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Goethe y la ciencia

Pról ogo de H enri Borlort

Edición de
Jccemy Naydler

Traducción de
Carlos' Fortea ~ Esther de Arpe

Ediciones Slruela
Índi ce

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mcc.n!co, Ol', ieo_ de I'ub.OQn ° de fOIO~llp" .Icn: mv :":aydlcr 21
_in l'e,m'~Q I',n-,o <Id edilO'

Tm,lo ""l"in~1 (,,,t1b~ "" \rln,r .. Goe thc y la cie ncia


~" a,,'/;l')/"IO' of G(I.'lb .. 'S s,-¡",";flr u'rllj"ll s
DudlO ¡r;"fico (,J" .. a &au¡r;u
1. 1-'1 ser humano es el inlitrumenlo
'trcm) '>rdler. florl. 8o"~~, "1%

De I~ ,r.dUI'ClOn. ~ •• ln_ toroc> , l>Ib.·. tle ,~rl'e 111,1" exacto


!'dlclo"t' 'ir"ci. ~ A ¡m,l
Plv. de "a,,"el IIn''''''', I~ . EI I'.bellun · 2. La o bservación de la "'OIturale1a
lROl" \bd"d Tris 'JI \~~ ,- lO} 'JI \~~ H nI
no tiene límile~ 61
f~x 'B \H 11 ni

.",uel • • ¡.ucla eom "' .. "" .;,uel. com


!>dnled ,nd m.de In Sp.in 3, lI acia una mor fología
4. Calidad y cantidad : do~ polos
de la existencia material
'"
5. Delicado empirismo '21

6. La contemplación de
la Naturaleza sugiere ideas 1:;7
Si nos aventuramos en el conocimümto)' en la ciencia,
7. El fenómeno primigenio 183 lo hacemos lan sólo para regresar mejor equipados para la
vida'.
8 . Dios en la Naturaleza, Johann Wolfgang von Goclhc
la Naturaleza en Dios 195

9. Vis ión y vis ión 20 3

10. El horizonte ilimitado

Fuentes y bibliografía 225

Agradecimientos 243

'Lo, texto, de J. W ,"on Goethe cifOl<!os en e11ihm han sido


traducidos directamente de su original alemán. (N. de los T. )
3. Hacia una morfología

Fn sus .. Notas preliminares para una fisiología dI' ln.s


plan/as» (ver cap. 2.7), Goethe aboga específicamente por
una fisiología basada en una mljor comprensión de las
bases ftsicfHJuímicas de la vida. Pero también señala que,
si bien ros ."".,.es Tlivos hacen uso de sustancias fo'ico-quí-
micas para lograr stU fines, no podemos simpleml!ll/e re-
ducirlos a esas sustancias. Así pues, es prerno con.firiera)'
«el lodo en tanto que Tlive)' actúa)' esla vida ~e somete a
unafUeTUl espiritual».
A finales del siglo XX, CItando dentro de fu biología se
pO/le tanto énfasis m la üI1Jtstigación molecular, la mi-
rrobiología y la bioquímiw, la idea de .. una fu.nw ".spiri-
luab> como base de la uida de un organismo tiene que pa-
-recer a muchos una innece.mria intrusión de la metajisica.
Pam Goethe, sin embargo, l'i percibimos el desa/mllo vivo
de los organismos como dolado de una coherencia global,

'1
estarNnO~ dirigiendonos hacia un princiPio ordn1(ldor que mo el fUlIdador de la mo&rna morfología comparada. Sin
110 puede ser {¡prehendido por el liPa de análisis min ucio- embargo, tal como Caethe la cnlendia, la morfología no de-
so que caracteriza la moderna invt.fligación en hiokJgia. berÚl apuntar tanto a un estudio de las formas completas

lA "fuma esjJirituo¿' de Goethe es el ITWrfOtipo, que ni es como a las fuerzas formativas il/fenores que les olorgan S1J
reducible a (as parles ftsi(a.s conslillllimu de un organis- desarrollo. A lraves dP (a min uciosa observacWl1 de las es-
mo, ni pun/e ser idmlificado COII nillgún es/mlio JJO/tiru- tructuras y prOCe505 luims. debería .w posibk alca1l%llT
lar del desarro/In del mismo, por aparentemente ",primige- una /Jercepción más íntima del poder confonnador lÚ!1 que
nio» que ese e~tadio jnuda re.mltar. Porque el morfo/ipo es son manifestación. Para alcanUl)" dicha petce-j)ción inte-
tanlo lo que O1ganiza las parles constitutivw,' de un orga- rior, es IIffesarW cambiar nUe5tra toma lÚ! conciP1lcia des-
lIislTW en UII/1 unidad que funciona annoniosamente, ro- de el modo analítico (anali.uuuw y disea:ionantlo caracte-
mo (¡quelw que guÚl el desarro/Ú) de un organismo para rísticas llSicas y jísico-químicas de un objeto) a un modo
que todas sus diferentes manijestaciones en el tiempo sean ho(istico O sinlitico (mtendiendo la unitlad), co/¡erenda
expresión de esla misma unidad sub)'acente. La morfolo- vivas de fm objeto /al como se desarrolla en el espacio y en
gía es el esludio cientifico NI ,,/ que se guarda eltlebido res- el tiempo). Este cambio m la COI/ciencia imPlica no ver Jfl
peto a la relación funciol/al entre los aspectos espaciales )' el objeto simplemente (omo tal, sino como algo espiritual.
temporales d" un organismo dentro del todo, pero en el que F-s así CO"mo se vislumbra in obra divina en ÚJ Naturaleza.
el énfasis está firnumumte situado m la reúu:ilm de e5tos as- La morfo/o¡!;ia ,..s, por In tan/o. sólo U7!a ciencia si.-
tlO

pectos con el lodo, qlu no puede ser identificado (on nin- no a la ve: un seru!ero espin"lual, en Pi que el científico ac-
guno de ellns. tiva una forma dI' pmsll1nienlo )' observación suPerior )'
Literalmm/e «estudio de las form{/.$», la m01ología era más refinada de la Iltiljulda normalmente en la práctica
para Caethe la mlÍs unilH!fSal )' por ende la más impor- científica general. Al hacer una distinció11, frecuente entre
tante de las ciencias. Dado que el projlio CoeOte acuiió la los filósofos idealistas de su tiempo, mire el entendimiento
palabra .. mor/ologí{/>o, Iw sido debidamente reconocido co- [VcI"5t.andl (comprensión analítica ordi.naria) y la ratón

82 83
[Vclllun fl ) (ülea sv.perior intUitiva y silltétim), Goethe dijfl"71!Ticia entre su aproximación al estudio de los orga-
apunta hacia ~a conciencia modificada que necesitamos. nismo.~ vivos y ÚJ que hau ÚJ biología ortodoxa. Mientras
La tienda de In morfoÚJgía se Jundamel/Ia en la activa- j I aupla la valiosa conlribución de la bioquímica a este es-
ción tú: la raW/I [VernunrtJ, la 1¡mrfl que alm:lumde la tudio, y ,~in duda habría aPÚludido los avances en mimr
Natural.aa como algo vivo, dinámico)' crealivo. biología del siglo xx, 110 creía que la capacidad de crear
fo rmas de un organismo vivo I)udiera ser hallada simPle-
menie mediante análisis fisico-químicos. Para Caelhe, lo
Ble extraclo pertmece a un ensa)'o e.milo I)or Goethe pn"Cl'ptible por ÚJs Jentidos -incluso si sów Iv es indirecta-
en 1807 (aunque no publicado hasta 1817), en el que per- mente, con ÚJ aJllda lle un soJlSliclldo equipo de laborato-
jila su aproximación ld estudio de ros organismos vivos. El no- )'a está rormado. Por esa razón, aunque pmda aJlt-
ensa)'o Jue prlY)·eclado como una introducción a sus escri- dar al científico a dirigir la vista hacia lo formativo, 110
tos sobre botánica, )' en el siguiente pasaje Goethe expone plletú: ser equiparado a e/ro. Porqlle lo Jonnalivo 1W puede
un "rinripio funlÚlrnen/al de su aproximluión a ros orga- .~er identificado con nada físico: su modo de exis/encia es
nismos vivos. Hace una distinción importante entre lo que esencialmente creativo. Por enrú, e.~ necesario emplear o/m
)'a eslá formado )' I)or lo tanlo fijarlo en el individuo (Ces- facultad, a ÚJ que Goethe llamaAnschauung (perupción
tall,fonna),)' el proceso formativo como tal (Bildung,Jor- intuitiva), para ver a través de lo )'a JonllaM, las Ces-
mación). Introduce eltmllino "T/wrfologill» (estudio de la talten perceptibles extrriOl"lIIellte, lo.~ princiPios formativos
fonna) para describir.fU aproximación, que se caracteriza S1Ú!)'acentes que las un/m en un t{)(lo vivo )' coherente.
porun esfueno por llegar más alla de la Cestall, estática,
hasta la Bildllng, dinámica, qm constantemente crea y Cuando observamos los objetos de la Nalurak--
constnl)'e ntuVas formas (la paÚJbra Bildung es 1m deri- za, especialmente los vivos, de tal modo que desea-
vaM del verW bilden, fOmlar, dar Jonna). mos procurarnos acceso a la relación enrre su esen-
t·n ningún lugar expresa Gaetltt df frmna tan clara la cm y su acción, creemos que el m~jor modo de

