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Critica al seíbo, mi pueblo

¿A que nos conduce la actualidad de El Seibo?. En los últimos tres lustros la


dinámica económica -y no digo las bases porque estaría hablando de algo
perdurable- se ha caracterizado por tres elementos: Las Bancas, las Cervezas
y las Motocicletas.

Ninguna de estas, se puede decir que conducen por un camino de progreso,


ni a un estado de desarrollo de una comunidad. Visto entonces desde ese
punto, es fácil colegir que en el seibo hemos retrocedido, al menos en
cuanto a lo que debe servir de cimiento a una economía con futuro. Y
hemos retrocedido porque esta transformación en la forma de vida, dada
por un cambio de los medios de vivencia económica, además de no
satisfacer las exigencias de un estado organizado y garante, tampoco
establece condiciones aceptables a los seres humanos, a favor de quienes se
entiende el bienestar como el fin último y más elevado.

Volcarse hacia estas tres formas de vida, que reniega de las buenas
costumbres y de la dignidad humana, ha sido provocada por la ausencia de
otras y a la vez esas otras formas de vida tienen por base una deuda
histórica de la que nadie es responsable y todos lo son y muchos son
víctimas.

Se han negado las oportunidades y a modo de herencia indeseada, las


nuevas generaciones, inocentes, se alimentan de esa cultura de atraso e
ignorancia.

Decir que no se han dado las oportunidades, no es sinónimo de absolución


para los actores de la nueva dinámica económica, tampoco es de forma
absoluta una sentencia irrevocable para los responsables invisibles.

Los responsables invisibles que han adquirido esa condición gracias a la


permisividad del medio en que pululan, es verdad, lo son por comisión pero
también por omisión.
En esta parte de la omisión, entonces los actores se convierten en
responsables por comisión; es decir se le han negado importantes
oportunidades a los actores de la nueva dinámica económica –que en este
caso es tanto por omisión y por comisión-, pero también las oportunidades
que la sencilla pero premeditada, pero a veces también inconsciente
omisión de los responsables invisibles han dejado a opción de los actores,
no han sido aprovechadas.

En gran medida tenemos que decirlo, asidos a la posición de tolerancia,


ellos no han sido del todo culpables de establecerse como motociclistas,
bebedores de cervezas y jugadores o vendedores de ilusiones (bancas de
rifa).

En el umbral de estos vicios y de este servicio apareció un estado, que


incapaz, que sumergido en el lodo de la corrupción concebida esta por las
apetencias de los responsables invisibles, se convirtió en improvisador y
perdió las calidades morales que le otorgaban la facultad de respetar y hacer
respetar las reglas.

A través del tiempo los hacedores de la debacle, los protagonistas –


beneficiarios ellos y otros-, fabricantes de decepciones y de la
incertidumbre presente han tenido siempre una justificación para sus obras
macabras.

Los españoles que pisaron esta isla, para ellos los indígenas eran unos
pobres salvajes y estos y sus descendientes deben agradecer el
“descubrimiento”, descubrimiento de la crueldad y el robo, la conversión y
el avance en el mundo de la maldad.

Los sucesores, los pobres sucesores hay que entenderlos, porque ellos son
seres traumatizados que valiéndose de esa miseria que genera otra miseria,
tratan de justificar todas sus acciones cargadas de odio.

Para Lilís, Trujillo, Balaguer y otros tantos, todos tienen que ser sus
víctimas y hay que entenderlos, porque sus víctimas no tienen el mas
mínimo derecho de, siendo víctima de las mismas circunstancias en la que
estos nacieron y se criaron, actuar de la misma forma solo porque en sus
adentros se anida un principio de respeto por la humanidad y otro concepto
de cómo cobrar ese daño que la sociedad le ha provocado.

La sociedad no es nadie, cada una de sus partes son seres humanos, pero en
su conjunto se vuelve un algo sin responsabilidad ni domicilio, todos somos
y ninguno somos.

El pobre Trujillo, hay que perdonarle todo, porque fue excluido


socialmente. De millones de almas es la única que tuvo tal desdicha. A los
tantos que han muerto hay que pedirles que regresen como fantasmas a
cobrar esa deuda que no se les pagó en vida. ¿Cuántas malditas mentiras se
manejan como instrumento de justificación de todo?.

Tenemos que perdonarnos todos y perdonarlo todo desde este punto de


vista y entonces convertir la sociedad en mundo de perdonados, donde
nada ni nadie peca ni delinque, porque todo es aceptado.

Me he referido a los responsables invisibles como los edificadores y


sustentadores de este estado desorganizado e injusto de cosas y sus
cómplices, que no son sancionados por nada ni por nadie, porque ellos
mismos usan la regla de oro “el que tiene el oro es el que pone las reglas”.

