Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
16) Que, en tal sentido, la violación de un tratado internacional puede acaecer tanto por el
establecimiento de normas internas que prescriban una conducta manifiestamente contraria,
cuanto por la omisión de establecer disposiciones que hagan posible su cumplimiento. Ambas
situaciones resultarían contradictorias con la previa ratificación internacional del tratado; dicho de
otro modo, significarían el incumplimiento o repulsa del tratado, con las consecuencias
perjudiciales que de ello pudieran derivarse.
18) Que la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados -aprobada por ley 19.865,
ratificada por el Poder Ejecutivo nacional el 5 de diciembre de 1972 y en vigor desde el 27 de
enero de 1980- confiere primacía al derecho internacional convencional sobre el derecho interno.
Ahora esta prioridad de rango integra el ordenamiento jurídico argentino. La convención es un
tratado internacional, constitucionalmente válido, que asigna prioridad a los tratados
internacionales frente a la ley interna en el ámbito del derecho interno, esto es, un
reconocimiento de la primacía del derecho internacional por el propio derecho interno. Esta
convención ha alterado la situación del ordenamiento jurídico argentino contemplada en los
precedentes de Fallos: 257:99 y 271:7 (La Ley, 43-458; 131-773), pues ya no es exacta la
proposición jurídica según la cual «no existe fundamento normativo para acordar prioridad» al
tratado frente a la ley. Tal fundamento normativo radica en el art. 27 de la Convención de Viena,
según el cual «Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado».
19) Que la necesaria aplicación del art. 27 de la Convención de Viena impone a los órganos del
Estado argentino asignar primacía al tratado ante un eventual conflicto con cualquier norma
interna contraria o con la omisión de dictar disposiciones que, en sus efectos, equivalgan al
incumplimiento del tratado internacional en los términos del citado art. 27. Lo expuesto en los
considerandos precedentes resulta acorde con las exigencias de cooperación, armonización e
integración internacionales que la República Argentina reconoce, y previene la eventual
responsabilidad del Estado por los actos de sus órganos internos, cuestión a la que no es ajena la
jurisdicción de esta Corte en cuanto pueda constitucionalmente evitarla. En este sentido, el
tribunal debe velar porque las relaciones exteriores de la Nación no resulten afectadas a causa de
actos u omisiones oriundas del derecho argentino que, de producir aquel efecto, hacen cuestión
federal trascendente.
20) Que en el mismo orden de ideas, debe tenerse presente que cuando la Nación ratifica un
tratado que firmó con otro Estado, se obliga internacionalmente a que sus órganos administrativos
y jurisdiccionales lo apliquen a los supuestos que ese tratado contemple, siempre que contenga
descripciones lo suficientemente concretas de tales supuestos de hechos que hagan posible su
aplicación inmediata. Una norma es operativa cuando está dirigida a una situación de la realidad
en la que puede operar inmediatamente, sin necesidad de instituciones que deba establecer el
Congreso.
Es de observar que en el Caso Cabrera, Washington Julio Efraín c/ Comisión Técnica Mixta de
Salto Grande, el voto de los jueces Gabrielli y Guastavino se había adelantado a la posición
sentada en el Caso Ekmekdjian, ya que señalaron que corresponde tanto salvaguardar la vigencia
de la Constitución, como “preservar por razones de prudencia la estabilidad de los pactos
internacionales válidos celebrados por la República Argentina”. Ello, dado que se afectarían los
compromisos internacionales celebrados por el país. También hicieron presente que la Ley, en su
art. 21, señala que los jueces federales deben resolver las causas que les sean sometidas aplicando
las normas nacionales y también las internacionales, conforme lo requiera cada situación
particular.