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alcan'l.ar tal conocimien to es separar las partes, y tentos de fundar y desarrollar una disciplina a la
realmente ese camino es adecuado para llevamos que podemos llamar morfología. En la parte histó-
muy lejos. Hacen faha pocas palabras para traer a rica hablaremos de algunas de las formas que han
la memoria de los amigos del conoci miento lo que la adoptado estos intemos.
química y la anatomía han contri buido a la com- El alemán tiene la palabra Geslall [forma, es-
prensión y visión de cO!~junto de la Naturaleza. trucf.Ura] para el complc::jo de la existencia de un
Pero esos esfuerzos de separación, cuando se ser real. Con esta expresión hace abstracción de lo
prosiguen incesantemente, traen consigo también dinámico, asume que un todo interrelacionado es-
algún pe rjuicio. Sin duda lo vi\"() está dividido en tá establecido, definido y fijado en su carácter.
elementos, pero no se puede recomponer}' reani- Pero si contemplamos todas las formas, espe-
mar a partir de ellos. Esto ''ale ya para muchos cuer- cialmente las orginicas, e ncon tramos que en nin-
pos inorg;ínicos, }' no digamos para los orgánicos. glin sitio aparece algo permanente , en ningún silio
Por eso los científicos de todos los tiempos se algo en descanso, algo cerrado en sí mismo, sino
han distinguido por la inclinación a reconocer las que más bien todo nuctúa en un constante movi-
formaciones vivas como tales, a registrar, relaciona- miento. De ahí que nuestro idioma suela haCer
das, sus partes visibles externamente, aprehensi- abundante uso de la palabra Bildung [formación)
bies, a tomarlas como indicios de su interior}' a do- tanto para lo producido como para lo que se está
minar en cierto modo la percepción intuitiva del produciendo.
todo. No hace falta extenderse en expl icar lo cerca Así pues, si queremos iniciar una morfología no
que esta pretensión científica está del impulso ar- podemos hablar de la forma, ya que si empleamos
tístico y del impulso imitativo. esa palabra sólo estamOS pensando en la idea, en el
De ahí que a lo largo de la historia del arte, del concepto o en algo q lIe en la experiencia sólo pue-
conocimiento y de la ciencia haya habido varios in- de aprehendcrse por un momento.

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Lo que se fonna se transforma al instante, y si 4
queremos alcanzar en alguna medida una percep- (a) Las causas illlncdiat."\S aprehensibles son
ción viva de la NalUraleza, tenemos que mantener- comprensibles, y precisamcllte por eso las más com-
nos igual de ágiles y nexibles, siguiendo e l ~jemplo prensibles; por eso gustamos de interpretar como
que ella IIOS da, mecánico lo que es de un rango superior.
(b ) .. .Porque precisamente cuando sc d,:jan a
2 un lado los problemas que sólo se pueden expli car
Lleganí el día en que e.~tudiantes inleligentes desde una perspectiva dinámica es cuando las for-
descartarán por completo las concepciones meca- mas de explic<lción mcc<ínicas vuelven a estar a la
nicistas y atomistas en favor de una \~sión de todos orden del día.
los fenómenos como procesos dinámicos y quími-
cos, haciendo así que la \ida divina se manifieste ;
más y más en la Naturaleza. Me arre\'o incluso a afinnar que cuando un ser
oq,ránico se manifiest.a no cabe entender la unidad
3 y libertad del impulso formativo sin recurrir al con-
El poder de la divinidad impn::gna 10 que está vi- cepto de metamorfosis.
\'0, no lo que está muerto; está presentc cn lo que
cst¡i en proceso de ser y en lo que se transfonna a sí 6
mismo, no en lo que ha sido y Se ha petrifi cado en Característica básica de la unidad "iva: dividirse,
su forma. De ahí que la razón, en su afinidad con el unirse, diluirse en lo univcrsal, persistir en lo parti-
principio divino, se dedique a lo que evoluciona }' cular, transformarse, definirse y, como lo vi\'o gusta
está vivo, mientras que el entendimiento trata con de producirse bajo mil condiciones, surgir y desapa-
lo que ha sido formado y pctrificado. para utili;r:arlo. recer, solidificarse y fundirse, congelarse y licuarse,

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dilatarse y Contrde rse. Como todos esos efectos se Lo que se manifiesta tiene que diyid irse para ha-
produce n en el mismo momento, lOdos }' cada uno cerlo, Lo dividido se busca de nue\'o, y puede reen-
de ellos pueden ocurrir al mismo tiempo, Génesis y contrdrse y unirse; en un sentido bajo, cuando se li-
decadencia, c reación y destnlccióll, nacimiento y mi ta a mezclarse COIl su opuesto, a reunirse con él,
mu erte, alegría y dolor, LOdo acUla en confusión, en con lo que la manifestación se vuelve nula, o por lo
el mismo semido y en la misma medida; de ahí que lnenos indiferente. Pero la unión también puede
también lo más panicular de lo que ocurre se pre- produci rse en un seulido superior, cuando lo divi-
sente sie mpre como imagen)' met<ífora de lo más dido primero se intensinca y con la unión de sus
universal. partes intensiflcadas producc un te rcero, nuevo, su·
pe rior e inesperado.
7
Nuestros antepasados admira ban la economía 8
de la Naturaleza . Pensaban en ella como en una Por distinta que pueda scr su forma de pensar,
persona sensat.a, inclinada a producir mucho con los fieles observadores de la Naturaleza coincidirán
poco mientras otros producen poco con mucho. en que todo lo que se manifiesta, lo que sale a nues·
Expresándonos en términos humanos, admiramos tro encucntro como fenómcno, tiene que indicar
la destreza con la que, aunque limitada a unos pa- (] bien una división originaria capaz de reunirse o
cos principios fundamentales , sabe producir las co- bien una unidad originaria capaz de llegar a la divi·
sas más diversas, sión, y presentarse de tal modo. Dividir lo unido,
Se si n 'e para ello dd principio de la \'Ída, que unir 10 di\idido, es la vida de la Naturaleza; es la
contiene la posibilidad de m u ltipl icar los más sen- eterna sístole)' diástole, la e terna sincrisis y diacri-
cillos comienzos de las manifestaciones mediante sis, la inspiración )' espiración del mundo en el que
su imcnsificación al infinito y a 10 más disímiL vivimos, nos movemos}' somos.
9 te .In¡lido Caethe se t1Icuentra mucho más en consonancia
En ~(as notas, tiluúldas .. Análisis)' sil/tesis>- (escritas t¡1/I: Newlon con In jikJsofia conlnl1porál1ea de In ciencia.
en 1829,)' publicadas a título póstumo porvn primera en Pero mientras ista dirige Sil atención a t¡1/I: ÚlS hipótesis no
/833), G()f!lhe aborda Úl cuestión del/ugor del análisis)' son más que cOIlje/llras, expueslilS a ser rrfutadas /101"
la síntesü 1''' el Imbajo cimlifico. C())I!O ya }II'1IlOS visto, C1wlquier análisis eficaz., llOra Gaethe la activulad sin/éli-
Cae/he no era e'nl'/nigo de la inve~liK(lrión analítica. La m de formular princiPios generales o leJes va de Úl mallo
veía COlllO tm medio importantr para llesrubJir las sintesú de la actividad analítica. f.ilS sintesis no son tal/lo conje-
em>nms )' alcanzar las correclas. Sin emlmTgo, también turas como intllicionf.~ a/IOJadfl.s en el trabajo analítico y
aÚ'ga (Iue el análisis por sí solo es inú/il, (1 no ser que se surgidas lle él. UI(v. doS e/ases de actividad son lan inse-
acotrlRta dt1lfro del contexto general del ,..stabll!Cimienlo de parables como inspirar)' esPirar.
una comprensión sinUljCll tleltodo. Hn la naluralezo. OI~

gánica, el todo skmpre es mas importante que las partes de En su te rcera lección de historia de la filosofía
las qfU se compone; mientras el/raúajo analítico IIOS dará de este ano, el seii.or ViClor Cousin· ensalza el siglo
una pempción clara de las parles, !XJr pequf'ñas que sean, XVT11 porque en el lídtami(!nto de las ciencias se en-
el objetivo último de la empresa científica es lÚ'gar a una tregó especialmellte al análisis y se guardó de la
percepriólI de la unidad sub)'(J.C(trlle que 1M vincula. precipitada síntesis, es decir de las hipótesis; sin
ü, la naturaleza inMgánica, esta unidad sub)'aunte embargo, después de aprobar casi exclusivamente
es Úlley comprimida en una teoría o hipótesis. rJf)(!the en- estc proceder, termina por hacer la obser·¡aciÓn
JmUa la importancia de probar el poder ae/aratorio de las de que en a bsoluto se debe despreciar la síntesis.
hipále5is confrontándolas con una variedad iÚ Jn¡ómenos sino que dc \·cz en cuando hay que hacer LISO de la
(o más amPlia posible. Señaln el método de Nwton de usar misma con precaución.
W/ solo experimenmm crucis para probar una hipóte-

sis como la anlttesis de la actitud cil'll/ifica corree/a. fin es- • Fi16sofo fraricés (1 i92-11>(7). (N. tkl E.)

93
A la vis!;1 de tales manifestaciones, lo primero que procedimiento de Ncwton. Comete el error de em-
nos \icue a la cabeza es que incluso en este sentido plear como fundamento un único fenómeno, y ade-
al siglo XIX aún le quedan cosas importames por ha- más manipulado, de COllstmir una hipótesis sobre
cer; porq ue los amigos}' adeptos a las ciencias tienen él y querer explicar ti panir de ella las más \~driadas
que prestar la mayor aLención a que no se han exa- e ilimitadas manifestaciones.
minado. desarrollado}' aclarado las fa lsas símesis, es En la teoría del color nos hemos servido del pro-
decir, las hipótesis que nos había n sido transmitidas, cedimienlO analítico, y hemos presentado todas las
y no se ha repuesto al espíritu en su antiguo derecho manirestaciones posibles que nos eran conocidas
a enfrentarse directamente a la NalUralea. en una cierta ,sucesión , para intentar averiguar has--
Vamos a nombrar aquí dos de esas falsas síntesis: ta qué pUllto hay un principio general que permita
la descomposición de la luz, y la polarización de la subordinarlas a lOdas. y creemos así ha ber abierto
misma. Am bas son palabras \-adas, que no dicen na· el camino pard cumplir la oblib><lción del siglo XIX.
da al pensador, }' que sin embargo con tanta fre- Lo mismo hicimos para representar la totalidad
cuencia repiten los hombres de ciencia. de aquellos fenómenos producidos por la doble re-
Al observar la Naturaleza, no es suficiente con flexión. Dejamos ambas cosas en manos de un pró-
que apliquemos el procedimiento analítico, es de- ximo o lejano futuro. en la conciencia de haber
cir, que a partir de cualquier objeLO dado desarro- rechazado aquellas investigaciones y haberles de-
llemos lantas particularidades como sea posible}' lo \1Jelto la yerdaderd libertad.
conozcamos de este modo, sino que también te nc-
mos que apl icar ese mismo análisis a las síntesis Dirigimos nuestrd atención a otrd consideración
existe ntes, para investigar si hemos puesto manos a general: un siglo que se ha dedicado tan sólo al aná-
la obra correctamente, con el método adecuado. lisis y, por así decirlo, teme a la síntesis no está en el
Por eso, hemos analizado minuciosamente el buen camino; porque sólo ambos juntos, como la