Me he referido a los actores, como aquellos que “conchan”, los que se beben
las cervezas y los que juegan la lotería.

No completamente establecida la responsabilidad de una y otra parte, me


refiero entonces aquello de que la nueva dinámica económica no garantiza
nada.

Lo primero que una comunidad necesita para enrumbarse por un camino


que sustente una verdadera vida, es acercarse a Dios y en todos los pasos de
su vida, cada día que se nos regala y cada uno de los minutos de esos días,
sino logra ese acercamiento, al menos insistir en lograrlo. Pero ese Dios al
que me refiero, no es el dios por el que predica la mayoría de los
indiferentes, de los adaptados, de los resignados. Me refiero al Dios vivo, no
al que está en la mayoría de las iglesias pobladas por personas que
consideran que congregarse basta para salvar el alma y para huir de un
infierno que ellos mismos llevan dentro. Un infierno que se manifiesta
cuando hacen juicios a priori y cuando actúan de espaldas y se hacen
cómplices de los partidos políticos al votar por sus candidatos del mal.
Cuando actúan con absoluto egoísmo. Me refiero al Dios manifestado en un
cristo que desafió el sistema. Hoy los hijos de Dios están con el sistema y en
el menor de los casos tienen miedo a todo.

Después hacer compatible lo que predica con lo que practica y esto lo


agrego obligado por lo que observo a diario de tantos hombres y tantas
mujeres que van o están en las distintas iglesias.

Entienden que orar, a veces con un ojo cerrado para simular concentración
y otro abierto para ver lo que “su hermano” está haciendo para criticarlo y
juzgarlo, no nos acerca a Dios. Y no basta estar en la iglesia, porque incluso,
a quien se busca allí puede estar fuera del templo, anda por ahí tal vez
necesitado de la ayuda que solamente otro ser humano tocado por Dios, le
puede dar.

Logrado ese acercamiento entonces hay que planificar la forma económica


de sustentarnos. ¿Acaso ese acercamiento permitirá que establezcamos el
consumo de bebidas y la compra de una ilusión como sustento económico?.

Las bancas de rifas no son entonces, un medio económico de sustento


apegado a las sanas costumbres de una comunidad.

En este caso una sana costumbre es acercarse al verdadero Dios.

Las bancas se erigen como un medio odioso, como un vicio que no solo
encierra un engaño y una sustracción del dinero del bolsillo de ilusos que
compran algo incierto.
La lotería, es el fruto de la identificación de las debilidades humanas por el
dinero y a su vez concebida para alimentarse del desconocimiento de
quienes no entienden, en qué consiste ese robo organizado y legalizado.
Amamos el dinero que no tenemos y en ese afán despreciamos el que sí
tenemos.

Sé que cualquier jugador empedernido con capacidades de contabilizar lo


que ha jugado en determinada cantidad de años, llegaría a la conclusión de
que si lo hubiese ahorrado tendría mas que lo que un día cualquiera obtuvo
de la lotería. Pero en medio del humo de las hondas necesidades y de la
desesperanza de alcanzar ciertos niveles, incluso en una sociedad que
califica y descalifica a partir de la tenencia de cosas materiales, no logramos
casarnos con la realidad y bajar a ese punto de razonamiento y
reconocernos en nuestra propia condición. La renuncia es muchas veces
una riqueza, si esa renuncia es simplemente una aceptación de nuestra
realidad de seres humanos. Esto no es indiferencia, ni abandono de nuestras
responsabilidades. Somos piezas activas y a veces pasivas en la construcción
de la sociedad ideal.

Para los miles de jugadores de la Lotería, incluso aquellos que han obtenido
por esta vía buenas cantidades de dinero, entiendo que eso es un espejismo.
Pensar en esta como una solución a nuestros problemas económicos es
mantenerse imbuidos en la tontera, esperar lo que otros manipulan de
aquel lado para que no llegue. Nadie o casi nadie que juega puede ni debe
ver esto como una inversión. Los vendedores de las loterías viven de eso y
no lo hacen convencidos de que en todo ser humano existe “una esperanza”
sino por el pragmatismo, solo ellos y nadie más invierten bien en esa
fábrica de ilusión. La esperanza es inherente a nosotros, por lo que es una
fuente inagotable, nunca los seres humanos dejarán de tener esperanza,
siempre esperarán, siempre esperaremos. Uno de nuestros problemas está
en saber que esperamos y que no debemos esperar, este desconocimiento ha
generado muchas frustraciones.