En el Caso Fibraca Constructora SCA. v. Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, la CSJN señaló:
3. Que la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados -aprobada por ley 19865,
ratificada por el Poder Ejecutivo Nacional el 5 de diciembre de 1972 y en vigor desde el 27 de
enero de 1980- es un tratado internacional, constitucionalmente válido, que en su art. 27 dispone:
“Una parte no podrá invocar las disposiciones de art. 27 su derecho interno como justificación del
incumplimiento de un tratado”. La necesaria aplicación de este artículo impone a los órganos del
Estado Argentino -una vez asegurados los principios de derecho público constitucionales- asignar
primacía a los tratados ante un eventual conflicto con cualquier norma interna contraria. Esta
conclusión resulta la más acorde a las presentes exigencias de cooperación, armonización e
integración internacionales que la República Argentina ha hecho propias y elimina la eventual
responsabilidad del Estado por los actos de sus órganos internos.
En el Caso Giroldi, Horacio David y otro s/ recurso de casación, la CSJN estableció que le
corresponde a la Corte -en la medida de su jurisdicción-, como órgano supremo de uno de los
poderes del Gobierno Federal, aplicar los tratados internacionales a que el país está vinculado; de
lo contrario podría implicar responsabilidad internacional de la Nación.
12) Que, en consecuencia, a esta Corte, como órgano supremo de uno de los poderes del
Gobierno Federal, le corresponde -en la medida de su jurisdicción- aplicar los tratados
internacionales a que el país está vinculado en los términos anteriormente expuestos, ya que lo
contrario podría implicar responsabilidad de la Nación frente a la comunidad internacional. En tal
sentido, la Corte Interamericana precisó el alcance del artículo 1 de la Convención, en cuanto los
Estados parte deben no solamente «respetar los derechos y libertades reconocidos en ella», sino
además «garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona sujeta a su jurisdicción». Según dicha
Corte, «garantizar» implica el deber del Estado de tomar todas las medidas necesarias para
remover los obstáculos que puedan existir para que los individuos puedan disfrutar de los
derechos que la Convención reconoce. Por consiguiente, la tolerancia del Estado a circunstancias o
condiciones que impidan a los individuos acceder a los recursos internos adecuados para proteger
sus derechos, constituye una violación del artículo 1.1 de la Convención (Opinión Consultiva nº
11/90 del 10 de agosto de 1990 -»Excepciones al agotamiento de los recursos internos»- párrafo
34). Garantizar entraña, asimismo, «el deber de los Estados parte de organizar todo el aparato
gubernamental y, en general, todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio
del poder público, de manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno
ejercicio de los derechos humanos».
Martín y Cía. Ltda. S. A. c. Gobierno Nacional, Administración General de Puertos (CSJN, fallo de
6 de noviembre de 1963). Considerandos:
“6° - Que corresponde establecer que ni el art. 31 ni el 100 de la Constitución Nacional atribuyen
prelación o superioridad a los tratados con las potencias extranjeras respecto de las leyes
válidamente dictadas por el Congreso de la Nación. Ambos -leyes y tratados- son igualmente
calificados por el Congreso de la Nación y no existe fundamento normativo para acordar prioridad
de rango a ninguno”.
“8° - Que se sigue de lo dicho que rige respecto de ambas clases de normas, en cuanto integrantes
del ordenamiento jurídico interno de la república, el principio con arreglo al cual las posteriores
derogan a las anteriores. En su expresión clásica: ‘Leges posteriores priores contrarias abrogant’,
ha sido también admitido como consecuencia necesaria de la igualdad jerárquica señalada por la
doctrina y la jurisprudencia norteamericana, antes recordada”.
“9° - Que corresponde todavía señalar que el derecho internacional, con base en la distinción
entre los tratados en cuanto convenios entre distintas potencias y como normas del ordenamiento
jurídico nacional interno, remite también la solución, en el segundo aspecto, a la organización
constitucional respectiva. A lo que debe añadirse que la posible cuestión de orden internacional
subsistente es ajena, como principio, a la jurisdicción de los tribunales de justicia internos. Y
depende de circunstancias atinentes a la conducción de las relaciones exteriores de la Nación,
sujetas a reclamo por las altas partes contratantes, a cuyo respecto no cabe decisión por esta
Corte (…)”.
ARGUMENTOS DEL A QUO: Consideró que el derecho a réplica invocado por el Art. 14.1 del Pacto
de San José de Costa Rica no tiene carácter de operatividad. Además consideró que el actor es
titular de un derecho de carácter difuso, concluyendo que no está habilitado para ampararse en el
derecho de réplica.
