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INTRODUCCIÓN

El objeto del presente escrito es abordar la problemática que presenta la


comunicabilidad de circunstancias del autor al partícipe, cuestión que no ha sido
unánime y cuyo tratamiento, según los fundamentos de que se parta, traerá aparejadas
importantes consecuencias punitivas, razón más que suficiente para emprender el
análisis de la figura.

Las ideas que se presentaran a continuación, están basadas en los desarrollos legales y
doctrinales alrededor de la explicación dogmática de las circunstancias de agravación y
atenuación punitiva, específicamente en el punto de su comunicabilidad. De modo que
se busca brindar una interpretación de la comunicabilidad de circunstancias, regulada en
la legislación Ecuatoriana.

ANTECEDENTES HISTORICOS

En cuanto a la comunicabilidad como efecto de la identidad del tipo y de la coincidencia


de culpabilidad en la participación criminal en general, varios ordenamientos jurídicos y
tratadistas distinguen a las circunstancias personales de las circunstancias fácticas o
instrumentales como solución a la incógnita de su aplicación práctica. Mientras que las
circunstancias “inherentes a la persona del delincuente o que consistieren en sus
relaciones particulares con el ofendido o en otra causa personal, servirán para atenuar o
gravar la responsabilidad solo de aquellos quienes concurran”, las circunstancias de
ejecución material del hecho o medio empleados para realizarlos, agravan o atenúan la
responsabilidad de quienes tenían conocimiento de ellas al momento de la acción o
cooperación en el hecho.

Al interior de la doctrina, no existe consenso, en que es lo que se debe entender como la


cláusula de comunicabilidad de las circunstancias entre autor y participe; en este
aspecto, la principal dificultad consiste en establecer criterios, que permitan al interprete
clarificar cuáles son las situaciones que forman parte del concepto de circunstancia,
refiriéndose a este, como la circunstancia ulterior de comunicabilidad o
incomunicabilidad de los autores a los partícipes.
GENERAL

Es necesario determinar un concepto de circunstancia que no se limite a su acepción


semántica por la obvia razón que el artículo 41 del COIP requiere aclarar su significado
dentro del sistema penal. Esta determinación tiene consecuencias referidas a la función
de aminorar o incrementar la pena.

Por circunstancia, desde el punto de vista semántico, se designa toda suerte de


accidentes, elementos ocasionales o accesorios que se agregan a un referente sustancial
o principal.

Ahora bien, en sentido jurídico -en el ámbito del derecho penal- el concepto de
circunstancia hace relación a los elementos ocasionales comunes al delito, que tienen la
función de variar la pena contemplada en la descripción penal básica buscando acercar
la magnitud de la pena a las particularidades del caso. Esta definición se acerca a otra
que en términos negativos plantea la doctrina que se ofrece así: debe entenderse por tal
lo que rodea al tipo penal, lo accesorio a él, de tal manera que una cosa sería la
circunstancia y otra el elemento del tipo, pues, en tanto que este configura la estructura
misma del supuesto de hecho, aquella apenas juega un papel secundario en cuanto no
está contenida en la descripción correspondiente

EVOLUCIÓN

El artículo 41, además de la especificación anteriormente mencionada sobre las formas


de concurrir en un hecho criminal, se refiere a la comunicabilidad de circunstancias
agravantes y atenuantes en el hecho criminal. Se dispone en el inciso segundo de este
artículo que “las circunstancias o condiciones que limitan o agravan la responsabilidad
penal de una autora, de un autor o cómplice no influyen en la situación jurídica de los
demás participes en la infracción penal”.

La redacción de la norma no hace referencia ni permite hacer una distinción entre


circunstancias personales y circunstancias materiales o inherentes a la materialización
del hecho, para evaluar si son o no comunicables entre los partícipes, ya que mantiene
una rotunda incomunicabilidad de circunstancias que en nada concuerda con las
tendencias mayoritarias de la doctrina penal moderna.
Hemos mencionado, como la literatura penal mantiene la incomunicabilidad de
circunstancias personales, contrario a lo que ocurre en relación a las circunstancias
materiales en el delito, para las cuales la postura mayoritaria sostiene que debe
contemplarse una comunicabilidad para los concurrentes que conocieren de ellas al
momento de ejecutar su actuación. Esto permite aplicar agravantes o atenuantes a los
partícipes que con conocimiento por ejemplo de la alevosía o nocturnidad de la
conducta del autor, contribuyeren de todas formas a la comisión del ilícito

El artículo 42 se enfoca en la autoría y propone mediante una enumeración las distintas


modalidades en las que un individuo responderá como autor de un delito. Para esto se
menciona en primer lugar a la autoría directa, dentro de la cual están considerados el
ejecutor inmediato del delito, así como el concepto de la omisión de una actuación para
evitar la producción de un resultado lesivo. Ambos conceptos mantienen los postulados
del Código Penal precedente en nuestra legislación, sin que existan mayores
modificaciones al respecto

La comunicabilidad de circunstancias es un aspecto tratado en esta legislación en un


artículo especifico, el cual estipula que aquellas circunstancias de carácter personal,
sean estas atenuantes o agravantes, inciden en la responsabilidad únicamente de
aquellos en quienes concurran, mientras que las circunstancias de carácter material
afectan en la responsabilidad de aquellos individuos que conocieren de las mismas “en
el momento de la acción o de su cooperación para el delito

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