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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL

FACULTAD DE HUMANODADES Y CIENCIAS


PROFESORADO / LICENCIATURA EN LETRAS
PSICOLOGÍA

EL
ADOLECENTE Y LA
SOCIEDAD
TRABAJO DE INVESTIGACIÓN: ESTUDIO DE CASO

Alumnas: Bonet, Cecilia


Levrand, Dariela
Vila, Virginia

Fecha: 21/06/2016
Lugar: Santa fe
Bonet, Levrand, Vila

El adolecente y la sociedad
Trabajo de investigación: estudio de caso.
Psicología.

Introducción.

Autoras:

- Cecilia Bonet: 20 años, estudiante del Profesorado de Letras en la Facultad de


Humanidades y Ciencias – 3er año. De Rafaela (Santa fe).
- Vila, Virginia: 18 años, estudiante del Profesorado de Letras en la Facultad de
Humanidades y Ciencias – 1er año. De Rafaela (Santa fe).
- Levrand, Dariela: 18 años, estudiante del Profesorado de Letras en la Facultad de
Humanidades y Ciencias – 1er año. De Paraná (Paraná).

Objetivos del estudio de caso:

- Conocer la manera en que un adolecente se mira a sí mismo, mira a los otros y se ubica
en el marco de la sociedad en la que vive.
- Conocer qué dice un adolecente sobre la etapa de su vida en la que se encuentra y cuál
es su postura frente a las otras etapas (el adulto, el niño), a partir primero de las
características que según Piaget (1981) tiene la estructura mental de un adolecente, y
luego teniendo en cuenta la forma en que la estructura social afecta esta mirada sobre
sí mismo (Althusser; 1998).
- Reconocer la manera en que un adolecente se relaciona con los grupos sociales que lo
rodean (sus amigos, sus compañeros de la escuela, sus familiares) y poder poner en
discusión esta manera particular de relacionarse a partir de las instituciones que la
sustentan y la avalan.
- Reconocer, a partir de lo dado en el punto anterior, la manera en que el adolecente se
relaciona con las instituciones en las que se encuentra inscripto (la escuela, la familia, el
barrio, los medios de comunicación)

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- Aprender, mediante los puntos anteriores, otra forma de pararse frente al mundo: la de
un adolecente particular, teniendo en cuenta siempre las características de la etapa del
desarrollo en la que se encuentra y la influencia que tiene la estructura social sobre sus
concepciones.
- Generar una postura crítica sobre el vínculo entre la subjetividad adolecente y la cultura,
a partir de la relación Ideología-subjetividad (Althusser, 1998), y de la relación Sujeto-
otro-Otro (Freud, 1988)

Elección del adolecente:

Elegimos esta adolecente, en primer lugar, porque al ir a observar las clases en el


colegio al que la adolecente asiste, nos pareció que ocupaba un lugar particular en el aula: se
sentaba en primer banco y hacía las actividades –retando a sus compañeros que molestaban- al
mismo tiempo que conversaba con sus amigos. Esto nos pareció particular debido a que en el
aula, a primera vista, parecía distinguirse una fuerte línea entre los que conversaban y no
trabajaban y aquellos que hacían todas las actividades y eran más callados.

Aun así, primeramente habíamos decidido trabajar con otra adolecente, -que nos
generaba especial interés porque parecía ser el centro de atención del aula, a la vez que no se
sentaba con ningún compañero particular, distinto a lo que hacían en resto de los alumnos en la
clase- pero el avance del estudio de caso no pudo llevarse a cabo dado a que la adolecente, de
quince años, no asistía al colegio con regularidad y no pudimos concretar la entrevista. Debido
a esto, elegimos cambiar de adolescente por la que la que habíamos optado nos dijo que era su
mejor amiga. Esta adolecente, con la que finalmente trabajamos, ya había estado entre las
opciones de trabajo por las razones que hemos nombrado.

Los motivos principales, entonces, por los que hemos decidido llevar adelante el estudio
de caso con ella son que:

- asiste a un colegio en un barrio periférico de la Ciudad de Santa fe (donde nosotras


estudiamos), al que no habíamos ido nunca;
- entre de los diferentes adolecentes que habíamos observado en esa escuela, se
distingue de ellos por su atención en las clases, porque hace las actividades y además

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mantiene buenas relaciones con sus compañeros, mientras que la mayoría de los
alumnos presentes en su aula se distraen fácilmente, no hacen las actividades, hablan
casi toda la hora y suelen generar distintas situaciones de disturbio;
- además, una de las participantes de la investigación (Cecilia Bonet) llevaba a cabo allí
una actividad de Voluntariado que facilitaría el acercamiento a la adolecente no sólo
mediante la entrevista o la conversación con ella o con sus amigos (o compañeros), sino
también teniendo en cuenta su vida en la escuela (su relación con sus compañeros, su
desempeño académico), que es, en este momento de su vida, el lugar en el que pasa la
mayor parte de su tarde y el sitio de mayor sociabilización.

Descripción de la adolecente:

Jazmín

- Sexo: femenino
- Edad: 13 años
- Lugar de nacimiento: barrio Loyola, Santa Fe; Santa Fe
- Lugar de residencia: barrio Loyola, Santa Fe; Santa Fe
- Año educativo: 1er año de la secundaria (sin repeticiones).

Procedimientos y técnicas utilizados en la recolección de datos:

- Observación de la adolecente durante la hora de clase.


- Diario de campo donde se registran sus actividades durante la observación llevada a
cabo.
- Entrevista personal.
- Entrevista a sus compañeros de clase.
- Conversación con su profesora de Lengua.
- Observación de su carpeta de la materia Lengua.

Resultados (descripción del caso):

- El adolecente y su familia: La adolecente con la que hemos decidido trabajar, a quien


llamaremos Jazmín, tiene trece años de edad, y vive en el barrio Loyola, el mismo en el

