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DEVOCIONAL No. 5.

¡NO TE QUEDES!
Pasajes 1ª Tesalonicenses 4:13-18 y 2ª de Tesalonicenses 2:1-17.
Versículo clave: “17. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir
al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
1. Lee, medita y escudriña el pasaje bíblico.
2. Según el pasaje, responde, en un cuaderno, las siguientes preguntas:
a. ¿Con qué nombre es conocido el memorable acontecimiento a que refiere el
primer pasaje?
b. ¿Quiénes podrán disfrutar de ese acontecimiento especial?
c. ¿Cuál es la condición para poder ser partícipe de tan glorioso acontecimiento?
Ver versículos 13 a 15 del segundo pasaje.
d. ¿Quiénes no podrán disfrutar de ese acontecimiento? Ver los mismos versículos
anteriores y los versículos 1 a 3 y 10 a 11 segundo pasaje.
e. ¿Qué ocurrirá con quienes no sean partícipes del glorioso acontecimiento en
estudio?
Reflexión.
Amados hermanos y hermanas, todos los acontecimientos mencionados por el
Señor Jesucristo en Mateo 24:3-28, naturales -terremotos en distintos lugares- y
sociales -guerras, rumores de guerras, hambrunas, pestes-, que cada vez son más
notorios y frecuentes en este mundo, son evidencia clara e indiscutible de que el
regreso de nuestro amado Señor Jesucristo por su amada Iglesia -el
arrebatamiento o rapto- está a la puerta, esa profecía bíblica realmente está
muy próxima a cumplirse. Yo creo que ningún miembro de la Iglesia Cristiana
tiene la menor duda al respecto.
Entonces, la cuestión es: ¿Estamos realmente preparados para ser partícipes de
ese maravilloso acontecimiento?. Los pasajes leídos nos dejan claro que para que
ello sea posible, debemos estar viviendo en santidad para Dios por la obra de su
Espíritu Santo en nosotros y, con una fe inamovible, inalterable en la verdad -es
decir en el Señor Jesucristo y en sus doctrinas, esto es, sus mandamientos y
enseñanzas. (Leer Juan 14:6)-, pues, eso significa que estamos viviendo según la
voluntad del Padre. La respuesta a esa pregunta es individual, pero tiene que ser
realmente sincera, salida de lo más profundo de nuestro corazón, pues, quizá
podamos engañar a nuestros semejantes, pero no a Dios.
Imploro a Dios, que en este momento, como creyentes que decimos ser, no
seamos unas víctimas más del MISTERIO DE LA INIQUIDAD, que, relacionado
con la Iglesia, no es otra cosa que la más elaborada artimaña de Satanás para
que quienes asisten a muchas congregaciones, engañados o voluntariamente, se
aparten de la verdadera fe y crean en la mentira encarnada por tanta iglesia local
apóstata -que cada día abundan más-, donde lo único que se enseñan son falsas
doctrinas, o verdades a medias, que alteran la verdadera fe bíblica y la ley divina
que expresa la voluntad buena, agradable y perfecta de Dios, llevando con ello a
las personas a liberarse de toda restricción moral, a complacerse cada vez más en
el pecado, en la injusticia y/o, a vivir en una tibieza espiritual realmente
insoportable para Dios.
Cuidado hermano, hermana, con estar viviendo esa clase de “vida cristiana”, y lo
que es peor de estar engañado creyendo que es salvo, pues, si es así, no podrá ser
partícipe del glorioso arrebatamiento y, en consecuencia, deberá permanecer en
la tierra no sólo afrontando la gran tribulación, por no haber recibido el amor de
la verdad para ser salvo; sino también, presa de un poder engañoso enviado por
Dios mismo, que cada vez le hará creer más en la mentira, por lo cual su destino
será la condenación, por no creer a la verdad, sino complacerse en la injusticia
(hacer su propia voluntad o la de Satanás y no vivir en la voluntad de Dios).
Así que, la decisión es individual, pero es absolutamente urgente, mientras haya
vida y mientras nuestro Señor no regrese por su amada y genuina Iglesia, HAY
POSIBILIDAD DE ARREPENTIMIENTO; pero, por favor, en nombre de Dios
-Padre, Hijo y Espíritu Santo-, reacciona, te lo ruego, ¡NO TE QUEDES!.

ORACIÓN.
-Porque Dios nos fortaleza y nos de su sabiduría para mantenernos firmes en la
fe y en la verdad, es decir, en nuestra comunión con nuestro Señor Jesucristo.
-Porque seamos unos verdaderos guerreros espirituales para mantenernos firmes
y, para anunciar el evangelio del Reino de Dios a otros.
-Porque nuestra amada congregación Iglesia Apostólica Red de Reconciliación, no
sea víctima del misterio de la iniquidad.
-Por las necesidades personales.

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