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Entre los planes de Mary no entraba dar el sí, quiero tan rápido.

Pero François le colocó un


pedrusco tamaño XXL tallado en 1953 por Cartier en oro amarillo con un diamante de
cuatro quilates rodeado de zafiros y pétalos de diamantes. 60.000 euros en su anular.
Cualquiera pondría el grito en el cielo, pero para la princesa casi se puede considerar una
minucia.
La pareja fue fotografiada mientras caminaban por las calles de Paris. Ella trataba sin éxito
de pasar inadvertida y, tal vez por tanta sencillez en su atuendo, los fotógrafos repararon en
un pequeño detalle en el dedo anular de su mano izquierda. Un anillo con tres diamantes y
una esmeralda en el centro cuyo valor fue estimado en 100.000 dólares por el periódico The
Sun. Los rumores tomaron otro curso. La pregunta sobre un posible compromiso comenzó a
circular por las redacciones con tanta insistencia que finalmente Clarence House tuvo que
salir a dar respuestas. El 16 de septiembre de 2015 Clarence House emitió un comunicado
de prensa el cual establecía que la princesa de Gales y el multimillonario François-Henri
Pinault contraerían matrimonio. Con la noticia publicada en la página oficial de la familia
real, Mary afirmaba que él era el elegido. Sería feliz si François fuera el padre de mis
hijos.  Sé que sería muy buen padre y que formaríamos una familia estable. Pero aún no
estamos en ese punto. Aún tenemos camino por recorrer antes de convertirnos en padres.
François siguió los dictámenes de la tradición, pidiéndole primero la mano al padre de la
novia, el príncipe heredero, quien acto seguido solicitó el consentimiento de la reina Isabel
II. Que una hija esté condenada a cometer los mismos errores que su madre no es una regla
exclusiva de las tragedias griegas. Es algo que sencillamente sucede. El tiempo dirá si Mary
Elizabeth Windsor, la hija menor de la princesa Diana, terminará o no condenada a la
infelicidad. Por ahora, Mary, que acaba de cumplir 29, luce orgullosa y desde hace dos
meses, un anillo de oro, símbolo de su compromiso con el multimillonario francés François
Henri Pinault de 52. Además, Mary ya no es la misma. La tímida muchacha criada bajo la
estricta mirada de su padre quien floreció y se convirtió en el alma de la fiesta se ha
convertido en una mujer decidida a tomar control de su vida.

La fiesta de compromiso tuvo lugar el 26 de noviembre en el Palazzo Grassi de Venecia


donde se realizó una fiesta de máscaras alusivas al carnaval de Venecia en los Magazzini
del Sale, ubicados en la zona veneciana Punta della Dogana rodeado de un importante
dispositivo de seguridad y a la cual asistieron alrededor de 350 invitados entre los que se
encontraban Kate Moss, Bono, Karl Lagerfeld, Patrick Demarchelier, Elton John, Victoria
Beckham, Stella McCartney, Tamara y Petra Ecclestone, Jean Todt y Flavio Briatore.
A bordo de dos aviones privados y acompañados por un staff de cincuenta miembros, Mary
y Alejandro llegaron a Roma cuatro días antes del evento y se instalaron en el Hassler, un
hotel cinco estrellas ubicado sobre las escalinatas de Piazza Spagna. Los días previos a la
celebración, la pareja salió poco y nada del hotel. Recién apareció en la primera de las
fiestas de pre-calentamiento. Fue en Nino, un restaurante por el que la princesa tenía
predilección. Para la ocasión, Mary, flaquísima, Victoria Beckham, la esquelética mujer fue
su guía en su dieta pre-nupcial, eligió un equipo de Armani, de pantalón y blusa anudada a
la cadera. Y el viernes hubo una cena de gala en Villa Aurelia, en el Gianícolo romano.
Finalmente el sábado 26 de noviembre, la pareja llegó al castillo medieval en un auto negro
con vidrios polarizados.
2013: Boda real
Un total de 1.500 personas se congregaron en la Catedral de St. Paul pero fueron testigos
otros 750 millones de espectadores de todo el mundo que presenciaron la ceremonia desde
sus televisores. Una cifra que ascendía a los mil millones superando la boda de su hermano
William con Kate Middleton. Dos millones de admiradores de la familia real inglesa y de la
princesa más famosa del siglo XXI se agolparon a lo largo del trayecto de cinco kilómetros
entre Buckingham y el templo. Un itinerario que contó con 4.000 policías y 2.200 oficiales
militares para controlar el desbordado entusiasmo de la multitud al paso de la comitiva
nupcial por la plaza palaciega, el paseo de Mall, la plaza de Trafalgar, Flett Street y la plaza
de la catedral.
La princesa eligió la Catedral de St. Paul, mismo lugar donde sus padres se casaron hace 33
años el 29 de julio de 1981, Por pedido especial de la novia, el recinto fue transformado en
un bosque. Ocho árboles flanquearon la nave central, seis de ellos eran arces, un símbolo de
humildad. Toda la familia Windsor y sus ilustres invitados, entre los que se encontraban los
representantes de las familias reales europeas y varios Jefes de Estado y Gobierno, vistieron
sus mejores galas en el señalado día. Entre los invitados se destacó la presencia  del
conocido club de los jóvenes príncipes escandinavos. En esa ocasión no iban los monarcas
ya que no era la primera en línea de sucesión al trono.
Las campanas de la abadía anunciaron la llegada del novio, Alejandro Santo Domingo, que
viajo desde el The Goring Hotel en un Bentley, luciendo un espléndido traje de Giorgio
Armani y acompañado por su best man, Cedric Notz.
Fue entonces cuando la reina Isabel y el príncipe Felipe hicieron su gran entrada, le
siguieron los duques de Cambridge con el príncipe George y el príncipe Harry.
Los pajes hicieron su entrada con guirnaldas largas y cantando: Emily Jane McCorquodale,
Lady Louise Windsor, Lila Grace Moss, Grace van Cutsem, Eliza Lopes, William Lowther-
Pinkerton y Tom Pettifer. 
Los niños vistieron  réplicas del uniforme militar, y las niñas, con preciosos trajes blancos
de vuelo y fajines en marfil, muy similares a los que las pequeñas damas lucieran en la
boda de Carlos y Diana. Fue así como la novia hizo su gran entrada del brazo de su padre,
el príncipe Carlos con el himno I was glad de Charles Hubert Hastings Parry, compuesta en
1902 para la coronación su tatarabuelo, el rey Eduardo VII.
La princesa de Gales había llegado desde Clarence House a la catedral en una carroza de
cristal acompañada por cinco policías militares montados. El vestido despertó
exclamaciones de admiración cuando la novia salió del carruaje en el que llegó con su
padre. Hasta el sol decidió iluminar el día a través de las nubes grises, justo en ese
momento. Desde el velo a las joyas y, más que todo, en su presencia, prevalecieron la más
auténtica sencillez y una bien cuidada elegancia. Maria deslumbro con un inolvidable
vestido de novia bordado con hilos de plata, cristales de Swarovski, chaquiras de murano y
perlas con cristal diseñado por Karl Lagerfeld que cautivó y fue imitado por infinidad de
novias dentro y fuera de las fronteras de Reino Unido. Además portaba un velo hecho de
capas de tul suave, de seda color marfil, y adornado con flores bordadas a mano en la
Escuela Real de Bordados, zapatos forrados al tono y una cola de 2.70 metros, mucho más
corta que el vestido de novia de Diana, que medía 7.02 metros. El ramo, de lirios, también
fue una creación de Karl.
El hermetismo fue absoluto. Para que no se filtrara información a la prensa, la pareja exigió
a las empresas que prestaron servicio que firmasen un contrato de confidencialidad que, en
una de sus cláusulas, establecía una multa de un millón de euros para aquellos que
revelasen detalles íntimos de la celebración. La princesa coronó su look nupcial con la tiara
de la familia Spencer, la misma que Diana de Gales llevó en su boda. Al fondo del pasillo
se veía a un Pinault conmovido hasta las lágrimas y fue entonces cuando comenzó la
ceremonia que impartió el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams.
El príncipe Enrique leyó una de las lecturas y como segunda lectura se leyó la Primera
Carta a los Corintios conocida por ser una de las lecturas más románticas para bodas.
Convertidos en marido y mujer, firmaron las actas matrimoniales en la capilla donde
reposan los restos de Leonor de Castilla. Después, tras hacer una reverencia a la reina,
abandonaron la abadía por el pasillo central ante las emocionadas miradas de los miembros
de las distintas casas reales presentes en el enlace.
Luego al ritmo de un coro de jóvenes y del sonido de las siete trompetas que resonaron en
la misma nave donde fue coronado Guillermo el Conquistador en 1066 lideraron a los
recién casados por el pasillo de la catedral para que salieran a saludar a la gente y por fin se
dieran el tan esperado beso que se acostumbra al final de la celebración.
Tras la ceremonia religiosa, los recién casados se dirigieron en un lujoso carruaje, fabricado
para el rey Eduardo VII, y tirado por cuatro caballos tordos, al palacio de Buckingham
donde se realizó el banquete y la fiesta tras la boda, que no tuvo como invitado a ningún
medio de comunicación. Los recién casados prefirieron disfrutar de la privacidad. Antes de
iniciar el convite cumpliendo con la tradición, Mary y Alejandro aparecieron en el balcón
del palacio de Buckingham para saludar a los miles de británicos allí congregados. Muy
cerca de ellos se encontraban sus familiares más cercanos, entre ellos, la señora Beatriz
Dávila, Carlos y Camilla, la reina y el príncipe Felipe, el príncipe Harry, los hermanos del
novio, los dos pajes y las cuatro damitas de honor, entre ellas, Lila Grace, hija de Kate
Moss. Desde el palco, Mary dio las gracias al pueblo ingles por su presencia en los festejos
del día más grande de su vida.
La comida de gala fue ofrecida por el príncipe heredero y la fiesta que siguió después, fue
organizada por Preston Bailey, uno de los organizadores de boda más popular entre las
celebridades. Mary y Santo Domingo salieron desde Clarence House rumbo a la fiesta.
El en impecable smoking y la princesa luciendo su segundo traje de novia. Igualmente de
color blanco radiante, acompañado de un bolero del mismo color y un cinturón de pedrería.
Llevaba el pelo suelto y pocas joyas. Durante la recepción, Harry se permitió pronunciar un
discurso que saco risitas nerviosas ante la concurrencia. Hizo bromas de tan dudoso gusto
que casi eclipso los momentos más solmenes registrados en Westminster.
Los encargados de animar la fiesta fueron, entre otros, los artistas Ellie Goulding y el dj
Calvin Harris. Aquel dulce día concluyó como es tradición con gran pastel de boda y baile.
Se sirvió rodaballo relleno en salsa de langosta, pechuga de pollo con mousse de cordero,
fresas con crema macerada en vino y la tarta fue confeccionada por la Escuela de Cocina de
la Marina Real. Tenía cinco pisos, medía metro y medio de altura y pesaba unos cien kilos.