Que esperamos con la lotería?. No esperamos nada. Es solo un, tal vez. Es
una en un millón. Esperar de la lotería nuestra solución, es entonces, dejar
que el tiempo (el importante tiempo) pase sin que definamos nuestro futuro
y la indefinición es la prolongación de una esperanza inútil. Es hasta una
irresponsabilidad, pues, vista la sociedad como un conjunto de hombres y
mujeres en los que cada uno aporta, estamos dejando de aportar un ejemplo
de madurez sustentándonos en el vacío. Estamos del mismo modo
forjándonos como una carga para los demás.

En la lotería, nosotros somos sencillamente los peces hambrientos, ellos son


el gancho o más bien las redes porque nos atrapan como tontos en masa.

Quienes nos ofertan las loterías son los mismos que nos desprecian.
Quienes la sustentan son una sociedad de otro nivel, que ni vive como los
que juegan que son quienes sustentan sus negocios, ni quieren ver a quienes
lo enriquecen, solo quieren ver sus riquezas. Visto desde aquí, jugar lotería
es una indignidad.

Si desaparecen o disminuyen los jugadores, desaparecen o disminuyen los


vendedores de ilusión. Unos dirán que el seibo, que tiene cientos de
bancas, estaría frente un problema de desempleo porque estas proveen
puestos de trabajo. Diría que si esa es nuestra esperanza, entonces no existe
y nos estamos deslizando erráticamente. Hemos creado una cultura
entonces de esperar y no salir a buscar y no hay pueblo que se haya
desarrollado con una actitud semejante.

La lotería es tan perjudicial para que el acude a jugar el número como para
quien lo vende. Sobre el que acude a jugarlo, hemos establecido algunas
consecuencias no tangibles, otras tangibles y sobre el que lo vende el efecto
es el mismo.

Muchas pobres muchachas que ven sólo en esa venta su salvación


económica, están en la misma posición de aquellos que están vendiendo su
tiempo por una francachela, su tiempo para estudiar se reduce, como su
tiempo para la familia, mientras crean un estado de dependencia del que no
pueden desprenderse.
Si esa es la solución de empleo, nuestro futuro es gris, no porque se pueda
prever que la gente deje de jugar (creo que eso no va a ocurrir) sino porque
no hay economía en la que uno de sus fuertes sea ese y que quienes mucho
juegan poco ahorran y en consecuencia poco contribuyen a mejorar sus
condiciones propias de vida y las de los demás. Los demás son los demás de
los demás. Es como un señalamiento que les hago a los otros y los otros me
lo hacen a mí.

Entonces la lotería no es un factor confiable hacia el desarrollo. No es


sustentable y aunque ayude a paliar el problema de desempleo, es también
una cultura muy propia de las sociedades donde las necesidades se acuestan
y se levantan con los seres humanos. También ha venido para crear todo ese
problema de creer en ella. ¿Cómo puede decirse que el juego es una
oportunidad?. Crearía tranquilidad saber que llegará el día en que los
seibanos/as dejen la adición a juego y lo coloquen en un lugar donde
“cualquier día juego un número” pero no soy abonado.

La influencia de la “rifa de aguante” en la economía de el seibo está fuera de


discusión, aunque también hay que sacar de esa discusión lo de si quienes
invierten lo hacen como un aporte o no.

Lo hacen como una ganancia, no como una forma de vida, porque de eso no
se mantienen, son antes o después millonarios. Las rifas han sido
monopolizadas y hasta en esto y hablando de economía popular, no
podemos decir que muchos padres o madres de familias se sustentan con el
juego como pequeños accionistas.

Influyen en la economía mínimamente para robustecerla y máximamente


para debilitarla. Son muchos más los que viven mal por el juego, que los
que viven bien del juego.

Los vendedores de loterías hacen el papel de darle al pueblo, lo que el


pueblo pide. Si no satisfacen ellos esas necesidades, lo harían otros.

LAS CERVEZAS
En la nueva dinámica económica de El Seibo, están las cervezas y lo que
caracteriza este elemento, no es la existencia de una fábrica o que las
mismas sean consumidas como un nutriente. Es el triste consumo masivo
de las mismas. Ingerir en grandes cantidades cervezas es la peor referencia
que se puede hacer de los seibanos en cualquier punto del país, es elocuente
el mensaje de que no tenemos otra cosa que hacer.

El consumo masivo de cerveza es un indicativo de algún desequilibrio. Los


vacíos en los seres humanos tienden a llenarse con cualquier cosa, pero esa
cosa casi nunca es provechosa. No todas las veces los seres humanos llenan
ese vacío yendo a las iglesias –que desde este punto de vista es preferible
que parezcan evangelizados si eso los conduce a dejar el consumo de
cervezas- o realizando cualquier otra actividad que le rinda beneficios a él y
a su comunidad.

