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Etapa prelingüística.
A partir del segundo mes de vida aparece el juego vocal: la repetición incesante
de sonidos que aparentemente carecen de sentido. Este juego vocal que se
inicia con emisiones continuas de sonidos guturales, se produce en los momentos
de tranquilidad fisiológica. En esta etapa el bebé repite en forma continua los
sonidos que a veces lo entretienen hasta tres días. Estos sonidos pueden ser
incluidos a su memoria vocal por intermedio de la intercalación o combinación con
los ya existentes o pueden ser perdidos gracias a su sustitución. En este proceso
paulatino se van generando nuevos y nuevos sonidos.
Pasaje del juego vocal al lenguaje. En esta etapa que es en donde aparece el
reconocido balbuceo de los niños, se excluyen aquellos juegos vocales que no
forman parte de la lengua materna ya que no han sido adecuadamente reforzados.
Este es un período de una riqueza fónica que no está aún al servicio del habla.
No importa la cultura en que vivamos, todos los bebes del mundo balbucean del
mismo modo. Lo que sucede es que a medida que pasa el tiempo, los sonidos de
la lengua materna se ven reforzados por los adultos mediante aprobaciones,
asociaciones y repeticiones.
Etapa lingüística.
La etapa más rica en el desarrollo del lenguaje comienza el primer año de vida y
culmina a los cinco años de edad. Durante este período se pueden efectuar
diferentes clasificaciones que denotarán el proceso de adquisición del lenguaje:
Luego de los dos años de edad, las palabras van en progresiva complejidad y los
mensajes tienen un alto contenido comunicativo. Comienza el monólogo infantil. El
niño de cinco a siete años ya tiene integrado el instrumental locutivo, fonológico y
gramatical de modo similar al lenguaje adulto.
El lenguaje es una de las capacidades más extraordinarias de las que está dotado
el ser humano, pero a pesar de la gran complejidad que entraña su aprendizaje,
parece que estamos diseñados para comunicarnos a través de este complejo
sistema, pues nuestra genética nos dota con los mecanismos neurobiológicos
necesarios para su desarrollo. No obstante, un correcto desarrollo no está
garantizado, pues en él influyen diversos factores individuales, familiares, sociales
y contextuales, que pueden condicionar la aparición y/o el ritmo de desarrollo
lingüístico.
En este proceso, es decisivo que los niños y niñas estén expuestos a los sonidos
del habla desde su nacimiento, independientemente de que puedan o no,
comprender el significado, o reproducir, las palabras que oyen. Sin embargo, no
solo se trata de exponer al niño al lenguaje., también es necesaria una adecuada
estimulación, mediante la interacción y el juego, que le permita adquirir las
destrezas visuales, auditivas, táctiles, motrices, cognitivas, sociales, etc.,
necesarias y precursoras del lenguaje. Los niños y niñas que son pobremente
estimulados, presentan mayores dificultades para adquirir el lenguaje.
Para ello, es muy importante conocer cuáles son las características generales,
propias de cada etapa evolutiva.
Primer trimestre de 0 a 3 meses
Al final de esta etapa, la mayoría de niños y niñas, ya han producido las primeras
palabras reconocibles y dotadas de significado, pero puede retrasarse hasta los 18
meses.
Alrededor de los dos años, los niños y niñas comienza con la unión de palabras,
formando frases forman frases de dos- tres palabras, en principio muy
telegráficas, es decir, con dificultades morfológicas, sintácticas y gramaticales
“papa-coche” (papa está en el coche) o “cuento-no” (no quiero este cuento).
A los tres años, su lenguaje ya posee entre 1000 y 5000 palabras. Son capaces de
entender enunciados más complejos y producir enunciados simples de 4 o más
elementos, pero ya con una estructura sintáctica, haciendo uso de pronombres,
preposiciones, adjetivos, flexiones verbales simples en tiempo presente y
posteriormente en tiempo pasado (aunque con errores, especialmente con los
verbos irregulares), expresan oraciones compuestas y hacen un uso adecuado de
las relaciones de lugar “la abuela está fuera de la casa”, aunque todavía no
dominan las temporales. Todo ello, permite un discurso más comprensible.
A los cuatro años, los niños y niñas van afianzando el uso del lenguaje y poco a
poco, van dominando las estructuras sintácticas, lo que favorece la producción de
oraciones más largas y complejas. Su discurso es más coherente y organizado y
son capaces de realizar narraciones, descripciones, de comprender oraciones que
implican negación, establecer relaciones por oposición (contrarios), de reconocer
absurdos verbales sencillos y bromas simples, e intervienen en una conversación
simple sin apenas dificultades.