Langostinos, camarones de rio, huevos de codorniz y unos 10 mil canapés fueron servidos
en el coctel posterior a la boda en Buckingham Palace.
Cerca de 350 personas fueron invitadas al buffet ofrecido por la reina Isabel II en honor a
su nieta y su esposo. Mientras los invitados degustaban el menú, escucharon un concierto
en vivo de Ellie Goulding.
El emblemático Salón del Trono de Buckingham volvió a ser el esplendoroso escenario
para el posado oficial de una boda real inglesa.
La princesa y Alejandro Santo Domingo se fotografiaron con los miembros más allegados
de su familia.
Tres meses antes de la boda, el Mariscal del Reino Unido anunció que Alejandro Santo
Domingo había pedido que no se le concediera estatus real para seguir siendo un
ciudadano privado y mantener su ciudadanía estadounidense y renuncio a los estándares
necesarios para convertirse en un miembro de la casa real británica y por lo tanto, no se
convirtió en príncipe del Reino Unido ni Príncipe de Kent. El palacio de Buckingham lo
daba a conocer en un comunicado:
El señor Alejandro Santo Domingo es y seguirá siendo ciudadano privado de los Estados
Unidos y tiene la intención de continuar con sus actividades empresariales como hasta
ahora, después que se haya casado con S.A.R la princesa Maria. Según la política de la
Casa Real, un miembro de la Familia Real no debe tener un puesto de responsabilidad
social. Esto significa que el Sr. Santo Domingo, de acuerdo con estos principios, no puede
ostentar el título de S.A.R Príncipe del Reino Unido y tampoco el de Duque de Kent.
Debido a estas condiciones, el señor Santo Domingo solicita respetuosamente que no le
sea otorgada ninguna dignidad  real.
Mary, por su parte, si recibió el título de duquesa de Kent el mismo día de su boda aunque
conservó el título de princesa de Gales.
La princesa y su novio millonario eran la pareja más célebre de Buckingham. No había
fiesta si no llegaban ellos dos pero faltó poco tiempo para que Mary les confesara a sus
amigas que las cosas con Alejandro no iban bien. Además, Alejandro se negaba
terminantemente a casarse y a tener hijos mientras Mary sí los quería. Cada vez estaban
menos tiempo juntos y cuando pasaban una corta temporada las peleas se escuchaban en el
vecindario. Decidieron seguir con la relación pero Santo Domingo se quedó en Nueva York
y ella se mudó a su piso de Mayfair. El final estaba cerca.
La crisis habría comenzado cuando se mudaron de la idílica campiña en el sur de Francia a
Estados Unidos. Hacía más de un año que no se los veía juntos. Todo parece indicar que
desde marzo estarían viviendo en casas separadas. El actor tiene varias propiedades, entre
las que se encuentran una mansión en el sur de Francia.

Lo cierto es que ya estaban aburridos de la relación, no había química entre ellos.

A pesar de que su relación fue considerada durante años como un cuento de hadas, los
diarios ingleses comenzaron a hacerse eco de las desavenencias de la pareja y comenzaron
a circular rumores de infidelidad por parte del novio perfecto.
La princesa estaba enfadada con Alejandro porque este prefería estar en Nueva York antes
que atenderla a ella. Era tanto el enfado que la princesa se había llevado sus cosas a la
residencia de su padre en Clarence House y horas después aprovechando que su novio no
estaba en el apartamento que ambos compartían, se presentó y saco todas sus cosas de a la
calle. Las escenas de celos de la princesa eran comunes que en una ocasión, durante un
viaje a Nueva York, después de una fuerte discusión dejó a su novio encerrado en la
habitación del hotel. Las ausencias de Alejandro Santo Domingo en Londres se hicieron
cada vez más frecuentes y prolongadas.
Cuando la cosa ya no daba para más. La imagen de una solitaria princesa Mary en el baile
del amor, la gala que la princesa organizaba cada año en beneficio de su fundación Naked
Heart, encendió todas las alertas. ¿Cómo era posible que su prometido no estuviera presente
en tan acontecimiento importante para su prometida? La inasistencia de Santo Domingo fue
la confirmación, la muestra clara de un compromiso que había estado bajo sospecha, desde
el mismo día en que anunciaron su unión. Desde entonces la maldición Di, marcada por
escándalos, accidentes y trágicos romances, los acechaba también a ellos. Decidida a
romper con los oscuros vaticinios, la novia de Europa puso fin a los fantasmas de pasado y
anuncio su compromiso matrimonial con su novio de hace siete años.
Fue en agosto último cuando la situación entre la princesa y Alejandro pareció llegar a un
punto de no retorno. Con ocho días de diferencia, el Palacio de Buckingham rompiendo la
vieja tradición de aquí no pasa nada emitió un comunicado relacionado con la pareja. La
reina intentó quitar hierro al asunto diciendo que todo iba bien, pero la boda de su nieta no
se iba a celebrar ese año. Y que no había fecha fija para los esponsales ya que la princesa
quería concentrarse primero en sus compromisos oficiales; las palabras de la reina no
hicieron más que avivar el juego de escándalo.
En septiembre de 2012 fue el detonante: su prometido apareció en primera plana de la
revista Paris Match en una secuencia de fotos besándose con la stripper belga Fili
Houteman al borde de una piscina de un hotel. Fili fue presentada por Frédéric Bouvy. Pero
la chica quería fama; y la conseguiría con la ayuda de su amante el fotógrafo belga Yves,
estratégicamente ubicado cerca del lugar planeado con una cámara con teleobjetivo.
Las fotos resultaron realmente espectaculares. Primero Santo Domingo lo negó todo y dijo
que era una confabulación. Pero Fili no se detuvo. Vendió a la revista Hello una entrevista
en la que confesaba que había mantenido relaciones sexuales con Alejandro y sólo conoció
la identidad del galán cuando más tarde lo llamó y escuchó su nombre en el contestador
automático del móvil. Y se defendió diciendo que, de haberlo sabido antes, jamás se
hubiera acostado con él. Ni siquiera se privó, en el reportaje, de aconsejar a la princesa. Le
sugería que, tal como estaban las cosas, se hiciera la distraída y se quedara con el infiel,
como única vía para que ella dejara de recibir amenazas de muerte. Y para terminar de
complicar aún más la situación, la noche culminó con la declaración más inesperada:
embarazo. Sí, Fili Houteman, aseguraba haber quedado embarazada aquella noche
exigiéndole al supuesto padre, más de un millón de dólares por su silencio. 
Mary, horrorizada, lo primero que hizo fue echarlo del departamento en donde vivían
juntos. A pesar de sus insistentes llamadas la princesa nunca quiso volver a hablar con él.
Alejandro le pidió hasta el último momento que no lo dejara. Pero Mary se había decidido.
Las discusiones sobre lo que realmente sucedió esa noche habían convertido en demasiado.
Ella se sentía sumamente humillada y ridiculizada ante todo la nación. Horas después de
que ella rompiera su compromiso llamó a su familia y les contó sobre su decisión.
Como era de esperarse, este chiste no solo le costó a Santo Domingo su relación, sino
también su reputación. Alejandro Santo Domingo fue expuesto al ridículo, y
definitivamente su relación con la familia real quedó inevitablemente dañada.
La portada de alto impacto recorrió el planeta transportada por internet. Fue así cuando
todos los periódicos del mundo, no sólo las revistas del corazón, la televisión y los medios
de comunicación extranjeros daban a grandes titulares la infidelidad más famosa. Fue todo
un bombazo después de siete años de noviazgo oficial. Desde entonces, la princesa pasó de
la envidia a la lástima. Miles de mujeres la compadecieron por haber sido engañada
demostrando que su vida estaba lejos de ser perfecta; El hecho de ser la princesa más
famosa del mundo e hija de la legendaria Diana no la eximo de llorar a causa de las
infidelidades de su amado. La joven era la comidilla de los tabloides que no demoraron en
apodarla la princesa triste, sin importarles el daño y las comparaciones entre la desdichada
vida de Diana y su hija no se hicieron esperar. Sin duda la historia se repetía.
Si bien hace dos décadas la prensa amarilla sacaba partido de la evidente ruptura de sus
padres revelando a una solitaria y rebelde Lady Di contra un aburrido y flemático príncipe
de Gales, sujeto a las rígidas costumbres monárquicas, ahora su hija Mary volvía a hacer
temblar los cimientos de una monarquía que ya había superado, con cierto reparo, el annus
horribilis de la Reina Isabel. Fue una separación mediática como pocas: los tabloides
ingleses exprimieron el tema hasta el cansancio y no dejaron pasar el escándalo. El Daily
Mirror agotó 3,5 millones de ejemplares y sacó tiradas adicionales. Lo mismo hizo The
Times y Paris Match.
Tras conocerse la noticia, los medios de comunicación buscaron las reacciones de los
protagonistas: Alejandro Santo Domingo que siguió con sus habituales juergas donde gastó
alrededor de 16.500 euros en copas y se le vio demacrado al abandonar su departamento en
Mayfair e incluso, imperturbable, cuando tuvo que enfrentarse a una legión de fotógrafos.
El británico James Hewitt fue el primer personaje casi público que comprendió que si
contaba a la prensa sus aventuras con la Princesa Diana de Gales, se haría rico y famoso.
Ahora, la demoledora moda del Kiss and tell empleada por mujeres y hombres de algunas
sociedades avanzadas, acababa de destruir la fama y el buen nombre de Santo Domingo,
pariente de Tatiana, la novia de Andrea Casiraghi, de fama impecable, ex prometido de la
princesa Mary. El fuego abierto de la prensa contra Alejandro, antes considerado como uno
de los solteros de oro, que pronto ostentaría el título de Duque de Kent y pasaría a formar
parte del núcleo íntimo de la Familia real británica, hundió a este joven que acababa de
perder a su familia y a sus amigos, en su domicilio en los Hamptons. El 20 de abril por la
mañana, el novio de la Princesa ocupaba su elegante despacho en el prestigioso bufete de
abogados Vinge. Horas más tarde, cuando la revista Hello lanzaba la historia de su supuesta
infidelidad con una tal Fili Houteman, el mundo de Santo Domingo se deshizo en pedazos y
tras siete años de haber permanecido junto a la cotizada Mary, comenzó su difícil existencia
al margen de los salones de la alta sociedad. La prensa lo perseguía y su familia e íntimos
no comprendían porque él se había jugado una carta tan cara. Así, el antes atractivo
Alejandro, se encontraba ahora con barba de siete días y sumergido en una profunda
depresión. Por su parte en la Corte se jugaba al pacto del silencio y se borró el apellido de
Santo Domingo de Buckingham.
