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Un ejemplo de morfologización en la historia del español Ha + y > hay
Morfologización del adverbio y (< ibi) en el verbo haber
existencial
Filología Hispánica 2
Axel Hernández Díaz
La historia del español incluye muchos cambios que
involucran la morfología y la sintaxis en expresiones deícticas.
Con frecuencia, en ellos se reconoce una relación íntima entre
cambios en la forma que se reflejan en cambios en el
significado; la tendencia general es que: expresiones más cortas
son menos específicas, mientras que expresiones más largas
entrañan mayor especificidad de las entidades.
Algunos ejemplos de esta relación: + largas = + específicas
i. Los adverbios locativos y y ende desaparecieron del
lenguaje y fueron remplazados, casi en todos los casos
por otras expresiones locativas, el sustituto principal para
ambos es allí.
ii. De manera paralela al remplazo de y por allí la forma
existencial del verbo haber, ha, se convirtió en hay, cuyo
origen es ha + y.
iii. La preposición a que originalmente marca dativos se
extendió al acusativo de persona.
iv. Los pronombres de 1ª y 2ª persona plural connusco y
convusco fueron reemplazados por las frases con
nos(otros) y con vos(otros) respectivamente.
En español antiguo se comenzó a utilizar el verbo haber
‘tener’, originalmente posesivo, como verbo existencial para
introducir o presentar entidades en el discurso. La forma
adverbial locativa y (del latín ibi) se usó como referencia
deíctica, cuyo sentido aproximado fue ‘ahí’.
Aunque apareció con el verbo existencial en diferentes
tiempos verbales, la reinterpretación haber + y sólo se llevó a
cabo en el presente de indicativo, el tiempo más frecuente para
el uso de los verbos existenciales, tanto en la lengua oral como
escrita.
Cabe recordar que el uso del locativo y en expresiones
existenciales no es, además, exclusivo del español, sino que se
trata de un fenómeno presente en otras lenguas, como el
francés. En italiano, por otra parte, no aparece este locativo,
pero sí otro elemento con la misma función:
(1) a. Hay un auditorio grande en la Facultad de
Arquitectura
Il y a trois enfants chez-moi
b. C'e un uomo nella stanza
ci sono molti libri
A diferencia del español actual, en la antigüedad el
adverbio locativo podía aparecer tanto antepuesto como
pospuesto al verbo:

Documentaciones de la forma en el siglo XIII
a. vayamos a un lugar que yo sé do ay muchas
truchas (Calila e Dimna, 144)
b. por el grant peligro que ý ha (Calila e Dimna,
130)
La reinterpretación del sintagma como una sola palabra
se dio con la posposición del adverbio, es decir, cuando éste se
reinterpretó como un sufijo. Cuando iba antepuesto, en cambio,
al parecer funciona como un elemento enfático que no se
incorporó a la gramática.
El fenómeno de reinterpretación o reanálisis del
sintagma como una sola unidad fue favorecida por el fondo
semántico unido a la posición final o pospuesta del adverbio.
Ello se sugiere a partir del hecho de que del par y/allí el
segundo, más largo, específico y fonética y semánticamente
más fuerte, se prefiere en general antepuesto al verbo. Por el
contrario, la secuencia ha y pudo ser vista como la secuencia de
una raíz más un sufijo.
Ello no significa necesariamente que la reinterpretación
de ha y como una sola palabra haya sido totalmente equivalente
a la aparición de ha sin el adverbio. De hecho, en los textos de
español antiguo alternan las formas ha, ha y y hay, al lado
también de y ha. El sintagma original ha y es frecuente, pero
coaparece con la forma reinterpretada y luego desaparece para
dar lugar únicamente a la forma reanalizada como una sola
unidad. La diferencia entre ha y y hay es a veces casi
imperceptible, mínima. Ambas coexisten y compiten durante
aproximadamente dos siglos (XII-XIII).