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inspiración y la espiración, constiluren la vida de la dist intas partes, si se mezcla arena y oro, el ]¡\\~ddo
ciencia. es un análisis en el que se arrastra lo ligero y se re-
Una falsa hipótesis es mejor que ninguna; por- tiene lo pesado.
que lo que es falso no causa daiio alguno, pero De este modo, la química moderna se basa prin-
cuando se afirma, cuando es generalmente recono- cipalmente en separar lo que la Naturaleza había
cido, cuando se convierte e n una especie de profe- unido; eliminamos la síntesis de la Naturaler.a para
sión de fe de la que nadie puede dudar, que n'ldie conoce rla en elementos separados.
puede analizar, es cuando se produce la desgracia ¿Qué otra cosa es un ser vi\'o sino una síntesis su-
que padecen los siglos. perior; y para gué nos alonnentilmos con la analO-
Podemos poner como ejemplo la teoría de New- mía, la fisiología y la psicología si no es para formar-
ton; ya en su época se le objetaron sus defecLOs; pe- nos en alguna medida un conceplo del complejo
ro los otros grandes méritos de este hombre, su po- que resulta siempre, por muchas partes en que lo ha·
sición en el mundo burgués}' e rudiLO, ahoh'<l.ron la rdmos descompuesto?
protesta. Especialmente los franceses tienen la ma-
yor parte de culpa en la difusión y anquilosamiento Por eso, el pensador analítico corre un gran ries-
de esta teoría. Así que en el siglo xix, para corregir go cuando aplica su método donde no subyace una
ese error, deberían favorecer un análisis fresco de síntesis. Entonces su trabajo se vuelve una tarea de
esas hipótesis embarulladas y fosilizadas. danaides·; hemos \~StO los más tristes ejemplos de es-
la. Porque en el fondo hace su trabajo para volver a
Lo principal, en lo que parece que no se piensa Ileg-ar a la síntesis, pera si ninguna subyace en el oh-
cuando se aplica en exclusiva el análisis, es que to-
do análisis presupone una síntesis. Un montón de • En la mñologia. hti:L~ de Oanao, quc fucron condenada<; a
arena no se puede analizar; pero si consistiera en cdmr ab'lIJ en \lna vaslja agtUereada. (N. del E.)

96 97
jeto del que se ocupa, en vano se esfuerza en des- \\
cubrirla. Todas las obsen'<'lciones que lleve a cabo Para sah~.ume, contemplo todos los fenóme nos
no serán más que obstác ulos, tanto más cuanto ma- como si fueran independientes linos de otros, y U1l-
yor sea su número. 10 de aislarlos a toda costa ; luego los contemplo co-
Así que ante todo el pensador analítico debería mo correlatos, y se unen en una vida decidida. Ha-
examinar, o más bien poner su atención en si real- go esto sobre todo con relación a la Naturaleza,
mellte tiene que vérselas con Ulla misteriosa sínte- pero esta forma de co nte mplación también es fruc-
sis o si aquello de lo que se ocupa no es más que tífera cuando se aplica a los últimos acontecimie n-
una agregación, una yuxtaposición, un compuesto, tos de la historia universa.l, que se mueve en lOrno
o cualquier modificación de ellos. Aquellos capítu- a nosotros.
los del saber en los que no Se l.IV"J.nza suscitan rc-
celos de esta clase. En este sentido, se podrían ha- \2
cer fructíferas observaciones acerca de la geología En esta y en Úl próxima ci/(j se nos introduce en las no-
y la meteorología. ciO/les de polaridad l' intensificación, fundamentales para
1'1 jJe1lsamiento y la mmfulogía goethianas.
\0
... separar y enlazar son dos actos indivisibles de No se me había escapado en los esc rilOS científi-
la vida. Quizá sea mejor decir que es inevitable, se cos de Kant que a u-acción y repulsión forman parte
quiera o no, ir del todo a las panes y de las partes al de la esencia de la male ria, y ninguna de las dos
lOdo, y cuanto más \·ivamente se enlacen estas fun- puede ser separada de la otra al hablar del concep-
ciones del espíritu, como lo hacen la inspiración y lO de materia; de ahí se desprendía parJ. mí la po-
la espiración, tanto mejor para las ciencias y sus laridad primigenia de lodos los seres, que peneu<t y
amigos. anima la infinita variedad de sus manifestacion es.

98
13 14
El remate que le faIL'\· es la percepción de las En la siguienfe afinnación clásica, Cne/he relaciona
dos grandes fucl7..as motrices de lOda Naturaleza: el brroemenfe el grado di! perfección de un orgallismo COII ÚJ
conce pto de polaridad y el de intensificación, aquél relación en/re lru parte..5 )' ell{)(IQ.
perteneciente a la materia en tanto pensamos en
ella de un modo material, éste en tanto lo hacemos Si dividimos un organismo en sus parles anató-
de un modo espirituaL aquél en permanente atrac- micas, y esas partes a su veJ.: en aquellas en que se
ción y repulsión, éste en conSLanle ascenso. Pero pueden separar, acabamos por llegar a los comien-
como la materia nunca existe ni puede ser eficaz sin lOS que han sido llamados partes similares. No ha-

espíritu, y el espíritu nunca sin mate ria, también la blaremos aquí de ellas; más bien llamaremos la aten-
materia puede intensificarse, y el espíri tu no deja ción sobre una máxima supelior del organismo que
de atraer y repeler; igual que sólo puede pensar expresaremos de la siguiente rorma: todo ser vivo no
aquel que haya separado lo suficiente como para sa- es un indi\iduo, sino una pluralidad; incluso si se
ber unir y haya unido lo suficiente como para saber nos presenta como individuo, sigue siendo una acu-
separar. mulación de seres vivos aut.Ónomos, iguales en su
idea, en su disposición, pero que pueden ser i gualc,~
o similares, desiguales o disímiles en su apariencia.
En parte estos seres ya estaban origi nariamente uni-
• ~the es"¡ habla"do aquí del ensa)o arorístico . ~aturdle­ dos, en parte se encuentran y se reúnen. Se d ividen
n., de Georg Christoph Tobler, que, dehido a que fue publica· y vuelven a buscarse y causan así una producción in-
do como anónimo en d T¡"¡"rllér }(}"ma/ de Gocthe (en el in· finila de todas las maneras}' en todas las direccio-
vierno de 1782- li!\3), ha sido con frecu encia cn<>neamente nes. Cuanto más imperfecta es la criatura, tanto más
atrihuido al propio Gocthc . (N. del fq se ascmt:>jan o parecen esas partes, y lamo más se pa-

100 101
recen a l todo. Cuanto más perfecta es la criatura, 17
lantO más nesig:uales son las paneS entre sí. En aquel Pard buscar acomodo en el lodo, hay que apren·
ca~() el todo es más o mellos igual a las partes, en és- rkr a descubrirlo cn la m;:ís pequeña de sus partes.
te dIodo es dislÍnto de las p,u·\es. Cuanto más simi-
lares son las partes entre ~í. tanlO menos subordi- lA
nadas están una.>; a otras. [.a subordinación de las En la :\Tatura]eza viva no ocurre nada que no cs-
parte~ indica una criatura más !x:rlecla. té en relación CO II cllodo [ .. .] y la cuestión es: ¿cú·
Ino podernos encontrar la re lación enlre e sos fe nó-
15 menos, esos acontecimientos?
El princi pal conceplo que, me parece a mí, tiene
que subyacer en toda obscn<lción de un se r \'i,'o, y 19
del que no debemos apart<Ullos, es que sea autóno- Aquí hay que tener en cue nta ante lodo U ll pun-
mo en sí mismo, que sus parles guarden una rela- to plincipal : que lodo lo que es o parece, dUf<I o pa-

dón necesaria, que nada sea mec¡ínico. por así de- sa . no puede ser pcn sado de forma comple tam ente
cirlo construido}' producido desde fuera, aunque aislada, completamclllc des nI Ida; una cosa siempre
las panes aClúen hacia fuera y se \'citn afecl..'l.das nes- viene perrneada , acompañada, revestida, envuelta
de fue ra, por otra; causa y padece innuencias, y cuando tamos
seres trdbajan en confusión, ¿de dónde \'<1 a salir a l
16 final el criterio, la decisión de qué es lo dominan-
Nada está nl<Ís e n consonancia con la Naturak.... te }' qué lo subordinado, qué está deslÍnado a prc·
7'.a que el poner en acción por medio de lo más por- ,eder }' qué se ve rOI~léldo a seguir? Es es tO lo que 11e-
menorizado y mínimo aquello a 10 que aspim en su '~d. consigo la gran dificultad de IQ(b afinnaci6n

