Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
HUAMANGA
SIGLA: DR 142
AYACUCHO – PERÚ
2019
RECURSO SUELO
El suelo, es la capa de materiales orgánicos y minerales que cubre la corteza terrestre y
en el cual las plantas desarrollan sus raíces y toman los elementos minerales que son
necesarios para su nutrición.
El suelo es el medio donde la planta se provee de agua, sustancias minerales y oxígeno,
entre otros, esenciales para su crecimiento y desarrollo vegetativo y reproductivo
Al igual que una planta o un animal, el suelo es un “organismo vivo”, porque se forma,
madura y muere, así como también se puede enfermar y hasta morir. Además, en él se
alojan millones de microorganismos que hacen su trabajo para que el suelo sea fértil y
muy saludable.
Los procesos físicos, químicos y biológicos que intervienen en la formación de los suelos
están gobernados por factores medioambientales tales como el clima y la vegetación.
Ellos actúan en forma combinada y variable, de modo que los suelos resultantes de su
acción son complejos organismos que nunca alcanzan una condición estática. Su
continua evolución puede dividirse en etapas que, como las de cualquier organismo, se
denominan juventud, maduración y vejez.
RECURSO SUELO PARA LA ACTIVIDAD AGROPECUARIA.
Consideración al suelo como principal medio de producción de plantas, y principalmente
de pastos y forrajes para la actividad agropecuaria, se debe encuadrar en el
conocimiento de todos los factores que afectan a su conocimiento y con base a ello
garantizar el uso sostenible del recurso suelo. Se debe identificar los suelos desde un
punto de vista global, y decidir la idoneidad o no de ubicar allí un determinado cultivo,
con argumentaciones razonadas acerca de las propiedades edafológicas y su relación
con la vegetación.
Uno de los grandes desafíos de las ciencias agropecuarias es la correcta coordinación
de productividad y conservación del suelo. Prácticas inadecuadas, basadas en la
producción a corto plazo han provocado la pérdida de fertilidad y el cambio de
potencialidad edafológica.
La base fundamental y punto de partida para la actividad agropecuaria es la
disponibilidad de pastos en cantidad y calidad, es decir, que proporcionen proteínas y
carbohidratos para que las vacas produzcan más leche, los ovinos mejor calidad de
carcasa y los cuyes mayor peso en menor tiempo, podemos lograr esto asociando
especies de pastos tanto gramíneas (Rye Grass, Avena forrajera, Dactylis, etc.) como
leguminosas (Alfalfa, Trébol, Vicia, etc).
TIERRA DE USO AGRÍCOLA CON ALTO FRACCIONAMIENTO.
De acuerdo al diagnóstico realizado por el Ministerio de Agricultura del Perú (MINAG),
nuestro país posee una superficie de 128.5 millones de hectáreas-ha (12% costa, 28%
sierra y 60% selva), de los cuales 7.6 millones (6%) tienen aptitud para cultivos
agrícolas, 17 millones (13%) corresponden a tierras con aptitud para pastos y 48.7
millones son tierras con aptitud forestal (38%); el resto comprende a tierras de
protección. (MINAG, Plan estratégico sectorial multianual - actualizado 2007-2011, 2008)
Según el último Censo Nacional Agropecuario, la superficie agrícola en uso era de 5.5
millones de ha (4.3% de la superficie total), de la cual 2.1 millones correspondían a
tierras con cultivos transitorios, 892 mil a cultivos permanentes y la diferencia era
establecida por tierras en barbecho, en descanso, no trabajadas y cultivos asociados.
(MINAG, Plan estratégico sectorial multianual - actualizado 2007-2011, 2008).
Por otro lado, la superficie agropecuaria presenta una alta fragmentación de la tierra, la
cual se expresa en el reducido tamaño de las unidades agropecuarias, que a su vez
comprenden parcelas dispersas (situación agravada por la topografía nacional), lo que
constituyen un gran obstáculo a la rentabilidad del agro, donde el 84% de las unidades
agropecuarias eran menores de 10 ha y ocupaban alrededor del 50% del total de la
superficie. Se estima que en la actualidad estas cifras aún son más atomizadas, dado
que no existe un mercado de tierras desarrollado (principalmente en Sierra y Selva) y la
transferencia de propiedad en mayor proporción se da de padres a hijos por herencia
familiar.