Tienen una discriminación auditiva más evolucionada, lo cual les permite aprender
a producir fonemas mucho más complejos, aunque pueden permanecer errores en
la pronunciación de la r y grupos (gr, pr, tr, cr) hasta los seis años. En esta etapa,
están ya preparados para iniciarse en el proceso de adquisición de la lecto-
escritura.
Al final de esta etapa, su lenguaje ya presenta las bases y estructuras básicas del
lenguaje adulto. Es a partir de este momento, cuando se irán se irá
perfeccionando sus competencias lingüísticas a lo largo de todo su proceso de
desarrollo.
No obstante, hay que tener en cuenta que esta información se nos presenta como
marco de referencia para situar las competencias lingüísticas generales del niño,
dentro de un período de desarrollo. Sin embargo, no debe ser tomado a raja tabla,
pues cada individuo evoluciona a un ritmo propio y manifiesto sus diferencias. Sin
embargo, si se observa un retraso significativo respecto a los hitos propuestos, se
recomienda ponerse en contacto con un especialista que pueda verificar o
descarta la existencia de alguna alteración.
PROBLEMAS DEL HABLA Y DEL LENGUAJE EN LOS NIÑOS
Los niños que tienen trastornos del habla pueden tener problemas para producir
los sonidos del habla en forma correcta. Ellos pueden dudar o tartamudear al
hablar. Los niños con trastornos del lenguaje pueden tener problemas para
entender lo que otros dicen o tener dificultades para comunicar sus pensamientos.
LENGUAJE INFANTIL:
Eso se une al hecho de que las opciones presentadas por las diferentes corrientes
de análisis en la psicología del lenguaje muestran una falta de criterios
sistemáticos de continuidad que permitan, en el marco de un esquema
comprensivo, dar cuenta de las transiciones operadas entre las fases de la
ontogenia lingüística. Dicho esquema haría coherente la significación de las
verificaciones empíricas, hoy observables en hechos aislados con supuesta
ligazón a concepciones implícitas (el «condicionamiento» en unos casos, lo
«cognitivo» en otros), cuya organización no se entronca en niveles
jerárquicamente delimitados con base en las potencialidades funcionales (no sólo
ni necesariamente cronológicas) de las interacciones y de los contactos
paramétricos que puedan establecerse subordinadamente a ellos..
La ontogenia psicolingüística
Las etapas ontogénicas del lenguaje son fijadas por la Psicología evolutiva de la
manera más general posible, teniendo en cuenta las correlaciones que se pueden
hallar entre los cambios madurativos del sistema nervioso central y/o periférico, y
los siguientes aspectos del desarrollo: a) «motriz», en especial del aparato
fonador, b) «cognoscitivo», desde la discriminación perceptual del hablante hasta
su función en la simbolización y el pensamiento y c) «socioemocional», que resulta
de la interacción con el medio (expresión y comunicación). Con base en tales
consideraciones, señala Barrientos (1983), la división se ha establecido en dos
estadios básicos: uno preliminar o «preparatorio» y otro netamente lingüístico.
A los tres o cuatro meses aparece un juego vocal que va produciendo el balbuceo,
cuya semejanza con el habla adulta radica en la emisión de casi todos los
fonemas, incluyendo aquellos que no ocurren en la lengua materna del infante.
Esta función permite al niño ejercitar su control sobre los afectos y sistemas
motores involucrados en el habla, y establecer circuitos retroalimentadores
cinestésicos entre sus músculos y sensaciones auditivas. Finalmente, se presenta
la etapa imitativa, en la cual el infante reproduce los ruidos escuchados a su
alrededor, lo que hace propicias a las onomatopeyas en su actividad vocal,
acercándolo al simbolismo.
No todos los niños desarrollan las habilidades del habla y el lenguaje de la misma
manera. Sin embargo, todos los niños siguen una progresión natural o una serie
de etapas para dominar las habilidades del lenguaje. Más adelante encontrará una
lista de las etapas del desarrollo normal de las habilidades del habla y el lenguaje
en los niños, desde recién nacidos hasta los 5 años de edad. Estas etapas ayudan
a los médicos y a otros profesionales de la salud a determinar si el niño está
siguiendo el desarrollo normal o si necesita ayuda. A veces, los niños demoran en
alcanzar estas etapas debido a que tienen pérdida de la audición, y en otros casos
debido a algún trastorno del habla o del lenguaje.
Existen períodos clave en el desarrollo del habla y el lenguaje de los bebés y los
niños pequeños. En estos períodos clave el cerebro está más capacitado para
absorber el lenguaje. Si se dejan pasar estos períodos y no se expone al niño al
lenguaje, será más difícil que el niño lo aprenda.