La princesa cayó presa de una profunda depresión. Simplemente no se podía adaptar a su
realidad. Ella nunca mostró interés por ser princesa y, por el contrario, soñaba con ser una
persona anónima. Le recetaron Valium. Solo tenía que superar la enorme presión mental
que suponía un rol como ese. A los cuernos se sumaba el hecho de que perdía al hombre de
su vida y a que el escándalo había sido aireado en la prensa de todo el mundo. Corría el
invierno y acababa de vivir uno de los episodios más perturbadores de toda su vida. Todo el
mundo comentaba el desenlace y el engaño más sonado del momento. Una ruptura duele y
el primer amor jamás se olvida. Alejandro Santo Domingo fue, sin ninguna duda, su primer
gran amor y fueron muchos los que la visionaron vestida de blanco y pasando por el altar
del brazo del príncipe soñado, sin embargo la vida da muchas vueltas. Rodeada por
familiares y amigos, Mary se refugió en el silencio y se tomó un tiempo fuera del ojo
público.
Fue esa situación de desorden lo que hizo que consolidara un vínculo más que estrecho con
sus hermanos especialmente con Harry quien asumió el rol de confidente. La bomba estalló
cuando la princesa les pidió a sus abogados que salieran a confirmar públicamente la
ruptura del compromiso.
Después de una profunda consideración, la princesa Mary y el señor Alejandro Santo
Domingo han decidido conjuntamente seguir cada uno por su camino. Ambos han llegado
a la conclusión de que lo mejor para ellos es ir en direcciones opuestas. Los dos necesitan
paz y tranquilidad en esta difícil situación. Les pedimos su comprensión, ya que no se hará
ninguna declaración adicional.
Desolada por esta humillación pública, la princesa de Gales hizo las maletas y se marchó a
Paris en busca de tranquilidad y desconexión, una decisión desconcertante para los
británicos ya que en esa ciudad fue donde ella y su madre se estrellaron en el accidente que
le costó la vida a su progenitora. Una hora antes de que se entregara el comunicado, la
princesa estaba rumbo a Francia sin acompañantes, ocupó el asiento 1A, estaba cabizbaja y
en su mano izquierda ya no lucía el costoso anillo de prometida ni la pulsera de Cartier que
Santo Domingo le había regalado.
Los británicos, monárquicos hasta la médula, reconocían la impecable labor constitucional
de la princesa. Y tanto escándalo, libertad y salto de protocolo no dejaban de ser
consecuencia del modo de ser, de pensar y vivir de una joven libre de prejuicios. Los
británicos aplaudieron a su postmoderna princesa y su temperamental arrebato de no
perdonar las infidelidades de su prometido. Les complacía que esa niña de papa pudiera
llevar con dignidad la presión de los medios y fuera capaz de vivir su vida sin miedo al qué
dirán. Los británicos expresaron su indignación contra la prensa describiéndolo como una
situación creada para manipular deliberadamente a su princesa con el fin de vender revistas.
Luego de la publicación de las fotos, una encuesta del Sunday Times reveló que el 85 por
ciento de los encuestados tenía una opinión positiva sobre la desdichada Mary, a quien la
mayoría veía como la heredera de Di. Pero al mismo tiempo que unos defendían la idea
remota de la reconciliación, otros especulaban sobre quién podía ser el sustituto en el
corazón de la princesa. Solo había pasado un mes desde su exilio, cuando ya era
relacionada con una gran cantidad de hombres pero sobresalió Stavros Niarchos pero con el
tiempo estos rumores fueron quedando en el olvido. Luego se la vio junto al político
Tristram Hunt y Clarence House emitió un solo comunicado que establecía: No
comentamos sobre la vida privada de la princesa. Cuando no se hablaba de otra cosa en
Gran Bretaña, The Guardian desvelaba las maniobras de Santo Domingo por recuperar el
amor de su ex.
De fiesta en fiesta y de bar en bar. Así, y durante unos meses, la prensa internacional daba a
conocer como la princesa de Gales saboreaba los placeres de su soltería.
La princesa y su novio millonario eran la pareja más célebre de Buckingham. No había
fiesta si no llegaban ellos dos pero faltó poco tiempo para que Mary les confesara a sus
amigas que las cosas con Alejandro no iban bien. Además, Alejandro se negaba
terminantemente a casarse y a tener hijos mientras Mary sí los quería. Cada vez estaban
menos tiempo juntos y cuando pasaban una corta temporada las peleas se escuchaban en el
vecindario. Decidieron seguir con la relación pero Santo Domingo se quedó en Nueva York
y ella se mudó a su piso de Mayfair. El final estaba cerca.
La crisis habría comenzado cuando se mudaron de la idílica campiña en el sur de Francia a
Estados Unidos. Hacía más de un año que no se los veía juntos. Todo parece indicar que
desde marzo estarían viviendo en casas separadas. El actor tiene varias propiedades, entre
las que se encuentran una mansión en el sur de Francia.

Lo cierto es que ya estaban aburridos de la relación, no había química entre ellos.

A pesar de que su relación fue considerada durante años como un cuento de hadas, los
diarios ingleses comenzaron a hacerse eco de las desavenencias de la pareja y comenzaron
a circular rumores de infidelidad por parte del novio perfecto.
La princesa estaba enfadada con Alejandro porque este prefería estar en Nueva York antes
que atenderla a ella. Era tanto el enfado que la princesa se había llevado sus cosas a la
residencia de su padre en Clarence House y horas después aprovechando que su novio no
estaba en el apartamento que ambos compartían, se presentó y saco todas sus cosas de a la
calle. Las escenas de celos de la princesa eran comunes que en una ocasión, durante un
viaje a Nueva York, después de una fuerte discusión dejó a su novio encerrado en la
habitación del hotel. Las ausencias de Alejandro Santo Domingo en Londres se hicieron
cada vez más frecuentes y prolongadas.
Cuando la cosa ya no daba para más. La imagen de una solitaria princesa Mary en el baile
del amor, la gala que la princesa organizaba cada año en beneficio de su fundación Naked
Heart, encendió todas las alertas. ¿Cómo era posible que su prometido no estuviera presente
en tan acontecimiento importante para su prometida? La inasistencia de Santo Domingo fue
la confirmación, la muestra clara de un compromiso que había estado bajo sospecha, desde
el mismo día en que anunciaron su unión. Desde entonces la maldición Di, marcada por
escándalos, accidentes y trágicos romances, los acechaba también a ellos. Decidida a
romper con los oscuros vaticinios, la novia de Europa puso fin a los fantasmas de pasado y
anuncio su compromiso matrimonial con su novio de hace siete años.
Fue en agosto último cuando la situación entre la princesa y Alejandro pareció llegar a un
punto de no retorno. Con ocho días de diferencia, el Palacio de Buckingham rompiendo la
vieja tradición de aquí no pasa nada emitió un comunicado relacionado con la pareja. La
reina intentó quitar hierro al asunto diciendo que todo iba bien, pero la boda de su nieta no
se iba a celebrar ese año. Y que no había fecha fija para los esponsales ya que la princesa
quería concentrarse primero en sus compromisos oficiales; las palabras de la reina no
hicieron más que avivar el juego de escándalo.
En septiembre de 2012 fue el detonante: su prometido apareció en primera plana de la
revista Paris Match en una secuencia de fotos besándose con la stripper belga Fili
Houteman al borde de una piscina de un hotel. Fili fue presentada por Frédéric Bouvy. Pero
la chica quería fama; y la conseguiría con la ayuda de su amante el fotógrafo belga Yves,
estratégicamente ubicado cerca del lugar planeado con una cámara con teleobjetivo.
Las fotos resultaron realmente espectaculares. Primero Santo Domingo lo negó todo y dijo
que era una confabulación. Pero Fili no se detuvo. Vendió a la revista Hello una entrevista
en la que confesaba que había mantenido relaciones sexuales con Alejandro y sólo conoció
la identidad del galán cuando más tarde lo llamó y escuchó su nombre en el contestador
automático del móvil. Y se defendió diciendo que, de haberlo sabido antes, jamás se
hubiera acostado con él. Ni siquiera se privó, en el reportaje, de aconsejar a la princesa. Le
sugería que, tal como estaban las cosas, se hiciera la distraída y se quedara con el infiel,
como única vía para que ella dejara de recibir amenazas de muerte. Y para terminar de
complicar aún más la situación, la noche culminó con la declaración más inesperada:
embarazo. Sí, Fili Houteman, aseguraba haber quedado embarazada aquella noche
exigiéndole al supuesto padre, más de un millón de dólares por su silencio. 
Mary, horrorizada, lo primero que hizo fue echarlo del departamento en donde vivían
juntos. A pesar de sus insistentes llamadas la princesa nunca quiso volver a hablar con él.
Alejandro le pidió hasta el último momento que no lo dejara. Pero Mary se había decidido.
Las discusiones sobre lo que realmente sucedió esa noche habían convertido en demasiado.
Ella se sentía sumamente humillada y ridiculizada ante todo la nación. Horas después de
que ella rompiera su compromiso llamó a su familia y les contó sobre su decisión.
Como era de esperarse, este chiste no solo le costó a Santo Domingo su relación, sino
también su reputación. Alejandro Santo Domingo fue expuesto al ridículo, y
definitivamente su relación con la familia real quedó inevitablemente dañada.
La portada de alto impacto recorrió el planeta transportada por internet. Fue así cuando
todos los periódicos del mundo, no sólo las revistas del corazón, la televisión y los medios
de comunicación extranjeros daban a grandes titulares la infidelidad más famosa. Fue todo
un bombazo después de siete años de noviazgo oficial. Desde entonces, la princesa pasó de
la envidia a la lástima. Miles de mujeres la compadecieron por haber sido engañada
demostrando que su vida estaba lejos de ser perfecta; El hecho de ser la princesa más
famosa del mundo e hija de la legendaria Diana no la eximo de llorar a causa de las
infidelidades de su amado. La joven era la comidilla de los tabloides que no demoraron en
apodarla la princesa triste, sin importarles el daño y las comparaciones entre la desdichada
vida de Diana y su hija no se hicieron esperar. Sin duda la historia se repetía.
Si bien hace dos décadas la prensa amarilla sacaba partido de la evidente ruptura de sus
padres revelando a una solitaria y rebelde Lady Di contra un aburrido y flemático príncipe
de Gales, sujeto a las rígidas costumbres monárquicas, ahora su hija Mary volvía a hacer
temblar los cimientos de una monarquía que ya había superado, con cierto reparo, el annus
horribilis de la Reina Isabel. Fue una separación mediática como pocas: los tabloides
ingleses exprimieron el tema hasta el cansancio y no dejaron pasar el escándalo. El Daily
Mirror agotó 3,5 millones de ejemplares y sacó tiradas adicionales. Lo mismo hizo The
Times y Paris Match.
Tras conocerse la noticia, los medios de comunicación buscaron las reacciones de los
protagonistas: Alejandro Santo Domingo que siguió con sus habituales juergas donde gastó
alrededor de 16.500 euros en copas y se le vio demacrado al abandonar su departamento en
Mayfair e incluso, imperturbable, cuando tuvo que enfrentarse a una legión de fotógrafos.
El británico James Hewitt fue el primer personaje casi público que comprendió que si
contaba a la prensa sus aventuras con la Princesa Diana de Gales, se haría rico y famoso.
