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ASTROLOGIA TIBETANA

PÁJAROS

Cuando llegué al Centro de Astrología Tibetana me recibió una señorita:


"Quisiera hablar con el director", le dije. Salió un joven muy amable que me
concedió una entrevista. Desde una pequeña habitación me observaba un
hombre. "Es a él a quien quiero entrevistar", le pedí al joven. "Es el director,
pero sólo habla tibetano". Insistí, el joven entró, salió, volvió a entrar y por fin
pude sentarme frente a ese hombre tímido y risueño con actitud de sabio
contable. Su mesa estaba llena de calculadoras y de libros repletos de
diminutos números. Su humildad era absoluta, y su prudencia, notable. Había
pájaros que se paseaban por el despacho, se posaban sobre el retrato del Dalai
Lama y cuando Gyalnang hablaba ladeaban la cabeza como si le escucharan

GYALNANG COBSANG, DIRECTOR DEL CENTRO DE ASTROLOGÍA TIBETANA


"Hay que aprender de arriba y dar abajo"

Tengo 61 años. Nací en Lhasa (Tíbet) y vivo en Dharamsala (India). Estoy


casado y tengo dos hijos y cuatro nietos. Llevo más de 40 años haciendo
predicciones astrológicas. Nunca mezclamos las estrellas con la política, no
hacemos predicciones de ese tipo. Me gustaría volver a Tíbet, pero no lo haré
mientras estén los chinos. Soy budista

IMA SANCHÍS - 24/06/2005

-¿Conoce usted su destino?


-Resulta paradójico, pero no. Mis padres eran analfabetos, nunca he sabido el
día que nací.

-¿Por qué razón escogió usted estudiar astrología?

-Me he pasado la infancia mirando el cielo y haciéndome preguntas: "¿Cómo es


posible hacer predicciones?, ¿dónde está escrito que sucederá un eclipse?..."

-Ya tiene las respuestas.

-Fíjese en todos estos almanaques llenos de cálculos: la astrología es


matemática pura. Yo empecé a estudiar está antiquísima ciencia en Tíbet, luego
ocurrió el desastre.

-La invasión China...

-Tenía 15 años. Huí por los Himalayas, llegué a India y completé mis estudios en
el Centro de Astrología Tibetana en el exilio, desde entonces calculo y calculo...

-¿Alguna conclusión?

-Me siento feliz de ayudar a la gente, pero no damos abasto, tenemos una cola
de nueve meses. Vienen muchos extranjeros, nos dan sus datos y les
mandamos la carta por correo electrónico. Ya ve, una ciencia tan antigua
viajando con los métodos más modernos

-¿Qué les cuenta en sus e-mails?

-Nosotros establecemos una relación entre las fuerzas externas y las fuerzas
internas. Simplificando, se podría decir que las fuerzas externas están
relacionadas con los cinco elementos que también se encuentran en los
planetas, son las fuerzas que nos conectan con el universo y que nos
conforman.

-¿En qué se diferencia la astrología tibetana de todas las demás?


-Todas se parecen, pero para los tibetanos la astrología es de suma importancia
y se mezcla con otras ciencias como la medicina y la filosofía budista.

-Explíqueme.

-La medicina tibetana, la astrología karché -formada por cuatro sistemas- y la


obser-vación de la tierra, saché,son ciencias que estudian la interrelación del
hombre con su medio y proponen soluciones que tienen en cuenta todos los
parámetros: el físico, el emocional, el mental, el espiritual y el entorno.

-¿El saché es una ciencia?

-Es la geomancia tibetana y significa "examinar el paisaje". Une conceptos de la


tradición china y de otras culturas de Asia.

-Entonces, ¿existe el destino?

-Yo creo en él. El destino viene determinado por el karma, y la ley kármica es el
resultado de acciones que pueden ser cambiadas por la acción de la libertad
humana.

-Menos mal que podemos hacer algo.

-El pasado y el presente influyen sobre el futuro en esta vida o en las venideras.
Con los horóscopos conocemos las consecuencias de las causas que vienen
marcadas por vidas anteriores, y son precisamente en las consecuencias en las
que podemos influir.

-Póngame un ejemplo.

-Tenemos la semilla de una manzana, en esencia esa semilla es la manzana,


pero para que llegue a serlo necesita agua, tierra y una serie de factores; las
predicciones te indican qué factores requieres para llevar a buen termino tu
destino.
-¿Saben los astros qué ocurrirá en Tíbet?

-Si quisiéramos podríamos hacer predicciones, la información la tenemos en


estos almanaques, pero hay que interpretarla y evitamos los temas políticos,
aunque apuntamos tendencias por países. Mire, aquí está escrito el
advenimiento del tsunami.

-¿Va a pasar algo bueno en el mundo?

-Para este año no espero nada positivo, lo siento.

-¿Y malo?

-Hay algo muy claro: en el noroeste de India, en la frontera con Pakistán, va a


haber un gran conflicto este año.

-¿Ha hecho el horóscopo del Dalai Lama?

-Según nuestra tradición, los grandes la-mas tienen tanto poder que a nadie se
le ocurría hacerles un horóscopo, no lo necesitan. ¿Ustedes hacen predicciones
a sus grandes maestros espirituales?

-Sí, y aparecen en cierto tipo de revistas en los meses de diciembre y enero.

-Curioso. Nosotros no hacemos eso porque, al igual que los grandes demonios,
los hombres elevados no necesitan horóscopo, ellos ya saben.

-Usted también realiza amuletos, ¿qué filosofía esconden?

-Los amuletos son un encuentro entre textos sagrados de Buda, el zodiaco, el I


Ching, oraciones y bendiciones. Para calcular un amuleto hace falta conocer el
horóscopo de la persona. Cada persona tiene su amuleto que le protegerá toda
la vida, pero también realizamos amuletos específicos para circunstancias
concretas.

-¿Realmente cree que son efectivos?


-Sí, llevo aquí demasiados años viendo resultados como para no creer en ellos.

-¿Qué es para usted lo bueno de la vida?

-Sé que existen las cosas de arriba, pero prefiero mirar hacia abajo, hacia los
que sufren. Yo no estoy ni arriba ni abajo, estoy en la posición de en medio, y
creo que ése es el auténtico sentido de la vida, estar en la mitad: poder
aprender de arriba y dar abajo.

-¿Qué es lo que más le ha sorprendido?

-Cuando escapé de Tíbet, lo hice con dos amigos.No llevábamos ningún mapa
porque si te pillaban con él te encarcelaban.

-¿Se perdieron?

-Sí. Entonces yo me detuve y me puse a orar pidiendo que se me indicara el


camino. Y así fue como supe en todo momento hacia dónde debíamos
dirigirnos. Desde entonces sé que cuando uno está muy desesperado debe
encomendarse al universo, Dios, o como quiera llamarle, porque todo será para
bien. Recomiendo este método sin ninguna duda.

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