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No os voy a descubrir nada nuevo cuando os digo que el agua es esencial para la
vida. La necesidad de acceder al agua persigue al ser humano desde el mismo
momento de nuestra aparición, y el ingenio ha ido descifrando diferentes maneras de
conseguirla, ya sea con balsas, presas, recogiéndola de lagos o ríos, derritiendo
hielo, captaciones de lluvia, etc. Pero no siempre el agua la tenemos a la vista, y en
ocasiones resulta bastante más costoso llegar hasta ella, en el subsuelo.
El agua del subsuelo la alcanzamos, simplemente, haciendo un agujero en el terreno
lo suficientemente profundo como para llegar al nivel freático, es decir, el nivel en el
terreno en cual el agua permanece estable y no desciende hacia capas inferiores.
Para identificar todos estos factores existen varias alternativas, desde avanzadas
“ecografías” por medio de electrodos que se le hacen al suelo para descubrir su
geometría, hasta los tradicionales zahoríes, que con la ayuda de una vara,
experiencia, y bastante “ayuda divina”, consiguen encontrar los puntos donde más
posibilidades tendremos de encontrar agua con nuestra perforación.
PASO 2: EXCAVACIÓN
Una vez que hemos elegido un lugar para probar suerte en nuestra búsqueda de
agua, comenzaríamos la perforación. Dependiendo de las características del terreno
y de la profundidad a la que, estimamos, encontraremos agua, seleccionaremos la
técnica de perforación que mejor se ajuste a nuestra excavación y recursos. Entre
estas técnicas tendríamos:
PASO 4: FILTROS
Será importante añadir entre el encamisado y las paredes de terreno natural del pozo,
material de filtro, como gravas, para evitar que materiales finos (arenas y
sedimentos) puedan entrar en nuestra perforación, enturbiando el agua y
contaminándola. Debemos protegerlo, sobre todo, de los coliformes, es decir, de los
restos de materiales fecales orgánicos. Para ello, los mejor será asegurarse de que
a 20 metros a la redonda, medidos desde el pozo, no existen letrinas o posibles
fuentes de contaminación, así como controlar que la escorrentía generada en lluvias
no va a parar al pozo.
PASO 5: BOMBA
En los casos en los que la profundidad del pozo sea elevada, tendremos que recurrir
por necesidad a la instalación de una bomba, manual o automática. También en el
caso de pozos menos profundos es conveniente instalar bombas; ¿por qué?,
sencillamente porque, si protegemos el agujero del pozo en la superficie, evitamos
que entren en el pozo elementos externos, tales como cubos de particulares que van
a recoger agua, bichos, cosas que los niños tiran, etc. La calidad del agua se
conservará en mejor estado y, además, ganaremos en seguridad por eliminar el
riesgo de caídas a su interior.
La bomba a introducir podrá variar de tipología según las características del pozo y
la capacidad en recursos de los beneficiarios. Así, tenemos:
PASO 7: MANTENIMIENTO
Y, por último, el paso seguramente más importante de todos. El
mantenimiento. Casi la totalidad de los proyectos de pozos terminan fallando por
falta de mantenimiento. Por ello, será esencial hacer una buena labor de
conservación de todo el pozo, y muy especialmente de la bomba, limpiando las
piezas periódicamente, sustituyendo aquellas que se desgasten con mayor
frecuencia, controlando que la calidad del agua es adecuada, engrasando los
componentes que lo precisen, etc. Haciendo este último paso correctamente, y con
un buen cuidado de todos los usuarios que utilizan el pozo, se logrará que su agua
pueda ser disfrutada por un mayor número de generaciones.
Foto: Pozo en un pueblo remoto de Camboya, construido por AUARA y SAUCE
ONG.
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