Ahora, la demoledora moda del Kiss and tell empleada por mujeres y hombres de algunas
sociedades avanzadas, acababa de destruir la fama y el buen nombre de Santo Domingo,
pariente de Tatiana, la novia de Andrea Casiraghi, de fama impecable, ex prometido de la
princesa Mary. El fuego abierto de la prensa contra Alejandro, antes considerado como uno
de los solteros de oro, que pronto ostentaría el título de Duque de Kent y pasaría a formar
parte del núcleo íntimo de la Familia real británica, hundió a este joven que acababa de
perder a su familia y a sus amigos, en su domicilio en los Hamptons. El 20 de abril por la
mañana, el novio de la Princesa ocupaba su elegante despacho en el prestigioso bufete de
abogados Vinge. Horas más tarde, cuando la revista Hello lanzaba la historia de su supuesta
infidelidad con una tal Fili Houteman, el mundo de Santo Domingo se deshizo en pedazos y
tras siete años de haber permanecido junto a la cotizada Mary, comenzó su difícil existencia
al margen de los salones de la alta sociedad. La prensa lo perseguía y su familia e íntimos
no comprendían porque él se había jugado una carta tan cara. Así, el antes atractivo
Alejandro, se encontraba ahora con barba de siete días y sumergido en una profunda
depresión. Por su parte en la Corte se jugaba al pacto del silencio y se borró el apellido de
Santo Domingo de Buckingham.
La princesa cayó presa de una profunda depresión. Simplemente no se podía adaptar a su
realidad. Ella nunca mostró interés por ser princesa y, por el contrario, soñaba con ser una
persona anónima. Le recetaron Valium. Solo tenía que superar la enorme presión mental
que suponía un rol como ese. A los cuernos se sumaba el hecho de que perdía al hombre de
su vida y a que el escándalo había sido aireado en la prensa de todo el mundo. Corría el
invierno y acababa de vivir uno de los episodios más perturbadores de toda su vida. Todo el
mundo comentaba el desenlace y el engaño más sonado del momento. Una ruptura duele y
el primer amor jamás se olvida. Alejandro Santo Domingo fue, sin ninguna duda, su primer
gran amor y fueron muchos los que la visionaron vestida de blanco y pasando por el altar
del brazo del príncipe soñado, sin embargo la vida da muchas vueltas. Rodeada por
familiares y amigos, Mary se refugió en el silencio y se tomó un tiempo fuera del ojo
público.
Fue esa situación de desorden lo que hizo que consolidara un vínculo más que estrecho con
sus hermanos especialmente con Harry quien asumió el rol de confidente. La bomba estalló
cuando la princesa les pidió a sus abogados que salieran a confirmar públicamente la
ruptura del compromiso.
Después de una profunda consideración, la princesa Mary y el señor Alejandro Santo
Domingo han decidido conjuntamente seguir cada uno por su camino. Ambos han llegado
a la conclusión de que lo mejor para ellos es ir en direcciones opuestas. Los dos necesitan
paz y tranquilidad en esta difícil situación. Les pedimos su comprensión, ya que no se hará
ninguna declaración adicional.
Desolada por esta humillación pública, la princesa de Gales hizo las maletas y se marchó a
Paris en busca de tranquilidad y desconexión, una decisión desconcertante para los
británicos ya que en esa ciudad fue donde ella y su madre se estrellaron en el accidente que
le costó la vida a su progenitora. Una hora antes de que se entregara el comunicado, la
princesa estaba rumbo a Francia sin acompañantes, ocupó el asiento 1A, estaba cabizbaja y
en su mano izquierda ya no lucía el costoso anillo de prometida ni la pulsera de Cartier que
Santo Domingo le había regalado.
Los británicos, monárquicos hasta la médula, reconocían la impecable labor constitucional
de la princesa. Y tanto escándalo, libertad y salto de protocolo no dejaban de ser
consecuencia del modo de ser, de pensar y vivir de una joven libre de prejuicios. Los
británicos aplaudieron a su postmoderna princesa y su temperamental arrebato de no
perdonar las infidelidades de su prometido. Les complacía que esa niña de papa pudiera
llevar con dignidad la presión de los medios y fuera capaz de vivir su vida sin miedo al qué
dirán. Los británicos expresaron su indignación contra la prensa describiéndolo como una
situación creada para manipular deliberadamente a su princesa con el fin de vender revistas.
Luego de la publicación de las fotos, una encuesta del Sunday Times reveló que el 85 por
ciento de los encuestados tenía una opinión positiva sobre la desdichada Mary, a quien la
mayoría veía como la heredera de Di. Pero al mismo tiempo que unos defendían la idea
remota de la reconciliación, otros especulaban sobre quién podía ser el sustituto en el
corazón de la princesa. Solo había pasado un mes desde su exilio, cuando ya era
relacionada con una gran cantidad de hombres pero sobresalió Stavros Niarchos pero con el
tiempo estos rumores fueron quedando en el olvido. Luego se la vio junto al político
Tristram Hunt y Clarence House emitió un solo comunicado que establecía: No
comentamos sobre la vida privada de la princesa. Cuando no se hablaba de otra cosa en
Gran Bretaña, The Guardian desvelaba las maniobras de Santo Domingo por recuperar el
amor de su ex.
De fiesta en fiesta y de bar en bar. Así, y durante unos meses, la prensa internacional daba a
conocer como la princesa de Gales saboreaba los placeres de su soltería.
Un nuevo año y su vida se transformó en la obsesión de periodistas y fotógrafos del mundo
del espectáculo. Es entonces cuando Mary, totalmente renovada le confía su imagen a Karl
Lagerfeld, su amigo, confidente, asesor y diseñador preferido junto a Bruce Oldfield y
Zandra Rhodes. No es para menos pues la novia de Europa resurgió de su sus cenizas y
estrenó un cambio de look radical que le valió un artículo en la revista Vogue y que recordó
la increíble y memorable metamorfosis de la princesa Diana tras el divorcio del príncipe
Carlos.
El 20 de abril de 2013 en la ciudad de Nueva York, ante la asamblea de las Naciones
Unidas, y como Embajadora de la Buena Voluntad de la ONU, Mary, en medio del
escándalo dio un emotivo discurso en el que defendió la igualdad política, económica y
social de los sexos, y en donde exhorto a mujeres y hombres a luchar por lo que ella llamo
un movimiento por la libertad. Este hecho marco un antes y un después de la princesa en
donde comenzó a ser vista como una mujer comprometida con el feminismo a favor de la
igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
Un día después, el secretario general de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), Ban Ki Moon la nombró como directora ejecutiva de la recién creada
agencia preocupada de la defensa de la mujer, ONU Mujeres asumiendo en esa calidad
como secretaria adjunta de las Naciones Unidas. Bajo su periodo a cargo de ONU Mujeres,
se aprobó el acuerdo sobre Eliminación y prevención de todas las forma de violencia contra
las mujeres y las niñas, fruto del 57.º periodo de sesiones de la Comisión de la Condición
Jurídica y Social de la Mujer.
Los británicos vieron en Mary a una mujer sola y decidida que, a pesar de las infidelidades
de su ex, quería seguir cumpliendo sus obligaciones con la Familia Real. Demostrando
tener madera de reina, porque al contrario de Diana, a quien le dolían profundamente las
críticas y tenía una relación de odio-amor con la prensa, su hija mantuvo una actitud
pública de puras sonrisas y completamente serena en todo momento, como si lo que se
dijera de ella no le importara. Incluso la publicación de un libro sobre su vida desvelando
todos sus secretos más íntimos y con más de un centenar de fotografías suyas titulado Mary
Windsor: The Royal Princess, de Claudia Joseph, no le molesto.
Nunca dio pie para comentarios negativos, ni reaccionó mientras la prensa comenzó a dar
más y más detalles acerca de lo arrepentido que parecía estar Alejandro Santo Domingo.
Conseguir entrevistar a la princesa se convirtió en el objetivo de los principales medios de
todo el mundo. La princesa de Gales generaba expectación allá donde fuera, especialmente
en Norteamérica, donde les dio fuerte con la fiebre Mary. Los talk show más relevantes del
país suspiraban por sentar a la hija de Lady Di en su plató. Barbara Walters, Anderson
Cooper, Matt Lauer y Oprah Winfrey eran los principales protagonistas de esta batalla y los
que estaban dispuestos a pagar una suma de más de seis cifras por conseguir pasar una hora
con la chica, que a su vez donaría este dinero a una causa benéfica. Finalmente Mary,
decidió ser honesta con su país y contó su experiencia en el célebre programa de Oprah
Winfrey y confesó que había decidido un nuevo comienzo en su vida, y confeso lo mucho
que le había afectado la ruptura con Santo Domingo y reveló que Harry fue la única
persona que se ocupó realmente de ella y lo mucho que lo extrañaba. Él es una persona
muy especial, quizás el más especial de mi vida. Un caso así como el que yo viví era muy
privado, y que todo fuera aireado supuso un período muy difícil en mi vida. Creía que
podía encargarme de ello, pero muchas cosas se me fueron viniendo encima. Mi hermano
fue como un ángel, fue muy dulce y estuvo ahí apoyándome y siempre le estaré agradecida
por ello. Él es mi mejor amigo. Harry me ha cuidado toda mi vida. Si yo le preguntaba, él
me decía lo que tenía que hacer. Eso es lo que echo de menos ahora que estoy en Paris.
Si la vida de Mary Elizabeth Alexandra, princesa de Gales fuera una película de
Hollywood, un final como los que protagoniza Julia Roberts sería perfecto.
Pero la realidad es otra: aunque la princesa, tras romper su compromiso cuando se conoció
la infidelidad de Santo Domingo de quien dijo la revista Forbes que era uno de los hottest
royals del momento efectivamente se refugió en Paris, nadie la vio en Ikea ni en ningún
otro sitio, ya que incluso faltó a la semana de la Moda de Paris, donde se la esperaba. El
final de la historia que mantenía a los observadores de las casas reales de todo el mundo se
mantenía en vilo. En Paris nadie esperaba que continuara su discreto duelo por Alejandro
porque iba a tener todo lo que le gustaba: las fiestas, los restaurantes, la moda y la
posibilidad de seguir trabajando. Además mientras William, el heredero de la corona, está
feliz con una vida rural en un pueblo del interior de Inglaterra, su hermana es mucho más
urbana y prefiere el mundo anglosajón.
En este contexto, la menor de la casa es una gran animadora para la continuidad de la
realeza. Además, es la que más formación académica tiene. Además de su licenciatura en
Ciencias Políticas por la Universidad de Oxford y un máster en Economía en la London
School of Economics, es también la única de los tres con estos títulos oficiales, porque
William sólo estudió Historia del Arte en la Universidad de St Andrews y cursó algunas
asignaturas en Geografía, Mary por su parte realizó cursos de doctorado en la Sorbona,
especializándose en Relaciones Internacionales.
En Paris también encontró tiempo para alternar con las élites francesas y, en una de esas
cenas de verano donde se junta la cúspide social mundial, estaba él. Venecia, aquí fue
cuando el 29 de marzo en plena primavera del año 2013, la princesa y el magnate
francés François-Henri-Pinault cruzaron miradas por primera vez. 