Esta reducida extensión de las parcelas, genera obstáculos para el desarrollo de una
agricultura moderna, ya que no permite el desarrollo de economías de escala para
minimizar costos de producción, además de ser una limitación para la obtención de
créditos, con la consiguiente pérdida de capacidad de negociación del agricultor, a lo
largo del proceso productivo y la comercialización de los productos agrícolas.
En un perfil del suelo no siempre están presentes todos los horizontes. Esto se debe a
dos causas principales:
Por la erosión, o sea, el desgaste causado por el agua o el viento, uno o varios
horizontes han sido eliminados. Por estos procesos pueden desaparecer el
horizonte O (materia orgánica); los horizontes O y A, y, en casos graves, los
horizontes O, A y B.
Por falta de culminación de los procesos de formación del suelo pueden faltar uno
o varios horizontes. Esto es frecuente en las zonas desérticas, donde por la
aridez no se han desarrollado las plantas y no se han formado los horizontes 0 y
A.
DETERIORO FISICO
Por la compactación y el uso inapropiado de maquinaria pesada.
Sellado por sobrepastoreo y pisoteo de animales
Anegamiento por mal drenaje
Se define como la utilización de la tierra y los productos que ella ofrece sin perjudicar su
fertilidad, de modo que el hombre no solo coopere con la naturaleza, sino que en cierto
modo lo domine.
La conservación del suelo tal como se entiende en la actualidad es una rama dinámica
de la ciencia del suelo que requiere el concurso de otras especialidades aparte de la
edafología, tales como la Geología, Climatología, Hidrología, Botánica, Biología, etc.
Las técnicas de conservación de suelos son aquellas actividades que se ejecutan para
reducir y evitar las pérdidas del mismo por causa de la erosión, además de aumentar la
productividad de la tierra. Estas técnicas, generalmente involucran realizar trabajos, que
involucran esfuerzo y mucho tiempo para su establecimiento, con beneficios que se
aprecian en el mediano y largo plazo, incluso pueden pasar muchos años antes que
observen los efectos beneficiosos de ellas.
Las técnicas de conservación de suelos y aguas son muy diversas, y deben ser
seleccionadas en función de la pendiente del terreno, del largo de ella, de la vegetación,
de las características de suelo, de la precipitación existente en cada lugar y del costo de
ellas. Estas, obedecen a tres principios fundamentales:
a) Favorecer la cobertura vegetal del suelo;
La cobertura del suelo, a través de una capa de vegetación (árboles, arbustos,
malezas, praderas, o cualquier cultivo), protege el suelo de la erosión causada
por las precipitaciones, porque amortigua la energía con que caen las gotas sobre
el suelo. La cobertura vegetal actúa como una cubierta protectora del suelo,
ejerciendo una acción a dos niveles: uno por sobre la superficie del suelo y otro
por debajo del mismo. En el primero, existe un efecto de intercepción de las gotas
de lluvia, y en el segundo, intervienen directamente las raíces de las especies
vegetales, al ejercer un efecto de sujeción de los agregados del suelo.
La mejor forma de favorecer la cobertura del suelo, y por lo tanto controlar los
procesos erosivos, es estableciendo una pradera permanente con las especies
recomendadas para los distintos climas y suelos de cada región.
b) Mejorar la infiltración del agua.
un suelo con un mayor contenido de materia orgánica, absorberá con mayor
facilidad el agua de las lluvias y evitará que escurra sobre su superficie. Toda
práctica que mejore porcentaje de materia orgánica del suelo, ayudará a reducir
los riesgos de erosión. La labranza vertical con arado cincel o subsolador, al no
invertir el suelo, "resquebraja" el perfil, hasta la profundidad de trabajo de los
equipos empleados, y rompe las capas de subsuelo compactado, favoreciendo la
infiltración del agua.
c) Reducir o evitar el escurrimiento superficial.