cOlü unlo, teórica, aquí está el peligro: en confundir causa y

102 103
babmnenle dictado por Goethe al comienw de la década
efecto, enfermedad y síntoma, hecho y carácter. Pe-
de J 790, pero jamás fue revisado Imr;l. Hallado mire los
ro al observador serio no le queda más remedio que
IIIlIdws tmbajos qw' dejó a Sil muerte. «Ensayo de UIUlteo-
decidirse, situar en algún sitio d pumo medio}' des-
da general de la co/ll/wmrión,. fu.l' IJUhlimM a ,í/ulo IKJS-
pués ver}' buscar cómo trata lo restante}' pcriferico.
tumo IJOr vez. primera en la edición de lVeimar M las
Obras de Goclhc.
20
F.l argumento prinrilJal (lPl rnsa)"o va rn conlra de la
E.mprenda lo que emprenda la NaTuraleza, sólo
idm popular del siglo XVII1 de que Dios creó el mundo en
puede hacerlo realidad en una secuenóa. Nunca da
beneficio dI' los.. Sffl'S humemos, y de que por lo tal/lo la ta-
un salla. Por ejemplo, no puede producir un caba-
rea de la cimcia es compmukr la Naturale:w. en la medi-
llo si éste no viene precedido de todos los animales
da m que sirve a las finalidades humanas.
por los que asciende a la estructura del caballo, CÜ""
t.'n es/e extmcM, Goethe se aparta de su a/"1fUmtmlo
mo por los peldanos de una escala. Así, cada cosa
pli.náPal pam abordar UIla de sus inquietudes fimda·
existe en aras de todas las cosas, }' todas en aras de
mentales: Úl interacción entre 10-1" influencias del el/tomo y
ella; porque el uno es también el todo. Lt Natura-
los f(le/ores intrínsecos de 1111 orgal/ismo a la hora de e~/a­
leza, a pesar de su aparente diversidad, siempre es
bura la fslme/ura)' forma ramc/a7slica que adOf'1O /ll/a
una unidad, un lodo; y así, cuando se manifiesta cn
criatura. Ninguna criatura se desarrolla al margen dl'l
cualquier parle de ese todo, el resto tiene que se r-
mtOnlO en el ql/(> existe, 1JeT() -en contraste a!1l el danvi·
vir de b.,se para esa panicula r manifestación, }' esta
nismo- Goelhe asume qlle, no oh.dan/e, e:ri.de UII prinriPio
última tiene que tener una relación con el resto del
urdenadur den/ro de cada criatura. Como hemo~ visto en
sistema.
los anteriores calJítlllos, estf' princiPio ordenaMr no debe-
ria ser mlmdido COII/O algo qW! pueda ser aislado m~
21
dianfe un análisis fisico-químico. Se acerca mtis (t un ar-
El ensa)"o del que se ha lomado este extracto fue I'ro-

105
104
q/ll'llpo tspiritual que a /In ,M.igo genético, )' GOI'the no }' poder mantener sus distint<e> existencias. Pero ¿no
Iwbli(l estado InfÍJ th aruerdo con el Ileodannillisnw de lo ~t> nos hace m{e> respetable la fucrLa primigenia de la

que lo 1'51ullO COIl rl darwinismo. E,¡ ti siguiente extracto, Nalllrale7.a, la s<lbiduría de un ser pensante que ac~
sin nnbalJ.,ro, Cae/he frala de mostrar; 'fUI' los Jactares me- wmbrdffios a suponerle . si aceptamos que incluso MI
dioflmbil'1ltales repre!>elltan un papel imporltmte a la hora poder está limitado y aprendemos a reconocel que
de dell'rminnr las Jormas, porque fodas las cTialura$ o:ü- se conforma igual de bien desde fuera que hacia luc-
{e1/ denlro dI' Ul/a inlelTl'lación dhuímira con su enlomo. ra. desde dentro que hada dentro? Decir que el pe/.
está hecho para el agua me parece mucho menos
Al referir todas las co.sas a sí mismo, el ser huma- que decir qU 7 el pez eSl<í hecho en el agua v por el
no se ve obligado a dar a eS¡LS cosas una interior pre- agua; porr¡ue esto último expresa con mucha mayor
disposición hacia fuera; y eso le resulla mnto más dalidad lo que en lo primero no está más que oscu-
cómodo cuan to que cada cosa que deha vi,ir no ¡-amente oculto: que la existencia de \lna criatura
puede imaginarse sin una organilación complera. que llamamos pez sólo es posible en las condiciones
En 1..:1.11to esa organi7.ación comple ta est;i delennina- de un elementO que llamamos agua, no sólo para es-
da y cond icionada hacia su interior con extrema pu- tar en él, sino también para desarrollarse en él.
re/.a, tiene que encontrar también hacia fuera unas Lo mismo cabe decir de todas las demás criaturas.
relaciones igualmente puras, porque t.ambién desde Ésta sería pues la primera y más general comempla-
fuera sólo puede existir con ciertas condiciones y en dón de dentro afuera }' de fuem adentro. Lt forma
ciertas circunstancias. definitiva es, por así decirlo, el núcleo inlerior, que
Así, \'emos moverse en la lielT"<t, en el aire, en el se conforma de diSlintas maneras mediante la deter-
ab'1.la las más variadas formas ani males, y seglÍn la minación del elemento externo. Precisamente eso es
concepción más vulgar est<L~ uiaturas han adquirido lo que da a un animal su adecuación al exterior, por-
sus órganos pard producir sus distintos movimientos r¡ue ha sido fonnado tanTO desde fuer-a como desde

106 107
dentro; y lo que es más, pero natural: porque el ele- e~e modelo único, cómo influye un elemento gene-
mento exterior puede configurar la forma externa ral, en sus distintas condiciones, sobre esa misma
m,ís de lo que puede reestructurar la imerna. Donde forma general? ¿Cómo actúa la fonna determinada
ilIt':jor podemos ver esl.O es en las distint,l~ especies )' determinante contra esos elementos? ¿Qué pro-
de foca , cuyo exterior adopta tanto de la figura del duce esa acción en las panes sólidas, blandas, más
pez, mientras su esqueleto sigue representando para interiores y más exteriores de una forma? ¿Qué pro-
nos()[ros a un cuadrúpedo completo. ducen, como hemos dicho, los elementos en todas'
No menospreciamos la fuerza primigenia de la sus modificaciones deb idas a la altura y la profun-
Naturalew ni la sabiduría y poder de un creador al didad, las regiones y zonas del mundo?
suponer que aquélla actúa directamente}' éste ha ¿Cu,ínto se ha aval17.ado ya? ¿Cuánto queda por
actuado directamente en el inicio de las cosas. ¿No ser abordado y aplicado, exclusivamente por estas
es digno de esta gran fuer7..a producir lo sencillo' vías?
sencillo y lo compuesto compuesto? ¿Menosprecia- ¡Cuán admirable es la Naturale7a, que tiene que
mos su poder al afirmar que sin agua no habría po- servirse siempre de los mismos medios para produ-
dido producir peces, sin aire p~jaros, sin tierra nin- cir y alimentar a una criatura! Habrá que seguir
guno de los demás animales, por lo mismo que no avanzando precisamente por estas vías, y, si se em-
cabe imaginar la existencia de esas criaturas sin la pieza por contemplar sólo los elementos no organi-
condición de esos elementos? ¿No obtendremos una zados e indeterminados como vehículo de los seres
visión más hermosa de la misteriosa arquitectura no organizados, luego habrá que elevarse en la con-
del proceso formativo -que, como se reconoce de templación y volver a ver el mundo organizado co-
manera cada vez más general, está construido con- mo una interrelación de muchos elementos. El mun-
forme a un modelo único- preguntándonos y ana- do vegetal, por tojemplo, volverá a parecernos un
lizando, después de haber investigado y reconocido mar inmenso, L"1n necesario para la existencia con-

108 109
dicionada de los insectos como el océano y los ríos 4, Calidad y cantidad:
para la existencia condicionada de los peces, y vt.'- dos polos de la existencia material
remos que en ese océano vegetal nace y se alimen-
La un número inmenso de criaturas vivas, y final-

mente yoh'eremos a ver todo el mundo animal


como un gran elemenlO donde una especie se man-
tiene sobre otrd y, si no surge debido a la otra, sí se
mantiene a través de ella. Nos acostumbraremos a La aproximaciim mmfowglca de Goetlui a la Natura-
no contemplar los víncu los y relaciones como dis- In.a es más cu.alitati'Ja que cuantitativa. Aunque tiene
posiciones y fines, y avan7Arcmos así en el conoci- gran respeto a las matcmá{j(a.~J Goethe cree qul' no pueden
miento de cómo la Naturaleza creador<l se mani- damos una timón wmpll'ta de la realidad, Jll que su cam-
fiesta desde todas la... direcciones y en lOdas las po t!Sta restringido a lo mn¡sltrable, )' el asjJeCto rualitalÍ'
direcciones. Y la experiencia nos convencerá de có- va dI' la Naturaleza no es susceptible tU mellirión. Desde el
mo hasta ahora el progreso de la ciencia ha demos- momento en que las 7/111tematicas sólo son capaces de abCff-
trado que el beneficio más concreto y extendido pa- dar aquel aspecto de la Na/ltralew. que puede ser ctumti-
ra la humanidad sólo es el resultado de gran des y jicado, son nR.cesariamcnte m(lrgillales a la morfología, tal
desinteresados csfuen:os, que no pueden exigir su como Goet}¡e la concebía. Unas ciencias nalurales basadas
recompensa como los jornaleros al final de la se- sólo en mitodos matemtÍticol' desemhocarinn en una tlisión
mana, pero a cambio tampoco tienen que presen- pardal de la Naturalaa que tendría qlU ser complemen-
tar un resultado útil para la humanidad ni al final tada por una ciencia cualitativa como la propugnada pm'
de un año, ni de una década, ni de un siglo. Goethe.
Sin nnbmgo, sma erróneo atribuir a Cae/he una hos-
tilidad hacia las matemátjats en sí. A lo que se opone t!S a

110 111
6 . La co nte mpl ac ión
de la Na tu ra l eza s u g i e r e ideas

Si la tendencia a sal/ar ron demasiada rapidez. (j lo hi-


potético y teórico. es un IJeligro que el científico gvethilmo
trata tú evitar, no es 1)()r(lue Coelhe considerase el f>e1lJa-
miento humano COI/U) necesaria {) innJOcahlemente subjeti-
vo. Mris bien, creín que la Naturalan misma f!wciona en
r.m!.mnanda con las Meas, )' la tare(t del cieIllíJico es evi·
lar poner demasiado én/asis en whiIJOthir.o, precisalllf'ltle
para lener la "/PI/ tl! abierta para pnúbir las idcas que ope-
ran en w Naturalez.a. La ClJ1!cepción de Goellte de que
nuestras ideas - al menos />o(erujalml'"nle- tienen una ba-
se objeli1Ja le sitúa en twa ((¡,,;role de pensamiento plat6-
nico, en oposicion al luml;(IIIO, y por ende enfrentado a la
maJoria de la filosofa científica contemporánea.
Para Goel/¡e, al ronocimiento no se llega imponiendo
las ideas a las expeliendas, sino ahondando en éslaS has-
~ la el punlo en el cual/a itka innala rrmlenida I!n ellas SI'