Mary fue la invitada de honor en una exposición que ofreció la familia Pinault en el Palacio
Grassi. Después de la exposición hubo una cena, en esta ella se sentó a la derecha
de François. Y desde esa cena la pareja se volvió inseparable. El magnate no tardó mucho
en conquistarla pues a principios de abril, se recibió una importante donación en la Naked
Heart Foundation. François Henri-Pinault había donado 100.000 dólares para proyectos de
ayuda a los niños en Camboya, Moldavia y Sudáfrica. El dinero hizo su efecto. No tuvo que
pasar mucho tiempo, en realidad solo unas semanas, ni tampoco Pinault tuvo que hacer
muchos regalos, para que Mary entrara una noche en su departamento en Paris y saliera por
la mañana.
Los rumores de un posible noviazgo bomba entre ambos no cesaron, sino todo lo contrario
pues el novio era nada más y nada menos que el heredero de la fortuna del grupo de lujo
PPR, propietario entre otras de las firmas Gucci, Yves Saint Laurent, Balenciaga y Puma.
François-Henri-Pinault  era el primogénito de una rica familia de negocios pues su padre
era la tercera fortuna de Francia y la 34 del mundo. Además, los Pinault eran propietarios
de los grandes almacenes Printemps, del catálogo de venta La Redoute, la cadena de tiendas
de libros y ocio Fnac y de la sala de subastas Christie's, entre otros negocios. Todo un
partidazo para la novia de Europa, decían las revistas del Jet Set.
La publicación de unas fotos en las que pillaban a la princesa saliendo de la casa del
magnate dejaba claro que su vínculo era algo más que una simple amistad. Era la
confirmación de su relación y la evidencia de que se lo iban a tomar con naturalidad. Nada
hacía presagiar que aquel momento sería el año en que cambiarían sus vidas, tendría sus
consecuencias y la principal de ellas sería el amor. Las fotos fueron sacadas por los
paparazzi de la agencia londinense Big-Pictures, que las puso a la venta inmediatamente al
mejor postor y Paris Match ganó la disputa, luego de pagar la inusual cifra de 500.000 por
ellas, el más alto precio que la revista haya pagado por unas fotografías. Desde el comienzo
de la relación, algunos diarios franceses llegaron a pagar 50.000 por una imagen que la
certificara. 
Sorpresa, admiración, incredulidad. Así fue recibida la noticia en el ambiente del jet-lag
internacional. Esa historia ¿era una repetición del pasado? Quizás sí. Pues parecía que la
bella en cuestiones de amor, le estaba siguiendo los pasos a la madre.
De la misma manera que Diana se enamoró locamente del playboy y también millonario
Dodi Al Fayed, un conquistador egipcio, ahora le tocaba el turno a su hija. La primogénita
de Lady Di tenía que lidiar a diario con fotógrafos que no paraban de perseguirla para
conseguir la ansiada instantánea que evidenciara la nueva relación. Múltiples diarios
internacionales le dedicaron la primera plana a la historia de amor del momento y todos sus
detalles. Además de destacar sus respectivos noviazgos pasados, el periódico Paris Match
hizo hincapié en la semana romántica que pasaron en Bariloche, donde Pinault habría
gastado 150 mil euros en sesiones especiales de esquí. La nota también hacía mención a la
aprobación que recibió el novio de parte del entorno más íntimo de la princesa. Pese a
que se especulaba que el príncipe Carlos no veía con buenos ojos la nueva relación de su
hija, la opinión pública dictamino que el padre no podía reprocharle nada a la hija. Mary no
aceptaba intromisiones. Los franceses veían las salidas como si se tratase de un cuento de
hadas entre una princesa y un gigante de los negocios pero los británicos sentenciaron el
romance. Era inevitable reflexionar sobre dos bellezas tan antagónicas. Ella una princesita
de porcelana y él, cuarentón y con una cara imperfecta.
En internet, las referencias al nuevo amor de la princesa distaban mucho de la devoción o la
simpatía. Lo cierto, lo obvio, lo que sí se veía es que Mary lo eligió sin miedo al qué dirían.
¿Pero Por qué fastidiaba tanto una historia de amor? Flamantes protagonistas de un drama
romántico, quizá demasiado tórrido para ser estadounidense: atrás quedaron el decoro que
caracterizó los siete años de Mary con Goldsmith. Es verdad, están saliendo y ella está
muy interesada en él, aseguraba una fuente cercana. Ella siempre se está quejando de que
los chicos de su edad no son lo suficientemente maduros para ella, así que François es
perfecto para ella.
La bella a quien el protocolo le importaba poquísimo, prometía seguir una vida muy a su
aire junto a su nueva pareja.
La exposición en los medios, las constantes comparaciones con Lady Di y ser llamada la
princesa triste le colmaron la paciencia. Cansada de la situación, opto por dejar el asunto en
manos del abogado Alain Touca, el mismo que llevó el caso de Diana de Gales. El letrado
inicio una serie de litigios contra algunos medios, mi clienta ha sido perseguida sin
descanso, día y noche, por una docena de individuos y fotógrafos. Tal y como ha dejado
claro la joven, siente que está siendo víctima de un acoso mediático y físico. Toucas
advirtió que la situación que estaba viviendo supone sin lugar a dudas un peligro: La
princesa vive un infierno diario. Estas persecuciones de coches de motos y coches
representan un riesgo muy grave de violencia física. También ponen en riesgo a otros. Yo
lo viví con su madre, la princesa Diana de Gales a quien tuve el honor de representar y no
tengo ningún deseo de repetir. 
La persecución y acoso hacia la joven se había convertido en un caso de orden público. El
príncipe Carlos emitió a través de sus abogados un comunicado en el que exigió a la prensa
precaución y respeto a la intimidad de la princesa, y también amenazaron con tomar
acciones legales si la prensa no cumpliese la petición. Como resultado, las dos empresas
responsables de la publicación de algunos de los más importantes periódicos del Reino
Unido decidieron abstenerse a publicar fotografías e historias realizadas por paparazis.
Consecuentemente, para los medios de comunicación el romance fue poco menos que un
regalo caído del cielo. El hecho de que François Henri Pinault fuese veinticuatro años
mayor que ella, divorciado, padre de cuatro hijos y con un extenso currículo de amores
entre ellos: Linda Evangelista y Salma Hayek proporcionaba a la prensa una excusa
inmejorable para informar pormenorizadamente de todos los movimientos de la pareja.
2014: La Princesa Humanitaria
Mary era la niña dorada. Siempre lo había sido. De ahí en más, hizo todo lo que tenía que
hacer porque, en realidad, nunca se le pidió que hiciera demasiado. Bastaba y sobraba con
ser la hija de Lady Di, ser bella y salir con chicos multimillonarios. Y, más allá de las
muchas inquietudes paternales, todo bien; porque nadie esperaba que fuera un genio sino
nada más y nada menos que fuera un Windsor: la flamante y aerodinámica modelo de un
diseño clásico y venerable. Ella siempre será la eterna Novia de Europa.
Ni su cuñada, la popularísima duquesa de Cambridge; ni sus dos hermanos, el heredero del
heredero al trono de Inglaterra, y el rebelde y divertido príncipe Harry. Ni el baby George,
ni siquiera su augusta abuela, la reina Isabel II: el miembro más popular de la familia real
por antonomasia, era también la más díscola de sus integrantes: la princesa Mary. Sí, la que
fue pillada acompañando a su novio mientras este esnifaba líneas de cocaína en sus años
mozos, la misma al que apodaban la novia de Europa. La joven capaz de superar con creces
la infidelidad de su prometido y que no en vano le valió el titular de la princesa triste. Tan
mítica como Diana, Mary así se desprendió de un sondeo realizado entre 2.000 personas, y
en el que se llevó a sus 28 años el favor de un 80% de los encuestados. Cifra que le situó
por encima de su freenemi: Kate Middleton. Era bien sabido que aunque ambas jóvenes
guardaban las formas en público y se esforzaban por parecer amigas, existía un fuerte
antagonismo entre ellas. Un antagonismo alimentado por los medios que organizaba
concursos para elegir a la mejor vestida, a la más bella, a la que mejor se expresaba o a la
que mejor cumplía con sus obligaciones.
Decían que Kate se veía constantemente eclipsada por la exhibición de la princesa en actos
públicos dentro y fuera del palacio, y su inmediata repercusión en las revistas del corazón,
que ejercían de boletín oficioso con llamativos comentarios en los que se alaba su
elegancia, su belleza y, sobre todo, su porte regio.
Aparte de las evidentes diferencias de estilo, condición y físico, Mary y Kate eran dos tipos
muy distintas de mujer y de royal. La tímida Kate representaba los gustos de la clase media
con aspiraciones. Pulió su imagen, pero seguía manteniendo cierta dejadez propia de las
clases altas británicas y su reticencia a aparecer en actos oficiales le causo que tuviera fama
de perezosa. A Kate le quedaba un largo camino por recorrer para poder acercarse al
charme de la novia de Europa y, por supuesto, al de la princesa Diana de Gales. Con todo
esto, Kate Middleton lo tenía difícil, pues no solo tenía que luchar contra un rival del
presente, también con una sombra del pasado.
Pero muy a pesar de que Kate fuera la próxima reina de Inglaterra y hubiera dado a luz al
príncipe George, no consiguió hacerle sombra. Al revés. La princesa Mary seguía
eclipsando, sin siquiera proponérselo, con su belleza, sus causas y su temple de acero. En
efecto: todos los actos oficiales estaban protagonizados por William y Kate.
Sin embargo, la languidez de la duquesa de Cambridge y la falta de simpatía que generaba
William no interesaban demasiado a las cámaras. Tampoco eran útiles para las crónicas.
Era mucho más fascinante todo lo que envolvía a Mary, una de las más enamoradizas,
intrigantes y misteriosas princesas de la última generación: Pues para gran parte de los
británicos era ella quien representaba lo mejor de la dinastía Windsor. No sólo era el
glamour, sino que ella era la herencia viva de la princesa Diana. Los que criticaban a
William ponían como ejemplo de buena actitud y saber hacer a su hermana, quien a pesar
de no ser la heredera, ella contaba con una agenda completísima y nunca había tenido
ningún problema en hablar con los medios. La pequeña del clan no se escondió y explicó a
los británicos su problema, al igual que ocurrió con su dislexia.
De su estatus hacia arriba, Mary no tenía competencia alguna en Inglaterra. Por sí sola,
Kate solo presidia únicamente actos menores e incluso, le fabricaron una fundación con su
nombre para que luciera. Pero no lucio. El ubicuo William también estaba presente en todo
lo demás, como le correspondía. Harry, el ex príncipe rebelde, apenas se asomaba en la foto
más que para alguna gala benéfica y asistía a los actos imprescindibles que le marcaba el
protocolo. Muy pocos.