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que nació. Vive con su mamá, quien dejó no hace mucho la carrera de enfermería y
trabaja de moza en los servicios de catering, para las fiestas de quince años o para los
casamientos. Además, también viven con ella los cuatro hermanos menores: dos
mellizos varones de cinco años, y dos nenas, de nueve y once años. Cuando su mamá
trabaja, ella cuida de sus hermanos, según cuenta, desde que tiene siete años: “si,
siempre. Desde que tengo siete que los cuido.”, nos dijo, con naturalidad, durante la entrevista.
Es la mayor de los cinco hermanos, y se lleva bien con su mamá, a quien le cuenta de sus cosas:
“Antes no le contaba porque pensaba que me iba a retar, por algunas cosas, pero ella me dijo
que le cuente. Me dijo que quería ser mi amiga también, así, charlar, que le cuente las cosas.” Su
padre vive también en el barrio, pero no en su casa; tiene otra mujer, con la que vive y con la
que tiene un hijo (a quien Jazmín llamó su “hermanastro” sin mucho convencimiento). Ella y los
hermanos con los que vive son todos hijos del mismo padre y la misma madre. Aunque se lleva
bien con su padre, dice que él no le da “mucha bola”, porque tiene muchos problemas (de los
que no habló). Pasa todo el día junto a su prima, que tiene casi dieciséis años, quien dice que no
tiene muchos amigos, “por eso yo siempre estoy con ella”, vive en el mismo barrio a una cuadra
de su casa, conoce a algunos de sus amigos, y suelen ir juntas al centro. A su vez, admira a su tía,
quien es gestora y vive en el barrio Santa Rita, porque “ella es tranquila […] Y tiene tres hijos, y
es feliz”.
A Jazmín le gustaría tener hijos en algún momento cuando sea mayor, y a pesar de pertenecer a
una familia numerosa, “con dos [es suficiente], ponele”, respondió ante la pregunta por la
cantidad de hijos que quisiera tener.
- Comunidad en la que vive: Jazmín se mueve principalmente dentro de la comunidad de su
barrio, el barrio Loyola: sus amigos viven ahí, a pocas cuadras de distancia, al igual que la
mayoría de sus familiares, y su escuela queda también en el barrio. El barrio queda al noroeste
de la ciudad, a siete quilómetros del centro, al que los chicos suelen ir en colectivo para juntarse
en “la 25”, la plaza principal de la ciudad, o en “La River”. Tiene varias calles asfaltadas, entre
ellas la avenida principal (12 de octubre) en la que se encuentra la escuela a la que Jazmín asiste,
pero el resto de las calles son de tierra. Si bien las viviendas del barrio son la mayoría de
material, su estado suele ser muy precario, y muchas comparten espacio entre la vivienda
familiar y alguna habitación en la que se abre algún negocio (de ropa, o un kiosco,
normalmente). Jazmín hizo la comunión en la Iglesia del barrio, donde asistió a la catequesis:
“terminé la iglesia, fui la comunión, todo, y no fui más a la iglesia”. Hizo hockey en el club del

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barrio, pero dejó y ahora va a fútbol, también allí. Sus actividades extraescolares no las hace con
sus amigos, quienes también son “todos del barrio”, como ella cuenta. Los viernes a la noche
suele ir juntos a la vecinal, donde toca La sierra rock, una banda de música de la ciudad.
Además de vivir en el mismo barrio, sus mejores amigos van todos con ella a la escuela. Dentro
de esta, se identifica con un grupo particular de su “salón” (el aula de clases), el “grupito que
está siempre ahí”, como ella nos lo señaló: los que se sientan adelante en la clase. Suelen
“joder” (pasar tiempo) juntos: “estamos juntos acá en la escuela, ¡y jodemos!”. Jazmín describe
a su grupo como los que pueden divertirse juntos a la par de estudiar: “nosotros jodemos y
estudiamos, jodemos y estudiamos”, distinto a los otros chicos que “no les llama la atención lo
que a nosotros nos llama, […] sino que los otros están muy con el estudio”. Con sus amigos
también van “allá, al centro” todos juntos, “o a veces nos juntamos en una casa”, pero no salen
al boliche o a los bares todavía.
- Características de la escuela: como hemos dicho, Jazmín asiste a la escuela de su barrio, una
escuela semiprivada (de gestión privada pero que recibe aportes estatales), cuya cuota de
cooperadora son $150 al mes. La escuela incluye primario y secundario, y la mayoría de los
estudiantes (cerca de 1700, conformando una de las escuelas de gestión privada más grande de
la ciudad) cursan allí ambos niveles, por lo que se conocen desde muy chicos.
Según jazmín, la escuela “es buena, tiene buena enseñanza, pero te matan”, haciendo referencia
con esto último a lo económico, primero por la cuota pero también por “los libros, que esto, que
lo otro, fotocopias y lo que comprás aparte”.
El aula en el que Jazmín tiene clases es un aula pequeña, con un pizarrón y dos ventanas al
fondo. Son unos veinte alumnos, que se sientan de a dos en bancos que normalmente se
encuentran todos escritos y grafiteados. Tiene un pizarrón, pero las tizas las lleva el docente y
los borradores deben pedirse el preceptoría. El clima del aula suele ser de gran desorden: los
alumnos hablan durante toda la clase, desobedecen lo que el profesor les dice y no hacen las
actividades (muchos no llevan siquiera su carpeta, o no la abren). Se diferencian de este
comportamiento pocos alumnos, que permanecen en su banco casi toda la hora y realizan las
actividades propuestas. Jazmín se encuentra entre estos últimos, y suele hacer las actividades
con un grupo de cinco chicos que son sus amigos, de los que trabajan sobre todo dos chicas. Los
chicos, para hacer las actividades, se sientan en grupos numerosos, juntando los bancos, y las
hacen entre varios. Según cuentan Jazmín y varios de sus compañeros, en el aula todos son
amigos -aunque haya algunas diferencias, no hay enfrentamientos fuertes y todos hablan con

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todos. En general, aunque no respeten al docente, sí respetan todos al preceptor, a quien le


