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Informe sobre el convenio de Estocolmo sobre Contaminantes

Orgánicos Persistentes
El Convenio de Estocolmo tiene por objeto proteger la salud humana y el medio
ambiente frente a los contaminantes orgánicos persistentes (COP), así como
promover las mejores prácticas y tecnologías disponibles para reemplazar a los
COP que se utilizan actualmente, y prevenir el desarrollo de nuevos COP a través
del fortalecimiento de las legislaciones nacionales y la instrumentación de planes
nacionales de implementación para cumplir estos compromisos.

Para cumplir con este objetivo principal, el Convenio propone la elaboración de


Planes Nacionales de Aplicación (PNA) que permitan a las Partes del Convenio
contar con una guía para el cumplimiento de las obligaciones adquiridas por los
países que lo han ratificado. Una serie de decisiones tomadas por la Conferencia
de las Partes del Convenio provee la dirección a seguir para asistir a las Partes en
el desarrollo, revisión y actualización de su PNA, esencialmente a través del
desarrollo de documentos de orientación.

El Plan Nacional de Aplicación es un documento dinámico que debe revisarse de


manera periódica (para reflejar cualquier cambio, tal como los logros obtenidos
para el cumplimiento de objetivos), así como actualizados (para tomar en cuenta
nuevas obligaciones bajo el Convenio).

México fue el primer país de Latinoamérica que ratificó este convenio, firmó el
convenio el 23 de mayo de 2001, en Suecia, y lo ratificó el 10 de febrero de 2003
y este entró en vigor el 17 de mayo de 2004.

Establece un fuerte régimen internacional para promover la acción global


respecto a los COP que amenazan la salud y el desarrollo de los seres humanos y
la vida silvestre, por lo que dispone una serie de medidas de control sobre su
producción, importación, disposición, uso y eliminación.

Desde su creación se han establecido las reglas de procedimiento y los órganos


subsidiarios necesarios, como el Comité de Revisión de COP, que garantizan su
operación. Además de promover que los países Parte integren sus Planes
Nacionales de Implementación (PNI) para cumplir los compromisos que
establece este instrumento.

En su 4ª Conferencia de las Partes del Convenio de Estocolmo se aprobó la


inclusión de 9 sustancias nuevas en los Anexos del Convenio. Se adoptó una
decisión en la que se aprobaron las recomendaciones del Grupo de Trabajo Ad
hoc sobre sinergias de los Convenios de Rotterdam, Basilea y Estocolmo; se
presentaron los informes regionales sobre la evaluación de la eficacia del
Convenio, y se aceptaron algunas nominaciones de los Centros Regionales.

El Convenio de Estocolmo es innovador y pionero al establecer una evaluación


de la eficacia. La colaboración prevista en y promovida por el Convenio de
Estocolmo y en el PMG/GMP presenta una oportunidad científica y política para
mejorar el conocimiento sobre procesos globales de gran relevancia para la salud
y el medio, y establecer formas equitativas de cooperación y gestión de riesgos.

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