Sin embargo, acallando los rumores, Mary definía de esta manera su relación con la
duquesa de Cambridge: Kate y yo somos amigas y cómplices. Nos conocemos hace ya
muchos años y compartimos muchas cosas. Además, recalcó que no había que poner una
etiqueta a Kate o pedirle que fuera otra persona. Kate es Kate y es importante no hacer
comparaciones ni con mi madre, ni con conmigo. Cada persona es diferente y gestiona las
cosas a su manera, con su pasado, su alma, su corazón, sus sentimientos y sus ideas. No
hay que intentar encerrar a la gente en moldes prefabricados, hay que respetar la
personalidad de cada uno, lo que le hace vibrar a cada cual. En septiembre fue elegida por
más de 25 millones de personas en distintos países, la tercera persona más confiable y
respetada del mundo, siendo superada por Nelson Mandela y el tenista Roger Federer.
Mary y François se vieron envueltos en una crisis durante la primavera pero en el verano la
relación ya se había afianzado y ya paseaban su amor sin reparos, hubiera o no cámaras, y
el día 26 de julio, las revistas se hicieron con las primeras fotos de besos. Juntos se
escaparon a las islas Galápagos, y cuando fueron fotografiados jugueteando en la cubierta
de un yate, el Palacio Real se vio casi en un callejón sin salida. 
El morbo estaba servido para la prensa que no paraba de comentar la agitada vida
sentimental de la princesa. A sus escasos 28 años, Maria de Gales había soportado de todo.
Llevando en su rostro el peso de una infidelidad, la pérdida inconsolable de su madre,
escándalos, críticas y el peso de una familia demasiado desgraciada.
La novia de Europa, como siempre la llamaron, venía haciendo todo lo posible para cortar
la trágica saga familiar y, en especial, no repetir la desgraciada historia de su madre.
Se volvió a desatar un torbellino mediático luego de la publicación de la foto tomada a
larga distancia, en la que se los mostraba abrazándose en la cubierta bajo el titular La
princesa y Pinault. Un paparazzi de incógnito contrató un barco y acechó durante días hasta
que invadió su ámbito privado en forma devastadora. A pesar de la excesiva atención de la
prensa y las historias que se publicaban su relación resistió firmemente. Desde ese
momento, el infiel Alejandro Santo Domingo quedo en el olvido y el maduro François
Henri-Pinault se convirtió en el novio oficial de la joya Windsor.
El nuevo candidato se perfilaba cada vez más como futuro marido. En cuestión de meses se
había convertido en el último entre los muchos candidatos, el nuevo aspirante a príncipe del
Reino Unido. Para él, no existía nada más importante de allí en adelante que su amor por la
princesa. Les dijo a sus amigos que ella era el amor de su vida y que, a pesar de la incesante
presión de los medios, jamás se había sentido tan feliz. También Mary había encontrado por
fin al hombre que siempre había buscado y no había podido hallar hasta el momento: un
hombre fuerte, amable y afectuoso que la hacía sentir completamente realizada.
En enero de 2014, David Blunkett, Ministro de Educación y Empleo británico, la puso al
frente del comité consultivo nacional sobre educación creativa y cultura. Comité que
realizó la mayor investigación nacional sobre la importancia de la creatividad en la
educación y la economía del Reino Unido. Fruto del trabajo en dicho comité, se publicó el
llamado Informe Princess Mary. El informe tuvo un gran impacto pues ponía de relieve el
escaso papel que hasta entonces había recibido la creatividad y la importancia que sobre
ella recaía el futuro, ya no sólo del país, sino de la propia humanidad.
En abril fue galardonada por la ONU, mención que recibió gracias a su labor humanitaria y
a la creación de la fundación Naked Heart Foundation.
En dicha ceremonia declaró: No olvidemos que al final de día cuando todos se vayan a
casa, 960 niños habrán muerto en la parte central de África.
A continuación se unió a la Campaña de Little T para el tratamiento del cáncer de mama y
su conferencia las escuelas matan la creatividad expuesta en el congreso TED, se convirtió
inmediatamente una de las más comentadas.
Desde el 20 de abril, Mary era miembro del Consejo de Estado, el organismo
gubernamental más importante de asesoramiento de Inglaterra. La princesa se convirtió en
una voz activa a nivel mundial sobre la importancia de la inclusión financiera para reducir
la pobreza y el logro de los objetivos de desarrollo. Al comentar sobre el debut de la
princesa como miembro del consejo de Estado, Anne Perkins de The Guardian señaló que
ella no será títere de nadie,  mientras que Cristina Odone de The Daily Telegraph predijo
que Mary era una estrella en ascenso del gobierno de coalición. Quentin Letts del Daily
Mail posteriormente la felicitó por su rol como miembro del Consejo de Estado,
describiéndola como imperturbable. Y Allegra Stratton, luego con The Guardian, la elogió
como una muestra de visión nueva.
Nombrada por el Secretario General de la ONU como Abogada Especial para la
Financiación para el Desarrollo Inclusivo, comenzó a trabajar con líderes gubernamentales,
reguladores y supervisores financieros, organizaciones intergubernamentales, parlamentos,
sociedades civiles y sectores privados para aumentar la sensibilización y promover la
acción. Como defensora especial, desempeñó un papel de liderazgo en la promoción de
mejores prácticas y políticas para el aumento del acceso a la financiación, la protección de
los consumidores y la educación financiera. Se ocupaba de estas cuestiones durante sus
visitas a los países y en los foros internacionales como la ONU, el FMI, el Banco Mundial,
el G20 y el GAFI. También creaba conciencia sobre la importancia de la inclusión
financiera en su propio país.
La joven, estaba al tanto de la política internacional y expresaba sus opiniones políticas en
público y colaboraba activamente en la gestión del país junto a su hermano Harry, su eterno
aliado.
Su posición como miembro de la familia real a la hora de participar en el proceso político
quedó reflejadas en su discurso en la Universidad de Oxford La princesa como ciudadana,
reproducido íntegramente por el New York Times y el Washington Post.
La princesita participo en la cumbre Women in the World en la ciudad de Nueva York,
donde se reunieron gran parte de las mujeres más poderosas e influyentes del planeta, para
luchar por la educación de las mujeres y niñas del mundo y en diciembre, fue nominada
al Premio Príncipe de Asturias de Cooperación y Concordia por su labor solidaria. También
recibió el tercer Premio anual Cronkite a la Excelencia en Exploración y Periodismo en
reconocimiento a su trabajo incluyendo su desempeño en UNICEF como Portavoz de la
Juventud, sus esfuerzos en la ACNUR y su increíble trabajo en la Naked Heart Foundation. 
A finales del 2014, la princesa fue nombrada por primera vez como la mujer más admirada
por los británicos relegando a Kate Middleton en un segundo plano.
Su imagen mejoro dramáticamente ante el público y se convirtió en una respetada figura
mundial. Ella consistentemente obtuvo altos índices de aprobación que fueron los más altos
de cualquier figura de la realeza británica nacionalmente prominente activa.
La princesa, dispuesta a romper paradigmas, fue calificada por Forbes como la tercera
mujer más poderosa del mundo, solo por detrás de Ángela Merkel y Janet Yellen.
2015: El legado de una princesa
En 2015 volvió a presentarse en TED, con el mismo éxito que en el año 2013. Participo en
el Consejo británico de micro finanzas para apoyar el espíritu empresarial en el Reino
Unido.
Participó en la campaña de UNICEF Soccer Aid y viajó a Chad el día de su cumpleaños y
realizó un diario de viaje con el fin de mostrar la situación de los niños de Chad y ayudar a
recaudar fondos para la causa. La prensa británica e internacional se encontraba enamorada
de la princesa de Gales pues la describían como una mujer moderna, inteligente y
preparada. Fuerte. Con opinión. Y carácter. Una princesa a la que no le bastaba con ayudar
a la mejora de las condiciones de vida de los niños desfavorecidos o las mujeres. Mary
parecía dispuesta a no ser relegada como otras princesas a un papel secundario en la
dirección de su país.
A los 29 ya era directora de varias fundaciones e institutos filantrópicos internacionales. 
Cuando Mary y François-Henri Pinault empezaron a mostrar públicamente sus arrumacos
nadie daba un duro por su relación. Las apuestas en su contra se pagaban a mil a uno en el
mundo del cuore. Sus 24 años de diferencia y sus mundos distintos: él, las inversiones y el
lujo; ella, el protocolo y la rigidez de la realeza no ayudaban mucho sin olvidar los dos
hijos del divorciado Pinault, de 12 y 10 años, August, el hijo que tuvo con Linda
Evangelista y Valentina Paloma con Salma Hayek. Todo apuntaba entonces a un capricho
de la novia de Europa que volvía con fuerza al candelero porque eso de emparentar con el
Elíseo francés, aunque fuera solo unos meses, le hacía recuperar su cache.
Entre los planes de Mary no entraba dar el sí, quiero tan rápido. Pero François le colocó un
pedrusco tamaño XXL tallado en 1953 por Cartier en oro amarillo con un diamante de
cuatro quilates rodeado de zafiros y pétalos de diamantes. 60.000 euros en su anular.
Cualquiera pondría el grito en el cielo, pero para la princesa casi se puede considerar una
minucia.
La pareja fue fotografiada mientras caminaban por las calles de Paris. Ella trataba sin éxito
de pasar inadvertida y, tal vez por tanta sencillez en su atuendo, los fotógrafos repararon en
un pequeño detalle en el dedo anular de su mano izquierda. Un anillo con tres diamantes y
una esmeralda en el centro cuyo valor fue estimado en 100.000 dólares por el periódico The
Sun. Los rumores tomaron otro curso. La pregunta sobre un posible compromiso comenzó a
circular por las redacciones con tanta insistencia que finalmente Clarence House tuvo que
salir a dar respuestas. El 16 de septiembre de 2015 Clarence House emitió un comunicado
de prensa el cual establecía que la princesa de Gales y el multimillonario François-Henri
Pinault contraerían matrimonio. Con la noticia publicada en la página oficial de la familia
real, Mary afirmaba que él era el elegido. Sería feliz si François fuera el padre de mis
hijos.  Sé que sería muy buen padre y que formaríamos una familia estable. Pero aún no
estamos en ese punto. Aún tenemos camino por recorrer antes de convertirnos en padres.
François siguió los dictámenes de la tradición, pidiéndole primero la mano al padre de la
novia, el príncipe heredero, quien acto seguido solicitó el consentimiento de la reina Isabel
II. Que una hija esté condenada a cometer los mismos errores que su madre no es una regla
exclusiva de las tragedias griegas. Es algo que sencillamente sucede. El tiempo dirá si Mary
Elizabeth Windsor, la hija menor de la princesa Diana, terminará o no condenada a la
infelicidad. Por ahora, Mary, que acaba de cumplir 29, luce orgullosa y desde hace dos
meses, un anillo de oro, símbolo de su compromiso con el multimillonario francés François
Henri Pinault de 52. Además, Mary ya no es la misma. La tímida muchacha criada bajo la
estricta mirada de su padre quien floreció y se convirtió en el alma de la fiesta se ha
convertido en una mujer decidida a tomar control de su vida.