En terrenos con pendientes se suele establecer obstáculos o barreras con la
finalidad de reducir la velocidad de escurrimiento del agua, mejorar su infiltración
y
evitar que arrastre partículas de suelo. Dentro de las prácticas recomendadas se
cuentan los surcos de infiltración, las pircas o paredes de piedra, las terrazas y las
barreras vivas, entre otras
PRACTICAS DE CONSERVACION DE SUELOS
Para no permitir el deterior de los suelos a través de la erosión es bueno iniciar la
utilización de prácticas adecuadas como:
1. Siembras en curvas a nivel.
2. Barreras vivas.
3. Terrazas
4. Zanjas de infiltración y desagüe.
5. Labranza mínima y cero.
PENDIENTE
Es el desnivel de un terreno, o sea el grado de inclinación que tiene una ladera. Se mide
en porcentaje de DESNIVEL y nos indica los metros que baja la ladera en cada 100
metros medidos horizontalmente.
Si conocemos el porcentaje de desnivel de cada ladera, podemos saber cómo vamos a
manejarla y que tipo de trabajo es el más adecuado, pues cada LADERA NECESITA UN
TRATAMIENTO Y USO ESPECIAL.
1. Siembras en curvas a nivel
Las curvas a nivel se trazan en forma transversal a la pendiente del terreno,
iniciando el trabajo desde la parte más alta, trazando una de referencia.
Posteriormente, pendiente más abajo del terreno, se traza la segunda curva a
nivel, y así sucesivamente se van trazando el resto de las curvas, para la
plantación de las barreras vivas.
En regiones lluviosas, es conveniente dar a las curvas a nivel una ligera
inclinación lateral (pendiente de un 3 a 5 por mil) que facilite el desagüe, con la
finalidad de evitar la acumulación de las aguas. Es decir, por cada mil metros de
distancia, debe haber un desnivel de 3 a 5 metros entre un extremo y el otro de la
curva. Con ello se facilita el desagüe lento, evitando que el agua se encharque.
Esta curva se puede trazar con un nivel topográfico, o nivel de "caballete".
La forma más rápida de delinear las curvas a nivel, es con un nivel topográfico o
taquímetro, pero en el caso de no disponer de esta tecnología, son útiles los
niveles tipo "A" y de "caballete", que también pueden construirse en el predio.
En conservación de suelo, dependiendo de los objetivos (cultivo, forestal), la
pluviometría y el tipo de estructura (barrera viva, zanja, surcos de infiltración, u
otras), se recomiendan dos tipos de curvas a nivel: en un suelo agrícola con
pendiente inferior al 15% para establecer un cultivo con manejo entre hileras
(lentejas, frejoles, garbanzos, chícharos, arvejas, papas, entre otros), el trazado
de la curva a nivel debería tener una pendiente de un cero por ciento, es decir los
puntos de la curva tienen la misma cota (altura topográfica). De esta forma se
consigue reducir el problema de erosión, con relación a la forma de cultivo
tradicional, en que muchas veces las hileras se trazan a favor de la pendiente. A
la vez, se permite una mejor infiltración del agua, favoreciendo al cultivo que
una vez establecido, cumpla el papel de una barrera viva. Para la curva con
pendiente "cero", en el caso de los pequeños agricultores, se recomienda realizar
con un nivel tipo "A".
2. Barreras vivas.
Las barreras vivas son hileras de plantas perennes (árboles o arbustos)
establecidas en laderas, en curvas a nivel, que posibilitan reducir la velocidad de
escurrimiento del agua de lluvia y retener los materiales transportados por ella.
También protegen al suelo de la erosión eólica, pues son una barrera física que
reduce la velocidad del viento. Además, son útiles para estabilizar cárcavas, al
ubicarlas en los bordes y dentro de ellas, con el fin de proteger zanjas de
infiltración y pircas de piedra. En el largo plazo, reducen la pendiente del terreno,
porque van creando pequeñas terrazas.
