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Código: 1321180125
Introducción
Para las personas de ese entonces, lo más sensato era no fatigarse en procurar un
cambio de rumbo, sino dejarse llevar por el destino. Esto empezó a cambiar cuando
una distinta manera de pensar se fue generalizando. Unos de impulsadores de esta
nueva manera de pensar fue Nicolás Maquiavelo, quien pensaba que si la suerte
determinaba cincuenta por ciento de nuestras acciones, la otra mitad dependía de los
seres humanos.
Este concepto de ciudadanía está ligado como ya podemos ver al derecho, sobre a
todo lo que se refiere a derechos políticos, sin los cuales el individuo no podría
intervenir en asuntos del estado.
Pensaba Maquiavelo que la vida podía verse como uno de esos ríos fatales que
cuando se embravecen, inundan llanuras, derriban los arboles y los edificios, quitan
terreno de un paraje y lo llevan a otro y ante los cuales todos huyen en cuanto lo ven,
todos ceden a su ímpetu sin poder resistirlos. Pero puede ocurrir también que cuando
el rio no esta crecido y antes de que crezca, se puede construir diques y esclusas, de
modo que cuando venga la creciente, el rio corra por un canal o su fuerza no sea tan
perjudicial.
El paso de ser objeto del poder a ser sujeto del poder es el corazón del concepto de
ciudadanía. Como ser sujeto es la esencia de la nación de ciudadano.
El comienzo de la ciudadanía fue el siglo XIX, ya que hay que recordar que antes de
este siglo, esta no se le era otorgada a los habitantes como por ejemplo las mujeres o
los hombres, que para poder serlo debían pagar impuestos, tener propiedades y saber
leer y escribir.
Para este siglo las mujeres fueron unas de las primeras en mostrar discriminación y
atrás de su lucha por lograr derechos ciudadanos como el voto, se propusieron superar
la exclusión. Los obreros por su parte reclamaban por las pésimas condiciones de vida
y propugnaron por la igualdad política.
Ya para el siglo XX fue parte de la ciudadanía el acceso a una calidad de vida acorde
con la dignidad de las personas. Este proceso permitió plantear una evolución del
concepto, que partiendo de la ciudadanía civil, se amplia a la ciudadanía política y se
complementa en la ciudadanía social.
Por lo anterior, podemos decir que cuando nos referimos a la ciudadanía, hablamos de
una noción abierta, que puede ser perfeccionada y que cada vez resulta más compleja,
ya que se adeuda a los retos de la búsqueda de la libertad y justicia.
En esta constitución fue hecha una distinción entre nacional y ciudadano, y declarado
que quienes tenían esta segunda calidad eran solo los varones mayores de 21 años y
que ejerciera arte, profesión u oficio alguno. También con medios económicos y
legítimos de subsistencia, todas estas condiciones eran necesarias para ser ciudadano
según la constitución de 1886.
Se creía que la mujer no había nacido para gobernar en el caso político y público, más
bien se tenía claro que ella era destinada para servir a la sociedad por medios
indirectos, esto es gobernar dentro del hogar doméstico y contribuyendo
incesantemente a la familia ya que por ser delicada y suave generaba confiabilidad
dentro de su mismo entorno.
Para el liberalismo, corriente filosófica, que inspiro la constitución del estado moderno;
son estos ciudadanos iguales, en su calidad de sujetos de derecho. Los órganos que
componen el estado. De esta forma, la realidad se entendería, como un sistema de
cooperación entre individuos igualmente libres. Siendo que todos los seres humanos no
piensan igual en materia filosófica y religiosa, el estado debe proteger esta diferencia,
pues la libertad personal es en ultimas la posibilidad de que cada uno piense de
manera distinta. De esta forma el estado no puede imponer un modelo de vida para
toda la sociedad, como si lo propuso el sistema totalitario.
Desde esta perspectiva liberal, la ciudadanía es, por definición, un concepto
individualista que encerraría en sí mismo a cada ser humano. Los derechos humanos
no provendrían de Contrato Social alguno; si no, que derivaría de lo más preciado del
individuo como son la autonomía y la dignidad personal.
Hoy en día, existen instancias por encima del estado que le arrebataron campos que
antes eran de su exclusividad que tienen y tendrán más poder y capacidad de decisión
sobre el estado como tal.
De este proceso han surgido una sociedad más cosmopolita, una ciudadanía que está
por encima de fronteras imaginarias y terrenales de los países, está centrada en
intereses más amplios, como los derechos humanos o el medio ambiente.
Una vez que las personas son conscientes de su dignidad, puede exigir un conjunto de
bienes necesarios básicos para desarrollare plenamente. Al decir bienes básicos, se da
a entender que son necesarios e impredecibles para vivir como persona. Para vivir con
personas requerimos de libertad, reconocimiento y respeto a la integridad y medios de
subsistencia. En consecuencia, a quien se niega tales bienes, se le da un trato indigno
como ser humano y ciudadano social.
Educar en y para la democracia implica crear las condiciones que hacen posible la
vivencia y la práctica de dichos valores. Es por ello que la educación es un instrumento
fundamental para la democracia, porque no solo debemos de transmitir conocimientos
o contenido sino, generar, conductas sociales responsables que serían las que obraran
como el mejor guardián de los derechos inalienables de todos y cada uno de los
ciudadanos.
Conclusiones
En la teoría democrática moderna, los representantes del pueblo deben ser designados
mediante elecciones. Este enfoque parte de la estrecha relación entre el derecho al
Voto y nuestro derecho a ejercerlo. La extensión del derecho al voto a todos los
ciudadanos hace deseable que los ciudadanos en condiciones de conocer los datos
elementales de la opciones políticas de manera tal que puedan formarse.