1:;7
hace mmJijiesta. EntQnces tllleslros pensaminl/Qs ~urffl! muy alto, de hecho; }' de que tenemos derecho a
de la experiencia eml)írica como otra dimensión de esa ex- guiarnos por esas ideas tanto en nuestra búsqueda
perimcia, 110 simplemente como UII Qn/en de /a exlJPriencio de datos como en nuestros intentos de ordenar lo
más o lne/J().f subje/itlo y ulililmlo. que hemos encontrotdo.
La contemPlación dI' la Naturaleza 1WS sugl'rirá ideas
porque ur/a observación de Úl Natum/r..a vv-dademmnile 2
contemplativa IlOS conducirá a una pmetro.ci6n ÜJtuitiv¡¡ Es una ex igencia en extre mo extravagante la
en. aquello que funciona de una forma C1"I~ativa )' esPiri- que a veces se hace, pero no se cumple incluso por
tual dentro de los jimómerlOs naturales. El prl'Jenll' capí- parte de aquepos que la hacen: que hay que expo-
lulo f:j" cruciaL para entender lo.f fundamentos jiUJ.fójicos ner las experiencias sin vínculo teórico alguno, y
del método cien.tíjiUJ de Cae/he, )' 1M aporta las bases de dc::iar en manos dcJ lector, del discípulo, la tarea de
su concepto del fenómeno primigenio, del que se habla tu formarSe la convicción que prefiera. Porque la me-
el siguieJJlI' raPíluw. ra visión de una cosa no puede hacernos avanzar.
Toda visión se conderte en observación, lOda ob-
se rvación en reflexión, toda refl exión en asocia-
Parece haber acuerdo genera! en que la observa- ci/m, r así, puede decirse que teorizamos cada vez
ción de la Naturdle7.a conduce al pensamiento; en que lanzamos ulla mirada atenta al mundo. Pero
que su abundancia nos hace recurrir a una variedad necesitamos la habilidad de haceclo r acometerlo
de métodos para manipularla en cierta medida. Pe- de man era consciente. COIl conocim iento de noso-
ro sólo unos pocos son igualmeJHe conscie ntes del tros mismos, con libertad y, por servirnos de un té r-
hecho de que la cOlllcmplación de la Naturaleza su- mino arriesgado, con ironía, si la abstracción a la
giere ideas a las que atribuimos el mi smo grado de que teme mos ha de ser inocua y el resultado de la ex-
certidumbre que a la Naturale.!.<i misma ... un grado periencia que deseamos ha de ser vi\"o y úlil.

158 l.'i9
3 bién supuesto y creído en lo complejo. Porque lo
Dos exigencias surgen en nOSOtros al contem- sencillo se oculta en lo mlittiple.
plar los fenómenos naturales: (;onocc r completa-
mente los fcn(¡rncllos mismos y apropiárnoslos a ti
través de la reflexión. A la totalidad conduce el or- El objetivo supremo se ría entender que todo lo
den, el orden exige método, )' el mélOdo facilita las hictico es ya leoria. El azul del ciclo nos revela la ley
concepciones. Si contem plamos un objeto e n todas fundamental del cromatismo. No se busque nada
sus partes, 10 entendemos bien}' podemos repro- detrds de los fenómenos: ellos mismos son la teoría.
ducirlo en nuestra mente, podemos decir que lo
contemplamos en un sentido propio y superior, que 7
nos pertenece, que alcanzamos un cierto dominio El e rror de las almas débiles es que al reOex io--
sobre é l. Y así lo panicular nos conduce siempre a nar van de lo panicular a lo general, cuando lo ge-
lo gcnerdl, lo general a lo particu lar. Ambos se en- neral sólo puede buscarse en la totalidad.
trecruzan en toda contemplación , en todo discurso.
8
4 La Naturaleza, por múltiple que pueda ser en
Lo particular está et,ernarnentc some tido a lo ge- sus manirest<lciones, es sin embargo siempre una
neral; lo general tiene que adaptarse e ternamente a entidad si mple, una unidad; y así, aunque se mani-
lo particular. fieste e n una parte, lOdo el resto tiene que selvir de
base para esa parle, y la pane tiene que estar rela·
, cionada con lodo el resto.
Tenemos que aprender a ver que lo que hemos
visto y reconocido en lo más simp,le ha de ser tam-

160 161
9 té en relación con citado [... j. La pregunta es: ¿có-
¿Qué es lo general? mo hallamos la relación elllrc estos fenómenos, es-
El caso concreto. tos acontecimientos?

¿Qué es lo particular? 14
\-lillanes de casos. Todos los erectos [.. .) que obseIValllos en el mun-
do de la experiencia están interrelacionados del
ID modo más constante, y se funden el uno en el btro;
No hace falta dar la vuelta al mundo para com- forman una se.ríe de onclas desde el primero al últi-
pre nder que el cielo es azul en todas panes. mo.

11 15
Si buscas acomodo en el todo, tendrás que El siguiente y ¡amolO reúltQ fÚ'1 encuentro }' reconcilia-
aprender a descubrir el lodo Cil la m,ís pequeña de ción entre Goethe)' Schiller en julio tú 1 i94 (que marcaria
sus panes. el comienzo tú una larga y fi'1.lCtifera amistad a in largo de
los diez: allOS siguitrnles)fue escrito en 18li. En su relato
12 d~l encuentro, que aqui reproducimos integramente, Goe-

Nada está más en consonancia con la Naturalc- lhe túscr¡be cómo abogO por ..otra fonna de abordarla Na-
La que el poner en funcionamiento en el menor de furakuJ, no de modo ai5lado )' particulariUldo, sino vivo
los detalles 10 que enliende como un todo. )' activo, aSPirando a prtsttltarla yendo del todo a las !X¡r-
fes". Intrínseca a ola a/Jyoximnción es lit aprehensión
\ de las formas primigenias subJocrntt's m ws múlliPles fe-
l'
En la Naturaleza viva no ocurre nada que no es· nómenos tú Út ."-Iaturakw, que pennite al observador ,om-

lfi2 lO'
prender esta última desde w perspectiva de su unidad más largo lÍempo me hablan mantenido apartado de él.
/llv/unda. Así era Úl "pwnta primigmia,. para Goellie: IU) A mi regreso de Italia, dondc había tratado de
una idea rWstrarta sino una realidad expe'llmentada en formarme con mayor precisión y pureza en todas
un nivel má!i profundo. Una vez. fom/n-n¡dida, nos per- las ramas del arte, sin importarme lo que ocurriera
mile percibir los est(ldios del crecimiento)' la metamorfosis dur.lIlte ese período en AJelllania, hallé que goza-
de la planta como distintas manifestadOr/es de una1Íllica ban de gran prestigio obras poéticas antiguas)' mo-
/onna promca. dernas de extendido efccto, aquellas por desgracia
que más me repugnaban: citaré tan sólo el Arding-
F eli~ acontecimiento hello de Heinse y l.Á)s bandidos de Schiller. Aquélla
lile e ra odiosa porque trataha de refinar r adornar
Gocé de los más bellos instantes de mi vida a la la sensualidad y unos pensamientos absuusos a tra-
par que estudiaba la metamorfosis de Ia.~ plantas; vés de las artes plásticas; ésta, porque un talento
cuando me quedó clara la secuencia de la misma, la ent: rgico pero inmaduro había \"crtido sobre mi pa-
idea me entusiasmó durante mi estancia en Nápo- tria, en arrollador torrente, precisamente aquellas
les y Sicilia: cada vez me gustaba más y hallaba más paradqjas éticas y te<ltrales de las que ro había in-
placer en esta forma de contemplar el reino vege- tenlado depurarme.
tal, y en ella me ejercitaba sin cesar por caminos y No tomaba a mal a esos dos hombres de talento
senderos; esos placenteros esfuerLOS hah.ían de con- lo que habían emprendido r logrado, porque el ser
vertirse en inestimables, en tanto que dieron órigen humano no puede nc¡prse a querer influir a su ma-
a una de las más alta~ relacion es que la suerte me nera: plimero lo intenta inconscientementc, sin for-
deparó en alios posteriores. Debo mi estrecha vincu- mación, luego, en las distintas etapas de su forma-
lación con Schiller a estas agradables manifestacio- ción, de manera cada "C.l más consciente; de ahí
nes, ella.~ allanaron los malentendidos que durante que sc extiendan sobre el mundo tanta excelencia y

