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Facultad de Humanidades

Licenciatura en Filosofía
Reporte de lectura de “¿Por qué la victoria del cristianismo sobre la filosofía griega?”
de Luc Ferry del libro La tentación del cristianismo.
Semestre de verano 2019
Por: Juan Carlos Salomé Monroy

Una pregunta contenida en el prológo me parece esencial: “¿Cómo hizo el


cristianismo para pasar del estatuto de secta al de civilización?.” Luc Ferry, al término
de su intervención, nos da una respuesta: la seducción del cristianismo, mediante la
cual ganó el corazón de los hombres, consiste en su idea de la salvación del cuerpo
glorioso: la resucitacion; la promea de la vida eterna. El cristianismo, en pocas
palabras, triunfó sobre los griegos y los romanos por haber recurrido a razones del
corazón (la fe), dejando a un lado a la razón misma (logos). Por esta razón, en alguna
parte del Anticristo de Nietzsche se dice que: “las mayorías aprecian más los gestos
que la razones”; los cristianos no sabian de razones, como pasaba con los griegos,
sino de convicciones, de fe. El cristiano -al contrario del griego que observaba (a
partir de la “theoria”) en el orden del cosmos las pautas para la dirección de su vida
(moral), lo cual a su vez constituia parte de su sabiduría- ordenaba su vida a partir,
según Ferry, de “un tercero”: Dios; es decir, en Dios estaba su fe y sus acciones
estaban así mismo confiadas a él. La convicción (fe) en este “tercero” es bastante
similar a lo que Nietzsche llama “elemento regulador externo” a partir, igualmente, de
la observación crítica al hombre creyente, el cual, según N., es incapaz de brindarse
una dirección y sentido por sí mismo, su existencia solo puede ser a condición de esta
entrega total de su ser y su razón a ese regulador externo, o bien, a ese “tercero” que
es Dios. Esa fue la tentación del cristianismo por la cual las grandes mayorías
pudieron haberse adherido a esta secta para levantarla en civilización, una civilización
que si bien hoy en dia ya no se reconoce estrictamente cristiana, sí conserva como
herencia ciertas propiedades cristianas: la entrega a un “tercero”, la dirección de
nuestra vidas bajo un elemento regulador externo, el orden democrático de la
sociedad, la determinacíon de la vida a partir de la tutela de la ciencia como lo fue en
su momento la iglesia, la emulación de la pasión de Cristo en nuestos días (hay que
sufrir para recibir el bienestar y reconocimiento del valor de nuestras acciones) y
sobre todo, algo imperceptible y nunca considerado como problema por las mentes, el
cómputo del tiempo en el cual estamos inmersos.

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