temen.
- Descripción del adolecente de su vida escolar : A jazmín le gusta ir a la escuela, sobre todo
porque allí se encuentra con sus amigos. De las materias, no le gusta lengua, “ porque es para
escribir, para leer”, y le gusta mucho biología “porque me encantan los animales” (tiene varios
gatos y un pitbull), y geografía, “porque me gusta todo lo de los mapas, me acuerdo todo, de
coordinadas…”. Se lleva bien con todos sus profesores, y con sus compañeros, con “algunos,
más o menos”, porque se “dicen cosas” y ella responde, y así a veces se generan discusiones. Los
profesores, en cambio, para Jazmín, no son malos, “sino que es depende los alumnos; vos te
portás mal es obvio que te van a tratar mal y te van a retar; ningún profesor es malo ”, y además,
en cuanto a su capacidad docente, “para mí son todos iguales, porque si te tienen que explicar
algo te lo tienen que explicar bien”. Recuerda especialmente a un profesor de la primaria, a
quien le tiene mucho aprecio porque “era re simpático, y era bueno con todos”.
Según ella, es importante asistir a la escuela, “para algún día hacer algo”: “yo quiero tener algo
cuando sea grande”, nos contó: quiere ser profesora de biología, para dar clases en la
secundaria. Sin embargo, antes quería ser policía (un deseo muy frecuente entre los chicos de la
escuela a quienes les hemos preguntado), aunque no recuerda una razón particular de ello.
No le gusta mucho estudiar en su casa, sólo cuando está tranquila, a la mañana, que sus
hermanos menores van al colegio y ella se queda sola. Su método de estudio más frecuente es la
memorización, “porque cuando explican no presto mucha atención; pero después, cuando copio,
copio así nomás, y después voy repasando, mientras que me van explicando mis compañeros, y a
veces hago cuadros y resumo, y ahí voy aprendiendo, con los resúmenes”, además de usar
Internet para hacer los trabajos en su casa. Son sus amigos los que le explican a ella
normalmente, distinto de la primaria que, como cuenta, era ella quien ayudaba sus amigos.
- Auto-descripción de la experiencia adolescente : a Jazmín le gusta ser adolescente, para ella “es
la etapa más linda”, en la que le gusta mucho estar porque “lo estás disfrutando al momento
ese”, distinto de cuando “sos adulto y ya no te ves muchos amigos”. Para ella, no hay mucha
diferencia entre su forma de vivir la adolescencia y la de otros chicos: “pienso que están así
como yo; no somos todos diferentes”, pero aclara decir eso en cuanto a lo que ella conoce. Se
siente sin embargo diferente a uno de sus mejores amigos, quien se sienta al lado de ella en el
aula y hacen las actividades juntos: “es como un emo, algo así. Y escucha eso, y se corta todo…
[…] porque capaz que dentro tiene algo que…”

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Para Jazmín, los valores más importantes son los de la confianza y la amistad, y le da especial
atención a este último. Según su punto de vista, lo más importante en una amistad es “que vos
puedas contar con ella, siempre, que esté, que te ayude… que se cuenten cosas”, y considera que
lo que más le gusta hacer es estar con sus amigos, con quienes comparte la mayor parte de su
tiempo. Su mayor miedo, de hecho, es sentirse apartada, ser dejada de lado, “que me alejen de
todo”, y a veces se siente así en el aula, sobre todo en su grupo de amigos más cercano, a los
que sin embargo no les dice nada, “como que si me lo guardo”.
Se considera a sí misma “re buena onda” y buena, y dice ser buena amiga porque siempre está
para cuando la necesitan y no le gusta hacerse notar sobre los otros. Esto último parece ser de
gran importancia para ella: no le gustan las personas que llaman la atención, “algunos se
quieren hacer los más copados porque tienen más me gusta, mas seguidores, pero a mí me da
igual”, y considera que queda mal “hacerte el agrandado como M… que “¡ay no, me compré
otro celular!” […] porque hay algunos que no tienen”. No pasa mucho tiempo en Facebook, y
aunque sube sus fotos, no le interesa juntar muchos ‘me gusta’ o tener muchos seguidores.
No se preocupa mucho por su aspecto físico, “yo pienso que estoy bien”, aunque se siente mal
cuando le dicen cosas (como ‘pelo de alambre’, o que es muy flaca), pero intenta no prestar
atención a eso, remarcando que ella se siente bien con cómo es.
En su tiempo libre, escucha música, y le gusta la cumbia de tipo más electrónica y el rap (Porta,
Santa Flow), y música del tipo de Dream Maray o Bob Marley. Su músico preferido es Maluma,
un cantante de reggaetón que está de moda y se escucha mucho en los boliches entre los
adolescentes. No pertenece a ningún grupo político ni practica ninguna religión, porque
considera que no le llaman la atención esas cosas.

Discusión:

A continuación comenzaremos por plantear la concepción de la Adolescente acerca sí misma (a partir de


uno de los registros de la noción de sujeto lacaniana), luego su mirada sobre el otro (teniendo en cuenta
la misma concepción de la subjetividad, además de las nociones de Adolecente piagetianas) finalizando
por un recorrido de su inmersión en el Otro (ahora trabajando la teoría de la Ideología althusseriana y la
crítica a la ideología de Pichón Rivere).

El adolescente y su relación consigo mismo

Partiremos por analizar la manera en que Jazmín se concibe a sí misma en el medio que la rodea.

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En cuanto a la noción de sujeto lacaniana, el psicoanálisis plantea tres registros a la realidad psíquica: un
Registro imaginario, que caracteriza al yo en su capacidad de representarse en sí mismo o de
representar las cosas a través de imágenes y significaciones. Asimismo, un Registro simbólico,
representado por el significante y conformando el sujeto del inconsciente, y por último, una tercera
dimensión que se denomina Lo Real, conformada por aquello que no puede procesarse por nuestra
mente porque está conformada por lo que irrumpe traumáticamente.

Es en el primer registro donde nosotros nos ubicaremos: en las representaciones que Jazmín tiene sobre
sí misma, sobre los otros y sobre las relaciones que mantienen, considerando la influencia que realiza su
entorno social sobre éstas concepciones, tocando en algunos momentos el registro simbólico, en
aquellos lugares donde podemos notar que surge, en lo que Jazmín dice, algo que está más allá de su
palabra pero que es parte de ella. Vale aclarar que profundizaremos en el tercer punto (la relación del
adolescente con el Otro) acerca de la coerción social sobre las representaciones individuales. En otras
palabras, ahora trabajaremos con las representaciones personales, y en el tercer punto aclararemos qué
parte de éstas se encuentran influenciadas por las representaciones sociales.

En el caso de Jazmín, ella posee una idea marcada sobre sí misma: se sabe “buena onda” y “buena”,
pero además ubica sobre su persona las mismas descripciones que luego considera para lo que debe ser
un ‘buen amigo’: es aspecto de la confianza, la escucha y la permanencia. Así, dice “ siempre estar”
cuando los otros las necesitan, lo mismo que dice que sus amigos realizan con ella. Puede verse en este
aspecto la manera en que Jazmín se refleja en sus amigos, y asume entre las cualidades principales de
ambos (ella y los otros) aquellas que considera primordiales entre uno de los valores que destacó,
durante la entrevista, como el principal: la amistad.

Esta manera de pensarse a sí misma y a quienes más cercanamente la rodean, la lleva a concebir ciertas
generalizaciones quizá inconscientes: el decir que todos los adolescentes deben ser “más o menos”
como ella (hacer sus mismas actividades, pensarse en un grupo de amigos, no trabajar, ir a la escuela),
afirmación que corrige un rato después durante la entrevista, diciendo “que yo conozco”. Se produce en
este momento un cambio muy grande en la percepción: de una generalización total, se reduce a una
generalización de los adolescentes que ella conoce. Esto último es importante, ya que Jazmín cuenta,
durante la entrevista, que sus amigos son los mismos compañeros del colegio, que salen juntos, viven en
el mismo barrio y suelen hacer las actividades extraescolares en los mismos clubes del barrio. Así, la
reducción de la generalización lleva a pensar que los demás adolecentes que Jazmín conoce viven una

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realidad muy similar a la de ella, de la que no puede despegarse en sus concepciones, sin llegar a pensar
en la posibilidad de un adolecente que se genere fuera de esas costumbres.