La fiesta de compromiso tuvo lugar el 26 de noviembre en el Palazzo Grassi de Venecia
donde se realizó una fiesta de máscaras alusivas al carnaval de Venecia en los Magazzini
del Sale, ubicados en la zona veneciana Punta della Dogana rodeado de un importante
dispositivo de seguridad y a la cual asistieron alrededor de 350 invitados entre los que se
encontraban Kate Moss, Bono, Karl Lagerfeld, Patrick Demarchelier, Elton John, Victoria
Beckham, Stella McCartney, Bernie Ecclestone, Jean Todt y Flavio Briatore.
A bordo de dos aviones privados y acompañados por un staff de cincuenta miembros, Mary
y Pinault llegaron a Roma cuatro días antes del evento y se instalaron en el Hassler, un
hotel 5 estrellas ubicado sobre las escalinatas de Piazza Spagna. Los días previos a la
celebración, la pareja salió poco y nada del hotel. Recién apareció en la primera de las
fiestas de pre-calentamiento. Fue en Nino, un restaurante por el que la princesa tenía
predilección. Para la ocasión, Mary, flaquísima, Victoria Beckham, la esquelética mujer fue
su guía en su dieta pre-nupcial, eligió un equipo de Armani, de pantalón y blusa anudada a
la cadera. Y el viernes hubo una cena de gala en Villa Aurelia, en el Gianícolo romano.
Finalmente el sábado 26 de noviembre, la pareja llegó al castillo medieval en un auto negro
con vidrios polarizados.
2016: Boda real
Un total de 1.500 personas se congregaron en la Catedral de St. Paul pero fueron testigos
otros 750 millones de espectadores de todo el mundo que presenciaron la ceremonia desde
sus televisores. Una cifra que ascendía a los mil millones superando la boda de su hermano
William con Kate Middleton. Dos millones de admiradores de la familia real inglesa y de la
princesa más famosa del siglo XXI se agolparon a lo largo del trayecto de cinco kilómetros
entre Buckingham y el templo. Un itinerario que contó con 4.000 policías y 2.200 oficiales
militares para controlar el desbordado entusiasmo de la multitud al paso de la comitiva
nupcial por la plaza palaciega, el paseo de Mall, la plaza de Trafalgar, Flett Street y la plaza
de la catedral.
La princesa eligió la Catedral de St. Paul, mismo lugar donde sus padres se casaron hace 33
años el 29 de julio de 1981, Por pedido especial de la novia, el recinto fue transformado en
un bosque. Ocho árboles flanquearon la nave central, seis de ellos eran arces, un símbolo de
humildad. Toda la familia Windsor y sus ilustres invitados, entre los que se encontraban los
representantes de las familias reales europeas y varios Jefes de Estado y Gobierno, vistieron
sus mejores galas en el señalado día. Entre los invitados se destacó la presencia  del
conocido club de los jóvenes príncipes escandinavos. En esa ocasión no iban los monarcas
ya que no era la primera en línea de sucesión al trono.
Las campanas de la abadía anunciaron la llegada del novio, François Henri Pinault, que
viajo desde el The Goring Hotel en un Bentley, luciendo un traje de Giorgio Armani y
acompañado por su best man, Cedric Notz.
Fue entonces cuando la reina Isabel y el príncipe Felipe hicieron su gran entrada, le
siguieron los duques de Cambridge con el príncipe George y el príncipe Harry.
Los pajes hicieron su entrada con guirnaldas largas y cantando: Emily Jane McCorquodale,
la princesa Charlotte de Cambridge, Lila Grace Moss, Grace van Cutsem, Eliza Lopes,
William Lowther-Pinkerton y Tom Pettifer. 
Los niños vistieron  réplicas del uniforme militar, y las niñas, con preciosos trajes blancos
de vuelo y fajines en marfil, muy similares a los que las pequeñas damas lucieran en la
boda de Carlos y Diana. Fue así como la novia hizo su gran entrada del brazo de su padre,
el príncipe Carlos con el himno I was glad de Charles Hubert Hastings Parry, compuesta en
1902 para la coronación su tatarabuelo, el rey Eduardo VII.
La princesa de Gales había llegado desde Clarence House a la catedral en una carroza de
cristal acompañada por cinco policías militares montados. El vestido despertó
exclamaciones de admiración cuando la novia salió del carruaje en el que llegó con su
padre. Hasta el sol decidió iluminar el día a través de las nubes grises, justo en ese
momento. Desde el velo a las joyas y, más que todo, en su presencia, prevalecieron la más
auténtica sencillez y una bien cuidada elegancia. Maria deslumbro con un inolvidable
vestido de novia bordado con hilos de plata, cristales de Swarovski, chaquiras de murano y
perlas con cristal diseñado por Karl Lagerfeld que cautivó y fue imitado por infinidad de
novias dentro y fuera de las fronteras de Reino Unido. Además portaba un velo hecho de
capas de tul suave, de seda color marfil, y adornado con flores bordadas a mano en la
Escuela Real de Bordados, zapatos forrados al tono y una cola de 2.70 metros, mucho más
corta que el vestido de novia de Diana, que medía 7.02 metros. El ramo, de lirios, también
fue una creación de Karl.
El hermetismo fue absoluto. Para que no se filtrara información a la prensa, la pareja exigió
a las empresas que prestaron servicio que firmasen un contrato de confidencialidad que, en
una de sus cláusulas, establecía una multa de un millón de euros para aquellos que
revelasen detalles íntimos de la celebración. La princesa coronó su look nupcial con la tiara
de la familia Spencer, la misma que Diana de Gales llevó en su boda. Al fondo del pasillo
se veía a un Pinault conmovido hasta las lágrimas y fue entonces cuando comenzó la
ceremonia que impartió el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams.
El príncipe Enrique leyó una de las lecturas y como segunda lectura se leyó la Primera
Carta a los Corintios conocida por ser una de las lecturas más románticas para bodas.
Convertidos en marido y mujer, firmaron las actas matrimoniales en la capilla donde
reposan los restos de Leonor de Castilla. Después, tras hacer una reverencia a la reina,
abandonaron la abadía por el pasillo central ante las emocionadas miradas de los miembros
de las distintas casas reales presentes en el enlace.
Luego al ritmo de un coro de jóvenes y del sonido de las siete trompetas que resonaron en
la misma nave donde fue coronado Guillermo el Conquistador en 1066 lideraron a los
recién casados por el pasillo de la catedral para que salieran a saludar a la gente y por fin se
dieran el tan esperado beso que se acostumbra al final de la celebración.
Tras la ceremonia religiosa, los recién casados se dirigieron en un lujoso carruaje, fabricado
para el rey Eduardo VII, y tirado por cuatro caballos tordos, al palacio de Buckingham
donde se realizó el banquete y la fiesta tras la boda, que no tuvo como invitado a ningún
medio de comunicación. Los recién casados prefirieron disfrutar de la privacidad. Antes de
iniciar el convite cumpliendo con la tradición, Mary y François aparecieron en el balcón del
palacio de Buckingham para saludar a los miles de británicos allí congregados. Muy cerca
de ellos se encontraban sus familiares más cercanos, entre ellos, el magnate Señor Pinault,
Carlos y Camilla, la reina y el príncipe Felipe, el príncipe Harry, los hermanos del novio, y
los dos pajes y las cuatro damitas de honor, entre ellas, Lila Grace, hija de Kate Moss y su
sobrina, la princesa de Cambridge.
Desde el palco, Mary dio las gracias al pueblo ingles por todo el cariño que le han
demostraron desde que le demostraron y por su presencia en los festejos de " día más
grande de su vida.
La comida de gala fue ofrecida por el príncipe heredero y la fiesta que siguió después, que
contó hasta con DJs, fue organizada por Ally Hilfiger. Mary y Pinault salieron desde
Clarence House rumbo a la fiesta.
El en impecable smoking y la princesa luciendo su segundo traje de novia. Igualmente de
color blanco radiante, acompañado de un bolero del mismo color y un cinturón de pedrería.
Llevaba el pelo suelto y pocas joyas. Durante la recepción, Harry se permitió pronunciar un
discurso que saco risitas nerviosas ante la concurrencia. Hizo bromas de tan dudoso gusto
que casi eclipso los momentos más solmenes registrados en Westminster.
Los encargados de animar la fiesta fueron, entre otros, los artistas Ellie Goulding y The
Goo Goo Dolls. Aquel dulce día concluyó como es tradición con gran pastel de boda y
baile. Se sirvió rodaballo relleno en salsa de langosta, pechuga de pollo con mousse de
cordero, fresas con crema macerada en vino y la tarta fue confeccionada por la Escuela de
Cocina de la Marina Real. Tenía cinco pisos, medía metro y medio de altura y pesaba unos
cien kilos.
Langostinos, camarones de rio, huevos de codorniz y unos 10 mil canapés fueron servidos
en el coctel posterior a la boda en Buckingham Palace.
Cerca de 350 personas fueron invitadas al buffet ofrecido por la reina Isabel II en honor a
su nieta y su esposo. Mientras los invitados degustaban el menú, escucharon un concierto
en vivo de The Goo Goo Dolls, la banda estadounidense favorita de la princesa.
El emblemático Salón del Trono de Buckingham volvió a ser el esplendoroso escenario
para el posado oficial de una boda real inglesa.
La princesa y François-Henri Pinault se fotografiaron con los miembros más allegados de
su familia.
Tres meses antes de la boda, el Mariscal del Reino Unido anunció que François-Henri
Pinault había pedido que no se le concediera estatus real para seguir siendo un ciudadano
privado y mantener su ciudadanía francesa y renuncio a los estándares necesarios para
convertirse en un miembro de la casa real británica y por lo tanto, no se convirtió en
príncipe del Reino Unido ni Príncipe de Kent. El palacio de Buckingham lo daba a conocer
en un comunicado:
El señor François-Henri Pinault es y seguirá siendo ciudadano privado de Francia y tiene
la intención de continuar con sus actividades empresariales como hasta ahora, después
que se haya casado con S.A.R la princesa Maria. Según la política de la Casa Real, un
miembro de la Familia Real no debe tener un puesto de responsabilidad social. Esto
significa que el Sr. Loudon, de acuerdo con estos principios, no puede ostentar el título de
S.A.R Príncipe del Reino Unido y tampoco el de Duque de Kent. Debido a estas
condiciones, el señor Pinault solicita respetuosamente que no le sea otorgada ninguna
dignidad  real.
Mary, por su parte, si recibió el título de duquesa de Kent el mismo día de su boda aunque
conservó el título de princesa de Gales.
Princesa Leonore de Kent
Remeras holgadas, vestidos que no marcaran su figura, mientras sus amigos disfrutaban del
agua, ella se quedaba a la sombra para esconder su embarazo. Hasta que la panza se hizo
imposible de esconder y lució un traje de baño azul que confirmó las especulaciones que
circulaban en el entorno.
Después de que se dispararon los rumores, el The Sun confirmó lo que la familia real
inglesa no había hecho: el embarazo de la hija de Lady Di, de 30 años, quien con la carita
más redonda, muy sonriente y una expresión de gran felicidad, mostraba su prominente
panza. Durante ese tiempo, fue fotografiada con frecuencia sosteniendo una distintiva bolsa
de cuero fabricada por Hermes. La cartera o Sac à Depeches, era un escudo para evitar que
el embarazo quedara expuesto a las miradas indiscretas de los paparazzi. Las fotografías,
sin embargo, popularizaron la bolsa y se convirtió en un icono, a partir de entonces sería
conocida como la Bolsa Mary.
