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CONCEPCIÓN DOMINANTE
Hoy en día, la mayoría de las veces, “en el fondo de las concepciones que, en los
distintos ordenamientos, se refiere a la prueba judicial está la idea de que en el
proceso se pretende establecer si determinados hechos han ocurrido o no y que
las pruebas sirven precisamente para resolver este problema”8. Entonces, para
estas posturas dominantes cualquier referencia a la prueba judicial9 implica asumir
un realismo a ultranza10 como teoría epistemológica. Para entender estas posturas
es necesario hacer un recorrido histórico de las relaciones entre la forma de
concebir la prueba y la epistemología.
8
TARUFFO, Michele. La prueba de los hechos, trad. Jordi Ferrer. Madrid, Trotta, 2.002. p. 21
9
Es importante recalcar que para los fines perseguidos en este trabajo no se hará distinción alguna
entre prueba, medio de prueba y valoración de la prueba. Esto porque los argumentos acá
expuestos tienen repercusiones para la teoría general de la prueba, que incluye estos conceptos.
10
Michele Taruffo denomina a esta postura realismo ingenuo, aquel que presupone la existencia
de la realidad empírica y confía ciegamente en la capacidad del “intelecto humano para tener
conocimientos verdaderos acerca de esa realidad”. Ibíd., p. 57.
11
Ver Marina Gascón Abellán. Los hechos en el derecho. Bases argumentales de la prueba.
Madrid, Marcial Pons, 1.999, p. 9.
12
CORDERO, F. Citado por Marina Gascón Abellán. Ídem.
8
Posteriormente, mediando el siglo XIII, se produce un cambio en la teoría de la
prueba al acogerse como modelo de valoración el de la prueba legal o tasada. Si
bien en principio puede considerarse que la idea preponderante en épocas
primitivas se rompe con este sistema, algunos autores juzgan que éste no es más
que una prolongación de ese momento mágico. En este modelo las pruebas se
entienden como datos “que permiten deducir inopugnablemente la conclusión
fáctica gracias a su conjunción con premisas legalmente presumidas como
verdaderas que por lo general conectan el tipo de hecho experimentado como
prueba y el tipo de hecho considerado probado”13. Dado que estas premisas son
normas jurídicas, la prueba legal tiene una apariencia de racionalidad. Sin
embargo, su esquema lógico y epistemológico es igual al de la ordalía: “el de la
deducción de la conclusión judicial como necesaria (y no como probable) a partir
de la prueba practicada y de la norma que le confiere a ésta valor probatorio o
inmediatamente expresivo del hecho probado”14.
Otra de las influencias que operó en sede judicial estuvo relacionada con el
sistema de valoración de la prueba, pues se cambia el modelo de prueba legal o
tasada (íntimamente relacionado con el método deductivo como única forma de
acceder a la verdad) por el de libre valoración por parte del juez, dando cuenta de
que el razonamiento jurídico, en cuanto a los hechos, es de carácter inductivo.
13
FERRAJOLI, Luigi. Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, trad. Perfecto Andrés Ibáñez,
Alfonso Ruiz Miguel, Juan Carlos Bayón Mochino, Juan Terradillos Basoco y Rocío Canterero
Bandrés. Quinta edición. Madrid, Trotta, 2001. p., 134.
14
Ibíd., p. 136.
15
GASCÓN ABELLÁN, Marina. Op. cit., p. 30.
9
veces medida en términos de probabilidad. No obstante, estos cuestionamientos
no influenciaron la práctica jurídica, ya que después de un primer momento de
establecimiento del sistema de libre valoración de las pruebas, la praxis procesal
se separa sustancialmente de la teoría epistemológica predominante, separación
que se manifestó en la percepción por parte de los juristas y los jueces del nuevo
sistema de valoración. En palabras de Gascón:
16
Ibíd., p. 42.
17
Ibíd., p. 35.
18
Ver Ídem.
19
“… Teoría Transnacional del Derecho… Con el mismo quiero definir un tipo de literatura, ideas y
argumentos iusteóricos que cruzan las fronteras nacionales mucho más fácil que los libros y
análisis de doctrina o comentario legal-positivo”. LÓPEZ MEDINA, Diego Eduardo. Teoría impura
del derecho. Bogotá, Legis, 2004, p. 15.