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Proceso de morfologización. Usos más frecuentes o típicos
de ha y de hay
Estado 1. Aparece un locativo antepuesto, porque se trata de
una entidad existente altamente localizable y
sobresaliente en el discurso. Podemos afirmar que las
entidades humanas son más relevantes que las no
humanas o los objetos; el carácter relevante de dicha
entidad justifica el recurso hay vs. ha, pues la existencia
es concreta, locativa, ligada a un lugar físico específico,
tangible, cuantificable, con límites precisos.
(1) Et en la villa ay 60 duques muy poderoso (Otas de
Roma, 397/26)
Estado 2. Aparece un locativo antepuesto con una entidad
existente contable (2a). Aparece un locativo pospuesto
con una entidad existente abstracta y, en esta caso, no
aparece el adverbio y (2b)
(2) a. en la montaña do yo moro ay un lago muy
grande (Cisne 73/8)
b. es omne de razón, e de mesura e de piedad que
ha con él (Cisne, 206/10)
Las oraciones en (3) son sintácticamente semejantes,
pero pragmáticamente diferentes. El primero ocurre en un
contexto en el que el hablante está conciente de que habrá o no
alguien que defienda a su hija; en el segundo caso la palabra
omne tiene un valor genérico y una referencia inespecífica, se
trata de una forma. Ello propicia que en el primero aparezca el
adverbio y, pero que no aparezca en el segundo.

(3) por que sabrán que non hay quien la defienda (Cisne,
206/10)
el duelo de la Duquesa [...] fazia, non ha omne que lo
sopiese contar (Cisne, 369/11)
Estado 3. Aparece hay en una oración principal con una entidad
existete contable. Aparece ha en una oración
subordinada con una entidad existente abstracta.
(4) Et pues en el uno et en l'otro ay tantos enxiemplos
(Lucanor, 273)
Ca en las cosas en que tan grant mal ha, que non
pueden cobrar si se fazen (Lucanor, 55)
Estado 4. Aparece hay con una entidad existente relevante en el
acto de habla y en el mismo ejemplo aparece ha con
una entidad no relevante en ese contexto.
(5) E yo se un lugar apartado e muy viçioso do ha peçes e
agua, e ay un galapago mi amigo (Calila, 209)
Estado 5. Aparece hay para predicar existencia concreta,
específica aun en enunciados con negación. Aparece ha
en enunciados con un carácter general, verdades de
valor general, dichos, sentencias, proverbios, sin
referencia específica.
(6) non ay ninguno que mejor te pueda librar desto en que
estas que yo (Calila e Dimna, 397)
Et vi que non ha mejor cosa en este mundo que tenerse
omne por abastado (Calila e Dimna, 279)
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Estado 6. La forma ha aparece única y exclusivamente en
enunciados con carácter negativo y de tipo universal,
genérico, verdades de valor general, dichos, sentencias,
proverbios, sin referencia específica.
(7) En quanto me has dicho [...] non a cosa mas mintrosa
que tu (Engaños, 357)
non ha omne enamorado que sea diligente en cosa que
sea, salvo en... (Corvacho, 34)
En conclusión, ambas formas coexisten pero ocurren en
diferentes contextos, donde la existencia se presenta con
diferentes persepectivas semánticas y comunicativas.
Bibliografía
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Corpus (en orden cronológico)
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Madrid: Librería General de Victoriano
Suárez, 1914.
Corvacho = Arcipreste de Talavera, Libro del caballero Zifar,
edición de Joaquín González Muela, Madrid:
Castalia, 1982.
Lucanor = Don Juan Manuel, El conde Lucanor o Libro de los
enxiemplos del conde Lucanor et de Patronio,
edición de José Manuel Blecua, Madrid:
Castalia, 1969/1971.
Engaños = Exemplario contra los engaños y peligros del
mundo, Zaragoza.
Otas de Roma = “Otas de Roma”, Historia crítica de la
literatura española, Madrid.