164 16.'>
tanta necedad, y la confusión sUlja de la confwÜÓn. y estaba pasando un" temporada en mi casa, se afir-
Sin embargo, el ruido que habían suscit."ldo en maba apasionadame nte en esas ideas: yo evitaba a
mi patria, el aplauso que tanto desenfrenados estu- Schiller, que, de paso en \Veimar, se alojaba en mi
diantes como cultivadas di.lI'nlls dc corte habían tri- vccindad. La aparid6n del DOII Carlos no si"ió para
butado a csos cxtravagantes engendros, me sobn~- acercarme a él, rechacé todos los intentos de per-
5<11t6. porque creí\'er completamcntc perdidos todos sonas que esraban cercanas por igual ti él Y a mí, y
mis esfuerzos; los objetos para los quc mc había for- así seguimos viviendo un tiempo, el uno paralelo al
mado, la manera y el modo en quc me había forma- Olro.
do p"ra ellos, me parecían echados a un lado e in- Su ensayo sobre El eIIClmtO)' lo dignidad L.'llIpOCO
\~\lidados. fue un medio para reconciliarnos. Él había acogido
y lo que más me doliú: todos mis amigos, Hein· con alegría la filosofTa kantiana, que tanto eleva al
rich :\Ic)'er y Moritz, así como los artistas Tischbein sl~eto mienu<\S parece limitarlo; era ulla filosofTa
)' Bur}'. que trabajaban en el mismo sentido que yo, que desarrollaba lo extraordinario que la Natun¡!e-
parecían igualmente en peligro; yo cstaba muy cons- la había pucsto en su ser, )' él, en suprema sensa-
ternado. Con gusto hubiera abandonado por ente- ción de libertad)' autodet.erminación, se mostraha
ro la contemplación de las a n es plásticas, el ejerci- ingrato para con la Gran Madre, que sin duda 110 le
cio del ane poético, si hubiera sido posible; porque trataba como a un hijastro. En vcz de contemplarla
¿qué expectativa había de supe rar aq uellas produc- como autónoma, productora de "ida regulada des-
ciones de genial valor y salvaje forma? ilmagínese de lo más profundo hasta lo más sublime, la miraba
mi estado! Trdtaba de alimentar)' cOlllunicar las desde el ángulo de algunas naturalezas humanas
Im'ls PUI-dS concepciones, )' ahora me encontraba empíricas. Incluso podía interpretar cienos pas~jes
atrapado entre Ardinghello y Franz Moor. ásperos como dirigidos a mÍ. mostrando mis con-
l" lorilz. que también acababa dc volver de Italia viccioncs bajo una falsa luz; )' sentía que aún era

ltiü 167

mil}' bienvenida, que ulla manera tan fragmenta ria


peor si se habían dicho sin relación a mí; porque
de rratar la Nawrale7.<1 en modo alguno podía atraer
eso no hada más que ensanchar e l enorme abismo
¡¡l profano que quisiera a\'cnturarse en ella. Yo res-
entre nuestras formas de penSil!".
polldí que quizá resuhara incómoda incluSQ al ini-
No cabía espcrdr acuerdo alguno, Incluso la sua-
ciado, y que sin embargo podía haber otra forma de
ve persuasión de un Dalbcrg, que babía sabido hon-
abordar la N'alurale7.a, no de modo aislado y par-
far a $chiller con todas la~ dignidades, resultó in-
ticularizado, sino vivo y aclivo, aspirando a presen-
fructuosa; las propias razones que yo oponía a todo
tarla yendo del todo a las partes. Él quiso que se lo
acuerdo eran dificil mente refmahJes. Nadie podría
explicara, r.ero no ocultó sus dudas; no podía acep-
negar que entre dos antípodas espirituales la separd-
tar fiLIe algo como lo que )'0 allrmaba se despren-
ción asciende a más de un diámetro de la Tierra, por-
diera directamente de la experiencia.
que ambas panes quieren ser polos, y precisamente
Llq,>amos a su casa, r la cOIl\'ersación me hizo
por eso no pueden coim.idir. Pero lo siguiente ilustra
entrar; le expuse con vin;:t.a la metamorfosis de las
al respecto de que entre ellos hay una relación.
plantas y, con unos cuantos trazm de mi pluma, hice
Schiller se fue ajena, donde yo tampoco lo vi. Al
surgir ante sus qjos una planta simbólica. Él escu-
mismo tiempo, con increíble actividad, BaLSch ha-
chaba y veía lOdo esto con gran interés. con deckli-
bía puesto en marcha una sociedad de investiga-
ción científica fundada en h ermosas colecciones y
da comprensión; cuando hube terminado, , sacudió
la cabeza y dijo: ",Esto no es una experiencia, esto es
un im portante apa rat~je, Yo asislÍa habitualmeme
una idea,.. j\'Ie quedé perplejo, disgustado en cierta
a sus sesiones periódicas; en una ocasión enconu'é
medida; porque así quedaba señalado dd modo
allí a Schiller, s.'dimos casualmentc al mismo liem-
más estricto el punlO que nos separaba. Vino a m i
po, se trabó una conversación; él parecía interesado
mente la afirmación de Fl encanto y la dignidad, el
en lo fllIC se había expuesto, pero observó, de for-
viejo rencor quiso avivarse, pero me conluve y rc-
ma muy se n~ala y comprensiva. }' que me resultó

109
168
puse: _Me parece muy bien lener ideas sin saberlo, estimar desde su infancia, aportó lo suyo a un en-
e incluso \'erlas con los ojos,. . tend imiento duradero, los amigos comunes se ale-
Schiller, que tenía mucho máli 1ll11lldo y urbani- graron. }" así sellamos, mcdiant.e la mayor compe-
ciad que yo, y que -debido también a la revista Las tencia, que quiz..i nunca llegue a arbitr.J,je alguno,
J-/oras, que estaba a punto de editar- pensaba más entre objeto y sl~eto, una unión que ha durado de
en atraer que en repeler, respondió a esto como un forma ininterrumpida,)' ha tenido más de un buen
buen kantiano; y como mi terco realismo dio pie a efedo para nosolrOS y para otros.
un \~\,(l debate, luchamos mucho}' luego hicimos Dcsp~és de este felil comienzo, en el trdllSCUt"SO
tregua; ninguno de los dos podía considerarse ven- de un tmto de diez años fueron desarrollándose po-
cedor, ambos nos considerábamos insuperables. ca a poco los talentos filosóficos, en la medida en
FrJ.ses como la siguiente me hadan enteramente que mi Naturaleza los contenía; pienso dar de ello la
desdichado: «¿Cómo puede haber nunca experien- mayor cuenL.") posible, aunque la~ dificultades resul-
cia alguna que sea adecuada a una idea?, precisa- ten evidentes al conocedor. Porque aquellos que
mente en eso consiste ·la peculiaridad de esta úlLi- contemplan desde una perspectiva superior la con-
ma. en que jamás puede concordar con una fortable seguridad del entendimiento humano, del
experiencia» . Si él consideraba idea lo que yo ex- entendimiento innaLO de un hombre sano, que no
presaba como experiencia, ¡tenía que haber entre duda ni de los objetos y su relación ni de sus propias
ambos algo que siniera de mediación, de relación! facultades para reconocerlos, comprenderlos, \"alo-
El primer paso estaba dado, el atrJ.ctim de Schiller ["Mios, apreciarlos, emplearlos, esos hombres sin
era gmnde, apresaba a todos c uantos se le acerca- duda confesarán b'USlOSOS que se está acometiendo
ban; )'0 compartía sus propósitos, y prometí entre- algo casi imposible al tratar de describir las u-ansi-
gar a Las Horas algo de lo que tenía guardado; su ciones, de la~ que debe haber miles)' miles. hacia un
esposa, a la que yo estaba acoSlumbrado a alIlar y estado más refinado. más libre y más consciente. No

170 171
cabe hablar aquí de niveles de formación, pero sí de lO
caminos extr<l.\iados, senderos} velicllelos y, des- Escrilo en 1818, ,,/ndrásión y rendición » plantea la
pués, de un imprevisto sallO y un \~goroso impulso tarra (Ú unir idea )' exfmiencia C01/l1) Ull problema casi
h.lCia una cuhura superior. ¿Y quién puede decir insalvable para el inv~ligador rimtifico. En este senlid{J,
que desde un punto de vista científico camina siem- es/a obra no es represen/aliva, !)orque en otros ensayos (co-
pre por la región suprema de la concie ncia, donde 11/0 el anlmor )' Inmbirn el pos/mor a éste), el punto de
se c01llempla lo exterior con la máxima circunspec- lIÍ-1la de Gae/he es ba.~la1lIe claro: a saber, que es /)/Jsible
ción, con atención tlll aguda como tranquila, don- a{mm. ar 'Una ~experie'/lcia su/mior» en la que podamos
de al mismo tiempo sc deja imperar el propio inte- lener UIl(/ per~epción intuitiva de las ideas primigenias
tior con inteligencia, con modesta cautela, en la presl'1lles en los jmólllmos. En dicha experiencia, la divi-
paciente esperanza de una contemplación \'erdade- ~jón entre idea y experienci(j se anula. Sin emlXlrgo, tene-

r.,lmentc pura y annoniosa? ¿Acaso no enturbia el mos un tema goelhiano más característico en la afinna-
mundo, acaso no enturbiamos nosotros mismos ta- don inicial de qtU "Dios actúa en la Naturaleza y la
les momentos? No obstante, pode mos alhergar píos ,Valuraleza en Dios»> )' en la exhorlf1CÍón que contienen
deseos, n o está prohibido intentar una cariñosa las primerwi líneas del poema final a simplemente '<con-
aproximación a lo inalcanzable. temPlar con humilde mirada la obra maestra dI' la f.tema
Lo que hayamos logrado en nuestras exposicio- tejedora» .
nes lo recomendamos a los amigos la rgamente ve-
ner.,ldos, y al mismo tiempo a laju\'enlud alemana, Indeci sió n y rendición
que aspira a lo bueno y a lo justo.
Ojalá que podamos de entre cl10s atraer y captar Al observar la estructura del mundo, en su más
nuc\'os estudiosos y futuros promotores. amplia extensión , en sus últimas divisiones, no p~
demos sustraernos a la impresión de que el lOdo se

J ;2 173
basa en una idea, según la cual Dios podría crear }' sulta un gran obstáculo en toda investigación de la
actuar en la NaLUraleza, la Naturalela en Dios, de Naturaleza; la idea es independiente del espacio }'
eternidad en eternidad. Percepción, contemplación , el tiempo, la investigación de la Naturaleza está li-
reflexión nos aproximan a aquellos secretos. Nos mitada en el espacio y en c!tiempo, y de ahí que e n
la idea lo simultáneo y 10 sucesivo estén íntima-
al~evemos }' arriesgamos también ideas, nos resig-
namos }' formamos conceptos, que podrían ser aná- mente unidos, y en cambio siempre estén separados
logos a esos principios originarios. en el punto de partida de la experiencia, }' un efec-
to de la Naturaleza que segú n la idea debiéramos
En este punto, topamos con la peculiar dificul-
tad de que no siempre se muestra con claridad en pensar como simulláneo y Sllcesivo a la vez parece
la conciencia que entre idea y experiencia parece conducirnos a una especie de locura. El e nlendi-
haber cierto abismo, que toda nuestra energía se es- miento no puede pensar de forma reun ida lo que
fuert.a en vano por salvar. Sin peljuicio de lo cual los sentidos le presentan separado, }' así se mantie-
nuestro eterno esfuerlo sigue siendo sahrdr este hia- ne irresoluto el dudo e ntre 10 percibido y lo ideado.
to mediante la razón, el entendimiento, la imagina- Por eso escapamos con justicia, en busca de albru-
ción, la fe, el sentimiento, la locura y, cuando y.J. no na sati~facción, a la esfera del arte poético, y renova-
nos queda otra cosa, mediante la necedad. mos una vieja cancioncilla, con alb'l.IflOS cambios:
Por fin, al proseguir honestamente nuestros es-
fuerlos, hallamos q ue bien podría tener razón el fi- Contempla con humilde mirada
lósofo que afirma que ninguna idea es enteramen- La obrd maestra de la eterna tejedora.
te,congruente con la experiencia, pero acepta que Cómo una pisada mil hilos agita,
idea}' experiencia podrían ser análogas, incluso l.a lam.adcra va de aca para allá,
tendrian que serlo. Los hilos fluyen y se encuentran,
l.a dificultad de conjugar idea}' experiencia re- Un impulso crea un millar de uniones.