Sin embargo, dentro de las similitudes que encuentra entre los adolescentes que conoce, puede verse
diferente a varios de ellos, generando una especie de “subcategorización” de diferentes tipos de
adolecentes: si bien todos poseen ciertas cualidades que los hace adolecentes, no todos son
exactamente como ella. Esta distinción la coloca dentro del aula de la escuela; por un lado está su grupo,
que sabe estudiar y divertirse al mismo tiempo, y se diferencia de los otros, que sólo estudian. Además,
esta representación que tiene de la división coloca la característica que ella comparte con su grupo de
amigos como la más acertada (el ideal: saber estar en los dos lados de la sociedad, la diversión y la
responsabilidad). Además, se reconoce diferente de uno de sus amigos del mismo grupo, a quien
cataloga de “emo”, porque se corta el pelo de una determinada manera, se realiza cortes en las venas y
escucha una música particular. Esta caracterización posee particular interés, ya que dentro de la
homogenización de todos los adolescentes, las diferencias están marcadas por fuertes nominalizaciones
establecidas que marcan grupos identificatorios (conocidos como tribus urbanas): los emo, los skaters,
frikis, hípsters, etc, que comparten gustos musicales, lugares de encuentro y prácticas varias.

Jazmín no se cataloga a sí misma dentro de ninguna de estas tribus urbanas, pero la necesidad de
identificación con personas de gustos y costumbres similares permanece: como hemos dicho, se otorga
a sí misma las mismas cualidades que a sus amigos, con quienes sale a los mismos lugares, escucha la
misma música, y habla en el mismo registro. Durante la entrevista, Jazmín expresó que lo que más le
gustaba hacer era estar con sus amigos, y que la amistad era el valor más fuerte para ella; esto llevo
también a decir que su mayor miedo era encontrarse apartada, que “la dejen de lado”, tener que
quedarse sola.

A diferencia de sus amigos (diferencia que ella no parece notar), Jazmín expresó un interés particular
por la importancia de la escuela en la conformación de su futuro: quiere estudiar una carrera, cosa que
considera importante para después “tener algo”, como dice ella. Esto no es frecuente entre sus
compañeros de aula, a quienes, tras la pregunta sobre qué quisieran hacer cuando sean grandes, la gran
mayoría respondió que no sabía. Puede verse esta marca por una influencia de su madre, quien quiso
estudiar pero tuvo que dejar la carrera para trabajar y cuidar a los cinco hijos. Aunque Jazmín no
nombra esta circunstancia como adversa, la manera en que describe su futuro puede dar a entender
que no es lo que ella quisiera tener cuando crezca: Jazmín no sólo quiere estudiar y trabajar dando
clases, sino que sólo quiere tener dos hijos. Además, esto último se acentúa cuando, a la pregunta por

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una persona a la que quisiera parecerse, nombra a su tía, que tiene tres hijos, un trabajo estable de
gestora y estudia para ser maestra jardinera (además de ser la única persona nombrada, en toda la
entrevista, que vive fuera del barrio de Jazmín). Podemos notar en esto que, a pesar de que no se lo
exprese, hay un ideal de sí misma que da vueltas por afuera de sus circunstancias cotidianas: Jazmín vive
de una manera que considera común a todos los adolescentes, pero ve en su futuro una vida distinta,
por la que debe esforzarse. Por esto, la asistencia a la escuela fue nombrada como importante para ella,
distinto de dos compañeros de su aula, quienes dijeron respuestas diferentes: uno, que iba a la escuela
sólo porque se encontraba con sus amigos, y el otro, que no le gustaba ir a la escuela. Además, Jazmín
tiene un régimen se asistencia regular, distinto al de alguno de sus compañeros que suelen faltar
seguido a clases.

Un aspecto importante de la concepción que la adolescente tiene sobre sí misma, que no hemos
considerado hasta ahora, es la del aspecto físico: Jazmín se siente bien con ella misma, si bien le molesta
que le remarquen sus defectos, y esto hace que no manifieste necesidades de mostrarse o hacerse notar
por sobre los demás. Es consciente de esto último, y lo remarca durante la entrevista, para diferenciarse
de aquellas personas que les gusta llamar la atención.

El adolecente y el otro

Podemos ahora movernos hacia un análisis de la manera en que Jazmín concibe al otro: a aquellas
personas con las que interactúa. Varios aspectos fundamentales de este momento del análisis los hemos
ya introducido en los párrafos anteriores.

Empecemos por analizar la manera en que ella concibe a sus amigos, con quienes interactúa la mayor
parte de su tiempo. Para Jazmín, los amigos son la parte central de la vida de un adolecente; así, no solo
teme a la posibilidad de perderlos (como ya hemos contado), sino que, además, cuando se le preguntó si
le gustaría ser adulta, la razón de la negativa fue que ya no podría compartir tanto tiempo con sus
amigos como en la actualidad. Este grupo de amigos, con quienes comparte las horas de clase y las
salidas, (además del barrio en el que viven) a pesar de que para ella sea bastante homogéneo, es un
grupo muy ecléctico: puede observarse por ejemplo, durante el trabajo en el aula, que son pocos los
que trabajan (en general dos chicas), y la mayoría conversa y copia las actividades de quienes sí la hacen.
Además, entre las cuatro mujeres del grupo, una no hace ninguna actividad, conversa con todos en el
aula y nunca está sentada, otra está siempre sentada pero rodeada de amigos y charlando (quien parece
ser el centro de atención del grupo), otra se sienta en el grupo pero no trabaja, y por último Jazmín, que
se sienta entre sus compañeros y mientras conversa hace todas las actividades.

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Esta característica de Jazmín hace que su relación con los profesores sea muy buena. En su escuela,
todos los profesores conversan con los alumnos y suelen saber de la vida de ellos. Sin embargo, la
relación diferencial docente-alumno está marcada por el hecho de que el docente es el que sabe
(Jazmín dice que todos sus profesores explican bien y saben de lo que enseñan) quien por ser adulto
formado debe tener determinados comportamientos (no puede decir insultos ni sentarse de
determinada manera), y el alumno es quien debe aprender y se caracteriza por no tener los
comportamientos “correctos”. La relación de autoridad y respeto no está tan marcada respecto del
docente sino más bien del preceptor, que es el encargado de mantener el orden y a quien todos le
temen.

