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Culturas y Sociedades Venezolanas

Camila Aparicio 27919584

La cultura de la pobreza – Resumen

El antropó logo Oscar Lewis fue el primero en explicar la teoría de la cultura de la pobreza en
su libro Antropología de la pobreza. En este artículo, el autor quiere insistir en una
delimitació n teó rica del concepto expuesto por él. Comienza entonces por hacer un breve
recuento de las veces en que el término fue utilizado y tergiversado, ya que mú ltiples veces se
esquivó la frontera conceptual que divide la pobreza en sí, que es un término general, y la
cultura de la pobreza, que es un modelo conceptual. Y a modo de culminar la introducció n,
una ú ltima aclaratoria explica que por la ausencia de estudios intensivos en familias pobres,
impide la formulació n de un esquema cultural vá lido. El artículo entonces sirve a modo de
pionero en un á rea que irá enriqueciéndose con futuros estudios.

Lewis discute al inicio del artículo, las dos posibles vertientes conceptuales que se decantan
de la noció n de pobreza; la primera es la visió n positiva de la pobreza; el pobre es visto como
bendito, auténtico, independiente y feliz. La segunda es la noció n del pobre como perverso,
violento, criminal. Hay quienes destacan la posibilidad que tienen los pobres de auto-ayudar,
auto-gerencia y capacidad organizativa. Sin embargo, hay otros que argumentan un efecto de
detrimento indeleble de la pobreza sobre el carácter individual, razó n por la cual les sería
imposible auto-gestionarse. El autor defiende que esta confusió n viene de este mismo error de
no diferenciar pobreza de la cultura de la pobreza.

Yendo un poco má s allá , el autor encontró que existen constantes en todas las poblaciones
pobres alrededor del mundo, que las unen como un eje transversal. Esto le permite
argumentar que dichas constantes y semejanzas, podrían tomarse en cuenta como rasgos de
lo que él ha decidido llamar como “subcultura de la pobreza”; representada un grupo cultural
que trasciende fronteras, regiones y lenguas.

A continuació n, Lewis enlista una serie de posibles circunstancias englobantes propicias para
el desarrollo de la cultura de la pobreza, cuyos rasgos característicos son, por supuesto, los
econó micos: economías caseras, bajos sueldos ú tiles para el beneficio inmediato, escasas
oportunidades de trabajo, fracaso en las rapideces emprendidas… a esto se le añ ade el
predominio de un sistema bilateral de parentesco y, clave: la existencia de un sistema de
valores que proponga la fragmentació n social de acuerdo con los estratos econó micos, el
ahorro y la acumulació n de bienes, y la escala en dichos estratos. Y si bien estas características
pueden variar de població n en població n, hay rasgos distintivos que se mantienen y re
relacionan entre sí, permitiéndonos así incluirlas dentro de esta “sub-cultura”.

La cultura de la pobreza surge de la necesidad de deshacerse de los sentimientos de


desesperació n y desesperanza que nacen al verse imposibilitado de alcanzar los está ndares de
éxito en una sociedad determinada. Sus rasgos son, en esencia, intentos por adaptarse a la
economía de las poblaciones dominantes por sus propios medios, pues las instituciones y
agencias existentes no proveen la asistencia necesaria. Es ademá s una condició n hereditaria,
pues se pasa de generació n en generació n.

Los rasgos de esta subcultura proliferan en sociedades estratificadas cuyas bases no han sido
demolidas y los candidatos idó neos para pertenecer a ella son aquellos que por fuerzas
mayores a ellos –colonizació n, esclavizació n, rá pidos cambios dentro del sistema social- se
ven enajenados, alienados de la sociedad a la que pertenecen. A estas personas usualmente se
les prohíbe el acceso a instituciones importantes, usualmente les es imposible tener una
participació n efectiva dentro del sistema econó mico –por razones anteriormente explicadas-,
se idean entonces métodos de economía informal, tienen un nivel muy bajo en lo que refiere a
educació n y cultura y resienten todas las instituciones sociales de las clases dominantes.
Existe una diferencia entre có mo se sienten suponen y lo que hacen; en ocasiones pueden
sentirse falsamente parte de la clase media, pero es claro que no viven regidos por las mismas
circunstancias.

Existe entre estas comunidades un nivel bajísimo de organizació n, el cual no encaja dentro de
los pará metros de orden y esquematizaciones complejas de las sociedades dominantes. Sin
embargo, existe también un sentido de pertenencia que se expresa en sistemas de
camaradería y uniones ligados al territorio que comparten.

A nivel familiar prevalece la ausencia de niñ ez, iniciació n rá pida al trabajo y a la sexualidad,
falta de intimidad, predominancia de la figura materna por el abandono de los padres.
Psicoló gicamente, algunas de las características tienen que ver con el sentimiento de
inferioridad, marginalidad, una imagen débil del ego, carencia de dominio de los impulsos y
una orientació n al hedonismo, a la inmediatez. Estas personas usualmente carecen de
conocimiento sobre su historia y carecen de conciencia de clase.
Lewis añ ade que la cultura de la pobreza es un estilo de vida compartido por diferentes
comunidades pobres en un lugar y tiempo específicos; no todas las comunidades pobres
tienen la cultura de la pobreza.

Da tres breves ejemplos en los que menciona en primer lugar a los pueblos primitivos que
vivían en condiciones de pobreza por la carencia de tecnologías y recursos naturales, pero que
gracias a su organizació n y auto-suficiencia y al hecho de que las sociedades a las que
pertenecían no estaban estratificadas, no formaron parte de la subcultura, en segundo lugar a
los miembros en las castas bajas de India, cuya conexió n con el clan a que pertenecen y su
historia, impiden que vivan en la cultura de la pobreza; finalmente, menciona a los Judíos de
Europa Oriental, cuyo grado de instrucció n y su convicció n de ser los elegidos por Dios no les
permitió caer en la subcultura. A modo de acotació n, añ ade un cuarto ejemplo; aquel basado
en una especie de investigació n longitudinal en una comunidad de la Habana, que parece
tener nociones organizativas muy buenas y por tanto no pertenecer a la cultura de la pobreza,
mostrando que esta cultura se desarrolla só lo en capitalismo.

Finalmente, se discuten rasgos que pudieron haber alejado a algunas poblaciones de la cultura
de la pobreza má s que a otras; como la organizació n y buena gestió n del dinero, una visió n
rica del pasado, ideología de movilidad ascendente en la sociedad y la tecnología avanzada. Así
mismo se piensa en ciertos rasgos que la clase media podría aprender de los pobres, como la
espontaneidad, indulgencia, el impulso. Y el autor mismo propone que muchas de las
características de la cultura de la pobreza funcionan como técnicas de adaptació n para reducir
la frustració n de encontrarse estancado en un estrato social.

El autor culmina con explicar la importancia de conocer la cultura de la pobreza como un ente
distinto a la pobreza en sí y argumenta que la pobreza será erradicada en el momento en que
notemos que la cultura de la pobreza debe ser también erradicada. Sus ú ltimas palabras
dentro el artículo mencionan una posible agenda para las comunidades pobres de todo el
mundo en la que se propone su integració n en la sociedad, hacer cambios estructurales
revolucionarios, distribuir las riquezas y darles sentido de pertenencia.

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