175
174
Eso no lo ha tramado ella, maestro limita su ser pensante a unjllicio rcnexivo
Lo ha urdido la eternidad: r discursivo, le prohíbe por completo un juicio de-
Para que el eterno maestro tcrm inante. Pero entonces, dcspués de habernos
T ranquilo la u-ama pueda sollar. puesto entre la espada )' la pared , incluso de haber-
nos llevad.o a la desesperación, se decide a hacer las
17 manifestaciones más liberales y d ~ja en nuestr.dS
En este commtario (l un pasaje de la Crítica dcljui- manos el uso que queralllOS hacer de la libertad
cio de Kant, GoeIM echa mano de In idea tk una capaci- que e n alguna medida concede . En ese sel1lido, me
dad intelutual intuitiva qu' puede dar acceso a las Juer- resultó muy, significati\'o el siguiente pas.-ye:
lOS creativas univmale,f en la Naturaleza.

Cuando trataba, si no de penetrar, sí de aprove- Podemo~ imaginar un e ntendi mi ento que, al

char en lo posible la doctrina kamiana, a veces me no ser, como el nuestro, discursivo, sino in-
quería parece r que ese hombre excelente procedía tuitivo, \'<\)'<1 de lo sinthico universal, la con-
con pícara ironía en cuanto que ora parecía esfor- templación del todo como tal, a lo panicular,
zarse por limiL.'\r al máximo la capacidad del cono- es decir, del todo a las partes. [ ... ] No es ne-
cimiento, ora apuntaba con gesto casual más allá de cesario demostrar que semejante inff>llectus
los límites que él mismo había trazado. Sin duda ha- arcMlypus es posible, sino tan sólo que en la
bía observado la indiscreción)' petulancia con que comparación de nuestro en tendim iento dis-
procede el hombre cuando cómodam e nte, equipa- cursivo, necesitado de imágenes (in/elleclus
do con unas pocas expe riencias, hace irreflexivos eCI)'jJUs), con el a zar de tal condición , vamos a
pronunciamientos)' se apresura a sacar conclusio- parar a aquella idea de un inlellectlls archel~
nes, intentando imponer a los objetos lo primero pus, y que en ella tampoco hay contradicción
que se le ha pasado por la cabeza. Por eso nuestro (Critica del j uicio, § 77),

li6 In
in duda cl autor parec apu11tar aquf a un en­ en tenninos av r-ables d mi persona y de mi obra,
ndirniento divino, alcan1.abl · solo si nos I vamos ill Juso califi a de singulare · mis proccdimientos,
n lo moral, m cliante la fc en Dios, la virtucl y la in­ al de ir quc mi pensamicnr actt'ia de man ·ra ob­
monalidad hacia una regi n uperior. y no. acer­ jetirn. con lo qu · quiere decir que mi pcnsamiento
camo al Ser Primero: lo mi. mo podrfa unir en 11 se aparta d lo objeto. quc las elemcntos de
I aspccto in el ctual: que, mcdiante lac: ntempla- Jos ohjctos las percepcione de los mismo , con­
i6n de una aturaleza en c nstantc creaci6n, nos nuycn y son pcncrrados dd modo ma fntimo por
hicieramo clignos de la parlicipaci6n intclcctual en el, que mi p re pci6n mi ma es un pen amicnto,
us producLo . i 'O habia p netrado in d can o, mi pensamicnto una pcrcepci6n; procedimi nlo al
inconscienc m me y siguicndo un impul o interior qn mi mencionado amigo no quicre n gar su
en aquello arquctfpico y tipi o, si habfa logrado in­ aplauso.
cluso con Lruir una repres ntaci6n conforme a la La� consideracioncs a las qu esas palabras, acom­
aruraleza, ah ra a nada pod.fa impedirmc salir paitadas de tal aprobaci6n, me mueYen pueden
valicntement airoso de la aventura de la raz6n, co­ quedar expre ada. en las pocas paginas qu siguen,
mo la llama cl propio ancian de Konigsberg*. que recomiendo al lcctor cornprcnsivo si antes, en
la pagina 397 d I mencionado libro, se ha familiari­
l zado por e len o con ella .
En u Antropowgia, una bra obre la que volve­ Tanto en I pre ente ,·oh1men como en lo an­
r mos varia veces, el senor Dr. Heinroth""" habla tcriore , he t 'nido la intenci6n de exprc ar c6mo
veo la Naturaleza, pero al mi mo tiempo la de rcve­
Es dccir, K.mL. (N. del F..) larme en cicno modo a rnf mi mo mi int rior, mi
.. El Jla111wl dJ, 1m1ropologio dt" J. .. Heinrot.h fue publirndo � rma de er, •n la medida de lo posible. Para esto
•n 1822, el ario ant rior a cstos com utarios. ( . def£.) r sultara esp ialmcnte util un cnsayo ant rior mio,

17 li9
"El experimento como mediador entre SlyelO y ob- porque mi existencia les resulta odiosa, desprecian
jeto» (vease cap. 5. 9). los ol~eti\"os hacia los que se orienta mi acción y
Confieso que desde siempre la gnln }' resonante cOllsideran una elección igual de errónea los me-
larea CO/lócete a ti mismo me ha resultado sospechosa, dios emplc!udos para alcanzil rlos. Por tanto, los re-
algo así como una astucia dc sacerdotes secreta- chazo y los ignoro, porque no pueden serme de
mente aliados que confunden al hombre con exi- ayuda, )' eso es todo lo que importa en la vida; pero
gencias inalcanzables y quieren desviarlo desde su de lo~ amigos acepto con gusto tanto que me seña-
actividad hacia el mundo exterior hacia una falsa len mis limitaciones como que me ele"en al infini-
contemplación interior. El hombre sólo se conoce to, siempre me fljo en ellos con confianza para mi
a sí mismo en tanto que conoce el mundo, que só- verdadera edificación.
lo percibe en sí, y el sólo se percibe en él. Cada nue-
\'0 objeto, bien contemplado, abre un nuevo órga-
no en nosotros.
Pero el mayor estímulo vienc de nuest.ros con-
géneres, que lienen la ven~ja de compararnos con
el mundo desde su punto de vista }' por tanto obtie-
ncn dc nosotros un conocimiento más cercano del
que nosotros mismos podrfamos alcanzar.
De ahí que en mi edad madura haya puesto gran
atención en lo que otros podrían ad\'enir en mi, pa-
ra obtener mayor claridad sobre mí mismo y sobre
mi interior de ellos y en ellos, como en tantos espe-
jos. Mis adversarios no entran en consideración,

180 lSI
7. El f e nóm eno primigenio

De lodos Wl conceptos empleadoI por Gne/he en el (;ur-


so de su.~ investigaciones '¡I'lIlÍjicas, el concepto r!el fenó-
ml'TlO primigenio [Urpha nomenl es el mas imjxJrlanle.
fla de entem1erse que elJenómnw Primigenio licm un es-
la/lls qUL abarca lanlO Úl idea como la experiencia senso-
áal: PS algo aprehendido )Ullto con hl experiencia sen-
,\'Orial, aunque se encuentra más allá de ella, mmo Ul1a
(ua lidad espiritual () ideal q/le inJanna un !enómenv ()
grupo de jenóYl/nws. Rl fnz(¡meno primigenio se da ruan-
do un grupo o secuencia de Jertómenos revela una impor-
ltmria )' coherencia intema subyacentes, lo cual es apre-
hemlúlo por el in/electo m un momento de comprensiim
1/1luitiuG. A.ri", esto se uvela (1 la percepción a tmués de ros
jmóml!1lOs, pero no puede ser redurido sólo a esos jenóm~
1I0S.
l\~o hace falta decir l/ue el fenómnlO J)I"Ímigenio es un