En el aula de clases, los compañeros aprecian a Jazmín, y la tienen por buena compañera. Una de las
características que destacan (que ella misma dice de sí misma, y que los otros dicen de ella) es su
presencia cabizbaja, sin ánimos de llamar la atención. A Jazmín no sólo no le gusta llamar la atención,
sino que, como hemos dicho, le molesta además que las otras personas lo hagan, sobre todo con
cuestiones como el dinero, donde demostró una conciencia especial sobre las diferencias económicas,
donde el que más tiene no debe llamar la atención por sobre el que no tiene, porque esto puede
generar malestar y molestia en el segundo. Esta conciencia del sentimiento ajeno frente a actitudes
personales es una constante de Jazmín durante la entrevista, donde dice que no le gusta discutir, no se
enfrenta a las otras personas, no le gusta que los demás se sientan mal con ella. Además, su actitud
reservada frente a las otras personas le habilita la humildad de reconocer la necesidad de ayuda con las
cuestiones escolares, donde dijo sin ningún problema que solía necesitar que la ayuden a hacer las
actividades (cosa que no se ha notado durante las observaciones, donde su desempeño escolar se
muestra más autónomo y muy colaborativo con los compañeros que la rodean).

La otra columna firme que constituye la relación de la adolescente con el otro, además de la amistad, es
su familia. Jazmín, como hemos contado, vive con su madre y sus cuatro hermanos, de los que es la
mayor. Por la mañana sus hermanos van a la escuela, y por la tarde va ella, por lo que no los ve mucho
tiempo durante el día, pero debe encargarse de cuidarlos cuando su mamá trabaja. Así, con trece años,
asume una gran responsabilidad frente a cuatro menores. Su padre –padre además de sus cuatro
hermanos- tiene buena relación con ella, pero a causa de sus problemas personales, no le presta mucha
atención, por lo que nunca cuida de los hermanos menores. Jazmín asume este rol en su familia con
naturalidad, inclusive contando que desde muy pequeña (desde los siete años) se hace cargo de los más
chicos de la casa. Al ser la más grande, es también en la que su madre más se apoya, y mantiene con ella

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una muy buena relación que por momentos distorsiona la distancia socialmente concebida de autoridad
madre-hija: Jazmín le cuenta todo, como a una amiga, a su vez que en ciertos momentos asume también
su rol respecto del cuidado de los hijos. Esto quizá influencia en el hecho de que Jazmín quiera formar
una familia con no más de dos hijos cuando sea adulta. Llama la atención, en este punto, dos cuestiones:
Jazmín ve la maternidad como algo de los adultos, muy alejado de ella; esta concepción, que es en cierta
medida la más difundida en la estructura familiar occidental, no es sin embargo la más común dentro de
sus compañeros, que tienen varios hermanos mayores muy jóvenes (entre dieciséis y veinte años) que
ya han tenido hijos, muchos de los cuales a razón de ello abandonan la escolaridad. La segunda cuestión
es que, aunque habló de su madre y de que quiere ser madre, nunca nombró a otra persona con quien
conformaría una familia, y sólo habló de su padre cuando se le hizo una pregunta particular, sin
explayarse sin embargo mucho sobre el tema. Esto hace pensar que Jazmín tiene como principal
preocupación actual la de su escolaridad y la de sus relaciones con los amigos, viviendo a la par, con
naturalidad, su situación familiar concreta en la que asume varias responsabilidades. Es importante
aclarar que Jazmín no trabaja, y a la pregunta por si hacía o no un trabajo fuera del horario escolar,
respondió que no e hizo un gesto de obviedad, como si aquello no le correspondería a ella (quizá por su
edad). Puede notarse en esto que tampoco hay una consciencia amplia de la diferencia entre distintas
posibilidades de vida adolescentes, donde en otros sitios (no muy lejos de su casa), chicos de su edad
deben, además de ir al colegio, trabajar a contrahorario, o abandonar la escuela una vez terminada la
primaria para colaborar con el mantenimiento del hogar.

Esta no conciencia de la posibilidad de la diferencia está relacionada con la etapa de la adolescencia que
Jazmín comienza a transitar. Dentro de las dos etapas que Piaget plantea para el adolescente (una
primera de asimilación del medio externo a las estructuras mentales preexistentes, y una segunda de
acomodación de estas estructuras para adaptarse a las nuevas circunstancias), podemos ubicar a Jazmín
en la inicial. Esta adolescente comienza a transitar el momento de las primeras operaciones lógicas de
abstracción, en la que empieza a plantear hipótesis sobre el orden del mundo, pudiendo distinguir sus
defectos y plantear posibles soluciones. Pero esta primera etapa está marcada por la integración de
todo lo nuevo a las estructuras que ya se poseen, por lo que la adolescente estructurará todas las
circunstancias nuevas a los sistemas que tiene como propios. Podemos notar esto en su manera de
concebir al resto de los adolescentes: Jazmín tiene ya una postura sobre la vida que tienen los
adolescentes en general, sobre su lugar en el mundo y las funciones que estos cumplen, pero todas
estas características las asimila a su propia forma de colocarse en el mundo –todos los adolescentes,
según ella, realizan sus mismas actividades y viven una realidad similar a la suya. Estas estructuras ya

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poseídas por Jazmín, están a su vez condicionadas por anteriores adaptaciones, y se han generado en el
marco de una circunstancia social que las marcó, como los nuevos acontecimientos marcarán las nuevas
estructuras por generarse. En el siguiente apartado nos centraremos en la manera en que las
estructuras que posee Jazmín para asimilar el mundo están condicionadas por la realidad en la que ella
se encuentra inmersa.

El adolescente y el Otro

En este último apartado, consideraremos la relación de la adolescente con el Otro: la manera en que
Jazmín se encuentra involucrada en una realidad social que la alcanza y la excede, determinando formas
de su pensamiento y su conducta de tal modo que ella las viva sin real consciencia de las mismas –creo
de importancia aclarar que este aspecto de la realidad social, dado por la ideología que habilita y coarta
al mismo tiempo, no genera una acción sólo sobre los adolescentes sino que nos alcanza a todos, sólo
que aquí analizaré la manera en que actúa en la vida de Jazmín.