Fibraca Constructora SCA vs Comisión Técnica Mixta de Salto Grande (julio de 1993).
Hechos:
El perito contador A. J. V. A. interpuso un recurso extraordinario federal contra la decisión del
Tribunal Arbitral de Salto Grande por considerarla adversa a sus pretensiones, ya que cuestionó la
no aplicación de determinado régimen legal al estimar su remuneración -honorarios- por la tarea
pericial desempeñada.
El tribunal arbitral la rechazó por considerar que sus decisiones son totalmente independientes de
la jurisdicción Argentina, en razón de la inmunidad que goza la organización intergubernamental.
El apelante se presentó en queja ante la Corte Suprema de la Nación, la cual desestimó la
demanda porque la inmunidad de jurisdicción que goza la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande
impedía la revisión del laudo por el tribunal.
Este declaró la inconstitucionalidad del art. 4° de la ley 21.756 por considerar que vulneraba el
derecho a la jurisdicción amparado por nuestra Constitución Nacional en razón que, al momento
de los hechos, la organización internacional no constaba con procedimientos apropiados para
dirimir los conflictos.
Frente al conflicto planteado entre la norma que, por obra de un tratado, acuerda «inmunidad de
jurisdicción» a una de las partes y la norma constitucional que reconoce a la otra el «derecho a la
jurisdicción» (arts. 18 CN) corresponde declarar la inconstitucionalidad de la primera y la
supremacía de la segunda, con base en opiniones doctrinarias y jurisprudencia de la Corte,
apoyada en el art. 31 de la CN.
Analizando la relación de este acuerdo con el derecho interno e internacional, este es un tratado
en los términos del art. 2°, inc. 1°, ap. a) de la Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados. Alegando lo dispuesto en el Art. 27 de dicha Convención (anteriormente transcripto) de
este tratado internacional el cual es constitucionalmente válido.
En Fibraca la corte deja sentada jurisprudencia diferente en comparación con los autos Ekmekdjian
c/ Sofovich, pues no sólo incluye la primacía de los Tratados de Derechos Humanos sino el resto de
ellos sobre el derecho positivo interno. Por otro lado la Corte adhiere a los postulados de la teoría
monista con primacía del derecho internacional, criterio que luego quedará plasmado en la
reforma constitucional de 1994.
Respecto a la controversia en términos de derecho interno e internacional a la luz de la Reforma
de 1994, se puede centrar en la siguiente pregunta: ¿las cláusulas de un Convenio internacional
(sin jerarquía constitucional) siempre prevalecen por sobre los artículos de la C. N. o se pueden
extinguir para el derecho interno cuanto entran en vigencia el o los artículos de la primera parte
de la C.N. que las contradicen, al margen de las responsabilidades del estado Argentino con los
estados firmantes del Convenio?
En Fibraca la Corte procuró aclarar que los Tratados tendrían supremacía sobre el derecho interno
(art. 31 CN), “una vez asegurados los principios de derecho público constitucionales” (art. 27 CN).
Desde el punto de vista del derecho internacional es una violación a la Convención de Viena ya
que los Tratados internacionales (como mínimo los que no tengan jerarquía constitucional) no
pueden afectar derechos y/o garantías establecidos en la primera parte de la C. N, donde esta
última conserva su supremacía por encima de los primeros mientras que si un Tratado
Internacional afectare la segunda parte de nuestra Norma Fundamental se aplicaría el Tratado.
La Corte Suprema invocando el nuevo art. 75, inc. 22, 1er. párr. de la CN, mantuvo la doctrina
judicial anterior a la reforma que se respaldó en el art. 27 de la Convención de Viena, en el sentido
de que la aplicación por los órganos del Estado de una norma interna que transgrede un tratado,
además de constituir el incumplimiento de una obligación internacional, vulnera el principio de la
supremacía de los tratados internacionales sobre las leyes internas (art. 31 CN), siempre que
dichos tratados hayan «resguardado los principios de derecho público constitucionales» (art. 27
CN).