Para que las barreras sean eficaces en el control de la erosión, es de suma
importancia seleccionar adecuadamente las especies vegetales a utilizar. Al elegir
una especie vegetal, es fundamental observar si existen barreras vivas en la zona
y el tipo de plantas que las componen, puesto que se debe seleccionar las
especies de mejor adaptación al clima y suelo del lugar.
Para formar la barrera, conviene plantar distintas especies, unas junto a las otras.
En lo posible, se deben utilizar plantas de viveros o producidas por el propio
agricultor. Éstas tienen que ser perennes, de fácil propagación, con abundante
follaje y ramificaciones que se inicien lo más cerca posible del suelo, y poseer un
sistema denso de raíces.
Las especies forestales introducidas, como pino (Pinus radiata), eucalipto
(Eucaliptus globulus) seudoacacia (Robinia pseudoa-cacia), casuarina, álamo
(Populus sp.) o las autóctonas de la zona de secano como Quillay (Quillaja
saponaria), y alguna especie f rutales como ol ivo, también se recomiendan para
la formación de barreras vivas.
Para la construcción de una barrera viva, deben considerarse aspectos, tales
como, el uso que se va a dar al terreno, la intensidad de las precipitaciones, la
pendiente del terreno, la distancia entre las barreras vivas, la forma de plantación.
Para calcular la distancia entre las barreras vivas, es necesario determinar la
pendiente promedio del terreno. Cuanto más pronunciada sea la pendiente,
menor debe ser la distancia entre las barreras.
3. Terrazas y andenes
Las terrazas también llamadas andenes, o terraplenes, son cortes sucesivos de la
ladera de un terreno, como si fueran escalones que permiten aprovechar el
espacio horizontal y vertical de un terreno, constituyendo el medio mecánico más
antiguo de protección contra la erosión de los suelos.
Es una tecnología agrícola ancestral, muy utilizada por los incas, en tiempos
remoto que permite utilizar racionalmente las laderas de terrenos de fuertes
pendientes, y que se ha desarrollado en muchos lugares del mundo, producto de
condiciones económicas, técnicas y sociales de medios adversos.
En el Perú, era una práctica conservacionista que los incas dominaron
ampliamente, llegando a construir estructuras hidráulicas altamente tecnificadas y
que aún conservan en algunos sectores, como en Tacna o el Cuzco.
4. Zanjas de infiltración.
Corresponde a surcos excavados en el terreno, en curvas a nivel, destinados
fundamentalmente a "cosechar" aguas lluvias, infiltrándolas en el perfil de suelo.
Su función es contener el escurrimiento del agua y favorecer su infiltración en el
perfil del suelo. Por lo tanto, junto con evitar la erosión, aumentan la disponibilidad
hídrica, como por ejemplo para plantaciones de tipo forestal.
En el área donde se construirán surcos de infiltración, estos se deben trazar de
forma perpendicular a la dirección de la pendiente del terreno, siguiendo cada uno
de ellos una pendiente de un 3 por mil, lo que permite evacuar los excesos de
agua con una baja velocidad de escurrimiento al interior de ellos. Una pendiente
de un tres por mil, corresponde a una diferencia de altura de tres metros en mil
metros de largo.
Con esta práctica se logran los siguientes objetivos:
Reducir la velocidad de los escurrimientos superficiales.
Facilitar una mayor infiltración del agua en el suelo.
Disminuir la erosión laminar de los suelos.
Evitar la formación de cárcavas en terrenos con pendientes.
En zonas áridas y semiáridas, se recomienda particularmente para plantaciones
de tipo forestal, con la idea de aprovechar las escasas lluvias que se producen en
esas zonas. Con el objeto de aprovechar el escurrimiento y aumentar la
infiltración en el estrato arcilloso, se construyen surcos de infiltración que permiten
la acumulación de agua, y que se utiliza para incrementar la oferta hídrica al
suelo.