La Ideología, según Althusser, tiene dos funciones básicas, desde las que comenzaremos el análisis: el
reconocimiento, donde el sujeto se reconoce en el seno de un colectivo dado, y el desconocimiento,
donde la ideología vela u oculta el sujeto el sistema de reconocimiento. Este doble juego es manifiesto
durante toda la entrevista con Jazmín, donde ella contaba la manera en que hacía sus actividades y la
forma en que se relacionaba con las personas sin habilitar a la duda sobre la naturaleza de esas
maneras. Así, Jazmín se reconoce miembro de su barrio, de su grupo de amigos y del grupo más grande
de los adolescentes en general, pero no es consciente de este reconocimiento, pues lo asume como
obvio. Esto lleva a que se mueva en relaciones y acciones sin consciencia de la elección que hizo o no
hizo sobre las mismas.

Este reconocimiento del sujeto dentro de un colectivo social dado, habilita todo un sistema de ideas,
representaciones y creencias en la que cada individuo se verá inmerso sin saberlo: Jazmín quiere, en un
futuro, “tener algo”, estudiar una carrera y trabajar; además, quisiera formar una familia, diferente a la
suya pero similar a la de su tía a quien admira; sus amigos son para ella lo más importante en este
momento de su vida, y para ella el valor más importante es el de la amistad, acompañado por el de la
confianza; por último, Jazmín dice no creer en ningún Dios y no tener ninguna convicción política,
porque esas cosas no le interesan.

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Bonet, Levrand, Vila

Este sistema de ideas, representaciones y creencias lleva a la práctica de determinados actos y


conductas. Jazmín asiste al colegio (que es uno de los mejores del barrio –de condición semiprivada-, al
que ella misma cataloga de bueno, diciendo que “tiene buena enseñanza”, y de caro, al decir que “te
matan […] con la cuota […] y con las cosas que comprás aparte”), lo que ella considera de primordial
importancia para lograr estudiar y trabajar en un futuro. Vive con su madre y sus hermanos, y separada
de su padre que conformó otra familia al dejar su casa, lo que puede llevar a que su ideal de familia en
un futuro sea diferente al propio y similar al de su tía, que tiene un modelo familiar más estereotipado –
sin embargo, a pesar de las responsabilidades que de muy pequeña asumió sobre su familia, no tiene
una mirada negativa sobre la estructura de la misma y su idea de formar familia es clara, donde se
vuelve interesante la catalogación de la vida de su tía (ideal de la propia) como “más tranquila”-. La
mayor parte de su tiempo lo pasa con sus amigos, con quienes, como hemos ya contado, asiste al
colegio, se junta durante la semana y salen los fines de semana; estos amigos tienen las cualidades
principales que ella otorga a una buena amistad, y su comportamiento con ellos está marcado por la
forma en que se estructura esta idea del valor ‘amistad’: la compañía y la confianza. Respecto al último
punto que hemos anotado, la ausencia de creencias, Jazmín fue a la catequesis en la Iglesia hasta pasar
su primera comunión, pero luego de esto no asistió nunca más ni a un grupo juvenil ni a misa los
domingos; a pesar de que su colegio sea de formación católica, no es un punto que los chicos tengan en
cuenta, ni suelen hablar o discutir sobre sus creencias, por similares o diferentes que sean. Lo mismo
sucede con la política, donde ninguno de los compañeros del aula de Jazmín, ella incluida, manifestó
interés alguno. Además, Jazmín no sólo no cree en ningún dios y no tiene alguna convicción política, sino
que dice no tener tampoco ningún ídolo a quien quisiera parecerse: la pregunta se repitió varias veces a
lo largo de la entrevista, de diferentes maneras, pero sólo manifestó una admiración por su tía y una
preferencia por el cantante Maluma.

Este ejercicio de determinados actos y conductas está sustentado por prácticas reguladas por rituales.
Jazmín se levanta todos los días a estudiar a la mañana al horario en que sus hermanos van al colegio, y
por la tarde, asiste ella también todos los días al mismo, cumpliendo horarios rígidamente establecidos;
es de importancia tener en cuenta que no todos sus compañeros tienen esta frecuencia en la asistencia
a clase, de la misma manera que no todos consideran de importancia, como Jazmín, ir al colegio (esto,
sin embargo, desestructura el sistema escolar, haciendo que todos los programas queden incompletos y
que tengan que repetirse clases completas, además de que se le marca la inasistencia al alumno como
una falta al régimen). En su casa, Jazmín cuida regularmente de sus hermanos menores cuando su
madre se va a trabajar; esto es para ella un cotidiano, y sabe que sus horarios estarán condicionados por

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Bonet, Levrand, Vila

los momentos en que su madre deba irse y ella tenga que quedarse sí o sí a cuidar de ellos toda la noche
(recordemos que su madre trabaja en un catering de comida para fiestas, por lo que sus horarios son
nocturnos); además, no cuenta con la colaboración de su padre, que aunque viva a pocas cuadras de su
casa, no puede hacerse cargo de su familia por numerosos problemas de índole personal. La unión tan
fuerte con sus amigos está dada en que pasan todas las horas del colegio juntos, pero además van varias
veces a la semana a las plazas determinadas (“la River” o “la 25”), donde se juntan todos los
adolescentes y van casi todos los viernes a la Vecinal a escuchar una banda de rock. De sus amigos, tanto
los que han asistido a la iglesia durante la infancia como los que no, ya no lo hacen en la actualidad; de
cierta manera, esto es un signo de un rito caído o finalizado: el rito de cumplir con los sacramentos
básicos, donde, una vez ya terminados, se pierde la responsabilidad del padre católico (ya sea
practicante o no) sobre la formación religiosa de sus hijos y estos pasan a decidir solos sobre su vida
religiosa; así, la mayoría de las veces, al verse librados de una serie de restricciones visibles (hay que
tener en cuenta que todas sus prácticas ritualizadas tienen restricciones sobre sus acciones, sólo que no
todas son manifiestas) deciden abandonar esta institución. Respecto por último a las creencias políticas,
los adolescentes no se ven inmersos en una convicción sobre todo por el hecho de que, para ellos, las
acciones políticas son algo que incumbe a los adultos, y se encuentra por fuera de su interés.

