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EL ARTE PARA LOS NIÑOS, UN COMPROMISO POLÍTICO

A propósito de “Un manual para ser niños”

El ser aislado o la civilización que no llega al arte


está amenazada por una secreta asfixia espiritual,
por una turbación moral” René Huyghe

Por Diana María Collantes Medina

“Un manual para ser niño”, es más que conveniente reflexión de nuestro querido Nobel
Gabriel García Márquez, muy a lugar para estos tiempos. En su escrito Márquez destaca la
importancia de derribar las barreras del analfabetismo cultural que nos ha acompañado
desde siempre, puesto que la estructura del sistema educativo colombiano sigue unos
lineamientos drásticos, nada flexibles esgrimiendo objetivos establecidos desde otras
latitudes y con intereses que distan mucho de en los que debería enfocarse de manera
real la educación de un pueblo.

Por más que nos duela y cause escozor, somos conscientes de hacer parte de una colonia
y en ese sentido y según estos lineamientos nuestro futuro no nos pertenece, sin embargo
es menester hacernos conscientes ya de que es hora de derribar ese muro impuesto y de
reclamar nuestra soberanía como pueblo enriquecido por un gran legado cultural.
Estamos llamados a generar los cimientos de una nueva visión de la educación, donde
nuestros niños tengan la posibilidad de desarrollarse de manera integral considerando
todas sus posibilidades y favoreciendo sobre todo su lado espiritual, sensible, creativo y
artístico.

Como docente de danza y a partir de mi aprendizaje puedo darme cuenta cómo los niños
están dotados de grandes capacidades y solo es que les demos el chance para que su gran
dechado de aptitudes se despliegue, así que es este nuestro reto como maestros de arte.

Se trata de un tema realmente polémico y del que hablamos de manera poco


comprometida, porque tenemos la convicción de que, aunque pensemos que así debería
ser, se trata en todo caso de una utopía.

Por ello es consecuente asumir como tarea como docentes y cultivadores del arte el reto
de superar el adormecimiento imperante y liderar los procesos que nos lleven a la
consecución de este propósito: lograr que el futuro del país, nuestros niños, cuenten con
la posibilidad de disponer de una formación completa donde el arte sea también
protagonista.
García Márquez regala todo un compendio de posibilidades didácticas acompañados de
los diferentes casos en que se manifiestan o se dan las accidentadas condiciones del arte
en la educación de la niñez y así mismo esboza la posibilidad de descubrir los talentos
escondidos en los niños utilizando estrategias como la que se usa al poner frente a un
grupo de ellos diferentes juguetes dejando que cada uno escoja el de su predilección,
después de lo cual puede muy bien detallarse las inclinaciones de los niños, a partir de su
selección.

En vista de lo anterior, el docente de arte tiene como tarea aprovisionarse de los recursos
que le aportan su experiencia y conocimientos para cumplir con el deber de motivar a sus
estudiantes por medio de la expresión artística, considerando como principal objetivo
educar niños y futuros hombres que puedan ser creativos, inventivos, descubridores de
nuevas posibilidades para un mundo que lo pide a gritos y para un país que, como el
nuestro, tiene una necesidad palpitante de cambios drásticos que nos lleven a valorarnos
como nación.

Con la formación integral de los niños, podremos contar con seres realizados en su
máximo potencial, con mentes verdaderamente críticas que no acepten todo lo que se les
ofrece y que planteen un ser humano que tenga la posibilidad de desenvolverse en estos
tiempos y sociedades cambiantes de manera asertiva, planteando un futuro promisorio
para la nación, liberados de ataduras sociales y con la apertura necesaria para plantear las
realidades que signifique el respeto y verdadera admiración por lo que somos como
pueblo, enarbolando una identidad sólida y enriquecida desde sus bases.

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