se entregan, se reciben y se

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construyen tanto objetos personificados como personas cosificadas, pero la particularidad del
intercambio de dones es que no solo se producen relaciones sociales, sino que también se producen
personas, ya no como extensión de un objeto, sino como extensiones de las relaciones que componen
los intercambios que Mauss denominaría totales (Strathern 1988: 143 y 144). La afirmación central de
Strathern es que en las sociedades melanésicas del intercambio de dones, al contrario de las
occidentales de intercambio de mercancías, las personas no solo pueden ser observadas como sujetos,
sino que se tienen que ver como potencialidades de ser sujetos y objetos a la vez. En estas sociedades
melanésicas, dice Strathern, no se construye al individuo como tal ni se le da la centralidad que tiene en
las sociedades occidentales, sino que el centro de toda la producción y reproducción, el canal cotidiano
y estructural a través del cual los seres humanos y los grupos humanos interactúan entre sí son las
relacione sociales, y en el intercambio de dones, que son relaciones sociales, producen relaciones
sociales (Strathern 1988: 171).
Para Strathern el giro interpretativo se da cuando al desaparecer la concepción de individuo
como la entendemos occidentalmente, en estas sociedades todo se entiende en términos de relaciones
sociales y de la potencialidad de generar intercambios, es decir, de la potencialidad de generar
relaciones sociales, al mismo tiempo que las personas son aquello que los demás esperan o interpretan
que esta persona es, por lo que las personas son “partibles” y de allí que puedan entregar parte de sí en
el sistema de intercambio de dones como lo explicaría en principio Mauss, pero añadiendo el elemento
de que la reciprocidad es sinónimo de desigualdad o asimetría. Esto se da ya que la agencia en
Melanesia (especialmente los Hagen), dice Strathern, la entienden como los actos que uno realiza desde
un punto de vista particular, pero teniendo en mente a otra persona a la hora de la acción, es decir, la
acción es causada por otra persona. Esta dependencia del otro para poder ejercer la acción constituye
una coerción y esta es la base de la reciprocidad.

Al final, todo se intercambia.


Las observaciones que hacen Bourdieu y Strathern sobre la economía de intercambio, que tienen su
base de estudio más fundamental en Mauss, se dan en momentos históricos y desde concepciones
distintas. Para esta conclusión, quisiera señalar tres cosas. Primero, tanto Bourdieu como Strathern
tienen que aceptar los dos puntos centrales de la argumentación de Mauss, es decir, que el intercambio
de dones son hechos totales, que atraviesan prácticamente todas las esferas de la vida y que en el
intercambio de dones se producen y reproducen relaciones sociales. Segundo, aunque Bourdieu acierta
al incluir el elemento de la temporalidad en el intercambio de dones, que Mauss enuncia como

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importante pero no desarrolla, sigue asumiendo una postura economicista sobre la acción, y esto se
puede entender como un argumento etnocentrista a la luz de las declaraciones de Strathern. Es más, yo
podría afirmar que hacer una crítica sobre la temporalidad de la práctica a Mauss sería injusto y algo
anacrónico, pues la pregunta de Mauss no es por las acciones individuales ni del grupo social tanto
como entender las lógicas que hacen que dentro de un sistema de intercambios se deba pagar de vuelta
un regalo recibido. Tercero, aun quedan preguntas sin responder acerca de las lógicas de los
intercambios. Si bien Bourdieu nos acerca a entender que el intercambio de dones no es una respuesta a
un sistema de reglas sino un dominio práctico (temporal y espacial) sobre los modos de producción de
significado y relaciones sociales, y Strathern nos ofrece el hecho de que todo el sistema de intercambio
de dones se reviste de la potencialidad de generar agencia y por lo tanto de generar relaciones sociales,
es decir, funciona bajo potencialidades asimétricas que se prestan para la dominación (o al menos la
construcción jerárquica de la sociedad), no siguen quedando claros algunos puntos, como por ejemplo
qué sucede en el momento de rechazar un don o la obligación de devolver un don con fines de
producción de otros tipos de relaciones sociales. Tampoco es clara la influencia que han tenido las
colonias en los sitios en donde se presenta el intercambio de dones y su influencia en el fortalecimiento,
la exageración o el empobrecimiento y la prohibición de la práctica del potlatch. Esto también me lleva
a la pregunta por las opciones o las implicaciones que tiene restringir el intercambio de dones en estas
sociedades. Aunque en Canadá, hacia 1870-1890 prohibió la práctica del potlatch en los grupos
indígenas del Pacífico Oeste, no se discuten las repercusiones y las respuestas de estos grupos frente a
tal prohibición. Si el intercambio de dones es la forma de producir y mantener los lazos sociales, ¿qué
sucede cuando esta alternativa ya no está posible?
Por último, quisiera preguntar de qué forma sirven estos descubrimientos teóricos y estos
debates conceptuales (y metodológicos) hechos sobre el intercambio de dones para el estudio de formas
de intercambio en contextos actuales occidentales urbanos. ¿Es posible trazar un puente? ¿Esas lógicas
de intercambio son de dominio exclusivo de las sociedades no occidentales revisadas por estos tres
autores? Asumir que en las sociedades de mercado occidentales, en comparación con las sociedades de
intercambio de dones, es aquella en la que se dan relaciones económicas separadas de las otras esferas
sociales de la vida social y en donde las personas son tratadas como cosas, ¿no nos llevaría a pensar
que en las sociedades de mercado occidentales las relaciones se esencializan? ¿No se esencializaría
también la economía?

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Bibliografía.
Bourdieu, Pierre. Outline of a Theory of Practice. Traducido por Richard Nice. Cambridge University
Press, Cambridge. 1977
Mauss, Marcel. The Gift. Traducido por Ian Cunnison. Norton Library, New York, 1967.
Strathern, Marilyn. The Gender of The Gift.University of California Press, Berkeley, 1988.

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