Finalmente, el 3 de julio se anunció públicamente que la princesa estaba esperando su
primer hijo.
La princesa Mary y su esposo François-Henri Pinault tienen la gran alegría de comunicar
que están esperando su primer hijo. La futura madre se encuentra bien, y se calcula que dé
a luz a finales de 2016. Finalmente el 23 de noviembre de 2016 la ansiada niña nació en el
St Mary Hospital en Londres, Inglaterra.
La nueva princesa del Reino Unido pesó 3,8 kilos al nacer, informó la casa real, que hacia
las 8:00 de la noche hizo el anuncio oficial, el cual desempolvó de inmediato una cadena de
tradiciones. A la entrada del Palacio de Buckingham, sobre un caballete, fue publicado el
boletín oficial, firmado por el equipo médico que la asistió, encabezado por el doctor
Marcus Setchell, ex ginecólogo de la reina y quien le realizó una histerectomía a la duquesa
Camilla de Cornualles, la esposa del príncipe Carlos. Otra tradición que la familia real
Windsor siguió al pie de la letra fue la repartición de 2013 Royal Mints, o peniques
conmemorativos del acontecimiento, a los súbditos que fueron padres el mismo día que la
princesa. Además, como desde los tiempos de la reina Victoria, 62 salvas de artillería
fueron disparadas en la histórica torre de Londres, y otras 41 en el Green Park. El palacio
de Buckingham anuncio que la niña seria nombrada Su Alteza Real, La princesa Leonor,
duquesa de Kent.
El día anterior, el 22 de noviembre, el mundo finalmente había oído la noticia del suceso,
tres semanas de expectativa por un bebé que era el cuarto bisnieto de la reina Isabel II y la
sexta en la línea de sucesión al trono.
Desde el pasado nacimiento de Charlotte, no se veían tantos periodistas de todo el planeta
en Londres. Pero esta vez la protagonista era una bebé que no había balbuceado sus
primeras palabras y ya era llamada la bebe más rica de Francia.
A mediados de noviembre, la entrada del pabellón Lindo del hospital St. Mary se convirtió
en el epicentro de la espera donde el wi-fi en el área colapsó y las cafeterías aledañas se
convirtieron en salas de redacción improvisadas. Pero como lo dijo la propia Mary alguna
vez, los bebés no tienen una agenda, y para el 20 de noviembre no había indicios de que el
parto estuviera cerca, aunque no escasearon las especulaciones sobre su inminencia. El caso
es que con su impaciencia, los fans de la monarquía ya habían contagiado a los que no
siguen a esta institución. Finalmente, el día 23, cuando se decía que el asunto podría
prolongarse hasta fin de mes y los periodistas manifestaban su frustración por la demora, el
desenlace se dio de modo rápido y discreto. Hacia las 5:30 de la mañana, la pareja llegaba a
la clínica, pero burlaron a la prensa ingresando por una entrada lateral, sin darles tiempo a
los fotógrafos de reaccionar.
El trabajo de parto duró cerca de once horas, cinco menos que el del nacimiento de Mary.
La bebe llegó a las 4:24 de la tarde, pero sus padres quisieron estar en privado con ella unas
horas antes de dar la noticia. Siguiendo el protocolo, la primera a la que la princesa llamó
fue a su abuela, la reina Isabel II, quien desde antes de que naciera había nombrado a su
bisnieta princesa de Kent. Así, la reina rompió una tradición, según la cual solo los hijos del
soberano en el trono y los hijos de sus hijos tienen derecho a recibir títulos.
Mientras Mary cargaba a su pequeña envuelta en una manta blanca, Pinault les decía a los
periodistas que su hija afortunadamente, se parecía a su madre, a lo cual ella respondió que
no tenía certeza aún.
Es una niña grande, tiene buen peso. Aún estamos trabajando en buscarle un nombre, y lo
tendremos tan pronto como sea posible, le respondió el consorte a un reportero que le
preguntó si Diana, favorito en las apuestas, figuraba entre las opciones. Mary, vestida con
un traje de jersey azul estampado con pepas blancas de Chanel declaró: es muy
emocionante, es un momento muy especial. Cualquier madre sabe cómo es este
sentimiento. La pareja volvió a entrar al hospital tras la presentación de su hija, a quien su
padre puso en una silla para auto, antes de salir una vez más para abordar una camioneta
Range Rover. Como cualquier padre, Pinault quiso tomar él mismo el volante para conducir
a su familia a casa, dejando atrás una estela de ovaciones de la multitud.
Leonor no era solamente una princesa más pues pese a sus apenas 48 horas de vida la
pequeña ya había recibido el título de la bebé más rica de Francia. Una niña que nada más
con haber llegado al mundo ya podía presumir una gran fortuna. Su abuelo François Pinault
ocupaba el lugar 34 en la lista de hombres más poderosos y ricos del mundo y su padre
François Henri-Pinault era el encargado de administrar dicha fortuna como Presidente del
grupo Pinault. El volumen de negocios de este conglomerado se valuó en 14.5 billones de
dólares en 2007 y congregaba empresas de perfumes, ropa, casa de subastas, un equipo de
futbol, un teatro, una empresa de espectáculos culturales, una maderera, entre otros
negocios. Gucci, Yves Saint Laurent, Christie y Le Point son algunas de las marcas que
resaltaban entre los negocios del abuelo Pinault. Por supuesto, su padre de 54 años de edad,
también tenía su acumulado, valuado en 11 millones de euros. Eso sería sólo por parte de la
familia paterna, pero por el lado de la madre corrían por sus venas los genes, ni más ni
menos, de la bellísima y legendaria princesa Diana aquella mujer que sacudió la anquilosis
de la aristocracia, y dejó muy claro que la nobleza está en los afectos más que en los títulos
que se heredan y de Maria de Kent, su madre, la princesa más bella del mundo. 
Leonore Lilian Maria lo tenía todo. Todo. Pudiendo presumir de llevar esa herencia
genética privilegiada, Leonor a pesar de ser un bebe ya tenía una vida de cuento de hadas,
decían las revistas de la jet set.
Leonor además, tenía cuatro medios hermanos, François y Mathilde, hijos que su padre
tuvo con su primera esposa Dorothée Lepère de quien se divorció en 2003. August, fruto de
la relación que Pinault tuvo con la supermodelo Linda Evangelista y Valentina Paloma
Hayek, la hija que tuvo después de su matrimonio de 5 años con la actriz mexicana Salma
Hayek.
La ceremonia de bautizo se celebró el 1 de febrero de 2017 en la capilla de St James.
Sus padrinos fueron: el Príncipe Harry e Isabella Anstruther-Gough-Calthorpe.
Madame Tussauds en Nueva York creó una figura de cera de Leonor, de dos meses de
edad. Fue la primera niña en ser imitada en cera en este museo.
Una vez que culminó su MBA en Economía inició sus estudios de doctorado en la
Universidad de Paris por un periodo de dos años con una especialización en Relaciones
Internacionales. Se graduó con el pregrado académico Doctor en Jurisprudencia o Juris
Doctor.
2017: Octava princesa real y renuncia de la Duquesa Maria de Kent
El 6 de febrero de 2017, murió la reina Isabel II y su padre ascendió al trono. Desde ese
momento, la princesa fue nombrada únicamente como la princesa Maria, debido a su
posición de hija del rey y se convirtió en la octava princesa real.
Sin embargo, una semana después de la coronación de su padre, Mary renunció al
tratamiento de Su Alteza Real para quedar dispensada de las obligaciones oficiales y poder
dedicarse a una profesión de su elección pero no quiso renunciar a su título de princesa del
Reino Unido ni a sus derechos de sucesión. También aceptó voluntariamente empezar a
pagar impuestos, un privilegio que tenía la familia real.
Ante la sorpresiva noticia, Mary explicó sus razones: Es una emancipación que me permite
integrarme a la vida activa y ganar mi propio dinero. Es la mejor solución para todas las
partes. La princesa explico que tenía previsto dedicarse a sus dos grandes pasiones, la
política y la filantropía. Aquella decisión fue ampliamente aplaudida por los británicos
quienes
2018
La entrada y los pasillos del hospital St Mary de Londres estaban a rebosar de multitudes.
Cientos de británicos y otros tantos fotógrafos, periodistas y cámaras de por lo menos 12
canales de televisión de varios países, que trasmitían en directo, querían ser los primeros en
ver a los gemelos de la princesa Maria de Kent. Una niña y un niño que salieron del
hospital en brazos de sus orgullosos padres, pasadas las tres y media de la tarde del 14 de
enero de 2018. Los bebes gemelos, vestían dos colores distintos. El niño con una blusa de
tonos grises y la niña con otra de color rosa pálido. La pareja se paraba para hablar con la
gente y así poder mostrarles de cerca sus nuevos retoños. Los bebes dormían plácidamente
en los brazos de sus padres y ni siquiera se inmutaron en su primera aparición en público.
Tiene temperamentos distintos; la niña es más tranquila, pero a los dos les gusta estar
juntos. Explicaba Mary. La princesa ingreso en el centro hospitalario a las 6 y media, y
cuatro horas después, a las 10.30, llegaba al mundo el primero de los dos bebes; una
hermosa niña y casi tres minutos después, nació el niño. La nueva princesa y el nuevo
príncipe del Reino Unido ocupan el octavo y noveno puesto en la línea de sucesión a la
corona británica, por detrás de su abuelo, el rey Carlos, sus tíos William y Harry y su
primo, el príncipe Jorge de Cambridge de un año. El rey fue el primero de la familia real en
aparecer en el hospital y posteriormente, Alex Loudon también llego enseguida y confesó
haber llorado de emoción cuando se enteró del feliz acontecimiento. El abuelo paterno fue
el que encargo de cuidar a su otra nieta, la princesa Leonor. Camilla Parker no quiso
esperar mucho tiempo también, al contrario de otras ocasiones, llego muy pronto al hospital
donde prefirió entrar por la puerta de atrás y no hablo con la prensa hasta la salida.
Es también una tradición que las antiguas baterías de cañones de los castillos ingleses
anuncien la llegada al mundo de un nuevo príncipe. Pero esta vez las salvas de 21
cañonazos disparadas a las doce en punto de la mañana del sábado 14 de enero fueron por
partida doble. Un total de 42 disparos salieron de los cañones que
2017: Abdicación del príncipe Guillermo y ascensión de Maria
El 10 de diciembre de 2017, en una sencilla y breve ceremonia celebrada en el ámbito
familiar del palacio de Buckingham, el príncipe William renunció oficialmente a sus
derechos dinásticos cediendo a su hermana menor la Jefatura de la familia y la Casa Real
Británica.
La princesa Maria, duquesa de Kent accedió al trono como Maria I del Reino Unido.
La hija mayor de Mary, la princesa Leonor, ocupó el primer lugar en la línea de sucesión,
convirtiéndose en la presunta heredera.

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