Todas estas prácticas reguladas por rituales, en última instancia, se sostienen por Instituciones
avaladoras de la ideología dominante. Tanto el colegio al que Jazmín asiste, como el barrio en el que
vive, la familia de la que forma parte, la iglesia a la que asistió y la vecinal donde se toman decisiones
políticas en las que ella no se siente parte ni le interesa serlo, son instituciones que sostienen un sistema
donde Jazmín (como todas las personas de una sociedad) vive. Así, todas estas instituciones, para
asegurar su continuidad tanto como para asegurar el sostén de una Idea dominante, regulan las
prácticas de las personas a partir de permisiones y prohibiciones, generando conductas permitidas y no
permitidas basadas en relaciones de poder, algunas más y otras menos visibles. Hemos dicho que Jazmín
asiste al colegio, porque algún día querrá estudiar para poder trabajar. Esto la coloca a ella en el lugar
del adolescente que debe formarse, ubicando al adulto que trabaja por encima de ella y, al adulto que
trabaja pero además también estudió, por encima de ambos. Es por ello que en el colegio se obedece al
preceptor, y no se tiene conciencia de las posibles equivocaciones de la docente: ella es quien estudió y
por ende, quien sabe. Jazmín entonces concibe que ella debe estudiar para poder llegar a ese lugar
donde el otro, el adulto, ya se encuentra. A su vez, no desea crecer y llegar a ese momento: lo ve como
lejano, y dice que la adolescencia es para ella el mejor momento de la vida. Esta forma de concebir la
adolescencia y la vida adulta está favorecida por, en primer lugar, las ideas sobre el adulto que hemos

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Bonet, Levrand, Vila

nombrado –como fuente de saber y responsabilidades- pero además, por la idea de que el adolescente
no debe tener mayores preocupaciones que las de estar con sus amigos e ir al colegio para aprender y
crecer, como si la adolescencia fuese una etapa de transición. Esto no permite ver que no sólo hay
adolescentes en circunstancias muy diferentes, sino que la adolescencia en sí es una etapa de mucha
actividad mental y física del adolescente: su cuerpo cambia completamente, junto a sus estructuras
mentales, que pueden ya concebir y producir ideas abstractas sobre el mundo y accionar sobre ellas. La
puesta en valor de la etapa adolescente de la vida se vuelve efectiva permitiendo al adolescente la
valoración del sus circunstancias no sólo como momento de disfrute y ausencia de responsabilidades
sino como momento de producción y construcción de la propia personalidad. Pero las instituciones no
favorecen muchas veces esta postura, sino que colocan al adolecente como un elemento a ser
moldeado, algo así como una arcilla fresca a la que debe dársele forma antes que se seque. Por ende, el
espacio del colegio, obligatorio durante esa etapa, es un lugar donde se le enseña lo que otro sabe y él
debe incorporar, y el resto de los lugares a los que asiste (el club, la vecinal), crean actividades de
distención y relajamiento (algún deporte, una banda de rock para que los chicos escuchen), además de
sustentar la división trabajo-momento libre, en donde el primero es el lugar del esfuerzo y el cansancio y
el segundo, del disfrute y el confort. Esta separación, sustentada por la estructura de todas las
instituciones adonde los adolescentes asisten (el colegio, donde hay horas de clase cortadas por recreos,
el club, donde el chico o va a divertirse o va a ser deportista profesional –y por ende a trabajar y
esforzarse-, los boliches, donde se va a no hacer nada productivo porque allí uno debe descansar y
divertirse), es una separación que estructurará a la persona durante toda su vida: cuando crezca, se
trabajará para terminar e ir a descansar a la casa, y para poder irse de vacaciones alguna vez en el año, y
para jubilarse en algún momento de la vida.

El hecho de colocar al adolescente por fuera de los lugares de decisiones políticas (donde los adultos
organizan la venida a la vecinal de alguna banda de rock el viernes por la noche para que los chicos
tengan donde ir) hace que éste no participe de ellas y se sienta alejado de toda esa realidad: para
Jazmín, la acción política, donde aunque ella no lo sepa se toman importantes decisiones sobre su vida,
es algo que está por fuera de su interés.

El hecho de que las instituciones coloquen a los adolescentes como meras fuentes de adquisiciones o
como material a moldear, hace que los mismos creen sus propios lugares: la plaza, el lugar donde van
sólo ellos, toman sus propias decisiones, y son quienes realmente quieren –o quisieran- ser. Allí no hay
reglas impuestas por un adulto; las reglas son creadas por ellos y abaladas por los asistentes a un

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Bonet, Levrand, Vila

determinado lugar: en la plaza se escucha una música, se usa una determinada ropa y se hace una
determinada actividad (algunos se juntan a bailar rap, otros andan es skate, otros fuman marihuana,
pero todos comparten algo en común con los otros asistentes). Sin embargo, este lugar, donde el
adolescente crea su propio mundo, es también sustentado por las instituciones ya existentes, que lo
permiten porque, de alguna manera, les conviene: primero, esas preferencias grupales muchas veces
favoreces determinados tipos de consumo (una ropa, una droga, una música), y segundo, el espacio de
la plaza (o del shopping, o de la costanera), es un lugar cerrado donde se orienta toda la energía a hacer
una actividad pactada allí adentro. Así, el adolescente está condicionado: en la plaza hace ‘lo que
quiere’, pero cuando sale de allí tiene que saber que las cosas no son así, que debe obedecer al adulto.
En la escuela, por ejemplo, “no está en la cancha”, por lo que no puede gritar ni insultar ni faltarle el
respeto al adulto. El adolescente, sin quererlo quizá, acepta esto, porque sabe que después va a la plaza
y recupera su autoridad. De esta manera las instituciones orientan las energías creativas de grandes
grupos permitiéndoles un lugar de expresión y libertad marcado con alguna clase de mural (el sentido
de pertenencia) para que luego se acaten sin chistar las normativas dadas dentro de su marco de acción.

Podemos ver, a lo largo de este recorrido que hemos hecho, las diferentes dimensiones de la ideología:
la principal en nuestro estudio, que es la dimensión subjetiva (en base a la cual se estructuran las otras)
dada en la interiorización de las estructuras sociales que realiza la adolescente; luego, una dimensión
simbólica, donde reconocimos aquellas cuestiones que para Jazmín tiene principal importancia (como la
amistad, o el estudio futuro) y aquellas que no le interesan (las cuestiones políticas o religiosas); una
material, donde reconocimos el accionar de Jazmín marcado en el interior de instituciones reguladoras;
una dimensión colectiva, dada en aquellas acciones realizadas por el común de las personas con las que
ella se relaciona; y una dimensión histórico-social determinada por la manera en que, en las
circunstancias particulares de Jazmín, las instituciones o las prácticas reguladas por rituales organizan el
desarrollo diario de la vida de la adolescente.

Conclusiones:
A partir del análisis del caso estudiado, hemos arribado a las siguientes conclusiones:

- Primero, respecto de la concepción que la adolescente tiene sobre sí misma, Jazmín se


conceptualiza a partir de lo que ella conoce como Ideal: se ve a sí misma en cuanto lo que
querría ser (es buena amiga, buena persona y dice que se puede confiar en ella). Es notable
cómo los valores que ella concibe como los más importantes guían todas sus nociones
subjetivas, empezando por la personal.