10
Colombia. Para ello, algunos planteamientos de Diego Eduardo López Medina,
referentes a una teoría comparada del derecho en sentido crítico, proporcionan
indicios con respecto a la concepción dominante en Colombia con respecto a la
teoría de la prueba. No obstante que el propósito de este trabajo se vería
desbordado al realizar un exhaustivo estudio en este sentido (tal como lo realiza
López Medina con respecto al derecho privado en su libro “Teoría impura del
derecho”), un análisis de algunos textos recepcionados en Colombianos, servirá
de apoyo a la descripción del pensamiento dominante con respecto a la
determinación de los hechos.
“Nueva teoría de la prueba”, escrito por Antonio Dellepiane, es uno de los texto
seleccionados. Para este autor, “… toda cuestión judicial se apoya, casi siempre,
en un hecho o serie de hechos, respecto de los cuales existen divergencias entre
las partes; lo que hace indispensable realizar una laboriosa investigación y
delicadas operaciones dirigidas a establecer con exactitud la existencia de
hechos pasados. Esta investigación y determinación exacta de los hechos es lo
que constituye la prueba”23. Obsérvese cómo esta afirmación es concordante con
20
Ibíd., p. 72.
21
“Un sitio de producción parece ser un medio especial en donde se producen discusiones
iusteóricas con altos niveles de influencia transnacional sobre la naturaleza y las políticas del
derecho. Los sitios de producción están usualmente afincados en los círculos intelectuales e
instituciones académicas de Estados-nación centrales y prestigiosos. Por consiguiente, los países
centrales generan los productos más difundidos de TTD [Teoría Transnacional del Derecho],,
productos que con el tiempo circulan por la periferia, para finalmente, venir a constituir globalmente
el canon normalizado del campo”. Ibíd., p. 16
22
“La contracara de los sitios de producción son los sitios de recepción. Dentro de un sitio de
recepción, por lo general, la iusteoría producida allí ya no tiene la persuasividad y circulación
amplia de la TTD [Teoría Transnacional del Derecho], sino que, por el contrario, uno estaría
tentado a hablar mejor de iusteoría ‘local’, ‘regional’, ‘particular’, o ‘comparada’. Con estos nombres
quiero hacer referencia a los conceptos o sistemas iusteóricos particulares que dominan en países
periféricos o semiperiféricos”. Ibíd., p. 17.
23
DELLEPIANE, Antonio. Nueva teoría de la prueba. Bogotá, Temis, 1972, p. 10. Negrita y
subrayado por fuera del texto.
11
aquella descripción de la postura dominante con respecto a la prueba, pues da por
sentado que el intelecto humano es capaz de llegar a la verdad de los hechos.
Para tal objetivo, los jueces deben apelar a las ciencias reconstructivas, que tienen
por objeto el conocimiento de la realidad exterior.
24
Ibíd., p. 24.
25
Ibíd., p. 25.
26
Ibíd., p. 41.
27
CARNELUTTI, Francesco. La prueba civil, trad. Niceto Alcalá-Zamora y Castillo. Buenos Aires,
Arayú, 1955, p. 18.
28
Ibíd., pp. 20-21.
12
Entonces, si bien en este pasaje está implícita la posibilidad de alcanzar una
verdad, Carnelutti niega tal posibilidad al proceso. En otras palabras, este autor
da cuenta de la imposibilidad práctica de acceder a la verdad material en el
proceso, lo cual desvirtúa la posición tradicional que se ha venido exponiendo. Sin
embargo, retorna a esta postura dominante al afirmar que no “importa que a
veces, o mejor dicho, la mayoría de las veces, dicha finalidad [búsqueda segura y
económica de la realidad] prácticamente, en el sentido de que el empleo de los
medios jurídicos de la búsqueda conduzca al mismo resultado que se alcanzaría
con el empleo de los puros medios lógicos, de tal modo que la fijación formal
obtenida mediante aquéllos se corresponda con la verdad material descubierta
mediante éstos…”29.
“El fin principal del proceso es la realización del derecho como satisfacción de un
interés público del Estado, y el secundario, la justa composición de los litigios o
solución de la petición del actor (cuando no hay litigio)… Para poder cumplir esos
fines, el proceso necesita entrar en contacto con la realidad del caso concreto que
en él se ventila, pues si el juez no conoce exactamente sus características y
circunstancias, no le es posible aplicar correctamente la norma legal que lo
regula… Ese indispensable contacto con la realidad de la vida solo se obtiene
mediante la prueba, único camino para que el juez conozca los hechos que le
permitan adoptar la decisión legal y justa para cada caso concreto”30
29
Ibíd., p. 22.
30
DAVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría general de la prueba judicial. Tomo I. Quinta edición.
Bogotá, Temis, 2002, pp. 5-6
31
Ver Ibíd., pp.275-285
32
Ibíd., p. 7
13