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COLEGIO SILVERIA ESPINOSA DE RENDON I.E.

D
AREA: FILOSOSIFA
DOCENTE: YAMID GELVES
ESTUDIANTE: YULIED PARDO
CURSO: 11-02
FECHA: 02-OCTUBRE-2019

RELIGIÓN INTUITIVA Y RELIGIÓN ANÁLITICA

Según Kant, la idea de Dios desempeña un papel práctico indispensable, ya que los
esfuerzos en el campo de la moral del hombre, siempre imperfectos en la vida presente, sólo
pueden tener sentido si existe un Soberano Bien, un Dios exterior a nuestro mundo aquí garantice
que esos esfuerzos se completarán en una vida futura.

A los ojos de Kant, en la línea más pura de las Luces, esa religión moral no depende de
ninguna revelación, de ninguna religión instituida ni de ningún culto comunitario. Se
fundamenta en la conciencia humana. La religión de la razón, es esa convicción universal
de poseer una voluntad libre orientada hacia el bien que libera al hombre de sus instintos
naturales y que funda su humanidad Kant le asigna un papel de pedagogo. Lepe Carrión,
P. (2008). Religión natural y Religión Revelada: Un indicio de Fichte en Kant. Pontifica
Universidad Católica de Valparaíso.

Desde lo afirmado anteriormente se puede decir que, para Kant, el cristianismo como religión histórica
contiene en su esencia los mismos elementos que la religión racional y, por tanto, participaría de su
racionalidad. No importa si el origen histórico de esta religión está en una presunta revelación pues,
aunque la religión racional parte de meros principios, no se opone a la posibilidad de una religión revelada.

La religión de Iglesia debe reforzar la religión de la razón, Kant explica que tenemos
necesidad de un modelo humano que nos representar, el ideal de una humanidad
agradable a Dios y que un hombre tal debería necesariamente derramar el bien alrededor
suyo a la vez que debería ser capaz de soportar los peores sufrimientos y la muerte más
humillante, digamos un, Hijo de Dios, que se convierte así en el modelo a imitar. Lepe
Carrión, P. (2008). Religión natural y Religión Revelada: Un indicio de Fichte en Kant.
Pontifica Universidad Católica de Valparaíso, (1), 1-4.

El cristianismo es para Kant la única religión que está en armonía con la religión racional, y la forma de creer más
conveniente. Sin embargo, Kant no identifica completamente el cristianismo con la religión racional, ya que éste, al
ser propagado a través de las Sagradas Escrituras y la tradición eclesial, contiene muchos elementos que no son
parte de la religión racional propiamente tal, elementos que serían únicamente parte de la
 Fe histórica, que puede ser entendida por lo mismo como una fe eclesial.

Kant muestra los peligros que ocasiona la religión de Iglesia, que no debe nunca
convertirse en un fin en sí mismo, sino ser siempre un medio para realizar mejor la religión de la
razón. Cuando el culto eclesial, las oraciones y las confesiones de fe se vuelven una obligación
para agradar a Dios, esa falsa religión se opone diametralmente a la religión de la moral, es decir
a la práctica del bien que es según Kant la única manera legítima de agradar realmente a Dios. Se
entiende en consecuencia que la fe en la gracia divina, central para el protestantismo, apenas es
aceptable en el pensamiento de Kant, quien ve en ello el riesgo de caer en una solución fácil.

Si la razón práctica permite afirmar como postulados la existencia de Dios y la vida futura, para establecer
la conexión necesaria entre moralidad y felicidad, también permite considerar la obediencia a esa ley moral no sólo
como un mandato autoimpuesto por la propia razón humana, sino que, además, como obediencia al
mandato divino, el problema que se presenta al intentar validar la religión desde esta vía o propuesta de Kant
está en que las religiones concretas no se presentan a sí mismas fundamentadas en una religión racional
, sino en una revelación, esto es, son religiones reveladas y, por lo mismo religiones históricas.

Es por esto que Kant afirma que las distintas tradiciones eclesiales dentro del cristianismo debieran ser
mejor denominadas como “creencias”, ya que pueden diferir con respecto a algunas de sus
doctrinas entre sí.

Pero nunca difieren en cuanto a lo que es la religión propiamente tal, ya que las enseñanzas esenciales,
predicadas por el maestro del evangelio y seguidas por todas las tradiciones eclesiales, contienen dentro de sí a la
religión racional. Las creencias se diferenciarían en cuanto al contenido de su fe histórica, pero nunca en cuanto a
su contenido propiamente religioso, ya que éste es asunto de fe racional.

Es decir, en las distintas creencias puede encontrarse una misma religión verdadera, la
religión racional. Por tanto, es sólo el contenido de religión racional que presenta el cristianismo
lo que le da su pretensión de universalidad, ya que la fe histórica está fundada en la revelación como experiencia
y, como se ha señalado antes, tiene sólo validez particular, ya que descansa en un conocimiento empírico y, por
tanto, es contingente.

Bibliografía

Lepe Carrión, P. (2008). Religión natural y Religión Revelada: Un indicio de Fichte en Kant.
Pontifica Universidad Católica de Valparaíso.

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