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Además, no sólo se coloca a ella y a quienes la rodean bajo su imagen del Ideal sino que también
los coloca a todos dentro de un sistema concebido en su mente como el único: así, los
adolescentes entran todos bajo su forma de entender la vida adolescente (es decir, su forma de
vivir, ya que ella misma se encuentra en esa etapa de su desarrollo), y las diferencias entre ellos
son estandarizadas (tribus urbanas, músicas distintas, actividades grupales distintas, diferentes
sitios de reunión) donde, bajo la apariencia de la diversidad, se nota un sistema subyacente en
el que Jazmín coloca lo propiamente adolescente: salidas, entretenimiento, vida libre,
encuentros con amigos. Esta asimilación de un colectivo etáreo a unas cualidades determinadas
–dadas por la experiencia personal- ubican a Jazmín en la primera etapa de la adolescencia
(Piaget; 1964).
Por último, respecto a su proyección personal de la vida adulta, Jazmín se concibe estudiando,
trabajando y formando una pequeña familia. Esto también es parte del colocarse a ella misma
dentro de su Ideal: su tía, a quien ella admira, tiene una forma de vida similar a la descripta por
la adolescente.
- En segundo lugar, respecto de la relación de la adolescente con los otros, notamos el mismo
comportamiento: la caracterización de los demás respecto del propio Ideal. Así, sus amigos son
todos buenos amigos, compañeros, y siempre están cuando ella los necesita; su madre también
es una fuente de confianza, su tía tiene una familia estable, y además estudia y trabaja (como a
ella le gustaría), y sus profesores son todos buenos profesores, inteligentes, instruidos y
correctos. Se contraponen a ello las personas que Jazmín menos nombra en la entrevista: su
padre y aquellos compañeros con los que no se lleva muy bien.
- En tercer lugar, respecto de la relación de la adolescente con el Otro, notamos que estas
representaciones que Jazmín tiene sobre sí misma y sobre los demás (basadas en un grupo de
valores concebidos como el Ideal) están sustentadas por representaciones sociales que marcan
la manera en que los integrantes de una sociedad deben concebir el mundo. Así, Jazmín
determina dos valores como los más importantes, la amistad y la confianza, donde se
transparenta su concepción de la adolescencia: es la etapa en que los amigos son la base de
todo acontecimiento. Además, su forma de pensar su futuro, también está condicionada por
esta concepción de la adolescencia, donde el ahora está dado por el tiempo libre, y el estudio y
el trabajo vendrán después (obligatoriamente; en el momento en que se acaba la etapa de
amigos y esparcimiento comienza, para todos, la etapa del estudio, el trabajo y las
responsabilidades).

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En estas dos instancias (la concepción de lo que es la adolescencia y lo que es la vida adulta)
podemos notar lo que E. Pichón Rivere marca como los mecanismos de acción de la Ideología
dominante: la naturalización de lo social (Jazmín concibe que a su edad las personas se
divierten, y que cuando crecen, estudian o trabajan, como si ello fuese la forma inherente del
desarrollo de la vida humana); la universalización de lo particular (Jazmín cree que todos los
adolescentes se divierten y que todos los adultos estudian o trabajan, además de que forman
una familia, y aunque sabe que esto no sucede en todas las personas –conoce adultos sin familia
o que no trabajan- lo considera como un fallo o una forma de fracaso); y la atemporalización de
lo histórico (Jazmín concibe que siempre la forma del desarrollo de las vidas humanas fueron
esas, salvo en circunstancias adversas donde no han podido darse-como la de su madre, que
tuvo que abandonar el estudio-, pero no concibe que haya otra forma positiva de entenderse la
progresión de una vida, donde no se considere fracaso o falla todo lo que no siga la estructura
de desarrollo aprehendida por ella).
- Por último, la realización del trabajo nos ha abierto diferentes interrogantes respecto de la vida
adolescente, pero sobre todo, de nuestra propia vida:
 ¿de qué manera nos concebimos a nosotros mismos? Esta concepción, ¿está condicionada
por un Ideal de lo que querríamos ser?
 Este ideal, ¿es similar al ideal de otra persona? Si es así, ¿podemos ver recurrencias entre los
distintos ideales que marquen una base social común ya establecida?
 ¿cómo nos vemos nosotros en un futuro? ¿cumplimos las expectativas que teníamos sobre
nosotros mismos en la adolescencia?
 La manera en que concebimos nuestro presente y nuestro posible futuro, ¿está
condicionada por representaciones sociales de lo que deben ser esas determinadas etapas
de la vida?
 Nuestra forma de concebir a los otros (y de entenderlos positiva o negativamente), ¿tiene
como parámetro nuestra forma de mirar el mundo?
 Nuestro modo de movernos en la vida cotidiana, ¿está dado por los parámetros que se
establecieron por la sociedad en que vivimos?
A partir de estas preguntas, pudimos observar que muchas de las concepciones que Jazmín tiene
sobre su vida cotidiana, están enraizadas en la misma base que marca nuestras concepciones
sobre nuestra propia vida cotidiana (y que, a la edad de Jazmín, aunque con variantes, eran
similares a las suyas). A este condicionamiento de las representaciones personales dado por

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representaciones sociales, no lo hemos concebido como algo negativo, pero sí concebimos


como negativa a la acción de desconocimiento que genera la Ideología; es decir, que la acción de
reconocimiento dentro de una sociedad no es negativa de por sí sino en cuanto que va de la
mano del desconocimiento, dado por los tres aspectos básicos del accionar Ideológico (la
naturalización de lo social, la universalización de lo particular y la atemporalización de lo
histórico), que generan la imposibilidad de una postura crítica frente a nuestra vida cotidiana y a
la de los otros.

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Bibliografía:

Althusser, L. (1974) Ideología y aparatos ideológicos de estado. Ed. Paidós, Buenos Aires, (1998).

Carusso, M y Dussel, Inés (1998) “Yo, tú, él, ¿quién es el sujeto?” y “Te llevo bajo mi piel: el poder en la
escuela”, en De Sarmiento a Los Simpson. Ed. Kapeluz, Buenos Aires.

Freud, S (1921) “Psicología de las masas y análisis del yo” (ptos. IV y VII), en Obras Completas. Ed. Orbis,
Buenos Aires, (1988).

Freud, S (1930) “El malestar de la cultura” (pto. V), en Obras Completas. Ed Orbis, Buenos Aires, (1988).

Malachevsky, J; Ingüi, P; Clérico, G y Barbieri M.A. (2012) Cuadernillo de psicología. Universidad nacional
del litoral; Santa Fe.

Piaget, J (1964) Seis estudios de psicología. Ed. Seix Barral, Buenos Aires (1981).

Bonet, Cecilia

Levrand, Dariela

Vila, Virginia

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