183
conupto abstrarto al que se IÚ'gtl por un proceso de .w!lec-
/la..A di(m:ncia
'}' de una explicación ronceptual o teórica,
ción de los elemrotos comunes de un grupo di' jl'1lóme1los. el .Imómeno puro,. es ltlgo qltf se puede percibir en)' a Im-
GtNthe se rifiere a il como una ..",anijellaciólI < una lTUI- . d" In masa de dolos fmpírico, una lla que /lOS adell-
I"S •
nijestación del ámbito es/)jrilutlllk los fenómnlOs observa- ¡millOs lo bas/allle f1/ ell()~. 1::1 Kff1/ómi'lIo puro,. [das rej-
dos Imr los .sentidos. La aprehensión intuitiva del fenóme- nI" PhanomenJ es !!llér-millo más alltiguo para lo qUf
no primigenio es un /iIJO de ex/)(;riencia Hlperior al que COi'I}¡r Ilmnaria posterio)"lIumle pi "jmóII/('I!() primigenio"
MmU/lmenlf alcanzamos ell nuestra obseliJación df la 11 1rphanomen].
Natumleul. Es, de hecho, el ti/JO dp pX/JeI-ienóa más e!eva-
do al que tm científico puede (lJpirar )', !tnll vez. a[Cllfl.l.(l- Ex.peri encia y ciencia
do, se ha llegado a un limite más allá del C1wl1lo debería-
mos tmtar dI' ir. "Cuando ti jl'1lómeno primigenio nos Los fenómenos, a los que también llamamos he-
maravilla ... dice Goethe, "nos deja satisfechos'" chos, son ciertos y definidos por su namrale7.a, pe-
ro a menudo indefinidos y \~acilantes en su mani-
festación . El científiCO trata de aprehender y retener
ESI':1-i/o m ] 798, "Experiencia y r-/f'1lc!n» !Jerlellece a lo defin ido que hay en ellos; en los casos concretos
una serie de ensa)'us breves sobre el '/IIé/Uflu científico esen- no sólo dedica su atención a cómo se manificSlan
IOS por Grxthe duran/e ws primeros mios de S1l amistad los fenómenos, sino también a cómo deberían ma-
con Schilier. nifestarse. Hay. como he podido observar especial-
El mil()(io esbmntio aquí es estrictammte jenomerwló- mf'nte en el campo en que lrab~o, muchas fractu-
gico, sien(Ú) su intención 1W C(¡Mliuzr lo observo(Ú) hacia r.LS empíricas que hay que desechar para mantener
los límites de una teoría predilecta, sino más bim poner al IIn fenómeno puro)' constante; en cuanto me per-
descubierto 1/n "jenómeno purQ )' COllstante" que sull)"(¡ce mitO esto, establezca ya una especie de ideal.
tri la masa de dalos dwia IJOr la experiencia )' la cohesio- Sin embargo, sigue habiendo una gran diferen-

184 185
cia entre, como hacen los teóricos, desechar series pOder reproducir con más pureza los experimelllos
cnteras en fa\"or de una hipótesis y sanificar una contradictorios; pero si a veces, en iguale~ circuns-
fractura empírica a la idea del fenómeno puro. tancias, se presenta un caso que contradice mis le-
Dado que el observador nunca \"e con sus ojos el yes. \'(;0 que tengo que retroceder en toda la tarea y
fenómeno puro, sino que mucho depende de su es- hnscar un punto d e panida superior.
tado de ánimo, del estado dd órgano en ese mo- Éste sería. conforme a mi ex perie ncia, aqud
mento, de la Inz, el aire, el clima, los cuerpos, su tra- punto en el que el espíritu humano puede acercar-
tamiento y otras mil circunstancias, hay que heberst' !>e mas a los objetos en su generalidad, atraerlos ha-
el mar para atenerse a la individualidad del fenó- cia sí, por así.decirlo, amalgamarse con ellos de fo r-
meno y o bservarla, medirla, pondenu·la y descrihi r- ma racional (como 10 hacemos normalmente en el
la. empirismo comu n).
En mi observación y contemplación de la Natu- Lo que habríamos pues de presentar de nuestro
raleza me he mantenido tiel , especialmente en los tr-ah~jo sería: (1) El fenómeno empírico, que Loda
(¡ltimos tiempos, y en la medida de lo posible, al si- persona percibe en la Naturaleza, y que después
guiente método. (2) es elevado mediante experimentos a la catego-
Después de experimentar la consta ncia y conse- ría de fenómeno cientíncn . en tanto se presenta en
cue ncia de los fen¿menos hasta un cierto grado, ex- otras circunstancias}' condiciones de aquellas en las
tmigo de ello una ley empírica y la prescribo a las que primero se dio a conocer, y en una secuencia
futuras man ifestaciones. Si en lo sucesivo la ley y más o meno~ afonunada. (3) El fenómeno puro es
las manifestaciones concuerdan plenamente, he por último el resultado de todas las experiencias y
ganado; si no concuerdan por entero, presto aten- experimentos. Nunca puede ser aislado, sino que se
ción a las circunstancias del caso concreto y m(~ veo presenta en una constante sucesión de manifesta-
forzado a buscar nuevas condiciones en las cuales ciones. Para representarlo, el espíritu humano ddi-

186 187
ne lo empíricamente vacilante, exclu)'e lo casual, se- ('..ontemplación, conocimiento, adivinación, fe ... to-
para lo impuro, desenreda lo confuso)' descubre lo das esas antenas con las que los seres humanos lle-
desconocido. gan al uni\-erso tienen que ser puestas a trabajar
Éste seria quizá, si el ser humano supiera resig- conj untamente si es que hemos de cumplir con
narse, el objc(i\'o último de nucstras fuenas. Por- nuestra importante pero difícil tarea.
que aqur no preguntamos por las causas,~ sino por
las condiciones en las que se manifiestan los fenó-
,
menos; se contempla)' acepta su consecuente suce- La mayoría de las veces, lo que percibimos en la
sión, su eterno retorno en mil circunstancias diver- experiencia n(} son sino casos que, con alguna alen-
sas, su uniformidad y mutabilidad, se reconoce su óón, se pueden dasi ricar bajo rúbricas empíricas
definición y \'uel\"e a ser definida por el espir itu generales. Éstas se subordinan a su vez a rúblicas
humano. En real idad, no habría que calificar de cie lllíricas que apuntan a ni"eles superiores, lo que
especulativo este trabajo, porque al final, me pare- nos permite familiarizarnos con ciertas condiciones
ce a mí, .~ó lo son las operaciones pr<lcticas y autoco- imprescindibles de lo manifestado. Desde ese mo-
rregidas del senlido común, que se atre\'e a probar mento, todo se va poniendo poco a poco b¡~jo reglas
suerte en una esfera superior. y leyes superiores, que no obstante no se presenul11
al entendimien to mediante palabras e hipótesis, si-
2 no a la \lista mediallle fenómenos. Los llamamos
El fenómeno primigenio /Urt,/¡¿¡nomen] no pue- !l7Ióml7los primigenios, porque no hay nada que r.c
de ser contemplado como un teorema básico que manifieste por encima de ellos. )' son en cambio en-
conduce a una diversidad de consecuencias, sino teramente adeclIi.ldos para bajar pcIdailo a pelda-
más bien como una manifest<lción básica que en· ño, igual que subimos antes, desde ellos hasta cJ ca-
vuelvc las especificaciones formales del espectador. so más común de la experienc ia cotidiana.

IIlIl 189
·1 idéntico. Mundo empírico: ilimitada multiplicación
Sin embargo, una vez hallado semejante fenó- del mismo, por tanto esperdllza de ayuda, desespe-
meno primigenio, sigue quedando el problema de raóón an te la plenitud.
que no se le quiera reconocer como tal, de que si-
gamos buscando Olrd cosa deum de él y por encima Fenómeno primigenio:
de él, cuando deberíamos reconocer aquí el lími- ideal como 10 último reconocible,
te de la observación. El cicnLÍfico debe dejar los fe- real como reconocido,
nómenos primigenios en su eterna calma y grande- simbólico, porquc abarca lodos los casos,
1.3, y el filósofo llevárselos a sus regiones, y hallará idéntico ~I lodos los casos. f"-'-
que no es con los casos concretos, rúbricas genera-
les, opiniones e hipótesis, sino con el fen ómeno bá- 7
sico y primigenio. con lo que se le entrega un ma- La perce pción directa de los renómenos primi-
terial digno de ullcrior tratamiento y elaboración. genios nos sume en una especie de miedo; sentimos
nuestra insuficiencia; sólo nos alegra y anima el
5 etern o juego del empirismo.
La belleza es un fenómeno primigenio. Mien-
tras nunca se materializa como tal, de rrama su res- R
plandor sobre mil manifesl<\ciones distintas del es- Ante los renómenos plimigenios, cuando se rc\'c-
píritu creativo, y es tan multiforme como la propia lan a nuesuos sentidos. sentimos una especie de te-
Naluraleza. mor, que llega al miedo. Las personas sensoriales
buscan refugio en el asombro, pero rápidamente vie-
6 ne el acriyo casamemcro que es el entendimiento y
fenómeno primigenio: ideal, real, simbólico, t"lta de unir a su modo lo más noble con lo más bajo.

I!J(I 191
9 idea que subyace en él. L."l. idea superior se esconcle
A lo más alto a lo que un ser humano puede as- detrás de cada llllO de ellos. Ése es mi Dios; ése es
pirar es a la marm1l1a. Cuando el fenómeno primi- el Dios al que tooos tratamos y esperamos dar nues-
genio nos maravilla, nos deja sa tisfechos. No pode- [ro semblante; pero sólo podemos adiyillarlo, no
mos permitirnos una ex peri encia que \"dr.o\ más allá verlO.
de ésta, y es fútil tratar de enContrarla. Aquí está el
límite. Pero, por regla general, la gente no se con- 12

lel\la con percibir un fenómeno primigenio. Piensa .la Naturaleza no sabe bromear; siempre es au-
que tiene que haber algo ¡mis al\¡í. Son como ni- téntica, siempre seria, siempre severa; sit.fl1)¡;¡(c tie-
ños que, al mirar un espejo, le dan la vuelta para ne razón, y ¡os errores)' fallaS son siempre los del
ver qué hayal otro lado. ser humano. La persona incapaz de apreciarla la
desdeña; y ella sólo sc e lllrCf,ra al acenado, al PUfO,
10 al auténtico, y revela sus secretos.
Si por fin me tranquili.lO ante el fenómeno pri- El entendimiento {Vmtand] no la alcanza; he·
migenio, no es más q\le por resignación; pero sigue mos oc ser capaccs de e levarnos a noSOtros mismos
habiendo una gran diferencia Cnlrc resignanne den- hasta la razón {Vmlltnfl/ para entrar en contacto
tro de las fronteras de la humanidad o dentro de una (:on la divinidad, que se manifiesta en los fenóme-
hipoté tica ]imitaóón de los cortos alcances de mi in- nos-primigenios que moran tras ella y de los que
dh'¡dualidad. procede.

11
Hace mucho que hallé el sim ple arquetipo. Nin-
gún ser orgánico se corresponde por entero con la

193
192

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