Para mí, tomarse una cerveza a veces no es nada, es un compartir, así que la
referencia la hago con respecto a los que no miden consecuencias del gasto
de todo lo que tienen en esto.

Se entiende como un prestigio la condición de bebedor. Las bebentinas son


contadas entre la mayoría de los jóvenes como una gran hazaña. Es un acto
de hombría y, en la generalidad de los casos, no aplicable lo que aquí digo
para los/as jóvenes que hacen vida religiosa, consumir la cerveza es una
señal de que estamos en la cosa, parece ser como subir la estima.

En un escenario donde la cerveza es la protagonista, todos los que la


consumen la adulan, en genuflexión a ella y esto ocurre después que han
hecho de la cerveza una arma para luchar contra su cobardía, no tienen
salida, son incapaces de ahogar sus incapacidades en algo distinto. Ese algo
distinto no lo han aprendido ni en la casa, ni en la escuela.

Demasiados jóvenes vacíos, vacíos vienen de fábrica y cuando se tropiezan


con una sociedad que los mira con ojos de negación, que dicta una
sentencia con el sálvese quien pueda, con unos padres, que por igual son
padres vacíos de muchas cosas y llenos de otras, no ven mas allá y entonces
no vislumbran el porvenir. El porvenir es cualquier cosa, el tiempo no
importa. Las consecuencias no se miden, se ignora como se labra el futuro,
nadie les ha enseñado y tal vez le han enseñado, pero hay muchas piedras
en el camino.

Están vacíos porque también sus padres fueron iguales, con la suma de un
vacío de tiempo por una vida que no nos da ese tiempo para vivirla y que
transcurre entre un plazo y otro, entonces hay que postrarse ante la santa
cerveza, nuestra salvación, nuestra salida. Pero en cada botella queda
nuestro genio de libertad, en cada una se va quedando amarrado el
raciocinio y llega el tiempo, nuestro tiempo de lamento. El lastre del atraso
y la mendicidad. Tres salidas: Hoteles, Delincuencia o pegar blocks.

Los consumidores se desviven por aquellos fantásticos anuncios donde


están otros invitándoles a consumir, pero no consumen ellos y la mejor
muestra es que están ahí en la foto o en el video.

Ahí hay grandeza, entienden. Abajo, al dejarse arrastrar por todo ese
mundo que se presenta y que da mucho de que hablar, se empequeñece.
Unos enriquecen y mientras más enriquecen mas poder tienen para
presentarla como fantástica y a la vez, en una conjugación de obnubilación,
hipnotismo y desesperación, mas borrachos están. Ellos son mucha
espuma…

Que estructura social es esa entre espumas?. La juventud y los no tan


jóvenes, extasiados en tres puntos específicos de la calle principal -ahí tiene
que ser, porque la cerveza solo es sabrosa si nos ven con ella en la mano-
depositan todo en esa botella de Presidente, he ahí lo que se puede ahorrar.

Y lo que se puede ahorrar no es solo dinero, también sobriedad,


organización, planificación, cultura, estudio, ciudadanía ejemplar, el futuro
y muchas cosas más.

Todo el que mucho alcohol ingiere, está ebrio antes de hacerlo.


Las motocicletas

Finalmente hago referencia a las motocicletas como un


medio de vida. Lo primero que pienso sobre esto es que hay
un exceso de jóvenes dedicados a esta actividad y han
dejado otras para rodar en una motocicleta. Sin dudas es
una muestra más de un estado sin ninguna planificación y
es penoso decirlo, pero el mismo estado saca muchas
ventajas teniendo todas estas motocicletas en las calles.
Cuáles son esas ventajas?
Lo primero son las ganancias por importar esa enorme
cantidad de vehículos, lo segundo la cantidad de dinero por
concepto de la compra a diario de gasolina y por último los
impuestos que estas pagan.
Pero mientras hay pinguéis beneficios, sin dudas esto tiene
resultados muy perniciosos para la sociedad como la gran
cantidad de muertes y personas lesionadas, la
contaminación ambiental por la emisión de ruidos y gases,
entre otras. La enorme cantidad de motocicletas es incluso
una contaminación visual.
Pero cuanta fuerza laboral desperdiciada, cuantos jóvenes
que pudieran estar dedicando toda esa energía a otras
labores más fructíferas!. Aquí debería el estado intervenir y
limitar la cantidad de personas que conchan, pero
lógicamente asegurarle plazas laborales para que puedan
sustentar a sus familias.
Alguien dijo una vez que las motocicletas fueron creadas
por Japón como un arma para vengarse por las bombas de
Hiroshima y Nagasaki, pero evidentemente debieron
enviarlas a Estados Unidos, lo único cosas como estas
encuentran siempre tierra fértil donde más necesidad y
menos orden hay.

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